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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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de muchos falsos profetas complicaría e impugnaría sus labores, y las diferencias en los credos<br />

dividirían familias y engendrarían tanto rencor, que los hermanos se traicionarían los unos a los otros,<br />

y los hijos se levantarían contra sus padres, acusándolos de herejías y entregándolos para ser muertos.<br />

Aun entre los que profesaran ser discípulos de <strong>Cristo</strong>, muchos se ofenderían y abundaría la mala<br />

voluntad; se resfriaría <strong>el</strong> amor por <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io, reinaría la iniquidad entre los hombres y sólo aqu<strong>el</strong>los<br />

que perseveraran hasta <strong>el</strong> fin de sus vidas se salvarían.<br />

De esta profecía circunstancial de condiciones entonces inminentes, <strong>el</strong> Señor pasó a otros<br />

acontecimientos que directamente precederían la destrucción de Jerusalén y <strong>el</strong> quebrantamiento total<br />

de la nación judía. "Por tanto, cuando veáis en <strong>el</strong> lugar santo la abominación desoladora de que habló<br />

<strong>el</strong> profeta Dani<strong>el</strong>—dijo <strong>el</strong> Señor, según <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de S. Mateo, y leemos virtualmente la misma<br />

cosa en <strong>el</strong> de Marcos, o "cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos", como lo ha escrito S.<br />

Lucas—sabed entonces que su destrucción ha llegado." No había manera de interpretar<br />

equívocamente esta señal particular. El profeta Dani<strong>el</strong> había previsto la desolación y abominaciones<br />

consiguientes, y entre <strong>el</strong>las, la forzada abrogación de los ritos d<strong>el</strong> templo y la profanación de los<br />

altares de Isra<strong>el</strong> bajo los pies de conquistadores paganos.<br />

El sitio de Jerusalén y <strong>el</strong> movimiento de ejércitos anunciarían <strong>el</strong> cumplimiento de la visión<br />

profética de Dani<strong>el</strong>. En esa ocasión todos los que desaran escapar tendrían que salir ac<strong>el</strong>eradamente;<br />

los de Judea deberían refugiarse en las montañas; <strong>el</strong> que se hallara sobre la azotea, no tendría tiempo<br />

de recoger sus bienes, antes debería descender por la escalera exterior y huir; al que se encontrara en<br />

<strong>el</strong> campo le sería mejor huir sin volver a su casa ni aun por su ropa. Terrible en verdad sería ese día<br />

para las mujeres cuyos movimientos se vieran restringidos por hallarse encinta o con la responsabilidad<br />

de cuidar de sus niños de pecho. Bueno les sería orar que no se vieran obligados a huir en<br />

invierno o en día de reposo, no fuera que las restricciones d<strong>el</strong> día santo sobre los viajes, o las puertas<br />

cerradas de la ciudad les estorbaran la oportunidad de escapar.<br />

El horror de las tribulaciones de la época que entonces se anunciaba sería inaudito, y los<br />

espantosos detalles no tendrían paral<strong>el</strong>o en la historia de Isra<strong>el</strong>; pero Dios en su misericordia había<br />

decretado que se acortaría ese terrible período por amor de los creyentes <strong>el</strong>egidos, de lo contrario no<br />

quedaría en Isra<strong>el</strong> carne con vida. Multitudes caerían por la espada; innumerables grupos serían<br />

llevados cautivos y esparcidos entre todas las naciones; y Jerusalén, <strong>org</strong>ullo y vanagloria de Isra<strong>el</strong><br />

degenerado, iba a ser "hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan". La<br />

historia hace constar que la profecía d<strong>el</strong> Señor se cumplió hasta <strong>el</strong> último terrible detalle. e<br />

Después de pasar esos días terribles, y durante un período de tiempo no especificado, Satanás<br />

engañará al mundo por medio de doctrinas falsas, esparcidas por hombres perversos disfrazados de<br />

ministros de Dios, los cuales clamarán: "Mirad, aquí está <strong>el</strong> <strong>Cristo</strong>, o mirad, allí está." Se previno a los<br />

Doce para que se cuidaran de todos éstos, y se les dijo que por su conducto y <strong>el</strong> de otros maestros que<br />

<strong>el</strong>los habrían de llamar y ordenar, sería amonestado <strong>el</strong> mundo. Los profetas engañadores, emisarios d<strong>el</strong><br />

diablo, obrarían activamente, unos sonsacando a la gente a los desiertos, impulsándola a llevar una<br />

vida ermitaña de ascetismo pernicioso; otros insistiendo en que se podría hallar a <strong>Cristo</strong> en las cámaras<br />

secretas de la reclusión monástica; y algunos manifestando señales y maravillas por <strong>el</strong> poder de<br />

Satanás, "de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos"; pero en cuanto a todos<br />

estos designios d<strong>el</strong> príncipe d<strong>el</strong> mal, <strong>el</strong> Señor amonestó a los suyos: "No lo creáis"; y agregó: "Mas<br />

vosotros mirad; os lo he dicho todo antes."<br />

En <strong>el</strong> día d<strong>el</strong> advenimiento d<strong>el</strong> Señor en gloria y venganza, ningún hombre tendrá razón para<br />

dudar. No habrá oportunidad para que las sectas contendientes presenten sus afirmaciones<br />

contradictorias, "porque como <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ámpago que sale d<strong>el</strong> oriente y se muestra hasta <strong>el</strong> occidente, así<br />

será también la venida d<strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre". Se representó <strong>el</strong> recogimiento de Isra<strong>el</strong> en los postreros<br />

días mediante la congregación de las águilas en <strong>el</strong> sitio donde <strong>el</strong> cuerpo de la Iglesia se ha de<br />

establecer.<br />

Está claro <strong>el</strong> orden cronológico de los acontecimientos predichos—y hasta este punto<br />

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