demujer-a-mujer_2004
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De <strong>mujer</strong> a <strong>mujer</strong>:<br />
enfermeras y<br />
trabajadoras<br />
sociales ante<br />
los dilemas<br />
reproductivos<br />
GIRE<br />
Grupo de<br />
Información en<br />
Reproducción<br />
Elegida, A.C.
© <strong>2004</strong> Grupo de Información en Reproducción Elegida<br />
ISBN 968-5774-02-1<br />
Viena 160, Colonia del Carmen, Coyoacán,<br />
México, Distrito Federal<br />
Teléfonos: 56 58 66 84 y 45<br />
Sitio en Internet: www.gire.org.mx<br />
Correo electrónico: correo@gire.org.mx<br />
Coordinación: Norma Ubaldi Garcete<br />
Actualización: Ana Cortés y Juan Carlos Hernández<br />
Cuidado editorial: Juan Carlos Hernández y Mónica Maorenzic<br />
Diseño y producción editorial: Alina Barojas B.<br />
Impresión: Código X<br />
Impreso en México<br />
1
Índice<br />
La salud a cargo de las <strong>mujer</strong>es<br />
Un completo bienestar: salud y derechos reproductivos<br />
La atención en salud reproductiva<br />
Lo que es importante conocer: los derechos sexuales<br />
y los reproductivos<br />
El aborto seguro y legal: un derecho reproductivo<br />
Mitos y desmitificaciones<br />
Situación legal del aborto<br />
Situación legal en el mundo<br />
Situación legal en México<br />
Aspectos relacionados con el aborto<br />
Cifras<br />
Estimaciones del número de abortos inducidos<br />
en México<br />
Complicaciones del aborto: costos<br />
Morbimortalidad materna<br />
Una postura ética<br />
Perfil de las <strong>mujer</strong>es que abortan<br />
¿Quién decide?<br />
5<br />
9<br />
10<br />
13<br />
14<br />
17<br />
23<br />
24<br />
28<br />
33<br />
33<br />
34<br />
35<br />
36<br />
37<br />
38<br />
39<br />
3
La atención a <strong>mujer</strong>es por abortos complicados<br />
Los acuerdos internacionales sobre el aborto<br />
y la salud de las <strong>mujer</strong>es<br />
Segunda Conferencia Internacional<br />
Abortion Matters, en Amsterdam<br />
Declaración de Amsterdam sobre el aborto, 1996<br />
Revalorar el trabajo de las enfermeras y<br />
las trabajadoras sociales<br />
De valores e inversiones<br />
¿Cómo que no vale?<br />
Una última reflexión<br />
Bibliografía<br />
Guía de lecturas<br />
Invitación<br />
43<br />
46<br />
49<br />
50<br />
53<br />
56<br />
57<br />
61<br />
65<br />
67<br />
69<br />
4
LA SALUD A CARGO DE LAS MUJERES<br />
La <strong>mujer</strong> siempre ha sido considerada la principal proveedora<br />
de salud de su familia, en ella recae la responsabilidad<br />
de que los hijos crezcan y se desarrollen sanamente, de<br />
nutrir tanto material como emocionalmente a sus hijos y a su<br />
pareja y, en general, de remediar el sufrimiento de toda la<br />
familia. Son las madres y las abuelas quienes generalmente<br />
consultan al médico sobre las enfermedades de los hijos, pero<br />
a veces ellas mismas diagnostican y curan sin necesidad de<br />
una consulta. Por otra parte, la participación de las <strong>mujer</strong>es<br />
dentro del área de los servicios de salud también ha sido central<br />
desde hace mucho tiempo, pero esto es poco reconocido.<br />
En la Europa de la Edad Media, mientras los médicos se<br />
ocupaban de la salud de los habitantes de los castillos y feudos,<br />
las <strong>mujer</strong>es eran las que curaban en las aldeas, ya que<br />
ellas tenían conocimientos sobre hierbas y remedios naturales<br />
que no estaban incluidos en la medicina “oficial”. Estos<br />
remedios resultaban bastante eficaces, y eran aceptados por<br />
la población. Entre los aztecas, la <strong>mujer</strong> era la encargada de<br />
atender los partos. La partera tenía una función muy relevante<br />
en la sociedad, contando con un prestigio diferente al<br />
de las demás <strong>mujer</strong>es. “Tenía la categoría de sacerdotisa,<br />
socializadora, consejera de los asuntos matrimoniales, educadora<br />
en salud; en suma, poseía la categoría de <strong>mujer</strong> sabia.”<br />
1 En Estados Unidos, a principios del siglo XX, el concepto<br />
del cuidado de la salud de las <strong>mujer</strong>es embarazadas no fue<br />
una iniciativa de los médicos, sino de las enfermeras. Un grupo<br />
de enfermeras de Boston comenzó a atender las necesida-<br />
1 Castañeda Núñez,<br />
Imelda, “La Tlamatquiticitl,<br />
partera<br />
azteca”, en Imelda Castañeda<br />
et al., Enfermería<br />
¿cadena o camino?, s/l,<br />
s/e, s/f, pp. 7-8.<br />
5
des de salud de las embarazadas, y esta idea se multiplicó<br />
por todo el país, con lo que se logró que la tasa de mortalidad<br />
materna bajara considerablemente. Fue también una <strong>mujer</strong>,<br />
la enfermera y partera Margaret Sanger, quien en la década<br />
de los años veinte inició una gran campaña de información<br />
para que otras <strong>mujer</strong>es conocieran los métodos anticonceptivos.<br />
En aquella época los doctores condenaban la práctica<br />
anticonceptiva considerándola una “práctica detestable”. 2<br />
Sin embargo, desde fines del siglo pasado, los hombres<br />
empezaron a desplazar a la <strong>mujer</strong> como principal proveedora<br />
de la salud. Poco a poco, fueron conceptualizando a la medicina<br />
como un ejercicio profesional que se consideró de “mayor<br />
categoría”. Al mismo tiempo, se empezó a plantear que<br />
la <strong>mujer</strong> no estaba capacitada para este trabajo, cuando, irónicamente,<br />
ella llevaba siglos participando en esta área. Se<br />
fue dando importancia a prácticas médicas supuestamente<br />
más complejas; se inició el uso de “aparatos” especiales y, en<br />
general, se obstaculizó el avance de la <strong>mujer</strong> en la profesión.<br />
Finalmente, el papel principal de las <strong>mujer</strong>es en la atención<br />
de la salud se concentró en dos áreas: la enfermería y el trabajo<br />
social. Actualmente se sigue considerando que éstas son<br />
profesiones “de <strong>mujer</strong>es”, supuestamente caracterizadas por<br />
rasgos “típicamente femeninos”, como la suavidad, la obediencia<br />
no cuestionada y la paciencia. Sin embargo, estas características<br />
no son las que definen el trabajo real. Mientras<br />
que la <strong>mujer</strong> puede ser suave, amable o comprensiva, la realidad<br />
de estas profesiones es que se trata de un trabajo en<br />
donde existe mucha presión y la responsabilidad es muy grande.<br />
El hecho de tener un empleo remunerado, en el cual se<br />
desempeñan de acuerdo con su capacidad y esfuerzo personal,<br />
hace que las <strong>mujer</strong>es perciban su trabajo como un verdadero<br />
reto profesional.<br />
2<br />
Laurence, Leslie y<br />
Beth Weinhouse, Outrageous<br />
Practices, Nueva<br />
York, Fawcett Colombine,<br />
1994, p. 21.<br />
Según los discursos oficiales del 6 de enero, Día de la Enfermera,<br />
y de acuerdo con la creencia popular, para ejercer<br />
tal actividad se necesita tener “vocación”. Ésta se traduce en<br />
dos elementos importantes: la paciencia y el espíritu de sacrificio<br />
que supuestamente definen este trabajo. En pocas palabras,<br />
esperamos TODO de la enfermera: compasión, atención<br />
6
y sacrificio incondicional. La idea generalizada es que ellas,<br />
además de realizar un trabajo que incluye limpiar, trasnochar,<br />
cuidar que los pacientes estén bien y que no les falte<br />
nada, deben aportar la “parte afectiva” que las médicas y los<br />
médicos no proporcionan: deben ser comprensivas, amables<br />
y compasivas. Pareciera que las enfermeras son consideradas<br />
el complemento del trabajo que realizan las médicas y<br />
los médicos. Sin embargo, muchas enfermeras tienen una idea<br />
más clara de la importancia de su trabajo y de la presión bajo<br />
la que laboran. Muchas de ellas se definen como “todólogas”,<br />
ya que sus funciones también incluyen dar información a los<br />
pacientes, llevar la papelería, pero sobre todo, son ellas las<br />
que están presentes todo el tiempo. Están ahí tanto en la etapa<br />
preventiva como en la curativa. Lo mismo ejercen sus funciones<br />
en una clínica moderna que en grupos de desarrollo<br />
comunitario, en el hogar, en centros de trabajo, en la ciudad<br />
o en el campo.<br />
Las trabajadoras sociales que laboran en el área de la salud<br />
representan el vínculo entre el aspecto social y la salud y<br />
el bienestar de los pacientes. Ellas son las encargadas de orientar,<br />
informar, y muchas veces educar a las personas que acuden<br />
a los centros de salud con problemas específicos.<br />
Contrario a lo que se cree, ellas no sólo dan “consejos”. Ésta<br />
es una visión simplista que tiene que ver, otra vez, con lo que<br />
supuestamente es “natural” en la <strong>mujer</strong>: la facilidad para escuchar<br />
problemas, para consolar, para reconfortar. En realidad<br />
su trabajo es mucho más complejo. Su preocupación<br />
principal es dar un servicio de calidad a la población, tomando<br />
en cuenta los factores económicos, familiares, sociales y<br />
de salud de las personas. Ésta no es una labor fácil. Algunas<br />
trabajadoras sociales señalan que un reto importante de su<br />
trabajo es poder ser “una buena líder”, ser capaces de identificarse<br />
con la persona a la que atienden y situarse en un contexto<br />
social que les permita ayudarlas a tomar decisiones.<br />
En un encuentro de <strong>mujer</strong>es que trabajan en el área de la<br />
salud reproductiva, 3 se presentó un estudio en el que las enfermeras,<br />
trabajadoras sociales, parteras y otras profesionistas<br />
describían cuáles eran sus propias necesidades; lo<br />
3<br />
Miranda, Patricia,<br />
“Necesidades de las y<br />
los proveedores”, en<br />
Soledad Díaz et al.<br />
(eds.), Realidades y desafíos.<br />
Reflexiones de <strong>mujer</strong>es<br />
que trabajan en<br />
salud reproductiva, Santiago<br />
de Chile, Instituto<br />
Chileno de Medicina<br />
Reproductiva, s/f, pp.<br />
87-91.<br />
7
que ellas sienten que hace falta para que se valore más<br />
su trabajo y, a la vez, puedan desempeñarlo mejor. Entre<br />
estas necesidades, mencionaron:<br />
• capacitación (estar técnicamente preparadas para su<br />
trabajo)<br />
• información (estar en contacto con información actualizada<br />
sobre todo lo relacionado con su trabajo)<br />
• necesidad de infraestructura adecuada (recursos<br />
necesarios para poder ofrecer un servicio de calidad)<br />
• orientación (sobre los objetivos de su trabajo y lo<br />
que se espera de ellas)<br />
• apoyo (que su trabajo esté respaldado por el nivel<br />
directivo)<br />
• respeto (reconocimiento a su labor y respeto a sus<br />
necesidades, por parte del sistema, como del grupo<br />
de trabajo, no ser descalificadas)<br />
• estímulo (para poder desarrollar el potencial que<br />
todas tienen)<br />
• retroalimentación (conocer las evaluaciones sobre<br />
su trabajo, que se realicen de manera constructiva)<br />
• necesidad de expresión (espacio para decir sus opiniones<br />
y sugerencias, ya que ellas tienen una perspectiva<br />
muy valiosa del área en la que trabajan)<br />
Una de las enfermeras que acudió a ese encuentro, añadió<br />
algo más:<br />
Deberíamos mirarnos a nosotras mismas y a los demás como personas,<br />
fomentando la autoestima, de manera que cada uno se sienta<br />
seguro de lo que tiene que hacer. También es necesario ser solidarias<br />
y tener una actitud positiva para recibir a la gente. 4<br />
4<br />
Ibidem, p. 102.<br />
8
UN COMPLETO BIENESTAR:<br />
SALUD Y DERECHOS REPRODUCTIVOS<br />
Todas las personas tenemos el derecho a gozar de salud, y<br />
uno de sus aspectos es la salud reproductiva. La Organización<br />
Mundial de la Salud define a la salud reproductiva como<br />
un estado de completo bienestar físico, mental, social y no<br />
solamente como la ausencia de enfermedad o dolencia, en<br />
todo lo relacionado con el sistema reproductivo y sus funciones<br />
y procesos.<br />
¿Qué nos dice esta definición? En principio, que la salud<br />
reproductiva no se limita únicamente al embarazo y al parto.<br />
La salud reproductiva, que incluye a la sexualidad, implica<br />
que todas las personas son capaces de tener una vida sexual<br />
satisfactoria y segura, y que tienen la capacidad para reproducirse<br />
y la libertad para decidir si lo hacen o no, cuándo y<br />
con qué frecuencia.<br />
Para entender todo lo que interviene en el “completo bienestar”<br />
al que se refiere esta definición, tenemos que tomar en<br />
cuenta que tanto la sexualidad como la reproducción no son<br />
fenómenos únicamente físicos. Las decisiones que tomamos<br />
sobre nuestra vida sexual y reproductiva se ven influidas por<br />
factores emocionales, psicológicos, sociales y culturales. Sin<br />
embargo, independientemente de qué decisiones tomemos,<br />
todas las personas tenemos derecho a obtener el más alto grado<br />
de salud sexual y reproductiva.<br />
Tradicionalmente los aspectos de la salud de la reproducción<br />
humana han sido tratados a través de un enfoque de<br />
salud pública “materno-infantil”. Sin embargo, en los últi-<br />
9
mos 25 años se han llevado a cabo importantes cambios<br />
sociodemográficos que han hecho que estas perspectivas sean<br />
demasiado estrechas. Para muchas <strong>mujer</strong>es, la utilización de<br />
métodos anticonceptivos se ha vuelto parte de su vida cotidiana,<br />
y los embarazos son menos y más espaciados. Las <strong>mujer</strong>es<br />
