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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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d<strong>el</strong> cual por cierto se jactaban, ya que su propio nombre significaba "separatistas". La parábola enseña<br />

la continuación de la existencia individual después de la muerte, y la r<strong>el</strong>ación que guarda la causa con<br />

<strong>el</strong> efecto entre la vida que uno lleva en la carne y la condición que lo espera en la otra vida.<br />

SIERYOS INÚTILES.<br />

Jesús se volvió de los fariseos a sus discípulos, y los exhortó a que fueran diligentes. Habiéndoles<br />

amonestado que se cuidaran de palabras o hechos irreflexivos que podían ofender a otros, puso de<br />

r<strong>el</strong>ieve la necesidad absoluta de una abnegada devoción, tolerancia y perdón. Los apóstoles, comprendiendo<br />

<strong>el</strong> servicio nacido d<strong>el</strong> alma que les era requerido, imploraron al Señor, diciendo:<br />

"Auméntanos la fe." Les fue mostrado que era más propio medir la fe por la prueba de su calidad, más<br />

bien que en términos de cantidad, y nuevamente se recurrió a la analogía de la semilla de mostaza.<br />

"Entonces <strong>el</strong> Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro:<br />

Desarraígate, y plántate en <strong>el</strong> mar; y os obedecería" 8 La mejor manera de medir su fe sería por medio<br />

de la obediencia y <strong>el</strong> servicio incansable. Recalcó lo anterior con la Parábola de los Siervos Inútiles.<br />

"¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él d<strong>el</strong> campo, luego<br />

le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que<br />

haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo<br />

que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha<br />

sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos."<br />

El siervo bien podría pensar que después de trabajar todo <strong>el</strong> día en <strong>el</strong> campo tendría derecho de<br />

descansar; pero al llegar a la casa descubre que se le exigen otros servicios. El amo tiene la facultad<br />

para requerir <strong>el</strong> tiempo y la atención de su siervo; fue una de las condiciones de acuerdo con las cuales<br />

lo empleó; y aun cuando su señor pudiera darle las gracias o recompensarlo en alguna forma, <strong>el</strong> siervo<br />

no puede exigírs<strong>el</strong>o. Así también, los apóstoles que se habían entregado por completo al servicio de su<br />

Maestro, no habían de titubear ni quejarse, pese al esfuerzo o sacrificio requerido. Sus mejores<br />

esfuerzos serían simplemente lo que sus deberes exigieran; y sin consideración a la forma en que <strong>el</strong><br />

Maestro estimara su valor, <strong>el</strong>los debían tenerse por siervos inútiles.'<br />

SON SANADOS DIEZ LEPROSOS.<br />

"Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea." Diez hombres enfermos de lepra se<br />

acercaron, probablemente hasta donde la ley se lo permitía, pero aun así "se pararon de lejos". Eran<br />

hombres de varias nacionalidades, y la plaga de que unidamente padecían los había convertido en<br />

compañeros en la aflicción. Alzaron la voz y clamaron: "¡Jesús, Maestro, ten misericordia de<br />

nosotros!"<br />

El Señor contestó: "Id, mostraos a los sacerdotes." 11 Su curación final estaba sobrentendida en esta<br />

instrucción; la obediencia sería la prueba de su fe. Ninguno de los que había sido leproso podía ser<br />

restablecido legalmente a la vida de la comunidad hasta que un sacerdote lo declarase limpio. Los diez<br />

hombres afligidos obedecieron en <strong>el</strong> acto <strong>el</strong> mandato d<strong>el</strong> Señor, "y aconteció que mientras iban fueron<br />

limpiados". 1 Uno de los diez se volvió y glorificó a Dios en alta voz, y entonces se postró a los pies de<br />

<strong>Cristo</strong> para darle las gracias. Nos es dicho que <strong>el</strong> agradecido era samaritano, por lo cual podemos<br />

inferir que algunos de los otros, quizá todos <strong>el</strong>los, eran judíos. Afligido por la falta de agradecimiento<br />

manifestada por los nueve, Jesús exclamó: "¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve,<br />

¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?" Y al samaritano<br />

sanado que aún adoraba a sus pies, <strong>el</strong> Señor dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado." No cabe duda<br />

que los nueve que no regresaron se ciñeron a la pura letra d<strong>el</strong> mandato d<strong>el</strong> Señor porque El les había<br />

dicho que fueran y se presentaran a los sacerdotes; pero contrastan desfavorablemente su falta de<br />

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