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fue clavado sobre la cruz y la hora sexta, o sea d<strong>el</strong> mediodía hasta la una de la tarde. De acuerdo con<br />
estas varias narraciones, es palpable que la crucifixión de Jesús ocurrió antes d<strong>el</strong> mediodía.<br />
Claramente se ve una discrepancia entre lo anterior y la afirmación de Juan (19:14) que era "como la<br />
hora sexta" (<strong>el</strong> mediodía) cuando Pilato dictó la sentencia de ejecución. Todo intento de armonizar las<br />
narraciones en este respecto han resultado inútiles, porque la diferencia es real. La mayor parte de<br />
los críticos y comentadores suponen que la frase, "como la hora sexta," d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io según S. Juan es<br />
un error de los antiguos copiantes de los evang<strong>el</strong>ios y manuscritos, quienes leyeron <strong>el</strong> signo de<br />
hora sexta en lugar de tercera.<br />
8. La causa física de la muerte de <strong>Cristo</strong>.—Aun cuando, como se dijo en <strong>el</strong> texto, Jesucristo<br />
entregó su vida voluntariamente, porque tenía vida en sí mismo y nadie podía arrebatárs<strong>el</strong>a sin<br />
que El lo permitiera (Juan 1:4; 5:26; 10:15-18), tuvo que haber por fuerza una causa física de su<br />
muerte. Como ya se ha dicho, los crucificados algunas veces vivían varios días sobre la cruz, y la<br />
muerte resultaba, no de la inflicción de heridas mortales, sino de una congestión interna,<br />
inflamaciones, trastornos <strong>org</strong>ánicos y <strong>el</strong> consiguiente agotamiento de la energía vital. Aunque<br />
debilitado por <strong>el</strong> largo tormento de la noche anterior y la madrugada, por la violenta conmoción<br />
de la propia crucifixión, así como por la intensa agonía mental y particularmente un sufrimiento<br />
espiritual que ningún otro hombre ha soportado jamás, Jesús manifestó sorprendente vigor mental, así<br />
como físico, hasta <strong>el</strong> fin. El fuerte grito, en seguida d<strong>el</strong> cual inclinó la cabeza y "expiró", considerado<br />
junto con otros detalles narrados, indican que la causa directa de su muerte fue un rompimiento físico<br />
d<strong>el</strong> corazón. Si <strong>el</strong> soldado que hirió con su lanza <strong>el</strong> lado izquierdo d<strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> Señor llegó a<br />
penetrarle <strong>el</strong> corazón, la "sangre y agua" que Juan vio salir d<strong>el</strong> cuerpo es evidencia adicional de una<br />
rotura cardíaca; porque es sabido que en los raros casos en que la muerte resulta de una disolución de<br />
cualquier parte de la envoltura d<strong>el</strong> corazón, la sangre se acumula dentro d<strong>el</strong> pericardio y allí sufre un<br />
cambio, mediante <strong>el</strong> cual los corpúsculos se separan d<strong>el</strong> casi incoloro suero acuoso en forma de masa<br />
parcialmente coagulada. Dentro de la pleura ocurren acumulaciones similares de corpúsculos<br />
coagulados y suero. El doctor Abercrombie de Edimburgo, citado por Deems (Light of the Nations,<br />
pág. 682), "pone como ejemplo <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> fallecimiento repentino de un hombre de setenta y siete<br />
años de edad, a causa de la rotura d<strong>el</strong> corazón. En este hombre, 'las cavidades de la pleura contenían<br />
unos mil doscientos gramos de fluido, pero los pulmones, estaban en buen estado'". Deems también<br />
cita <strong>el</strong> siguiente caso: "El doctor Elliotson r<strong>el</strong>ata acerca de una mujer que murió repentinamente. 'Al<br />
abrir <strong>el</strong> cuerpo descubrimos que <strong>el</strong> pericardio se había hinchado a causa de un suero incoloro y una<br />
coagulación grande de sangre que se habían escapado a través de una rotura espontánea de la aorta<br />
cerca de su origen, sin ninguna otra apariencia mórbida.' Podrían citarse muchos casos, pero basta con<br />
los anteriores." Para un estudio detallado d<strong>el</strong> tema podemos referir al estudiante a la obra d<strong>el</strong> doctor<br />
William Stroud, On the Physical Cause of the Death of Christ. Entre las causas reconocidas y<br />
aceptadas de la rotura d<strong>el</strong> corazón podemos mencionar una inmensa tensión mental, punzante emoción<br />
de pena o alegría y una lucha espiritual intensa.<br />
El autor de la presente obra cree que <strong>el</strong> Señor Jesús murió de un corazón quebrantado. El Salmista<br />
cantó con doloroso acento, según su previsión inspirada de la pasión d<strong>el</strong> Señor: "El escarnio ha<br />
quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y<br />
consoladores, y ninguno hallé. Me pusieron además hiél por comida, y en mi sed me dieron a beber<br />
vinagre." (Sal. 69:20, 21; véase también 22:14.)<br />
9. La solicitud de s<strong>el</strong>lar la tumba de <strong>Cristo</strong>.—Los críticos sostienen que la comisión visitó a<br />
Pilato la tarde d<strong>el</strong> sábado, después que hubo llegado a su fin <strong>el</strong> día de reposo. Esta suposición se basa<br />
en <strong>el</strong> hecho de que estos oficiales sacerdotales habrían incurrido en una impureza legal si hubieran<br />
llevado a cabo lo que se requería para intervenir personalmente en la s<strong>el</strong>ladura d<strong>el</strong> sepulcro, cosa que<br />
no habrían hecho en <strong>el</strong> día de reposo. La afirmación de S. Mateo es terminante, que la solicitud se hizo<br />
"al día siguiente, que es después de la preparación". El día de la preparación duraba desde la puesta d<strong>el</strong><br />
sol <strong>el</strong> jueves hasta <strong>el</strong> comienzo d<strong>el</strong> día de reposo al ponerse <strong>el</strong> sol <strong>el</strong> viernes<br />
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