Turismo y Desarrollo: herramientas para una mirada crítica - Alba Sud

Ernest Cañada & Jordi Gascón
El establecimiento de redes también es una estrategia oportuna para facilitar la
participación de la comunidad en el proceso de comercialización. Las redes pueden
aumentar la capacidad de negociación frente a los tour-operadores, e incluso facilitar
acciones de comercialización directa como, por ejemplo, el establecimiento de
agencias de viajes comunitarios.
Más allá de sus objetivos declarados, uno de los principales fines de cualquier
acción de cooperación al desarrollo debería ser el empoderamiento de la población
beneficiaria. En este sentido, la conformación de organizaciones de segundo nivel
como son las redes de Turismo Comunitario pueden ayudar a este proceso.
La distribución de los beneficios
La distribución de los beneficios del proyecto dentro de la comunidad es uno de los
elementos peor resueltos por la cooperación al desarrollo, y en el caso del turismo no
es una excepción. El diseño del proyecto debe considerar la diferenciación dentro de
la comunidad: aun en aquellas que parecen más homogéneas, se da siempre un acceso
diferenciado a los recursos, ya sea como resultado de diferencias socioeconómicas (un
sector de la población controla mejor o mayor cantidad de recursos) o en la actividad
productiva (sectores de la población usufructúan recursos diferentes, como sucede
en las comunidades de costa donde una parte de los habitantes tiene la pesca como
principal fuente de ingresos y otra la agricultura).
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Entre las diferencias socioeconómicas, cabe señalar que éstas se dan tanto entre
unidades domésticas como en su seno, donde siempre encontramos diferencias en el
acceso y la aplicación de los recursos familiares en base al género y la edad.
Conocer la estructura socioeconómica y el uso diferenciado de los recursos es
esencial para planificar la distribución de los beneficios del turismo, ya que según
como se establezca su gestión o cual sea la oferta, entre otros factores, la población
más beneficiaria de la actividad puede no acabar siendo la población identificada
inicialmente como “grupo meta”. Por tanto, no sólo es necesario fijar adecuadamente
los criterios de selección de la población beneficiaria, sino establecer los mecanismos
que le permitan acceder a los beneficios.
Así, un proceso de gestión demasiado complejo puede apartar involuntariamente a la
población con niveles inferiores de educación formal. O requerimientos de inversión
inicial para, por ejemplo, acondicionar la casa para la recepción de turistas, puede
marginar del proyecto a sectores con nula capacidad de capitalización que no pueden
enfrentar ese gasto previo.