están reclamando su derecho a que sean contempladas<br />
sus necesidades de salud como <strong>mujer</strong>es, y no sólo como madres.<br />
Este cambio lo podemos ver en el sistema de salud de<br />
nuestro país. Antes, la Dirección General de Planificación<br />
Familiar aplicaba el enfoque de la salud materno-infantil. Hacia<br />
finales de 1994, esta dirección cambió su nombre por el<br />
de Dirección General de Salud Reproductiva.<br />
En el 2003 se creó el Centro Nacional de Equidad de Género<br />
y Salud Reproductiva, producto de la fusión de la Dirección<br />
General de Salud Reproductiva con el Programa<br />
Mujer y Salud. El centro aplica en sus programas una perspectiva<br />
de género y está integrado por las siguientes direcciones<br />
generales: Salud Materna y Perinatal, Salud Reproductiva<br />
y Equidad de Género.<br />
La atención en salud reproductiva<br />
Las enfermeras y las trabajadoras sociales conocen mejor que<br />
nadie la realidad y las necesidades de las <strong>mujer</strong>es a las que<br />
atienden. Mantienen una gran cercanía con éstas, lo que les<br />
da una perspectiva especial de los problemas en salud reproductiva<br />
y de la atención que se brinda en esta área. Se dan<br />
cuenta, de primera mano, de que la población no tiene acceso<br />
a una educación sexual adecuada; de los tabúes y mitos<br />
sobre la sexualidad; de que son muchas las <strong>mujer</strong>es que se<br />
embarazan sin desearlo; de cómo muchas veces se impone a<br />
las usuarias determinado método anticonceptivo sin tomar<br />
en cuenta su opinión o sus necesidades específicas; de cómo<br />
la responsabilidad de la anticoncepción recae en la <strong>mujer</strong>,<br />
mientras que el hombre casi nunca participa en el proceso<br />
salud-sexualidad-reproducción. También han visto a una gran<br />
cantidad de <strong>mujer</strong>es ingresar al hospital con graves complicaciones<br />
después de provocarse un aborto en pésimas con-<br />
10
diciones sanitarias. Muchas enfermeras y trabajadoras sociales<br />
llegan a preguntarse cuál es su papel dentro de esta problemática.<br />
A veces les parece que, hagan lo que hagan en su<br />
trabajo, la situación no cambiará y los problemas serán siempre<br />
los mismos. Cada año ven nuevos programas y nuevas<br />
“metas” que alcanzar en materia de salud. Lo malo es que estas<br />
metas están descritas en número de usuarias, o en tasas y<br />
estadísticas, mientras que ellas enfrentan el problema de cómo<br />
ofrecer una mejor atención todos los días en los hospitales.<br />
Como vimos en la definición de salud reproductiva, ésta<br />
debe contemplar el bienestar integral de las personas en lo<br />
que toca a su sexualidad y su reproducción. Por eso no es<br />
lógico que se mida el éxito de los programas de “planificación<br />
familiar” con base únicamente en el número de usuarias<br />
de métodos anticonceptivos. El pilar sobre el que debería descansar<br />
la salud reproductiva, dentro de un sistema global de<br />
servicios, es la educación sexual dirigida a lograr una vida<br />
sexual plena y satisfactoria, y a tener una vida reproductiva<br />
fundamentada en decisiones informadas.<br />
Los programas de salud rara vez se ocupan de preparar a<br />
los/las prestadores/as de servicios para el desafío que significa<br />
cambiar actitudes en la forma de realizar el trabajo. Sin<br />
embargo, ésta es una parte muy importante si queremos lograr<br />
una diferencia en nuestro trabajo.<br />
Quizá lo primero es reflexionar sobre el hecho de que,<br />
aunque trabajan para una institución y son parte de un sistema<br />
de salud, las enfermeras y las trabajadoras sociales (al<br />
igual que las médicas) son antes que nada personas que trabajan<br />
para el bienestar de otras personas. En ocasiones, la<br />
enfermera o trabajadora social puede identificarse con las<br />
<strong>mujer</strong>es a las que atiende. Cuando esto sucede, se dejan de<br />
lado las ideas fijas que con frecuencia no nos permiten ver<br />
que el desprecio de una <strong>mujer</strong> por otra no es sino el resultado<br />
de la poca estima en que nos solemos tener cada una debido<br />
al lugar que tradicionalmente ocupa la <strong>mujer</strong> en la sociedad.<br />
Una enfermera (e investigadora en salud reproductiva), que<br />
trabajó muchos años en ginecología dice:<br />
11
5<br />
Véase: Miranda,<br />
Patricia, “Necesidades<br />
de las y los proveedores”,<br />
en Imelda Castañeda<br />
et al., Realidades y<br />
desafíos..., op. cit., p. 88.<br />
6<br />
López, Susana,<br />
“Percepción de la calidad<br />
de atención en salud<br />
de un grupo de<br />
<strong>mujer</strong>es de sectores populares”,<br />
ibidem, p. 109.<br />
Debemos identificar nuestras propias emociones frente a las necesidades<br />
ajenas, a fin de poder manejar mejor las situaciones<br />
cotidianas de nuestro trabajo. Por ejemplo, una <strong>mujer</strong> puede venir<br />
a consultar porque se tomó mal las pastillas; puede darnos<br />
mucha rabia que no haya entendido nuestras explicaciones, pero<br />
esta rabia puede impedirnos ver que tal vez viene asustada por<br />
no haber tomado bien su anticonceptivo y correr el riesgo de embarazarse<br />
sin haberlo deseado. 5<br />
Debemos tomar en cuenta que si se educa a la <strong>mujer</strong> en cuanto<br />
a su vida sexual y reproductiva, ella aplicará estos conocimientos<br />
en beneficio de sí misma y de su familia; está<br />
demostrado que ella es agente multiplicador para educar a<br />
las nuevas generaciones.<br />
Mucho se habla de aprender a escuchar a la <strong>mujer</strong> que<br />
acude a los servicios de salud. Si se pretende que la <strong>mujer</strong> se<br />
beneficie de las medidas destinadas a mejorar su salud, es<br />
preciso que la comunidad de atención a la salud oiga primero<br />
la voz de la <strong>mujer</strong>.<br />
A muchas nos puede sorprender qué es lo que más aprecian<br />
las <strong>mujer</strong>es en lo que se refiere a salud reproductiva. En<br />
un estudio en el que se entrevistó a usuarias atendidas por<br />
parto en diferentes hospitales, 6 las pacientes mencionaron que<br />
lo que ellas esperan más del personal de salud es integridad<br />
y respeto. La mayoría mencionó que deseaba recibir un trato<br />
personalizado, digno e igualitario. En dicho estudio, las pacientes<br />
pidieron una actitud respetuosa, comprensiva y de<br />
asesoría por parte del personal de salud, que les permita sentirse<br />
“bien tratadas”, confiadas, informadas y valoradas como<br />
personas. También piden que la clase social no sea un impedimento<br />
para recibir una atención de calidad. Señalaron, a<br />
su vez, el apoyo y la comprensión como necesidades fundamentales<br />
durante el periodo de gestación, que reconocen<br />
como de especial vulnerabilidad psicológica.<br />
Consideramos que este estado de vulnerabilidad es patente<br />
no sólo en las <strong>mujer</strong>es atendidas por parto, sino también<br />
en las que acuden a una asesoría sobre sexualidad o<br />
métodos anticonceptivos y, muy especialmente, en las <strong>mujer</strong>es<br />
que ingresan a los hospitales debido a complicaciones por<br />
abortos. Es importante que conozcamos un aspecto relacio-<br />
12
nado con la salud reproductiva que ayudará a que la atención<br />
de estos problemas sea mejor, más respetuosa y ética:<br />
los derechos sexuales y los reproductivos.<br />
Lo que es importante conocer:<br />
los derechos sexuales y los reproductivos<br />
Nadie nos dice, cuando estamos creciendo, que en el momento<br />
en que iniciamos nuestra vida sexual adquirimos responsabilidades<br />
y derechos. La deficiente educación sexual, los<br />
insuficientes servicios de salud, las condiciones de pobreza en<br />
las que vive una gran parte de la población, el machismo y la<br />
violencia son algunos de los factores que dificultan tener una<br />
vida sexual y reproductiva responsable, informada y libre.<br />
Puede parecer extraña la idea de que existan derechos sexuales<br />
y derechos reproductivos, pero éstos forman parte de los<br />
derechos humanos de los hombres y las <strong>mujer</strong>es. Algunos de<br />
estos derechos ya están contemplados en documentos internacionales<br />
y en las constituciones de muchos países del mundo.<br />
Es importante que el personal de salud, y muy específicamente<br />
las trabajadoras sociales, las enfermeras, las médicas<br />
y los médicos conozcan estos derechos. El respeto a los<br />
derechos reproductivos de las personas marca una gran diferencia<br />
en la atención en salud reproductiva.<br />
Los derechos sexuales y los reproductivos se refieren a<br />
todo lo relacionado con nuestra vida sexual y reproductiva.<br />
Todas las personas tenemos derecho a tomar las decisiones<br />
sobre nuestra vida sexual y reproductiva de manera libre,<br />
informada y responsable, teniendo acceso a la información y<br />
los medios para hacerlo. Para las organizaciones no gubernamentales<br />
que se ocupan de los derechos reproductivos,<br />
éstos comprenden, entre otros:<br />
• acceso a la información completa sobre sexualidad y<br />
reproducción<br />
• libertad para vivir la sexualidad en condiciones seguras,<br />
dignas y placenteras<br />
13
• derecho a no sufrir violencia, abuso o coerción sexual<br />
o corporal; el acceso a información completa sobre la<br />
salud reproductiva y acerca de los beneficios y riesgos<br />
de medicamentos, aparatos, tratamientos e intervenciones<br />
médicas, incluyendo la esterilización<br />
• acceso a métodos anticonceptivos seguros y efectivos<br />
• participación de la <strong>mujer</strong> en la toma de decisiones relacionadas<br />
con su embarazo y parto<br />
• tratamientos accesibles para la infertilidad<br />
• aborto seguro y legal<br />
El aborto seguro y legal: un derecho reproductivo<br />
Las <strong>mujer</strong>es han abortado desde siempre, a lo largo de toda<br />
la historia de la humanidad, cuando no pueden o deciden<br />
no continuar un embarazo. Los métodos que utilizan son<br />
diversos, pero en la mayoría de los casos, en los países en<br />
los que el aborto es ilegal, ponen en riesgo su salud o su<br />
vida. En los países en los que el aborto es legal (por ejemplo,<br />
en Gran Bretaña, Suecia, Italia, Holanda) la mayoría de<br />
las <strong>mujer</strong>es tienen acceso a servicios higiénicos y seguros.<br />
En nuestro país sólo las <strong>mujer</strong>es que pueden pagar y que<br />
cuentan con la información necesaria tienen este acceso. Son<br />
muchas las razones que orillan a una <strong>mujer</strong> a abortar. Muchas<br />
de ellas quedan embarazadas sin planearlo porque no<br />
tienen información suficiente sobre anticonceptivos, o no<br />
los usan por cuestiones culturales o religiosas; otras porque<br />
no conocen el funcionamiento de su cuerpo. Pero aunque<br />
todas las <strong>mujer</strong>es que no quisieran embarazarse se protegieran<br />
con un método anticonceptivo, esto no haría desaparecer<br />
la práctica del aborto. Todos los anticonceptivos<br />
existentes pueden fallar, y aunque hay personas para quienes<br />
un embarazo no planeado no representa un problema, hay<br />
otras para quienes sí lo es. Existen otros motivos por los que<br />
una <strong>mujer</strong> decida abortar: muchas <strong>mujer</strong>es son forzadas de<br />
manera violenta a tener relaciones sexuales, muchas pueden<br />
14
decidir no tener un hijo que saben que tendrá problemas físicos<br />
o neurológicos graves, muchas ponen en peligro su salud<br />
o su vida si llevan a término un embarazo. Por eso, poder acceder,<br />
cuando la <strong>mujer</strong> así lo decida, a un aborto practicado en<br />
condiciones higiénicas y seguras es un derecho reproductivo<br />
de las <strong>mujer</strong>es.<br />
15
MITOS Y DESMITIFICACIONES<br />
En la discusión sobre el aborto es frecuente escuchar mitos o<br />
errores que desvirtúan la realidad en varios aspectos. Grupos<br />
como Pro-Vida, que representa la postura más radical en<br />
contra del derecho al aborto, utilizan muchos de éstos como<br />
sus “razones” para “defender” la vida. Entre algunos de sus<br />
argumentos, podemos encontrar:<br />
• que utilizan términos engañosos o falsos. Por ejemplo,<br />
se refieren al feto y al embrión como “niño” o<br />
“persona”, aunque estén hablando de la célula que<br />
resulta de la unión del óvulo con el espermatozoide<br />
• se proclaman “en favor de la vida”, como si defender<br />
el derecho al aborto seguro fuera lo contrario<br />
• inventan consecuencias imaginarias o inverosímiles<br />
como resultado de la despenalización del aborto. Jorge<br />
Serrano Limón, Presidente de Cultura de la Vida,<br />
llegó a decir que “...si hoy permitimos que los nonatos<br />
mueran por el control natal, en un futuro se pretenderá<br />
justificar el asesinato de los ya nacidos”<br />
• que sus argumentos más socorridos se refieren a que las<br />
<strong>mujer</strong>es no saben lo que hacen y a que quienes no piensan<br />
como ellos están equivocados o carecen de preparación<br />
Éstos son sólo algunos ejemplos de los argumentos más frecuentes<br />
utilizados por personas o grupos que se oponen a la<br />
legalización del aborto.<br />
17
18<br />
Por eso es necesario contar con información objetiva que<br />
desmitifique la discusión. A continuación, presentamos algunos<br />
de los mitos y realidades de mucha trascendencia en<br />
el debate sobre el aborto.
