Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y<br />
os lo hará saber. Todo lo que tiene <strong>el</strong> Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará<br />
saber."<br />
Volviendo al asunto de su partida, tan próxima en esos momentos que sólo era cuestión de horas,<br />
<strong>el</strong> Señor dijo, ampliando un poco lo que previamente había declarado: "Todavía un poco, y no me<br />
veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre."" Los apóstoles se pusieron a<br />
reflexionar, y algunos de <strong>el</strong>los se preguntaron entre sí <strong>el</strong> significado d<strong>el</strong> Señor, pero era tan profunda la<br />
solemnidad de la ocasión que no se atrevieron a inquirir en alta voz. Jesús entendió su perplejidad y<br />
graciosamente les explicó que dentro de poco llorarían y se lamentarían mientras <strong>el</strong> mundo se<br />
regocijaría—esto seria por motivo de su muerte—pero les prometió que su tristeza se convertiría en<br />
gozo a causa de su resurrección, de la cual <strong>el</strong>los serían testigos. Comparó su entonces presente estado<br />
al de la mujer que sufre dolores de parto, la cual con <strong>el</strong> gozo de haber dado a luz se olvida de su<br />
angustia. Ningún hombre tendría <strong>el</strong> poder para arrebatarles la f<strong>el</strong>icidad que los esperaba; y de allí en<br />
ad<strong>el</strong>ante no debían suplicar a <strong>Cristo</strong> solamente, sino al Padre en <strong>el</strong> nombre de <strong>Cristo</strong>. "En aqu<strong>el</strong> día—<br />
dijo <strong>el</strong> Señor—no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al<br />
Padre en mi nombre; os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis,<br />
para que vuestro gozo sea cumplido."' Iban a ser ascendidos al gran honor y <strong>el</strong>evada dignidad de poder<br />
dirigirse directamente al Padre mediante la oración, pero en <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong> Hijo; pues <strong>el</strong> Padre los<br />
amaba porque habían amado a Jesús, <strong>el</strong> Hijo, y lo habían aceptado como <strong>el</strong> Enviado d<strong>el</strong> Padre.<br />
Una vez más <strong>el</strong> Señor afirmó solemnemente: "Salí d<strong>el</strong> Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo<br />
al mundo, y voy al Padre." Los discípulos se regocijaron al oír esta clara aseveración, y exclamaron:<br />
"He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las<br />
cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios." En su<br />
satisfacción existía <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de una confianza desmedida en sí mismos, y <strong>el</strong> Señor los amonestó,<br />
diciendo que en una hora muy próxima todos serían esparcidos por distintos lados, dejando a Jesús<br />
abandonado con sólo la presencia d<strong>el</strong> Padre. Refiriéndose al mismo asunto, les dijo que no pasaría la<br />
noche sin que todos fueran escandalizados de El, porque la Escritura decía: "Heriré al pastor, y las<br />
ovejas serán dispersadas." 11 A Pedro, <strong>el</strong> de las protestas más vehementes, se le había dicho, como ya<br />
hemos visto, que esa noche negaría a su Señor tres veces antes que cantara <strong>el</strong> gallo; sin embargo,<br />
todos <strong>el</strong>los habían declarado que serían fi<strong>el</strong>es en cualquier circunstancia/ Afirmando nuevamente la<br />
realidad física de su resurrección, Jesús prometió a los apóstoles que después de levantarse de la<br />
tumba iría d<strong>el</strong>ante de <strong>el</strong>los a Galilea.<br />
Para concluir este último discurso, <strong>el</strong> más solemne de los que pronunció en la carne, <strong>el</strong> Señor dijo:<br />
"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En <strong>el</strong> mundo tendréis aflicción; pero confiad,<br />
yo he vencido al mundo."<br />
LA ORACIÓN FINAL.<br />
Tras <strong>el</strong> impresionante discurso dirigido a los apóstoles siguió una oración que no podía ser <strong>el</strong>evada<br />
a nadie sino al Padre Eterno, y que sólo <strong>el</strong> Hijo de ese Padre podía ofreceré Ha sido llamada, y no<br />
impropiamente, la oración sumo-sacer-dotal d<strong>el</strong> Señor. En <strong>el</strong>la Jesús reconoció al Padre como la<br />
fuente de su poder y autoridad, la cual comprende aun la facultad para conceder la vida eterna a<br />
cuantos sean dignos: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, <strong>el</strong> único Dios verdadero, y a<br />
Jesucristo a quien has enviado." En calidad de informe reverente sobre la obra que se le había<br />
señalado, <strong>el</strong> Hijo declaró: "Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que<br />
hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú para contigo, con aqu<strong>el</strong>la gloria que tuve contigo antes que<br />
<strong>el</strong> mundo fuese." Con amor insondable <strong>el</strong> Señor rogó por aqu<strong>el</strong>los que <strong>el</strong> Padre le había dado, es decir,<br />
los apóstoles que entonces se hallaban presentes, los cuales habían sido llamados d<strong>el</strong> mundo y<br />
permanecido fi<strong>el</strong>es al testimonio que dieron de El como Hijo de Dios. De <strong>el</strong>los se había perdido solo<br />
319