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CAPITULO 15<br />
EL SEÑOR DEL SÁBADO.<br />
EL DÍA DE REPOSO FUE PARTICULARMENTE SAGRADO A ISRAEL.<br />
DESDE una época muy temprana de la historia de Isra<strong>el</strong> como nación, figuró prominentemente la<br />
observancia d<strong>el</strong> día de reposo a con carácter de día santo, entre las cosas que <strong>el</strong> Señor requirió a su<br />
pueblo. Por cierto, <strong>el</strong> cumplimiento de este día, en <strong>el</strong> curso d<strong>el</strong> cual suspendían todos sus trabajos<br />
ordinarios, era una característica nacional por medio de la que los isra<strong>el</strong>itas se distinguían de los<br />
pueblos paganos; y justificadamente, porque la santidad d<strong>el</strong> día de reposo quedó convertida en señal<br />
d<strong>el</strong> convenio entre <strong>el</strong> pueblo escogido y su Dios. La santidad d<strong>el</strong> día de reposo quedó prefigurada en la<br />
historia de la creación, y antecedió la colocación d<strong>el</strong> hombre sobre la tierra, como lo hace constar <strong>el</strong><br />
hecho de que Dios reposó después de los seis períodos o días de la obra creadora, y bendijo <strong>el</strong> día<br />
séptimo y lo santificó. Durante <strong>el</strong> éxodo de Isra<strong>el</strong>, se apartó <strong>el</strong> séptimo día para descansar, y en él no<br />
era permitido asar, hervir ni preparar alimentos en ninguna otra forma. Era necesario recoger doble<br />
porción de maná <strong>el</strong> día sexto, mientras que en los otros días les era expresamente prohibido guardar un<br />
excedente de este pan cotidiano enviado d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. El Señor observaba <strong>el</strong> carácter sagrado d<strong>el</strong> día santo<br />
reteniendo <strong>el</strong> maná en esa ocasión."<br />
El mandamiento de c<strong>el</strong>ebrar rigurosamente <strong>el</strong> día de reposo quedó definitiva y explícitamente<br />
expresado en <strong>el</strong> decálogo, escrito por la mano de Dios en medio de la imponente gloria d<strong>el</strong> Sinaí; y<br />
por medio de frecuentes proclamaciones se le recordaba este mandato al pueblo. d Era ilícito encender<br />
fuego ese día; y leemos acerca de un hombre que fue ejecutado porque salió a recoger leña <strong>el</strong> día<br />
séptimo. Bajo la administración de los profetas posteriores se reiteraron, con palabras de vigor<br />
inspirado, la santidad d<strong>el</strong> día de reposo, las bendiciones prometidas a aqu<strong>el</strong>los que santificaran <strong>el</strong> día<br />
para sí mismos y <strong>el</strong> pecado de violarlo.' Nehemías tuvo que amonestar y reprender sobre <strong>el</strong> asunto, y<br />
atribuyó la aflicción d<strong>el</strong> pueblo a la pérdida de la gracia de Jehová por haber profanado <strong>el</strong> día de<br />
reposo. g Por boca de Ezequi<strong>el</strong> <strong>el</strong> Señor afirmó que la institución d<strong>el</strong> día de reposo era señal d<strong>el</strong><br />
convenio entre El y <strong>el</strong> pueblo de Isra<strong>el</strong>; y con fuerte severidad reprochó a los que no observaban <strong>el</strong><br />
día. h Para la rama desgajada de la nación isra<strong>el</strong>ita que había colonizado <strong>el</strong> hemisferio occidental, <strong>el</strong><br />
respeto a la santidad d<strong>el</strong> día de reposo fue una exigencia no menos imperiosa.<br />
Sin embargo, la observancia que se exigía era todo lo contrario de la aflicción y las cargas; <strong>el</strong> día<br />
de reposo estaba consagrado al descanso y al gozo justo, y habría de ser un día de fiesta espiritual<br />
d<strong>el</strong>ante d<strong>el</strong> Señor. No se había establecido para que fuese un día de abstinencia; todos podían comer,<br />
pero así la ama como la criada habrían de quedar libres d<strong>el</strong> trabajo de preparar los alimentos; ni <strong>el</strong> amo<br />
ni hombre alguno debía arar, cavar o hacer cualquier otro trabajo; y <strong>el</strong> día de reposo semanal<br />
beneficiaba tanto al ganado como a sus dueños.<br />
Además d<strong>el</strong> día de reposo de cada semana, <strong>el</strong> Señor en su misericordia también prescribió un año<br />
sabático; cada séptimo año la tierra debía descansar, para que de esta manera aumentara su fertilidad. 3<br />
Después de un transcurso de siete veces siete años, <strong>el</strong> quincuagésimo debía c<strong>el</strong>ebrarse como año de<br />
jubileo, durante <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> pueblo habría de vivir d<strong>el</strong> aumento acumulado en los años anteriores de<br />
abundancia, y recogijarse con liberalidad, ot<strong>org</strong>ándose unos a otros la redención de las hipotecas y la<br />
servidumbre, <strong>el</strong> perdón de las deudas y <strong>el</strong> alivio en general de las cargas, todo lo cual habría de hacerse<br />
con misericordia y justiciad Los sábados establecidos por <strong>el</strong> Señor, bien fueran días, semanas o<br />
años, habrían de ser tiempos de refrigerio, alivio, bendición, abundancia y adoración.<br />
Los muchos que interpretan la necesidad de trabajar como parte de la maldición provocada por la<br />
caída de Adán, debían ver en <strong>el</strong> día de reposo semanal un tiempo de alivio provisional, una época en<br />
que se ven libres d<strong>el</strong> trabajo, en que se les concede la bendita oportunidad de acercarse un poco más a<br />
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