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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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legionarios entraran en Jerusalén de noche, llevando sus águilas y estandartes adornados con la<br />

efigie d<strong>el</strong> Emperador. Para los judíos <strong>el</strong> acto constituía una profanación de la Santa Ciudad. Se<br />

reunieron grandes multitudes en Cesárea para pedirle al procurador que fuesen quitados los<br />

estandartes y otras imágenes de Jerusalén. Durantecinco días <strong>el</strong> pueblo exigió, y Pilato se lo negó.<br />

Amenazó a las multitudes con una matanza general, y se asombró al ver que <strong>el</strong> pueblo se ofrecía a caer<br />

por la espada más bien que desistir de sus demandas. Pilato tuvo que ceder (Antiquities of the ]ews,<br />

por Josefo, xviii, cap. 3:1; también Wars of the Jews ii, cap. 9:2, 3).<br />

Nuevamente los ofendió cuando se apropió <strong>el</strong> Corbán, o sea los fondos sagrados d<strong>el</strong> templo, para<br />

la construcción de un acueducto que habría de traer agua a Jerusalén desde <strong>el</strong> estanque de Salomón.<br />

Previendo una protesta pública por parte d<strong>el</strong> pueblo, dio órdenes de que los soldados romanos se<br />

disfrazaran de judíos, y que con sus armas ocultas se dispersaran entre las multitudes. Al darse la<br />

señal, estos asesinos sacaron sus armas, y fueron muertos o heridos grandes números de judíos<br />

indefensos. (Antíquities of the ]ews, por Josefo, xviii, cap. 3:2; también Wars of the ]ews, ii, cap. 9:3,<br />

4). En otra ocasión Pilato insultó groseramente al pueblo colocando en su residencia oficial en<br />

Jerusalén unos escudos que habían sido dedicados al emperador Tiberio, cosa que hizo "no tanto para<br />

honrar a Tiberio sino para irritar al pueblo judío". La jerarquía eclesiástica de la nación, as! como<br />

otras personas de influencia, incluso cuatro príncipes hero-dianos, firmaron una petición y la enviaron<br />

al Emperador, <strong>el</strong> cual reprendió a Pilato y mandó que los escudos fuesen llevados de Jerusalén a<br />

Cesárea.<br />

Estos ultrajes contra los sentimientos de la nación, y muchos actos menores de violencia, extorsión<br />

y cru<strong>el</strong>dad eran las cosas que los judíos tenían contra <strong>el</strong> procurador. Pilato sabía que su posición era<br />

inestable, y temía una denuncia. Había cometido tantas maldades, que cuando quería hacer algo<br />

bueno, se amendrentaba por causa d<strong>el</strong> temor cobarde que le infundía su pasado acusador.<br />

8. Judas Iscariote.—En la actualidad aplicamos <strong>el</strong> sobrenombre de "Judas" o "Iscariote" a los<br />

traidores. El que colocó <strong>el</strong> estigma de la infamia sobre este nombre ha llegado a ser, a través de los<br />

siglos, <strong>el</strong> tema de grandes discusiones entre teólogos y filósofos, y en los últimos tiempos aun se le ha<br />

examinado a la luz d<strong>el</strong> análisis psicológico. Los filósofos alemanes fueron de los primeros en afirmar<br />

que <strong>el</strong> hombre había sido juzgado injustamente, y que su verdadero carácter no era de un matiz tan<br />

negro como <strong>el</strong> que se le imputaba. Por cierto, algunos críticos sostienen que Judas, de todos los Doce,<br />

era <strong>el</strong> que más completamente estaba convencido de la divinidad de nuestro Señor en la carne; y estos<br />

apologistas tratan de explicar la traición conceptuándola como un acto premeditado y bien<br />

intencionado de colocar a Jesús en una posición difícil, de la cual no podría salir sin ejercer sus<br />

facultades divinas que hasta entonces jamás había utilizado para su propio beneficio.<br />

No somos los jueces constituidos de Judas ni de ningún otro hombre; pero sí nos sentimos<br />

competentes para formar y sostener opiniones concernientes a los hechos de cualquier persona. De<br />

acuerdo con la luz de la palabra rev<strong>el</strong>ada, parece que Judas Iscariote se había entregado por completo a<br />

la causa de Satanás mientras aparentemente servía al <strong>Cristo</strong> en su posición exaltada. Únicamente por<br />

medio d<strong>el</strong> pecado se puede efectuar esta sumisión a los poderes malignos. No nos son comunicadas la<br />

naturaleza y extensión de las transgresiones de este hombre durante los años. Había recibido <strong>el</strong><br />

testimonio de que Jesús era <strong>el</strong> Hijo de Dios; y teniendo tan pleno conocimiento de esa con vicción, se<br />

volvió contra su Señor y lo traicionó y entregó a su muerte. La rev<strong>el</strong>ación moderna no es menos<br />

explícita que la antigua en afirmar que <strong>el</strong> sendero d<strong>el</strong> pecado es la vía de tinieblas espirituales que<br />

conduce a una destrucción segura. Si <strong>el</strong> hombre que comete adulterio, aun cuando sólo sea en su<br />

corazón, ciertamente perderá <strong>el</strong> compañerismo d<strong>el</strong> Espíritu de Dios "y negará la fe," a menos que se<br />

arrepienta—así lo ha declarado la voz de Dios (véase Doc. y Con. 63:16)—no podemos dudar que los<br />

pecados capitales, en cualquiera de sus formas, pueden envenenar <strong>el</strong> alma; y si no se abandonan por<br />

medio d<strong>el</strong> arrepentimiento verdadero, causarán la condenación de esa alma. Satanás proveerá a sus<br />

siervos capacitados y hábiles oportunidades para prestarle servicio, en proporción a su destreza<br />

perversa. Pese a las opiniones de los críticos modernos respecto d<strong>el</strong> buen carácter de Judas, tenemos <strong>el</strong><br />

testimonio de Juan, <strong>el</strong> cual durante casi tres años se asoció íntimamente con él, en que nos declara que<br />

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