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El Parlamento Andino y los trabajadores migrantes andinos

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Migración laboral<br />

caso de las mujeres, las trabajadoras in<strong>migrantes</strong><br />

presentan porcentajes de trabajo precario significativamente<br />

más elevados que sus pares varones,<br />

aún con <strong>los</strong> mismos orígenes nacionales (vinculado<br />

a la elevada representación de las trabajadoras<br />

in<strong>migrantes</strong> en el servicio doméstico). La autora<br />

agrega que las brechas de ingresos entre nativos y<br />

<strong>migrantes</strong> son elevadas, aunque son relativamente<br />

más bajas entre quienes tienen baja educación o<br />

realizan actividades no calificadas. De este modo,<br />

<strong>los</strong> sectores más deprimidos comparten condiciones<br />

de empleo y remuneración desfavorables independientemente<br />

de la condición migratoria. Las diferencias<br />

en <strong>los</strong> ingresos entre <strong>migrantes</strong> y nativos<br />

pueden ser explicadas por conductas discriminatorias<br />

hacia <strong>los</strong> <strong>migrantes</strong> (Cerrutti, 2009).<br />

Sin lugar a dudas, es importante observar cómo<br />

desde el Estado argentino se enfrenta esta situación,<br />

partiendo de asumir que la regulación del<br />

ingreso, permanencia e inserción laboral de la población<br />

extranjera, así como su acceso a distintos<br />

derechos, es un elemento de incidencia central<br />

para poder entender la situación planteada y ofrecer<br />

solución a <strong>los</strong> principales desafíos que se están<br />

presentando en este área.<br />

<strong>El</strong> «nuevo paradigma de política migratoria» en Argentina<br />

La transformación de <strong>los</strong> marcos normativos y regulatorios<br />

en materia migratoria que se concretaron<br />

desde 2003 a esta parte en la República Argentina,<br />

y <strong>los</strong> quiebres sustanciales que se plantearon en relación<br />

al tipo de tratamiento político que recibían las<br />

migraciones internacionales en la etapa previa, permiten<br />

hablar del establecimiento de un «nuevo paradigma<br />

de política migratoria en el país» (Nicolao,<br />

2011). La sanción de una nueva ley de migraciones<br />

(Num. 25.871) fue el elemento central de esta transformación,<br />

la cual constituía una verdadera deuda<br />

de la democracia, ya que implicó la derogación de la<br />

antigua ley de facto (Num. 22.439/1981), decretada<br />

durante la última dictadura militar, que violaba la<br />

Constitución Nacional y <strong>los</strong> Tratados Internacionales<br />

de Derechos Humanos.<br />

De modo resumido, la ley 22.439 establecía un mecanismo<br />

de control y persecución a in<strong>migrantes</strong> sin<br />

documentos, a quienes se les negaba el acceso a<br />

derechos fundamentales y una vez identificados, se<br />

determinaba automáticamente su expulsión. Asimismo,<br />

la inmigración regional, a pesar de convertirse<br />

en la principal fuente de inmigración del país en <strong>los</strong><br />

últimos decenios, no aparecía como destinataria explícita<br />

de esta norma, mientras la inmigración europea,<br />

aunque totalmente agotada, siguió siendo foco<br />

de políticas de fomento (Pacceca y Courtis, 2008)<br />

dirigidas a promover la “homogeneidad étnica” a la<br />

cual aspiraban las cúpulas militares 10 .<br />

Una legislación restrictiva en el acceso a la residencia<br />

legal, sumado a prácticas administrativas discriminatorias<br />

y obstaculizadoras de su tramitación, sobre<br />

todo para la inmigración regional, constituyó una<br />

constante en <strong>los</strong> últimos decenios del siglo XX. Esto<br />

provocó un incremento exponencial de la población<br />

extranjera en situación de irregularidad, que sólo en<br />

algunos momentos logró apenas descomprimirse a<br />

través de amnistías que llevaron adelante <strong>los</strong> gobiernos<br />

democráticos de Raúl Alfonsín (1983-1989) y<br />

Car<strong>los</strong> Menem (1989-1999). De esta manera, a principios<br />

del siglo XXI, la falta de documentación de una<br />

proporción importante de la población extranjera,<br />

constituía el principal problema migratorio del país,<br />

determinando en gran medida su inserción laboral<br />

precaria y su situación de alta vulnerabilidad.<br />

En 2003, en el marco de la instalación del gobierno<br />

del Dr. Néstor Kirchner, que desde su posesión re-<br />

10<br />

En 1977 se aprobó un decreto (núm. 3938/77) que disponía incrementar “la inmigración extranjera saludable y culturalmente integrable”,<br />

y “promocionar en el extranjero la entrada de in<strong>migrantes</strong> calificados, facilitar el ingreso de in<strong>migrantes</strong> con capital propio”,<br />

entre otros. Desde esta perspectiva, al igual que en la etapa moderna, se priorizó el arribo de in<strong>migrantes</strong> europeos, mientras que <strong>los</strong><br />

procedentes de países vecinos no cumplían con el perfil aspirado por el entonces gobierno de facto (1976-1983).<br />

78<br />

Diálogos Migrantes

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