Mito<br />
El aborto es un<br />
asesinato<br />
Realidad<br />
Ninguna legislación del mundo considera al aborto un<br />
asesinato<br />
Penalizar el<br />
aborto es la mejor<br />
forma de eliminar<br />
su práctica<br />
Lo único que consigue la penalización del aborto es que<br />
su práctica sea clandestina. No hace que la <strong>mujer</strong> deje de<br />
abortar y, en cambio, la obliga a hacerlo en condiciones<br />
peligrosas para su salud y su vida<br />
La legalización<br />
del aborto evita<br />
el aborto<br />
clandestino<br />
La legalización por sí sola es insuficiente para evitar el aborto<br />
clandestino. Mientras no exista suficiente información y servicios<br />
accesibles para las <strong>mujer</strong>es de pocos recursos, seguirán<br />
existiendo abortos clandestinos y riesgosos<br />
Al legalizar el<br />
aborto, aumenta<br />
el número de<br />
abortos<br />
Estudios realizados en Europa demostraron que la legalización<br />
del aborto no produce un aumento en su incidencia.<br />
En cambio, cuando la legalización va acompañada de<br />
programas efectivos de educación sexual y servicios<br />
anticonceptivos, la cifra de abortos puede disminuir<br />
El aborto está<br />
prohibido por la<br />
religión<br />
La mayoría de las religiones reconocen el derecho de la<br />
<strong>mujer</strong> a abortar si las circunstancias en torno a su embarazo<br />
lo justifican. Éste es el caso del protestantismo y el judaísmo<br />
no ortodoxo, así como de las religiones orientales.<br />
Únicamente las religiones más patriarcales siguen condenándolo.<br />
La jerarquía de la Iglesia católica lo prohíbe bajo<br />
cualquier circunstancia, inclusive cuando peligra la vida<br />
de la <strong>mujer</strong>. Sin embargo, ahora existen grupos católicos,<br />
como Católicas por el Derecho a Decidir, que apoyan el<br />
derecho al aborto<br />
19
Mito<br />
Las <strong>mujer</strong>es que<br />
abortan son casi<br />
todas jóvenes y<br />
solteras<br />
Realidad<br />
Aunque las <strong>mujer</strong>es adolescentes y las jóvenes son más<br />
vulnerables al embarazo no deseado, las cifras muestran<br />
que <strong>mujer</strong>es de todas las edades, casadas y solteras, se<br />
hacen abortos<br />
En América Latina, el índice de aborto en <strong>mujer</strong>es mayores<br />
de 35 años es dos veces más alto que en <strong>mujer</strong>es entre<br />
los 20 y 34 años*<br />
El aborto causa<br />
graves daños<br />
psicológicos<br />
a la <strong>mujer</strong><br />
En 1989 se llevó a cabo una investigación en Estados Unidos<br />
(cuyos resultados fueron publicados por la Sociedad<br />
Psicológica Americana) que demostró que el aborto voluntario<br />
no causa ningún efecto psicológico grave en la<br />
<strong>mujer</strong>. En cambio, la sensación que más reportan las <strong>mujer</strong>es<br />
que lo realizan es de alivio. Sentimientos como la<br />
culpa, tristeza o arrepentimiento son normales y duran<br />
poco tiempo. Este estudio se hizo en un país en el que el<br />
aborto es legal, donde hay información y servicios de aborto<br />
de buena calidad. En los países en donde es ilegal, la<br />
<strong>mujer</strong> que aborta realiza un hecho prohibido y forzosamente<br />
secreto. Las condiciones de un aborto clandestino<br />
traen consigo muchos peligros que sí pueden resultar<br />
traumáticos<br />
El aborto es<br />
peligroso<br />
El aborto realizado en circunstancias legales, integrado a<br />
un buen sistema de atención de la salud, realizado por<br />
gente capacitada y dentro de los tres primeros meses de<br />
embarazo es un procedimiento fácil y muy seguro. Después<br />
del tercer mes el procedimiento es más complicado,<br />
pero si lo realiza personal competente, el riesgo es relativamente<br />
bajo<br />
* Jacobson, Jodi, “The Global Politics of abortion”, en Worldwatch Paper<br />
97, Washington, Worldwatch Institute, 1990, p. 36.<br />
20
Mito<br />
El feto es una<br />
persona como<br />
nosotros<br />
Realidad<br />
La célula que resulta de la unión del espermatozoide y el<br />
óvulo tiene el potencial de convertirse en un ser humano,<br />
pero eso no significa que en ese momento sea una persona.<br />
Aun cuando adquiere la apariencia física humana, el feto<br />
todavía tiene un largo camino que recorrer antes de ser considerado<br />
un ser humano completamente desarrollado: sus<br />
sistemas orgánicos son rudimentarios a los cuatro meses, y<br />
es incapaz de pensar, sentir o inclusive de respirar al final<br />
de los seis meses. El cerebro termina de desarrollarse a los<br />
siete meses, y muchas de las funciones básicas de sus órganos<br />
tardan un poco más. Comparar al embrión o al feto de<br />
menos de siete meses con un adulto desarrollado es equivalente<br />
a comparar los planos de una casa con una casa ya<br />
terminada<br />
El feto<br />
experimenta<br />
dolor durante<br />
el aborto<br />
Antes de que esté desarrollado su sistema neurológico es<br />
imposible que el feto experimente dolor alguno. El cerebro<br />
que es el encargado de recibir la señal de dolor, no está<br />
suficientemente desarrollado antes de los cinco meses. Para<br />
que sea capaz de sentir dolor, es necesario que la corteza<br />
cerebral haya terminado su formación y todas las células<br />
nerviosas estén “conectadas”, lo que ocurre hasta el séptimo<br />
mes<br />
Si se cuenta con<br />
servicios de<br />
anticoncepción<br />
y educación<br />
sexual, el<br />
servicio de<br />
aborto ya no es<br />
necesario<br />
Aun en los países que cuentan con los servicios de anticoncepción<br />
y la educación sexual más avanzada, el aborto todavía<br />
es necesario, ya que sigue habiendo <strong>mujer</strong>es que<br />
quedan embarazadas sin planearlo. Una <strong>mujer</strong> puede embarazarse<br />
aunque esté utilizando métodos anticonceptivos,<br />
o su embarazo puede ser el resultado de una violación. El<br />
aborto siempre será necesario, porque es una realidad social<br />
y debe ser un derecho fundamental de la <strong>mujer</strong><br />
21
SITUACIÓN LEGAL DEL ABORTO<br />
No es posible que una conducta que se practica anualmente por miles y<br />
millones de personas; con una Legislación comparada que la ha<br />
despenalizado para un 64% de la población mundial; que tiene un sustrato<br />
histórico parcial y limitado y adscrito a una ideología concreta; que ha sido<br />
contestada con la más rotunda clandestinidad del 99%, con todos sus riesgos;<br />
que ha encontrado la evasión de toda responsabilidad criminal en el<br />
turismo abortivo; que encuentra un vacío total en el proceso judicial, que<br />
únicamente afecta al 1% de dichas conductas y que actúa como instrumento<br />
del azar y la discriminación; y que sometida al tratamiento penal no<br />
cumple ninguno de los fines de la pena, no es posible, repetimos, que esa<br />
conducta, con todas esas singularidades sorprendentes que conducen a la<br />
ineficacia, a la discriminación y a la injusticia, continúe siendo considerada<br />
delito.<br />
José Luis Ibáñez y García-Velasco,<br />
La despenalización del aborto voluntario en el ocaso del siglo XX,<br />
Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1992, p. 140.<br />
23
Situación legal en el mundo<br />
La liberalización de las leyes sobre aborto se dio en la mayoría<br />
de los países de Europa Central y Oriental en la década<br />
de los cincuenta, y en la mayor parte del resto de los países<br />
industrializados durante los años sesenta y setenta. Algunos<br />
países en desarrollo también relajaron las restricciones en ese<br />
periodo, China e India, por ejemplo. Para 1986, se podían<br />
obtener abortos por razones de salud en Estados Unidos y en<br />
todos los países de Europa, excepto Irlanda y Bélgica. Entre<br />
1986 y 1990 continuó la tendencia hacia la liberalización y a<br />
partir de 1994, año en que tuvo lugar la Conferencia Internacional<br />
sobre la Población y el Desarrollo en El Cairo, doce<br />
países han liberalizado sus leyes, mientras que sólo cuatro<br />
hicieron cambios restrictivos en materia de aborto. 7<br />
Que la tendencia a la despenalización se establezca con<br />
firmeza, no significa que deje de haber retrocesos y, en algunos<br />
casos, un vaivén entre la legalización y la prohibición<br />
según los dictados de las circunstancias sociales y políticas.<br />
Aun así, no se advierten cambios definitivos en contra y puede<br />
vaticinarse que el futuro nos depara una legalización cada<br />
vez más extensa.<br />
Las leyes que regulan el aborto inducido van desde aquéllas<br />
que lo prohíben sin excepciones explícitas hasta las que<br />
lo reconocen como un derecho de las <strong>mujer</strong>es.<br />
Actualmente 3/4 partes de la población mundial se rigen<br />
por leyes que permiten el aborto a petición de la <strong>mujer</strong>, sea<br />
expresando solamente su voluntad o aduciendo razones psicológicas<br />
o económicas. La situación se aprecia en los siguientes<br />
porcentajes:<br />
7<br />
Katzive, Laura, et<br />
al., Abortion Law Changes<br />
since 1994, Nueva York,<br />
Center for Reproductive<br />
Rights, 2003, s/p.<br />
• El 74% de la población mundial vive en países cuyas<br />
leyes lo permiten por razones amplias, desde la simple<br />
petición de la <strong>mujer</strong> (aquí se encuentran algunas<br />
de las democracias más avanzadas del mundo, Suecia,<br />
Holanda, Dinamarca, Italia, Austria, Noruega, además<br />
de China y Estados Unidos); hasta por factores<br />
sociales y económicos, y por motivos médicos amplios<br />
24
• El 25% en países donde está permitido para salvar la<br />
vida de la <strong>mujer</strong> (en este grupo están la mayoría de<br />
los países islámicos, casi dos tercios de los de América<br />
Latina, una mayoría de países africanos y en el caso<br />
de los países europeos sólo Irlanda)<br />
• El 7% de la población mundial habita en países donde<br />
el aborto está totalmente prohibido (El Vaticano, Chile<br />
y El Salvador)<br />
Muertes<br />
200<br />
180<br />
Disminución de las muertes por aborto a partir de su legalización<br />
en los Estados Unidos<br />
160<br />
140<br />
Leyes de aborto reformadas en 15 estados<br />
Roe vs Wade, 22 de enero de 1973*<br />
120<br />
100<br />
80<br />
60<br />
40<br />
20<br />
0 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 Año<br />
Fuente: Benson Gold, Rachel, Abortion and Women’s Healtb. A Turning Point for America?, Nueva York y Washington,<br />
The Alan Guttmacher Institute, 1990.<br />
Nota: Las cifras incluyen muertes debidas a abortos tanto legales como ilegales, pero no muertes debidas<br />
a abortos espontáneos.<br />
* En el caso Roe vs Wade la Suprema Corte de los Estados Unidos estableció que el derecho constitucional<br />
a la privacidad incluye el derecho de una <strong>mujer</strong> a decidir si interrumpe su embarazo o no. El Estado no puede<br />
interferir en la decisión de la <strong>mujer</strong> durante el primer trimestre del embarazo; puede prohibir el aborto sólo<br />
cuando el feto es viable, excepto en los casos en que es necesaria una intervención para proteger la vida o<br />
salud de la <strong>mujer</strong>.<br />
25
Situación legal del aborto en el mundo (2003)<br />
AMÉRICA Y EL CARIBE<br />
EUROPA<br />
TOTALMENTE PROHIBIDO<br />
PARA SALVAR LA VIDA<br />
DE LA MUJER<br />
Chile<br />
El Salvador<br />
Antigua y Barbuda<br />
Brasil (V)<br />
Colombia (NC)<br />
Dominica<br />
Guatemala<br />
Haití<br />
Honduras<br />
México (V/D)<br />
Nicaragua (AE/AP)<br />
Panamá (AP/V/F)<br />
Paraguay<br />
República Dominicana<br />
Surinam<br />
Venezuela<br />
Andorra<br />
Irlanda<br />
Malta<br />
Mónaco<br />
San Marino<br />
POR SALUD FÍSICA<br />
Argentina (VM)<br />
Bahamas<br />
Bolivia (V/I)<br />
Costa Rica<br />
Ecuador (VM)<br />
Granada<br />
Perú<br />
Santa Lucía<br />
Uruguay<br />
Liechtenstein<br />
Polonia (V/I/F/AP)<br />
POR SALUD MENTAL<br />
Jamaica (AP)<br />
Trinidad y Tobago<br />
Saint Kitts y Nevis<br />
Irlanda del Norte<br />
Portugal (V/F/AP)<br />
España (V/F)<br />
POR RAZONES<br />
SOCIOECONÓMICAS<br />
Barbados (AP/V/I/F)<br />
Belice (F)<br />
San Vicente y las Granadinas (V/I/F)<br />
Finlandia (V/F)<br />
Gran Bretaña (F)<br />
Luxemburgo (V/AP/F)<br />
Islandia (V/I/F)<br />
SIN RESTRICCIONES<br />
Canadá (L)<br />
Cuba (✦/AP)<br />
Estados Unidos de América (D/AP/✦)<br />
Guyana ( )<br />
Puerto Rico (P)<br />
Albania (✦)<br />
Alemania (•)<br />
Austria (•)<br />
Belarús (✦)<br />
Bélgica (•)<br />
Bosnia-Herzegovina (✦/AP)<br />
Bulgaria (✦)<br />
Croacia (✦/AP)<br />
Dinamarca (✦/AP)<br />
Eslovaquia (✦/AP)<br />
Eslovenia (✦/AP)<br />
Estonia (✦)<br />
Francia (•/AP)<br />
Grecia (✦/AP)<br />
Hungría (✦)<br />
Italia ( ✦ /AP)<br />
Letonia (✦)<br />
Lituania (✦)<br />
Macedonia (✦/AP)<br />
Moldova (✦)<br />
Países Bajos (P)<br />
Noruega (✦/AP)<br />
República Checa (✦/AP)<br />
Rumania (•)<br />
Rusia (✦)<br />
Serbia y Montenegro (Yugoslavia)<br />
(AP/✦)<br />
Suecia (▲)<br />
Suiza (✦)<br />
Ucrania (✦)<br />
Fuente: Center for Reproductive Rights, The World’s Abortion Laws 2003, Nueva York, 2003.<br />
26
ASIA ASIA Y MEDIO ORIENTE<br />
ÁFRICA<br />
OCEANÍA<br />
Afganistán<br />
Bangladesh<br />
Brunei Darussalam<br />
Bután Bangladesh (NC)<br />
Emiratos IndonesiaÁrabes Unidos<br />
Filipinas Laos<br />
Franja Myanmar de Gaza<br />
Indonesia Nepal<br />
Irak Papua Nueva Guinea<br />
Filipinas<br />
Sri Lanka<br />
Irán<br />
Laos<br />
Líbano<br />
Libia (AP)<br />
Myanmar<br />
Omán<br />
Siria (AE/AP)<br />
Sri Lanka<br />
Yemen<br />
Angola<br />
Benín<br />
Chad<br />
Congo<br />
Costa de Marfil<br />
Egipto<br />
Gabón<br />
Guinea-Bissau<br />
Kenia<br />
Lesotho<br />
Madagascar<br />
Malí (V/I)<br />
Mauricio<br />
Malawi (AE)<br />
Mauritania<br />
Níger<br />
Nigeria<br />
Príncipe y Santo Tomé<br />
República Centroafricana<br />
República Democrática del Congo<br />
Senegal<br />
Somalia<br />
Suazilandia<br />
Sudán<br />
Tanzania<br />
Togo<br />
Uganda<br />
Kiribati<br />
Islas Marshall<br />
Islas Salomón<br />
Micronesia (NC)<br />
Palau<br />
Papúa Nueva Guinea<br />
Tonga<br />
Tuvalu<br />
Arabia Saudita (AE/AP)<br />
Corea del Sur (AE/V/I/F)<br />
Kuwait (AE/AP/F)<br />
Jordania<br />
Maldivas (AE)<br />
Pakistán<br />
Qatar<br />
Tailandia (V)<br />
Burkina Faso (V/I/F )<br />
Burundi<br />
Camerún (V)<br />
Comoros<br />
Djibouti<br />
Eritrea<br />
Etiopía<br />
Guinea<br />
Guinea Ecuatorial (AE/AP)<br />
Marruecos<br />
Mozambique<br />
Ruanda<br />
Zimbabwe (V/I/F)<br />
Vanuatu<br />
Israel Australia (V/I/F) (D)<br />
Hong Hong Kong Kong (V/I/F) (F/V/I)<br />
Malasia Malasia<br />
Nueva Zelanda (F/I)<br />
Argelia<br />
Botswana (V/I/F)<br />
Gambia<br />
Ghana (V/I/F)<br />
Liberia (V/I/F)<br />
Namibia (V/I/F)<br />
Seychelles (V/I/F)<br />
Sierra Leona<br />
Nauru<br />
Nueva Zelanda (I/F)<br />
Samoa<br />
Chipre (V/F)<br />
India (AP/V/F)<br />
Japón (AE)<br />
Taiwán (AE/AP/I/F)<br />
Zambia (F)<br />
Australia (D)<br />
Fiji<br />
Armenia (✦)<br />
Azerbaiján (✦)<br />
Bahrein (✦)<br />
Camboya ( •)<br />
China (L/S)<br />
Corea del Norte (L)<br />
Georgia (✦)<br />
Kazajstán (✦)<br />
Kirguiza (✦)<br />
Mongolia (✦)<br />
Nepal (✦)<br />
Singapur (★)<br />
Tadjikistán (✦)<br />
Turquía (AE/AP/ )<br />
