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LAS REBELIONES RURALES<br />
EN EL MÉXICO PRECORTESIANO<br />
Y COLONIAL<br />
Friedrich Katz<br />
LA ÉPOCA PREHISPÁNICA Y COLONIAL<br />
Los campesinos de México han desempeñado, un papel único <strong>en</strong> la historia<br />
de América Latina. México es el único país del contin<strong>en</strong>te americano <strong>en</strong><br />
que todas <strong>las</strong> grandes transformaciones sociales han estado vinculadas a levantami<strong>en</strong>tos<br />
<strong>rurales</strong>.<br />
Algunos arqueólogos consideran que la caída de <strong>las</strong> grandes civilizaciones<br />
clásicas de Mesoamérica. — la de los mayas, Teotihuacán y el imperio<br />
tolteca— estuvieron íntimam<strong>en</strong>te relacionadas con (aunque no exclusivam<strong>en</strong>te<br />
motivadas por) levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong>. 1 No se ha formulado ninguna<br />
hipótesis semejante para explicar la caída de <strong>las</strong> sociedades <strong>en</strong> la región<br />
andina, esa otra gran cuna de la civilización latinoamericana. La excepcionalidad<br />
de México también se manifiesta durante la conquista española.<br />
Sólo <strong>en</strong> México pudieron los conquistadores españoles precipitar y subirse<br />
<strong>en</strong> la ola de una revolución social —<strong>en</strong> la que la población.rural desempeñó<br />
un papel importante—, un movimi<strong>en</strong>to dirigido contra los aztecas que gobernaban<br />
gran parte de lo que hoy día constituye México. Ninguna gran<br />
revuelta semejante a aquélla ayudó a los españoles <strong>en</strong> su conquista del<br />
imperio inca o del Estado chibcha de Colombia.<br />
Entre 1810 y 1820, <strong>en</strong> una serie de grandes guerras mediante <strong>las</strong> cuales<br />
los países latinoamericanos obtuvieron su indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de España, México<br />
de nuevo fue el único país <strong>en</strong> que esos movimi<strong>en</strong>tos estuvieron vinculados<br />
a un gran levantami<strong>en</strong>to social <strong>en</strong> el campo. En 1910, México se convirtió<br />
<strong>en</strong> el primer país, latinoamericano del siglo XX <strong>en</strong> que t<strong>en</strong>dría lugar una<br />
gran revolución campesina, : .<br />
¿Qué explica ese papel excepcional de los campesinos <strong>en</strong> la historia de<br />
México? ¿Se limita esa excepcionalidad a los grandes mom<strong>en</strong>tos decisivos de<br />
la evolución de México o se exti<strong>en</strong>de a <strong>las</strong> épocas que van de uno a otro?<br />
¿Oculta la. apar<strong>en</strong>te estabilidad de algunas etapas de la época precolombina,<br />
el tiempo del dominio español y el final del siglo XIX una continuidad más<br />
profunda, <strong>en</strong> que <strong>las</strong> revueltas .desconocidas o pequeñas, los levantami<strong>en</strong>tos<br />
campesinos y <strong>las</strong> constantes luchas <strong>en</strong> el campo continúan difer<strong>en</strong>ciando a<br />
México del resto del contin<strong>en</strong>te americano? ¿Qué consecu<strong>en</strong>cias tuvieron para<br />
J^.<br />
65
los campesinos esas revueltas <strong>en</strong> pequeña escala y su participación masiva <strong>en</strong><br />
<strong>las</strong> grandes revoluciones sociales? ;.v, y.;.<br />
Hay dos formas de responder a esta pregunta. Una es la que yo llamaría<br />
la forma externa: una comparación <strong>en</strong>tre los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> de México<br />
con los que han t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong> el resto de América Latina. Tal es el<br />
tema del <strong>en</strong>sayo de John H. Coatsworth incluido <strong>en</strong> este libro. Yo me conc<strong>en</strong>traré<br />
aquí <strong>en</strong> lo que llamaré la forma interna: una comparación <strong>en</strong>tre <strong>las</strong><br />
diversas revueltas <strong>rurales</strong> de México <strong>en</strong> el tiempo y <strong>en</strong> el espacio.<br />
Este <strong>en</strong>sayo se ocupa principalm<strong>en</strong>te de la época precolombina y colonial.<br />
Los rasgos sobresali<strong>en</strong>tes de <strong>las</strong> posteriores revueltas, que se iniciaron<br />
con la lucha por la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, se especificarán antes, para proporcionar<br />
una base de comparación, pero el c<strong>en</strong>tró de at<strong>en</strong>ción se situará <strong>en</strong> el<br />
México anterior a 1810. Un segundo <strong>en</strong>sayo se ocupará del periodo posterior<br />
a 1810, y propondrá algunas conclusiones g<strong>en</strong>erales sobre los modelos<br />
de levantami<strong>en</strong>to rural a lo largo de toda la historia mexicana. 'En el actual<br />
estado de la investigación, ese <strong>en</strong>foque comparativo sólo puede llevarnos a<br />
la formulación de hipótesis para la investigación futura.<br />
En este <strong>en</strong>sayo he utilizado el término de revuelta "rural" <strong>en</strong> vez de revuelta<br />
"campesina" porque "rural" abarca una gama mayor/Incluye no sólo los<br />
levantami<strong>en</strong>tos de los habitantes de los puéblósrsino también <strong>las</strong> revueltas de<br />
los peones de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das, así como de los trabajadores semi-ruralés y<br />
semi-industriales. Una definición clara del terminó "revueltas <strong>rurales</strong>" plantea<br />
dificultades considerables. Estas dificultades son m<strong>en</strong>os graves por lo que<br />
respecta a la mayor parte del periodo' colonial y del pórfiriato, cuando existía<br />
un Estado fuerte <strong>en</strong> México. Con la excepción-dé unos cuantos líderes que<br />
procedían de fuera dé la sociedad rural; comctintelectuáles urbanos o sacerdotes,<br />
<strong>las</strong> revueltas de esos dos periodos <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral quedan limitadas a <strong>las</strong><br />
c<strong>las</strong>es inferiores de la sociedad rural;* <strong>las</strong> ; demandas sociales, económicas,<br />
políticas y religiosas que formulaban correspondían claram<strong>en</strong>te a <strong>las</strong> de <strong>las</strong><br />
c<strong>las</strong>es inferiores. Resulta mucho más difícil definir los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong><br />
de la época del dominio azteca y de la mayor parte del siglo XIX. Durante esas<br />
dos épocas, cuando el Estado c<strong>en</strong>tral era mucho más débil y estaba m<strong>en</strong>os<br />
consolidado, los cabecil<strong>las</strong> regionales, los guerreros^ caudillos y caciques —<strong>en</strong><br />
su mayoría, ricos terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes— se sublevaban contra.el gobierno c<strong>en</strong>tral y<br />
a m<strong>en</strong>udo establecían alianzas con los campesinos y con los peones de sus<br />
tierras. ¿Hasta qué punto se pued<strong>en</strong> considerar, estos movimi<strong>en</strong>tos como levantami<strong>en</strong>tos<br />
<strong>rurales</strong>?.<br />
;'<br />
El problema se vuelve aún más complejo' én'relación con <strong>las</strong> dos grandes<br />
revoluciones nacionales qué sacudieron a México <strong>en</strong> 1810-1820 y <strong>en</strong> 1910-<br />
1920. Grandes masas de habitantes <strong>rurales</strong> de todos tipos se unieron a los<br />
ejércitos revolucionarios, con frecu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>cabezados por personas que no<br />
eran campesinos. ¿Hasta qué punto y bajo qué circunstancias se puede<br />
66<br />
k<br />
considerar a esas fuerzas como ejércitos campesinos y <strong>en</strong> qué mom<strong>en</strong>to se<br />
convertían <strong>en</strong> otra cosa? ¿En qué mom<strong>en</strong>to se convertían los campesinos<br />
rebeldes <strong>en</strong> soldados profesionales o merc<strong>en</strong>arios? Aunque no existe una<br />
respuesta definitiva a estas preguntas, no es posible ignorar<strong>las</strong>. Por lo tanto,<br />
he incluido <strong>en</strong> este análisis de los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> todos los movimi<strong>en</strong>tos<br />
<strong>en</strong> qué participaron organizaciones o <strong>en</strong>tidades claram<strong>en</strong>te id<strong>en</strong>tificares<br />
que repres<strong>en</strong>taban a <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es bajas del campo mexicano: <strong>las</strong> comunidades<br />
de los pueblos, <strong>las</strong> organizaciones tribales y <strong>las</strong> organizaciones<br />
políticas compuestas por o que repres<strong>en</strong>taban a los habitantes <strong>rurales</strong>. Un<br />
segundo criterio consistió <strong>en</strong> que <strong>las</strong> demandas de los sublevados tuvieran<br />
relación con <strong>las</strong> demandas sociales, económicas, políticas o religiosas de la<br />
población rural. Esta definición puede resultar a veces confusa. Sin embargo,<br />
la <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro más útil que <strong>las</strong> definiciones que excluy<strong>en</strong> todo movimi<strong>en</strong>to<br />
<strong>en</strong> que los campesinos se alineaban con o se subordinaban a otros sectores<br />
de la sociedad.<br />
Los historiadores que se ocupan de los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> prehispánicos<br />
y coloniales <strong>en</strong> México se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan a dos problemas principales. El<br />
primera es la gran disparidad de <strong>las</strong> fu<strong>en</strong>tes, especialm<strong>en</strong>te para la época<br />
prehispánica. Aunque exist<strong>en</strong> numerosos y bi<strong>en</strong> conservados registros de la<br />
época colonial, no puede decirse otro tanto de los tiempos precolombinos.<br />
Los registros escritos abarcan como máximo dos siglos antes de la llegada<br />
de los españoles y fueron <strong>en</strong> su mayoría escritos después de la Conquista,<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un alcance limitado y suel<strong>en</strong> delatar la influ<strong>en</strong>cia de los conceptos<br />
españoles. ,Las épocas anteriores sólo se pued<strong>en</strong> docum<strong>en</strong>tar arqueológicam<strong>en</strong>te.<br />
Otro problema, tal vez más grave, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar los historiadores<br />
que se ocupan de los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> tanto <strong>en</strong> la época<br />
prehispánica como <strong>en</strong> la Colonia, es el <strong>en</strong>orme impacto ideológico, político<br />
y social de la Revolución Mexicana de 1910-1920. Aunque este impacto ha<br />
g<strong>en</strong>erado algunos excel<strong>en</strong>tes estudios sobre <strong>las</strong> revueltas agrarias de los siglos<br />
XIX y XX, también ha suscitado <strong>en</strong> ocasiones una proyección retrospectiva<br />
de este tipo de movimi<strong>en</strong>tos sociales, que no necesariam<strong>en</strong>te son característicos<br />
de <strong>las</strong> épocas anteriores.<br />
Sin embargo, inversam<strong>en</strong>te, los rasgos principales de los alzami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong><br />
de los siglos XIX y XX <strong>en</strong> México, descubiertos a raíz de los estudios<br />
suscitados por la Revolución Mexicana, se han convertido <strong>en</strong> un parámetro<br />
sumam<strong>en</strong>te útil para el estudio comparativo de los movimi<strong>en</strong>tos revolucionarios<br />
<strong>rurales</strong> <strong>en</strong> México. ¿Son los ocho rasgos sigui<strong>en</strong>tes principalm<strong>en</strong>te<br />
característicos de la historia mexicana "moderna" o forman parte tan indisoluble<br />
de la evolución de México que se les puede <strong>en</strong>contrar también <strong>en</strong><br />
<strong>las</strong> épocas prehispánica y colonial?<br />
1] La frecu<strong>en</strong>cia: Entre 1810 y 1910 (con la excepción de unos cuantos<br />
años, <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to culminante de la dictadura porfiriana), ap<strong>en</strong>as trans-<br />
67
currió un año sin que se produjera un levantami<strong>en</strong>to rural de algún tipo <strong>en</strong><br />
algún lugar de México.<br />
2] La magnitud: Dos de esos levantami<strong>en</strong>tos tuvieron alcance nacional En<br />
contraste con los levantami<strong>en</strong>tos de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de América del Sur, <strong>en</strong>cabezados<br />
por Simón Bolívar y José de San Martín, los movimi<strong>en</strong>tos de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
mexicanos <strong>en</strong>cabezados e inspirados por Miguel Hidalgo y José<br />
María Morelos fueron grandes alzami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong>. En la Revolución Mexicana<br />
de 1910-1920, la participación campesina fue probablem<strong>en</strong>te mayor que' <strong>en</strong><br />
cualquier otra revolución social del siglo XX <strong>en</strong> América Latina, con la posible<br />
excepción de Bolivia <strong>en</strong> los años 1950 y Nicaragua <strong>en</strong> los set<strong>en</strong>ta. Incluso <strong>las</strong><br />
revueltas regionales de base campesina, como la guerra de castas de Yucatán,<br />
son mucho más raras <strong>en</strong> otros países de América Latina.<br />
3] Limitado impacto inmediato sobre la población rural: Aunque <strong>las</strong> revueltas<br />
<strong>rurales</strong> han t<strong>en</strong>ido profundas consecu<strong>en</strong>cias para la evolución g<strong>en</strong>eral<br />
de México, tanto <strong>en</strong> el siglo xix como <strong>en</strong> el XX, su efecto inmediato<br />
sobre la situación de los campesinos y los miembros de <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es inferiores<br />
de la sociedad rural mexicana parece haber sido limitado, a corto plazo.<br />
Los ejércitos de Hidalgo y Morelos <strong>en</strong> la revolución de 1810-1820 y de<br />
Emiliano Zapata y Francisco Villa <strong>en</strong> la de 1910-1920 —ambos compuestos<br />
