LA INTERNACIONALIZACIÃN... - Instituto de Migraciones
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DEPARTAMENT DE SOCIOLOGIA<br />
FACULTAT DE CIÈNCIES POLÍTIQUES I<br />
SOCIOLOGIA<br />
UNIVERSITAT AUTÒNOMA DE BARCELONA<br />
Tesis Doctoral<br />
<strong>LA</strong> INTERNACIONALIZACIÓN DE <strong>LA</strong><br />
REPRODUCCIÓN.<br />
La inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante<br />
en los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
SÒNIA PAREL<strong>LA</strong> RUBIO<br />
Tesis Doctoral dirigida por:<br />
Dra. CARLOTA SOLÉ PUIG<br />
Bellaterra, mayo 2002
Agra<strong>de</strong>cimientos<br />
La elaboración <strong>de</strong> esta investigación no habría sido posible sin la ayuda y colaboración<br />
<strong>de</strong> una larga lista <strong>de</strong> personas e instituciones. En primer lugar, quiero recalcar mi más<br />
sincero agra<strong>de</strong>cimiento a la directora <strong>de</strong> la Tesis Doctoral, la Catedrática Carlota Solé,<br />
por su permanente seguimiento y supervisión durante la gestación y realización <strong>de</strong>l<br />
presente trabajo. Sus comentarios, sugerencias y correcciones han sido fundamentales<br />
para la materialización <strong>de</strong> este proyecto. Pero mi gratitud hacia su tarea como directora<br />
va más allá <strong>de</strong> su implicación en los aspectos técnicos <strong>de</strong> la investigación. También<br />
quiero hacer hincapié en su apoyo en el terreno humano, ya que me ha sabido transmitir<br />
en todo momento el coraje y la capacidad <strong>de</strong> organización necesaria para planificar y<br />
llevar a cabo las distintas etapas <strong>de</strong> la investigación sin interrupciones, así como para<br />
superar todos los obstáculos que se suce<strong>de</strong>n a lo largo <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> preparación <strong>de</strong> una<br />
Tesis Doctoral.<br />
Los objetivos <strong>de</strong> la presente Tesis Doctoral surgieron <strong>de</strong> mi participación en dos<br />
investigaciones, ambas dirigidas por la Dra. Carlota Solé, que constituyeron mi primera<br />
aproximación a la inserción laboral <strong>de</strong> la migración femenina y marcaron mi interés<br />
científico por este tema. Me refiero a la investigación La mujer inmigrante en los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad o el trasvase <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase y etnia entre las<br />
mujeres (referencia RS/MS I+D99), financiada por el <strong>Instituto</strong> <strong>de</strong> la Mujer, y al<br />
proyecto La integració <strong>de</strong>ls immigrants a Catalunya. El cas <strong>de</strong> la dona immigrant, <strong>de</strong>l<br />
Institut d’Estudis Catalans. Agra<strong>de</strong>zco a ambas instituciones su valiosa colaboración y<br />
su interés por esta temática. Esta Tesis Doctoral también es el resultado <strong>de</strong>l apoyo<br />
económico <strong>de</strong>l Programa <strong>de</strong> Formación <strong>de</strong> Personal Investigador <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong><br />
Educación y Cultura, que me ha permitido realizar estancias en la London School of<br />
Economics and Political Sciences (RU) y en la University of Stanford (USA) durante la<br />
fase <strong>de</strong> revisión bibliográfica, bajo la supervisión <strong>de</strong>l Prof. Anthony D. Smith y <strong>de</strong>l<br />
Prof. David D. Laitin, respectivamente, a los que estoy enormemente agra<strong>de</strong>cida.<br />
La lista <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimientos sería incompleta si no incluyera a todos los gerentes <strong>de</strong> las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio que, haciendo un hueco en sus apretadas agendas, han<br />
accedido a ser entrevistados, así como a las trabajadoras que han participado<br />
<strong>de</strong>sinteresadamente en los grupos <strong>de</strong> discusión y que me han permitido acce<strong>de</strong>r a una
importante parcela <strong>de</strong> sus experiencias vitales. Los gerentes <strong>de</strong> dos empresas,<br />
IMPROSS S.A. (Sant Cugat) y L.C. SERVEIS (Granollers), merecen una mención<br />
especial, por cuanto su implicación no se ha limitado a la concesión <strong>de</strong> una entrevista,<br />
sino que ha ido mucho más allá, al autorizar la realización <strong>de</strong> grupos <strong>de</strong> discusión con<br />
trabajadoras <strong>de</strong> sus respectivas plantillas; facilitar gratuitamente la infraestructura y<br />
logística <strong>de</strong> la empresa durante la realización <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo y participar<br />
activamente en la organización <strong>de</strong> las reuniones. Sin lugar a dudas, esta elogiable<br />
actitud es muestra <strong>de</strong> una inusual transparencia y rompe con la habitual falta <strong>de</strong><br />
sensibilidad hacia la investigación social <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sector privado, lamentablemente<br />
<strong>de</strong>masiado condicionado por la rentabilidad económica a corto plazo.<br />
Finalmente, quiero agra<strong>de</strong>cer a la Dra. Teresa Torns, a la Dra. Cristina Brullet y al Dr.<br />
Lluís Flaquer, profesores <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong> Sociología <strong>de</strong> la UAB, sus valiosos<br />
consejos, sugerencias y observaciones, que en todo momento he intentado seguir. A la<br />
Dra. Natalia Ribas y a la investigadora Katia Lurbe por las referencias bibliográficas<br />
proporcionadas. A Dolores Morillo, <strong>de</strong>l Gabinete Interfe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Comisiones Obreras<br />
(CCOO), por la documentación que me ha brindado. A Sarai Samper, por su ayuda<br />
durante la realización <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión. A Alex Parella le doy las gracias por<br />
su asesoramiento informático. Y, por último, no por ello menos importante, a Víctor,<br />
por su constante apoyo y su enorme paciencia, y a mis padres y a María por haberme<br />
facilitado el recurso más importante a la hora <strong>de</strong> llevar a cabo una Tesis Doctoral: el<br />
tiempo.
ÍNDICE<br />
1. INTRODUCCIÓN ____________________________________________________9<br />
1.1. Presentación <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> estudio ____________________________________9<br />
1.2. Objetivos e hipótesis <strong>de</strong> la investigación ______________________________18<br />
1.3. Metodología ____________________________________________________26<br />
1.4. Estructura <strong>de</strong> la investigación _______________________________________27<br />
PRIMERA PARTE: De la marginalidad <strong>de</strong> la mujer en las ciencias<br />
sociales a la necesidad <strong>de</strong> revisar los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre<br />
migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género.<br />
2. EL TRABAJO DE <strong>LA</strong>S MUJERES: DESDE <strong>LA</strong> INVISIBILIDAD ACADÉMICA<br />
HASTA <strong>LA</strong>S NUEVAS PERSPECTIVAS DE ANÁLISIS _____________________35<br />
2.1. Patriarcado y capitalismo __________________________________________37<br />
2.2. Estudio <strong>de</strong>l rol económico <strong>de</strong> las mujeres en las Ciencias Sociales________ __44<br />
2.3. La valoración monetaria <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o reproductivo y su<br />
visibilización_______________________________________________________ 52<br />
2.4. La participación <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva y reproductiva _________58<br />
2.5. Género, Clase Social y Etnia________________________________________76<br />
3.REVISIÓN DE LOS MODELOS TEÓRICOS SOBRE EL DESARROLLO<br />
ECONÓMICO Y SOBRE <strong>LA</strong>S MIGRACIONES DESDE UNA PERSPECTIVA DE<br />
GÉNERO ____________________________________________________________83<br />
3.1. El enfoque sobre el <strong>de</strong>sarrollo por el que opta esta investigación en el contexto<br />
<strong>de</strong> una sociedad globalizada____________________________________________84<br />
3.2. Mujeres y <strong>de</strong>sarrollo: una breve revisión teórica ________________________96<br />
3.3. Revisión <strong>de</strong> las teorizaciones sobre migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género____________________________________________________________102<br />
3.4. Las migraciones internas femeninas en los países periféricos. El caso <strong>de</strong> la<br />
feminización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en las industrias para la exportación _______118<br />
4. EL PAPEL DE <strong>LA</strong> MUJER EN <strong>LA</strong>S MIGRACIONES ECONÓMICAS<br />
INTERNACIONALES. <strong>LA</strong> “TRIPLE DISCRIMINACIÓN” DE <strong>LA</strong> MUJER<br />
INMIGRANTE EN <strong>LA</strong> SOCIEDAD RECEPTORA _________________________129<br />
4.1. La mujer inmigrante en las migraciones internacionales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posguerra<br />
hasta la crisis <strong>de</strong> los 70_______________________________________________131
4.2. La mujer inmigrante y las nuevas migraciones internacionales ____________ 140<br />
4.3. Las empleadas domésticas y la división internacional <strong>de</strong>l trabajo __________ 155<br />
4.4. Variables para el estudio <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> las mujeres inmigrante en<br />
la sociedad receptora _______________________________________________ 169<br />
SEGUNDA<br />
PARTE: La inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante<br />
en los servicios <strong>de</strong> proximidad en España. Estudio <strong>de</strong>l “contexto<br />
<strong>de</strong> recepción”.<br />
5. <strong>LA</strong> “INCORPORACIÓN <strong>LA</strong>BORAL” DE <strong>LA</strong> MUJER INMIGRANTE EN <strong>LA</strong><br />
SOCIEDAD ESPAÑO<strong>LA</strong>. UNA APROXIMACIÓN ESTADÍSTICA ___________ 177<br />
5.1. La feminización <strong>de</strong> la inmigración en España_________________________ 178<br />
5.2. La inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en el mercado <strong>de</strong> trabajo español.<br />
Algunos datos estadísticos____________________________________________ 190<br />
5.3. La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la migración femenina en la sociedad española.<br />
Un mercado <strong>de</strong> trabajo segmentado a partir <strong>de</strong>l género y <strong>de</strong> la etnia __________ 202<br />
5.4. Anexo. Tablas estadísticas ________________________________________ 219<br />
6. EL “CONTEXTO DE RECEPCIÓN” DE <strong>LA</strong>S TRABAJADORAS INMIGRANTES<br />
EN ESPAÑA ________________________________________________________ 225<br />
6.1. La influencia <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales en la incorporación laboral <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante ________________________________________________________ 226<br />
6.2. La política migratoria en España como marco favorable a la inmigración<br />
laboral <strong>de</strong> mujeres _________________________________________________ 231<br />
6.2.1. Breve aproximación a las principales líneas <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong><br />
inmigración en la UE______________________________________________ 234<br />
6.2.2. Evolución <strong>de</strong> la política migratoria en España_____________________ 239<br />
6.2.3. Las consecuencias <strong>de</strong> la política migratoria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género _________________________________________________________ 250<br />
6.3. La emancipación <strong>de</strong> la mujer, la crisis <strong>de</strong> la familia patriarcal y las dificulta<strong>de</strong>s<br />
para gestionar la esfera productiva y la reproductiva en la vida cotidiana ______ 257<br />
6.4. Las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y la vida<br />
laboral en España___________________________________________________ 272<br />
6.4.1. Las licencias parentales _____________________________________ 282<br />
6.4.2. Los servicios <strong>de</strong> atención a la infancia (0-3 años) __________________ 285<br />
6.4.3. Los servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> las personas ancianas <strong>de</strong>pendientes ______ 289<br />
6.4.4. La flexibilidad laboral y la reducción <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo remunerado 293
7. EL CRECIMIENTO DE LOS SERVICIOS DE PROXIMIDAD Y SUS RIESGOS<br />
DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO ______________________________301<br />
7.1. Los servicios <strong>de</strong> proximidad como exponente <strong>de</strong> los “nuevos yacimientos <strong>de</strong><br />
empleo”__________________________________________________________ 302<br />
7.2. Los servicios <strong>de</strong> proximidad en el contexto <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
atravesado por las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género ______________________________ 312<br />
7.3. Los riesgos que entrañan los servicios <strong>de</strong> proximidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva<br />
<strong>de</strong> género _________________________________________________________323<br />
TERCERA<br />
PARTE: La etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad<br />
en España. Análisis <strong>de</strong> resultados.<br />
8. EL SERVICIO DOMÉSTICO Y <strong>LA</strong> MUJER INMIGRANTE EN ESPAÑ<br />
A.___________________________________________________________ ______337<br />
8.1. El régimen laboral <strong>de</strong>l servicio doméstico en España y Europa ___________ 337<br />
8.2. Características <strong>de</strong> la oferta en el servicio doméstico __________________ __344<br />
8.3. El servicio doméstico y la mujer inmigrante __________________________ 353<br />
9. <strong>LA</strong>S EMPRESAS DE SERVICIOS A DOMICILIO. EL CASO DEL ÁREA<br />
METROPOLITANA DE BARCELONA _________________________________ 367<br />
9.1. Metodología ___________________________________________________ 367<br />
9.1.1. Metodología y Técnicas ______________________________________ 367<br />
9.1.2. Decisiones muestrales: las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio<br />
seleccionadas ____________________________________________________370<br />
9.1.3. Decisiones muestrales: las trabajadoras autóctonas e inmigrantes<br />
participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión _______________________________373<br />
9.1.4. Obtención y análisis <strong>de</strong> los datos _______________________________ 376<br />
9.2. Análisis <strong>de</strong> resultados. Descripción <strong>de</strong> los principales rasgos <strong>de</strong> las empresas<br />
<strong>de</strong> servicios domiciliarios ____________________________________________ 378<br />
9.2.1. Algunas cuestiones generales __________________________________ 378<br />
9.2.2. TIPO 1. Las empresas intermediarias ____________________________383<br />
9.2.3. TIPO 2. Las empresas con contratación <strong>de</strong> la plantilla sin financiación<br />
pública_________________________________________________________ 393<br />
9.2.4. TIPO 3. Las empresas con contratación <strong>de</strong> la plantilla y con financiación<br />
pública_________________________________________________________ 403<br />
9.3. Las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios y la profesionalización <strong>de</strong> la oferta _408<br />
9.3.1. La profesionalización según el tipo <strong>de</strong> empresa.____________________410<br />
9.3.2. La profesionalización según el contenido <strong>de</strong> los servicios ____________416
10.<strong>LA</strong>S TRABAJADORAS AUTÓCTONAS E INMIGRANTES EN <strong>LA</strong>S<br />
EMPRESAS DE SERVICIOS A DOMICILIO. EL CASO DEL ÁREA<br />
METROPOLITANA DE BARCELONA.__________________________________ 421<br />
10.1. Las trabajadoras autóctonas y las trabajadoras inmigrantes en las empresas<br />
<strong>de</strong> servicios domiciliarios. Acción y discurso <strong>de</strong> las empresas ________________421<br />
10.1.1. El perfil <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas _________________________422<br />
10.1.2. Las trabajadoras inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios<br />
_______________________________________________________________ 426<br />
10.1.3. Preferencias <strong>de</strong> los clientes/usuarios ___________________________ 431<br />
10.1.4. Trabajadoras autóctonas y trabajadoras inmigrantes en las empresas<br />
<strong>de</strong> servicios domiciliarios: relaciones <strong>de</strong> competencia y <strong>de</strong> sustitución _______437<br />
10.2. Discursos <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas e inmigrantes empleadas en las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio._____________________________________ 443<br />
10.2.1. Características <strong>de</strong> las empresas en las que se realizan los grupos <strong>de</strong><br />
discusión_______________________________________________________ 443<br />
10.2.2. La actitud ante el trabajo. Razones para trabajar. Vocación frente a<br />
necesidad _______________________________________________________ 447<br />
10.2.3. Valoración <strong>de</strong> las trabajadoras acerca <strong>de</strong> su situación laboral en la<br />
empresa <strong>de</strong> servicios domiciliarios ___________________________________ 451<br />
10.2.4. La imagen social <strong>de</strong> los servicios a domicilio _____________________457<br />
10.2.5. Trabajadoras autóctonas y trabajadoras inmigrantes en las empresas<br />
<strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad: relaciones <strong>de</strong> competencia y <strong>de</strong> sustitución______ 462<br />
11. CONCLUSIONES_________________________________________________ 471<br />
11.1. La mujer inmigrante en el capitalismo global y patriarcal __________ ____ 472<br />
11.2. La incorporación laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad receptora y su<br />
triple discriminación _____________________________________________ ___ 476<br />
11.3. La etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad_________________________ 483<br />
11.4. Consi<strong>de</strong>raciones finales_________________________________________ 497<br />
11.5. Prospectiva___________________________________________________ 503<br />
BIBLIOGRAFIA____________________________________________________ 509<br />
ANEXOS ___________________________________________________________<br />
ANEXO I. Guión entrevistas __________________________________________<br />
ANEXO II. Guión grupos <strong>de</strong> discusión con trabajadoras inmigrantes __________<br />
ANEXO III. Guión grupos <strong>de</strong> discusión con trabajadoras autóctonas _________<br />
i<br />
ii<br />
iv<br />
vi
C1: Introducción<br />
1. Introducción.<br />
“Son las divisiones entre mujeres las que constituyen las contradicciones políticas y teóricas <strong>de</strong>l<br />
feminismo. Si queremos evitar que estos intereses contradictorios nos atrapen en estrategias<br />
contradictorias, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo <strong>de</strong>ben sacarse a la luz todas estas contradicciones” 1<br />
(RAMAZANOGLU 1989:174)<br />
1.1. Presentación <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> estudio.<br />
La presente investigación se propone estudiar la migración femenina <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la triple discriminación laboral a la que se enfrenta la mujer inmigrante 2<br />
en la sociedad <strong>de</strong> acogida, en base a las dimensiones <strong>de</strong> la clase social, el género y la<br />
etnia 3 . La manifestación más flagrante <strong>de</strong> dicho proceso <strong>de</strong> discriminación tiene lugar<br />
ante la creciente externalización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo por parte <strong>de</strong> las nuevas clases<br />
medias urbanas <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales. Por mercantilización <strong>de</strong>l trabajo<br />
doméstico-familiar se entien<strong>de</strong> el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las mismas tareas que engloba este<br />
trabajo, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una relación mercantil establecida entre la familia y asalariados<br />
externos. Es en este contexto que surgen los servicios <strong>de</strong> proximidad o “servicios a la<br />
vida diaria”, que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>finirse como aquellas activida<strong>de</strong>s remuneradas <strong>de</strong>stinadas a<br />
satisfacer las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las personas y <strong>de</strong> las familias (TORNS 1995b, 1996, 1997).<br />
Algunos <strong>de</strong> estos servicios están fuertemente vinculados al cuidado <strong>de</strong> las personas<br />
(ancianos, enfermos, niños) y otras tienen que ver con la esfera propiamente doméstica<br />
(limpieza a domicilio, servicio <strong>de</strong> plancha a domicilio, etc.).<br />
1 Traducción propia. Citada en: GREGSON, LOWE (1994:235).<br />
2 En esta investigación, el término “mujer inmigrante” se refiere a la figura social <strong>de</strong> la mujer<br />
proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> países periféricos que protagoniza migraciones laborales hacia los países <strong>de</strong>l Centro, con<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su cuál sea su estatuto jurídico (irregular, regular, nacionalizada). Los conceptos<br />
“Centro” y “Periferia” serán ampliamente <strong>de</strong>sarrollados en el capítulo 3, apartado 3.1. Por lo tanto, este<br />
término no es sinónimo <strong>de</strong> “mujer extranjera”, categoría jurídica y administrativa que incluye a toda<br />
persona que no haya nacido en la sociedad en la que resi<strong>de</strong>, <strong>de</strong> forma temporal o permanente, y carezca <strong>de</strong><br />
la nacionalidad <strong>de</strong>l país.<br />
3 El estudio <strong>de</strong> la incorporación <strong>de</strong> la población inmigrante en la estructura socioeconómica <strong>de</strong> la<br />
sociedad receptora es harto importante, por cuanto es la actividad económica la que <strong>de</strong>fine la posición<br />
social <strong>de</strong> los inmigrantes, así como sus oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> movilidad social, lo que constituye una piedra<br />
angular <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> integración (SOLÉ 1981, 1988; B<strong>LA</strong>NCO 1995, 2001).<br />
9
C1: Introducción<br />
A pesar <strong>de</strong> que la mercantilización <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar siempre ha existido 4 ,<br />
<strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> la criada o criado y <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional –éste<br />
último, nutrido principalmente <strong>de</strong> mujeres jóvenes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> áreas rurales-, la<br />
masiva <strong>de</strong>manda actual <strong>de</strong> empleadas domésticas tiene mucho que ver con los cambios<br />
socio<strong>de</strong>mográficos y económicos acontecidos en las últimas décadas en las socieda<strong>de</strong>s<br />
occi<strong>de</strong>ntales, tales como: el envejecimiento <strong>de</strong> la población y el incremento <strong>de</strong> las<br />
personas mayores que viven solas y precisan ayuda doméstica; la creciente participación<br />
femenina en el mercado <strong>de</strong> trabajo y el consiguiente aumento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> hogares en<br />
que el padre y la madre trabajan a tiempo completo; el mayor número <strong>de</strong> hogares<br />
monoparentales; la progresiva ten<strong>de</strong>ncia hacia la dispersión geográfica <strong>de</strong> la familia;<br />
una nueva gestión <strong>de</strong>l tiempo en el interior <strong>de</strong>l núcleo familiar; y, por último, la crisis<br />
fiscal <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar, en el marco <strong>de</strong> las corrientes neo-liberales<br />
predominantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta. Dicho proceso <strong>de</strong> externalización genera<br />
“nuevas” ocupaciones, caracterizadas por la precariedad, el <strong>de</strong>sprestigio social, los bajos<br />
salarios, la falta <strong>de</strong> regulación y la invisibilidad, que no son absorbidas por la mujer<br />
autóctona; una mujer que ha adquirido un elevado nivel educativo en los últimos años y<br />
a la que el mercado <strong>de</strong> trabajo brinda mejores oportunida<strong>de</strong>s laborales.<br />
Estas ocupaciones compren<strong>de</strong>n tareas remuneradas escasamente valoradas 5 , por una<br />
sociedad que las consi<strong>de</strong>ra inherentes a la condición femenina, una mera prolongación<br />
<strong>de</strong>l trabajo reproductivo realizado <strong>de</strong> forma gratuita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre por las mujeres;<br />
activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scualificadas, basadas en cualificaciones tácitas y no formales que el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo no reconoce; en algunos casos “sucias”, por cuanto se vinculan al<br />
cuerpo y por ello son consi<strong>de</strong>radas indignas (somatofobia); con un fuerte imaginario<br />
servil, lo que favorece el ejercicio <strong>de</strong> la dominación simbólica por parte <strong>de</strong> las<br />
empleadoras o usuarias y, finalmente, “invisibles”, por cuanto se realizan en el ámbito<br />
privado <strong>de</strong>l hogar (ANDERSON 2000). Este imaginario en su conjunto contribuye <strong>de</strong><br />
manera directa a que las mujeres autóctonas, sobre todo las más jóvenes, rechacen<br />
emplearse en dichas activida<strong>de</strong>s, a las que asocian con la baja estima social, el<br />
<strong>de</strong>sprestigio y la <strong>de</strong>scualificación. Por todo ello, el colectivo <strong>de</strong> mujeres autóctonas que<br />
4 Por mercantilización <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o trabajo doméstico remunerado, enten<strong>de</strong>mos el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las mismas tareas que incluye el trabajo reproductivo o doméstico-familiar, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
relación mercantil establecida entre la familia y asalariados externos (COLECTIVO IOÉ 2001c:42).<br />
10
C1: Introducción<br />
han trabajado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre como empleadas domésticas y que siguen <strong>de</strong>sempeñando<br />
esta actividad en la actualidad, no sólo es insuficiente en cuanto a número <strong>de</strong> efectivos,<br />
sino que carece <strong>de</strong> relevo generacional y está en vías <strong>de</strong> extinción. La falta <strong>de</strong><br />
correspon<strong>de</strong>ncia entre oferta y <strong>de</strong>manda se traduce en la necesidad <strong>de</strong> reclutar a mujeres<br />
inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países periféricos –es cada vez más frecuente recurrir a<br />
hombres <strong>de</strong> origen inmigrante, sobre todo latinoamericanos, que no encuentran otra<br />
salida laboral en la sociedad receptora- para rellenar este vacío laboral. Es en este<br />
contexto <strong>de</strong> efecto “atracción” (pull) que <strong>de</strong>be situarse la creciente feminización <strong>de</strong> los<br />
flujos migratorios internacionales.<br />
Para el caso español, a las transformaciones socio<strong>de</strong>mográficas y económicas ya<br />
enunciadas, <strong>de</strong>be añadirse el hecho <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> una sociedad con una tradición<br />
profundamente familista 6 y con un Estado <strong>de</strong>l Bienestar con un <strong>de</strong>sarrollo incipiente<br />
–característico <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa-. En ausencia <strong>de</strong> un Estado “protector” y<br />
en el marco <strong>de</strong> una sociedad patriarcal que atribuye a la mujer prácticamente en<br />
exclusiva las tareas doméstico-familiares, las mujeres autóctonas <strong>de</strong> clase media sólo<br />
pue<strong>de</strong>n solucionar la incompatibilidad entre su trabajo remunerado y su presencia en la<br />
esfera reproductiva a través <strong>de</strong> la contratación <strong>de</strong> mujeres inmigrantes, principalmente,<br />
o <strong>de</strong> mujeres autóctonas <strong>de</strong> clase baja y con nivel educativo bajo, en las que <strong>de</strong>legar<br />
parte <strong>de</strong> su trabajo reproductivo. El cálculo racional <strong>de</strong> sus propias priorida<strong>de</strong>s conduce<br />
a estas mujeres a valorar el trabajo productivo y a rechazar, ante los constreñimientos <strong>de</strong><br />
un tiempo que es limitado, <strong>de</strong>terminadas dimensiones <strong>de</strong>l reproductivo, especialmente<br />
aquellas tareas que ocupan el último lugar <strong>de</strong>l escalafón y que son fácilmente<br />
sustituibles sin costes personales (la limpieza y la plancha, por ejemplo).<br />
Para la realización <strong>de</strong> esta investigación se va a tomar como estudio <strong>de</strong> casos la<br />
sociedad española y, en concreto, el ámbito geográfico <strong>de</strong> la Región Metropolitana <strong>de</strong><br />
Barcelona, por cuanto es una <strong>de</strong> las zonas urbanas don<strong>de</strong> se concentra una mayor<br />
5 Entendiendo por “valor” tanto el prestigio social conferido a una actividad dada, como los salarios<br />
<strong>de</strong> los trabajadores que la realizan en relación a los salarios percibidos en otras ocupaciones (CANCIAN<br />
2000).<br />
6 El concepto “familismo” se refiere a la existencia <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> solidaridad familiar y <strong>de</strong> parentesco,<br />
en las que el papel <strong>de</strong> los familiares y parientes –léase “otras” mujeres-, es fundamental para garantizar el<br />
soporte, cohesión y, en <strong>de</strong>finitiva, el bienestar. Los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l familismo per se, lo plantean como un<br />
fenómeno aconflictivo, <strong>de</strong>jando al margen las diferentes volunta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los miembros en el seno <strong>de</strong> la<br />
unidad familiar y obviando las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que se dan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia y que generan<br />
<strong>de</strong>sigualdad (TEJERO, TORRABADEL<strong>LA</strong> 1998:6).<br />
11
C1: Introducción<br />
proporción <strong>de</strong> mujeres inmigrantes. El objetivo <strong>de</strong>l análisis es abordar la inserción<br />
laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los “servicios <strong>de</strong> proximidad” o “servicios a la vida<br />
diaria”. Para este cometido, dada la creciente heterogeneidad <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s en torno<br />
a la externalización <strong>de</strong> las labores <strong>de</strong> la reproducción social, la presente investigación va<br />
a centrarse específicamente en tres tipos <strong>de</strong> servicios: 1) servicios <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l hogar<br />
(básicamente servicio <strong>de</strong> limpieza y plancha a domicilio); 2) servicios <strong>de</strong> atención a<br />
domicilio <strong>de</strong> personas ancianas o con discapacida<strong>de</strong>s, abarcando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ámbito<br />
asistencial (servicio <strong>de</strong> compañía, higiene, etc.) hasta el más estrictamente sanitario y,<br />
por último, 3) servicios <strong>de</strong> atención infantil domiciliaria, tanto habitual como ocasional.<br />
Estos servicios tienen todos en común su ámbito <strong>de</strong> realización, el hogar, y van a ser<br />
abordados en sus distintas modalida<strong>de</strong>s: tanto si la condición jurídica <strong>de</strong>l empleador<br />
correspon<strong>de</strong> a un particular (servicio doméstico tradicional) como a una empresa<br />
(empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios). Nótese que este estudio no se centra en las<br />
activida<strong>de</strong>s prestadas por las empresas industriales <strong>de</strong> limpieza que realizan servicios<br />
fuera <strong>de</strong>l hogar (para organismos públicos o para organizaciones o empresas privadas),<br />
ni tampoco en las personas que dispensan tareas <strong>de</strong> cuidado fuera <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong>l hogar<br />
(resi<strong>de</strong>ncias geriátricas, centros <strong>de</strong> día, guar<strong>de</strong>rías, etc.).<br />
La inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en estas activida<strong>de</strong>s va a ser analizada en<br />
relación al empleo <strong>de</strong> trabajadoras autóctonas en el mismo sector y va a examinar tanto<br />
los servicios prestados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional, como,<br />
muy en especial, la modalidad <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios. Esta última es<br />
<strong>de</strong> reciente y creciente expansión y, dada su novedad, ha sido escasamente estudiada<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ámbito académico. El espectacular aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países periféricos para llevar a cabo el trabajo reproductivo<br />
en los países centrales 7 , viene <strong>de</strong>terminado por la división internacional <strong>de</strong>l trabajo y<br />
supone, sin lugar a dudas, un trasvase <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase y etnia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las<br />
mujeres autóctonas con cualificación, que se incorporan al mercado <strong>de</strong> trabajo y no<br />
pue<strong>de</strong>n seguir atendiendo el volumen total <strong>de</strong> cargas reproductivas, hacia las mujeres <strong>de</strong><br />
origen inmigrante, que precisan ingresos económicos y, muchas veces, se ven obligadas<br />
a <strong>de</strong>jar a sus familias en sus países <strong>de</strong> origen y a <strong>de</strong>saten<strong>de</strong>r sus propias cargas<br />
reproductivas.<br />
7 Los conceptos “Centro” y “Periferia” se <strong>de</strong>sarrollan en el capítulo 3.<br />
12
C1: Introducción<br />
Del análisis <strong>de</strong> la internacionalización <strong>de</strong> la reproducción se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que las<br />
relaciones patriarcales, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> expresarse entre los hombres y las mujeres, ya sean<br />
inmigrantes o autóctonos, se ponen <strong>de</strong> manifiesto también en las transacciones entre<br />
inmigrantes y nacionales (PESSAR 1999; ANTHIAS 2000). Se asiste, en <strong>de</strong>finitiva, a un<br />
trasvase <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad entre mujeres, <strong>de</strong> modo que, en palabras <strong>de</strong> LUTZ, «se mantiene<br />
una división binaria en términos <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong> género racializadas: las occi<strong>de</strong>ntales<br />
versus las “otras” mujeres» (1997:102), que permite introducir importantes matices a las<br />
relaciones antagónicas entre hombres y mujeres propias <strong>de</strong>l patriarcado. De ahí se<br />
<strong>de</strong>riva la necesidad <strong>de</strong> utilizar marcos analíticos que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> la subordinación en<br />
términos <strong>de</strong> género, clase social y etnicidad, como marco <strong>de</strong> referencia básico <strong>de</strong> todo<br />
análisis sobre la segregación laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante. Este es uno <strong>de</strong> los<br />
principales cometidos <strong>de</strong> la presente investigación. En <strong>de</strong>finitiva, la “liberación” <strong>de</strong><br />
algunas mujeres se produce a costa <strong>de</strong> la “opresión” <strong>de</strong> otras (GREGSON, LOWE 1994).<br />
Sin embargo, no <strong>de</strong>ben per<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> vista las pérdidas que tal proceso mercantilizador<br />
comporta para las mujeres autóctonas. Mientras las unida<strong>de</strong>s domésticas autóctonas<br />
contratan a “otras” mujeres para que realicen parte <strong>de</strong> sus tareas reproductivas, las<br />
relaciones patriarcales en la sociedad receptora prácticamente no cambian en el ámbito<br />
privado. Si bien es cierto que se ha producido una importante reducción <strong>de</strong> la violencia<br />
simbólica patriarcal, las prácticas materiales <strong>de</strong>muestran que sigue atribuyéndose el<br />
trabajo reproductivo a las mujeres. Es así como se asiste a la configuración <strong>de</strong> un<br />
“ejército <strong>de</strong> reserva” femenino, barato y flexible, a la vez que los hombres continúan<br />
permaneciendo ajenos a la esfera reproductiva. Aunque, ciertamente, son las mujeres<br />
autóctonas <strong>de</strong> clase media las que suelen tomar la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> mercantilizar parte <strong>de</strong> las<br />
tareas domésticas y, por ello, las “aparentes” beneficiarias en términos <strong>de</strong> adquisición <strong>de</strong><br />
tiempo y <strong>de</strong> estatus social; en realidad, son ellos, los hombres, los que obtienen mayor<br />
provecho <strong>de</strong> la externalización, puesto que les posibilita seguir eludiendo sus<br />
responsabilida<strong>de</strong>s en el ámbito doméstico. Las mujeres autóctonas <strong>de</strong> clase media, en<br />
cambio, <strong>de</strong>ben continuar ocupándose <strong>de</strong> la gestión <strong>de</strong>l ámbito reproductivo <strong>de</strong> forma<br />
exclusiva. Pero, a<strong>de</strong>más, tienen que hacer frente al sentimiento <strong>de</strong> culpabilidad <strong>de</strong>rivado<br />
<strong>de</strong>l “abandono” <strong>de</strong>l hogar y, al mismo tiempo, son socialmente acusadas en solitario <strong>de</strong><br />
explotar a “otras” mujeres, ignorándose que es el conjunto <strong>de</strong> la unidad doméstica la<br />
que contrata y se beneficia <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> la trabajadora en el hogar.<br />
13
C1: Introducción<br />
La posición laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad receptora y su concentración<br />
en los <strong>de</strong>nominados “servicios <strong>de</strong> proximidad” no sólo revela la etnoestratificación <strong>de</strong>l<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo, en el sentido <strong>de</strong> mostrar la segregación ocupacional <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante como resultado <strong>de</strong> la confluencia <strong>de</strong> un triple proceso <strong>de</strong> discriminación y el<br />
consiguiente fortalecimiento <strong>de</strong> una rígida división social <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l propio colectivo<br />
femenino, entre mujeres que son “servidas” y mujeres que ejercen <strong>de</strong> “servidoras”.<br />
Dentro <strong>de</strong> los servicios vinculados a la reproducción social se <strong>de</strong>tecta, a su vez, un<br />
proceso <strong>de</strong> segmentación en función <strong>de</strong> la etnia, puesto que son las activida<strong>de</strong>s más<br />
precarias, más <strong>de</strong>sreguladas, socialmente menos valoradas, con peores condiciones<br />
laborales y con un fuerte imaginario servil, las que son reservadas a la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
extranjera. En <strong>de</strong>finitiva, en palabras <strong>de</strong> CATARINO y OSO, se asiste a «(...) la progresiva<br />
etnización <strong>de</strong> los servicios reproductivos»(2000:2).<br />
Es así como pue<strong>de</strong> vaticinarse la existencia <strong>de</strong> una jerarquía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, en la que conviven las trabajadoras autóctonas e inmigrantes. Dentro <strong>de</strong><br />
esta estructura jerarquizada, ambos colectivos <strong>de</strong> mujeres se enfrentan a estrategias <strong>de</strong><br />
inserción laboral distintas y a procesos <strong>de</strong> reclutamiento y <strong>de</strong> exclusión específicos, en<br />
base a la conjunción entre la etnicidad <strong>de</strong> las trabajadoras (o condición social <strong>de</strong><br />
extranjeras) y las características inherentes a las distintas activida<strong>de</strong>s. Esta situación da<br />
lugar a relaciones <strong>de</strong> competencia o sustitución entre ambas fuerzas <strong>de</strong> trabajo (SOLÉ<br />
1995). Desentrañar cómo se manifiesta este proceso <strong>de</strong> etnización (no sólo <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad en su conjunto en relación a otros sectores <strong>de</strong> actividad, sino<br />
también <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s más <strong>de</strong>valuadas que engloban estos servicios) cuáles son<br />
los factores que <strong>de</strong>terminan las posiciones que ocupan las mujeres autóctonas e<br />
inmigrantes, así como los mecanismos que permiten explicar la naturaleza <strong>de</strong> las<br />
relaciones entre ambos colectivos, es uno <strong>de</strong> los principales objetivos <strong>de</strong> esta<br />
investigación. En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> averiguar dón<strong>de</strong> se sitúan las trabajadoras<br />
inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios.<br />
La jerarquización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad se establece, principalmente, a partir<br />
<strong>de</strong> dos dimensiones: por un lado, las características <strong>de</strong> la tarea a <strong>de</strong>sempeñar y, por el<br />
otro, la modalidad <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> la relación laboral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que el servicio es<br />
prestado. En cuanto a los contenidos <strong>de</strong> la tarea, es posible i<strong>de</strong>ntificar dos gran<strong>de</strong>s<br />
14
C1: Introducción<br />
grupos: las trabajadoras que realizan tareas <strong>de</strong> limpieza y <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar y<br />
las que se ocupan <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> otros seres humanos (enfermos, ancianos,<br />
niños). Por lo que se refiere a la modalidad <strong>de</strong> regulación, un importante volumen <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad son actualmente prestados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el servicio doméstico<br />
tradicional (<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual encontramos a las empleadas domésticas internas, externas<br />
fijas y asistentas por horas), tanto formal como informal o no <strong>de</strong>clarado (economía<br />
sumergida). Simultáneamente, se asiste a la proliferación <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios<br />
domiciliarios, encargadas <strong>de</strong> contratar y gestionar la mano <strong>de</strong> obra. Dichas empresas<br />
configuran un sector muy heterogéneo, oscilando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las que ofrecen empleo en la<br />
economía sumergida hasta las que proporcionan un contrato <strong>de</strong> trabajo a sus<br />
trabajadoras a la vez que estabilidad laboral, pasando por las entida<strong>de</strong>s que potencian la<br />
ocupación precaria, mediante contratos inestables y <strong>de</strong> muy corta duración 8 .<br />
Todos estos procesos <strong>de</strong> discriminación laboral que pa<strong>de</strong>ce la trabajadora inmigrante<br />
son interpretados en el presente estudio a la luz, principalmente, <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong><br />
recepción” <strong>de</strong> la población inmigrante en la sociedad receptora, siempre presidido por la<br />
perspectiva <strong>de</strong> género como principio teórico central; a saber, por la posición específica<br />
<strong>de</strong> hombres y mujeres en las esferas productiva y reproductiva. A pesar <strong>de</strong> que el<br />
análisis parte <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong>l ciclo migratorio e incorpora también la visión <strong>de</strong>l<br />
contexto <strong>de</strong> origen, toma partido y se centra preferentemente en los factores <strong>de</strong><br />
“atracción” (perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda) como principales <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la<br />
oportunida<strong>de</strong>s laborales <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes no comunitarias. Entre estos<br />
factores se da prioridad al marco jurídico que regula la entrada y estancia <strong>de</strong> los<br />
inmigrantes (política migratoria), a la estructura <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad<br />
receptora, a una serie <strong>de</strong> transformaciones <strong>de</strong>mográficas, sociales y culturales<br />
acontecidas en las últimas décadas y a sus repercusiones en la gestión <strong>de</strong> la vida<br />
cotidiana y, por último, al grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida<br />
familiar y laboral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado. Des<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong> recepción, el<br />
estudio explora las pautas <strong>de</strong> producción y reproducción <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong><br />
dominación a nivel jurídico, económico, social y simbólico que dan forma a la<br />
segregación laboral <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en la sociedad receptora, partiendo <strong>de</strong><br />
una perspectiva <strong>de</strong> género (COLECTIVO IOÉ 2001b:13).<br />
8 Véase al respecto el capítulo 9, en el que se elabora una tipología <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios<br />
15
C1: Introducción<br />
Ahora bien, en el contexto <strong>de</strong> recepción no sólo intervienen los factores <strong>de</strong> “atracción”<br />
que se acaban <strong>de</strong> enunciar, sino que <strong>de</strong>be incorporarse la influencia <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s<br />
migratorias y <strong>de</strong> las características socio-<strong>de</strong>mográficas <strong>de</strong> los y las inmigrantes. De ese<br />
modo, la existencia <strong>de</strong> flujos previos <strong>de</strong> inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> un mismo país <strong>de</strong><br />
origen pue<strong>de</strong> ejercer un efecto atracción <strong>de</strong> “nuevos” inmigrantes 9 e incidir en sus<br />
características personales, proyectos, actitu<strong>de</strong>s y motivaciones, así como condicionar su<br />
inserción laboral en la sociedad receptora. Por otra parte, adaptando los planteamientos<br />
<strong>de</strong> CACHÓN (1995:108-109) a las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes,<br />
pue<strong>de</strong> afirmarse que las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empleo <strong>de</strong> las trabajadoras también vienen<br />
<strong>de</strong>terminadas por sus características básicas (sexo, nivel <strong>de</strong> estudios, cualificación<br />
profesional, estado civil, situación familiar, edad, etc.), así como por sus pautas <strong>de</strong><br />
conducta (rasgos <strong>de</strong> personalidad, rasgos culturales) y por sus estrategias, entre las que<br />
<strong>de</strong>staca el tipo <strong>de</strong> proyecto migratorio y su “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo 10 .<br />
Al margen <strong>de</strong> los objetivos explícitos que se plantea el presente estudio 11 , <strong>de</strong> sus<br />
resultados pue<strong>de</strong> extraerse otro aspecto no menos importante: el hecho <strong>de</strong> que haya sido<br />
justamente la necesidad <strong>de</strong> externalizar parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo (resultado,<br />
principalmente, <strong>de</strong> la doble posición <strong>de</strong> las mujeres en la familia y en el mercado) lo que<br />
ha provocado que, por vez primera, las tareas doméstico-familiares empiecen a asomar<br />
y a hacerse visibles tanto en el discurso científico como en las representaciones sociales.<br />
Por el momento, los resultados <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo van a mostrar que la mayor parte<br />
<strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo que coexisten alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> estas “nuevas” necesida<strong>de</strong>s no son <strong>de</strong><br />
calidad, sino que, a pesar <strong>de</strong> su heterogeneidad, tienen en común la precariedad, la<br />
explotación, el <strong>de</strong>sprestigio y una fuerte connotación servil. Ante este <strong>de</strong>salentador<br />
panorama, no es <strong>de</strong> extrañar que sean las mujeres autóctonas inactivas o en paro y con<br />
menores niveles educativos, así como las mujeres inmigrantes no comunitarias, las<br />
únicas candidatas “dispuestas” a emplearse en ellas. Esta situación entraña un enorme<br />
domiciliarios.<br />
9 Los términos “trabajadores”, “inmigrantes”, “extranjeros” y “ocupados” se usan frecuentemente a lo<br />
largo <strong>de</strong> la presente Tesis Doctoral. Con el fin <strong>de</strong> facilitar la lectura, cuando no se concreta el género, se<br />
utilizarán refieriéndose tanto al género masculino como al femenino.<br />
10 Nivel mínimo <strong>de</strong> condiciones <strong>de</strong> trabajo por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cual se consi<strong>de</strong>raría una oportunidad <strong>de</strong><br />
empleo como socialmente inaceptable (VIL<strong>LA</strong> 1990).<br />
11 En el siguiente apartado se presentan los objetivos e hipótesis <strong>de</strong> la investigación <strong>de</strong> manera<br />
explícita.<br />
16
C1: Introducción<br />
riesgo <strong>de</strong> neo-domesticidad, refuerza las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase, género y etnia y<br />
contribuye, justamente, a ahondar todavía más en la minusvalorización <strong>de</strong> las tareas<br />
reproductivas (TORNS 1995b, 1997, 1998).<br />
Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> que el trabajo reproductivo salte a la palestra y se convierta en<br />
problema social, aunque sólo obe<strong>de</strong>zca a la imperiosa necesidad <strong>de</strong> encontrar quien lo<br />
realice, es en sí positivo y permite aventurar optimistas pronósticos. Sin lugar a dudas,<br />
pue<strong>de</strong> constituir un primer paso hacia la valoración y el reconocimiento social <strong>de</strong> estas<br />
tareas como las principales proveedoras <strong>de</strong> calidad <strong>de</strong> vida para el conjunto <strong>de</strong> la<br />
sociedad, más allá <strong>de</strong> la lógica racional-económica, así como <strong>de</strong> satisfacción y<br />
enriquecimiento personal para quienes las llevan a cabo. Esto permitiría, por un lado,<br />
que los hombres se “apunten”, reconsi<strong>de</strong>ren su tradicional e histórico <strong>de</strong>sentendimiento<br />
y accedan a asumir sus responsabilida<strong>de</strong>s doméstico-familiares, inherentes a todo ser<br />
humano. Para lograr que los varones compartan con las mujeres el volumen total <strong>de</strong><br />
trabajo reproductivo en condiciones <strong>de</strong> igualdad, es menester que ellos se <strong>de</strong>spojen <strong>de</strong>l<br />
lastre <strong>de</strong> una socialización diferencial <strong>de</strong> género que les ha eximido y “apartado” <strong>de</strong><br />
dichas responsabilida<strong>de</strong>s. Los hombres <strong>de</strong>ben enten<strong>de</strong>r que tienen también mucho que<br />
ganar si recomponen sus priorida<strong>de</strong>s y se involucran en el trabajo reproductivo, en<br />
especial en todo lo que se refiere al cuidado <strong>de</strong> otras personas. Por el otro, haría posible<br />
pensar en la dignificación y profesionalización <strong>de</strong> las ocupaciones remuneradas en torno<br />
a estas tareas –cuyo avance es imparable-, <strong>de</strong> modo que reconocieran la cualificación <strong>de</strong><br />
las personas –por el momento sólo mujeres- que las realizan y que otorgaran prestigio<br />
social, salarios elevados y condiciones laborales no discriminatorias en relación al resto<br />
<strong>de</strong> sectores. Sólo así es posible pensar en la posibilidad <strong>de</strong> que estas ocupaciones <strong>de</strong>jen<br />
<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>radas “femeninas” o propias <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> otra etnia (y, como resultado,<br />
<strong>de</strong>svalorizadas e inferiores), <strong>de</strong> modo que los trabajadores masculinos dispongan <strong>de</strong><br />
incentivos para optar también por emplearse en ellas. Ante el reto que se avecina, sería<br />
enormemente gratificante que esta investigación, <strong>de</strong> algún modo, contribuyera a<br />
estimular la reflexión y el <strong>de</strong>bate sobre la importancia <strong>de</strong>l trabajo reproductivo.<br />
17
C1: Introducción<br />
1.2. Objetivos e hipótesis <strong>de</strong> la investigación.<br />
Primer objetivo<br />
Uno <strong>de</strong> los principales objetivos <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante en los servicios <strong>de</strong> proximidad en la sociedad española, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva<br />
<strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción”, es explorar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un plano teórico y a partir <strong>de</strong> fuentes<br />
secundarias, los mecanismos que utiliza la sociedad receptora para dar forma al proceso<br />
<strong>de</strong> triple discriminación laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante –en base a la clase, el género y la<br />
etnia- y fomentar su concentración en una actividad muy concreta: los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad. En <strong>de</strong>finitiva, la investigación preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañar cuál es la influencia <strong>de</strong><br />
los factores contextuales propios <strong>de</strong> la sociedad receptora en la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> la<br />
posición laboral <strong>de</strong> la trabajadora inmigrante. Estas son las principales hipótesis en las<br />
que se concreta:<br />
‣ Demostrar que las actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los gobiernos <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s receptoras hacia<br />
la inmigración, las medidas legales adoptadas (políticas migratorias) y la<br />
construcción jurídica <strong>de</strong> la mujer inmigrante constituyen un eje esencial <strong>de</strong>l<br />
contexto <strong>de</strong> acogida, por cuanto conforman las oportunida<strong>de</strong>s laborales <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras inmigrantes.<br />
‣ Sobre la base, principalmente, <strong>de</strong> la emancipación <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres<br />
autóctonas y <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s para conciliar el trabajo remunerado con las<br />
responsabilida<strong>de</strong>s familiares, ver en qué medida la falta <strong>de</strong> un reparto equitativo<br />
<strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar entre hombres y mujeres o el escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
la política familiar en España (más en concreto, <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación<br />
<strong>de</strong> la vida profesional y familiar) favorece que las familias con po<strong>de</strong>r adquisitivo<br />
recurran al mercado y <strong>de</strong>leguen parte <strong>de</strong> las tareas reproductivas a “otras”<br />
mujeres.<br />
‣ Situar el potencial <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo en torno a los servicios <strong>de</strong> proximidad,<br />
las condiciones <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> los mismos (y su flagrante feminización), en el<br />
contexto <strong>de</strong> la terciarización <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, <strong>de</strong> la emancipación<br />
<strong>de</strong> la mujer y <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo estructurado a partir <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
18
C1: Introducción<br />
<strong>de</strong> género, que fomenta la precarización <strong>de</strong>l trabajo y sitúa a la mujer en los<br />
estratos más bajos <strong>de</strong> la estructura ocupacional.<br />
‣ Estudiar en qué medida los servicios <strong>de</strong> proximidad son socialmente<br />
consi<strong>de</strong>rados meras prolongaciones <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scualificadas, no valoradas<br />
ni económica ni socialmente, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre han realizado –y siguen<br />
realizando- las mujeres, ya sea <strong>de</strong> manera gratuita en la esfera reproductiva, o<br />
bien fuertemente vinculadas al imaginario <strong>de</strong> la “servidumbre”, a través <strong>de</strong> la<br />
figura <strong>de</strong>l criado(a). Es justamente esta hipotética vinculación la que permitiría<br />
explicar la acusada feminización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad; una<br />
feminización que, al mismo tiempo, reforzaría aún más la baja estima social <strong>de</strong><br />
dichas activida<strong>de</strong>s, estableciéndose un círculo vicioso.<br />
‣ La práctica novedosa para la sociedad <strong>de</strong> externalizar <strong>de</strong>terminadas tareas<br />
reproductivas, sin olvidar el hecho <strong>de</strong> que hayan sido realizadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />
<strong>de</strong> manera gratuita en el seno <strong>de</strong>l hogar (por parte <strong>de</strong> las mujeres), dificulta la<br />
valorización en términos económicos <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad por parte<br />
<strong>de</strong>l consumidor/usuario. Ante esta realidad, el estudio preten<strong>de</strong> averiguar si,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la oferta, se asiste a la potenciación <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s<br />
más baratas <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, cuyo menor coste se consigue en<br />
<strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> las condiciones laborales <strong>de</strong> las trabajadoras.<br />
‣ Relacionar el espectacular aumento <strong>de</strong>l nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres<br />
autóctonas, sobre todo <strong>de</strong> las más jóvenes, y la mejora <strong>de</strong> sus oportunida<strong>de</strong>s<br />
laborales en el mercado <strong>de</strong> trabajo, con el incremento <strong>de</strong> su “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> un empleo y con la negativa a emplearse en los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad. Esta situación sería el principal <strong>de</strong>tonante <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> una<br />
<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo no satisfecha y <strong>de</strong> la concentración en estas<br />
activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mujeres autóctonas con dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> “empleabilidad”, o bien <strong>de</strong><br />
mujeres <strong>de</strong> otra etnia.<br />
‣ Mostrar el papel que juegan las re<strong>de</strong>s sociales en la incorporación laboral <strong>de</strong> las<br />
mujeres inmigrantes en los servicios <strong>de</strong> proximidad, al proporcionar capital<br />
social para acce<strong>de</strong>r a un empleo y canalizar sus estrategias <strong>de</strong> movilidad laboral.<br />
19
C1: Introducción<br />
‣ Abordar los procesos <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> la mujer inmigrante como<br />
trabajadora idónea para <strong>de</strong>sempeñar los servicios <strong>de</strong> proximidad en la sociedad<br />
receptora, a partir <strong>de</strong> atributos, categorías, prejuicios y estereotipos<br />
fundamentados en su doble condición <strong>de</strong> “mujer” y <strong>de</strong> “inmigrante”.<br />
Segundo objetivo<br />
Otro <strong>de</strong> los pilares <strong>de</strong>l estudio es intentar dar respuesta a la pregunta <strong>de</strong> si existe un<br />
proceso <strong>de</strong> etnización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados servicios vinculados a la reproducción social y<br />
<strong>de</strong> cuáles son las manifestaciones <strong>de</strong> este proceso. Se trata <strong>de</strong> abordar hasta qué punto<br />
las trabajadoras inmigrantes y las trabajadoras autóctonas se emplean en modalida<strong>de</strong>s<br />
distintas <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, tanto en función <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> actividad como <strong>de</strong>l<br />
régimen laboral. Cabe analizar si la relación entre las trabajadoras autóctonas e<br />
inmigrantes apunta hacia la sustitución (las inmigrantes relegadas a las tareas y a las<br />
condiciones laborales menos <strong>de</strong>seadas y valorizadas, rechazadas por las trabajadoras<br />
autóctonas), o bien a una situación <strong>de</strong> competencia (tanto mujeres inmigrantes como<br />
mujeres autóctonas concurriendo en las mismas categorías laborales).<br />
En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> averiguar hasta qué punto el proceso <strong>de</strong> etnización <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>terminados servicios <strong>de</strong> proximidad, en caso <strong>de</strong> darse, obe<strong>de</strong>ce a las características<br />
personales <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes (formación, diferencias culturales en<br />
torno al concepto “occi<strong>de</strong>ntal” <strong>de</strong> higiene...) y a sus estrategias (nivel <strong>de</strong> aceptación,<br />
proyecto migratorio, tiempo <strong>de</strong> asentamiento en la sociedad receptora). O bien, por el<br />
contrario, se trata <strong>de</strong> un proceso que se explica a partir <strong>de</strong> configuraciones i<strong>de</strong>ológicas<br />
estereotipadas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo, en el sentido <strong>de</strong> preferir<br />
a la mujer inmigrante para <strong>de</strong>terminadas tareas antes que a la mujer autóctona (selección<br />
preferente) y <strong>de</strong> rechazarla para <strong>de</strong>sempeñar otras activida<strong>de</strong>s (discriminación negativa).<br />
La investigación se propone estudiar la etnización tanto en el plano objetivo<br />
(condiciones <strong>de</strong> reclutamiento y condiciones laborales) como en el plano subjetivo<br />
(percepciones <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas, inmigrantes y gerentes <strong>de</strong> las empresas).<br />
En lo que concierne al servicio doméstico tradicional, éste merece ser analizado como<br />
entidad propia, a tenor <strong>de</strong> su todavía fuerte implantación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
20
C1: Introducción<br />
proximidad, <strong>de</strong> la elevada frecuencia <strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong> economía sumergida, <strong>de</strong> las<br />
peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la relación laboral que lo regula y <strong>de</strong> sus antece<strong>de</strong>ntes como actividad<br />
servil. Por todo ello, se preten<strong>de</strong> comparar, a partir <strong>de</strong> fuentes secundarias, las pautas <strong>de</strong><br />
inserción laboral y las condiciones laborales a las que se enfrentan las trabajadoras<br />
autóctonas y las trabajadoras inmigrantes que ejercen <strong>de</strong> empleadas domésticas en cada<br />
uno <strong>de</strong> los subsectores <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional. A continuación se concretan<br />
cuáles son las principales hipótesis:<br />
‣ Mostrar que mientras la mujer inmigrante se concentra preferentemente en la<br />
modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico interno, cuyas condiciones laborales le sitúan<br />
en el estrato más bajo en la jerarquía <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad,<br />
las empleadas domésticas autóctonas se ubican principalmente en el subsector<br />
<strong>de</strong>l servicio doméstico externo “fijo” y por horas. Esta situación permitiría<br />
i<strong>de</strong>ntificar la existencia <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> sustitución entre empleadas autóctonas<br />
e inmigrantes.<br />
‣ Comprobar qué influencia ejerce el estatuto jurídico <strong>de</strong> la empleada doméstica<br />
inmigrante (relación con el Estado) en las condiciones laborales. En este sentido,<br />
podría pensarse que la condición jurídica <strong>de</strong> “ilegal” constituye un factor<br />
discriminante positivo, ante las ventajas y el ahorro económico que esta<br />
situación supone para las personas empleadoras (evita el pago <strong>de</strong> las<br />
cotizaciones, confiere mayor margen <strong>de</strong> negociación <strong>de</strong>l salario y <strong>de</strong> las<br />
condiciones laborales, etc.).<br />
‣ Puesto que el subsector <strong>de</strong>l servicio doméstico interno es la que favorece en<br />
mayor medida la estabilidad laboral y el ahorro económico (al incluir el<br />
alojamiento y la manutención) para la trabajadora, es previsible que se adapte en<br />
mayor medida a las expectativas y necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que<br />
han emigrado solas, con un proyecto migratorio basado en el asentamiento<br />
temporal en la sociedad receptora.<br />
‣ En el servicio doméstico externo “fijo” y en la modalidad <strong>de</strong> asistenta por horas<br />
confluyen tanto las empleadas domésticas autóctonas como algunas <strong>de</strong> las<br />
mujeres inmigrantes. La investigación preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar cuáles son las<br />
21
C1: Introducción<br />
principales características <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que llevan a cabo el<br />
tránsito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el servicio doméstico interno hacia estas otras modalida<strong>de</strong>s y<br />
hasta qué punto esta movilidad es el resultado <strong>de</strong> las estrategias <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras inmigrantes para lograr una promoción laboral (por cuanto reduce<br />
los lazos <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia personal y <strong>de</strong> servilismo hacia la persona empleadora y<br />
confiere a la empleada mayor autonomía).<br />
‣ En línea con la hipótesis anterior, la investigación se propone i<strong>de</strong>ntificar las<br />
diferencias entre empleadas autóctonas e inmigrantes en lo que concierne a las<br />
condiciones laborales, el “po<strong>de</strong>r” <strong>de</strong> negociación <strong>de</strong> las mismas, el “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> un empleo, así como en cuanto a las preferencias <strong>de</strong> las personas<br />
empleadoras. En <strong>de</strong>finitiva, ver hasta qué punto el menor “nivel <strong>de</strong> aceptación”<br />
<strong>de</strong> un empleo <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes las induce a aceptar niveles salariales y<br />
condiciones laborales por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las que están dispuestas a suscribir las<br />
trabajadoras autóctonas, lo que podría favorecer que estas últimas pierdan<br />
“posiciones” y que sus exigencias y “conquistas” salariales <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> ser<br />
competitivas.<br />
Tercer objetivo<br />
Una vez presentada la situación <strong>de</strong> las mujeres autóctonas e inmigrantes que trabajan en<br />
el servicio doméstico tradicional, es hora <strong>de</strong> analizar y comparar su posición y sus<br />
pautas <strong>de</strong> inserción laboral en la otra cara <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad: las empresas<br />
<strong>de</strong> servicios a domicilio. Partiendo <strong>de</strong> la progresiva etnización <strong>de</strong>l servicio doméstico<br />
interno, la investigación preten<strong>de</strong> averiguar si es posible i<strong>de</strong>ntificar un proceso análogo<br />
en las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, y en qué dirección, tanto en el proceso <strong>de</strong><br />
reclutamiento como en la distribución <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s y en las condiciones laborales.<br />
Dada la fuerte heterogeneidad que caracteriza a las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios,<br />
es <strong>de</strong> esperar que las prácticas y actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los gerentes ante la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
difieran en función <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> empresa <strong>de</strong> que se trate. Una <strong>de</strong> las variables que, sin<br />
lugar a dudas, va a ser <strong>de</strong>cisoria a la hora <strong>de</strong> clasificar a las empresas es el tipo <strong>de</strong><br />
relación laboral que establecen con la plantilla. Esta categoría analítica va a permitir<br />
distinguir entre aquellas empresas que ejercen <strong>de</strong> intermediarias entre la oferta y la<br />
22
C1: Introducción<br />
<strong>de</strong>manda (es <strong>de</strong>cir, que no contratan directamente a su plantilla) y las empresas que<br />
conciertan contratos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> carácter laboral con sus trabajadores (no<br />
intermediarias). El análisis <strong>de</strong>l discurso y prácticas <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong>be ser comparado<br />
con las representaciones sociales <strong>de</strong> las propias trabajadoras (autóctonas e inmigrantes),<br />
acerca <strong>de</strong> sus condiciones laborales, sus expectativas y estrategias <strong>de</strong> movilidad laboral,<br />
así como <strong>de</strong> los mecanismos a través <strong>de</strong> los cuales cada colectivo <strong>de</strong> trabajadoras<br />
construye la imagen <strong>de</strong> “las otras”, en función <strong>de</strong> su posición en los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad. Veamos <strong>de</strong> manera pormenorizada cuáles son las hipótesis al respecto:<br />
‣ Estudiar la relación <strong>de</strong> competencia que se establece entre las empresas<br />
intermediarias y las no intermediarias a la hora <strong>de</strong> concretar la oferta <strong>de</strong><br />
servicios y <strong>de</strong> regular las condiciones laborales <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo. Serán las<br />
empresas intermediarias las que dispondrán <strong>de</strong> una oferta más rentable en<br />
términos económicos, por cuanto la falta <strong>de</strong> vinculación laboral externa con su<br />
plantilla les permite hacer frente a la inestabilidad <strong>de</strong>l mercado y ofrecer precios<br />
más competitivos que los <strong>de</strong> las empresas no intermediarias, cuyos costes fijos<br />
son mayores. Esta situación favorecerá que las empresas no intermediarias se<br />
encaminen hacia prácticas <strong>de</strong> “precarización” <strong>de</strong> la actividad laboral en pro <strong>de</strong><br />
la competitividad (bajos salarios, contratación temporal, jornadas a tiempo<br />
parcial, etc.).<br />
‣ Comparar las condiciones laborales que se dan en las distintas modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
los servicios <strong>de</strong> proximidad, con el fin <strong>de</strong> establecer cuáles son las características<br />
<strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> la oferta más ventajosas para las trabajadoras (estabilidad<br />
laboral, naturaleza <strong>de</strong> la relación contractual, flexibilidad horaria, nivel <strong>de</strong><br />
ingresos, supervisión externa, grado <strong>de</strong> protección jurídica, acceso a las<br />
prestaciones sociales <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> la relación laboral, grado <strong>de</strong><br />
profesionalización, tipo <strong>de</strong> relación con la persona a la que se presta el servicio,<br />
etc.). En este sentido, <strong>de</strong>bería estudiarse si especificida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras (tales como el origen étnico) influyen en sus preferencias y<br />
percepciones.<br />
‣ Examinar cómo se distribuye la presencia <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante en las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio en función <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> empresa. En este<br />
23
C1: Introducción<br />
sentido, en caso <strong>de</strong> asistir a un proceso <strong>de</strong> segmentación en función <strong>de</strong> la etnia,<br />
las mujeres inmigrantes (tanto en situación legal como ilegal) gozarán <strong>de</strong><br />
“oportunida<strong>de</strong>s competitivas” para ser reclutadas principalmente en las empresas<br />
intermediarias, a falta <strong>de</strong> otra salida laboral y <strong>de</strong> su inferior “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> un empleo; a<strong>de</strong>más, por cuanto es presumible que estas empresas<br />
se enfrenten a graves dificulta<strong>de</strong>s para encontrar fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona<br />
dispuesta a aceptar las condiciones laborales que ofrecen.<br />
‣ Ver en qué medida las prácticas <strong>de</strong> los gerentes <strong>de</strong> las empresas intermediarias a<br />
la hora <strong>de</strong> reclutar al personal son un reflejo eficiente <strong>de</strong> las preferencias <strong>de</strong> sus<br />
clientes. Los usuarios que acu<strong>de</strong>n a estas empresas van a preferir las empleadas<br />
inmigrantes y las discriminarán positivamente (sobre todo para llevar a cabo<br />
tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> personas), al atribuirles una serie <strong>de</strong> ventajas (ahorro<br />
económico, mayor docilidad) en base a criterios estereotipados <strong>de</strong> naturaleza<br />
personal (no profesional), que son el resultado directo <strong>de</strong> la interrelación entre el<br />
género y la etnia.<br />
‣ Para el caso <strong>de</strong> las empresas no intermediarias, sus condiciones laborales más<br />
“atractivas” permiten pronosticar la competencia entre la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
autóctona y la inmigrante. Puesto que en las empresas <strong>de</strong> servicios los<br />
mecanismos <strong>de</strong> asignación <strong>de</strong> los puestos <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> retribución siguen<br />
pautas más formalizadas, es <strong>de</strong> prever que el componente étnico tenga menor<br />
peso en las realida<strong>de</strong>s laborales. Las estrategias <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> personal van a<br />
basarse principalmente en la profesionalización <strong>de</strong> las trabajadoras, como<br />
criterio <strong>de</strong> “distinción” que sirva para garantizar una oferta <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong><br />
mayor calidad.<br />
‣ Sin embargo, matizando el razonamiento anterior, si los clientes que optan por<br />
las empresas no intermediarias efectivamente valoran en mayor medida la<br />
profesionalización <strong>de</strong> los servicios, podría producirse el rechazo <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sus características<br />
personales; al asociar la totalidad <strong>de</strong>l colectivo a una serie <strong>de</strong> estereotipos<br />
negativos y a las modalida<strong>de</strong>s menos cualificadas <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad. Esta situación, con toda probabilidad, incentivaría políticas <strong>de</strong><br />
24
C1: Introducción<br />
contratación negativamente discriminatorias en base a la etnia por parte <strong>de</strong> las<br />
propias empresas.<br />
‣ Comparar las actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las empleadas en las empresas <strong>de</strong> servicios<br />
domiciliarios ante su actividad remunerada (instrumental, expresiva, etc.), así<br />
como sus estrategias <strong>de</strong> movilidad laboral (resignación, <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> superación,<br />
etc.), en función <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> autóctonas o <strong>de</strong> inmigrantes y <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong><br />
centralidad que su salario tiene para la economía familiar. Siguiendo la línea<br />
argumental <strong>de</strong> la hipótesis anterior, para el caso concreto <strong>de</strong> las empleadas <strong>de</strong><br />
origen inmigrante, tanto su nivel educativo, como su proyecto migratorio y<br />
trayectoria laboral en el país <strong>de</strong> origen pue<strong>de</strong>n influir en las actitu<strong>de</strong>s y<br />
estrategias adoptadas. En este sentido, van a ser las mujeres inmigrantes con<br />
voluntad <strong>de</strong> establecerse <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva en la sociedad receptora y que<br />
cuentan con elevados estudios, las que vivirán <strong>de</strong> manera más traumática la<br />
“inconsistencia <strong>de</strong> estatus” y van a ser más exigentes en su “nivel <strong>de</strong> aceptación”<br />
<strong>de</strong> una ocupación.<br />
‣ Analizar si el discurso <strong>de</strong> las trabajadoras pone <strong>de</strong> manifiesto una jerarquización<br />
<strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad en función <strong>de</strong> la distinta valoración y prestigio<br />
social <strong>de</strong> las tareas (tareas <strong>de</strong> limpieza e infraestructura <strong>de</strong>l hogar versus tareas<br />
<strong>de</strong> cuidado) y <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> relación laboral (tipo <strong>de</strong> empresa, servicio doméstico<br />
tradicional, economía sumergida, etc.). Examinar si, en caso <strong>de</strong> perfilarse esta<br />
jerarquización, a cada uno <strong>de</strong> sus eslabones se le pue<strong>de</strong> atribuir un tipo<br />
<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo.<br />
‣ Ver si las trabajadoras que trabajan en las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios no<br />
intermediarias (tanto autóctonas como inmigrantes) conciben como “amenaza”<br />
la presencia <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante en las otras modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad, con peores condiciones <strong>de</strong> trabajo (empresas<br />
intermediarias, servicio doméstico tradicional, economía sumergida, etc.), al<br />
consi<strong>de</strong>rar que su menor “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo contribuye al<br />
<strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> las condiciones laborales <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l sector y obstaculiza su<br />
valorización, tanto social como económica, así como su profesionalización.<br />
25
C1: Introducción<br />
1.3. Metodología 12 .<br />
La presente investigación se ha <strong>de</strong>sarrollado a partir <strong>de</strong> la perspectiva metodológica<br />
cualitativa. La elección <strong>de</strong> esta perspectiva no sólo obe<strong>de</strong>ce a las características<br />
inherentes a los objetivos <strong>de</strong>l estudio (recogidos en el anterior apartado), sino también al<br />
hecho <strong>de</strong> que los servicios <strong>de</strong> proximidad y su relación con la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
femenina (sea ésta autóctona o <strong>de</strong> origen inmigrante) componen un objeto <strong>de</strong> estudio<br />
novedoso en el ámbito académico, lo que requiere un diseño <strong>de</strong> investigación con un<br />
cierto grado <strong>de</strong> apertura y flexibilidad, que permita la emergencia <strong>de</strong> un armazón teórico<br />
orientado a la captación <strong>de</strong>l significado y no a su frecuencia; y que, en cualquier caso,<br />
sea susceptible <strong>de</strong> ser revisado y explorado <strong>de</strong> manera extensiva en posteriores<br />
investigaciones. En <strong>de</strong>finitiva, este estudio persigue una exploración <strong>de</strong> carácter abierto<br />
sobre los servicios <strong>de</strong> proximidad y su progresiva etnización.<br />
El estudio combina la elaboración teórica con el análisis empírico. La información<br />
empírica engloba todas las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y compren<strong>de</strong><br />
distintas formas <strong>de</strong> acercamiento. En lo que concierne al servicio doméstico tradicional,<br />
se parte <strong>de</strong> datos secundarios, tanto proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> fuentes estadísticas oficiales como<br />
<strong>de</strong> anteriores investigaciones que se han centrado en esta temática en el ámbito español.<br />
Para el caso <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, puesto que se trata <strong>de</strong> un objeto<br />
<strong>de</strong> estudio muy poco explorado, se han obtenido datos primarios cualitativos, realizados<br />
específicamente para la presente investigación, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una doble perspectiva: por un<br />
lado, la <strong>de</strong> las empresas, a través <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> los gerentes; por el otro, la <strong>de</strong> las<br />
mujeres asalariadas, tanto inmigrantes no comunitarias como autóctonas, que se<br />
emplean en dichas empresas.<br />
El estudio cualitativo se ha realizado mediante entrevistas y grupos <strong>de</strong> discusión. Se ha<br />
recurrido a la entrevista semiestructurada para abordar las prácticas, intereses y<br />
representaciones sociales <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio, a partir <strong>de</strong>l análisis<br />
<strong>de</strong>l discurso manifestado por las personas que ostentan el cargo <strong>de</strong> gerentes. Con este<br />
cometido, se ha confeccionado una muestra <strong>de</strong> 22 empresas, todas ellas con se<strong>de</strong> en el<br />
12 El capítulo 9, en su apartado 9.1., recoge las principales cuestiones metodológicas <strong>de</strong>l estudio.<br />
26
C1: Introducción<br />
Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona, cuya selección se ha efectuado a partir <strong>de</strong> los criterios<br />
<strong>de</strong> heterogeneidad y <strong>de</strong> accesibilidad.<br />
Pero la perspectiva <strong>de</strong> los gerentes <strong>de</strong> las empresas no es suficiente y <strong>de</strong>be ser<br />
contrastada con el discurso manifestado por las trabajadoras asalariadas. Con este fin, se<br />
ha consi<strong>de</strong>rado que la técnica <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión es la más a<strong>de</strong>cuada, por cuanto<br />
no sólo permite aproximarse a las prácticas y condiciones laborales <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
–lo que va a permitir contrastar y completar la información manifestada por los<br />
gerentes-, sino que, a<strong>de</strong>más, esta técnica favorece, gracias al contexto grupal <strong>de</strong><br />
interacción, que afloren los distintos imaginarios sociales <strong>de</strong> las trabajadoras en cuanto<br />
a la actividad remunerada que realizan en la empresa y en cuanto a los distintos agentes<br />
implicados (empresa, clientes/usuarios, trabajadoras inmigrantes, trabajadoras<br />
autóctonas). Con este cometido, la composición interna <strong>de</strong> cada grupo <strong>de</strong> discusión se<br />
ha configurado a partir <strong>de</strong>l origen étnico <strong>de</strong> las trabajadoras, en el sentido <strong>de</strong> que se han<br />
llevado a cabo, por una parte, grupos <strong>de</strong> discusión integrados por trabajadoras que<br />
comparten su condición <strong>de</strong> autóctonas y, por el otro, grupos <strong>de</strong> discusión cuyas<br />
participantes son <strong>de</strong> origen inmigrante.<br />
1.4. Estructura <strong>de</strong> la investigación.<br />
La primera parte <strong>de</strong> la investigación, integrada por los tres primeros capítulos (2, 3 y 4),<br />
recoge una reflexión sobre la evolución <strong>de</strong> la producción científica sobre la mujer, en<br />
general, y sobre la mujer inmigrante, en particular. Esta aproximación saca a la luz la<br />
marginalidad <strong>de</strong> la que ha sido víctima la mujer en las ciencias sociales y permite<br />
compren<strong>de</strong>r la invisibilidad que ro<strong>de</strong>a a la migración femenina, tanto a nivel académico<br />
como en las representaciones sociales, en contraste con el activo papel que han tenido y<br />
tienen las mujeres en las corrientes migratorias <strong>de</strong> carácter económico en todo el<br />
mundo.<br />
El capítulo 2, El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las<br />
nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis, presenta <strong>de</strong> forma escueta las distintas propuestas<br />
conceptuales sobre el origen <strong>de</strong> la subordinación femenina para, seguidamente, abordar<br />
27
C1: Introducción<br />
las bases teóricas que van a permitir el análisis <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> las mujeres. El texto<br />
muestra un recorrido crítico por las teorías y categorías tradicionales, que culmina en el<br />
enfoque <strong>de</strong> la producción-reproducción, base teórica <strong>de</strong> esta investigación. A este<br />
enfoque se <strong>de</strong>be la reconceptualización <strong>de</strong>l propio concepto <strong>de</strong> trabajo y es el que<br />
permite la emergencia y valoración <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o reproductivo.<br />
Partiendo <strong>de</strong> dichos instrumentos teóricos, se ofrece una visión global sobre el papel <strong>de</strong><br />
la mujer tanto en la esfera productiva como en la esfera reproductiva en distintas partes<br />
<strong>de</strong>l mundo, lo que pone <strong>de</strong> manifiesto que, aunque la división <strong>de</strong>l trabajo entre hombres<br />
y mujeres tenga rostros muy distintos a lo largo y ancho <strong>de</strong>l mundo, siempre se da la<br />
constante <strong>de</strong> que el “valor” distingue el trabajo masculino <strong>de</strong>l femenino, en perjuicio <strong>de</strong>l<br />
segundo. Finalmente, en el plano teórico, el capítulo introduce las dimensiones <strong>de</strong> clase<br />
y etnia como moduladoras <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. Esta interacción <strong>de</strong> los tres<br />
ejes –a saber, clase, género y etnia- es fundamental para compren<strong>de</strong>r los procesos<br />
migratorios femeninos, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> origen como <strong>de</strong> la<br />
integración <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad receptora.<br />
A continuación, el capítulo 3, Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo<br />
económico y sobre las migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, parte <strong>de</strong> la línea<br />
argumental <strong>de</strong>l anterior capítulo para explorar los efectos que la marginalidad teórica <strong>de</strong><br />
la mujer en la economía ha tenido tanto en las teorías sobre el <strong>de</strong>sarrollo y como en las<br />
teorías sobre migraciones. A lo largo <strong>de</strong> este capítulo se ofrece una breve exposición <strong>de</strong> los<br />
principales enfoques teóricos en el estudio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y <strong>de</strong> las migraciones, con el fin <strong>de</strong><br />
analizar, <strong>de</strong> manera crítica, el tratamiento que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellos se ha dado a las relaciones <strong>de</strong><br />
género y al papel que <strong>de</strong>sempeña la mujer. Ambos recorridos –teorías sobre el <strong>de</strong>sarrollo y<br />
teorías <strong>de</strong> las migraciones- acaban convergiendo en un mismo punto: la necesidad <strong>de</strong><br />
articular las relaciones <strong>de</strong> producción y <strong>de</strong> reproducción para compren<strong>de</strong>r el papel activo y<br />
específico <strong>de</strong> las mujeres como agentes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo y como protagonistas <strong>de</strong> los<br />
movimientos migratorios. Esta articulación es posible en el marco <strong>de</strong> la Nueva División<br />
Internacional <strong>de</strong>l Trabajo (NDIT) y <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> globalización, tal y como se recoge al<br />
final <strong>de</strong>l capítulo. En este sentido, la conjugación <strong>de</strong> las dimensiones <strong>de</strong> género y clase<br />
social permite analizar los efectos diferenciales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo para hombres y mujeres y<br />
establece un indispensable punto <strong>de</strong> partida para el estudio <strong>de</strong> las migraciones femeninas,<br />
tanto internas como internacionales.<br />
28
C1: Introducción<br />
Llegados a este punto, el capítulo 4, El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones<br />
económicas internacionales. La “triple discriminación” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la<br />
sociedad receptora, presenta el marco <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> la investigación. El capítulo<br />
arranca con el propósito <strong>de</strong> ilustrar la presencia femenina en los flujos migratorios<br />
internacionales <strong>de</strong> carácter laboral (lo que permite superar los estereotipos que las<br />
relegan a meras <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l sujeto varón) y <strong>de</strong> abordar sus causas en el seno <strong>de</strong><br />
una estructura económica cada vez más globalizada. Se trata <strong>de</strong> un apartado con un<br />
fuerte contenido empírico, que vincula la heterogeneidad <strong>de</strong> proyectos migratorios <strong>de</strong><br />
las mujeres, entre otros factores, al rol que adquiere la mujer tanto en la esfera<br />
reproductiva como en la esfera productiva, tanto en la sociedad <strong>de</strong> origen como en la <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>stino. Todo análisis <strong>de</strong> las migraciones <strong>de</strong>be contextualizarse en los procesos<br />
transnacionales y globales. A pesar <strong>de</strong> que no existe un marco analítico que resuelva<br />
todas las cuestiones, el enfoque histórico-estructural es el que mejor permite analizar la<br />
posición <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes trabajadoras en interacción con tres procesos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sigualdad –a saber, clase, género y etnia-. En base a estas consi<strong>de</strong>raciones teóricas, el<br />
estudio <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante parte <strong>de</strong> la propuesta teórica <strong>de</strong><br />
PORTES y BÖROCK (1992), según la cual la incorporación <strong>de</strong> los y las inmigrantes en la<br />
sociedad receptora <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> sólo parcialmente <strong>de</strong> sus características personales, puesto<br />
que está condicionada por una serie <strong>de</strong> factores contextuales, a los que <strong>de</strong>nominan<br />
“contexto <strong>de</strong> recepción”, tales como la estructura <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo,<br />
los contenidos <strong>de</strong> la política migratoria o el papel <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s migratorias.<br />
La segunda parte <strong>de</strong> la investigación (que incluye los capítulos 5, 6 y 7), se centra <strong>de</strong><br />
manera específica en el objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la investigación: a saber, los factores que<br />
<strong>de</strong>terminan la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los servicios <strong>de</strong> proximidad en<br />
la sociedad española, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción”. A tal efecto, el<br />
capítulo 5, La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad<br />
española. Una aproximación estadística, ofrece una panorámica <strong>de</strong> los flujos<br />
migratorios femeninos hacia España y Catalunya, a partir <strong>de</strong> datos estadísticos<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> distintas fuentes oficiales, haciendo especial hincapié en la información<br />
referente a su composición y, en especial, a su incorporación laboral en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo. Los datos que se presentan son relevadores <strong>de</strong> la segregación laboral a la que se<br />
enfrentan las mujeres inmigrantes no comunitarias, al <strong>de</strong>mostrar que el servicio<br />
doméstico constituye, prácticamente, su única oportunidad laboral en la sociedad<br />
29
C1: Introducción<br />
española, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cuál sea su nivel <strong>de</strong> estudios, su cualificación<br />
profesional o su experiencia laboral previa.<br />
Una vez analizada la posición <strong>de</strong> la mujer inmigrante en el mercado <strong>de</strong> trabajo español,<br />
el capítulo 6, El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España,<br />
se <strong>de</strong>tiene en el análisis <strong>de</strong> los tres bastiones clave <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> la<br />
inmigración femenina en España. Primeramente, se lleva a cabo una breve incursión en<br />
las principales características <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales en las que se ven implicadas las<br />
mujeres inmigrantes y en cómo estas re<strong>de</strong>s facilitan y canalizan su reclutamiento en el<br />
servicio doméstico. En segundo lugar, se examina otro pilar fundamental <strong>de</strong>l contexto<br />
<strong>de</strong> recepción: la política migratoria española como marco favorable a la inmigración<br />
laboral <strong>de</strong> mujeres, cuyo diseño y contenido no es en absoluto ajeno a la triple<br />
discriminación laboral que pa<strong>de</strong>ce la mujer inmigrante en la sociedad receptora. Tal<br />
como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> las conclusiones <strong>de</strong> este apartado, es el propio Estado –mediante<br />
la normativa como instrumento- quien regula la entrada <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes no<br />
comunitarias, quien contrapone sus <strong>de</strong>rechos a los <strong>de</strong> las ciudadanas españolas y quien<br />
<strong>de</strong>fine el campo <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s laborales al que tienen acceso. Por último, el capítulo<br />
aborda el incremento exponencial <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad como resultado <strong>de</strong> la creciente dificultad que experimentan las<br />
familias –especialmente las mujeres- para gestionar la vida cotidiana, <strong>de</strong>bido a una serie<br />
<strong>de</strong> transformaciones acontecidas en las últimas décadas, entre las que <strong>de</strong>stacan la<br />
generalización <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> los “dos salarios” (gracias a la incorporación sin<br />
prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo), el envejecimiento <strong>de</strong> la población y<br />
la consolidación <strong>de</strong> nuevos valores en torno al uso <strong>de</strong>l tiempo entre las generaciones<br />
más jóvenes. Todo este panorama viene agravado por un Estado <strong>de</strong>l Bienestar, el<br />
español, que apenas ha invertido en el diseño <strong>de</strong> políticas familiares que favorezcan la<br />
conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y laboral <strong>de</strong> su ciudadanía, lo que repercute en el<br />
aumento <strong>de</strong>l volumen <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda no satisfecha, vinculada a la externalización <strong>de</strong> las<br />
tareas reproductivas.<br />
Seguidamente, el capítulo 7, El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus<br />
riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, prosigue el análisis <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong><br />
recepción” y se aproxima al conocimiento <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
español en el que se insertan las mujeres inmigrantes. El capítulo intenta dar una<br />
30
C1: Introducción<br />
explicación al fenómeno <strong>de</strong> la segregación laboral <strong>de</strong> las trabajadoras <strong>de</strong> origen<br />
inmigrante como respuesta al incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas en los servicios<br />
<strong>de</strong> proximidad, resultado <strong>de</strong> la imperiosa necesidad que tienen las trabajadoras<br />
autóctonas <strong>de</strong> las clases medias urbanas <strong>de</strong> externalizar parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo.<br />
Es en este contexto que los datos ponen en evi<strong>de</strong>ncia que los servicios <strong>de</strong> proximidad<br />
son uno <strong>de</strong> los “yacimientos <strong>de</strong> empleo” con mayor potencial <strong>de</strong> generar ocupación en<br />
las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales y que tiene lugar un proceso <strong>de</strong> terciarización sin<br />
prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la estructura productiva. Este acusado incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad se produce a la vez que la mejora <strong>de</strong>l nivel educativo y <strong>de</strong> las<br />
expectativas laborales <strong>de</strong> las mujeres autóctonas aumenta su “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un<br />
empleo y las aleja <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s. Las mujeres inmigrantes se erigen como la<br />
mejor alternativa para hacer frente a este previsible vacío ocupacional. A<strong>de</strong>más, el<br />
capítulo va más allá y se propone analizar cuáles son los condicionantes y limitaciones<br />
<strong>de</strong> tipo económico, social y cultural que favorecen que los puestos <strong>de</strong> trabajo que se<br />
crean en los servicios <strong>de</strong> proximidad, intensivos en fuerza <strong>de</strong> trabajo, se caractericen por<br />
su acusada <strong>de</strong>scualificación, precariedad y <strong>de</strong>svalorización social y económica, así<br />
como por un fuerte imaginario servil. El hecho <strong>de</strong> que dichos servicios ocupen<br />
fundamentalmente a mujeres obliga a repensarlos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, en el<br />
contexto <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo ya <strong>de</strong> por sí estructurado a partir <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
entre hombres y mujeres. Es por este motivo que en el capítulo se pone un toque <strong>de</strong><br />
atención ante el riesgo que entrañan estas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> instituirse como un auténtico<br />
ghetto para las mujeres en general y, en especial, para las mujeres inmigrantes.<br />
La tercera parte <strong>de</strong> la investigación (integrada por los capítulos 8, 9 y 10) recoge los<br />
principales resultados <strong>de</strong>l análisis empírico; es <strong>de</strong>cir, la validación <strong>de</strong> las hipótesis<br />
planteadas en torno al proceso <strong>de</strong> etnización <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad. El<br />
capítulo 8, El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España, parte <strong>de</strong> fuentes<br />
secundarias para ilustrar cuáles son los patrones <strong>de</strong> inserción laboral <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante en los distintos subsectores <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional (internas,<br />
externas, asistentas por horas) y sus condiciones laborales, comparando, en todo<br />
momento, su situación con la <strong>de</strong> las empleadas domésticas autóctonas. Esta<br />
aproximación comparativa permite i<strong>de</strong>ntificar hasta qué punto se dan relaciones <strong>de</strong><br />
sustitución o <strong>de</strong> competencia entre ambos colectivos. El capítulo incluye también una<br />
síntesis crítica <strong>de</strong> la normativa laboral que rige el servicio doméstico en España, ya que<br />
31
C1: Introducción<br />
establece una relación contractual débil, “servil” y con una fuerte <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia hacia la<br />
figura <strong>de</strong> la persona empleadora. La falta <strong>de</strong> regulación favorece la discrecionalidad <strong>de</strong><br />
quien emplea a la hora <strong>de</strong> cometer abusos con las trabajadoras, lo que convierte a este<br />
colectivo en extremadamente vulnerable, máxime cuando se trata <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes en situación ilegal.<br />
Tras haber examinado la situación <strong>de</strong> las mujeres autóctonas e inmigrantes que trabajan<br />
en el servicio doméstico tradicional, cabe analizar y comparar sus pautas <strong>de</strong> inserción<br />
laboral en la otra cara <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, la más <strong>de</strong>sconocida hasta ahora:<br />
las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. En esta parte, el análisis se basa en los discursos<br />
y prácticas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l trabajo empírico realizado sobre los principales actores<br />
implicados en dichas empresas: empresarios y trabajadoras. Este es el cometido <strong>de</strong>l<br />
capítulo 9 y <strong>de</strong>l capítulo 10. El capítulo 9, bajo el epígrafe Las empresas <strong>de</strong> servicios a<br />
domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona, se inicia con unos breves<br />
apuntes acerca <strong>de</strong> la metodología seguida en el estudio y las técnicas <strong>de</strong> recogida y<br />
análisis <strong>de</strong> la información utilizadas. A continuación, se proce<strong>de</strong> a la contextualización<br />
<strong>de</strong>l marco en el que se <strong>de</strong>sarrolla esta actividad empresarial y a la <strong>de</strong>scripción, a partir<br />
<strong>de</strong> los resultados obtenidos en las entrevistas realizadas a gerentes, <strong>de</strong> su normativa, <strong>de</strong><br />
la oferta y estructura empresarial, así como <strong>de</strong> los principales obstáculos <strong>de</strong> tipo<br />
financiero y cultural. Del análisis se obtiene una tipología que permite clasificar la gran<br />
variedad <strong>de</strong> empresas seleccionadas en base, principalmente, al tipo <strong>de</strong> relación laboral<br />
que la empresa mantiene con su plantilla, así como al carácter privado o público <strong>de</strong> los<br />
servicios.<br />
Esta tipología permite distinguir, por un lado, las empresas “intermediarias” (TIPO 1),<br />
cuyo rasgo distintivo es la no contratación directa <strong>de</strong> su plantilla, en tanto que ejercen<br />
una función meramente intermediaria entre la oferta (las trabajadoras) y la <strong>de</strong>manda (los<br />
clientes/usuarios). En contraposición, un segundo gran grupo, las empresas “no<br />
intermediarias”, se nutre <strong>de</strong> entida<strong>de</strong>s cuyo personal sí mantiene relación laboral directa<br />
con la empresa. Este segundo grupo, a su vez, pue<strong>de</strong> subdividirse en dos segmentos: por<br />
un lado, las empresas que sólo ofertan servicios privados, no financiados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
Administración (TIPO 2) y, por el otro, las empresas que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> contar con<br />
servicios privados, disponen <strong>de</strong> un volumen <strong>de</strong> servicios financiados por la<br />
Administración (TIPO 3). En el capítulo 9 se recoge una <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las<br />
32
C1: Introducción<br />
principales características (tamaño, oferta <strong>de</strong> servicios, perfil <strong>de</strong> los clientes/usuarios,<br />
precios, financiación, profesionalización, etc.) que presenta cada tipo <strong>de</strong> empresa.<br />
El diseño <strong>de</strong> dicha tipología tiene una enorme importancia para el estudio, por cuanto<br />
tanto las actitu<strong>de</strong>s y prácticas <strong>de</strong> las empresas ante el proceso <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras como las condiciones laborales a las que se enfrentan, toman formas<br />
distintas en función <strong>de</strong> cuál sea el tipo <strong>de</strong> empresa <strong>de</strong> servicios domiciliarios <strong>de</strong> que se<br />
trate, tal como pone <strong>de</strong> manifiesto el capítulo 10. Dicho capítulo (con el título Las<br />
trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El<br />
caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona) se centra en el estudio <strong>de</strong>l perfil <strong>de</strong><br />
trabajadoras según el tipo <strong>de</strong> empresa. Las mujeres inmigrantes son positivamente<br />
discriminadas en el acceso a las empresas “intermediarias”, a tenor <strong>de</strong> sus precarias<br />
condiciones laborales, mientras, por el contrario, son negativamente discriminadas<br />
cuando intentan acce<strong>de</strong>r a una empresa “no intermediaria”. El capítulo intenta indagar<br />
cuáles son las causas <strong>de</strong> este fenómeno, directamente vinculadas tanto a las<br />
características <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante y autóctona, como a los estereotipos,<br />
preferencias y actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los clientes/usuarios y <strong>de</strong> los propios gerentes. La segunda<br />
parte <strong>de</strong>l capítulo 10 dirige el análisis hacia la perspectiva <strong>de</strong> las trabajadoras <strong>de</strong> las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, a partir <strong>de</strong> los resultados obtenidos en los grupos<br />
<strong>de</strong> discusión realizados con participantes autóctonas e inmigrantes. En primer lugar, se<br />
toman en cuenta las actitu<strong>de</strong>s y el grado <strong>de</strong> satisfacción <strong>de</strong> las trabajadoras ante el<br />
trabajo remunerado que realizan en la empresa, así como sus expectativas <strong>de</strong> movilidad<br />
laboral, en función tanto <strong>de</strong> su situación laboral como <strong>de</strong> sus características personales<br />
(nivel educativo, situación familiar, proyecto migratorio, etc.). A continuación, el<br />
capítulo intenta averiguar hasta qué punto el proceso <strong>de</strong> etnización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas<br />
empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, se correspon<strong>de</strong> con el discurso manifestado por las<br />
trabajadoras en relación a la coexistencia <strong>de</strong> empleadas autóctonas e inmigrantes en los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad, tanto en términos materiales como simbólicos. Finalmente,<br />
esta Tesis presenta un capítulo <strong>de</strong> conclusiones, en el que se recogen las principales<br />
claves <strong>de</strong> interpretación teórica a la luz <strong>de</strong> los resultados obtenidos en el trabajo <strong>de</strong><br />
campo y se hace un balance <strong>de</strong> las conclusiones más <strong>de</strong>stacadas <strong>de</strong>l estudio.<br />
33
Primera Parte:<br />
DE <strong>LA</strong> MARGINALIDAD DE <strong>LA</strong> MUJER EN <strong>LA</strong>S<br />
CIENCIAS SOCIALES A <strong>LA</strong> NECESIDAD DE REVISAR<br />
LOS MODELOS TEÓRICOS SOBRE MIGRACIONES<br />
DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO.
