Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
comprensión. "Podemos"— le respondieron. Entonces les dijo Jesús: "A la verdad, de mi vaso<br />
beberéis, y con <strong>el</strong> bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero <strong>el</strong> sentaros a mi derecha<br />
y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aqu<strong>el</strong>los para quienes está preparado por mi Padre."<br />
Los diez apóstoles se indignaron con los dos hermanos, no tanto quizá por <strong>el</strong> espíritu que había<br />
motivado la petición sino porque los dos se habían ad<strong>el</strong>antado a los demás para solicitar los puestos<br />
principales de distinción. Pero Jesús, pacientemente tolerante de sus debilidades humanas, llamó a los<br />
Doce alrededor de Sí y los instruyó como un padre amoroso instruiría y amonestaría a sus hijos<br />
contenciosos. Les explicó que los gobernantes terrenales, tales como los príncipes de los gentiles, se<br />
enseñorean de sus subditos, manifestando su soberanía y arbitrariamente ejerciendo la autoridad de su<br />
puesto. Pero entre los siervos d<strong>el</strong> Maestro no debía ser así. El que de entre <strong>el</strong>los quisiera ser grande,<br />
debía ser un siervo verdadero, dispuesto a prestar servicio a sus semejantes; <strong>el</strong> más humilde y<br />
dispuesto servidor sería <strong>el</strong> principal entre los siervos, así "como <strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre no vino para ser<br />
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos".<br />
LE ES CONCEDIDA LA VISTA A UN CIEGO CERCA DE JERICÓ.<br />
En <strong>el</strong> curso de su viaje Jesús llegó a Jericó, donde, en la propia ciudad, o bien en sus contornos,<br />
nuevamente ejerció su maravilloso poder para abrir los ojos de los ciegos. Uno de los evang<strong>el</strong>istas,<br />
Mateo, dice que fueron sanados dos ciegos, y que <strong>el</strong> milagro se efectuó cuando Jesús salía de Jericó; S.<br />
Marcos menciona solamente un ciego, al cual da <strong>el</strong> nombre de Bartimeo, o hijo de Timeo, y concuerda<br />
con Mateo en que la curación se llevó a cabo cuando Jesús salía de la ciudad; S. Lucas menciona sólo<br />
un recipiente de la misericordia sanadora de Señor—"un ciego"— y que <strong>el</strong> milagro ocurrió al<br />
acercarse <strong>Cristo</strong> a Jericó. Estas pequeñas variaciones atestiguan la independencia cronística de cada<br />
una de las narraciones, y las discrepancias aparentes en nada alteran los hechos principales ni<br />
menoscaban <strong>el</strong> valor instructivo de la obra d<strong>el</strong> Señor. Como hemos visto ya en una ocasión anterior, se<br />
habla de dos hombres, pero solamente uno de <strong>el</strong>los figura en <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato circunstancial.<br />
Bartimeo, <strong>el</strong> hombre de quien se hace particular mención, se hallaba sentado junto al camino<br />
pidiendo limosna, cuando se acercó Jesús, acompañado de los apóstoles, muchos otros discípulos y<br />
una gran multitud de personas, probablemente viajeros que se dirigían a Jerusalén para asistir a la<br />
fiesta de la Pascua que habría de c<strong>el</strong>ebrarse aproximadamente una semana después. Oyendo <strong>el</strong> ruido<br />
de tan numerosa compañía, <strong>el</strong> limosnero ciego preguntó qué era aqu<strong>el</strong>lo, "y le dijeron que pasaba<br />
Jesús nazareno". Lleno de ansia, y temiendo perder la oportunidad de llamar la atención d<strong>el</strong> Maestro,<br />
inmediatamente gritó en alta voz: "¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!" Su ruego, y<br />
particularmente <strong>el</strong> uso d<strong>el</strong> título, "Hijo de David", indican que sabía acerca d<strong>el</strong> gran Maestro, tenía<br />
confianza en su poder para sanar y fe en El como <strong>el</strong> prometido Rey y Libertador de Isra<strong>el</strong>. 11 Los de la<br />
compañía, que precedían a Jesús, trataron de hacer callar al hombre, pero cuanto más lo reprendían<br />
tanto mayor la fuerza y persistencia de su llamado: "(Hijo de David, ten misericordia de mí!" Jesús se<br />
detuvo y mandó que <strong>el</strong> hombre le fuese llevado. Entonces los mismos que momentos antes habrían<br />
callado la anh<strong>el</strong>ante súplica d<strong>el</strong> ciego, ahora que <strong>el</strong> Maestro se había fijado en El, se mostraron los más<br />
deseosos de ayudar. Comunicaron las buenas nuevas al que no veía: "Ten confianza; levántate, te<br />
llama", y éste, echando a un lado su capa para que no le estorbara, vino hacia <strong>Cristo</strong>. A la pregunta d<strong>el</strong><br />
Señor, "¿Qué quieres que te haga?", Bartimeo respondió: "Señor, que reciba la vista." Entonces Jesús<br />
pronunció las sencillas palabras de potencia y bendición: "Recíb<strong>el</strong>a, tu fe te ha salvado." El hombre,<br />
lleno de agradecimiento, y sabiendo que sólo una intercesión divina pudo haberle abierto los ojos,<br />
siguió a su Benefactor, glorificando a Dios con oraciones sinceras de acción de gracias, a las cuales<br />
fervorosamente se unieron muchos de los que habían presenciado <strong>el</strong> milagro.<br />
268