03.05.2015 Views

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

los enfermos en las calles a fin de que cayera sobre <strong>el</strong>los la bendición de su paso; y muchos "le<br />

rogaban que les dejase tocar siquiera <strong>el</strong> borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban<br />

sanos" £ Magnánimamente comunicó su virtud sanadora a todos los que solicitaron con fe y confianza.<br />

De este modo, acompañado de los Doce, se dirigió hacia <strong>el</strong> norte, rumbo a Capernaum, iluminando <strong>el</strong><br />

camino con la plenitud de sus misericordias.<br />

EN BUSCA DE PANES Y PECES.<br />

Grande fue la sorpresa de la multitud—que <strong>el</strong> día anterior había comido de la abundancia d<strong>el</strong><br />

Señor en la orilla opuesta d<strong>el</strong> lago, y luego se había dispersado durante la noche, después de<br />

malograrse su esfuerzo de obligarlo a aceptar la dignidad de un reino terrenal—cuando llegó la<br />

mañana y descubrieron que había partido. Habían visto a los discípulos hacerse a la mar en la única<br />

barca disponible, mientras Jesús había permanecido en la playa; y sabían que la tempestad nocturna<br />

había impedido que otras naves llegaran a la orilla. Sin embargo, su búsqueda esa mañana resultó<br />

inútil, y determinaron que debió haber rodeado <strong>el</strong> extremo d<strong>el</strong> lago. Al avanzar <strong>el</strong> día llegaron unas<br />

barcas que se dirigían a la costa occidental, y habiéndolas llamado y logrado pasaje, se dirigieron<br />

hacia Capernaum.<br />

Al llegar allí ninguna dificultad tuvieron para encontrar a Jesús, porque su presencia se había dado<br />

a conocer en todo <strong>el</strong> pueblo. Se acercaron a El, probablemente mientras se hallaba en la sinagoga,<br />

porque allí enseñó El ese día, y algunos de los más audaces d<strong>el</strong> grupo le preguntaron abrupta y casi<br />

bruscamente: "Rabí, ¿cuándo llegaste acá?" Jesús no se dignó contestar aqu<strong>el</strong>la interrogación impertinente;<br />

<strong>el</strong> pueblo no había tomado parte en <strong>el</strong> milagro de la noche anterior, y no le fueron comunicados<br />

los hechos d<strong>el</strong> Señor. Con solemne reproche Jesús les dijo: "De cierto, de cierto os digo que me<br />

buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis <strong>el</strong> pan y os saciasteis." Estaban<br />

interesados en los panes y los peces; y convenía no dejar ir a Uno que podía proveerles alimentos<br />

como El lo había hecho.<br />

El Maestro agregó amonestaciones e instrucciones a su reprensión: "Trabajad, no por la comida<br />

que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual <strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre os dará;<br />

porque a éste señaló Dios <strong>el</strong> Padre." No pudieron menos que entender este contraste entre <strong>el</strong> alimento<br />

material y <strong>el</strong> espiritual, y algunos de <strong>el</strong>los preguntaron qué debían hacer para servir a Dios como Jesús<br />

lo había indicado. La respuesta fue: "Esta es la obra de Dios, que creáis en <strong>el</strong> que él ha enviado."<br />

Nadie podía dudar que Jesús se estaba refiriendo a Sí mismo; inmediatamente exigieron evidencia<br />

adicional de su comisión divina; querían ver señales mayores. Ya había pasado casi un día desde <strong>el</strong><br />

milagro de los panes y los peces, y su efecto, como evidencia de sus atributos mesiánicos, estaba<br />

desapareciendo. Moisés había alimentado a sus padres en <strong>el</strong> desierto con maná—le declararon—y<br />

desde luego consideraban un abastecimiento, diario y continuo, mayor que una sola comida de pan y<br />

peces, pese al agradecimiento que sentían por habérs<strong>el</strong>a dado cuando tenían hambre. Por otra parte, <strong>el</strong><br />

maná era alimento d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, mientras que <strong>el</strong> pan que El había dado era de la tierra, y por cierto, pan<br />

común de cebada. Tendría que mostrarles señales mayores y alimentarlos espléndidamente, antes de<br />

poder aceptarlo como Aqu<strong>el</strong> que al principio habían creído que era, y ahora se declaraba ser.<br />

CRISTO, EL PAN DE VIDA.<br />

"Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés <strong>el</strong> pan d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, mas mi Padre os<br />

da <strong>el</strong> verdadero pan d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. Porque <strong>el</strong> pan de Dios es aqu<strong>el</strong> que descendió d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y da vida al<br />

mundo." Se equivocaban en suponer que Moisés les había dado <strong>el</strong> maná; y al fin y al cabo, <strong>el</strong> maná<br />

había sido como cualquiera otra comida, porque los que lo comían volvían a tener hambre; pero ahora<br />

<strong>el</strong> Padre les ofrecía pan d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o que les aseguraría la vida.<br />

185

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!