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
2. El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica<br />
hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis.<br />
Aunque las mujeres representan el 50% <strong>de</strong> la población adulta <strong>de</strong>l mundo y un tercio <strong>de</strong><br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo oficial, realizan casi dos terceras partes <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> las horas <strong>de</strong><br />
trabajo, reciben sólo una décima parte <strong>de</strong>l ingreso mundial y poseen menos <strong>de</strong>l 1% <strong>de</strong> la<br />
propiedad mundial (PNUD 1995). Estos datos ponen en evi<strong>de</strong>ncia la subestimación <strong>de</strong><br />
la participación <strong>de</strong> las mujeres en la economía, una subestimación que se concreta tanto<br />
en el ámbito académico como en las representaciones sociales y que constituye, sin<br />
duda, una expresión <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género que atraviesan a todas y cada una <strong>de</strong><br />
las socieda<strong>de</strong>s. Esta posición <strong>de</strong> subordinación <strong>de</strong> las mujeres toma distintas formas y<br />
no sólo se concreta a partir <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong>spojadas <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos legales a las que se les<br />
niegan oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> participación política y <strong>de</strong> acceso a un trabajo remunerado;<br />
sino que muestra su máxima dureza allá don<strong>de</strong> se las discrimina <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento, lo<br />
que se traduce en un grave déficit educativo –según datos <strong>de</strong>l FNUAP (2000), dos<br />
tercios <strong>de</strong> los analfabetos adultos son mujeres y dos tercios <strong>de</strong> los niños que carecen <strong>de</strong><br />
acceso a la educación son niñas-, peores atenciones alimentarias y sanitarias, una fuerte<br />
inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los malos tratos 13 o, incluso, que sean eliminadas físicamente por el hecho<br />
<strong>de</strong> haber nacido hembras o privadas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a nacer 14 (PNUD 1993, 1995; MOLLER<br />
1996:195-196; FNUAP 2000).<br />
La perspectiva androcéntrica ha predominado en todos los campos científicos. La<br />
incorporación <strong>de</strong> la perspectiva feminista a los estudios sociales y científicos llega <strong>de</strong> la<br />
mano <strong>de</strong> los <strong>de</strong>nominados “Estudios <strong>de</strong> la Mujer”, fuertemente vinculados al<br />
movimiento feminista <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los setenta, cuyo cometido es crear un corpus<br />
teórico que contemple las relaciones entre hombres y mujeres en todos los ámbitos <strong>de</strong> la<br />
sociedad (discriminación en el trabajo, ausencia <strong>de</strong> la vida pública, violencia sexual,<br />
etc.) y mejorar las condiciones <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> todas las mujeres. Este capítulo no va a<br />
13 Al menos una <strong>de</strong> cada tres mujeres <strong>de</strong>l mundo ha sufrido algún tipo <strong>de</strong> maltrato o abuso, casi<br />
siempre a manos <strong>de</strong> alguien próximo. Una <strong>de</strong> cada cuatro pa<strong>de</strong>ce esta situación durante el embarazo<br />
(FNUAP 2000).<br />
14 Según datos <strong>de</strong>l economista hindú AMARTYA SEN (1995:141-142), mientras que en Europa o USA<br />
la existencia <strong>de</strong> mujeres y hombres está regida por una proporción <strong>de</strong> 1.05 ó 1.06 a favor <strong>de</strong> las mujeres,<br />
en el África al sur <strong>de</strong>l Sáhara hay 102 mujeres por cada 100 hombres y en China y Asia meridional y<br />
occi<strong>de</strong>ntal las proporciones se invierten, con 94 mujeres por cada cien hombres. Existe, pues, un volumen<br />
importante <strong>de</strong> mujeres “<strong>de</strong>saparecidas”, calculado en más <strong>de</strong> cien millones.<br />
35
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
ocuparse <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong>l amplio abanico <strong>de</strong> manifestaciones <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
género 15 , sino que su objetivo principal es revisar las discusiones científicas en torno al<br />
concepto “trabajo” y presentar aquellas conceptualizaciones que permiten analizar<br />
correctamente y en toda su complejidad el trabajo <strong>de</strong> las mujeres en los distintos<br />
ámbitos en los que se realiza y en intersección con otras dimensiones no menos<br />
importantes como son la clase social y la etnia. Con este cometido, el presente capítulo<br />
se centra especialmente en las aportaciones realizadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las disciplinas <strong>de</strong> la ciencia<br />
económica y la Sociología, cuyas reflexiones teóricas son imprescindibles para abordar,<br />
en capítulos posteriores, tanto el rol que <strong>de</strong>sempeña la mujer en las migraciones<br />
internacionales, como su inserción laboral en un mercado <strong>de</strong> trabajo que <strong>de</strong>manda a<br />
mujeres pertenecientes a una clase social inferior y a una etnia distinta para llevar a<br />
cabo las tareas vinculadas a la reproducción social.<br />
El capítulo se inicia con una breve presentación <strong>de</strong> las distintas propuestas conceptuales<br />
sobre el origen <strong>de</strong> la subordinación femenina, que giran alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la relación entre<br />
patriarcado y capitalismo. Seguidamente, se examinan las bases teóricas para el análisis<br />
<strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> las mujeres, a través <strong>de</strong> un recorrido crítico por las teorías y categorías<br />
tradicionales que culmina en el enfoque <strong>de</strong> la producción-reproducción, al que se <strong>de</strong>be<br />
la reconceptualización <strong>de</strong>l propio concepto <strong>de</strong> trabajo 16 y la articulación entre el trabajo<br />
doméstico-familiar o reproductivo 17 y el trabajo realizado para el mercado. Siguiendo<br />
la misma línea argumental, el tercer apartado plasma la necesidad <strong>de</strong> incorporar lógicas<br />
no mercantilistas a la hora <strong>de</strong> valorar y medir el trabajo reproductivo. En el cuarto<br />
apartado, en base a los instrumentos teóricos presentados, se ofrece una visión global<br />
sobre las formas que toma la participación <strong>de</strong> las mujeres tanto en la esfera productiva<br />
como reproductiva en distintas partes <strong>de</strong>l mundo; ello permite evi<strong>de</strong>nciar que a pesar <strong>de</strong><br />
que las activida<strong>de</strong>s que realiza la mujer varían <strong>de</strong> cultura a cultura, siempre tienen como<br />
común el hecho <strong>de</strong> ocupar una posición <strong>de</strong> subordinación en relación a las <strong>de</strong> sus<br />
homólogos masculinos. Finalmente, el último apartado da cuenta <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong><br />
15<br />
Véase al respecto el Informe sobre Desarrollo Humano 1995 <strong>de</strong>l PNUD, <strong>de</strong>dicado<br />
monográficamente a esta temática.<br />
16 En España, el libro <strong>de</strong> BORDERÍAS ET AL. (1994) sobre las mujeres y el trabajo recoge los textos más<br />
representativos.<br />
17 Ambos conceptos se usan indistintamente en lugar <strong>de</strong> “trabajo doméstico”, para reflejar que este<br />
tipo <strong>de</strong> trabajo va mucho más allá <strong>de</strong>l espacio físico <strong>de</strong>l hogar e incluye también tareas <strong>de</strong> cuidado y<br />
tareas <strong>de</strong> mediación (TORNS 1995a; CARRASCO 1998).<br />
36
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
incorporar las dimensiones <strong>de</strong> clase y <strong>de</strong> etnia como moduladoras <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> género.<br />
2.1. Patriarcado y capitalismo.<br />
Las insuficiencias <strong>de</strong> la gran mayoría <strong>de</strong> los análisis y estudios sobre el trabajo <strong>de</strong> las<br />
mujeres son <strong>de</strong>bidas a la ignorancia <strong>de</strong> la problemática <strong>de</strong>l trabajo doméstico y <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, así como al hecho <strong>de</strong> no tener en cuenta que estas<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s se explican a partir <strong>de</strong> la organización patriarcal que caracteriza a las<br />
actuales socieda<strong>de</strong>s industrializadas. En una sociedad patriarcal, la organización no<br />
igualitaria se basa en la primacía <strong>de</strong> los hombres sobre las mujeres, <strong>de</strong> modo que ellos<br />
son social y culturalmente educados –a través <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> socialización- como<br />
sujetos “masculinos” y orientados hacia el trabajo productivo, actividad que se lleva a<br />
cabo en el espacio público y que es consi<strong>de</strong>rada central para el funcionamiento <strong>de</strong> la<br />
sociedad. Las mujeres, en cambio, son educadas y socializadas como sujetos<br />
“femeninos”, a las que se atribuye, aduciendo a su “naturaleza” biológica y a una<br />
“predisposición” innata, las tareas doméstico-familiares o trabajo reproductivo por<br />
antonomasia. La i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> las mujeres se construye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la reproducción, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
maternidad y, en consecuencia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la naturaleza, lo que les confiere un rol<br />
<strong>de</strong>terminado en la sociedad, caracterizado por la invisibilidad social: el espacio privado<br />
y la familia como proyecto <strong>de</strong> vida (NASH 1999). Como resultado <strong>de</strong> esta socialización<br />
diferencial, a las mujeres se les prescribe un carácter claramente inferior y subordinado<br />
al <strong>de</strong>l hombre. De ese modo, la asimetría relacional que se establece entre hombres y<br />
mujeres es fruto <strong>de</strong> unas relaciones sociales que construyen las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género<br />
(“hombre” y “mujer”) a partir <strong>de</strong> diferencias biológicas (sexo) y que condicionan tanto<br />
las condiciones materiales <strong>de</strong> existencia <strong>de</strong> las mujeres como las representaciones<br />
sociales que se edifican sobre ellas 18 (TORNS 1995a; IZQUIERDO ET AL. 1998).<br />
18 Mientras que el término “sexo” se refiere a las diferencias biológicas entre los hombres y las<br />
mujeres, el término “género” se utiliza para <strong>de</strong>signar las diferencias psicológicas, culturales y sociales,<br />
construidas socialmente, que aparecen en todas las socieda<strong>de</strong>s –aunque no sean siempre las mismas- entre<br />
los hombres y las mujeres, entre lo masculino y lo femenino. Son diferencias que se transmiten <strong>de</strong><br />
generación a generación, a través <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> socialización, y muy a menudo tien<strong>de</strong>n a ser<br />
consi<strong>de</strong>radas por los individuos, erróneamente, biológicas o naturales en su origen (ALBERDI 1999a).<br />
37
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Cuando en los <strong>de</strong>bates feministas <strong>de</strong> los años setenta y ochenta en Europa y América <strong>de</strong>l<br />
Norte, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la llamada “segunda ola” <strong>de</strong>l feminismo 19 , se intenta abordar los orígenes<br />
<strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, la discusión se ve atravesada por distintos<br />
posicionamientos teóricos en torno a la relación entre patriarcado y capitalismo, entre el<br />
sistema <strong>de</strong> géneros y el sistema <strong>de</strong> clases. Ante la voluntad <strong>de</strong> explicar la adscripción<br />
mayoritaria <strong>de</strong> las mujeres a la reproducción, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo socialista o feminismo<br />
marxista se consi<strong>de</strong>ra que el <strong>de</strong>terminante principal es la lógica <strong>de</strong>l capital, mientras que<br />
las feministas radicales la atribuyen a la lógica <strong>de</strong>l patriarcado.<br />
Para las feministas <strong>de</strong> los setenta que sintonizan con el feminismo radical (MILLET<br />
1970; FIRESTONE, 1973; HARTMANN 1980; DELPHY 1984; WALBY 1986, 1990), las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género se estructuran a partir <strong>de</strong> la sociedad patriarcal, cuyo <strong>de</strong>sarrollo<br />
es anterior al capitalismo 20 . La base económica sobre la que se asienta la opresión<br />
masculina es el trabajo doméstico; los hombres poseen un po<strong>de</strong>r superior y disfrutan <strong>de</strong><br />
una situación económica privilegiada por cuanto son beneficiarios directos <strong>de</strong>l trabajo<br />
doméstico <strong>de</strong> las mujeres. La figura central <strong>de</strong> este análisis es la familia, puesto que es<br />
en ella don<strong>de</strong> se materializan los vínculos patriarcales. La posición que la mujer<br />
<strong>de</strong>sempeña en la institución familiar la erige como miembro <strong>de</strong> una clase social<br />
específica y antagónica con respecto a los hombres. De ese modo, con la llegada <strong>de</strong>l<br />
capitalismo, los hombres utilizan las instituciones y relaciones capitalistas para<br />
mantener el control que ya ejercían en la familia. En otras palabras, la división sexual<br />
<strong>de</strong>l trabajo que se origina en el seno <strong>de</strong> la familia tiene su reflejo en el mercado, ya sea a<br />
través <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> las mujeres, ya sea ocupando posiciones claramente subsidiarias<br />
que, a su vez, refuerzan su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia.<br />
Si bien las feministas radicales admiten la existencia <strong>de</strong> diferencias entre mujeres en<br />
función <strong>de</strong> su pertenencia a los distintos grupos sociales, consi<strong>de</strong>ran que éstas son<br />
menos significativas que su condición <strong>de</strong> “mujeres”, por lo que, tal como señala<br />
AMORÓS, «el patriarcado es interclasista” (1991:25). En este sentido, la abolición <strong>de</strong> las<br />
relaciones <strong>de</strong> producción capitalista, la incorporación <strong>de</strong> las mujeres a la vida pública o<br />
19 La “primera ola” se refiere al movimiento <strong>de</strong> mujeres antiesclavista y sufragista que surge en los<br />
años veinte y treinta <strong>de</strong>l siglo XX en Estados Unidos. Véase una interesante síntesis <strong>de</strong> los orígenes,<br />
organización e i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l viejo feminismo norteamericano en GARCÍA-CERECEDA (1999).<br />
20 VI<strong>LA</strong> (1999) ofrece una interesante síntesis <strong>de</strong> las contribuciones <strong>de</strong> la perspectiva radical a los<br />
estudios <strong>de</strong> las mujeres<br />
38
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
el logro <strong>de</strong> la igualdad legal y formal no son suficientes para poner fin a la opresión <strong>de</strong><br />
la mujer, ya que no permiten poner <strong>de</strong> manifiesto las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r entre hombres<br />
y mujeres 21 . Des<strong>de</strong> estos principios, las feministas radicales <strong>de</strong> los setenta, aunque<br />
cercanas a los planteamientos marxistas, se van erigiendo como alternativa<br />
interpretativa in<strong>de</strong>pendiente y se alejan <strong>de</strong> los postulados <strong>de</strong> los partidos <strong>de</strong> izquierda,<br />
que afirman que la subordinación <strong>de</strong> las mujeres es una consecuencia <strong>de</strong>l sistema<br />
capitalista.<br />
Des<strong>de</strong> el feminismo marxista o socialista, en cambio, se acusa al feminismo radical <strong>de</strong><br />
no ser capaz <strong>de</strong> explicar la relación entre las relaciones sociales patriarcales y las<br />
relaciones sociales <strong>de</strong> producción, al concebir que ambas son estructuras separadas e<br />
in<strong>de</strong>pendientes 22 (HUMPHRIES 1977; BEECHEY 1979, 1987). Las feministas marxistas<br />
coinci<strong>de</strong>n con las radicales en la utilización <strong>de</strong>l patriarcado como categoría explicativa;<br />
sin embargo, lejos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar el sistema patriarcal como un po<strong>de</strong>r sexual universal, le<br />
atribuyen una base económica y material. Ni el capitalismo ni el patriarcado son<br />
autónomos. El patriarcado es inherente a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l capitalismo, <strong>de</strong> modo que<br />
este último se sirve <strong>de</strong> la subordinación <strong>de</strong> las mujeres en beneficio <strong>de</strong>l capital, tanto en<br />
la esfera <strong>de</strong> producción capitalista como en la esfera <strong>de</strong> producción doméstica. Por un<br />
lado, el trabajo doméstico permite la reproducción <strong>de</strong> la mercancía fuerza <strong>de</strong> trabajo y,<br />
en consecuencia, posibilita que los salarios sean más bajos que si fuera menester<br />
adquirir todos los bienes y servicios en el mercado. A<strong>de</strong>más, la existencia <strong>de</strong> un<br />
contingente <strong>de</strong> mujeres relegadas al trabajo doméstico ofrece la ventaja adicional <strong>de</strong><br />
disponer <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra barata, flexible y poco conflictiva, susceptible <strong>de</strong> ser retirada<br />
o incorporada al mercado <strong>de</strong> trabajo según las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> producción 23 .<br />
Des<strong>de</strong> el análisis ortodoxo marxista se elevan voces que propugnan que la eliminación<br />
<strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género pasa por la incorporación <strong>de</strong> la mujer al trabajo<br />
21 FIRESTONE (1973) <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> que todas las opresiones sociales <strong>de</strong>scansan sobre una opresión<br />
fundamental: la <strong>de</strong>sigualdad por sexo<br />
22 Des<strong>de</strong> el feminismo radical estas estructuras separadas son <strong>de</strong>scritas <strong>de</strong> diversas maneras: sistema<br />
<strong>de</strong> clases económico / sistema <strong>de</strong> clases sexual, modo <strong>de</strong> producción industrial / modo <strong>de</strong> producción<br />
familiar, capitalismo /patriarcado, relaciones sociales <strong>de</strong> producción / relaciones sociales <strong>de</strong> reproducción,<br />
etc.<br />
23 La principal crítica que ha recibido este planteamiento, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong>l capital, es que si las<br />
mujeres constituyen una fuerza <strong>de</strong> trabajo más barata, ¿por qué el capital sólo recurre a ella <strong>de</strong> manera<br />
coyuntural? (BORDERÍAS, CARRASCO 1994).<br />
39
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
productivo y la socialización <strong>de</strong>l trabajo doméstico o reproductivo 24 , sin cuestionar su<br />
redistribución y sin tener en cuenta que este trabajo es una actividad proveedora <strong>de</strong><br />
calidad <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong> bienestar 25 (GARDINER 1975; MOLYNEUX 1979). La asunción <strong>de</strong><br />
que el capitalismo es la causa única <strong>de</strong>l patriarcado no tiene en cuenta que la posición <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sigualdad <strong>de</strong> las mujeres no es exclusiva <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas –aunque sí<br />
toma formas específicas cuando interacciona con el capitalismo-, por lo que en las<br />
relaciones <strong>de</strong> género también intervienen otros factores <strong>de</strong> índole cultural y social. Las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s entre los sexos no se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase. Es así como<br />
algunas voces señalan que los postulados clásicos marxistas son “ciegos al sexo”, al ser<br />
incapaces <strong>de</strong> explicar por qué se produce la división sexual <strong>de</strong>l trabajo y qué<br />
mecanismos actúan a la hora <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s como femeninas<br />
(HARTMANN 1980).<br />
Ante esta dualidad teórica, muy pronto surgen análisis que intentan conceptualizar<br />
capitalismo y patriarcado como dos estructuras sociales autónomas a la vez que<br />
interrelacionadas (HUMPHRIES, RUBERY 1984; BEECHEY 1988). Se parte <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong><br />
que la sociedad tiene una base tanto capitalista como patriarcal. La acumulación <strong>de</strong><br />
capital se acomoda a la estructura social patriarcal (previa al sistema <strong>de</strong> clases) y se<br />
sirve <strong>de</strong> ella. Ambos sistemas se benefician mutuamente y su unión permite explicar la<br />
opresión <strong>de</strong> las mujeres en cuanto trabajadoras y en cuanto mujeres (HARTMANN<br />
1980) 26 . El análisis <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> industrialización en las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales<br />
ilustra perfectamente la unión entre capitalismo y patriarcado, en el sentido que muestra<br />
cómo la manifestación <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> subordinación <strong>de</strong> las mujeres toma una forma<br />
concreta con la penetración <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> producción capitalista, aunque no sea<br />
<strong>de</strong>terminada por éstas. La adscripción prioritaria <strong>de</strong> la mujer a la reproducción y <strong>de</strong>l<br />
24 A la consigna <strong>de</strong> los años 60 <strong>de</strong> que «lo importante es la toma <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, el resto vendrá por<br />
añadidura”, las mujeres <strong>de</strong> países como Cuba, China o la ex Unión Soviética tendrían mucho que objetar,<br />
puesto que se han visto convertidas en “madres trabajadoras” a las que se ha duplicado la carga <strong>de</strong><br />
trabajo, al tener que responsabilizarse tanto <strong>de</strong> su “nuevo” papel <strong>de</strong> trabajadoras fuera <strong>de</strong>l hogar como <strong>de</strong><br />
su “tradicional” papel social y doméstico en el seno <strong>de</strong> la familia. Estas mujeres son un claro ejemplo <strong>de</strong><br />
que el empleo femenino no implica liberación ni necesariamente un cambio <strong>de</strong> valores (FERREE 1979;<br />
RODRÍGUEZ 1998; MOORE 1999).<br />
25 El propio ENGELS (1968) relaciona la subordinación <strong>de</strong> las mujeres con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sistema<br />
capitalista, argumentado que es menester para su liberación que la revolución socialista vaya acompañada<br />
<strong>de</strong> su inserción en el mercado <strong>de</strong> trabajo. El autor sugirió que la dominación masculina <strong>de</strong>saparecería en<br />
la época <strong>de</strong> la industria mo<strong>de</strong>rna, en parte porque las mujeres se emanciparían a consecuencia <strong>de</strong> su<br />
trabajo remunerado, y en parte por la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> la propiedad privada.<br />
26 HARTMANN (1980) se erige como la máxima representante <strong>de</strong> la “teoría <strong>de</strong>l doble sistema”.<br />
40
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
hombre a la producción se consolida como forma <strong>de</strong> división sexual <strong>de</strong>l trabajo en las<br />
socieda<strong>de</strong>s industrializadas 27 .<br />
Si bien durante el precapitalismo también existe una notable segregación sexual <strong>de</strong>l<br />
trabajo, las labores productivas y reproductivas se fun<strong>de</strong>n en un mismo espacio –labores<br />
domésticas, actividad artesanal, trabajo agrícola-, por lo que es harto difícil trazar una<br />
línea divisoria entre ambas y tanto unas como las otras son <strong>de</strong>nominadas “trabajo”. El<br />
hecho <strong>de</strong> que el trabajo remunerado tuviera lugar en el contexto <strong>de</strong>l hogar, favorecía que<br />
muchas tareas que ahora son etiquetadas como “trabajo <strong>de</strong> mujeres”, como por ejemplo<br />
el cuidado <strong>de</strong> los hijos, fueran <strong>de</strong>sempeñadas también por ellos (COLTRANE, GALT<br />
2000). Con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la industrialización y la consolidación <strong>de</strong>l capitalismo<br />
avanzado se acelera, en clara alianza con la lógica patriarcal, la separación entre la<br />
producción para uso privado, perteneciente a la esfera no monetaria, y la orientada hacia<br />
el mercado (CARRASCO 1991). El surgimiento <strong>de</strong> la fábrica, aunque permite una mayor<br />
eficacia productiva y una mejor organización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo, dificulta<br />
enormemente que las mujeres puedan coordinar el trabajo doméstico y el trabajo<br />
remunerado. De ese modo, se generaliza una división sexual <strong>de</strong>l trabajo que asigna<br />
responsabilida<strong>de</strong>s diferentes con valores <strong>de</strong>siguales entre hombres y mujeres en una y<br />
otra esfera. El concepto “trabajo” se i<strong>de</strong>ntifica, por vez primera, sólo con actividad<br />
remunerada y <strong>de</strong>splaza todas aquellas activida<strong>de</strong>s no mediatizadas por el mercado. La<br />
expulsión <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong> la reproducción <strong>de</strong> la esfera productiva suponen su<br />
<strong>de</strong>svalorización social, cultural y económica–al no ser consi<strong>de</strong>radas trabajo- y, por<br />
extensión, a la marginación social <strong>de</strong> las mujeres, tanto en la familia como fuera <strong>de</strong>l<br />
hogar (BORDERÍAS, CARRASCO 1994). Al mismo tiempo, esta separación <strong>de</strong> esferas se<br />
traduce en una disminución <strong>de</strong>l rol simbólico que el hombre <strong>de</strong>sempeña en el hogar, <strong>de</strong><br />
modo que sus obligaciones morales cambian y empiezan a ser conceptualizadas a partir<br />
<strong>de</strong> su papel <strong>de</strong> garante <strong>de</strong> soporte económico (COLTRANE y GALT 2000).<br />
La división sexual <strong>de</strong>l trabajo durante la industrialización justifica la exclusión <strong>de</strong> la<br />
mujer <strong>de</strong>l espacio <strong>de</strong> la producción mercantil y la confina al ámbito doméstico, a pesar<br />
27 Tal como <strong>de</strong>muestran COLTRANE y GALT (2000), son muchos los estudios que señalan que las<br />
divisiones <strong>de</strong>l trabajo en la mayoría <strong>de</strong> socieda<strong>de</strong>s no industrializadas han sido más flexibles y<br />
cooperativas que en la sociedad industrial. A excepción <strong>de</strong> la preparación <strong>de</strong> alimentos y <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong><br />
los niños recién nacidos, parece no existir universales transculturales en las tareas que hombres y mujeres<br />
<strong>de</strong>sempeñan.<br />
41
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
<strong>de</strong> que, inicialmente, la mano <strong>de</strong> obra femenina es, al igual que la infantil, parte<br />
inmanente <strong>de</strong> la revolución industrial y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l capitalismo. En esta política<br />
<strong>de</strong> exclusión colabora activamente el movimiento obrero, a través <strong>de</strong> unos sindicatos<br />
mayoritariamente masculinos que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un empleo por familia y la<br />
consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l trabajo remunerado <strong>de</strong> las mujeres como algo secundario y<br />
complementario; con ello persiguen que las mujeres trabajadoras retornen al hogar, se<br />
<strong>de</strong>diquen exclusivamente a las tareas domésticas y sean económicamente <strong>de</strong>pendientes<br />
<strong>de</strong> sus cónyuges 28 (ASTE<strong>LA</strong>RRA 1982; RODRÍGUEZ 1998). La exclusión relativa <strong>de</strong> las<br />
mujeres <strong>de</strong>l trabajo remunerado consolida un mercado laboral estructurado sobre la<br />
referencia única al breadwinner (“varón sustentador”), exento <strong>de</strong> responsabilidad en la<br />
ejecución <strong>de</strong> las tareas reproductivas, cuyo salario garantiza el mantenimiento propio y<br />
el <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>pendientes a su cargo (esposa e hijos). La actuación <strong>de</strong> los<br />
sindicatos evi<strong>de</strong>ncia la importancia <strong>de</strong> unas fuerzas patriarcales que se ajustan a las<br />
capitalistas (WALBY 2000). Este imaginario social, que se traduce en la baja<br />
participación <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo, no se invierte hasta la década <strong>de</strong> los<br />
sesenta. En <strong>de</strong>finitiva, la sociedad industrial se basa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes en una<br />
mercantilización incompleta <strong>de</strong> la capacidad humana <strong>de</strong> trabajo y su mantenimiento<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong>sigual <strong>de</strong> hombres y mujeres. Tal como manifiesta CARRASCO<br />
(1989, 1991) 29 , el sistema económico necesita <strong>de</strong> una producción doméstica que sea<br />
asumida por la familia –eufemismo <strong>de</strong> mujer-, que reduzca enormemente el coste <strong>de</strong><br />
buena parte <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> reproducción social tanto para el capital como para el<br />
Estado. De ese modo, el trabajo doméstico beneficia al mismo tiempo al sistema<br />
capitalista y a los sujetos varones.<br />
En este sentido, el concepto <strong>de</strong> “contrato sexual”, acuñado por PATEMAN (1988) <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
una crítica feminista a la teoría política, resulta <strong>de</strong> gran utilidad para mostrar la<br />
interrelación entre el espacio público y el privado. El contrato social entre individuos<br />
libres e iguales, que da origen a la sociedad civil y al Estado es, en realidad, un pacto<br />
sexual-social, ya que se sustenta sobre el patriarcado y establece el <strong>de</strong>recho político <strong>de</strong><br />
28 La propia existencia <strong>de</strong> un “salario familiar” para las mujeres (inferior al <strong>de</strong> los hombres)<br />
constituye un claro instrumento para garantizar las ventajas materiales <strong>de</strong>l hombre sobre la mujer, por<br />
cuanto ésta sigue ocupándose <strong>de</strong> las tareas domésticas y <strong>de</strong>pendiendo económicamente <strong>de</strong> su cónyuge.<br />
29 A la misma conclusión llega WALLERSTEIN al asegurar que el sexismo se traduce no sólo en la<br />
asignación <strong>de</strong> «un trabajo diferente o incluso menos apreciado a las mujeres», sino que, al mismo tiempo,<br />
«la aportación <strong>de</strong> trabajo no asalariado compensa el bajo nivel <strong>de</strong> los ingresos salariales y, por<br />
42
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
los varones sobre las mujeres. De ese modo, las liberta<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>rechos civiles (esfera <strong>de</strong><br />
lo público) se <strong>de</strong>finen como atributos masculinos (a su vez, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l<br />
patriarcado) y no son inherentes a la condición humana. PATEMAN (1988) subraya el<br />
hecho que el contrato sexual que firman los hombres para subordinar a las mujeres es la<br />
condición <strong>de</strong> posibilidad <strong>de</strong>l contrato social y resulta crucial para garantizar la<br />
relegación <strong>de</strong> las mujeres en la esfera privada. La separación <strong>de</strong> la esfera pública y<br />
privada es un fiel reflejo <strong>de</strong> la división sexual <strong>de</strong>l trabajo. Gracias al “contrato sexual”,<br />
los hombres pue<strong>de</strong>n “salir” a ejercer sus <strong>de</strong>rechos en la esfera <strong>de</strong> lo público, mediante el<br />
trabajo remunerado, en la medida en que sus necesida<strong>de</strong>s básicas son cubiertas por las<br />
mujeres a través <strong>de</strong>l trabajo no remunerado realizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ámbito privado. En<br />
palabras <strong>de</strong> MESTRE, «sin la mujer privatizada no podría darse el hombre público»<br />
(1999:26).<br />
De todo lo apuntado se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género (patriarcado) no se<br />
<strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> las <strong>de</strong> clase (capitalismo), sino que las prece<strong>de</strong>n, aunque sí toman una forma<br />
<strong>de</strong>terminada al interaccionar con el sistema <strong>de</strong> relaciones capitalista. Es <strong>de</strong>cir, no es la<br />
división <strong>de</strong>l trabajo lo que explica la subordinación <strong>de</strong> las mujeres, sino que la<br />
<strong>de</strong>sigualdad entre hombres y mujeres se incorpora como factor estructurante en las<br />
relaciones <strong>de</strong> producción y en la división <strong>de</strong>l trabajo. Los cambios en la situación <strong>de</strong> las<br />
mujeres no son posibles si sólo se transforma el mundo <strong>de</strong> la producción y se mantiene<br />
el marco <strong>de</strong> costumbres, tradiciones y valores que rigen la sociedad patriarcal. En este<br />
sentido, la distinción entre capitalismo y patriarcado permite superar la ortodoxia<br />
marxista y pone <strong>de</strong> manifiesto por qué la eliminación <strong>de</strong> la propiedad privada <strong>de</strong> los<br />
medios <strong>de</strong> producción no garantiza, por sí misma, la abolición <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
entre hombres y mujeres. Sin embargo, <strong>de</strong>ben ser evitados los posicionamientos en el<br />
extremo teórico contrario, los que conceptualizan el patriarcado, por un lado, y el<br />
capitalismo, por el otro, sin tomar en cuenta su interrelación. Aunque patriarcado y<br />
capitalismo puedan distinguirse analíticamente en un plano teórico, en la práctica no<br />
pue<strong>de</strong>n ser separados fácilmente (BENERÍA, ROLDÁN 1987).<br />
Por ello, cuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo radical se sostiene que el “modo <strong>de</strong> producción<br />
patriarcal” es esencial para compren<strong>de</strong>r la explotación <strong>de</strong> la que son víctimas las<br />
consiguiente, representa en la práctica una subvención indirecta a los empresarios <strong>de</strong> los asalariados que<br />
pertenecen a esas familias» (1991:58).<br />
43
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
mujeres por parte <strong>de</strong> los hombres, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> relaciones<br />
capitalista 30 , se corre el riesgo <strong>de</strong> llevar a cabo una aproximación excesivamente<br />
transhistórica e insuficiente (CARRASCO 1999). De ahí la necesidad <strong>de</strong> diseñar un<br />
análisis integrador que sea capaz <strong>de</strong> superar el excesivo reduccionismo <strong>de</strong>l marxismo,<br />
pero que, a su vez, permita compren<strong>de</strong>r que la reproducción y la producción son dos<br />
aspectos <strong>de</strong> un mismo proceso. Las distintas manifestaciones <strong>de</strong> la división sexual no se<br />
<strong>de</strong>sarrollan en el vacío, sino que, secundando a BENERÍA, «las apoya una base<br />
económica <strong>de</strong>finida por la organización <strong>de</strong> la producción y <strong>de</strong> la reproducción en una<br />
sociedad <strong>de</strong>terminada» (1981:50). Esta orientación <strong>de</strong>l feminismo preten<strong>de</strong> establecer la<br />
conexión entre las relaciones <strong>de</strong> género, el patriarcado y el modo <strong>de</strong> producción<br />
capitalista. A<strong>de</strong>más, permite enten<strong>de</strong>r por qué, aun cuando la subordinación <strong>de</strong> las<br />
mujeres es universal, las relaciones <strong>de</strong> dominación entre hombres y mujeres acaban<br />
tomando una gran variedad <strong>de</strong> formas y diferentes grados <strong>de</strong> intensidad, <strong>de</strong> modo que<br />
no tienen los mismos efectos sobre la mujer en las distintas partes <strong>de</strong>l mundo (PEARSON<br />
1999).<br />
2.2. Estudio <strong>de</strong>l rol económico <strong>de</strong> las mujeres en las Ciencias Sociales.<br />
Según BORDERÍAS y CARRASCO (1994), no es hasta finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los sesenta<br />
que el propio concepto trabajo <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> restringirse al realizado en el ámbito <strong>de</strong> la<br />
produción asalariada, haciéndose extensivo al trabajo reproductivo llevado a cabo<br />
básicamente por mujeres. El creciente acceso <strong>de</strong> las mujeres al mercado laboral y el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l pensamiento feminista son el claro <strong>de</strong>tonante <strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> inflexión,<br />
que supone empezar a revisar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva crítica las corrientes dominantes y<br />
eliminar el sesgo androcéntrico en las ciencias sociales (CARRASCO 1999). Este largo<br />
camino culmina aproximadamente dos décadas <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong> la<br />
producción/reproducción, que ofrece un marco conceptual que permite captar la<br />
diversidad y complejidad <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> trabajo femeninas, así como el engarce<br />
30 Dentro <strong>de</strong> estas posiciones, DELPHY (1984) <strong>de</strong>sarrolla un análisis <strong>de</strong>l patriarcado al que <strong>de</strong>nomina<br />
“feminismo materialista”, basado en la distinción entre dos modos <strong>de</strong> producción en las socieda<strong>de</strong>s<br />
capitalistas: el industrial y el patriarcal. La autora opone claramente la “lógica <strong>de</strong>l patriarcado” y la<br />
“lógica <strong>de</strong>l capital”, al concebir el trabajo doméstico como modo <strong>de</strong> producción específico, distinto y<br />
autónomo <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> producción industrial, en el que los hombres explotan la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
femenina y las mujeres constituyen una clase social.<br />
44
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
o articulación entre trabajo doméstico-familiar o reproductivo y trabajo realizado para el<br />
mercado.<br />
Dentro <strong>de</strong> la corriente marginalista y neoclásica, existe una total incapacidad para<br />
analizar los condicionantes <strong>de</strong>l trabajo remunerado <strong>de</strong> la mujer, en tanto que su unidad<br />
<strong>de</strong> análisis es el individuo supuestamente “libre” -no sujeto a <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
estructurales en el seno <strong>de</strong> la unidad familiar- que maximiza su utilidad. De ese modo se<br />
aplica el mismo marco conceptual-teórico tanto para analizar la participación laboral<br />
masculina como la femenina. Se trata, sin lugar a dudas, <strong>de</strong> unas categorías totalmente<br />
“ciegas al sexo”, no sólo porque reducen el concepto trabajo al trabajo productivo, sino<br />
porque, a<strong>de</strong>más, obvian completamente las relaciones <strong>de</strong> género en la <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> la<br />
oferta <strong>de</strong> trabajo. Des<strong>de</strong> estos planteamientos, se responsabiliza a la mujer <strong>de</strong> su menor<br />
presencia en la esfera productiva así como <strong>de</strong> sus salarios inferiores, por cuanto son sus<br />
expectativas, distintas a las <strong>de</strong> sus homólogos masculinos, las que explican que las<br />
mujeres acumulen menos capital humano y que, por consiguiente maximicen su función<br />
<strong>de</strong> utilidad al quedarse en casa, bajo la lógica <strong>de</strong> la racionalidad <strong>de</strong>l homo economicus.<br />
Este análisis, siguiendo las críticas <strong>de</strong> BENERÍA (1981:48), asume que la mujer tienda a<br />
“especializarse” en activida<strong>de</strong>s domésticas, ya que la capacidad <strong>de</strong> ganancia <strong>de</strong>l hombre<br />
en el mercado es mayor; pero no se plantea por qué las habilida<strong>de</strong>s adquiridas por la<br />
mujer se han orientado justamente hacia el hogar y no hacia el trabajo productivo; es<br />
<strong>de</strong>cir, acepta acríticamente la división sexual <strong>de</strong>l trabajo. Por otra parte, tampoco es<br />
capaz <strong>de</strong> explicar por qué una vez se acortan las distancias educativas entre hombres y<br />
mujeres no se reduce, en la misma medida, la segregación laboral por género o por qué<br />
no se igualan los niveles salariales. Otra crítica que pue<strong>de</strong> formulársele es que el<br />
supuesto <strong>de</strong> unos individuos que maximizan su bienestar <strong>de</strong> manera individual, <strong>de</strong>ja<br />
totalmente <strong>de</strong> lado las relaciones afectivas, <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y/o solidaridad que rigen la<br />
vida humana y que, precisamente, constituyen la base <strong>de</strong> las tareas no remuneradas que<br />
realizan las mujeres en el hogar (BORDERÍAS, CARRASCO 1994).<br />
La Nueva Economía <strong>de</strong> la Familia (NEF), integrada en el paradigma neoclásico, supone<br />
un importante avance teórico, al colocar en un mismo plano conceptual el trabajo<br />
asalariado y el trabajo doméstico. A diferencia <strong>de</strong>l enfoque tradicional, esta corriente,<br />
representada por BECKER (1981), toma la familia en su conjunto y no el individuo como<br />
45
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
unidad <strong>de</strong> análisis. Es a las familias a quien correspon<strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> bienes<br />
domésticos y cada uno <strong>de</strong> sus miembros se especializa en aquellas tareas que<br />
maximizan el beneficio <strong>de</strong> la unidad familiar. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, se admite que el<br />
tiempo es un recurso limitado y, por primera vez, se supera la bidimensionalidad <strong>de</strong> las<br />
asignaciones <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> la corriente neoclásica (trabajo productivo y ocio), al<br />
incorporar el tiempo <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> no mercado. La función <strong>de</strong> utilidad familiar se<br />
sustenta en una división <strong>de</strong>l trabajo por género en el seno <strong>de</strong>l hogar, <strong>de</strong> modo que las<br />
mujeres están mejor dotadas para especializarse en la producción doméstica y los<br />
hombres, por el contrario, en el mercado. Puesto que se consi<strong>de</strong>ra a las mujeres más<br />
productivas y eficientes en el trabajo doméstico, resulta más racional que ellas <strong>de</strong>diquen<br />
menos tiempo al trabajo remunerado que los hombres, ya que para ellas supone un<br />
menor “coste <strong>de</strong> oportunidad”. Esta especialización es la causa <strong>de</strong> que las mujeres<br />
tengan salarios más bajos que los hombres, <strong>de</strong>bido tanto al hecho <strong>de</strong> que su<br />
participación laboral se ve interrumpida por la maternidad, como a su menor inversión<br />
en capital humano.<br />
Sin embargo, la NEF no repara en el hecho <strong>de</strong> que los distintos miembros <strong>de</strong> la familia<br />
pue<strong>de</strong>n tener funciones <strong>de</strong> utilidad distintas y se limita a integrarlas todas en una sola: la<br />
<strong>de</strong>l “jefe <strong>de</strong> familia” 31 . De ese modo, esta perspectiva parte <strong>de</strong> una familia totalmente<br />
armoniosa y racional, ajena a los conflictos <strong>de</strong> intereses internos y a las relaciones <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r que se dan en su seno; en <strong>de</strong>finitiva, no contribuye a la comprensión <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. La especialización <strong>de</strong>fendida por la economía <strong>de</strong> la familia y<br />
la justificación <strong>de</strong> las diferencias salariales no toma en consi<strong>de</strong>ración el hecho <strong>de</strong> que<br />
perjudica claramente a la mujer y que la convierte en <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> su cónyuge; tal<br />
asimetría difícilmente pue<strong>de</strong> conducir a maximizar la utilidad <strong>de</strong> la familia, por cuanto<br />
provoca <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s en su interior.<br />
Des<strong>de</strong> el marxismo, los intentos <strong>de</strong>l feminismo <strong>de</strong> integrar el análisis <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong><br />
las mujeres en el paradigma marxista topan frontalmente con las limitaciones<br />
epistemológicas <strong>de</strong> unas estructuras conceptuales totalmente sesgadas y sólo aptas para<br />
31 Tal como sostienen BORDERÍAS y CARRASCO (1994:66), este planteamiento teórico, totalmente<br />
ajeno a las dimensiones culturales y a la i<strong>de</strong>ología, no permite explicar por qué cuando los niveles<br />
salariales y educativos son iguales entre ambos cónyuges, la familia maximizadora no opta por compartir<br />
plenamente la producción doméstica. A<strong>de</strong>más, esta perspectiva sigue siendo sesgada, puesto que no<br />
afronta la problemática <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda.<br />
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C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
el estudio <strong>de</strong> la actividad masculina. A pesar <strong>de</strong> que los planteamientos marxistas no<br />
atien<strong>de</strong>n al supuesto <strong>de</strong>l agente racional egoísta, se centran exclusivamente en la<br />
explotación en el seno <strong>de</strong>l capitalismo, negando la posibilidad <strong>de</strong> que exista explotación<br />
en el hogar. Es así como los “intereses <strong>de</strong> clase” que <strong>de</strong>finen los marxistas son, en<br />
realidad, los intereses <strong>de</strong> los trabajadores masculinos, ya que dan por sentado que el<br />
resto <strong>de</strong> miembros <strong>de</strong> la familia comparte los mismos y, en consecuencia, minimizan el<br />
conflicto potencial entre mujeres y hombres (CARRASCO 1999). A<strong>de</strong>más, el análisis<br />
marxista clásico se centra en los mecanismos internos <strong>de</strong> funcionamiento <strong>de</strong>l<br />
capitalismo y <strong>de</strong>ja completamente al margen el trabajo doméstico, al que consi<strong>de</strong>ra<br />
improductivo por no producir mercancías ni valor exce<strong>de</strong>nte 32 .<br />
Dentro <strong>de</strong>l paradigma marxista, entre los años sesenta y setenta, surgen en Estados<br />
Unidos las teorías <strong>de</strong>l mercado dual (enfoque institucionalista) y <strong>de</strong> la segmentación <strong>de</strong>l<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo (enfoque radical), como respuesta a la necesidad <strong>de</strong> ofrecer<br />
esquemas teóricos alternativos a los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> mercado neoclásicos, capaces <strong>de</strong><br />
explicar la existencia <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo no homogéneo 33 . Aunque ninguna <strong>de</strong> las<br />
dos corrientes toma las divisiones <strong>de</strong> género o el trabajo femenino como núcleo central<br />
<strong>de</strong> sus planteamientos, su contribución al análisis <strong>de</strong>l trabajo asalariado <strong>de</strong> las mujeres<br />
no es en absoluto <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable. Ambas teorías, a pesar <strong>de</strong> las diferencias entre sí, tienen<br />
en común la incorporación <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda en el análisis <strong>de</strong>l mercado y la estructuración<br />
<strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo dividido en segmentos, el sector primario y el sector<br />
secundario, que se diferencian entre sí tanto en las condiciones <strong>de</strong> trabajo y en los<br />
ingresos, como en la cualificación, la estabilidad y las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción. De<br />
ese modo, se establece un sector laboral privilegiado (sector primario), integrado<br />
básicamente por hombres blancos, y un sector laboral “residual” (sector secundario),<br />
constituido principalmente por mujeres y trabajadores <strong>de</strong> otras etnias 34 .<br />
32 MARX supuso erróneamente que en el hogar sólo tenía lugar el consumo y no la producción,<br />
ignorando el papel <strong>de</strong> la actividad productiva doméstica en la reproducción <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo (GARDINER 1999).<br />
33 Estas teorías serán analizadas en mayor profundidad en el capítulo 5. Las teorías <strong>de</strong>l mercado dual<br />
se <strong>de</strong>sarrollaron originariamente en los años sesenta <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l enfoque institucionalista (PIORE 1983a,<br />
1983b; DOERINGER, PIORE 1985) y, posteriormente, fueron retomadas como teorías <strong>de</strong> la segmentación,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el enfoque radical (EDWARDS, GORDON, REICH 1975).<br />
34 Las causas <strong>de</strong> esta segmentación se atribuyen, por una parte, al interés <strong>de</strong>l empresariado por<br />
estabilizar a los trabajadores cualificados y aislar la incertidumbre en la producción y, por otra, a la lucha<br />
<strong>de</strong> los propios sindicatos por asegurar el puesto <strong>de</strong> trabajo a los colectivos <strong>de</strong> trabajadores <strong>de</strong> sexo<br />
masculino y excluir a las mujeres.<br />
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C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Ambas perspectivas parten <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que las diferencias <strong>de</strong> sexo, etnia o edad son<br />
utilizadas y reforzadas, aunque no creadas, por el empresariado, con el fin <strong>de</strong> estabilizar<br />
la estructura económica. En este sentido, la fuerte concentración <strong>de</strong> mujeres e<br />
inmigrantes en el mercado <strong>de</strong> trabajo secundario es el resultado <strong>de</strong> una coinci<strong>de</strong>ncia<br />
entre, por un lado, la necesidad <strong>de</strong>l empresariado <strong>de</strong> reclutar fuerza <strong>de</strong> trabajo para<br />
<strong>de</strong>sempeñar <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s en condiciones laborales sumamente precarias y,<br />
por el otro, el comportamiento <strong>de</strong> los propios trabajadores y trabajadoras: en el caso <strong>de</strong><br />
las mujeres, los atributos <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra femenina (subordinación, falta <strong>de</strong><br />
expectativas, bajo nivel <strong>de</strong> organización, bajo nivel educativo, poca experiencia,<br />
absentismo laboral, etc.) y, en el caso <strong>de</strong> los inmigrantes, su disponibilidad a aceptar<br />
cualquier tipo <strong>de</strong> trabajo y bajo las peores condiciones laborales. En <strong>de</strong>finitiva, pues,<br />
según los planteamientos <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong>l mercado dual y <strong>de</strong> la segmentación, los<br />
empresarios diseñan los segmentos pero no <strong>de</strong>terminan quién va a ocuparlos, <strong>de</strong> modo<br />
que el mercado <strong>de</strong> trabajo reproduce las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género y <strong>de</strong> etnia ya<br />
existentes, pero no las estructura. Se trata, sin lugar a dudas, <strong>de</strong> un planteamiento que<br />
sólo toma en cuenta el “lado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda” a la hora <strong>de</strong> explicar los procesos <strong>de</strong><br />
estructuración <strong>de</strong>l trabajo. Sus presupuestos son neutros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género, ya que no constatan que la propia organización <strong>de</strong> los procesos y <strong>de</strong> los métodos<br />
<strong>de</strong> trabajo no es ajena al sexo –ni tampoco a la etnia, tal como veremos más a<strong>de</strong>lante- <strong>de</strong><br />
los trabajadores y trabajadoras 35 .<br />
En la misma línea, también es cuestionable la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las mujeres como mano <strong>de</strong><br />
obra secundaria, puesto que las profesiones típicamente femeninas no presentan<br />
condiciones unívocas y homogéneas. La enseñanza o la enfermería, por ejemplo, son<br />
ocupaciones con una elevada estabilidad, aunque estén mal remuneradas, por lo que son<br />
difícilmente encuadrables bajo la etiqueta <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong>l mercado<br />
secundario. Si en estas profesiones se ocupan mujeres es precisamente por el hecho <strong>de</strong><br />
basarse en cualida<strong>de</strong>s personales consi<strong>de</strong>radas femeninas, adquiridas a través <strong>de</strong>l<br />
proceso <strong>de</strong> socialización diferencial por género, aunque a menudo el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
no las reconozca como cualida<strong>de</strong>s profesionales (BEECHEY 1994). Por consiguiente, la<br />
noción cualificación/<strong>de</strong>scualificación no es un concepto exclusivamente técnico, sino<br />
35 El trabajo a tiempo parcial, tal como veremos más a<strong>de</strong>lante, no pue<strong>de</strong> ser explicado exclusivamente<br />
en términos económicos, sino que muchas veces es creado por los empresarios cuando se sabe que va a<br />
ser ocupado por mujeres.<br />
48
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
que está mo<strong>de</strong>lado socialmente por las relaciones <strong>de</strong> género, <strong>de</strong> manera que las<br />
categorías son construidas en función <strong>de</strong> la segregación <strong>de</strong> los empleos por sexo (DEX<br />
1985; MARUANI 1991) 36 . Por lo tanto, las relaciones <strong>de</strong> género están presentes en la<br />
propia organización <strong>de</strong>l trabajo productivo. De aquí que pueda concluirse que las teorías<br />
<strong>de</strong>l mercado dual y las teorías <strong>de</strong> la segmentación sólo son válidas para analizar la<br />
experiencia laboral masculina, ya que no tienen en cuenta que la principal característica<br />
que distingue a las mujeres trabajadoras <strong>de</strong> los hombres es su responsabilidad en la<br />
reproducción social 37 (HUMPHRIES, RUBBERY 1984; CARRASCO 1999).<br />
Para superar todas las limitaciones apuntadas, es necesario consi<strong>de</strong>rar la interacción<br />
entre la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajo que se da en la esfera productiva y la oferta <strong>de</strong> trabajo, esta<br />
última condicionada por las características <strong>de</strong> los distintos grupos sociales en la esfera<br />
<strong>de</strong> la reproducción. (HUMPHRIES, RUBBERY 1984; BEECHEY 1994; BORDERÍAS,<br />
CARRASCO 1994). La óptica <strong>de</strong> la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre las esferas <strong>de</strong> la producción y<br />
<strong>de</strong> la reproducción se impone <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l feminismo a partir <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta,<br />
<strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> feministas críticas, próximas a los planteamientos marxistas. Este es el<br />
enfoque que va a presidir esta Tesis Doctoral. A diferencia <strong>de</strong>l pionero “<strong>de</strong>bate sobre el<br />
trabajo doméstico” 38 , este nuevo planteamiento no se centra únicamente en torno a la<br />
naturaleza <strong>de</strong>l trabajo doméstico y las funciones que éste <strong>de</strong>sempeña en el capitalismo,<br />
sino que <strong>de</strong>splaza su interés hacia las diferencias entre hombres y mujeres a la hora <strong>de</strong><br />
integrarse al trabajo remunerado 39 (CARRASCO 1999).<br />
Estas feministas críticas insisten en la importancia <strong>de</strong> la división sexual <strong>de</strong>l trabajo y la<br />
segmentación <strong>de</strong> las ocupaciones por sexo, aunque no comparten la interpretación<br />
36 El trabajo empírico sobre las divisiones <strong>de</strong> cualificación entre ambos sexos señalan la importancia<br />
<strong>de</strong> la lucha <strong>de</strong> los varones sindicalizados por retener sus privilegios a expensas <strong>de</strong> las mujeres (DEX 1985;<br />
BEECHEY 1988).<br />
37 Otra crítica que se ha formulado a estas teorías es que si bien consi<strong>de</strong>ran a la mujer como ”ejército<br />
<strong>de</strong> reserva”, los hechos <strong>de</strong>muestran que las mujeres no han sido <strong>de</strong>spedidas en mayor proporción que los<br />
hombres en períodos <strong>de</strong> recesión –por ejemplo, la crisis <strong>de</strong> los 70-, dada su fuerte concentración en el<br />
sector servicios.<br />
38 Este “<strong>de</strong>bate” es ampliamente <strong>de</strong>sarrollado en BORDERÍAS y CARRASCO (1994)<br />
39 El enfoque <strong>de</strong> la producción-reproducción se diferencia claramente <strong>de</strong> los women´s studies. Si bien<br />
los women´s studies centran su atención exclusivamente en las experiencias <strong>de</strong> las mujeres y se plasman<br />
políticamente en la lucha por <strong>de</strong>rechos iguales a los hombres, el enfoque <strong>de</strong> la producción-reproducción<br />
introduce un enfoque relacional, según el cual sólo pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>rse las experiencias <strong>de</strong> las mujeres<br />
si se analizan en sus relaciones con los hombres (STOLCKE 1991:90)<br />
49
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
marxista <strong>de</strong> la participación laboral <strong>de</strong> la mujer como “ejército <strong>de</strong> reserva” 40 . El<br />
enfoque <strong>de</strong> la producción-reproducción parte <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> conceptualizar el<br />
trabajo incluyendo tanto los procesos <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> bienes y servicios que son<br />
mercantilizados –esfera productiva-, como aquellas activida<strong>de</strong>s orientadas hacia la<br />
reproducción biológica, social e i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo –esfera reproductiva-<br />
(TORNS, CARRASQUER 1999) 41 . La reproducción compren<strong>de</strong> tres niveles distintos: la<br />
reproducción biológica, la reproducción <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo y la reproducción<br />
social 42 (BENERÍA 1981). Si bien sólo la primera está biológicamente <strong>de</strong>terminada para<br />
la mujer –la maternidad-, la lógica patriarcal le ha acabado asignando tanto el cuidado<br />
<strong>de</strong> los hijos como el complejo <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s asociadas con el mantenimiento diario <strong>de</strong><br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo pasada, presente y futura 43 . El enfoque <strong>de</strong> la producciónreproducción<br />
cuestiona las <strong>de</strong>finiciones convencionales sobre el trabajo, a las que acusa<br />
<strong>de</strong> ignorar toda actividad realizada fuera <strong>de</strong> la esfera mercantil (BORDERÍAS, CARRASCO<br />
1994). Esta <strong>de</strong>ficiencia no sólo impi<strong>de</strong> analizar correctamente el papel económico <strong>de</strong> las<br />
mujeres, sino que, a<strong>de</strong>más, subestima enormemente el producto total <strong>de</strong> la sociedad, ya<br />
que prescin<strong>de</strong> <strong>de</strong> aquellas activida<strong>de</strong>s sin valor <strong>de</strong> mercado, pero con un valor intrínseco<br />
<strong>de</strong> uso -o valor humano- que las convierte en indispensables tanto para la producción<br />
como para la reproducción social 44 .<br />
40 Según estas autoras, resulta evi<strong>de</strong>nte que durante las crisis económicas (1920 y 1973) no ha<br />
aumentado más el paro femenino que el masculino. En este sentido, es posible que el empleo <strong>de</strong> las<br />
mujeres se vea afectado negativamente en las primeras fases <strong>de</strong> una recesión, pero conforme ésta avanza<br />
y se hace más intensa, las empresas tratan <strong>de</strong> reducir costes contratando fuerza <strong>de</strong> trabajo más barata,<br />
como las mujeres o los jóvenes (CASTAÑO 1999).<br />
41 Llegados a este punto, resulta <strong>de</strong> gran utilidad la clasificación <strong>de</strong> “clases” <strong>de</strong> trabajo que nos<br />
proponen CAPECCHI y PESCE (1984), en base a la cual se separan las economías monetarias o insertas en<br />
la lógica mercantil -a su vez subdivididas entre economía oficial y no oficial-, <strong>de</strong> las no monetarias o<br />
centradas en la producción <strong>de</strong> valores <strong>de</strong> uso, al margen <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> mercado. Dentro <strong>de</strong> las no<br />
monetarias se distingue la economía doméstica, <strong>de</strong> la comunitaria o trabajo voluntario. Esta tipología<br />
permite captar la globalidad <strong>de</strong> la realidad social <strong>de</strong>l trabajo, <strong>de</strong> tal modo que, en realidad, existe una clara<br />
interrelación e integración mutua entre las distintas economías, contribuyendo la economía no monetaria<br />
al mantenimiento <strong>de</strong> la economía monetaria.<br />
42 Por “reproducción social” se entien<strong>de</strong> la transmisión <strong>de</strong>l acceso y el control <strong>de</strong> recursos económicos<br />
<strong>de</strong> una generación a otra. La “reproducción social” permite la perpetuación <strong>de</strong> sistemas sociales, como<br />
por ejemplo a través <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> herencia, que ha permitido la existencia <strong>de</strong> distintas formas <strong>de</strong> control<br />
sobre la sexualidad femenina y sobre la capacidad reproductiva <strong>de</strong> la mujer (BENERÍA, SEN 1983, 92).<br />
43 Aunque en algunas economías rurales es posible observar a hombres y a mujeres en rotación <strong>de</strong><br />
tareas, lo habitual es que exista una nítida separación entre las tareas consi<strong>de</strong>radas masculinas y las<br />
consi<strong>de</strong>radas femeninas. Lo que varía en las distintas socieda<strong>de</strong>s es el contenido <strong>de</strong> estas tareas (BENERÍA<br />
1981).<br />
44 Según una estimación <strong>de</strong> las Naciones Unidas (PNUD 1995), aproximadamente el 50% <strong>de</strong> todo el<br />
tiempo <strong>de</strong>dicado tanto a trabajo remunerado como no remunerado, correspon<strong>de</strong> a la segunda categoría. Si<br />
las activida<strong>de</strong>s no remuneradas e ‘invisibles’ <strong>de</strong> las mujeres se consi<strong>de</strong>raran transacciones <strong>de</strong> mercado y<br />
se aplicara a ellas los salarios corrientes, se obtendría la sorpren<strong>de</strong>nte cifra <strong>de</strong> 16 billones <strong>de</strong> dólares <strong>de</strong><br />
valor monetario, aproximadamente el 70% <strong>de</strong> los 23 billones estimados oficialmente <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s<br />
monetarizadas.<br />
50
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Otro avance no menos importante <strong>de</strong> este enfoque es la concepción globalizadora <strong>de</strong>l<br />
sistema social, integrado por una esfera productiva y una esfera reproductiva que<br />
coexisten y se influyen mutuamente en un mismo nivel jerárquico, <strong>de</strong> modo que la<br />
existencia <strong>de</strong> la una requiere la <strong>de</strong> la otra; es así como se consigue superar la arraigada<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la esfera <strong>de</strong> la reproducción es subsidiaria a la <strong>de</strong> la producción. En este<br />
sentido, para compren<strong>de</strong>r la situación <strong>de</strong> hombres y mujeres en la esfera productiva es<br />
necesario conocer cuál es su relación con la esfera reproductiva, aunque sea en términos<br />
<strong>de</strong> ausencia, como en el caso <strong>de</strong> los hombres (BORDERÍAS, CARRASCO 1994). El trabajo<br />
remunerado ya no pue<strong>de</strong> estudiarse como tal sin tener en cuenta el proceso <strong>de</strong><br />
reproducción social. Según TORNS y CARRASQUER (1999), el trabajo doméstico-familiar<br />
o reproductivo constituye «una carga <strong>de</strong> trabajo socialmente invisible que inci<strong>de</strong> tanto<br />
en la participación femenina en la actividad productiva (limitándola y subordinándola)<br />
como en la masculina (facilitándola)» (1999:2).<br />
Por consiguiente, BENERÍA (1981) concluye que el punto focal <strong>de</strong> la actividad<br />
económica <strong>de</strong> la mujer se origina en su función específica en la reproducción <strong>de</strong> la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo, lo que constituye la raíz <strong>de</strong> las diversas formas <strong>de</strong> subordinación a la<br />
que la mujer se ve sometida en las distintas socieda<strong>de</strong>s. La posición <strong>de</strong> las mujeres no es<br />
el resultado <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminismo económico, sino el fruto <strong>de</strong> la conjunción entre los<br />
requerimientos <strong>de</strong>l sistema productivo y la oferta <strong>de</strong>l sistema reproductivo. Por<br />
consiguiente, las relaciones primarias <strong>de</strong> subordinación/dominio entre hombres y<br />
mujeres se sitúan en la esfera reproductiva, en el plano <strong>de</strong> la familia, y se proyectan,<br />
<strong>de</strong>spués, sobre las relaciones sociales fuera <strong>de</strong>l hogar. Esta proyección adquiere diversas<br />
manifestaciones al interaccionar con la estructura económica, que, a su vez, se sirve <strong>de</strong><br />
ellas (BENERÍA 1981, BENERÍA, SEN 1983). Asimismo, sólo abordando el tipo <strong>de</strong><br />
presencia <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva y cómo ésta está a su vez condicionada por<br />
la adscripción femenina a la esfera reproductiva será posible, en posteriores fases <strong>de</strong> la<br />
presente investigación, enmarcar la creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad en<br />
los países industrializados e i<strong>de</strong>ntificar el papel que <strong>de</strong>sempeña la mujer inmigrante en<br />
el proceso migratorio y en el mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad receptora.<br />
51
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
2.3. La valoración monetaria <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o<br />
reproductivo y su visibilización.<br />
En los años sesenta se asiste a la visibilización <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o<br />
reproductivo en las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, a consecuencia, principalmente, <strong>de</strong> la<br />
incorporación <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> clase media al mercado laboral, en el contexto <strong>de</strong> un<br />
profundo cambio cultural que provoca que pasen <strong>de</strong> trabajar por necesidad a hacerlo<br />
básicamente por elección. Esta nueva situación supone la eliminación <strong>de</strong>l ethos <strong>de</strong> la<br />
familia burguesa, fundamentado en la mujer “ama <strong>de</strong> casa”. Sin embargo, estas mujeres<br />
“emancipadas” se enfrentan a la necesidad <strong>de</strong> tener que simultanear ambos trabajos, es<br />
<strong>de</strong>cir, compatibilizar la <strong>de</strong>dicación a su proyecto laboral al mismo tiempo que al hogar.<br />
Contrariamente a las perspectivas optimistas <strong>de</strong> los años 60, en las que se creía que el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la actividad femenina iba a conllevar nuevos repartos <strong>de</strong> tareas, la<br />
distribución <strong>de</strong> tareas entre hombres y mujeres, por <strong>de</strong>sgracia, ha sufrido pocos cambios<br />
(FOUGEYROL<strong>LA</strong>S-SCHWEBEL 1995; HANTRAIS, LETABLIER 1996). Es así como el tiempo<br />
<strong>de</strong> las mujeres cobra nuevas dimensiones y el trabajo reproductivo empieza a<br />
visibilizarse.<br />
Al hilo <strong>de</strong> lo anterior, pue<strong>de</strong> afirmarse que parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo aflora en el<br />
momento en que la mujer constata que no pue<strong>de</strong> seguir satisfaciendo las necesida<strong>de</strong>s<br />
familiares, por lo que opta por la mercantilización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas tareas reproductivas,<br />
que hasta el momento habían sido, simplemente, trabajo no remunerado. Ante la<br />
dificultad <strong>de</strong> conciliar ambas “presencias” 45 y <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a las exigencias diarias <strong>de</strong>l<br />
trabajo reproductivo, se plantea su externalización, es <strong>de</strong>cir, su conversión en trabajo<br />
asalariado, ya sea bajo la modalidad <strong>de</strong> servicios realizados en el hogar por empleados<br />
domésticos, ya sea como bienes o servicios comprados en el mercado –comidas en<br />
restaurantes, lavan<strong>de</strong>rías, etc.-. La posibilidad <strong>de</strong> que parte <strong>de</strong>l trabajo domésticofamiliar<br />
sea transformado en trabajo mercantil y, por lo tanto, pueda producir valor,<br />
explica por qué <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s reproductivas, que hasta entonces habían sido<br />
consi<strong>de</strong>radas marginales e invisibles, adquieren, <strong>de</strong> pronto, cierta valoración y<br />
reconocimiento social. Es en este contexto que <strong>de</strong>be situarse el surgimiento <strong>de</strong> los<br />
45 Según terminología <strong>de</strong> BALBO (1979).<br />
52
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
“servicios <strong>de</strong> proximidad” o “servicios a la vida diaria”, a través <strong>de</strong> los cuales se asiste a<br />
una transferencia hacia el mercado <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas labores reproductivas 46 .<br />
Pero qué duda cabe que no todo el trabajo reproductivo pue<strong>de</strong> encontrar sustitutivos<br />
perfectos en el mercado. En su más amplia acepción, las dimensiones y el espacio físico<br />
y simbólico <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar no se reducen al hogar o al ámbito<br />
doméstico, sino que engloban todas aquellas activida<strong>de</strong>s relacionadas con la gestión y<br />
mantenimiento <strong>de</strong> la infraestructura <strong>de</strong>l hogar, las <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los<br />
miembros <strong>de</strong> la familia (reproducción psicológica, material y social <strong>de</strong> los individuos),<br />
el trabajo <strong>de</strong> mediación entre el hogar y las instituciones públicas y privadas <strong>de</strong>dicadas a<br />
la reproducción física y social <strong>de</strong> los individuos (familia y escuela, familia y servicios<br />
<strong>de</strong> salud, familia y consumo cotidiano, etc.), así como el trabajo <strong>de</strong> mediación vinculado<br />
a la gestión afectiva y relacional <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la familia (fiestas <strong>de</strong> aniversario,<br />
visitar enfermos, etc.) (DEL RE 1995; TORNS 1995a; CARRASQUER, TORNS 1998;<br />
BRULLET 1998). Mientras que las tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar (las labores<br />
domésticas propiamente dichas como cocinar, lavar, fregar, etc.) sí son asalarizables e<br />
incluso pue<strong>de</strong> ser medida su productividad en función <strong>de</strong> la tecnología, las tareas <strong>de</strong><br />
cuidados emocionales o <strong>de</strong> atenciones personales son difícilmente <strong>de</strong>legables,<br />
cuantificables y traducibles en salario. Si aplicamos una lógica mercantil a estas<br />
activida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> lado su componente emocional intrínseco, que convierte en<br />
inseparable la actividad que se realiza <strong>de</strong> la persona que la ejecuta 47 (CARRASCO 1998).<br />
Dentro <strong>de</strong> esta línea <strong>de</strong> razonamiento, aparecen intentos <strong>de</strong> medir y cuantificar estas<br />
tareas en pro <strong>de</strong> su inclusión en las cuentas nacionales, al consi<strong>de</strong>rar que su exclusión<br />
implica infravalorar el producto nacional y oculta un importante volumen <strong>de</strong> trabajo sin<br />
el cual ningún sistema económico podría funcionar 48 . Ciertamente, el Producto Nacional<br />
46 La primera industrialización inicia el proceso <strong>de</strong> transferencia <strong>de</strong> ciertos procesos <strong>de</strong> producción<br />
doméstica (coser ropa, elaborar alimentos) al mercado. Posteriormente, una parte <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los<br />
enfermos se transfiere progresivamente a hospitales y centros <strong>de</strong> salud y la educación <strong>de</strong> los hijos ya no<br />
tiene lugar sólo en el hogar, sino también en instituciones educativas. Tal proceso <strong>de</strong> externalización<br />
adquiere mayores dimensiones a medida que se va generalizando la participación <strong>de</strong> la mujer en el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo.<br />
47 Este fue el error que cometieron algunas feministas <strong>de</strong> tradición marxista, al consi<strong>de</strong>rar que la<br />
transformación <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> género -la liberación <strong>de</strong> las mujeres- pasa por la total sustitución <strong>de</strong> la<br />
producción doméstica por producción mercantil.<br />
48 DURÁN (1995, 1998:119) compara el volumen total <strong>de</strong> trabajo con un gran iceberg, cuya parte<br />
visible (el trabajo remunerado) es sólo un tercio <strong>de</strong>l volumen real <strong>de</strong> la producción. Es en la parte<br />
invisible (trabajo no remunerado) don<strong>de</strong> la contribución <strong>de</strong> la mujer es mayoritaria. Según la autora, si el<br />
trabajo no remunerado se valorase <strong>de</strong> forma similar al remunerado, o simplemente al 80% <strong>de</strong> su valor<br />
53
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Bruto (PNB) sólo incluye aquellos bienes y servicios producidos para la venta por las<br />
empresas privadas o por organizaciones sin ánimo <strong>de</strong> lucro, así como servicios<br />
producidos en el sector público, y excluye los productos <strong>de</strong>stinados al consumo directo,<br />
así como los servicios no retribuidos que son producidos en el ámbito doméstico 49 . Las<br />
dificulta<strong>de</strong>s aparecen a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir qué tareas <strong>de</strong>ben ser consi<strong>de</strong>radas activida<strong>de</strong>s<br />
domésticas, cómo medirlas y cómo valorarlas. Ante la imposibilidad <strong>de</strong> medir<br />
<strong>de</strong>terminadas tareas y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un marco <strong>de</strong> referencia absolutamente mercantilista, se<br />
opta por otorgar el rango <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s económicas sólo a aquellas tareas domésticas<br />
que puedan ser <strong>de</strong>legadas en “terceras personas” 50 . Sin lugar a dudas, esta <strong>de</strong>finición<br />
supone un enriquecimiento consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> producción, pues supone la<br />
inclusión <strong>de</strong> la realización <strong>de</strong> las compras, el trabajo propiamente doméstico (preparar la<br />
comida, lavar, fregar, etc.), así como el trabajo <strong>de</strong> cuidado y atención en las familias.<br />
Sin embargo, este criterio <strong>de</strong> la “tercera persona” está sujeto a las normas sociales, que<br />
son las que <strong>de</strong>finen los límites <strong>de</strong> su aplicación, más que a consi<strong>de</strong>raciones teóricas 51<br />
(BONKE 1995). En cuanto al método <strong>de</strong> medida y <strong>de</strong> valoración <strong>de</strong>l trabajo doméstico,<br />
los más extendidos son los “referidos a los inputs” 52 , entre los que encontramos el<br />
“método <strong>de</strong>l coste <strong>de</strong> reemplazamiento” (tasa salarial <strong>de</strong> una trabajadora doméstica<br />
sustitutiva), el “método <strong>de</strong>l coste <strong>de</strong> servicios” (tasa salarial <strong>de</strong> salarios análogos en el<br />
medio, el PIB español aumentaría un 162%. Siguiendo esta línea, en base a los resultados <strong>de</strong> un estudio<br />
encargado por el Institut Cátala <strong>de</strong> la Dona (ICD), presentado en el transcurso <strong>de</strong> las Jornadas para la<br />
integración <strong>de</strong> la economía doméstica en el sistema económico global. Trabajo real, economía invisible,<br />
el pasado 5 y 6 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 2001, el trabajo que realiza una “ama <strong>de</strong> casa” estaría valorado en 3.1<br />
millones anuales y su impacto en la economía supondría un crecimiento <strong>de</strong>l 66% <strong>de</strong>l PIB catalán (12.7<br />
billones <strong>de</strong> pesetas anuales).<br />
49 Muchas economistas han <strong>de</strong>stacado el hecho <strong>de</strong> que si un hombre se casa con su asistenta,<br />
automáticamente el PNB se reduce (BONKE 1995).<br />
50 Esta <strong>de</strong>limitación recuerda a la <strong>de</strong>finición clásica <strong>de</strong> REID (1934), según la cual el trabajo<br />
doméstico incluye las activida<strong>de</strong>s no remuneradas ejercidas por y para los miembros <strong>de</strong> la familia, que<br />
puedan ser reemplazadas por productos mercantiles o servicios remunerados realizados por una persona<br />
ajena a la familia.<br />
51 Por ejemplo, el arreglo <strong>de</strong>l propio pelo se consi<strong>de</strong>ra una actividad productiva en tanto que pue<strong>de</strong><br />
ser hecha por un peluquero. En cambio, el baño, si bien también es una actividad <strong>de</strong> cuidado personal,<br />
culturalmente resulta inconcebible hoy en día que pueda ser consi<strong>de</strong>rada una actividad productiva, a no<br />
ser que se trate <strong>de</strong> una persona discapacitada. Sin embargo, en otras socieda<strong>de</strong>s, el aseo personal <strong>de</strong> los<br />
individuos <strong>de</strong> las clases superiores siempre ha sido una actividad propia <strong>de</strong> los sirvientes.<br />
52 Para alcanzar la valoración monetaria <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> producción no remunerado también se<br />
dispone <strong>de</strong>l método <strong>de</strong>l output o resultado, si bien este método requiere datos sobre los precios y sobre el<br />
volumen (cantida<strong>de</strong>s físicas) <strong>de</strong> la producción doméstica. La por ahora no disponibilidad rutinaria <strong>de</strong><br />
estos datos hace que este método <strong>de</strong> medición sea muy poco utilizado y resulte más atractiva la valoración<br />
basada en salarios o input (GOLDSCHMIDT-CLERMONT 1995).<br />
54
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
mercado –cocinera, planchadora, etc.-) 53 y el “método <strong>de</strong>l coste <strong>de</strong> oportunidad” (tasa<br />
salarial que percibiría el ama <strong>de</strong> casa si <strong>de</strong>sempeñara un empleo remunerado) 54 .<br />
Las limitaciones <strong>de</strong> todos estos métodos <strong>de</strong> medición saltan a la vista. Por un lado, en<br />
las valoraciones basadas en los salarios, el valor <strong>de</strong>l trabajo no remunerado está<br />
supeditado a variaciones en función <strong>de</strong> los factores que influyen sobre los salarios en el<br />
mercado laboral, por lo que estas medidas no guardan ninguna relación con la<br />
productividad en el hogar. Por otro, son métodos totalmente ciegos a las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> género que atraviesan el mercado <strong>de</strong> trabajo y que provocan que <strong>de</strong>terminadas<br />
activida<strong>de</strong>s sean económicamente infravaloradas justamente por ser <strong>de</strong>sempeñadas por<br />
mujeres y por ser consi<strong>de</strong>radas una extensión <strong>de</strong>l trabajo reproductivo. Pero, a<strong>de</strong>más, el<br />
hecho <strong>de</strong> reconocer el trabajo reproductivo sólo en la medida que pueda ser<br />
transformado en trabajo asalariado, supone el uso <strong>de</strong> categorías válidas únicamente para<br />
abordar el trabajo industrial masculino e impi<strong>de</strong> captar toda su complejidad,<br />
especialmente cuando se trata <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong> cuidados o tareas con alguna implicación<br />
emocional. Gran parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo tiene un valor <strong>de</strong> uso que no pue<strong>de</strong><br />
reflejarse en su valor <strong>de</strong> intercambio, ya que obe<strong>de</strong>ce a lógicas difícilmente compatibles<br />
con la producción mercantil. Muchas activida<strong>de</strong>s reproductivas pue<strong>de</strong>n ser productivas<br />
en algunos aspectos y personales en otros, <strong>de</strong> modo que su valoración económica sólo<br />
mi<strong>de</strong> la vertiente productiva 55 . En consecuencia, los mismos métodos que preten<strong>de</strong>n<br />
hacer visible parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo, contribuyen a su vez a aumentar todavía<br />
más la invisibilidad <strong>de</strong> la otra parte (CARRASCO 1991). Los esfuerzos realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
las Naciones Unidas por revisar el Sistema <strong>de</strong> Contabilidad Nacional (SCN) se mueven<br />
en esta misma línea mercantilista. La realización <strong>de</strong> un Sistema <strong>de</strong> Contabilidad<br />
Nacional paralelo, mediante las llamadas “Cuentas Satélite”, tiene como objetivo<br />
incorporar el trabajo no monetarizado a la contabilidad nacional; aunque para ello se<br />
incluye los bienes para el autoconsumo pero no la producción <strong>de</strong> servicios no<br />
comercializados ni el cuidado <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>pendientes. De ese modo, se opta por<br />
53 Este método permite <strong>de</strong>terminar el nivel salarial necesario requerido para que la subsistencia tanto<br />
diaria como generacional estuviera asegurada sin a existencia <strong>de</strong>l trabajo doméstica. A este salario se le<br />
conoce como “salario <strong>de</strong> subsistencia” (CARRASCO 1989).<br />
54 Estos métodos <strong>de</strong> medición son ampliamente <strong>de</strong>tallados en GOLDSCHMIDT-CLERMONT (1995) y<br />
CARRASCO (1989, 1999).<br />
55 Por ejemplo, la preparación <strong>de</strong> una tarta <strong>de</strong> cumpleaños para un hijo, es una actividad productiva y<br />
emocional al mismo tiempo.<br />
55
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
utilizar la misma lógica mercantilista que rige al PNB y sólo se recoge aquella parte <strong>de</strong>l<br />
trabajo reproductivo que pue<strong>de</strong> ser fácilmente convertida en salario (PNUD 1995).<br />
Pero por más críticas que reciba el PNB, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que éste ha sido<br />
técnicamente diseñado con el propósito <strong>de</strong> reflejar la producción asalariada bajo<br />
<strong>de</strong>terminadas relaciones sociales, por lo que no se le pue<strong>de</strong> exigir que mida otras<br />
dimensiones. Por lo tanto, tanto las cuentas satélite como los estudios que preten<strong>de</strong>n<br />
cuantificar el valor <strong>de</strong>l trabajo reproductivo contribuyen, sin duda, al reconocimiento<br />
social <strong>de</strong>l trabajo doméstico -al estimar su valor en equivalente monetario- y pue<strong>de</strong>n ser<br />
<strong>de</strong> gran utilidad a la hora <strong>de</strong> diseñar políticas económicas a<strong>de</strong>cuadas, no constituyen una<br />
buena solución para valorar el trabajo doméstico-familiar y es menester encontrar<br />
indicadores alternativos. Este tipo <strong>de</strong> mediciones, en cualquier caso, pue<strong>de</strong>n ser útiles<br />
para sensibilizar a la sociedad sobre la integración social <strong>de</strong>l trabajo reproductivo, sobre<br />
la necesidad <strong>de</strong> reconocer los <strong>de</strong>rechos pasivos <strong>de</strong>l ama <strong>de</strong> casa, o sobre el controvertido<br />
<strong>de</strong>bate alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> establecer un sueldo al trabajo doméstico-familiar<br />
(que muchas voces consi<strong>de</strong>ran contraproducente para la integración laboral <strong>de</strong> la mujer).<br />
Tal como sostiene CARRASCO (1998), el hecho <strong>de</strong> reconocer y valorar socialmente el<br />
trabajo reproductivo no pasa forzosamente por ponerle precio.<br />
Con la ampliación <strong>de</strong>l “trabajo doméstico” a “trabajo doméstico-familiar” o “trabajo<br />
reproductivo”, los métodos <strong>de</strong> medición economicistas, sólo sensibles al valor <strong>de</strong><br />
cambio, son relegados y aparecen esfuerzos por integrar aquellas activida<strong>de</strong>s que<br />
trascien<strong>de</strong>n su valor <strong>de</strong> mercado. Es así como se empiezan a llevar a cabo estudios sobre<br />
“presupuestos <strong>de</strong>l tiempo”, basados en la forma específica en que las personas (hombres<br />
y mujeres) utilizan el tiempo, en función <strong>de</strong> distintas variables (ciclo familiar, clase<br />
social, trayectoria laboral, etc.). Des<strong>de</strong> los inicios <strong>de</strong> los años veinte, los datos sobre el<br />
uso <strong>de</strong>l tiempo han sido recopilados en las <strong>de</strong>nominadas Encuestas sobre el Uso <strong>de</strong>l<br />
Tiempo, basadas tanto en cuestionarios convencionales como en <strong>de</strong>scripciones<br />
narrativas durante un período concreto (metodología <strong>de</strong>l diario). Si bien este método<br />
ofrece información muy útil para las comparaciones internacionales, también presenta<br />
importantes limitaciones.<br />
Tal como sostiene TORNS (2001ª, 2001b), el tiempo <strong>de</strong>dicado al trabajo productivo y el<br />
trabajo reproductivo está regidos por lógicas distintas, ya que mientras el primero sigue<br />
56
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
una lógica diacrónica, lineal y fácilmente objetivable mediante el horario, el trabajo<br />
reproductivo se mueve por una lógica sincrónica, discontinua, sólo precisable mediante<br />
la percepción subjetiva. Esto se traduce en la infravaloración <strong>de</strong>l tiempo real <strong>de</strong>dicado al<br />
trabajo reproductivo <strong>de</strong> las mujeres, al tratarse <strong>de</strong> un trabajo que se caracteriza por la<br />
simultaneidad <strong>de</strong> tareas y por el hecho <strong>de</strong> que muchas veces sus protagonistas no sean<br />
conscientes <strong>de</strong> esa doble carga <strong>de</strong> trabajo en su dimensión temporal (mientras una<br />
mujer se <strong>de</strong>splaza en autobús a su trabajo pue<strong>de</strong> estar realizando, al mismo tiempo,<br />
tareas <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong>l hogar, como por ejemplo preparar mentalmente la lista <strong>de</strong> la<br />
compra). Una segunda limitación es que dichos estudios se basan en el tiempo que el<br />
individuo <strong>de</strong>clara haber <strong>de</strong>dicado a cada una <strong>de</strong> las tareas, pero no permiten saber cuál<br />
es el tiempo que efectivamente ha invertido en su realización. En consecuencia, no es<br />
inusitado que los hombres tiendan a “mentir” y a sobrevalorar su <strong>de</strong>dicación a la esfera<br />
reproductiva, por una simple cuestión <strong>de</strong> “<strong>de</strong>seabilidad” social. Otro punto criticado es<br />
que este sistema <strong>de</strong> medición no ofrece datos ni sobre el esfuerzo que requieren las<br />
tareas, ni sobre la estructura <strong>de</strong> la responsabilidad entre los miembros <strong>de</strong> la familia en<br />
los quehaceres domésticos; a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> lado aquellas tareas <strong>de</strong>l trabajo<br />
doméstico/familiar vinculadas a la organización, gestión y responsabilidad <strong>de</strong>l<br />
hogar/familia, por cuanto difícilmente son traducibles en tiempo. Finalmente, también<br />
merece ser <strong>de</strong>stacado el hecho <strong>de</strong> que los “presupuestos <strong>de</strong>l tiempo” tienen en cuenta la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la oferta, pero no permiten obtener datos sobre las <strong>de</strong>mandas no<br />
satisfechas 56 .<br />
Los estudios <strong>de</strong>l Programa <strong>de</strong> Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a nivel<br />
mundial son un claro referente <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> los “presupuestos <strong>de</strong>l tiempo” 57 . Sus<br />
resultados permiten concluir que, a pesar <strong>de</strong> la gran disparidad entre países respecto a<br />
cómo las mujeres y hombres reparten su tiempo, el volumen total <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las<br />
mujeres (trabajo remunerado y trabajo no remunerado) es claramente superior al <strong>de</strong> los<br />
hombres a escala planetaria, tanto en las socieda<strong>de</strong>s industrializadas como en los países<br />
56 Con el fin <strong>de</strong> solventar esta <strong>de</strong>ficiencia, se ha acuñado un nuevo concepto, un acrónimo formado<br />
por las iniciales <strong>de</strong> las palabras “<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajo no monetarizado” (DETRANME). Se trata <strong>de</strong> un<br />
concepto difícil <strong>de</strong> operativizar, dada la incapacidad <strong>de</strong> los sujetos implicados (niños, enfermos, ancianos)<br />
<strong>de</strong> expresar sus necesida<strong>de</strong>s por sí mismos (DURÁN 1998:118). Véase al respecto un interesante estudio<br />
<strong>de</strong> HERRERA y DURÁN (1995) sobre las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> trabajo no monetarizado <strong>de</strong> los ancianos en España.<br />
57 Los hombres <strong>de</strong>dican sólo un tercio <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> su tiempo a activida<strong>de</strong>s no remuneradas en los<br />
países industrializados y esta proporción se reduce a una cuarta parte en los países en <strong>de</strong>sarrollo. Las<br />
mujeres, en cambio, <strong>de</strong>dican al trabajo no remunerado dos tercios <strong>de</strong> su tiempo, tanto en los países en<br />
<strong>de</strong>sarrollo como en los países industrializados (PNUD 1995).<br />
57
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
en <strong>de</strong>sarrollo. Ciertamente, tal como concluye DE VILLOTA (1999a:121), si bien hoy en<br />
día nadie discute que ingerir la dieta calórica suficiente es algo esencial para la<br />
supervivencia <strong>de</strong> la gente, tampoco <strong>de</strong>bería menoscabarse la importancia <strong>de</strong> una<br />
equilibrada distribución <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l tiempo 58 . Y es evi<strong>de</strong>nte que también en este aspecto<br />
las mujeres pa<strong>de</strong>cen una profunda <strong>de</strong>sigualdad a escala planetaria 59 .<br />
2.4. La participación <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva y<br />
reproductiva.<br />
A pesar <strong>de</strong> llegar a la conclusión <strong>de</strong> que a todas las mujeres y en todas las socieda<strong>de</strong>s se<br />
les <strong>de</strong>stina el trabajo reproductivo –por lo que el concepto <strong>de</strong> la división sexual <strong>de</strong>l<br />
trabajo tiene vali<strong>de</strong>z universal-, no <strong>de</strong>be olvidarse que el significado y el contenido <strong>de</strong><br />
tal asignación son muy distintos según se trate <strong>de</strong> contextos urbanos e industrializados o<br />
<strong>de</strong> áreas rurales agrícolas. El trabajo reproductivo es una construcción social que varía a<br />
lo largo <strong>de</strong> la historia y <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s, un complejo entramado <strong>de</strong> prácticas<br />
simbólicas y materiales que no pue<strong>de</strong> separarse <strong>de</strong> las creencias culturales y <strong>de</strong> los<br />
constreñimientos estructurales (COLTRANE, GALT 2000). Ciertamente, en todos los<br />
casos se trata <strong>de</strong> un trabajo no remunerado y que implica manejar muchas activida<strong>de</strong>s a<br />
la vez, pero el marco social en el que se llevan a cabo estas tareas es muy versátil y<br />
existen diferencias en torno al contenido, a la cantidad y a la intensidad <strong>de</strong> las tareas.<br />
En los países industrializados, las mujeres disponen <strong>de</strong> electrodomésticos que hacen<br />
cada vez más lleva<strong>de</strong>ras las labores más pesadas y disminuyen el tiempo preciso para su<br />
58 Los estudios sobre distribución <strong>de</strong>l tiempo se basan en la perspectiva <strong>de</strong> la oferta.<br />
59 El principal reto que plantean todas estas mediciones, tanto las Cuentas Satélite como los<br />
“presupuestos <strong>de</strong>l tiempo”, a pesar <strong>de</strong> sus limitaciones, es cómo van a po<strong>de</strong>r ser incluidas en los<br />
indicadores <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo humano que se recogen en los Informes para el Desarrollo Humano <strong>de</strong>l<br />
Programa <strong>de</strong> Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que se han elaborado a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong><br />
los noventa. Los distintos informes anuales sobre el Desarrollo Humano <strong>de</strong>l PNUD han concretado una<br />
serie <strong>de</strong> índices e indicadores que mi<strong>de</strong>n la calidad <strong>de</strong> vida, así como también las disparida<strong>de</strong>s en la<br />
capacidad <strong>de</strong> hombres y mujeres: Índice <strong>de</strong> Desarrollo Humano (IDH), Índice <strong>de</strong> Pobreza Humana (IPH)<br />
e Índice <strong>de</strong> Desarrollo relativo a la Mujer (IDM-IDG), Índice <strong>de</strong> Potenciación <strong>de</strong> Género (IPG). Si bien<br />
estos índices constituyen un claro avance, por cuanto mi<strong>de</strong>n el <strong>de</strong>sarrollo no sólo teniendo en cuenta el<br />
ingreso económico, sino introduciendo dimensiones básicas como la longevidad o la educación, el hecho<br />
