Jesus el Cristo - Cumorah.org

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posteriores, anualmente se dedicaban dos noches a la observancia pascual, y que en cualquiera de ellas era lícito comer el cordero; y que se había concedido esta prórroga de tiempo, tomando en consideración el aumento de población que exigía la matanza ceremonial de más corderos de lo que era posible degollar en un solo día; y en relación con este detalle es interesante notar que Josefo (Wars, vi, cap. 9:3) cita la cantidad de 256.500 corderos degollados en una sola Pascua. En el mismo párrafo Josefo declara que los corderos habrían de ser muertos entre la novena y undécima hora (de las tres a las cinco de la tarde). De acuerdo con esta explicación Jesús y los Doce pudieron haber comido la cena de la Pascua la primera de las dos noches, y los judíos, que al día siguiente temían contaminarse, pudieron haber aplazado su observancia hasta la segunda noche. En tercer lugar, la última cena pascual del Señor pudo haberse verificado en una hora más temprana que la de la observancia general, sabiendo Jesús que esa noche sería su última sobre la tierra. Los que apoyan este concepto interpretan el mensaje comunicado al hombre que dispuso el aposento para la última cena, "mi tiempo está cerca" (Mateo 26:18) como indicación de que Cristo y los apóstoles sentían una urgencia especial de observar la Pascua antes del día usualmente señalado. Otras autoridades afirman que se había introducido un error de un día en la cronología de los judíos, y que Jesús comió la Pascua en la verdadera fecha, pero los judíos demoraron un día. Si "la víspera de la Pascua" (Juan 19:14) fue el día en que se efectuó la crucifixión de Cristo, quiere decir que nuestro Señor—el verdadero sacrificio, del cual todas las víctimas inmoladas sobre el altar sólo habían sido un tipo—murió en la cruz mientras en el templo eran degollados los corderos pascuales. 2. ¿Comió Judas Iscariote el Sacramento de la Cena del Señor?— De las breves notas que tenemos sobre lo que aconteció durante la última cena, no se puede contestar en forma definitiva esta pregunta. Cuando más, sólo se puede deducir una inferencia, no una conclusión. De acuerdo con las narrativas de S. Mateo y S. Marcos, el Señor anunció que había un traidor entre los Doce durante la primera parte de la comida, mientras que la institución del Sacramento ocurrió más tarde. Según S. Lucas, la profecía de la traición vino después de la administración del pan y vino sacramentales. Todos los evangelistas sinópticos concuerdan en que el Sacramento de la Cena del Señor se administró antes que se levantaran de la mesa, aunque es palpable que la participación del Sacramento fue un acto separado y distinto. Juan (13:2-5) declara que el lavamiento de los pies ocurrió después de concluida la cena, y nos proporciona buena razón para suponer que Judas fue lavado con los otros (versículos 10, 11), y que más tarde (versículos 26-30) salió, ya entrada la noche, con el objeto de traicionar a Jesús. El acto de dar el "bocado" a Judas (versículos 26, 27), aun cuando ya virtualmente había concluido la cena, no contradice la afirmación, según Juan, de que la cena, propiamente llamada, terminó antes que se efectuara el lavamiento de los pies; el acto no parece haber sido tan extraordinario que haya causado sorpresa. A muchos les ha parecido posible que, por motivo de su vileza completa, no se permitió a Judas participar con los otros apóstoles en la santa ordenanza del Sacramento; otros opinan que le fue permitido participar, quizá como motivo posible de impulsarlo a que abandonara su inicuo propósito, aunque era ya su última hora, o para que llenase su copa de iniquidad hasta que rebosara. La opinión personal del autor se basa en este último concepto. 3. El lavamiento de los pies.—El 27 de diciembre de 1832 se restableció la ordenanza del lavamiento de los pies por medio de revelación. Fue constituida en uno de los requisitos de admisión a la escuela de los profetas, y se recibieron instrucciones detalladas referentes a su administración (véase Doc. y Con. 88:140, 141). El 19 de enero de 1841 se recibió información adicional sobre las ordenanzas relacionadas con los lavamientos. (Véase Doc. y Con. 124:37-39) 4. Discontinuación del último discurso del Señor a los apóstoles.— Estamos seguros que Jesús pronunció parte de su discurso, después de la última cena, en el aposento alto donde El y los Doce habían estado comiendo, y posiblemente comunicó la última parte y ofreció la oración (Juan capítulos 15, 16, 17) al aire libre mientras El y los discípulos caminaban hacia el Monte de los Olivos. El capítulo 14 de S. Juan termina con estas palabras: "Levantaos, vamos de aquí"; y el siguiente capítulo empieza con otra sección del discurso. Por lo que leemos en Mateo 26:30-35 y Marcos 14:26-31, podemos inferir que la predicción referente a que Pedro negaría a su Señor se pronunció mientras la 324