principalm<strong>en</strong>te por campesinos y portavoces de fuertes demandas agrarias—<br />
fueron derrotados. Al final de la revolución de 1810-1820 y de la de<br />
1910-1920, la haci<strong>en</strong>da seguía si<strong>en</strong>do la forma predominante de t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de<br />
la tierra <strong>en</strong> México. En el siglo XIX, el sistema de haci<strong>en</strong>das se vio incluso<br />
reforzado como resultado de la recién adquirida indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de México.<br />
La revolución de 1910-1920 debilitó considerablem<strong>en</strong>te la haci<strong>en</strong>da, aunque<br />
este proceso sólo adquirió verdadera significación <strong>en</strong> los años 1934-1940, un<br />
cuarto de siglo después de iniciada la revolución. La experi<strong>en</strong>cia de México<br />
difiere radicalm<strong>en</strong>te de <strong>las</strong> grandes revoluciones sociales de otras partes de<br />
América Latina y de países como Francia, Rusia y Cuba, donde <strong>las</strong> grandes<br />
propiedades tradicionales fueron parcial o <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te destruidas a los pocos<br />
años del estallido de la revolución, lo que no significa que <strong>en</strong> todos los<br />
casos sus tierras se repartieran <strong>en</strong>tre los campesinos.<br />
4] Cont<strong>en</strong>ido: No sólo <strong>las</strong> revueltas nacionales sino incluso <strong>las</strong> revueltas<br />
locales del siglo XIX y principios del xx t<strong>en</strong>dían con frecu<strong>en</strong>cia a impugnar la<br />
legitimidad del ord<strong>en</strong> social exist<strong>en</strong>te y estaban con frecu<strong>en</strong>cia dirigidas no<br />
sólo contra los funcionarios locales sino contra el gobierno federal como tal.<br />
5] Sistemas de alianzas: Las revueltas <strong>rurales</strong> con frecu<strong>en</strong>cia se superponían<br />
a levantami<strong>en</strong>tos de caciques regionales contra el gobierno c<strong>en</strong>tral y <strong>en</strong> muchos<br />
casos ambas sublevaciones combinaban sus fuerzas. G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te, los caciques<br />
empezaban por asumir la dirección, aunque no siempre lograban conservar<br />
el control del movimi<strong>en</strong>to una vez que éste había cobrado fuerza.<br />
6] Objetivos: Las protestas por <strong>las</strong> expropiaciones de tierras y la deman-<br />
68<br />
da de derechos sobre tierras, aguas y pastos suel<strong>en</strong> constituir los objetivos<br />
principales de los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> a fines del siglo XIX y durante la<br />
Revolución Mexicana de 1910-1920, aunque <strong>las</strong> protestas por los impuestos<br />
y por la reducción de la autonomía local también son importantes:<br />
7] Vínculos con la frontera: Aunque la exist<strong>en</strong>cia de fronteras es una<br />
característica de la mayoría de los países del contin<strong>en</strong>te americano,' México<br />
fue uno de los pocos <strong>en</strong> que la frontera no contribuyó a la estabilización del<br />
ord<strong>en</strong> social exist<strong>en</strong>te, sino que por el contrarío constituyó un importante<br />
c<strong>en</strong>tro de revolución social.<br />
8] Escasa influ<strong>en</strong>cia sobre ¡ospeones dé<strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das: Con algunas notables<br />
excepciones, los habitantes perman<strong>en</strong>tes de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das, con frecu<strong>en</strong>cia<br />
llamados peones, rara vez se sublevaron. Las excepciones son la revolución de<br />
1810-1820 y, <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or grado, la de 1910-1920, <strong>en</strong> que participó un número<br />
importante (pero, con todo, una pequeña minoría) de los peones de México.<br />
Algunos peones se rebelaron contra sus amos y contra el gobierno. Otros<br />
fueron movilizados por sus propios patrones, que <strong>en</strong> ocasiones los armaban y<br />
los conducían a la revolución. Suele resultar difícil considerar a estos peones<br />
como "revolucionarios". Eran principalm<strong>en</strong>te criados armados que luchaban<br />
por sus amos, y no hombres que int<strong>en</strong>taran alterar su situación social o económica<br />
sublevándose. Con algunos pocos casos excepcionales, aunque significativos,<br />
<strong>en</strong> que los gobiernos revolucionarios se opusieron a los hac<strong>en</strong>dados<br />
durante la revolución de 1910-1920, fueron los gobiernos los que incitaron a<br />
los peones a desafiar a sus patrones.<br />
Estos rasgos característicos de <strong>las</strong> revueltas de los siglos XIX y xx están<br />
íntimam<strong>en</strong>te relacionados, con un contexto social y económico <strong>en</strong> rápida<br />
transformación. A principios del siglo XIX, el control de la tierra estaba<br />
predominantem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>.manos de cuatro difer<strong>en</strong>tes grupos o instituciones:<br />
los grandes terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, la Iglesia, el Estado (que poseía principalm<strong>en</strong>te<br />
los terr<strong>en</strong>os públicos •baldíos) y los habitantes de los pueblos libres, es decir,<br />
los pueblos que poseían tierras comunales y disfrutaban de un cierto<br />
grado de autonomía administrativa; Una pequeña parte de <strong>las</strong> tierras pert<strong>en</strong>ecía<br />
a campesinos individuales^ g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>ominados "rancheros".<br />
Aparte de los hac<strong>en</strong>dados y sus administradores, la población rural estaba<br />
dividida <strong>en</strong> tres grupos. El primero estaba integrado por los habitantes<br />
de los pueblos Ubres, que t<strong>en</strong>ían diversos grados de riqueza e indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
económica. Algunos t<strong>en</strong>ían tierra sufici<strong>en</strong>te para vivir, mi<strong>en</strong>tras<br />
que otros se veían forzados a trabajar parte del año <strong>en</strong> <strong>las</strong>.grandes fincas o<br />
<strong>en</strong> <strong>las</strong> minas y empresas urbanas. El segundo grupo era el de los resid<strong>en</strong>tes<br />
de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das, cuyas relaciones con éstas variaban <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te. Algunos<br />
eran arr<strong>en</strong>datarios ricos o. criados privilegiados; otros, peones <strong>en</strong>deudados<br />
que llevaban una exist<strong>en</strong>cia de esclavos.. Había un tercer grupo, mucho<br />
m<strong>en</strong>or, de trabajadores libres y sin tierras, que migraban y trabajaban por<br />
69
ir<br />
temporadas <strong>en</strong> <strong>las</strong> grandes propiedades y que, con frecu<strong>en</strong>da, iban y v<strong>en</strong>ían<br />
de sus empleos <strong>en</strong> <strong>las</strong> dudades. Finalm<strong>en</strong>te,* los rancheros constituían una<br />
fracdón muy reducida de la pobladón rural • U<br />
A finales del siglo XIX, la Iglesia, el Estado y> los pueblos habían perdido<br />
la mayor parte de sus posesiones <strong>en</strong> b<strong>en</strong>efidode los grandes terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes,<br />
Al mismo tiempo, el número de los trabajadores resid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> <strong>las</strong> had<strong>en</strong>das<br />
y el de los trabajadores sin tierras, ev<strong>en</strong>tuales ya veces semi-industriales,<br />
había aum<strong>en</strong>tado sustancialm<strong>en</strong>te. Una granearte de la población rural<br />
seguía estando constituida por los habitantes de lospueblos, pero su situación<br />
económica y social se había modificado drásticam<strong>en</strong>te. La mayoría de<br />
ellos dep<strong>en</strong>día ahora <strong>en</strong> un grado sin preced<strong>en</strong>tes-dé <strong>las</strong> grandes fincas<br />
agrarias vecinas. 3 - . .. vr r:<br />
' ¿Cómo se pued<strong>en</strong> reladonar <strong>las</strong> ocho características de los movimi<strong>en</strong>tos<br />
<strong>rurales</strong> de los siglos XIX y XX antes anotadas y los modelos de t<strong>en</strong><strong>en</strong>da de<br />
la tierra de esta época con los periodos anteriores déla historia de M<strong>en</strong>eo?<br />
Éste es el problema prindpal de que me ocuparé <strong>en</strong> este <strong>en</strong>sayo.<br />
LEVANTAMIENTOS RURALES EN LA ÉPOCA PRECOLOMBINA<br />
• ••• ,)ií .•./. .;••• .i:<br />
En términos de cantidad de viol<strong>en</strong>cia interna, el final del siglo XV y el prindpio<br />
del XVI constituy<strong>en</strong>-la época más parecida al siglo XIX mexicano, si<br />
consideramos solam<strong>en</strong>te el periodo histórico sobre el que exist<strong>en</strong> registros<br />
:<br />
escritos.<br />
•;'' "'• ; ; ; ; •'•<br />
En esta época, por una parte, los aztecas int<strong>en</strong>taron y <strong>en</strong> gran medida<br />
lograron conquistar la mayor parte del México c<strong>en</strong>tral y, por la otra, hubo<br />
constantes <strong>rebeliones</strong> de los pueblos y estados sometidos, que se negaban a<br />
aceptar el dominio azteca. ¿Eran estas revueltas principalm<strong>en</strong>te luchas por el<br />
poder <strong>en</strong>tre estados rivales y señores guerreros, o eran semejantes a la mezcla<br />
dedmonónica de conflictos de élite y movimi<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> con demandas<br />
específicas vinculadas a los intereses de la pobladón rural? Las fu<strong>en</strong>tes aztecas<br />
no dan una respuesta definida a esta pregunta y,a primera vista, estas revueltas<br />
no aparec<strong>en</strong> como movimi<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong>, sino: como int<strong>en</strong>tos de recuperar el<br />
poder por parte de <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es superiores tradidonales. r •<br />
Una revuelta característica de la época azteca se. produjo <strong>en</strong> Yahhuitlán<br />
y Zozola <strong>en</strong> 1481. Estos estados de lá región mixteca habían sido conquistados<br />
poco antes por los aztecas. Cuando los ejércitos aztecas'fueron derrotados<br />
por un estado rival, Huexotzingo, los gobernantes de Yanhuitlán y de<br />
Zozola p<strong>en</strong>saron que había llegado el mom<strong>en</strong>to de librarse del yugo mexica.<br />
Se equivocaron, y -tuvieron que pagar oin alto precio por su error. Los<br />
aztecas <strong>en</strong>viaron una gran expedición punitiva que destruyó Yanhuitlán y<br />
llevó miles de prisioneros a T<strong>en</strong>ochtitlan, donde se les alineó fr<strong>en</strong>te a la<br />
pirámide de Huitzilopochtli, el dios azteca de la guerra, para'serle sacrifica-<br />
70<br />
dos. Los habitantes de Zozola, al conocer el fin de sus vecinos, prefirieron<br />
destruir su capital sin esperar una expedición punitiva semejante. Los propios<br />
habitantes de la ciudad quemaron Zozola hasta no dejar restos y huyeron<br />
a<strong>las</strong> montañas junto con la población del campo circundante. Los aztecas<br />
no lograron <strong>en</strong>contrarlos y tuvieron que abandonar Zozola sin haber<br />
cumplido su propósito. 4 .<br />
Otra revuelta igualm<strong>en</strong>te característica se produjo <strong>en</strong> el sur de México. Una<br />
crónica azteca relata cómo <strong>las</strong> provincias de Tehuantepec, Xolotla y otras<br />
tan apartadas y remotas de la provincia mexicana y confiando <strong>en</strong> su grandeza<br />
y multitud y fortaleza, fueron de parecer de atajar el paso a los de la<br />
nadón mexicana, para que no vinies<strong>en</strong> cada año, como v<strong>en</strong>ían, a desnatar<br />
y .sacar la riqueza que de aquel<strong>las</strong> naciones sacaban con <strong>las</strong> golosinas y<br />
cosas bajas que traían, para volver con oro y joyas y plumas y otras cosas<br />
ricas que llevaban, de que volvían cada año cargados.<br />
Y eran tantos los que acudían que <strong>en</strong> todo el año no se vaciaban los<br />
caminos de estos mercaderes y granjeadores. Porque no solam<strong>en</strong>te seguían<br />
este camino meros mexicanos:, seguíanlo, empero, tezcucanos, tepanecas,<br />
xuchimilcas; chalcas, tlauicas, tlaxcaltecas y cholultecas; finalm<strong>en</strong>te,<br />
de todas estas provincias cercanas y comarcanas al Volcán, y no uno<br />
ni dos de cada ciudad, sino de ci<strong>en</strong>to <strong>en</strong> d<strong>en</strong>tó, cargados de cosas bajas,<br />
convi<strong>en</strong>e a saber: ,de quesos que ellos hac<strong>en</strong> de la lama de la laguna,<br />
tortil<strong>las</strong> de gusanillos, costales de huehuezuelos de moscas marinas, que<br />
ellos llaman auautli, patos <strong>en</strong> barbacoa, y otras muchas golosinas de que<br />
aquel<strong>las</strong> g<strong>en</strong>tes carec<strong>en</strong>, y otras muchas maneras de juguetes que ellos<br />
inv<strong>en</strong>taban, para traer cacao, oro, plumas, piedras preciosas. Lo cual advirti<strong>en</strong>do<br />
los de aquel<strong>las</strong> ciudades, habido sobre ello su consejo, determinaron<br />
de def<strong>en</strong>der la saca tan ordinaria que de sus riquezas se hacía,<br />
para <strong>en</strong>riquecer <strong>las</strong> ciudades mexicanas y provincias, quedando ellos con<br />
so<strong>las</strong> aquel<strong>las</strong> golosinas y cosas de poco valor.<br />
Con este acuerdo, puesta g<strong>en</strong>te de guarnición, empezaron a saltear los<br />
caminos y a matar g<strong>en</strong>te que de la nación mexicana y de todas <strong>las</strong> naciones<br />
acudía el trato dicho. Y primero que se viniese a saber <strong>en</strong> México,<br />
fue grande la matanza que-de los mercaderes hicieron, que a cada paso<br />
hallaban los caminos ll<strong>en</strong>os de muertos y comidos de fieras^ y de auras.<br />
De lo cual, cobrando pavor y miedo, no osaban ya v<strong>en</strong>ir, ni seguir aquel<br />
camino. 5<br />