<strong>de</strong> que se mida la capacidad económica <strong>de</strong> las personas únicamente a partir <strong>de</strong>l PIB sólo permite conocer<br />
la participación <strong>de</strong> hombres y mujeres en el trabajo productivo y sigue relegando al olvido la economía<br />
no monetaria y su crucial aportación al bienestar <strong>de</strong> las personas.<br />
58
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
realización 60 , mientras que en los países en <strong>de</strong>sarrollo, el trabajo reproductivo tiene<br />
lugar bajo unas condiciones materiales <strong>de</strong> gran dureza, <strong>de</strong>bido al elevado número <strong>de</strong><br />
hijos y a la falta <strong>de</strong> servicios, equipamientos e infraestructuras 61 . En estos países, es<br />
usual que las mujeres acarreen agua a lo largo <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s distancias, recojan leña,<br />
limpien y trituren los cereales; por lo que tanto el volumen <strong>de</strong> las tareas reproductivas<br />
como su intensidad es mucho mayor 62 . Las políticas <strong>de</strong> ajuste estructural o el<br />
empeoramiento <strong>de</strong> las condiciones ambientales contribuyen directamente a intensificar<br />
el trabajo reproductivo 63 , puesto que alteran la relación existente entre la esfera<br />
productiva y la reproductiva en perjuicio <strong>de</strong> las mujeres. Los paquetes <strong>de</strong> medidas<br />
estabilizadoras que se aplican en muchos países en <strong>de</strong>sarrollo a partir <strong>de</strong> la década <strong>de</strong><br />
los ochenta, conllevan severos cortes en los gastos sociales y el aumento <strong>de</strong> los precios<br />
<strong>de</strong> los productos básicos, lo que se traduce en un cambio <strong>de</strong> las estrategias familiares<br />
que supone el aumento <strong>de</strong>l trabajo reproductivo <strong>de</strong> las mujeres (más necesidad <strong>de</strong><br />
aumentar la autoproducción en el hogar –cocinar, tejer-, cambios en los hábitos <strong>de</strong><br />
compra, asistencia sanitaria básica, etc.) 64<br />
Si bien el trabajo reproductivo es responsabilidad exclusiva <strong>de</strong> las mujeres en todas<br />
partes (a pesar <strong>de</strong> la enorme variabilidad en su contenido), lo que sí difiere según las<br />
60 Es cierto que la difusión en masa <strong>de</strong> los aparatos electrodomésticos, así como también el cambio en<br />
los hábitos alimentarios, facilitan en gran medida las labores domésticas propiamente dichas (CROFF<br />
1996). Sin embargo, la reducción <strong>de</strong> algunas activida<strong>de</strong>s domésticas ha sido acompañada <strong>de</strong> la creciente<br />
expansión <strong>de</strong> nuevas tareas familiares, como por ejemplo las <strong>de</strong> mediación, la gestión afectiva, la<br />
planificación, la organización <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> ocio <strong>de</strong> la familia. Por otro lado, las tareas directamente<br />
vinculadas al cuidado <strong>de</strong> las personas siguen intactas y el proceso <strong>de</strong> envejecimiento <strong>de</strong> la población<br />
aumenta su volumen.<br />
61 De hecho, según FERNÁNDEZ ENGUITA (1989), los avances tecnológicos, así como el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
la oferta <strong>de</strong>l mercado y los servicios públicos no parecen haber sido capaces <strong>de</strong> reducir globalmente la<br />
jornada laboral <strong>de</strong>l ama <strong>de</strong> casa en los países industrializados. Este es el caso, por ejemplo, <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong><br />
los niños pequeños, que en el contexto <strong>de</strong> la familia extensa rural estaba a cargo <strong>de</strong> varias personas,<br />
mientras que en la familiar nuclear urbana, con las generaciones separadas físicamente, corre a cargo<br />
prácticamente en exclusiva <strong>de</strong> los padres. Por otra parte, el concepto <strong>de</strong> limpieza que se aplica hoy en día<br />
no tiene nada que ver con el <strong>de</strong> hace cincuenta años.<br />
62 La situación más precaria se da en las zonas rurales, y en especial en el continente africano, don<strong>de</strong><br />
se estima que la distancia media a las fuentes es <strong>de</strong> cinco kilómetros y que el transporte <strong>de</strong>l agua consume<br />
aproximadamente el 25% <strong>de</strong> la ingesta calórica total <strong>de</strong> las mujeres (MOMSEN 1991)<br />
63 A consecuencia <strong>de</strong> las industrias <strong>de</strong> tala <strong>de</strong> árboles y <strong>de</strong> la cría <strong>de</strong> ganado se produce la<br />
<strong>de</strong>forestación y la erosión <strong>de</strong> los suelos, lo que comporta la pérdida <strong>de</strong> leña y el agotamiento <strong>de</strong> los<br />
recursos <strong>de</strong> agua. Eso aumenta el tiempo y la energía que las mujeres <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>dicar a recoger agua y leña<br />
(PNUD 1995). Las distintas construcciones teóricas sobre el <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong> género, <strong>de</strong>sarrollo y medio<br />
ambiente quedan recogidas en un interesante artículo <strong>de</strong> SABATÉ (1999).<br />
64 Las políticas <strong>de</strong> austeridad han causado serios reveses a la educación y a la sanidad <strong>de</strong> las mujeres.<br />
La presión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> vida tiene como resultado que muchas madres recurran a sus<br />
hijas –en mayor medida que a sus hijos- para que ayu<strong>de</strong>n en las tareas domésticas o a generar ingresos, lo<br />
que significa apartarlas <strong>de</strong> la escuela. La reducción <strong>de</strong> los programas <strong>de</strong> educación sanitaria comporta una<br />
59
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
socieda<strong>de</strong>s es la participación <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva. Ésta viene<br />
<strong>de</strong>terminada por su rol en la esfera reproductiva y por otras características culturales<br />
–estructura <strong>de</strong>l hogar, religión, etc.-, siendo condicionada a su vez por la naturaleza <strong>de</strong>l<br />
proceso productivo –régimen <strong>de</strong> propiedad <strong>de</strong> la tierra en las socieda<strong>de</strong>s agrarias, las<br />
estrategias <strong>de</strong> flexibilización <strong>de</strong> los mercados <strong>de</strong> trabajo en las socieda<strong>de</strong>s industriales,<br />
la introducción <strong>de</strong> nuevas tecnologías-, sin olvidar los condicionantes socio-políticos<br />
(BENERÍA 1981, BENERÍA, SEN 1983; BRYDON, CHANT 1989, MOORE 1999). Por lo<br />
tanto, en las activida<strong>de</strong>s no domésticas la división sexual <strong>de</strong>l trabajo es mucho más<br />
compleja y no pue<strong>de</strong> explicarse únicamente a partir <strong>de</strong> las “necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l capital” o <strong>de</strong><br />
las circunstancias económicas, aunque éstas sean, sin duda, muy importantes. Los<br />
análisis realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una óptica occi<strong>de</strong>ntal tien<strong>de</strong>n a extrapolar la uniformización<br />
cultural que se da en estas socieda<strong>de</strong>s y a otorgar un excesivo protagonismo a los<br />
agentes económicos, lo que impi<strong>de</strong> ver que los roles <strong>de</strong> género tienen su propia<br />
dinámica. Los estereotipos relativos a los trabajos remunerados consi<strong>de</strong>rados femeninos<br />
o masculinos no son universales, sino el fruto <strong>de</strong> la conjunción entre las exigencias <strong>de</strong>l<br />
sistema productivo y la oferta <strong>de</strong>l sistema reproductivo 65 . Tal como sostiene BOSERUP<br />
(1970), el distinto rol que asume la mujer en la esfera productiva en todo el mundo es la<br />
variable clave a la hora <strong>de</strong> explicar las diferencias en su condición social.<br />
En los países periféricos, tanto la globalización <strong>de</strong> la economía como los períodos <strong>de</strong><br />
crisis y el <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> las condiciones económicas obligan a todos los miembros <strong>de</strong> la<br />
familia a buscar nuevas rentas con las que aten<strong>de</strong>r las necesida<strong>de</strong>s familiares, por lo que<br />
se está produciendo un rápido acceso <strong>de</strong> las mujeres a los trabajos remunerados, en<br />
condiciones <strong>de</strong> precariedad extrema y marcado por la elevada carga <strong>de</strong> trabajo<br />
reproductivo que <strong>de</strong>ben soportar. A pesar <strong>de</strong> que, tal como ya se ha apuntado<br />
anteriormente, la naturaleza exacta <strong>de</strong> este trabajo remunerado varía <strong>de</strong> una cultura a<br />
otra, es cada vez más habitual encontrar a la mujer trabajando en las explotaciones<br />
agrarias, en tareas artesanales, en la construcción, en los servicios –sobre todo en el<br />
servicio doméstico y en los servicios personales-, en sectores marginales o ilegales<br />
como la prostitución, sin olvidar las pequeñas industrias tradicionales y las industrias<br />
mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>snutrición y facilita la propagación <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s, sobre todo las <strong>de</strong><br />
transmisión sexual como el VIH (BIFANI 1999).<br />
65 En los países árabes, por ejemplo, la mujer no se emplea en el servicio doméstico o en la hostelería,<br />
puesto que se trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>radas ina<strong>de</strong>cuadas para ella, simplemente porque entrañan<br />
excesivo contacto con personas <strong>de</strong> sexo masculino (MOORE 1999).<br />
60
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
mo<strong>de</strong>rnas vinculadas al capital internacional, que encuentran en la mujer campesina la<br />
fuente más barata <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo.<br />
BENERÍA (1981), tomando como ejemplos los casos <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s jamaicana y <strong>de</strong><br />
África occi<strong>de</strong>ntal, ejemplifica la enorme variabilidad regional existente y recoge<br />
algunos <strong>de</strong> los condicionantes <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva.<br />
Dado que en Jamaica se produce una escasa vinculación <strong>de</strong> la población masculina al<br />
trabajo asalariado estable y su estructura familiar se caracteriza por unos vínculos<br />
conyugales débiles, la mujer se ve obligada a participar activamente en la producción<br />
asalariada, a la vez que <strong>de</strong>be asumir gran parte <strong>de</strong> la carga y las responsabilida<strong>de</strong>s<br />
familiares. En África occi<strong>de</strong>ntal, por el contrario, una agricultura <strong>de</strong> subsistencia<br />
incapaz <strong>de</strong> cubrir las necesida<strong>de</strong>s básicas y el frecuente “absentismo” <strong>de</strong>l marido <strong>de</strong> las<br />
responsabilida<strong>de</strong>s familiares, ha llevado a las mujeres a <strong>de</strong>dicarse al pequeño comercio.<br />
Para las mujeres africanas, sus elevadas tasas <strong>de</strong> analfabetismo, la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l sector<br />
“mo<strong>de</strong>rno” a emplear a varones y las dificulta<strong>de</strong>s para compaginar trabajo remunerado y<br />
activida<strong>de</strong>s domésticas, les impi<strong>de</strong> hallar otras alternativas a su escasez <strong>de</strong> recursos 66 .<br />
A<strong>de</strong>más, puesto que los patrones migratorios <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s africanas son<br />
eminentemente masculinos, las mujeres que permanecen en el lugar <strong>de</strong> origen <strong>de</strong>ben<br />
hacerse cargo <strong>de</strong> los hijos y <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>pendientes; es justamente esta sobrecarga<br />
<strong>de</strong> las mujeres la que permite a los empresarios pagar salarios más bajos a los hombres.<br />
En palabras <strong>de</strong> JULIANO, «la explotación <strong>de</strong> unos es reforzada por la sobreexplotación<br />
<strong>de</strong> las otras» 67 (1999:268).<br />
Del análisis sobre la aportación femenina a las activida<strong>de</strong>s agrarias se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que<br />
aproximadamente la mitad <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong>l mundo viven y trabajan en tierras <strong>de</strong><br />
cultivo en países en <strong>de</strong>sarrollo, llegando a producir entre el 40% y el 80% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la<br />
producción agrícola 68 (MOORE 1999:60). Puesto que los avances tecnológicos se suelen<br />
enunciar en masculino, la mayoría <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s agrarias que realizan las mujeres<br />
66 El régimen <strong>de</strong> propiedad <strong>de</strong> la tierra también ilustra perfectamente las diferencias en la actividad<br />
femenina entre las mujeres gallegas y andaluzas. Mientras los minifundios en Galicia favorecen que la<br />
mujer trabaje en la explotación familiar –sin olvidar la influencia <strong>de</strong> los procesos migratorios masculinos<br />
hacia América-, los latifundios en Andalucía la <strong>de</strong>svinculan <strong>de</strong> la tierra y la relegan en mayor medida al<br />
ámbito doméstico.<br />
67 Traducción propia.<br />
68 Esta realidad contrasta con las bajas tasas <strong>de</strong> actividad femenina que tienen algunos <strong>de</strong> estos países<br />
(sobre todo los países árabes), lo que pone <strong>de</strong> manifiesto que el reconocimiento real <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong><br />
61
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
no se han mecanizado –a diferencia <strong>de</strong> las masculinas-, por lo que su carga <strong>de</strong> trabajo se<br />
incrementa (PEARSON 1999). Sin embargo, no <strong>de</strong>be asociarse directamente el hombre<br />
con la agricultura mo<strong>de</strong>rna y la mujer con la agricultura <strong>de</strong> subsistencia, <strong>de</strong>stinada al<br />
consumo doméstico y con tecnologías básicas y tradicionales. La realidad es mucho más<br />
compleja. Los estudios <strong>de</strong> BOSERUP (1970) ponen <strong>de</strong> manifiesto que existe una clara<br />
relación entre las estructuras agrarias y los roles <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva, a<br />
pesar <strong>de</strong> que en estos casos resulta difícil separar las activida<strong>de</strong>s domésticas (esfera<br />
reproductiva) <strong>de</strong> las productivas 69 . La disponibilidad <strong>de</strong> tierras colectivas y la baja<br />
<strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> población en África sirven para explicar el <strong>de</strong>stacado papel que<br />
<strong>de</strong>sempeñan las mujeres africanas en la producción agrícola tanto <strong>de</strong> subsistencia como<br />
comercial 70 ; mientras que la abundancia <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra masculina en los países<br />
asiáticos o el predominio <strong>de</strong> latifundios en Latinoamérica ha relegado a la mujer al<br />
hogar o al cultivo <strong>de</strong> una agricultura <strong>de</strong> subsistencia no orientada hacia el mercado. De<br />
hecho, en América Latina la mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> la agricultura ha reducido las alternativas<br />
laborales <strong>de</strong> las mujeres, que <strong>de</strong>ben elegir entre proletarizarse en la industria o bien<br />
emigrar hacia las ciuda<strong>de</strong>s para emplearse como trabajadoras domésticas. En cambio,<br />
los cultivos intensivos <strong>de</strong> exportación (recolección, selección y empaquetado <strong>de</strong> frutas y<br />
hortalizas y flores) sí optan por reclutar a mujeres como asalariadas –preferentemente<br />
jóvenes y sin hijos-, puesto que ello permite a la agroindustria abastecerse <strong>de</strong> una fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo estacional, usualmente a <strong>de</strong>stajo, con ritmos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> las<br />
exigencias <strong>de</strong> la cosecha y con salarios más bajos que los que percibirían los hombres 71 .<br />
Esta realidad contradice, sin lugar a dudas, el tópico <strong>de</strong> la escasa participación <strong>de</strong> las<br />
mujeres latinoamericanas en el sector agrario 72 e ilustra perfectamente cómo el capital<br />
utiliza en beneficio propio las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género (SABATÉ ET AL. 1995).<br />
la mujer en la actividad productiva es muy limitado si se hace uso <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> indicadores (LÓPEZ<br />
1997).<br />
69 La división entre producción y espacio doméstico o entre esfera productiva y reproductiva no pue<strong>de</strong><br />
ser generalizada y no constituye un marco válido para el análisis <strong>de</strong> género en todas las culturas, tal<br />
como se señala <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la antropología. La separación <strong>de</strong> la vida social en una esfera “doméstica” y una<br />
“pública” no tiene razón <strong>de</strong> ser en comunida<strong>de</strong>s pequeñas don<strong>de</strong> la producción y la administración <strong>de</strong> la<br />
unidad doméstica forman parte, simultáneamente, <strong>de</strong> la vida pública, económica y política (MOORE<br />
1999).<br />
70 Según datos <strong>de</strong> Naciones Unidas para 1995, en África las mujeres representan el 80% <strong>de</strong> los<br />
productores <strong>de</strong> alimentos (PNUD 1995:46).<br />
71 Véase al respecto un artículo <strong>de</strong> BIFANI (1997) y un interesante estudio <strong>de</strong> BARRIENTOS (1999) sobre<br />
las mujeres en las agroindustrias chilenas.<br />
62
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Por otra parte, diversos estudios han documentado el papel <strong>de</strong> la mujer en los procesos<br />
<strong>de</strong> industrialización <strong>de</strong> muchos países y su participación en la producción para el<br />
mercado global (LIM 1983; SASSEN 1984; BENERÍA 1991; FNUAP 1993; SK<strong>LA</strong>IR 1995;<br />
LUNA 1999; MOORE 1999). El número <strong>de</strong> mujeres que trabajan en la industria oscila<br />
entre el 16% ó 17% en Asia, América Latina y el Caribe y alcanza el nivel más bajo en<br />
Africa (6%) 73 (SABATÉ ET AL. 1995:109). Se trata principalmente <strong>de</strong> industrias que<br />
producen bienes –principalmente juguetes, material <strong>de</strong>portivo y prendas <strong>de</strong> vestir,<br />
aunque también aparatos eléctricos y componentes para la industria electrónica<strong>de</strong>stinados<br />
exclusivamente a la exportación hacia países ricos, cuya fabricación está<br />
controlada generalmente por gran<strong>de</strong>s multinacionales. La gran mayoría <strong>de</strong> los<br />
trabajadores (más <strong>de</strong>l 80%) son mujeres jóvenes entre 13 y 25 años <strong>de</strong> edad, mal<br />
pagadas, que se ven obligadas a aceptar condiciones laborales extremadamente<br />
flexibles, a menudo bajo formas <strong>de</strong> trabajo informal y a domicilio (MOORE 1999:126).<br />
Las compañías justifican esta práctica haciendo alusión a la mayor capacitación innata<br />
<strong>de</strong> la mujer –agilidad en los <strong>de</strong>dos, paciencia, sumisión-, a su baja sindicación y al<br />
hecho <strong>de</strong> que resulta una fuerza <strong>de</strong> trabajo mucho más barata que la masculina. Este<br />
proceso tiene un paralelismo evi<strong>de</strong>nte con la industrialización <strong>de</strong> las zonas rurales en<br />
países <strong>de</strong>sarrollados, lo que permite concluir que ante el capitalismo transnacional se<br />
<strong>de</strong>sarrollan estrategias parecidas (a pesar <strong>de</strong> las diferencias regionales en la construcción<br />
social <strong>de</strong>l género), incluso en países don<strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> la mujer en trabajos<br />
remunerados no es socialmente aceptable 74 (BENERÍA 1998, 1999).<br />
En lo que se refiere al trabajo <strong>de</strong> las mujeres en los servicios, éste constituye un<br />
importante sector <strong>de</strong> empleo, <strong>de</strong>bido a los procesos <strong>de</strong> urbanización que están teniendo<br />
72 Si bien la obra <strong>de</strong> BOSERUP (1970) fue pionera en su momento y sigue siendo <strong>de</strong> gran utilidad para<br />
compren<strong>de</strong>r la situación <strong>de</strong> las mujeres en el Tercer Mundo, sus análisis no sobrepasan los años 60, por lo<br />
que <strong>de</strong>ben ser tenidas en cuenta sus limitaciones cronológicas e i<strong>de</strong>ológicas.<br />
73 Tal como sostiene BIFANI (1997), la mayor elegibilidad <strong>de</strong> la mujer latinoamericana sobre la<br />
africana tanto en las industrias para la exportación como en las agroindustrias, podría relacionarse con<br />
factores sociales y <strong>de</strong>mográficos tales como la elevada tasa <strong>de</strong> fecundidad <strong>de</strong> la mujer africana y su<br />
precocidad en el matrimonio, lo que la aleja <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> mujer soltera y sin hijos que prefieren las<br />
multinacionales. Sin olvidar otros factores como los prejuicios que Occi<strong>de</strong>nte tiene sobre las <strong>de</strong>strezas <strong>de</strong><br />
la mujer africana o el inestable clima político <strong>de</strong> África.<br />
74 En países como Bangla<strong>de</strong>sh, por ejemplo, don<strong>de</strong> las barreras y prejuicios con respecto al trabajo<br />
remunerado <strong>de</strong> la mujer son bastante rígidos, la incorporación <strong>de</strong> la mujer al mercado <strong>de</strong> trabajo ha ido<br />
acompañada <strong>de</strong> una campaña i<strong>de</strong>ológica que lo justifica (BENERÍA 1991).<br />
63
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
lugar en las socieda<strong>de</strong>s menos <strong>de</strong>sarrolladas 75 . Las mujeres <strong>de</strong>sempeñan mayormente<br />
activida<strong>de</strong>s en torno al comercio a pequeña escala y al servicio doméstico; se trata <strong>de</strong><br />
ocupaciones consi<strong>de</strong>radas no especializadas y poco o nada reglamentadas, por lo que en<br />
ellas predomina la economía informal y la inestabilidad. El sector formal se limita a los<br />
servicios administrativos y sociales (administración pública, trabajos <strong>de</strong> oficina,<br />
enseñanza, enfermería, etc.), integrados básicamente por mujeres con niveles educativos<br />
medio-altos. Estas ocupaciones en el sector formal están siendo cada vez más<br />
flexibilizadas, con el fin <strong>de</strong> aumentar la “eficiencia” en el sector público, lo que se<br />
consigue a costa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las mujeres. La reducción<br />
<strong>de</strong>l empleo en el sector público también ha tenido como resultado la incorporación <strong>de</strong><br />
muchas mujeres en el sector informal como estrategia <strong>de</strong> supervivencia, a la vez que se<br />
convierten en potenciales emigrantes (BENERÍA, SEN 1983; SABATÉ ET AL. 1995; PNUD<br />
1995; LÓPEZ 1997; AFSHAR 1999; BIFANI 1999; DE <strong>LA</strong> CRUZ 1999; BAKKER 1999;<br />
MOORE 1999; PEARSON 1999; ZABA<strong>LA</strong> 1999; PEÑA 2001).<br />
En síntesis, a pesar <strong>de</strong> las distintas realida<strong>de</strong>s esbozadas, se perciben ciertas<br />
regularida<strong>de</strong>s en las activida<strong>de</strong>s remuneradas que realizan las mujeres en las socieda<strong>de</strong>s<br />
periféricas. Tanto si trabajan en la agricultura, en la industria como en los servicios, las<br />
mujeres trabajadoras están excesivamente representadas en el sector paralelo o no<br />
estructurado 76 , don<strong>de</strong> se da una menor estabilidad laboral, los salarios son inferiores y<br />
las condiciones <strong>de</strong> trabajo son siempre duras y difíciles, convirtiéndose en fáciles<br />
objetivos para la explotación 77 (PNUD 1995). Las mujeres tien<strong>de</strong>n a concentrarse ya sea<br />
en activida<strong>de</strong>s compatibles con la reproducción 78 o consi<strong>de</strong>radas una extensión <strong>de</strong> la<br />
actividad doméstica, ya sea como fuerza <strong>de</strong> trabajo flexible y barata en <strong>de</strong>terminadas<br />
industrias o explotaciones agrarias intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo. En cualquier caso, en<br />
todas estas ocupaciones se las concibe como complementarias al trabajo <strong>de</strong>l varón<br />
75 El sector servicios presenta una importante variabilidad regional, Mientras en América Latina y<br />
Caribe ocupa al 72% <strong>de</strong> las mujeres económicamente activas, en Asia compren<strong>de</strong> un 40% <strong>de</strong>l empleo<br />
femenino y en África apenas alcanza el 20% (SABATÉ ET AL. 1995:109).<br />
76 También <strong>de</strong>nominado “informal” o “no oficial”. Incluye el complejo tejido <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s<br />
productivas que operan ocultas por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los circuitos formales <strong>de</strong> la economía <strong>de</strong> un país y fuera <strong>de</strong><br />
los controles y reglamentaciones gubernamentales (SABATÉ ET AL. 1995:112).<br />
77 El salario medio <strong>de</strong> la mujer a nivel mundial representa sólo el 75% <strong>de</strong>l salario masculino fuera <strong>de</strong><br />
la agricultura. Esta proporción varía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 92% en Tanzania, hasta el 42% en Bangla<strong>de</strong>sh. Este <strong>de</strong>sfase<br />
seguramente es mayor en sectores como la agricultura o el sector paralelo, los cuales están menos<br />
sindicalizados, menos organizados y son menos transparentes (PNUD 1995:44).<br />
78 La vinculación <strong>de</strong> las mujeres con el sector no estructurado muchas veces obe<strong>de</strong>ce, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> a la<br />
falta <strong>de</strong> otras alternativas laborales, a la posibilidad <strong>de</strong> cumplir con el trabajo doméstico y con el cuidado<br />
<strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l hogar (SABATÉ ET AL. 1995:114).<br />
64
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
(“cabeza <strong>de</strong> familia”) y no como la fuente primaria <strong>de</strong> la renta familiar, aunque muchas<br />
veces, en realidad, lo sean 79 .<br />
En las socieda<strong>de</strong>s industrializadas, la integración laboral <strong>de</strong> las mujeres se ha<br />
incrementado <strong>de</strong> forma progresiva en los últimos años, coincidiendo con la etapa<br />
postindutrial <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo en el sector servicios 80 , aunque todavía existen<br />
muchas diferencias entre países, en las que sin duda inci<strong>de</strong>n factores <strong>de</strong> tipo<br />
sociocultural. En este sentido, las mujeres han sido las principales beneficiarias <strong>de</strong>l<br />
crecimiento <strong>de</strong> empleo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta, sobre todo las que cuentan entre<br />
25 y 49 años 81 . Sin lugar a dudas, el trabajo remunerado femenino, al margen <strong>de</strong> la<br />
contradicción entre opción y necesidad, supone gran<strong>de</strong>s ventajas para la mujer, por<br />
cuanto le proporciona un acceso directo (no mediado) a los ingresos económicos y a los<br />
<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la seguridad social, una red <strong>de</strong> relaciones sociales propia, así<br />
como autonomía y seguridad individual. Ello le confiere, entre otros beneficios,<br />
mayores cotas <strong>de</strong> igualdad en las relaciones con su pareja. En palabras <strong>de</strong> TOBÍO, «las<br />
mujeres que trabajan se perciben como “estando en el mundo”, mientras que ser ama <strong>de</strong><br />
casa es estar fuera <strong>de</strong>l mundo» (2001:134). La mujer que orienta su actividad<br />
exclusivamente hacia el trabajo reproductivo es especialmente vulnerable, por cuanto la<br />
eventual interrupción <strong>de</strong> su vínculo familiar con la figura masculina garante <strong>de</strong> los<br />
ingresos (a causa <strong>de</strong> divorcio o viu<strong>de</strong>dad) aumenta la probabilidad <strong>de</strong> pasar a engrosar<br />
las filas <strong>de</strong> la pobreza. En estos casos, la pérdida <strong>de</strong> la fuente principal <strong>de</strong> ingresos se<br />
suma a las mayores dificulta<strong>de</strong>s a las que <strong>de</strong> por sí se enfrentan las mujeres<br />
(<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> su edad, <strong>de</strong> su cualificación y <strong>de</strong> su situación familiar) en su acceso al<br />
mercado laboral (FRAU 2001). A<strong>de</strong>más, el escaso reconocimiento social <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo y el hecho <strong>de</strong> que implique algunas tareas físicas pesadas, rutinarias y poco<br />
gratificantes, se traduce en un peor estado <strong>de</strong> salud <strong>de</strong> las amas <strong>de</strong> casa en comparación<br />
con las mujeres que tienen un trabajo remunerado (ARTAZCOZ 2001).<br />
79 La principal consecuencia <strong>de</strong> todo ello es que la pobreza en estos países golpea con especial dureza a<br />
las mujeres De los 800 millones <strong>de</strong> personas que viven en situación <strong>de</strong> pobreza absoluta, más <strong>de</strong> 500 son<br />
mujeres (PNUD 1995).<br />
80 Los países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Este constituyen la excepción, puesto que han visto disminuir<br />
ligeramente el porcentaje relativo <strong>de</strong> participación económica <strong>de</strong> las mujeres (SABATÉ ET AL. 1999:149).<br />
81 El 73 <strong>de</strong> las mujeres trabajadoras <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la OCDE trabaja en este sector (SABATÉ ET AL.<br />
1999:160).<br />
65
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Pero a pesar <strong>de</strong> que la mujer con un empleo remunerado efectivamente cuenta con<br />
mayores cuotas <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos y participación en la esfera pública, se pue<strong>de</strong> constatar que<br />
el acceso al empleo y las condiciones laborales se reparten <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>sigual entre los<br />
hombres y las mujeres, toda vez que las estrategias <strong>de</strong> flexibilización y <strong>de</strong>sregulación<br />
<strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo son un fenómeno claramente sexuado (MEULDERS 1999; WALBY<br />
2000). El tipo <strong>de</strong> relación que mantiene la mujer con el trabajo remunerado (mayor<br />
inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sempleo, <strong>de</strong> los empleos a tiempo parcial, eventuales y mal<br />
remunerados, trayectorias laborales discontinuas) la sigue exponiendo en mayor medida<br />
a la pobreza y genera <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>siguales en el acceso a las prestaciones <strong>de</strong> la seguridad<br />
social, unas prestaciones basadas en las formas masculinas <strong>de</strong> participación en el<br />
mercado laboral 82 (GONZÁLEZ 2001). La realidad muestra que la mujer concurre a los<br />
empleos menos cualificados, peor pagados y menos valorados, con una escasa presencia<br />
en los puestos <strong>de</strong> responsabilidad y en política 83 . Las mujeres están siendo, en la<br />
actualidad, “testigos privilegiados” <strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> empleo y <strong>de</strong><br />
trabajo, lo que evi<strong>de</strong>ncia que la <strong>de</strong>sigualdad varón/mujer no <strong>de</strong>saparece, sino que se<br />
<strong>de</strong>splaza hacia “nuevas fronteras” (MARUANI 1999). Esta realidad se sustenta en la base<br />
i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> que las mujeres son “perceptoras <strong>de</strong> segundo ingreso”y choca con el cada<br />
vez más extendido fenómeno <strong>de</strong> la monoparentalidad encabezada por mujeres (RUBERY<br />
1999) 84 .<br />
Las mujeres trabajadoras, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ocupar los estratos más bajos <strong>de</strong> la estructura<br />
ocupacional y <strong>de</strong> recibir los peores salarios, prolongan con su actividad sus habilida<strong>de</strong>s<br />
como madres, esposas y cuidadoras (enseñanza, sanidad, limpieza, confección, cuidado<br />
<strong>de</strong> niños y ancianos, etc.), aprendidas en la socialización diferencial <strong>de</strong> género (TORNS,<br />
82 La naturaleza <strong>de</strong> la pobreza tiene una clara base <strong>de</strong> género. El incremento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> divorcios y<br />
separaciones <strong>de</strong>ja a las mujeres en una situación económica <strong>de</strong>sfavorecida, ante su mayor dificultad a la<br />
hora <strong>de</strong> encontrar un empleo y un salario suficiente (GONZÁLEZ 2001).<br />
83 Según los datos que recoge el informe <strong>de</strong>l PNUD (2000), tan sólo en ocho países las mujeres<br />
alcanzan un porcentaje superior al 30% en sus Parlamentos y España no forma parte <strong>de</strong> esta lista.<br />
84 Tal como concluye un reciente estudio sobre la pobreza en Catalunya, los hogares presididos por<br />
mujeres constituyen el epítome <strong>de</strong> la pobreza en Catalunya, ya que tien<strong>de</strong>n a exagerar los rasgos<br />
<strong>de</strong>finitorios <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s familiares pobres (OBSERVATORI DE <strong>LA</strong> POBRESA 2001). Sin embargo, <strong>de</strong>be<br />
evitarse el reduccionismo <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar que el propio encabezamiento femenino <strong>de</strong>l hogar agrava por sí<br />
mismo la pobreza. Una creciente mayoría <strong>de</strong> estudios realizados en zonas urbanas <strong>de</strong> países periféricos<br />
concluyen que los miembros <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s encabezadas por mujeres no se encuentran en peor situación<br />
que sus homólogos en los hogares encabezados por hombres. La clave <strong>de</strong> esta constatación está en el<br />
hecho <strong>de</strong> que no es suficiente examinar la pobreza sólo a partir <strong>de</strong> los ingresos, sino que es menester tener<br />
en cuenta las características intra-hogar (factores i<strong>de</strong>ológicos, psicológicos, etc.), que pue<strong>de</strong>n llegar a ser<br />
más significativas que los factores económicos para la supervivencia (CHANT 2001).<br />
66
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
CARRASQUER 1987:239; IZQUIERDO ET AL. 1998) 85 . Estos hechos muestran claramente la<br />
existencia <strong>de</strong> discriminación <strong>de</strong> las mujeres en relación a los hombres. De ese modo, el<br />
imaginario colectivo patriarcal atribuye a la mujer 86 unas cualida<strong>de</strong>s y atributos<br />
inherentes a su sexo, que la capacitan especialmente para <strong>de</strong>sarrollar unas ocupaciones<br />
concretas, consi<strong>de</strong>radas femeninas por antonomasia. Así lo certifica CASTELLS<br />
(1998:190), al mostrar cómo en la mayoría <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>sarrollados el grueso <strong>de</strong>l<br />
empleo femenino se encuentra en los servicios sociales y en los servicios personales 87 .<br />
En parte, esta diferencia pue<strong>de</strong> atribuirse a un proceso <strong>de</strong> socialización diferencial según<br />
el género, que orienta a hombres y mujeres hacia distintos estudios y ocupaciones.<br />
La distribución ocupacional <strong>de</strong> las mujeres ha variado a lo largo <strong>de</strong>l siglo XX, ya que<br />
ha <strong>de</strong>scendido la categoría <strong>de</strong> “servicio doméstico”, así como el empleo <strong>de</strong> las mujeres<br />
en la industria textil y <strong>de</strong> la confección (DEX 1985). En la actualidad, las profesiones<br />
más feminizadas se encuentran en el sector servicios, tanto comercio y administración<br />
como, cada vez más, los oficios <strong>de</strong> cuidados <strong>de</strong> niños y <strong>de</strong> personas ancianas o<br />
enfermas. En <strong>de</strong>finitiva, la segregación ocupacional horizontal implica que hombres y<br />
mujeres se inserten en distintas activida<strong>de</strong>s en función <strong>de</strong>l género. La participación<br />
laboral <strong>de</strong> las mujeres se concentra en <strong>de</strong>terminadas ocupaciones que se <strong>de</strong>finen<br />
mediante una i<strong>de</strong>ología que las conecta directamente al género, como si se tratara <strong>de</strong><br />
una prolongación <strong>de</strong>l rol familiar. En este sentido, la mano <strong>de</strong> obra femenina es<br />
positivamente discriminada en el acceso a puestos <strong>de</strong> trabajo en los que predominan los<br />
contenidos <strong>de</strong> tipo relacional y <strong>de</strong> atención a las personas; a diferencia <strong>de</strong> los atribuidos<br />
a los hombres, con prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> elementos técnicos e industriales. Las<br />
ocupaciones socialmente consi<strong>de</strong>radas femeninas no siempre se ubican en el segmento<br />
secundario, ya que algunas requieren elevados niveles <strong>de</strong> cualificación, formación<br />
continua y experiencia (como por ejemplo la enfermería o la enseñanza), a pesar <strong>de</strong><br />
gozar <strong>de</strong> un menor prestigio social que las ocupaciones masculinizadas también<br />
85 Ello es así sin por ello negar el hecho <strong>de</strong> que un análisis más pormenorizado nos permitiría constatar<br />
que el lugar que ocupan las mujeres en el mercado <strong>de</strong> trabajo es plural, estando marcado por la clase<br />
social, la etnia, el nivel educativo, la edad, etc.<br />
86 Éstas se expresan a través <strong>de</strong> los “estereotipos” o construcciones irreflexivas que prejuzgan las<br />
cualida<strong>de</strong>s que tienen las mujeres y los hombres y que llegan a ser dominantes en la sociedad<br />
(IZQUIERDO ET AL. 1998:33).<br />
87 Para el año 1993, un 41.8% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong>l empleo femenino se ocupa en servicios sociales y<br />
personales a la comunidad. Esta cifra ascien<strong>de</strong> a un 42.2 % para el caso <strong>de</strong> Gran Bretaña, a un 43.9% para<br />
el caso canadiense y a un 46.6% para USA. En Italia y Alemania, el porcentaje es ligeramente inferior:<br />
36.4% y 38.4%, respectivamente (CASTELLS 1998:190).<br />
67
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
cualificadas 88 . Sin embargo, la mayor parte <strong>de</strong> las mujeres configuran una oferta <strong>de</strong><br />
trabajo expuesta a los vaivenes <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, ocupándose en activida<strong>de</strong>s poco<br />
cualificadas –y mal remuneradas, en consecuencia-, caracterizadas por requerir<br />
conocimientos y actitu<strong>de</strong>s que las mujeres adquieren en el interior <strong>de</strong> la familia y que el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo, aunque se sirve <strong>de</strong> ellas, no reconoce como tales 89 .<br />
Pero no sólo se asiste a un proceso <strong>de</strong> segregación horizontal, sino que las mujeres<br />
también se concentran en los eslabones más bajos <strong>de</strong> la escala profesional, en los<br />
puestos <strong>de</strong> trabajo que implican menor po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión y <strong>de</strong> responsabilidad<br />
(segregación ocupacional vertical). Puesto que las mujeres reciben una socialización<br />
orientada hacia la esfera reproductiva, se parte <strong>de</strong>l presupuesto <strong>de</strong> que presentan<br />
mayores dificulta<strong>de</strong>s que los hombres para adquirir las pautas que rigen la actividad<br />
laboral en la esfera productiva, tales como la disponibilidad horaria, la continuidad, la<br />
concentración, el rendimiento, etc. 90 . De ello se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la integración <strong>de</strong> la<br />
mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo esté <strong>de</strong>terminada por «las leyes estamentales <strong>de</strong>l género<br />
según la jerarquía con proporción inversa» (BECK, BECK-GERNSHEIM 1998:36), <strong>de</strong><br />
modo que cuanto más central se <strong>de</strong>fina un ámbito para la sociedad –<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una lógica<br />
productivista-, o cuanto más arriba se sitúe un puesto <strong>de</strong> trabajo en la jerarquía <strong>de</strong><br />
mando y <strong>de</strong>cisión, menos oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trabajo ofrece a las mujeres y viceversa.<br />
Aún en el caso <strong>de</strong> que una mujer llegue a <strong>de</strong>sarrollar la misma actividad que un hombre,<br />
existen “condiciones laborales especiales” para ellas. Los datos <strong>de</strong> CASTELLS<br />
(1998:189-192) para el caso norteamericano, <strong>de</strong>muestran que existe una proporción<br />
importante <strong>de</strong> mujeres que no se ven relegadas a los puestos <strong>de</strong> trabajo en los servicios<br />
menos cualificados, sino que acce<strong>de</strong>n a las posiciones situadas en el extremo superior <strong>de</strong><br />
la estructura ocupacional, en las categorías profesionales técnicas y afines. Pero estas<br />
mujeres, a pesar <strong>de</strong> realizar trabajos <strong>de</strong> cualificación similar al <strong>de</strong> los hombres, son<br />
discriminadas con un menor salario, una mayor inseguridad laboral y menores<br />
posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hacer carrera hacia los cargos <strong>de</strong> mayor responsabilidad.<br />
88 Contrariamente a los postulados <strong>de</strong> las Teorías <strong>de</strong> la Segmentación (véase al respecto el apartado<br />
2.2)<br />
89 KERGOAT (citado en: BORDERÍAS, CARRASCO 1994:72), ha acuñado el término “cualificaciones<br />
informales” para referirse a este tipo <strong>de</strong> cualificaciones que se contraponen a las “formales” y que el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo sí reconoce.<br />
90 La prolongación <strong>de</strong> la jornada y las reuniones tardías tien<strong>de</strong>n a estar consi<strong>de</strong>radas como un<br />
indicador <strong>de</strong> lealtad y <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicación al interés <strong>de</strong> la empresa.<br />
68
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
En lo que concierne a la discriminación salarial, si bien legalmente está penalizada en la<br />
práctica se da, puesto que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> una gran variedad <strong>de</strong> factores indirectos. El riesgo<br />
<strong>de</strong> percibir salarios bajos es entre 1.5 y 2.3 veces superior para las mujeres que para los<br />
hombres en Europa (MEULDERS 1999:358). Ciertamente, si las mujeres no reciben los<br />
mismos salarios que los hombres se <strong>de</strong>be ante todo a la segregación horizontal, es <strong>de</strong>cir,<br />
al hecho <strong>de</strong> que no ocupan los mismos empleos (SILVERA 2000). Pero qué duda cabe<br />
que también interviene en buena medida la feminización <strong>de</strong> la flexibilización <strong>de</strong>l<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo (temporalidad, contrato a tiempo parcial), así como la construcción<br />
sexuada <strong>de</strong> las categorías profesionales (TORNS 1999a). Existen mecanismos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
las empresas, regidos por la lógica patriarcal, que hacen que las propias categorías<br />
profesionales entrañen diferencias <strong>de</strong> estatus y <strong>de</strong> salario en función <strong>de</strong>l sexo <strong>de</strong> quien<br />
las realiza, a pesar <strong>de</strong> que sus contenidos sean prácticamente los mismos. En este<br />
sentido, MARUANI señala que «analizar la construcción <strong>de</strong> las diferencias <strong>de</strong> sexo en el<br />
trabajo equivale a examinar los procesos <strong>de</strong> producción (invención) <strong>de</strong> la cualificación»<br />
(1991:131) 91 .<br />
Las mujeres –al igual que los jóvenes- están claramente sobrerrepresentadas en muchas<br />
<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s industrializadas en las diversas formas <strong>de</strong> precarización <strong>de</strong>l mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo o contratos <strong>de</strong> trabajo “atípicos” (temporalidad, tiempo parcial, economía<br />
sumergida, trabajo a domicilio), especialmente cuando se trata <strong>de</strong> mujeres que se han<br />
incorporado al mercado <strong>de</strong> trabajo tras un largo período <strong>de</strong> ausencia. El empleo a<br />
tiempo parcial ha crecido sustancialmente, sobre todo en los países <strong>de</strong>l norte y <strong>de</strong>l<br />
centro <strong>de</strong> Europa. La jornada a tiempo parcial se presenta como estrategia <strong>de</strong><br />
conciliación entre trabajo remunerado y responsabilida<strong>de</strong>s familiares <strong>de</strong> las mujeres 92 ,<br />
lo que significa asumir el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l “cabeza <strong>de</strong> familia masculino” (FAGAN ET AL.<br />
2000). Sin ir más lejos, la falta <strong>de</strong> servicios familiares va acompañada <strong>de</strong> un aumento <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>manda femenina a tiempo parcial 93 (WALBY 2000). También se constata, sobre todo<br />
en los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, que la gran mayoría <strong>de</strong> mujeres acepta este tipo <strong>de</strong><br />
91 Véase al respecto el caricaturesco ejemplo que la autora presenta y que muestra el conflicto <strong>de</strong> las<br />
teclistas <strong>de</strong> un diario regional francés, Le Clavier Enchainé (MARUANI 1991). A<strong>de</strong>más, las fronteras entre<br />
lo masculino y lo femenino no son rígidas, sino que están en un proceso constante <strong>de</strong> elaboración, tal<br />
como pone <strong>de</strong> manifiesto un interesante análisis histórico <strong>de</strong> GARDINER (1999) sobre la feminización <strong>de</strong><br />
los empleos <strong>de</strong> oficina en Francia. Véase también el interesante análisis que ofrece DAUNE-RICHARD<br />
(1999) sobre la cualificación <strong>de</strong>l trabajo como núcleo central <strong>de</strong> los envites sexuados.<br />
92 Más <strong>de</strong>l 80% <strong>de</strong> todos los trabajadores a tiempo parcial en el Reino Unido, Francia y Suecia son<br />
mujeres (SABATÉ ET AL. 1999:164).<br />
93 Véase el caso <strong>de</strong>l Reino Unido (WALBY 2000).<br />
69
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
contrato <strong>de</strong>bido al tipo <strong>de</strong> trabajo que realizan –es el único que se les ha ofrecido- y no<br />
por razones familiares o voluntarias (CARRASCO ET AL. 1997). Por lo tanto, se trata<br />
mayormente <strong>de</strong> “trabajo a tiempo parcial involuntario”, que es imputable a la <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> los empleadores y que obe<strong>de</strong>ce principalmente a las estrategias <strong>de</strong> flexibilización y<br />
<strong>de</strong> dualización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, especialmente en los servicios poco cualificados<br />
(BEECHEY 1987; GAVIN 2000; WALBY 2000). En estos casos, distintas encuestas revelan<br />
que el trabajo a tiempo parcial no parece excluir largas jornadas laborales, variaciones<br />
<strong>de</strong> horario <strong>de</strong> un día a otro <strong>de</strong>terminadas por la empresa, jornadas laborales<br />
discontinuas, así como menores oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> recibir formación (MEULDERS 1999).<br />
El trabajo a tiempo parcial también dificulta el cumplimiento <strong>de</strong> las condiciones<br />
necesarias para beneficiarse <strong>de</strong> pensiones <strong>de</strong> jubilación y prejubilación, así como<br />
prestaciones por <strong>de</strong>sempleo, lo que se <strong>de</strong>riva en una mayor vulnerabilidad para el<br />
colectivo <strong>de</strong> mujeres (MEULDERS 1999; WALBY 2000). En <strong>de</strong>finitiva, tal como sostiene<br />
BEECHEY (1987:187), «son sólo las ocupaciones <strong>de</strong> las mujeres las que son construidas<br />
como empleo a tiempo parcial y el género es una variable crucial para los empresarios a<br />
la hora <strong>de</strong> organizar la fuerza <strong>de</strong> trabajo».<br />
En lo que se refiere a la contratación temporal, ésta se ha <strong>de</strong>sarrollado sobre todo en los<br />
países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa y afecta especialmente a las mujeres y a los jóvenes.<br />
Constituye todavía en mayor medida un fenómeno asociado a los requerimientos<br />
empresariales, ya que permite adaptar el volumen <strong>de</strong> producción y reducir los costes<br />
salariales (MEULDERS 1999). El trabajo informal o sumergido también cuenta con un<br />
perfil eminentemente femenino, sobre todo el trabajo a domicilio en sectores<br />
industriales intensivos en fuerza <strong>de</strong> trabajo (textil, pieles, confección, etc.), así como los<br />
servicios poco cualificados (servicios personales, hostelería, etc.) 94 . El paro también<br />
inci<strong>de</strong> más en las mujeres que en los hombres, sobre todo el paro <strong>de</strong> larga duración, lo<br />
que le da una dimensión más estructural y menos “coyuntural” (GAVIN 2000).<br />
Cualquiera que sea la edad y el nivel <strong>de</strong> estudios, las tasas <strong>de</strong> paro <strong>de</strong> las mujeres son<br />
siempre superiores a las <strong>de</strong> los varones. Pero para el caso <strong>de</strong> las mujeres la dicotomía<br />
empleo/<strong>de</strong>sempleo tiene poca vali<strong>de</strong>z, puesto que no permite captar el “<strong>de</strong>sempleo<br />
oculto”, que es básicamente femenino y no aparece recogido en las estadísticas <strong>de</strong> paro.<br />
94 En estos casos, las ventajas <strong>de</strong> trabajar en su propia casa se diluyen por el hecho <strong>de</strong> recibir niveles<br />
salariales <strong>de</strong> subsistencia y por el hecho <strong>de</strong> que las condiciones laborales <strong>de</strong> estas trabajadoras hacen<br />
difícil su organización y regulación (MAHÓN 1995).<br />
70
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
Las mujeres que se <strong>de</strong>dican en exclusiva al trabajo reproductivo (amas <strong>de</strong> casa), son<br />
socialmente poco valoradas y consi<strong>de</strong>radas androcéntricamente “inactivas” <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
punto <strong>de</strong> vista laboral. Algunas <strong>de</strong> estas mujeres son “amas <strong>de</strong> casa” por elección<br />
personal; sin embargo, otras muchas no buscan empleo por razones familiares, pero si<br />
sus condiciones personales cambiaran estarían dispuestas a aceptar un trabajo<br />
remunerado (CARRASCO, MAYORDOMO 1999). Una vez más, se constata que la<br />
participación <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo, en este caso la ausencia, no pue<strong>de</strong><br />
ser entendida sin tener en cuenta las cargas reproductivas (TORNS ET AL. 1995; TORNS<br />
2000b).<br />
Pero las mujeres no sólo se enfrentan a una mayor exposición a la precariedad laboral,<br />
sino que con anterioridad se ha comentado que las que llevan a cabo trabajo<br />
remunerado, al mismo tiempo no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r el trabajo reproductivo, a menos que<br />
opten por seguir miméticamente el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> empleo masculino y se “liberen” <strong>de</strong> las<br />
responsabilida<strong>de</strong>s familiares renunciando a ellas 95 (RODRÍGUEZ 1998).<br />
Lamentablemente, la asunción <strong>de</strong> nuevos roles laborales no las exime <strong>de</strong> los viejos roles<br />
domésticos. A pesar <strong>de</strong> que las presiones sobre el hombre para que comparta las<br />
responsabilida<strong>de</strong>s reproductivas son cada vez más acusadas, los datos siguen reflejando<br />
que, por ahora, la incorporación <strong>de</strong> la mujer al mercado <strong>de</strong> trabajo no va acompañada <strong>de</strong><br />
una distribución igualitaria <strong>de</strong>l trabajo doméstico y que los sistemas simbólicos <strong>de</strong><br />
representación masculinos apenas se han alterado. Las mujeres que simultanean el<br />
trabajo doméstico-remunerado con un empleo, empiezan a acusar el efecto <strong>de</strong>l conflicto<br />
entre producción y reproducción y los costes que supone lo que algunas feministas<br />
<strong>de</strong>nominan el “malestar <strong>de</strong> la emancipación” (PICCHIO 1999). Las mujeres <strong>de</strong>ben<br />
intentar, a lo largo <strong>de</strong> los distintos momentos vitales <strong>de</strong> su biografía, conciliar las<br />
condiciones “irreconciliables” <strong>de</strong> su vida; mientras que, por el contrario, paternidad y<br />
empleo, in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica y existencia familiar, no representan contradicciones<br />
en el contexto <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> los hombres (BECK, BECK-GERNSHEIM 1998).<br />
Los cambios experimentados en las tareas reproductivas vienen <strong>de</strong>terminados por la<br />
propia composición <strong>de</strong>l hogar (número <strong>de</strong> hijos, personas <strong>de</strong>pendientes), así como por el<br />
95 Pero la “masculinización” <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> vida sólo es posible en el caso <strong>de</strong> la maternidad, puesto que<br />
las mujeres que hoy trabajan en el mercado laboral <strong>de</strong>ben hacer frente a la “<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia” <strong>de</strong> sus<br />
progenitores y no pue<strong>de</strong>n eludirla.<br />
71
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
nivel económico <strong>de</strong> la familia -o dimensión <strong>de</strong> clase-. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> acuerdo con<br />
CARRASQUER ET AL. (1996), los tiempos <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> la reproducción están pautados<br />
por el ciclo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> la mujer y el ciclo <strong>de</strong> vida familiar, <strong>de</strong> manera que los momentos<br />
<strong>de</strong> mayor exigencia <strong>de</strong>l trabajo reproductivo generalmente coinci<strong>de</strong>n con los momentos<br />
<strong>de</strong> consolidación <strong>de</strong> la participación en la esfera productiva. El trabajo reproductivo se<br />
hace visible principalmente a través <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> hijos e hijas, pero persiste y se<br />
acentúa para las mujeres adultas en la actualidad, con las tareas <strong>de</strong> cuidado y atención<br />
<strong>de</strong> las personas ancianas (TORNS 2001b). Mientras que las tasas <strong>de</strong> actividad, horario y<br />
flexibilidad masculinas siguen siendo prácticamente indiferentes a las condiciones<br />
familiares, en el caso <strong>de</strong> las mujeres, en cambio, su ciclo familiar influye directamente<br />
en su tiempo <strong>de</strong> trabajo (PICCHIO 1999).<br />
Parte <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o reproductivo –sobre todo el referido al cuidado <strong>de</strong><br />
las personas- se caracteriza por ser especialmente rígido, <strong>de</strong> manera que algunas tareas<br />
que lo componen son ineludibles y no es posible suprimirlas por propia voluntad<br />
(DURÁN 1986, 1988). Determinadas tareas reproductivas presentan unos condicionantes<br />
horarios muy rígidos (se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar los platos sin fregar, pero no es posible aplazar la<br />
comida o saber cuándo un hijo va a estar enfermo), son inminentes, cotidianas (no se<br />
pue<strong>de</strong>n acumular) y, a<strong>de</strong>más, consumen mucho tiempo (alimentar y lavar a un recién<br />
nacido, por ejemplo) (CASTAÑO 1999). Ciertamente, resulta complicado compaginar el<br />
trabajo productivo con el trabajo reproductivo, puesto que ambos se rigen por tiempos,<br />
ritmos y disponibilida<strong>de</strong>s incompatibles. La inflexibilidad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo no viene <strong>de</strong>terminada únicamente por las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los sujetos que<br />
integran las familias, sino, sobre todo, por los horarios o la estructura <strong>de</strong> las<br />
instituciones <strong>de</strong> reproducción social (colegios, hospitales, administración pública) y por<br />
los tiempos <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s (comercios, transportes, etc.) (DEL RE 1995). Es por ello que<br />
la situación <strong>de</strong> una madre <strong>de</strong> familia con un empleo asalariado no tiene nada que ver con<br />
la <strong>de</strong> un trabajador padre <strong>de</strong> familia. La socióloga italiana BALBO (1979) <strong>de</strong>scribe esta<br />
situación con el término “doble presencia” y la distingue <strong>de</strong> la doble jornada, dado que<br />
preten<strong>de</strong> reflejar no la sobreposición <strong>de</strong> dos jornadas <strong>de</strong> trabajo distintas y separables,<br />
sino una doble carga <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>sarrollada en un mismo espacio, tiempo y jornada,<br />
con lo que ello supone <strong>de</strong> volumen e intensidad <strong>de</strong> trabajo material y <strong>de</strong><br />
condicionamiento <strong>de</strong> las actitu<strong>de</strong>s y valores <strong>de</strong> las mujeres ante la vida familiar, laboral<br />
72
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
y personal 96 . La “doble presencia” repercute negativamente en la salud <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>nominadas elastic women; genera estrés, ansiedad, malestar e insatisfacción, la<br />
sensación <strong>de</strong> “no llegar a todo”, ya que las obliga a mantener una <strong>de</strong>dicación parcial<br />
tanto en el trabajo remunerado como en el doméstico-familiar 97 (ANEDO 2000).<br />
Al tener que asumir el trabajo reproductivo, las mujeres ven constreñidos sus <strong>de</strong>rechos y<br />
oportunida<strong>de</strong>s ante el empleo. Las mujeres, tal como se ha apuntado, comparten una<br />
serie <strong>de</strong> características en su participación laboral: bajos salarios, segregación horizontal<br />
y vertical, mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sempleo, trayectorias laborales discontinuas, menor<br />
acceso a beneficios sociales, etc. El trabajo remunerado <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> las mujeres<br />
no se pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r si no se tienen en cuenta sus funciones domésticas. El mundo <strong>de</strong><br />
la familia parece, en consecuencia, tener una significación muy distinta para ellos y para<br />
ellas, ya que mientras las responsabilida<strong>de</strong>s familiares son percibidas como obstáculo<br />
para la participación femenina en el empleo, en el caso <strong>de</strong> los hombres, es justamente la<br />
ausencia <strong>de</strong> cargas la que posibilita su elevada disponibilidad para la vida profesional<br />
(TOBÍO 2001). Los empresarios son conscientes <strong>de</strong> esta relación entre trabajo<br />
remunerado y funciones domésticas; es por ello que, especialmente cuando quieren<br />
cubrir puestos <strong>de</strong> responsabilidad, prefieren hombres casados y con hijos antes que<br />
mujeres, ya que suponen que éstas, a diferencia <strong>de</strong> sus homólogos masculinos, van a<br />
tener conflictos entre las responsabilida<strong>de</strong>s familiares y las laborales, que van a<br />
menguar su imagen profesional, su <strong>de</strong>dicación, su interés y su eficacia. Mientras se<br />
asume que la prioridad <strong>de</strong> la mujer trabajadora van a ser los hijos, para el caso <strong>de</strong> los<br />
hombres, en cambio, la paternidad es sinónimo <strong>de</strong> responsabilidad profesional, por<br />
cuanto <strong>de</strong>be garantizar el sustento económico <strong>de</strong> su familia 98 . Este es el “techo <strong>de</strong><br />
cristal” al que se enfrentan las mujeres que ocupan puestos <strong>de</strong> trabajo cualificados, en<br />
los que ven totalmente mermadas las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción laboral. Ciertamente,<br />
96 CASTELLS (1998:160) nos habla <strong>de</strong> un “cuádruple turno <strong>de</strong> trabajo” para las mujeres. En palabras<br />
<strong>de</strong>l autor, «la incorporación masiva <strong>de</strong> las mujeres al trabajo remunerado aumentó su po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
negociación frente a los hombres (...). A<strong>de</strong>más, impuso una carga insoportable a las vidas <strong>de</strong> las mujeres<br />
por su cuádruple turno diario (trabajo remunerado, tareas <strong>de</strong>l hogar, cuidado <strong>de</strong> los hijos y turno nocturno<br />
para el esposo)».<br />
97 En Cataluña, una <strong>de</strong> las Comunida<strong>de</strong>s Autónomas con una mayor tasa <strong>de</strong> actividad femenina, a<br />
mayor carga reproductiva las mujeres perciben un peor estado <strong>de</strong> salud y duermen menos horas, aunque<br />
esta asociación sólo se manifiesta en trabajadoras pertenecientes a las clases sociales más <strong>de</strong>sfavorecidas.<br />
Entre las mujeres <strong>de</strong> clase social alta, la posibilidad <strong>de</strong> costearse la externalización <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo explicaría su menor exposición a los efectos negativos <strong>de</strong> la doble presencia sobre la salud<br />
(ARTAZCOZ 2001).<br />
98 Tal como se pregunta DEL RE (1999:79), «¿Qué madre trabajadora podría trasladarse durante cuatro<br />
meses a Eslovenia para controlar la instalación <strong>de</strong> una nueva oficina comercial?».<br />
73
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
mientras el siglo XX se ha caracterizado por la consecución <strong>de</strong> la igualdad legal entre<br />
hombres y mujeres, el reto <strong>de</strong>l siglo XXI es superar el “techo <strong>de</strong> cristal” que impi<strong>de</strong><br />
alcanzar la igualdad real.<br />
Este <strong>de</strong>salentador panorama propicia que las mujeres que se emplean fuera <strong>de</strong>l hogar y<br />
que disponen <strong>de</strong> suficientes ingresos económicos, opten por remunerar a otra mujer para<br />
obtener soporte en algunos aspectos <strong>de</strong>l trabajo reproductivo; ante la imposibilidad <strong>de</strong><br />
conseguir un mejor reparto <strong>de</strong> las tareas en el seno <strong>de</strong>l hogar y ante la ausencia <strong>de</strong> una<br />
oferta <strong>de</strong> servicios públicos que permita sustituir parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo.<br />
A<strong>de</strong>más, en el terreno <strong>de</strong> los servicios sociales, se sigue consi<strong>de</strong>rando y reforzando el<br />
mo<strong>de</strong>lo familiar basado en el hombre jefe <strong>de</strong>l hogar y en la mujer ama <strong>de</strong> casa, a pesar<br />
<strong>de</strong> los cambios protagonizados por las mujeres; por ello, se otorga una escasa<br />
importancia a las políticas que permitirían que hombres y mujeres se incorporaran en<br />
igualdad <strong>de</strong> condiciones al mercado <strong>de</strong> trabajo. Sin lugar a dudas, el Estado y la<br />
sociedad siguen contando con las mujeres como institución básica para la atención y<br />
cuidado <strong>de</strong> las personas (CARRASCO, MAYORDOMO 1999).<br />
A modo <strong>de</strong> conclusión, las mujeres <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales son discriminadas en<br />
el mercado <strong>de</strong> trabajo en base a la asunción patriarcal que consi<strong>de</strong>ra que el rol natural<br />
<strong>de</strong> la mujer está en la esfera reproductiva, por lo que va a ser menos productiva que un<br />
hombre en <strong>de</strong>terminados trabajos remunerados y, a<strong>de</strong>más, su actividad se verá<br />
negativamente afectada por sus responsabilida<strong>de</strong>s familiares, en términos <strong>de</strong> movilidad,<br />
estabilidad y eficiencia. La concentración primordial <strong>de</strong> la mujer en el área <strong>de</strong> la<br />
reproducción la convierte en trabajadora secundaria en el área <strong>de</strong> la producción social 99 .<br />
Hemos visto que las mujeres son víctimas <strong>de</strong> dos tipos <strong>de</strong> segregación a consecuencia<br />
<strong>de</strong> su género. Por un lado, están peor pagadas las activida<strong>de</strong>s atribuidas al género<br />
femenino que las atribuidas al género masculino; por otro, es habitual que las mujeres<br />
reciban menos salario que los hombres en una misma categoría laboral -a igual<br />
formación, <strong>de</strong>dicación y ejecución- y que tengan menores oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción<br />
profesional. La presión que ejercen las tareas domésticas en las mujeres repercute<br />
99 Las elevadas tasas <strong>de</strong> actividad femenina que se dan en los países escandinavos no son tanto un<br />
reflejo <strong>de</strong> la superación <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género en el mercado <strong>de</strong> trabajo, sino que se trata<br />
mayormente <strong>de</strong> mujeres asalariadas en el sector público, que han sustituido la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica<br />
respecto <strong>de</strong> los hombres por la <strong>de</strong>l Estado (MAHÓN 1995). WALBY (1990) <strong>de</strong>scribe este proceso como el<br />
tránsito <strong>de</strong> un patriarcado privado hacia uno público.<br />
74
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
negativamente en su acceso al empleo, en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su profesión y en su<br />
promoción profesional.<br />
En síntesis, a lo largo <strong>de</strong> este capítulo ha quedado patente que aunque la división <strong>de</strong>l<br />
trabajo entre hombres y mujeres tenga rostros muy distintos y que tanto las priorida<strong>de</strong>s<br />
como las estrategias <strong>de</strong> las mujeres sean diferentes en las distintas socieda<strong>de</strong>s, sí pue<strong>de</strong>n<br />
abstraerse claras regularida<strong>de</strong>s, como el hecho <strong>de</strong> que las mujeres experimenten<br />
problemas <strong>de</strong> subordinación similares y que en todas las socieda<strong>de</strong>s el “valor” distinga<br />
el trabajo masculino <strong>de</strong>l femenino –tanto en la esfera productiva como en la<br />
reproductiva-, lo que induce a una jerarquía social que sitúa a las mujeres en una<br />
posición <strong>de</strong> inferioridad con respecto a los hombres (HIRATA, KERGOAT 2000). Existe,<br />
por lo tanto, una asimetría universal en el sentido <strong>de</strong> que las activida<strong>de</strong>s masculinas se<br />
consi<strong>de</strong>ran más valiosas y prestigiosas que las femeninas, tanto en términos <strong>de</strong><br />
valoración cultural como <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y autoridad, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cuál sea su<br />
aportación social y/o económica (MAQUIEIRA 2001) 100 . Estos mecanismos <strong>de</strong> asignación<br />
<strong>de</strong> prestigio sexuados, como se ha visto, no sólo inci<strong>de</strong>n en la escasa valoración que<br />
recibe el trabajo reproductivo (atribuido a las mujeres), sino que también están vigentes<br />
en el trabajo remunerado, por cuanto las distintas profesiones adquieren prestigio o se<br />
<strong>de</strong>valúan socialmente en función <strong>de</strong> si las <strong>de</strong>sempeñan hombres o mujeres.<br />
Tales relaciones <strong>de</strong> subordinación/dominio, al tener sus orígenes en el plano <strong>de</strong> la<br />
familia y transmitirse a través <strong>de</strong> la socialización diferencial entre hombres y mujeres,<br />
son fácilmente perpetuables. Muchas veces son las propias mujeres las que asumen<br />
acríticamente su rol en la esfera reproductiva y lo internalizan como necesario para su<br />
pretendida realización como mujeres. Otras veces, cuando la mujer busca un empleo<br />
remunerado, consciente <strong>de</strong> la discriminación existente en el mercado <strong>de</strong> trabajo e<br />
imbuida <strong>de</strong>l tópico <strong>de</strong> que sus ingresos son secundarios, manifiesta menos exigencias<br />
salariales. Por la misma razón, difícilmente el hombre va a tener incentivos para<br />
incorporarse en la esfera reproductiva en igualdad <strong>de</strong> condiciones que la mujer, puesto<br />
que se trata <strong>de</strong> una actividad socialmente poco valorada, aparentemente cubierta por las<br />
mujeres, lo que le permite seguir ofreciendo la máxima disponibilidad horaria en la<br />
esfera productiva, <strong>de</strong> una manera “natural” y, a<strong>de</strong>más, sin ningún tipo <strong>de</strong> coste.<br />
75
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
2.5. Género, Clase Social y Etnia 101 .<br />
Sin lugar a dudas, el género como categoría no adquiere el mismo significado en todos<br />
los contextos sociales, sino que se re<strong>de</strong>fine en función <strong>de</strong> elementos tales como la<br />
religión, la etnia, la cultura o la clase. El género interacciona con otras dimensiones, <strong>de</strong><br />
modo que no existen las categorías “hombre” y “mujer” como universales, sino que la<br />
vivencia <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> “mujer” es modulada por la clase social, la etnia o raza y la<br />
cultura (BACA, THORNTON, 1994; STACK 1994; MULLINGS 1994; MOORE 1999) 102 . La<br />
interrelación <strong>de</strong> estas nuevas dimensiones es indispensable para abordar nuestro objeto<br />
<strong>de</strong> estudio, a saber, la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, ya que permite captar el trasvase <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s que se produce <strong>de</strong> las<br />
mujeres empleadoras o consumidoras <strong>de</strong> los servicios hacia las empleadas. Así pues, la<br />
subordinación en términos <strong>de</strong> género, clase social y etnicidad constituye el marco <strong>de</strong><br />
referencia <strong>de</strong> todo análisis <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> la mujer inmigrante –tal como se<br />
retomará en los posteriores capítulos- y muy en especial en el caso <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico, ya que mayormente son las mujeres <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas etnias y <strong>de</strong> niveles<br />
económicos bajos las que posibilitan el acceso <strong>de</strong> otras mujeres, blancas y <strong>de</strong> clase<br />
media, a los trabajos remunerados cualificados fuera <strong>de</strong>l hogar 103 .<br />
Ciertamente, el ethos burgués <strong>de</strong> la mujer ama <strong>de</strong> casa que ha predominado en las<br />
socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales hasta la década <strong>de</strong> los sesenta, sólo ha afectado a las familias <strong>de</strong><br />
clase media, puesto que la gran mayoría <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> clase trabajadora jamás han<br />
abandonado el mercado <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los orígenes <strong>de</strong> la industrialización han<br />
100 Esta constatación ya fue observada por la antropóloga MEAD (1935) en sus estudios etnográficos.<br />
101 En este apartado utilizaré indistintamente los conceptos <strong>de</strong> “raza” y “etnicidad”, siendo fiel a la<br />
terminología que utilizan las feministas <strong>de</strong> “color”. Sin embargo, a lo largo <strong>de</strong> la Tesis Doctoral se ha<br />
optado por sustituir “raza” por “etnia”, en el sentido <strong>de</strong> plasmar la i<strong>de</strong>ntidad cultural, alejada <strong>de</strong> la<br />
connotación biológica <strong>de</strong> la “raza”. El concepto “etnia” se difun<strong>de</strong> como repudio a las doctrinas racistas<br />
<strong>de</strong> los nazis y hace hincapié en la constatación <strong>de</strong> que las comunida<strong>de</strong>s humanas son fenómenos<br />
históricos, culturales y no agrupaciones dotadas <strong>de</strong> rasgos <strong>de</strong> origen racial y, por lo tanto, hereditarios<br />
(STOLCKE 1991:97-99).<br />
102 Estas explicaciones “multisistema”, propias <strong>de</strong> los noventa, se contraponen a las explicaciones<br />
“duales” presentes en la década <strong>de</strong> los setenta y ochenta. Se trata <strong>de</strong> una aproximación pluralista a la<br />
opresión <strong>de</strong> la mujer, en perfecta sintonía con la fragmentación <strong>de</strong> los ejes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad en el<br />
capitalismo tardío, en el sentido <strong>de</strong> no consi<strong>de</strong>rar las relaciones <strong>de</strong> producción (clases sociales) como<br />
únicos <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la estructura social (ÁLVAREZ, BELTRÁN, SÁNCHEZ 2001).<br />
103 Se estima que el 25% <strong>de</strong> todo el empleo <strong>de</strong> las mujeres en las ciuda<strong>de</strong>s latinoamericanas<br />
correspon<strong>de</strong> al servicio doméstico y, casi sin excepciones, estas trabajadoras son negras, indígenas o<br />
mestizas (SABATÉ ET AL. 1995).<br />
76
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
realizado diversos trabajos remunerados por necesidad (en las fábricas, <strong>de</strong> sirvientas,<br />
etc.) 104 . Por lo tanto, las relaciones <strong>de</strong> género están claramente cruzadas por las <strong>de</strong> clase,<br />
<strong>de</strong> modo que es la posición <strong>de</strong> clase <strong>de</strong> la mujer la que acaba estructurando el<br />
significado concreto que el género tiene para ella. De acuerdo con BENERÍA y SEN, «las<br />
variaciones que existen entre mujeres <strong>de</strong> diferentes clases son tan importantes para la<br />
posición social <strong>de</strong> la mujer como los elementos comunes inherentes al hecho <strong>de</strong> ser una<br />
mujer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una sociedad <strong>de</strong>terminada» (1983:98). En este sentido, para el caso <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico, no es lo mismo trabajar en un hogar como ama <strong>de</strong> casa, como<br />
empleada doméstica o como “señora” que dirige el trabajo <strong>de</strong> esta última 105 . La<br />
dimensión <strong>de</strong> clase, vista como relación social antagónica, permite captar especialmente<br />
las relaciones concretas <strong>de</strong> opresión que existen entre las empleadas domésticas y sus<br />
patronas (BENERÍA, SEN 1983).<br />
Pero la dimensión <strong>de</strong> la clase social no es la única a tener en cuenta. Dentro <strong>de</strong> esta<br />
introducción <strong>de</strong> la diferencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la teoría feminista, las mujeres negras (al igual<br />
que las mujeres lesbianas y otros colectivos <strong>de</strong> mujeres) han dado a conocer la<br />
especificidad <strong>de</strong> su problemática y <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>mandas (ÁLVAREZ 2001) 106 . La perspectiva<br />
<strong>de</strong> la mujer negra ha estado presente en el movimiento feminista ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XIX.<br />
La raza o la etnia juega también un papel fundamental. La interrelación <strong>de</strong> las tres<br />
dimensiones -raza o etnia, clase social y género- afecta las experiencias <strong>de</strong> todos los<br />
seres humanos, tanto en la esfera productiva como en la esfera reproductiva. Mientras<br />
las mujeres <strong>de</strong> “color” se sitúan en una situación <strong>de</strong> clara <strong>de</strong>sventaja, provocan<br />
privilegios y beneficios a las personas que se sitúan en la cima <strong>de</strong> estos sistemas <strong>de</strong><br />
jerarquización –a saber, hombres, blancos y pertenecientes a las clases altas- 107 . Las<br />
experiencias <strong>de</strong> las mujeres son relacionales, por cuanto las categorías hombre/mujer y<br />
mujer blanca / mujer <strong>de</strong> “color” sólo tienen significado poniendo en contraposición una<br />
104 El empleo voluntario <strong>de</strong> la mujer casada era visto como algo vergonzoso entre las clases sociales<br />
más adineradadas, puesto que significaba el abandono <strong>de</strong> sus responsabilida<strong>de</strong>s familiares.<br />
105 En el Tercer Mundo, por ejemplo, las mujeres <strong>de</strong> clase media y clase alta cuentan con empleadas<br />
domésticas que realizan buena parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo. En América Latina, las empleadas <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico conforman la mayor proporción <strong>de</strong>l empleo femenino en las áreas urbanas (BENERÍA,<br />
SEN 1983:107).<br />
106 El feminismo negro es una manifestación más <strong>de</strong> las corrientes feministas que introducen la noción<br />
<strong>de</strong> diferencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l feminismo, tales como el feminismo cultural o el feminismo postmo<strong>de</strong>rno. Para<br />
obtener más información sobre el <strong>de</strong>bate alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la diferencia y la teoría feminista, véase: BELTRÁN,<br />
MAQUIEIRA (2001).<br />
107 El término “mujeres <strong>de</strong> color” es acuñado por algunas feministas norteamericanas para <strong>de</strong>signar la<br />
diversidad <strong>de</strong> colectivos <strong>de</strong> mujeres no blancas que resi<strong>de</strong>n en Estados Unidos (afroamericanas, asiáticas,<br />
latinas, indias americanas, etc.)<br />
77
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
con la otra. En consecuencia, carece <strong>de</strong> sentido referirse a un sujeto femenino genérico,<br />
puesto que la esfera <strong>de</strong> lo femenino en una categoría internamente fragmentada por la<br />
clase, la raza y las características étnicas o la edad. En base a estos planteamientos surge<br />
un feminismo <strong>de</strong>nominado “multiracial”, que permite situar a hombres y a mujeres en<br />
múltiples sistemas <strong>de</strong> dominación 108 y explicar «por qué hay mujeres que lo tienen todo<br />
y mujeres que no tienen nada» (BACA, THORNTON 1994:11).<br />
Ciertamente, las mujeres blancas y las mujeres <strong>de</strong> “color” han sufrido <strong>de</strong> distinta manera<br />
las consecuencias <strong>de</strong> las fijas <strong>de</strong>finiciones jerárquicas establecidas por la cultura<br />
occi<strong>de</strong>ntal. El concepto <strong>de</strong> feminidad en la sociedad americana <strong>de</strong> antes <strong>de</strong>l siglo XX<br />
tuvo que ser restrictivo y excluir a la mujer negra para po<strong>de</strong>r así legitimar la esclavitud.<br />
En otras palabras, la difícil cuestión <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir la feminidad bajo la esclavitud se<br />
resuelve anulando a la mujer negra como mujer y situándola ontológica y<br />
simbólicamente fuera <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong> la feminidad que establece la ley patriarcal<br />
(FERNÁNDEZ, VALLEJO 1999). Atributos propiamente masculinos, como la fortaleza<br />
física y psicológica, son adjudicados a la mujer negra y esclava y, en base a ellos, estas<br />
mujeres son valoradas a la vez que menospreciadas (CHRISTIAN 1985). Sin esta<br />
<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la mujer esclava en la sociedad americana, según CHRISTIAN (1985), la<br />
<strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al patriarcal <strong>de</strong> feminidad, concebido en la época <strong>de</strong> la esclavitud<br />
como mujer blanca, libre y <strong>de</strong> clase alta, no podría haber existido.<br />
Correlacionar mujer con esfera reproductiva y hombre con esfera productiva, en el<br />
fondo, toma como referente a la mujer blanca <strong>de</strong> clase media <strong>de</strong> los países<br />
industrializados. No todas las mujeres pue<strong>de</strong>n “permitirse el lujo” <strong>de</strong> no trabajar fuera<br />
<strong>de</strong>l hogar o <strong>de</strong> concebir el empleo como ayuda o complemento a la actividad <strong>de</strong> su<br />
esposo, por lo que las experiencias <strong>de</strong> la mujer occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> clase media no pue<strong>de</strong>n<br />
generalizarse a todas las mujeres, en particular a las mujeres <strong>de</strong> “color”, relegadas a las<br />
posiciones socioeconómicas más bajas (ORTIZ 1994) 109 . Para las mujeres con rentas<br />
108 A la opresión en función <strong>de</strong>l género, la clase social y la raza o etnia <strong>de</strong>bería añadirse la opresión en<br />
función <strong>de</strong> la orientación sexual (heterosexualidad vs. Homosexualidad), <strong>de</strong> modo que las mujeres <strong>de</strong><br />
“color” , <strong>de</strong> clase baja y, a<strong>de</strong>más, lesbianas, son víctimas <strong>de</strong> cuatro ejes <strong>de</strong> discriminación (BACA,<br />
THORNTON 1994).<br />
109 ORTIZ (1994) ha elaborado un interesante estudio sobre las características socioeconómicas,<br />
<strong>de</strong>mográficas y familiares <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> “color” en Estados Unidos (afroamericanas, asiáticas, latinas<br />
e indias americanas), que ilustra perfectamente la interacción entre las dimensiones <strong>de</strong> clase, género y<br />
raza o etnia<br />
78
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
bajas y, en especial, para las mujeres <strong>de</strong> “color” sin marido y con cargas familiares, la<br />
situación es totalmente distinta y no tienen otra opción que ser madres y, al mismo<br />
tiempo, trabajar fuera <strong>de</strong> casa. Las feministas negras han criticado este reduccionismo<br />
etnocéntrico 110 , ya que la mayor parte <strong>de</strong> familias negras en Estados Unidos son<br />
monoparentales, encabezadas por mujeres que <strong>de</strong>ben hacer frente solas a todas las<br />
responsabilida<strong>de</strong>s familiares, tanto las reproductivas como las económicas y sobrellevar<br />
como puedan la “doble presencia” 111 . Lo mismo suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> algunas áreas <strong>de</strong><br />
América Latina, don<strong>de</strong> la “<strong>de</strong>serción” masculina (abandono <strong>de</strong>l hogar) es una carga<br />
suplementaria para las mujeres, que pasan a dirigir hogares monoparentales y a asumir,<br />
con sus precarios ingresos, la totalidad <strong>de</strong> la responsabilidad <strong>de</strong> la manutención <strong>de</strong> los<br />
hijos 112 (JULIANO 1994:46). En este sentido, SPELMAN (1988) asegura que el gran error<br />
<strong>de</strong> la feminista <strong>de</strong> clase media es dar por supuesto que, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong><br />
clase y <strong>de</strong> la etnia, la experiencia <strong>de</strong>l sexismo es la misma, como si en realidad existiera<br />
la ”mujer genérica”. Según la autora, la opresión <strong>de</strong> una mujer negra en una sociedad<br />
racista y sexista se presenta como «si ello fuera una carga adicional cuando, en realidad,<br />
es una carga distinta» (1988:123).<br />
Cuando se aplica el concepto <strong>de</strong> trabajo reproductivo a las mujeres <strong>de</strong> “color”, <strong>de</strong>be<br />
tenerse muy en cuenta que su presencia en la esfera productiva ha sido siempre<br />
indispensable para po<strong>de</strong>r garantizar unos mínimos <strong>de</strong> subsistencia a su familia, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
los tiempos <strong>de</strong> la esclavitud. Estas mujeres siempre han tenido que lidiar con el trabajo<br />
remunerado y las responsabilida<strong>de</strong>s familiares y sólo han podido <strong>de</strong>dicarse al cuidado<br />
<strong>de</strong> sus familias <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> regresar exhaustas a sus casas por las noches, tras una larga<br />
jornada <strong>de</strong> trabajo en el campo o como sirvientas (ABEL 2000). A menudo, estas<br />
110 S. TRUTH, en 1851, expone las contradicciones entre las cualida<strong>de</strong>s adscritas a las mujeres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
feminismo y su condición <strong>de</strong> afroamericana, durante una convención sobre <strong>de</strong>rechos humanas <strong>de</strong> las<br />
mujeres don<strong>de</strong> había casi exclusivamente mujeres blancas:<br />
Los hombres <strong>de</strong> allí fuera dicen que hay que ayudar a las mujeres a subir a los carruajes, a cruzar<br />
las zanjas y que éstas <strong>de</strong>ben ocupar el mejor lugar en todas partes. ¡A mí nadie me ayuda subir a<br />
un carruaje, ni impi<strong>de</strong> que chapotee en el barro, ni me ce<strong>de</strong> el mejor lugar! ¿Y no soy acaso una<br />
mujer? ¡Miradme! ¡Mirad mi brazo! ¡Yo he cavado, plantado y he llevado la cosecha al granero,<br />
y ningún hombre pudo disuadirme! ¿Y no soy acaso una mujer? Puedo trabajar y comer tanto<br />
como un hombre –cuando tengo qué comer- y también empuñar un látigo. ¿Y no soy acaso una<br />
mujer? He dado a luz a trece criaturas y he visto cómo la mayoría <strong>de</strong> ellas han sido vendidas<br />
como esclavas, y cuando mi dolor <strong>de</strong> madre me hizo gritar, nadie, salvo Jesús, me escuchó. ¿Y<br />
no soy acaso una mujer? (Citado en: MOLLER 1996:186).<br />
111 Muchas <strong>de</strong> estas mujeres son beneficiarias <strong>de</strong> la asistencia pública en los Estados Unidos (MICHEL<br />
2000).<br />
112 En algunas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la zona, se calcula que el 40% <strong>de</strong> los hogares tienen al frente a una mujer<br />
(JULIANO 1994:46).<br />
79
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
mujeres no han tenido más remedio que <strong>de</strong>jar a los miembros enfermos o discapacitados<br />
<strong>de</strong> su familia solos en casa durante el día. La construcción <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> familia basado<br />
en la <strong>de</strong>dicación exclusiva <strong>de</strong> la mujer a la esfera reproductiva tiene repercusiones<br />
claramente negativas para las mujeres <strong>de</strong> “color” que, a menudo, han sido “acusadas” <strong>de</strong><br />
no cumplir con la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la “buena” esposa y madre (THORNTON 1994). De hecho,<br />
a pesar <strong>de</strong> que la realidad <strong>de</strong>muestra que el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> familia <strong>de</strong> la clase media<br />
“blanca” nunca ha sido el tipo <strong>de</strong> familia dominante, sí ha constituido el instrumento a<br />
través <strong>de</strong>l cual se han juzgado las otras formas <strong>de</strong> familia 113 . En consecuencia, cuando<br />
en las últimas décadas parece que la mujer blanca <strong>de</strong> clase media “<strong>de</strong>scubre” el<br />
significado <strong>de</strong> la “doble presencia” y <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica respecto al<br />
cónyuge masculino, las feministas <strong>de</strong> “color” tienen mucho que <strong>de</strong>cir al respecto.<br />
Muchos <strong>de</strong> los “nuevos” estilos <strong>de</strong> vida que ahora se dan en las elites <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s<br />
occi<strong>de</strong>ntales son los mismos –aunque con <strong>de</strong>terminantes económicos, sociales y<br />
culturales distintos- que años atrás han sido <strong>de</strong>finidos como patológicos, <strong>de</strong>sviados e<br />
inaceptables (MULLINGS 1994; BACA 1994). Es así como, en base a la distinción <strong>de</strong><br />
WALBY (1990) entre patriarcado privado y patriarcado público, pue<strong>de</strong> sostenerse que las<br />
mujeres <strong>de</strong> “color” son explotadas por un patriarcado público que las relega a las peores<br />
posiciones <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, a la vez que han carecido <strong>de</strong> la “protección” que<br />
ofrece el patriarcado privado, aunque esta última esté basada en la sumisión y la<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia hacia la figura masculina 114 (THORNTON 1994).<br />
Pero incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>nominado “pensamiento feminista negro” también <strong>de</strong>be<br />
introducirse la pluralidad y evitar caer en el universalismo. Tal como sostiene COLLINS<br />
(1990), las propias experiencias <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> “color” no son únicas, sino que<br />
variarán en base a su clase social, a su condición <strong>de</strong> heterosexuales o lesbianas, o<br />
incluso a la edad, la religión o el lugar <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia, por citar algunas dimensiones.<br />
Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> estas diferencias, <strong>de</strong> ello no <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>rivarse la completa<br />
fragmentación o atomización <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, ya que podría conducir al<br />
113 De hecho, la propia exigencia <strong>de</strong> un cuidado <strong>de</strong> los hijos en el hogar es una preocupación reciente y<br />
el discurso médico sobre la crianza infantil es una invención <strong>de</strong> las elites <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo<br />
XIX, para justificar la figura <strong>de</strong>l ama <strong>de</strong> casa (GARDEY 2000).<br />
114 La discriminación pública <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> “color” se mantiene incluso cuando éstas acce<strong>de</strong>n a las<br />
clases sociales superiores, tal como ponen <strong>de</strong> manifiesto los estudios sobre la elite afroamericana<br />
(BENJAMIN 1991; HIGGINBOTHAM 1994). Estos estudios <strong>de</strong>muestran que, si bien algunas mujeres<br />
afroamericanas han logrado triunfar en su vida profesional, no sólo siguen siendo relegadas a las<br />
ocupaciones tradicionalmente femeninas, al igual que las mujeres “blancas”, sino que, a<strong>de</strong>más, a<br />
80
C2: El trabajo <strong>de</strong> las mujeres: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la invisibilidad académica hasta las nuevas perspectivas <strong>de</strong> análisis<br />
extremo <strong>de</strong> minusvalorar o ignorar la propia existencia <strong>de</strong>l patriarcado o <strong>de</strong>l contrato<br />
sexual, por ejemplo (ÁLVAREZ 2001:281). A lo largo <strong>de</strong>l anterior apartado se ha<br />
<strong>de</strong>mostrado que todas las mujeres, por el mero hecho <strong>de</strong> serlo, comparten una<br />
experiencia más o menos común <strong>de</strong> opresión y subordinación por parte <strong>de</strong> los hombres,<br />
que las sitúa en una posición <strong>de</strong> inferioridad en los distintos ámbitos <strong>de</strong> la vida. Sin<br />
embargo, ello no significa que su manifestación pueda estudiarse no teniendo en cuenta<br />
que existen circunstancias claramente distintas en función <strong>de</strong> la clase social y la raza o<br />
etnia, entre otros factores (PEARSON 1999). En palabras <strong>de</strong> MOLLER, «el género es, en sí<br />
mismo, una categoría <strong>de</strong> análisis muy importante y que en modo alguno <strong>de</strong>beríamos<br />
paralizar por el hecho <strong>de</strong> que existan diferencias entre las mujeres. [...] En todos los<br />
lugares, en todas las clases, en todas las razas y en todas las culturas encontramos<br />
similitu<strong>de</strong>s en los rasgos característicos <strong>de</strong> esas <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s, así como en lo relativo a<br />
sus causas y sus efectos, aunque a menudo su magnitud o su gravedad difieran»<br />
(1996:203). En cualquier caso, <strong>de</strong> acuerdo con ÁLVAREZ (2001), <strong>de</strong> lo que se trata es <strong>de</strong><br />
conservar la noción universal <strong>de</strong> género, pero evitando caer en el error <strong>de</strong> utilizar una<br />
categoría genérica para reflejar los problemas <strong>de</strong> sólo un grupo <strong>de</strong> mujeres y siendo<br />
capaz <strong>de</strong> incorporar la diferencia y la pluralidad <strong>de</strong> experiencias y reivindicaciones 115 .<br />
diferencia <strong>de</strong> estas últimas, difícilmente son contratadas en las empresas privadas y sólo encuentran<br />
trabajo en un sector público no discriminatorio, aunque con salarios menores que el sector privado.<br />
115 Frente a las feministas que confun<strong>de</strong>n igualdad con homogeneización y las feministas que rechazan<br />
este mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la diferencia, rompiendo los lazos <strong>de</strong> seguridad entre las mujeres, surgen<br />
movimientos que asumen que igualdad y diferencia no son conceptos contradictorios. En este sentido, el<br />
planteamiento central <strong>de</strong>l feminismo dialógico está en la elaboración <strong>de</strong> una teoría <strong>de</strong> la feminidad que<br />
permita una sola <strong>de</strong>finición, no en términos homogeneizadores, sino inclusiva, dinámica e igualadora <strong>de</strong><br />
toda la pluralidad <strong>de</strong> voces <strong>de</strong> las mujeres (PUIGVERT 2001).<br />
81
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
3. Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo<br />
económico y sobre las migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género.<br />
El predominio <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> la mujer como económicamente inactiva, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
aca<strong>de</strong>mia como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las representaciones sociales, también se ha extendido a las teorías<br />
sobre el <strong>de</strong>sarrollo y sobre las migraciones. En la mayor parte <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>sarrollo, y por en<strong>de</strong> en los programas y proyectos que <strong>de</strong> ellos se <strong>de</strong>rivan, aun cuando el<br />
trabajo y los ingresos <strong>de</strong> las mujeres resultan indispensables para la supervivencia familiar,<br />
sólo se reconoce su rol reproductivo como contribución a la sociedad, mientras que sus<br />
activida<strong>de</strong>s productivas permanecen ocultas. De la misma limitación adolecen los mo<strong>de</strong>los<br />
teóricos explicativos <strong>de</strong> los movimientos migratorios, puesto que, hasta mediados <strong>de</strong> los<br />
setenta, las mujeres están totalmente excluidas <strong>de</strong> las investigaciones sobre migraciones, a<br />