Turkmenistán (✦)<br />
Uzbekistán (✦)<br />
Vietnam (L)<br />
Cabo Verde (✦)<br />
Sudáfrica (✦)<br />
Túnez (✦)<br />
Límite gestacional de 8 semanas.<br />
Límite gestacional de 10 semanas.<br />
✦ Límite gestacional de 12 semanas.<br />
• Límite gestacional de 14 semanas.<br />
▲ Límite gestacional de 18 semanas.<br />
★ Límite gestacional de 24 semanas.<br />
(AE): Se necesita la autorización del esposo.<br />
(AP): Se necesita la autorización de los padres.<br />
(D): Sistemas en que las leyes de los estados o provincias difieren<br />
entre uno y otro. En estos casos la colocación del país en la categoría<br />
correspondiente se basa en la legislación que rige a la mayoría de la<br />
población.<br />
(V): El aborto se permite en caso de violación sexual.<br />
(I): El aborto se permite en caso de incesto.<br />
(F): El aborto se permite en caso de daño del feto.<br />
(L): La ley no indica límite gestacional.<br />
(P): La ley no limita los abortos de fetos antes de que sean viables.<br />
(VM): En caso de violación sexual de <strong>mujer</strong>es con incapacidad mental.<br />
(NC): La ley no es clara.<br />
(S): El aborto selectivo por sexo está prohibido.<br />
27
Situación legal en México<br />
Si todo deceso es lamentable, son particularmente lastimeras las muertes<br />
anunciadas. Y son muertes anunciadas, sin duda, las que genera el aborto<br />
oculto. El secreto de la práctica se traduce en destrucción de la vida de las<br />
<strong>mujer</strong>es pobres. Ésta es la razón principal por la que habría que revisar la<br />
actual legislación. No se trata de optar por un sí o un no al aborto ya que<br />
las <strong>mujer</strong>es, con incriminación o sin ella, abortan, como lo muestran las<br />
estadísticas de diferentes latitudes. La opción es entre la vida y la muerte<br />
de esas <strong>mujer</strong>es. Mantener las vigentes normas punitivas significa, objetivamente<br />
y más allá de las intenciones, optar por la muerte. Y esta opción<br />
siempre será condenable.<br />
Luis de la Barreda Solórzano,<br />
El delito de aborto: una careta de buena conciencia,<br />
M.A. Porrúa, México, 1991, p. 90.<br />
Desde fines de los años setenta han venido aumentando en<br />
México los motivos por los que el aborto no es considerado<br />
delito. Muchas de las modificaciones más importantes a los<br />
códigos penales de las entidades federativas del país fueron<br />
hechas a principios de los años ochenta y se refieren a la<br />
despenalización del aborto cuando:<br />
1. Se diagnostiquen malformaciones graves en el producto<br />
2. Cuando el embarazo cause un grave daño a la salud de<br />
la <strong>mujer</strong><br />
A partir del año 2000 se han sucedido reformas importantes<br />
a los códigos penales del Distrito Federal, Morelos,<br />
Estado de México y Veracruz y a los códigos de procedimientos<br />
penales de las dos primeras entidades. En el año 2000 se<br />
incluyeron en el DF las causales de inseminación artificial no<br />
consentida, grave daño a la salud de la <strong>mujer</strong> y cuando el<br />
producto presenta malformaciones congénitas o genéticas<br />
graves y se reglamentó que el Ministerio Público fuera la instancia<br />
encargada de dar la autorización para el aborto por<br />
violación. El Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Verde<br />
Ecologista de México (PVEM) se opusieron a algunos as-<br />
28
pectos de esa reforma al Código Penal y al Código de Procedimientos<br />
Penales del DF y presentaron una Acción de<br />
Inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la<br />
Nación, pero el fallo dictado en el 2002 fue favorable a la reforma.<br />
En ese mismo año la Secretaría de Salud y la Procuraduría<br />
General de Justicia capitalinas emitieron diversos<br />
documentos para regular los procedimientos, servicios y obligaciones<br />
de los funcionarios relacionados con la realización<br />
de abortos legales. La Secretaría de Salud capitalina elaboró,<br />
además, el Manual de procedimientos para la interrupción legal<br />
del embarazo en las unidades médicas, de observancia obligatoria<br />
para su personal.<br />
En diciembre del 2003 se aprobaron nuevas reformas en<br />
el tema de aborto al Nuevo Código Penal (CPDF) y a la Ley de<br />
Salud para el Distrito Federal (LSDF). En el CPDF se incrementa<br />
el castigo a quien hiciera abortar a una <strong>mujer</strong> sin su consentimiento<br />
y se deja de considerar al aborto como un delito en<br />
los casos permitidos por la ley: cuando el embarazo es producto<br />
de una violación o de una inseminación artificial no<br />
consentida, cuando se diagnostican malformaciones graves<br />
en el producto, cuando el embarazo implica un grave riesgo<br />
para la salud de la <strong>mujer</strong> y cuando el aborto es resultado de<br />
una acción involuntaria de la <strong>mujer</strong> (aborto imprudencial).<br />
A partir de entonces, la LSDF establece que, en los casos permitidos<br />
por la ley, las instituciones públicas de salud en el DF<br />
deberán realizar la interrupción del embarazo gratuitamente<br />
y en condiciones de calidad en un plazo no mayor de cinco<br />
días a partir de la solicitud de la <strong>mujer</strong>. Se regula también la<br />
objeción de conciencia de los médicos para que la <strong>mujer</strong> que<br />
solicite un aborto legal tenga garantizado ese servicio. Dicha<br />
ley estipula, además, que la Secretaría de Salud del DF deberá<br />
contar permanentemente con personal no objetor. A raíz de<br />
las reformas hechas en marzo del 2000 al Código Penal del<br />
Estado de México, se permite en la entidad el aborto por malformaciones<br />
genéticas o congénitas graves del producto.<br />
También en el 2002 se aprobó en el estado de Morelos una<br />
reforma legal que permite el aborto en caso de malformacio-<br />
29
nes graves en el feto o cuando el embarazo sea resultado de<br />
una inseminación artificial no consentida, mientras que en el<br />
estado de Veracruz se añadió al nuevo Código Penal de la<br />
entidad, en vigor desde enero del <strong>2004</strong>, la inseminación artificial<br />
no consentida, como otra de las causas de aborto permitidas<br />
por la ley.<br />
El aborto en los códigos penales de las entidades federativas<br />
ESTADO<br />
POR VIOLACIÓN<br />
IMPRUDENCIAL<br />
O CULPOSO<br />
POR PELIGRO<br />
DE MUERTE<br />
POR MALFORMACIONES<br />
GENÉTICAS O<br />
CONGÉNITAS GRAVES<br />
DEL PRODUCTO<br />
GRAVE DAÑO<br />
A LA SALUD<br />
OTRAS<br />
CAUSAS<br />
AGUASCALIENTES ✓ ✓ ✓<br />
BAJA CALIFORNIA ✓ (A) ✓ ✓ ✓ (B)<br />
BAJA CALIFORNIA SUR ✓ (A) ✓<br />
✓ ✓<br />
✓ (B)<br />
CAMPECHE ✓ ✓ ✓<br />
COAHUILA ✓ (A) ✓ ✓ ✓<br />
COLIMA ✓ (A) ✓<br />
✓ ✓<br />
✓ (B)<br />
CHIAPAS ✓ (A) ✓ ✓<br />
CHIHUAHUA ✓ (A) ✓<br />
✓<br />
✓ (B)<br />
DISTRITO FEDERAL<br />
✓ ✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓ (B)<br />
DURANGO ✓ ✓ ✓<br />
GUANAJUATO ✓ ✓<br />
GUERRERO<br />
✓ ✓<br />
✓<br />
✓ (B)<br />
HIDALGO ✓ (A)<br />
✓ ✓<br />
JALISCO ✓ ✓<br />
✓ ✓<br />
MÉXICO ✓ ✓ ✓ ✓<br />
MICHOACÁN<br />
MORELOS<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓ ✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓ (B)<br />
NAYARIT<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
NUEVO LEÓN<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
OAXACA ✓ (A) ✓ ✓ ✓<br />
PUEBLA ✓ ✓ ✓ ✓<br />
QUERÉTARO ✓ ✓<br />
QUINTANA ROO ✓ (A) ✓ ✓ ✓<br />
SAN LUIS POTOSÍ ✓ ✓ ✓ ✓ (B)<br />
SINALOA ✓ ✓ ✓<br />
SONORA ✓ ✓ ✓<br />
TABASCO<br />
TAMAULIPAS<br />
TLAXCALA<br />
✓ ✓<br />
✓ (B)<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
VERACRUZ ✓ (A) ✓ ✓<br />
✓<br />
✓ (B)<br />
YUCATÁN<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓ (C)<br />
ZACATECAS<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
✓<br />
TOTAL 32 29 27 13 9 11<br />
(A) En estos casos la ley contempla plazos para la interrupción del embarazo,<br />
los cuales varían; algunos códigos señalan "dentro de los tres meses,<br />
contados a partir de la violación", otros dicen "dentro de los 90 días de<br />
gestación" y algunos más indican dentro de los "tres primeros meses" de<br />
gestación.<br />
(B) Inseminación artificial no consentida.<br />
(C) Económicas, cuando la <strong>mujer</strong> tenga al menos tres hijos.<br />
Los estados con sombreado modificaron su legislación en el 2000,<br />
excepto Veracruz que la modificó en 2003 y entró en vigor en <strong>2004</strong>.<br />
✓ Esta causal sí está considerada en el Código Penal del estado.<br />
30
Principales causas de no punibilidad en los estados<br />
Imprudencial o culposo<br />
29 estados lo admiten<br />
3 estados no lo admiten<br />
Nuevo León<br />
Tabasco<br />
Chiapas<br />
Los códigos penales de Baja California<br />
Sur, Coahuila, Colima,<br />
Chiapas, Distrito Federal, Guerrero,<br />
Estado de México, Morelos,<br />
Quintana Roo, Veracruz y Yucatán<br />
señalan que el aborto no es punible<br />
cuando a juicio de un médico,<br />
o en su caso dos médicos, el producto<br />
padezca alteraciones congénitas<br />
que den por resultado el<br />
nacimiento de un ser con deficiencias<br />
físicas o mentales graves.<br />
De acuerdo con los códigos penales<br />
de Oaxaca y Puebla, no es<br />
punible el aborto “cuando se deba<br />
a causas eugenésicas graves, según<br />
dictamen que previamente rendirán<br />
dos peritos médicos”.<br />
Por peligro de muerte o grave daño a la salud<br />
Con respecto a que se permita<br />
el aborto no sólo cuando la <strong>mujer</strong><br />
corra peligro de muerte, sino cuando<br />
simplemente esté en grave riesgo<br />
su salud, se encuentran las<br />
legislaciones del Distrito Federal,<br />
Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit,<br />
Nuevo León, Tamaulipas, Tlaxcala<br />
y Zacatecas.<br />
Guanajuato<br />
Querétaro<br />
Guerrero<br />
29 estados lo admiten<br />
3 estados no lo admiten<br />
31
Resultados de una encuesta de <strong>mujer</strong>es que ingresaron por aborto<br />
al Hospital General de México<br />
MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS EMPLEADOS<br />
17%<br />
No los utilizaban o no los conocían<br />
Métodos mecánicos**<br />
33%<br />
16%<br />
Métodos combinados<br />
28%<br />
6%<br />
Anticonceptivos orales*<br />
Remedios populares inefectivos<br />
* Usados con irregularidad<br />
** Lavados, DIU o preservativos<br />
TIPOS DE ABORTIVOS<br />
Ingestión de tés<br />
36%<br />
22%<br />
Otros<br />
Legrados*<br />
8%<br />
Uso de caústicos<br />
8%<br />
12%<br />
14%<br />
Ocitócicos o inyecciones<br />
* Complicados con perforaciones o desgarre<br />
Sonda<br />
MOTIVOS QUE LLEVARON A ABORTAR<br />
Razones económicas<br />
34%<br />
16%<br />
Mejor educaciónpara sus hijos<br />
No han pensado en ello<br />
24%<br />
12%<br />
Problemas conyugales<br />
5%<br />
9%<br />
Problemas familiares<br />
Problemas de salud<br />
Fuente: Ribera, Amalia , “Abortos inducidos en México”, en Doble Jornada, 2 de julio de 1990. Datos tomados de la investigación realizada por el<br />
doctor Armando Valle Gay en la Unidad de Gineco-obstetricia del Hospital General de México.<br />
32
ASPECTOS RELACIONADOS CON EL ABORTO<br />
Cifras<br />
Concepto<br />
Información<br />
válida para el año<br />
Cifras<br />
Fuente<br />
Mujeres en<br />
México<br />
Mujeres en edad<br />
fértil<br />
2000 49 891 159 INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda<br />
2000. Tabulados de la muestra censal. Cuestionario<br />
ampliado, México, 2000.<br />
2000 26 043 635 Ibidem.<br />
Nacimientos 2000 2 699 084 INEGI, Sistemas Nacionales Estadístico y de<br />
Información Geográfica. Nacimientos<br />
registrados 1990-2002,<br />
<br />
[consulta: 31 de mayo del <strong>2004</strong>].<br />
Muertes maternas 2002 1291 SSA, Salud: México 2002, México, 2003.<br />
Lugar que ocupa<br />
el aborto como<br />
causa de<br />
mortalidad<br />
materna<br />
2001 4to CONAPO, Programa Nacional de Población 2001-<br />
2006, México, 2001, p. 79.<br />
33
Estimaciones del número de abortos inducidos en México<br />
Número<br />
Fuente<br />
850 000 López García, Raúl, “El aborto como problema de salud<br />
pública”, en Elu, María del Carmen y Ana Langer,<br />
Maternidad sin riesgos en México, México, IMES , 1994,<br />
pp. 85-86.<br />
533 100 The Alan Guttmacher Institute, Aborto clandestino: una<br />
realidad latinoamericana, Nueva York, 1994, p. 24.<br />
102 000* CONAPO, Programa Nacional de Población 2001-2006, México,<br />
2001, p. 89.<br />
* Incluye abortos inducidos y espontáneos<br />
8<br />
López García, Raúl,<br />
“El aborto como problema<br />
de salud pública”,<br />
en Elu, María del Carmen<br />
y Ana Langer, Maternidad<br />
sin riesgos en<br />
México, México, IMES,<br />
1994, pp. 85-86.<br />
9<br />
INEGI, Encuesta Nacional<br />
de la Dinámica<br />
Demográfica (ENADID),<br />
México, 1997, p. 62.<br />
10<br />
World Health Organization,<br />
Unsafe Abortion.<br />
Global and Regional<br />
Estimates of Incidence of<br />
and Mortality due to<br />
Unsafe Abortion with a<br />
Listing of Available Country<br />
Data, Ginebra, 1998,<br />
p. 13.<br />
En el país “ocurren aproximadamente 4 200 000 embarazos<br />
por año, de los cuales sólo llega al término de la gestación el<br />
60%; el resto, es decir 1 700 000, se pierden en sus etapas tempranas.<br />
En este orden de ideas, es conveniente señalar que<br />
los cálculos más conservadores sugieren que la mitad de estas<br />
pérdidas se refieren a abortos inducidos y que aproximadamente<br />
850 000 casos son de abortos espontáneos”. 8<br />
Del total de una muestra representativa de <strong>mujer</strong>es en<br />
edad fértil en México, una de cada cinco (19%) declaró haber<br />
tenido un aborto espontáneo o inducido alguna vez en su<br />
vida. 9<br />
En América Latina se estima que se practican más de 4<br />
millones de abortos inseguros al año, que equivalen a 30 abortos<br />
inseguros por cada mil <strong>mujer</strong>es en edad reproductiva y<br />
más de un aborto inseguro por cada tres nacimientos. 10<br />
34
Complicaciones de aborto: costos<br />
Dato<br />
Ocupa el segundo o cuarto lugar de<br />
motivos de hospitalización<br />
Se ocupan 1,500 camas diarias: un millón<br />
de camas al año. Se pierden 5 millones y<br />
medio de días laborales al año<br />
Fuente<br />
IMSS, Boletín anual sobre morbilidad<br />
hospitalaria 1982-1985.<br />
López García, Raúl, op. cit., p. 86.<br />
De acuerdo con el Boletín anual sobre morbilidad hospitalaria<br />
1982-1985, del IMSS, el aborto se ubica entre el segundo y<br />
cuarto lugar de motivos de hospitalización. 11<br />
Según el doctor Raúl López García, el promedio de días<br />
de estancia de todas las formas clínicas de aborto es de 1.8. El<br />
total de camas diarias que se requiere para su atención es de<br />
cerca de mil 500 y el total de días cama por año llega al millón.<br />
El promedio de incapacidad laboral es de 10 días, lo que<br />
determina un impacto notable en la fuerza femenina de trabajo.<br />
Es posible calcular que la pérdida de días laborables al<br />
año por este concepto es de aproximadamente cinco millones<br />
y medio. 12<br />
11<br />
“Aborto: problema<br />
de salud pública”, en<br />
Este país, México, 1991,<br />
núm. 8, p. 25.<br />
12<br />
López García,<br />
Raúl, op. cit., p. 90.<br />