Aunque no hay duda de que los campesinos participaban <strong>en</strong> muy alto<br />
grado <strong>en</strong> el<strong>las</strong>, <strong>las</strong> crónicas aztecas no nos ofrec<strong>en</strong> prueba alguna de que <strong>las</strong><br />
demandas campesinas o <strong>las</strong> comunidades de los pueblos desempeñaran un<br />
papel importante <strong>en</strong> el estallido de estas revueltas. Las crónicas aztecas no<br />
71<br />
Jfc
explican por qué se sublevaron Yanhuitlán y Zozola. La indignación de los<br />
gobernantes de Tehuantepec por <strong>las</strong> prácticas de los mercaderes aztecas no<br />
refleja necesariam<strong>en</strong>te ni la indignación de los campesinos ni sus intereses.<br />
Sin embargo, si observamos <strong>las</strong> estructuras sociales, políticas y económicas<br />
que los aztecas imponían a los pueblos sometidos, y si se toman <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />
<strong>las</strong> quejas que estos pueblos formulaban, así como los claros indicios de lo<br />
que podría llamarse conci<strong>en</strong>cia de c<strong>las</strong>e campesina, la situación adquiere<br />
un aspecto difer<strong>en</strong>te.<br />
En muchos s<strong>en</strong>tidos, el mom<strong>en</strong>to de mayor similitud con <strong>las</strong> condiciones<br />
<strong>rurales</strong> del siglo xix y principios del XX <strong>en</strong> México se puede <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> la<br />
última época prehispánica, <strong>en</strong> el siglo del dominio azteca que precedió a la<br />
conquista española. Tres de <strong>las</strong> cuatro instituciones o c<strong>las</strong>es sociales que<br />
poseían la mayor parte de la tierra <strong>en</strong> el siglo XIX también estaban pres<strong>en</strong>tes<br />
<strong>en</strong> la época azteca. El equival<strong>en</strong>te de los hac<strong>en</strong>dados eran <strong>en</strong> el siglo xv los<br />
nobles indios, tanto del Valle de México como de los pueblos sometidos por<br />
los aztecas. Muchos de estos nobles poseían grandes ext<strong>en</strong>siones agrarias,<br />
cuyos productos se v<strong>en</strong>dían <strong>en</strong> el <strong>en</strong>orme mercado de Tlatelolco así como <strong>en</strong><br />
los grandes mercados de otras ciudades mexicanas. A difer<strong>en</strong>cia de sus sucesores<br />
de los siglos XIX y XX, sin embargo, los nobles aztecas dep<strong>en</strong>dían mucho<br />
más del Estado. Gran parte de sus tierras les eran <strong>en</strong>tregadas no como propiedad<br />
privada sino como posesiones vinculadas a puestos oficiales, burocráticos.<br />
La pérdida de esos cargos significaba la pérdida del disfrute de la tierra<br />
asociada a ellos. Ni el cargo ni la tierra eran automáticam<strong>en</strong>te hereditarios.<br />
En la práctica, sin embargo, a m<strong>en</strong>os que conspiraran contra su gobernante,<br />
muy pocos nobles eran relevados de su cargo y <strong>en</strong> realidad sus hijos solían<br />
heredar tanto los títulos como la riqueza de sus padres.<br />
Como la Iglesia mexicana del siglo XIX, el clero indíg<strong>en</strong>a (tanto el de los<br />
aztecas como el de los pueblos sometidos) poseía grandes ext<strong>en</strong>siones de<br />
tierra. Como <strong>en</strong> <strong>las</strong> épocas posteriores de la historia mexicana, <strong>las</strong> comunidades<br />
(conocidas como calpullis <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de México) también disponían<br />
de una gran parte de la tierra. El Estado era la única institución que desempeñaba<br />
un papel difer<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la época azteca. El Estado azteca era<br />
mucho más poderoso y activo <strong>en</strong> términos económicos que sus sucesores<br />
del siglo XIX y principios del XX. Poseía importantes ext<strong>en</strong>siones de tierra,<br />
la cual alquilaba a los funcionarios o era cultivada directam<strong>en</strong>te para el<br />
propio Estado. También disponía de gran parte de <strong>las</strong> r<strong>en</strong>tas de <strong>las</strong> tierras<br />
arrebatadas a los pueblos sometidos. 6<br />
Las c<strong>las</strong>es inferiores de la sociedad rural estaban compuestas es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />
por miembros de <strong>las</strong> comunidades de los pueblos, designadas g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te<br />
como calpullis, y de siervos sin tierras llamados mayeques, que<br />
trabajaban <strong>las</strong> tierras privadas o estatales. En muchos s<strong>en</strong>tidos, los mayeques<br />
eran el equival<strong>en</strong>te de los peones del siglo xix. Woodrow Borah ha<br />
72<br />
calculado que <strong>en</strong> el México c<strong>en</strong>tral, fuera de T<strong>en</strong>ochtitlan, vivían 6 948 000<br />
miembros de calpullis y 3 474 000 mayeques. 7<br />
Como <strong>en</strong> el siglo XIX, la época azteca se caracterizaba por una mayor<br />
movilidad <strong>en</strong> la propiedad y el control de los recursos que <strong>las</strong> etapas anteriores<br />
de la historia.. Los aztecas no sustituían a la aristocracia nativa con<br />
miembros de su propia nobleza, sino que sobreimponían su dominio al de<br />
la c<strong>las</strong>e dominante tradicional. Así, el campesino de <strong>las</strong> regiones conquistadas<br />
debía soportar una doble carga. Como consecu<strong>en</strong>cia de la conquista<br />
azteca, se le expropiaba al campesinado de <strong>las</strong> regiones conquistadas gran<br />
cantidad de tierra y el pueblo sometido se veía forzado a cultivar no sólo<br />
<strong>las</strong> tierras reservadas a su propia c<strong>las</strong>e superior, sino también <strong>las</strong> del Estado<br />
azteca y la nobleza aztecaJ /Al mismo tiempo, se les exigían múltiples<br />
impuestos y diezmos de otros tipos. Estaban: forzados a proporcionar alim<strong>en</strong>tos<br />
y otros productos a los ejércitos aztecas que pasaban por sus territorios,<br />
y estaban obligados a comerciar con los mercaderes aztecas <strong>en</strong> <strong>las</strong><br />
condiciones y precios impuestos por éstos.<br />
Las quejas contra el dominio azteca que expresaban los gobernantes de<br />
los estados conquistados conti<strong>en</strong><strong>en</strong> muy claras demandas campesinas. Éstas<br />
fueron claram<strong>en</strong>te expresadas por el gobernante de la ciudad totonaca de<br />
Cempoala, cuando le contó a Hernán Cortés <strong>las</strong> extorsiones de los aztecas.<br />
Este gobernante, llamado por los españoles el "cacique gordo" (eran incapaces<br />
de pronunciar su nombre), les dijo a los españoles (según el conquistador<br />
Bernal Díaz del Castillo) "que cada año les demandaba muchos hijos<br />
e hijas para sacrificar, y otros para servir <strong>en</strong> sus casas y sem<strong>en</strong>teras; y otras<br />
muchas quejas, que fueron tantas, que ya no se me acuerda; y que los<br />
recaudadores de Montezuma les tomaban sus mujeres e hijas si eran hermosas,<br />
y <strong>las</strong> forzaban; y que otro tanto hacían <strong>en</strong> toda aquella tierra de la<br />
l<strong>en</strong>gua totonaque, que eran más de treinta pueblos". 8<br />
Los estados rebeldes no sólo expresaban así <strong>las</strong> demandas campesinas<br />
sino que la organización social de muchos de esos estados dominados por<br />
los aztecas permitía que <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es inferiores aún tuvieran una fuerte influ<strong>en</strong>cia<br />
<strong>en</strong> la toma d& decisiones. Según uno de los más fiables y conocidos<br />
de los cronistas españoles, Alonso de Zurita, que describe la organización<br />
social de los matlatzincas, un estado sometido a los aztecas, los reyes "trataban<br />
tan bi<strong>en</strong> a su g<strong>en</strong>te y vasallos que siempre los llaman padres, hermanos<br />
e hijos, según su edad, y t<strong>en</strong>ían gran cu<strong>en</strong>ta con su acrec<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to, y cada<br />
uno trabajaba de lo hacer mejor que su predecesor, porque el que se hacía<br />
tirano, ahora fuese de los supremos, o de los otros, era ley que le desposeían<br />
y elegían otro <strong>en</strong> su lugar; y los que dan esta relación dic<strong>en</strong> que<br />
vieron uno desposeído porque gobernaba <strong>en</strong> daño de sus vasallos". 9<br />
Incluso <strong>en</strong> aquellos casos <strong>en</strong> que el dominio de la c<strong>las</strong>e superior estaba<br />
más sólidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tronizado, el-precio que <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es inferiores de la socie-<br />
73
dad debían pagar si se levantaban contra los aztecas y eran derrotados era<br />
tan alto (todos serían sacrificados a los dioses-<strong>en</strong> T<strong>en</strong>ochtitlan) que habría<br />
sido muy difícil para los gobernantes provocar una sublevación sin estar<br />
seguros del apoyo de esas c<strong>las</strong>es; '..v>u^.< í> t;<br />
Aun cuando no hay instancias docum<strong>en</strong>tadas de¿ <strong>rebeliones</strong> exclusivam<strong>en</strong>te<br />
campesinas o de <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es bajas <strong>en</strong> tiempos aztecas, hay por lo m<strong>en</strong>os<br />
dos ejemplos de rebeldía de <strong>las</strong>-c<strong>las</strong>es inferioresjíaunque no de rebelión<br />
abierta: Ambos'casos expresan la resist<strong>en</strong>cia a>íluehar
que con frecu<strong>en</strong>cia eran más indulg<strong>en</strong>tes con los caciques que <strong>en</strong>cabezaban<br />
una rebelión que con los campesinos que los seguían.<br />
En g<strong>en</strong>eral, aunque faltan datos directos semejantes a los que docum<strong>en</strong>tan<br />
el siglo XIX, creo que muchas de <strong>las</strong> revueltas contra el dominio azteca<br />
se asemejan a <strong>las</strong> alianzas del siglo XIX, <strong>en</strong>tre campesinos y caudillos regionales,<br />
contra el dominio del gobierno federal con c<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> el mismo valle<br />
de México, tal como <strong>en</strong> la época prehispánica.<br />
Los conquistadores aztecas expropiaban <strong>en</strong> gran escala <strong>las</strong> tierras comunales<br />
o el trabajo comunitario. A veces, los señores aztecas se apropiaban<br />
de tierras de los nobles o de los campesinos locales, de la misma manera<br />
que lo harían sus equival<strong>en</strong>tes de los siglos XIX y XX. Otras veces, el Estado<br />
azteca, aunque nominalm<strong>en</strong>te dejaba la tierra <strong>en</strong> posesión de sus dueños<br />
originales, los forzaba a trabajarla para el estado y a <strong>en</strong>tregar sus cosechas<br />
a T<strong>en</strong>ochtitlan. Como la mayoría de los gobiernos del siglo XIX, los aztecas<br />
nunca lograron legitimidad a los ojos de muchos de sus subditos. Las revueltas<br />
eran frecu<strong>en</strong>tes y, como <strong>en</strong> el siglo XIX, a m<strong>en</strong>udo <strong>las</strong> sublevaciones<br />
de los caciques regionales se confundían con los movimi<strong>en</strong>tos campesinos.<br />
De la misma manera que <strong>las</strong> revueltas del siglo XIX y principios del XX<br />
culminaron finalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la Revolución de 1910, <strong>las</strong> frecu<strong>en</strong>tes revueltas<br />
contra los aztecas culminaron finalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la rebelión nacional que se<br />
produjo <strong>en</strong> conjunción con la conquista española de México.<br />
Según muchos investigadores, cuyas opiniones sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do controvertidas,<br />
<strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> <strong>rurales</strong> prehispánicas no se limitaron al periodo azteca.<br />
J. Eric Thompson sugiere que los levantami<strong>en</strong>tos campesinos pued<strong>en</strong> haberle<br />
dado el golpe de muerte a la civilización maya clásica, <strong>en</strong> los siglos<br />
VIII, IX y X. M Otros consideran que <strong>las</strong> revueltas <strong>rurales</strong> pued<strong>en</strong> haber t<strong>en</strong>ido<br />
similares consecu<strong>en</strong>cias para la civilización teotihuacana. 15 Las revueltas<br />
de los pueblos fronterizos hasta <strong>en</strong>tonces subyugados probablem<strong>en</strong>te contribuyeron<br />
a la caída de Tula. Los datos principalm<strong>en</strong>te arqueológicos que<br />
exist<strong>en</strong> no permit<strong>en</strong> ninguna conclusión definitiva a este respecto, y los hallazgos<br />
son polémicos. Lo significativo es que Mesoamérica «(que abarcaba<br />
<strong>en</strong> la época prehispánica el c<strong>en</strong>tro y el sur de México, así como parte de<br />
C<strong>en</strong>troamérica) es la única región de América Latina donde los alzami<strong>en</strong>tos<br />
<strong>rurales</strong> son una posible fuerza motriz <strong>en</strong> este período histórico. No se<br />
ha planteado seriam<strong>en</strong>te ninguna hipótesis semejante para otras civilizaciones<br />
prehispánicas del contin<strong>en</strong>te americano.<br />
LAS REVUELTAS RURALES DURANTE EL DOMINIO ESPAÑOL<br />
La única época que aparece como una excepción <strong>en</strong> cuanto a la cantidad, la<br />
magnitud y la importancia de <strong>las</strong> sublevaciones <strong>rurales</strong> es la época colonial.<br />
Aunque sí se produjeron levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong>; incluso a veces a escala<br />
76<br />
masiva, éstos se conc<strong>en</strong>traron principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la periferia de la Nueva<br />
España. Las áreas c<strong>en</strong>trales del país se mantuvieron mucho más estables y<br />
tranqui<strong>las</strong> que nunca antes o después del dominio colonial.<br />
Los conflictos armados que se produjeron <strong>en</strong> el campo durante la Colonia<br />
se pued<strong>en</strong> dividir <strong>en</strong> tres tipos, cada uno de ellos específico de cierta región.<br />