pesar <strong>de</strong> que la realidad cuestiona tajantemente su olvido. De ese modo, la invisibilidad <strong>de</strong>l<br />
protagonismo <strong>de</strong> las mujeres se sustenta en aspectos meramente i<strong>de</strong>ológicos.<br />
A lo largo <strong>de</strong> este capítulo se ofrece una breve exposición <strong>de</strong> los principales enfoques<br />
teóricos en el estudio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y <strong>de</strong> las migraciones, con el fin <strong>de</strong> analizar cómo ha<br />
ido evolucionando el tratamiento que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellos se ha dado a las relaciones <strong>de</strong> género y al<br />
papel que <strong>de</strong>sempeña la mujer. Ambos recorridos –teorías sobre el <strong>de</strong>sarrollo y teorías <strong>de</strong><br />
las migraciones- acaban convergiendo en un mismo punto: la necesidad <strong>de</strong> articular las<br />
relaciones <strong>de</strong> producción y <strong>de</strong> reproducción para compren<strong>de</strong>r el papel activo y específico<br />
<strong>de</strong> las mujeres como agentes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo y como protagonistas <strong>de</strong> los movimientos<br />
migratorios. Pero tanto los estudios sobre el <strong>de</strong>sarrollo como los estudios sobre<br />
migraciones <strong>de</strong>ben enmarcarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proceso globalizador actual, un proceso que da<br />
forma y refuerza las dinámicas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre los países pobres y<br />
ricos a través <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> producción capitalista. Este marco <strong>de</strong> partida se presenta en el<br />
primer apartado <strong>de</strong>l capítulo. La globalización tiene un impacto claramente diferenciado<br />
según género, <strong>de</strong> modo que las mujeres <strong>de</strong> los países pobres o periféricos son las<br />
principales per<strong>de</strong>doras, resultado <strong>de</strong> la yuxtaposición <strong>de</strong> su posición subordinada en el<br />
sistema económico mundial y <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> mujer, en el contexto <strong>de</strong> las relaciones<br />
patriarcales.<br />
83
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
El capítulo finaliza con una breve panorámica <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> las mujeres en los<br />
movimientos migratorios internos, más en concreto, como fuerza <strong>de</strong> trabajo asalariada para<br />
las industrias para la exportación en los países periféricos, también conocidas como<br />
“maquilas”, en el contexto <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> globalización 116 . Este análisis no sólo permite<br />
<strong>de</strong>mostrar empíricamente las posturas teóricas adoptadas a lo largo <strong>de</strong>l capítulo, sino que,<br />
a<strong>de</strong>más, constituye un indispensable punto <strong>de</strong> partida para abordar con mayor profundidad<br />
las migraciones femeninas internacionales en el siguiente capítulo.<br />
3.1. El enfoque sobre el <strong>de</strong>sarrollo por el que opta esta investigación en<br />
el contexto <strong>de</strong> una sociedad globalizada.<br />
Los distintos enfoques sobre el <strong>de</strong>sarrollo preten<strong>de</strong>n dilucidar las causas teóricas <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>sigualdad a escala planetaria, así como las estrategias necesarias para reducirlas.<br />
Difieren entre sí, principalmente, respecto al carácter exógeno o endógeno <strong>de</strong> los factores<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo y, en base a este criterio, pue<strong>de</strong>n agruparse en torno a dos gran<strong>de</strong>s enfoques<br />
confrontados: el <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización y el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. La adopción <strong>de</strong> uno u otro no<br />
es una cuestión baladí, puesto que cada uno <strong>de</strong> ellos conlleva, a su vez, distintas<br />
teorizaciones sobre las causas <strong>de</strong> las migraciones internacionales. A lo largo <strong>de</strong> este<br />
apartado se ofrece un breve repaso <strong>de</strong> sus principales características, así como <strong>de</strong>l contexto<br />
en el que se <strong>de</strong>sarrollan, con el fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>limitar el enfoque en el que se encuadra esta<br />
investigación.<br />
El enfoque <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización 117 , como mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo económico y social, surge<br />
en los años 50 y 60, cuando el concepto “mo<strong>de</strong>rnización” es muy popular en el ámbito<br />
occi<strong>de</strong>ntal. La <strong>de</strong>sigual distribución <strong>de</strong> la riqueza en el mundo pue<strong>de</strong> ser explicada en<br />
función <strong>de</strong> los distintos niveles <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo tecnológico que han alcanzado las socieda<strong>de</strong>s.<br />
116 La maquila consiste en la actividad <strong>de</strong> montaje, a partir <strong>de</strong> piezas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l exterior, <strong>de</strong><br />
productos elaborados acabados que se <strong>de</strong>stinan a la exportación. Esta actividad se realiza en las zonas<br />
francas <strong>de</strong> los países periféricos (VIDAL 1995).<br />
117 A lo largo <strong>de</strong> esta investigación se utiliza el concepto “mo<strong>de</strong>rnización” <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva<br />
económica que se origina en los años 50-60 y que se basa en la concepción funcionalista <strong>de</strong><br />
“mo<strong>de</strong>rnización” para explicar las causas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo. Se trata <strong>de</strong> un planteamiento etnocéntrico, que<br />
restringe la “mo<strong>de</strong>rnización” a las socieda<strong>de</strong>s que siguen el mo<strong>de</strong>lo occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> cambio social. Sin<br />
embargo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Sociología y la Antropología existen otras nociones <strong>de</strong> “mo<strong>de</strong>rnización”, que en esta<br />
investigación no se toman en cuenta: la antropológica, la marxista, ecológica, reflexiva, etc. Para un análisis<br />
profundo sobre los distintos enfoques teóricos que han utilizado el concepto “mo<strong>de</strong>rnización” y sobre sus<br />
connotaciones i<strong>de</strong>ológicas, véase: SOLÉ (1998).<br />
84
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
En este sentido, el crecimiento económico se asocia a los procesos <strong>de</strong> industrialización y<br />
urbanización, <strong>de</strong> modo que las economías <strong>de</strong> subsistencia (sector “tradicional”) <strong>de</strong>ben<br />
transformarse en un sistema comercializado <strong>de</strong> economía nacional (“sector capitalista<br />
mo<strong>de</strong>rno”), hasta llegar a convergir en el mo<strong>de</strong>lo occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo 118 . Dicho<br />
proceso entraña un progresivo <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo ocupada en la agricultura,<br />
que es absorbida por la industria y los servicios, una creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo especializada y una mayor división <strong>de</strong>l trabajo 119 (SOLÉ 1998). La migración <strong>de</strong><br />
mano <strong>de</strong> obra <strong>de</strong>l campo a las ciuda<strong>de</strong>s es el principal mecanismo que permite el<br />
crecimiento y el <strong>de</strong>sarrollo. Sin embargo, estas predicciones han sido puestas en<br />
entredicho, al constatarse la fuerte concentración <strong>de</strong> exce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra en las<br />
ciuda<strong>de</strong>s, hacinada en los núcleos urbanos bajo condiciones <strong>de</strong> extrema pobreza y<br />
sobreviviendo en la economía informal (WOOD 1992). En <strong>de</strong>finitiva, en tanto que esta<br />
perspectiva atribuye las causas teóricas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad mundial a factores endógenos, se<br />
“culpabiliza” a los países pobres <strong>de</strong> su situación y se anima a los países ricos a <strong>de</strong>sempeñar<br />
un papel fundamental en el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo económico a escala mundial 120 . Para la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, las tradiciones culturales constituyen el mayor<br />
impedimento al proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, puesto que éstas pue<strong>de</strong>n constituir un freno a la<br />
industrialización y a la penetración <strong>de</strong> los avances tecnológicos 121 .<br />
Como contrapunto diametralmente opuesto al enfoque <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
planteamientos estructuralistas-neomarxistas 122 , teóricos como GUNDER FRANK (1991) y<br />
118 ROSTOW (1963) <strong>de</strong>nomina “proceso <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización” a la experiencia histórica <strong>de</strong> los países<br />
<strong>de</strong>sarrollados y universaliza la necesidad histórica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo capitalista. Para ello, <strong>de</strong>fine cinco etapas<br />
por las que cualquier sociedad ha atravesado, atraviesa o atravesará a lo largo <strong>de</strong> su historia: 1) estadio<br />
tradicional; 2) etapa <strong>de</strong> transición; 3) etapa <strong>de</strong> <strong>de</strong>spegue económico; 4) etapa <strong>de</strong> madurez y 5) etapa <strong>de</strong><br />
consumo <strong>de</strong> masas. Según el autor, <strong>de</strong>be seguirse el mo<strong>de</strong>lo que siguieron los países hoy <strong>de</strong>sarrollados, <strong>de</strong><br />
manera que obtener sus mismos resultados es sólo una cuestión <strong>de</strong> tiempo.<br />
119 Véase LEWIS (1969) y su influyente mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> los dos sectores, que postula que en los países en<br />
vías <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo coexiste un sector capitalista “mo<strong>de</strong>rno” (empresas multinacionales y gran<strong>de</strong>s<br />
plantaciones con mano <strong>de</strong> obra asalariada) junto a un sector “tradicional”, compuesto por empresas<br />
individuales y familiares y no regido por reglas <strong>de</strong> funcionamiento económico capitalistas. Para LEWIS,<br />
dicho dualismo es positivo y constituye una etapa necesaria <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, puesto que<br />
el sector “tradicional”cumple la función <strong>de</strong> fuente inagotable <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra para el sector “mo<strong>de</strong>rno”.<br />
120 Según estos teóricos, las socieda<strong>de</strong>s ricas contribuyen a aliviar la <strong>de</strong>sigualdad a través <strong>de</strong> cuatro<br />
formas distintas: ayudas para el control <strong>de</strong>mográfico, aumento <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> producción <strong>de</strong><br />
alimentos (revolución agrícola), introducción <strong>de</strong> la tecnología industrial y programas <strong>de</strong> ayuda al<br />
<strong>de</strong>sarrollo (MACIONIS, PLUMMER 2000).<br />
121 El ejemplo más claro <strong>de</strong> la relación entre los valores culturales y el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo lo<br />
constituye el “espíritu calvinista” que favoreció la llegada <strong>de</strong> la revolución industrial en Europa Central.<br />
122 El método estructural se fundamenta en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> totalidad. Cualquier hecho o fenómeno <strong>de</strong>be ser<br />
consi<strong>de</strong>rado como un todo, por lo que la omisión <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> las partes impi<strong>de</strong> la correcta interpretación<br />
<strong>de</strong> su realidad. Esta visión global implica la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> conjuntos articulados, <strong>de</strong> elementos o partes<br />
85
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
AMIN (1974) <strong>de</strong>nuncian la falacia que sostiene que los actuales países pobres siempre lo<br />
han sido y <strong>de</strong>ben “imitar” a Occi<strong>de</strong>nte para alcanzar el <strong>de</strong>sarrollo. Por el contrario, estos<br />
autores, conocidos como teóricos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia 123 , argumentan que muchas<br />
socieda<strong>de</strong>s antes prósperas, son ahora sub<strong>de</strong>sarrolladas como resultado <strong>de</strong> la intervención<br />
<strong>de</strong> los intereses imperialistas en su economía (SOLÉ 1998). Los países ricos, lejos <strong>de</strong><br />
ayudar a resolver el problema <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s a escala mundial, lo que hacen es<br />
reproducirlas, puesto que el imperialismo refuerza la dualidad existente entre socieda<strong>de</strong>s<br />
ricas y pobres. Si no se hubiera dado el período <strong>de</strong> colonización, el <strong>de</strong>spegue económico<br />
inicial <strong>de</strong> Europa no habría sido posible, por lo que la <strong>de</strong>sigualdad en el mundo se <strong>de</strong>be a<br />
pautas históricas <strong>de</strong> explotación <strong>de</strong> los países pobres por los países ricos. En contraste con<br />
la teoría <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, los teóricos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia superan el enfoque<br />
etnocéntrico que equipara “<strong>de</strong>sarrollo” con occi<strong>de</strong>ntalización y <strong>de</strong>splazan la atención <strong>de</strong> las<br />
características internas <strong>de</strong> la economía nacional hacia las relaciones estructurales <strong>de</strong><br />
explotación, históricamente <strong>de</strong>terminadas, en un contexto mundial en mutación (WOOD<br />
1992) 124 .<br />
Las estructuras económicas y sociales tradicionales, lejos <strong>de</strong> ser un obstáculo para el<br />
<strong>de</strong>sarrollo, tal como propugnan los teóricos <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, se transforman en<br />
estructuras “sub<strong>de</strong>sarrolladas” una vez entran en contacto con el sistema económico<br />
capitalista (AMIN 1974). En palabras <strong>de</strong> AMIN, «la economía sub<strong>de</strong>sarrollada es una pieza<br />
<strong>de</strong> una máquina única: la economía capitalista mundial. Tiene un lugar particular en ese<br />
sistema mundial y en él ejerce funciones <strong>de</strong>finidas» (1974:32). El propio sub<strong>de</strong>sarrollo no<br />
es la consecuencia <strong>de</strong>l aislamiento <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s con respecto a la expansión <strong>de</strong>l<br />
capitalismo, sino que es justamente el resultado <strong>de</strong> su incorporación en él. Por lo tanto,<br />
existe una contradicción interna esencial <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l capitalismo entre países explotadores y<br />
explotados, <strong>de</strong> manera que el atraso <strong>de</strong> ciertas áreas <strong>de</strong>l mundo es el efecto y a la vez la<br />
condición <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo en otras partes <strong>de</strong>l mundo. El sistema capitalista, contextualizado<br />
que constituyen dicha totalidad. Cada elemento tiene su i<strong>de</strong>ntidad propia, diferenciable <strong>de</strong>l resto, pero su<br />
realidad no pue<strong>de</strong> explicarse plenamente si no es por referencia al resto <strong>de</strong> elementos que le acompañan<br />
en el contexto total <strong>de</strong> que se trate.<br />
123 El argentino PREBISCH (1950), primer presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la CEPAL, es quien introduce el concepto <strong>de</strong><br />
“<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia” y el <strong>de</strong> un sistema capitalista escindido en Centro y Periferia. Según el planteamiento <strong>de</strong><br />
PREBISCH, la situación <strong>de</strong> atraso <strong>de</strong> los países latinoamericanos tiene su causa principal en la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
la exportación <strong>de</strong> productos primarios y en la falta <strong>de</strong> industrialización (MARTÍNEZ, VIDAL 1995:348).<br />
124 A pesar <strong>de</strong> que, en el plano teórico, el enfoque <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización está totalmente superado <strong>de</strong> la<br />
mano <strong>de</strong> los teóricos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, este mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo sigue vigente, por cuanto es el que orienta<br />
la política exterior <strong>de</strong> Estados Unidos y <strong>de</strong> otros países occi<strong>de</strong>ntales.<br />
86
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
a nivel internacional y no como suma <strong>de</strong> capitalismos nacionales, tiene una estructura <strong>de</strong><br />
metrópolis-satélites o Centro-Periferia, en la que se inscriben todas y cada una <strong>de</strong> las<br />
economías <strong>de</strong>l Sistema (GUNDER FRANK 1991). Los países <strong>de</strong>l Centro explotan y se<br />
apropian <strong>de</strong>l exce<strong>de</strong>nte económico <strong>de</strong> los países periféricos, mediante la inversión <strong>de</strong><br />
capitales a escala mundial, lo que genera <strong>de</strong>sarrollo en los primeros y sub<strong>de</strong>sarrollo en los<br />
últimos 125 .<br />
A partir <strong>de</strong> los años setenta, el enfoque basado en los sistemas mundiales, representado por<br />
WALLERSTEIN (1979), da un paso más en la conceptualización <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y <strong>de</strong>fine el<br />
“sistema-mundo” como un sistema social formado por regiones geográficas que tienen<br />
funciones diferentes y <strong>de</strong>siguales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la división global <strong>de</strong>l trabajo. De ese modo, la<br />
estructura <strong>de</strong>l sistema-mundo capitalista gira en torno a una división social <strong>de</strong>l trabajo que<br />
muestra la emergencia <strong>de</strong> una tensión entre un Centro, una Semiperiferia y una Periferia,<br />
basada en el intercambio <strong>de</strong>sigual. Mientras el Centro está integrado por las formaciones<br />
sociales con un <strong>de</strong>sarrollo capitalista autónomo, articulado y autocentrado, la Periferia<br />
está constituida por formaciones sociales con un <strong>de</strong>sarrollo capitalista inducido <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
fuera –primero por la colonización y más tar<strong>de</strong> por las multinacionales-; lo que ha dado<br />
lugar a socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sarticuladas, no diversificadas, que aseguran una tasa <strong>de</strong> beneficio<br />
elevado al capital a través <strong>de</strong> las exportaciones baratas y la explotación <strong>de</strong> una mano <strong>de</strong><br />
obra que recibe salarios muy bajos (ROUSSELET 1996). De acuerdo con el autor, la<br />
economía mundial impone a los países pobres <strong>de</strong>l mundo una relación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con<br />
respecto a los países ricos, situación que refuerza todavía más el en<strong>de</strong>udamiento externo.<br />
El sub<strong>de</strong>sarrollo es visto como el resultado <strong>de</strong> la expansión <strong>de</strong> la economía-mundo<br />
capitalista –proceso originado en Europa Occi<strong>de</strong>ntal hace quinientos años- que, a tenor <strong>de</strong><br />
su lógica intrínsecamente global, va integrando progresiva e ineludiblemente las distintas<br />
zonas <strong>de</strong>l planeta. Todo el mundo sin excepción opera <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco y las reglas <strong>de</strong>l<br />
sistema económico capitalista. La aportación <strong>de</strong> WALLERSTEIN, a diferencia <strong>de</strong> los teóricos<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado el Estado-Nación y las unida<strong>de</strong>s espaciales diferenciadas y<br />
toma como unidad <strong>de</strong> análisis el sistema mundial 126 .<br />
125 Según datos <strong>de</strong>l Informe <strong>de</strong> Desarrollo Humano <strong>de</strong> 1998, mientras que en el año 1960 el 20% <strong>de</strong> la<br />
población mundial más rica acumula 30 veces el ingreso <strong>de</strong>l 20% más pobre, en 1995 tiene 82 veces ese<br />
ingreso. Las disparida<strong>de</strong>s son igualmente fehacientes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los países. En Brasil, por ejemplo, el 50%<br />
<strong>de</strong> la población más pobre recibe el 18% <strong>de</strong>l ingreso nacional en 1960 y su participación se reduce al<br />
11.6% <strong>de</strong>l ingreso nacional en 1995 (PNUD 1998:29).<br />
126 ZOLBERG (1983:9-10) ha criticado duramente el enfoque <strong>de</strong> los sistemas mundiales por subestimar<br />
la estructura política y consi<strong>de</strong>rar que los Estados son meros instrumentos <strong>de</strong> la dinámica capitalista. De<br />
87
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Durante la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XX, la División Internacional <strong>de</strong>l Trabajo (DIT) se<br />
articula en Europa, Estados Unidos y Japón (Centro capitalista) en torno a la industria<br />
<strong>de</strong> transformación, mientras que en algunos enclaves <strong>de</strong> América Latina, África y Asia<br />
(Periferia capitalista) se producen materias primas para la exportación y se vinculan <strong>de</strong><br />
forma <strong>de</strong>pendiente a la economía mundial. Con el proceso <strong>de</strong> globalización <strong>de</strong> las<br />
economías y la ten<strong>de</strong>ncia a la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> las fronteras económicas entre los países,<br />
se asiste a una fuerte movilidad <strong>de</strong>l capital. Esta se traduce, durante la década <strong>de</strong> los<br />
setenta, en la transferencia <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> la producción industrial <strong>de</strong> trabajo intensivo<br />
(textil, juguetes, confección, electrónica, etc.) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los países industrializados hacia<br />
países <strong>de</strong> salarios bajos, con escasas e insuficientes regulaciones laborales y productivas<br />
y con una abundante oferta <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo barata. Las etapas <strong>de</strong>l proceso<br />
productivo que se transfieren a otros países son las más intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo,<br />
con procesos productivos estandarizados y repetitivos, muy costosos <strong>de</strong> mecanizar<br />
(BIFANI 1997). Se asiste a una Nueva División Internacional <strong>de</strong>l Trabajo (NDIT),<br />
consistente en la fragmentación <strong>de</strong>l proceso productivo en fases <strong>de</strong> producción que<br />
permiten la “<strong>de</strong>slocalización industrial” en países periféricos, gracias a la reducción <strong>de</strong><br />
las barreras naturales y arancelarias al comercio internacional (GROIZARD 1996).<br />
El principal medio o mecanismo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la NDIT es la expansión exterior o<br />
internacionalización <strong>de</strong> todo el ciclo <strong>de</strong>l capital, no sólo el capital-mercancía y el capitaldinero,<br />
tal como ya ocurría en etapas anteriores, sino también el capital-productivo. Los<br />
agentes <strong>de</strong> este nuevo mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> inversión directa extranjera son las empresas<br />
transnacionales (ETN) y sus re<strong>de</strong>s asociadas 127 . Las ETN son las principales protagonistas<br />
<strong>de</strong> la globalización, por cuanto difun<strong>de</strong>n las relaciones capitalistas por todo el mundo,<br />
imponen las orientaciones <strong>de</strong>l cambio tecnológico y organizativo, a la vez que condicionan<br />
las políticas económicas <strong>de</strong> los gobiernos y la actividad competitiva 128 (GROIZARD 1996).<br />
ese modo, es la localización <strong>de</strong> cada sociedad en cada uno <strong>de</strong> los segmentos la que <strong>de</strong>termina el tipo <strong>de</strong><br />
organización política, constituyéndose un Estado fuerte en el Centro capitalista y débil en la Periferia.<br />
Según ZOLBERG, los <strong>de</strong>terminantes económicos y políticos están íntimamente relacionados, ya que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la aparición <strong>de</strong>l Estado como forma <strong>de</strong> organización política, éste ha interaccionado con las fuerzas<br />
generadas por el capitalismo. En este sentido, el autor constata que la resistencia <strong>de</strong> una organización<br />
política a la entrada <strong>de</strong>l capitalismo –tal como ha ocurrido en los países socialistas-, <strong>de</strong>sempeña un rol<br />
<strong>de</strong>terminante en la ubicación <strong>de</strong> una sociedad en el Centro o bien en la Periferia.<br />
127 El número <strong>de</strong> empresas multinacionales aumentó <strong>de</strong> 7.000 en 1970 a 37.000 en 1993, con 15.000<br />
filiales por todo el mundo (CASTELLS 1997:263).<br />
128 Las 200 corporaciones más gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l planeta están controladas por 150 personas y se localizan<br />
en su mayor parte en cinco países: EEUU, Alemania, Francia y Reino Unido (TEZANOS 2001:43).<br />
88
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
La fragmentación y relocalización <strong>de</strong>l proceso industrial permite a las empresas<br />
multinacionales beneficiarse <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra barata, ya sea creando<br />
nuevas sucursales en la Periferia o bien subcontratando a medianas y pequeñas<br />
empresas ya existentes, a menudo en el sector informal 129 . Los procesos <strong>de</strong><br />
“<strong>de</strong>slocalización” y <strong>de</strong> mejora <strong>de</strong> la competitividad mediante dumping social generan,<br />
por lo general, empleos <strong>de</strong> menor calidad que el empleo industrial que <strong>de</strong>saparece en los<br />
países <strong>de</strong>l Centro, al tratarse <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo poco cualificados, escasamente<br />
“formalizados” y sin una aplicación intensiva <strong>de</strong> los avances tecnológicos y los<br />
parámetros organizativos propios <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s más avanzadas 130 (TEZANOS 2001).<br />
En cualquier caso, el potencial dinamizador <strong>de</strong> la “<strong>de</strong>slocalización” en la Periferia es<br />
mínimo, puesto que se trata <strong>de</strong> enclaves que no mantienen vínculos con las economías<br />
<strong>de</strong> los páises <strong>de</strong>l Centro. Son las empresas-madre, situadas en el Centro, las que<br />
comercializan los productos y mantienen un control absoluto sobre el mercado 131 .<br />
Por primera vez en los años sesenta se crea un mercado mundial <strong>de</strong> centros <strong>de</strong><br />
producción que abarca igualmente a los países industrializados tradicionales y a la<br />
Periferia. En una primera fase, la producción se traslada hacia los países <strong>de</strong>l sureste<br />
asiático (Singapur, Corea <strong>de</strong>l Sur, Taiwán, Hong Kong) 132 , Chipre y las zonas<br />
industrializadas <strong>de</strong> México y Brasil. Sin embargo, el alza salarial en alguno <strong>de</strong> estos<br />
países conduce a una segunda fase <strong>de</strong> nuevos éxodos <strong>de</strong> capital hacia países con salarios<br />
129 Los procesos <strong>de</strong> flexibilización y precarización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, así como la <strong>de</strong>sregulación <strong>de</strong> la<br />
actividad económica en los países <strong>de</strong>l Centro, se enmarcan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> reducción <strong>de</strong><br />
costes (LIM 1983; BENERÍA 1991; CASTELLS 1997).<br />
130 La utilización <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnas tecnologías <strong>de</strong> producción sí se produjo en los <strong>de</strong>nominados “tigres<br />
asiáticos (Singapur, Hong Kong, Taiwán y Corea <strong>de</strong>l Sur), que se convirtieron en las últimas décadas <strong>de</strong>l<br />
siglo XX en importantes exportadores <strong>de</strong> productos industriales hacia los países <strong>de</strong>l Centro, gracias a la<br />
combinación <strong>de</strong> la inversión tecnológica con el empleo <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo barata.<br />
131<br />
Según BIFANI, «estos procesos industriales constituyen una versión más sofisticada <strong>de</strong>l ‘trabajo<br />
domiciliario’, en el que la mano <strong>de</strong> obra individual que realiza las tareas que requieren más trabajo no<br />
mecanizado se reemplazan por el trabajo organizado en una fábrica» (1997:106-107).<br />
132 Corea <strong>de</strong>l Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong constituyen los nuevos países industriales (NIC). Se<br />
trata <strong>de</strong> plataformas territoriales para la recepción <strong>de</strong> inversiones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las metrópolis o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las burguesías<br />
propias, en activida<strong>de</strong>s productivas <strong>de</strong>l sector industrial. Los productos se <strong>de</strong>stinan específicamente a la<br />
exportación. Para que el Centro encuentre un <strong>de</strong>stino para sus inversiones, se precisa una cierta cualificación<br />
<strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra, bajos salarios y, sobre todo, una actitud “comprensiva” y “colaboradora” por parte <strong>de</strong><br />
autorida<strong>de</strong>s nacionales (VIDAL 1995:191-192).<br />
89
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
todavía más bajos (Malasia, Sri Lanka, Indonesia, Bangla<strong>de</strong>sh, Tailandia, etc.) 133<br />
(BENERÍA 1991:24). Los gobiernos <strong>de</strong> los países periféricos <strong>de</strong>ben garantizar salarios<br />
competitivos en el mercado internacional, una masa obrera con bajos niveles <strong>de</strong><br />
sindicación, sin olvidar un clima político favorable que no suponga riesgos para los<br />
inversores, si quieren mantener las inversiones <strong>de</strong> capital extranjero 134 .<br />
La globalización, en base a la <strong>de</strong>finición que da CASTELLS <strong>de</strong> la sociedad<br />
informacional 135 y global, consiste en que «la producción, el consumo y la circulación,<br />
así como sus componentes –capital, mano <strong>de</strong> obra, materias primas, gestión,<br />
información, tecnología, mercados- están organizados a escala global, bien <strong>de</strong> forma<br />
directa, bien mediante una red <strong>de</strong> vínculos entre los agentes económicos.(...) Es una<br />
economía con capacidad para funcionar como una unidad en tiempo real a escala<br />
planetaria» (1997:93). Esto no es lo mismo que una economía mundial, puesto que un<br />
cierto grado <strong>de</strong> apertura <strong>de</strong> las economías nacionales a los flujos comerciales y<br />
financieros internacionales ya ha existido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVI. Una economía global,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> acentuar dicha apertura, supone la cada vez mayor integración supranacional<br />
<strong>de</strong> los espacios económicos, gracias a la acción <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s transnacionales que operan a<br />
escala mundial y que transcien<strong>de</strong>n la localización concreta en el seno <strong>de</strong> un país o <strong>de</strong> las<br />
políticas <strong>de</strong> ámbito estatal 136 (BERZOSA ET AL. 1997).<br />
133 Según los teóricos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, las multinacionales atrasan el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l capitalismo en<br />
los países en los que se implantan, ya que acentúan su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Autoras como LIM (1983:75), en<br />
cambio, remarcan que, en algunos <strong>de</strong> los países don<strong>de</strong> las multinacionales se han implantado, éstas han<br />
favorecido el fortalecimiento <strong>de</strong>l capitalismo, puesto que han supuesto un aumento salarial y una mejora<br />
<strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> las cualificaciones requeridas, traduciéndose en beneficios económicos<br />
que han sido reinvertidos en empresas locales. Según LIM (1983), la presencia <strong>de</strong> multinacionales<br />
estimula la oferta y proporciona tecnología e infraestructura que acaba estimulando el crecimiento <strong>de</strong> la<br />
empresa local. Sin embargo, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que el análisis <strong>de</strong> LIM en pro <strong>de</strong> las multinacionales<br />
está basado en la experiencia <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l sureste asiático, cuyo rápido <strong>de</strong>sarrollo produjo<br />
efectivamente un aumento <strong>de</strong>l nivel salarial durante la primera etapa <strong>de</strong> transferencia <strong>de</strong> capital. Si la<br />
autora se hubiera basado en las experiencias acontecidas durante la segunda etapa <strong>de</strong> transferencia <strong>de</strong><br />
capital, cuando las multinacionales –incluyendo capital proce<strong>de</strong>nte precisamente <strong>de</strong>l sureste asiático- se<br />
dirigieron hacia países con salarios más bajos, sus conclusiones habrían sido distintas (BENERÍA 1991:33).<br />
Por lo tanto, es imposible extraer una conclusión general sobre los efectos <strong>de</strong> las multinacionales per se y<br />
es necesario atenerse a estudios concretos en sectores <strong>de</strong>terminados y en contextos sociales y culturales<br />
específicos.<br />
134 El caso <strong>de</strong> Puerto Rico, como señala BIFANI (1997), resulta ilustrativo, puesto que este país pasó <strong>de</strong><br />
ser una economía agraria a una economía manufacturera –industria textil- gracias a las inversiones <strong>de</strong><br />
Estados Unidos. Sin embargo, durante la década <strong>de</strong> los setenta, la menor competitividad salarial <strong>de</strong> Puerto<br />
Rico en relación a otros <strong>de</strong>stinos asiáticos y latinoamericanos, provoca la transferencia <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong>l<br />
proceso productivo hacia la República Dominicana.<br />
135 Es informacional porque la productividad y competitividad <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s o agentes <strong>de</strong> esta<br />
economía <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n fundamentalmente <strong>de</strong> su capacidad para generar, procesar y aplicar con eficacia la<br />
información basada en el conocimiento (CASTELLS 1997, 2001).<br />
136 Este proceso <strong>de</strong> globalización no afecta solamente al feudo económico-empresarial, sino que<br />
90
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Dicho proceso globalizador y una <strong>de</strong> sus principales manifestaciones, la Nueva División<br />
Internacional <strong>de</strong>l Trabajo (NDIT), han sido posibles sólo a finales <strong>de</strong>l siglo XX, gracias<br />
a la capacidad <strong>de</strong> la economía mundial <strong>de</strong> convertirse en verda<strong>de</strong>ramente global,<br />
mediante la nueva infraestructura que proporcionan las tecnologías <strong>de</strong> la información y<br />
<strong>de</strong> la comunicación 137 . Los cambios tecnológicos provocan una revolución <strong>de</strong> los<br />
medios <strong>de</strong> comunicación y transporte que facilita la transferencia <strong>de</strong> información y<br />
acorta las distancias. Las nuevas tecnologías y la informática contribuyen también a la<br />
creciente fragmentación <strong>de</strong> la producción, lo que permite separar los procesos<br />
productivos y hace factible que distintas partes <strong>de</strong> un producto se fabriquen en un país y<br />
se ensamblen o se comercialicen en otro. Por último, la competencia a nivel<br />
internacional, con la ascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Japón como potencia económica a partir <strong>de</strong> la década<br />
<strong>de</strong> los sesenta, acelera todavía más la búsqueda <strong>de</strong> los costes <strong>de</strong> producción más bajos a<br />
nivel global.<br />
La movilidad <strong>de</strong>l capital no está sujeta a ningún tipo <strong>de</strong> regulación, ni a nivel <strong>de</strong>l Estado<br />
nacional ni a nivel transnacional 138 , a diferencia <strong>de</strong> lo que sí ocurre durante el siglo XX con<br />
la movilidad <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo, con la excepción <strong>de</strong> un pequeño pero creciente<br />
segmento <strong>de</strong> profesionales altamente cualificados 139 . En palabras <strong>de</strong> CASTELLS, «las<br />
empresas pue<strong>de</strong>n escoger ubicarse en una variedad <strong>de</strong> emplazamientos <strong>de</strong> todo el mundo<br />
para encontrar la fuerza <strong>de</strong> trabajo que necesitan, ya sea en cuanto a cualificación, costes o<br />
control social» (1997:120). La economía global, tal como sostiene el autor (1997:129-<br />
inva<strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n político-<strong>de</strong>mocrático, la cultura, el ámbito <strong>de</strong> los valores, etc. Tal como<br />
sostiene BECK, «Globalización significa la perceptible pérdida <strong>de</strong> fronteras <strong>de</strong>l quehacer cotidiano en las<br />
distintas dimensiones <strong>de</strong> la economía, la información, la ecología, la técnica, los conflictos transculturales<br />
y la sociedad civil» (1997:42).<br />
137 Concepto acuñado por FROBEL ET AL. (1980). Las tesis <strong>de</strong> estos autores es que el capital industrial<br />
se <strong>de</strong>splaza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Centro hacia los periféricos, con el fin <strong>de</strong> beneficiarse <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo barata. De ese modo, las fábricas se establecen en la Periferia para producir productos<br />
manufacturados que van a ser exportados hacia el mercado mundial.<br />
138 A principios <strong>de</strong> los 70 se abandona el sistema <strong>de</strong> Breton Woods (1944), que fijaba el tipo <strong>de</strong><br />
cambio y garantizaba el <strong>de</strong>recho explícito <strong>de</strong> los Estados a controlar los flujos <strong>de</strong> capitales. Bajo el<br />
paraguas <strong>de</strong> Breton Woods, se evitaba el comercio <strong>de</strong> divisas y los movimientos <strong>de</strong> capital con fines<br />
especuladores, <strong>de</strong> modo que los gobiernos nacionales podían construir Estados <strong>de</strong>l Bienestar con alto<br />
nivel <strong>de</strong> empleo y elevado índice <strong>de</strong> crecimiento, sin las presiones competitivas a la baja <strong>de</strong> los mercados<br />
globales <strong>de</strong> dinero. En 1974, los Estados Unidos eliminan todo el control <strong>de</strong> los flujos <strong>de</strong> capital y a ellos<br />
se unen otros países industrializados (KUTTNER 2001). Esta situación conlleva que, en la actualidad, el<br />
volumen <strong>de</strong> los movimientos internacionales <strong>de</strong> los capitales flotantes sea 30 veces superior que el<br />
volumen <strong>de</strong>l comercio mundial (AMIN 2001:26).<br />
139 Entre 1850 y 1913, en cambio, la emigración tiene un carácter libre, sin prácticamente ninguna<br />
traba. Durante este período se producen importantes flujos <strong>de</strong> emigrantes europeos que se instalan en<br />
América o Australia.<br />
91
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
130), lejos <strong>de</strong> constituir una economía planetaria, no incluye todos los territorios, aunque sí<br />
afecta a toda la humanidad 140 . En realidad, según CASTELLS, «por primera vez en la<br />
historia, todo el planeta o es capitalista o <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> enormemente <strong>de</strong> los procesos<br />
económicos capitalistas» (2001:81). En este sentido, la ubicación <strong>de</strong> cada estructura<br />
económica, país o región en relación a la economía global <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> su posición<br />
particular en la NDIT. Se trata, pues, <strong>de</strong> una economía global regionalizada, organizada<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tres regiones económicas principales –Europa, Norteamérica y el Pacífico<br />
asiático-, en torno a las cuales todas las <strong>de</strong>más zonas <strong>de</strong>l mundo organizan sus economías.<br />
Por consiguiente, si bien hay autores que consi<strong>de</strong>ran que la distinción Centro-Periferia<br />
carece <strong>de</strong> sentido hoy en día, <strong>de</strong> acuerdo con VIDAL, «la nueva división internacional<br />
<strong>de</strong>l trabajo no cuestiona la división <strong>de</strong>l sistema en Centro y Periferia, porque no<br />
modifica la sustancia <strong>de</strong>l sistema, a pesar <strong>de</strong> que sí cambia la forma, puesto que<br />
jerarquiza a los países <strong>de</strong> la Periferia y los especializa <strong>de</strong> formas diversas»<br />
(1995:292) 141 . Según el autor, lejos <strong>de</strong> alcanzarse un Nuevo Or<strong>de</strong>n Económico<br />
Internacional, se ha consolidado el viejo. Por lo tanto, el sistema se reproduce<br />
constantemente, <strong>de</strong> modo que los países <strong>de</strong>l Centro siguen siéndolo, al igual que ocurre<br />
con los países y regiones periféricos 142 .<br />
Qué duda cabe que existen graves dificulta<strong>de</strong>s a la hora <strong>de</strong> interpretar el mo<strong>de</strong>lo Centro-<br />
Periferia <strong>de</strong> manera histórico-empírica, puesto que la cuestión clave es conocer a través<br />
<strong>de</strong> qué criterios se dictamina cuáles son los países y regiones <strong>de</strong>l mundo que pertenecen<br />
a los espacios centrales, cuáles son semiperiferia 143 y cuáles son países y regiones<br />
periféricos (BECK 1997). Siguiendo a VIDAL (1995), el Centro está constituido por los<br />
países <strong>de</strong> la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y<br />
140 Los países y regiones que no reciben atención por parte <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s transnacionales experimentan<br />
una <strong>de</strong>sconexión forzosa, como es el caso <strong>de</strong>l África subsahariana, que está cada vez más marginada <strong>de</strong><br />
las corrientes comerciales, productivas y financieras (BERZOSA ET AL. 1997:165).<br />
141 Existen distintos criterios <strong>de</strong> clasificación <strong>de</strong> las economías periféricas:<br />
-Según el tamaño <strong>de</strong> las economías (“gran<strong>de</strong>s” economías, con riesgo <strong>de</strong> dualismo, vs. “pequeñas”<br />
economías); según el tipo <strong>de</strong> integración en el mercado mundial (países primario-exportadores, los<br />
exportadores <strong>de</strong> petróleo, los exportadores <strong>de</strong> manufacturas y los marginados <strong>de</strong>l comercio mundial);<br />
según el grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo industrial alcanzado (países con economías industrializadas ”antiguas”,<br />
“países <strong>de</strong> nueva industrialización” -NIC- y países con un bajo grado <strong>de</strong> industrialización) (MARTÍNEZ,<br />
VIDAL 1995:318-319).<br />
142 Traducción propia.<br />
143 Se acuña el término <strong>de</strong> “SemiPeriferia” para <strong>de</strong>signar a las economías periféricas más cercanas<br />
económicamente al Centro (los nuevos países industriales y algunos <strong>de</strong> industrialización “antigua”, como<br />
México o Brasil) (MARTÍNEZ, VIDAL 1995:319).<br />
92
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Japón, coincidiendo con el grupo <strong>de</strong> países occi<strong>de</strong>ntalizados 144 . Dentro <strong>de</strong> la Periferia<br />
coexisten realida<strong>de</strong>s muy distintas, lo que exige establecer categorías o tipos <strong>de</strong> países.<br />
Según VIDAL (1995:318-319), la Periferia presenta la estructura <strong>de</strong> una pirámi<strong>de</strong><br />
hipotética, en la cúspi<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cual se sitúan los NIC 145 –Corea <strong>de</strong>l Sur, Singapur,<br />
Taiwán y Hong Kong-, que han pasado a formar parte <strong>de</strong>l “Centro industrial”, seguidos<br />
<strong>de</strong> las economías industrializadas “antiguas” 146 –Brasil, México, Argentina, Uruguay y<br />
Venezuela, entre otros-; a continuación, en un nivel inferior, se encuentran la mayor<br />
parte <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong>nominado Tercer Mundo y, por último, en la base <strong>de</strong> la<br />
pirámi<strong>de</strong>, los países más pobres <strong>de</strong> la Tierra 147 . AMIN (2001), por su parte, distingue<br />
tres estratos <strong>de</strong> periferias: un primer estrato constituido por los países que han triunfado<br />
en su intento <strong>de</strong> construir sistemas <strong>de</strong> producción nacionales competitivos (China,<br />
Corea, Taiwán, India, Brasil, México, México y los países ex_socialistas); un segundo<br />
estrato al que pertenecen los países que han accedido a la industrialización, pero sin<br />
generar sistemas <strong>de</strong> producción nacionales competitivos (países árabes, Sudáfrica,<br />
Turquía, países <strong>de</strong> América Latina, etc.) y, por último, un tercer estrato en el que se<br />
incluyen los países que no han entrado en la revolución industrial (grosso modo, los<br />
países ACP 148 ).<br />
144 El Centro se correspon<strong>de</strong> con la etiqueta <strong>de</strong> “Países industrializados”, mientras que la Periferia<br />
engloba a los “Países en <strong>de</strong>sarrollo” y a los “Países menos a<strong>de</strong>lantados”, según la terminología <strong>de</strong> las<br />
Naciones Unidas.<br />
145 New Industrialization Countries (Países <strong>de</strong> Nueva Industrialización).<br />
146 Los intentos <strong>de</strong> estos países para salir <strong>de</strong> la Periferia no han dado ningún resultado. La política <strong>de</strong><br />
industrialización por sustitución <strong>de</strong> importaciones (mo<strong>de</strong>lo ISI) no ha podido sostenerse, puesto que estos<br />
países no han podido soportar la crisis mundial y se han visto obligados a abrirse al mercado mundial y a<br />
integrarse <strong>de</strong> forma subordinada, pero intensa, en sus circuitos comerciales, económicos y financieros.<br />
Por otro lado, la “autonomía colectiva” -cuyo objetivo es favorecer el <strong>de</strong>sarrollo endógeno <strong>de</strong> cada país,<br />
huyendo <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia tradicional respecto al Centro <strong>de</strong>l sistema- también ha fracasado.<br />
La falta <strong>de</strong> éxito <strong>de</strong> estas medidas <strong>de</strong>be atribuirse a la falta <strong>de</strong> reformas profundas en la estructura<br />
económica interna <strong>de</strong> cada país, en la división internacional <strong>de</strong>l trabajo y en la correlación <strong>de</strong> fuerzas<br />
políticas a escala mundial (VIDAL 1995:290-291).<br />
147 Con la liquidación <strong>de</strong> las contradicciones Este-Oeste, el sistema capitalista mundial se consolida y<br />
amplía. La forma <strong>de</strong> inserción <strong>de</strong> estos países en el sistema todavía no está bien dibujada. De acuerdo con<br />
VIDAL (1995:320), cabe suponer que las antiguas RDA, Checoslovaquia, Polonia y Hungría se integrarán<br />
en el Centro, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> integración económica en el ámbito <strong>de</strong> la Unión Europea. Rumanía,<br />
Bulgaria, la ex-Yugoslavia y Albania tienen gran<strong>de</strong>s posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> incorporarse en la Periferia, dado el<br />
carácter <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> sus economías y su retraso tecnológico, entre otros factores. En lo que concierne<br />
a la antigua URSS, Rusia se acabará integrando a medio o a largo plazo en el Centro, siempre que sea<br />
capaz <strong>de</strong> generar una clase capitalista sólida, mientras que la mayor parte <strong>de</strong> países caucasianos y<br />
asiáticos <strong>de</strong> la antigua URSS se integrarán en la Periferia.<br />
148 El acrónimo “ACP” se refiere a África, Caribe y Pacífico. En su mayor parte se trata <strong>de</strong> excolonias<br />
europeas.<br />
93
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Ante tal diversidad, MARTÍNEZ y VIDAL (1995), al igual que CASTELLS 149 (1997),<br />
vaticinan que, con la mundialización <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> producción, es cuestionable a largo<br />
plazo la pervivencia <strong>de</strong> la configuración <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong>l Sistema como un conjunto <strong>de</strong><br />
países. Según estos autores, es más probable que se asista a un proceso <strong>de</strong><br />
regionalización multipolar, con varios “Centros” y sus correspondientes “Periferias”.<br />
Dentro <strong>de</strong> un escenario integrado por diferentes regiones, AMIN (2001) <strong>de</strong>staca la<br />
consolidación <strong>de</strong> dos centros en violenta competición, Estados Unidos y la Unión<br />
Europea, aunque, por el momento, bajo hegemonía norteamericana. El autor vaticina<br />
que el primero consolidará su alianza con Japón y las semiperiferias <strong>de</strong> Asia y América<br />
Latina; que Europa, por su parte, integrará a Rusia y a los países <strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este en<br />
su área <strong>de</strong> dominación y, mientras tanto, el mundo islámico y el continente africano<br />
quedarían al margen.<br />
A lo largo <strong>de</strong> esta investigación, para abordar el estudio <strong>de</strong> la incorporación laboral <strong>de</strong> la<br />
migración femenina en la sociedad española como exponente <strong>de</strong> los movimientos<br />
migratorios internacionales <strong>de</strong> mujeres, se va a utilizar la contraposición Centro-<br />
Periferia como terminología básica. Ello es así en tanto que, a pesar <strong>de</strong> las críticas<br />
recibidas, el mo<strong>de</strong>lo Centro-Periferia sigue siendo la forma <strong>de</strong> expresión <strong>de</strong>l sistema<br />
capitalista mundial en la actualidad y resulta totalmente apropiado para el análisis <strong>de</strong> las<br />
migraciones internacionales (VIDAL 1995). Ciertamente, el mo<strong>de</strong>lo Centro-Periferia<br />
resulta excesivamente simplista y <strong>de</strong>terminista, por cuanto presta atención únicamente a<br />
los factores exógenos –el sistema económico internacional- para explicar la <strong>de</strong>sigualdad<br />
mundial; sin embargo, adoptar este enfoque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un plano analítico no significa obviar<br />
los condicionantes económicos, sociales, políticos y culturales que tienen lugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
cada sociedad y que varían enormemente en distintas partes <strong>de</strong>l mundo. Des<strong>de</strong> una lectura<br />
pesimista <strong>de</strong> la globalización, pue<strong>de</strong> concluirse que supone un aumento <strong>de</strong> la<br />
concentración <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r económico y el aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad y la pobreza a nivel<br />
mundial; en otras palabras, la brecha que separa el Centro <strong>de</strong> la Periferia no se atenúa,<br />
sino que se agranda (DE VILLOTA 1999b; AMIN 2001) 150 . La economía global fortalece las<br />
149 CASTELLS (1997:135) afirma que ya no tiene sentido hablar <strong>de</strong> un Centro y <strong>de</strong> una Periferia, puesto<br />
que actualmente existen varios “Centros” y varias “Periferias” y una gran diversificación <strong>de</strong> las<br />
trayectorias <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo. Según el autor, actualmente asistimos a una polarización creciente <strong>de</strong> rentas a<br />
escala mundial, tanto entre zonas <strong>de</strong>l mundo como <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los propios países. La globalización provoca<br />
una creciente brecha en las condiciones económicas y sociales.<br />
150 A estas características <strong>de</strong>l proceso globalizador, DE VILLOTA (1999b:22) aña<strong>de</strong> la flexibilización y<br />
fragmentación mundial <strong>de</strong>l proceso productivo, el creciente protagonismo <strong>de</strong> las compañías<br />
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C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
pautas <strong>de</strong> dominio creadas por las formas previas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia a lo largo <strong>de</strong> la historia<br />
<strong>de</strong>l capitalismo mundial, iniciado a finales <strong>de</strong>l siglo XIX. El proceso <strong>de</strong> globalización se<br />
ha ido configurando mediante diversos mecanismos (mercado, las relaciones<br />
comerciales y financieras, la comunicación, las migraciones, el <strong>de</strong>sarrollo científicico y<br />
tecnológico, etc) y se ha llevado a cabo <strong>de</strong> forma eminentemente asimétrica, por cuanto<br />
las regiones y actores sociales involucrados <strong>de</strong>tentan distintos grados <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
económico, político y tecnológico. Este carácter asimétrico <strong>de</strong> la globalización da como<br />
resultado una creciente <strong>de</strong>sigualdad y polarización a distintos niveles: entre regiones,<br />
entre grupos sociales y entre hombres y mujeres 151 (BIFANI 1997).<br />
La elección <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo, a<strong>de</strong>más, permite superar las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong> otras<br />
terminologías al uso en calidad <strong>de</strong> instrumento <strong>de</strong> análisis y <strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>sarrollo y, como se verá más a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong> los flujos migratorios. La oposición Norte-<br />
Sur resulta ina<strong>de</strong>cuada, dado que ofrece una mera distinción geográfica –por otro lado,<br />
ya obsoleta- que intenta presentar una realidad que no recoge las relaciones <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> subordinación entre los países (ROUSSELET 1996). En lo que<br />
concierne a la expresión Tercer Mundo, acuñada por SAUVY 152 en 1952 en analogía al<br />
Tercer Estado, fue i<strong>de</strong>ológicamente utilizada para distinguir una serie <strong>de</strong> países que se<br />
consi<strong>de</strong>ran sub<strong>de</strong>sarrollados frente a los países capitalistas <strong>de</strong>sarrollados, por un lado, y<br />
frente a los países socialistas, por el otro. Con la caída <strong>de</strong>l bloque socialista, autores<br />
como HARRIS (1987) proclaman el “fin <strong>de</strong>l Tercer Mundo”, puesto que disminuye la<br />
capacidad heurística <strong>de</strong> este término, a pesar <strong>de</strong> que siga predominando en mucha <strong>de</strong> la<br />
literatura al respecto. Tal como ilustra ESTEFANÍA, «ni todo el Tercer Mundo es<br />
homogéneo ni camina en la misma dirección. Hay muchos “tercer mundo” y vagones <strong>de</strong><br />
segunda y <strong>de</strong> tercera clase» (1996:194) 153 . Finalmente, la contraposición “país<br />
<strong>de</strong>sarrollado” versus “país en <strong>de</strong>sarrollo” o “país sub<strong>de</strong>sarrollado” tampoco parece<br />
acertada, puesto que esta terminología nos remite a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo<br />
transnacionales en las relaciones internacionales, la intensificación <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> capital, el<br />
avance tecnológico <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación, así como el retroceso <strong>de</strong> los estados nacionales<br />
gracias al influjo creciente <strong>de</strong> organismos internacionales, como el Banco Mundial (BM) o el Fondo<br />
Monetario Internacional (FMI).<br />
151 De los 1.300 millones <strong>de</strong> personas bajo la línea <strong>de</strong> pobreza, un 70% son mujeres (PNUD 1995).<br />
152 Citado en: ROUSSELET (1996).<br />
153 Si tenemos en cuenta la aparición <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s potencias financieras y económicas en Asia (Japón,<br />
Hong Kong, Corea <strong>de</strong>l Sur, Singapur, Malasia, etc.), así como que las transacciones económicas en el<br />
Pacífico son más importantes incluso que las <strong>de</strong> Europa hacia Estados Unidos, carece <strong>de</strong> sentido hoy en<br />
día hablar <strong>de</strong> un Tercer Mundo (SOLÉ 1999:211).<br />
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C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
único, el <strong>de</strong> los países capitalistas <strong>de</strong>sarrollados, entendido como proceso<br />
ininterrumpido, que no tiene en cuenta la relación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia que existe entre el<br />
sub<strong>de</strong>sarrollo y los países capitalistas industrializados 154 .<br />
3.2. Mujeres y <strong>de</strong>sarrollo: una breve revisión teórica.<br />
La tesis implícita en las teorías <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización es que el cambio social es un proceso<br />
neutral respecto <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> mujeres y hombres. Las políticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo con<br />
respecto a las mujeres durante los años 50 y 60 tienen mucha relación con los esfuerzos <strong>de</strong><br />
los colonizadores occi<strong>de</strong>ntales por reforzar la dominación masculina, <strong>de</strong> manera que se va<br />
introduciendo la división entre espacio “masculino” y “femenino” implantada en Europa<br />
(HERNÁNDEZ 1999). Para el paradigma <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización se contraponen claramente los<br />
procesos <strong>de</strong> urbanización e industrialización, dominados por los hombres, con la vida rural<br />
y el sector privado, consi<strong>de</strong>rados espacios propios <strong>de</strong> las mujeres. Este antagonismo es el<br />
responsable <strong>de</strong> la invisibilidad <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> la mujer, ya que se la asocia al hogar y, por<br />
consiguiente, a los valores tradicionales y conservadores <strong>de</strong> la familia y <strong>de</strong> la comunidad.<br />
Pero, contrariamente a lo que sostienen estos planteamientos, la coexistencia <strong>de</strong> dos modos<br />
<strong>de</strong> producción –el <strong>de</strong> subsistencia y el capitalista- no se produce como si se tratara <strong>de</strong> dos<br />
sectores separados e in<strong>de</strong>pendientes, sino que el sector capitalista <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />
subsistencia para su perpetuación y, en este último, el papel <strong>de</strong> las mujeres es esencial<br />
(BENERÍA 1981:74).<br />
El pionero enfoque <strong>de</strong>l bienestar –aparece en los años 50 y 60 y sigue todavía hoy<br />
vigente en algunos países- es un fiel reflejo <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> industrialización occi<strong>de</strong>ntal<br />
<strong>de</strong> la época, basado en una división sexual <strong>de</strong>l trabajo que coloca al hombre en la esfera<br />
productiva y relega a la mujer a su papel <strong>de</strong> ama <strong>de</strong> casa. Este enfoque preten<strong>de</strong>, por un<br />
lado, fomentar la capacidad productiva masculina y, por el otro, ayudar a satisfacer las<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las familias, a través <strong>de</strong> dirigir la ayuda para el bienestar a las mujeres, a<br />
modo <strong>de</strong> “correas <strong>de</strong> transmisión” hacia el resto <strong>de</strong> miembros <strong>de</strong> la familia (alimentación,<br />
salud, planificación familiar, etc.) 155 (HERNÁNDEZ 1999). Durante este período, los<br />
154 A lo largo <strong>de</strong>l presente estudio, cada vez que se utilice alguno <strong>de</strong> estos términos, <strong>de</strong>ben<br />
interpretarse como sinónimos <strong>de</strong> Centro y Periferia, tal como aquí se ha justificado.<br />
155 La OIT (Organización Internacional <strong>de</strong>l Trabajo), sin ir más lejos, menciona el papel <strong>de</strong> las<br />
96
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
programas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo i<strong>de</strong>ntifican acríticamente a la mujer en su rol reproductivo y la<br />
convierten en beneficiaria pasiva <strong>de</strong> los programas asistenciales en calidad <strong>de</strong> madres,<br />
consi<strong>de</strong>rando que estas acciones son fundamentales no sólo para la mujer, sino<br />
básicamente para el <strong>de</strong>sarrollo económico <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la sociedad. En este sentido, el<br />
enfoque <strong>de</strong>l bienestar asume que la mujer es receptora pasiva <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, sin autonomía<br />
y <strong>de</strong>rechos, y que su rol principal se sitúa en la esfera reproductiva (ZABA<strong>LA</strong> 1999;<br />
MASSOLO 1999).<br />
La ignorancia <strong>de</strong>l papel activo <strong>de</strong> la mujer en el Tercer Mundo se supera, en parte, con los<br />
análisis <strong>de</strong> la economista BOSERUP (1970), al <strong>de</strong>mostrar que los planificadores <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>sarrollo habían actuado siempre bajo supuestos estereotipados sobre las mujeres:<br />
subestimación <strong>de</strong> su rol productivo y equiparación <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> las mujeres a las tareas <strong>de</strong><br />
reproducción y cuidados. La autora, aceptando la dinámica <strong>de</strong> la acumulación capitalista y<br />
la necesaria expansión <strong>de</strong>l mercado como algo positivo, argumenta que los procesos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollo han marginado a la mujer <strong>de</strong> forma sistemática, en base a la división sexual <strong>de</strong>l<br />
trabajo. Refiriéndose a la situación <strong>de</strong> los años sesenta en el Tercer Mundo, concluye que<br />
el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la gran industria provoca la pérdida <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las mujeres, puesto que<br />
los productos artesanales que ellas fabricaban en el seno <strong>de</strong> la industria familiar son<br />
reemplazados por productos <strong>de</strong> fábrica que han sido producidos por una mano <strong>de</strong> obra<br />
predominantemente masculina. Ante esta situación, las mujeres sólo pue<strong>de</strong>n recurrir al<br />
sector informal –especialmente al servicio doméstico- en las ciuda<strong>de</strong>s (BOSERUP<br />
1970:111). BOSERUP (1970) consi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>terminante la participación <strong>de</strong> las mujeres en las<br />
activida<strong>de</strong>s económicas para explicar su estatus social, por lo que concluye que la<br />
mo<strong>de</strong>rnización, en la medida que reduce esta participación, ha tenido un efecto perjudicial<br />
para la mujer <strong>de</strong> las zonas rurales.<br />
BOSERUP ofrece las bases para el enfoque llamado MED 156 , Mujer en el Desarrollo,<br />
movimiento que surge en los años setenta y que se plantea el impacto negativo que el<br />
<strong>de</strong>sarrollo está teniendo sobre las mujeres. El primer objetivo <strong>de</strong> esta corriente es lograr la<br />
visibilidad <strong>de</strong> las mujeres como categoría en las investigaciones y en las políticas <strong>de</strong><br />
mujeres en la satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s básicas y pone <strong>de</strong> manifiesto la conveniencia <strong>de</strong> mejorar su<br />
capacitación para que contribuyan <strong>de</strong> manera más eficaz a cumplir con el papel tradicional que le<br />
correspon<strong>de</strong> (GONZÁLEZ 2001).<br />
156 El enfoque MED tuvo su escenario más visible en la I Conferencia Mundial <strong>de</strong> la Mujer (México<br />
1975) y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los setenta ha sido el enfoque más influyente (LUNA 1999:66).<br />
97
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
<strong>de</strong>sarrollo, con el fin <strong>de</strong> eliminar su marginación <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo en beneficio<br />
<strong>de</strong> los hombres. Por primera vez se afirma que la posición subordinada <strong>de</strong> la mujer es un<br />
obstáculo para el <strong>de</strong>sarrollo, aunque no se cuestionan los postulados <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong> la<br />
mo<strong>de</strong>rnización (AFSHAR 1999; LUNA 1999). Siguiendo la tipología que propone AJAMIL<br />
(1999), se constata que los planteamientos <strong>de</strong>l enfoque MED han ido evolucionando. En<br />
un primer momento, como contrapartida a las estrategias <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong>l bienestar, se da<br />
un extraordinario énfasis a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica <strong>de</strong> las mujeres como sinónimo <strong>de</strong><br />
reducción <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad entre hombres y mujeres –enfoque <strong>de</strong> la equidad y enfoque <strong>de</strong><br />
la antipobreza -. El interés se focaliza, por tanto, en la participación <strong>de</strong> las mujeres en la<br />
esfera productiva, por lo que se <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado tanto el trabajo reproductivo como las<br />
relaciones entre ambas esferas (ZABA<strong>LA</strong> 1999). Más a<strong>de</strong>lante, en el contexto <strong>de</strong> crisis<br />
económica global y <strong>de</strong> las medidas <strong>de</strong> ajuste estructural <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta,<br />
aparece una nueva ten<strong>de</strong>ncia –enfoque <strong>de</strong> la eficiencia-, que <strong>de</strong>splaza el punto <strong>de</strong> mira<br />
hacia el rol reproductivo <strong>de</strong> las mujeres y hacia la importancia <strong>de</strong>l trabajo gratuito que<br />
realizan para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la sociedad.<br />
Tanto BOSERUP (1970) como el enfoque MED han recibido duras críticas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
marxismo feminista. Si bien BOSERUP da un impulso fundamental al <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong> los<br />
efectos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo sobre la mujer en el Tercer Mundo, la autora sólo toma en<br />
consi<strong>de</strong>ración las repercusiones que la industrialización y la imposición <strong>de</strong> cultivos tienen<br />
para el estatus <strong>de</strong> la mujer agricultora en el contexto <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s patriarcales; pero no<br />
incluye en su análisis la dimensión <strong>de</strong> la clase social. En este sentido, no es que la mujer no<br />
participe en el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, sino que está integrada en él. Por lo tanto, si bien es<br />
cierto que con la entrada <strong>de</strong> capital la mujer pier<strong>de</strong> control sobre los recursos económicos<br />
en calidad <strong>de</strong> productora artesanal, BOSERUP no tiene en cuenta la fuerte preferencia que ha<br />
tenido el capital por las mujeres jóvenes para que trabajen <strong>de</strong> asalariadas en las industrias<br />
multinacionales, en las escalas más bajas <strong>de</strong> la estructura ocupacional y en trabajos mal<br />
remunerados e inestables, tal como se analizará más a<strong>de</strong>lante (BENERÍA, SEN 1983).<br />
Por consiguiente, el sistema capitalista hace uso <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género existentes<br />
y ubica a la mujer en posiciones subordinadas a distintos niveles <strong>de</strong> interacción entre la<br />
clase social y el género. Lo que <strong>de</strong>be discutirse no es tanto la participación o no <strong>de</strong> la<br />
mujer en el <strong>de</strong>sarrollo, sino su forma <strong>de</strong> integración en el mismo. BENERÍA y SEN<br />
(1983:110) argumentan que el papel <strong>de</strong> la mujer en el <strong>de</strong>sarrollo tiene que estudiarse a<br />
98
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
partir <strong>de</strong> la conexión existente entre las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género y <strong>de</strong> clase, puesto que son<br />
las mujeres pobres las más oprimidas por el capitalismo. Esta constatación permite superar<br />
tanto el enfoque funcionalista <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, que ignora ambas dimensiones, como<br />
el enfoque <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, que focaliza su atención tan sólo en la dimensión <strong>de</strong> clase 157 .<br />
Otra <strong>de</strong> las críticas que han formulado BENERÍA y SEN es que los planteamientos <strong>de</strong><br />
BOSERUP son fieles a la óptica <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, en el sentido <strong>de</strong> que no analizan las<br />
consecuencias negativas que la acumulación <strong>de</strong> capital tiene para el <strong>de</strong>sarrollo económico<br />
<strong>de</strong> estas socieda<strong>de</strong>s, tales como: la dominación <strong>de</strong>l capital internacional, la concentración<br />
<strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> la tierra, la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la producción artesanal, la creciente<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s masas <strong>de</strong> la población sobre la venta <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo, así<br />
como la aparición <strong>de</strong> un “ejército <strong>de</strong> reserva”, constituido por personas <strong>de</strong>sempleadas o<br />
subempleadas que se hacinan en las gran<strong>de</strong>s urbes.<br />
Puesto que el enfoque MED <strong>de</strong>fine los problemas <strong>de</strong> las mujeres en términos <strong>de</strong> las<br />
necesida<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> las familias y no tanto en base a la subordinación que ellas<br />
experimentan en la esfera reproductiva, los programas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo que se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> este<br />
enfoque tien<strong>de</strong>n a buscar el productivismo <strong>de</strong> las mujeres pobres en el ámbito doméstico y<br />
en los oficios tradicionalmente femeninos -como la costura-. Este tipo <strong>de</strong> programas sirve<br />
para remarcar el carácter secundario <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva, así como para<br />
estimular el trabajo gratuito <strong>de</strong> las mujeres y reforzar su rol en la esfera reproductiva. Ante<br />
este panorama, es improbable que se asista a cualquier potencial <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> las<br />
relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r entre hombres y mujeres (AFSHAR 1999; MASSOLO 1999). El trabajo<br />
total <strong>de</strong> las mujeres se incrementa, sin lograr por ello un mayor acceso al po<strong>de</strong>r económico<br />
y sin erigirse como agentes capaces <strong>de</strong> diseñar el tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo que necesitan. Por lo<br />
tanto, pue<strong>de</strong> afirmarse que el enfoque MED tien<strong>de</strong> a que las mujeres trabajen para el<br />
<strong>de</strong>sarrollo, en vez <strong>de</strong> que el <strong>de</strong>sarrollo trabaje para ellas. A<strong>de</strong>más, en ningún momento se<br />
plantea si el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo occi<strong>de</strong>ntal es el <strong>de</strong>seable para los países <strong>de</strong>l Tercer<br />
Mundo, puesto que difícilmente van a lograrse mejoras <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> las mujeres bajo<br />
157 Los teóricos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> los sistemas mundiales basan sus argumentaciones en las<br />
relaciones <strong>de</strong> subordinación entre el Centro y la Periferia y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n, siguiendo los esquemas <strong>de</strong> la teoría<br />
marxista, que la dominación <strong>de</strong>l hombre sobre la mujer se supera mediante la transformación <strong>de</strong> las<br />
relaciones sociales <strong>de</strong> producción. Estos teóricos consi<strong>de</strong>ran que la solución a la opresión <strong>de</strong> la mujer está<br />
en la esfera <strong>de</strong> lo económico y <strong>de</strong> las relaciones sociales que son ajenas al hogar. Es <strong>de</strong>cir, las mujeres van<br />
a po<strong>de</strong>r participar en el <strong>de</strong>sarrollo sólo en la medida en que se incorporen a la esfera pública (BENERÍA,<br />
SEN 1981). Por lo tanto, ponen el énfasis en las contradicciones <strong>de</strong> clase y en la necesidad <strong>de</strong> incrementar<br />
la participación <strong>de</strong> la mujer en el área no doméstica <strong>de</strong> la producción, pero sin fundamentar el análisis en<br />
las relaciones <strong>de</strong> patriarcado que subyacen con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> producción capitalista.<br />
99
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
una pauta <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo que provoca el incremento <strong>de</strong> la pobreza absoluta y relativa <strong>de</strong>l<br />
conjunto <strong>de</strong> la sociedad 158 (ZABA<strong>LA</strong> 1999) .<br />
A pesar <strong>de</strong> que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Primera Conferencia Mundial <strong>de</strong> México 159 , celebrada en 1975,<br />
existe una creciente preocupación –tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las instituciones internacionales como<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las agencias gubernamentales- por los problemas con los que <strong>de</strong>be enfrentarse la<br />
mujer <strong>de</strong>l Tercer Mundo en su vida social y económica, las distintas estrategias adoptadas<br />
son profundamente limitadas. Es cierto que se empieza a reconocer la contribución <strong>de</strong> la<br />
mujer en la satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s básicas a través <strong>de</strong>l trabajo doméstico y que se<br />
reivindica la necesidad <strong>de</strong> que los distintos programas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo contribuyan a aligerar<br />
esta carga, con el fin <strong>de</strong> avanzar en el logro <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica. En la misma<br />
línea, las Estrategias <strong>de</strong> Nairobi 160 , aprobadas en 1987, postulan a favor <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicar<br />
esfuerzos para aumentar el acceso <strong>de</strong> la mujer a las activida<strong>de</strong>s que generan ingresos y a<br />
las fuentes <strong>de</strong> crédito, «puesto que la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica es un requisito previo para<br />
la autosuficiencia <strong>de</strong> la mujer» (IMU 1987:66). Si bien esta postura es valiosa, en tanto<br />
que reconoce el trabajo no remunerado <strong>de</strong> la mujer e, implícitamente, la interrelación entre<br />
la esfera reproductiva y la productiva, no se cuestiona las responsabilida<strong>de</strong>s tradicionales<br />
<strong>de</strong> la mujer y, por lo tanto, tampoco las relaciones patriarcales o la división sexual <strong>de</strong>l<br />
trabajo.<br />
En este sentido, sólo la mujer <strong>de</strong> clase media y alta podrá “ocultar” parte <strong>de</strong> la<br />
subordinación mediante la mercantilización <strong>de</strong>l trabajo doméstico. Para la mujer <strong>de</strong> clase<br />
baja, la incorporación a la esfera productiva sólo supone añadir nuevas jornadas <strong>de</strong> trabajo.<br />
Por consiguiente, <strong>de</strong> poco va a servir concentrarse exclusivamente en los efectos <strong>de</strong> los<br />
programas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo sobre la mujer, si no se parte <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
subyacentes que <strong>de</strong>finen la condición <strong>de</strong> la mujer y <strong>de</strong>l hombre en la sociedad (PNUD<br />
158 En <strong>de</strong>finitiva, estos planteamientos sintonizan perfectamente con los objetivos <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong><br />
ajuste estructural, cuyas premisas consisten en reducir el gasto público a costa <strong>de</strong> utilizar el trabajo<br />
gratuito <strong>de</strong> las mujeres como recurso infinitamente elástico para seguir satisfaciendo las necesida<strong>de</strong>s<br />
familiares.<br />
159 El papel <strong>de</strong> las Naciones Unidas ha sido <strong>de</strong>cisivo en el proceso <strong>de</strong> avance <strong>de</strong> la igualdad entre<br />
hombres y mujeres. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> contar con instrumentos internacionales para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />
<strong>de</strong> la mujer, ha potenciado la realización, hasta ahora, <strong>de</strong> cuatro Conferencias Mundiales sobre la mujer:<br />
la primera <strong>de</strong> ellas se celebró en México en 1975; la segunda en Copenhague en 1980; la tercera en<br />
Nairobi en 1985 y la cuarta en Pekín en 1995.<br />
160 Texto aprobado en la Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación <strong>de</strong> los Logros <strong>de</strong>l<br />
Decenio <strong>de</strong> las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz (III Conferencia Mundial sobre<br />
las Mujeres), celebrada en Nairobi (Kenya), <strong>de</strong>l 15 al 26 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1985 (IMU 1987).<br />
100
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
1995:116; ZABA<strong>LA</strong> 1999). Tal como señalan BENERÍA y SEN, «para la mujer pobre, el<br />
empleo remunerado no disminuye en ninguna forma los efectos inherentes <strong>de</strong> su género y<br />
<strong>de</strong> su clase. Para ellas, la satisfacción <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s básicas en condiciones <strong>de</strong><br />
igualdad con el hombre requiere que los cambios sean más profundos» (1983:107) 161 .<br />
A lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta y noventa se introducen propuestas teóricas más<br />
elaboradas, que recogen el impacto diferencial <strong>de</strong> los programas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo sobre los<br />
hombres y las mujeres, <strong>de</strong>bido a la existencia <strong>de</strong> roles distintos entre los géneros. En este<br />
sentido, si bien se constata que los programas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo inci<strong>de</strong>n positivamente sobre las<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres (vivienda, salud, educación, alimentación, etc.), sigue sin<br />
avanzarse en sus intereses a largo plazo (división sexual <strong>de</strong>l trabajo, acceso a la tierra y al<br />
crédito, igualdad política, superación <strong>de</strong> la violencia, <strong>de</strong>cisión libre <strong>de</strong> la maternidad, alivio<br />
<strong>de</strong> las cargas domésticas, etc.), puesto que éstos tienen que ver con la posición <strong>de</strong> las<br />
mujeres en las relaciones <strong>de</strong> género y con el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo (LUNA 1999:70). Para<br />
estas autoras, la tan alar<strong>de</strong>ada “integración en el <strong>de</strong>sarrollo” que propugna el enfoque MED<br />
se ha convertido en una “integración en la explotación”, por lo que ya no les preocupa<br />
tanto la exclusión <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, como las relaciones <strong>de</strong>siguales<br />
<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r -clase y género- que frenan un <strong>de</strong>sarrollo igualitario (AFSHAR 1999:75) 162 .<br />
En este contexto aparece el enfoque GED, Género en el Desarrollo, que incorpora<br />
nuevos elementos para explicar la subordinación femenina, a través <strong>de</strong>l empowerment o<br />
acceso paulatino <strong>de</strong> las mujeres al control <strong>de</strong> los recursos materiales, intelectuales y <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ología; se trata <strong>de</strong> que ellas mismas, en calidad <strong>de</strong> actores directamente afectados,<br />
puedan participar en el diseño <strong>de</strong> las políticas y en los beneficios <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo (FULLER<br />
1999; LUNA 1999; MASSOLO 1999; AFSHAR 1999). La propuesta GED propugna la toma<br />
<strong>de</strong> conciencia por parte <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> su subordinación, la organización autónoma<br />
para <strong>de</strong>cidir sobre sus vidas y sobre el <strong>de</strong>sarrollo que <strong>de</strong>sean y la movilización para la<br />
i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> sus intereses prácticos y estratégicos (LUNA 1999). El enfoque GED<br />
cambia el foco <strong>de</strong> “mujer” a “género”, <strong>de</strong> manera que en lugar <strong>de</strong> visualizar a las<br />
161 Sin embargo, <strong>de</strong>bemos tener presente que la mayor implicación <strong>de</strong> las mujeres en el trabajo externo<br />
y remunerado, aunque aumenta sus cargas <strong>de</strong> trabajo, tien<strong>de</strong> a disminuir –no a superar- las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
intrafamiliares en la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones.<br />
162 El <strong>de</strong>bate entre igualdad y <strong>de</strong>sarrollo está muy bien documentado en el informe Desarrollo, Crisis<br />
y Enfoques Alternativos. Perspectivas <strong>de</strong> la Mujer en el Tercer Mundo, redactado por las mujeres <strong>de</strong>l Sur<br />
DAWN-MUDAR (red <strong>de</strong> activistas e investigadoras <strong>de</strong>l Tercer Mundo) y presentado en el Foro<br />
Alternativo <strong>de</strong> la 3ª Conferencia Mundial <strong>de</strong> Nairobi (AFSHAR 1999:75).<br />
101
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
mujeres como un grupo homogéneo, en base a sus diferencias biológicas con los<br />
hombres, se enfatiza la construcción social <strong>de</strong>l género, en interrelación con otras<br />
categorías sociales como la clase social y la etnia o raza (MASSOLO 1999). A diferencia<br />
<strong>de</strong>l enfoque MED, puesto que el género es un concepto relacional, la responsabilidad<br />
<strong>de</strong>l cambio no sólo concierne a las mujeres, sino que se <strong>de</strong>splaza hacia hombres y<br />
mujeres en todos los niveles <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo (MASSOLO 1999; LUNA 1999).<br />
En <strong>de</strong>finitiva, los objetivos <strong>de</strong> este enfoque alternativo son <strong>de</strong>safiar la i<strong>de</strong>ología<br />
patriarcal, transformar las instituciones que refuerzan y perpetúan la discriminación<br />
social y las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, así como permitir a las mujeres el acceso a los<br />
recursos materiales y a la información (AFSHAR 1999). Este novedoso enfoque<br />
constituye el reto actual <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, en aras a lograr, por primera vez,<br />
un cambio real en las relaciones sociales y <strong>de</strong> género (AJAMIL 1999) 163 . Las estrategias<br />
<strong>de</strong> empowerment que plantea el GED están teniendo un fuerte eco <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollo alternativo impulsado por el Programa <strong>de</strong> Naciones Unidas para el Desarrollo<br />
(PNUD) a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa. Su principal objetivo es aumentar las<br />
oportunida<strong>de</strong>s y capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los individuos como fin último <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y<br />
transformar las relaciones <strong>de</strong> género <strong>de</strong> modo que sean más equitativas y justas para las<br />
mujeres (PNUD 1995; ZABA<strong>LA</strong> 1999).<br />
3.3. Revisión <strong>de</strong> las teorizaciones sobre migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
perspectiva <strong>de</strong> género.<br />
Si bien las migraciones son un fenómeno inherente a la historia <strong>de</strong> la humanidad, en la<br />
actualidad constituyen uno <strong>de</strong> los fenómenos característicos <strong>de</strong>l sistema mundial; <strong>de</strong> ahí<br />
su preeminencia a la hora <strong>de</strong> estudiar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las economías contemporáneas. A<br />
menudo se supone, <strong>de</strong> manera estereotipada, que los migrantes son, en su mayoría,<br />
hombres, y que las mujeres que emigran son muy pocas y, a<strong>de</strong>más, las que lo hacen<br />
“siguen” a los hombres como parte <strong>de</strong> la unidad familiar –en calidad <strong>de</strong> esposas, madres<br />
o hijas-, por lo que el potencial impacto <strong>de</strong> la migración femenina se consi<strong>de</strong>ra<br />
163 Este enfoque se entrevé claramente en los documentos adoptados durante la IV Conferencia<br />
Mundial sobre las Mujeres, celebrada en Beijing (China) en 1995, con la finalidad fundamental <strong>de</strong><br />
examinar y evaluar el avance <strong>de</strong> las mujeres en relación con los objetivos que se habían planteado en las<br />
Estrategias <strong>de</strong> Nairobi (IMU 1997).<br />
102
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
insignificante (PEDRAZA 1991). Pero las mujeres no han estado nunca al margen <strong>de</strong> las<br />
migraciones internas e internacionales; no sólo han emigrado como <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l<br />
inmigrante varón, sino que las corrientes femeninas <strong>de</strong> carácter económico siempre han<br />
existido y son un elemento clave para compren<strong>de</strong>r los actuales flujos migratorios (LUTZ<br />
1997; COLETIVO IOÉ 1998a). Lejos <strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>radas “<strong>de</strong>splazadas pasivas”, que sólo<br />
migran para acompañar a miembros <strong>de</strong> sus familias o para reunirse con ellos, los<br />
factores económicos predominan en los <strong>de</strong>splazamientos femeninos. Las mujeres no son<br />
sólo un complemento <strong>de</strong> las migraciones masculinas, sino también agentes autónomos<br />
<strong>de</strong> los flujos migratorios transnacionales 164 . Cada vez son más las mujeres <strong>de</strong> los países<br />
periféricos que emigran hacia las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, muchas <strong>de</strong> ellas solas, con la<br />
finalidad <strong>de</strong> encontrar trabajo en los servicios –especialmente en el servicio domésticoy<br />
en la manufactura, a menudo en el sector informal.<br />
Pero a pesar <strong>de</strong> esta constatación, la mayor parte <strong>de</strong> los estudios sobre los movimientos<br />
poblacionales, hasta mediados <strong>de</strong> los setenta, están cargados <strong>de</strong> estereotipos sobre la<br />
inactividad <strong>de</strong> la mujer inmigrante y sobre su rol pasivo y se han interesado muy poco<br />
por la mujer como objeto <strong>de</strong> estudio; <strong>de</strong> modo que nos encontramos ante un tema <strong>de</strong><br />
investigación marginal en el ámbito <strong>de</strong> las ciencias sociales (MOROKVASIC 1983; 1984;<br />
1993; PESSAR 1999; GREGORIO 1999). Tal como ya se ha apuntado anteriormente, la<br />
posición <strong>de</strong> la mujer en las teorías migratorias es un fiel reflejo <strong>de</strong> su olvido como<br />
trabajadoras y como actoras <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, <strong>de</strong> modo que el papel <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
las migraciones queda enmarcado en la extensión <strong>de</strong> su rol <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito<br />
reproductivo -esfera privada <strong>de</strong>l hogar y <strong>de</strong> la familia- y su <strong>de</strong>splazamiento no es<br />
consi<strong>de</strong>rado emigración laboral (GREGORIO 1997b, 1999). Así lo certifican los primeros<br />
estudios sobre género y migración, puesto que se limitan a “añadir” la categoría mujer<br />
al acervo teórico sobre migraciones ya existente (WILLIS, YEOH 1999; ANTHIAS<br />
2000) 165 .<br />
164 La importancia <strong>de</strong> las migraciones femeninas es tal en la época actual que, según CASTLES y<br />
MILLER (1993) en La era <strong>de</strong> las migraciones, uno <strong>de</strong> los rasgos básicos <strong>de</strong> las migraciones es la<br />
feminización <strong>de</strong> los flujos. PHIZACKLEA (1999), por su parte, respon<strong>de</strong> a estos autores que la presencia <strong>de</strong><br />
las mujeres en las migraciones internacionales no es nueva, sino que siempre ha sido importante.<br />
165 Sin ir más lejos, MOROKVASIC (1984) <strong>de</strong>nuncia el hecho <strong>de</strong> que en las estadísticas oficiales sobre<br />
migración, las mujeres están contabilizadas en la misma categoría que los niños, puesto que se las<br />
consi<strong>de</strong>ra “<strong>de</strong>pendientes”.<br />
103
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
El reciente interés por estudiar la mujer como agente autónomo en las migraciones data<br />
<strong>de</strong> principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta. Según MOROKVASIC (1993:459), una serie <strong>de</strong><br />
transformaciones sociales y económicas contribuyen al creciente interés por la mujer<br />
inmigrante tanto en el ámbito académico como en el político: el incremento cuantitativo<br />
<strong>de</strong> mujeres en los flujos migratorios transnacionales; la elevada tasa <strong>de</strong> actividad<br />
económica <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino; el <strong>de</strong>bate feminista<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> la mujer en la sociedad y las relaciones <strong>de</strong> género. Por todo<br />
ello, el objetivo <strong>de</strong> este apartado es llevar a cabo un análisis crítico <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los<br />
teóricos predominantes en el estudio <strong>de</strong> las migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> las<br />
relaciones <strong>de</strong> género, que culmina con una propuesta teórica que ofrece un marco<br />
analítico que permite dar cuenta <strong>de</strong> la especificidad <strong>de</strong> las migraciones protagonizadas<br />
por mujeres. El reto es po<strong>de</strong>r pasar <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes a la<br />
aplicación <strong>de</strong> instrumentos teóricos y metodológicos en la investigación que giren en<br />
torno al género y que permitan incluir tanto a los hombres como a las mujeres.<br />
Antes <strong>de</strong> empezar a abordar las teorías sobre migración <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género, <strong>de</strong>be clarificarse qué se entien<strong>de</strong> por “migración económica internacional”, lo<br />
cual resulta harto difícil, puesto que las motivaciones económicas están presentes, <strong>de</strong><br />
manera explícita o implícita, en la mayor parte <strong>de</strong> los movimientos migratorios, como<br />
por ejemplo en muchos <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> refugiados. BÖHNING (1983:34-35) propone<br />
una <strong>de</strong>finición general <strong>de</strong> la migración económica en base a un concepto <strong>de</strong> movilidad<br />
en sentido abstracto –<strong>de</strong>splazamiento, transferencia, cambio <strong>de</strong> localidad, circulación-,<br />
refiriéndolo al hecho <strong>de</strong> que toda migración económica implica un cambio en el trabajo<br />
como factor <strong>de</strong> producción <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lugar <strong>de</strong> origen hasta el <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. Por<br />
consiguiente, la migración económica internacional pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse como la circulación<br />
<strong>de</strong> recursos humanos. Esta <strong>de</strong>finición constituye un buen punto <strong>de</strong> partida, si bien es<br />
excesivamente parcial, al basarse en un patrón migratorio eminentemente masculino, <strong>de</strong>l<br />
que esta investigación preten<strong>de</strong> huir, y <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado la migración económica <strong>de</strong> aquellos<br />
colectivos cuya estrategia no es directamente la búsqueda <strong>de</strong> trabajo remunerado en el<br />
país <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, pero que recurren a ella una vez instalados en la sociedad receptora.<br />
Este es el caso <strong>de</strong> las mujeres migrantes que siguen a sus esposos y que optan por<br />
acce<strong>de</strong>r al mercado <strong>de</strong> trabajo una vez instaladas en la sociedad <strong>de</strong> acogida, o el caso <strong>de</strong><br />
las segundas generaciones <strong>de</strong> inmigrantes que emigran junto a sus progenitores y se<br />
incorporan al mercado <strong>de</strong> trabajo tan pronto como adquieren la edad legal para hacerlo.<br />
104
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Durante la plena vigencia <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización, predomina el enfoque<br />
microeconómico o neoclásico en el estudio sobre las migraciones, <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la teoría<br />
económica neoclásica 166 . Este enfoque concibe la migración económica como<br />
mecanismo que permite equilibrar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s sociales y económicas mediante la<br />
redistribución <strong>de</strong> trabajadores y trabajadoras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lugares <strong>de</strong> baja productividad a<br />
lugares <strong>de</strong> alta productividad. De ese modo, se consolida el marco analítico <strong>de</strong><br />
“atracción-expulsión” (pull-push), que atribuye las causas <strong>de</strong> la migración a la<br />
combinación <strong>de</strong> factores push que impulsan a las personas a abandonar sus áreas <strong>de</strong><br />
origen -tales como el crecimiento <strong>de</strong>mográfico, la falta <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s económicas,<br />