35
Morbimortalidad materna<br />
Dato<br />
El aborto inseguro es la primera causa<br />
de muerte materna entre <strong>mujer</strong>es de 15<br />
a 39 años en América Latina<br />
El 21% de las muertes maternas tiene<br />
por causa el aborto inseguro<br />
El aborto es la cuarta causa de<br />
mortalidad en México<br />
En las clínicas del IMSS: 63 000<br />
hospitalizaciones por esta causa<br />
Fuente<br />
Jacobson, Jodi, The Global Politics of Abortion, en<br />
Worldwatch Paper 97, Washington, Worldwatch<br />
Institute, 1990.<br />
World Health Organization, Unsafe Abortion.<br />
Global and Regional Estimates of Incidence of and<br />
Mortality due to Unsafe Abortion with a Listing of<br />
Available Country Data, Ginebra, 1998, p. 8.<br />
CONAPO, Programa Nacional de Población 2001-<br />
2006, México, 2001, p. 79.<br />
Rábago Ordóñez, Aurora, et al., “Características<br />
de las <strong>mujer</strong>es con un aborto en la población<br />
derechohabiente del IMSS”, ponencia<br />
presentada en la Mesa Redonda sobre Aspectos<br />
Sociodemográficos del Aborto en México, 1991.<br />
Se considera que en América Latina las complicaciones<br />
de los abortos ilegales son la primera causa de muerte en<br />
<strong>mujer</strong>es entre las edades de 15 y 39 años. 13<br />
13<br />
Jacobson, Jodi, The<br />
Global Politics… op. cit.,<br />
p. 40.<br />
14<br />
CONAPO, Diez hechos<br />
relevantes sobre el aborto en<br />
México, México, 1998.<br />
15<br />
Rábago Ordóñez,<br />
Aurora, et al., “Características<br />
de las <strong>mujer</strong>es<br />
con un aborto en la población<br />
derechohabiente<br />
del IMSS“, ponencia<br />
presentada en la Mesa<br />
Redonda sobre Aspectos<br />
Sociodemográficos<br />
del Aborto en México,<br />
1991.<br />
De acuerdo con las cifras oficiales, en México el aborto<br />
constituye la cuarta causa de mortalidad materna. Sin embargo<br />
CONAPO afirma que “existe evidencia de un subregistro<br />
de la mortalidad materna y de una incorrecta asignación de<br />
ciertas causas de defunción, en particular del aborto”. 14<br />
“Solamente en el Instituto Mexicano del Seguro Social, institución<br />
de salud que proporciona la mayor cantidad de servicios<br />
médicos en el país, se registraron en 1990 cerca de 63,000<br />
hospitalizaciones por complicaciones de aborto, lo cual representa<br />
el 8.2% del total de egresos obstétricos hospitalarios.” 15<br />
36
Una postura ética<br />
Luis Villoro 16<br />
El aborto es un hecho doloroso, sangriento. Por sí mismo,<br />
aislado de cualquier circunstancia, es un acto de destrucción;<br />
como a toda destrucción, lo envuelve la tristeza, el desamparo.<br />
Por eso la discusión sobre la despenalización del aborto<br />
está cargada de emociones que nublan los argumentos. El<br />
horror de un acto de destrucción impulsa a muchas personas<br />
de buena fe a condenarlo sin restricciones. Los argumentos<br />
contra el aborto se revisten de palabras emotivas: “respeto a<br />
la vida”, “asesinato”, “derecho a vivir”, cuyo impacto emocional<br />
impulsa a aceptarlos sin analizar su alcance. Pero la<br />
búsqueda de la verdad requiere de algo más que de nobles<br />
arrebatos; la buena fe exige examinar con fría serenidad la<br />
fuerza de los argumentos. Intentémoslo.<br />
Ante todo, ¿de qué se trata? Lo que está en discusión no<br />
es el carácter de ese hecho doloroso, sino sólo si debe o no ser<br />
castigado por el Estado. No hay un criterio seguro, de base<br />
científica, para determinar cuándo comienza a existir una<br />
persona humana. Los criterios varían. Por consiguiente, cada<br />
quien tiene que atenerse a su propio juicio acerca de cuál es<br />
el más razonable. Personalmente me parece el más razonable,<br />
y aún el más estricto, el que admite que la persona comienza<br />
cuando el sistema cerebral cortical se ha desarrollado.<br />
Pero éste es un juicio personal que no tengo derecho de imponer<br />
a nadie y nadie tiene derecho a imponerme el suyo.<br />
Porque en este punto no hay un saber objetivo.<br />
Si no hay un criterio comúnmente aceptado sobre este<br />
punto, es claro que el Estado no puede imponer ningún criterio<br />
y está obligado a respetar el de cada persona. No tiene,<br />
pues, ninguna justificación para imponer el calificativo de<br />
“crimen” al aborto. Este es un juicio que sólo compete a cada<br />
individuo.<br />
Penalizar el aborto es imponer a la razón de los ciudadanos<br />
una definición de “persona humana” que no está avalada<br />
16<br />
Fragmento de Luis<br />
Villoro, “¿Debe castigarse<br />
el aborto?”, en La Jornada,<br />
11 y 12 de enero de<br />
1991.<br />
37
por ningún saber científico ni por ningún sistema ético universalmente<br />
aceptado. Atenta, pues, contra la libertad de pensamiento<br />
y contra el derecho de cada quien a dirigir su vida<br />
en forma autónoma.<br />
Calificar o no de “crimen” al aborto es competencia de la<br />
conciencia individual. Si no existen criterios universalmente<br />
aceptados en esta materia, ¿cuál alternativa es mejor? Penalizar<br />
el aborto implica conceder al Estado el privilegio exclusivo<br />
de decidir sobre un asunto de moral y atentar contra los<br />
derechos de las <strong>mujer</strong>es para imponerles su criterio.<br />
Despenalizar el aborto no implica justificarlo, menos fomentarlo.<br />
Implica sólo respetar la autonomía de cada ciudadano<br />
para decidir sobre su vida, respetar tanto a quien juzga que<br />
el aborto es un crimen como a quien juzga lo contrario. En un<br />
caso tan controvertido, ¿cuál es la actitud más razonable?<br />
Perfil de las <strong>mujer</strong>es que abortan<br />
Las características de las <strong>mujer</strong>es que recurren al aborto no<br />
han cambiado mucho en las últimas décadas. Así lo demuestra<br />
un análisis comparativo de dos estudios, el primero realizado<br />
en 1976 por Marie Claire Acosta (con base en estudios<br />
de 1968), y el segundo dirigido en 1990 por el doctor Armando<br />
Valle Gay, Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital<br />
General de México.<br />
• Las edades promedio de las <strong>mujer</strong>es que abortan: en<br />
1968, el 53% tenía entre 26 y 40 años; en 1990, el 41%<br />
tenía entre 25 y 40 años<br />
• El estado civil: en 1968, el 65% eran casadas o vivían<br />
en unión libre; en 1990 el 53% estaban casadas o vivían<br />
en unión libre<br />
• La religión: en 1968 eran católicas el 86%; en 1990 las<br />
católicas constituían el 88%<br />
• Nivel de instrucción: el 68% tenía un bajo nivel de instrucción<br />
en 1968; en 1990 el 44% no había terminado<br />
la primaria y el 28% tenía sólo la primaria completa<br />
38
• Condiciones de vida: en 1968 tenían ingresos económicos<br />
insuficientes o precarios el 76%; en 1990, vivía en<br />
malas condiciones el 90%, de ellas el 88% vivía en con<br />
diciones de hacinamiento<br />
¿Quién decide?<br />
El Grupo de Información en Reproducción Elegida ha dado<br />
a conocer tres encuestas nacionales de Gallup para tener una<br />
idea aproximada de la opinión sobre el aborto de diversos<br />
grupos en el país. En la pregunta referente a quién debe decidir<br />
si la <strong>mujer</strong> aborta, fue en la que hubo una tendencia más<br />
definida: una mayoría importante opinó que la decisión corresponde<br />
a la <strong>mujer</strong> o a ésta y su pareja: la cifra menor fue<br />
de 74.7% (para la ciudad de Guadalajara), y alcanzó el porcentaje<br />
más alto en el DF con un 86.4%.<br />
Los datos anteriores, obtenidos en la Tercera Encuesta Nacional<br />
sobre Aborto (Gallup/ GIRE, 1994), son muy interesantes<br />
por sí solos y también si se los compara con los obtenidos en<br />
las dos primeras encuestas (1991 y 1992). En líneas generales,<br />
se ha mantenido constante una tendencia hacia la liberalización<br />
de las posturas ante el aborto. Así, encontramos que<br />
mientras en la encuesta de 1991 un 75% de las personas entrevistadas<br />
opinó que la decisión sobre un aborto compete<br />
sólo a la <strong>mujer</strong> o a la pareja, y un 16.5% pensó que debería<br />
recurrirse a la opinión de otros (médico, sacerdote, etc.), en<br />
los resultados de 1992 el porcentaje total de personas que<br />
consideraron que una decisión de este tipo correspondía a la<br />
<strong>mujer</strong> o la pareja alcanzó el 88.4% y sólo un 7% creyó que la<br />
decisión debía ser tomada por otros, entre los que la Iglesia<br />
católica ocupó el 1.2% y los médicos el 4.2%. En 1994, los<br />
porcentajes disminuyeron, aunque no significativamente, respecto<br />
de la última encuesta: el 82.7% creyó que la decisión<br />
debía ser tomada por la <strong>mujer</strong> o la pareja, el 0.9% que debía<br />
ser una decisión sólo del hombre, el 6.9% que competía a otros<br />
(la Iglesia católica 1.2%, el gobierno 0.4%, el médico 5.3%) y<br />
aumentó el porcentaje que contestó que no sabía, 9.2%.<br />
39
Es evidente que la sensibilidad moral de las personas se<br />
está transformando. Hay cuestiones que ya son aceptadas en<br />
ciertos grupos y estratos sociales y otras que apenas empiezan<br />
a debatirse. Por eso, la tendencia mundial ha sido despenalizar<br />
la práctica del aborto y establecer las condiciones sanitarias<br />
para que las <strong>mujer</strong>es que deciden interrumpir sus embarazos<br />
lo puedan hacer en condiciones sanitarias adecuadas.<br />
Si bien los avances en la detección de defectos genéticos<br />
en el producto, a través de la técnica de la amniocentesis,<br />
han llevado a la inclusión de la causal de malformaciones en<br />
el feto, en algunas legislaciones estatales sobre el aborto en<br />
nuestro país, hay parejas que a pesar de saber que su futuro<br />
hijo tendrá graves defectos genéticos quieren que nazca y lo<br />
reciben amorosamente. La existencia de la causal de malformaciones<br />
en el feto no obliga a abortar a quien no quiere hacerlo,<br />
sólo da acceso a aquellas personas que deciden interrumpir<br />
el embarazo. De la misma manera, ampliar a otras causas la<br />
no punibilidad del aborto no obligará a ninguna <strong>mujer</strong> a abortar<br />
en contra de sus creencias o de su voluntad, pero sí ofrecerá<br />
a muchísimas <strong>mujer</strong>es la posibilidad de hacerlo en buenas<br />
condiciones sanitarias.<br />
¿Hasta dónde es ético intervenir o dejar de hacerlo?<br />
¿Quién debe tomar la decisión: la <strong>mujer</strong>, la pareja, el gobierno,<br />
la jerarquía de la Iglesia católica, los médicos…?<br />
Reconocer este dilema implica para los legisladores una<br />
toma de posición al margen de sus creencias personales, hay<br />
que luchar por lograr cambios sociales acordes con una aspiración<br />
común: la reducción del sufrimiento humano. Un aspecto<br />
crucial es no imponer un criterio moral, sino establecer<br />
condiciones que permitan informar a la <strong>mujer</strong> y su pareja en<br />
la toma de su decisión.<br />
Al preguntarse quién decide, vale la pena ver cómo, en<br />
sociedades donde la decisión política tomada por el pueblo o<br />
por sus representantes (Italia, Francia) es que cada <strong>mujer</strong>/<br />
pareja decida, hay menos conflicto que en sociedades donde<br />
la decisión la toma un grupo pequeño de personas (Estados<br />
Unidos).<br />
40
François Furet dice:<br />
En este momento existe en Estados Unidos un verdadero déficit<br />
de lo político, generado por una cierta cobardía de los elegidos<br />
por el pueblo, presidente y congreso, de dilucidar las preguntas<br />
de la sociedad por el pueblo. Testimonio de lo anterior es la manera<br />
en la cual ha sido “regulado”, si así se puede decir, el problema<br />
del aborto: una sentencia de la Suprema Corte, en 1973,<br />
Roe vs. Wade, hizo de la interrupción voluntaria del embarazo un<br />
derecho de la <strong>mujer</strong>, a título de su privacidad. Desde entonces,<br />
esta resolución no ha dejado de ser objeto de apoyos y rechazos<br />
apasionados, al grado de que ha dividido casi por la mitad a la<br />
opinión pública. Suscita, periódicamente, por parte de quienes<br />
se oponen a ella, actos de violencia, como atentados con bombas<br />
contra clínicas donde se practica la interrupción del embarazo.<br />
Las feministas toman la resolución Roe vs. Wade como un texto<br />
casi sagrado. Sin embargo, no puedo evitar el pensar que, si un<br />
país tan cristiano como Estados Unidos reguló una cuestión como<br />
esa a través de una resolución judicial en lugar de tomar una decisión<br />
política, en términos filosófico-jurídicos, en términos de<br />
“derecho”, es decir, por el conducto de los nueve jueces encargados<br />
de dilucidar un dilema filosófico “irresoluble”, fue la peor<br />
manera de proceder. El resultado lo demostró. Se puede juzgar la<br />
falta de sabiduría en la resolución Roe vs. Wade al comparar en<br />
esta cuestión a los Estados Unidos con Francia o Italia, por ejemplo;<br />
en estos dos países de Europa, de tradición católica si la hay,<br />
la legislación sobre la interrupción del embarazo no es menos<br />
permisiva, pero ha sido votada: en Italia por el pueblo mismo y<br />
por el congreso en Francia. Se pretendió resolver un problema<br />
social, no una cuestión filosófica y no se suscitó esta especie de<br />
guerra civil latente que provoca en Estados Unidos. 17<br />
17<br />
Tomado de “La<br />
utopía democrática en<br />
Estados Unidos”, entrevista<br />
con François Furet,<br />
en debate feminista,<br />
México, Año 4, vol. 7,<br />
marzo de 1993, p. 353.<br />
41
LA ATENCIÓN A MUJERES<br />
POR ABORTOS COMPLICADOS<br />
Como hemos visto, no existen cifras oficiales claras con respecto<br />
a la situación del aborto en nuestro país. Sin embargo,<br />
el personal que labora en los centros de salud se ha podido<br />
dar cuenta de la dimensión del problema: son muchas las<br />
<strong>mujer</strong>es que ingresan a las salas de emergencia por causa de<br />
abortos mal practicados y la mayoría de ellas son de bajos<br />
recursos económicos.<br />
En esta publicación revisamos distintos aspectos de la problemática<br />
del aborto (legal, psicológico, social, ético). Sin embargo,<br />
sentimos que es necesario abordar un tema que tiene<br />
que ver directamente con el personal de salud: la atención<br />
que reciben las <strong>mujer</strong>es que abortan cuando se presentan en<br />
los centros de salud del país.<br />
Nuestra sociedad juzga con dureza a la <strong>mujer</strong> que aborta.<br />
Como exponemos en este trabajo, hay posturas diferentes y<br />
muchas maneras de valorar el problema del aborto; todas<br />
ellas válidas mientras sean respetuosas y/o tolerantes con<br />
las demás posiciones. A pesar de que en los centros de salud<br />
se puede apreciar todos los días la tragedia que implican las<br />
complicaciones por abortos mal practicados, la mayoría de<br />
las veces el trato que reciben estas <strong>mujer</strong>es es hostil en los<br />
momentos en los que ellas más necesitan ayuda.<br />
En 1993, se realizó un estudio en la ciudad de México para<br />
averiguar cuál era la actitud ante el aborto de los médicos y las<br />
médicas (y del personal de salud en general) que tratan a las<br />
<strong>mujer</strong>es en los hospitales. 18 En este estudio se entrevistó a per-<br />