Primero, están <strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> locales que t<strong>en</strong>ían por objeto corregir agravios<br />
específicos de la administración, colonial, más que proponerse derrocar el<br />
sistema colonial intoto. Este tipo de movimi<strong>en</strong>tos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> <strong>las</strong> regiones<br />
c<strong>en</strong>trales y el sur. Segundo, están los movimi<strong>en</strong>tos de los pueblos no conquistados,<br />
que se resistían a los int<strong>en</strong>tos de colonización de los españoles. Éstos<br />
quedan confinados sobre todo a la frontera norte de México. Finalm<strong>en</strong>te,<br />
t<strong>en</strong>emos los levantami<strong>en</strong>tos a gran escala, contra el sistema colonial <strong>en</strong> su<br />
conjunto, de grupos que sólo habían aceptado superficialm<strong>en</strong>te <strong>las</strong> normas<br />
españo<strong>las</strong> y la religión cristiana, y, que buscaban restaurar algunos elem<strong>en</strong>tos<br />
de lo que ellos consideraban que había sido el ord<strong>en</strong> social, económico y<br />
religioso prehispánico. Éstos solían producirse principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la periferia<br />
sur del país.<br />
El tipo de revueltas relativam<strong>en</strong>te locales y de objetivos restringidos que<br />
caracterizó a <strong>las</strong> regiones c<strong>en</strong>trales de México es objeto de un capítulo de la<br />
notable monografía de William B. Taylor, Embriaguez, homicidio y rebelión <strong>en</strong><br />
<strong>las</strong> poblaciones coloniales mexicanas.' Como indica el título, este libro se c<strong>en</strong>tra<br />
<strong>en</strong> la marginalidad y la inquietud sociales <strong>en</strong>tre los habitantes de los pueblos<br />
libres. Lo qué se puede concluir del exam<strong>en</strong> de <strong>las</strong> insurrecciones ocurridas<br />
<strong>en</strong> 142 pueblos que hace Taylor es que eran de pequeña magnitud, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te<br />
confinadas a la comunidad de un pueblo <strong>en</strong> particular, y sólo raras veces<br />
estaban <strong>en</strong>cabezadas por forasteros. Solían ser muy espontáneas y suscitadas<br />
por diversas cuestiones de índole muy local. Sólo ocasionalm<strong>en</strong>te se referían<br />
a disputas por tierras, y no estaban vinculadas de una manera evid<strong>en</strong>te a los<br />
ciclos agríco<strong>las</strong> o a crisis económicas más g<strong>en</strong>erales. El estudio de Taylor se<br />
refiere principalm<strong>en</strong>te al siglo xvm; los trabajos de otros autores indican que<br />
los levantami<strong>en</strong>tos fueron mucho m<strong>en</strong>os frecu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> <strong>las</strong> regiones c<strong>en</strong>trales<br />
de la Nueva España durante los dos siglos preced<strong>en</strong>tes. 17<br />
¿Cuáles son <strong>las</strong> causas principales de los dos siglos y medio de relativa<br />
pasividad rural <strong>en</strong> el México c<strong>en</strong>tral, durante los cuales <strong>las</strong> sublevaciones se<br />
limitan casi siempre a pequeños estallidos? Hay que tratar por separado dos<br />
problemas. El primero se refiere,a <strong>las</strong> causas de la aus<strong>en</strong>cia de una resist<strong>en</strong>cia<br />
armada contra los conquistadores españoles y de la relativa facilidad con que<br />
establecieron su dominio <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de México tras la caída de T<strong>en</strong>ochtitlan.<br />
El segundo se refiere a <strong>las</strong> causas de la prolongada pasividad del campo bajo<br />
el dominio español-.<br />
La primera pregunta es un tanto más fácil de responder que la segunda.<br />
Una vez que la nobleza azteca .se hubo r<strong>en</strong>dido a Cortés, los nobles de la<br />
77
mayoría de los estados c<strong>en</strong>trales de México, incluidos los del poderoso imperio<br />
tarasco, que tan eficazm<strong>en</strong>te se había resistido a los aztecas, hicieron<br />
otro tanto. Esta aceptación del dominio español fue resultado de la apar<strong>en</strong>te<br />
superioridad militar española, y de que los¡ ¡españoles aseguraron-a la<br />
nobleza local que podría conservar sus privilegios :e incluso gran parte de su<br />
poder y de sus tierras; En los primeros años *después~de la Conquista, ésto<br />
no fue una promesa vacía; Debido a su número relativam<strong>en</strong>te'pequeño,los<br />
españoles necesitaban aliados para mant<strong>en</strong>er su poder <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de México.<br />
Si los campesinos hubieran querido levantarse'contra los españoles,<br />
habrían t<strong>en</strong>ido que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse también a sus jefes tradicionales, muchos de<br />
los cuales habían <strong>en</strong>cabezado <strong>en</strong> otro tiempo revueltas <strong>rurales</strong> contra'los<br />
aztecas, pero eran ahora aliados de los conquistadores. En cualquier caso,<br />
no hay indicios de que los campesinos resintieran inclinados a sublevarse<br />
contra los españoles, ya que éstos fueron percibidos al principio como liberadores<br />
del yugo azteca, que muchos campesinos consideraban extremadam<strong>en</strong>te<br />
oneroso. Estaban acostumbrados a "pagar tributo a uña c<strong>las</strong>e dominante,<br />
de manera que <strong>las</strong> exig<strong>en</strong>cias de tributo de los españoles fueron<br />
aceptadas. Los españoles habían v<strong>en</strong>cido y¡ portante se-consideraba que sus<br />
dioses eran superiores, y la conversión al: cristianismo se convirtió <strong>en</strong> un<br />
f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de masas, tanto más fácil de aceptar cuanto que la Iglesia estaba<br />
dispuesta a tolerar un alto grado de sincretismo: religioso: Las autoridades<br />
colonialeSj al principio por lo m<strong>en</strong>os, declararon ¡que aceptarían <strong>las</strong> estructuras<br />
de propiedad; exist<strong>en</strong>tes; sólo aquel<strong>las</strong> tierras y propiedades pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes<br />
a los gobernantes aztecas serían confiscadas por los españoles. La<br />
carga tributaria sería similar a la que pedían los aztecas. 18<br />
Pronto quedó claro que los <strong>en</strong>com<strong>en</strong>deros españoles no estaban dispuestos<br />
a aceptar <strong>las</strong> limitaciones <strong>en</strong> cuanto al servicio de los indios que les<br />
imponía la Corona, y el nivel de tributos se volvió mucho más oneroso que<br />
<strong>en</strong> tiempos aztecas, tal como observaron funcionarios españoles como-el<br />
oidor Alonso de Zurita. 19 Sin embargo, los creci<strong>en</strong>tes excesos de los conquistadores<br />
no produjeron grandes estallidos de descont<strong>en</strong>to campesino sino<br />
hasta el siglo XViii y, sobre todo, el XIX. >; • > •<br />
•Hemos visto ya que dos tipos de conflictos estaban íntimam<strong>en</strong>te vinculados<br />
a los levantami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> <strong>en</strong> el periodo azteca y <strong>en</strong> los siglos xix y<br />
XX: aquellos <strong>en</strong> que <strong>las</strong> élites luchaban <strong>en</strong>tre sí movilizando a los campesinos<br />
consigo, y aquellos <strong>en</strong> que <strong>las</strong> comunidades de los pueblos chocaban<br />
con otras fuerzas. ¿Estuvieron pres<strong>en</strong>tes estos dos tipos de conflictos <strong>en</strong> la<br />
era colonial? .•••••/•. ••/.;?.:<br />
A difer<strong>en</strong>cia de otras partes del imperio español, como Perú, no se produjeron<br />
importantes conflictos armados <strong>en</strong>tre la élite dé la Nueva España<br />
hasta los últimos tiempos" del dominio español. El análisis de <strong>las</strong> causas de<br />
esta" "armonía" nos llevaría fuera del tema de este trabajo.<br />
78<br />
Los conflictos del segundo tipo —<strong>en</strong>tre los pueblos y otras fuerzas de la<br />
sociedad (terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, Iglesia, Estado, funcionarios locales, etcétera) — fueron<br />
frecu<strong>en</strong>tes durante la época colonial y, al final, muchos pueblos perdieron<br />
<strong>las</strong> tierras y derechos tradicionales que habían conservado durante largo tiempo.<br />
El hecho de qué estos acontecimi<strong>en</strong>tos produjeran pocas confrontaciones,<br />
sólo localm<strong>en</strong>te significativas, <strong>en</strong> el México c<strong>en</strong>tral, se debe a ciertas características<br />
especiales de la administración colonial española y ciertos efectos<br />
singulares del dominio español sobre la sociedad indíg<strong>en</strong>a.<br />
La época colonial puede haber sido la única época de la historia de<br />
México, antes de la revolución de 1910, <strong>en</strong> que el Estado llevó a cabo un<br />
esfuerzo consci<strong>en</strong>te para proteger a <strong>las</strong> comunidades de los pueblos. Estos<br />
esfuerzos, <strong>en</strong> que participaron importantes sectores de la Iglesia, reflejan el<br />
temor común tanto de la Iglesia como del Estado a que la nobleza local<br />
española, se volviera demasiado fuerte y por tanto demasiado indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te.<br />
Tal vez otro factor todavía más importante fue el hecho de que<br />
los- pueblos libres proporcionaban importantes ingresos fiscales tanto a la<br />
Corona como a la Iglesia. 20<br />
Como resultado, los indios podían buscar y, <strong>en</strong> ocasiones, obt<strong>en</strong>er ayuda<br />
tanto del sistema judicial español como del clero. Tal vez sea aún más<br />
importante la legitimidad que adquirieron la Corona y la Iglesia a los ojos<br />
de muchos indios gracias a-sus. esfuerzos por cont<strong>en</strong>er a los hac<strong>en</strong>dados y<br />
<strong>en</strong>com<strong>en</strong>deros. Durante largo tiempo, esta legitimidad constituyó un poderoso<br />
obstáculo para cualquier ataque profundo contra el sistema colonial<br />
español. La mayoría de <strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> estaban dirigidas contra los funcionarios<br />
locales, y g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te los indios estaban conv<strong>en</strong>cidos de que, si la<br />
Corona conocía sus problemas, los remediaría.<br />
En el primer siglo de dominación española, los esfuerzos de la Corona por<br />
mant<strong>en</strong>er la integridad de <strong>las</strong> comunidades de los pueblos pued<strong>en</strong> haber t<strong>en</strong>ido<br />
consecu<strong>en</strong>cias más radicales. Estos esfuerzos condujeron a una especie de<br />
reforma agraria instituida por <strong>las</strong> autoridades españo<strong>las</strong>. Durante el dominio<br />
azteca, <strong>en</strong>tre el treinta y el cincu<strong>en</strong>ta por ci<strong>en</strong>to de la población rural del c<strong>en</strong>tro<br />
de México no t<strong>en</strong>ía al parecer tierra propia y vivía fuera de <strong>las</strong> tradicionales<br />
corounidades-pueblos. Estos campesinos sin tierras eran esclavos, siervos o<br />
arr<strong>en</strong>datarios, que trabajaban para la nobleza o el Estado. Su número t<strong>en</strong>dió<br />
a disminuir <strong>en</strong> el primer siglo de dominio español y, gradualm<strong>en</strong>te, muchos de<br />
ellos fueron trasladados a los pueblos por los españoles, que les otorgaron<br />
todos los derechos de propiedad comunal de la tierra.<br />
Pero el factor más importante que inhibió cualquier tipo de sublevación<br />
masiva de los indios fue la.catástrofe demográfica, <strong>en</strong>orme y sin preced<strong>en</strong>tes,<br />
que sufrieron los indios del c<strong>en</strong>tro de México. Woodrow Borah ha calculado<br />
que, <strong>en</strong> un lapso relativam<strong>en</strong>te corto, la población india del c<strong>en</strong>tro de México<br />
disminuyó de cerca de veinte, a m<strong>en</strong>os de dos millones de habitantes. Aunque<br />
79
exist<strong>en</strong> estimaciones más conservadoras, es evid<strong>en</strong>te que a corto plazo muchos<br />
resist<strong>en</strong>tes pot<strong>en</strong>ciales murieron. Los que sobrevivieron estaban desorganizados<br />
-su organización social tradicional había sido destruida— y desmoralizados<br />
por la catástrofe. En contraste con la época azteca, y con los siglos XDC<br />
y XX, la confiscación a gran escala de tierras comunales de los pueblos podía<br />
ahora realizarse de forma "indolora", porque sus habitantes estaban muertos.<br />
La presión demográfica al final de los tiempos aztecas había conducido al<br />
cultivo de tierras marginales, cuyo r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to era con frecu<strong>en</strong>cia bajo y estaba<br />
sujeto a extremas fluctuaciones. Como resultado de la desaparición de la mayor<br />
parte de la población rural azteca, se manifestaron dos t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias contradictorias:<br />
por una parte, la presión sobre los campesinos restantes para que<br />
produjeran más y trabajaran más int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te puede haber aum<strong>en</strong>tado; por<br />
otra parte, la escasez de mano de obra aum<strong>en</strong>tó su valor y el tratami<strong>en</strong>to que<br />
recibía la población rural, así como su nivel de vida, pued<strong>en</strong> haber mejorado.<br />
Además, como resultado de la disminución déla población indíg<strong>en</strong>a, ésta se<br />
conc<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> <strong>las</strong> mejores tierras y ya no dep<strong>en</strong>día tanto del cultivo de terr<strong>en</strong>os<br />
marginales.<br />
La consecu<strong>en</strong>cia a largo plazo de ese colapso demográfico fue que, conforme<br />
la población india se fue recuperando de la catástrofe y aum<strong>en</strong>tando,<br />
<strong>en</strong> el siglo xviii, <strong>las</strong> tierras otorgadas a los pueblos <strong>en</strong> los siglos xvi y xvn<br />
