APROXIMACIONES A LA OBRA LITERARIA DE JIMÉNEZ URE
«[…] URE, además de ser ese preocupado intelectual, el temido polemista, es también el creador de una mitología curiosísima que, entre la propuesta por un BORGES o CIORAN, tiende a asustar a los espíritus débiles, a los terroristas de tertulia y a cuantos estólidos pululan en nuestros ambientes literarios […]»
(Fernando BÁEZ)
«[…] URE, además de ser ese preocupado intelectual, el temido polemista, es también el creador de una mitología curiosísima que, entre la propuesta por un BORGES o CIORAN, tiende a asustar a los espíritus débiles, a los terroristas de tertulia y a cuantos estólidos pululan en nuestros ambientes literarios […]»
(Fernando BÁEZ)
jóvenes y narradores. Mientras otros alcanzan la primera sazón, una jornada previa se consagra –como conjunto- aunque algunos integrantes naufraguen. Una cuarta falange reúne a los creadores plenamente granados y, como telón de fondo, se encuentran los clásicos vivientes. Alberto JIMÉNEZ URE (n. en Tía Juana, Edo. Zulia, Venezuela, 1952) está en su quinta colección narrativa, ya integrando la hueste que inicia la maduración. Su libro Suicidios (Universidad de Los Andes, 1982) contiene, y no por primera vez, un arte poético explícito. Los sitios donde se manifiesta son el Pórtico (p. 07) y el Post-Scriptum (pp. 167-169) Habla de la poda como norma estilística. La veremos aplicada en todas sus páginas. Tan ceñido como lo fueron Julio CÉSAR, Baltasar GRACIÁN y Ramos SUCRE. Es, prácticamente, imposible resumirlo y él mismo dice que procura la mínima expresión cuantitativa. Enuncia, en relación con tal norma, una característica personal: el placer de destruir la mitad de lo escrito. Y otra de sus modalidades, radicalmente estilística, es la de evitar repetirse. Aludir a los antecedentes o influencias puede ser recurso de relleno, pero admitámoslo como
propensión del lector: cuando dice hacedor y luego ficciones pensamos en BORGES. Sin embargo, no es el anciano escritor argentino donde JIMÉNEZ URE ha encontrado ejemplos para su temática bipartida, que ayunta manifestaciones crudamente confesionales: médicas o psicosociales, con la ingeniosa construcción de tramas narrativas. Llamo confesionales a los aspectos necrófilos, sádicos, escatológicos, onanistas. Mientras tanto, la prosa despojada de todo barroquismo (y también de todo folklorismo o viso nacionalista) dice historias cuyos finales sorprenden: formula peripecias que se apartan de la escritura lineal y producen, por antítesis, mudanzas temporales, funcionamientos fantásticos. Gran placer para el destinatario, en este caso un lectorcomentador que ha seguido la evolución de JIMÉNEZ URE. En un punto disentiremos: cuando habla de «forma corriente» y «contenidos inusitados». No he descubierto la fusión del qué y el cómo. Para la tarea de disección puede ayudar separarlos como método, sin otorgar a la dicotomía entidad ontológica.
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jóvenes y narradores. Mientras otros alcanzan<br />
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vivientes. Alberto <strong>JIMÉNEZ</strong> <strong>URE</strong> (n. en Tía<br />
Juana, Edo. Zulia, Venezuela, 1952) está en su<br />
quinta colección narrativa, ya integrando la<br />
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Suicidios (Universidad de Los Andes, 1982)<br />
contiene, y no por primera vez, un arte poético<br />
explícito. Los sitios donde se manifiesta son el<br />
Pórtico (p. 07) y el Post-Scriptum (pp. 167-169)<br />
Habla de la poda como norma estilística. La<br />
veremos aplicada en todas sus páginas. Tan<br />
ceñido como lo fueron Julio CÉSAR, Baltasar<br />
GRACIÁN y Ramos SUCRE. Es, prácticamente,<br />
imposible resumirlo y él mismo dice que<br />
procura la mínima expresión cuantitativa.<br />
Enuncia, en relación con tal norma, una<br />
característica personal: el placer de destruir la<br />
mitad de lo escrito. Y otra de sus modalidades,<br />
radicalmente estilística, es la de evitar repetirse.<br />
Aludir a los antecedentes o influencias puede<br />
ser recurso de relleno, pero admitámoslo como