Jesus el Cristo - Cumorah.org

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03.05.2015 Views

CAPITULO 16 LOS DOCE SON ELEGIDOS. SU VOCACIÓN Y ORDENACIÓN. E l Señor buscó un retiro solitario la noche anterior a la mañana en que fueron llamados y ordenados los Doce Apóstoles, y allí "pasó la noche orando a Dios". Entonces, habiendo amanecido, y mientras las multitudes se reunían para oír más del nuevo y maravilloso evangelio del reino, El pidió que se acercaran algunos de los que hasta entonces lo habían acompañado devotamente con carácter de discípulos o seguidores, y de entre ellos eligió a doce, a los cuales ordenó y nombró apóstoles. Antes de esta ocasión, ninguno de ellos había sido comisionado con determinada delegación de autoridad o nombramiento especial; habían formado parte de los discípulos en general, aunque, como ya hemos visto, a siete de ellos se había extendido un llamado preliminar que habían aceptado en el acto, abandonando totalmente o en parte sus negocios para seguir al Maestro. Estos fueron: Andrés, Juan, Simón Pedro, Felipe, Natanael, Santiago o Jacobo y Leví o Mateo. Sin embargo, antes de este día transcendental, ninguno de los Doce había sido ordenado o apartado en su oficio sagrado. Los tres evangelistas que escriben sobre la organización de los Doce dan a Simón Pedro el primer lugar en la categoría de los apóstoles, y a Judas Iscariote el último; y también concuerdan en la posición relativa de algunos, pero no de todos. Siguiendo el orden en que los enumera S. Marcos—y este podría ser el más conveniente, visto que otorga los primeros tres lugares a los que más adelante llegaron a ser los de mayor prominencia—tenemos la siguiente lista: Simón Pedro; Jacobo o Santiago (hijo de Zebedeo); Juan (hermano del anterior); Andrés (hermano de Simón Pedro); Felipe; Tomás; Santiago (hijo de Alfeo); Judas (también conocido como Lebeo o Ta-deo); Simón (que se distingue por el sobrenombre de Zelote, también conocido como el Cananita) y Judas Iscariote. LOS DOCE, INDIVIDUALMENTE CONSIDERADOS. Simón, el primer apóstol nombrado, es conocido comúnmente como Pedro, apelativo que le puso el Señor la ocasión en que se conocieron por primera vez, y posteriormente confirmado. Era hijo de Joná o Jonás y su profesión era la pesca. El y su hermano Andrés eran socios de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo; y aparentemente el negocio de la pesca prosperaba, porque eran dueños de sus propios barcos y empleaban a otros hombres. Pedro había vivido anteriormente en la pequeña aldea pesquera de Betsaida,' sobre la playa occidental del Mar de Galilea, pero más o menos al tiempo de su primera asociación con Jesús, o poco después, él y otros de su familia se trasladaron a Capernaum, donde parece que estableció su hogar aparte. Simón Pedro había contraído matrimonio antes de ser llamado al ministerio. Se hallaba en buena posición económica; y la ocasión en que habló de haber dejado todo para seguir a Jesús, el Señor no negó que el sacrificio de Pedro, en cuanto a sus bienes materiales, había sido tan grande como lo indicaba. No hay justificación para que lo consideremos iletrado o ignorante. Es cierto que el concilio de gobernantes los tachó a él y a Juan de ser "hombres sin letras y del vulgo", pero se dijo esto de ellos con referencia a su falta de instrucción en las escuelas de los rabinos; y es digno de considerar que los miembros de ese mismo concilio se maravillaron de la prudencia y el poder manifestados por los dos apóstoles, a quienes profesaban despreciar. En cuanto a temperamento, Pedro era impulsivo y severo, y hasta que aprendió por experiencia acerba, carecía de firmeza. Tenia muchas debilidades humanas, y sin embargo, a pesar de todas ellas, finalmente venció las tentaciones de Satanás y las flaquezas de la carne, y prestó servicio a su Señor 122