etc.-, y <strong>de</strong> factores pull que las atraen hacia las zonas receptoras –tales como la<br />
<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo, la disponibilidad <strong>de</strong> tierra, oportunida<strong>de</strong>s económicas,<br />
etc.-. La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar es el resultado <strong>de</strong> comparar racionalmente los costes y<br />
beneficios <strong>de</strong> permanecer en el lugar <strong>de</strong> origen o <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazarse hacia otros <strong>de</strong>stinos:<br />
diferencias salariales, posibilidad <strong>de</strong> mejorar <strong>de</strong> ocupación o <strong>de</strong> encontrar empleo,<br />
distancia, coste <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamiento, diferencias lingüísticas, culturales o étnicas, etc.<br />
(WOOD 1992; ARANGO 1995).<br />
El mo<strong>de</strong>lo microeconómico constituye una perspectiva individualista y ahistórica, con<br />
una visión <strong>de</strong>l mundo que concibe lo social como un agregado <strong>de</strong> acciones individuales<br />
–individualismo metodológico-, que no presta atención al modo en que los contextos<br />
sociales condicionan y limitan las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> las personas; a la vez que elu<strong>de</strong> los<br />
factores estructurales, tales como las relaciones <strong>de</strong> dominación imperialistas o<br />
colonialistas o los condicionantes institucionales 167 . A pesar <strong>de</strong> la influencia que este<br />
mo<strong>de</strong>lo todavía tiene hoy en día en la producción académica, sigue siendo objeto <strong>de</strong><br />
gran<strong>de</strong>s críticas y se pone en duda su capacidad explicativa y predictiva <strong>de</strong> las causas <strong>de</strong><br />
la migración. Una <strong>de</strong> las principales limitaciones es que la racionalidad <strong>de</strong> los actores<br />
166 Un inevitable punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> toda revisión <strong>de</strong> la literatura teórica sobre las migraciones lo<br />
constituye la obra Leyes <strong>de</strong> las migraciones, <strong>de</strong>l geógrafo RAVENSTEIN (1985, 1989), obra pionera en<br />
utilizar la teoría <strong>de</strong> la “atracción-expulsión” (pull-push) que tanto ha impregnado los estudios posteriores<br />
sobre migraciones (ARANGO 1995). La contribución principal <strong>de</strong> dicho autor es la observación <strong>de</strong> una<br />
serie <strong>de</strong> regularida<strong>de</strong>s en los procesos migratorios. Entre ellas cabe <strong>de</strong>stacar el carácter estacional y<br />
gradual <strong>de</strong> las migraciones; el predominio <strong>de</strong> las migraciones <strong>de</strong> corta distancia; el mayor número <strong>de</strong><br />
mujeres que <strong>de</strong> hombres <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las <strong>de</strong> corta distancia; la predominancia <strong>de</strong> las migraciones proce<strong>de</strong>ntes<br />
<strong>de</strong> las áreas rurales hacia los gran<strong>de</strong>s centros <strong>de</strong>l comercio y <strong>de</strong> la industria y, finalmente, su ten<strong>de</strong>ncia a<br />
aumentar conforme al aumento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo económico y <strong>de</strong>l progreso <strong>de</strong> la tecnología y el transporte.<br />
167 Véanse las críticas <strong>de</strong> ZOLBERG (1983), cuyos estudios <strong>de</strong>muestran que el Estado juega un papel<br />
105
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
individuales que protagonizan los movimientos migratorios entra en contradicción con<br />
la constatación distintas propensiones a emigrar en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen, así como<br />
con la persistencia <strong>de</strong> las migraciones a pesar <strong>de</strong> las escasas perspectivas <strong>de</strong> obtener un<br />
mejor puesto <strong>de</strong> trabajo en el lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino.<br />
Pero lejos <strong>de</strong> abandonarse el mo<strong>de</strong>lo, se sigue confiando en su capacidad heurística y se<br />
introducen algunas modificaciones <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> investigadores como HARRIS y<br />
TODARO (1970). Según estos autores, la migración es el resultado no tanto <strong>de</strong> los<br />
diferenciales <strong>de</strong> ingresos reales, sino consecuencia <strong>de</strong> las diferencias <strong>de</strong> ingresos<br />
esperados por los actores. En este sentido, se incorpora en el mo<strong>de</strong>lo la probabilidad<br />
futura <strong>de</strong> obtención <strong>de</strong> un puesto <strong>de</strong> trabajo, a su vez <strong>de</strong>terminada por el capital humano<br />
individual (educación, experiencia, conocimientos, etc.), por las características<br />
individuales (edad, estado civil, etc.), por las condiciones sociales tanto en el lugar <strong>de</strong><br />
origen como en el <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, así como también por el nivel tecnológico. Esta<br />
conjunción <strong>de</strong> factores interviene en el cálculo <strong>de</strong> los costes y beneficios y ayuda a<br />
explicar por qué los individuos presentan distintas propensiones a emigrar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />
misma región o país (MASSEY ET AL. 1993).<br />
Los estudios según el mo<strong>de</strong>lo económico neoclásico están sujetos a numerosas críticas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, ya que los análisis sobre la mujer se llevan a cabo<br />
como reducto marginal, como un caso “especial” <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los movimientos<br />
migratorios, <strong>de</strong> modo que se ignoran los condicionantes que influyen en el colectivo <strong>de</strong><br />
mujeres (CHANT, RADCLIFFE 1992; GREGORIO 1997). Bajo la influencia <strong>de</strong>l paradigma<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización y <strong>de</strong>l estereotipo <strong>de</strong> la mujer inactiva –ajena a la<br />
esfera pública y al mercado laboral-, esta perspectiva <strong>de</strong>ja en un segundo plano a las<br />
mujeres y las presenta como mero complemento <strong>de</strong> las migraciones masculinas (OSO<br />
1998; PESSAR 1999). La teoría neoclásica consi<strong>de</strong>ra que hombres y mujeres son<br />
individuos racionales y homogéneos en sus apetencias y en sus circunstancias (sin<br />
género), que emigran por las mismas causas: dirigirse hacia zonas con mejores niveles<br />
salariales.<br />
En revisiones posteriores, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la perspectiva microeconómica, autores como<br />
THADANI y TODARO (1984:36) intentan superar los presupuestos que consi<strong>de</strong>ran a la<br />
fundamental en el inicio y el control <strong>de</strong> los flujos migratorios internacionales.<br />
106
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
mujer como sujeto individual y racional y que conciben la migración femenina como un<br />
“espejo” <strong>de</strong> la masculina. Estos autores introducen en sus estudios la existencia <strong>de</strong><br />
motivaciones que afectan específicamente a las mujeres, como por ejemplo las que<br />
huyen <strong>de</strong> los contextos represores a los que son relegadas en el campo, o bien las que<br />
siguen a sus esposos en función <strong>de</strong> las pautas matrimoniales. Sin embargo, puesto que<br />
estas perspectivas no toman en consi<strong>de</strong>ración las relaciones sociales, económicas e<br />
i<strong>de</strong>ológicas que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> todo proceso migratorio, conciben el sexo o el<br />
matrimonio simplemente como variables in<strong>de</strong>pendientes que ayudan a explicar, junto a<br />
otros factores, ciertas variaciones en los comportamientos migratorios. De ello se <strong>de</strong>riva<br />
que mientras los hombres emigran por causas eminentemente económicas, las mujeres<br />
lo hagan por razones puramente sociales. Pero en ningún momento se constata que si<br />
existen diferencias entre hombres y mujeres en la participación en los flujos<br />
migratorios, éstas <strong>de</strong>ben analizarse a la luz <strong>de</strong> las relaciones patriarcales y la división<br />
sexual <strong>de</strong>l trabajo, condicionadas a su vez por la naturaleza <strong>de</strong>l proceso productivo y por<br />
las exigencias <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> crecimiento y acumulación (BENERÍA<br />
1981). Es por todo ello que po<strong>de</strong>mos concluir que se trata <strong>de</strong> perspectivas que<br />
incorporan la variable “sexo” pero no las relaciones <strong>de</strong> género en sus análisis. Como<br />
reacción a estos primeros estudios sobre mujer y migración, posteriores aproximaciones<br />
señalan que tras las razones sociales que conducen a las mujeres a emigrar, subyace una<br />
realidad inseparable <strong>de</strong> lo económico y productivo (BOSERUP 1970; BRYDON, CHANT<br />
1989; CHANT, RADCLIFFE 1992).<br />
Con la llegada <strong>de</strong> las perspectivas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> los sistemas económicos<br />
mundiales en la investigación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, los estudiosos <strong>de</strong> la migración adoptan un<br />
enfoque más histórico, centrado en el cambio macroestructural y en el conflicto <strong>de</strong><br />
intereses, que concibe las migraciones como un proceso generado por <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
estructurales atribuibles a la organización capitalista a escala mundial (ZOLBERG 1983,<br />
1992). El enfoque histórico-estructural 168 sitúa la emigración <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sistema<br />
capitalista global, en cuya base está la división internacional <strong>de</strong>l trabajo, fruto <strong>de</strong> un<br />
sistema <strong>de</strong> intercambio <strong>de</strong>sigual entre economías centrales y periféricas, que tiene como<br />
escenario el capitalismo mundial iniciado a finales <strong>de</strong>l siglo pasado. De ese modo, es la<br />
economía capitalista internacional la que impulsa el <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
168 También conocido como paradigma neo-marxista.<br />
107
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
trabajo y la que <strong>de</strong>termina los factores push y pull, a través <strong>de</strong>l neocolonialismo y las<br />
firmas multinacionales (MASSEY ET AL. 1993). Lejos <strong>de</strong> ser beneficiosas para el<br />
<strong>de</strong>sarrollo –tal como propugnan los teóricos <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización-, las migraciones<br />
provocan la perpetuación <strong>de</strong>l sub<strong>de</strong>sarrollo, en términos <strong>de</strong> marginalización,<br />
periferialización y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (SASSEN 1983; CASTLES, KOSACK 1973; MILES,<br />
SATZEWICH 1992; CASTLES 1993). En este sentido, la migración pasa a ser<br />
conceptualizada como un fenómeno <strong>de</strong> clase y se adopta la corriente migratoria como<br />
unidad <strong>de</strong> análisis, en lugar <strong>de</strong> la suma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones racionales tomadas por los<br />
individuos. Dentro <strong>de</strong> la aproximación histórico-estructural existen distintos enfoques.<br />
A pesar <strong>de</strong> las diferencias que presentan entre sí, todos coinci<strong>de</strong>n en señalar el carácter<br />
macrosocial <strong>de</strong> los procesos migratorios, <strong>de</strong> modo que los protagonistas <strong>de</strong> las<br />
migraciones ya no son individuos, sino grupos sociales <strong>de</strong>finidos por su acceso a los<br />
medios <strong>de</strong> producción. Las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l capitalismo aparecen como el principal<br />
<strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> los movimientos migratorios, lo que supone concebir al individuo<br />
como un sujeto pasivo que es dirigido por la acción <strong>de</strong> las fuerzas sociales.<br />
La “teoría <strong>de</strong>l mercado segmentado <strong>de</strong> trabajo” aplicada al estudio <strong>de</strong> las migraciones<br />
(PIORE 1979, 1983a, 1983b), <strong>de</strong>staca la existencia <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> factores estructurales<br />
que actúan sobre la <strong>de</strong>manda laboral y generan la división <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo en dos<br />
gran<strong>de</strong>s segmentos (primario y secundario). La mayoría <strong>de</strong> inmigrantes se ubica en el<br />
segmento secundario -que ofrece puestos <strong>de</strong> trabajo mal pagados, precarios y con<br />
escasas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción-, como resultado <strong>de</strong> una dinámica funcional a la<br />
reproducción <strong>de</strong>l capitalismo avanzado y contraria al equilibrio <strong>de</strong> factores previsto por<br />
el enfoque neoclásico. Otro análisis <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la perspectiva histórico-estructural, muy<br />
próximo a la teoría <strong>de</strong>l mercado segmentado <strong>de</strong> trabajo, es la “teoría marxista <strong>de</strong> la<br />
acumulación capitalista y el ejército <strong>de</strong> reserva <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra”, representada por<br />
CASTLES y KÖSACK (1973, 1989). Este enfoque enfatiza la correlación entre ciclos <strong>de</strong><br />
auge capitalista y flujos migratorios, así como el papel estructural que juega una oferta<br />
<strong>de</strong> exce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra que sirve para garantizar un <strong>de</strong>terminado nivel <strong>de</strong> salarios<br />
y una disciplina <strong>de</strong> los trabajadores compatible con el or<strong>de</strong>n capitalista.<br />
Para la “teoría marxista <strong>de</strong> la acumulación capitalista”, el origen <strong>de</strong> las migraciones<br />
hacia Europa occi<strong>de</strong>ntal en la posguerra se encuentra en los procesos <strong>de</strong> acumulación <strong>de</strong><br />
capital y <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>sigual, ambos interrelacionados, generadores <strong>de</strong> reservas <strong>de</strong><br />
108
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo en la Periferia <strong>de</strong>l sistema mundial. De esta manera, surge la necesidad<br />
<strong>de</strong> emigrar como resultado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad entre las naciones y entre el Centro y la<br />
Periferia <strong>de</strong>l sistema capitalista mundial (MILES, SATZEWITCH 1992). Según los autores,<br />
se opta por los trabajadores y trabajadoras extranjeros como “ejército <strong>de</strong> reserva” 169 una<br />
vez se agotan las reservas <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra europea integradas por mujeres y<br />
productores agrícolas. Este carácter <strong>de</strong> “ejército <strong>de</strong> reserva” que posee la inmigración<br />
constituye un factor crucial en el <strong>de</strong>sarrollo económico <strong>de</strong> Europa en los años 50, ya que<br />
permite la contención salarial a la baja y frenar la inflación; en <strong>de</strong>finitiva, supone la<br />
<strong>de</strong>scongestión <strong>de</strong>l “cuello <strong>de</strong> botella” <strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> trabajo. Tanto los análisis <strong>de</strong> PIORE<br />
como los <strong>de</strong> CASTLES y KOSACK conceptualizan la figura <strong>de</strong>l inmigrante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto<br />
<strong>de</strong> vista meramente económico. Por lo tanto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, estas<br />
aproximaciones implícitamente asumen la existencia <strong>de</strong> un “ejército <strong>de</strong> reserva”<br />
masculino, puesto que las mujeres no son reconocidas como trabajadoras y se las<br />
supone ajenas a la esfera pública y al mercado laboral.<br />
Otros autores, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> planteamientos sociológicos, acentúan el hecho que las<br />
migraciones no son exclusivamente un fenómeno <strong>de</strong> naturaleza económica (PORTES<br />
1978, 1983a, 1983b; PORTES, BÖRÖCZ 1989; CASTLES 1993; CASTLES, MILLER 1993).<br />
Estas aproximaciones preten<strong>de</strong>n superar las limitaciones <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> “atracciónexpulsión”<br />
<strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los neoclásicos 170 , al constatar que el recurso a los factores <strong>de</strong><br />
expulsión en los países pobres (dificulta<strong>de</strong>s económicas, sociales y políticas) y a los<br />
factores <strong>de</strong> atracción en los países ricos, <strong>de</strong>ja muchos interrogantes sin respuesta a la<br />
hora <strong>de</strong> hallar las causas <strong>de</strong> las migraciones. Para empezar, no ofrece una explicación<br />
satisfactoria a por qué no siempre emigran los estratos sociales menos favorecidos <strong>de</strong> la<br />
población, o por qué no se producen movimientos migratorios precisamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
169 MARX utiliza este concepto para señalar que la acumulación capitalista requiere <strong>de</strong> un sobrante <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo que pueda entrar y salir <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo según las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l capital, con el<br />
fin <strong>de</strong> que pueda aumentar la productividad. A<strong>de</strong>más, la existencia <strong>de</strong> un “ejército <strong>de</strong> reserva”, integrado<br />
por individuos sin empleo, sirve <strong>de</strong> presión a los trabajadores y trabajadoras para que acepten peores<br />
condiciones laborales (CASTLES, KOSACK 1989).<br />
170 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> superar las limitaciones economicistas <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> la “atracción-expulsión”, el<br />
planteamiento <strong>de</strong> estos autores permite ir más allá <strong>de</strong>l estatismo <strong>de</strong> los primeros enfoques <strong>de</strong> la migración<br />
basados en la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia -como el <strong>de</strong> SINGER, por ejemplo (citado en: WOOD 1992)-, que conciben la<br />
migración como algo estático que se produce entre dos unida<strong>de</strong>s espaciales diferenciadas: una explotada y<br />
otra exportadora <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra y otra explotadora y receptora <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra (WOOD 1992:37). En<br />
contraste, estos autores –influidos por el enfoque <strong>de</strong> WALLERSTEIN (1979)- consi<strong>de</strong>ran que la migración<br />
no se produce tanto entre unida<strong>de</strong>s nacionales divididas en compartimentos, sino <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema<br />
global -resultado <strong>de</strong>l pasado <strong>de</strong>sarrollo histórico-, en el que actúan tanto las naciones-Estado como gran<br />
variedad <strong>de</strong> otros agentes individuales (gran<strong>de</strong>s empresas, familias, etc.).<br />
109
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
países más pobres <strong>de</strong>l mundo hacia los más ricos 171 . Estos autores concluyen que las<br />
disparida<strong>de</strong>s sociales, económicas y <strong>de</strong>mográficas no causan por sí solas los<br />
movimientos <strong>de</strong> población, sino que es necesario que se creen relaciones <strong>de</strong><br />
inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre las áreas <strong>de</strong> origen y las <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mercado mundial.<br />
Por lo tanto, aunque aparentemente la migración sea el resultado <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cisiones económicas racionales, en realidad, su origen yace en la historia <strong>de</strong>l anterior<br />
contacto económico y político entre socieda<strong>de</strong>s emisoras y receptoras, así como en sus<br />
asimetrías <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r 172 .<br />
Otra limitación que estos autores <strong>de</strong>stacan <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> “atracción-expulsión” es su<br />
incapacidad para explicar la persistencia <strong>de</strong> los flujos migratorios a pesar que los<br />
alicientes económicos o los beneficios esperados disminuyan o <strong>de</strong>saparezcan.<br />
Contrariamente a lo aparentemente “racional”, los flujos migratorios, una vez<br />
establecidos, prosiguen con relativa autonomía respecto <strong>de</strong> dichas fluctuaciones. Estos<br />
autores argumentan que la migración es un fenómeno eminentemente social y que son<br />
las propias re<strong>de</strong>s creadas por el movimiento migratorio las que permiten explicar el<br />
carácter perdurable <strong>de</strong> los flujos migratorios. El establecimiento <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s migratorias es<br />
la microestructura clave que permite compren<strong>de</strong>r la conexión entre los factores push y<br />
pull 173 . Esta constatación invalida totalmente la arraigada creencia neo-liberal <strong>de</strong> que el<br />
<strong>de</strong>sarrollo económico <strong>de</strong> los países emisores va a frenar los flujos migratorios 174 .<br />
171 Sierra Leone, por ejemplo, el país con un nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo más bajo <strong>de</strong>l mundo, según la<br />
clasificación anual que ofrece el PNUD (2000) a partir <strong>de</strong>l Índice <strong>de</strong> Desarrollo Humano, no se<br />
caracteriza precisamente por protagonizar las migraciones internacionales.<br />
172 Los estudios <strong>de</strong> SASSEN (1983, 1994) para el caso norteamericano, ilustran perfectamente el<br />
proceso <strong>de</strong> génesis <strong>de</strong> los “puentes para la emigración”, ya que el papel central que han jugado los EEUU<br />
en los últimos años en la configuración <strong>de</strong> la economía mundial –especialmente mediante las inversiones<br />
directas en el sector exportador-, han creado las condiciones que conducen a la gente <strong>de</strong> estos países a<br />
emigrar hacia EEUU. CASTLES (1993:21-22) enumera una serie <strong>de</strong> causas que conducen a la emigración,<br />
entre las que <strong>de</strong>stacan: crecientes conexiones entre los países menos <strong>de</strong>sarrollados y los <strong>de</strong>sarrollados<br />
(colonialismo, inversión extranjera, etc.); el <strong>de</strong>sarrollo rural como responsable <strong>de</strong>l <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> los<br />
campesinos hacia las ciuda<strong>de</strong>s; el rápido crecimiento <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s; la influencia cultural <strong>de</strong> los países<br />
<strong>de</strong>sarrollados a través <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación; el turismo y el consumo; la mejora en los<br />
transportes y las comunicaciones y, por último, el establecimiento <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nas migratorias.<br />
173 Tal como ilustra MARTIN, «la oferta y la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo son como dos polos <strong>de</strong> una<br />
batería: ambos son necesarios para arrancar el coche, pero solos no pue<strong>de</strong>n causar ningún tipo <strong>de</strong><br />
actividad» (1997:20) (Traducción propia).<br />
174 A esta conclusión llega PORTES (1983b) para el caso <strong>de</strong> la migración mexicana hacia EEUU. Los<br />
intentos por parte <strong>de</strong> EEUU <strong>de</strong> reducir la inmigración a base <strong>de</strong> instalar sus industrias en este país, han<br />
tenido como consecuencia el aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia mexicana respecto a los productos y mercados<br />
<strong>de</strong> trabajo norteamericanos, lo que ha incrementado todavía más los flujos migratorios. No es tanto que la<br />
inversión extranjera sea en sí misma la causa <strong>de</strong> la migración, sino que más bien crea unas <strong>de</strong>terminadas<br />
condiciones para que la emigración se presente como una opción asequible para más individuos. Por otra<br />
parte, tampoco se ha podido <strong>de</strong>mostrar que el flujo <strong>de</strong> remesas y ahorro <strong>de</strong> los emigrantes contribuya al<br />
110
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Según MASSEY ET AL. (1993), si bien inicialmente las migraciones se originan <strong>de</strong>bido a<br />
factores estructurales y externos, su perpetuación se explica a través <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
re<strong>de</strong>s sociales que confieren al proceso migratorio una dinámica interna y autónoma.<br />
Las re<strong>de</strong>s migratorias son <strong>de</strong>finidas como lazos interpersonales que conectan<br />
inmigrantes y no inmigrantes tanto en las áreas <strong>de</strong> origen como en las <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, en<br />
base a la amistad y al hecho <strong>de</strong> compartir la misma comunidad <strong>de</strong> origen. Estas re<strong>de</strong>s<br />
reducen el coste y los riesgos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> los migrantes potenciales –lo que<br />
incrementa la propensión a emigrar- y constituyen una forma <strong>de</strong> capital social que los<br />
inmigrantes pue<strong>de</strong>n utilizar para acce<strong>de</strong>r al empleo en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino y para<br />
facilitar la subsistencia <strong>de</strong> los que permanecen en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen (MASSEY ET<br />
AL. 1993) 175 . Estos planteamientos permiten explicar la persistencia <strong>de</strong> los flujos<br />
migratorios a pesar <strong>de</strong> las situaciones <strong>de</strong> crisis económica, dado que las re<strong>de</strong>s crean su<br />
propia <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> inmigrantes, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> la coyuntura. Incluso cuando<br />
las fuerzas originales movilizadoras (pull) <strong>de</strong>saparecen, las re<strong>de</strong>s sociales posibilitan a<br />
los flujos migratorios adaptarse a los cambios económicos y a las condiciones<br />
legislativas y/o generar nuevas oportunida<strong>de</strong>s para los inmigrantes (LIM 1992:141).<br />
En lo que concierne al análisis <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> las mujeres en los flujos migratorios, los<br />
estudios <strong>de</strong> SASSEN (1983, 1994) señalan el reclutamiento masivo <strong>de</strong> mujeres jóvenes<br />
para trabajar en las nuevas zonas industriales <strong>de</strong> los países periféricos como factor<br />
explicativo <strong>de</strong> los movimientos migratorios femeninos. El impacto <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong><br />
industrialización no es en absoluto neutral con respecto al género. La fuerte <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en estas industrias provoca un masivo <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> mujeres<br />
<strong>de</strong>l campo hacia las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, con el consiguiente <strong>de</strong>sarraigo <strong>de</strong> sus formas<br />
tradicionales <strong>de</strong> existencia y el <strong>de</strong>smoronamiento <strong>de</strong> las economías domésticas que se<br />
basan en el trabajo no remunerado <strong>de</strong> las mujeres. En el momento en que estas mujeres<br />
asalariadas no encuentran trabajo en la ciudad o son sustituidas por otras más jóvenes -<br />
con el fin <strong>de</strong> mantener los salarios bajos y unas pésimas condiciones <strong>de</strong> trabajo-, resulta<br />
<strong>de</strong>sarrollo regional, en el sentido <strong>de</strong> mostrar algún efecto directo en la disminución <strong>de</strong> la emigración o en<br />
el aumento <strong>de</strong>l retorno <strong>de</strong> los emigrantes<br />
175 Existen otras re<strong>de</strong>s que trascien<strong>de</strong>n el ámbito familiar o micro-comunitario (re<strong>de</strong>s sociales<br />
primarias), a las que el COLECTIVO IOÉ (2001c) <strong>de</strong>nomina “re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> movilización y facilitación <strong>de</strong>l<br />
tránsito”, que abarcan una gran gama <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s (prestamistas <strong>de</strong> dinero, agencias <strong>de</strong> viaje, tráfico<br />
ilícito <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra) y cuya importancia a la hora <strong>de</strong> favorecer los flujos migratorios no <strong>de</strong>be ser<br />
menoscabada.<br />
111
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
prácticamente imposible que regresen a las zonas rurales, puesto que allí han<br />
disminuido todavía más las oportunida<strong>de</strong>s económicas. Ello las convierte en emigrantes<br />
potenciales hacia los países <strong>de</strong>l Centro, con los que se sienten cultural e<br />
i<strong>de</strong>ológicamente muy próximas. En palabras <strong>de</strong> SASSEN, «para estas personas<br />
empleadas, que ya <strong>de</strong> por sí se orientan por las maneras <strong>de</strong> pensar y <strong>de</strong> actuar<br />
occi<strong>de</strong>ntales, no hay una gran diferencia entre un trabajo en una empresa trasladada y un<br />
puesto <strong>de</strong> trabajo similar en el propio Estado industrializado» (1994:58) 176 . De ese<br />
modo, la migración femenina se explica a partir <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> las mujeres como<br />
grupo social en relación al acceso a los medios <strong>de</strong> producción y a su posición en el<br />
sistema capitalista internacional. La emigración femenina se analiza en el contexto <strong>de</strong><br />
interrelación entre, por un lado, la existencia <strong>de</strong> un sobrante <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra en los<br />
países <strong>de</strong> la Periferia –consecuencia directa <strong>de</strong> la globalización <strong>de</strong> la economía- y, por<br />
el otro, la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra migrante femenina.<br />
Pero a pesar <strong>de</strong> que estudios como los <strong>de</strong> SASSEN suponen un avance en la<br />
consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l género como categoría <strong>de</strong> análisis en los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre las<br />
migraciones y en la visibilización <strong>de</strong>l papel activo <strong>de</strong> la mujer en los flujos migratorios,<br />
el análisis <strong>de</strong> género aparece subordinado al <strong>de</strong> clase (GREGORIO 1997, 1999). Dentro <strong>de</strong><br />
los planteamientos <strong>de</strong> SASSEN se enfatiza la esfera productiva y se marginan las<br />
relaciones <strong>de</strong> reproducción en las que hombres y mujeres están inmersos. La<br />
organización <strong>de</strong> la reproducción es esencial para compren<strong>de</strong>r el tipo <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong> las<br />
mujeres en la esfera productiva y, por consiguiente, en los flujos migratorios (CHANT,<br />
RADCLIFFE 1992). En este sentido, resulta necesario situar los movimientos migratorios<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto socioestructural y cultural que <strong>de</strong>terminan los roles <strong>de</strong> los hombres<br />
y <strong>de</strong> las mujeres. La falta <strong>de</strong> atención a las relaciones <strong>de</strong> reproducción en las unida<strong>de</strong>s<br />
domésticas y a las comunida<strong>de</strong>s implica ignorar las razones que acaban <strong>de</strong>terminando la<br />
movilidad <strong>de</strong> hombres y mujeres 177 .<br />
176 Otra <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> la feminización <strong>de</strong>l nuevo proletariado es la creciente <strong>de</strong>socupación<br />
entre los hombres, ya que no sólo tienen que competir con la nueva mano <strong>de</strong> obra femenina; a<strong>de</strong>más, la<br />
marcha masiva <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> las zonas rurales disminuye las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> supervivencia allí para<br />
los hombres, en tanto que pier<strong>de</strong>n un factor <strong>de</strong> trabajo clave.<br />
177 Otra <strong>de</strong> las críticas recibidas es la ausencia <strong>de</strong> la dimensión <strong>de</strong> género en los análisis <strong>de</strong> los efectos<br />
<strong>de</strong> la emigración en las áreas <strong>de</strong> origen (GREGORIO 1997). Sin lugar a dudas, las consecuencias <strong>de</strong>rivadas<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y marginalización <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen no afectan <strong>de</strong> la misma manera a<br />
hombres y a mujeres, tanto para los que emigran como para los que permanecen en el lugar <strong>de</strong> origen<br />
(BRYDON, C HANT 1989). Cuando son las mujeres las que “permanecen atrás”, muchas veces siguen sin<br />
tener acceso a los medios <strong>de</strong> producción, lo que garantiza que sigan siendo económicamente <strong>de</strong>pendientes<br />
112
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
A tenor <strong>de</strong> lo apuntado, la migración femenina no pue<strong>de</strong> explicarse simplemente a<br />
través <strong>de</strong> la penetración <strong>de</strong>l capitalismo, sino que es necesario tener muy en cuenta las<br />
estructuras patriarcales en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen. Capitalismo y patriarcado<br />
constituyen, por lo tanto, sistemas inter<strong>de</strong>pendientes, aunque no jerarquizados. Para el<br />
caso <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, el análisis <strong>de</strong> su posición como trabajadoras supone<br />
partir <strong>de</strong> la interacción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase, género y etnia. Esta es la línea<br />
argumental <strong>de</strong> autoras como MOROKVASIC (1984) 178 , que van más allá <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>terminantes económicos -<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajo en las socieda<strong>de</strong>s receptoras- e incluyen<br />
también los condicionantes sociales, en base a la interrelación entre las esferas <strong>de</strong> la<br />
producción y reproducción; en otras palabras, a la conjunción <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> producción<br />
con las estructuras patriarcales.<br />
La limitación <strong>de</strong> los enfoques histórico-estructurales a la hora <strong>de</strong> incorporar las<br />
relaciones <strong>de</strong> reproducción para explicar los flujos migratorios, es resultado <strong>de</strong>l hecho<br />
<strong>de</strong> centrarse exclusivamente en las características estructurales. En este sentido, es<br />
necesario integrar en un mismo análisis las variables micro y macro y sus<br />
interrelaciones, para así superar las limitaciones tanto <strong>de</strong>l individualismo como las <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>terminismo estructural 179 (WOOD 1992). Ni los enfoques histórico-estructurales ni el<br />
paradigma neoclásico toman en cuenta las relaciones <strong>de</strong> género y <strong>de</strong> qué manera la<br />
intersección entre el género y los condicionantes económicos, sociales y políticos<br />
conduce a las migraciones femeninas. Según FAWCETT ET AL. (1984), las causas y<br />
consecuencias <strong>de</strong> las migraciones femeninas no son las mismas que las <strong>de</strong> los varones,<br />
puesto que la mujer juega un papel social y económico distinto tanto en la familia como<br />
en la economía. Con este cometido, las <strong>de</strong>nominadas teorías <strong>de</strong> la articulación<br />
incorporan las “re<strong>de</strong>s migratorias” y el “grupo doméstico” en el análisis sobre las<br />
<strong>de</strong> sus esposos, a pesar <strong>de</strong> su ausencia (CHANT, RADCLIFFE 1992:204). A<strong>de</strong>más, estos enfoques tampoco<br />
tienen suficientemente en cuenta el papel <strong>de</strong> las mujeres en el mantenimiento <strong>de</strong> las familias y en la<br />
reproducción <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en los países <strong>de</strong> origen, lo que supone una <strong>de</strong> las principales fuentes<br />
<strong>de</strong> beneficios para los empresarios que contratan a inmigrantes en las socieda<strong>de</strong>s receptoras.<br />
178 MOROKVASIC publica un artículo en un número especial –<strong>de</strong>dicado a la inmigración femenina- <strong>de</strong><br />
la revista International Migration Review, bajo el título “Birds of passage are also women”, que<br />
constituye un clásico en el estudio <strong>de</strong> las migraciones femeninas. En el mencionado artículo se critica el<br />
olvido al que ha sido relegada la mujer en el estudio <strong>de</strong> las migraciones y su título recoge una irónica<br />
referencia a la clásica obra <strong>de</strong> PIORE (1979), Birds of Passage.<br />
179 Esta discusión sobre la necesidad <strong>de</strong> interrelacionar las explicaciones estructurales con las<br />
<strong>de</strong>cisiones individuales ha conducido a diversos autores (GOSS, LINDQUIST 1995; RAGHURAM 1999;<br />
WRIGHT 1999) a utilizar la teoría <strong>de</strong> la estructuración <strong>de</strong> GIDDENS (1979) para el estudio teórico <strong>de</strong> las<br />
113
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
migraciones (GREGORIO 1999). La inclusión <strong>de</strong> estas variables intermedias proporciona<br />
instrumentos analíticos que abren las puertas hacia una mayor visibilidad <strong>de</strong> la mujer<br />
como actora activa <strong>de</strong>l proceso migratorio, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, puesto que<br />
permite captar la diferente posición <strong>de</strong> los individuos en relación con las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
producción y reproducción (PESSAR 1999; PHIZACKLEA 1999).<br />
Las “re<strong>de</strong>s migratorias” constituyen un aspecto clave a la hora <strong>de</strong> explicar tanto la<br />
génesis como el mantenimiento <strong>de</strong> las migraciones internacionales, a la vez que<br />
permiten adoptar la perspectiva <strong>de</strong> la familia y no la <strong>de</strong>l individuo como unidad <strong>de</strong><br />
análisis. Una <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> la globalización es que los individuos organizan<br />
sus vidas en un espacio migratorio cada vez más global, que une tanto las áreas <strong>de</strong><br />
origen como las <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. Las re<strong>de</strong>s conectan migrantes y no migrantes a través <strong>de</strong>l<br />
tiempo y <strong>de</strong>l espacio y son <strong>de</strong> vital importancia en el proceso migratorio, especialmente<br />
cuando los canales oficiales e institucionales <strong>de</strong> acceso al país <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino no existen o<br />
son muy rígidos. Sin embargo, la mayor parte <strong>de</strong> la literatura sobre re<strong>de</strong>s migratorias<br />
parte <strong>de</strong> la premisa <strong>de</strong> que éstas están protagonizadas por los varones y que las mujeres<br />
inmigrantes simplemente les “siguen” <strong>de</strong> forma pasiva. Esta ausencia <strong>de</strong> la mujer en<br />
muchos <strong>de</strong> estos estudios es el resultado <strong>de</strong> ignorar <strong>de</strong> qué manera la propia división<br />
sexual <strong>de</strong>l trabajo, tanto en la sociedad <strong>de</strong> origen como en la <strong>de</strong>stino, condiciona la<br />
formación <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s (BOYD 1989). Sin lugar a dudas, al interpretar las re<strong>de</strong>s<br />
migratorias <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género se pone claramente <strong>de</strong> manifiesto que son<br />
un instrumento indispensable para compren<strong>de</strong>r la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar <strong>de</strong> la mujer, así<br />
como sus pautas <strong>de</strong> incorporación laboral en la sociedad receptora (GREGORIO 1997;<br />
PHIZACKLEA 1999). Las mujeres que emigran a otros países para trabajar como<br />
empleadas domésticas, son más propensas que los varones a formar parte <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas<br />
migratorias, por cuanto siguen a sus hermanas o a otras mujeres <strong>de</strong> la familia que ya han<br />
emigrado anteriormente y utilizan las re<strong>de</strong>s migratorias como principal fuente <strong>de</strong><br />
información a la hora <strong>de</strong> buscar empleo en la sociedad receptora (LIM, OISHI 1996).<br />
Una segunda novedad <strong>de</strong>stacada es la inclusión <strong>de</strong>l “grupo doméstico” como unidad<br />
central <strong>de</strong> análisis. Por “grupo doméstico” se entien<strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> personas que<br />
aseguran su mantenimiento y reproducción mediante la generación y disposición <strong>de</strong> un<br />
migraciones. Dicha teoría expresa la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre la estructura social y la acción humana.<br />
114
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
ingreso colectivo (DINERMAN 1978). Dentro <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo, la emigración se erige<br />
como estrategia <strong>de</strong> mantenimiento y reproducción <strong>de</strong> los grupos domésticos y <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />
analizarse en el plano <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cisiones individuales La división sexual <strong>de</strong>l trabajo<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo doméstico <strong>de</strong>termina qué miembros <strong>de</strong>l grupo van a permanecer en el<br />
hogar y cuáles van a marcharse. Tomar el grupo doméstico y los hogares como unidad<br />
<strong>de</strong> análisis permite, según GREGORIO (1997), no sólo integrar la perspectiva micro y<br />
macro, sino incluir la esfera <strong>de</strong> la reproducción y abordar las relaciones <strong>de</strong> género –y,<br />
por lo tanto, <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r- implícitas en la propia <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> grupo doméstico. Los<br />
hogares son básicos para los análisis feministas, ya que en torno a ellos es don<strong>de</strong> mejor<br />
se manifiesta la subordinación <strong>de</strong> las mujeres a la autoridad masculina y don<strong>de</strong> se<br />
organiza la mayor parte <strong>de</strong>l trabajo doméstico <strong>de</strong> la mujer (BENERÍA 1981). La<br />
migración femenina es consi<strong>de</strong>rada una estrategia más <strong>de</strong>l grupo doméstico para su<br />
supervivencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las clases sociales más <strong>de</strong>sfavorecidas. Por lo tanto, aunque la<br />
familia también ejerce una notable influencia sobre la migración masculina, en el caso<br />
<strong>de</strong> las mujeres es todavía más importante si cabe, tanto a la hora <strong>de</strong> incentivar y apoyar<br />
la migración como <strong>de</strong> obstaculizarla. De hecho, es el grupo doméstico el que contribuye<br />
en gran medida a <strong>de</strong>terminar las motivaciones ante el hecho migratorio y el que está en<br />
disposición <strong>de</strong> proveer los recursos e información necesarios (ESCRIVÁ 2000).<br />
La necesidad <strong>de</strong> mejorar la renta familiar es probablemente el principal <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong><br />
las migraciones femeninas (ZLOTNIK 1995b). Generalmente, es el grupo doméstico<br />
quien asume la financiación <strong>de</strong>l proyecto migratorio <strong>de</strong> mujeres que se dirigen a trabajar<br />
en las industrias capitalistas o en el servicio doméstico, con el fin <strong>de</strong> mejorar el<br />
bienestar económico <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la familia 180 . Al mismo tiempo, el<br />
<strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> las mujeres está constreñido por las responsabilida<strong>de</strong>s domésticas,<br />
especialmente por el cuidado <strong>de</strong> los niños y <strong>de</strong> las personas mayores. Algunas<br />
investigaciones confirman que las mujeres son más propensas que los hombres a<br />
protagonizar las migraciones <strong>de</strong> corta distancia, como consecuencia <strong>de</strong>l rol que éstas<br />
<strong>de</strong>sempeñan en la familia 181 . A diferencia <strong>de</strong> las migraciones masculinas, el hecho <strong>de</strong><br />
emigrar no elu<strong>de</strong> la responsabilidad <strong>de</strong> las mujeres en el cuidado <strong>de</strong> los hijos, por lo que<br />
180 Tal como apuntan WILLIS y YEOH (1999), en el caso <strong>de</strong> la migración rural-urbana, muchas veces el<br />
<strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> mujeres está más condicionado por el acceso a servicios reproductivos en las ciuda<strong>de</strong>s<br />
(salud, educación) y no tanto por la búsqueda <strong>de</strong> empleo.<br />
181 Esta afirmación confirma las tesis <strong>de</strong> RAVENSTEIN (1985, 1989).<br />
115
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
<strong>de</strong>ben regresar al hogar con mayor frecuencia 182 . Muchas veces es el hombre quien<br />
emigra primero y, posteriormente, cuando éste encuentra trabajo en la ciudad, se<br />
trasladan los hijos y las mujeres. Esto es así, en primer lugar, porque se consi<strong>de</strong>ra que<br />
la búsqueda <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>l marido es más importante para la supervivencia <strong>de</strong> la<br />
familia; en segundo lugar, porque existe la arraigada creencia <strong>de</strong> que las mujeres <strong>de</strong>ben<br />
ocuparse <strong>de</strong> sus hijos y, finalmente, porque, en general, son mayores las constricciones<br />
socioculturales al <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> las mujeres solas (CHANT, RADCLIFFE 1992:16).<br />
Los efectos <strong>de</strong> la globalización y <strong>de</strong> las crisis económicas obligan a todos los miembros<br />
<strong>de</strong> la familia a incorporarse al trabajo remunerado para hacer frente a las necesida<strong>de</strong>s<br />
familiares; ello contribuye, sin lugar a dudas, a modificar las constricciones culturales a<br />
la movilidad femenina 183 . En este sentido, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que las mujeres tienen<br />
la reputación <strong>de</strong> ser más fieles que los hombres al grupo <strong>de</strong> origen, por lo que están<br />
consi<strong>de</strong>radas una fuente leal <strong>de</strong> transferencia <strong>de</strong> ahorros, algo fundamental para la<br />
supervivencia <strong>de</strong> los hogares 184 (MOROKVASIC 1993). Pero incluso en el caso <strong>de</strong> que la<br />
mujer emigre para reunirse con su marido, no <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse esta migración como<br />
familiar, puesto que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que la mujer emigra en busca <strong>de</strong> mejores<br />
oportunida<strong>de</strong>s laborales ya pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada como migración económica (MOORE<br />
1999). En otros casos, cuando se trata <strong>de</strong> mujeres que <strong>de</strong>ben hacerse cargo <strong>de</strong> la familia<br />
sin la presencia <strong>de</strong> un hombre adulto, generalmente se ven obligadas a emigrar solas<br />
para subsistir y a menudo <strong>de</strong>jan a sus hijos a cargo <strong>de</strong> sus padres –sobre todo <strong>de</strong> las<br />
madres- 185 .<br />
182 Esta tesis la confirma un estudio <strong>de</strong> MOROKVASIC (1993) con inmigrantes polacas que trabajan<br />
como domésticas en Alemania. Según sus resultados, estas mujeres establecen sistemas <strong>de</strong> rotación para<br />
regresar a su país regularmente.<br />
183 En países como Filipinas y Taiwán, se ha superado la tradición <strong>de</strong> mantener a la hija en casa hasta<br />
el momento <strong>de</strong> contraer nupcias. En Filipinas, por ejemplo, las migraciones <strong>de</strong> las mujeres jóvenes hacia<br />
las ciuda<strong>de</strong>s son una estrategia <strong>de</strong> supervivencia <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong>l grupo familiar. En estos casos, son los<br />
padres quienes <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n la emigración <strong>de</strong> sus hijas y ellos reciben la mayor parte <strong>de</strong> sus ingresos<br />
económicos. Lo mismo ocurre en Taiwán, don<strong>de</strong> la migración <strong>de</strong> mujeres está condicionada a la<br />
aprobación paterna y sujeta a la existencia <strong>de</strong> algún contacto en la ciudad. Por contra, en aquellos países<br />
don<strong>de</strong> los frenos cultural-religiosos a la movilidad femenina todavía persisten, como es el caso <strong>de</strong> la India<br />
o Blangla<strong>de</strong>sh, el porcentaje <strong>de</strong> mujeres en los movimientos rural-urbanos es mucho menor<br />
(MOROKVASIC 1991).<br />
184 Sin olvidar que, al mismo tiempo, para muchos padres, enviar a su hija a la ciudad para emplearse<br />
como doméstica les libera <strong>de</strong> la responsabilidad <strong>de</strong> alimentarla, vestirla y educarla (MOORE 1999).<br />
185 En algunas ocasiones también emigran para rehuir algún tipo <strong>de</strong> lacra social -como es el caso <strong>de</strong> las<br />
mujeres viudas o divorciadas en las socieda<strong>de</strong>s islámicas- o bien <strong>de</strong> matrimonios no satisfactorios.<br />
116
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Por lo tanto, las tareas reproductivas son tan necesarias como las oportunida<strong>de</strong>s<br />
laborales para compren<strong>de</strong>r las migraciones femeninas, por lo que <strong>de</strong>ben enfatizarse las<br />
relaciones que se dan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l núcleo doméstico y examinar cómo éstas se articulan<br />
con los requerimientos <strong>de</strong>l capitalismo. En consecuencia, no es suficiente reconocer las<br />
diferencias <strong>de</strong> género en los movimientos migratorios a partir <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong><br />
segregación sexual <strong>de</strong> los mercados <strong>de</strong> trabajo –perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda-, sino que es<br />
necesario aproximarse a las jerarquías <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r –según sexo, edad, etc.- y a las distintas<br />
expectativas socioculturales que se dan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los hogares 186 (WILLIS, YEOH 1999).<br />
Por todo ello, la inclusión <strong>de</strong> la “unidad doméstica” y <strong>de</strong> la “red migratoria” constituyen<br />
unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> análisis intermedias indispensables para compren<strong>de</strong>r la migración<br />
femenina, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otros factores estructurales, tales como la estructura <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en la sociedad receptora o la propia política migratoria.<br />
Ante la pregunta <strong>de</strong> hasta qué punto las migraciones femeninas suponen una<br />
re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> género, resulta imposible establecer una respuesta<br />
universal. Parece ser que, en sí mismas, las migraciones femeninas no garantizan una<br />
mejora en el estatus <strong>de</strong> la mujer o no necesariamente suponen una reducción en las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. En palabras <strong>de</strong> MOROKVASIC, «conllevan tanto ganancias<br />
como pérdidas»(1993:108) 187 . TIENDA y BOOTH (1991) señalan que el tipo <strong>de</strong> impacto<br />
está en función <strong>de</strong> diversos factores, entre los que <strong>de</strong>stacan las obligaciones maritales y<br />
familiares <strong>de</strong> la mujer y, en particular, si ésta ha emigrado sola o bien junto a sus hijos;<br />
los roles productivos u oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empleo tanto en la comunidad <strong>de</strong> origen como<br />
en la <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino; las razones que han conducido a la emigración; el tipo <strong>de</strong> proceso<br />
migratorio (corta distancia/larga distancia, temporal/permanente, rural-urbano/<br />
intraurbano, etc.). En este sentido, algunos estudios indican que la migración femenina<br />
proporciona a sus protagonistas movilidad social y una ganancia <strong>de</strong> autonomía e<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; en el sentido <strong>de</strong> que la obtención <strong>de</strong> un salario con el que contribuir a la<br />
supervivencia <strong>de</strong>l hogar les permite participar más en las <strong>de</strong>cisiones familiares,<br />
especialmente cuando se trata <strong>de</strong> mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> un contexto urbano y con un<br />
nivel educativo elevado (MOROKVASIC 1984; PESSAR 1999). Alternativamente, otras<br />
investigaciones constatan que la migración simplemente supone o bien una transferencia<br />
186 Dentro <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r patriarcal, a excepción <strong>de</strong>l caso <strong>de</strong> las mujeres “jefas <strong>de</strong> hogar”, la<br />
emigración femenina se produce previo consentimiento <strong>de</strong>l varón –padre o esposo-.<br />
187 Traducción propia.<br />
117
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
<strong>de</strong> las relaciones patriarcales <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> origen a la comunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, <strong>de</strong><br />
modo que las asimetrías <strong>de</strong> género permanecen esencialmente inalteradas (BENERÍA,<br />
ROLDÁN 1987); o bien, en el caso <strong>de</strong> las mujeres que emigran solas, una disrupción en<br />
las relaciones familiares <strong>de</strong>bida a la separación y a la distancia (MOROKVASIC 1984). En<br />
lo que concierne a las migraciones rural/urbana, BOSERUP (1970) asegura que las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género son todavía más acusadas en los mo<strong>de</strong>rnos contextos urbanos<br />
que en las zonas rurales tradicionales, especialmente en lo referente a las oportunida<strong>de</strong>s<br />
laborales <strong>de</strong> las mujeres.<br />
3.4. Las migraciones internas femeninas en los países periféricos. El<br />
caso <strong>de</strong> la feminización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en las industrias para la<br />
exportación.<br />
A modo <strong>de</strong> síntesis <strong>de</strong> lo hasta ahora presentado, la inmigración femenina se explica por<br />
razones propias y <strong>de</strong>be analizarse en clave <strong>de</strong> género, a fin <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar los factores<br />
que ayudan a explicar los patrones migratorios específicos <strong>de</strong> las mujeres y las<br />
implicaciones que éstos tienen para ellas. Así lo pone <strong>de</strong> manifiesto el estudio <strong>de</strong> las<br />
migraciones internas femeninas y, en concreto, el proceso <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> mujeres<br />
<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia rural como fuerza <strong>de</strong> trabajo asalariada en las industrias para la<br />
exportación que se inicia en la década <strong>de</strong> los ochenta (SASSEN 1998). Este análisis pone<br />
<strong>de</strong> manifiesto el <strong>de</strong>stacado papel que juegan las mujeres como agentes económicos y<br />
cómo este rol está íntimamente relacionado con las necesida<strong>de</strong>s familiares (esfera<br />
reproductiva) y con los requerimientos <strong>de</strong> un capital que actúa a un nivel cada vez más<br />
globalizado (esfera productiva). Los datos que aquí se presentan revelan cómo la<br />
migración constituye para muchas mujeres una estrategia para paliar las penurias<br />
económicas <strong>de</strong> sus familias, en el contexto <strong>de</strong> socieda<strong>de</strong>s atravesadas por profundas<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, que son utilizadas por el capital internacional para abastecerse<br />
<strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo barata.<br />
Dentro <strong>de</strong> los movimientos migratorios internos, los <strong>de</strong>splazamientos más habituales<br />
son las migraciones rural-urbanas. Buena parte <strong>de</strong>l crecimiento <strong>de</strong> población en las<br />
gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los países periféricos se atribuye a la inmigración proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las<br />
zonas rurales, don<strong>de</strong> la pobreza, la falta <strong>de</strong> tierra y la pérdida <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s laborales<br />
118
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
empujan a la población a abandonar el campo 188 . Se constata claramente en todas las<br />
regiones un mayor predominio <strong>de</strong> los hombres en los movimientos migratorios<br />
individuales 189 -no familiares-, que se explica por la presión cultural que reciben las<br />
mujeres para quedarse en el hogar 190 . Sin embargo, las mujeres tienen cada vez mayor<br />
protagonismo en las migraciones internas 191 , aunque su movilidad varía según las zonas<br />
geográficas 192 . En base a los resultados que presentan FAWCETT ET AL. (1984:1248-<br />
1249), las mujeres predominan en las migraciones rural-ubanas en Latinoamérica,<br />
Europa Occi<strong>de</strong>ntal, América <strong>de</strong>l Norte, Australia y Nueva Zelanda. En cambio, los<br />
patrones migratorios son eminentemente masculinos en regiones como África, Oriente<br />
Próximo y Asia meridional. Asimismo, en Asia oriental, en el sureste asiático y en la<br />
Europa <strong>de</strong>l Este, las proporciones <strong>de</strong> hombres y mujeres en los <strong>de</strong>splazamientos<br />
prácticamente se igualan 193 .<br />
Las migraciones internas femeninas se explican, siguiendo las tesis <strong>de</strong> BOSERUP (1970),<br />
a partir <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> las mujeres en la producción agrícola, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina en las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s (industria y servicios) y <strong>de</strong> las<br />
restricciones socioculturales a la movilidad femenina, totalmente <strong>de</strong>terminadas por el<br />
papel que ellas <strong>de</strong>sempeñan en la esfera reproductiva. En este sentido, el predominio <strong>de</strong><br />
las mujeres en los flujos migratorios rural-urbanos en Latinoamérica es el resultado <strong>de</strong><br />
la escasa participación femenina en la agricultura (por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l 20% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la<br />
188 En base a los datos <strong>de</strong> las Naciones Unidas, el aumento <strong>de</strong> porcentaje <strong>de</strong> población urbana entre<br />
1970 y 1995 ha sido espectacular en las regiones periféricas, <strong>de</strong>stacando el crecimiento <strong>de</strong> la urbanización<br />
en África subsahariana (<strong>de</strong> 19% a 32%), en Asia meridional (<strong>de</strong> 20% a 28%), en Asia oriental (<strong>de</strong> 19% a<br />
33%), en Asia sudoriental y el Pacífico (<strong>de</strong> 20% a 33%), en América Latina y el Caribe (<strong>de</strong> 57% a 73%) y<br />
en los Estados árabes (<strong>de</strong> 39% a 54%) (PNUD 1999:209).<br />
189<br />
En la modalidad <strong>de</strong> migraciones internas no ligadas a las búsqueda <strong>de</strong> trabajo remunerado, las<br />
migraciones rurales, la presencia <strong>de</strong> las mujeres sí es muy importante, por cuanto estos <strong>de</strong>splazamientos<br />
están asociados al matrimonio y a la patrilinealidad. Según CHANT y RADCLIFFE (1992:9), en India, en<br />
China y en algunas regiones <strong>de</strong> África occi<strong>de</strong>ntal y <strong>de</strong>l Pacífico meridional, se espera que las mujeres<br />
emigren hacia las al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> sus esposos en el momento <strong>de</strong> contraer matrimonio.<br />
190<br />
Incluso en las regiones como Latinoamérica y el sureste asiático, don<strong>de</strong> la mujer se traslada a las<br />
ciuda<strong>de</strong>s en mayor medida que el hombre, los hombres tienen mayor libertad <strong>de</strong> movimiento (CHANT,<br />
RADCLIFFE 1992:15). Des<strong>de</strong> una óptica androcéntrica, las migraciones <strong>de</strong> las mujeres rurales a la ciudad<br />
no son nada aconsejables, puesto que corren el riesgo <strong>de</strong> ser acusadas <strong>de</strong> frivolidad moral y sexual<br />
(MOORE 1999: 121).<br />
191 Recuér<strong>de</strong>se que el propio RAVENSTEIN (1985:1989) ya pone <strong>de</strong> manifiesto en el siglo XIX la<br />
mayor presencia <strong>de</strong> mujeres que <strong>de</strong> hombres en los movimientos migratorios <strong>de</strong> distancias cortas –léase,<br />
migraciones internas-, en sus conocidas leyes <strong>de</strong> migración.<br />
192 Un estudio elaborado por SINGLEMAN (cit. en OSO 1998:35), a partir <strong>de</strong> datos censales <strong>de</strong> 32 países<br />
en <strong>de</strong>sarrollo, muestra que en los años 70 hay un predominio <strong>de</strong> mujeres en las migraciones rural-urbanas,<br />
con un 50.7% <strong>de</strong> tasa <strong>de</strong> feminización.<br />
193 Estos resultados coinci<strong>de</strong>n con los patrones migratorios rural-urbanos que observa BOSERUP (1970)<br />
en sus estudios.<br />
119
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo). Esto comporta un elevado flujo <strong>de</strong> mujeres jóvenes –suelen tener<br />
menos <strong>de</strong> 20 años- y solteras que emigran <strong>de</strong>l campo hacia las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s por su<br />
propia cuenta, en busca <strong>de</strong> empleo (MOROKVASIC 1991). La mayoría <strong>de</strong> ellas acaban<br />
siendo empleadas en el servicio doméstico 194 , o bien en otras activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> bajo estatus<br />
social en el sector informal. Por contra, el elevado porcentaje <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
femenina en la agricultura en África (entre el 40% y el 50%), así como también la falta<br />
<strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s laborales para las mujeres en las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, permite explicar el<br />
escaso protagonismo <strong>de</strong> las mujeres africanas en las migraciones rural-urbanas<br />
(BRYDON, CHANT 1989). Por consiguiente, la estructura <strong>de</strong> migración africana separa al<br />
hombre <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s agrícolas -su trabajo es absorbido por el sector capitalista-,<br />
mientras la mujer se hace cargo <strong>de</strong> las tareas relacionadas con el trabajo doméstico, el<br />
sustento <strong>de</strong> la familia y la agricultura <strong>de</strong> subsistencia -a menudo, compatibilizando estas<br />
tareas con el pequeño comercio- (BENERÍA 1981:73). Sin embargo, recientes estudios <strong>de</strong><br />
caso constatan que el número <strong>de</strong> mujeres africanas que se <strong>de</strong>splazan hacia las ciuda<strong>de</strong>s<br />
se ha incrementado significativamente durante la década <strong>de</strong> los 70 y 80, a consecuencia<br />
<strong>de</strong> una creciente oferta <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo como empleadas domésticas (CHANT,<br />
RADCLIFFE 1992:5) 195 . Para el caso <strong>de</strong> las regiones <strong>de</strong> Asia oriental y <strong>de</strong>l sureste<br />
asiático, la fuerte presencia femenina en los <strong>de</strong>splazamientos no pue<strong>de</strong> ser explicada en<br />
base a su escasa participación en el sector agrícola, dado que ésta ha sido<br />
tradicionalmente muy importante. La clave <strong>de</strong> la mayor feminización <strong>de</strong> los flujos se<br />
encuentra en la fuerte <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres jóvenes para trabajar en las empresas<br />
multinacionales (industria electrónica e industria textil y <strong>de</strong> la confección), así como en<br />
los servicios poco cualificados (comercio, servicio doméstico, prostitución, etc.).<br />
Según SASSEN (1984), en los lugares don<strong>de</strong> predomina la producción industrial para la<br />
exportación, las mujeres que abandonan el campo se dirigen en menor proporción al<br />
194 Según datos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l censo <strong>de</strong> 1964 , alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 60% <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que<br />
llegan a Bogotá se emplean como domésticas, en comparación al 29% <strong>de</strong> las mujeres no inmigrantes. Lo<br />
mismo les ocurre a más <strong>de</strong> un 50% <strong>de</strong> las inmigrantes que llegan a Buenos Aires (FAWCETT ET AL. 1984:<br />
1251). En base a datos para el conjunto <strong>de</strong> los páises latinoamericanos, nueve <strong>de</strong> cada diez personas que<br />
trabajan en el servicio doméstico son mujeres y esta actividad ocupa al 20% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> mujeres<br />
trabajadoras (RADCLIFFE 1999:83).<br />
195 También <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que, a pesar <strong>de</strong> que en esta región las mujeres produzcan hasta un<br />
80% <strong>de</strong> los alimentos <strong>de</strong> consumo local, sólo un 8% <strong>de</strong> ellas posee título <strong>de</strong> propiedad <strong>de</strong> la tierra que<br />
trabajan. Cuando las estructuras <strong>de</strong> apoyo tradicionales se <strong>de</strong>bilitan o cuando los hombres emigran, la<br />
situación económica <strong>de</strong> las mujeres pue<strong>de</strong> llegar a ser crítica, lo que a menudo las obliga a migrar en<br />
busca <strong>de</strong> empleo (FNUAP 1993:25-26).<br />
120
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
sector servicios 196 . Existe una relación sistémica entre la globalización <strong>de</strong>l capitalismo y<br />
la feminización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo. Los procesos <strong>de</strong> “<strong>de</strong>slocalización” industrial<br />
crean empleo femenino mal remunerado y éste es potenciado y apoyado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las propias<br />
políticas estatales, con la finalidad <strong>de</strong> atraer la inversión extranjera. La confluencia entre la<br />
<strong>de</strong>manda global <strong>de</strong> mujeres trabajadoras en las industrias periféricas y el <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> las<br />
oportunida<strong>de</strong>s económicas <strong>de</strong> las mujeres en las zonas rurales, provoca intensos flujos<br />
migratorios rurales-urbanos <strong>de</strong> mujeres jóvenes que buscan trabajo en la industria 197 y que<br />
constituyen un “nuevo proletariado” a nivel mundial (WILLIS, YEOH 1999; MOORE 1999).<br />
Este es el caso <strong>de</strong> las zonas francas 198 –también llamadas zonas <strong>de</strong> procesamiento para la<br />
exportación- que se han creado en países <strong>de</strong>l Tercer Mundo y que atraen a muchas<br />
trabajadoras no cualificadas a industrias como la electrónica, la confección <strong>de</strong> ropa, los<br />
textiles y la fabricación <strong>de</strong> juguetes y <strong>de</strong> calzado (LIM 1983; SASSEN 1984; FNUAP 1993).<br />
La fuerte presencia <strong>de</strong> mujeres jóvenes en las industrias maquileras (85%), en la frontera<br />
entre México y EUA, o el 84% <strong>de</strong> mujeres en las zonas francas industriales <strong>de</strong> la<br />
República Dominicana, son un claro ejemplo 199 (BIFANI 1997). Sin embargo, no <strong>de</strong>be<br />
olvidarse que los índices <strong>de</strong> participación femenina no pue<strong>de</strong>n generalizarse, puesto que<br />
los factores que los <strong>de</strong>terminan –al igual que ocurre con la presencia <strong>de</strong> la mujer en la<br />
esfera productiva, en general- son complejos y dinámicos, fruto <strong>de</strong> la interacción entre los<br />
condicionantes <strong>de</strong>l sistema productivo y las relaciones <strong>de</strong> género 200 . De ese modo,<br />
mientras que la incorporación <strong>de</strong> las mujeres en la industria es bastante notoria en los<br />
países <strong>de</strong> reciente industrialización <strong>de</strong> Asia, África <strong>de</strong>l Norte, Caribe y América Latina,<br />
apenas existe en el África subsahariana, Oriente Medio o Asia Meridional (SABATÉ ET AL.<br />
1995:260).<br />
196 Esta i<strong>de</strong>a contradice el patrón migratorio que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> la literatura sobre migración<br />
femenina <strong>de</strong> los años 50, 60 e incluso 70 –personificada en los trabajos <strong>de</strong> BOSERUP (1970)-, según el<br />
cual la mayoría <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en las ciuda<strong>de</strong>s se emplean en el servicio doméstico y el sector<br />
informal.<br />
197<br />
Tal como se verá en el siguiente capítulo, factores similares explican las migraciones<br />
internacionales femeninas.<br />
198 Zonas <strong>de</strong> reducido tamaño <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un país, cuyo propósito es atraer empresas industriales<br />
orientadas a la exportación y que ofrecen unas condiciones muy atractivas para la inversión. A<strong>de</strong>más,<br />
tanto la importación como la exportación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> estas zonas está libre <strong>de</strong> impuestos (SABATÉ ET AL.<br />
1995:263).<br />
199 Según datos <strong>de</strong> BENERÍA (1991:29) para 1989, en algunos <strong>de</strong> los países la proporción <strong>de</strong> mujeres<br />
empleadas en las zonas francas alcanza el 90% (Barbados, Belice, Indonesia, Jamaica, Túnez, etc.).<br />
200 Como principales condicionantes cabría <strong>de</strong>stacar: la estructura <strong>de</strong> la economía, el nivel <strong>de</strong><br />
industrialización, las oportunida<strong>de</strong>s educativas para las mujeres, los valores culturales relativos a los roles<br />
femeninos, la estructura <strong>de</strong>mográfica, la edad legal para contraer matrimonio y la posición jurídica <strong>de</strong> la<br />
mujer (MOORE 1999:124)<br />
121
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
Este “nuevo” proletariado femenino constituye una fuerza <strong>de</strong> trabajo especialmente<br />
flexible, disciplinada y barata. Los salarios son muy bajos y la retribución suele hacerse<br />
a <strong>de</strong>stajo, en función <strong>de</strong> la producción. Las condiciones laborales <strong>de</strong> estas trabajadoras<br />
son sumamente <strong>de</strong>sfavorables y precarias y, generalmente, carecen <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong><br />
promoción, así como <strong>de</strong> organizarse a nivel sindical 201 (BENERÍA 1991; MOORE 1999).<br />
Es común que o bien no existan leyes laborales que las protejan, o que éstas no se<br />
cumplan, <strong>de</strong> manera que se enfrentan a prolongadas horas <strong>de</strong> trabajo y a <strong>de</strong>ficientes<br />
condiciones <strong>de</strong> trabajo y vivienda, con importantes riesgos para su salud 202 . Puesto que<br />
se trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s sumamente repetitivas, estas empresas optan por la rotación y la<br />
sustitución <strong>de</strong> las trabajadoras, lo que aumenta todavía más su <strong>de</strong>sprotección. La mano<br />
<strong>de</strong> obra femenina resulta más barata que la masculina, aunque realicen la misma<br />
actividad, puesto que culturalmente se asume que el salario <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>be servir para<br />
mantener a la familia, a diferencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong> la mujer 203 . Es así como el trabajo femenino se<br />
consi<strong>de</strong>ra inferior al masculino, no tanto por la tarea en sí misma, sino porque las<br />
trabajadoras arrastran su inferioridad <strong>de</strong> estatus al puesto <strong>de</strong> trabajo (MOORE 1999). La<br />
transnacionalización <strong>de</strong> la producción se aprovecha <strong>de</strong> la fragmentación por sexos <strong>de</strong> la<br />
fuerza laboral <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un país, lo que posibilita a las multinacionales operar con un<br />
coste mucho más reducido que el que tendrían que asumir en los países <strong>de</strong>l Centro 204 .<br />
Pero, a<strong>de</strong>más, según BENERÍA (1991:30), la fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina ofrece otro tipo<br />
<strong>de</strong> ventajas en función <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s o características <strong>de</strong> género que se le<br />
atribuyen <strong>de</strong> manera estereotipada y que <strong>de</strong>terminan su ubicación en la producción en<br />
un or<strong>de</strong>n jerárquico <strong>de</strong> subordinación: su mayor sumisión y sometimiento a la disciplina<br />
<strong>de</strong>l trabajo; su menor participación en activida<strong>de</strong>s sindicales <strong>de</strong>bido a sus obligaciones<br />
domésticas; su mayor <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za, <strong>de</strong>streza manual 205 y disciplina, especialmente para<br />
201 Sólo a través <strong>de</strong> episodios dramáticos se dan a conocer estas condiciones <strong>de</strong> sobreexplotación,<br />
como el terremoto ocurrido en Ciudad <strong>de</strong> México en el año 1985, en el que perecieron unas 8.000<br />
costureras que trabajaban en talleres insalubres. A<strong>de</strong>más, otras 40.000 mujeres perdieron su puesto <strong>de</strong><br />
trabajo, ya que los empresarios optaron por trasladarse a otro país (SABATÉ ET AL. 1995:268)<br />
202 MEDRANO (citado en: LUNA 1999) ha estudiado el caso <strong>de</strong> la industria <strong>de</strong> flores para la exportación<br />
instalada en la sabana colombiana y ha puesto <strong>de</strong> relieve las condiciones discriminatorias en que se realiza el<br />
trabajo <strong>de</strong> las mujeres: salarios inferiores a los <strong>de</strong> los hombres, no contratación <strong>de</strong> las mujeres embarazadas<br />
y <strong>de</strong>spido <strong>de</strong> éstas, contaminación a causa <strong>de</strong> los pesticidas, abortos <strong>de</strong>bidos a la postura en el trabajo, etc.<br />
203 En un estudio realizado por JOEKES (1985) en Marruecos, los trabajadores masculinos y los<br />
gerentes explican que la mujer perciba menos salario, aun realizando el mismo trabajo que los hombres,<br />
por el hecho <strong>de</strong> que «ellas trabajan para barras <strong>de</strong> labios». Citado en: MOORE (1999:127).<br />
204 En Mauritania, por ejemplo, la propia legislación establece un salario mínimo inferior a las mujeres<br />
que a los hombres (SK<strong>LA</strong>IR 1995).<br />
205 Muchas <strong>de</strong> las tareas que <strong>de</strong>sempeñan requieren “<strong>de</strong>dos <strong>de</strong> hada”, una gran concentración y una<br />
122
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
activida<strong>de</strong>s que requieran <strong>de</strong> precisión, cuidado y paciencia; su mayor predisposición a<br />
aceptar la flexibilidad laboral y los bajos salarios, etc. (BENERÍA 1991; SK<strong>LA</strong>IR 1995;<br />
LUNA 1999; MOORE 1999) Estas características son vistas como inherentes a la<br />
condición femenina y no como resultado <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> socialización específico para<br />
las mujeres 206 .<br />
Como consecuencia <strong>de</strong> lo apuntado, las empresas multinacionales, en general, prefieren a<br />
mujeres jóvenes –menores <strong>de</strong> 25 años-, solteras y proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l ámbito rural, sin cargas<br />
familiares que reduzcan su productividad o que las ausente <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> trabajo. A<strong>de</strong>más,<br />
su extrema juventud y su proce<strong>de</strong>ncia rural muchas veces contribuye a que sean mujeres<br />
más dóciles, que sustituyen la autoridad paterna por la <strong>de</strong>l empresario 207 (SAFA 1984).<br />
Cuando se trata <strong>de</strong> mujeres con cargas familiares, las empresas suelen ofrecerles trabajo<br />
informal y a domicilio (putting-out system). Las trabajadoras industriales a domicilio<br />
realizan en sus casas las fases peor pagadas <strong>de</strong> la producción industrial, totalmente<br />
aisladas; sin duda constituyen el último eslabón en los procesos <strong>de</strong> “<strong>de</strong>slocalización”<br />
industrial. Qué duda cabe que tanto los bajos salarios como la flexibilidad <strong>de</strong> las mujeres<br />
en horario, tiempo y entrada y salida <strong>de</strong>l mercado laboral encajan perfectamente con las<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la nueva economía 208 (CASTELLS 1998:195).<br />
En <strong>de</strong>finitiva, la “feminización” <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en las industrias para la<br />
exportación <strong>de</strong>muestra que la mujer no queda al margen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, sino que,<br />
justamente, la penetración <strong>de</strong>l capitalismo la convierte, en muchos casos, en fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo “preferente”. De estas constataciones se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que las mujeres <strong>de</strong> los países<br />
periféricos sean uno <strong>de</strong> los colectivos más explotados a nivel mundial, puesto que están<br />
sujetas tanto a la explotación imperialista como a la patriarcal. Las empresas<br />
multinacionales se aprovechan <strong>de</strong> la inferior posición <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
y las emplean por inferiores salarios y bajo peores condiciones laborales que las que<br />
atención al <strong>de</strong>talle (BIFANI 1997).<br />
206 Las mujeres que reciben en sus casas trabajos <strong>de</strong> costureras por sub-contratación se consi<strong>de</strong>ra que<br />
<strong>de</strong>sempeñan su oficio como si se tratara <strong>de</strong> una “virtud natural”, una mera extensión <strong>de</strong>l trabajo<br />
doméstico. No ocurre lo mismo cuando se trata <strong>de</strong> los sastres, ya que se asume que su oficio se ha<br />
adquirido mediante un entrenamiento profesional (BIFANI 1997).<br />
207 En el caso <strong>de</strong> la República Dominicana, se constata una preferencia por mujeres jóvenes con cargas<br />
familiares, en base a la creencia <strong>de</strong> que su necesidad <strong>de</strong> trabajar las convierte en mejores trabajadoras<br />
(MARTÍNEZ VEIGA 1997ª).<br />
208 Existe un claro paralelismo entre las condiciones laborales que pa<strong>de</strong>cen las mujeres <strong>de</strong> la Periferia y<br />
las que tuvieron que soportar las mujeres europeas en las fábricas durante la Revolución Industrial, como<br />
por ejemplo las mujeres trabajadoras en las hilaturas <strong>de</strong> Cataluña.<br />
123
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
existen para los hombres en el mismo país, o para las mujeres efectuando las mismas tareas<br />
en los países <strong>de</strong>sarrollados, lo que les permite ven<strong>de</strong>r sus productos a precios competitivos<br />
en los países <strong>de</strong>l Centro 209 .<br />
Pero <strong>de</strong> todo lo anterior no <strong>de</strong>be concluirse que todas las mujeres estén empleadas en las<br />
industrias periféricas. Un estudio <strong>de</strong> la OIT 210 , realizado en 1985, estima que el empleo<br />
<strong>de</strong> mujeres por el capital multinacional representa sólo algo menos <strong>de</strong>l 1% <strong>de</strong> la fuerza<br />
laboral femenina en los países <strong>de</strong>l Tercer Mundo. Por lo tanto, a nivel mundial, la gran<br />
mayoría <strong>de</strong> las mujeres permanece en la agricultura 211 , en el sector informal, en el<br />
servicio doméstico y en otras activida<strong>de</strong>s como la prostitución 212 . Las mujeres<br />
inmigrantes empleadas como domésticas siguen suponiendo una cifra en absoluto<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable a nivel global, como resultado <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas<br />
domésticas por parte <strong>de</strong> las mujeres con un alto nivel educativo que se incorporan en<br />
puestos cualificados en el mercado laboral. Esta creciente <strong>de</strong>manda es especialmente<br />
<strong>de</strong>stacada en las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales y constituye un factor clave para compren<strong>de</strong>r<br />
las migraciones internacionales femeninas, tal como se analiza en el siguiente capítulo.<br />
Sin embargo, secundando a SASSEN (1984), no es menos cierto que, en términos<br />
relativos, el sector servicios ha retrocedido en alguno <strong>de</strong> estos países como resultado <strong>de</strong><br />
la expansión <strong>de</strong> las industrias para la exportación 213 .<br />
Llegados a este punto, es necesario preguntarse en qué medida este “nuevo” empleo en las<br />
industrias para la exportación representa una fuente <strong>de</strong> emancipación y <strong>de</strong> autonomía para<br />
las mujeres –la mayoría <strong>de</strong> origen rural-, frente a las distintas instituciones patriarcales<br />
propias <strong>de</strong> cada país, o, por el contrario, una fuente <strong>de</strong> explotación y <strong>de</strong> discriminación.<br />
Los diferentes estudios que se han llevado a cabo <strong>de</strong>muestran que ambos efectos no son<br />
excluyentes, sino que se dan <strong>de</strong> manera simultánea (TIENDA, BOOTH 1991; PHIZACKLEA<br />
209 Como señala AFSHAR, «Era obvio que, si las industrias <strong>de</strong> electrónica empezaban a emplear a<br />
mujeres <strong>de</strong> color en Gran Bretaña, esto significaba que la industria estaba lista para “marcharse” al Tercer<br />
Mundo, don<strong>de</strong> los salarios son incluso más bajos» (1999:57).<br />
210 Citado en: BENERÍA (1991:30).<br />
211 Concretamente, el 80% <strong>de</strong> las mujeres económicamente activas <strong>de</strong>l Africa subsahariana y el 60% <strong>de</strong><br />
las mujeres <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Asia (CASTELLS 1998:185).<br />
212 Muchos campesinos pobres, que se han quedado sin recursos con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la agricultura<br />
para la exportación, envían a sus hijas a las ciuda<strong>de</strong>s para que se prostituyan. Se estima que, en Brasil, 4.5<br />
millones <strong>de</strong> chicas menores <strong>de</strong> 20 años trabajan en la prostitución y que el 50% <strong>de</strong> los chicos y chicas <strong>de</strong><br />
Manila ejercen la prostitución infantil. En Tailandia, don<strong>de</strong> el turismo sexual es una <strong>de</strong> las principales<br />
fuentes <strong>de</strong> riqueza <strong>de</strong>l país, casi 1 millón <strong>de</strong> mujeres son prostitutas (MOROKVASIC 1993).<br />
213 En Singapur, entre 1957 y 1978, si bien el sector servicios aumenta en términos absolutos, en<br />
124
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
1999) A tenor <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> LIM (1983), las condiciones <strong>de</strong> trabajo y los salarios en las<br />
multinacionales son generalmente mejores que en los empleos alternativos para las<br />
mujeres (industrias locales, economía informal, servicio doméstico, prostitución), lo que<br />
les permite respon<strong>de</strong>r al aumento incesante <strong>de</strong>l coste <strong>de</strong> la vida 214 . Por otro lado, el trabajo<br />
remunerado, a pesar <strong>de</strong> los bajos salarios, les da la oportunidad <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a la sociedad <strong>de</strong><br />
consumo, salir <strong>de</strong>l hogar y ejercer su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia personal, gracias a que les otorga una<br />
cierta autonomía económica y un cierto grado <strong>de</strong> emancipación social, aunque sigan<br />
todavía subordinadas al núcleo familiar 215 . Sin embargo, los cambios en las relaciones <strong>de</strong><br />
género <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n especialmente <strong>de</strong> la edad o la etapa vital en la que las mujeres se<br />
incorporan a la industria. En el caso <strong>de</strong> los países asiáticos, las transformaciones en las<br />
relaciones <strong>de</strong> género son insignificantes, puesto que la empresas contratan solamente a<br />
jóvenes solteras y éstas suelen <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> trabajar al contraer matrimonio, retomando así<br />
los roles tradicionales <strong>de</strong> esposas y madres. Sin embargo, en los países<br />
latinoamericanos, don<strong>de</strong> es frecuente que las mujeres con hijos a cargo sigan trabajando<br />
-y, a<strong>de</strong>más, existe un elevado <strong>de</strong>sempleo masculino-, las mujeres se convierten en el<br />
principal sostén económico <strong>de</strong> la familia y ello sí conlleva variaciones importantes en<br />
las relaciones <strong>de</strong> género 216 .<br />
Pero al margen <strong>de</strong> estos “beneficios”, se producen efectos claramente negativos en las<br />
mujeres, por cuanto no se produce ninguna modificación en el reparto <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo entre sexos. A<strong>de</strong>más, la incorporación <strong>de</strong> las mujeres a estos procesos <strong>de</strong><br />
trabajo supone una gran presión productiva, lo que contrasta enormemente con la cultura<br />
rural <strong>de</strong> la que proce<strong>de</strong>n. En realidad, se sustituyen las instituciones patriarcales a nivel<br />
familiar por otras a nivel <strong>de</strong> empresa. Otro efecto a tener en cuenta es la introducción <strong>de</strong><br />
pautas <strong>de</strong> consumo nuevas a las que antes no tenían acceso (BENERÍA 1991). Autoras como<br />
SASSEN (1993), NASH y FERNÁNDEZ-KELLY (1983), argumentan que la preferencia <strong>de</strong><br />
términos relativos <strong>de</strong>crece <strong>de</strong> un 34.7% a un 14.9%, respectivamente (SASSEN 1984:1146).<br />
214 Por lo tanto, según la autora, en términos relativos es mayor la explotación en las multinacionales, pero<br />
no en términos absolutos.<br />
215 Sin embargo, las duras condiciones laborales a las que se enfrentan convierten estas experiencias<br />
en “liberadoras” en el sentido más básico <strong>de</strong>l término (MOLLER 1996:197).<br />
216 En algunos <strong>de</strong> estos países, Jamaica y Puerto Rico, por ejemplo, se asiste a una clara sustitución <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo masculina por femenina en los sectores <strong>de</strong> actividad no agrarios. En el caso <strong>de</strong> Puerto<br />
Rico o México, por ejemplo, el reclutamiento <strong>de</strong> mujeres por parte <strong>de</strong> las empresas multinacionales ha<br />
con<strong>de</strong>nado al paro a los hombres, como consecuencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> la ocupación en la agricultura y en la<br />
construcción. Esto explica por qué muchos <strong>de</strong> estos hombres se ven obligados a emigrar a los Estados<br />
Unidos si quieren trabajar y por qué muchas mujeres reemplazan a los hombres como “cabezas <strong>de</strong><br />
familia” (SABATÉ ET AL. 1995).<br />
125
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
mujeres por parte <strong>de</strong> las multinacionales genera disrupciones en las estructuras familiares<br />
tradicionales. En muchas socieda<strong>de</strong>s, el hecho <strong>de</strong> haber trabajado en la industria conlleva<br />
un estigma social, por lo que estas mujeres difícilmente van a ser aceptadas en sus<br />
comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen y pue<strong>de</strong>n incluso per<strong>de</strong>r toda posibilidad <strong>de</strong> contraer matrimonio<br />
(BIFANI 1997). En cualquier caso, su razón principal para incorporarse al trabajo<br />
remunerado es la necesidad <strong>de</strong> percibir recursos monetarios y, por el momento, no parece<br />
que las condiciones en las que se da permitan modificar sustancialmente las bases <strong>de</strong>l<br />
patriarcado –<strong>de</strong> las que el propio capitalismo se sirve- o contribuyan a valorar el trabajo<br />
realizado por las mujeres. En suma, para valorar los efectos <strong>de</strong> la inversión transnacional<br />
es preciso tener muy en cuenta las distintas condiciones económicas y culturales <strong>de</strong> cada<br />
país, así como no olvidar que las industrias para la exportación son un fenómeno temporal<br />
que se mueve sólo en la búsqueda <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo más barata, se encuentre ésta<br />
don<strong>de</strong> se encuentre 217 .<br />
El estudio <strong>de</strong> la incorporación <strong>de</strong> las mujeres en las industrias para la exportación en los<br />
países periféricos resulta <strong>de</strong> gran utilidad para compren<strong>de</strong>r los factores <strong>de</strong> expulsión <strong>de</strong><br />
los flujos migratorios femeninos a nivel internacional que son analizados en el siguiente<br />
capítulo. Ciertamente, la posibilidad <strong>de</strong> trabajar en las industrias para la exportación -<br />
junto a la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas domésticas en las ciuda<strong>de</strong>s y la prostitución-, permite<br />
explicar la feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios rural-urbanos en algunas regiones<br />
periféricas en las que las mujeres han visto reducidas las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empleo en las<br />
áreas rurales. Tal como se ha señalado con anterioridad, una vez estas mujeres se<br />
ocupan en las fábricas, la precariedad y las duras condiciones <strong>de</strong> trabajo a las que <strong>de</strong>ben<br />
enfrentarse, así como la occi<strong>de</strong>ntalización <strong>de</strong> los estilos <strong>de</strong> vida que conlleva, las<br />
convierte en firmes candidatas a protagonizar las migraciones internacionales (SASSEN<br />
1984, 1988). Por lo tanto, pue<strong>de</strong> afirmarse que las migraciones internas y la<br />
asalarización <strong>de</strong> las mujeres en las industrias <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> origen están directamente<br />
217 Otro aspecto a consi<strong>de</strong>rar es que la tercera revolución industrial se extien<strong>de</strong> a pasos agigantados en los<br />
países <strong>de</strong> la Periferia. Cada vez más, la producción intensiva en capital y altamente automatizada ya no es<br />
exclusiva <strong>de</strong> las industrias ubicadas en el Centro, por lo que las industrias para la exportación más recientes<br />
requieren cada vez un menor número <strong>de</strong> trabajadores y trabajadoras para po<strong>de</strong>r funcionar y ser competitivas.<br />
Es por ello que RIFKIN vaticina que «la ventaja que supone la mano <strong>de</strong> obra barata <strong>de</strong>l tercer mundo se<br />
convierte en un factor cada vez menos importante en el conjunto <strong>de</strong> la producción. Mientras que la mano <strong>de</strong><br />
obra barata todavía pue<strong>de</strong> suministrar algún factor competitivo en ciertos sectores industriales como el textil y<br />
el electrónico, la ventaja <strong>de</strong>l trabajo humano frente a las máquinas disminuye rápidamente como consecuencia<br />
<strong>de</strong> los avances <strong>de</strong> la automatización» (1996:243). Este pronóstico <strong>de</strong> sustitución <strong>de</strong> seres humanos por<br />
máquinas en la Periferia pue<strong>de</strong> conllevar el paro para un gran volumen <strong>de</strong> mujeres asalariadas.<br />
126
C3: Revisión <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los teóricos sobre el <strong>de</strong>sarrollo económico y sobre las migraciones ...<br />
vinculadas al empleo <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en los servicios mal pagados <strong>de</strong> los<br />
países centrales 218 .<br />
218 FERNÁNDEZ-KELLY (1983) constata que, aunque la migración mexicana hacia los Estados Unidos<br />
no es un fenómeno nuevo, su incremento coinci<strong>de</strong> con la proliferación <strong>de</strong> plantas manufactureras<br />
orientadas hacia la exportación (“maquilas”), subsidiarias <strong>de</strong> corporaciones multinacionales, que ha<br />
significado una fuerte corriente migratoria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior <strong>de</strong> México hacia la frontera con los EE.UU.<br />
127
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
4. El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas<br />
internacionales. La “triple discriminación” <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante en la sociedad receptora.<br />
Tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l anterior capítulo, a pesar <strong>de</strong> que CHANT y RADCLIFFE<br />
(1992:197) afirman que los hombres siempre se <strong>de</strong>splazan más que las mujeres y que en<br />
raras ocasiones son “<strong>de</strong>jados atrás” por ellas, lo cierto es que las migraciones<br />
internacionales incluyen cada vez más mujeres y que la feminización <strong>de</strong> los flujos<br />
constituye uno <strong>de</strong> los rasgos esenciales <strong>de</strong> los movimientos migratorios actuales. Estas<br />
mujeres, lejos <strong>de</strong>l imaginario que las relega únicamente al rol <strong>de</strong> “<strong>de</strong>pendientes”<strong>de</strong> sus<br />
esposos, emigran por una gran variedad <strong>de</strong> razones y muchas <strong>de</strong> ellas se erigen como<br />
pioneras <strong>de</strong> los flujos migratorios, <strong>de</strong>jando a sus familias en el país <strong>de</strong> origen. La<br />
“feminización” <strong>de</strong> los flujos migratorios es el resultado <strong>de</strong> cambios en las relaciones <strong>de</strong><br />
producción y reproducción a nivel mundial, que comportan que la mujer sea atraída para<br />
trabajar en las activida<strong>de</strong>s reproductivas remuneradas, así como en las empresas<br />
multinacionales para la exportación 219 .<br />
El estudio <strong>de</strong> las motivaciones <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes exige abordar tanto el<br />
