Jesus el Cristo - Cumorah.org
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Felipe pudo haber sido el primero en recibir de los labios de Jesús el llamado autoritario "sigúeme", y hallamos que inmediatamente testificó que Jesús era el por tan largo tiempo esperado Mesías. Vivía en Betsaida, la aldea de Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Se dice que Jesús lo halló, mientras que los otros que participaron en esa primera afiliación parecen haber venido de sí mismos a Cristo individualmente. Hallamos una breve referencia a él cuando se dio de comer a los cinco mil, ocasión en la cual Jesús le preguntó: "¿De dónde compraremos el pan para que coman éstos?" Lo dijo sólo para probar a su discípulo, porque Jesús sabía lo que era menester hacer. La respuesta de Felipe se basó en la afirmación del poco dinero que tenían, indicando que no esperaba una intervención milagrosa. A él acudieron los griegos cuando quisieron hablar con Jesús, como dijimos al referirnos a Andrés. Benignamente se le llamó la atención a su falta de entendimiento cuando rogó a Jesús que les mostrara el Padre a él y a los otros: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?" Aparte de mencionarse incidentalmente su presencia entre los Once después de la ascención, las Escrituras nada más nos dicen respecto de él. Bartolomé es mencionado por este nombre en las Escrituras solamente con referencia a su ordenación en el apostolado, y junto con los Once después de la ascensión. El nombre significa hijo de Tolmai. Es casi seguro, sin embargo, que es el hombre llamado Natanael en el Evangelio de Juan, y del cual Cristo dijo que era "un verdadero israelita, en quien no hay engaño". 3 También se le nombra entre los que fueron a pescar con Pedro después de la resurrección de Cristo. k Vivía en Cana de Galilea. Las razones para suponer que Bartolomé y Natanael eran la misma persona son las siguientes: En cada uno de los tres evangelios sinópticos Bartolomé ha sido designado apóstol, pero no se hace referencia a Natanael. En el Evangelio de Juan hallamos dos veces el nombre de Natanael, pero no el de Bartolomé; siempre se menciona a Bartolomé y Felipe, o Natanael y Felipe juntos. Mateo o Leví, hijo de Alfeo, fue uno de los siete a quienes se extendió la invitación de seguir a Cristo antes de la ordenación de los Doce. Fue quien ofreció una fiesta a la que concurrió Jesús con sus discípulos, razón por la cual lo criticaron severamente los fariseos, 1 acusándolo de indecoro por comer con publícanos y pecadores. Mateo era publicano: así se designa a sí mismo en el evangelio que escribió; pero los otros evangelistas pasan por alto este hecho al nombrarlo entre los Doce. Muchos interpretan su nombre hebreo, Leví, como indicación de linaje sacerdotal. No tenemos detalles de su ministerio, y aunque es el autor del primer evangelio, se refrena de mencionarse a sí mismo, salvo al tiempo de su vocación y ordenación. Según otros escritores no bíblicos, fue uno de los apóstoles más activos después de la muerte de Cristo y obró en tierras distantes de Palestina. Tomás, conocido también como Dídimo, vocablo griego equivalente a su nombre hebreo que significa "gemelo", fue testigo de la resurrección de Lázaro. Queda manifestada su devoción a Jesús en su deseo de acompañar al Señor a Betania, aunque era seguro que encontrarían alguna persecución en ese lugar, pues dijo a sus condiscípulos: "Vamos también nosotros, para que muramos con él." n Aun estando en vísperas de la crucifixión, Tomás no había logrado comprender la inminente necesidad del sacrificio del Salvador; y cuando Jesús expresó que le era necesario ir y dejarlos para que vinieran después, Tomás preguntó cómo podrían saber el camino, y fue reprendido por su falta de entendimiento. 0 Se hallaba ausente cuando el Cristo resucitado les apareció a los discípulos que estaban reunidos la tarde del día en que se levantó; e informándole los demás que habían visto al Señor, vehementemente expresó su duda y declaró que no creería hasta que pudiera ver y palpar por sí mismo las heridas en el cuerpo crucificado. Ocho días después el Señor visitó de nuevo a los apóstoles, estando ellos, como en la ocasión anterior, adentro con las puertas cerradas; y a Tomás, el Señor dijo: "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado." Entonces Tomás, habiéndose desvanecido toda su duda, rebosante su alma de amor y reverencia, exclamó: "¡Señor mío, y Dios mío!" El Señor le respondió: "Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron." 15 En lo que a Tomás respecta, no se hace más mención de él en el Nuevo Testamento, sino que estuvo presente con sus compañeros en el ministerio después de la ascensión. Santiago, hijo de Alfeo, se menciona en los Evangelios solamente al tiempo de su ordenación en el 124