como el director designado y reconocido de los Doce. Las Escrituras nada dicen acerca del tiempo y lugar de su muerte; pero el Señor resucitado prefiguró cómo se efectuaría, y el mismo Pedro lo previo en parte. 3 La tradición, cuyo origen se funda en los escritos de los primeros historiadores cristianos, y no en los de los apóstoles, declara que Pedro padeció el martirio y fue crucificado durante la persecución consiguiente al reinado de Nerón, probablemente entre los años 64 y 68 de nuestra era. Orígenes afirma que el apóstol fue crucificado con la cabeza hacia abajo. Junto con Santiago y Juan, sus compañeros en la presidencia de los Doce, Pedro, en calidad de ser resucitado, ha ejercido su ministerio en esta dispensación actual, restaurando en la tierra el Sacerdocio de Mel-quisedec, incluso el Santo Apostolado, que se perdió por causa de la apostasía e incredulidad de los hombres. Santiago y Juan, hermanos de nacimiento, socios en el negocio de la pesca, hermanos en el ministerio colaboraron juntos, uno con otro, y con Pedro en el llamamiento apostólico. El Señor confirió a estos dos un título en común— Boanerges o hijos del trueno—posiblemente aludiendo al celo que desarrollaron en su servicio, el cual por cierto fue necesario restringir ocasionalmente, como cuando quisieron hacer que descendiera fuego del cielo para destruir a los samaritanos que se habían negado a hospedar al Maestro. Ellos y su madre aspiraron a los honores más altos del reino, y pidieron que se concediera a los dos estar uno a la mano derecha y el otro a la mano izquierda de Cristo en su gloria. Con bondad el Señor reprochó esta ambición, y la solicitud fue causa de ofensa a los otros apóstoles. Junto con Pedro, estos dos hermanos fueron testigos de muchos de los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús; de ahí que, los tres fueron los únicos apóstoles a quienes se permitió presenciar la restauración de la hija de Jairo, cuando fue levantada de muerte a vida; y además de ser los únicos de los Doce que estuvieron presentes en la transfiguración de Cristo, fueron los que se hallaron más próximos al Señor durante su intensa agonía en el Getsemaní, y, como se dijo previamente, han ejercitado su ministerio en estos días modernos, restaurando el Santo Apostolado con toda su autoridad antigua y poder para bendecir. Comúnmente se designa a Santiago en la literatura teológica con el nombre de Santiago el Mayor, para distinguirlo del otro apóstol que tenía el mismo nombre. Santiago, hijo de Zebedeo, fue el primero de los apóstoles en ser martirizado, pues murió degollado por órdenes del rey Herodes Agripa. Juan había sido de los discípulos del Bautista, y manifestó su confianza en el testimonio que éste dio de Jesús, apartándose en el acto del precursor y siguiendo al Señor. Llegó a ser un siervo devoto, y repetidamente se refiere a sí mismo como el discípulo "al cual Jesús amaba". En la última cena Juan, sentado al lado de Jesús, recostó la cabeza cerca del pecho del Maestro;" y al día siguiente, estando al pie de la cruz, recibió del Cristo agonizante el encargo especial de cuidar a la madre del Señor, 1 comisión que cumplió en el acto, llevando a María a su propia casa. Fue el primero de los discípulos en reconocer al Señor resucitado en las playas de Galilea, de cuyos labios inmortales recibió el aliento para sus esperanzas de que se le concediera continuar viviendo en el cuerpo, a fin de poder ejercitar su ministerio entre los hombres hasta que el Cristo viniera en su gloria. Las revelaciones de los días modernos han dado fe de la realización de esa esperanza. Andrés, hijo de Jonás y hermano de Simón Pedro, se menciona con menos frecuencia que los tres previamente considerados. Había sido uno de los discípulos del Bautista y, junto con Juan, hijo de Zebedeo, se apartó de aquél, a fin de ser instruido por Jesús; y habiendo aprendido, salió en busca de Pedro, solemnemente le afirmó que habían hallado al Mesías y llevó a su hermano a los pies del Salvador. a Compartió con Pedro el honor de ser llamado por el Señor en las playas del mar, cuando se les prometió: "Os haré pescadores de hombres." En una ocasión leemos que Andrés se hallaba presente con Pedro, Santiago y Juan, en una entrevista privada con el Señor; 0 se hace mención de él con relación al milagro de la alimentación milagrosa de las cinco mil personas," y con Felipe arregló la entrevista entre ciertos griegos y Jesús; y entre otros nombres, también aparece el suyo al tiempo de la ascensión de nuestro Señor. Abundan en la tradición historias acerca de este hombre, pero en lo que respecta a la extensión de su ministerio, la duración de su vida y la circunstancia de su muerte, carecemos de información auténtica. 123

como <strong>el</strong> director designado y reconocido de los Doce. Las Escrituras nada dicen acerca d<strong>el</strong> tiempo y<br />

lugar de su muerte; pero <strong>el</strong> Señor resucitado prefiguró cómo se efectuaría, y <strong>el</strong> mismo Pedro lo previo<br />

en parte. 3 La tradición, cuyo origen se funda en los escritos de los primeros historiadores cristianos, y<br />

no en los de los apóstoles, declara que Pedro padeció <strong>el</strong> martirio y fue crucificado durante la<br />

persecución consiguiente al reinado de Nerón, probablemente entre los años 64 y 68 de nuestra era.<br />

Orígenes afirma que <strong>el</strong> apóstol fue crucificado con la cabeza hacia abajo. Junto con Santiago y Juan,<br />

sus compañeros en la presidencia de los Doce, Pedro, en calidad de ser resucitado, ha ejercido su<br />

ministerio en esta dispensación actual, restaurando en la tierra <strong>el</strong> Sacerdocio de M<strong>el</strong>-quisedec, incluso<br />

<strong>el</strong> Santo Apostolado, que se perdió por causa de la apostasía e incredulidad de los hombres.<br />

