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había visto a la Virg<strong>en</strong> y que ésta le había hablado. Los indios del pueblo de<br />

Cancuc, <strong>en</strong> donde vivía María Candelaria, levantaron un altar <strong>en</strong> el lugar donde,<br />

según la muchachita, se le había aparecido la Virg<strong>en</strong>. Primero ci<strong>en</strong>tos y luego<br />

miles de indios acudieron a orar ante el altar, y sus seguidores pidieron al clero<br />

español que reconociera su legitimidad. Los frailes dominicos, que eran La<br />

ord<strong>en</strong> religiosa más influy<strong>en</strong>te de Chiapas, se negaron a satisfacer estas solicitudes.<br />

Considerando el altar como signo de herejía, int<strong>en</strong>taron destruirlo,<br />

pero se vieron <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tados a abiertas am<strong>en</strong>azas de rebelión y retrocedieron.<br />

Sin embargo, su actitud había sembrado <strong>las</strong> simi<strong>en</strong>tes de la revuelta. Bajo el<br />

liderazgo de uno de los caciques tzeltales, Sebastián Gómez, que más tarde<br />

añadió el título "de la Gloria" a su nombre, el nuevo culto de la Virg<strong>en</strong> desafió<br />

tanto la supremacía religiosa del catolicismo como la autoridad secular de<br />

España. Gómez convocaba abiertam<strong>en</strong>te a una guerra de exterminio contra<br />

los españoles. Los ancianos del consejo de Cancuc proclamaban un nuevo<br />

culto, afirmando que ahora no había ni Dios ni rey y que sólo debían adorar<br />

y creer y obedecer a la Virg<strong>en</strong> que había bajado del cielo al pueblo de Cancuc<br />

ord<strong>en</strong>ándoles expresam<strong>en</strong>te matar a todos los sacerdotes y curas, así como a<br />

todos los españoles, mestizos, negros y mulatos, para que sólo los indios<br />

quedaran <strong>en</strong> estas tierras, <strong>en</strong> libertad de conci<strong>en</strong>cia, sin pagar tributos reales<br />

ni diezmos eclesiásticos, y para extinguir totalm<strong>en</strong>te la religión católica y el<br />

dominio del rey. 40<br />

Al principio, los indios rebeldes, que llegaron a sumar más de seis mil<br />

hombres <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to culminante de la revuelta, tomaron por sorpresa a<br />

los españoles. Pero su éxito duró poco. Dos meses después llegaron a Chiapas<br />

tropas españo<strong>las</strong> de Guatemala y del c<strong>en</strong>tro de México, ap<strong>las</strong>taron el<br />

levantami<strong>en</strong>to y ejecutaron a los cabecil<strong>las</strong>.<br />

En 1761, se produjo <strong>en</strong>tre los indios mayas de Yucatán una revuelta de<br />

m<strong>en</strong>ores proporciones que la de los tzeltales. Entre mil y mil quini<strong>en</strong>tos<br />

mayas <strong>en</strong>cabezados por un profeta errante llamado Jacinto Canek se levantaron<br />

contra los españoles <strong>en</strong>. la ciudad de Cisteil. 41 La sublevación nunca<br />

traspuso los confines de Cisteil y fue reprimida por los españoles <strong>en</strong> pocas<br />

semanas. Canek fue capturado por <strong>las</strong> autoridades coloniales y sometido<br />

al castigo más cruel que éstos conocían: fue ejecutado <strong>en</strong> una plaza pública<br />

y desmembrado antes de morir. Esta revuelta sigue si<strong>en</strong>do t<strong>en</strong>ia de controversias.<br />

Incluso el nombre de Canek ha suscitado difer<strong>en</strong>tes interpretaciones.<br />

Algunos lo consideran como su nombre real, otros como un sobr<strong>en</strong>ombre<br />

real itzá, autoadjudicado. Como tal, se había coronado rey <strong>en</strong> la iglesia de<br />

Cisteil. Según el informe oficial del gobernador español, Canek llamaba a los<br />

mayas a la revuelta alegando el comportami<strong>en</strong>to corrupto de los sacerdotes<br />

cristianos, la tiranía de los españoles, el trabajo forzado y los pesados<br />

impuestos y tributos, así como los azotes y <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>tos que sufrían los<br />

indios. Prometía que varios miles de ingleses, que habían ocupado la región<br />