apostolado; y no aparece sino una sola vez más en el Nuevo Testamento con el nombre de "hijo de Alfeo". 9 En otros escritos, aparte de los canónicos, suele ser llamado Santiago II o Santiago el Menor, para no confundirlo con Santiago, hijo de Zebedeo. Se admite que hay alguna incertidumbre concerniente a la identidad de Santiago, hijo de Alfeo, si seria el apóstol del mismo nombre a quien se hace referencia tanto en los Hechos como en las Epístolas y existe abundante literatura controvertible sobre el tema. Judas es llamado Lebeo Tadeo por Mateo; Tadeo por Marcos; y Judas, hermano de Jacobo, por Lucas.' No hay sino otra referencia particular en cuanto a este apóstol. Se halla en Juan y se relaciona con la última y extensa entrevista entre Jesús y sus apóstoles, cuando este Judas, "no el Iscariote", le preguntó a Jesús cómo o por qué se iba a manifestar a sus siervos escogidos y no al mundo en general. Su pregunta indica que en esa época no comprendía cabalmente la naturaleza verdaderamente distintiva del apostolado. Simón el Zelote, designado así en los Hechos," y Simón llamado Zelote en el Evangelio según S. Lucas, es apodado el Cananita por S. Mateo y por S. Marcos. Esta designación no se refiere al pueblo de Cana ni a la tierra de Canaán, ni tampoco encierra significado geográfico alguno; es el equivalente siro-caldeo del vocablo griego que se ha traducido por "Zelote". De modo que ambos nombres tienen el mismo significado fundamental, y tanto el uno como el otro se refieren a los Celadores, secta o facción de los judíos que se distinguía por su celo en preservar los rituales mosaicos. Indudablemente Simón había aprendido la moderación y la tolerancia con las enseñanzas de Cristo; de lo contrario, difícilmente habría sido apto para el ministerio apostólico. Su sinceridad celosa, debidamente orientada, pudo haberse desarrollado en un rasgo de carácter sumamente útil. En ninguna parte de las Escrituras se hace mención de este apóstol sino entre sus compañeros. Judas Iscariote es el único natural de Judea entre los Doce, pues todos los otros eran Galileos. Generalmente se entiende que era residente de Queriot, pequeño poblado en la parte sur de Judea, a pocos kilómetros hacia el oeste del Mar Muerto, pero respecto de esta tradición, así como del significado de su sobrenombre, carecemos de autoridad directa. En igual manera nada sabemos de su linaje, salvo que el nombre de su padre era Simón. T Actuaba como tesorero o agente de la compañía apostólica, recibiendo y desembolsando las ofrendas que hacían los discípulos y amigos, y comprando lo que se necesitaba. 1 Juan da testimonio de que no se guiaba por principios rectos ni por la honradez en el desempeño de este puesto. Su naturaleza avarienta y querellosa quedó manifestada cuando murmuró acerca de lo que para él fue desperdiciar el costoso perfume de nardo con que María ungió al Señor pocos días antes de la crucifixión, e hipócritamente sugirió que el precioso ungüento podría haber sido vendido y el dinero dado a los pobres. 7 El acto culminante de perfidia en la carrera de Judas Iscariote fue la traición intencional de su Maestro, que el infame concertó por un precio, y consumó su maldad por medio de un beso. Puso fin a su vida culpable por medio de un suicidio repugnante, y su espíritu fue consignado al terrible destino que ha sido reservado para los hijos de perdición. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS DOCE. Examinando las características y calificaciones generales de este cuerpo de doce hombres, se ponen de manifiesto ciertos hechos interesantes. Antes de su elección como apóstoles, todos habían sido discípulos íntimos del Señor; creían en El; varios de ellos, posiblemente todos, habían confesado públicamente que era el Hijo de Dios; y sin embargo, se duda que alguno de ellos haya comprendido por completo el verdadero significado de la obra del Salvador. En vista de las afirmaciones posteriores de muchos de ellos, así como las instrucciones y reprensiones que el Maestro les dio al respecto, es evidente que aun en el corazón de estos hombres escogidos se anidaba la común esperanza judía de un Mesías que habría de reinar con esplendor, en calidad de soberano terrenal, después de haber subyugado a todas las demás naciones. Aun después de amplia experiencia, la preocupación de Pedro era: "He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?" 125
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F<strong>el</strong>ipe pudo haber sido <strong>el</strong> primero en recibir de los labios de Jesús <strong>el</strong> llamado autoritario<br />
"sigúeme", y hallamos que inmediatamente testificó que Jesús era <strong>el</strong> por tan largo tiempo esperado<br />
Mesías. Vivía en Betsaida, la aldea de Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Se dice que Jesús lo halló,<br />
mientras que los otros que participaron en esa primera afiliación parecen haber venido de sí mismos a<br />
<strong>Cristo</strong> individualmente. Hallamos una breve referencia a él cuando se dio de comer a los cinco mil,<br />
ocasión en la cual Jesús le preguntó: "¿De dónde compraremos <strong>el</strong> pan para que coman éstos?" Lo dijo<br />
sólo para probar a su discípulo, porque Jesús sabía lo que era menester hacer. La respuesta de F<strong>el</strong>ipe<br />
se basó en la afirmación d<strong>el</strong> poco dinero que tenían, indicando que no esperaba una intervención<br />