Santiago y Juan, hermanos de nacimiento, socios en <strong>el</strong> negocio de la pesca, hermanos en <strong>el</strong><br />

ministerio colaboraron juntos, uno con otro, y con Pedro en <strong>el</strong> llamamiento apostólico. El Señor<br />

confirió a estos dos un título en común— Boanerges o hijos d<strong>el</strong> trueno—posiblemente aludiendo al<br />

c<strong>el</strong>o que desarrollaron en su servicio, <strong>el</strong> cual por cierto fue necesario restringir ocasionalmente, como<br />

cuando quisieron hacer que descendiera fuego d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o para destruir a los samaritanos que se habían<br />

negado a hospedar al Maestro. Ellos y su madre aspiraron a los honores más altos d<strong>el</strong> reino, y pidieron<br />

que se concediera a los dos estar uno a la mano derecha y <strong>el</strong> otro a la mano izquierda de <strong>Cristo</strong> en su<br />

gloria.<br />

Con bondad <strong>el</strong> Señor reprochó esta ambición, y la solicitud fue causa de ofensa a los otros<br />

apóstoles. Junto con Pedro, estos dos hermanos fueron testigos de muchos de los acontecimientos más<br />

importantes de la vida de Jesús; de ahí que, los tres fueron los únicos apóstoles a quienes se permitió<br />

presenciar la restauración de la hija de Jairo, cuando fue levantada de muerte a vida; y además de ser<br />

los únicos de los Doce que estuvieron presentes en la transfiguración de <strong>Cristo</strong>, fueron los que se<br />

hallaron más próximos al Señor durante su intensa agonía en <strong>el</strong> Getsemaní, y, como se dijo<br />

previamente, han ejercitado su ministerio en estos días modernos, restaurando <strong>el</strong> Santo Apostolado<br />

con toda su autoridad antigua y poder para bendecir. Comúnmente se designa a Santiago en la<br />

literatura teológica con <strong>el</strong> nombre de Santiago <strong>el</strong> Mayor, para distinguirlo d<strong>el</strong> otro apóstol que tenía <strong>el</strong><br />

mismo nombre. Santiago, hijo de Zebedeo, fue <strong>el</strong> primero de los apóstoles en ser martirizado, pues<br />

murió degollado por órdenes d<strong>el</strong> rey Herodes Agripa.<br />

Juan había sido de los discípulos d<strong>el</strong> Bautista, y manifestó su confianza en <strong>el</strong> testimonio que éste<br />

dio de Jesús, apartándose en <strong>el</strong> acto d<strong>el</strong> precursor y siguiendo al Señor. Llegó a ser un siervo devoto, y<br />

repetidamente se refiere a sí mismo como <strong>el</strong> discípulo "al cual Jesús amaba". En la última cena Juan,<br />

sentado al lado de Jesús, recostó la cabeza cerca d<strong>el</strong> pecho d<strong>el</strong> Maestro;" y al día siguiente, estando al<br />

pie de la cruz, recibió d<strong>el</strong> <strong>Cristo</strong> agonizante <strong>el</strong> encargo especial de cuidar a la madre d<strong>el</strong> Señor, 1<br />

comisión que cumplió en <strong>el</strong> acto, llevando a María a su propia casa. Fue <strong>el</strong> primero de los discípulos<br />

en reconocer al Señor resucitado en las playas de Galilea, de cuyos labios inmortales recibió <strong>el</strong> aliento<br />

para sus esperanzas de que se le concediera continuar viviendo en <strong>el</strong> cuerpo, a fin de poder ejercitar su<br />

ministerio entre los hombres hasta que <strong>el</strong> <strong>Cristo</strong> viniera en su gloria. Las rev<strong>el</strong>aciones de los días<br />

modernos han dado fe de la realización de esa esperanza.<br />

Andrés, hijo de Jonás y hermano de Simón Pedro, se menciona con menos frecuencia que los tres<br />

previamente considerados. Había sido uno de los discípulos d<strong>el</strong> Bautista y, junto con Juan, hijo de<br />

Zebedeo, se apartó de aquél, a fin de ser instruido por Jesús; y habiendo aprendido, salió en busca de<br />

Pedro, solemnemente le afirmó que habían hallado al Mesías y llevó a su hermano a los pies d<strong>el</strong><br />

Salvador. a Compartió con Pedro <strong>el</strong> honor de ser llamado por <strong>el</strong> Señor en las playas d<strong>el</strong> mar, cuando se<br />

les prometió: "Os haré pescadores de hombres." En una ocasión leemos que Andrés se hallaba<br />

presente con Pedro, Santiago y Juan, en una entrevista privada con <strong>el</strong> Señor; 0 se hace mención de él<br />

con r<strong>el</strong>ación al milagro de la alimentación milagrosa de las cinco mil personas," y con F<strong>el</strong>ipe arregló<br />

la entrevista entre ciertos griegos y Jesús; y entre otros nombres, también aparece <strong>el</strong> suyo al tiempo de<br />

la ascensión de nuestro Señor. Abundan en la tradición historias acerca de este hombre, pero en lo que<br />

respecta a la extensión de su ministerio, la duración de su vida y la circunstancia de su muerte,<br />

carecemos de información auténtica.<br />

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