APROXIMACIONES A LA OBRA LITERARIA DE JIMÉNEZ URE
«[…] URE, además de ser ese preocupado intelectual, el temido polemista, es también el creador de una mitología curiosísima que, entre la propuesta por un BORGES o CIORAN, tiende a asustar a los espíritus débiles, a los terroristas de tertulia y a cuantos estólidos pululan en nuestros ambientes literarios […]»
(Fernando BÁEZ)
«[…] URE, además de ser ese preocupado intelectual, el temido polemista, es también el creador de una mitología curiosísima que, entre la propuesta por un BORGES o CIORAN, tiende a asustar a los espíritus débiles, a los terroristas de tertulia y a cuantos estólidos pululan en nuestros ambientes literarios […]»
(Fernando BÁEZ)
cero al producto logrado, la escritura parte de un mínimo hecho dado (un esbozo de situación anecdótica, por ejemplo: «[…] Frente a mi casa una mujer había decidido quebrantar mi estabilidad. Deduje sus intenciones porque, cada mañana a las siete, se posaba en la acera […]». «Sofisma», p. 41) a elaborar su disolución. Más que de construcción, como decíamos, parecería tratarse de destrucción. Sintaxis del antojo que no carece de rigor. JIMÉNEZ URE elabora, sistemáticamente, una especie de caos-análisis: reducir la realidad apenas representada a una descomposición posible, a su máxima expresión caótica, a sus mínimos elementos aleatorios. Escritura mucho menos fantástica que puramente absurda, que barajea al azar los imposibles desenlaces, cuyo efecto no es la sorpresa sino el estupor, el desconcierto, aun el desagrado. Pero, sentimos, sin embargo, que esto mismo nos llama a reflexión. Extraña exigencia de reflexión que le quita al pensamiento todo point de repére, que le niega el uso de sus posibilidades habituales. La Literatura Fantástica y Filosófica, en general, como hemos visto, apela a las facultades reflexivas comunes para validar, aunque sólo
fuera locamente, la coherencia de sus construcciones, la hilación de sus desarrollos. Estos cuentos, so pena de permanecer impenetrables, requerirían una reflexión extraordinaria. Ésta reflexión no común, esto, que podría ser un ejercicio de abandono del pensamiento habitual, corresponde a la actitud que el autor mismo reclama del lector: la contemplación («[…] Pido al lector que adopte, ante cualquiera de mis elucubraciones y enunciados, la actitud del sabio: contemplativa […]» («Prólogo», Ídem., p. 08). La contemplación podría definirse como la actitud del espíritu en la que el pensamiento, lejos de aprehender la cosa conceptualmente, desde su propia interioridad, por integración y diferenciación, se disuelve en ella, la penetra y anima. En este sentido, PLOTINO diría que la naturaleza entera es contemplación. En última instancia, no hay sujeto de contemplación, un alma que contempla, sino un fenómeno complejo en que la cosa como tal es contemplación de sí misma y el alma contemplativa forma parte de la apariencia contemplada. El alma se convierte así en el movimiento propio de la cosa y la cosa, por su parte, en el propio movimiento del alma.
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cero al producto logrado, la escritura parte de<br />
un mínimo hecho dado (un esbozo de situación<br />
anecdótica, por ejemplo: «[…] Frente a mi casa<br />
una mujer había decidido quebrantar mi estabilidad.<br />
Deduje sus intenciones porque, cada mañana a las<br />
siete, se posaba en la acera […]». «Sofisma», p. 41)<br />
a elaborar su disolución. Más que de<br />
construcción, como decíamos, parecería tratarse<br />
de destrucción. Sintaxis del antojo que no<br />
carece de rigor. <strong>JIMÉNEZ</strong> <strong>URE</strong> elabora,<br />
sistemáticamente, una especie de caos-análisis:<br />
reducir la realidad apenas representada a una<br />
descomposición posible, a su máxima expresión<br />
caótica, a sus mínimos elementos aleatorios.<br />
Escritura mucho menos fantástica que<br />
puramente absurda, que barajea al azar los<br />
imposibles desenlaces, cuyo efecto no es la<br />
sorpresa sino el estupor, el desconcierto, aun el<br />
desagrado. Pero, sentimos, sin embargo, que<br />
esto mismo nos llama a reflexión. Extraña<br />
exigencia de reflexión que le quita al<br />
pensamiento todo point de repére, que le niega el<br />
uso de sus posibilidades habituales. La<br />
Literatura Fantástica y Filosófica, en general,<br />
como hemos visto, apela a las facultades<br />
reflexivas comunes para validar, aunque sólo