03.05.2015 Views

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

acontecimiento, según S. Mateo, que "se difundió la fama de esto por toda aqu<strong>el</strong>la tierra".<br />

RESURRECIÓN Y LA RESTAURACIÓN DE LA VIDA.<br />

Debe examinarse con cuidado la distinción esencial entre la restauración de una persona muerta a<br />

la vida, para que reanude su existencia terrenal, y la resurreción corporal, de la muerte a un estado de<br />

inmortalidad. En cada uno de los acontecimientos que hasta ahora hemos considerado—la<br />

resurrección d<strong>el</strong> joven de Naín, r la de la hija de Jairo, así como la de Lázaro que estudiaremos más<br />

ad<strong>el</strong>ante—<strong>el</strong> milagro consistió en reunir <strong>el</strong> espíritu y <strong>el</strong> cuerpo, a fin de que continuara <strong>el</strong> curso<br />

interrumpido de su existencia terrenal. No cabe duda que subsiguientemente tuvo que morir <strong>el</strong><br />

recipiente de cada uno de estos milagros. Jesucristo fue <strong>el</strong> primero, de todos los hombres que han<br />

vivido sobre la tierra. en salir de la tumba como Ser inmortal, por lo que propiamente se dice que fue<br />

"Primicias de los que durmieron."<br />

Aun cuando los profetas Elias y Elíseo, muchos siglos antes d<strong>el</strong> tiempo de <strong>Cristo</strong>, fueron los<br />

instrumentos por medio de quienes se restauró la vida a los muertos—aquél al hijo de la viuda de<br />

Sarepta y éste al hijo de la sunamita—dicha restauración, en estos milagros antiguos, fue a la<br />

existencia terrenal, no a la inmortalidad.<br />

Es instructivo notar la diferencia en la manera de proceder de los dos profetas d<strong>el</strong> Antiguo<br />

Testamento ya mencionados, y la de <strong>Cristo</strong>, en milagros análogos. En lo que concierne tanto a Elias<br />

como a Elíseo, <strong>el</strong> maravilloso cambio se efectuó solo después de un largo y arduo ejercicio de su<br />

ministerio, junto con una fervorosa invocación d<strong>el</strong> poder e intervención de Jehová; pero Jesucristo,<br />

Jehová encarnado, no tuvo necesidad de hacer ninguna manifestación exterior sino mandar, y en <strong>el</strong><br />

acto quedaron su<strong>el</strong>tos los vínculos de la muerte. Habló en su propio nombre y con autoridad inherente,<br />

porque en virtud d<strong>el</strong> poder con que estaba investido tenía dominio sobre la vida así como sobre la<br />

muerte.<br />

UNA CURACIÓN NOTABLE POR EL CAMINO.<br />

Mientras Jesús se dirigía a la casa de Jairo, oprimido por una grande multitud, la marcha se vio<br />

interrumpida por otro caso de padecimiento físico. Entre la gente se hallaba una mujer que por doce<br />

años había sido afligida por una grave enfermedad que le producía frecuentes hemorragias. Había<br />

gastado en tratamientos médicos todo lo que poseía "y había sufrido mucho de muchos médicos", pero<br />

nada le había beneficiado, "antes le iba peor". Se introdujo por entre la multitud, y acercándose a<br />

espaldas de Jesús, le tocó <strong>el</strong> manto, "porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva". El<br />

efecto que se produjo fue más que mágico; inmediatamente sintió la sensación de salud por todo su<br />

cuerpo y comprendió que había sido sanada de su aflicción. Habiendo logrado su objeto, segura de<br />

haber recibido la bendición que buscaba, la mujer quiso evitar la notoriedad y trató de perderse entre<br />

la multitud. Sin embargo, no pasó inadvertida para <strong>el</strong> Señor. Se volvió, miró a la multitud y preguntó:<br />

"¿Quién ha tocado mis vestidos?", o como leemos en S. Lucas: "¿Quién es <strong>el</strong> que me ha tocado?" Al<br />

negarlo todos, Pedro <strong>el</strong> impetuoso, hablando por sí mismo y por los demás, contestó: "Maestro, la<br />

multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es <strong>el</strong> que me ha tocado? Pero Jesús dijo: Alguien me ha<br />

tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí."<br />

La mujer, viendo que no podía ocultarse, llegó temblando "y postrándose a sus pies, le declaró<br />

d<strong>el</strong>ante de todo <strong>el</strong> pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada". Si<br />

temía ser reprendida, esta inquietud pronto se apartó de <strong>el</strong>la, porque Jesús, con un tratamiento de<br />

respeto y bondad, le dijo: "Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado; vé en paz"; y S. Marcos agrega:<br />

"Queda sana de tu azote.'<br />

173

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!