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más tarde conocida como Honduras Británica, v<strong>en</strong>drían <strong>en</strong> su ayuda, y decía<br />

a los indios: "Muchos de vosotros moriréis <strong>en</strong> la batalla; no debéis temer vuestra<br />

muerte eterna porque al ungiros con estos óleos que t<strong>en</strong>ga y dici<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el<br />

mom<strong>en</strong>to de la unción, 'Dios el Padre, Dios el hijo, Dios el Espíritu Santo',<br />

<strong>en</strong>contraréis abiertas <strong>las</strong> puertas del paraíso"; 42 El gobernador consideró el<br />

levantami<strong>en</strong>to de Canek como parte de un plan más g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> que muchos<br />

sirvi<strong>en</strong>tes y peones indios de <strong>las</strong> fincas participaban para expulsar a los españoles<br />

de Yucatán.<br />

Otros historiadores consideran estas versiones como <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te exageradas.<br />

Para ellos, el m<strong>en</strong>cionado plan era <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida una m<strong>en</strong>tira<br />

del gobernador español para <strong>en</strong>cubrir su propia ineptitud. Todo habría empezado,<br />

según una versión muy distinta, cuando, durante una pelea de borrachos,<br />

los indios de Cisteil mataron a un comerciante español e intimidaron<br />

a un sacerdote. Este último exageró los hechos fuera de toda<br />

proporción, y una expedición punitiva acudió a Cisteil. Los catorce jinetes<br />

españoles que <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la ciudad para castigar a los supuestos rebeldes<br />

estaban tan borrachos que atacaron indiscriminadam<strong>en</strong>te a la población civil<br />

y, a su vez, fueron asesinados por los indignados indios. Según los def<strong>en</strong>sores<br />

de esta tesis, el gobernador (para ocultar su ineptitud) inv<strong>en</strong>tó la<br />

historia de un alzami<strong>en</strong>to planeado por los mayas contra los españoles. 43<br />

Cualesquiera que fues<strong>en</strong> los oríg<strong>en</strong>es de la rebelión, una vez que estalló<br />

asumió dim<strong>en</strong>siones mucho mayores que <strong>las</strong> de los motines similares <strong>en</strong> el<br />

México c<strong>en</strong>tral y, a difer<strong>en</strong>cia de lo que ocurría <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, inmediatam<strong>en</strong>te<br />

adquirió una dim<strong>en</strong>sión religiosa y étnica. En este s<strong>en</strong>tido, se asemejaba<br />

al alzami<strong>en</strong>to de los tzeltales.<br />

Es más fácil explicar <strong>las</strong> características de estas <strong>rebeliones</strong> que averiguar<br />

por qué ocurrieron cuando ocurrieron. Una de <strong>las</strong> principales razones por<br />

<strong>las</strong> que <strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> del sur t<strong>en</strong>dían a ser de un carácter a la vez más<br />

indíg<strong>en</strong>a y más religioso era que <strong>en</strong> el sur se habían establecido muchos<br />

m<strong>en</strong>os españoles que <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, ya que aquí no había minas. Debido al<br />

escaso número de colonos españoles, el clero y los caciques indios ejercían<br />

un grado mucho mayor de control sobre los indios que <strong>en</strong> otras partes de la<br />

Nueva España. Dado que los indios de la periferia sur de México, a difer<strong>en</strong>cia<br />

de los de la frontera norte, siempre habían constituido una sociedad<br />

altam<strong>en</strong>te estratificada cuyas c<strong>las</strong>es bajas estaban acostumbradas a trabajar<br />

para una c<strong>las</strong>e dominante, el clero ponía m<strong>en</strong>os limitaciones a la demanda<br />

de mano de obra india que <strong>en</strong> el norte del país. En consecu<strong>en</strong>cia, el clero<br />

suscitaba una hostilidad mucho mayor por parte de los indios que <strong>en</strong> otras<br />

partes de México. En Yucatán, la tradición de autonomía religiosa también<br />

estaba reforzada por el hecho de que, hasta fines del siglo XVII, algunos<br />

indios mayas del remoto Pet<strong>en</strong> habían logrado conservar tanto su indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />

política como su id<strong>en</strong>tidad religiosa. En Chiapas, asimismo, algu-<br />

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