resultaron a m<strong>en</strong>udo insufici<strong>en</strong>tes para mant<strong>en</strong>er a una población ahora<br />
numerosa. No había otras tierras disponibles para ellos, debido a la trem<strong>en</strong>da<br />
expansión de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das y de <strong>las</strong> posesiones de la Iglesia que había<br />
t<strong>en</strong>ido lugar <strong>en</strong>tre tanto. a Esta nueva presión sobre la tierra, aunque sólo<br />
fue uno <strong>en</strong>tre muchos factores, explica <strong>en</strong> parte el aum<strong>en</strong>to del número de<br />
alzami<strong>en</strong>tos <strong>rurales</strong> que culminaron <strong>en</strong> <strong>las</strong> guerras de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, a<br />
principios del siglo xix. Una creci<strong>en</strong>te inquietud rural se manifestaba <strong>en</strong><br />
todas <strong>las</strong> regiones indias del contin<strong>en</strong>te americano. Sin embargo, era m<strong>en</strong>os<br />
ac<strong>en</strong>tuada <strong>en</strong> el México del siglo xvin, por ejemplo, que <strong>en</strong> Perú, donde<br />
estalló la mayor revuelta india de la historia <strong>en</strong> la segunda mitad del siglo<br />
XVIU. Dos de los principales factores que tal vez impidieron que los levantami<strong>en</strong>tos<br />
mayorítariam<strong>en</strong>te indios, como ése, se ext<strong>en</strong>dieran y se volvieran<br />
regionales o incluso nacionales <strong>en</strong> México fueron t] la diversidad cultural,<br />
lingüística y tribal de la población indíg<strong>en</strong>a y 2] <strong>las</strong> rivalidades que existían<br />
<strong>en</strong>tre esos grupos difer<strong>en</strong>tes. Los nahuas nunca ocuparon <strong>en</strong> México la<br />
posición preponderante que ocupaban los quechuas <strong>en</strong> Perú. Además, la<br />
naturaleza del imperio azteca había sido tal que nunca pudo g<strong>en</strong>erar mitos<br />
sobre un pasado glorioso, como los que tanto inspiraban a los revolucionarios<br />
peruanos cuando p<strong>en</strong>saban <strong>en</strong> los tiempos incas.<br />
Además de los habitantes de los pueblos, cuyos movimi<strong>en</strong>tos sociales ha<br />
estudiado Taylor, hubo otros dos grupos <strong>en</strong> el campo que han sido objeto<br />
de mucho m<strong>en</strong>os estudios: los resid<strong>en</strong>tes de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das y los que podría-<br />
80 ,<br />
mos llamar marginales. Durante la época colonial, los resid<strong>en</strong>tes de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das,<br />
o peones, como solía llamárseles, parec<strong>en</strong> haber consistido <strong>en</strong> dos<br />
amplias categorías: los que vivían <strong>en</strong> fincas donde la mayor parte del trabajo<br />
era realizado por resid<strong>en</strong>tes perman<strong>en</strong>tes y los que vivían <strong>en</strong> fincas donde<br />
esos peones resid<strong>en</strong>tes sólo constituían una especie de estructura mínima.<br />
El primer tipo de finca, que durante largo tiempo se creyó<br />
erróneam<strong>en</strong>te que era el predominante <strong>en</strong> México, se conc<strong>en</strong>traba <strong>en</strong> realidad<br />
a lo largo de la. fronteranorte. 24 En el resto del país, la mayor parte del<br />
trabajo de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das era realizado por trabajadores ev<strong>en</strong>tuales que vivían<br />
<strong>en</strong> los pueblos adyac<strong>en</strong>tes o por trabajadores migratorios, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te<br />
empleados solam<strong>en</strong>te durante <strong>las</strong> temporadas de siembra o de cosecha. 25<br />
Con frecu<strong>en</strong>cia se ha supuesto que la mayoría de los peones eran peones<br />
<strong>en</strong>deudados, y que la deuda era simplem<strong>en</strong>te un medio que utilizaba el<br />
hac<strong>en</strong>dado para atar el peón a su finca. Sin duda, así era <strong>en</strong> ocasiones.<br />
Pero <strong>en</strong> otros casos, la deuda repres<strong>en</strong>taba algo muy distinto: una especie<br />
de bonificación que ofrecía un -hac<strong>en</strong>dado para atraerse trabajadores <strong>en</strong><br />
épocas de escasez de manó de obra. En este último caso, la deuda era un<br />
privilegio.. El estatus, de los peones podía por tanto variar desde el de criados<br />
privilegiados hasta el de casi.esclavos. En <strong>las</strong> regiones c<strong>en</strong>trales del<br />
país, muchos peones pued<strong>en</strong> haber constituido una minoría mejor retribuida<br />
que los trabajadores ev<strong>en</strong>tuales de los pueblos cercanos. 26 T<strong>en</strong>ían asegurada<br />
la ayuda de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das <strong>en</strong> tiempos de hambruna u otras catástrofes<br />
naturales, y subsidios o préstamos de los propietarios de la haci<strong>en</strong>da para<br />
sus ceremonias como bodas, bautizos, etcétera. En otros mom<strong>en</strong>tos 7 otras<br />
regiones, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>. el sureste de México, los peones vivían mucho<br />
peor que los habitantes de los pueblos libres que habían conservado amplias<br />
ext<strong>en</strong>siones de tierras fértiles. En ambos casos, no puede sorpr<strong>en</strong>dernos<br />
que los peones* de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das fueran m<strong>en</strong>os proclives a la revuelta<br />
que los habitantes de los pueblos del c<strong>en</strong>tro de México. Por lo que toca a<br />
los. criados privilegiados, los motivos de su actitud son evid<strong>en</strong>tes. A los<br />
otros los aislaban y controlaban eficazm<strong>en</strong>te los propietarios de <strong>las</strong> fincas.<br />
Tampoco hay pruebas deque los peones tuvieran más t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a rebelarse<br />
<strong>en</strong> el norte de México. En <strong>las</strong> fincas situadas <strong>en</strong> la frontera india,<br />
donde los peones resid<strong>en</strong>tes constituían el grueso de los trabajadores de la<br />
haci<strong>en</strong>da, no eran una minoría privilegiada respecto de otros sectores de la<br />
población rural del norte:. Sin embargo, el hac<strong>en</strong>dado t<strong>en</strong>ía otra forma de<br />
asegurarse el control sobre ellos: dep<strong>en</strong>dían de <strong>las</strong> fuerzas armadas de la<br />
finca para que los protegieran de los indios nómadas. A pesar del salvajismo<br />
y la frecu<strong>en</strong>cia de los ataques apaches, los Sánchez Navarro, que poseían<br />
uno de los más grandes complejos agríco<strong>las</strong> del norte, no armaban a<br />
sus peones. 27 Contaban con la protección de una fuerza especial creada por<br />
los terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes. Esto, evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, disminuía de. un modo significativo<br />
81<br />
LL
su pot<strong>en</strong>cial de revuelta. En muchas haci<strong>en</strong>das del norte, <strong>en</strong> regiones como<br />
Zacatecas, que no estaban am<strong>en</strong>azadas por los indios nómadas, <strong>las</strong> condiciones<br />
laborales de los resid<strong>en</strong>tes parec<strong>en</strong> haber sido más favorables que <strong>en</strong><br />
el c<strong>en</strong>tro y el sur del pais. Esto puede haberse debido tanto a la escasez de<br />
mano de obra como a la necesidad de atraer trabajadores de otras regiones<br />
de México. Sin embargo, a fines del siglo xvm, un número creci<strong>en</strong>te de<br />
resid<strong>en</strong>tes de <strong>las</strong> haci<strong>en</strong>das del norte parec<strong>en</strong> haber desarrollado un nuevo<br />
tipo de conci<strong>en</strong>cia. Así lo atestiguan no tanto <strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> viol<strong>en</strong>tas como<br />
el número cada vez mayor de peticiones pres<strong>en</strong>tadas ante <strong>las</strong> autoridades<br />
coloniales. En esas peticiones, solicitaban su reconocimi<strong>en</strong>to como pueblos<br />
libres y pedían al gobierno español que les otorgara tierras propias, con<br />
frecu<strong>en</strong>cia pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a <strong>las</strong> fincas <strong>en</strong> que estaban trabajando. 28<br />
Otro grupo social que también merece más at<strong>en</strong>ción de la que ha recibido<br />
hasta ahora es el de los llamados marginales. Se trata de mestizos e<br />
indios que dejaban sus pueblos, sobre todo <strong>en</strong> el siglo xvm, cuando como<br />
resultado del aum<strong>en</strong>to de población muchos no podían recibir tierras de sus<br />
comunidades. Aunque algunos abandonaban definitivam<strong>en</strong>te el campo y se<br />
instalaban <strong>en</strong> <strong>las</strong> ciudades, otros vagaban hacia el norte. Algunos de ellos<br />
constituyeron un proletariado semiurbano .que se desarrolló principalm<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> la región del Bajío. Estos hombres trabajaban parte del tiempo <strong>en</strong> <strong>las</strong><br />
ciudades y parte del tiempo <strong>en</strong> <strong>las</strong> grandes fincas, como trabajadores temporales.<br />
Otros llegaron más al norte y recibieron tierras como colonos <strong>en</strong><br />
<strong>las</strong> colonias militares de la frontera escasam<strong>en</strong>te poblada de México.<br />
No-hay datos de que estos dos grupos marginales participaran <strong>en</strong> el tipo<br />
de pequeñas insurrecciones de pueblos que Taylor describe. Pero los mineros<br />
y los trabajadores temporales del Bajío llevaron a cabo amotinami<strong>en</strong>tos<br />
masivos, como el de 1767, que tuvo mucho <strong>en</strong> común con el alzami<strong>en</strong>to de<br />
1810. Estos trabajadores semiindustriales iban a constituir uno de los elem<strong>en</strong>tos<br />
c<strong>en</strong>trales de <strong>las</strong> revoluciones nacionales'que sacudieron México tanto<br />
<strong>en</strong> 1810 como <strong>en</strong> 1910. 30 Los marginales del Bajío se levantaron <strong>en</strong> 1810,<br />
pero los colonos militares del norte permanecieron pasivos o incluso leales<br />
a la Corona española. Un, siglo más tarde, los hombres de la. frontera norte<br />
conformarían el núcleo de la revuelta <strong>en</strong> el norte de México, 31 mi<strong>en</strong>tras los<br />
del Bajío permanecían <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral pasivos.<br />
Hasta aquí nos hemos ocupado de <strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> locales destinadas a<br />
corregir agravios particulares y, como tales, confinadas principalm<strong>en</strong>te a la<br />
región c<strong>en</strong>tral. El segundo tipo.de inquietud rural fue un movimi<strong>en</strong>to de<br />
resist<strong>en</strong>cia, que <strong>en</strong>contramos principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el norte y que surgió <strong>en</strong> el<br />
curso de los int<strong>en</strong>tos españoles por ampliar y consolidar su dominio. Los<br />
conflictos y <strong>las</strong> luchas que se produjeron <strong>en</strong> la frontera norte de México<br />
seguían un modelo difer<strong>en</strong>te, eran de una magnitud distinta y evolucionaron<br />
<strong>en</strong> una escala de tiempo <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te distinta'que los del México c<strong>en</strong>tral.<br />
82<br />
Al avanzar por el norte del país, los españoles solían <strong>en</strong>contrar una empecinada<br />
resist<strong>en</strong>cia. Las tribus del norte nunca habían sido conquistadas por<br />
los aztecas u otros forasteros, ni estaban acostumbradas a pagar tributo a<br />
una c<strong>las</strong>e dominante. Nunca habían conocido nada comparable a la nobleza<br />
de T<strong>en</strong>ochtitlan. Su exist<strong>en</strong>cia nómada les permitía soportar mejor <strong>las</strong> matanzas<br />
españo<strong>las</strong> y r<strong>en</strong>ovar su resist<strong>en</strong>cia incluso tras una apar<strong>en</strong>te derrota.<br />
Así ocurrió <strong>en</strong> <strong>las</strong> espectaculares guerras chichimecas, <strong>en</strong>tre 1550 y 1600,<br />
que constituyeron una grave am<strong>en</strong>aza al control colonial de la Nueva España.<br />
32 La causa española no se vio favorecida por la escasez de colonos<br />
españoles que quisieran dejar <strong>las</strong> zonas bi<strong>en</strong> pobladas y ricas del c<strong>en</strong>tro de<br />
México y ocupar los territorios recién conquistados, a la manera de los<br />
angloamericanos que colonizaron Norteamérica al norte del Río Bravo.<br />
Los esfuerzos iniciales de los españoles por v<strong>en</strong>cer la resist<strong>en</strong>cia de los<br />
indios del norte se distinguieron por una excepcional brutalidad. Las formas<br />
tradicionales de sometimi<strong>en</strong>to, como la <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>da y el repartimi<strong>en</strong>to,<br />
fueron sustituidas por la esclavitud a gran escala, y por la deportación de<br />
muchos indios para su v<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> otras partes del país. Pero <strong>en</strong> el curso del<br />
siglo XVII, reconoci<strong>en</strong>do el fracaso de estas estrategias, los españoles adoptaron<br />
una táctica nueva. Ésta se basaba <strong>en</strong> el uso de misioneros españoles,<br />
que habían t<strong>en</strong>ido mucho éxito <strong>en</strong> la implantación del dominio español <strong>en</strong><br />
el c<strong>en</strong>tro de México. Habían sido <strong>en</strong>viados allí para preparar el terr<strong>en</strong>o<br />
para el dominio secular español y el control de los indios por los <strong>en</strong>com<strong>en</strong>deros.<br />
Los jesuítas y los franciscanos eran estudiosos, sacerdotes, maestros<br />
y administradores. Apr<strong>en</strong>dieron la l<strong>en</strong>gua de los indios, los convirtieron al<br />