18<br />
Torres Escobar, Indiana,<br />
“Actitud de los<br />
médicos tratantes de los<br />
abortos que se presentan<br />
en los hospitales del<br />
Distrito Federal”, México,<br />
GIRE, 1993.<br />
43
sonal de los hospitales Luis Castelazo Ayala, del Instituto Mexicano<br />
del Seguro Social; Juárez de México, de la Secretaría de<br />
Salud, y el Hospital Inguarán, del entonces Departamento del<br />
Distrito Federal. En estos centros es donde se atiende al mayor<br />
número de <strong>mujer</strong>es por complicaciones de aborto.<br />
Una de las conclusiones de esta investigación es que existen<br />
diferencias en la atención que reciben las <strong>mujer</strong>es que han<br />
abortado en comparación con otras usuarias. El cambio de<br />
actitud ocurre desde el momento en que se evidencia que se<br />
trata de un aborto inducido. Algunos de los médicos entrevistados<br />
opinaron que esta actitud se debe a que existe “prejuicio<br />
en relación a estas pacientes”. En cambio, las enfermeras<br />
opinaron que esta diferencia de trato es porque “los médicos<br />
reprimen a las <strong>mujer</strong>es”. 19<br />
Por las respuestas descritas, resulta paradójico que se reconozca<br />
la necesidad de apoyo psicológico para las <strong>mujer</strong>es<br />
que abortan, cuando este servicio no existe en las instituciones<br />
de forma permanente ni para todas las pacientes. Se les<br />
preguntó a los médicos si ellos conversan con las <strong>mujer</strong>es<br />
tratadas por abortos. En un hospital, únicamente el 6% considera<br />
que esto forma parte de su profesión. Cuando se ofrece<br />
orientación a las hospitalizadas para prevención futura,<br />
exactamente la mitad de los doctores lo hace a partir de la<br />
valoración de que el aborto es un acto criminal y su intervención<br />
se da desde esa óptica, para que no se vuelva a repetir,<br />
para que sepan, según lo explicitó un médico: “lo reprobable<br />
de su conducta”; o porque, según dijo otro: “hay que hacer<br />
que no vuelvan a cometer el pecado cometido”. 20<br />
19<br />
Ibidem, p. 40.<br />
20<br />
Ibidem, p. 41.<br />
21<br />
Ibidem, p. 42.<br />
Poco menos de la otra mitad platica para prevenir que el<br />
acto se repita, pero sin mayor carga de tipo condenatorio,<br />
argumentando sobre todo razones médicas y porque consideran<br />
que “es necesario que las pacientes sepan que no tienen<br />
que hacer esto por las complicaciones que pueden<br />
ocurrir”. Sólo cuatro contestaron que tenían interés en las<br />
pacientes y dos argumentaron razones de humanidad. 21<br />
Las razones expresadas por aquellos doctores que prefieren<br />
no conversar con las usuarias son: que tienen muy poco<br />
44
tiempo por el número de <strong>mujer</strong>es que deben atender, porque<br />
consideran que no les corresponde a los médicos, y/o porque<br />
no les interesa. Cuatro de ellos consideran que “la gente<br />
no entiende, entonces de qué sirve hablar”, y otros señalan<br />
que “las pacientes con aborto no son prioridad como para<br />
gastar tiempo con ellas”. Estas últimas razones son graves,<br />
ya que es fácil imaginar el trato que reciben las <strong>mujer</strong>es por<br />
parte de estos médicos. 22<br />
Nos parece importante llamar la atención sobre este punto,<br />
ya que la primera ayuda emocional para estas <strong>mujer</strong>es<br />
tendría que provenir del personal tratante. Para las <strong>mujer</strong>es,<br />
la conducta de los médicos y médicas, enfermeras y trabajadoras<br />
sociales puede tener consecuencias importantes a largo<br />
plazo. El trato que reciban de todo el personal puede<br />
reforzar un posible sentimiento de culpa y transgresión o, en<br />
contraste, proporcionar un enorme alivio y restituir una mirada<br />
de sí misma devaluada por la decisión.<br />
Las enfermeras y las trabajadoras sociales tienen una mejor<br />
comunicación con las <strong>mujer</strong>es desde el ingreso de las mismas.<br />
Ellas interrogan a los médicos y médicas sobre las<br />
maniobras a realizar y frecuentemente explican a las usuarias<br />
qué se les va a hacer. En el estudio que señalamos, ninguna<br />
de las enfermeras entrevistadas condenó a estas<br />
<strong>mujer</strong>es; lo que sí fue evidente es que el trato es impersonal<br />
y más bien frío, cuando lo fundamental es la existencia de<br />
un ambiente de sensibilidad frente a la posible angustia de<br />
las <strong>mujer</strong>es.<br />
Ofrecer apoyo emocional puede resultar difícil, ya que<br />
quizá desde un punto de vista personal, la enfermera o la<br />
trabajadora social puede condenar la práctica del aborto. Sin<br />
embargo, esto no implica que el trato que ofrezcan a las <strong>mujer</strong>es<br />
que llegan con un aborto séptico tenga que estar definido<br />
por su postura personal.<br />
No se trata de condenar a los profesionales de la salud,<br />
sin embargo, es clara la necesidad de modificar conductas<br />
y actitudes que alejan a la profesión de su razón de ser: las<br />
personas.<br />
22<br />
Idem.<br />
45
Los acuerdos internacionales sobre el aborto<br />
y la salud de las <strong>mujer</strong>es<br />
Como ya se mencionó, aproximadamente 3 / 4 partes de la<br />
población mundial cuentan con políticas que permiten el<br />
aborto en diversas condiciones jurídicas para salvar la vida<br />
de la <strong>mujer</strong>. Sin embargo, una proporción significativa de los<br />
abortos se efectúa en malas condiciones, y son la causa de un<br />
gran porcentaje de fallecimientos o lesiones permanentes. En<br />
1994, México participó, junto con otros 178 países, en la Conferencia<br />
Internacional sobre la Población y el Desarrollo convocada<br />
por la ONU, celebrada en El Cairo, Egipto. Como parte<br />
de las conclusiones reunidas en el documento emanado de<br />
esta conferencia, los países acordaron lo siguiente: promover<br />
la salud de las <strong>mujer</strong>es y reducir considerablemente el número<br />
de muertes y la morbilidad causadas por abortos realizados<br />
en malas condiciones.<br />
Las medidas recomendadas para lograr este objetivo son:<br />
• se insta a todos los gobiernos y a las organizaciones<br />
intergubernamentales y no gubernamentales a fortalecer<br />
su compromiso con la salud de la <strong>mujer</strong> y a ocuparse<br />
de los efectos que en la salud tienen los abortos<br />
realizados en condiciones no adecuadas como un importante<br />
problema de salud pública<br />
• en todos los casos, las <strong>mujer</strong>es deberían tener acceso a<br />
servicios de calidad para tratar las complicaciones derivadas<br />
de abortos<br />
• los gobiernos deberían reducir el recurso al aborto mediante<br />
la prestación de servicios más amplios y mejores<br />
de planificación de la familia. Se deberían ofrecer<br />
con prontitud servicios y educación de planificación<br />
de la familia post-aborto que ayuden a evitar la repetición<br />
de los abortos<br />
• las <strong>mujer</strong>es que tienen embarazos no deseados deben<br />
tener fácil acceso a información fidedigna y a asesoramiento<br />
comprensivo. Los abortos deben realizarse en<br />
condiciones adecuadas en los casos en que no sean contrarios<br />
a la ley<br />
46
• una mayor atención a las necesidades de salud reproductiva<br />
de las adolescentes y <strong>mujer</strong>es jóvenes podría<br />
reducir notablemente la morbilidad y mortalidad maternas<br />
mediante la prevención de embarazos no deseados<br />
y de los abortos posteriores realizados en<br />
condiciones deficientes 23<br />
Un año después, en 1995, nuestro país estuvo presente en la<br />
IV Conferencia Mundial sobre la Mujer convocada por la ONU.<br />
Esta conferencia se realizó en Beijing, China, y asistieron a<br />
ella 200 países que firmaron el documento final denominado<br />
Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer.<br />
En esta ocasión se retomaron los aspectos sobre salud y<br />
derechos reproductivos que se discutieron en El Cairo y se<br />
reforzaron ciertos objetivos estratégicos y acciones a seguir.<br />
Por ejemplo, en lo que toca al aborto se recomendó a los gobiernos<br />
“considerar la posibilidad de revisar las leyes que<br />
prevén medidas punitivas contra las <strong>mujer</strong>es que han tenido<br />
abortos ilegales”.<br />
Además, los gobiernos, en colaboración con las organizaciones<br />
no gubernamentales y organizaciones de empleadores<br />
y trabajadores, y con el respaldo de las instituciones gubernamentales<br />
se comprometieron, entre otras cosas a:<br />
• reconocer y afrontar las consecuencias que tienen para<br />
la salud los abortos peligrosos por ser un problema<br />
de salud pública importante<br />
• preparar y difundir información accesible mediante<br />
campañas de salud pública, los medios de comunicación,<br />
buenos servicios de asesoramiento y el sistema<br />
educacional, con el objeto de garantizar que las <strong>mujer</strong>es<br />
y los jóvenes puedan adquirir conocimientos sobre<br />
salud, especialmente información sobre sexualidad<br />
y reproducción<br />
• reconocer las necesidades específicas de los y las adolescentes<br />
y aplicar programas adecuados, concretos,<br />
por ejemplo, de educación e información sobre salud<br />
sexual y reproductiva, y sobre infecciones de trans-<br />
23<br />
Family Care International,<br />
Acción para el<br />
siglo XXI. Salud y derechos<br />
reproductivos para<br />
todos, Nueva York, 1994,<br />
p. 21.<br />
47
misión sexual, entre ellas el VIH/Sida, teniendo en<br />
cuenta los derechos del niño y los derechos, deberes y<br />
responsabilidades de los padres<br />
Por otro lado, en la Plataforma de Acción se plantea como uno<br />
de los objetivos estratégicos “Promover la investigación y la<br />
difusión de información sobre la salud de la <strong>mujer</strong>” y una de<br />
las acciones para lograrlo contempla:<br />
• promover las investigaciones encaminadas a comprender<br />
y encarar con mayor eficacia las condiciones que<br />
determinan el aborto inducido y sus consecuencias,<br />
incluidos sus efectos futuros en la fecundidad, la salud<br />
reproductiva y mental, y en la práctica anticonceptiva,<br />
además de las investigaciones sobre el<br />
tratamiento de complicaciones de abortos y los cuidados<br />
post-aborto<br />
En las conferencias internacionales se ha tocado el tema de la<br />
salud sexual y reproductiva, y se ha comenzado a hablar de<br />
los derechos reproductivos. Queda pendiente el punto de los<br />
derechos sexuales, desde su definición hasta lo que éstos<br />
implican. No obstante, la revisión de los documentos finales<br />
de estas dos conferencias muestra que sus contenidos pueden<br />
convertirse en herramientas de gran utilidad para la defensa<br />
de los derechos reproductivos, debido a que existe un<br />
consenso internacional que los apoya y propone vías para<br />
arribar a una cultura de respeto a estos derechos.<br />
48
SEGUNDA CONFERENCIA INTERNACIONAL<br />
ABORTION MATTERS, EN AMSTERDAM<br />
Representantes de más de 50 países asistieron del 27 al 29 de<br />
marzo de 1996 a la Segunda Conferencia Internacional<br />
Abortion Matters con el tema: “Hacia la reducción de la necesidad<br />
y por una mejor calidad de los servicios de aborto”,<br />
que se llevó a cabo en Amsterdam. Esta fue una valiosa oportunidad<br />
para intercambiar información e ideas sobre el tema,<br />
teniendo como marco el mosaico que representan muy variadas<br />
situaciones sociopolíticas. El caso de Holanda, país<br />
sede de la conferencia, es especialmente significativo, ya que<br />
contradice la creencia de quienes aseguran que la legalización<br />
del aborto significa necesariamente un aumento en su<br />
número. En Holanda el aborto es permitido, la <strong>mujer</strong> que<br />
aborta no es estigmatizada y, claramente, el país tiene una de<br />
las tasas de abortos más bajas del mundo. En 1984, año a partir<br />
del cual se hizo completamente legal, la tasa de aborto en<br />
<strong>mujer</strong>es de 15 a 44 años fue de 5.6 por 1000 <strong>mujer</strong>es (la cifra<br />
se refiere únicamente a las ciudadanas holandesas, y no a las<br />
extranjeras que acuden a Holanda para hacerse abortos).<br />
Diversos estudios sobre la baja tasa de abortos en ese país<br />
muestran que ésta se debe a que la mayoría de las parejas<br />
holandesas tiene acceso a métodos modernos de anticoncepción,<br />
además de que saben usarlos con eficacia. También, la<br />
legalidad del aborto favorece que las <strong>mujer</strong>es no reincidan,<br />
ya que la interrupción del embarazo forma parte de un servicio<br />
integral de salud reproductiva, en el que la <strong>mujer</strong> tiene<br />
fácil acceso a información, asesoría en anticoncepción y apoyo<br />
psicológico.<br />
49
La legalización del aborto en Holanda, obtenida mediante<br />
un consenso nacional que reflejó el gran respeto que tiene<br />
la sociedad holandesa por la decisión autónoma de las <strong>mujer</strong>es<br />
que enfrentan un embarazo no deseado, dio respuesta a<br />
la necesidad de proveer servicios de aborto seguros.<br />
Dentro de este marco, la conferencia ofreció una perspectiva<br />
totalmente distinta al panorama en América Latina. Investigadores<br />
de 35 países presentaron ponencias divididas<br />
en 10 temas principales: el aborto y la ley; el proceso individual<br />
de toma de decisión; el aborto en las etapas tempranas<br />
del embarazo; la oposición al libre derecho a decidir sobre<br />
un aborto; los distintos grupos de pacientes; el alivio del estrés<br />
post-aborto; la eliminación de abortos inseguros; la perspectiva<br />
masculina sobre el aborto; las nuevas tecnologías médicas<br />
y el aborto; la anticoncepción, y la calidad de los servicios<br />
legales de aborto.<br />
En la declaración final de la conferencia, las y los participantes<br />
reconocen que el aborto legal permite a las <strong>mujer</strong>es<br />
con embarazos no planeados el acceso a una asesoría profesional<br />
para explorar todas las soluciones sin temer actos de<br />
coerción o castigo. Afirman, además, que la creencia de que<br />
en el momento en que el aborto se volviera legal las <strong>mujer</strong>es<br />
recurrirían irresponsablemente a su práctica, es profundamente<br />
denigrante para las <strong>mujer</strong>es. Reconocen con gran preocupación<br />
que los abortos inseguros continúan siendo un<br />
“serio problema de salud pública” y señalan que la investigación<br />
científica demuestra que, en los lugares donde el aborto<br />
es legal y se combina con información y servicios de<br />
anticoncepción de alta calidad, las tasas de aborto han disminuido<br />
significativamente, además de que las complicaciones<br />
que ponen en peligro la vida de las <strong>mujer</strong>es ocurren con<br />
muy poca frecuencia.<br />
Declaración de Amsterdam sobre el aborto, 1996<br />
Como representantes de una amplia gama de profesiones y<br />
cincuenta países, los participantes en la Segunda Conferen-<br />
50
cia Internacional Abortion Matters, realizada en Amsterdam,<br />
Holanda, del 27 al 29 de marzo de 1996:<br />
Afirmamos que el aborto es un asunto de autodeterminación<br />
