La crisis mundial y sus impactos polÃticos en América del Sur - CEFIR
La crisis mundial y sus impactos polÃticos en América del Sur - CEFIR
La crisis mundial y sus impactos polÃticos en América del Sur - CEFIR
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>La</strong> <strong>crisis</strong> <strong>mundial</strong> y <strong>sus</strong> <strong>impactos</strong> políticos <strong>en</strong> América <strong>del</strong> <strong>Sur</strong> 29<br />
cias ultraliberales prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes <strong>del</strong> llamado «Cons<strong>en</strong>so de Washington» hacia ori<strong>en</strong>taciones<br />
programáticas de un signo progresista, mucho más at<strong>en</strong>tas a responder las<br />
demandas de la ag<strong>en</strong>da social <strong>en</strong> términos g<strong>en</strong>erales.<br />
En principio, <strong>en</strong>tonces, más allá de matices, el balance que podemos realizar<br />
sobre la evolución política de la región <strong>en</strong> los últimos años resulta positivo y al<strong>en</strong>tador:<br />
<strong>en</strong> primer lugar, por el retorno a la democracia luego <strong>del</strong> padecimi<strong>en</strong>to de<br />
ext<strong>en</strong>didos regím<strong>en</strong>es dictatoriales <strong>en</strong> países de larga tradición democrática como<br />
Chile y Uruguay; <strong>en</strong> segundo término, por la consolidación de la vida democrática<br />
<strong>en</strong> sistemas políticos de indiscutible gravitación contin<strong>en</strong>tal como Arg<strong>en</strong>tina<br />
y Brasil, desde la superación de inestabilidades profundas y con el signo siempre<br />
al<strong>en</strong>tador de rotaciones no traumáticas <strong>en</strong> el gobierno <strong>en</strong> el caso <strong>del</strong> segundo; <strong>en</strong><br />
tercer lugar, por la incorporación al círculo democrático de otras sociedades que a<br />
lo largo <strong>del</strong> siglo XX vivieron siempre o casi siempre bajo regím<strong>en</strong>es autoritarios;<br />
finalm<strong>en</strong>te, por la revitalización <strong>en</strong> unos casos o creación <strong>en</strong> otros de espacios de<br />
integración política regional o subregional, con una búsqueda acrecida para superar<br />
<strong>sus</strong> rasgos de «déficit democrático».<br />
Desde luego, cuando afirmamos que la democracia ha ganado terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong> la<br />
región <strong>en</strong> los últimos dec<strong>en</strong>ios, nos referimos al avance de la democracia repres<strong>en</strong>tativa,<br />
es decir, <strong>del</strong> sistema político <strong>en</strong> el que los ciudadanos elig<strong>en</strong> librem<strong>en</strong>te a<br />
<strong>sus</strong> repres<strong>en</strong>tantes (Poder Ejecutivo y parlam<strong>en</strong>tarios) <strong>en</strong> elecciones competitivas.<br />
Resulta prácticam<strong>en</strong>te imposible concebir la democracia <strong>en</strong> las sociedades contemporáneas<br />
(con millones de electores) sin la pres<strong>en</strong>cia de los partidos políticos,<br />
es decir, sin organizaciones estables —constituidas <strong>en</strong> torno a ideales políticos,<br />
programas de gobierno y legítimos intereses sociales— que buscan alcanzar el<br />
poder a través de procesos electorales. De hecho, las democracias más estables y<br />
desarrolladas <strong>del</strong> mundo, las que han logrado <strong>en</strong> mayor medida proteger los derechos<br />
humanos (civiles, políticos y sociales, por ejemplo, el acceso a la educación,<br />
la salud y el bi<strong>en</strong>estar), suel<strong>en</strong> ser las que cu<strong>en</strong>tan con partidos políticos sólidos,<br />
respaldados por la ciudadanía.<br />
Ahora bi<strong>en</strong>, si resulta prácticam<strong>en</strong>te imposible concebir la democracia <strong>en</strong> la actualidad<br />
sin partidos políticos y otras organizaciones intermedias (sindicatos, movimi<strong>en</strong>tos<br />
sociales, movimi<strong>en</strong>tos indíg<strong>en</strong>as, cámaras empresariales, organizaciones<br />
feministas, organizaciones no gubernam<strong>en</strong>tales, medios de comunicación indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes,<br />
etcétera), también es cierto que la vida democrática se ve <strong>en</strong>riquecida cuando<br />
exist<strong>en</strong> canales fluidos y operativos de participación ciudadana, canalizados ya<br />
sea a través de los diversos institutos de democracia directa clásicos (plebiscitos, refer<strong>en</strong>dos),<br />
hasta distintas instancias —formales e informales— de participación local<br />
o comunitaria.<br />
Sin desconocer o minimizar el auspicioso avance de la democracia repres<strong>en</strong>tativa<br />
<strong>en</strong> el contin<strong>en</strong>te, también se han podido registrar algunas señales inquietantes