pequeña compañía se dirigía de la ciudad al monte. Por otra parte, Juan (18:1) narra que "habiendo dicho Jesús estas cosas", es decir, el discurso y la última oración, "salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón". La circunstancia del lugar no influye en lo más mínimo en ninguna de las sublimes declaraciones que el Señor habló en esa noche de solemne conversación con los suyos, y de comunicación entre El y su Padre. 5. Getsemaní.—El nombre significa "lagar de aceite" y probable mente se refiere a una prensa que se conservaba allí para extraer el aceite de los olivos cultivados en ese lugar. S. Juan menciona que el sitio era un jardín, y esta designación nos conduce a conceptuarlo como un terreno vallado de propiedad particular. El mismo escritor (Juan 18:1, 2) indica que era un lugar al cual solía ir Jesús cuando deseaba apartarse para orar, o conversar confidencialmente con los discípulos. 6. El sudor de sangre.—S. Lucas, el único de los escritores evangé licos que menciona el sudor de sangre, al hablar de la agonía de nuestro Señor en el Getsemaní, declara que "era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (22:44). Muchos expositores críticos niegan que realmente haya ocurrido una transpiración de sangre, basados en que el evangelista no lo afirma positivamente y que los tres apóstoles, los únicos testigos humanos presentes, no pudieron haber distinguido si era sangre o sudor que caía en gotas, porque se hallaban algo distantes, y era de noche; y esto aun cuando hubiera estado alumbrando la luz del plenilunio que ocurrió en la época de la Pascua. Las Escrituras modernas quitan toda duda. (Véase Doc. y Con. 19:16-19 citado en el texto, pág. 644); también 18:11. Véase otra profecía particular del sudor del sangre en el Libro de Mormón, Mosíah 3:7. 7. "Basta ya; dejad."—Muchos entienden que estas palabras, pronunciadas por Jesús al extender la mano para sanar la herida de Maleo, fueron dirigidas a los apóstoles, mandándoles que no intervinieran más. Trench (Miracles, pág. 355) interpreta el significado en esta forma'. "Basta: habéis resistido hasta aquí, pero no debe continuar; no quiero más." La interpretación disputada es de poca importancia en lo que respecta al efecto que este incidente surtió en los acontecimientos subsiguientes. 8. La copa como símbolo.—La frecuente mención, por parte de nuestro Señor, de sus padecimientos previstos, en que los compara a la copa que el Padre le había dado a beber (Mateo 26:39, 42; Marc. 14:36; Lucas 22:42; Juan 18:11; compárese con Mateo 20:22; Marc. 10:38; 1 Cor. 10:21), concuerda con el uso que en el Antiguo Testamento se daba a la palabra "copa" como expresión simbólica de una bebida amarga o venenosa que representaba padecimientos. Véase Salmo 11:6; 75:8; Isa. 51:17, 22; Jer. 25:15, 17; 49:12. Sirve de constraste el significado contrario que tiene la palabra en algunos pasajes, v. gr.\ Salmo 16:5; 23:5; 116:13; Jer. 16:7. 325