contexto <strong>de</strong> origen como el <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, a través <strong>de</strong> un análisis que conjugue los factores<br />
estructurales con el papel que hombres y mujeres <strong>de</strong>sempeñan en la esfera reproductiva<br />
y productiva, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener en cuenta las características y motivaciones individuales<br />
<strong>de</strong> las personas que emigran (ZLOTNIK 1995b). Sólo así es posible constatar que las<br />
mujeres emigran por razones propias, con un predominio <strong>de</strong> las motivaciones<br />
económicas, íntimamente vinculadas a la necesidad <strong>de</strong> garantizar ingresos para su<br />
familia, y con unas consecuencias claramente diferenciadas <strong>de</strong> acuerdo con el género 220 .<br />
De acuerdo con PEDRAZA (1991:321), el género juega un papel central en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong><br />
emigrar y en la composición <strong>de</strong> los flujos migratorios; en el caso <strong>de</strong> las mujeres,<br />
<strong>de</strong>termina a<strong>de</strong>más el tipo <strong>de</strong> incorporación laboral en la sociedad receptora, su<br />
autonomía y el rol que <strong>de</strong>sempeñan en la esfera privada.<br />
219 Véase el apartado 3.4., en el capítulo 3.<br />
220 Las mujeres tienen mayor cantidad <strong>de</strong> barreras a la inmigración que los hombres y se elaboran<br />
sobre ellas estereotipos más <strong>de</strong>svalorizadores, aunque suscitan menor agresividad (JULIANO 1997).<br />
129
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
El presente capítulo arranca con el propósito <strong>de</strong> ilustrar la presencia femenina en los<br />
flujos migratorios internacionales <strong>de</strong> carácter laboral y sus causas, tanto durante el<br />
periodo <strong>de</strong> posguerra como, especialmente, durante la etapa <strong>de</strong> las nuevas migraciones<br />
internacionales, que se consolida a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa, en el seno <strong>de</strong><br />
una estructura económica cada vez más globalizada. Se trata <strong>de</strong> un análisis que se centra<br />
preferentemente en los factores <strong>de</strong> “atracción” que contribuyen a explicar la<br />
feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios y que tiene siempre en cuenta la conjugación <strong>de</strong><br />
los factores productivos y reproductivos. Del estudio <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante en las economías centrales se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que, a pesar <strong>de</strong> la heterogeneidad <strong>de</strong><br />
perfiles y <strong>de</strong> la diversidad <strong>de</strong> factores que interce<strong>de</strong>n, las pautas <strong>de</strong> inserción laboral son<br />
prácticamente una constante a lo largo <strong>de</strong> todas las socieda<strong>de</strong>s. La trabajadora<br />
inmigrante es relegada a los estratos más bajos <strong>de</strong> la estructura ocupacional, a aquellas<br />
activida<strong>de</strong>s remuneradas “típicamente” femeninas, rechazadas por las mujeres<br />
autóctonas que han visto aumentar su nivel educativo y que pue<strong>de</strong>n acce<strong>de</strong>r a un<br />
abanico más amplio <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s laborales. Son muy pocos los “nichos laborales”<br />
que concentran la mayor parte <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina inmigrante: el servicio<br />
doméstico, y, en menor medida, el trabajo sexual y otros servicios, como la limpieza o<br />
la hostelería. La segunda parte <strong>de</strong>l capítulo se ocupa especialmente <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> los<br />
flujos migratorios femeninos internacionales para trabajar en el servicio doméstico, con<br />
una especial atención en las socieda<strong>de</strong>s receptoras <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las<br />
cuales se encuentra España.<br />
La creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países periféricos para<br />
llevar a cabo el trabajo reproductivo en los países centrales supone, sin lugar a dudas, un<br />
trasvase <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase y etnia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las mujeres autóctonas con<br />
cualificación, que se incorporan al mercado <strong>de</strong> trabajo, hacia las mujeres inmigrantes,<br />
que precisan ingresos económicos y <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jar a sus familias en sus países <strong>de</strong> origen.<br />
Mientras las mujeres autóctonas recurren a otras mujeres para que realicen parte <strong>de</strong> sus<br />
tareas reproductivas, las relaciones patriarcales en el ámbito privado apenas se alteran<br />
en el terreno <strong>de</strong> las prácticas materiales. Es justamente la presencia <strong>de</strong> un “ejército <strong>de</strong><br />
reserva” femenino, barato y flexible lo que permite a los hombres seguir estando al<br />
margen <strong>de</strong> la esfera reproductiva. En consecuencia, <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la<br />
internacionalización <strong>de</strong> la reproducción se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que las relaciones patriarcales no<br />
130
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
sólo se expresan entre los hombres y las mujeres, ya sean inmigrantes o autóctonos,<br />
sino también en las transacciones entre nacionales e inmigrantes que tienen lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el mercado (PESSAR 1999; ANTHIAS 2000). De aquí la conveniencia <strong>de</strong> diseñar marcos<br />
analíticos que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> la subordinación en términos <strong>de</strong> género, clase social y<br />
etnicidad, como marco <strong>de</strong> referencia básico <strong>de</strong> todo análisis <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> la<br />
mujer inmigrante. Esta perspectiva teórica, que se presenta al final <strong>de</strong>l capítulo, es la<br />
que va a presidir el presente estudio.<br />
4.1. La mujer inmigrante en las migraciones internacionales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
posguerra hasta la crisis <strong>de</strong> los 70.<br />
El auge económico <strong>de</strong> posguerra en los países centrales es posible, en buena parte,<br />
gracias a la aportación laboral <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante. Después <strong>de</strong> la<br />
Segunda Guerra Mundial se inicia el boom <strong>de</strong> movimientos <strong>de</strong> migración económica,<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países con sobrepoblación, pobreza y <strong>de</strong>sempleo, hacia países con<br />
menor crecimiento <strong>de</strong>mográfico y mayores oportunida<strong>de</strong>s económicas. Durante este<br />
período, las migraciones se caracterizan por un incremento substancial <strong>de</strong> su volumen y<br />
por un cambio en su dirección: los <strong>de</strong>splazamientos <strong>de</strong> personas parten <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los países<br />
<strong>de</strong>l Sur (<strong>de</strong>pendientes o periféricos) y se dirigen a los países <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong>l sistema<br />
mundial (Europa Occi<strong>de</strong>ntal, Estados Unidos 221 y, en menor medida, el Cono Sur<br />
latinoamericano y Australia 222 ). Según CASTLES y MILLER (1993), entre 1945 y 1970<br />
pue<strong>de</strong>n distinguirse tres patrones migratorios distintos hacia las economías<br />
industrializadas <strong>de</strong>l Centro. En primer lugar, la migración <strong>de</strong> trabajadores y trabajadoras<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Europa periférica (Italia, España 223 , Grecia, Portugal, Yugoslavia,<br />
Turquía) hacia la Europa occi<strong>de</strong>ntal y <strong>de</strong>l Norte. En segundo lugar, la migración <strong>de</strong><br />
individuos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las antiguas colonias hacia sus respectivas metrópolis y, en<br />
tercer lugar, un permanente flujo migratorio hacia Norteamérica (Estados Unidos y<br />
221 Un caso paradigmático <strong>de</strong> migración Sur-Norte en este período lo constituyen los braceros<br />
mejicanos que se dirigen a California para trabajar en la agricultura. Se trata <strong>de</strong> unos flujos que siguen<br />
vigentes hoy en día y que combinan entradas legales e irregulares.<br />
222 Australia ha promovido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre la inmigración masiva en base a un criterio <strong>de</strong> pureza o<br />
afinidad étnica. No es hasta finales <strong>de</strong> los años sesenta que se aceptan a inmigrantes no europeos<br />
(COLECTIVO IOÉ 2001a).<br />
223 En 1969 hay alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 617.000 españoles en Francia, 207.000 en Alemania Occi<strong>de</strong>ntal, 102.000<br />
en Suiza y 50.000 en Bélgica (SALT, CLOUD 1976:144-145).<br />
131
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Canadá) y Australia, inicialmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Europa y, más tar<strong>de</strong>, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Asia y<br />
América Latina 224 .<br />
El “sistema migratorio europeo” 225 se constituye a partir <strong>de</strong> la posguerra, con un polo<br />
emisor en los países <strong>de</strong>l sur y un polo receptor en el centro y el norte <strong>de</strong> Europa, con el<br />
respectivo <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> la migración transoceánica. El boom económico <strong>de</strong><br />
posguerra es posible, en buena parte, gracias a la aportación laboral <strong>de</strong> los y las<br />
inmigrantes extranjeros. Los movimientos migratorios obe<strong>de</strong>cen a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> crecimiento económico <strong>de</strong>nominado “mo<strong>de</strong>lo fordista”, basado en la<br />
producción en masa <strong>de</strong> productos estandarizados y responsable <strong>de</strong> un aumento sin<br />
prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la productividad (FIELDING 1995b). La migración es vista como una<br />
solución temporal a la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en los países receptores durante la<br />
posguerra. Son los países receptores <strong>de</strong> la Europa occi<strong>de</strong>ntal continental (Francia,<br />
Alemania, Bélgica, Holanda, Suiza) los que llevan a cabo un ambicioso proceso <strong>de</strong><br />
reclutamiento <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra extranjera, a través <strong>de</strong> los programas Gastarbeiter 226 -<br />
acuerdos bilaterales <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> trabajadores extranjeros entre empresas y<br />
gobiernos-, para po<strong>de</strong>r hacer frente al período <strong>de</strong> expansión industrial 227 .<br />
Se trata, en un principio, <strong>de</strong> reclutar, temporalmente, trabajadores extranjeros<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países periféricos 228 . La importancia <strong>de</strong> estos flujos migratorios es<br />
crucial para el crecimiento <strong>de</strong> las economías <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, puesto que aportan la<br />
flexibilización <strong>de</strong> los mercados laborales y la mo<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la inflación (COLECTIVO<br />
IOÉ 2001a). La escasez <strong>de</strong>mográfica <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo y el hecho <strong>de</strong> que los<br />
224 Un caso paradigmático <strong>de</strong> estos flujos es el <strong>de</strong> los braceros mejicanos en la agricultura californiana.<br />
Esta corriente migratoria fue oficialmente inaugurada en 1942, con el Programa Bracero, con el objetivo<br />
<strong>de</strong> sustituir a la mano <strong>de</strong> obra autóctona que había sido movilizada con la guerra. Estos flujos siguen<br />
vigentes en la actualidad, combinando flujos legales e irregulares (COLECTIVO IOÉ 1999a).<br />
225 En base a la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> ARANGO (1993:7), un sistema migratorio es «la asociación dotada <strong>de</strong><br />
cierta vocación <strong>de</strong> permanencia y acompañada <strong>de</strong> un <strong>de</strong>nso tejido <strong>de</strong> interrelaciones <strong>de</strong> diversos ór<strong>de</strong>nes,<br />
que se establece entre una región receptora y un conjunto <strong>de</strong> países emisores <strong>de</strong> emigración».<br />
Actualmente pue<strong>de</strong>n ser i<strong>de</strong>ntificados cuatro gran<strong>de</strong>s “sistemas migratorios”a nivel mundial, que han ido<br />
constituyéndose a partir <strong>de</strong> la segunda guerra mundial: el norteamericano, el <strong>de</strong> la región Asia-Pacífico, el<br />
<strong>de</strong>l Golfo Arábigo y el europeo.<br />
226 Guestworker en inglés y “trabajador invitado” en castellano.<br />
227 Los flujos migratorios más notorios están protagonizados por 6.9 millones <strong>de</strong> italianos entre 1946 y<br />
1970, 1.2 millones <strong>de</strong> griegos entre 1951 y 1972, 1.8 millones <strong>de</strong> portugueses entre 1951 y 1972 y 2.2<br />
millones <strong>de</strong> españoles entre 1960 y 1971 (KING, RYBACZUK 1993).<br />
228 En Alemania se acuña la expresión “trabajador invitado” y en Suiza se establece el “principio <strong>de</strong><br />
rotación”, con el fin <strong>de</strong> impedir el asentamiento <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera (COLECTIVO<br />
IOÉ 2001a:14).<br />
132
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
trabajadores nacionales ocupen los empleos mejor pagados y más agradables, en una<br />
situación <strong>de</strong> “pleno empleo” para los trabajadores <strong>de</strong> sexo masculino, son factores clave<br />
para compren<strong>de</strong>r la necesidad <strong>de</strong> atraer a inmigrantes hacia estos países. De ese modo,<br />
la mano <strong>de</strong> obra extranjera se convierte en un componente estructural <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo, al ocupar los puestos <strong>de</strong> trabajo poco remunerados y poco cualificados en la<br />
agricultura, la industria, la construcción y los servicios, así como permitir el ascenso<br />
laboral <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona (KING 1995:23; BROCHMANN 1993, 1996;<br />
COLEMAN 1997).<br />
Las políticas <strong>de</strong> reclutamiento se inician en Suiza en el año 1945 y, muy pronto, el resto<br />
<strong>de</strong> países <strong>de</strong> la Europa occi<strong>de</strong>ntal adoptan el mismo sistema. Inicialmente, Suiza 229 es el<br />
principal receptor <strong>de</strong> inmigrantes, seguido <strong>de</strong> Inglaterra 230 , Francia 231 , Alemania 232 y los<br />
Países Bajos. Un número consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> jóvenes en edad <strong>de</strong> trabajar emigran <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
Grecia, Italia, Portugal y España para ir a trabajar a las minas, factorías y astilleros<br />
229 A partir <strong>de</strong> 1945, la inmigración hacia Suiza es continua, pasando <strong>de</strong> 285.000 inmigrantes en 1950<br />
a 585.000 en 1960 y a 971.795 a finales <strong>de</strong> 1969, sin incluir a la fuerza <strong>de</strong> trabajo estacional –que en<br />
verano <strong>de</strong> 1969 suman 149.000 individuos-. Durante todo el período <strong>de</strong> posguerra, los italianos son el<br />
colectivo más importante, constituyendo el 49% en 1950 y alcanzando el 55% en 1969 (CASTLES,<br />
KOSACK 1984: 48-49).<br />
230 Gran Bretaña jamás aplica un programa Gastarbeiter a gran escala, puesto que dispone <strong>de</strong> la<br />
Commonwealth y <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo irlan<strong>de</strong>sa (hasta 1962, todos los súbditos <strong>de</strong> la Commonwealth<br />
tienen <strong>de</strong>recho a la libre circulación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus fronteras). Pero, a<strong>de</strong>más, las tasas <strong>de</strong> crecimiento<br />
económico <strong>de</strong>l Reino Unido tampoco son lo suficientemente elevadas en esta época como para justificar<br />
la importación masiva <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo (HOLLIFIELD 1997:38). Aún así, entre 1946 y 1951 más <strong>de</strong><br />
100.000 europeos entran en Gran Bretaña con permiso <strong>de</strong> trabajo (CASTLES, MILLER 1993). Estos<br />
extranjeros son contratados a través <strong>de</strong>l programa European Voluntary Workers (EVW), responsable <strong>de</strong><br />
restringir el acceso principalmente a los hombres o mujeres soltero(a)s y <strong>de</strong> relegarles exclusivamente a la<br />
agricultura, la industria pesada o la minería. Son tan estrictas las restricciones impuestas a los EVW, que<br />
se ha etiquetado a este sistema como <strong>de</strong> “discriminación institucional” (CASTLES, KOSACK 1984:40-41).<br />
231 Francia experimenta una migración continua durante todo el período <strong>de</strong> la posguerra. El gobierno<br />
francés <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> establecer una política <strong>de</strong> inmigración inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la guerra, con la<br />
creación <strong>de</strong> la Office National d´Immigration (ONI), en 1945. Entre 1946 y 1970, casi dos millones <strong>de</strong><br />
trabajadores extranjeros entran al país, acompañados <strong>de</strong> 690.000 <strong>de</strong>pendientes (sobre todo mujeres). En<br />
los primeros años <strong>de</strong> la posguerra, los italianos constituyen el grupo más numeroso, siendo sustituidos por<br />
los españoles al iniciarse la década <strong>de</strong> los 60. En 1970, los trabajadores portugueses proporcionan los<br />
mayores contingentes y también hay un creciente número <strong>de</strong> marroquíes, <strong>de</strong> yugoslavos y <strong>de</strong> turcos<br />
(CASTLES, KOSACK 1984:43-44).<br />
232 En la República Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong> Alemania la inmigración extranjera se inicia tar<strong>de</strong>, si bien se <strong>de</strong>sarrolla<br />
a gran velocidad y <strong>de</strong> manera muy bien organizada. En 1945 hay mucho <strong>de</strong>sempleo en Alemania<br />
Occi<strong>de</strong>ntal, a consecuencia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo que se produce durante la guerra. Es<br />
tan rápida la recuperación económica, que a finales <strong>de</strong> 1955 el gobierno alemán celebra con Italia el<br />
primer convenio para la contratación <strong>de</strong> trabajadores, con el fin <strong>de</strong> aprovisionar fuerza <strong>de</strong> trabajo para la<br />
industria. A medida que van incrementándose las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo, el gobierno alemán va<br />
celebrando convenios <strong>de</strong> reclutamiento con otros países: España y Grecia en 1960, Turquía en 1961,<br />
Portugal en 1964 y Yugoslavia en 1968. El número <strong>de</strong> trabajadores extranjeros en Alemania pasa <strong>de</strong><br />
95.000 en 1956, a 507.000 en junio <strong>de</strong> 1961 y a 1,3 millones en 1966 (CASTLES, KOSACK 1984:51-53).<br />
Muchos expertos afirman que el “milagro alemán” no hubiera sido posible sin la inmigración a gran<br />
133
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
franceses, belgas, suizos y germanos. En pocos años, la migración total alcanza casi el<br />
0.3% <strong>de</strong> la población en Italia y España, el 0.7% en Grecia y el 1.5% en Portugal<br />
(BAGANHA, REYNERI 2001). Aunque el principal polo emisor lo constituyen los países<br />
<strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, la migración proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las antiguas colonias es también muy<br />
importante 233 . Es así como algunas zonas no europeas, como el Magreb y Turquía, se<br />
incorporan al “sistema migratorio europeo” como países emisores 234 . El rasgo principal<br />
<strong>de</strong> estos programas <strong>de</strong> reclutamiento es el concepto <strong>de</strong> rotación, pues se trata <strong>de</strong><br />
contratar a trabajadores varones solteros para una <strong>de</strong>terminada actividad y durante un<br />
período concreto, a los que se <strong>de</strong>vuelve a sus respectivos países <strong>de</strong> origen tan pronto<br />
como este período concluye, siendo reemplazados por nuevos trabajadores (HOLLIFIELD<br />
1997) 235 .<br />
Los trabajadores masculinos tien<strong>de</strong>n a emigrar solos y en primer lugar, con la finalidad<br />
<strong>de</strong> encontrar trabajo y <strong>de</strong> conseguir una vivienda. Una abrumadora mayoría <strong>de</strong> estos<br />
inmigrantes proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las áreas rurales, sin ningún tipo <strong>de</strong> experiencia como<br />
empleados <strong>de</strong> la industria 236 . Una vez instalados, les siguen su esposa e hijos. Es por<br />
este motivo que, durante los primeros estadios <strong>de</strong> asentamiento, existe una baja<br />
proporción <strong>de</strong> mujeres, que va incrementándose gradualmente a medida que las<br />
corrientes migratorias se consolidan (CASTLES, MILLER 1993) 237 . A pesar <strong>de</strong> la escasez<br />
escala (BROCHMANN 1996:25).<br />
233 Gran Bretaña, por ejemplo, cuenta con un flujo <strong>de</strong> 350.000 trabajadores proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Irlanda<br />
entre 1946 y 1959. Entre 1951 y 1961, el número <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ntes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Commonwealth aumenta<br />
<strong>de</strong> 218.000 a 541.000. La introducción <strong>de</strong> severas restricciones en 1962, mediante la Commonwealth<br />
Immigrants Acts, frena su acceso. Aún así, la reagrupación familiar prosigue hasta 1971, con la<br />
Immigration Act, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1971 hasta 1981 este colectivo se amplía <strong>de</strong> 1.2 millones a 1.5 millones <strong>de</strong><br />
individuos (CASTLES, MILLER 1993:71). Francia también experimenta una migración a gran escala<br />
originaria <strong>de</strong> sus antiguas colonias, <strong>de</strong> modo que en 1970 cuenta con alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 600.000 argelinos,<br />
140.000 marroquíes y 90.000 tunecinos.<br />
234 La presencia <strong>de</strong> estos inmigrantes ha ido aumentando paulatinamente, <strong>de</strong> tal manera que en 1987<br />
hay en Europa en torno a 2 millones <strong>de</strong> magrebíes (el 40% en Francia, el 22% en Bélgica, y el 17% en<br />
Holanda) y unos 2 millones <strong>de</strong> turcos (el 80% en Alemania, el 10% en Holanda y el 7% en Francia)<br />
(CACHÓN 1997a).<br />
235 PIORE (1979) acuña el término birds of passage para referirse a esta inmigración temporal<br />
eminentemente masculina. En 1984, MOROKVASIC edita un número monográfico especial <strong>de</strong> la revista<br />
International Migration Review, en el que preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que los birds of passage son también<br />
mujeres.<br />
236 La inmensa mayoría <strong>de</strong> los y las inmigrantes proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las zonas rurales, montañosas y pobres<br />
<strong>de</strong> sus respectivos países <strong>de</strong> origen, como por ejemplo el norte <strong>de</strong> Portugal, el oeste <strong>de</strong> España, el sur <strong>de</strong><br />
Italia y el norte <strong>de</strong> Grecia (KING 1993).<br />
237 Aunque el sistema Gastarbeiter va principalmente dirigido a regular la entrada legal <strong>de</strong><br />
trabajadores varones, ello no significa que no emigren las mujeres. Sin embargo, puesto que las mujeres<br />
se emplean principalmente en tareas no reguladas, como el servicio doméstico, su acceso a Europa<br />
Central mayormente también se produce <strong>de</strong> manera irregular (ANDERSON 1999).<br />
134
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
<strong>de</strong> datos al respecto, las migraciones <strong>de</strong> mujeres solas -no <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> sus maridos-,<br />
no son casos aislados durante este período; puesto que, aunque sea a menor escala, se<br />
asiste también a una política activa <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> mujeres para realizar<br />
<strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s remuneradas consi<strong>de</strong>radas típicamente “femeninas”, tanto en<br />
el servicio doméstico como en <strong>de</strong>terminadas industrias. En este sentido, Alemania y<br />
Francia, por ejemplo, reclutan durante las primeras fases <strong>de</strong> la posguerra a miles <strong>de</strong><br />
mujeres como trabajadoras para la industria, concretamente en la electrónica, en la textil<br />
–en particular en el área <strong>de</strong> la confección-, en la <strong>de</strong>l metal y en la producción <strong>de</strong><br />
plásticos, coches y maquinaria, así como también en los servicios <strong>de</strong> catering y <strong>de</strong><br />
limpieza, a menudo en la economía informal (MÜNSCHER 1984) 238 . Se trata, en general,<br />
<strong>de</strong> sectores poco competitivos, que requieren mano <strong>de</strong> obra barata que les permita<br />
reaccionar con facilidad ante eventuales fluctuaciones <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda. En palabras <strong>de</strong><br />
MOROKVASIC, las mujeres inmigradas se encuentran «subcontratadas en un domicilio o<br />
en talleres que trabajan en condiciones y por unos sueldos que <strong>de</strong>safían la imaginación»<br />
(1991:8).<br />
La década <strong>de</strong> los años setenta <strong>de</strong>l siglo XX representa el fin <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo<br />
capitalista iniciado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la II Guerra Mundial. Las políticas <strong>de</strong> estabilización y <strong>de</strong><br />
reestructuración productiva inauguran un nuevo ciclo que se propone frenar la entrada<br />
<strong>de</strong> inmigrantes. Con la llegada <strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong> 1973, los países <strong>de</strong>l centro y el norte <strong>de</strong><br />
Europa <strong>de</strong>tienen la importación <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong> modo que se imponen políticas<br />
restrictivas cuya finalidad es restringir los flujos migratorios. Es así como los<br />
trabajadores extranjeros son rechazados en cuanto cambia la coyuntura económica,<br />
mediante el freno a la entrada <strong>de</strong> nuevos inmigrantes y la no-renovación <strong>de</strong> los contratos<br />
<strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> los que ya están <strong>de</strong>ntro (MEIL<strong>LA</strong>SSOUX 1989). Las políticas migratorias<br />
238 Las mujeres turcas en Alemania, según los estudios <strong>de</strong> MÜNSCHER (1984:1232), son relegadas a un<br />
reducido abanico <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s laborales, a las que ella <strong>de</strong>nomina “ocupaciones ghettizadas”,<br />
caracterizadas por su escaso prestigio y remuneración. A pesar <strong>de</strong> que la autora no dispone <strong>de</strong> datos<br />
fiables al respecto, supone que muchas <strong>de</strong> estas mujeres han emigrado solas, siendo solteras o <strong>de</strong>jando<br />
esposo e hijos en Turquía. MÜNSCHER (1984) se centra en el caso <strong>de</strong> las trabajadoras turcas en las<br />
industrias <strong>de</strong> electrónica y <strong>de</strong> óptica y constata que, a pesar <strong>de</strong> las enormes habilida<strong>de</strong>s que estas<br />
activida<strong>de</strong>s exigen –precisión, paciencia, concentración, buena visión, etc.-, el hecho <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse<br />
“trabajo femenino” comporta que sufran el estrés <strong>de</strong> trabajar a <strong>de</strong>stajo y que sean extremadamente mal<br />
pagadas. En el caso <strong>de</strong> Francia, según datos <strong>de</strong>l censo <strong>de</strong> 1968 ofrecidos por CASTLES y KÖSACK<br />
(1984:79), las mujeres inmigrantes trabajadoras se concentran fuertemente en el servicio doméstico y en<br />
los servicios personales, con un 58.5% <strong>de</strong> las mujeres españolas, un 31.4% <strong>de</strong> las italianas, un 32.5% <strong>de</strong><br />
las polacas, un 46.5% <strong>de</strong> las portuguesas y un 38.6% <strong>de</strong> las marroquíes empleadas en estos sectores.<br />
135
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
europeas se basan en la errónea asunción <strong>de</strong> que el control es posible y <strong>de</strong> que los<br />
inmigrantes regresarán voluntariamente a sus países <strong>de</strong> origen 239 .<br />
A pesar <strong>de</strong> que esta <strong>de</strong>cisión es comúnmente atribuida a la crisis económica causada por<br />
el primer crack <strong>de</strong>l petróleo y al creciente asentamiento <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> los “supuestos”<br />
inmigrantes temporales, según REYNERI (1979), es posible <strong>de</strong>limitar un tercer factor<br />
estructural: las transformaciones en el mundo <strong>de</strong>l trabajo. La importación <strong>de</strong><br />
trabajadores proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l medio rural <strong>de</strong> países sub<strong>de</strong>sarrollados había servido para<br />
generar un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> crecimiento económico basado en la producción taylorista y<br />
fordista, caracterizado por una baja inversión <strong>de</strong> capital, la producción intensiva<br />
estandarizada y un bajo coste <strong>de</strong> las mercancías. Este mo<strong>de</strong>lo entra en crisis durante la<br />
década <strong>de</strong> los setenta y es sustituido por un nuevo tipo <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo que<br />
sigue vigente hoy en día, basado en la industria intensiva en capital, que requiere menos<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo, aunque cada vez más cualificada, y una paulatina reducción <strong>de</strong> la<br />
presencia <strong>de</strong>l trabajo manual (PIORE, SABEL 1984; KERN, SCHUMANN 1989). Sin lugar a<br />
dudas, la revolución tecnológica es un factor explicativo clave <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo.<br />
El resultado es la pérdida <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo en la industria –sobre todo los menos<br />
cualificados-, el incremento <strong>de</strong>l paro y el <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> las condiciones laborales entre los<br />
trabajadores y las trabajadoras autóctonos (precariedad, economía sumergida, etc.), la<br />
expansión <strong>de</strong>l empleo en el sector servicios y la creciente fragmentación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo, en función <strong>de</strong> criterios como el sexo, la edad o la etnia.<br />
Sin embargo, lejos <strong>de</strong> frenarse la entrada <strong>de</strong> inmigrantes, el aumento <strong>de</strong> control genera<br />
espontáneamente nuevas formas <strong>de</strong> migración, puesto que estas medidas no tienen en<br />
cuenta que los flujos migratorios no son un fenómeno temporal que pue<strong>de</strong> ser atajado<br />
ante los cambios en la coyuntura económica. La prohibición a la entrada <strong>de</strong> nuevos<br />
trabajadores provoca el efecto paradójico <strong>de</strong> que los inmigrantes temporales optan por<br />
permanecer en el país receptor <strong>de</strong>finitivamente, ante el temor <strong>de</strong> que si lo abandonan no<br />
van a po<strong>de</strong>r entrar <strong>de</strong> nuevo 240 . Estas medidas obligan a los países anfitriones a permitir<br />
la entrada <strong>de</strong> los familiares, a través <strong>de</strong> los programas <strong>de</strong> reagrupación familiar, lo que<br />
239 El aspecto más paradójico <strong>de</strong> la migración alemana es el hecho <strong>de</strong> que el gobierno se haya negado<br />
siempre a reconocer que Alemania es un país <strong>de</strong> inmigración, a pesar <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> 5 millones <strong>de</strong><br />
extranjeros, muchos <strong>de</strong> ellos con más <strong>de</strong> 20 años residiendo en Alemania (KING 1996:53).<br />
240 De aquí proce<strong>de</strong> la conocida frase <strong>de</strong> MAX FRISCH, «queríamos mano <strong>de</strong> obra y vinieron personas».<br />
136
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
se traduce en una llegada masiva <strong>de</strong> los familiares <strong>de</strong> los que ya habían emigrado y, con<br />
ellos, se incrementa la feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios. Asimismo, con el cierre<br />
<strong>de</strong> fronteras aparecen nuevas formas <strong>de</strong> entrada alternativas, como la proliferación <strong>de</strong> la<br />
inmigración ilegal y <strong>de</strong> las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> asilo (BROCHMANN 1993, 1996). Los factores<br />
pull abren paso a los factores push. El peso <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas migratorias y el rápido<br />
crecimiento <strong>de</strong> la población en los países pobres periféricos contrarrestan con creces los<br />
intentos <strong>de</strong> reprimir la migración hacia Europa. Por todo ello, pue<strong>de</strong> concluirse que el<br />
freno <strong>de</strong> los reclutamientos trae consigo, por un lado, un incremento en el volumen<br />
total <strong>de</strong> población inmigrante -especialmente durante la década <strong>de</strong> los ochenta- y, por el<br />
otro, un aumento <strong>de</strong> la feminización <strong>de</strong> los flujos. Con posterioridad a la crisis<br />
económica <strong>de</strong> 1973, muchas mujeres inmigrantes entran en los países <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino en<br />
calidad <strong>de</strong> “esposas <strong>de</strong>pendientes”, aunque no <strong>de</strong>be olvidarse que la feminización <strong>de</strong> los<br />
flujos se produce <strong>de</strong> manera progresiva y que ya había trabajadoras inmigrantes mucho<br />
antes <strong>de</strong> 1973 (LUTZ 1997:103).<br />
Con el cierre <strong>de</strong> fronteras y gracias a los procesos <strong>de</strong> reagrupación familiar, las mujeres<br />
migrantes adquieren por primera vez mayor protagonismo y salen a la luz. La<br />
proporción <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en 1988 en los principales países receptores <strong>de</strong><br />
Europa –que recoge la Tabla 4.1- muestra la <strong>de</strong>stacada presencia <strong>de</strong> la migración<br />
femenina en los flujos migratorios. MOROKVASIC (1984) evalúa críticamente el papel <strong>de</strong><br />
la mujer en los estudios sobre migraciones a finales <strong>de</strong> los setenta, por cuanto la mujer<br />
inmigrante pasa <strong>de</strong> ser sociológicamente invisible a ser tenida en cuenta sólo en calidad<br />
<strong>de</strong> esposa y madre, <strong>de</strong> modo que es conceptualizada como <strong>de</strong>pendiente e improductiva y<br />
no como agente económico y social.<br />
137
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
TAB<strong>LA</strong> 4.1. FEMINIZACIÓN* DE <strong>LA</strong> INMIGRACIÓN EN LOS PAÍSES DE EUROPA<br />
OCCIDENTAL SEGÚN PAÍS DE ORIGEN. 1988<br />
País Bélgica Suecia Francia Alemania Holanda Suiza**<br />
emisor 1985<br />
Finlandia 53.9<br />
Grecia 46.1 40.8 45,6 (38.8)<br />
Italia 44.7 30.8 44.4 (28.4) 39.9 (25.1) 32.5 (25.0) 43.2 (31.7)<br />
Portugal 47.4 47.9 (39.5) 48.1 (35.8) 43.7 (33.3) 46.5 (40.5)<br />
España 47.3 35.7 47.7 (39.6) 44.1 (32.6) 42.5 (37.5) 45.2 (37.5)<br />
Turquía 48.3 49.6 46.7 (15.6) 45.9 (29.4) 45.6 (18.2) 45.4 (35.8)<br />
Yugoslavia 46.3 50.4 46.1 (39.1) 46.2 (40.0) 44.4 (36.4)<br />
Argelia 42.4 41.2 (22.9)<br />
Marruecos 46.6 43.1 (20.5) 44.0 (17.4)<br />
Tunicia 35.5 41.7 (19.6)<br />
TOTAL 46.0 49.4 44.9 (31.5) 45.0 (32.3) 44.4 (27.3) 44.2 (34.0)<br />
* Los porcentajes se refieren a la proporción <strong>de</strong> mujeres resi<strong>de</strong>ntes en relación al total <strong>de</strong> inmigrantes. La<br />
proporción <strong>de</strong> mujeres trabajadoras en relación al total <strong>de</strong> trabajadores se encuentra entre paréntesis.<br />
** El porcentaje <strong>de</strong> trabajadoras se refiere sólo a mujeres “establecidas”, con permisos <strong>de</strong> trabajo anuales<br />
o permanentes, pero no temporales.<br />
Fuente: SOPEMI (1989), citado en: KING (1995:35).<br />
Sin embargo, la realidad <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes está muy alejada <strong>de</strong> la<br />
improductividad durante este período, puesto que las mujeres migrantes que se instalan<br />
en los países europeos exhiben tasas <strong>de</strong> participación en el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
superiores a las <strong>de</strong> sus homólogas autóctonas (PHIZACKLEA 1983). Los datos <strong>de</strong> la Tabla<br />
4.1. <strong>de</strong>muestran que más <strong>de</strong> un 30% <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes –exceptuando las<br />
mujeres <strong>de</strong> origen musulmán- tienen un empleo remunerado, sin contar las que trabajan<br />
bajo formas <strong>de</strong> economía sumergida. De ello se <strong>de</strong>duce que, muchas veces, la<br />
reagrupación familiar es sólo una estrategia <strong>de</strong> entrada a las socieda<strong>de</strong>s receptoras para<br />
aquellas muchas mujeres que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n emigrar por una motivación <strong>de</strong> fondo claramente<br />
económica (LIM 1992:141). Su estatuto jurídico <strong>de</strong> <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l cónyuge conlleva<br />
para ellas una situación <strong>de</strong> clara <strong>de</strong>bilidad jurídica cuando el vínculo con el marido <strong>de</strong>ja<br />
<strong>de</strong> existir, o bien cuando el estatus legal <strong>de</strong>l esposo cambia (MOROKVASIC 1984:896).<br />
En lo referente a la migración a gran escala hacia Estados Unidos, ésta se <strong>de</strong>sarrolla con<br />
posterioridad a la <strong>de</strong> Europa occi<strong>de</strong>ntal, consecuencia <strong>de</strong> la restrictiva legislación que se<br />
instaura en 1920. Las políticas migratorias en Estados Unidos han seguido estrategias<br />
distintas a las europeas. A pesar <strong>de</strong> que durante algunos períodos se introducen<br />
programas <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo temporal -como el Programa Bracero<br />
138
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
<strong>de</strong> 1942 241 , similar al sistema Gastarbeiter en Europa-, en otros períodos el<br />
reclutamiento se prohíbe formalmente, aunque tácitamente se tolera, puesto que resulta<br />
funcional a la economía (CASTLES, MILLER 1993:73). De hecho, según KING (1996:<br />
57), la inmigración ilegal ha sido el rasgo más <strong>de</strong>stacable <strong>de</strong> la migración a Estados<br />
Unidos, <strong>de</strong> manera que durante la década <strong>de</strong> los 50, en plena vigencia <strong>de</strong>l Programa<br />
Bracero, por cada trabajador que entra en el país, otros cuatro inmigrantes acce<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
manera ilegal. La presencia <strong>de</strong> la inmigración ilegal permite a los empresarios<br />
estadouni<strong>de</strong>nses pagar salarios más bajos e imponer condiciones <strong>de</strong> empleo peores a las<br />
que resultarían aceptables para la fuerza <strong>de</strong> trabajo local. Con la aprobación en 1986 <strong>de</strong><br />
la Immigration Reform and Control Act (IRCA), se introduce una amnistía para los<br />
trabajadores indocumentados –70% <strong>de</strong> los solicitantes proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> México- y se<br />
imponen sanciones a los empresarios que empleen fuerza <strong>de</strong> trabajo ilegal. Aún así, la<br />
inmigración ilegal sigue sin ser atajada, dado el ahorro que representa para la economía<br />
estadouni<strong>de</strong>nse 242 .<br />
En las corrientes migratorias hacia Estados Unidos, tal como <strong>de</strong>muestran los datos <strong>de</strong><br />
MOROKVASIC (1991) que recoge la Tabla 4.2., se asiste a una marcada feminización <strong>de</strong><br />
los flujos migratorios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los treinta, a pesar <strong>de</strong> que son pocas las<br />
investigaciones que recogen este fenómeno. La mayor proporción <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes en EE.UU. –al igual que ocurre en Canadá y Australia-, en comparación<br />
con Europa Occi<strong>de</strong>ntal, obe<strong>de</strong>ce al hecho <strong>de</strong> que estos países han favorecido una<br />
inmigración <strong>de</strong> asentamiento y no una inmigración meramente laboral, lo que ha<br />
propiciado la llegada <strong>de</strong> mujeres. Sin embargo, no se trata <strong>de</strong> migración no económica,<br />
sino todo lo contrario. De hecho, entre 1972 y 1979, si bien la reagrupación familiar<br />
constituye el 60% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> admisiones <strong>de</strong> mujeres, tal como señala OSO (1998:40), el<br />
vínculo con un familiar es también la principal causa <strong>de</strong> admisión <strong>de</strong> los hombres,<br />
concretamente en un 55% <strong>de</strong> los casos. Estos datos evi<strong>de</strong>ncian, una vez más, que las<br />
vías <strong>de</strong> entrada, tanto <strong>de</strong> hombres como <strong>de</strong> mujeres, pue<strong>de</strong>n tener poco que ver con el<br />
verda<strong>de</strong>ro motivo migratorio.<br />
241 Programa <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en México para trabajar en la agricultura.<br />
242 Según BUSTAMANTE, la permeabilidad <strong>de</strong> la frontera entre México y EE.UU existe «porque hay<br />
una verda<strong>de</strong>ra necesidad <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra barata, y porque esa <strong>de</strong>manda no se pue<strong>de</strong> satisfacer<br />
enteramente a nivel nacional» (1994:44).<br />
139
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
TAB<strong>LA</strong> 4.2. FEMINIZACIÓN DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS EN LOS EE.UU 1900-1979<br />
Período<br />
De 1900 a 1909<br />
De 1910 a 1919<br />
De 1920 a 1929<br />
De 1930 a 1939<br />
De 1940 a 1949<br />
De 1950 a 1959<br />
De 1960 a 1969<br />
De 1970 a 1979<br />
% feminización<br />
30.4<br />
34.9<br />
43.9<br />
55.3<br />
61.2<br />
53.7<br />
55.6<br />
53.0<br />
Fuente: MOROKVASIC (1991:8).<br />
En síntesis, cuando se trata <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, a menudo se<br />
interpreta como migración familiar lo que, en realidad, es migración económica. Tal<br />
como concluye KOFMAN (1999), es necesario ir más allá <strong>de</strong> la distinción entre un primer<br />
periodo <strong>de</strong> migración económica protagonizado por los trabajadores masculinos,<br />
seguido <strong>de</strong> un segundo momento <strong>de</strong> llegada <strong>de</strong> mujeres a través <strong>de</strong> la reagrupación<br />
familiar. Sin lugar a dudas, estos análisis sobre la migración femenina están totalmente<br />
anclados en los estereotipos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la dicotomía entre el rol productivo <strong>de</strong>l<br />
hombre y el rol reproductivo <strong>de</strong> la mujer. Tal como se <strong>de</strong>muestra en este apartado, los<br />
datos estadísticos y los estudios <strong>de</strong> caso contradicen claramente esta visión en exceso<br />
simplificadora y dan cuenta <strong>de</strong> la diversificación <strong>de</strong> las experiencias migratorias<br />
femeninas.<br />
4.2. La mujer inmigrante y las nuevas migraciones internacionales.<br />
Des<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta se produce un rápido aceleramiento <strong>de</strong> las migraciones<br />
hacia Norteamérica, Australia y Europa, <strong>de</strong> modo que se dibuja un escenario <strong>de</strong><br />
potencial migratorio sin prece<strong>de</strong>ntes 243 . Se trata <strong>de</strong> “nuevas” migraciones que <strong>de</strong>ben ser<br />
contextualizadas en el marco <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias globalizadoras que se dan en el mundo<br />
243 Sin embargo, en el año 2000, se estima que existen en torno a 120 millones <strong>de</strong> personas en el<br />
mundo que viven fuera <strong>de</strong>l país don<strong>de</strong> han nacido, lo que pone <strong>de</strong> manifiesto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista<br />
cuantitativo, que las migraciones internacionales, a pesar <strong>de</strong> su expansión, son la excepción y no la regla<br />
entre los grupo humanos (COLECTIVO IOÉ 2001a:33).<br />
140
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
actual 244 -en términos <strong>de</strong> procesos transnacionales- y que presentan una serie <strong>de</strong> rasgos<br />
distintivos que las diferencian <strong>de</strong> los anteriores movimientos migratorios. A modo <strong>de</strong><br />
síntesis, las principales características que <strong>de</strong>finen los “nuevos” movimientos<br />
migratorios son, según CASTLES y MILLER (1993), la globalización, la diversificación, la<br />
aceleración y la feminización. En primer lugar, disminuyen las migraciones laborales<br />
hacia Europa y se incrementa la reunificación familiar, como consecuencia <strong>de</strong>l<br />
“supuesto” cierre <strong>de</strong> fronteras que se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong>l paro 245 . Otro rasgo<br />
<strong>de</strong>finitorio es que las migraciones son más globales en escala e intensidad, con la<br />
incorporación <strong>de</strong> nuevas áreas <strong>de</strong> origen y <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino al sistema migratorio global:<br />
Europa <strong>de</strong>l Sur pasa a ser una región receptora <strong>de</strong> inmigrantes; se incorporan los países<br />
<strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este a los flujos migratorios internacionales tras la <strong>de</strong>sestructuración <strong>de</strong>l<br />
“bloque soviético” y la asunción <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo capitalista 246 ; crece el peso <strong>de</strong> los<br />
colectivos latinoamericanos y asiáticos en Estados Unidos 247 ; se generan nuevos<br />
movimientos migratorios (internos y transnacionales) en el su<strong>de</strong>ste asiático, con países<br />
como Japón, Singapur o Hong Kong como principales socieda<strong>de</strong>s receptoras 248 .<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los polos <strong>de</strong> atracción citados, se establecen nuevos países receptores en los<br />
países exportadores <strong>de</strong> petróleo, en África subsahariana (siendo Costa <strong>de</strong> Marfil y<br />
Sudáfrica los más <strong>de</strong>stacados) y en Latinoamérica (Argentina, Venezuela y Méjico). ).<br />
244 Si bien todos los recursos y factores se han globalizado en la actualidad –capitales, bienes y<br />
servicios-, el factor trabajo es el único cuya regulación permanece todavía en manos <strong>de</strong> los Estados<br />
nacionales. No existe un mercado <strong>de</strong> trabajo global e integrado. Tal como sostiene ABAD (2000), pue<strong>de</strong><br />
afirmarse que los mercados <strong>de</strong> trabajo se han <strong>de</strong>sglobalizado en los últimos tiempos en relación a otras<br />
épocas históricas, como por ejemplo cuando más <strong>de</strong> 60 millones <strong>de</strong> europeos se trasladaron al Nuevo<br />
Mundo entre 1870 y 1914.<br />
245 A pesar <strong>de</strong>l supuesto “cierre <strong>de</strong> fronteras”, en la República Fe<strong>de</strong>ral Alemana el número <strong>de</strong><br />
extranjeros pasa <strong>de</strong> 4 millones en 1970 a 5 millones en 1977 (COLECTIVO IOÉ 2001a).<br />
246 Los flujos más importantes se han generado por el <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> minorías étnicas, por los<br />
conflictos bélicos (ex_Yugoslavia, Armenia-Georgia) y por una migración económica que busca empleo<br />
en economías más <strong>de</strong>sarrolladas. La principal corriente se ha dirigido hacia Alemania, don<strong>de</strong> a partir <strong>de</strong><br />
1989 han llegado unos 4 millones <strong>de</strong> personas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Este<br />
(COLECTIVO IOÉ 2001).<br />
247 Según el Censo <strong>de</strong> 1990, la inmigración proce<strong>de</strong> principalmente <strong>de</strong> países latinoamericanos (43%,<br />
la mitad <strong>de</strong> los cuales son mejicanos), <strong>de</strong> Asia (25%) y Europa (22%). En Canadá también se produce<br />
durante este período un incremento <strong>de</strong> entradas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Asia, África y Latinoamérica (COLECTIVO<br />
IOÉ 2001a:23).<br />
248 Japón, a pesar <strong>de</strong> que a partir <strong>de</strong> la posguerra restringió la inmigración por una cuestión <strong>de</strong><br />
sobrepoblación, a mediados <strong>de</strong> los ochenta asiste a una importante escasez <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra, básicamente<br />
en la construción y el sector industrial. En Singapur, el 11% <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra es extranjera,<br />
principalmente proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Malasia, Tailandia y Filipinas. La política gubernamental <strong>de</strong> este país<br />
persigue impedir el asentamiento <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> los trabajadores y trabajadoras no cualificados. El rápido<br />
<strong>de</strong>sarrollo económico <strong>de</strong> Hong Kong, bajo auspicio británico, precisa tanto <strong>de</strong> trabajadores cualificados<br />
(originarios <strong>de</strong> Australia, Norteamérica y Japón) como <strong>de</strong> no cualificados (proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otros países<br />
asiáticos) (COLECTIVO IOÉ 2001a).<br />
141
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Aunque se incrementan los flujos Sur-Norte y Este-Oeste, no <strong>de</strong>be olvidarse el<br />
importante volumen <strong>de</strong> los movimientos Sur-Sur 249 .<br />
En tercer lugar, los perfiles <strong>de</strong> estos “nuevos” inmigrantes son mucho más heterogéneos<br />
que en el pasado (estudiantes, migración laboral, refugiados y solicitantes <strong>de</strong> asilo, etc.).<br />
También merecen ser <strong>de</strong>stacados los flujos <strong>de</strong> personal altamente cualificado,<br />
principalmente a consecuencia <strong>de</strong> la globalización <strong>de</strong> la economía, tanto los ejecutivos<br />
que se dirigen a los países <strong>de</strong>l Sur don<strong>de</strong> radican filiales <strong>de</strong> empresas transnacionales,<br />
como la cada vez más frecuente “fuga <strong>de</strong> cerebros” <strong>de</strong> profesionales formados en países<br />
periféricos, que cubren las carencias <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra cualificada autóctona en los<br />
países centrales 250 . En este sentido, a causa principalmente <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> la fecundidad,<br />
las empresas cada vez se enfrentarán a mayores dificulta<strong>de</strong>s para encontrar personal<br />
autóctono formado. Países europeos como Alemania o el Reino Unido <strong>de</strong>ben reclutar<br />
técnicos TI (tecnologías <strong>de</strong> la información) en países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Este o en países<br />
asiáticos (India, Pakistán, etc.), para po<strong>de</strong>r mantener el nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> sus<br />
economías. Otra característica importante es el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> políticas migratorias<br />
restrictivas en los países receptores, en términos generales, que se traduce en el<br />
incremento <strong>de</strong> la inmigración ilegal. Finalmente, el rasgo más <strong>de</strong>stacable es la<br />
feminización <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> estos flujos migratorios, lo que convierte a la mujer en actor<br />
in<strong>de</strong>pendiente en la migración internacional. Las mujeres adquieren un gran<br />
protagonismo en los flujos migratorios, tanto las que se <strong>de</strong>splazan acompañando a su<br />
249 El flujo <strong>de</strong> migraciones Sur-Sur es probablemente superior que el <strong>de</strong> migrantes económicos Sur-<br />
Norte, aunque apenas está presente en la opinión pública (COLECTIVO IOÉ 2001a).<br />
250 En esta investigación se omite el análisis <strong>de</strong> los cada vez más importantes flujos <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo cualificada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los países centrales hasta los países periféricos –resultado <strong>de</strong> la globalización<br />
económica-, integrados por individuos encargados <strong>de</strong> gestionar los flujos <strong>de</strong> capital y tecnología o <strong>de</strong><br />
proporcionar servicios especializados. Por lo tanto, en este sentido, crece el número <strong>de</strong> países que son a la<br />
vez emisores y receptores <strong>de</strong> inmigrantes (LIM 1992:135). También se excluye <strong>de</strong>l análisis la creciente<br />
escasez <strong>de</strong> profesionales cualificados que experimentan los países centrales -como por ejemplo <strong>de</strong><br />
enfermeras en Estados Unidos y Reino Unido, o <strong>de</strong> técnicos informáticos en el conjunto <strong>de</strong> la UE-, que<br />
conduce al reclutamiento <strong>de</strong> especialistas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países periféricos (SALT 1992). En España, por<br />
ejemplo, se precisa 22.000 técnicos TI (tecnologías <strong>de</strong> la información); <strong>de</strong> no cubrirse este déficit, los<br />
resultados para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la economía podrían ser nefastos (ABAD 2000). Este reclutamiento <strong>de</strong><br />
profesionales provoca que en algunos países –por ejemplo en los <strong>de</strong> rápida industrialización <strong>de</strong>l sureste<br />
asiático-, las fuerza <strong>de</strong> trabajo cualificada emigre en busca <strong>de</strong> mercados <strong>de</strong> trabajo más lucrativos –sobre<br />
todo Estados Unidos-, por lo que paralelamente se precisa encontrar fuerza <strong>de</strong> trabajo poco cualificada<br />
para rellenar las posiciones menos atractivas que han quedado vacantes. En <strong>de</strong>finitiva, se asiste a<br />
importaciones y a exportaciones simultáneas <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo, puesto que se pier<strong>de</strong>n algunos<br />
trabajadores cualificados que se dirigen hacia las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntalizadas, al mismo tiempo que se<br />
requiere fuerza <strong>de</strong> trabajo poco cualificada para hacer frente a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una economía en<br />
expansión (LIM 1992:138).<br />
142
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
pareja o para reunirse con ella, como las que lo hacen solas (CASTLES 1993; CASTLES,<br />
MILLER 1993). En este contexto, se constata que cada vez más mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />
Asia, África y América Latina están entrando en los países centrales como empleadas <strong>de</strong><br />
hogar (LYCK<strong>LA</strong>MA 1994:28).<br />
Los datos estadísticos corroboran la feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios, tal como se<br />
hace patente en la tabla 4.3. Para el caso <strong>de</strong> Estados Unidos, tal feminización es el<br />
resultado directo <strong>de</strong> la política migratoria <strong>de</strong>l país llevada a cabo en el período 1930-<br />
1980, basada en la reunificación familiar como principal criterio <strong>de</strong> admisión. Sin<br />
embargo, las tasas <strong>de</strong> feminización varían consi<strong>de</strong>rablemente según el país <strong>de</strong> origen 251 ,<br />
por lo que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la política migratoria intervienen otros factores <strong>de</strong> tipo cultural,<br />
que ya han sido mencionados, como por ejemplo las constricciones a la movilidad<br />
femenina. Las mujeres inmigrantes presentan tasas <strong>de</strong> actividad más elevadas en<br />
Estados Unidos que en sus países <strong>de</strong> origen, lo que corrobora la tesis <strong>de</strong> que la<br />
migración femenina tiene una motivación claramente económica, aunque su vía <strong>de</strong><br />
acceso legal al país sea la reagrupación familiar 252 (ASIS 1990).<br />
La migración femenina también protagoniza los flujos migratorios hacia Europa a partir<br />
<strong>de</strong> 1974, principalmente a través <strong>de</strong> la reagrupación familiar y, en menor medida, a<br />
través <strong>de</strong> la ilegalidad (ZLOTNIK 1995b). Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> esta constatación, es<br />
preciso ir más allá <strong>de</strong> la equiparación reduccionista <strong>de</strong> la migración femenina con la<br />
reagrupación familiar, puesto que sólo sirve para reforzar el estereotipo <strong>de</strong> mujer<br />
<strong>de</strong>pendiente económicamente <strong>de</strong> su cónyuge, totalmente alejado <strong>de</strong> la realidad. Los<br />
datos <strong>de</strong>muestran que existe una gran diversificación en las experiencias migratorias<br />
251 Mientras que las mujeres predominan entre los inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> América Latina y <strong>de</strong> los<br />
países <strong>de</strong>l Este asiático –a excepción <strong>de</strong> Japón-; en cambio, están subrepresentadas cuando se trata <strong>de</strong><br />
colectivos nacidos en África y Asia Occi<strong>de</strong>ntal, aunque la proporción siga una ten<strong>de</strong>ncia creciente<br />
(ZLOTNIK 1995a).<br />
252 Los estudios <strong>de</strong> BUSTAMANTE (1994:45) para el caso <strong>de</strong> los movimientos migratorios <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
México a EEUU, revelan que, a diferencia <strong>de</strong>l pasado, cuando la emigración femenina se vinculaba a la<br />
reagrupación familiar, cada vez está más directamente motivada por el mercado <strong>de</strong> trabajo. Su<br />
constatación se basa en la feminización <strong>de</strong> los flujos y en el hecho <strong>de</strong> que el nivel <strong>de</strong> educación <strong>de</strong> las<br />
mujeres mexicanas que emigran suele ser superior al <strong>de</strong> los hombres. Los resultados <strong>de</strong> JONES-CORREA<br />
(1998:336) muestran que mientras el 31% <strong>de</strong> las mujeres dominicanas que resi<strong>de</strong>n en la ciudad <strong>de</strong> Nueva<br />
York no habían trabajado en su país <strong>de</strong> origen, casi un 92% <strong>de</strong>sempeña un trabajo remunerado en Estados<br />
Unidos. Asimismo, un estudio longitudinal continuo <strong>de</strong> las inmigrantes filipinas y coreanas en los<br />
Estados Unidos (ASIS 1990) constata que a las mujeres migrantes les correspon<strong>de</strong>n tasas más altas <strong>de</strong><br />
participación laboral que a las mujeres blancas (un 68% <strong>de</strong> las filipinas y un 55% <strong>de</strong> las coreanas, frente<br />
al 49% <strong>de</strong> las estadouni<strong>de</strong>nses blancas).<br />
143
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
femeninas, <strong>de</strong> modo que muchas <strong>de</strong> estas mujeres llegan a Europa siendo ellas las<br />
pioneras <strong>de</strong>l proceso migratorio, atraídas por la <strong>de</strong>manda que existe para trabajar como<br />
empleadas domésticas o, en menor medida, en los servicios sexuales (MOROKVASIC<br />
1993). Las oportunida<strong>de</strong>s laborales que se les ofrecen están muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su nivel<br />
educativo, ya que la mayor parte <strong>de</strong> ellas cuentan con estudios medios o universitarios.<br />
TAB<strong>LA</strong> 4.3. PROPORCIÓN DE MUJERES INMIGRANTES ADMITIDAS EN ESTADOS<br />
UNIDOS SEGÚN PROCEDENCIA 1982-1992.<br />
Proce<strong>de</strong>ncia 1982-1984 1990-1992<br />
TOTAL 48.2 52.8<br />
Países <strong>de</strong>sarrollados 51.1 52.1<br />
Países en <strong>de</strong>sarrollo 47.7 53.0<br />
África subsahariana 34.1 45.7<br />
Asia Occ. y Norte <strong>de</strong> África 38.6 43.3<br />
Asia Meridional 43.3 49.9<br />
Resto <strong>de</strong> Asia 50.1 55.2<br />
Latinoamérica 47.9 53.4<br />
Caribe 50.4 51.9<br />
América Central 44.4 53.9<br />
América <strong>de</strong>l Sur 50.7 55.1<br />
Fuente: (ZLOTNIK 1995a:236)<br />
A la hora <strong>de</strong> explicar las causas <strong>de</strong> estos “nuevos” flujos migratorios, ciertamente, los<br />
factores <strong>de</strong> expulsión (push) adquieren un mayor protagonismo, puesto que cada vez<br />
son más pronunciadas las formas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sequilibrio global y son más los candidatos a<br />
emigrar en los países <strong>de</strong> origen, especialmente entre los y las jóvenes <strong>de</strong> ámbito urbano,<br />
con elevados niveles educativos, afectados por la falta <strong>de</strong> empleo y las reducciones en el<br />
gasto público (MOULIER-BOUTANG, GARSON 1984). En las últimas décadas, las<br />
divergencias entre los países ricos y pobres, lejos <strong>de</strong> acortarse, se han ensanchado<br />
(PNUD 1995-2000). Mientras esta brecha y la presión <strong>de</strong>mográfica en los países<br />
periféricos sigan creciendo, a la vez que los medios <strong>de</strong> comunicación y transporte se<br />
implementan a nivel mundial y se difun<strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> consumo, ningún control <strong>de</strong><br />
fronteras podrá evitar los movimientos migratorios (ABAD 2000) 253 .<br />
Sin embargo, estas “nuevas” formas <strong>de</strong> migración no sólo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la presión<br />
ejercida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s periféricas, sino que tienen mucho que ver con el proceso<br />
144
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
<strong>de</strong> reestructuración <strong>de</strong> las economías y <strong>de</strong> los mercados <strong>de</strong> trabajo en los países<br />
centrales, acontecidos en los últimos veinte años. Autores como CASTLES (1993:22-23)<br />
y CASTLES y MILLER (1993:77) enumeran los cambios más importantes: la “nueva<br />
división internacional <strong>de</strong>l trabajo” (NDIT), con una creciente exportación <strong>de</strong> capital<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Centro y el establecimiento <strong>de</strong> industrias en áreas <strong>de</strong> la Periferia; la<br />
revolución microelectrónica y otras nuevas tecnologías; la erosión <strong>de</strong> las ocupaciones<br />
tradicionales manuales cualificadas; el crecimiento <strong>de</strong>l sector servicios, con una<br />
<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadores y trabajadoras altamente cualificados que coexiste con la<br />
necesidad <strong>de</strong> cubrir puestos <strong>de</strong> trabajo poco cualificados -generalmente vinculados a la<br />
satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s reproductivas <strong>de</strong> las clases medias <strong>de</strong> los países<br />
centrales-; el incremento <strong>de</strong>l sector informal; la flexibilización <strong>de</strong>l empleo, con el<br />
consiguiente aumento <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo secundario (empleo a tiempo parcial,<br />
inseguridad en las condiciones laborales, etc.) y, por último, la progresiva<br />
fragmentación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo a partir <strong>de</strong>l género, la edad y la etnia, mediante<br />
mecanismos que impulsan a mujeres, a jóvenes y a inmigrantes a ocuparse en el<br />
mercado secundario. En <strong>de</strong>finitiva, en contraste con las migraciones que se habían<br />
producido durante la etapa “fordista”, protagonizadas fundamentalmente por<br />
trabajadores varones que se empleaban en la industria, en el sector formal, las<br />
migraciones <strong>de</strong> este nuevo período tienen lugar en una estructura económica dominada<br />
por las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sector terciario, la economía informal y por la presencia <strong>de</strong><br />
“nichos” laborales en el mercado <strong>de</strong> trabajo (KING, ZONTINI 2000). En <strong>de</strong>finitiva, la<br />
Nueva División Internacional <strong>de</strong>l Trabajo (NIDT) no sólo supone la <strong>de</strong>slocalización <strong>de</strong>l<br />
sector industrial hacia las regiones periféricas, don<strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo es más barata<br />
(movimientos <strong>de</strong> capital), sino que también genera importantes movimientos <strong>de</strong>l factor<br />
trabajo en el sentido contrario (<strong>de</strong> la Periferia hacia el Centro), tanto <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
cualificada como no cualificada atraída por la fuerte <strong>de</strong>manda 254 . El creciente fenómeno<br />
<strong>de</strong> la migración femenina <strong>de</strong> empleadas domésticas a nivel internacional <strong>de</strong>be ser<br />
contextualizado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta dinámica <strong>de</strong> transformación <strong>de</strong> los mercados laborales.<br />
253<br />
En el caso <strong>de</strong> la migración femenina, en anteriores apartados se han <strong>de</strong>tallado cuáles son las<br />
especificida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género ligadas al contexto <strong>de</strong> origen que las conduce a tomar la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar.<br />
254 Una <strong>de</strong> las limitaciones <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> “Nueva División Internacional <strong>de</strong>l Trabajo”, tal como lo<br />
acuñan FRÖBEL ET AL. (1980), es que se centra especialmente en los movimientos <strong>de</strong> capital hacia la<br />
Periferia y tiene poco en cuenta los movimientos <strong>de</strong>l factor trabajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las regiones periféricas hacia las<br />
economías centrales (COHEN 1987).<br />
145
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Siguiendo las tesis <strong>de</strong> SASSEN (1983, 1984, 1993, 1994, 1996, 1998), las nuevas<br />
migraciones pue<strong>de</strong>n asociarse a dos rasgos fundamentales: por un lado, a una <strong>de</strong>manda<br />
cada vez mayor <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo para el sector terciario <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>sarrollados<br />
y, por el otro, al empleo <strong>de</strong> emigrantes extranjeros y nativos en el sector secundario <strong>de</strong><br />
los países en vías <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo –especialmente en los países exportadores <strong>de</strong> petróleo-,<br />
lo que genera fuertes migraciones internacionales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la propia Periferia. Si nos<br />
<strong>de</strong>tenemos en las corrientes migratorias hacia los países occi<strong>de</strong>ntales, la autora (1983)<br />
concluye, –tomando como ejemplo el caso <strong>de</strong> EEUU- que la producción industrial se<br />
dirige hacia la Periferia con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial y provoca el<br />
cierre <strong>de</strong> fábricas, el crecimiento <strong>de</strong>l paro y una disminución salarial en las regiones<br />
centrales. Es <strong>de</strong>cir, la “<strong>de</strong>slocalización” industrial tiene como efecto una menor<br />
necesidad <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra para las activida<strong>de</strong>s industriales <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s<br />
occi<strong>de</strong>ntalizadas, lo que convierte en obsoletos una serie <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo manuales<br />
y <strong>de</strong> oficina que habían sido la base económica <strong>de</strong> una fuerte clase trabajadora y una<br />
abundante clase media (SASSEN 1983:202).<br />
Este proceso <strong>de</strong> periferización genera, paralelamente, una recomposición <strong>de</strong> las<br />
economías centrales hacia la predominancia <strong>de</strong>l sector servicios y la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />
empleos poco cualificados en las industrias. Por lo tanto, po<strong>de</strong>mos concluir que los<br />
procesos <strong>de</strong> “<strong>de</strong>slocalización” hacia las zonas periféricas transforman, al mismo tiempo,<br />
la oferta <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo en los países <strong>de</strong>l Centro, a través <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong><br />
terciarización sin prece<strong>de</strong>ntes que es característico <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s postindustriales.<br />
Los estudios <strong>de</strong> SASSEN (1984, 1993, 1994, 1998), a partir <strong>de</strong> datos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Los<br />
Angeles, New York y Tokio, permiten explicar la expansión <strong>de</strong> un sector servicios<br />
altamente polarizado en las <strong>de</strong>nominadas “Ciuda<strong>de</strong>s Globales” 255 , que se convierten en<br />
nudos coordinadores <strong>de</strong>l capital transnacional. Por un lado, se incrementan los servicios<br />
altamente especializados y cualificados, especialmente financieros, resultado <strong>de</strong> la<br />
necesidad <strong>de</strong> centralizar los aparatos <strong>de</strong> gestión y <strong>de</strong> servicios en las zonas<br />
<strong>de</strong>sarrolladas. En países como Estados Unidos, Canadá, Suecia, Alemania o Japón se<br />
asiste a un aumento apreciable en la proporción <strong>de</strong> profesionales, técnicos, directivos y<br />
255 SASSEN (1984, 1993, 1994, 1998) utiliza el concepto global cities para <strong>de</strong>signar a gran<strong>de</strong>s centros<br />
urbanos don<strong>de</strong> se concentran servicios altamente especializados e industrias <strong>de</strong> alta tecnología, necesarios<br />
para el control, la gerencia, la administración y distribución <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> producción <strong>de</strong>scentralizado<br />
146
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
empleados <strong>de</strong> cuello blanco en general, que va consolidando un segmento <strong>de</strong> la<br />
población con rentas elevadas y pautas <strong>de</strong> consumo caras.<br />
Pero, paralelamente, el rápido <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sector servicios crea muchos puestos <strong>de</strong><br />
trabajo con salarios bajos. Este incremento no sólo es el resultado <strong>de</strong> la nueva economía<br />
<strong>de</strong>l conocimiento y <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> globalización, sino que se explica como respuesta a<br />
la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> una mano <strong>de</strong> obra que permita asegurar el nivel <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> los empleados<br />
y directivos <strong>de</strong> sueldos elevados y satisfacer sus pautas <strong>de</strong> consumo y estilos <strong>de</strong> vida;<br />
sin olvidar los efectos <strong>de</strong>l envejecimiento <strong>de</strong> la población y las necesida<strong>de</strong>s<br />
reproductivas relacionadas con el nuevo estatus <strong>de</strong> las mujeres autóctonas que se<br />
incorporan al mercado <strong>de</strong> trabajo. Se trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo,<br />
que no pue<strong>de</strong>n “<strong>de</strong>slocalizarse” y que <strong>de</strong>ben realizarse in situ, en el mismo lugar don<strong>de</strong><br />
existe la <strong>de</strong>manda, que compren<strong>de</strong>n, según la autora, ocupaciones poco cualificadas<br />
como «guardias jurados para edificios <strong>de</strong> viviendas, empleados <strong>de</strong> restaurantes,<br />
acompañantes <strong>de</strong> perros, empleados <strong>de</strong> limpieza y canguros» (1994:60), sin olvidar los<br />
servicios relacionados con la asistencia <strong>de</strong> ancianos y toda clase <strong>de</strong> servicios personales<br />
(comida, cuidado <strong>de</strong> niños, tareas <strong>de</strong> la casa, atenciones personales, etc) 256 .<br />
Es aquí, en esta gama <strong>de</strong> ocupaciones <strong>de</strong>l sector servicios, don<strong>de</strong> se crea un espacio<br />
económico para el que los y las inmigrantes –sobre todo las mujeres, como se verá a<br />
continuación- se convierten en oferta <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>seable. De ese modo, la<br />
internacionalización <strong>de</strong> la producción se interrelaciona con los movimientos migratorios<br />
laborales, no sólo en el sentido <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar la dirección <strong>de</strong> los flujos, sino también en<br />
cuanto a su feminización. Muchos <strong>de</strong> estos productos y servicios se llevan a cabo <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> la economía informal o sumergida, lo que exige, al mismo tiempo, el acceso <strong>de</strong><br />
inmigración en condición irregular a estos puestos. La inmigración se erige como la<br />
principal proveedora <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra en estas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicios mal<br />
remuneradas, en tanto que la población autóctona, con mejores expectativas y<br />
256 Según las proyecciones <strong>de</strong>l Bureau of Labor Statistics <strong>de</strong> los Estados Unidos, <strong>de</strong> las treinta<br />
ocupaciones con previsiones <strong>de</strong> crecimiento más fuerte en su <strong>de</strong>manda hasta el año 2008, siete u ocho<br />
correspon<strong>de</strong>n a activida<strong>de</strong>s que pue<strong>de</strong>n ser catalogadas como ocupaciones relacionadas con la sustitución<br />
<strong>de</strong> las tareas domésticas atribuidas tradicionalmente a la mujer, lo que supone más <strong>de</strong> 10 millones <strong>de</strong><br />
nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo (TEZANOS 2001:115).<br />
147
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
aspiraciones, las rechaza 257 . En suma, pue<strong>de</strong> concluirse que las transformaciones<br />
acontecidas en las economías occi<strong>de</strong>ntales han supuesto una consi<strong>de</strong>rable concentración<br />
<strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicios mal remunerados, especialmente en las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s,<br />
con la consiguiente polarización <strong>de</strong> la estructura ocupacional que ello conlleva (SASSEN<br />
1983:202). La agudización <strong>de</strong> las brechas salariales y <strong>de</strong> los componentes duales <strong>de</strong> la<br />
estructura ocupacional perfila una sociedad crecientemente segmentada, que comporta<br />
la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> un nuevo marco <strong>de</strong> “oportunida<strong>de</strong>s competitivas” <strong>de</strong> los trabajadores<br />
más asimétrica, que sitúa a <strong>de</strong>terminados colectivos -como la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
inmigrante y, en especial, las mujeres- en los espacios <strong>de</strong> mayor precarización y<br />
exclusión social (REICH 1991; TEZANOS 2001).<br />
A análogas conclusiones llegan CROSS (1993), KING (1996) y CASTELLS (1997), al<br />
constatar que la llegada <strong>de</strong> la economía postindustrial ha reducido inevitablemente el<br />
número y la proporción <strong>de</strong> ocupaciones manuales poco cualificadas, a la vez que ha<br />
generado nuevas ocupaciones <strong>de</strong> baja cualificación en el sector servicios. La teoría <strong>de</strong>l<br />
postindustrialismo <strong>de</strong> CASTELLS (1997:234) vaticina una estructura social cada vez más<br />
dualizada, mediante la expansión <strong>de</strong> las ocupaciones ricas en información (puestos<br />
ejecutivos, profesionales y técnicos) como núcleo <strong>de</strong> la nueva estructura ocupacional,<br />
paralelamente al aumento <strong>de</strong> las ocupaciones en servicios inferiores y menos<br />
cualificados. Estos últimos, según el autor, «pue<strong>de</strong>n representar una proporción<br />
sustancial <strong>de</strong> la estructura social postindustrial en cuanto a números absolutos» (1997:<br />
234). En la misma línea, KING (1996:63) diagnostica que los procesos migratorios se<br />
ven afectados por esta polarización 258 , <strong>de</strong> modo que se asiste a una migración<br />
“<strong>de</strong>seable” <strong>de</strong> ejecutivos y <strong>de</strong> personal profesional y cualificado, a través <strong>de</strong> los<br />
mercados <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las empresas multinacionales; a la vez que se están abriendo las<br />
puertas a la nueva migración poco cualificada, generalmente originaria <strong>de</strong>l Tercer<br />
Mundo. Mientras que la movilidad <strong>de</strong> los primeros no está sujeta a ningún tipo <strong>de</strong> traba,<br />
estos últimos son víctimas <strong>de</strong> fuertes obstáculos legales.<br />
257<br />
Ciuda<strong>de</strong>s como Barcelona y Madrid, aunque no puedan ser consi<strong>de</strong>radas global cities <strong>de</strong> primera<br />
línea en los términos <strong>de</strong> SASSEN, también han experimentado un espectacular crecimiento <strong>de</strong>l sector<br />
servicios, tanto <strong>de</strong> las ocupaciones más cualificadas como <strong>de</strong> las menos cualificadas.<br />
258 El autor atribuye la polarización <strong>de</strong> la estructura ocupacional a los cambios en la economía global.<br />
Dicha polarización se manifiesta a través <strong>de</strong> la dualidad entre un mercado <strong>de</strong> trabajo primario, con altos<br />
salarios y estabilidad, y un mercado <strong>de</strong> trabajo secundario, mal pagado, inseguro y, a menudo, a tiempo<br />
148
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Las oportunida<strong>de</strong>s para los y las inmigrantes postindustriales poco cualificados se<br />
encuentran principalmente en el sector servicios (hoteles, restaurantes, hospitales,<br />
empresas <strong>de</strong> limpieza, servicio doméstico, etc.), generalmente en la economía informal;<br />
aunque también existe una fuerte <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadores para la agricultura,<br />
especialmente la estacional, así como para el sector <strong>de</strong> la construcción. Se trata <strong>de</strong><br />
activida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo secundario, muy sensibles a las fluctuaciones<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, con alta elasticidad <strong>de</strong> sustitución y elevadas tasas <strong>de</strong> temporalidad. En<br />
este sentido, KING constata que «en un mercado <strong>de</strong> trabajo que cada vez es más<br />
<strong>de</strong>sregulado y flexible, con fuertes presiones para reducir los costes laborales, ellos [los<br />
inmigrantes] proporcionan una fuente <strong>de</strong> trabajadores flexibles, disponibles para ocupar<br />
ocupaciones <strong>de</strong> bajo nivel en cualquier momento y en cualquier lugar» 259 (1996:66).<br />
CROSS (1993:132) argumenta que los logros económicos y <strong>de</strong> protección social <strong>de</strong> la<br />
clase trabajadora autóctona hacen poco probable que estos nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo en<br />
el sector servicios sean fácilmente ocupados por ella, por lo que vaticina una progresiva<br />
“división étnica <strong>de</strong>l trabajo”. Según el autor, la migración parece <strong>de</strong>stinada a crecer<br />
como parte <strong>de</strong> una estrategia más <strong>de</strong> <strong>de</strong>sregulación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo.<br />
En el caso <strong>de</strong> Europa, <strong>de</strong> acuerdo con KING (1995) y tal como se ha señalado con<br />
anterioridad, la crisis económica <strong>de</strong> 1973, lejos <strong>de</strong> inaugurar una nueva fase que acaba<br />
con la migración laboral hacia Europa 260 , comporta un cambio en la composición <strong>de</strong> los<br />
flujos. La migración <strong>de</strong> familiares y la migración ilegal reemplaza la migración <strong>de</strong><br />
trabajadores “invitados”, en el contexto <strong>de</strong> unas economías post-industriales,<br />
caracterizadas por la precarización, la flexibilidad y la segmentación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo. La llegada <strong>de</strong>l postfordismo no implica el cese <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo poco cualificada en las economías altamente <strong>de</strong>sarrolladas, sino tan sólo que el<br />
sector industrial <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> reclutar trabajadores sin cualificación como había hecho hasta<br />
entonces. Pero esta reducción <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante poco<br />
cualificada en el sector industrial es reemplazada por una creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
trabajadores y trabajadoras poco cualificados en otras activida<strong>de</strong>s como la construcción<br />
parcial.<br />
259 Traducción propia.<br />
260 Según los pronósticos <strong>de</strong> FIELDING (1995a), la llegada <strong>de</strong>l post-fordismo -<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> la<br />
década <strong>de</strong> los setenta- comporta reducidas tasas <strong>de</strong> crecimiento económico y elevados niveles <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sempleo en Europa, lo que se traduce en una reducción <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> reclutar migración en masa<br />
hacia los países <strong>de</strong>l Centro.<br />
149
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
y la agricultura y, muy especialmente, en los servicios, tanto legal como ilegal<br />
(BAGANHA, REYNERI 2001).<br />
Según COLLINSON (1994:150-151), en la actualidad Europa sigue precisando fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo inmigrante para ocupar <strong>de</strong>terminados puestos <strong>de</strong> trabajo en sectores <strong>de</strong> la<br />
economía que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> una fuerza <strong>de</strong> trabajo barata y explotable para seguir siendo<br />
competitivos, tales como <strong>de</strong>terminados servicios –servicio doméstico, hoteles y<br />
catering-, las industrias intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo –textil y confección- y la<br />
agricultura 261 . De todo lo anterior se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la política <strong>de</strong> “inmigracion cero”<br />
nunca ha sido ni realista ni a<strong>de</strong>cuada. Aunque el carácter restrictivo <strong>de</strong> las políticas<br />
migratorias vigentes pueda parecer un contrasentido, la entrada <strong>de</strong> inmigración ilegal<br />
garantiza po<strong>de</strong>r contar con una fuerza <strong>de</strong> trabajo mucho más flexible y barata que la<br />
inmigración legal y, por supuesto, que la mano <strong>de</strong> obra autóctona 262 . Por lo tanto, queda<br />
patente que las economías <strong>de</strong> los países centrales necesitan reclutar fuerza <strong>de</strong> trabajo en<br />
el mercado <strong>de</strong> trabajo secundario, ya sea porque se trata <strong>de</strong> ocupaciones que rechazan<br />
los autóctonos –a consecuencia <strong>de</strong> su baja <strong>de</strong>seabilidad social-; ya sea porque se<br />
establecen rigi<strong>de</strong>ces en la movilidad geográfica <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra –sobre todo en<br />
Europa- a pesar <strong>de</strong>l paro; ya sea como mecanismo <strong>de</strong> flexibilización para hacer frente a<br />
las discontinuida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda 263 . Sin lugar a dudas, la inmigración que llega a<br />
Europa durante este periodo se enfrenta a un panorama muy distinto al que había<br />
caracterizado la etapa “fordista”, al no po<strong>de</strong>r beneficiarse <strong>de</strong> una próspera economía<br />
industrial que ofrezca estabilidad laboral y prestaciones sociales.<br />
261 Debe recordarse que Europa precisa fuerza <strong>de</strong> trabajo en todos los segmentos <strong>de</strong>l mercado. No sólo<br />
se precisan activos en el mercado secundario, sino también trabajadores y trabajadoras con<br />
cualificaciones técnicas altas y medias.<br />
262 Por lo tanto, si bien no es posible regresar a las políticas <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> décadas anteriores,<br />
dado que la naturaleza <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda ha cambiado, sí es cierto que, a pesar <strong>de</strong>l aparente hermetismo <strong>de</strong><br />
las fronteras, los Estados europeos mantienen abiertas las “puertas” a la entrada <strong>de</strong> categorías específicas<br />
<strong>de</strong> migración laboral, tal como lo ilustran las políticas <strong>de</strong> cuotas llevadas en cabo en España o Italia, o los<br />
acuerdos bilaterales entre Alemania y algunos países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Este.<br />
263 Distintos informes <strong>de</strong> la OCDE y <strong>de</strong> la ONU han relacionado las actuales ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>mográficas<br />
existentes en Europa con las necesida<strong>de</strong>s futuras <strong>de</strong> inmigración. El mantenimiento <strong>de</strong>l actual escenario<br />
<strong>de</strong>mográfico (en términos <strong>de</strong> no recuperación <strong>de</strong> la fecundidad) podría conducir al agotamiento <strong>de</strong> los<br />
recursos <strong>de</strong> personas inactivas (una vez se agote la reserva <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina) y, en<br />
consecuencia, a una insuficiencia <strong>de</strong> la oferta laboral (PAJARES 2001b). De hecho, países como Alemania,<br />
Italia o Suecia registrarían ya un crecimiento negativo <strong>de</strong> no haber sido compensada por la llegada <strong>de</strong><br />
inmigrantes. Según datos <strong>de</strong>l EUROSTAT para el año 2000, la fecundidad media en los países <strong>de</strong> la UE es <strong>de</strong><br />
1.44 hijos por mujer, cifra muy alejada <strong>de</strong>l 2.1 que garantiza el reemplazo y el mantenimiento <strong>de</strong> la<br />
población.<br />
150
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Es especialmente en el sur <strong>de</strong> Europa don<strong>de</strong> se acentúa todavía más la necesidad <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante. Países como Italia, Grecia, España y Portugal 264 han<br />
<strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> emigración, periféricas, para convertirse en el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los<br />
y las inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Sur y <strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este 265 , <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong> la década<br />
<strong>de</strong> los ochenta (CROSS 1993; CASTLES, MILLER 1993; FIELDING 1995a; KING 1995). Sin<br />
lugar a dudas, las restricciones a las migraciones laborales impuestas por los países <strong>de</strong> la<br />
Europa central generan un “embalsamiento” <strong>de</strong> inmigrantes no europeos en los países<br />
<strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> Europa. Sin embargo, el importante <strong>de</strong>sarrollo económico que experimentan<br />
estos países entre los años sesenta y ochenta también permite explicar este punto <strong>de</strong><br />
inflexión. Por un lado, en España y los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa las carencias <strong>de</strong> fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo cualificada pue<strong>de</strong>n ser todavía más acusadas que en otros países, a tenor <strong>de</strong>l<br />
largo período <strong>de</strong> baja fecundidad y la ausencia <strong>de</strong> un sistema educativo que haya sabido<br />
articular una formación profesional con prestigio social y acor<strong>de</strong> a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo 266 . Con la estructura <strong>de</strong>mográfica actual, que proporciona un<br />
incremento insuficiente <strong>de</strong> población activa autóctona, y en ausencia <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong><br />
reciclaje <strong>de</strong> los colectivos con niveles <strong>de</strong> estudios más bajos que permitan hacer frente a<br />
los requerimientos <strong>de</strong> capital humano <strong>de</strong> las empresas, las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inmigración<br />
sesgadas hacia perfiles laborales <strong>de</strong> cualificación media/alta son y van a ser elevadas 267 .<br />
264 En Portugal ha empezado <strong>de</strong> nuevo un flujo migratorio hacia Suiza y Alemania, por lo que se trata<br />
<strong>de</strong> un país en el que tiene lugar simultáneamente la inmigración y la emigración. Los emigrantes<br />
portugueses <strong>de</strong>sempeñan las mismas activida<strong>de</strong>s fuera <strong>de</strong> su país que las que realizan los inmigrantes<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l PALOP en Portugal, básicamente en la agricultura y la construcción (BAGANHA,<br />
REYNERI 2001)<br />
265 Hacia la Europa <strong>de</strong>l Sur, según KING ET AL. (1997:7), llegan perfiles <strong>de</strong> inmigrantes con las<br />
siguientes proce<strong>de</strong>ncias: <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> Europa y <strong>de</strong> Norteamérica, tanto técnicos y profesionales como<br />
personas retiradas; <strong>de</strong> otros países <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> Europa, como por ejemplo los portugueses a España; <strong>de</strong> las<br />
antiguas colonias, como los brasileños a Portugal o los latinoamericanos a España; <strong>de</strong> otros países<br />
mediterráneos, próximos geográficamente, (tunecinos a Italia, los egipcios a Grecia o los marroquíes a<br />
España); <strong>de</strong> otros países <strong>de</strong>l Tercer Mundo (India, Filipinas, Senegal, etc.) y, finalmente, <strong>de</strong> individuos<br />
originarios <strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este, especialmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1989.<br />
266 Con el inminente proceso <strong>de</strong> ampliación <strong>de</strong> la UE, la llegada <strong>de</strong> trabajadores y trabajadoras<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Este se incrementará <strong>de</strong> manera consi<strong>de</strong>rable, dado que estas<br />
socieda<strong>de</strong>s disponen <strong>de</strong> una fuerza <strong>de</strong> trabajo con niveles <strong>de</strong> cualificación muy elevados y, al mismo<br />
tiempo, sus economías generan poca ocupación y proporcionan bajos salarios. Des<strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1999,<br />
trece países tienen la condición <strong>de</strong> candidatos y su adhesión se iniciará a partir <strong>de</strong> 2003-2004. Unos han<br />
sido seleccionados para una primera fase (Polonia, Hungría, República Checa, Estonia, Eslovenia y<br />
Chipre) y el resto para la segunda (Eslovaquia, Bulgaria, Rumanía, Letonia y Lituania), estando a<strong>de</strong>más<br />
Turquía (que no cumple los requisitos mínimos en términos <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos humanos) y Malta. Ante el temor<br />
a que la fuerza <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> estos países <strong>de</strong> <strong>de</strong>splace “masivamente” una vez consolidada la ampliación,<br />
el gobierno alemán ha solicitado una moratoria <strong>de</strong> siete años para que los ciudadanos <strong>de</strong> los nuevos países<br />
<strong>de</strong> la UE puedan ejercer el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> libre circulación <strong>de</strong> trabajadores.<br />
267 Según los resultados <strong>de</strong> un estudio <strong>de</strong> la Confe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la Pequeña y Mediana Empresa <strong>de</strong><br />
Catalunya (PIMEC-SEFES), presentado en el año 2001, la economía catalana se enfrenta en los próximos<br />
años a un déficit <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra cercano a 224.000 personas en el horizonte 2010, suponiendo que toda<br />
151
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Por el otro lado, las transformaciones económicas y <strong>de</strong>mográficas que tienen lugar en el<br />
conjunto <strong>de</strong> Europa durante este período –terciarización, economía informal,<br />
flexibilización, segmentación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo-, se <strong>de</strong>sarrollan en los países <strong>de</strong> la<br />
Europa <strong>de</strong>l Sur con mayor velocidad e intensidad. Por consiguiente, se asiste también a<br />
una importante <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo poco cualificada, tanto en situación legal<br />
como ilegal, en activida<strong>de</strong>s como la agricultura, la construcción 268 , <strong>de</strong>terminadas<br />
industrias intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo, la hostelería y, sobre todo, en el servicio<br />
doméstico 269 .<br />
Se trata <strong>de</strong> “nichos laborales” para los que la mano <strong>de</strong> obra inmigrante constituye una<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo idónea, a pesar <strong>de</strong> la paradoja <strong>de</strong> que existan elevadas cifras <strong>de</strong> paro<br />
entre la población autóctona, especialmente entre las generaciones más jóvenes 270 . El<br />
acceso masivo a la educación en los últimos años y la protección económica que ofrece<br />
la institución familiar es la clave para enten<strong>de</strong>r por qué existen vacíos que la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo autóctona rehúsa rellenar 271 . Pero la necesidad <strong>de</strong> la inmigración no sólo se <strong>de</strong>be<br />
a una escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona, sino que el uso <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
inmigrante, con bajos salarios, supone para las pequeñas empresas –intensivas en fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo- una importante estrategia <strong>de</strong> flexibilidad que les permite reducir costes en<br />
la población activa potencialmente empleable (sobre todo mujeres) se incorpore al mercado <strong>de</strong> trabajo y<br />
<strong>de</strong>pendiendo, entre otros factores, <strong>de</strong>l ciclo económico. Este déficit se concreta en un escenario <strong>de</strong><br />