para las <strong>mujer</strong>es, y que es profundamente denigrante<br />
para ellas sugerir que recurrirían irresponsablemente al aborto<br />
cuando éste sea legal.<br />
Reconocemos con gran preocupación que el aborto sigue<br />
siendo un grave problema de salud pública en todo el mundo,<br />
que causa la muerte de cien mil <strong>mujer</strong>es por año y daña<br />
la salud de muchas más. También reconocemos que en países<br />
donde los servicios de aborto son legales y accesibles, las<br />
complicaciones que amenazan la vida de las <strong>mujer</strong>es prácticamente<br />
no existen.<br />
Observamos que donde el aborto es legal y se combina con<br />
información y servicios anticonceptivos de alta calidad, las<br />
tasas de aborto han disminuido significativamente, y suelen<br />
ser mucho más bajas que en países donde está legalmente<br />
restringido.<br />
También observamos que la provisión de un servicio de aborto<br />
legal y no coercitivo permite que <strong>mujer</strong>es con embarazos<br />
no deseados tengan acceso a una asesoría confidencial y profesional<br />
y, así, puedan explorar una amplia gama de soluciones<br />
posibles sin temor al castigo.<br />
Condenamos la estigmatización de culpables, irresponsables<br />
y descuidadas, a las <strong>mujer</strong>es que abortan, los ataques<br />
cada vez más agresivos por parte de grupos que militan contra<br />
la libre elección respecto del derecho de la <strong>mujer</strong> a usar<br />
servicios seguros de aborto, y las amenazas de muerte y el<br />
asesinato de quienes proporcionen servicios de aborto.<br />
Hacemos un llamado a todas las instituciones gubernamentales<br />
y a todas las ONG relacionadas con derechos humanos,<br />
derechos de la <strong>mujer</strong>, salud reproductiva y sexual,<br />
planificación familiar y desarrollo para:<br />
• romper el tabú del aborto y promover un debate informado<br />
sobre la realidad del aborto en la vida de las<br />
<strong>mujer</strong>es<br />
51
• apoyar y defender la provisión de servicios legales de<br />
aborto voluntario, seguro y humanitario para todas<br />
las <strong>mujer</strong>es que lo requieran, como una parte integral<br />
de los cuidados de salud reproductiva<br />
• vincular los servicios de aborto y el tratamiento de<br />
complicaciones del aborto inseguro con los servicios<br />
de planificación familiar, e integrarlos en los servicios<br />
de salud sexual y reproductiva<br />
• mejorar, ampliar y proporcionar una extensa gama de<br />
servicios y métodos anticonceptivos para todas las <strong>mujer</strong>es<br />
y los hombres que lo requieran, para así reducir<br />
la dependencia forzosa del aborto por parte de las<br />
<strong>mujer</strong>es como la única opción para planear su familia<br />
• establecer lineamientos de calidad de atención para<br />
servicios seguros de aborto, y ampliar las opciones de<br />
las <strong>mujer</strong>es de métodos de aborto seguro, con su provisión<br />
de servicios, incluidos los servicios post-aborto,<br />
y<br />
• aumentar la comprensión de los hombres respecto del<br />
aborto y su realidad en la vida de las <strong>mujer</strong>es, así como<br />
el sentido de responsabilidad de los hombres para<br />
prevenir embarazos no deseados<br />
52
REVALORAR EL TRABAJO DE LAS ENFERMERAS<br />
Y LAS TRABAJADORAS SOCIALES<br />
Tradicionalmente las <strong>mujer</strong>es han ocupado puestos de trabajo<br />
confinados a ciertas áreas que implican prestar servicios,<br />
cuidar de otras personas, y recibir salarios inferiores a los de<br />
los hombres. Esta situación tiene diversos orígenes, uno de<br />
ellos es la división entre los trabajos realizados por <strong>mujer</strong>es y<br />
los realizados por hombres, y una de sus consecuencias es el<br />
poco valor que se le da a la parte emocional involucrada en<br />
este tipo de trabajos. Es justamente esta división del trabajo<br />
y la consiguiente devaluación de los trabajos “femeninos” la<br />
que preocupa al feminismo. Es evidente que la biología tuvo<br />
que ver hace miles de años en una primera división sexual<br />
del trabajo. La maternidad estableció una repartición “natural”<br />
de ciertas tareas y la forma en que se vivió simbólicamente<br />
el hecho de que las <strong>mujer</strong>es crearan vida influyó en la<br />
asignación de las funciones sociales. Pero esto ocurrió hace<br />
milenios. En la medida en que las personas nos hemos ido<br />
alejando de esa primera “naturalidad”, llegando inclusive a<br />
realizar actividades tan poco “naturales” como volar por el<br />
espacio sideral, resulta muy sospechosa la argumentación que<br />
intenta circunscribir a las <strong>mujer</strong>es a la naturaleza. No por tener<br />
la capacidad de parir las <strong>mujer</strong>es nacen sabiendo planchar<br />
y cocinar. Esta división en áreas femeninas y masculinas<br />
de la vida, con códigos y reglamentaciones expresos para cada<br />
uno de los sexos, es una construcción social, aunque encuentre<br />
justificaciones en la diferencia biológica. La diferencia biológica<br />
entre hombres y <strong>mujer</strong>es se interpreta culturalmente<br />
como una diferencia que marcará de antemano el destino de<br />
53
la persona, con una moral diferente para cada uno de los sexos<br />
y con una territorialidad específica en la estructura ocupacional<br />
y salarial. Tal extensión de lo biológico es un problema<br />
político.<br />
24<br />
El argumento de<br />
que hay trabajos que requieren<br />
cierta fuerza y<br />
que, por lo tanto, deberían<br />
ser realizados por<br />
hombres es desmontado<br />
fácilmente en el sentido<br />
de que aunque los hombres<br />
tienen en promedio<br />
mayor fuerza que las<br />
<strong>mujer</strong>es, hay <strong>mujer</strong>es<br />
que individualmente<br />
son más fuertes que<br />
ciertos hombres y que,<br />
por lo tanto, podrían<br />
realizar esos trabajos.<br />
Una correcta división<br />
supondría elaborar perfiles<br />
adecuados del tipo<br />
de habilidades o requerimientos<br />
que se necesitan<br />
para cubrir esos<br />
trabajos y, en función de<br />
esos perfiles, buscar a<br />
las personas idóneas.<br />
Caracterizar a todos los<br />
hombres como fuertes<br />
(o rudos o de mente científica)<br />
y a las <strong>mujer</strong>es<br />
como débiles (o intuitivas<br />
o cuidadosas) es, además<br />
de discriminatorio, incorrecto.<br />
Por eso, precisamente, es que el feminismo reivindica la<br />
distinción entre sexo y género, donde sexo corresponde a lo<br />
biológico —hembra o macho de la especie— y género a la construcción<br />
social que se hace sobre el sexo, a lo que es “propio”<br />
del hombre o de la <strong>mujer</strong> en una cultura dada. Hablar de una<br />
división del trabajo por el género es más pertinente que hablar<br />
de una división sexual, ya que, en la actualidad, muy<br />
pocos trabajos se derivan de la diferencia sexual. La división<br />
sexual del trabajo que existe es mínima: sólo el trabajo de<br />
parto y el de nodriza son exclusivos de las <strong>mujer</strong>es. Todos los<br />
demás trabajos pueden ser realizados indistintamente por<br />
hombres y <strong>mujer</strong>es, dependiendo de otros factores. 24<br />
Ya que lo realmente característico del trabajo de las <strong>mujer</strong>es<br />
es que tanto el trabajo no remunerado (doméstico) como<br />
el remunerado están estrechamente entretejidos, resulta incompleto<br />
hablar de uno sin mencionar al otro. Las <strong>mujer</strong>es<br />
que trabajan remuneradamente, aun en el caso de tener ayuda<br />
doméstica, siguen siendo las responsables del trabajo doméstico,<br />
con todas las variantes de la doble jornada. Por un<br />
lado, la incorporación masiva de las <strong>mujer</strong>es al trabajo remunerado<br />
está creando cambios en la forma en que el trabajo<br />
doméstico se hace en la casa y, por otro, el trabajo doméstico<br />
y el cuidado de los hijos marca de una manera muy intensa<br />
la participación laboral de las <strong>mujer</strong>es.<br />
Analizar las condiciones en que las <strong>mujer</strong>es entran al<br />
mercado formal e informal de trabajo supone averiguar, también,<br />
cómo combinan el trabajo doméstico y el cuidado de<br />
los hijos con su trabajo asalariado. Mientras las <strong>mujer</strong>es aprenden<br />
a manejar grúas y a ser albañiles, ¿hay varones que aprendan<br />
a planchar y a cuidar niños? Necesitamos la contraparte<br />
masculina en este proceso: una redefinición del trabajo de<br />
los varones que tome en cuenta una redistribución del trabajo<br />
doméstico y del cuidado infantil. Si es cierto que los cam-<br />
54
ios en la producción capitalista han creado una fuerte demanda<br />
de fuerza de trabajo femenina en ciertos sectores y<br />
han obligado a la unidad familiar a adaptarse a las condiciones<br />
económicas cambiantes con una flexibilidad impresionante,<br />
habría que analizar qué se entiende realmente por<br />
“flexibilidad” o por “unidad familiar”. Creemos que la mayor<br />
parte de las veces se está hablando de un núcleo familiar<br />
compuesto por una trabajadora que deja a sus hijos a cargo<br />
de su madre o de una hermana. Visto así, la unidad familiar<br />
se mantiene constante. Las figuras masculinas son borrosas.<br />
La “flexibilidad” parece referirse a la forma en que los hombres<br />
circulan alrededor de estas unidades.<br />
El trabajo no pagado de las <strong>mujer</strong>es en la familia y el confinamiento<br />
de las trabajadoras a un gueto femenino de malos<br />
salarios son aspectos complementarios del mismo<br />
problema. El bajo estatus laboral de las <strong>mujer</strong>es se explica, la<br />
mayoría de las veces, como parte de su “destino” biológico,<br />
de su “ser <strong>mujer</strong>”. Se dice que las <strong>mujer</strong>es son, antes que nada,<br />
madres, y por ello su preocupación básica es la familia; que<br />
físicamente son más débiles o vulnerables que los hombres<br />
(por eso se las protege de cierto tipo de trabajos); que sus<br />
habilidades y atributos “naturales” las hacen menos capaces<br />
de dirección y de éxito; que no asumen el mismo compromiso<br />
que los varones con el trabajo; que las responsabilidades<br />
familiares las hacen menos confiables y, por último, que no<br />
necesitan tanto el trabajo como los hombres (supuestamente<br />
son mantenidas por alguien: un padre o un marido). Interpretaciones<br />
más elaboradas hablan de cómo, por el<br />
condicionamiento social, las <strong>mujer</strong>es no “invierten” el mismo<br />
tiempo en prepararse para el mercado de trabajo que los<br />
varones, lo que las hace caer en empleos femeninos, y por lo<br />
tanto, devaluados y mal pagados. Con argumentaciones que<br />
no se explican, se llega al punto de partida: la fuerza de trabajo<br />
femenina vale menos que la masculina. La profunda y<br />
complicada división del trabajo por el género es la raíz de la<br />
discriminación laboral. 25<br />
25<br />
Por discriminación<br />
de la mano de obra femenina<br />
en el mercado<br />
de trabajo usualmente<br />
se hace referencia a: su<br />
relegación a puestos de<br />
trabajo tipificados como<br />
de baja calificación, socialmente<br />
infravalorados,<br />
económicamente<br />
mal remunerados, con<br />
escasas posibilidades de<br />
promoción; su utilización<br />
en la economía sumergida<br />
o mercado<br />
negro de trabajo; una<br />
mayor vulnerabilidad a<br />
despidos; una mayor incidencia<br />
de desempleo.<br />
55
De valores e inversiones<br />
Aceptar que la división por el género es la responsable de la<br />
subordinación laboral de las <strong>mujer</strong>es tampoco aclara mucho.<br />
¿Qué supone la división por el género? ¿Por qué las <strong>mujer</strong>es<br />
están a cargo de ciertos trabajos? ¿Por qué trabajos como el<br />
de enfermera, maestra de jardín de niños, empleada doméstica,<br />
nana, recepcionista, secretaria y afanadora son hechos<br />
principalmente por <strong>mujer</strong>es? ¿Se trata sólo de una prolongación<br />
del rol familiar lo que hace que las <strong>mujer</strong>es ocupen ciertos<br />
rubros laborales? ¿En qué consiste el condicionamiento y<br />
la educación de género?<br />
No se ignora la importancia de la organización familiar en<br />
la estructuración de la desigualdad sexual. Sin embargo se relaciona<br />
poco el aprendizaje familiar del manejo de los sentimientos<br />
y las emociones con la capacitación laboral. Y he aquí<br />
uno de los terrenos donde la diferencia entre hombres y <strong>mujer</strong>es<br />
es más significativa. Las <strong>mujer</strong>es, por todo un proceso de<br />
condicionamiento y educación, están más acostumbradas a<br />
manejar sus sentimientos y a relacionarse con los demás desde<br />
una actitud de “servicio”. No es de extrañar que hagan de<br />
esta capacidad un recurso y lo ofrezcan como intercambio por<br />
otros bienes, tanto en el matrimonio como en el trabajo.<br />
Cada sexo hace un tipo de trabajo; los sentimientos y emociones<br />
que se invierten son diferentes para cada tipo de trabajo<br />
emocional. Las <strong>mujer</strong>es, que están ubicadas laboralmente<br />
en los servicios, tienen que controlar su ira, ser dulces y amables,<br />
mientras que los hombres, que se encuentran en posiciones<br />
donde la emoción que utilizan es la agresión (policías,<br />
soldados, vigilantes, cobradores), tienen que reprimir otros<br />
sentimientos. Las características más vulnerables a la explotación<br />
comercial de las <strong>mujer</strong>es son su atractivo, su docilidad,<br />
sus habilidades relacionales, su encanto; en los varones<br />
es la agresividad, la decisión y el empuje. Muchos estudios<br />
muestran que las <strong>mujer</strong>es son más capaces de adaptarse a los<br />
deseos y necesidades de los demás que los varones. Estos<br />
estudios señalan que hay características de comportamiento<br />
de género, tan fuertes que parecen innatas.<br />
56
Desde niñas/os aprendemos “sin darnos cuenta” que hay<br />
dos sexos, y percibimos que uno es más valorado que otro.<br />
Todo en el proceso de socialización —juegos, colores, espacios,<br />
trabajos— está dividido en “femenino” o “masculino”.<br />
Las cosas que aprendemos desde la infancia —y la manera<br />
cómo las aprendemos— ya están troquelando nuestra psique<br />
y determinando nuestra posibilidad laboral. Si el juego es la<br />
antesala del trabajo, no podemos asombrarnos de los resultados.<br />
La “tarea” prefabricada es evidente en las jugueterías, con<br />
sus secciones de “niñas” y “niños” claramente diferenciadas.<br />
Lo que interesa subrayar es que el condicionamiento social<br />
hace que las <strong>mujer</strong>es estén mejor preparadas que los hombres<br />
para hacer trabajos con inversión emocional, y esto no<br />
se valora como trabajo. Aquí detectamos entonces un círculo<br />
vicioso: mientras las niñas sigan siendo educadas con valores<br />
“femeninos”, desarrollarán esas aptitudes y serán contratadas<br />
para cierto tipo de trabajos que, a su vez, están<br />
subvalorados.<br />
¿Cómo que no vale?<br />
En el fondo del debate subyace la cuestión de que la diferencia<br />
de género es básicamente una diferencia de jerarquía. Y el<br />
