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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que <strong>el</strong> Padre santificó y envió al mundo,<br />

vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?'" Volviendo entonces a su primera<br />

afirmación de que su propia comisión venía d<strong>el</strong> Padre, que era <strong>el</strong> mayor de todos, agregó: "Si no hago<br />

las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para<br />

que conozcáis y creáis que <strong>el</strong> Padre está en mí, y yo en <strong>el</strong> Padre." Nuevamente los judíos intentaron<br />

echar mano de El, pero fracasaron por razones no especificadas; salió de entre de <strong>el</strong>los y partió d<strong>el</strong><br />

templo.<br />

NUESTRO SEÑOR SE RETIRA A PEREA.<br />

A tal grado se manifestó la violenta hostilidad de los judíos en Jerusalén, sede de la teocracia, que<br />

Jesús se apartó de la ciudad y sus contornos. Aún no había llegado <strong>el</strong> día de su sacrificio, y si bien era<br />

cierto que sus enemigos no podían matarlo hasta que El se dejara caer en sus manos, nuevas<br />

demostraciones desfavorables podrían demorar su obra. Se retiró al lugar donde Juan <strong>el</strong> Bautista había<br />

iniciado su ministerio público, probablemente <strong>el</strong> mismo sitio donde se efectuó <strong>el</strong> bautismo de nuestro<br />

Señor. No se especifica <strong>el</strong> lugar preciso; ciertamente quedaba allende <strong>el</strong> Jordán, de modo que<br />

probablemente fue Perea. Leemos que Jesús moró allí, y de esto deducimos que permaneció en una<br />

región particular más bien que viajar de pueblo en pueblo como acostumbraba hacer. Sin embargo, la<br />

gente fue a buscarlo aun en ese lugar y muchos creyeron en El. Ese paraje era muy estimado para<br />

aqu<strong>el</strong>los que habían ido a escuchar a Juan y ser bautizados por él; k y al evocar <strong>el</strong> ferviente llamado al<br />

arrepentimiento d<strong>el</strong> ahora asesinado y lamentado Bautista, junto con su conmovedora proclamación<br />

d<strong>el</strong> reino, vino a sus pensamientos la afirmación de Juan, de que vendría Uno más poderoso que él, y<br />

vieron en Jesús <strong>el</strong> cumplimiento de ese testimonio. "Juan, a la verdad, ninguna señal hizo—decían—<br />

pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad."<br />

En ninguna parte de nuestras Escrituras se dice cuánto tiempo permaneció Jesús en Perea . No<br />

pudo haber sido más que unas pocas semanas cuando mucho. Posiblemente algunos de los discursos,<br />

instrucciones y parábolas, considerados previamente en r<strong>el</strong>ación con la partida d<strong>el</strong> Señor de Jerusalén<br />

después de la Fiesta de los Tabernáculos <strong>el</strong> otoño anterior, pertenecen cronológicamente dentro de este<br />

intervalo. De este retiro de tranquilidad comparativa, Jesús volvió a Judea para atender a un sincero<br />

llamado de algunos a quienes El amaba. Salió de la Betania de Perea rumbo a la Betania de Judea<br />

donde vivían Marta y María.<br />

LÁZARO ES RESTAURADO A LA VIDA.<br />

Lázaro, hermano de María y Marta, yacía enfermo en su hogar familiar en Betania de Judea. Su<br />

devotas hermanas enviaron un mensajero a Jesús con estas sencillas nuevas, en las cuales, sin<br />

embargo, no podemos menos que sobrentender una súplica lastimosa: "Señor, he aquí <strong>el</strong> que amas<br />

está enfermo." Cuando <strong>el</strong> mensaje llegó a Jesús, dijo: "Esta enfermedad no es para muerte, sino para<br />

la gloria de Dios, para que <strong>el</strong> Hijo de Dios sea glorificado por <strong>el</strong>la." Probablemente ésa fue la<br />

respuesta que se comunicó a las hermanas que Jesús amaba. En <strong>el</strong> intervalo Lázaro murió; por cierto,<br />

debe haber fallecido poco después que <strong>el</strong> mensajero partió con las nuevas de la enfermedad d<strong>el</strong> joven.<br />

El Señor sabía que Lázaro había muerto; sin embargo, demoró dos días más en <strong>el</strong> sitio donde estaba,<br />

después de haber recibido la noticia; entonces sorprendió a los discípulos, diciendo: "Vamos a Judea<br />

otra vez." Estos trataron de disuadir al Maestro recordándole <strong>el</strong> reciente atentado contra su vida en<br />

Jerusalén, y preguntaron asombrados: "¿Otra vez vas allá?" Jesús claramente les dio a entender que no<br />

podía ser desviado de su deber cuando tenía que cumplirse, y tampoco debían impedírs<strong>el</strong>o otros; pues,<br />

como les indicó, <strong>el</strong> día tiene doce horas para trabajar, y durante este período <strong>el</strong> hombre puede andar<br />

sin tropezar porque anda en la luz, pero si deja pasar las horas y entonces procura andar o trabajar en<br />

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