creciente necesidad <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo con niveles formativos superiores (formación profesional,<br />
secundaria postobligatoria, licenciatura y doctorado), por lo que <strong>de</strong>berá cubrirse fundamentalmente con la<br />
entrada <strong>de</strong> inmigración cualificada.<br />
268 La Exposición Universal en Sevilla y los Juegos Olímpicos en Barcelona, ambos eventos<br />
celebrados en 1992, han sido posibles gracias al empleo <strong>de</strong> trabajadores extranjeros ilegales (OVERBEEK<br />
1995).<br />
269 Otros factores ayudan a explicar estos nuevos flujos hacia la Europa <strong>de</strong>l Sur, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la<br />
“atracción” ejercida por la estructura <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s receptoras: las presiones<br />
<strong>de</strong>mográficas en los países <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> África; la posición geográfica estratégica <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong><br />
Europa como puente entre Europa y África; los cambios políticos con la llegada <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocratización en<br />
Grecia, España y Portugal; las antiguas relaciones coloniales (Latinoamérica para España y las colonias<br />
africanas para Portugal) y, finalmente, la facilidad <strong>de</strong> entrada, <strong>de</strong>bido a la ina<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong> los métodos <strong>de</strong><br />
control y a la ausencia <strong>de</strong> políticas migratorias apropiadas, coincidiendo con el cierre <strong>de</strong> fronteras en los<br />
países <strong>de</strong> Europa Occi<strong>de</strong>ntal (<strong>de</strong> hecho, no será hasta mediados <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta que España e<br />
Italia diseñan una política migratoria para controlar el flujo <strong>de</strong> inmigrantes ilegales, como consecuencia<br />
<strong>de</strong> las presiones por parte <strong>de</strong> la CE para evitar la excesiva permeabilidad <strong>de</strong> las fronteras europeas)<br />
(CROSS 1993; FIELDING 1995b; KING, RYBACZUK 1993; HOLLIFIELD 1997).<br />
270 Es difícil cuantificar el volumen <strong>de</strong> inmigración ilegal en la Europa <strong>de</strong>l Sur. Algunas estimaciones<br />
en España proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los programas <strong>de</strong> “regularización” y <strong>de</strong> las amnistías. Según COLEMAN (1997:<br />
139), se calcula que aproximadamente la mitad <strong>de</strong> los 2.7 millones <strong>de</strong> población extranjera que resi<strong>de</strong> en<br />
la Europa <strong>de</strong>l Sur es ilegal.<br />
271 Según MARTINELLO (1992:205), incluso en el sur <strong>de</strong> Italia, don<strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> paro son mucho más<br />
elevadas que en el resto <strong>de</strong>l país, resulta prácticamente imposible encontrar trabajadores temporeros<br />
locales.<br />
152
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
una situación <strong>de</strong> creciente competitividad e incertidumbre <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda. Se “utiliza” la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante como elemento <strong>de</strong> presión para, <strong>de</strong> forma directa o<br />
indirecta, contener e incluso disminuir los niveles salariales <strong>de</strong> sectores enteros <strong>de</strong> la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo (WALLERSTEIN 1991; SOLÉ 1995). Los bajos ingresos y las pésimas<br />
condiciones laborales que se ofrecen a los trabajadores y trabajadoras inmigrantes, sin<br />
lugar a dudas, contribuyen a retroalimentar el rechazo <strong>de</strong> estas tareas entre la población<br />
autóctona (CROSS 1993; FIELDING 1995b; KING, RYBACZUK 1993; HOLLIFIELD 1997;<br />
KING, ZONTINI 2000). Por lo tanto, si en el norte <strong>de</strong> Europa la migración se había<br />
producido durante el proceso <strong>de</strong> implantación <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> producción fordista y <strong>de</strong><br />
expansión y consolidación <strong>de</strong>l sector industrial (con predominancia <strong>de</strong> los “empleos<br />
típicos”), en el sur <strong>de</strong> Europa acontece durante el periodo <strong>de</strong> pleno crecimiento <strong>de</strong>l<br />
sector servicios y <strong>de</strong> flexibilización <strong>de</strong>l empleo (“empleos atípicos”) (CACHÓN 1997a).<br />
Muchos <strong>de</strong> estos puestos <strong>de</strong> trabajo poco cualificados y mal pagados que proliferan en<br />
el sector servicios en las economías centrales <strong>de</strong>mandan mano <strong>de</strong> obra femenina<br />
-servicio doméstico, hostelería y servicios personales, sin olvidar la prostitución 272 -, así<br />
como también <strong>de</strong>terminadas industrias intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo, como la<br />
confección, la alimentación y las plantas <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> alta tecnología 273 (SASSEN<br />
272 Según un informe <strong>de</strong> la ONU (FNUAP 2000), cada año cuatro millones <strong>de</strong> mujeres –la mitad<br />
siendo niñas entre 5 y 15 años- son víctimas <strong>de</strong>l tráfico sexual en el mundo. Dicho informe <strong>de</strong>nuncia tres<br />
vías <strong>de</strong> captación <strong>de</strong> las mujeres a través <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s: el secuestro; la venta <strong>de</strong> la mujer, habitualmente<br />
realizada por familiares; el engaño, mediante falsas promesas <strong>de</strong> “matrimonio” o <strong>de</strong> un empleo como<br />
camareras. Aunque el mayor volumen <strong>de</strong>l comercio sexual tiene lugar en Asia (siendo Tailandia y la India<br />
los principales <strong>de</strong>stinos), las mujeres <strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este son cada vez más vulnerables. En el caso <strong>de</strong><br />
Europa, Ámsterdam y Frankfurt son los centros europeos <strong>de</strong> tráfico <strong>de</strong> mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />
Latinoamérica, el Caribe, el su<strong>de</strong>ste asiático, África y Europa <strong>de</strong>l Este, que posteriormente son enviadas<br />
hacia el resto <strong>de</strong> países <strong>de</strong> Europa (MOROKVASIC 1993). En los países <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> Europa se ha<br />
experimentado un importante crecimiento <strong>de</strong> los servicios sexuales que emplean a mujeres inmigrantes,<br />
muchas veces engañadas. Tradicionalmente, son las mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l sureste asiático, Africa y<br />
Latinoamérica las que se <strong>de</strong>dican mayormente a la prostitución. Recientemente, se ha asistido a un<br />
imparable aumento <strong>de</strong> las mujeres originarias <strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este y <strong>de</strong> la antigua Unión Soviética que se<br />
emplean en este sector. A menudo estas mujeres son reclutadas a través <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s ilegales <strong>de</strong> traficantes y<br />
llegan al país sin ningún tipo <strong>de</strong> documentación (ANTHIAS 2000). El COLECTIVO IOÉ (2001c) ha<br />
elaborado un interesante estudio sobre las mujeres inmigrantes y la industria sexual en España. Sobre la<br />
prostitución extranjera en Italia, véase un interesante artículo <strong>de</strong> CARCHEDI (2000), que constata la<br />
existencia <strong>de</strong> entre 18.000 y 25.000 prostitutas inmigrantes trabajando en las calles <strong>de</strong>l país, la mayor<br />
parte concentradas en Milán y Roma y proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Albania y Nigeria.<br />
273 Los resultados <strong>de</strong> HOSSFELD (1994) sobre la situación <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes –sobre todo<br />
latinas y asiáticas- empleadas en la industria electrónica <strong>de</strong> Silicon Valley (California), muestran<br />
claramente la existencia <strong>de</strong> una rígida estratificación social y ocupacional a partir <strong>de</strong> una lógica basada en<br />
el género y la raza o etnia. Los propios empresarios utilizan esta “lógica” a la hora <strong>de</strong> contratar,<br />
basándose en estereotipos sobre las características <strong>de</strong> los distintos colectivos (a modo <strong>de</strong> ejemplo, los<br />
empresarios entrevistados rehuyen contratar fuerza <strong>de</strong> trabajo “blanca” por consi<strong>de</strong>rar que las tareas<br />
<strong>de</strong>sempeñar en la fábrica serían excesivamente “aburridas”; prefieren emplear a mujeres mejicanas o<br />
153
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
1984, 1993, 1994, 1996; PEDRAZA 1991; MOROKVASIC 1993; TRUONG 1996; LIM, OISHI<br />
1996; PESSAR 1999). Buena parte <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s tienen que ver con los servicios<br />
<strong>de</strong> reproducción social (básicamente cuidado <strong>de</strong> los niños, limpieza <strong>de</strong>l hogar), cuya<br />
<strong>de</strong>manda se ha visto rápidamente incrementada principalmente a consecuencia <strong>de</strong> la<br />
generalización <strong>de</strong> la “familia <strong>de</strong> los dos sueldos”. Estos procesos <strong>de</strong> externalización <strong>de</strong>l<br />
trabajo reproductivo atraen a muchas trabajadoras extranjeras, que llegan a la sociedad<br />
receptora para emplearse en el servicio doméstico 274 . En este sentido, el crecimiento<br />
exponencial <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> estos servicios coinci<strong>de</strong> con la presencia <strong>de</strong><br />
fuertes movimientos migratorios femeninos <strong>de</strong> carácter internacional que permiten<br />
satisfacerla; por lo que, aparentemente, se produce una armónica confluencia entre los<br />
factores <strong>de</strong> atracción y <strong>de</strong> expulsión.<br />
Tales activida<strong>de</strong>s son socialmente consi<strong>de</strong>radas “femeninas”, por el hecho <strong>de</strong> asociarse<br />
a las características <strong>de</strong> la docilidad, la obediencia y el cuidado <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, así como<br />
por la patriarcal asunción <strong>de</strong> que las mujeres pue<strong>de</strong>n trabajar a cambio <strong>de</strong> un menor<br />
salario y <strong>de</strong> que están psicológicamente más preparadas que sus homólogos masculinos<br />
para <strong>de</strong>sempeñar tareas rutinarias. En el caso <strong>de</strong>l servicio doméstico, puesto que<br />
compren<strong>de</strong> la realización <strong>de</strong> tareas que han sido llevadas a cabo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre por<br />
mujeres <strong>de</strong> manera no remunerada, no forma parte <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición convencional <strong>de</strong><br />
trabajo, ni a nivel legislativo ni <strong>de</strong> imaginario social, por lo que sigue siendo una<br />
actividad relegada al ámbito <strong>de</strong> la privacidad, a merced <strong>de</strong> la explotación y <strong>de</strong> los<br />
abusos. Por consiguiente, el servicio doméstico se sitúa en las posiciones inferiores <strong>de</strong> la<br />
estructura ocupacional, ofreciendo menos salarios, peores condiciones laborales,<br />
inseguridad y pocas expectativas <strong>de</strong> movilidad. Es justamente por estas razones que es<br />
generalmente rechazado por muchas mujeres autóctonas, que tienen opción a otras<br />
activida<strong>de</strong>s más cualificadas. La trabajadora autóctona se niega cada vez más a<br />
<strong>de</strong>sempeñar <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s mal pagadas o socialmente poco prestigiosas e<br />
“in<strong>de</strong>seables”, entre las que se encuentran las tareas vinculadas a la esfera reproductiva,<br />
asiáticas por su menor tamaño, su paciencia y su habilidad con las manos; discriminan al colectivo<br />
afroamericano por consi<strong>de</strong>rarle “rebel<strong>de</strong>”; manifiestan que la fuerza <strong>de</strong> trabajo asiática es la más<br />
“integrable” y productiva, a consecuencia <strong>de</strong> su origen social –clase media- y <strong>de</strong> sus valores culturales,<br />
etc.)<br />
274 Estas activida<strong>de</strong>s, a su vez, crean oportunida<strong>de</strong>s para crear pequeñas empresas a domicilio,<br />
servicios para pasear a los perros, empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio, etc.), intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo,<br />
que generalmente son aprovechadas por empresarios <strong>de</strong> origen inmigrante, que crean “negocios étnicos”<br />
y contratan a otros inmigrantes (KLOOSTERMAN, RATH 2001a).<br />
154
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
ocupaciones emblemáticas <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la domesticidad y <strong>de</strong> la discriminación por<br />
género.<br />
155
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
4.3. Las empleadas domésticas y la división internacional <strong>de</strong>l trabajo.<br />
Los planteamientos esbozados en el anterior apartado permiten interpretar por qué las<br />
mujeres que han emigrado hacia las socieda<strong>de</strong>s centrales se emplean en mucha mayor<br />
proporción que las autóctonas en los estratos más bajos <strong>de</strong> la estructura ocupacional<br />
femenina, preferentemente en el servicio doméstico, así como también en la prostitución<br />
y en puestos <strong>de</strong> trabajo poco cualificados en <strong>de</strong>terminadas industrias 275 . Discriminadas<br />
en su lugar <strong>de</strong> origen y con menores posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acumular capital y capacitación<br />
laboral, estas mujeres inmigrantes <strong>de</strong>ben enfrentarse a un mercado <strong>de</strong> trabajo totalmente<br />
fragmentado por el sexo y la etnia en los lugares <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, soportando situaciones <strong>de</strong><br />
clara explotación (JULIANO 1994). En este contexto, el servicio doméstico requiere una<br />
especial atención, puesto que constituye, <strong>de</strong> lejos, la principal fuente <strong>de</strong> empleo para la<br />
mujer inmigrante en las socieda<strong>de</strong>s industrializadas 276 . Tal como mantienen STASIULIS y<br />
BAKAN (1994), son las mujeres que trabajan como empleadas domésticas –sin olvidar la<br />
prostitución- las que con mayor frecuencia pa<strong>de</strong>cen la discriminación, la vulnerabilidad<br />
y la in<strong>de</strong>fensión, puesto que estas activida<strong>de</strong>s generalmente no se consi<strong>de</strong>ran públicas -<br />
al realizarse en el ámbito privado <strong>de</strong>l hogar- y están más expuestas a los abusos y a la<br />
explotación. Las mujeres inmigrantes son particularmente vulnerables, puesto que<br />
acce<strong>de</strong>n a situaciones laborales individualizadas y poco reguladas, con un fuerte<br />
imaginario servil, don<strong>de</strong> existe un mayor aislamiento en comparación con las<br />
activida<strong>de</strong>s que realizan sus homólogos masculinos (LIM, OISHI 1996).<br />
Mientras en países como Canadá, Hong Kong y Singapur se han <strong>de</strong>sarrollado<br />
importantes programas <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> empleadas domésticas extranjeras,<br />
sumamente formalizados, en Europa y Estados Unidos predominan mo<strong>de</strong>los más<br />
275 La situación <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> “color” en Estados Unidos (afroamericanas, latinas y asiáticas),<br />
relegadas a las posiciones socioeconómicas más bajas por su doble condición <strong>de</strong> mujeres y, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong><br />
“color”, es ampliamente <strong>de</strong>tallada en un interesante estudio <strong>de</strong> ORTIZ (1994). Dicha investigación no sólo<br />
muestra que el conjunto <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> “color” se encuentra en una situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sventaja respecto a<br />
sus homólogos masculinos y a las mujeres “blancas”, sino también la existencia <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong><br />
“etnoestratificación” en función <strong>de</strong>l grupo racial-étnico al que pertenecen las mujeres. De ese modo, los<br />
datos señalan que las mujeres afroamericanas, mejicanas, puertorriqueñas y vietnamitas se encuentran en<br />
una posición económica y social claramente inferior a la <strong>de</strong> las cubanas, filipinas, chinas, japonesas,<br />
coreanas e indias (asiáticas).<br />
276 «Mujeres mejicanas que trabajan en California como niñeras, filipinas que cuidan personas <strong>de</strong> la<br />
tercera edad en Israel, polacas que limpian casas, lavan y planchan en Alemania» (BECK-GERMSHEIM<br />
2001:61).<br />
156
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
informales (HONDAGNEU-SOTELO 2000). En cualquier caso, en palabras <strong>de</strong> LYCK<strong>LA</strong>MA,<br />
«el reclutamiento <strong>de</strong> mujeres inmigrantes a nivel internacional constituye un importante<br />
negocio que afecta a millones <strong>de</strong> trabajadoras, billones <strong>de</strong> dólares y docenas <strong>de</strong> países<br />
importadores y exportadores, así como <strong>de</strong> agencias intermediarias» (1994:32) 277 .<br />
Aumenta el número <strong>de</strong> intermediarios y <strong>de</strong> agencias ilegales que actúan como<br />
mediadores en busca <strong>de</strong>l beneficio económico fácil. Muchas veces, estos intermediarios<br />
ejercen la función <strong>de</strong> acreedores, lo que mantiene a muchas <strong>de</strong> estas mujeres en una<br />
situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia durante mucho tiempo, atrapadas con <strong>de</strong>udas que pue<strong>de</strong>n<br />
alcanzar los 3.000 dólares, con intereses entre el 20% y el 30% mensual (TALENS 2001).<br />
Este gran negocio <strong>de</strong> “comercio <strong>de</strong> trabajadoras domésticas” se aprovecha <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong><br />
oportunida<strong>de</strong>s laborales “dignas” que se ofrece a las mujeres en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
origen, así como <strong>de</strong> la <strong>de</strong>valuación <strong>de</strong>l trabajo doméstico y <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> protección<br />
legal <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes que lo <strong>de</strong>sempeñan en las socieda<strong>de</strong>s receptoras.<br />
De acuerdo con ANDERSON (2000), las condiciones legales bajo las que estas mujeres<br />
<strong>de</strong>sempeñan el servicio doméstico permite etiquetar esta actividad como una nueva<br />
“forma <strong>de</strong> esclavitud” 278 . A pesar <strong>de</strong> las distintas regulaciones <strong>de</strong>l trabajo doméstico<br />
remunerado en los distintos países, <strong>de</strong> todas ellas se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n dos rasgos comunes: en<br />
primer lugar, el estatus legal <strong>de</strong>l empleado doméstico (habitualmente empleada)<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> directamente <strong>de</strong>l empleador; en segundo lugar, en todas partes existe un<br />
volumen importante <strong>de</strong> empleadas indocumentadas. En las socieda<strong>de</strong>s en las que es<br />
posible obtener un permiso <strong>de</strong> trabajo específico para el servicio doméstico –como por<br />
ejemplo en España, Italia y Estados Unidos-, es el empleador quien lo solicita, <strong>de</strong>biendo<br />
<strong>de</strong>mostrar que dispone <strong>de</strong> ingresos y acomodación. Esto supone que la renovación <strong>de</strong>l<br />
permiso <strong>de</strong> trabajo está únicamente en manos <strong>de</strong> la persona que contrata, <strong>de</strong> modo que<br />
el permiso <strong>de</strong> trabajo, como tal, no autoriza a la trabajadora a cambiar <strong>de</strong> empleo o <strong>de</strong><br />
empleador por su cuenta. Estas circunstancias establecen una relación <strong>de</strong> clara<br />
277 Traducción propia.<br />
278 En junio <strong>de</strong> 1996, Grace, una empleada doméstica, es una <strong>de</strong> las primeras mujeres en <strong>de</strong>nunciar la<br />
esclavitud mo<strong>de</strong>rna en España. En una carta a la embajada <strong>de</strong> Filipinas para pedir ayuda, la mujer<br />
<strong>de</strong>scribe su situación «Mi empresario ha confiscado mi pasaporte y toda la documentación<br />
complementaria. Durante 3 meses he trabajado sin tan siquiera recibir salario o compensación alguna.<br />
Nunca he tenido un día libre. Trabajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las 7 <strong>de</strong> la mañana hasta las 11 <strong>de</strong> la noche sin <strong>de</strong>scansar. No<br />
se me permite usar el teléfono o recibir correspon<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> mi familia. Me encierran en la casa cuando<br />
salen. Desconozco si mi empresario cotiza por mí a la Seguridad Social. Los niños a los que cuido me dan<br />
patadas y golpes y me tiran <strong>de</strong>l pelo. Por todas estas circunstancias y problemas, les ruego que me<br />
ayu<strong>de</strong>n» (TALENS 2001).<br />
157
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre la empleada y la persona que emplea -especialmente acusada en el<br />
caso <strong>de</strong> las trabajadoras domésticas internas-, que favorece toda clase <strong>de</strong> abusos, tanto<br />
en las condiciones <strong>de</strong> trabajo (confinamiento, trabajo duro e interminable, malnutrición,<br />
exposición al <strong>de</strong>spido, etc.) como, en algunos casos, incluso en forma <strong>de</strong> golpes,<br />
amenazas, agresiones sexuales y graves malos tratos físicos 279 (TALENS 2001). La<br />
confiscación <strong>de</strong>l pasaporte y <strong>de</strong> la documentación por parte <strong>de</strong>l empleador no es un<br />
hecho infrecuente. La falta <strong>de</strong> relaciones sociales <strong>de</strong> las empleadas domésticas,<br />
especialmente grave en el caso <strong>de</strong> las internas, aumenta todavía más su grado <strong>de</strong><br />
in<strong>de</strong>fensión.<br />
Aunque muchas <strong>de</strong> estas trabajadoras acce<strong>de</strong>n a las socieda<strong>de</strong>s receptoras <strong>de</strong> manera<br />
legal, con permisos <strong>de</strong> trabajo obtenidos a través <strong>de</strong> diversos sistemas <strong>de</strong> reclutamiento,<br />
existe un importante volumen <strong>de</strong> trabajadoras domésticas en situación ilegal. A pesar <strong>de</strong><br />
que, en un principio, no está permitida la no contratación <strong>de</strong> las trabajadoras domésticas,<br />
en la práctica, las autorida<strong>de</strong>s difícilmente pue<strong>de</strong>n controlar esta situación, puesto que se<br />
trata <strong>de</strong> una actividad poco regulada que se <strong>de</strong>sarrolla en el ámbito privado <strong>de</strong>l hogar 280 .<br />
Los distintos servicios nacionales <strong>de</strong> inspección difícilmente pue<strong>de</strong>n controlar estas<br />
situaciones, por cuanto ello supone una violación <strong>de</strong>l domicilio privado y se consi<strong>de</strong>ra<br />
que el <strong>de</strong>recho a la intimidad está por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos laborales. Cuando la<br />
trabajadora no posee un permiso <strong>de</strong> trabajo, esta situación incrementa todavía más el<br />
margen <strong>de</strong> explotación por parte <strong>de</strong> los empleadores, ya que las trabajadoras temen que<br />
si se dirigen a las autorida<strong>de</strong>s para <strong>de</strong>nunciar cualquier tipo <strong>de</strong> abuso van a ser<br />
<strong>de</strong>portadas 281 .<br />
279 La vulnerabilidad <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que trabajan en el servicio doméstico se traduce<br />
también en malos tratos sexuales. A finales <strong>de</strong> 1980, los informes acerca <strong>de</strong> malos tratos –violación,<br />
secuestro, hostigamiento sexual, violencia física, etc.- a mujeres empleadas como “mucamas” en el<br />
extranjero, movieron a algunos países <strong>de</strong> origen a imponer restricciones transitorias a la emisión <strong>de</strong><br />
permisos <strong>de</strong> trabajo en el extranjero para mujeres (LIM 1990).<br />
280 En los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa se da una situación <strong>de</strong> total permisividad ante la no contratación <strong>de</strong><br />
la empleada doméstica, tanto a nivel jurídico como a nivel <strong>de</strong> las representaciones sociales. En Estados<br />
Unidos, por ejemplo, a pesar <strong>de</strong> que muchas mujeres latinas trabajan en el servicio doméstico en situación<br />
ilegal, socialmente está mucho más penalizado. Recuér<strong>de</strong>se al respecto el caso <strong>de</strong> Jane Harman, candidata<br />
a gobernadora <strong>de</strong> California en 1998, que fue duramente criticada por haber empleado a una nanny<br />
británica sin permiso <strong>de</strong> trabajo entre 1989 y 1992.<br />
281 Un reciente estudio <strong>de</strong> la organización Human Rights Watch (EE UU) <strong>de</strong>nuncia que miles <strong>de</strong><br />
empleadas domésticas <strong>de</strong> diplomáticos <strong>de</strong>stinados en Estados Unidos viven en condiciones <strong>de</strong><br />
servidumbre feudal. Puesto que la estancia <strong>de</strong> estas mujeres en EE UU <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l visado que les ha<br />
concedido el diplomático para el que trabajan, muchas <strong>de</strong> ellas raramente abandonan las casas en las que<br />
se emplean, realizan jornadas laborales <strong>de</strong> 14 horas, apenas disponen <strong>de</strong> días <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso o vacaciones y<br />
cobran la tercera o cuarta parte <strong>de</strong>l salario mínimo estadouni<strong>de</strong>nse. En algunos casos se registran incluso<br />
158
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Tanto en Europa como en Estados Unidos y Canadá se asiste a un importante<br />
incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas domésticas, no sólo para realizar las tareas <strong>de</strong><br />
infraestructura <strong>de</strong>l hogar, sino especialmente para ocuparse <strong>de</strong> los niños y <strong>de</strong> los<br />
ancianos 282 . A pesar <strong>de</strong> que las políticas migratorias son más restrictivas y que se ha<br />
reducido la entrada <strong>de</strong> migración legal hacia los países centrales, la migración autónoma<br />
<strong>de</strong> mujeres para trabajar en el servicio doméstico crece <strong>de</strong> manera exponencial, a tenor<br />
<strong>de</strong>l envejecimiento <strong>de</strong> la población, <strong>de</strong>l cambio en las estructuras familiares, <strong>de</strong> la<br />
transformación <strong>de</strong>l rol social y económico <strong>de</strong> la mujer, así como <strong>de</strong> la emergencia <strong>de</strong><br />
nuevos estilos <strong>de</strong> vida, sin olvidar el retroceso <strong>de</strong> los Estados <strong>de</strong>l Bienestar en las<br />
socieda<strong>de</strong>s europeas (KOFMAN 1999). La creciente participación <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> clase<br />
media en el mercado <strong>de</strong> trabajo requiere la transferencia <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> las tareas<br />
reproductivas como estrategia <strong>de</strong> conciliación entre familia y empleo. Esta transferencia<br />
se produce siempre hacia a otras mujeres, ya sea a otras mujeres <strong>de</strong> la familia sin recibir<br />
remuneración, ya sea a trabajadoras a cambio <strong>de</strong> bajos salarios (HEYZER, WEE 1994).<br />
Las trabajadoras domésticas <strong>de</strong> origen inmigrante son económicamente mucho más<br />
rentables para las familias que las autóctonas, especialmente cuando se trata <strong>de</strong> fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo ilegal. Por lo general, el coste <strong>de</strong> una empleada <strong>de</strong> hogar, con las cotizaciones<br />
previstas, iguala <strong>de</strong> hecho o llega a superar incluso la retribución percibida por gran<br />
parte <strong>de</strong> las mujeres autóctonas asalariadas o la cuantía <strong>de</strong> las pensiones <strong>de</strong> las personas<br />
mayores que precisan una asistencia continuada. Por lo tanto, se trata <strong>de</strong> una ocupación<br />
máximamente proclive a la informalidad (AMBROSINI 1998). Puesto que las trabajadoras<br />
autóctonas exigen salarios más altos que las mujeres inmigrantes, muchas familias o<br />
bien no se pue<strong>de</strong>n permitir o bien no están dispuestas a pagar tales cantida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> modo<br />
que renuncian a la fuerza <strong>de</strong> trabajo local a cambio <strong>de</strong> trabajadoras inmigrantes mucho<br />
más baratas. Sin embargo, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que las diferencias culturales entre las<br />
mujeres inmigrantes y las empleadoras muchas veces pue<strong>de</strong>n suponer un obstáculo a la<br />
hora <strong>de</strong> ser contratadas, sobre todo cuando la trabajadora inmigrante no tiene<br />
malos tratos físicos (La Vanguardia, viernes 15 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 2001, p.10)<br />
282 En la costa oeste <strong>de</strong> Estados Unidos, entre San Francisco y San Diego, se emplea a mujeres<br />
mejicanas y proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> América Central, preferentemente; mientras que en la costa este, entre Boston<br />
y Washington D.C, predominan las caribeñas. En Canada, con Vancouver y Toronto como principales<br />
<strong>de</strong>stinos, se reclutan sobre todo mujeres filipinas y, en menor medida, británicas y caribeñas (PRATT<br />
1999).<br />
159
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
experiencia previa. Este es el caso <strong>de</strong> algunas mujeres inmigrantes originarias <strong>de</strong> zonas<br />
rurales que no han sido socializadas bajo la concepción “occi<strong>de</strong>ntal” <strong>de</strong> higiene y cuyas<br />
tareas domésticas difieren <strong>de</strong> las que son habituales en las socieda<strong>de</strong>s receptoras (uso <strong>de</strong><br />
los electrodomésticos y los utensilios, pautas <strong>de</strong> limpieza y aseo <strong>de</strong> la vivienda, cuidado<br />
<strong>de</strong> menores, alimentación, etc.) (HERRANZ 1997). Cuando se da esta situación, la<br />
empleadora pue<strong>de</strong> tener incentivos para preferir una trabajadora autóctona, a pesar <strong>de</strong><br />
tener que pagarle un salario más elevado. Otro factor que explica la creciente <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> trabajadoras domésticas <strong>de</strong> origen inmigrante es la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
autóctona. Por un lado, el acceso <strong>de</strong> las mujeres autóctonas al sistema educativo –sobre<br />
todo entre las generaciones más jóvenes- les ha permitido acce<strong>de</strong>r a otras ocupaciones<br />
más valoradas en el mercado <strong>de</strong> trabajo. Cuando se trata <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong> servicio<br />
doméstico interno, las trabajadoras domésticas autóctonas no están dispuestas a<br />
<strong>de</strong>sempeñar una actividad que les impida regresar a sus casas a diario y tener una vida<br />
familiar propia, por lo que sólo aceptan emplearse en el servicio doméstico externo. De<br />
ese modo, la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicio doméstico interno únicamente pue<strong>de</strong> ser satisfecha<br />
mediante el recurso a mujeres inmigrantes.<br />
La mujer inmigrante es percibida como fuerza <strong>de</strong> trabajo idónea para realizar el trabajo<br />
doméstico, puesto que se trata <strong>de</strong> una actividad socialmente poco valorada, etiquetada<br />
como “sucia” 283 y “<strong>de</strong>scualificada”, inherente a la condición femenina y a menudo<br />
realizada en la economía informal. Por consiguiente, en la era <strong>de</strong> la globalización, la<br />
ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la migración internacional femenina apunta claramente hacia una<br />
emergente “división internacional <strong>de</strong>l trabajo en la esfera <strong>de</strong> la reproducción”, resultado<br />
<strong>de</strong> una creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina como consecuencia <strong>de</strong> la<br />
participación <strong>de</strong> las mujeres autóctonas en el mercado <strong>de</strong> trabajo (TRUONG 1996) 284 .<br />
Todo ello se traduce en una “racialización” <strong>de</strong>l trabajo doméstico remunerado, en tanto<br />
que son mujeres <strong>de</strong> otras etnias, sin el estatus <strong>de</strong> ciudadanas, las que asumen los roles<br />
que las mujeres “blancas” han abandonado (ANDERSON 1999). Mientras las mujeres<br />
trabajadoras <strong>de</strong> los países ricos tienen problemas para resolver el trabajo domésticofamiliar<br />
en sus vidas cotidianas y sus homólogos masculinos siguen eludiendo su<br />
283 Tal como mantienen CATARINO y OSO (2000), «el trapo limpia el polvo pero ensucia al que lo<br />
pasa», <strong>de</strong> modo que se estigmatiza socialmente a aquella persona que se <strong>de</strong>dica a una tarea que es<br />
<strong>de</strong>spreciada por la sociedad. En la misma línea, ANDERSON (2000) utiliza el eufemismo dirty work<br />
(trabajo sucio) para referirse a estas tareas.<br />
160
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
corresponsabilidad en la esfera reproductiva, las mujeres <strong>de</strong> los países pobres se<br />
enfrentan a graves dificulta<strong>de</strong>s para obtener ingresos suficientes en sus países <strong>de</strong> origen.<br />
De ese modo, se establece un proceso <strong>de</strong> transferencia <strong>de</strong>l trabajo reproductivo entre<br />
mujeres, mediante el cual las mujeres <strong>de</strong> clase media “blancas” mejoran su posición<br />
laboral a través <strong>de</strong>l recurso a un “ejército <strong>de</strong> reserva” integrado por otras mujeres<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países periféricos 285 (HEYZER, WEE 1994; ANDERSON 1999). De ese<br />
modo, la internacionalización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo genera un triple sistema <strong>de</strong><br />
subordinación <strong>de</strong> la mujer inmigrante en base al género, a la etnia y a la clase social. A<br />
través <strong>de</strong>l empleo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes como trabajadoras domésticas se estructuran<br />
relaciones antagónicas <strong>de</strong> clase y etnia entre las mujeres. Al mismo tiempo, se legitiman<br />
las relaciones patriarcales entre hombres y mujeres también fuera <strong>de</strong>l matrimonio. Los<br />
hombres atien<strong>de</strong>n sus necesida<strong>de</strong>s reproductivas ya no sólo gracias al trabajo “gratuito”<br />
<strong>de</strong> sus esposas, sino también mediante el recurso a un mercado que permite a las<br />
unida<strong>de</strong>s familiares con po<strong>de</strong>r adquisitivo “comprar” una parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo<br />
a mujeres <strong>de</strong> una clase social inferior y <strong>de</strong> una etnia distinta.<br />
Tal como sostiene TRUONG (1996), es indispensable que se produzca un cambio<br />
sistemático que suponga una división sexual <strong>de</strong>l trabajo más equitativa; una<br />
transformación en las actitu<strong>de</strong>s culturales que reconozca que las tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> los<br />
niños y las personas mayores son tareas valuosas que <strong>de</strong>ben ser compartidas entre<br />
hombres y mujeres, así como el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> servicios para aten<strong>de</strong>r a los niños y a los<br />
mayores <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado. Si no es así, la participación <strong>de</strong> las mujeres en la esfera<br />
productiva generará necesida<strong>de</strong>s no satisfechas en los hogares que van a seguir<br />
cubriendo las mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la periferia en condiciones <strong>de</strong> abuso y<br />
<strong>de</strong> explotación. En otras palabras, el recurso a la mujer inmigrante significa que el<br />
trabajo reproductivo sigue siendo responsabilidad <strong>de</strong> las mujeres en el ámbito privado<br />
<strong>de</strong>l hogar, <strong>de</strong> modo que ni es compartido entre hombres y mujeres, ni se trata <strong>de</strong> una<br />
corresponsabilidad entre familia y Estado.<br />
284 RICHMOND (1994) se refiere a este proceso bajo la etiqueta “nuevo apartheid global”.<br />
285 No sólo las mujeres protagonizan la internacionalización <strong>de</strong> la reproducción social. En el caso <strong>de</strong><br />
Barcelona, por ejemplo, los hombres peruanos también se <strong>de</strong>dican al servicio doméstico, sobre todo<br />
cuando se trata <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a personas mayores bajo la modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico interno (ESCRIVÁ<br />
161
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
En la medida en que las mujeres emplean a otra mujer para realizar las tareas<br />
reproductivas, el hogar tradicional patriarcal es preservado en el ámbito <strong>de</strong> lo privado<br />
(MOMSEN 1999). Tal como <strong>de</strong>scribe ANDERSON, «(...)la mujer no está dispuesta o es<br />
incapaz <strong>de</strong> pelearse con su pareja o con sus hijos para que las tareas domésticas sean<br />
compartidas, a la vez que se siente incapaz <strong>de</strong> conseguir que el hogar satisfaga las<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> todos; por lo que la familia emplea a una trabajadora doméstica. De ese<br />
modo, el conflicto <strong>de</strong> género y el conflicto generacional ante el trabajo doméstico es<br />
evitado (o, como a menudo es el caso, transferido a las relaciones entre las mujeres<br />
empleadoras y las mujeres trabajadoras)» (1999:119) 286 . Es así como la presencia <strong>de</strong><br />
una empleada doméstica inmigrante pue<strong>de</strong> ejercer un efecto “tranquilizador” <strong>de</strong> la<br />
conciencia <strong>de</strong> la mujer empleadora y reforzar su i<strong>de</strong>ntidad como ama <strong>de</strong> casa<br />
competente 287 . Aunque no todo son ventajas para la mujer “empleadora”. Por un lado,<br />
<strong>de</strong>be seguir asumiendo en soledad la gestión <strong>de</strong> un trabajo reproductivo que sigue<br />
atribuyéndosele. Por el otro, por cuanto es ella quien habitualmente dirige y supervisa<br />
las tareas que realiza la mujer empleada, es etiquetada socialmente como “explotadora”,<br />
aunque en realidad es la unidad doméstica la que contrata y se beneficia <strong>de</strong> los servicios<br />
<strong>de</strong> la trabajadora.<br />
Las razones que conducen a estas mujeres a emigrar para emplearse como trabajadoras<br />
domésticas son variadas 288 . Muchas toman la <strong>de</strong>cisión como estrategia para lograr la<br />
supervivencia económica <strong>de</strong> su familia. Los diferenciales salariales son el más po<strong>de</strong>roso<br />
incentivo, como lo <strong>de</strong>muestran las empleadas filipinas entrevistadas en el estudio <strong>de</strong><br />
PARRENAS (2001), que aseguran que mientras en Filipinas ganan, por término medio,<br />
cerca <strong>de</strong> 170 dólares <strong>de</strong>sempeñando puestos <strong>de</strong> trabajo cualificados (maestras,<br />
infermeras, etc.), pue<strong>de</strong>n llegar a percibir 1.400 dólares mensuales como niñeras en los<br />
Estados Unidos. Algunas veces se trata <strong>de</strong> mujeres solas (abandonadas, divorciadas o<br />
separadas), con hijos a su cargo. Otras veces son mujeres casadas que emigran solas,<br />
<strong>de</strong>jando a su cónyuge temporalmente en la sociedad <strong>de</strong> origen, a sabiendas <strong>de</strong> que existe<br />
una oferta específica <strong>de</strong> trabajo para ellas. En otros casos, la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar es una<br />
1999b, 2000)<br />
286 Traducción propia.<br />
287 ANDERSON (2000:26) <strong>de</strong>scribe esta situación afirmando que la mujer inmigrante es el “otro yo” <strong>de</strong><br />
la empleadora, no como si se tratara <strong>de</strong> un espejo, sino como el Mr. Hi<strong>de</strong> <strong>de</strong> su Dr. Jekyll<br />
288 Véase al respecto el libro <strong>de</strong> HENSHALL (1999), que recoge diferentes estudios sobre las<br />
experiencias <strong>de</strong> las empleadas domésticas en distintas partes <strong>de</strong>l mundo.<br />
162
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
forma <strong>de</strong> huir <strong>de</strong> los roles tradicionales <strong>de</strong> género y <strong>de</strong> lograr la libertad individual,<br />
como ocurre con algunas mujeres jóvenes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> socieda<strong>de</strong>s islámicas.<br />
Ciertamente, grosso modo, podría afirmarse que la emigración supone para ellas una<br />
mejora <strong>de</strong>l estatus y <strong>de</strong> posición tanto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia como en la sociedad <strong>de</strong><br />
origen (MOROKVASIC 1984).<br />
Sin embargo, en raras ocasiones se toman en cuenta los efectos que la migración<br />
femenina tiene para los hijos que permanecen en el país <strong>de</strong> origen y su conexión con los<br />
hijos <strong>de</strong> las receptoras <strong>de</strong> los servicios. Tal como sostiene HOCHSCHILD (2001), la<br />
mayor parte <strong>de</strong> la literatura sobre la globalización habla <strong>de</strong> capital, mercados y flujos <strong>de</strong><br />
mano <strong>de</strong> obra, pero presta escasa atención a la relación entre las ten<strong>de</strong>ncias mundiales y<br />
las vidas individuales. En este sentido, ROMERO (1988, 1997) se pregunta quién cuida a<br />
los hijos <strong>de</strong> las trabajadoras domésticas y cómo el coste <strong>de</strong> mantener el estilo <strong>de</strong> vida<br />
patriarcal <strong>de</strong> la clase media afecta no sólo a la empleada doméstica, sino también a toda<br />
su familia. Las mujeres inmigrantes se ven a menudo obligadas a <strong>de</strong>jar a sus familias al<br />
cuidado <strong>de</strong> otras personas, en el seno <strong>de</strong> familias extensas que suplen la ausencia <strong>de</strong> la<br />
madre. Generalmente, son otras mujeres –abuelas, hermanas- las que se ocupan <strong>de</strong> los<br />
niños, aunque también pue<strong>de</strong> ser el padre. Pero la familia no siempre está disponible;<br />
por lo que no es inaudito que la mujer emigrante <strong>de</strong>ba recurrir a una mujer remunerada<br />
que, a su vez, pue<strong>de</strong> tener que <strong>de</strong>jar a sus propios hijos a cargo <strong>de</strong> alguna hermana o <strong>de</strong><br />
una hija mayor (PARRENAS 2001).<br />
Es así como se establecen ca<strong>de</strong>nas mundiales <strong>de</strong> afecto y asistencia con distintos<br />
vínculos y grados, siendo las mujeres más pobres las que se ocupan <strong>de</strong> los hijos o <strong>de</strong> los<br />
ancianos <strong>de</strong> otras mujeres más acomodadas (HOCHSCHILD 2001). Este fenómeno se<br />
conoce como “maternidad transnacional” o “globalización <strong>de</strong> la maternidad” y supone<br />
la proliferación <strong>de</strong> nuevas formas <strong>de</strong> llevar a cabo el cuidado y la educación <strong>de</strong> los hijos,<br />
que se distinguen claramente según la etnia y la clase <strong>de</strong> las mujeres 289<br />
(HONDAGNEU-<br />
SOTELO, AVI<strong>LA</strong> 1999, 2000; PARRENAS 2001). Para estas mujeres, ejercer el papel <strong>de</strong><br />
289 En el sur <strong>de</strong> Estados Unidos, antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Guerra <strong>de</strong> Secesión, las nodrizas afroamericanas<br />
se ocupaban <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> los amos blancos, mientras, simultáneamente, algún familiar se ocupaba <strong>de</strong><br />
los suyos (HOCHSCHILD 2001). Otro ejemplo reciente lo constituye un estudio realizado en Alemania<br />
(todavía no publicado), que muestra que las mujeres polacas viajan a Alemania para emplearse en el<br />
servicio doméstico, mientras mujeres ucranianas viajan a Polonia a relevar a las trabajadoras polacas en<br />
sus hogares (BECK-GERNSHEIM 2001:66).<br />
163
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
principales garantes <strong>de</strong> ingresos para sus familias (a través <strong>de</strong>l envío <strong>de</strong> dinero a sus<br />
países <strong>de</strong> origen), a costa <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>r ocuparse directamente <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> sus hijos,<br />
no es visto como una liberación sino como una explotación (ANDERSON 2000). Se trata,<br />
sin lugar a dudas, <strong>de</strong> una globalización <strong>de</strong>l afecto fruto <strong>de</strong>l capitalismo global que,<br />
según PARRENAS (2001), supone que el tiempo que la mujer inmigrante <strong>de</strong>dica al niño<br />
<strong>de</strong>l país rico se “roba” a otro niño que ocupa un eslabón inferior en la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> afectos.<br />
De hecho, muchas mujeres inmigrantes abandonan su país solas, con el objetivo <strong>de</strong><br />
reunir en poco tiempo el suficiente dinero para ofrecer a sus hijos un nivel <strong>de</strong> vida<br />
<strong>de</strong>cente y educación y regresar a su país <strong>de</strong> origen 290 . Tal como ilustran HONDAGNEU-<br />
SOTELO y AVI<strong>LA</strong> (1999), cuando son los hombres los que emigran y <strong>de</strong>jan a sus familias<br />
en el país <strong>de</strong> origen, se asume que siguen cumpliendo su rol <strong>de</strong> “cabeza <strong>de</strong> familia”; sin<br />
embargo, cuando se trata <strong>de</strong> las mujeres, <strong>de</strong>ben soportar el estigma y la culpabilidad <strong>de</strong><br />
no po<strong>de</strong>r hacer frente a sus obligaciones reproductivas. Se enfrentan a la ambigüedad <strong>de</strong><br />
que ser una “buena madre” es procurar el sustento económico para la familia y, al<br />
mismo tiempo, estar cerca <strong>de</strong> sus hijos (HOCHSCHILD 2001). Pero la<br />
internacionalización <strong>de</strong> la reproducción supone nuevas formas <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la<br />
maternidad no sólo en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen sino, lógicamente, también en las <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>stino. De ese modo, se produce la paradoja <strong>de</strong> que las mujeres que emplean a otras<br />
para aten<strong>de</strong>r a sus hijos se sienten culpables y preocupadas por los efectos que pueda<br />
tener en ellos la ausencia <strong>de</strong> la madre; a la vez que las mujeres inmigrantes <strong>de</strong>ben<br />
renunciar a educar presencialmente a sus propios hijos y tienen que ocuparse <strong>de</strong> los<br />
hijos <strong>de</strong> otras para po<strong>de</strong>r hacer frente a sus necesida<strong>de</strong>s económicas (MOMSEN 1999;<br />
HONDAGNEU-SOTELO 2000).<br />
Por lo tanto, los papeles familiares <strong>de</strong> la mujer y las fuerzas sociales que <strong>de</strong>finen la<br />
división <strong>de</strong>l trabajo, no sólo limitan su acceso al trabajo remunerado en la sociedad<br />
receptora, sino que también comportan la re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la vivencia <strong>de</strong> la maternidad.<br />
Es así como tanto en la sociedad <strong>de</strong> origen como en la <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino se producen formas <strong>de</strong><br />
“maternidad a distancia”, aunque a diferente escala y bajo unas condiciones<br />
estructurales muy distintas (YEOH, HUANH 1999ª, 1999b; HONDAGNEU-SOTELO 2000)).<br />
164
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Tal como sostiene MOMSEN, «el impacto <strong>de</strong> la intersección entre la jerarquía<br />
transnacional <strong>de</strong>l trabajo con la sustitución <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en la esfera<br />
reproductiva, tiene como resultado el incremento <strong>de</strong> la complejidad y <strong>de</strong> la asimetría en<br />
las relaciones entre mujeres, así como el crecimiento <strong>de</strong> los hogares encabezados por<br />
mujeres y <strong>de</strong> nuevas formas <strong>de</strong> estructuras familiares; todo ello va a tener efectos<br />
todavía in<strong>de</strong>terminados sobre la nueva generación <strong>de</strong> hijos e hijas, tanto en el Norte<br />
como en el Sur» (1999:303) 291 . En cierta medida, tal como reconoce ANDALL (2000), la<br />
protección <strong>de</strong> la familia por parte <strong>de</strong> las mujeres autóctonas que se han emancipado,<br />
pasa por la negación <strong>de</strong> la vida familiar <strong>de</strong> otras mujeres: las mujeres inmigrantes.<br />
Incluso cuando estas mujeres consiguen reagrupar a su familia y vivir con sus hijos en<br />
la sociedad receptora, por el momento no existen políticas estatales en ningún país que<br />
permitan a estas mujeres ejercer su <strong>de</strong>recho a vivir con sus hijos 292 . A diferencia <strong>de</strong><br />
otros sectores <strong>de</strong> actividad, el servicio doméstico, sobre todo cuando se trata <strong>de</strong> la<br />
modalidad <strong>de</strong> interna, tiene horarios incompatibles con la posibilidad <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a la<br />
propia familia en la sociedad receptora 293 .<br />
El colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes no es un colectivo homogéneo. El mercado<br />
internacional <strong>de</strong> empleadas domésticas, a través <strong>de</strong> las agencias, obe<strong>de</strong>ce a una serie <strong>de</strong><br />
estereotipos y representaciones, compartidos por los empleadores, <strong>de</strong> los que se sirven a<br />
la hora <strong>de</strong> seleccionar y ofrecer el personal a sus clientes 294 . Se trata <strong>de</strong> estereotipos<br />
resultado <strong>de</strong> la interrelación <strong>de</strong>l género, la clase social y la i<strong>de</strong>ntidad nacional, que<br />
atribuyen cualida<strong>de</strong>s a las mujeres en función <strong>de</strong> la raza, la etnicidad, la clase, el nivel<br />
educativo, la religión, el idioma, etc. Es así como <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l servicio doméstico se<br />
perfila una segmentación en función <strong>de</strong>l género y la etnia. Esta segmentación no sólo<br />
afecta el acceso a las distintas tareas, sino que las propias experiencias <strong>de</strong> movilidad<br />
290 Tal como <strong>de</strong>muestra un estudio sobre las empleadas domésticas latinas que resi<strong>de</strong>n en Los<br />
Ángeles, este “período temporal” muchas veces se prolonga hasta los 10 años <strong>de</strong> separación<br />
(HONDAGNEU-SOTELO, AVI<strong>LA</strong> 1999).<br />
291 Traducción propia.<br />
292 Des<strong>de</strong> el Parlamento Europeo, en el Informe sobre las consecuencias <strong>de</strong> la globalización para las<br />
mujeres emigrantes en los países mediterráneos (2000/2251(INI)), se recoge la necesidad <strong>de</strong> que las<br />
mujeres inmigrantes tengan, al igual que las comunitarias, unas condiciones <strong>de</strong> trabajo dignas que les<br />
permita hacerse cargo <strong>de</strong> sus hijos, y conciliar así trabajo y vida familiar.<br />
293 En el caso <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes polacas que trabajan como empleadas domésticas en<br />
Alemania, la proximidad geográfica permite que sigan residiendo en Polonia los fines <strong>de</strong> semana, lo que<br />
les permite mantener el contacto con sus hijos. A este tipo <strong>de</strong> migración laboral se la conoce como<br />
“pendular“ (ANDERSON 2000).<br />
294 STASIULIS, BAKAN (1994), en un estudio realizado en Canadá, mantienen que las agencias no sólo<br />
165
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
social <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l servicio doméstico o hacia otras activida<strong>de</strong>s, también se canalizan a<br />
través <strong>de</strong> jerarquías estructuradas a partir <strong>de</strong> estereotipos (RADCLIFFE 1999). En lo que<br />
se refiere al género, a las mujeres se les atribuyen, en base a su condición biológica, las<br />
cualida<strong>de</strong>s idóneas para <strong>de</strong>sarrollar las tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar (limpieza,<br />
plancha, cocina, etc.) y el cuidado <strong>de</strong> otras personas (niños, ancianos, etc.). En el caso<br />
<strong>de</strong> los empleados domésticos varones, éstos no se ocupan en las mismas activida<strong>de</strong>s que<br />
sus homólogas femeninas, sino preferentemente en puestos <strong>de</strong> trabajo como choferes,<br />
vigilantes o jardineros, sin olvidar el cuidado <strong>de</strong> personas mayores o enfermas cuando<br />
se requiere la fuerza física por parte <strong>de</strong> la persona cuidadora.<br />
En cuanto a las representaciones según la etnia o la nacionalidad, si bien éstas varían en<br />
cada sociedad, se genera una jerarquización <strong>de</strong> las empleadas domésticas a partir <strong>de</strong> la<br />
asociación <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los colectivos a una personalidad <strong>de</strong>terminada y, en<br />
consecuencia, a unas <strong>de</strong>terminadas tareas -a su vez, también jerarquizadas- <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico (PRATT 1999; COX 1999). Estas asociaciones se convierten en<br />
estereotipo, puesto que se generalizan al conjunto <strong>de</strong>l colectivo, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
las características individuales <strong>de</strong> cada mujer. A modo <strong>de</strong> ejemplo, las nannies<br />
británicas ocupan una élite tanto en el Reino Unido 295 como en Estados Unidos y<br />
Canadá, no sólo por el hecho <strong>de</strong> ser mujeres “blancas”, sino porque a<strong>de</strong>más cuentan con<br />
una titulación que las capacita profesionalmente para aten<strong>de</strong>r las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
niños. Un caso similar ocurre en el caso <strong>de</strong> las mujeres filipinas, que son preferidas en<br />
Canadá por ser consi<strong>de</strong>radas menos agresivas que las caribeñas y sumamente<br />
competentes como empleadas domésticas. En los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, las<br />
trabajadoras filipinas son muy codiciadas para ocuparse <strong>de</strong> los niños, tanto por su<br />
eficiencia, como por el conocimiento <strong>de</strong>l inglés y por su religión católica; en cambio, las<br />
empleadas marroquíes son etiquetadas como difíciles <strong>de</strong> integrar <strong>de</strong>bido a su condición<br />
<strong>de</strong> musulmanas, <strong>de</strong> modo que son relegadas principalmente a las tareas <strong>de</strong> limpieza 296 .<br />
contribuyen a perpetuar los estereotipos, sino que, en cierta medida, los generan.<br />
295 De hecho, en el Reino Unido, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en otros países como Europa, no es<br />
posible reducir la inserción laboral <strong>de</strong> la inmigración femenina al servicio doméstico. Las mujeres <strong>de</strong> la<br />
limpieza suelen ser mujeres nativas <strong>de</strong> edad avanzada, casadas, <strong>de</strong> clase trabajadora, que realizan estas<br />
tareas como suplemento a las pensiones que perciben. Las nannies, por el contrario, son mujeres jóvenes<br />
y solteras, cualificadas. Las mujeres afrocaribeñas, en cambio, se insertan principalmente en el sector<br />
servicios (comercio, hostelería, etc.) y las mujeres paquistaníes se concentran especialmente en el sector<br />
textil (GREGSON, LOWE 1994).<br />
296 Paradójicamente, en los países <strong>de</strong> Oriente Medio, los empleadores, <strong>de</strong> religión musulmana, sólo<br />
aceptan empleadas domésticas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otros países si éstas acreditan ser musulmanas, con el fin<br />
166
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
En Francia, resulta complicado que las mujeres <strong>de</strong> color (las congoleñas, por ejemplo)<br />
se empleen en el servicio doméstico, puesto que se las consi<strong>de</strong>ra perezosas (ANDERSON<br />
1999, 2000; MOMSEN 1999).<br />
A lo largo <strong>de</strong>l siglo XIX, en el norte <strong>de</strong> Europa, el servicio doméstico es consi<strong>de</strong>rado un<br />
sinónimo <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnidad, propio <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> vida urbano, <strong>de</strong> modo que es usual entre<br />
las clases medias disponer <strong>de</strong> al menos un sirviente o sirvienta en la modalidad interna<br />
(MCBRIDE 1976). Las nannies británicas <strong>de</strong> la era victoriana son una clara evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
una tradición que promovía que fuera una tercera persona y no la madre la que se<br />
ocupara <strong>de</strong> los hijos (GREGSON, LOWE 1994). Las mansiones victorianas, sin ir más<br />
lejos, requerían tal volumen <strong>de</strong> trabajo doméstico, que sólo el empleo <strong>de</strong> personal<br />
doméstico (sirvientes) permitía a las ladies conciliar la contradicción entre, por una<br />
parte, una domesticidad basada en un trabajo físico, “sucio” e intenso y, por otra, las<br />
virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la espiritualidad y la limpieza, propias <strong>de</strong> la condición femenina <strong>de</strong> la época<br />
(ANDERSON 2000). Sin embargo, a mediados <strong>de</strong>l siglo XX, el servicio doméstico se<br />
asocia a la pre-mo<strong>de</strong>rnidad y a la pre-industrialización, puesto que se impone el<br />
imaginario burgués basado en la mujer ama <strong>de</strong> casa que no trabaja fuera <strong>de</strong>l hogar y que<br />
se ocupa personalmente <strong>de</strong> las tareas reproductivas. Se asiste a una re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la<br />
construcción social <strong>de</strong> la maternidad, basada en la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> que los hijos <strong>de</strong>ben ser<br />
atendidos en casa, con cuidados proporcionados directamente por sus madres y no por<br />
una sustituta. No es hasta finales <strong>de</strong>l siglo XX que la mayor participación laboral <strong>de</strong> la<br />
mujer supone el crecimiento acelerado en toda Europa <strong>de</strong> la externalización <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo en sus distintas manifestaciones (limpieza, tareas <strong>de</strong> cuidado, etc.)<br />
En los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, entre los que se encuentra España, ha crecido<br />
enormemente la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadoras extranjeras como empleadas domésticas (en<br />
tareas <strong>de</strong> limpieza, <strong>de</strong> cocina, <strong>de</strong> “canguro” (cuidado <strong>de</strong> niños), <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> personas<br />
enfermas y ancianas, etc.) en las gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, coincidiendo con la mayor<br />
participación <strong>de</strong> las mujeres autóctonas en el mercado <strong>de</strong> trabajo en los últimos años<br />
(ANDALL 2000). Contar con personal doméstico remunerado ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser una<br />
práctica vinculada al lujo y exclusiva <strong>de</strong> los estratos más altos <strong>de</strong> la estructura social,<br />
<strong>de</strong> que no transmitan a sus hijos valores contradictorios con las directrices <strong>de</strong>l Islam . Esta preferencia<br />
queda ilustrada en un interesante artículo <strong>de</strong> ISMAIL (1999), sobre el reclutamiento <strong>de</strong> mujeres<br />
167
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
sino que se ha extendido a nuevos segmentos <strong>de</strong> población, menos solventes. La<br />
necesidad <strong>de</strong> externalizar parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo <strong>de</strong> los hogares y <strong>de</strong> recurrir a<br />
empleadas domésticas es mucho más intensa en el sur <strong>de</strong> Europa que en el resto <strong>de</strong><br />
socieda<strong>de</strong>s europeas.<br />
Si bien en las distintas socieda<strong>de</strong>s europeas el retorno <strong>de</strong>l trabajo doméstico remunerado<br />
tiene lugar bajo la modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico por horas o <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong><br />
servicios a domicilio (como por ejemplo en París o en Berlín 297 ), en los países <strong>de</strong>l sur<br />
<strong>de</strong> Europa se recupera con intensidad entre las clases medias la figura <strong>de</strong> la empleada<br />
doméstica interna, que trabaja a jornada completa y vive con la familia, muchas veces<br />
<strong>de</strong> forma indocumentada 298 (ANDERSON 2000). Las causas son muchas y variadas, si<br />
bien pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>stacarse algunas. En primer lugar, la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que los hombres<br />
siguen sin incorporarse a la esfera reproductiva, <strong>de</strong>bido a la preeminencia <strong>de</strong> los roles<br />
tradicionales <strong>de</strong> género <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia. En segundo lugar, tanto la proliferación <strong>de</strong><br />
la economía informal en estas socieda<strong>de</strong>s como la falta <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> esta actividad,<br />
favorece enormemente la posibilidad <strong>de</strong> tener personal doméstico a bajo coste. La<br />
<strong>de</strong>manda específica <strong>de</strong> empleadas domésticas internas obe<strong>de</strong>ce al hecho <strong>de</strong> que estas<br />
socieda<strong>de</strong>s se han mo<strong>de</strong>rnizado tardíamente y todavía no han interiorizado los valores<br />
socio-<strong>de</strong>mocráticos <strong>de</strong> la sociedad industrial o postindustrial, <strong>de</strong> modo que siguen<br />
viendo esta figura como indicadora <strong>de</strong> estatus social <strong>de</strong> la familia (CAMPANI 1999).<br />
Finalmente, y no por ello menos importante, otro factor crucial es la falta <strong>de</strong> facilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los Estados <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa para armonizar profesión y familia, así como el<br />
escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los servicios para el cuidado <strong>de</strong> los niños y <strong>de</strong> atención a las<br />
personas mayores.<br />
musulmanas originarias <strong>de</strong> Sri Lanka en Oriente Medio.<br />
297 En París y en Berlín predomina el servicio doméstico externo y se restringe mayormente a la<br />
realización <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong> limpieza. El único colectivo que acce<strong>de</strong> a trabajar bajo la modalidad interna son<br />
las mujeres filipinas. Estudios realizados con posterioridad al proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1981 revelan<br />
que, en Francia, el servicio doméstico constituye la principal fuente <strong>de</strong> empleo para las mujeres<br />
indocumentadas, generalmente proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Portugal, Asia y Marruecos.<br />
298 En el caso <strong>de</strong> Grecia, don<strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> las empleadas domésticas internas están<br />
indocumentadas, ANDERSON (2000) <strong>de</strong>muestra que el proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1997 tuvo escasas<br />
repercusiones a la hora <strong>de</strong> legalizar a este colectivo, a tenor <strong>de</strong> las reticencias <strong>de</strong> los empleadores a<br />
registrar a sus empleadas y a pagar las cuotas <strong>de</strong> la Seguridad Social. De hecho, el trabajo <strong>de</strong> campo <strong>de</strong> la<br />
autora pone en evi<strong>de</strong>ncia que Grecia, en general, ofrece peores condiciones <strong>de</strong> vida y trabajo para las<br />
empleadas domésticas que otras socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa como España o Italia.<br />
168
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Los Estados <strong>de</strong>l Bienestar <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa no están preparados para afrontar el<br />
progresivo envejecimiento <strong>de</strong> la población y las situaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y falta <strong>de</strong><br />
autonomía que pa<strong>de</strong>ce este colectivo. En el contexto <strong>de</strong> socieda<strong>de</strong>s profundamente<br />
familistas, la participación laboral <strong>de</strong> la mujer rompe drásticamente con las relaciones<br />
familiares tradicionales y con la familia extensa. Las mujeres, cuyos padres les han<br />
proporcionado un elevado nivel educativo, ya no pue<strong>de</strong>n aten<strong>de</strong>rles directamente en su<br />
vejez como lo habían hecho hasta entonces. La falta <strong>de</strong> tiempo y la nuclearización <strong>de</strong> las<br />
familias urbanas sólo permite pagar a alguien para dispensar el cuidado <strong>de</strong> las personas<br />
mayores, aunque ello no evite los sentimientos <strong>de</strong> culpabilidad entre las hijas. Ante esta<br />
disyuntiva, las personas con suficientes recursos económicos optan por el servicio<br />
doméstico interno, en ausencia <strong>de</strong> servicios públicos suficientes y bajo la influencia <strong>de</strong><br />
un imaginario social familista que sigue penalizando la institucionalización <strong>de</strong> los<br />
ancianos (PHIZACKLEA 1999; <strong>LA</strong>ZARIDIS 2000).<br />
Ciertamente, la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas domésticas se incrementa todavía más cuando la<br />
provisión pública <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> cuidado para los niños y las personas mayores son<br />
<strong>de</strong>ficientes 299 . De ese modo, el Estado recurre a la migración femenina proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />
los países periféricos en ausencia <strong>de</strong> una política familiar que permita a la mujer<br />
trabajadora autóctona conciliar “profesión” y “familia” (STASIULIS, BAKAN 1994). La<br />
contribución <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en los hogares <strong>de</strong> la sociedad receptora es<br />
beneficiosa para el Estado <strong>de</strong>l Bienestar, puesto que permite la satisfacción <strong>de</strong>l creciente<br />
volumen <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios, sin que ello implique tener que incrementar el gasto<br />
social (HEYZER, WEE 1994). En otras palabras, la llegada <strong>de</strong> mujeres inmigrantes no<br />
sólo proporciona una fuerza <strong>de</strong> trabajo más barata y flexible que la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
autóctona; sino que, a<strong>de</strong>más, posibilita que las mujeres autóctonas cualificadas trabajen<br />
fuera <strong>de</strong>l hogar sin que el Estado, por el momento, tenga que <strong>de</strong>sarrollar una oferta <strong>de</strong><br />
suficientes servicios sociales para hacer frente a las necesida<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>rivan 300<br />
299 En Francia, por ejemplo, la provisión estatal <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría está mucho más extendida<br />
que en otros países europeos, por lo que la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadoras domésticas se dirige especialmente a<br />
la realización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> limpieza (MOMSEN 1999). Un caso parecido ocurre en Alemania, don<strong>de</strong> las<br />
madres reciben incentivos económicos para ocuparse personalmente <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> sus hijos y don<strong>de</strong> el<br />
cuidado <strong>de</strong> los ancianos a domicilio constituye un área <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo en expansión,<br />
profundamente regularizada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado, que no admite la modalidad <strong>de</strong> trabajadoras indocumentadas<br />
(ANDERSON 2000).<br />
300 A la misma conclusión llega TAM (1999) para el caso <strong>de</strong> Hong Kong y Taiwán, con respecto a la<br />
ausencia <strong>de</strong> políticas públicas que proporcionen el cuidado <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> las madres trabajadoras.<br />
169
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
(MOMSEN 1999). Ante esta situación, es obligado preguntarse cuántas “otras mujeres”<br />
<strong>de</strong>ben trabajar en las condiciones más precarias para permitir a las mujeres autóctonas<br />
conservar su trabajo asalariado.<br />
La llegada <strong>de</strong> mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países periféricos para trabajar en<br />
el servicio doméstico ha sido claramente impulsada por la Iglesia Católica en sus<br />
inicios, en la década <strong>de</strong> los sesenta y setenta. A excepción <strong>de</strong> Portugal, en el resto <strong>de</strong><br />
países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa la gran mayoría <strong>de</strong> mujeres empleadas en el servicio doméstico<br />
son originarias <strong>de</strong> Filipinas -cuyo gobierno ha impulsado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre la emigracióny,<br />
generalmente, poseen un nivel educativo y <strong>de</strong> cualificación elevado. En España e<br />
Italia, una no menospreciable proporción <strong>de</strong> mujeres inmigrantes que se <strong>de</strong>dican a las<br />
tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> ancianos y enfermos proce<strong>de</strong>n también <strong>de</strong> América Central y<br />
Latinoamérica (Perú, Colombia, El Salvador, República Dominicana, etc.). En Italia<br />
también abundan las mujeres nacidas en Cabo Ver<strong>de</strong> y en las ex-colonias <strong>de</strong> Somalia y<br />
Eritrea, mientras en España merece especial atención el colectivo <strong>de</strong> mujeres<br />
marroquíes. En Grecia, el número <strong>de</strong> mujeres albanesas y polacas en este sector está<br />
creciendo consi<strong>de</strong>rablemente en los últimos años. En Portugal, la mayoría <strong>de</strong> empleadas<br />
<strong>de</strong>l hogar son mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l PALOP (Países Africanos <strong>de</strong><br />
Lengua Oficial Portuguesa), que viven con sus propias familias y que a menudo tienen<br />
un segundo empleo limpiando oficinas (BAGANHA, REYNERI 2001).<br />
4.4. Variables para el estudio <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> las mujeres<br />
inmigrantes en la sociedad receptora.<br />
Después <strong>de</strong> haber puesto <strong>de</strong> manifiesto, tanto en el plano teórico como en el empírico, el<br />
activo papel que han tenido y tienen las mujeres en las corrientes migratorias <strong>de</strong> carácter<br />
económico en todo el mundo –más en concreto, como fuerza <strong>de</strong> trabajo en el servicio<br />
doméstico-, la primera parte <strong>de</strong> la investigación culmina con la recopilación y selección<br />
<strong>de</strong> las principales variables que <strong>de</strong>ben tenerse en cuenta para abordar la inserción<br />
laboral <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en la sociedad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino y con la presentación <strong>de</strong>l<br />
marco <strong>de</strong> análisis que se adopta en esta investigación. Ciertamente, todo análisis <strong>de</strong> las<br />
migraciones <strong>de</strong>be contextualizarse en los procesos transnacionales y globales.<br />
170
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Siguiendo a GREGORIO (1997), por perspectiva global se entien<strong>de</strong> el análisis <strong>de</strong> las<br />
migraciones en el marco <strong>de</strong> la interconexión que se produce en diferentes socieda<strong>de</strong>s. El<br />
contexto <strong>de</strong> la globalización permite interpretar la actual feminización <strong>de</strong> la migración<br />
hacia los países <strong>de</strong>l Centro, como resultado <strong>de</strong> una intensa y creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina para llevar a cabo las tareas reproductivas –junto a procesos<br />
específicos <strong>de</strong> expulsión-, que da lugar a una internacionalización <strong>de</strong> la reproducción.<br />
En consecuencia, se requiere partir <strong>de</strong> una conceptualización holítisca que recoja las<br />
principales transformaciones a nivel mundial que generan los procesos migratorios<br />
femeninos <strong>de</strong> la Periferia hacia el Centro, bajo la expansión <strong>de</strong>l capitalismo y la<br />
internacionalización cada vez mayor <strong>de</strong> la economía. Esta perspectiva ha sido<br />
ampliamente <strong>de</strong>sarrollada en el presente capítulo, <strong>de</strong> la mano, principalmente, <strong>de</strong> las<br />
aportaciones <strong>de</strong> SASSEN.<br />
Sin embargo, tal como <strong>de</strong>nuncia ANTHIAS (2000), algunos estudios tien<strong>de</strong>n a<br />
sobredimensionar el papel <strong>de</strong> las estructuras, <strong>de</strong> manera que pue<strong>de</strong>n inducir a pensar que<br />
las mujeres son víctimas pasivas <strong>de</strong> las circunstancias. Los contextos globales, qué duda<br />
cabe, imponen condicionamientos y establecen marcos <strong>de</strong> acción, pero no <strong>de</strong>terminan<br />
las acciones humanas, ni eliminan las <strong>de</strong>cisiones y estrategias colectivas (COLECTIVO<br />
IOÉ 1999a). De ahí la necesidad <strong>de</strong> incorporar el papel <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes como<br />
agentes sociales con estrategias autónomas –huir <strong>de</strong> las estructuras patriarcales,<br />
satisfacer necesida<strong>de</strong>s económicas <strong>de</strong> la familia, etc.-, aunque éstas estén fuertemente<br />
condicionadas por las estructuras y los contextos institucionales. Estructuras<br />
intermedias, tales como las re<strong>de</strong>s migratorias o el grupo doméstico 301 , permiten articular<br />
los factores estructurales con la “agencia” <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes; en otras palabras,<br />
ejercen un papel mediador entre las conductas individuales y los contextos globales. Las<br />
re<strong>de</strong>s migratorias juegan un papel fundamental tanto en la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar<br />
como en el acceso al servicio doméstico una vez en la sociedad receptora, puesto que es<br />
a través <strong>de</strong> ellas que se facilita el capital y fluye la información sobre el lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino<br />
y el acceso a los empleos (RAGHURAMM 1999). A modo <strong>de</strong> síntesis, el estudio <strong>de</strong> las<br />
migraciones internacionales <strong>de</strong>be incorporar las aportaciones <strong>de</strong>l enfoque históricoestructural,<br />
sin olvidar la constitución y dinámica <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s migratorias (COLECTIVO<br />
IOÉ 1999a:215).<br />
301 Véase el apartado 2.3. <strong>de</strong>l capítulo 3.<br />
171
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
Tal como manifiesta JULIANO (2000), abordar las migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género no es sólo una cuestión <strong>de</strong> reconocer las proporciones <strong>de</strong> mujeres en los flujos<br />
migratorios o <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir cuáles son sus roles económicos y sociales tanto en la<br />
sociedad <strong>de</strong> origen como en la <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, sino que implica repensar todo el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
inmigración. En anteriores apartados se ha puesto <strong>de</strong> manifiesto cómo los <strong>de</strong>terminantes<br />
<strong>de</strong> la emigración influyen <strong>de</strong> manera diferente según el género, por lo que las mujeres<br />
emigran en muchos casos por motivos distintos a los <strong>de</strong> los hombres. La perspectiva <strong>de</strong><br />
género también es crucial a la hora <strong>de</strong> analizar la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante en la sociedad receptora. Si bien toda inmigración proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> países<br />
periféricos se caracteriza por ocupar los huecos laborales que son rechazados por la<br />
población receptora, este proceso se produce a su vez con una especificidad <strong>de</strong> género,<br />
<strong>de</strong> modo que las mujeres ocupan los nichos laborales que no interesan a las mujeres<br />
autóctonas (JULIANO 2000). En la medida en que las socieda<strong>de</strong>s receptoras asignan a las<br />
mujeres las activida<strong>de</strong>s con menor prestigio social y menos ingresos, no es <strong>de</strong> extrañar<br />
que las mujeres inmigrantes ocupen las tareas “femeninas” más bajas en la escala social.<br />
Esta situación explica que las mujeres tengan acceso a un abanico más limitado <strong>de</strong><br />
posiciones en la sociedad y en el mercado <strong>de</strong> trabajo que sus homólogos masculinos, <strong>de</strong><br />
modo que mayormente son relegadas a los servicios poco cualificados vinculados a las<br />
tareas <strong>de</strong> reproducción social. Aunque a menudo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una óptica completamente<br />
etnocéntrica, se tien<strong>de</strong> a explicar esta realidad a partir <strong>de</strong> factores tales como la<br />
inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una cultura <strong>de</strong> origen consi<strong>de</strong>rada tradicional, inmovilista y opresora, o<br />
bien se aduce a la falta <strong>de</strong> preparación <strong>de</strong> la mujer inmigrante para enfrentarse a las<br />
socieda<strong>de</strong>s mo<strong>de</strong>rnas y urbanas, la posición <strong>de</strong> estas mujeres es el resultado <strong>de</strong> las<br />
múltiples relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en las que están insertas. La más importante es la<br />
articulación entre las relaciones <strong>de</strong> clase, género y etnia que se establecen en la sociedad<br />
receptora.<br />
De ese modo, el género aña<strong>de</strong> otra dimensión a la estratificación a la que se con<strong>de</strong>na a<br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante en los puestos <strong>de</strong> trabajo. Aparte <strong>de</strong> por el hecho <strong>de</strong> ser<br />
inmigrante, la mujer inmigrante experimenta dificulta<strong>de</strong>s adicionales por el hecho <strong>de</strong> ser<br />
mujer. Por un lado, el estatus <strong>de</strong> estas mujeres se ve afectado por las restricciones <strong>de</strong><br />
una estructura ocupacional sexualmente segregada, en la que las mujeres obtienen más<br />
172
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
bajos salarios, menos estabilidad y menos oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción que sus<br />
homólogos masculinos, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su capacitación. Sin embargo, los<br />
inconvenientes que entraña el hecho <strong>de</strong> ser inmigrante implica que la trabajadora<br />
inmigrante, en comparación con la mujer autóctona, se halle en los estratos más bajos <strong>de</strong><br />
la estructura ocupacional, cubriendo los huecos laborales peor pagados, con menos<br />
prestigio social y eludibles por las trabajadoras autóctonas por ser emblemáticos <strong>de</strong> la<br />
discriminación <strong>de</strong> género (JULIANO 1994). Esta realidad, tan sumamente vulnerable, es<br />
la que autoras como BOYD (1984) o SASSEN (1984) han <strong>de</strong>nominado “doble negativa o<br />
<strong>de</strong>sventaja” y que autoras como MOROKVASIC (1984) han <strong>de</strong>scrito como resultado <strong>de</strong> la<br />
articulación <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> discriminación 302 en base al género, <strong>de</strong> la discriminación<br />
racial o <strong>de</strong> etnia y <strong>de</strong> la explotación como clase trabajadora, a la que <strong>de</strong>nomina “triple<br />
discriminación” 303 . Este triple proceso discriminatorio permite evi<strong>de</strong>nciar que la<br />
opresión <strong>de</strong> la mujer no sólo existe en relación a los hombres, sino también entre<br />
mujeres. Las mujeres autóctonas mejoran su posición en el mercado <strong>de</strong> trabajo a<br />
expensas <strong>de</strong> unas mujeres inmigrantes que realizan el trabajo reproductivo que ellas<br />
rechazan (ANTHIAS 2000).<br />
Así pues, para abordar la situación social <strong>de</strong> las mujeres migrantes <strong>de</strong>be optarse por una<br />
perspectiva multidimensional. La subordinación en términos <strong>de</strong> género, clase social y<br />
etnicidad constituye el marco <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> todo análisis <strong>de</strong> los procesos que<br />
producen y reproducen las formas <strong>de</strong> marginalización y exclusión <strong>de</strong> las mujeres<br />
inmigrantes y es la perspectiva teórica que va a seguirse en la presente investigación.<br />
Este instrumento analítico permite superar el etnocentrismo cultural en el que muchas<br />
veces se cae cuando se aborda la situación <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo, en el<br />
sentido <strong>de</strong> suponer que los problemas propios <strong>de</strong> las mujeres occi<strong>de</strong>ntales son también<br />
302<br />
Se entien<strong>de</strong> por discriminación «cualquier postergación, segregación o minusvaloración que un<br />
grupo ejerce sobre otro cuando tal proceso excluyente viene asociado a una diferencia entre ambos<br />
colectivos. Las personas particulares son discriminadas, al margen <strong>de</strong> sus valores y comportamientos<br />
individuales, por su adscripción a tales grupos» (COLECTIVO IOÉ 2000b:92). De ese modo, la<br />
discriminacíón no es el resultado <strong>de</strong> las diferencias entre las personas, sino <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong><br />
exclusión asociados a estas diferencias. Estos mecanismos <strong>de</strong> exclusión se mueven en un doble plano,<br />
material y/o simbólico, <strong>de</strong> modo que engloban tanto las prácticas discriminantes como las actitu<strong>de</strong>s y<br />
discursos que las legitiman. En el caso <strong>de</strong> la discriminación que pa<strong>de</strong>cen los y las inmigrantes, según el<br />
COLECTIVO IOÉ (2000b) concurren principalmente cinco diferencias: la nacionalidad, la cultura, el<br />
fenotipo, la posición económica y el género.<br />
303<br />
En la misma linea, LIM (1990) plantea una cuádruple discriminación contra las mujeres migrantes,<br />
en base a su sexo, su lugar <strong>de</strong> origen, su clase social y, a<strong>de</strong>más, la aceptación <strong>de</strong> su subordinación como<br />
algo natural e inevitable.<br />
173
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
los problemas <strong>de</strong> las mujeres inmigrante proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países <strong>de</strong> la Periferia, <strong>de</strong> razas y<br />
culturas muy distintas. En anteriores capítulos se ha <strong>de</strong>mostrado la inoperatividad <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong>finición genérica <strong>de</strong> la etiqueta universal <strong>de</strong> “mujer”. El uso <strong>de</strong> la categoría<br />
“género” <strong>de</strong>be evitar homogeneizar las experiencias y prácticas <strong>de</strong> las mujeres, puesto<br />
que ha <strong>de</strong> interpretarse en relación a otras divisiones sociales igualmente <strong>de</strong>terminantes,<br />
como la clase o la etnia, el estatus legal en la sociedad receptora o la cultura <strong>de</strong> origen<br />
(COLECTIVO IOÉ 1998a; NASH 1999; ANTHIAS 2000). En lo referente a la etnia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la población autóctona no sólo existe la nítida diferenciación entre las<br />
mujeres blancas/autóctonas y las no-blancas/inmigrantes, sino que a<strong>de</strong>más se establece<br />
una escala <strong>de</strong> preferencias respecto a las últimas, fuertemente influida por el grado <strong>de</strong><br />
proximidad <strong>de</strong> sus culturas a la i<strong>de</strong>ntidad “occi<strong>de</strong>ntal” (COLECTIVO IOÉ 1998a).<br />
La aplicación <strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la triple discriminación permite extraer una serie <strong>de</strong><br />
regularida<strong>de</strong>s en la posición laboral <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en las socieda<strong>de</strong>s<br />
receptoras occi<strong>de</strong>ntales, que han sido presentadas a lo largo <strong>de</strong> este capítulo. El presente<br />
estudio está concebido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ángulo <strong>de</strong> los “factores contextuales” referidos a la<br />
sociedad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino (transformaciones en la estructura productiva, <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo inmigrante, evolución <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> género, papel <strong>de</strong> la política<br />
migratoria, procesos <strong>de</strong> segmentación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, etc.), por lo que <strong>de</strong> ahora<br />
en a<strong>de</strong>lante no van a estudiarse los procesos específicos <strong>de</strong> expulsión que se dan en las<br />
comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen. Se trata, por lo tanto, <strong>de</strong> una perspectiva eminentemente<br />
histórico-estructural, que va a tener como punto focal los factores pull (atracción) <strong>de</strong> la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante femenina proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los países periféricos,<br />
concretamente en España, entre los que <strong>de</strong>stacan los cambios socioeconómicos y<br />
<strong>de</strong>mográficos acontecidos en los países <strong>de</strong>l Centro capitalista (terciarización <strong>de</strong> la<br />
economía, envejecimiento <strong>de</strong> la población, flexibilización y segmentación <strong>de</strong>l mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo, mayor participación <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo, cambio en los<br />
estilos <strong>de</strong> vida, escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l bienestar, etc.). Estos cambios, que<br />
tienen tanto que ver con la esfera productiva como con la esfera reproductiva, crean<br />
nuevos espacios para la ocupación <strong>de</strong> mujeres inmigrantes, mediante la acción <strong>de</strong> una<br />
política migratoria que facilita su reclutamiento. Sin embargo, ello no significa que no<br />
se tenga en cuenta la heterogeneidad <strong>de</strong> situaciones que se generan a consecuencia <strong>de</strong><br />
que la etiqueta <strong>de</strong> “mujeres inmigrantes” esté atravesada por una gran diversidad y<br />
174
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
complejidad <strong>de</strong> aspectos que intervienen en las dinámicas migratorias transnacionales<br />
–tales como la etnia, la nacionalidad, el estatus legal, la clase, la cultura, la religión, el<br />
nivel educativo, el ciclo familiar, etc.- que no permiten hablar <strong>de</strong> un colectivo con un<br />
perfil homogéneo. Esta heterogeneidad <strong>de</strong> contextos es la que acaba <strong>de</strong> perfilar la<br />
relación entre género y migración en cada caso, si bien en esta investigación van a<br />
consi<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un plano más secundario 304 .<br />
Por lo tanto, el objetivo principal <strong>de</strong> este estudio no son los procesos migratorios<br />
femeninos en su globalidad, sino el análisis <strong>de</strong> cómo los condicionantes estructurales <strong>de</strong><br />
la sociedad receptora <strong>de</strong>terminan la situación <strong>de</strong> la mujer inmigrante en términos <strong>de</strong><br />
integración laboral. Tomar los factores estructurales referidos a la sociedad receptora<br />
como principal punto focal <strong>de</strong>l estudio supone, ciertamente, una aproximación parcial al<br />
fenómeno migratorio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista analítico. Sin embargo, dichas<br />
limitaciones vienen justificadas por los objetivos <strong>de</strong> la investigación. Se trata<br />
únicamente <strong>de</strong> una cuestión <strong>de</strong> énfasis, pero en ningún momento supone la pérdida <strong>de</strong> la<br />
perspectiva global <strong>de</strong>l fenómeno migratorio. En otras palabras, este “recorte” analítico<br />
no significa sostener que la realidad <strong>de</strong> la migración pue<strong>de</strong> ser captada adoptando<br />
únicamente el punto <strong>de</strong> vista etnocéntrico <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> llegada 305 . Tal como<br />
manifiesta SAYAD (1991), no es posible estudiar las migraciones si no se tiene en cuenta<br />
tanto el contexto <strong>de</strong> origen como el <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. En este sentido, si no se toman en cuenta<br />
los vínculos entre ambos polos <strong>de</strong> un “sistema migratorio”, se “mutila” el objeto <strong>de</strong><br />
estudio.<br />
Tal como se ha avanzado en el capítulo introductorio, el estudio <strong>de</strong> la inserción laboral<br />
<strong>de</strong> la mujer inmigrante va a basarse en la propuesta teórica <strong>de</strong> los modos <strong>de</strong><br />
“incorporación laboral” <strong>de</strong> Alejandro Portes y sus colaboradores (PORTES 1983a,<br />
PORTES, BÖRÖCK 1989; PORTES, RUMBAUT 1990). Según los autores, la incorporación<br />
<strong>de</strong> los y las inmigrantes en la sociedad receptora <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> sólo parcialmente <strong>de</strong> sus<br />
304 En el capítulo 3 se ha visto cómo la migración pue<strong>de</strong> conllevar efectos claramente positivos para<br />
las mujeres, puesto que les permite “liberarse” <strong>de</strong> las estructuras patriarcales.<br />
305 THOMAS y ZHANIECKI (1918) son autores pioneros en abordar las migraciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
perspectiva bipolar, que comprenda tanto los países <strong>de</strong> origen como los <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, y que garantiza la<br />
comprensión <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong>l ciclo migratorio. En su obra <strong>de</strong> referencia, The Polish Peasant in Europe<br />
and America, analizan la migración polaca a los Estados Unidos utilizando el referente socioeconómico y<br />
cultural <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> origen para compren<strong>de</strong>r la integración social <strong>de</strong>l campesino polaco en Estados<br />
Unidos.<br />
175
C4: El papel <strong>de</strong> la mujer en las migraciones económicas internacionales<br />
características (capital humano, motivaciones, habilida<strong>de</strong>s, etc.) Las distintas<br />
trayectorias laborales que sigue la fuerza <strong>de</strong> traabajo inmigrante se explican<br />
básicamente a partir <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> factores contextuales en la sociedad receptora a los<br />
que <strong>de</strong>nominan “contexto <strong>de</strong> recepción”, junto a la influencia <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />
étnicas preexistentes o re<strong>de</strong>s sociales. El “contexto <strong>de</strong> recepción”, tal como proponen<br />
estos autores, se <strong>de</strong>fine principalmente a partir <strong>de</strong> distintos factores: 1) la estructura <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo; 2) la política oficial <strong>de</strong> los gobiernos receptores,<br />
como controladora <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong> inmigrantes y reguladora <strong>de</strong> su acceso a los<br />
recursos, principalmente al trabajo remunerado; 3) las características <strong>de</strong> las<br />
comunida<strong>de</strong>s étnicas preexistentes y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s étnicas; 4) los elementos<br />
<strong>de</strong> tipo socio-cultural o i<strong>de</strong>ológico, que configuran las representaciones sociales <strong>de</strong> la<br />
sociedad receptora ante los y las inmigrantes. Ciertamente, se trata <strong>de</strong> factores<br />
contextuales referidos a la sociedad <strong>de</strong> acogida, aunque <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que<br />
todos ellos <strong>de</strong>ben enmarcarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> procesos <strong>de</strong> ámbito internacional, tanto a nivel<br />
político-económico como socio-cultural (HERRANZ 2000).<br />
Para el caso <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, los elementos contextuales presentados son <strong>de</strong><br />
gran utilidad para compren<strong>de</strong>r su inserción laboral en la sociedad receptora. Sin<br />
embargo, <strong>de</strong>ben estructurarse alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> otro eje que PORTES y BÖRÖCK (1989) no<br />
incorporan en sus análisis: la expresión <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> género no sólo entre<br />
hombres y mujeres, sino también entre autóctonos e inmigrantes, a consecuencia <strong>de</strong> la<br />
intersección <strong>de</strong>l género con la clase social y la etnia. Aunque la perspectiva <strong>de</strong>l<br />
“contexto <strong>de</strong> recepción” pueda resultar excesivamente <strong>de</strong>terminista y difuminar la<br />
heterogeneidad <strong>de</strong> trayectorias laborales, circunstancias y orígenes <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante, constituye un instrumento eficaz, capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar los factores<br />
estructurales que influyen en el conjunto <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, sin que ello<br />
signifique que se conviertan automáticamente en “víctimas”, con<strong>de</strong>nadas a la<br />
explotación, o que no existan estrategias individuales que permitan superar todos estos<br />
condicionantes o parte <strong>de</strong> ellos.<br />
176
Segunda Parte:<br />
<strong>LA</strong> INSERCIÓN <strong>LA</strong>BORAL DE <strong>LA</strong> MUJER<br />
INMIGRANTE EN LOS SERVICIOS DE PROXIMIDAD<br />
EN ESPAÑA. ESTUDIO DEL “CONTEXTO DE<br />
RECEPCIÓN”.
