Cc: Oficina Civil de la Sociedad - UNAIDS - icaso

ESTADO ACTUAL DE LOS PACIENTES PSIQUIÁTRICOS
INTERNADOS (*)
(*) Población que todavía no ha habido un compromiso de difusión a la prevención, adherencia al
tratamiento en pacientes de VIH.
El cuadro de situación que nos ocupa actualmente es sumamente frágil, ya que
estamos hablando de personas que se encuentran en un momento crítico en el cual, sus
capacidades mentales están “alteradas” o “disminuidas” y su discurso es invalidado en virtud
de la opinión oficial, que lo deshecha en su totalidad, no habiendo posibilidad de escucha.
La población que llega al hospital público pertenece a una clase social con escasos
recursos económicos, lo cual condiciona su situación, ya que “es lo que hay a su alcance”,
haciendo que en muchos casos soporten una condición inhumana y cruel. La carencia de
representación firme de los derechos económicos, culturales y sociales empeora este
neurálgico cuadro en que persisten altos índices de desnutrición, un escaso acceso a la
salud, la educación, y una calidad de vida insuficiente deja en muchas ocasiones las
necesidades básicas insatisfechas y potencia la marginalidad social.
En el marco del ámbito hospitalario psiquiátrico, es cierto que muchos pacientes no
están conectados con la realidad, mientras otros si lo están, también es real que entre éstos,
y algunos profesionales y funcionarios, la diferencia radique en quien tiene la llave. En
muchas ocasiones nos encontramos con personas que debido a su patología atraviesan,
momentos de confusión, incertidumbre y vulnerabilidad. Privadas de su libertad, en manos de
otros para los que en muchas ocasiones son un número de historia clínica, un número de
cama, el nombre de una patología, o alguna otra forma de nominación. Sabemos que el
trabajo en salud mental es duro, que confronta al profesional con situaciones complejas y que
el compromiso individual es una elección, aunque más allá de esa cuestión y más acá de lo
cotidiano, estamos tratando con personas para las que en teoría debemos ayudar, y no
siempre ocurre. Hay profesionales que trabajan desde la ética, la legalidad y el respeto
mutuo y otros que no se posicionan desde allí, haciendo de su trabajo una tarea más por la
que cuanto menor esfuerzo se hace, mejor. Perdiendo de vista la singularidad del momento
que vive esa persona que padece.
La entrada al neuropsiquiátrico implica una exclusión de la sociedad, un lugar donde
“curarse”. Para algunos, un lugar que lo aloje, frente a la imposibilidad de hallar otro que lo
pueda contener. Será función de Estado, proteger a esa persona y arbitrar los medios para
que pueda insertarse socialmente cuando su cuadro psicopatológico ceda.
Más allá de tanta ciencia encapsulada, hay aspectos relevantes a tener muy
presentes en el momento de decidir sobre la vida de otra persona. Es decir, ¿cuanto conocen
a la persona sobre la cual deciden?, ¿más allá de su enfermedad, qué le pasa?
Si pensamos a las instituciones como marcos con una estructura de sentido, con un
fin determinado, sería válido preguntarse ¿cuál es la finalidad en estos lugares? ¿Se
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