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Arraigados en Cristo. Charla P. Carlos Padilla. 13 octubre 2010

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oposición, no es un desvío, sino el camino más directo y claro” 5 . María es el camino más directo<br />

a su Hijo y al corazón del Dios Trino. Muchas personas viv<strong>en</strong> con dificultad su relación<br />

con María. A veces v<strong>en</strong> <strong>en</strong> Ella incluso un obstáculo <strong>en</strong> su camino hacia Dios. Dios soñó a<br />

María. Dios la escogió y la colocó <strong>en</strong> nuestro camino de santidad. No podemos prescindir<br />

de Ella, es el camino mismo hacia Dios. El otro día me decía una persona: “Yo quiero ser<br />

santa y sé que todos los santos han t<strong>en</strong>ido un profundo y cálido amor a María. Yo quiero crecer <strong>en</strong><br />

mi amor a María”. Estas palabras me hicieron p<strong>en</strong>sar. Hay muchas personas que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

ese amor a María. No conoc<strong>en</strong> el Santuario y no sab<strong>en</strong> su poder transformador. La<br />

Alianza es la escuela que Dios nos regala para cultivar un profundo amor a nuestra<br />

Madre. María logra que, <strong>en</strong> Ella, nos hagamos hombres nuevos, hombres arraigados,<br />

hombres capaces de vivir arraigados <strong>en</strong> otros corazones, <strong>en</strong> el corazón de Dios, <strong>en</strong><br />

lugares santos, <strong>en</strong> ideales altos. María <strong>en</strong> el Santuario logra que el hombre sin vínculos,<br />

salga transformado <strong>en</strong> un hombre verdaderam<strong>en</strong>te arraigado. Es un camino largo de<br />

crecimi<strong>en</strong>to. Un camino de autoeducación <strong>en</strong> manos de nuestra Madre. Al com<strong>en</strong>zar es<br />

necesario preguntarnos si somos hombres arraigados o desarraigados. Queremos ver la<br />

calidad de nuestros vínculos. Vamos paso a paso:<br />

A. ARRAIGADOS EN OTROS CORAZONES. Sabemos que la vida sólo ti<strong>en</strong>e s<strong>en</strong>tido si nos<br />

sabemos cobijados <strong>en</strong> el amor de <strong>Cristo</strong>: “Para que el amor crezca <strong>en</strong> mí t<strong>en</strong>go que creerme y<br />

s<strong>en</strong>tirme amado. Rastreando las misericordias de Dios <strong>en</strong> mi propia vida; y, <strong>en</strong> particular,<br />

asumi<strong>en</strong>do los caminos de dolor como caminos de misericordia” 6 . Necesitamos, para lograrlo,<br />

amar con el corazón a aquellos que Dios nos regala. Nos dice el Papa: ”Apoyaos, <strong>en</strong><br />

cambio, <strong>en</strong> la fe de vuestros seres queridos, <strong>en</strong> la fe de la Iglesia, y agradeced al Señor el haberla<br />

recibido y haberla hecho vuestra”. Heredamos la fe de nuestros padres, de nuestra familia;<br />

amigos y conocidos nos transmit<strong>en</strong> un testimonio vivo de fe. Necesitamos t<strong>en</strong>er vínculos<br />

sanos, vínculos que nos arraigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> otros corazones y nos llev<strong>en</strong> al corazón de Dios.<br />

Hemos nacido para el amor y sólo amando podemos ser fieles al sueño de Dios para<br />

nuestra vida. Los vínculos humanos no son tan fáciles. Las personas cambian, los<br />

tiempos y las necesidades también. ¿Cómo son nuestros vínculos? En la sociedad actual<br />

hay mucha soledad. Muchas personas viv<strong>en</strong> solas. Las vivi<strong>en</strong>das individuales abundan<br />

por todas partes. El Padre quiso desde un comi<strong>en</strong>zo que Scho<strong>en</strong>statt fuera una familia.<br />

Decía el P. K<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ich: “¡Cuántas deformaciones hay <strong>en</strong> el tiempo actual, cuántos católicos hay<br />

exageradam<strong>en</strong>te espirituales! El hombre excesivam<strong>en</strong>te espiritual se hunde mañana o pasado<br />

mañana <strong>en</strong> la más baja s<strong>en</strong>sualidad” 7 . El hombre desarraigado no logra una sana<br />

vinculación con el mundo sobr<strong>en</strong>atural.<br />

Esto quiere decir que algo es<strong>en</strong>cial <strong>en</strong> nuestra pedagogía son los vínculos personales.<br />

Estamos hablando de vínculos fraternos, filiales y paternales o maternales. ¿En cuáles<br />

t<strong>en</strong>emos que crecer? Decía el Padre: “En la educación debemos g<strong>en</strong>erar una disposición gozosa<br />

a establecer vínculos 8 ”. Debemos apr<strong>en</strong>der y <strong>en</strong>señar el arte de vincularnos a las personas.<br />

Muchas veces creamos barreras. Por miedo a comprometernos, por miedo a que nos<br />

hagan daño. Decía el Dr. Jorge Carvajal: ”Creemos que sufrimos por amor, que nuestras<br />

catástrofes son por amor. Pero no es por amor, es por <strong>en</strong>amorami<strong>en</strong>to, que es una variedad del<br />

apego. Eso que llamamos habitualm<strong>en</strong>te amor es una droga. El verdadero amor ti<strong>en</strong>e una es<strong>en</strong>cia<br />

fundam<strong>en</strong>tal que es la libertad, y siempre conduce a la libertad”. Los vínculos verdaderos<br />

sanan el alma del que ama y del que es amado. Nos liberan de las ataduras y nos<br />

conduc<strong>en</strong> a la más pl<strong>en</strong>a libertad. Pero t<strong>en</strong>demos a crear vínculos que no son tan sanos y<br />

libres. Por eso la primera pregunta toca esos vínculos naturales con las personas que Dios<br />

5 J. KENTENICH, “Jornada para sacerdotes”, 1927, p. 12<br />

6 J. K<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ich, “En las manos del Padre”, 127<br />

7 H. KING, Textos pedagógicos, J. KENTENICH, 447<br />

8 IBÍDEM, 443<br />

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