problema de la jerarquía no es el de la explotación, sino el del<br />
prestigio, el estatus. Por eso es que la resistencia masculina a<br />
entrar masivamente a ocupaciones “femeninas” —como la<br />
enfermería— no se explica sólo por la socialización diferencial<br />
sino que lleva implícita una cuestión de prestigio. Se ha<br />
visto históricamente que cuando una ocupación masculina<br />
es poco a poco invadida por <strong>mujer</strong>es, los varones se salen de<br />
ella y la profesión se desvaloriza. Ése es el caso del trabajo<br />
secretarial, y en ciertos países, de la medicina. Así como cuando<br />
los hombres entran en terrenos femeninos, desplazando a<br />
las <strong>mujer</strong>es, esas actividades cobran nuevo valor. Un ejemplo<br />
es la medicalización del parto, que ha llevado a la casi<br />
extinción de las parteras y al florecimiento de una ginecología<br />
patriarcal.<br />
57
Existe una propuesta novedosa para valorar los trabajos<br />
femeninos. Como no se puede aplicar el principio de igual<br />
salario a igual trabajo porque en la mayoría de los casos los<br />
trabajos son distintos, ahora se plantea aplicar igual salario a<br />
valor comparable de los trabajos. Así, el de una empleada<br />
doméstica se puede comparar con el del mozo (aunque realicen<br />
labores distintas), o, como en un sonado caso de discriminación,<br />
entre enfermeras y pintores de brocha gorda<br />
(ganaban más los pintores).<br />
Al dar un valor comparable a los trabajos devaluados, se<br />
trastoca el sistema de jerarquía establecido y se reconoce el<br />
valor de estos trabajos y la necesidad que existe de ellos. Reivindicar<br />
esta propuesta ha sido posible por el cambio de conciencia<br />
de las <strong>mujer</strong>es respecto a sus habilidades, al valor de<br />
sus trabajos y al hecho de que ciertos trabajos han sido tradicionalmente<br />
devaluados por ser “femeninos”. Además, al<br />
poner en cuestión la idea de que el trabajo femenino vale<br />
menos que el masculino, el valor comparable viene a plantear<br />
que las <strong>mujer</strong>es necesitan igual salario que los varones.<br />
Esto lleva una crítica implícita a la ideología sobre la familia<br />
nuclear que prescribe la dependencia económica de las <strong>mujer</strong>es<br />
y que olvida la existencia de las <strong>mujer</strong>es que son jefas<br />
de familia o las caracteriza como familias incompletas. En<br />
Estados Unidos ha habido importantes luchas y sonados juicios<br />
con el tema del valor comparable. En Denver, Colorado,<br />
las enfermeras de los hospitales públicos iniciaron un juicio<br />
porque se les pagaba menos que a los jardineros y a los pintores<br />
de brocha gorda. Esto fue en 1981 y ellas perdieron; el<br />
juez arguyó que no aceptaba la doctrina del valor comparable<br />
pues podía tronar todo el sistema económico.<br />
En 1984, el caso de la Universidad de Yale se volvió el<br />
ejemplo de la lucha por el valor comparable. Resulta que el<br />
trabajo secretarial y técnico —que estaba a cargo de <strong>mujer</strong>es—<br />
recibía menos paga que otros trabajos que requerían de<br />
un nivel comparable de habilidad, entrenamiento y responsabilidad.<br />
Por ejemplo, las secretarias ganaban 13 mil dólares<br />
anuales mientras que los choferes ganaban 18 mil. Una<br />
asistente de laboratorio ganaba 10 mil mientras que un lava-<br />
58
platos 14 mil. La sección 34, constituida en un 82% por <strong>mujer</strong>es,<br />
se lanzó a una huelga que logró movilizar a otras secciones<br />
universitarias y logró un nuevo contrato de trabajo, con<br />
importantes victorias salariales y de beneficios médicos. La<br />
reforma de la escala salarial, con el valor comparable como<br />
hilo conductor, fue un adelanto significativo hacia la eliminación<br />
de la discriminación de las <strong>mujer</strong>es.<br />
Un dato muy elocuente es que, si bien las autoridades de<br />
Yale aceptaron en la práctica la propuesta de valor comparable,<br />
se negaron sistemáticamente a que se utilizara formalmente<br />
ese término.<br />
Las definiciones de trabajo calificado o no calificado han<br />
sido fundamentales para la división del trabajo. Casos como<br />
los de las enfermeras o las maestras de jardín de niños, que<br />
tienen una gran responsabilidad con los enfermos y los niños,<br />
no cuentan como puestos de responsabilidad porque ellas<br />
no tienen subalternos a sus órdenes.<br />
¿Qué cuenta como calificación? ¿Y por qué? La calificación<br />
de un trabajo es una construcción social y, por lo tanto,<br />
está teñida ideológicamente. No es de extrañar que en una<br />
sociedad fuertemente machista lo femenino reciba una calificación<br />
menor. Entre el trabajo de un vigilante o portero y el<br />
trabajo de una afanadora o “señora de la limpieza” ¿quién<br />
realiza el trabajo más calificado? ¿Quién decide lo que es calificado?<br />
El entrenamiento para convertirse en <strong>mujer</strong> se aprovecha<br />
en los trabajos femeninos. Saber cuidar niños, viejos y enfermos<br />
se traduce en poder trabajar en la enfermería o en<br />
guarderías. Y muchas de las habilidades para atender al marido<br />
son utilizadas por las secretarias. La actual concepción<br />
de trabajo calificado no valora en pleno el trabajo emocional<br />
de las <strong>mujer</strong>es. Ello ha llevado a que trabajos profesionales<br />
realizados por <strong>mujer</strong>es, la enfermería y el trabajo social son<br />
un claro ejemplo, sean concebidos como semi-profesionales.<br />
Si a esto le sumamos la no representatividad de las <strong>mujer</strong>es<br />
en las profesiones “masculinas” y la invasión, por técnicos<br />
supuestamente más capaces, de trabajos tradicionalmente<br />
59
de <strong>mujer</strong>es —como las parteras—, las <strong>mujer</strong>es quedan en una<br />
desventaja laboral considerable.<br />
La reflexión sobre el valor que la sociedad asigna a nuestro trabajo,<br />
cuando conocemos el complejo proceso por el que pasa esa calificación,<br />
puede permitirnos revalorar ese mismo trabajo desde<br />
nuevas perspectivas.<br />
60
UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN<br />
No es difícil apreciar que en la sociedad existe una valoración<br />
distinta para las actividades de las <strong>mujer</strong>es y las de los<br />
hombres. Las tradiciones religiosas y culturales, las costumbres,<br />
reafirman la importancia del quehacer público masculino<br />
y otorgan poco valor a cuestiones esenciales a la<br />
sobrevivencia, como el trabajo doméstico y el cuidado de<br />
los hijos, ancianos y enfermos. Esta valoración desigual ha<br />
llevado también a una devaluación de las <strong>mujer</strong>es, consideradas<br />
como “poco aptas” para puestos de dirección o de<br />
desempeño público.<br />
De ahí que cuando ciertas <strong>mujer</strong>es quieren destacar en el<br />
mundo, ocupando una posición alta o un cargo de responsabilidad,<br />
tiendan a alejarse del modelo “femenino” y busquen<br />
una identificación con individuos del sexo masculino. Dada<br />
la valoración simbólica, ésta es una elección razonable, aunque<br />
de lamentar, tanto para quien la toma como para las demás<br />
<strong>mujer</strong>es que, devaluadas socialmente, sienten envidia y<br />
recelo ante las que triunfan o se destacan. ¡Cuántas <strong>mujer</strong>es<br />
no afirman que prefieren trabajar con hombres que con <strong>mujer</strong>es!<br />
Las dificultades para establecer relaciones de respeto y<br />
colaboración entre las <strong>mujer</strong>es tienen profundas causas sociales.<br />
Individualmente, a las <strong>mujer</strong>es no se las enseña a ser<br />
amigas, a “hacer equipo”; se les educa en la idea de la dedicación<br />
a su familia, a su marido, a sus hijos. Socialmente, el<br />
discurso sobre lo inestables, poco confiables y traidoras que<br />
son las <strong>mujer</strong>es ahonda la desconfianza hacia lo femenino.<br />
61
Percibir la subordinación social de las <strong>mujer</strong>es y luchar para<br />
salir de esa situación no favorece a un sentimiento de solidaridad,<br />
al contrario, lleva a muchas <strong>mujer</strong>es a alejarse de sus<br />
congéneres.<br />
La falta de un reconocimiento simbólico incide en las relaciones<br />
cotidianas que tienen las <strong>mujer</strong>es. No sólo los hombres<br />
son machistas, las <strong>mujer</strong>es también lo son. ¡Con qué frecuencia<br />
vemos a una <strong>mujer</strong> maltratar, regañar o burlarse de otra,<br />
con argumentos totalmente machistas! Pero, cuando hemos<br />
oído a una <strong>mujer</strong> decir: “¡pinche vieja!” ¿nos hemos puesto a<br />
pensar que la <strong>mujer</strong> que lo dice se está autodenigrando?<br />
Es indudable que, al igual que entre los hombres, hay<br />
<strong>mujer</strong>es buenas, malas, tontas, inteligentes, transas, astutas,<br />
hábiles… Los seres humanos podemos ser de sexo masculino<br />
o femenino, pero las características humanas, positivas y<br />
negativas, se reparten entre los dos. De nada sirve decir “todas<br />
las <strong>mujer</strong>es son buenas” o “todos los hombres son malos”,<br />
o viceversa. La realidad humana es demasiado compleja<br />
para reducirla a esquemas. Sin embargo, la cultura machista<br />
en que vivimos tiende a menospreciar a las <strong>mujer</strong>es sólo por<br />
ser <strong>mujer</strong>es. Y muchas de ellas, tal vez sin darse cuenta, se<br />
suman a esa devaluación de su sexo que, en última instancia,<br />
es una autodevaluación.<br />
Como sexo femenino requerimos exigir un trato respetuoso.<br />
Esto implica empezar por nosotras mismas a tratar de<br />
otra manera a las <strong>mujer</strong>es, a ser respetuosas, a mirarnos en<br />
ellas como en un espejo. Esta nueva actitud de reconocimiento<br />
como <strong>mujer</strong>es no quiere decir ser acríticas o complacientes;<br />
no quiere decir aceptar todo porque lo hace una <strong>mujer</strong>, ni<br />
decir siempre que las <strong>mujer</strong>es son lo máximo. Quiere decir<br />
que debemos tratar a las <strong>mujer</strong>es como personas en cuerpo<br />
de <strong>mujer</strong>, señalándoles sus errores y aciertos como tales y no<br />
como consecuencia de que son <strong>mujer</strong>es.<br />
Las personas en general, y las <strong>mujer</strong>es en particular, tenemos<br />
que aprender a distinguir las características de cada persona,<br />
en vez de adjudicar a su sexo las consecuencias de una<br />
forma de ser. Sólo así podremos empezar a construir una ima-<br />
62
gen de nuestro sexo eliminando el desprecio o la suspicacia hacia<br />
las <strong>mujer</strong>es.<br />
Si aprendemos a reconocernos como <strong>mujer</strong>es y ponemos por<br />
delante la dignidad y el respeto que nuestro sexo se merece,<br />
lograremos enfrentar el machismo con más eficacia. Esto supone<br />
muchas cosas: dejar de ser complacientes, dejar de ser intolerantes,<br />
dejar de pensar maniqueamente (en blanco y negro) sobre<br />
lo masculino y femenino.<br />
Las <strong>mujer</strong>es que, como las enfermeras y las trabajadoras sociales,<br />
se encuentran por su trabajo en una situación de poder<br />
frente a otras <strong>mujer</strong>es —las usuarias de servicios de salud— tienen<br />
una responsabilidad especial. Es fácil recurrir al regaño paternalista,<br />
a la ironía o a la dureza ante <strong>mujer</strong>es que nos irritan,<br />
nos parecen tontas o se portan agresivas. Tal vez si tratamos de<br />
vernos en ellas, de indagar qué es lo que nos molesta o angustia,<br />
podremos ayudarlas y ayudarnos.<br />
Reconocernos como <strong>mujer</strong>es, quiérase o no, víctimas de una<br />
subordinación social, nos ofrece la posibilidad de establecer un<br />
puente de comunicación valioso.<br />
Solamente valorando nuestro sexo podremos modificar el<br />
orden simbólico existente. Sólo viéndonos en el espejo de la otra,<br />
de esa <strong>mujer</strong> en circunstancias difíciles, podremos tender los<br />
lazos de la dignidad y el respeto que todas las <strong>mujer</strong>es merecemos.<br />
63
BIBLIOGRAFÍA<br />
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derechos reproductivos para todos, Nueva York, 1994.<br />
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Alimentación Infantil y Nutrición Materna, Washington,<br />
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Cardaci, Dora (comp.), Mujeres y medicina, México, Universidad<br />
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Castañeda, Imelda et al., Enfermería ¿cadena o camino?, México,<br />
Centro de Estudios de Enfermería en México, 1988.<br />
Castañeda, Imelda et al., Enfermeras rompiendo barreras, México,<br />
Centro de Estudios de Enfermería en México, 1989.<br />
Barreda Solórzano, Luis de la, El delito de aborto. Una careta de<br />
buena conciencia, México, Instituto Nacional de Ciencias<br />
Penales-Miguel Angel Porrúa, 1991.<br />
Ibáñez y García Velasco, José Luis, La despenalización del aborto<br />
voluntario en el ocaso del siglo XX, Madrid, Siglo XXI<br />
de España Editores, 1992.<br />
Instituto Alan Guttmacher, Aborto clandestino: una realidad latinoamericana,<br />
Nueva York, 1994.<br />
Jacobson, Jodi, “The Global Politics of Abortion”, en Worldwatch<br />
Paper 97, Washington, Worldwatch Institute, 1990.<br />
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Lamas, Marta, “Para romper un círculo vicioso: el valor comparable”,<br />
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femenina urbana en México, México, UNAM-Porrúa, 1989.<br />
Lawrence, Leslie y Beth Weinhouse, Outrageous Practices,<br />
Nueva York, Ballantine Books, 1994.<br />
Instituto Chileno de Medicina Reproductiva, Realidades y desafíos.<br />
Reflexiones de <strong>mujer</strong>es que trabajan en salud reproductiva,<br />
Santiago de Chile, 1994.<br />
66
GUÍA DE LECTURAS*<br />
Castañeda, Imelda et al., Enfermería ¿cadena o camino?, México,<br />
Centro de Estudios de Enfermería en México, 1988.<br />
Castañeda, Imelda et al., Enfermeras rompiendo barreras, México,<br />
Centro de Estudios de Enfermería en México, 1989.<br />
Ehrenreich, Bárbara, Brujas, comadronas y enfermeras. Historia<br />
de las sanadoras, Barcelona, Edicions de les dones, 1981,<br />
[Cuadernos inacabados núm. 1].<br />
Federación Internacional de Planificación de la Familia, Carta<br />
del IPPF de Derechos Sexuales y Reproductivos, Londres,<br />
1996.<br />
González Montes, Soledad (comp.), Las <strong>mujer</strong>es y la salud,<br />
México, El Colegio de México, 1995.<br />
Orbach, Susie y Luise Eichenbaum, Agridulce. El amor, la envidia<br />
y la competencia en la amistad entre <strong>mujer</strong>es, Barcelona,<br />
Grijalbo, 1988.<br />
Vicens, Jesús, El valor de la salud. Una reflexión sociológica sobre<br />
la calidad de vida, Madrid, Siglo XXI de España Editores,<br />
1995.<br />
La Colectiva del Libro de Salud de Mujeres de Boston, Nuestros<br />
cuerpos, nuestras vidas. Un libro por y para las <strong>mujer</strong>es,<br />
Boston, 1981.<br />
* Los títulos listados<br />
pueden consultarse en<br />
el Centro de Documentación<br />
y Biblioteca de<br />
GIRE.<br />
67
INVITACIÓN<br />
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