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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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La diferencia esencial entre <strong>el</strong> samaritano y los otros consistió en que aquél tenía un corazón<br />

compasivo, mientras que éstos eran desamorosos y egoístas. Aunque no lo dice en forma definitiva, es<br />

casi seguro que la víctima de los ladrones era judío; así lo requiere la parábola. El hecho de que <strong>el</strong><br />

misericordioso era samaritano indica que aqu<strong>el</strong>los a quienes los judíos despreciaban y llamaban<br />

herejes, podían sobrepujarlos en buenas obras. Para un judío, sólo otro judío era su prójimo. No hay<br />

justificación para juzgar al sacerdote, <strong>el</strong> levita y <strong>el</strong> samaritano de ser representantes típicos de los de su<br />

clase; indudablemente había muchos judíos bondadosos y caritativos, y también muchos samaritanos<br />

despiadados. No obstante, los personajes de la parábola ilustraron admirablemente la lección d<strong>el</strong><br />

Maestro; y las palabras de la aplicación que El hizo fueron penetrantes por su sencillez y pertinencia.<br />

MARTA Y MARÍA.<br />

En una de sus visitas a Betania, pequeña aldea a unos tres kilómetros de Jerusalén, Jesús se<br />

hospedó en <strong>el</strong> hogar de dos hermanas, Marta y María. Marta era la ama de casa, y por tal razón asumió<br />

la responsabilidad de recibir debidamente al distinguido Huésped. Mientras se afanaba con los<br />

preparativos y "se preocupaba con muchos quehaceres" —todo <strong>el</strong>lo con la buena intención de dar<br />

comodidad y hospedaje a Jesús—María estaba sentada a los pies d<strong>el</strong> Maestro escuchando sus palabras<br />

con atención reverente. Marta, turbada por <strong>el</strong> mucho trabajo, entró y dijo: "Señor, no te da cuidado<br />

que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude." Se dirigió a Jesús, pero realmente le<br />

hablaba a María. Momentáneamente había perdido su tranquilidad preocupándose indebidamente por<br />

detalles insignificantes. Es razonable inferir que Jesús gozaba de cierta intimidad con la familia, de lo<br />

contrario esta buena mujer difícilmente habría solicitado su ayuda en un pequeño asunto de<br />

quehaceres domésticos. El Señor contestó su queja con notable ternura: "Marta, Marta, afanada y<br />

turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte,<br />

la cual no le será quitada."<br />

No fue una reprensión d<strong>el</strong> deseo que sentía Marta de atenderlo debidamente; ni aprobación de<br />

posible negligencia por parte de María. Podemos suponer que ésta había estado ayudando con toda<br />

voluntad antes de la llegada d<strong>el</strong> Maestro; pero habiendo venido, prefirió permanecer con EL Si culpablemente<br />

hubiera estado desatendiendo sus deberes, Jesús no habría encomiado su preferencia. El<br />

buscaba no solamente comodidades físicas y comidas bien dispuestas y servidas, sino la compañía de<br />

las dos hermanas, y más que todo, su atención receptiva a lo que tenía que decir. El podía darles más<br />

de lo que a <strong>el</strong>las les era posible disponer para El. Jesús amaba a estas dos hermanas, así como a su hermano.<br />

1 Ambas mujeres eran muy apegadas a Jesús, y cada cual se expresó en su propia manera. Marta<br />

era de naturaleza práctica, preocupada por <strong>el</strong> servicio material; mujer de carácter hospitalario y<br />

abnegado. María, contemplativa y más inclinada hacia lo espiritual, mostró su devoción mediante <strong>el</strong><br />

servicio d<strong>el</strong> compañerismo y agradecimiento.<br />

Por haber descuidado los deberes de la casa, esos pequeños detalles que producen o interrumpen la<br />

paz de la familia, más de una mujer ha convertido su hogar en una casa incómoda; y muchas otras han<br />

<strong>el</strong>iminado los <strong>el</strong>ementos esenciales d<strong>el</strong> hogar a causa de su persistente afán, asumido por <strong>el</strong>las mismas,<br />

con <strong>el</strong> cual niegan a sus queridos <strong>el</strong> aliento de su compañerismo amoroso. El servicio que se lleva<br />

hasta un extremo o <strong>el</strong> otro puede convertirse en descuido, pese a lo devoto que sea. Hay un tiempo<br />

para trabajar dentro d<strong>el</strong> hogar, así como fuera de casa; toda familia debe hallar <strong>el</strong> tiempo para cultivar<br />

la mejor parte, lo esencial, a saber, <strong>el</strong> verdadero desarrollo espiritual.<br />

"PEDID, Y SE OS DARÁ"<br />

"Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:<br />

Señor, enséñanos a orar." El ejemplo de nuestro Señor y <strong>el</strong> espíritu de la oración que se manifestaba en<br />

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