cristianismo, les <strong>en</strong>señaron los métodos de cultivo y <strong>las</strong> artesanías europeas<br />
e introdujeron nuevos animales <strong>en</strong> los pueblos. Int<strong>en</strong>taron ganarse la lealtad<br />
y la confianza de <strong>las</strong> élites tradicionales de los pueblos, y designaron a<br />
miembros de éstas para ocupar cargos <strong>en</strong> <strong>las</strong> aldeas. Los indios no t<strong>en</strong>ían<br />
que pagar tributos, sino sólo mant<strong>en</strong>er a los misioneros. Tras un periodo<br />
inicial de por lo m<strong>en</strong>os diez años, una vez que los indios "misionizados" se<br />
consideraban pacificados y habían apr<strong>en</strong>dido los rudim<strong>en</strong>tos del cristianismo<br />
y la civilización española, los misioneros del c<strong>en</strong>tro de México, muy a su<br />
pesar, tuvieron que dejar paso a <strong>las</strong> autoridades civiles y el clero regular. 33<br />
En la frontera norte, la estrategia misionera hubo de cambiar y adaptarse<br />
a circunstancias completam<strong>en</strong>te nuevas. Estaba claro para los jesuítas, los<br />
franciscanos y finalm<strong>en</strong>te <strong>las</strong> autoridades españo<strong>las</strong>, que <strong>en</strong> el norte <strong>las</strong> misiones<br />
no podrían ser una etapa pasajera como habían sido <strong>en</strong> la región c<strong>en</strong>tral Los<br />
indios del norte nunca se someterían a <strong>las</strong> autoridades seculares españo<strong>las</strong>.<br />
Los cambios que los misioneros t<strong>en</strong>drían que introducir <strong>en</strong> el estilo de vida<br />
de los indios del norte serían mucho mayores que los que habían efectuado<br />
<strong>en</strong> el México c<strong>en</strong>tral para consolidar el control sobre sus pupilos. En el c<strong>en</strong>tro<br />
del país, donde los indios eran sed<strong>en</strong>tarios y residían <strong>en</strong> pueblos más grandes,<br />
83
los misioneros no tuvieron que realizar traslados de población tan radicales<br />
como <strong>en</strong> el norte, aunque <strong>en</strong> la época de la mayor mortandad de los indios,<br />
los habitantes que quedaban <strong>en</strong> los diezmados pueblos podían ser conc<strong>en</strong>trados<br />
<strong>en</strong> una sola comunidad. Los indios del norte eran nómadas y vivían <strong>en</strong> grupos<br />
pequeños. Los misioneros p<strong>en</strong>saban que sólo podrían controlarlos si los congregaban<br />
<strong>en</strong> grandes poblaciones. Tras la conversión, ésta era la primera<br />
exig<strong>en</strong>cia que plantearon los misioneros a sus pupilos: que vivieran <strong>en</strong> <strong>las</strong><br />
misiones bajo la supervisión de un sacerdote jesuíta o franciscano. A continuación,<br />
los misioneros procuraron modificar el modelo de subsist<strong>en</strong>cia de los<br />
indios. Allí donde los indios habían vivido de la caza y la recolección, se<br />
introdujo la agricultura. Incluso para aquel<strong>las</strong> tribus que ya habían practicado<br />
la agricultura, la vida cambió radicalm<strong>en</strong>te. Se promovieron nuevos instrum<strong>en</strong>tos<br />
como el arado, y nuevos cultivos. Los misioneros llevaron ganado y animales<br />
que los indios americanos precoloniales no conocían: vacas, caballos, cerdos,<br />
etcétera. Cada familia recibió una parcela de tierra sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te grande<br />
para alim<strong>en</strong>tarse y se les permitía trabajarla durante cierto número de días<br />
(tres días a la semana <strong>en</strong>tre los indios yaquis de Sonora). A difer<strong>en</strong>cia de los<br />
indios del México c<strong>en</strong>tral, los pupilos de <strong>las</strong> misiones no t<strong>en</strong>ían que trabajar<br />
para terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes o autoridades españoles. Pero los misioneros sí les exigían<br />
que trabajaran <strong>las</strong> tierras comunales durante una cantidad específica de tiempo.<br />
Los r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos de estas tierras se usaban para muy difer<strong>en</strong>tes propósitos:<br />
para sost<strong>en</strong>er a los misioneros, para mant<strong>en</strong>er a la población india <strong>en</strong> tiempos<br />
de escasez y hambrunas, y para financiar <strong>las</strong> actividades de <strong>las</strong> órd<strong>en</strong>es religiosas<br />
<strong>en</strong> otras partes del país o incluso <strong>en</strong> otras partes del mundo.<br />
En el México c<strong>en</strong>tral, tanto los misioneros como la Corona española<br />
habían int<strong>en</strong>tado debilitar y desmantelar cualquier autoridad india por <strong>en</strong>cima<br />
del nivel del pueblo. En el norte, donde no habían existido tales autoridades,<br />
eran los misioneros qui<strong>en</strong>es a m<strong>en</strong>udo instauraron por primera vez<br />
autoridades indias para los pueblos, o incluso tribales. Estas autoridades se<br />
convirtieron <strong>en</strong> el medio a través del cual los misioneros procuraban gobernar<br />
a sus pupilos. 34<br />
En ocasiones, la estrategia de los misioneros obtuvo éxitos espectaculares,<br />
a veces fracasos abyectos. En g<strong>en</strong>eral, funcionó mejor que <strong>las</strong> anteriores<br />
estrategias españo<strong>las</strong> de colonización del norte. Varios factores se pued<strong>en</strong><br />
considerar fundam<strong>en</strong>tales para el éxito de los misioneros. El primero era el<br />
grado de movilidad y dispersión geográfica de los indios que los misioneros<br />
int<strong>en</strong>taban colonizar. Cuanto más nómadas y dispersos los indios, m<strong>en</strong>os éxito<br />
t<strong>en</strong>ían ios misioneros. Ni los jesuítas ni los franciscanos se acercaron siquiera<br />
a "misionizar" a los apaches o los comanches. La eficacia del control<br />
dep<strong>en</strong>día de que se lograra conc<strong>en</strong>trar a la tribu <strong>en</strong> un número limitado<br />
de lugares. El segundo factor era el grado de estratificación y c<strong>en</strong>tralización<br />
social d<strong>en</strong>tro de <strong>las</strong> comunidades o tribus. Cuanto más estratificada y c<strong>en</strong>tra-<br />
h<br />
lizada era la organización social de los indios, más probable era que los<br />
misioneros pudieran <strong>en</strong>contrar aliados que les ayudas<strong>en</strong> a ejercer un control<br />
social efectivo. Un tercer factor era el grado <strong>en</strong> que los misioneros lograban<br />
proteger a sus pupilos del dominio de <strong>las</strong> autoridades seculares españo<strong>las</strong> y<br />
del flujo de colonos españoles. Un cuarto factor era la incid<strong>en</strong>cia de <strong>en</strong>fermedades<br />
y epidemias. Al,congregar a los indios de caseríos muy distantes <strong>en</strong><br />
grandes poblaciones, los misioneros a m<strong>en</strong>udo contribuían a la difusión de <strong>las</strong><br />
<strong>en</strong>fermedades. 35 Finalm<strong>en</strong>te, estaban <strong>las</strong> consecu<strong>en</strong>cias económicas de la interv<strong>en</strong>ción<br />
de los misioneros.<br />
La actuación de los misioneros <strong>en</strong>tre los yaquis y los tarahumaras ilustra<br />
muy bi<strong>en</strong> la importancia de estos factores. Los yaquis vivían <strong>en</strong> el norte de<br />
México, <strong>en</strong> la zona que p<strong>en</strong>etraron los jesuítas a mediados del siglo xvii.<br />
Tras breves luchas, a principios de siglo, con <strong>las</strong> tropas españo<strong>las</strong>, los propios<br />
jefes yaquis llamaron a los misioneros y durante más de un siglo se<br />
sometieron completam<strong>en</strong>te a su control Aceptaron fácilm<strong>en</strong>te <strong>las</strong> indicaciones<br />
de los jesuítas para conc<strong>en</strong>trar su población, dispersa <strong>en</strong> varios ci<strong>en</strong>tos<br />
de <strong>las</strong> llamadas rancherías, <strong>en</strong> ocho poblaciones compactas. Aceptaron un<br />
nuevo y complejo sistema de organización tribal. Los jesuítas implem<strong>en</strong>taron<br />
nuevos métodos, de agricultura int<strong>en</strong>siva y los yaquis adoptaron animales domésticos.<br />
Se sublevaron sólo una vez durante la época colonial española, <strong>en</strong><br />
1740, y su revuelta fue de una duración e int<strong>en</strong>sidad limitadas. De hecho<br />
permitieron que los misioneros abandonaran vivos el territorio yaqui y que<br />
volvieran una vez acabada la revuelta.<br />
No puede decirse otro tanto de la actividad de los misioneros <strong>en</strong>tre<br />
los tarahumaras, que produjo algunos de los alzami<strong>en</strong>tos indios más sangri<strong>en</strong>tos<br />
de la historia colonial española: <strong>en</strong> 1646, 1650, 1684 y de nuevo<br />
<strong>en</strong> 1698. Muchos de los misioneros perecieron. Los campam<strong>en</strong>tos fueron<br />
desmantelados. Después del último de estos levantami<strong>en</strong>tos, los tarahumaras<br />
simplem<strong>en</strong>te se desvanecieron <strong>en</strong> <strong>las</strong> montañas prácticam<strong>en</strong>te inaccesibles<br />
de la Sierra Madre. Sólo una minoría mantuvo los vínculos con los<br />
misioneros.<br />
La primera difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>treJas dos tribus fue su modelo de poblami<strong>en</strong>to.<br />
Ambas habían vivido <strong>en</strong> rancherías muy dispersas, antes de la llegada de los<br />
misioneros; pero <strong>las</strong> rancherías yaquis eran relativam<strong>en</strong>te grandes y constaban<br />
de varias familias, a veces hasta de varios ci<strong>en</strong>tos de personas. Las de<br />
los tarahumaras rara vez trasc<strong>en</strong>dían los límites de una sola familia. La conc<strong>en</strong>tración<br />
que los jesuítas trataron de imponer fue por tanto mucho más<br />
extraña para los tarahumaras que para los yaquis. 36<br />
Ambas tribus t<strong>en</strong>ían una forma relativam<strong>en</strong>te igualitaria de organización<br />
social y ninguna había estado expuesta a ningún tipo de autoridad c<strong>en</strong>tral.<br />
Pero a difer<strong>en</strong>cia de los tarahumaras, los yaquis habían conocido por lo<br />
m<strong>en</strong>os los rudim<strong>en</strong>tos de una organización c<strong>en</strong>tralizada durante <strong>las</strong> épocas<br />
84<br />
m<br />
85
de guerra con los vecinos indios mayos. Así, también la c<strong>en</strong>tralización era<br />
más fácil de aceptar para los yaquis que para los tarahumaras.<br />
Todavía más importantes fueron los b<strong>en</strong>eficios económicos que proporcionaban<br />
los misioneros. Aquí, <strong>las</strong> difer<strong>en</strong>cias ecológicas tuvieron una importancia<br />
decisiva. A lo largo de <strong>las</strong> riberas del río Yaqui, los misioneros<br />
organizaron un sistema de agricultura int<strong>en</strong>siva mucho más productivo que<br />
el que t<strong>en</strong>ían antes los yaquis. Los nuevos cultivos y los animales domésticos<br />
parec<strong>en</strong> haber mejorado significativam<strong>en</strong>te el nivel de vida de los yaquis.<br />
Entre los tarahumaras, <strong>las</strong> mejoras fueron-mucho más modestas, si es<br />
que existieron. Debido a la topografía montañosa de gran parte de la región,<br />
<strong>las</strong> posibilidades de realizar una agricultura int<strong>en</strong>siva eran mucho m<strong>en</strong>ores,<br />
y la introducción de ganado por los españoles, lo mismo que algunos<br />
nuevos cultivos, no comp<strong>en</strong>saban a los indios por la pérdida de su tradicional<br />
modo de vida nómada.<br />
Pero lo más importante es que los misioneros sólo lograron proteger a<br />
los yaquis de los ataques de los empresarios españoles. En cuanto los jesuítas<br />
hubieron conc<strong>en</strong>trado a los tarahumaras <strong>en</strong> grandes poblaciones, los<br />
españoles forzaron a muchos de ellos a trabajar <strong>en</strong> <strong>las</strong> minas. Los jesuítas<br />
int<strong>en</strong>taron oponerse a estos int<strong>en</strong>tos, pero carecían de poder para ello. Los<br />
yaquis fueron más afortunados que los tarahumaras, ya que no se descubrieron<br />
minas <strong>en</strong> su región hasta principios del siglo XVIII. Como resultado,<br />
al principio <strong>las</strong> poblaciones yaquis no se vieron muy afectadas por la llegada<br />
de los pobladores y colonos españoles, y hasta el siglo xvm los yaquis<br />
no fueron forzados a trabajar para ellos. 3 De hecho, cuando los españoles<br />
finalm<strong>en</strong>te se establecieron <strong>en</strong> la región yaqui e int<strong>en</strong>taron imponer a los<br />
indios del noroeste el mismo tipo de trabajo forzado que habían impuesto a<br />
los tarahumaras, los yaquis también se sublevaron.<br />
Hacia el siglo XVín muchas tribus, como la de los conchos <strong>en</strong> Chihuahua,<br />
habían sido exterminadas. Otras, como los tarahumaras, se habían retirado a<br />
la espesura de <strong>las</strong> montañas de la Sierra Madre; Pero algunas hicieron finalm<strong>en</strong>te<br />
la paz con los españoles. Esto se debió <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida a los incesantes<br />
ataques de los indios nómadas conocidos como apaches y comanches<br />
contra los grupos indios más sed<strong>en</strong>tarios y los españoles por igual. Los ataques<br />
de los nómadas servían por una parte para impedir nuevos progresos<br />
de los españoles hacia el norte y, por la otra, inducían a los españoles a<br />
hacer ciertas concesiones a los grupos sed<strong>en</strong>tarios para que éstos hicieran<br />
fr<strong>en</strong>te común contra los nómadas. En 1778, Teodoro de Croix, el int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te<br />
español que administraba la gran provincia fronteriza de Nueva Vizcaya,<br />
estableció una serie de colonias militares que se convertirían <strong>en</strong> baluartes<br />
contra los ataques apaches. Estos campam<strong>en</strong>tos se basaban <strong>en</strong> un tipo de<br />
