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se r<strong>el</strong>acionaban con él. Y aun cuando éstos oficiaban públicamente, era él quien realmente dirigía, y<br />
sin la responsabilidad o restricciones que <strong>el</strong> nombramiento imponía. Su influencia entre los romanos<br />
se debía a los conceptos r<strong>el</strong>igiosos que profesaba, a su parcialidad manifiesta hacia los extranjeros y a<br />
sus grandes riquezas ... Hemos visto los enormes ingresos que la familia de Anas debe haber percibido<br />
de los puestos d<strong>el</strong> templo, y cuán perverso e impopular era ese tráfico. Los nombres de estos<br />
descarados, licenciosos, ímprobos, degenerados hijos de Aarón se pronunciaban en medio de<br />
maldiciones proferidas en voz baja. Sin tomar en consideración <strong>el</strong> hecho de que <strong>Cristo</strong> interrumpió ese<br />
comercio en <strong>el</strong> templo—que irremediablemente habría cesado si la autoridad d<strong>el</strong> Señor hubiese<br />
prevalecido—podemos entender lo antitético que en todo respecto debe haber sido para Anas un<br />
Mesías, y especialmente un Mesías como Jesús . . . Nada se dice de lo que aconteció cuando estuvo<br />
d<strong>el</strong>ante de Anas. Aun <strong>el</strong> hecho de que <strong>Cristo</strong> fue llevado allí primeramente sólo se menciona<br />
brevemente en <strong>el</strong> cuarto evang<strong>el</strong>io. En vista de que todos los discípulos lo abandonaron y huyeron,<br />
podemos suponer que nada supieron de lo que realmente aconteció sino hasta que nuevamente se<br />
hubieron recobrado lo suficiente; por lo menos hasta que Pedro y <strong>el</strong> "otro discípulo", evidentemente<br />
Juan, siguieron al Seño?." "al patio d<strong>el</strong> sumo sacerdote", es decir, al palacio de Caifas, no de .Vnás.<br />
Pues, como lo hacen constar los tres evang<strong>el</strong>ios sinópticos, fue en <strong>el</strong> palacio d<strong>el</strong> sumo sacerdote Caifas<br />
donde ocurrió la negación de Pedro," así que la r<strong>el</strong>ación que de <strong>el</strong>lo se hace en <strong>el</strong> cuarto evang<strong>el</strong>io<br />
debe referirse al mismo sitio y no al palacio de Anas." —Life and Times of Jesús the Messiah, por<br />
Edersheim, tomo 2, págs. 547, 548.<br />
2. La longanimidad de <strong>Cristo</strong> al ser golpeado.—La afirmación de nuestro Señor, de que había<br />
"vencido al mundo" (Juan 16:33), queda comprobada por <strong>el</strong> hecho de que conservó su ecuanimidad y<br />
sumisión, aun durante la provocación d<strong>el</strong> golpe que recibió d<strong>el</strong> salvaje subalterno en presencia d<strong>el</strong><br />
sumo sacerdote. Uno no puede leer <strong>el</strong> pasaje sin comparar, quizá involuntariamente, la divina<br />
sumisión de Jesús en esta ocasión, y la enteramente natural y humana indignación de Pablo en una<br />
situación posterior más o menos similar (Hechos 23:1-5). El sumo sacerdote Ananías, ofendido por las<br />
palabras de Pablo, mandó a uno de los que estaban cerca que hiriese al apóstol en la boca. Este<br />
irrumpió en la enojosa protesta: "¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueda! ¿Estás tú sentado para<br />
juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?" Se disculpó en seguida,<br />
diciendo que no sabía que era <strong>el</strong> sumo sacerdote quien había dado la orden de herirlo. Véase Artículos<br />
de Fe, por <strong>el</strong> autor, pág. 455, y la Nota 1 al mismo capítulo; también Life and Works of St. Paul, por<br />
Farrar, págs. 539, 540.<br />
3. Sumos sacerdotes y ancianos.—No deben confundirse estos títulos que se daba a los<br />
oficiales de la jerarquía en la época de <strong>Cristo</strong>, con los mismos nombres que actualmente se<br />
aplican a los portadores d<strong>el</strong> Sacerdocio Mayor o de M<strong>el</strong>quisedec. El sumo sacerdote de los<br />
judíos era <strong>el</strong> sacerdote presidente; tenía que ser de descendencia aarónica, en primer lugar, para poder<br />
ser sacerdote; y por nombramiento de los romanos era como llegaba a ser sumo sacerdote. Los<br />
ancianos, como <strong>el</strong> nombre lo indica, eran hombres de años y experiencia maduros, nombrados para<br />
actuar como magistrados en los pueblos, y como jueces en los tribunales eclesiásticos, ya en los<br />
sanedrines menores de las provincias, ya en <strong>el</strong> Gran Sanedrín de Jerusalén. La palabra "anciano", de<br />
acuerdo con <strong>el</strong> uso común que se le daba entre los judíos en los días de <strong>Cristo</strong>, no tiene más r<strong>el</strong>ación<br />
con <strong>el</strong> nombramiento presente de élder en <strong>el</strong> Sacerdocio de M<strong>el</strong>quisedec, que <strong>el</strong> título "escriba". En<br />
los deberes de los sumos sacerdotes y ancianos judíos se combinaban en una las funciones<br />
eclesiásticas y seculares; de hecho, ambos puestos se habían convertido principalmente en<br />
recompensas políticas. Véase la palabra "Élder" en <strong>el</strong> Bible Dictionary de Smith. Desde la época de<br />
Moisés hasta la venida de <strong>Cristo</strong>, la teocracia <strong>org</strong>anizada de Isra<strong>el</strong> pertenecía al Sacerdocio<br />
Menor o Aarónico, en <strong>el</strong> cual estaban com prendidos <strong>el</strong> puesto de sacerdote, limitado a los d<strong>el</strong> linaje<br />
de Aarón, y los nombramientos menores de maestro y diácono, que se hallaban combinados en <strong>el</strong><br />
orden levítico. Véase "Ordenes y Oficios d<strong>el</strong> Sacer docio", en Artículos de Fe, por <strong>el</strong> autor, pág. 227.<br />
4. Ilegalidades d<strong>el</strong> juicio judío de Jesús.—Se han escrito muchos tomos sobre <strong>el</strong> juicio, así<br />
llamado de Jesús. En esta obra solamente se puede incorporar un breve resumen de los asuntos<br />
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