milagrosa. A él acudieron los griegos cuando quisieron hablar con Jesús, como dijimos al referirnos a<br />
Andrés. Benignamente se le llamó la atención a su falta de entendimiento cuando rogó a Jesús que les<br />
mostrara <strong>el</strong> Padre a él y a los otros: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has<br />
conocido, F<strong>el</strong>ipe?" Aparte de mencionarse incidentalmente su presencia entre los Once después de la<br />
ascención, las Escrituras nada más nos dicen respecto de él.<br />
Bartolomé es mencionado por este nombre en las Escrituras solamente con referencia a su<br />
ordenación en <strong>el</strong> apostolado, y junto con los Once después de la ascensión. El nombre significa hijo de<br />
Tolmai. Es casi seguro, sin embargo, que es <strong>el</strong> hombre llamado Natana<strong>el</strong> en <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Juan, y<br />
d<strong>el</strong> cual <strong>Cristo</strong> dijo que era "un verdadero isra<strong>el</strong>ita, en quien no hay engaño". 3 También se le nombra<br />
entre los que fueron a pescar con Pedro después de la resurrección de <strong>Cristo</strong>. k Vivía en Cana de<br />
Galilea. Las razones para suponer que Bartolomé y Natana<strong>el</strong> eran la misma persona son las siguientes:<br />
En cada uno de los tres evang<strong>el</strong>ios sinópticos Bartolomé ha sido designado apóstol, pero no se hace<br />
referencia a Natana<strong>el</strong>. En <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io de Juan hallamos dos veces <strong>el</strong> nombre de Natana<strong>el</strong>, pero no <strong>el</strong><br />
de Bartolomé; siempre se menciona a Bartolomé y F<strong>el</strong>ipe, o Natana<strong>el</strong> y F<strong>el</strong>ipe juntos.<br />
Mateo o Leví, hijo de Alfeo, fue uno de los siete a quienes se extendió la invitación de seguir a<br />
<strong>Cristo</strong> antes de la ordenación de los Doce. Fue quien ofreció una fiesta a la que concurrió Jesús con<br />
sus discípulos, razón por la cual lo criticaron severamente los fariseos, 1 acusándolo de indecoro por<br />
comer con publícanos y pecadores. Mateo era publicano: así se designa a sí mismo en <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io que<br />
escribió; pero los otros evang<strong>el</strong>istas pasan por alto este hecho al nombrarlo entre los Doce. Muchos<br />
interpretan su nombre hebreo, Leví, como indicación de linaje sacerdotal. No tenemos detalles de su<br />
ministerio, y aunque es <strong>el</strong> autor d<strong>el</strong> primer evang<strong>el</strong>io, se refrena de mencionarse a sí mismo, salvo al<br />
tiempo de su vocación y ordenación. Según otros escritores no bíblicos, fue uno de los apóstoles más<br />
activos después de la muerte de <strong>Cristo</strong> y obró en tierras distantes de Palestina.<br />
Tomás, conocido también como Dídimo, vocablo griego equivalente a su nombre hebreo que<br />
significa "gem<strong>el</strong>o", fue testigo de la resurrección de Lázaro. Queda manifestada su devoción a Jesús en<br />
su deseo de acompañar al Señor a Betania, aunque era seguro que encontrarían alguna persecución en<br />
ese lugar, pues dijo a sus condiscípulos: "Vamos también nosotros, para que muramos con él." n Aun<br />
estando en vísperas de la crucifixión, Tomás no había logrado comprender la inminente necesidad d<strong>el</strong><br />
sacrificio d<strong>el</strong> Salvador; y cuando Jesús expresó que le era necesario ir y dejarlos para que vinieran<br />
después, Tomás preguntó cómo podrían saber <strong>el</strong> camino, y fue reprendido por su falta de<br />
entendimiento. 0 Se hallaba ausente cuando <strong>el</strong> <strong>Cristo</strong> resucitado les apareció a los discípulos que<br />
estaban reunidos la tarde d<strong>el</strong> día en que se levantó; e informándole los demás que habían visto al<br />
Señor, vehementemente expresó su duda y declaró que no creería hasta que pudiera ver y palpar por sí<br />
mismo las heridas en <strong>el</strong> cuerpo crucificado. Ocho días después <strong>el</strong> Señor visitó de nuevo a los<br />
apóstoles, estando <strong>el</strong>los, como en la ocasión anterior, adentro con las puertas cerradas; y a Tomás, <strong>el</strong><br />
Señor dijo: "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y mét<strong>el</strong>a en mi costado." Entonces<br />
Tomás, habiéndose desvanecido toda su duda, rebosante su alma de amor y reverencia, exclamó:<br />
"¡Señor mío, y Dios mío!" El Señor le respondió: "Porque me has visto, Tomás, creíste;<br />
bienaventurados los que no vieron, y creyeron." 15 En lo que a Tomás respecta, no se hace más<br />
mención de él en <strong>el</strong> Nuevo Testamento, sino que estuvo presente con sus compañeros en <strong>el</strong> ministerio<br />
después de la ascensión.<br />
Santiago, hijo de Alfeo, se menciona en los Evang<strong>el</strong>ios solamente al tiempo de su ordenación en <strong>el</strong><br />
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