igualdad racial desconocido hasta <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> la Nueva España. Según el<br />
decreto de De Croix, cualquiera que deseara establecerse <strong>en</strong> estas colonias,<br />
86<br />
1<br />
ya fuera indio o blanco, recibiría tierra y ayuda de la administración colonial. 36<br />
A cambio, debía permanecer por lo m<strong>en</strong>os diez años <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to y estar<br />
dispuesto a pelear contra los apaches. Así, se abría el camino para que muchos<br />
indios obtuvieran los pl<strong>en</strong>os derechos de los españoles <strong>en</strong> la frontera norte y<br />
quedaran exonerados de los tradicionales trabajos forzados. El resultado de<br />
estas medidas fue la creación <strong>en</strong> la frontera norte de un nuevo campesinado<br />
libre, compuesto por blancos, mestizos e indios. Estos campesinos libres debían<br />
sus tierras a <strong>las</strong> autoridades españo<strong>las</strong> y colaboraban con el<strong>las</strong> <strong>en</strong> la lucha<br />
contra los apaches. Cuando <strong>en</strong> la década de 1780, debido a un cambio <strong>en</strong> la<br />
estrategia española, la administración colonial compró literalm<strong>en</strong>te a los apaches,<br />
otorgándoles grandes subsidios <strong>en</strong> alim<strong>en</strong>tos y ganado y pacificó así<br />
grandes sectores de la frontera, los vínculos <strong>en</strong>tre los campesinos libres del<br />
norte y la administración colonial se hicieron aún más fuertes. Por tanto, no<br />
resulta sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te que, con algunas excepciones, estos campesinos no participaran<br />
<strong>en</strong> <strong>las</strong> guerras de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia contra los españoles, a principios<br />
del siglo XIX. Por el contrario, muchos de ellos pelearon <strong>en</strong> el ejército español<br />
contra los revolucionarios. 39<br />
El tercer tipo de conflicto rural, propio de la periferia sur de México durante<br />
la época colonial, los alzami<strong>en</strong>tos mayoritariam<strong>en</strong>te indios de Chiapas y Yucatán,<br />
g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te impugnaban el sistema colonial <strong>en</strong> su conjunto, incluida su<br />
base religiosa, aunque su número fue mucho m<strong>en</strong>or que <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro o el norte<br />
de México. Los motines locales por objetivos más limitados no se producían<br />
tan frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la periferia sur de México como <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro.<br />
Una de la razones de su retic<strong>en</strong>cia a recurrir a la lucha armada era que los<br />
indios del sur t<strong>en</strong>ían una alternativa que los del México c<strong>en</strong>tral no t<strong>en</strong>ían.<br />
Podían retirarse a <strong>las</strong> remotas regiones selváticas, donde los españoles no<br />
ejercían ningún control. No había tales santuarios pot<strong>en</strong>ciales <strong>en</strong> el México<br />
c<strong>en</strong>tral. Las revueltas que sí estallaron <strong>en</strong> el sur producían mucho más temor<br />
<strong>en</strong>tre los españoles que los motines localizados del c<strong>en</strong>tro. Aquellos movimi<strong>en</strong>tos<br />
eran más amplios <strong>en</strong> su alcance que los del c<strong>en</strong>tro, y la conci<strong>en</strong>cia tribal y<br />
étnica desempeñaba un papel más c<strong>en</strong>tral. Una de <strong>las</strong> instancias más dramáticas<br />
de este tipo de revuelta fue la Rebelión Tzeltal de 1712, <strong>en</strong> Chiapas. La<br />
disid<strong>en</strong>cia religiosa había empezado a manifestarse <strong>en</strong>tre los indios tzeltales<br />
<strong>en</strong> 1708, cuando empezaron a v<strong>en</strong>erar a un ermitaño que <strong>las</strong> autoridades<br />
españo<strong>las</strong> consideraban dem<strong>en</strong>te. Ese año, el clero trasladó al ermitaño a un<br />
monasterio; pero volvió solo dos años después y su influ<strong>en</strong>cia creció aún más.<br />
Ci<strong>en</strong>tos de indios acudían a escuchar sus sermones. Esta vez, tanto la Iglesia<br />
como <strong>las</strong> autoridades civiles decidieron deportarlo definitivam<strong>en</strong>te. La deportación<br />
fue realm<strong>en</strong>te terminante, porque el ermitaño murió (nunca se han<br />
aclarado <strong>las</strong> razones) al partir de Chiapas. Su muerte no puso fin a la disid<strong>en</strong>cia<br />
religiosa; por el contrario, surgió un movimi<strong>en</strong>to mil<strong>en</strong>arista nuevo y mucho<br />
más fuerte. En 1712, una niña de trece años, María Candelaria, declaró que<br />
87
había visto a la Virg<strong>en</strong> y que ésta le había hablado. Los indios del pueblo de<br />
Cancuc, <strong>en</strong> donde vivía María Candelaria, levantaron un altar <strong>en</strong> el lugar donde,<br />
según la muchachita, se le había aparecido la Virg<strong>en</strong>. Primero ci<strong>en</strong>tos y luego<br />
miles de indios acudieron a orar ante el altar, y sus seguidores pidieron al clero<br />
español que reconociera su legitimidad. Los frailes dominicos, que eran La<br />
ord<strong>en</strong> religiosa más influy<strong>en</strong>te de Chiapas, se negaron a satisfacer estas solicitudes.<br />
Considerando el altar como signo de herejía, int<strong>en</strong>taron destruirlo,<br />
pero se vieron <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tados a abiertas am<strong>en</strong>azas de rebelión y retrocedieron.<br />
Sin embargo, su actitud había sembrado <strong>las</strong> simi<strong>en</strong>tes de la revuelta. Bajo el<br />
liderazgo de uno de los caciques tzeltales, Sebastián Gómez, que más tarde<br />
añadió el título "de la Gloria" a su nombre, el nuevo culto de la Virg<strong>en</strong> desafió<br />
tanto la supremacía religiosa del catolicismo como la autoridad secular de<br />
España. Gómez convocaba abiertam<strong>en</strong>te a una guerra de exterminio contra<br />
los españoles. Los ancianos del consejo de Cancuc proclamaban un nuevo<br />
culto, afirmando que ahora no había ni Dios ni rey y que sólo debían adorar<br />
y creer y obedecer a la Virg<strong>en</strong> que había bajado del cielo al pueblo de Cancuc<br />
ord<strong>en</strong>ándoles expresam<strong>en</strong>te matar a todos los sacerdotes y curas, así como a<br />
todos los españoles, mestizos, negros y mulatos, para que sólo los indios<br />
quedaran <strong>en</strong> estas tierras, <strong>en</strong> libertad de conci<strong>en</strong>cia, sin pagar tributos reales<br />
ni diezmos eclesiásticos, y para extinguir totalm<strong>en</strong>te la religión católica y el<br />
dominio del rey. 40<br />
Al principio, los indios rebeldes, que llegaron a sumar más de seis mil<br />
hombres <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to culminante de la revuelta, tomaron por sorpresa a<br />
los españoles. Pero su éxito duró poco. Dos meses después llegaron a Chiapas<br />
tropas españo<strong>las</strong> de Guatemala y del c<strong>en</strong>tro de México, ap<strong>las</strong>taron el<br />
levantami<strong>en</strong>to y ejecutaron a los cabecil<strong>las</strong>.<br />
En 1761, se produjo <strong>en</strong>tre los indios mayas de Yucatán una revuelta de<br />
m<strong>en</strong>ores proporciones que la de los tzeltales. Entre mil y mil quini<strong>en</strong>tos<br />
mayas <strong>en</strong>cabezados por un profeta errante llamado Jacinto Canek se levantaron<br />
contra los españoles <strong>en</strong>. la ciudad de Cisteil. 41 La sublevación nunca<br />
traspuso los confines de Cisteil y fue reprimida por los españoles <strong>en</strong> pocas<br />
semanas. Canek fue capturado por <strong>las</strong> autoridades coloniales y sometido<br />
al castigo más cruel que éstos conocían: fue ejecutado <strong>en</strong> una plaza pública<br />
y desmembrado antes de morir. Esta revuelta sigue si<strong>en</strong>do t<strong>en</strong>ia de controversias.<br />
Incluso el nombre de Canek ha suscitado difer<strong>en</strong>tes interpretaciones.<br />
Algunos lo consideran como su nombre real, otros como un sobr<strong>en</strong>ombre<br />
real itzá, autoadjudicado. Como tal, se había coronado rey <strong>en</strong> la iglesia de<br />
Cisteil. Según el informe oficial del gobernador español, Canek llamaba a los<br />
mayas a la revuelta alegando el comportami<strong>en</strong>to corrupto de los sacerdotes<br />
cristianos, la tiranía de los españoles, el trabajo forzado y los pesados<br />
impuestos y tributos, así como los azotes y <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>tos que sufrían los<br />
indios. Prometía que varios miles de ingleses, que habían ocupado la región<br />
88<br />
más tarde conocida como Honduras Británica, v<strong>en</strong>drían <strong>en</strong> su ayuda, y decía<br />
a los indios: "Muchos de vosotros moriréis <strong>en</strong> la batalla; no debéis temer vuestra<br />
muerte eterna porque al ungiros con estos óleos que t<strong>en</strong>ga y dici<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el<br />
mom<strong>en</strong>to de la unción, 'Dios el Padre, Dios el hijo, Dios el Espíritu Santo',<br />
<strong>en</strong>contraréis abiertas <strong>las</strong> puertas del paraíso"; 42 El gobernador consideró el<br />
levantami<strong>en</strong>to de Canek como parte de un plan más g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> que muchos<br />
sirvi<strong>en</strong>tes y peones indios de <strong>las</strong> fincas participaban para expulsar a los españoles<br />
de Yucatán.<br />
Otros historiadores consideran estas versiones como <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te exageradas.<br />
Para ellos, el m<strong>en</strong>cionado plan era <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida una m<strong>en</strong>tira<br />
del gobernador español para <strong>en</strong>cubrir su propia ineptitud. Todo habría empezado,<br />
según una versión muy distinta, cuando, durante una pelea de borrachos,<br />
los indios de Cisteil mataron a un comerciante español e intimidaron<br />
a un sacerdote. Este último exageró los hechos fuera de toda<br />
proporción, y una expedición punitiva acudió a Cisteil. Los catorce jinetes<br />
españoles que <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la ciudad para castigar a los supuestos rebeldes<br />
estaban tan borrachos que atacaron indiscriminadam<strong>en</strong>te a la población civil<br />
y, a su vez, fueron asesinados por los indignados indios. Según los def<strong>en</strong>sores<br />
de esta tesis, el gobernador (para ocultar su ineptitud) inv<strong>en</strong>tó la<br />
historia de un alzami<strong>en</strong>to planeado por los mayas contra los españoles. 43<br />
Cualesquiera que fues<strong>en</strong> los oríg<strong>en</strong>es de la rebelión, una vez que estalló<br />
asumió dim<strong>en</strong>siones mucho mayores que <strong>las</strong> de los motines similares <strong>en</strong> el<br />
México c<strong>en</strong>tral y, a difer<strong>en</strong>cia de lo que ocurría <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, inmediatam<strong>en</strong>te<br />
adquirió una dim<strong>en</strong>sión religiosa y étnica. En este s<strong>en</strong>tido, se asemejaba<br />
al alzami<strong>en</strong>to de los tzeltales.<br />
Es más fácil explicar <strong>las</strong> características de estas <strong>rebeliones</strong> que averiguar<br />
por qué ocurrieron cuando ocurrieron. Una de <strong>las</strong> principales razones por<br />
<strong>las</strong> que <strong>las</strong> <strong>rebeliones</strong> del sur t<strong>en</strong>dían a ser de un carácter a la vez más<br />
indíg<strong>en</strong>a y más religioso era que <strong>en</strong> el sur se habían establecido muchos<br />
m<strong>en</strong>os españoles que <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, ya que aquí no había minas. Debido al<br />
escaso número de colonos españoles, el clero y los caciques indios ejercían<br />
un grado mucho mayor de control sobre los indios que <strong>en</strong> otras partes de la<br />
Nueva España. Dado que los indios de la periferia sur de México, a difer<strong>en</strong>cia<br />
de los de la frontera norte, siempre habían constituido una sociedad<br />
altam<strong>en</strong>te estratificada cuyas c<strong>las</strong>es bajas estaban acostumbradas a trabajar<br />
para una c<strong>las</strong>e dominante, el clero ponía m<strong>en</strong>os limitaciones a la demanda<br />
de mano de obra india que <strong>en</strong> el norte del país. En consecu<strong>en</strong>cia, el clero<br />
suscitaba una hostilidad mucho mayor por parte de los indios que <strong>en</strong> otras<br />
partes de México. En Yucatán, la tradición de autonomía religiosa también<br />
estaba reforzada por el hecho de que, hasta fines del siglo XVII, algunos<br />
indios mayas del remoto Pet<strong>en</strong> habían logrado conservar tanto su indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
política como su id<strong>en</strong>tidad religiosa. En Chiapas, asimismo, algu-<br />
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nos indios habían logrado escapar al dominio español y conservar su cultura,<br />
su religión y su autonomía huy<strong>en</strong>do a regiones remotas. La disid<strong>en</strong>cia<br />
social y religiosa también t<strong>en</strong>día a coincidir <strong>en</strong> el sur, debido al pequeño<br />
número de mmigrantes españoles. Por está razón, la Iglesia solía asumir un<br />
papel más cercano a <strong>las</strong> autoridades .seculares, a los ojos de la población<br />
rural, que <strong>en</strong> muchas otras partes del país. (Sonto resultado, los conflictos<br />
económicos y sociales conducían fácilm<strong>en</strong>te a una confrontación con la<br />
Iglesia, y con frecu<strong>en</strong>cia se traducían <strong>en</strong> una disid<strong>en</strong>cia religiosa.<br />
Resulta m<strong>en</strong>os fácil explicar por qué-se produjeron <strong>las</strong> revueltas de los<br />