pequeña compañía se dirigía de la ciudad al monte. Por otra parte, Juan (18:1) narra que "habiendo<br />

dicho Jesús estas cosas", es decir, <strong>el</strong> discurso y la última oración, "salió con sus discípulos al otro lado<br />

d<strong>el</strong> torrente de Cedrón". La circunstancia d<strong>el</strong> lugar no influye en lo más mínimo en ninguna de las<br />

sublimes declaraciones que <strong>el</strong> Señor habló en esa noche de solemne conversación con los suyos, y de<br />

comunicación entre El y su Padre.<br />

5. Getsemaní.—El nombre significa "lagar de aceite" y probable mente se refiere a una prensa<br />

que se conservaba allí para extraer <strong>el</strong> aceite de los olivos cultivados en ese lugar. S. Juan<br />

menciona que <strong>el</strong> sitio era un jardín, y esta designación nos conduce a conceptuarlo como un terreno<br />

vallado de propiedad particular. El mismo escritor (Juan 18:1, 2) indica que era un lugar al cual<br />

solía ir Jesús cuando deseaba apartarse para orar, o conversar confidencialmente con los discípulos.<br />

6. El sudor de sangre.—S. Lucas, <strong>el</strong> único de los escritores evangé licos que menciona <strong>el</strong> sudor<br />

de sangre, al hablar de la agonía de nuestro Señor en <strong>el</strong> Getsemaní, declara que "era su sudor como<br />

grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (22:44). Muchos expositores críticos niegan que<br />

realmente haya ocurrido una transpiración de sangre, basados en que <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>ista no lo afirma<br />

positivamente y que los tres apóstoles, los únicos testigos humanos presentes, no pudieron haber<br />

distinguido si era sangre o sudor que caía en gotas, porque se hallaban algo distantes, y era de noche; y<br />

esto aun cuando hubiera estado alumbrando la luz d<strong>el</strong> plenilunio que ocurrió en la época de la Pascua.<br />

Las Escrituras modernas quitan toda duda. (Véase Doc. y Con. 19:16-19 citado en <strong>el</strong> texto, pág. 644);<br />

también 18:11. Véase otra profecía particular d<strong>el</strong> sudor d<strong>el</strong> sangre en <strong>el</strong> Libro de Mormón, Mosíah<br />

3:7.<br />

7. "Basta ya; dejad."—Muchos entienden que estas palabras, pronunciadas por Jesús al extender<br />

la mano para sanar la herida de Maleo, fueron dirigidas a los apóstoles, mandándoles que no intervinieran<br />

más. Trench (Miracles, pág. 355) interpreta <strong>el</strong> significado en esta forma'. "Basta: habéis<br />

resistido hasta aquí, pero no debe continuar; no quiero más." La interpretación disputada es de poca<br />

importancia en lo que respecta al efecto que este incidente surtió en los acontecimientos<br />

subsiguientes.<br />

8. La copa como símbolo.—La frecuente mención, por parte de nuestro Señor, de sus<br />

padecimientos previstos, en que los compara a la copa que <strong>el</strong> Padre le había dado a beber (Mateo<br />

26:39, 42; Marc. 14:36; Lucas 22:42; Juan 18:11; compárese con Mateo 20:22; Marc. 10:38; 1 Cor.<br />

10:21), concuerda con <strong>el</strong> uso que en <strong>el</strong> Antiguo Testamento se daba a la palabra "copa" como<br />

expresión simbólica de una bebida amarga o venenosa que representaba padecimientos. Véase Salmo<br />

11:6; 75:8; Isa. 51:17, 22; Jer. 25:15, 17; 49:12. Sirve de constraste <strong>el</strong> significado contrario que tiene<br />

la palabra en algunos pasajes, v. gr.\ Salmo 16:5; 23:5; 116:13; Jer. 16:7.<br />

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