17.04.2015 Views

El Parlamento Andino y los trabajadores migrantes andinos

El Parlamento Andino y los trabajadores migrantes andinos

El Parlamento Andino y los trabajadores migrantes andinos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Acerca de la inmigración en el estrecho<br />

de Gibraltar 1<br />

Que tire la primera piedra quien nunca haya tenido<br />

manchas de emigración en su árbol genealógico...<br />

Así como en la fábula del lobo malo que acusaba al<br />

inocente cordero de enturbiar el agua del arroyo de<br />

donde ambos bebían, si tú no emigraste, emigró tu<br />

padre, y si tu padre no necesitó mudar de sitio fue<br />

porque tu abuelo, antes, no tuvo otro remedio que<br />

ir, cargando la vida sobre la espalda, en busca de<br />

la comida que su propia tierra le negaba. Muchos<br />

portugueses (¿y cuántos españoles?) murieron<br />

ahogados en el río Bidasoa cuando, noche oscura,<br />

intentaban alcanzar a nado la otra orilla, donde se<br />

decía que el paraíso de Francia comenzaba. Centenas<br />

de millares de portugueses (¿y cuántos españoles?)<br />

tuvieron que adentrarse en la llamada<br />

culta y civilizada Europa de allá de <strong>los</strong> Pirineos, en<br />

condiciones de trabajo infame y salarios indignos.<br />

Los que consiguieron soportar las violencias de<br />

siempre y las nuevas privaciones, <strong>los</strong> supervivientes,<br />

desorientados en medio de sociedades que <strong>los</strong><br />

despreciaban y humillaban, perdidos en idiomas<br />

que no podían entender, fueron poco a poco construyendo,<br />

con renuncias y sacrificios casi heroicos,<br />

moneda a moneda, céntimo a céntimo, el futuro<br />

de sus descendientes. Algunos de esos hombres,<br />

algunas de esas mujeres no perdieron ni quisieron<br />

perder la memoria del tiempo en que padecieron<br />

todos <strong>los</strong> vejámenes del trabajo mal pagado y todas<br />

las amarguras del aislamiento social.<br />

Gracias sinceras les sean dadas por haber sido<br />

capaces de preservar el respeto que debían a su<br />

pasado. Otros muchos, la mayoría, cortaron <strong>los</strong><br />

puentes que <strong>los</strong> unían a aquellas horas sombrías,<br />

se avergonzaron de haber sido ignorantes, pobres,<br />

a veces miserables, se comportaron como si la vida<br />

decente, para el<strong>los</strong>, sólo hubiera comenzado verdaderamente<br />

y por fin el día felicísimo en que pudieron<br />

comprar su propio automóvil. Esos son <strong>los</strong> que<br />

estarán siempre dispuestos a tratar con idéntica<br />

crueldad e idéntico desprecio a <strong>los</strong> e<strong>migrantes</strong> que<br />

atraviesan ese otro Bidasoa más largo y más hondo<br />

que es el Estrecho de Gibraltar, donde <strong>los</strong> ahogados<br />

abundan y sirven de pasto a <strong>los</strong> peces, si la marea<br />

y el viento no prefirieron empujar<strong>los</strong> a la playa,<br />

hasta que la guardia civil aparezca y se <strong>los</strong> lleve. A<br />

<strong>los</strong> supervivientes de <strong>los</strong> nuevos naufragios, a <strong>los</strong><br />

que pusieron pie en tierra y no fueron expulsados,<br />

les espera el eterno calvario de la explotación, de<br />

la intolerancia, del racismo, del odio a la piel, de la<br />

sospecha, del envilecimiento moral.<br />

Aquel que antes fue explotado y perdió la memoria<br />

de haberlo sido, acabará explotando a otro. Aquel<br />

que antes fue despreciado y finge haberlo olvidado,<br />

refinará su propia capacidad de despreciar. Aquel a<br />

quien ayer humillaron, humillará hoy con más rencor.<br />

Y he<strong>los</strong> aquí, todos juntos, tirándole piedras a<br />

quien llega hasta esta orilla del Bidasoa, como si<br />

el<strong>los</strong> nunca hubieran emigrado, o <strong>los</strong> padres, o <strong>los</strong><br />

abue<strong>los</strong>, como si nunca hubieran sufrido de hambre<br />

y desesperación, de angustia y de miedo. En<br />

verdad, en verdad os digo, hay ciertas maneras de<br />

ser feliz que son simplemente odiosas.<br />

José Saramago Portugal, 1922<br />

Premio Nobel de Literatura, 1998<br />

1<br />

Visto en: http://amediavoz.com/ventanas.htm<br />

Diálogos Migrantes 143

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!