tzeltales y de Canek <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que'se produjeron. En ambos casos,<br />
algunos autores han supuesto que <strong>las</strong> revueltas se debieron a la sustitución<br />
de obispos que habían sido hasta cierto punto s<strong>en</strong>sibles a <strong>las</strong> demandas de<br />
los indios por otros m<strong>en</strong>os compr<strong>en</strong>sivos.; •:;••.••"<br />
Otros autores consideran que operaban fuerzas a más largo plazo. En<br />
Chiapas, <strong>las</strong> epidemias estaban diezmando a la población y reduci<strong>en</strong>do el<br />
número de contribuy<strong>en</strong>tes a finales del siglo. XVII. Comot resultado, recaían<br />
nuevas cargas <strong>en</strong> la población india restante. 44 En Yucatán, <strong>las</strong> t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias<br />
económicas a largo plazo pued<strong>en</strong> haber constituido la base de la rebelión.<br />
No exist<strong>en</strong> sin embargo indicios claros de que la ciudad de Cisteil sufriera<br />
restricciones de ese tipo <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que v se produjo la sublevación.<br />
Los terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes españoles, cuyos intereses <strong>en</strong> la región habían sido hasta<br />
<strong>en</strong>tonces limitados, crearon grandes fincas azucareras <strong>en</strong> la parte sur de la<br />
p<strong>en</strong>ínsula durante el siglo XVIII y, por tanto, el tradicional acceso a tierras y<br />
aguas para <strong>las</strong> comunidades de los pueblos se vio limitado. 45 En el México<br />
c<strong>en</strong>tral, estos ataques a <strong>las</strong> tierras indias habían sido hasta cierto punto<br />
"indoloros",- porque se habían producido cuando la población india estaba<br />
diezmada.-Pero no era ése el caso <strong>en</strong> el Yucatán del siglo xvm, de manera<br />
que la oposición que <strong>en</strong>g<strong>en</strong>draron estas medidas fue mucho mayor. Tal vez<br />
un factor adicional que impulsó a Canek a sublevarse cuando lo hizo fue el<br />
posible apoyo de los británicos. En 1761, Inglaterra estaba <strong>en</strong> guerra con<br />
España y, como ya hemos dicho, los contrabandistas británicos de la vecina<br />
Honduras Británica proporcionaron armas a Ganek.<br />
Una de <strong>las</strong> difer<strong>en</strong>cias más significativas <strong>en</strong>tre los tres tipos de rebelión<br />
característicos del sur, el norte y el c<strong>en</strong>tro de México es que <strong>las</strong> del sur<br />
t<strong>en</strong>ían muchas m<strong>en</strong>os posibilidades de éxito que <strong>las</strong> del norte y el c<strong>en</strong>tro.<br />
Los habitantes de los pueblos del México c<strong>en</strong>tral que llevaban a cabo un<br />
alzami<strong>en</strong>to o un motín para protestar por los abusos- de <strong>las</strong> autoridades<br />
coloniales podían muy bi<strong>en</strong> estar conv<strong>en</strong>cidos, sobre la base de otros casos<br />
similares, de que, mi<strong>en</strong>tras reconocieran la legitimidad del dominio español,<br />
<strong>las</strong> autoridades españo<strong>las</strong> podían ceder a sus exig<strong>en</strong>cias. En g<strong>en</strong>eral, así era.<br />
En la mayoría de los casoSj como señala Taylor, <strong>las</strong> represalias eran escasas<br />
y los abusos se corregían.<br />
90<br />
En vista de la debilidad del dominio español <strong>en</strong> el norte y de su propia<br />
tradición, de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, <strong>las</strong>-tribus norteñas que se sublevaban creían<br />
que t<strong>en</strong>ían bu<strong>en</strong>as oportunidades de triunfar. En g<strong>en</strong>eral, también estaban<br />
<strong>en</strong> lo correcto. Los tarahumaras, cuyas revueltas fueron <strong>las</strong> más importantes<br />
de la frontera norte» fueron repetidam<strong>en</strong>te v<strong>en</strong>cidos por el ejército español.<br />
Sin embargo, la mayoría de ellos sí lograron eludir el control tanto de <strong>las</strong><br />
autoridades españo<strong>las</strong> seculares como de los misioneros y siguieron llevando<br />
una vida apartada e indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>las</strong> montañas de la Sierra Madre.<br />
No había una base objetiva semejante para que los rebeldes de Chiapas<br />
confiaran <strong>en</strong> triunfar, <strong>en</strong> 1712. En Yucatán, Canek tal vez tuviese más esperanzas<br />
debido a la posible interv<strong>en</strong>ción británica. Pero <strong>las</strong> promesas británicas,<br />
si fueron formuladas, serían vagas, y no existía ningún preced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />
región maya de ningún éxito obt<strong>en</strong>ido con la ayuda de los ingleses contra<br />
los españoles. Pero aunque hubieran existido condiciones objetivas para algún<br />
tipo de reconciliación con <strong>las</strong> autoridades coloniales, tanto los rebeldes<br />
tzeltales -como Canek acabaron con el<strong>las</strong> al crear una nueva religión y hacer<br />
así irrevocable su ruptura con los españoles. Las expectativas y los cálculos<br />
de tipo religioso tomaron el lugar de <strong>las</strong> expectativas y los cálculos basados<br />
<strong>en</strong> la correlación de fuerzas. Jan Chiapas, los tzeltales creían que la Virg<strong>en</strong><br />
de la Candelaria los llevaría a la victoria, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> Yucatán Canek<br />
proclamaba «que cualquier maya asesinado por los españoles <strong>en</strong> la batalla<br />
<strong>en</strong>traría <strong>en</strong> el paraíso.<br />
CONCLUSIÓN: LOS ALZAMIENTOS RURALES EN EL<br />
MÉXICO PRECOLOMBINO Y COLONIAL<br />
En g<strong>en</strong>eral y hasta fines del siglo xvii, la administración colonial española<br />
logró conquistar y dominar México mucho más eficazm<strong>en</strong>te que los aztecas.<br />
Llevaron su dominio hasta el extremo norte y el extremo sur de México,<br />
cosa que los aztecas nunca lograron, y su gobierno fue m<strong>en</strong>os impugnado <strong>en</strong><br />
el México c<strong>en</strong>tral que el de T<strong>en</strong>ochtitlan. El hecho de que los españoles<br />
tuvieran mejores armas, medios de comunicación más modernos, caballos,<br />
ganado y una tecnología agrícola más diversificada y <strong>en</strong> muchos aspectos<br />
más productiva no tuvo una importancia decisiva a este respecto. En el siglo<br />
XIX, el Estado mexicano t<strong>en</strong>ía parecidas v<strong>en</strong>tajas y, sin embargo, el grado de<br />
control que ejercía sobre la mayor parte de México era mucho más débil<br />
que el de sus predecesores españoles.<br />
Varios factores explican la debilidad de la pot<strong>en</strong>cial resist<strong>en</strong>cia india contra<br />
España. El más destacado es la masiva mortalidad de los indios <strong>en</strong> los siglos<br />
xvi y xvii; una vez que la población india empezó a aum<strong>en</strong>tar, <strong>en</strong> el siglo xvm,<br />
el número de revueltas también aum<strong>en</strong>tó. Además, los españoles, a difer<strong>en</strong>cia<br />
de los aztecas, hicieron serios esfuerzos por indoctrinar a toda la población<br />
91
de sus colonias. Los gobernantes de T<strong>en</strong>ochtitlan nunca int<strong>en</strong>taron difundir<br />
su religión <strong>en</strong> toda Mesoamérica. Los españoles, desde el primer día <strong>en</strong> que<br />
desembarcaron <strong>en</strong> México, estaban decididos a convertir a la población al<br />
catolicismo y tuvieron un gran éxito <strong>en</strong> su int<strong>en</strong>to.<br />
A difer<strong>en</strong>cia de los aztecas, la administración colonial española logró<br />
adquirir legitimidad a los ojos de <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es inferiores de la sociedad al<br />
proporcionarles cierta protección fr<strong>en</strong>te a la nobleza y sus propios funcionarios.<br />
Al mismo tiempo, hasta fines del siglo XViil, los españoles nunca<br />
tuvieron que hacer fr<strong>en</strong>te al tipo de oposición de c<strong>las</strong>e alta que sufrieron<br />
los aztecas por parte de la nobleza de los pueblos sometidos. En México, a<br />
difer<strong>en</strong>cia de Perú, una parte muy grande de la nobleza indíg<strong>en</strong>a había<br />
muerto durante <strong>las</strong> epidemias y la Conquista, o había sido desplazada por<br />
los españoles y sustituida por nobles de orig<strong>en</strong> p<strong>en</strong>insular. Así, <strong>las</strong> relaciones<br />
<strong>en</strong>tre la c<strong>las</strong>e alta colonial española y mexicana no estuvieron al principio<br />
caracterizadas por el tipo de conflicto étnico que caracteriza a <strong>las</strong> relaciones<br />
de los aztecas con los gobernantes sometidos. Además, hasta fines<br />
del siglo XVIII, la Corona española dio a sus nobles —<strong>en</strong> la práctica, aunque<br />
no <strong>en</strong> la teoría— mucha libertad de acción política y económica.<br />
En conjunto, el patrón que sigu<strong>en</strong> <strong>las</strong> revueltas prehispánicas, especialm<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> tiempos de los aztecas, se asemeja mucho más al de los siglos XIX<br />
y XX que <strong>las</strong> convulsiones sociales de la época colonial. Como sus equival<strong>en</strong>tes<br />
de los siglos XIX y XX, <strong>las</strong> revueltas contra los aztecas fueron frecu<strong>en</strong>tes<br />
y de amplio alcance. Los campesinos se aliaban con los caciques regionales.<br />
Las revueltas impugnaban la legitimidad del dominio azteca a la vez<br />
que se oponían a <strong>las</strong> expropiaciones de tierras y <strong>las</strong> exig<strong>en</strong>cias de tributo<br />
por parte de los aztecas.<br />
Durante la mayor parte de la época colonial, hasta el final del siglo XVIII,<br />
se produjeron relativam<strong>en</strong>te pocas sublevaciones <strong>en</strong> <strong>las</strong> áreas c<strong>en</strong>trales de la<br />
Nueva España. Éstas fueron extremadam<strong>en</strong>te limitadas <strong>en</strong> su tamaño y su<br />
alcance, y rara vez impugnaron la legitimidad del dominio español.<br />
En los últimos años de la época colonial, <strong>las</strong> relaciones de España con su<br />
colonia mexicana se deterioraron drásticam<strong>en</strong>te, ya que <strong>las</strong> políticas adoptadas<br />
por la Corona suscitaron un grado de oposición sin preced<strong>en</strong>tes, tanto <strong>en</strong>tre <strong>las</strong><br />
c<strong>las</strong>es inferiores de la sociedad como <strong>en</strong> importantes sectores de su élite. En<br />
los últimos años del dominio azteca se había producido una evolución <strong>en</strong><br />
muchos s<strong>en</strong>tidos similar. Como los aztecas <strong>en</strong> vísperas de la conquista española,<br />
la Corona int<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> sus últimos años aum<strong>en</strong>tar sus ingresos imponi<strong>en</strong>do una<br />
mayor presión financiera sobre sus subditos. Como sus predecesores aztecas,<br />
int<strong>en</strong>tó afirmar su autoridad sobre sus subditos y reducir considerablem<strong>en</strong>te el<br />
grado de autonomía que éstos disfrutaban. Moctezuma trató de imponer su<br />
autoridad <strong>en</strong> la vecina Tcxcoco, que hasta <strong>en</strong>tonces había sido una aliada <strong>en</strong><br />
bu<strong>en</strong>a medida autónoma. Las reformas borbónicas que la Corona española<br />
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puso <strong>en</strong> práctica <strong>en</strong> la segunda mitad del siglo XVIII limitaban la autonomía de<br />
que habían gozado muchas provincias de la Nueva España. En los últimos años<br />
de su dominio, tanto <strong>las</strong> autoridades españo<strong>las</strong> como los gobernantes de<br />
T<strong>en</strong>ochtitlan aum<strong>en</strong>taron significativam<strong>en</strong>te la carga fiscal de sus subditos.<br />
Además de estas medidas, tanto los aztecas como la Corona española parec<strong>en</strong><br />
haberse <strong>en</strong>emistado <strong>en</strong> sus últimos años con amplios sectores de la élite<br />
mexicana al limitar su movilidad asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te. Moctezuma decretó que los<br />
guerreros que realizaran hazañas inusitadas <strong>en</strong> la batalla, y que tradicionalm<strong>en</strong>te<br />
podían asc<strong>en</strong>der a los rangos de la c<strong>las</strong>e superior, ya no podrían hacerlo. La<br />
Corona española limitaba el acceso de los criollos mexicanos a los puestos de<br />
poder <strong>en</strong> la Nueva España. Tanto los gobernantes de T<strong>en</strong>ochtitlan como los de<br />
España se habían legitimado con el apoyo religioso. En los últimos años de sus<br />
respectivos imperios, este apoyo flaqueó: <strong>en</strong> el México precolonial, con la<br />
aparición de una nueva religión <strong>en</strong> Texcoco, y <strong>en</strong> la Nueva España, con los<br />
creci<strong>en</strong>tes conflictos con parte de la Iglesia y con la expulsión de los jesuitas.<br />
En ambos casos, los factores demográficos exacerbaron <strong>las</strong> crisis de los respectivos<br />
regím<strong>en</strong>es, aunque no de modo idéntico. El aum<strong>en</strong>to de la población<br />
probablem<strong>en</strong>te se aunó a <strong>las</strong> hambrunas que azotaron México al final de los<br />
tiempos aztecas. En la Nueva España, el crecimi<strong>en</strong>to de la población india, para<br />
la cual no había tierras comunales disponibles, precipitó la rebeldía rural.<br />
Cuando estas crisis internas se combinaron con ataques desde el exterior<br />
— la invasión de México por Cortés y la invasión de España por Napoleón — ,<br />
los dos imperios sucumbieron bajo el peso de una sublevación g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> la<br />
que la población rural desempeñó un papel decisivo.<br />
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