You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Señor aun d<strong>el</strong> día de reposo." ¿Qué otra cosa podemos colegir de está afirmación sino que El, Jesús,<br />
presente allí en la carne, era <strong>el</strong> Ser por conducto de quien se había prescrito <strong>el</strong> día de reposo, y que El<br />
había sido <strong>el</strong> que dio y escribió en piedra <strong>el</strong> decálogo, incluso <strong>el</strong> mandamiento: "Acuérdate d<strong>el</strong> día de<br />
reposo para santificarlo" y: "El séptimo día es reposo para Jehová tu Dios"?<br />
UN COMPLOT FARISAICO.<br />
En otro día de reposo, Jesús entró en una sinagoga y vio a un hombre cuya mano derecha estaba<br />
seca. a Había allí escribas y fariseos, "y le acechaban para ver si en <strong>el</strong> día de reposo le sanaría, a fin de<br />
poder acusarle". Los fariseos preguntaron: "¿Es lícito sanar en <strong>el</strong> día de reposo?" Nuestro Señor<br />
impugnó su propósito malamente disfrazado con otra pregunta: "¿Es lícito en los días de reposo hacer<br />
bien?—y ampliando su interrogación—¿o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?" Permanecieron<br />
callados porque la pregunta era de dos filos. Si contestaban afirmativamente, significaría justificar la<br />
curación; la respuesta negativa los habría puesto en ridículo. Propuso otra pregunta: "¿Qué hombre<br />
habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano,<br />
y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja?"<br />
En vista de que los fariseos no pudieron o no quisieron contestar, Jesús resumió <strong>el</strong> asunto en estas<br />
palabras: "Por consiguiente, es lícito hacer bien en los días de reposo." Mandó al hombre de la mano<br />
seca que se pusiera en pie d<strong>el</strong>ante de la congregación. En su mirada penetrante y comprensiva se<br />
confundían <strong>el</strong> pesar y <strong>el</strong> enojo, pero volviéndose lleno de compasión al afligido, le mandó que<br />
extendiera la mano. El hombre obedeció y he aquí, la mano "le fue restaurada sana como la otra".<br />
Los fariseos desconcertados se irritaron en extremo—"se llenaron de furor" dice <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>ista<br />
Lucas—y salieron de allí resu<strong>el</strong>tos a conspirar nuevamente contra <strong>el</strong> Señor. Tan enconada fue su ira<br />
que se confabularon con los herodianos, partido político generalmente impopular entre los judíos. Los<br />
gobernantes d<strong>el</strong> pueblo estaban dispuestos a concertar cualquier intriga o alianza para realizar su<br />
propósito manifiesto de causar la muerte d<strong>el</strong> Señor Jesús. Enterado de su impía determinación contra<br />
El, Jesús se apartó de allí. Más ad<strong>el</strong>ante se examinarán otras acusaciones de profanar <strong>el</strong> día de reposo<br />
presentadas por los casuistas judíos para condenar a <strong>Cristo</strong>.<br />
NOTAS AL CAPITULO 15.<br />
1. Exigencias rabínicas concernientes a la observancia d<strong>el</strong> día de reposo.—"Ningún aspectod<strong>el</strong><br />
sistema judío se destacaba tanto como su extraordinaria rigidez en la observancia exterior d<strong>el</strong> día<br />
de reposo como día de descanso completo. Los escribas habían formulado, basándose en <strong>el</strong><br />
mandamiento de Moisés, una extensa lista de prohibiciones y órdenes que abarcaban toda la vida<br />
social, individual y pública, y las cuales imponían a tal extremo, que parecía una caricatura ridicula. Se<br />
prescribieron prolijos reglamentos sobre la clase de nudos que lícitamente podían atarse <strong>el</strong> día de<br />
reposo. Eran ilícitos los nudos de los arrieros de cam<strong>el</strong>los y de los marineros, y era igualmente ilícito<br />
atarlos o desatarlos. El nudo que pudiera ser desatado con una mano podía soltarse. Se permitía atar un<br />
zapato o una sandalia, la taza o copa de una mujer, un odre para vino o aceite, o una olla. La jarra que<br />
se llevaba a la fuente podía atarse a la cinta d<strong>el</strong> vestido, pero no con cord<strong>el</strong>. . . . Encender o apagar un<br />
fuego <strong>el</strong> día de reposo, constituía una grave profanación d<strong>el</strong> día, y ni aun en caso de enfermedad se<br />
permitía violar las reglas rabínicas. Estaba prohibido administrar eméticos <strong>el</strong> día de reposo, reducir un<br />
hueso fracturado o volver a su lugar una dislocación, aunque algunos rabinos más liberales sostenían<br />
que todo aqu<strong>el</strong>lo que ponía en p<strong>el</strong>igro la vida invalidaba la ley d<strong>el</strong> día de reposo, 'porque los<br />
mandamientos sirvieron a Isra<strong>el</strong> únicamente para que viviesen por <strong>el</strong>los'. Si alguno quedaba sepultado<br />
bajo algún escombro <strong>el</strong> día de reposo, se podía cavar y extraerlo, si estaba vivo; pero si ya había<br />
muerto, permanecía donde estaba hasta que pasara <strong>el</strong> día de reposo." (Life and Words of Christ, por<br />
120