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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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Señor, aun cuando era una idea vaga en extremo, aterraba a estos hombres devotos; y la razón porque<br />

no entendieron se debió en parte al hecho de que la mente humana se resiste a considerar<br />

profundamente aqu<strong>el</strong>lo que no desea creer.<br />

SE OBTIENE EL DINERO PARA EL IMPUESTO MEDIANTE UN MILAGRO.<br />

Una vez más se hallaban Jesús y sus discípulos en Capernaum. Allí se acercó a Pedro un cobrador<br />

d<strong>el</strong> impuesto d<strong>el</strong> templo y le preguntó: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí." Es<br />

interesante leer que la interrogación se hizo a Pedro y no directamente a Jesús; esta circunstancia<br />

puede indicar <strong>el</strong> respeto que <strong>el</strong> pueblo en general sentía hacia <strong>el</strong> Señor y, a la vez, la posibilidad de<br />

que <strong>el</strong> cobrador estaba en duda si <strong>el</strong> impuesto se aplicaba a Jesús, en vista de que los sacerdotes, y<br />

rabinos generalmente afirmaban que <strong>el</strong>los estaban exentos.<br />

El impuesto anual de capitación, al que aquí se hace referencia, era la suma de medio siclo o<br />

didracma (di que significa dos, y dracma, equivalente a treinta y tres centavos de dólar<br />

aproximadamente. La cantidad de referencia se había cobrado a todo varón adulto de Isra<strong>el</strong> desde la<br />

época d<strong>el</strong> éxodo, aun cuando es cierto que durante <strong>el</strong> período de la cautividad se modificó este<br />

requerimiento. 11 El impuesto, prescrito por conducto de Moisés, se conocía originalmente como "la<br />

moneda d<strong>el</strong> rescate", y <strong>el</strong> pago d<strong>el</strong> mismo era como una especie de sacrificio que se hacía al tiempo en<br />

que se pedía <strong>el</strong> rescate de los efectos d<strong>el</strong> pecado individual. En la época de <strong>Cristo</strong> la contribución<br />

anual usualmente se recaudaba entre los primeros días de marzo y la Pascua. Si <strong>el</strong> impuesto se<br />

aplicaba a Jesús, se había retrasado varias semanas en pagarlo.<br />

La conversación entre Pedro y <strong>el</strong> cobrador de impuestos se efectuó fuera de la casa. Al entrar<br />

aquél, y estando a punto de informar a su Maestro acerca de lo ocurrido, "Jesús le habló primero,<br />

diciendo: ¿Qué te parece Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los<br />

impuestos? ¿De sus hijos o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego<br />

los hijos están exentos."<br />

Esto debe haber causado que Pedro comprendiera la incongruencia de exigir que Jesús, <strong>el</strong> Mesías<br />

reconocido, pagara <strong>el</strong> dinero d<strong>el</strong> rescate o <strong>el</strong> impuesto para la conservación d<strong>el</strong> templo, en vista de que<br />

<strong>el</strong> edificio era la Casa de Dios, y Jesús era su Hijo; y particularmente en vista de que aun los príncipes<br />

terrenales estaban exentos d<strong>el</strong> impuesto de capitación. Sin embargo, Jesús sacó a Pedro de la embarazosa<br />

situación en que se había colocado con su atrevimiento inconsiderado de asegurar que su<br />

Maestro pagaría la contribución sin consultarlo primeramente, pues <strong>el</strong> Señor añadió:<br />

"Sin embargo, para no ofenderles, vé al mar, y echa <strong>el</strong> anzu<strong>el</strong>o, y <strong>el</strong> primer pez que saques,<br />

tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dás<strong>el</strong>o por mí y por ti."<br />

Se iba a pagar <strong>el</strong> impuesto, no porque legalmente pudiera ser exigido a Jesús, sino porque la<br />

abstención de pagarlo podría ofender y dar a sus enemigos motivo adicional para mumurar contra El.<br />

El dinero que, como dijo Jesús, Pedro hallaría en la boca d<strong>el</strong> primer pez que mordiera <strong>el</strong> anzu<strong>el</strong>o es<br />

llamado "estatero" en <strong>el</strong> pasaje bíblico. Era una moneda de plata equivalente a un siclo, precisamente<br />

la cantidad necesaria para pagar <strong>el</strong> impuesto por dos personas. Las palabras de Jesús fueron: "Tómalo,<br />

y dás<strong>el</strong>o por mi y por ti." Es notable que no dijo "por nosotros". En sus r<strong>el</strong>aciones con los hombres,<br />

aun con los Doce, que, de todos, eran los de mayor intimidad y estimación para El, nuestro Señor<br />

siempre conservó su categoría separada y singular, poniendo de r<strong>el</strong>ieve en cada oportunidad <strong>el</strong> hecho<br />

de que era esencialmente diferente de los demás hombres. Así lo manifiestan sus expresiones: "Mi<br />

Padre y vuestro Padre", "mi Dios y vuestro Dios", en lugar de decir simplemente nuestro Padre y<br />

nuestro Dios. Reverentemente admitía que era <strong>el</strong> Hijo de Dios en una manera literal que no se aplicaba<br />

a ningún otro ser.<br />

Aun cuando no se detallan las circunstancias d<strong>el</strong> hallazgo d<strong>el</strong> estatero en la boca d<strong>el</strong> pez, ni se ha<br />

escrito en forma definitiva la realización d<strong>el</strong> milagro, no podemos dudar que se verificó lo que Jesús<br />

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