03.05.2015 Views

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

hallado."<br />

La demanda d<strong>el</strong> hijo joven de que se le diera su parte d<strong>el</strong> patrimonio, aun mientras vivía su padre,<br />

es un ejemplo de deserción intencional e ingrata; los deberes de la cooperación familiar lo habían<br />

hastiado, y lo molestaba la sana disciplina d<strong>el</strong> hogar. Estaba resu<strong>el</strong>to a separarse de todo vínculo<br />

familiar, olvidándose de lo que <strong>el</strong> hogar había hecho por él, y la deuda de agradecimiento y deber a la<br />

que moralmente estaba obligado. Se fue a un país lejano y, según él creía, fuera de la influencia<br />

orientadora de su padre. Tuvo su época de vivir perdidamente, de placeres sin restricción y<br />

satisfacciones perversas, en todo <strong>el</strong>lo agotando la fuerza de su cuerpo y mente y despilfarrando los<br />

bienes de su padre; porque recibió en calidad de concesión aqu<strong>el</strong>lo que se le había dado, y no como<br />

ot<strong>org</strong>amiento de una demanda legal o justa. Le sobrevino la adversidad, la cual probó ser una fuerza<br />

de mayor eficacia que los placeres para hacerlo volver al bien. Se vio reducido a la posición más baja<br />

y servil, apacentador de puercos, que para un judío era <strong>el</strong> colmo de la degradación. El sufrimiento lo<br />

hizo volver en sí. El, hijo de un padre honorable, apacentaba puercos y comía con <strong>el</strong>los, mientras que<br />

en su casa aun los sirvientes tenían abundancia de alimentos. No sólo comprendió la ingrata necedad<br />

de abandonar la bien provista mesa de su padre para asociarse con los cerdos, sino también la<br />

injusticia de su egoísta deserción. Sintió no solamente remordimiento, sino arrepentimiento, porque<br />

había pecado contra su padre y contra Dios. Se volvería, confesaría su pecado y suplicaría, no que se<br />

le restituyera en calidad de hijo, sino que se le permitiera trabajar como uno de los siervos. Habiendo<br />

llegado a una determinación, no demoró más, sino que inmediatamente emprendió <strong>el</strong> largo camino de<br />

regreso hacia su hogar y su padre.<br />

Este se enteró de que se acercaba <strong>el</strong> pródigo y salió luego a encontrarlo. Sin una sola palabra de<br />

reproche, <strong>el</strong> amoroso padre abrazó y besó al que en otro tiempo fue desobediente, pero ahora volvía<br />

arrepentido; y éste, dominado por la emoción ante esta manifestación inmerecida de cariño, humildemente<br />

reconoció su error, y lleno de aflicción confesó que no merecía ser conocido como hijo de su<br />

padre. Es digno de notar que en su confesión contrita no pidió que fuese aceptado en calidad de uno de<br />

los siervos, como había determinado hacer; comprendió que <strong>el</strong> gozo que sentía su padre era demasiado<br />

sagrado para proponerle tal cosa, y que tal vez la manera más adecuada de complacerlo sería<br />

someterse incondicionalmente a su disposición. La áspera ropa de su pobreza fue reemplazada por <strong>el</strong><br />

mejor vestido; se le colocó un anillo en <strong>el</strong> dedo como señal de su restitución; los zapatos simbolizaron<br />

que nuevamente era considerado uno de los hijos, no un siervo asalariado. El corazón rebosante d<strong>el</strong><br />

padre sólo podía expresarse en abundantes hechos de bondad; se preparó una fiesta, pues ¿no había<br />

vu<strong>el</strong>to a venir <strong>el</strong> hijo que era contado entre los muertos? ¿no habían encontrado de nuevo al perdido?<br />

Hasta este punto la historia guarda una analogía íntima con las dos parábolas que la precedieron en<br />

<strong>el</strong> mismo discurso. En la siguiente parte figura otro simbolismo importante. Nadie se había quejado<br />

d<strong>el</strong> rescate de la oveja extraviada, ni de la moneda perdida que fue hallada; en ambas circunstancias<br />

los amigos se habían regocijado con <strong>el</strong> que había recuperado lo suyo. Pero en <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> padre, la<br />

queja d<strong>el</strong> hijo mayor interrumpió la f<strong>el</strong>icidad que sentía aquél por la vu<strong>el</strong>ta d<strong>el</strong> pródigo, pues al<br />

acercarse a la casa notó las señas d<strong>el</strong> alborozo; y en lugar de entrar como correspondía a su derecho,<br />

preguntó a uno de los siervos <strong>el</strong> motivo de aqu<strong>el</strong> regocijo extraordinario. Al enterarse de que su<br />

hermano había vu<strong>el</strong>to, y que <strong>el</strong> padre había preparado una fiesta en honor de lo ocurrido, este hijo<br />

mayor se enojó y rudamente se negó a entrar en la casa, aun después que su padre salió a suplicarle.<br />

Citó su propia fid<strong>el</strong>idad y devoción a las faenas ordinarias de la granja, trabajo exc<strong>el</strong>ente que <strong>el</strong> padre<br />

no negó; pero <strong>el</strong> hijo y heredero protestó a su padre por no haberle dado siquiera un cabrito para<br />

divertirse con sus amigos; y ahora que <strong>el</strong> hijo desobediente y derrochador había vu<strong>el</strong>to, se había<br />

matado para él <strong>el</strong> becerro gordo. Es significativo que <strong>el</strong> mayor haya dicho "este tu hijo", al referirse al<br />

arrepentido, más bien que "mi hermano". Cegado por una ira egoísta, <strong>el</strong> mayor no prestó atención a la<br />

cariñosa afirmación: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas"; y con <strong>el</strong> corazón<br />

endurecido por un rencor indigno de un hermano, resistió insensible la emocional y amorosa<br />

exclamación: "Este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado."<br />

No hay justificación para ensalzar <strong>el</strong> arrepentimiento d<strong>el</strong> pródigo sobre <strong>el</strong> leal y constante servicio<br />

245

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!