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
5. La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la<br />
sociedad española. Una aproximación estadística.<br />
El objetivo <strong>de</strong> este capítulo es ofrecer una panorámica <strong>de</strong> los flujos migratorios<br />
femeninos hacia España, haciendo especial hincapié en sus pautas <strong>de</strong> incorporación<br />
laboral en el mercado <strong>de</strong> trabajo. En la sociedad española, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> los<br />
ochenta, se asiste a una selectividad por sexo en los diferentes flujos migratorios en<br />
todos los colectivos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la Periferia 306 . Tanto la feminización<br />
<strong>de</strong> los flujos como la elevada tasa <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes señalan que<br />
no se trata <strong>de</strong> una inmigración <strong>de</strong> arrastre, sino <strong>de</strong> mujeres que han emigrado por<br />
consi<strong>de</strong>raciones básicamente económicas y, con frecuencia, son ellas las pioneras <strong>de</strong>l<br />
proceso migratorio, tanto <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> emigrar como <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na migratoria 307 . Este<br />
patrón no es exclusivo <strong>de</strong> la sociedad española, tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los capítulos<br />
anteriores, sino característico <strong>de</strong> las nuevas migraciones –sobre todo <strong>de</strong> las que se<br />
dirigen hacia el Sur <strong>de</strong> Europa 308 -. Se trata <strong>de</strong> un fenómeno directamente vinculado,<br />
entre otros factores, a la atracción diferencial que ejerce el crecimiento <strong>de</strong>l sector<br />
servicios, concretamente el servicio doméstico, sin olvidar las transformaciones en<br />
curso en el seno <strong>de</strong> las estructuras familiares y rurales <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> origen, así como<br />
<strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> representaciones y valores (GASPARD 2000). Por lo tanto, se asiste a<br />
procesos específicos <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda que influyen en una selección <strong>de</strong> la inmigración por<br />
género (JULIANO 2000).<br />
Tal como ponen <strong>de</strong> manifiesto los datos presentados a lo largo <strong>de</strong>l capítulo, el servicio<br />
doméstico constituye, prácticamente, la única oportunidad laboral para las mujeres <strong>de</strong><br />
origen inmigrante en la sociedad receptora, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cuál sea su nivel <strong>de</strong><br />
estudios y <strong>de</strong> su experiencia laboral previa. Esta posición es resultado <strong>de</strong> la confluencia<br />
306 Las regularizaciones que han tenido lugar en los últimos años en los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa<br />
revelan la feminización <strong>de</strong> la inmigración (GASPARD 2000).<br />
307 Las migraciones internas hacia Cataluña también han sido socialmente interpretadas como<br />
eminentemente masculinas, aunque la realidad era muy distinta y, en muchos casos, eran las mujeres<br />
quienes iniciaban las estrategias migratorias (SOLÉ 1981).<br />
308 Con la excepción <strong>de</strong>l caso <strong>de</strong> Portugal. Mientras en España e Italia la situación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo es propicia al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> flujos migratorios feminizados <strong>de</strong> carácter económico, en Portugal la<br />
distribución <strong>de</strong>l empleo favorece la migración masculina (sobre todo en el sector <strong>de</strong> la construcción), por<br />
lo que las mujeres inmigrantes llegan, principalmente, como esposas reagrupadas más que como<br />
protagonistas <strong>de</strong>l proceso migratorio (CATARINO, OSO 2000:189-190).<br />
177
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
<strong>de</strong> la “triple discriminación” -por clase, género y etnia- que pa<strong>de</strong>ce la mujer inmigrante<br />
y que la relega al escalafón más bajo <strong>de</strong> la estructura ocupacional, a una actividad en la<br />
que existe una creciente oferta <strong>de</strong> empleo no satisfecha por las mujeres autóctonas.<br />
Estas tres dimensiones <strong>de</strong> la discriminación tienen dos tipos <strong>de</strong> consecuencias para las<br />
mujeres <strong>de</strong> origen inmigrante: por un lado, <strong>de</strong>terminan el tipo <strong>de</strong> actividad que realizan<br />
en un mercado laboral segmentado por el género y por la etnicidad; por el otro,<br />
provocan su invisibilidad social -a pesar <strong>de</strong> la importancia numérica <strong>de</strong> las mujeres en<br />
los flujos migratorios- , en base a los estereotipos y prejuicios que dominan en la<br />
sociedad receptora (SOLÉ 1999).<br />
5.1. La feminización <strong>de</strong> la inmigración en España.<br />
La presencia <strong>de</strong> un número importante <strong>de</strong> inmigrantes extranjeros es un hecho nuevo en<br />
España, dado que su papel histórico ha sido el <strong>de</strong> país emisor <strong>de</strong> emigrantes, primero<br />
hacia las Américas y <strong>de</strong>spués como reserva <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra para los países más<br />
industrializados <strong>de</strong> Europa Occi<strong>de</strong>ntal. Aparte <strong>de</strong> los jubilados acomodados proce<strong>de</strong>ntes<br />
<strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Europa, que establecen su resi<strong>de</strong>ncia en España <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los años sesenta, y <strong>de</strong><br />
un número reducido <strong>de</strong> inmigrantes y <strong>de</strong> refugiados, es solamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> la<br />
década <strong>de</strong> los ochenta que empieza a incrementarse el número <strong>de</strong> inmigrantes, tanto<br />
europeos como proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la Periferia; éstos últimos, en busca <strong>de</strong><br />
trabajo y <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s económicas. Sin lugar a dudas, la posición geográfica<br />
estratégica <strong>de</strong> España como “puente” hacia Europa y su extendida economía sumergida<br />
ejercen una fuerte atracción <strong>de</strong> la inmigración económica<br />
De acuerdo con IZQUIERDO ESCRIBANO (1992:71), pue<strong>de</strong>n distinguirse cuatro fases en<br />
los flujos migratorios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1960: una primera etapa que abarca la década <strong>de</strong> los sesenta<br />
y que se caracteriza por un aumento regular e importante <strong>de</strong> los flujos (<strong>de</strong> 65.000 a<br />
148.000); una segunda etapa <strong>de</strong> crecimiento mo<strong>de</strong>rado durante la década <strong>de</strong> los setenta<br />
(<strong>de</strong> 148.000 a 200.000); una tercera etapa con un rebrote <strong>de</strong>l crecimiento rápido durante<br />
la primera mitad <strong>de</strong> los 80 (<strong>de</strong> 200.000 a 275.000 en 1985) y, finalmente, una última<br />
etapa <strong>de</strong> aceleración <strong>de</strong>l aumento que abarca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la entrada en vigor <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong><br />
Extranjería <strong>de</strong> 1985 hasta la actualidad y que supone pasar <strong>de</strong> 275.000 inmigrantes en<br />
1986 a 895.720 en el año 2000, según datos <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>l Interior. A pesar <strong>de</strong> este<br />
178
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
rápido crecimiento <strong>de</strong> la inmigración, el número <strong>de</strong> inmigrantes y el porcentaje <strong>de</strong><br />
población extranjera sigue siendo bajo (sólo un 2.3% <strong>de</strong> la población y un 2.5% si se<br />
aña<strong>de</strong>n todas las solicitu<strong>de</strong>s presentadas al proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 2000), en<br />
comparación con el 5% <strong>de</strong> media en todos los países <strong>de</strong>l Espacio Económico Europeo<br />
(UE y el EFTA), el 35% en Luxemburgo, el 9% en Alemania y Bélgica y el 6% en<br />
Francia 309 .<br />
Para acce<strong>de</strong>r a los datos sobre la población extranjera resi<strong>de</strong>nte en España, la fuente más<br />
fi<strong>de</strong>digna son los permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia que proporciona la Dirección General <strong>de</strong><br />
Policía, aunque su principal limitación es la no consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la inmigración “sin<br />
papeles” 310 , ni <strong>de</strong> la inmigración que ha obtenido –<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> varios años <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>nciael<br />
reconocimiento <strong>de</strong> la nacionalidad española. Otras fuentes disponibles son las altas y<br />
bajas <strong>de</strong> extranjeros en el Padrón Municipal y en el Censo <strong>de</strong> población, a pesar <strong>de</strong> que<br />
en ambos casos se produce una infravaloración <strong>de</strong> la inmigración. Si bien el Padrón<br />
Municipal permite acce<strong>de</strong>r a la inmigración en situación ilegal 311 –para empadronarse<br />
en el municipio no es necesario estar regularizado-, presenta importantes carencias,<br />
puesto que no recoge la migración <strong>de</strong> carácter móvil y temporal, con un bajo nivel <strong>de</strong><br />
asentamiento 312 . El Censo, por su parte, no permite saber el volumen total <strong>de</strong> la<br />
inmigración <strong>de</strong> forma actualizada, ya que se realiza cada 10 años.<br />
La evolución <strong>de</strong> los flujos según nacionalida<strong>de</strong>s muestra una progresiva<br />
“tercermundialización” <strong>de</strong> la inmigración en España, ya que mientras que en 1980 el<br />
66% <strong>de</strong> los inmigrantes proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la UE, Norteamérica y Oceanía, en el<br />
309 En el otro extremo, con menos <strong>de</strong> dos extranjeros por cada 100 habitantes, aparecen los países <strong>de</strong>l<br />
sur <strong>de</strong> Europa (Portugal, Grecia e Italia), según datos <strong>de</strong>l Eurostat para el año 2000.<br />
310 Ésta sólo pue<strong>de</strong> ser estimada a partir <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> los rechazos en frontera, expulsiones,<br />
<strong>de</strong>voluciones y <strong>de</strong>tenciones, así como <strong>de</strong> las solicitu<strong>de</strong>s a los procesos <strong>de</strong> regularización.<br />
311 Siguiendo la terminología <strong>de</strong> REYNERI (1999), <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante se utilizarán los términos<br />
legal/ilegal para referirse a las estancias <strong>de</strong> los inmigrantes y regular/irregular para <strong>de</strong>signar su situación<br />
en el mercado <strong>de</strong> trabajo. De esta manera, un inmigrante que trabaje en la economía sumergida se<br />
consi<strong>de</strong>ra irregular, aunque su estancia en la sociedad receptora pueda ser legal si dispone <strong>de</strong> un permiso<br />
<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia en vigor. IZQUIERDO ESCRIBANO (1991:21-22; 1992:151-153) consi<strong>de</strong>ra ina<strong>de</strong>cuado el<br />
término “inmigración ilegal”, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista sociológico, puesto que sirve para criminalizar a un<br />
colectivo <strong>de</strong> personas cuya única infracción es administrativa. A pesar <strong>de</strong> sus objeciones, en esta<br />
investigación se opta por no prescindir <strong>de</strong>l término “ilegal”, al consi<strong>de</strong>rar que, aplicado al tipo <strong>de</strong> estancia<br />
<strong>de</strong>l inmigrante en la sociedad receptora, carece <strong>de</strong> connotaciones criminalizadoras y se asocia<br />
automáticamente a un déficit meramente administrativo, sinónimo <strong>de</strong> “indocumentado” o <strong>de</strong> “sin<br />
papeles”.<br />
179
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
año 2000 estas proce<strong>de</strong>ncias se reducen a casi el 36%. Entre 1997 y el año 2000, el<br />
crecimiento en porcentaje <strong>de</strong> los resi<strong>de</strong>ntes no comunitarios alcanza casi el 14%, con<br />
105.700 efectivos más <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ntes acogidos al régimen general en cifras absolutas 313 .<br />
Este fulgurante incremento se <strong>de</strong>be especialmente a la llegada <strong>de</strong> nuevos inmigrantes en<br />
los últimos años, aunque no pue<strong>de</strong> menoscabarse el efecto <strong>de</strong> la aplicación <strong>de</strong>l<br />
Reglamento <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Extranjería <strong>de</strong> 1996, con la introducción <strong>de</strong>l permiso<br />
permanente e in<strong>de</strong>finido, que ha servido para reducir las situaciones <strong>de</strong> ilegalidad o<br />
irregularidad sobrevenida que pa<strong>de</strong>cían muchos inmigrantes (IZQUIERDO 2000).<br />
Aunque la Tabla 5.1. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) indica que el<br />
colectivo más numeroso es el marroquí, los datos permiten constatar que la migración<br />
europea sigue predominando entre los principales colectivos <strong>de</strong> extranjeros resi<strong>de</strong>ntes<br />
en España. Entre las seis nacionalida<strong>de</strong>s con mayor presencia en España, sólo una,<br />
Marruecos, no pertenece a la UE. Esta realidad contrasta con la percepción <strong>de</strong> la opinión<br />
pública y las informaciones <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación, acerca <strong>de</strong> la supuesta<br />
“invasión” <strong>de</strong> inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países pobres. También se tien<strong>de</strong> a olvidar la<br />
importancia <strong>de</strong> los vínculos históricos en la constitución <strong>de</strong> las “ca<strong>de</strong>nas migratorias”.<br />
Sin lugar a dudas, el pasado colonial <strong>de</strong> España no es ajeno a la inmigración actual.<br />
Según datos <strong>de</strong> 1997, los extranjeros proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> ex colonias (norte <strong>de</strong> Marruecos,<br />
Filipinas, Guinea Ecuatorial y Latinoamérica –excepto Brasil-) constituyen el 30% <strong>de</strong>l<br />
total <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ntes (COLECTIVO IOÉ 1999a).<br />
En España, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> los ochenta, se asiste a un aumento <strong>de</strong> la feminización <strong>de</strong><br />
todos los colectivos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Tercer Mundo. Esta feminización no es un hecho<br />
específico <strong>de</strong> la sociedad española, sino que es una <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> las<br />
migraciones internacionales en la actualidad, consecuencia, entre otros factores, <strong>de</strong>l<br />
312 Otra limitación <strong>de</strong>l Padrón Municipal es que pue<strong>de</strong> subestimar el volumen <strong>de</strong> mujeres. No es<br />
inusual, en el caso <strong>de</strong> los matrimonios islámicos <strong>de</strong> origen rural, que se empadrone sólo el marido y que la<br />
mujer no sea registrada.<br />
313 Dentro <strong>de</strong> la categoría <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>nte extranjero hay que hacer la diferenciación entre los extranjeros<br />
resi<strong>de</strong>ntes en régimen general, que <strong>de</strong>ben obtener el correspondiente permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia, temporal o<br />
permanente, y los extranjeros resi<strong>de</strong>ntes en régimen comunitario, que son documentados con una tarjeta<br />
<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. El régimen comunitario es <strong>de</strong> aplicación a los ciudadanos <strong>de</strong> los Estados miembros <strong>de</strong> la<br />
Unión Europea o integrantes <strong>de</strong>l Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo (estos últimos son<br />
Islandia, Liechtenstein y Noruega), así como a los familiares <strong>de</strong> dichos extranjeros y <strong>de</strong> españoles, que se<br />
encuentren <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> aplicación <strong>de</strong>l Real Decreto 766/1992, <strong>de</strong> 26 <strong>de</strong> junio. En el resto <strong>de</strong><br />
casos se aplica el régimen general.<br />
180
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
proceso <strong>de</strong> globalización 314 . La distribución por sexos <strong>de</strong> los inmigrantes con permiso<br />
<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia sólo se ha publicado en 1992 315 y 1993 316 ; con anterioridad a esta fecha,<br />
las mujeres con permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia no aparecen reflejadas en las estadísticas. Des<strong>de</strong><br />
1997, el Ministerio <strong>de</strong> Interior publica <strong>de</strong> forma habitual las cifras <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ntes según el<br />
sexo. Al igual que ocurre con los hombres, las estadísticas oficiales no recogen a las<br />
mujeres en situación no legal (es presumible que esto afecte más a <strong>de</strong>terminados<br />
colectivos <strong>de</strong> mujeres que a los hombres), ni tampoco ofrecen regularmente datos sobre<br />
la distribución por edad, estado civil o nivel <strong>de</strong> instrucción <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> origen<br />
extranjero según sexo. Aunque los censos y padrones registran estas variables, los datos<br />
que ofrecen son distorsionados respecto a la estructura <strong>de</strong>mográfica por sexos, ya que<br />
estos instrumentos, como ya se ha avanzado, subestiman el número total <strong>de</strong><br />
extranjeros 317 . En <strong>de</strong>finitiva, tal como concluye DOMINGO, «el resultado <strong>de</strong> esta débil<br />
imagen estadística es lo que nos permite hablar <strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> borrosidad<br />
estadística» (1999:258). Pero la invisibilidad <strong>de</strong> la mujer no sólo afecta a las fuentes<br />
estadísticas, sino a toda la producción científica en general. Este vacío no se supera<br />
hasta la segunda mitad <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa, con la proliferación <strong>de</strong> Tesis<br />
Doctorales sobre la realidad <strong>de</strong> la mujer inmigrante en España, todas ellas escritas por<br />
mujeres y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva feminista (RIBAS 1996, 1999; HERRANZ 1996;<br />
GREGORIO 1996; ROJO 1997; RESTREPO 1998; RAMÍREZ 1997, 1998; OSO 1998;<br />
ESCRIVÁ1999a).<br />
Tal como se verá a continuación, la realidad social <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la<br />
sociedad española tiene poco que ver con las representaciones sociales basadas en el<br />
mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> mujer <strong>de</strong>pendiente, analfabeta, inactiva, “atrasada” en términos culturales y<br />
marginada <strong>de</strong> la sociedad. La feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios en España <strong>de</strong>be ser<br />
abordada partiendo <strong>de</strong>l hecho que las mujeres inmigrantes constituyen un colectivo<br />
heterogéneo, diverso en itinerarios y opciones, con una significativa presencia <strong>de</strong><br />
mujeres con elevada formación que buscan su integración en el mercado laboral (NASH<br />
1999). En base a los datos disponibles, en 1992 las mujeres representan el 47% <strong>de</strong>l<br />
conjunto <strong>de</strong> la población extranjera y esta proporción se mantiene prácticamente estable<br />
314 El concepto <strong>de</strong> globalización ha sido <strong>de</strong>sarrollado en el capítulo 3.<br />
315 COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA (1993), Anuario estadístico <strong>de</strong> extranjeros 1992.<br />
316 COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA (1994), Anuario estadístico <strong>de</strong> extranjeros 1993.<br />
317 Debe tenerse en cuenta que en <strong>de</strong>terminados colectivos, como los marroquíes <strong>de</strong> origen rural, por<br />
ejemplo, es una práctica habitual no empadronar a las mujeres.<br />
181
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
en el año 2000 (46%). Sin embargo, la proporción <strong>de</strong> mujeres varía según cuál sea el<br />
continente <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia, tal como nos muestra la Tabla 5.2. (véase anexo estadístico<br />
al final <strong>de</strong>l capítulo), <strong>de</strong> modo que mientras los europeos presentan una distribución<br />
igualitaria <strong>de</strong> hombres y mujeres, en Africa y Asia predomina un perfil <strong>de</strong> inmigración<br />
masculina –en mucha menor medida en el continente asiático- y, en cambio, en los<br />
países latinoamericanos existe una marcada feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios.<br />
No existe un único factor que explique la diferente composición por sexo <strong>de</strong> los<br />
distintos colectivos, puesto que intervienen tanto factores relacionados con las<br />
socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen como con las <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. Ciertamente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong><br />
género, no es lo mismo pertenecer a un grupo caracterizado por el equilibrio entre<br />
sexos, lo que favorece la reproducción <strong>de</strong> los roles en la sociedad <strong>de</strong> origen, que formar<br />
parte <strong>de</strong> un colectivo fuertemente masculinizado o, por el contrario, muy feminizado.<br />
Esta última circunstancia pue<strong>de</strong> propiciar el cambio en los roles tradicionales<br />
(COLECTIVO IOÉ 1999a). En el caso <strong>de</strong> los resi<strong>de</strong>ntes europeos, la situación <strong>de</strong><br />
equilibrio se explica a partir <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que se trata mayormente <strong>de</strong> matrimonios<br />
jubilados que establecen su resi<strong>de</strong>ncia en España. Para la migración africana, la<br />
estigmatización <strong>de</strong>l éxodo rural femenino que se da en algunas socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen se<br />
traduce en una mayor proporción <strong>de</strong> hombres. Pero, sin lugar a dudas, el factor más<br />
sustancial a la hora <strong>de</strong> interpretar la feminización <strong>de</strong> los flujos son los condicionantes<br />
<strong>de</strong>l mercado laboral en la sociedad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, tal como se abordará más a<strong>de</strong>lante. En<br />
este sentido, la notoria feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países<br />
latinoamericanos y, en menor medida, la <strong>de</strong> los flujos asiáticos, está íntimamente<br />
relacionada con los factores pull; a saber, la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadoras inmigrantes para<br />
trabajar en el servicio doméstico.<br />
Los datos <strong>de</strong> la Tabla 5.3. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) son todavía más<br />
diáfanos, puesto que muestran la proporción <strong>de</strong> mujeres inmigrantes según país <strong>de</strong><br />
origen, en base a la relación <strong>de</strong> masculinidad (número <strong>de</strong> hombres por cada 100<br />
mujeres). De los resultados <strong>de</strong> dicha tabla se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> la importante feminización <strong>de</strong><br />
los flujos <strong>de</strong> mujeres latinoamericanas (sobre todo <strong>de</strong> la Rep. Dominicana y Colombia),<br />
182
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
así como <strong>de</strong> las filipinas 318 . Es <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar también la proporción <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
colectivo <strong>de</strong> inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Guinea Ecuatorial (sólo 50 hombres por cada<br />
100 mujeres), que rompe la tónica <strong>de</strong> masculinización que caracteriza a los flujos<br />
migratorios africanos. En el caso <strong>de</strong> Marruecos, si bien el año 1993 cuenta con una <strong>de</strong><br />
las Relaciones <strong>de</strong> Masculinidad más elevadas (casi 3 hombres por cada mujer), ésta se<br />
reduce notablemente en el año 2000 (2 hombres por cada mujer) <strong>de</strong>bido,<br />
principalmente, a la reagrupación familiar y a la llegada <strong>de</strong> mujeres inmigrantes solas,<br />
mayormente <strong>de</strong> origen urbano. Debe tenerse en cuenta que existe la posibilidad <strong>de</strong> que<br />
el volumen <strong>de</strong> mujeres inmigrantes esté más infraestimado que el <strong>de</strong> los hombres, a<br />
causa <strong>de</strong> la mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la ilegalidad en este colectivo y también <strong>de</strong>bido a su<br />
mayor tasa <strong>de</strong> naturalizaciones por matrimonio con un ciudadano español (IZQUIERDO<br />
ESCRIBANO 1996:75).<br />
Retomando <strong>de</strong> nuevo la Tabla 5.2., tanto los datos <strong>de</strong> 1992 como los <strong>de</strong>l año 2000<br />
reflejan un marcado predominio <strong>de</strong> las mujeres europeas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes (53.9% y 42.3%, respectivamente); tal importancia numérica contrasta con<br />
su marcada invisibilidad social, por cuanto la mayoría son ancianas retiradas inactivas<br />
–a excepción <strong>de</strong> las portuguesas. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1992, los ciudadanos <strong>de</strong> la UE ya no<br />
aparecen en las estadísticas <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo, por lo que no po<strong>de</strong>mos saber<br />
cuántas <strong>de</strong> estas mujeres europeas están ocupadas en el mercado <strong>de</strong> trabajo. Pero qué<br />
duda cabe que para explicar esta invisibilidad también intervienen razones i<strong>de</strong>ológicas,<br />
responsables <strong>de</strong> que los europeos comunitarios sean percibidos como “turistas” o<br />
“extranjeros” y que se reserve sólo para los nacionales <strong>de</strong> países pobres la figura <strong>de</strong>l<br />
“inmigrante económico” (ALVITE 1995).<br />
En lo que concierne al colectivo <strong>de</strong> mujeres no comunitarias, objeto <strong>de</strong> estudio en<br />
nuestra investigación, la Tabla 5.4. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) nos<br />
presenta su distribución según las principales nacionalida<strong>de</strong>s 319 . Es <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar el<br />
318 El caso <strong>de</strong> la feminización <strong>de</strong> los inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Filipinas es propio <strong>de</strong> España e Italia,<br />
como consecuencia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas domésticas. En realidad, en términos globales, en los<br />
flujos migratorios filipinos predominan los hombres (COLECTIVO IOÉ 1998ª:21).<br />
319 El objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> esta investigación son las mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países<br />
periféricos que se dirigen a los páises <strong>de</strong>l Centro en busca <strong>de</strong> trabajo, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cuál sea su<br />
situación legal (véase nota núm 2). Por lo tanto, este colectivo no coinci<strong>de</strong> con la categoría jurídica y<br />
estadística <strong>de</strong> “mujer extracomunitaria”. Sin embargo, a lo largo <strong>de</strong> este capítulo consi<strong>de</strong>raremos ambos<br />
términos como equivalentes, por cuanto algunas estadísticas oficiales (las estadísticas <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong><br />
trabajo a extranjeros <strong>de</strong>l MTAS, por ejemplo) y la propia legislación distinguen jurídicamente la figura<br />
183
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
colectivo <strong>de</strong> mujeres marroquíes en términos absolutos (con un 26.1% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong><br />
mujeres), a pesar <strong>de</strong> que, tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Tabla 5.3., no se trate <strong>de</strong> un flujo<br />
migratorio especialmente feminizado. A esta nacionalidad le siguen las mujeres<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> distintos países latinoamericanos (República Dominicana, Ecuador,<br />
Colombia, Perú), las mujeres filipinas y las mujeres chinas. Es digno <strong>de</strong> mención el<br />
espectacular ascenso numérico <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres colombianas y ecuatorianas;<br />
mientras las primeras han pasado <strong>de</strong> 3.737 efectivos a más <strong>de</strong> 17.000 en sólo cuatro<br />
años, las ecuatorianas, que en el año 2000 se sitúan en tercera posición, ni tan sólo<br />
figuraban entre los diez colectivos <strong>de</strong> mujeres extracomunitarias más numeroso en el<br />
año 1997. También merece señalarse el rápido crecimiento experimentado por las<br />
peruanas a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa, lo que las sitúa en el cuarto lugar en el<br />
año 2000 (en 1997 aparecían en segunda posición, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las marroquíes), muy por<br />
encima <strong>de</strong> los efectivos <strong>de</strong> mujeres filipinas, que protagonizaron los flujos migratorios<br />
femeninos en los setenta y ochenta. En el caso <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong> mujeres chinas (las<br />
extranjeras <strong>de</strong> este colectivo han pasado <strong>de</strong>l 17% en 1991 al 40.5% respecto <strong>de</strong>l total <strong>de</strong><br />
mujeres originarias <strong>de</strong> Asia), éste se <strong>de</strong>be a la facilidad <strong>de</strong> inserción que tienen en los<br />
negocios <strong>de</strong> su propia comunidad <strong>de</strong> origen (restaurantes chinos); por lo que su<br />
situación podría consi<strong>de</strong>rarse excepcional, ya que no acce<strong>de</strong>n a los puestos <strong>de</strong> trabajo<br />
por los que compiten el resto <strong>de</strong> mujeres inmigrantes (servicio doméstico) (SARRIBLE<br />
1997, OPI 1999).<br />
El análisis <strong>de</strong>l nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes muestra una enorme<br />
variabilidad según nacionalida<strong>de</strong>s. Los resultados <strong>de</strong> SOLÉ (1994:86) señalan que<br />
correspon<strong>de</strong> a las mujeres marroquíes el nivel escolar más bajo, con más <strong>de</strong> un 25% <strong>de</strong><br />
inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l analfabetismo y aproximadamente sólo el 37% con la enseñanza<br />
elemental terminada. Entre las mujeres dominicanas se aprecia una distribución<br />
mayoritaria en los niveles <strong>de</strong> estudios primarios y secundarios. Estos datos contrastan<br />
con el elevado nivel <strong>de</strong> estudios <strong>de</strong> las mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Cono Sur<br />
latinoamericano (Argentina y Chile), así como <strong>de</strong> las peruanas 320 . El resto <strong>de</strong> colectivos<br />
presenta, en conjunto, un nivel <strong>de</strong> formación intermedia, <strong>de</strong>stacando las mujeres<br />
filipinas, con un 64% que ha completado la secundaria o una preparación técnico<strong>de</strong>l<br />
“extranjero comunitario” (Régimen Comunitario) y la <strong>de</strong>l “extranjero no comuntario” (Régimen<br />
General (véase nota núm 313).<br />
320 Véase al respecto la Tesis Doctoral <strong>de</strong> ESCRIVÁ (1999), sobre las mujeres peruanas en Barcelona.<br />
184
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
profesional <strong>de</strong> grado medio 321 . Esta heterogeneidad <strong>de</strong> capitales culturales viene<br />
explicada, en parte, por las condiciones <strong>de</strong> acceso <strong>de</strong> la mujer a la educación en cada<br />
una <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen. Sin embargo, el nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres<br />
inmigrantes no siempre concuerda con la distribución <strong>de</strong>l nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres<br />
en la sociedad <strong>de</strong> origen y suele ser superior; por lo que, según MARTÍNEZ VEIGA<br />
(1997ª), el sesgo hacia <strong>de</strong>terminados niveles educativos constituye un claro indicador<br />
<strong>de</strong>l carácter selectivo <strong>de</strong> la emigración.<br />
Una vez efectuada la aproximación en cifras a la composición <strong>de</strong> la migración femenina<br />
que resi<strong>de</strong> legalmente en España, es necesario acercarse a sus proyectos migratorios,<br />
puesto que las experiencias femeninas son distintas <strong>de</strong> las masculinas y gran parte <strong>de</strong> las<br />
mujeres que emigran lo hacen movidas por problemáticas <strong>de</strong> género. En palabras <strong>de</strong><br />
JULIANO, «se producen procesos específicos <strong>de</strong> expulsión, así como procesos<br />
específicos <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda, que influyen en una selección <strong>de</strong> la inmigración por género»<br />
(2000:382). Según los resultados <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1998a) a mujeres<br />
inmigrantes dominicanas, marroquíes y filipinas, las mujeres inmigrantes presentan una<br />
gran variedad <strong>de</strong> proyectos migratorios, que rompen claramente con los estereotipos<br />
más recurrentes sobre la migración femenina y que la presentan como un colectivo<br />
homogéneo, pasivo y supeditado al proyecto migratorio <strong>de</strong> su esposo. Se trata <strong>de</strong><br />
proyectos migratorios en los que la motivación económica adquiere un gran<br />
protagonismo, <strong>de</strong>terminados por las estructuras familiares y por la posición <strong>de</strong> la mujer<br />
tanto en la esfera reproductiva como en la esfera productiva. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> acuerdo con el<br />
COLECTIVO IOÉ (1998a:32), las trayectorias biográficas <strong>de</strong> las mujeres migrantes no<br />
pue<strong>de</strong>n explicarse sólo en función <strong>de</strong> los contextos sociales, sino que también <strong>de</strong>be<br />
tenerse en cuenta el momento en el ciclo vital y familiar, ya que parecen evi<strong>de</strong>ntes las<br />
diferencias entre las emigrantes solteras y las que tienen responsabilida<strong>de</strong>s familiares<br />
directas, sobre todo cuando tienen hijos a cargo.<br />
En base a los resultados <strong>de</strong> dicho estudio, la motivación económica es fundamental para<br />
muchas <strong>de</strong> estas mujeres, <strong>de</strong> modo que emigran para asegurar la subsistencia económica<br />
321 La tasa <strong>de</strong> alfabetización femenina es muy alta en Filipinas, así como también el número <strong>de</strong><br />
licenciadas. Filipinas cuenta con los niveles educativos más altos <strong>de</strong>l su<strong>de</strong>ste asiático y presenta incluso<br />
menos contraste que España en la diferencia entre las tasas <strong>de</strong> alfabetización por sexos. La incapacidad<br />
<strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> absorber el gran número <strong>de</strong> jóvenes con estudios (maestras, enfermeras, etc.)<br />
explica por qué estas mujeres «preparan sus currícula pensando en la emigración» (RIBAS 1994:105).<br />
185
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
<strong>de</strong>l grupo familiar, como parte <strong>de</strong> la estrategia <strong>de</strong>l grupo doméstico. Son ellas las<br />
principales proveedoras <strong>de</strong> rentas monetarias para la familia, que permanece<br />
generalmente en el país <strong>de</strong> origen y constituyen hogares transnacionales 322 . La<br />
participación en el mercado <strong>de</strong> trabajo es clave para estas mujeres. Dentro <strong>de</strong> este grupo<br />
se encuentra una consi<strong>de</strong>rable proporción <strong>de</strong> las mujeres dominicanas, filipinas,<br />
peruanas, colombianas y ecuatorianas 323 . La creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres inmigrantes<br />
para trabajar en el servicio doméstico invierte, en buena parte, la dinámica <strong>de</strong> la<br />
reagrupación familiar en España, <strong>de</strong> manera que no es extraño que mujeres dominicanas<br />
o filipinas consoli<strong>de</strong>n con una renovación su primer permiso <strong>de</strong> trabajo y actúen como<br />
reagrupantes. Muchas veces, las mujeres tienen sus propias opciones <strong>de</strong> reagrupamiento<br />
y prefieren pagar el viaje a sus hijas y hermanas antes que a los integrantes masculinos<br />
<strong>de</strong> su familia, por cuanto es más fácil para las mujeres que para las hombres encontrar<br />
un empleo en la sociedad receptora (JULIANO 1999).<br />
La presencia <strong>de</strong> mujeres jefas <strong>de</strong> hogar entre la población extranjera en España es difícil<br />
<strong>de</strong> estimar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista cuantitativo y sólo se dispone <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la<br />
encuesta que se elabora con motivo <strong>de</strong>l proceso extraordinario <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong><br />
1991, en la que se recoge la presencia <strong>de</strong> inmigrantes con familiares <strong>de</strong>pendientes a<br />
cargo en el país <strong>de</strong> origen (ARAGÓN, CHOZAS 1993). En base a este indicador, las<br />
migrantes jefas <strong>de</strong> hogar en España están principalmente a cargo <strong>de</strong> hogares<br />
monoparentales –a menudo madres solteras-, si bien se da también una <strong>de</strong>stacada<br />
presencia <strong>de</strong> esposas que mantienen económicamente el hogar transnacional y <strong>de</strong><br />
mujeres solteras que, como hijas, se responsabilizan <strong>de</strong> sus familiares en el país <strong>de</strong><br />
origen. Las mayores proporciones <strong>de</strong> mujeres jefas <strong>de</strong> hogar se encuentran entre las<br />
mujeres dominicanas y filipinas (OSO 1998). En Marruecos, por el contrario, las pautas<br />
culturales estigmatizan el “abandono” <strong>de</strong>l hogar por parte <strong>de</strong> las mujeres, por lo que la<br />
jefatura <strong>de</strong>l hogar transnacional la ejercen básicamente los hombres. Sin embargo, tras<br />
el divorcio, separación o viu<strong>de</strong>dad, muchas mujeres marroquíes se ven también<br />
322 El fenómeno <strong>de</strong> la maternidad “transnacional” es abordado en el capítulo 4.<br />
323 La migración <strong>de</strong> mujeres peruanas está protagonizada por mujeres <strong>de</strong> clase media, con elevado<br />
nivel educativo, que emigran a consecuencia <strong>de</strong> la inestabilidad económica que atenaza al país <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
década <strong>de</strong> los ochenta. La crisis afecta a las clases más <strong>de</strong>pauperadas, pero también a las clases medias,<br />
que se ven incapaces <strong>de</strong> mantener su nivel <strong>de</strong> vida y emigran, básicamente, con la finalidad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
costear los estudios a sus hijos. Entre 1980 y 1993, los gastos sociales en educación, salud, vivienda,<br />
seguridad social y otros servicios <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n en Perú alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 10%. Sus principales <strong>de</strong>stinos son<br />
186
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
abocadas a salir <strong>de</strong>l país, en el que son estigmatizadas socialmente por razones éticoreligiosas(OSO<br />
1998).<br />
Otro proyecto migratorio distinto es el <strong>de</strong> las mujeres solteras que emigran solas,<br />
buscando una promoción personal, a la vez que pue<strong>de</strong>n mantener un objetivo<br />
económico –ayudar a la familia-. Suele tratarse <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia urbana, que<br />
han <strong>de</strong>sarrollado aspiraciones en <strong>de</strong>sacuerdo con los mo<strong>de</strong>los dominantes en sus<br />
culturas <strong>de</strong> origen. Este mo<strong>de</strong>lo migratorio es habitual en mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países<br />
periféricos más <strong>de</strong>sarrollados, como Chile, don<strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> familiares<br />
<strong>de</strong>pendientes en el lugar <strong>de</strong> origen es escasa. Se trata <strong>de</strong> estrategias individuales <strong>de</strong><br />
movilidad social que se asemejan a las que experimentan las mujeres trabajadoras<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países <strong>de</strong>l Centro capitalista. Des<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta, se observa<br />
una nueva ten<strong>de</strong>ncia en los flujos <strong>de</strong> mujeres marroquíes, con la llegada <strong>de</strong> mujeres<br />
jóvenes, muchas veces solteras y con estudios universitarios, que protagonizan<br />
proyectos migratorios autónomos, con la finalidad <strong>de</strong> encontrar trabajo y mejorar su<br />
condiciones <strong>de</strong> vida (BE<strong>LA</strong>RBI 1999). Muchas veces se trata <strong>de</strong> mujeres que ven en la<br />
emigración la oportunidad <strong>de</strong> aliviar las formas <strong>de</strong> control social tradicionales y que no<br />
quieren reproducir los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> su entorno, aún a sabiendas<br />
<strong>de</strong> que probablemente van a experimentar una movilidad social <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte en la<br />
sociedad receptora 324 .<br />
Algunos colectivos <strong>de</strong> mujeres han emigrado no por voluntad propia, sino para huir <strong>de</strong><br />
situaciones <strong>de</strong> violencia, narcotráfico o violación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos humanos. Este es el<br />
caso <strong>de</strong> los movimientos poblaciones femeninos oriundos <strong>de</strong> Colombia. Muchas<br />
mujeres que han participado activamente, o bien a través <strong>de</strong> sus compañeros, en los<br />
movimientos sociales y las organizaciones políticas <strong>de</strong> izquierda durante las últimas dos<br />
décadas, <strong>de</strong>ben salir <strong>de</strong>l país porque ellas o sus familias están amenazadas <strong>de</strong> muerte. Si<br />
bien durante la década <strong>de</strong> los ochenta la mayoría <strong>de</strong> estas mujeres adquieren el estatus<br />
USA, Japón, Canadá y países europeos como Italia y España, coincidiendo con los países <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> los<br />
inmigrantes que llegan a Perú durante el siglo XIX (ESCRIVÀ 1997; TORNOS ET AL. 1997).<br />
324 Ciertamente, en estos casos la emigración pue<strong>de</strong> plantearse como una ruptura con el rol tradicional<br />
para las mujeres marroquíes. Sin embargo, los estudios <strong>de</strong> RAMÍREZ (1997, 1998, 1999) cuestionan esta<br />
afirmación, al constatar que muchas mujeres jóvenes se plantean la emigración como estrategia para<br />
mejorar su posición y po<strong>de</strong>r optar por aquello que sigue siendo su objetivo fundamental: casarse bien. En<br />
este sentido, según la autora, la emigración constituye un proceso <strong>de</strong> cambio inintencionado, por cuanto<br />
187
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
legal <strong>de</strong> refugiadas una vez en España, el recorte actual <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l asilo y refugio<br />
hace que actualmente lleguen al país en calidad <strong>de</strong> inmigrantes, ya sea en calidad <strong>de</strong><br />
estudiantes, turistas o empleadas domésticas 325 (RESTREPO 2001).<br />
Aunque <strong>de</strong> todo lo comentado más arriba se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la figura <strong>de</strong> la mujer<br />
inmigrante que acce<strong>de</strong> legalmente a España a través <strong>de</strong>l reagrupamiento familiar no es<br />
la más representativa, sí se correspon<strong>de</strong> con las prácticas <strong>de</strong> algunos grupos en<br />
particular (JULIANO 2000). Seguir al marido en su proyecto migratorio es habitual entre<br />
las mujeres marroquíes <strong>de</strong> origen rural, a menudo analfabetas. Durante las décadas <strong>de</strong><br />
los setenta y ochenta llegan a España muchas mujeres marroquíes a través <strong>de</strong> la<br />
reagrupación familiar. A menudo, este proyecto preten<strong>de</strong> reproducir en la sociedad<br />
receptora el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> organización familiar existente en la sociedad <strong>de</strong> origen –control<br />
<strong>de</strong>l hombre sobre el <strong>de</strong>recho al trabajo remunerado <strong>de</strong> la mujer, circunscrita al ámbito<br />
doméstico-, lo que aísla enormemente a estas mujeres y dificulta su integración. A pesar<br />
<strong>de</strong> ello, en algunas ocasiones, la falta <strong>de</strong> ingresos obliga al marido a variar su actitud y a<br />
permitir que su esposa se incorpore al trabajo remunerado. En muchos <strong>de</strong> estos casos,<br />
aunque la mujer se <strong>de</strong>dique a activida<strong>de</strong>s extradomésticas, siguen sin cuestionarse los<br />
fundamentos básicos <strong>de</strong>l sistema patriarcal. Dentro <strong>de</strong> este proyecto migratorio también<br />
se encuentran mujeres que, aunque siguen a su esposo, ya habían experimentado cierta<br />
movilidad social en el país <strong>de</strong> origen, al combinar estrategias matrimoniales y laborales,<br />
y están dispuestas a mantener el mismo estilo <strong>de</strong> vida en las socieda<strong>de</strong>s receptoras.<br />
En lo referente a la distribución geográfica <strong>de</strong> las mujeres extracomunitarias en España,<br />
ésta presenta una <strong>de</strong>stacada pauta <strong>de</strong> concentración espacial en Barcelona y Madrid,<br />
sobre todo las mujeres latinoamericanas y filipinas. Ambas provincias constituyen los<br />
principales núcleos urbanos <strong>de</strong> la sociedad española y es justamente en ellos don<strong>de</strong><br />
para las mujeres la emigración no constituye una ruptura y la ganancia <strong>de</strong> autonomía no es algo<br />
voluntariamente buscado, sino que se encuentran con ella una vez llegan aquí.<br />
325 En el año 1994 se reforma la normativa española sobre asilo y refugio –con vistas al proceso <strong>de</strong><br />
convergencia con Europa-, para evitar la utilización fraudulenta <strong>de</strong>l asilo con fines <strong>de</strong> inmigración<br />
económica. La nueva normativa suprime la doble figura <strong>de</strong> asilo y refugio que reconocía la legislación <strong>de</strong><br />
1984 y establece que sólo quienes reúnan las condiciones para ser refugiados según la Convención <strong>de</strong><br />
Ginebra <strong>de</strong> 1951 obtendrán el asilo, así como un procedimiento acelerado que permite el examen <strong>de</strong> la<br />
solicitud en las fronteras y, en su caso, el rechazo <strong>de</strong>l solicitante al que no se le admite a trámite la<br />
petición. El resultado <strong>de</strong> la aplicación <strong>de</strong> la nueva ley es un notable <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> asilo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1995: resulta enormemente ilustrativo que si en el año 1993 se producen 12.615 solicitu<strong>de</strong>s, en<br />
1996 fueran sólo 4.730.<br />
188
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
existe una mayor <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas domésticas. En consecuencia, la distribución<br />
espacial <strong>de</strong> los distintos colectivos se <strong>de</strong>be principalmente a la estructura <strong>de</strong>l mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad receptora, sin olvidar la influencia <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s migratorias y<br />
<strong>de</strong> la existencia previa <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una misma nacionalidad ya resi<strong>de</strong>ntes en un<br />
lugar <strong>de</strong>terminado 326 . La feminización <strong>de</strong> los flujos migratorios es especialmente<br />
marcada en la Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Madrid y en la pronvincia <strong>de</strong> Barcelona, con<br />
un 52.6% y un 45% <strong>de</strong> mujeres, respectivamente, entre los inmigrantes con permiso o<br />
tarjeta <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia en vigor en el año 2000 (IZQUIERDO 1992; COMISIÓN<br />
INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA 2001). La Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Madrid<br />
concentra un 35% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> mujeres extracomunitarias resi<strong>de</strong>ntes legalmente en<br />
España, mientras que la provincia <strong>de</strong> Barcelona reúne al 20% (OPI 1999).<br />
Los datos sobre la composición femenina <strong>de</strong> la inmigración en Catalunya y la provincia<br />
<strong>de</strong> Barcelona son <strong>de</strong> especial interés para este estudio, puesto que el trabajo <strong>de</strong> campo se<br />
ha realizado en el Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona. Según datos <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>l<br />
Interior para el año 2000, son 214.996 los resi<strong>de</strong>ntes extranjeros registrados en Cataluña<br />
(cerca <strong>de</strong> un 3.5% <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho), <strong>de</strong> los que el 45% son mujeres (92.775<br />
efectivos). Según datos <strong>de</strong>l IEC para el año 1999, aproximadamente el 25% <strong>de</strong> las<br />
mujeres extranjeras proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la UE. El colectivo <strong>de</strong> mujeres resi<strong>de</strong>ntes<br />
extracomunitarias más numeroso en Catalunya es el <strong>de</strong> las marroquíes (un 27% <strong>de</strong>l total<br />
<strong>de</strong> mujeres extranjeras), seguido <strong>de</strong> las peruanas (6.3%), las dominicanas (5.2%), las<br />
argentinas (2.9), las colombianas (2.7%) y las gambianas (2.7). En lo que concierne a la<br />
provincia <strong>de</strong> Barcelona, los datos <strong>de</strong>l Padrón <strong>de</strong> 1996 registran un total <strong>de</strong> 34.611<br />
mujeres extranjeras (el 49% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la población extranjera). Por continentes, se<br />
observa que el colectivo más <strong>de</strong>stacado es el <strong>de</strong> las mujeres americanas, que representan<br />
el 35.3% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> extranjeras, entre las que <strong>de</strong>stacan las mujeres peruanas (7.9%),<br />
dominicanas (5.3%) y argentinas (5.2%). Sin embargo, por nacionalida<strong>de</strong>s, una vez más<br />
son las mujeres originarias <strong>de</strong> Marruecos las que cuentan con más efectivos, con el<br />
21.5% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> extranjeras resi<strong>de</strong>ntes en la provincia <strong>de</strong> Barcelona. En lo que<br />
326 En el caso <strong>de</strong> la migración marroquí, está fuertemente documentada la relación <strong>de</strong> los marroquíes<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Nador con Cataluña, <strong>de</strong> los proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Alhucemas con Madrid o los <strong>de</strong> Oujda con<br />
Murcia (LÓPEZ GARCÍA 1996). En el caso <strong>de</strong> las mujeres, existe una importante concentración <strong>de</strong> mujeres<br />
dominicanas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la región rural <strong>de</strong>l Suroeste <strong>de</strong>l país –especialmente <strong>de</strong> un pueblo llamado<br />
Vicente Noble y sus alre<strong>de</strong>dores-, en la zona oeste <strong>de</strong> Madrid, especialmente en los centros urbanos <strong>de</strong><br />
Pozuela y Aravaca (HERRANZ 1996, 1997)<br />
189
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
concierne a su distribución territorial, el 44% <strong>de</strong> las mujeres extranjeras resi<strong>de</strong> en el<br />
municipio <strong>de</strong> Barcelona y, el resto, principalmente en otras gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
Región Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona (véase Tabla 5.5. en el anexo estadístico al final <strong>de</strong>l<br />
capítulo). Esta concentración preeminentemente urbana obe<strong>de</strong>ce, fundamentalmente, a<br />
la fuerte <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas domésticas.<br />
En cuanto al nivel <strong>de</strong> instrucción <strong>de</strong> la población extranjera femenina afincada en la<br />
provincia <strong>de</strong> Barcelona, según datos <strong>de</strong>l IEC para el año 1996, éste no presenta notorias<br />
diferencias con respecto al <strong>de</strong> los hombres extranjeros, aunque sí se <strong>de</strong>tectan<br />
disparida<strong>de</strong>s entre las mujeres según el continente <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia. De ese modo, entre<br />
las mujeres <strong>de</strong> origen africano predomina la primaria incompleta (35%) y la primaria<br />
completa (41%). En el caso <strong>de</strong> las mujeres americanas, un 25% ha concluido estudios <strong>de</strong><br />
BUP y COU o <strong>de</strong> FP <strong>de</strong> 2º grado, mientras que un 25% ha cursado estudios<br />
universitarios medios o superiores. Las mujeres asiáticas presentan un nivel educativo<br />
similar al <strong>de</strong> las americanas, aunque ligeramente inferior, con un 23% con estudios<br />
medios y un 22% que cuenta con titulación universitaria. El analfabetismo afecta a casi<br />
un 9% <strong>de</strong> las mujeres africanas, frente a sólo el 0.4% <strong>de</strong> las americanas y el 1.2% <strong>de</strong> las<br />
asiáticas (DOMINGO 2000:317).<br />
5.2. La inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo español. Algunos datos estadísticos.<br />
La fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante, con 199.753 permisos <strong>de</strong> trabajo en vigor a 31/1999,<br />
constituye aproximadamente el 1.4% <strong>de</strong> la población ocupada española, según datos <strong>de</strong><br />
la EPA para el año 1999 327 . La “tasa <strong>de</strong> actividad” <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> trabajadores<br />
extranjeros, resultado <strong>de</strong> relacionar el total <strong>de</strong> permisos con el <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ntes acogidos al<br />
327<br />
A lo largo <strong>de</strong> este apartado se presentan los datos <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>l año 1999, por no estar<br />
todavía disponibles los <strong>de</strong>l año 2000, ni siquiera con carácter provisional, en el mes <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l año<br />
2001. Debe distinguirse entre el stock <strong>de</strong> permisos (permisos en vigor a 31 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l año<br />
consi<strong>de</strong>rado) y el “flujo” (permisos concedidos a lo largo <strong>de</strong> un año <strong>de</strong>terminado). Los datos referidos a<br />
trabajadores con permisos <strong>de</strong> trabajo en vigor a 31 <strong>de</strong> diciembre se obtienen consi<strong>de</strong>rando aquellos<br />
permisos <strong>de</strong> trabajo concedidos durante los cinco años anteriores a la fecha <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> los datos y<br />
cuya caducidad es igual o posterior al 31 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l año al que se haga referencia. Para interpretar<br />
correctamente esta cifra, hay que tener en cuenta que no se incluyen los permisos <strong>de</strong> trabajo que se<br />
encuentran en trámite <strong>de</strong> renovación y que la fecha <strong>de</strong> caducidad <strong>de</strong> la autorización laboral no es<br />
coinci<strong>de</strong>nte, en algunas provincias, con la fecha <strong>de</strong> caducidad <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia concedido por el<br />
Ministerio <strong>de</strong>l Interior.<br />
190
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
Régimen General, es <strong>de</strong>l 52.2%, aproximadamente 328 . Sin embargo, se trata <strong>de</strong> una<br />
actividad baja si tenemos en cuenta que la migración no comunitaria es <strong>de</strong> carácter<br />
eminentemente económico, lo que apunta al hecho <strong>de</strong> que muchos <strong>de</strong> ellos están<br />
trabajando en condiciones irregulares 329 (sin olvidar a los menores <strong>de</strong> 16 años, que no<br />
están autorizados a trabajar). Una proporción importante <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo a<br />
extranjeros correspon<strong>de</strong> a mujeres, con alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 69.413 permisos vigentes que<br />
suponen el 34.7% <strong>de</strong>l total 330 . Esta diferencia en relación al total <strong>de</strong> mujeres acogidas al<br />
régimen general a 31 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1999 (165.107 efectivos) evi<strong>de</strong>ncia una “tasa <strong>de</strong><br />
actividad” <strong>de</strong>l 42% que, aunque superior a la <strong>de</strong> las mujeres autóctonas (39.8% en el<br />
año 2000), está claramente subestimada por el hecho <strong>de</strong> que muchas mujeres<br />
inmigrantes con permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia están trabajando <strong>de</strong> forma irregular, en la<br />
economía informal, y no pue<strong>de</strong>n conseguir un permiso <strong>de</strong> trabajo.<br />
En cuanto a la evolución <strong>de</strong>l stock <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo en vigor durante la década <strong>de</strong><br />
los noventa, la Tabla 5.6. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) refleja una<br />
ten<strong>de</strong>ncia ascen<strong>de</strong>nte, con un crecimiento <strong>de</strong>l 134% entre 1990 y 1999. La duplicación<br />
<strong>de</strong>l censo <strong>de</strong> trabajadores <strong>de</strong> 1990 a 1991 es el resultado <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> regularización<br />
<strong>de</strong> 1991, que provoca la emergencia <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra inmigrante que hasta entonces se<br />
encontraba sumergida. Por otra parte, la disminución que se observa en el stock entre<br />
1991 y 1992, es consecuencia <strong>de</strong> la eliminación <strong>de</strong> todos los trabajadores extranjeros<br />
comunitarios <strong>de</strong> las estadísticas. En cambio, para explicar el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> 1992 a 1993,<br />
<strong>de</strong>be recurrirse a la gran cantidad <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo concedidos a raíz <strong>de</strong>l proceso<br />
<strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1991, que no pue<strong>de</strong>n ser renovados al año siguiente y que conduce<br />
a muchos inmigrantes <strong>de</strong> nuevo a la ilegalidad o a la irregularidad. Asimismo, la Tabla<br />
5.6. también pone en evi<strong>de</strong>ncia una cierta estabilidad en la composición por sexos <strong>de</strong>l<br />
total <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo. La feminización <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo se mantiene<br />
328 Si se recurre a los datos <strong>de</strong> los trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social (296.658 a<br />
31/12/2000) y se relacionan con el conjunto <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ntes extranjeros mayores <strong>de</strong> 15 años, se obtiene una<br />
tasa <strong>de</strong> actividad más baja (cerca <strong>de</strong>l 33%), puesto que se refiere a los extranjeros <strong>de</strong> todas las<br />
nacionalida<strong>de</strong>s, no sólo a los no comunitarios. Ninguna <strong>de</strong> las dos tasas tiene en cuenta a los extranjeros<br />
<strong>de</strong>sempleados ni a los que trabajan <strong>de</strong> forma irregular.<br />
329 Para el uso <strong>de</strong> los términos legal/ilegal y regular/irregular, véase la nota a pie <strong>de</strong> página número<br />
329, en este mismo capítulo.<br />
330 Nótese que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1/1/1992, con la entrada en vigor <strong>de</strong> la libre circulación <strong>de</strong> trabajadores <strong>de</strong> los<br />
países miembros <strong>de</strong> la UE, los trabajadores miembros <strong>de</strong> la UE y sus familiares ya no requieren permiso<br />
<strong>de</strong> trabajo para realizar activida<strong>de</strong>s remuneradas tanto por cuenta ajena como por cuenta propia. Por<br />
consiguiente, la cifra presentada se correspon<strong>de</strong> con los permisos <strong>de</strong> trabajo resueltos por aplicación <strong>de</strong>l<br />
Régimen General y no contabiliza a las mujeres trabajadoras comunitarias.<br />
191
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
más o menos constante a lo largo <strong>de</strong> estos años, con porcentajes en torno al 30%,<br />
aunque se observa un discreto y progresivo crecimiento <strong>de</strong> la proporción <strong>de</strong> mujeres a<br />
partir <strong>de</strong> 1993.<br />
El tipo <strong>de</strong> permiso concedido es un buen indicador <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong> estabilidad <strong>de</strong>l<br />
trabajador inmigrante en la sociedad receptora, ya que la mayor duración <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong><br />
trabajo suele ser sinónimo, aunque no siempre, <strong>de</strong> trayectorias laborales continuas en la<br />
economía formal, en el sentido <strong>de</strong> no fluctuar entre la economía formal y la informal. La<br />
Tabla 5.7. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) nos muestra los tipos <strong>de</strong><br />
permiso <strong>de</strong> trabajo 331 por sexos, or<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> menor a mayor estabilidad, en base a<br />
datos <strong>de</strong>l año 1999. Estos datos señalan una mayor proporción <strong>de</strong> hombres que <strong>de</strong><br />
mujeres con permisos <strong>de</strong> trabajo por cuenta propia (7.1% frente a un 3.7%) y una<br />
mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la temporalidad entre las mujeres, puesto que los permisos <strong>de</strong> tipo<br />
A y b “inicial”, que son los que presentan una duración más limitada, afectan a un<br />
39.8% <strong>de</strong> los hombres con permiso por cuenta ajena y a un 50.4% <strong>de</strong> las mujeres. Por<br />
otra parte, los datos <strong>de</strong> 1999 ya permiten observar el impacto <strong>de</strong> la introducción <strong>de</strong>l<br />
“permiso <strong>de</strong> trabajo permanente” en la estabilidad legal. El permiso <strong>de</strong> trabajo<br />
permanente, que en 1999 supone ya un 18.1.% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> permisos concedidos, se<br />
incorpora al sistema <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo y resi<strong>de</strong>ncia con el Reglamento <strong>de</strong> la Ley<br />
Orgánica sobre Derechos y Liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los extranjeros en España (Real Decreto<br />
331 La estructura legal <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo, en base al Reglamento <strong>de</strong> la Ley Orgánica sobre<br />
Derechos y Liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los extranjeros en España (Real Decreto 155/96), es la siguiente:<br />
1)Permisos <strong>de</strong> trabajo por cuenta ajena:<br />
-Permiso A: Duración máxima <strong>de</strong> 9 meses. Para realizar acitivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> temporada o<br />
estacionales. No renovable<br />
-Permiso b “inicial”: Duración máxima 1 año. Para trabajar en una profesión, acitividad y<br />
ámbito geográfico <strong>de</strong>terminado.<br />
-Permiso B “renovado”: 2 años <strong>de</strong> duración. Permite <strong>de</strong>sarrollar varias profesiones o<br />
activida<strong>de</strong>s y pue<strong>de</strong>n obtenerlo los titulares <strong>de</strong> un permiso ‘b’, al término <strong>de</strong> su vigencia<br />
-Permiso C: 3 años <strong>de</strong> duración. Para trabajar en cualquier actividad y ámbito geográfico.<br />
Pue<strong>de</strong>n obtenerlo los titulares <strong>de</strong> un permiso B al término <strong>de</strong> su vigencia.<br />
-Permiso Permanente: In<strong>de</strong>finido con renovación quinquenal <strong>de</strong> la tarjeta. Permite ejercer<br />
cualquier actividad. Pue<strong>de</strong>n obtenerlo los titulares <strong>de</strong>l permiso ‘C’ al término <strong>de</strong> su vigencia.<br />
2)Permisos <strong>de</strong> trabajo por cuenta propia:<br />
-Permiso d “inicial”: Duración <strong>de</strong> 1 año. Para el ejercicio <strong>de</strong> una actividad concreta.<br />
-Permiso D “renovado”: Duración <strong>de</strong> 2 años. Para el ejercicio <strong>de</strong> varias activida<strong>de</strong>s. Pue<strong>de</strong>n<br />
obtenerlo los titulares <strong>de</strong> un permiso ‘d’, al término <strong>de</strong> su vigencia.<br />
-Permiso E: Duración <strong>de</strong> 3 años. Para trabajar en cualquier actividad y ámbito geográfico.<br />
Pue<strong>de</strong>n obtenerlo los titulares <strong>de</strong> un permiso D al término <strong>de</strong> su vigencia.<br />
-Permiso Permanente: In<strong>de</strong>finido con renovación quinquenal <strong>de</strong> la tarjeta. Permite ejercer<br />
cualquier actividad. Pue<strong>de</strong>n obtenerlo los titulares <strong>de</strong>l permiso C al término <strong>de</strong> su vigencia.<br />
192
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
155/96) 332 . Entre los beneficiarios <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> trabajo permanente predominan los<br />
trabajadores masculinos, tanto en términos absolutos (81.6% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong><br />
trabajo permanentes), como relativos (un 9.4% <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo concedidos a<br />
mujeres frente a un casi un 23% en el caso <strong>de</strong> los hombres). Ciertamente, el<br />
enclaustramiento que experimenta la mujer inmigrante en el servicio doméstico, al<br />
tratarse <strong>de</strong> una actividad fuertemente <strong>de</strong>sregulada, dificulta la acreditación <strong>de</strong><br />
trayectorias laborales continuas en la sociedad receptora.<br />
La evolución <strong>de</strong> los trabajadores no comunitarios según nacionalidad, recogida en la<br />
Tabla 5.8. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo), confirma la importancia<br />
numérica <strong>de</strong>l colectivo marroquí, seguido, aunque a gran distancia, <strong>de</strong> Perú, China y la<br />
República Dominicana. El conjunto <strong>de</strong> los 10 países que muestra la Tabla 5.8. suma casi<br />
el 77% <strong>de</strong> todos los extranjeros no comunitarios para el año 1999. Si se comparan estas<br />
cifras <strong>de</strong> 1999 con las <strong>de</strong> 1992, se constata un fulgurante crecimiento <strong>de</strong> los efectivos<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Perú, R. Dominicana, China, Ecuador y Colombia. Estos cinco países, a<br />
excepción <strong>de</strong> China, tienen en común una consi<strong>de</strong>rable feminización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo, que obe<strong>de</strong>ce, sin lugar a dudas, a la fulgurante <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> empleadas<br />
domésticas en la sociedad receptora.<br />
El análisis <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> los inmigrantes por sectores <strong>de</strong> actividad (Tabla<br />
5.9. en el anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) evi<strong>de</strong>ncia la fuerte concentración <strong>de</strong><br />
este colectivo en los servicios, la agricultura y la construcción (58.5%, 21.2% y 9.4%,<br />
respectivamente). La posición que ocupan los inmigrantes es totalmente distinta a la que<br />
se produjo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Segunda Guerra Mundial, cuando la inmigración proce<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa llega al centro y norte <strong>de</strong> Europa atraída por el intenso <strong>de</strong>sarrollo<br />
industrial. La Tabla 5.9. muestra que las diferencias según sexo son muy notorias y que<br />
se produce una <strong>de</strong>stacada presencia <strong>de</strong> la mujer en el sector servicios, con casi un 90%<br />
<strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo en vigor a 31/12/1999, que no es tan marcada en el caso <strong>de</strong><br />
los hombres (42.4%). De estos datos se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que el abanico <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
elección que ofrece el mercado <strong>de</strong> trabajo es mucho más amplio para los trabajadores<br />
332 La novedad más importante que introduce dicho Reglamento <strong>de</strong> 1996 es la incorporación <strong>de</strong> un<br />
“permiso <strong>de</strong> trabajo permanente”, <strong>de</strong> carácter in<strong>de</strong>finido, para aquello(a)s extranjero(a)s que hayan<br />
residido legalmente en España durante seis años. Este nuevo permiso supone un intento <strong>de</strong> superar la<br />
concepción <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l inmigrante como trabajador que está sólo <strong>de</strong> paso, totalmente supeditado a la<br />
vigencia <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo y a la coyuntura económica.<br />
193
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
inmigrantes que para sus homólogas femeninas, lo que permite hablar <strong>de</strong> una<br />
segregación ocupacional en base al género.<br />
La segregación ocupacional por sexos se confirma todavía más, si cabe, a partir <strong>de</strong>l<br />
examen <strong>de</strong> las principales ramas <strong>de</strong> actividad en las que se insertan hombres y mujeres,<br />
tal como recoge la Tabla 5.10. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo). Los datos<br />
señalan que un 73% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes trabajadoras se ocupan en la<br />
hostelería y el servicio doméstico, siendo bastante más <strong>de</strong> la mitad el total <strong>de</strong> mujeres<br />
que se emplean como trabajadoras domésticas (61.3%). Ciertamente, el servicio<br />
doméstico constituye la principal vía <strong>de</strong> acceso al empleo <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
femenina inmigrante, análogamente a lo que ya sucedió con las mujeres autóctonas <strong>de</strong><br />
proce<strong>de</strong>ncia rural. Los trabajadores masculinos inmigrantes, por el contrario, presentan<br />
una mayor dispersión <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que las mujeres, repartiéndose entre la agricultura,<br />
la construcción, la hostelería, el comercio al por menor y el servicio doméstico. El<br />
análisis <strong>de</strong> las principales ramas <strong>de</strong> actividad para el conjunto <strong>de</strong> la población<br />
extranjera, varones y mujeres, muestra que cinco <strong>de</strong> ellas suman, a finales <strong>de</strong> 1999, el<br />
74.9% <strong>de</strong> los 199.753 trabajadores extranjeros con permiso <strong>de</strong> trabajo en España: el<br />
servicio doméstico (26.4%), la agricultura 333 (20.5%), empleos no cualificados en la<br />
hostelería 334 (11.2%), construcción 335 (9.4%) y el comercio al por menor (7.4%). Estas<br />
cinco ramas juntas, en cambio, sólo suponen el 36.9% <strong>de</strong>l empleo total en España,<br />
según la Encuesta <strong>de</strong> Población Activa (EPA) para el año 2000.<br />
La distribución <strong>de</strong> los trabajadores extranjeros por sexo según ocupación (Tabla 5.11.,<br />
en el anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo), permite concretar todavía más las distintas<br />
oportunida<strong>de</strong>s laborales que existen para hombres y para mujeres. Un 63% <strong>de</strong> las<br />
mujeres son empleadas <strong>de</strong> hogar o trabajan en la limpieza interior <strong>de</strong> edificios 336 . El<br />
8.3% <strong>de</strong> mujeres directivas, técnicas o afines correspon<strong>de</strong>, sin duda, o bien a colectivos<br />
333 Para un análisis <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> los inmigrantes en el sector agrícola en España véanse<br />
los estudios <strong>de</strong> MARTÍNEZ VEIGA (1998) y <strong>de</strong> NARBONA (1993).<br />
334 Véase una exposición amplia <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> los inmigrantes en la hostelería en España<br />
véase el estudio <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1999b). Sobre la mujer inmigrante en la hostelería, véase un<br />
interesante estudio comparativo con las trabajadoras autóctonas, basado en los resultados <strong>de</strong> dos<br />
encuestas aplicadas a trabajadoras inmigrantes y autóctonas <strong>de</strong>l sector en 1998 (COLECTIVO IOÉ 2001c).<br />
335 Para un análisis <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> los inmigrantes en el sector <strong>de</strong> la construcción en<br />
España, véase: COLECTIVO IOÉ (1998b); MARTÍNEZ VEIGA (1998).<br />
336 Si bien las empleadas en los servicios sexual están totalmente ausentes <strong>de</strong> las estadísticas, un<br />
estudio <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (2001c) estima que representan un volumen <strong>de</strong> ocupación sólo superado por<br />
las empleadas <strong>de</strong> hogar.<br />
194
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
<strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> países ricos (norteamericanas, canadientes, etc.), o bien a las mujeres<br />
sudamericanas que llegaron durante la década <strong>de</strong> los setenta (principalmente<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Argentina y Chile), con un “contexto receptor” claramente favorable que<br />
posibilitó que se insertaran en profesiones acor<strong>de</strong>s con su nivel educativo. En cuanto a<br />
los trabajadores varones, su distribución, una vez más, manifiesta una mayor dispersión<br />
entre diversas ocupaciones y sólo <strong>de</strong>staca el grupo <strong>de</strong> trabajadores que se ocupan como<br />
peones en la agricultura, la industria, la construcción y el transporte (34.6%).<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l reducido abanico <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s a las que están relegados los y las<br />
trabajadores inmigrantes, junto a la segregación ocupacional por sexo que afecta al<br />
colectivo <strong>de</strong> mujeres, se constata que un gran número <strong>de</strong> efectivos humanos <strong>de</strong> la misma<br />
nacionalidad <strong>de</strong> origen se concentra en la misma ocupación. De ese modo, según datos a<br />
31/12/1999, el 82% <strong>de</strong> las dominicanas, el 61.3% <strong>de</strong> las filipinas, el 59.8% <strong>de</strong> las<br />
polacas y el 43.8% <strong>de</strong> las peruanas trabajan en el servicio doméstico; los caboverdianos<br />
muestran una marcada presencia en el trabajo <strong>de</strong> la minería (82%); los marroquíes<br />
(48.1%) y gambianos (26.8%) en la agricultura; los polacos (22.8%), gambianos<br />
(15.9%) y marroquíes (11.9%) en la construcción y, finalmente, los gambianos (28%),<br />
peruanos (16%) y marroquíes (12.2%) en la venta ambulante. Esta situación tiene<br />
mucho que ver con el sistema <strong>de</strong> reclutamiento para estas activida<strong>de</strong>s, ya que <strong>de</strong>l mismo<br />
modo que las re<strong>de</strong>s migratorias tienen una gran importancia en la configuración <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar, también juegan un papel fundamental en la obtención <strong>de</strong> empleo,<br />
tal como se analizará en el siguiente capítulo (MARTÍNEZ VEIGA 1997a).<br />
El análisis <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo según la ubicación geográfica <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> trabajo<br />
ofrece un mapa <strong>de</strong> la distribución <strong>de</strong> la población inmigrante trabajadora. Las<br />
Comunida<strong>de</strong>s Autónomas <strong>de</strong> Madrid y Catalunya aglutinan prácticamente el 60% <strong>de</strong>l<br />
volumen total <strong>de</strong> trabajadores inmigrantes. El resto <strong>de</strong> la inmigración se reparte<br />
principalmente a lo largo <strong>de</strong> la costa mediterránea (Valencia, Murcia, Málaga y<br />
Almería) y las islas (Baleares, Las Palmas y S.C. <strong>de</strong> Tenerife). En <strong>de</strong>finitiva, la<br />
migración se concentra en espacios con una intensa actividad económica, don<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>stacan aquellos sectores económicos –turismo y agricultura- con mayor grado <strong>de</strong><br />
temporalidad en sus activida<strong>de</strong>s: áreas metropolitanas con profusión <strong>de</strong> servicios (sobre<br />
todo el servicio doméstico), zonas turísticas y puertos marítimos. La distribución <strong>de</strong> los<br />
195
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
permisos <strong>de</strong> trabajo por zonas geográficas también presenta claras diferencias según<br />
sexo. Casi la mitad <strong>de</strong> las mujeres trabajan en la Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Madrid<br />
(46.9%) y aproximadamente un 25% en la provincia <strong>de</strong> Barcelona; por contra, esta<br />
elevada concentración no es tan acusada en el caso <strong>de</strong> los trabajadores masculinos. La<br />
feminización <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra inmigrante en estas dos zonas está relacionada con el<br />
empleo <strong>de</strong> la misma en los servicios <strong>de</strong> proximidad. Se trata, sin lugar a dudas, <strong>de</strong><br />
mujeres que optan por gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s como lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, dada la fuerte <strong>de</strong>manda<br />
que existe <strong>de</strong> trabajadoras inmigrantes para <strong>de</strong>sarrollar dichas activida<strong>de</strong>s. Debe tenerse<br />
en cuenta que sólo la Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Madrid concentra alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 60% <strong>de</strong><br />
la mano <strong>de</strong> obra inmigrante en el servicio doméstico a nivel nacional (HERRANZ 1998).<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo, existen otras fuentes para aproximarse a la inserción<br />
laboral <strong>de</strong> la población inmigrante: la EPA y los trabajadores extranjeros afiliados en<br />
alta laboral. La EPA (Encuesta <strong>de</strong> Población Activa) es una encuesta trimestral que se<br />
realiza durante seis ciclos consecutivos a una muestra aleatoria <strong>de</strong> hogares (60.000 en<br />
total). Aunque esta fuente ofrece datos a nivel cualitativo <strong>de</strong> gran importancia sobre la<br />
población extranjera y sus condiciones <strong>de</strong> trabajo, no vamos a utilizarla en este análisis,<br />
puesto que tien<strong>de</strong> a infravalorar <strong>de</strong> manera consi<strong>de</strong>rable el total <strong>de</strong> extranjeros. Por otra<br />
parte, a partir <strong>de</strong>l año 1999 se dispone <strong>de</strong>l registro <strong>de</strong> personas extranjeras dadas <strong>de</strong> alta<br />
en la Seguridad Social, que ofrece un panorama bastante completo <strong>de</strong> la realidad laboral<br />
<strong>de</strong> los y las inmigrantes 337 . En base a los datos a 31 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 2000, las mujeres<br />
extranjeras constituyen un 34.7% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> extranjeros afiliados, con 89.173 afiliadas<br />
en alta laboral. En el caso <strong>de</strong> los inmigrantes latinoamericanos, la feminización se hace<br />
todavía más patente, con un 56% <strong>de</strong> mujeres. La segregación ocupacional por sexo se<br />
pone una vez más <strong>de</strong> manifiesto a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> las altas a la Seguridad Social<br />
registradas: un 90% <strong>de</strong> las trabajadoras extranjeras se ocupa en el sector servicios, frente<br />
al 52% <strong>de</strong> los varones. Por rama <strong>de</strong> actividad, mientras casi la mitad <strong>de</strong> las afiliadas<br />
(48%) se emplea en el servicio doméstico (en base al número <strong>de</strong> afiliadas al régimen<br />
especial <strong>de</strong> empleados <strong>de</strong> hogar) 338 y un 18% en la hostelería; en el caso <strong>de</strong> los hombres,<br />
las mayores concentraciones se <strong>de</strong>tectan en la construcción (18.4%), la agricultura<br />
(17.8%) y la hostelería (13.6%).<br />
337 A<strong>de</strong>más, estos datos nos permiten obtener información sobre los trabajadores proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países<br />
<strong>de</strong> la UE.<br />
196
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
Una vez analizado el perfil laboral <strong>de</strong> la inmigración regular, es necesario aproximarse<br />
al colectivo <strong>de</strong> inmigrantes irregulares, que tienen un <strong>de</strong>stacado peso en el conjunto <strong>de</strong><br />
la inmigración extranjera. Los indicadores más fiables <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> trabajadores<br />
extranjeros en la irregularidad son las solicitu<strong>de</strong>s y resoluciones favorables en los cuatro<br />
principales procesos <strong>de</strong> regularización y los contingentes anuales fijados por el<br />
gobierno. De hecho, buena parte <strong>de</strong> los y las trabajadores extranjeros que actualmente se<br />
hallan en situación legal, han sido rescatados, en uno u otro momento, <strong>de</strong> la<br />
irregularidad, ya sea por la vía <strong>de</strong> la regularización o por la vía <strong>de</strong>l cupo; sólo una<br />
pequeña parte utiliza la vía ordinaria para entrar en el mercado <strong>de</strong> trabajo (IZQUIERDO<br />
ESCRIBANO 2001). Sin embargo, no todos los que poseen permiso <strong>de</strong> trabajo están<br />
trabajando en el sector formal <strong>de</strong> la economía. Según los datos <strong>de</strong> la encuesta Inserción<br />
en el mercado laboral 1996 339 , realizada por CARRASCO CARPIO (1999) a extranjeros<br />
resi<strong>de</strong>ntes en España proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países menos <strong>de</strong>sarrollados, casi el 30% <strong>de</strong> los<br />
encuestados se ubican en el sector informal <strong>de</strong> la economía –no cotizan en la Seguridad<br />
Social-. De este 30%, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 6% no está en situación <strong>de</strong> ilegalidad administrativa,<br />
es <strong>de</strong>cir, dispone <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia y trabajo, por lo que pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong><br />
personas que han perdido su contrato <strong>de</strong> trabajo y han tenido que recurrir a la economía<br />
sumergida. También se producen situaciones <strong>de</strong> irregularidad –aunque no están<br />
contabilizadas- en el caso <strong>de</strong> los extranjeros que disponen <strong>de</strong>l estatus legal <strong>de</strong> refugiados<br />
y que, a pesar <strong>de</strong> que la calidad <strong>de</strong> refugiado no permite vinculación laboral alguna,<br />
recurren a la economía informal para po<strong>de</strong>r sobrevivir económicamente 340 . En lo que se<br />
refiere al colectivo femenino, objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> nuestra investigación, en una<br />
macroencuesta realizada por el COLECTIVO IOÉ a mujeres extranjeras resi<strong>de</strong>ntes en<br />
España durante el año 1998, se estima que cerca <strong>de</strong>l 30% <strong>de</strong> estas mujeres no cotiza a la<br />
Seguridad Social y, por lo tanto, trabaja <strong>de</strong> forma irregular (COLECTIVO IOÉ 2001:114).<br />
338 El índice <strong>de</strong> feminización el Régimen Especial <strong>de</strong> Empleados <strong>de</strong> Hogar es flagrante: 871 mujeres<br />
por cada 100 hombres.<br />
339 La encuesta realizada preten<strong>de</strong> conocer la actividad laboral <strong>de</strong> los extranjeros resi<strong>de</strong>ntes en España<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países menos <strong>de</strong>sarrollados. El trabajo <strong>de</strong> campo fue realizado durante el último trimestre<br />
<strong>de</strong>l año 1996 y enero <strong>de</strong> 1997. El total <strong>de</strong> encuestados fue <strong>de</strong> 1.103, seleccionados a partir <strong>de</strong> 10 puntos <strong>de</strong><br />
muestreo diferentes <strong>de</strong>l territorio español (CARRASCO CARPIO 1999).<br />
340 Este es el caso <strong>de</strong> las mujeres colombianas que llegaron a España durante la década <strong>de</strong> los ochenta<br />
y consiguieron el status <strong>de</strong> refugiadas. Estas mujeres trabajan en el servicio doméstico <strong>de</strong> manera<br />
informal, para po<strong>de</strong>r hacer frente a sus necesida<strong>de</strong>s económicas (RESTREPO 2001).<br />
197
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
Entre 1985 y el año 2000 se han llevado a cabo cuatro procesos <strong>de</strong> regularización, con<br />
objetivos y requisitos distintos 341 . Cada uno <strong>de</strong> ellos ha sido precedido <strong>de</strong> algún cambio<br />
legislativo importante. El primer proceso tiene lugar entre el 24 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1985 y el 31<br />
<strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1986, a raíz <strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Extranjería <strong>de</strong> 1985, dirigido<br />
tanto a los inmigrantes cuya presencia ya era ilegal antes <strong>de</strong> la aplicación <strong>de</strong> la ley,<br />
como a los que, estando en situación legal, son negativamente afectados por la<br />
aplicación <strong>de</strong> la ley. El segundo se celebra entre los meses <strong>de</strong> junio y diciembre <strong>de</strong><br />
1991, como resultado <strong>de</strong> la Proposición no <strong>de</strong> Ley <strong>de</strong> 1991, titulada Líneas básicas <strong>de</strong> la<br />
política española <strong>de</strong> Extranjería 342 . El tercero se realiza entre el 23 <strong>de</strong> abril y el 23 <strong>de</strong><br />
agosto <strong>de</strong> 1996, <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong> un nuevo Reglamento <strong>de</strong> Ejecución <strong>de</strong> la<br />
Ley <strong>de</strong> Extranjería <strong>de</strong> 1985, el Real Decreto 155/96 343 . Finalmente, entre el 21 <strong>de</strong> marzo<br />
y el 31 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2000 se convoca el cuatro proceso, que recoge la Disposición<br />
transitoria primera <strong>de</strong> la Ley Orgánica 4/2000 sobre <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
extranjeros en España y su integración social 344 . La suma <strong>de</strong> solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los cuatro<br />
procesos ronda las 434.000 personas, aunque <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que en el volumen<br />
<strong>de</strong> solicitu<strong>de</strong>s hay repeticiones –una misma persona ha dado lugar a lo largo <strong>de</strong> los años<br />
a varios expedientes administrativos-. Es el análisis <strong>de</strong> estos datos lo que permite trazar<br />
una aproximación al mosaico <strong>de</strong> perfiles que componen la inmigración irregular.<br />
Según estimaciones <strong>de</strong> IZQUIERDO ESCRIBANO (1992), a partir <strong>de</strong> estadísticas oficiales<br />
<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> inmigrantes <strong>de</strong> 1985-86, no hay más <strong>de</strong> 150.000<br />
inmigrantes en situación ilegal 345 y, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este colectivo, existe un porcentaje<br />
elevado <strong>de</strong> mujeres, en torno al 40%, que, en algunos casos –sobre todo entre las<br />
341 La regularización es un proceso jurídicoadministrativo, cuyo objetivo es otorgar permiso <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>ncia a extranjeros que no tienen el <strong>de</strong>recho a obtener dicho permiso si se aplica el régimen jurídico<br />
ordinario en vigor<br />
342 Se dirige a los trabajadores extranjeros que estuvieran en España con anterioridad al 15 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />
1991 y permanencia habitual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, <strong>de</strong>biendo incurrir en las siguientes circunstancias: haber<br />
sido en el pasado titular <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> trabajo y resi<strong>de</strong>ncia; realizar o haber realizado en España una<br />
actividad lucrativa continuada; contar con oferta firme <strong>de</strong> empleo regular y estable o <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
actividad por cuenta propia.<br />
343 Dirigido tanto a trabajadores como a resi<strong>de</strong>ntes que se encontraran en España antes <strong>de</strong>l 1 <strong>de</strong> enero<br />
<strong>de</strong> 1996 y que hayan sido titulares <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo y resi<strong>de</strong>ncia con anterioridad.<br />
344 Dirigido tanto a trabajadores como a resi<strong>de</strong>ntes que se encontraran en España antes <strong>de</strong>l 1 <strong>de</strong> junio<br />
<strong>de</strong> 1999 y que acrediten o bien haber solicitado en alguna ocasión permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia o trabajo, o bien<br />
haber sido titulares <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo y resi<strong>de</strong>ncia en los tres últimos años.<br />
345 La estimación <strong>de</strong> IZQUIERDO ESCRIBANO da paso a una estimación más concreta, calculada por el<br />
equipo PASS (Asesoría <strong>de</strong> Programas <strong>de</strong> Servicios Sociales) (1990), en el Mapa <strong>de</strong> trabajadores<br />
extranjeros en situación irregular en España, que ofrece una horquilla entre 172.681 y 259.051<br />
inmigrantes irregulares.<br />
198
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
dominicanas o caboverdianas-, superaría el 70%. Del análisis <strong>de</strong> las 40.000 solicitu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1985-86, realizado por IZQUIERDO ESCRIBANO (1991),<br />
se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que en España existe una proporción <strong>de</strong> mujeres inusitadamente alta<br />
respecto <strong>de</strong> las regularizaciones europeas (39%), propiciada, sin duda, por la <strong>de</strong>manda<br />
laboral específica <strong>de</strong> mujeres en <strong>de</strong>terminadas ocupaciones <strong>de</strong> los servicios (limpieza,<br />
empleadas <strong>de</strong> hogar, etc.) 346 . Si bien en el conjunto <strong>de</strong> la inmigración ilegal se observa<br />
una proporción elevada <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> origen europeo, son nacionalida<strong>de</strong>s<br />
latinoamericanas (República Dominicana), africanas (Cabo Ver<strong>de</strong>) y asiáticas<br />
(Filipinas) las más fuertemente feminizadas, tal como se aprecia en la Tabla 5.12. (véase<br />
anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo). Un 37% <strong>de</strong> los solicitantes se emplea en el sector<br />
servicios, con una acusada presencia <strong>de</strong> las mujeres, seguidos <strong>de</strong> un 23% en la<br />
agricultura y la construcción y <strong>de</strong> un 11% en ocupaciones que requieren elevados<br />
recursos educativos (profesores, profesionales <strong>de</strong> la salud, abogados, directivos,<br />
auxiliares administrativos); en estas últimas, obviamente, predomina la migración<br />
europea y norteamericana. En síntesis, po<strong>de</strong>mos concluir que los trabajadores ilegales<br />
extracomunitarios trabajan en los mismos “nichos laborales” que los inmigrantes<br />
regulares (IZQUIERDO ESCRIBANO 1991).<br />
El repaso <strong>de</strong> las distribuciones según sexo, nacionalidad y principales activida<strong>de</strong>s<br />
económicas <strong>de</strong>sempeñadas por los trabajadores regularizados en el proceso que tiene<br />
lugar en 1991, constituye también una buena aproximación al perfil <strong>de</strong> la inmigración<br />
irregular, tal como recoge la Tabla 5.13 (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo).<br />
Los datos revelan <strong>de</strong> nuevo una importante feminización, puesto que casi el 30% <strong>de</strong> los<br />
regularizados son mujeres, así como un claro predominio <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s marroquí,<br />
dominicana y peruana, ocupadas preferentemente en la construcción y en la agricultura<br />
(Marruecos) y en el servicio doméstico (Rep. Dominicana y Perú) (IZQUIERDO<br />
ESCRIBANO 1996). El hecho <strong>de</strong> que un 21.2% <strong>de</strong> las concesiones sean para el servicio<br />
346 Debe tenerse en cuenta que este proceso <strong>de</strong> regularización se dirige a todos los trabajadores<br />
extranjeros en situación ilegal, sean trabajadores o no, por lo que pue<strong>de</strong>n solicitar un permiso <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>ncia y trabajo o sólo el permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. El hecho <strong>de</strong> que sólo un 49% solicite el permiso<br />
unificado (resi<strong>de</strong>ncia y trabajo) –un 33% en el caso <strong>de</strong> las mujeres- y que el peso <strong>de</strong> los solicitantes en<br />
edad <strong>de</strong> jubilación sea especialmente reducido, pone en evi<strong>de</strong>ncia la existencia <strong>de</strong> “falsos inactivos”, entre<br />
los que probablemente hay muchas mujeres que trabajan sin contrato en el servicio doméstico (IZQUIERDO<br />
ESCRIBANO 1991).<br />
199
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
doméstico revela que la informalidad es un rasgo inherente a esta actividad y, en<br />
consecuencia, <strong>de</strong>l perfil <strong>de</strong> la mujer ilegal o en situación irregular 347 (SOLÉ 1997).<br />
La Tabla 5.14. (véase anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo) analiza la situación <strong>de</strong> los<br />
regularizados en 1991 dos años <strong>de</strong>spués, según actividad económica. La comparación<br />
muestra la dificultad a la que se enfrentan los trabajadores agrarios –y en la<br />
construcción también, aunque en menor medida- para po<strong>de</strong>r renovar su permiso, a<br />
diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en la hostelería, por ejemplo. Este hecho señala el papel <strong>de</strong><br />
“ejército <strong>de</strong> reserva” que <strong>de</strong>sempeñan los trabajadores inmigrantes en los sectores<br />
económicos en regresión, con una elevada tasa <strong>de</strong> empleo temporal y sumergido.<br />
Resulta especialmente significativa la disminución <strong>de</strong> las renovaciones <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong><br />
trabajo para el servicio doméstico (<strong>de</strong> 23.289 a 16.254), ya que, paradójicamente, se ha<br />
erigido como el sector predominante en las políticas <strong>de</strong> contingentes, tal como se<br />
analizará a continuación. Estos 7.000 puestos <strong>de</strong> trabajo perdidos en el servicio<br />
doméstico correspon<strong>de</strong>n tanto a empleadas domésticas que no han podido renovar su<br />
contrato <strong>de</strong> trabajo un año <strong>de</strong>spués y han vuelto a la irregularidad, como a mujeres<br />
–aunque también hombres- que recurrieron a “falsos contratos” en este sector para<br />
po<strong>de</strong>r solicitar el proceso <strong>de</strong> regularización (IZQUIERDO ESCRIBANO 1996, 2001).<br />
En cuanto a las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1996 y <strong>de</strong>l 2000 (25.128<br />
y 246.089, respectivamente), la proporción <strong>de</strong> mujeres sigue siendo la misma: alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong>l 30% 348 . Por otra parte, se confirma también en ambos procesos el predominio <strong>de</strong> la<br />
nacionalidad marroquí, si bien se refleja cómo unas corrientes <strong>de</strong> irregulares sustituyen<br />
a otras en los últimos años. De ese modo, mientras que en las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 1996<br />
cobran fuerza las originarias <strong>de</strong> Perú y la República Dominicana, en el 2000 se asiste a<br />
un cambio, siendo los colectivos <strong>de</strong> Ecuador y Colombia los más importantes (segundo<br />
y tercer lugar, respectivamente, con 20.063 y 13.277 solicitu<strong>de</strong>s) 349 . En ambos casos se<br />
347 En lo referente a la economía sumergida, según la Secretaría <strong>de</strong> la Mujer <strong>de</strong> CC.OO (1994:6),<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 80% <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes trabajan sin contrato laboral. Según datos <strong>de</strong> una encuesta a<br />
empleadas domésticas en Madrid y Barcelona, realizada por MARODÁN et al. (1991), un 80% <strong>de</strong> las<br />
inmigrantes empleadas en el servicio doméstico carecen <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo.<br />
348 Este dato proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> una encuesta <strong>de</strong>l CIS, realizada entre mayo y agosto <strong>de</strong> 1996 al 11.5% <strong>de</strong> los<br />
solicitantes <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1996 (IZQUIERDO 2000).<br />
349 Con una creciente importancia <strong>de</strong> los nacionales <strong>de</strong> antiguas repúblicas <strong>de</strong> la Unión Soviética y <strong>de</strong><br />
los países bajo su influencia (Rumanía y Ucrania, por ejemplo), así como <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Africa<br />
Subsahariana (Senegal)<br />
200
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
trata <strong>de</strong> flujos bastante feminizados, que se emplean principalmente en el servicio<br />
doméstico. Por contra, cuando se trata <strong>de</strong> trabajadores irregulares varones, su perfil<br />
laboral por excelencia es la agricultura (33.3% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
regularización 2000), actividad que abandonan tan pronto como surge la oportunidad <strong>de</strong><br />
trabajar en la construcción o en los servicios (IZQUIERDO 2001).<br />
Al margen <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> regularización, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 hasta la fecha –salvo en el año<br />
1996 y 2000- se establece un contingente anual <strong>de</strong> trabajadores (“cupos”), como<br />
mecanismo regulador <strong>de</strong> los flujos migratorios no comunitarios en España. Los “cupos”<br />
respon<strong>de</strong>n a una previa estimación técnica: la existencia <strong>de</strong> rigi<strong>de</strong>ces en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo, que generan ofertas <strong>de</strong> trabajo no cubiertas, ya sea porque no existen<br />
<strong>de</strong>mandantes <strong>de</strong> empleo en la misma zona –aunque sí en otras-; o bien porque se trata <strong>de</strong><br />
“nichos” laborales escasamente atractivos para los y las trabajadores nacionales, a pesar<br />
<strong>de</strong> las alarmantes cifras <strong>de</strong> paro (ARAGÓN 1993). La política <strong>de</strong> contingentes ofrece<br />
anualmente un número máximo <strong>de</strong> autorizaciones para trabajar en aquellas activida<strong>de</strong>s<br />
no cubiertas por la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona. Otro <strong>de</strong> sus objetivos es canalizar los<br />
flujos migratorios, ya que se conciben como instrumento <strong>de</strong> control <strong>de</strong> las entradas <strong>de</strong><br />
nuevos inmigrantes durante el año en cuestión. Sin embargo, en la práctica, los<br />
contingentes se han usado para regularizar a los que estaban <strong>de</strong>ntro, por lo que<br />
IZQUIERDO ESCRIBANO (1996) les consi<strong>de</strong>ra «un proceso encubierto <strong>de</strong><br />
regularización» 350 . Del análisis <strong>de</strong> los cupos concedidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 hasta 1999 por<br />
sectores <strong>de</strong> actividad (Tabla 5.15., en el anexo estadístico al final <strong>de</strong>l capítulo), se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la mujer inmigrante, en calidad <strong>de</strong> empleada doméstica, constituye, sin<br />
lugar a dudas, el núcleo central <strong>de</strong> dicha política, ya que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 50% <strong>de</strong> las<br />
concesiones anuales son para el servicio doméstico –el segundo lugar lo ocupa la<br />
agricultura, con prácticamente un 30% <strong>de</strong> las concesiones-. Ello pone <strong>de</strong> manifiesto la<br />
existencia <strong>de</strong> una oferta <strong>de</strong> empleo insatisfecha en esta actividad; a<strong>de</strong>más, tiene unas<br />
claras implicaciones laborales y sociales para el colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes,<br />
puesto que convierte al servicio doméstico en prácticamente la única vía <strong>de</strong> acceso legal<br />
al mercado <strong>de</strong> trabajo para ellas 351 .<br />
350 También <strong>de</strong>be <strong>de</strong>stacarse que, en los dos últimos años, una proporción creciente <strong>de</strong>l cupo está<br />
siendo utilizada por los propios inmigrantes para traer a sus familiares (IZQUIERDO ESCRIBANO 2001).<br />
351 En los años 2000 y 2001 no ha habido cupos, <strong>de</strong>bido a las regularizaciones extraordinarias en<br />
curso. El número <strong>de</strong> trabajadores extranjeros que podrá absorber la economía española para el año 2002<br />
es <strong>de</strong> 32.100, <strong>de</strong> los cuales 21.195 son empleos temporales para el sector servicios y los trabajo agrícolas.<br />
201
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
5.3. La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la migración femenina en la<br />
sociedad española. Un mercado <strong>de</strong> trabajo segmentado a partir <strong>de</strong>l<br />
género y <strong>de</strong> la etnia.<br />
Los datos hasta ahora presentados ofrecen una primera lectura <strong>de</strong> las pautas <strong>de</strong> inserción<br />
<strong>de</strong> la mujer inmigrante no comunitaria en el mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad<br />
receptora. Estos datos pue<strong>de</strong>n ser interpretados a la luz <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> “incorporación<br />
laboral” <strong>de</strong> PORTES y sus colaboradores (PORTES 1983a, PORTES, BÖRÖCK 1989;<br />
PORTES, RUMBAUT 1990), cuya finalidad es <strong>de</strong>scubrir el tipo <strong>de</strong> integración <strong>de</strong> los<br />
inmigrantes en la economía <strong>de</strong> la sociedad receptora 352 . Los análisis <strong>de</strong> DOERINGER y<br />
PIORE (1971) sobre la dualización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo 353 y los trabajos <strong>de</strong> BONACICH<br />
(1972) sobre las “minorías intermediarias” 354 , constituyen sus principales bases teóricas.<br />
Estos autores, lejos <strong>de</strong> centrarse únicamente en la función <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra barata que el<br />
enfoque marxista ortodoxo atribuye a la inmigración, preten<strong>de</strong>n captar la variedad <strong>de</strong><br />
formas <strong>de</strong> incorporación y <strong>de</strong> trayectorias laborales <strong>de</strong> los inmigrantes en la sociedad <strong>de</strong><br />
acogida, tomando como referente el caso <strong>de</strong> la sociedad norteamericana. Es así como<br />
PORTES y sus colaboradores distinguen tres modos posibles <strong>de</strong> “incorporación laboral” a<br />
la sociedad receptora que, a su vez, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> factores contextuales a los<br />
que <strong>de</strong>nominan “contexto <strong>de</strong> recepción”. Estas tres modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> “incorporación<br />
laboral” son: 1) la inserción en el mercado laboral primario; 2) la inserción en el<br />
mercado laboral secundario y 3) los “enclaves étnicos” (negocios étnicos) 355 .<br />
Con el fin <strong>de</strong> evitar que los contingentes se conviertan en un proceso “encubierto” <strong>de</strong> regularización, por<br />
vez primera los inmigrantes irregulares no podrán acce<strong>de</strong>r al cupo, sino que se requerirán contratos <strong>de</strong><br />
trabajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el país <strong>de</strong> origen, impulsadas mediante la suscripción <strong>de</strong> convenios con Ecuador, Colombia,<br />
Marruecos y Rumanía (La Vanguardia, 28 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 2001)<br />
352 Este concepto no <strong>de</strong>be confundirse con el <strong>de</strong> integración social, ya que la “incorporación laboral”<br />
constituye un elemento más –aunque indispensable- <strong>de</strong> la integración social y no toma en cuenta los<br />
aspectos culturales (SOLÉ 1981).<br />
353 Estos autores parten <strong>de</strong> la partición <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo en dos sectores distintos: el primario y el<br />
secundario. Mientras el segmento primario ofrece puestos <strong>de</strong> trabajo con salaries relativamente elevados,<br />
buenas condiciones laborales y estabilidad, el segmento secundario incluye puestos <strong>de</strong> trabajo mal<br />
pagados, con escasas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción laboral y máximamente expuestos a la precariedad.<br />
Suelen ser los colectivos más <strong>de</strong>sfavorecidos (como las mujeres, jóvenes e inmigrantes y grupos<br />
minoritarios étnicos y raciales), los máximamente proclives a engrosar el sector secundario. Para obtener<br />
más información sobre las características <strong>de</strong> ambos segmentos <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, véase: VIL<strong>LA</strong><br />
(1990); PORTES, BÖROCZ (1992); CACHÓN (1997a).<br />
354 Pequeños negocios propiedad <strong>de</strong> extranjeros en áreas urbanas. A menudo, un <strong>de</strong>terminado grupo<br />
étnico ejerce el monopolio sobre una actividad económica específica. Por ello la autora <strong>de</strong>staca la<br />
necesidad <strong>de</strong> que exista un cierto grado <strong>de</strong> autosegregación para que se generen estos negocios, ya que<br />
ello permite la creación <strong>de</strong> lazos <strong>de</strong> solidaridad intraétnicos.<br />
355 P ORTES (1983a) distingue un tercer modo <strong>de</strong> incorporación en el mercado <strong>de</strong> trabajo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />
mercado primario y <strong>de</strong>l mercado secundario: los “enclaves étnicos” o fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante que<br />
trabaja en empresas propiedad <strong>de</strong> sus connacionales. El autor presenta este tercer modo <strong>de</strong> incorporación<br />
202
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
Según la “teoría <strong>de</strong>l mercado dual <strong>de</strong>l trabajo”, el mercado <strong>de</strong> trabajo no se percibe<br />
como un fenómeno unificado, sino que su funcionamiento sigue un mo<strong>de</strong>lo dividido en<br />
un segmento primario y un segmento secundario, cada uno <strong>de</strong> ellos con una estructura y<br />
unas características claramente diferenciadas (PIORE 1983a, 1983b; SABEL 1985). A<br />
modo <strong>de</strong> simplificación, el segmento primario ofrece salarios relativamente elevados,<br />
buenas condiciones <strong>de</strong> trabajo, estabilidad en el empleo y posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción.<br />
Por contra, el secundario está caracterizado por unos salarios bajos, inestabilidad<br />
laboral, malas condiciones <strong>de</strong> trabajo, elevada rotación y falta <strong>de</strong> perspectivas<br />
profesionales. Existen barreras a la movilidad que frenan el traslado <strong>de</strong> los trabajadores<br />
<strong>de</strong>l sector secundario al primario. Mientras que las ocupaciones <strong>de</strong>l segmento primario<br />
se reservan a la población autóctona y a <strong>de</strong>terminados colectivos <strong>de</strong> extranjeros<br />
-trabajadores comunitarios, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países ricos u originarios <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados<br />
países latinoamericanos (como Chile o Argentina), a menudo con doble nacionalidad-,<br />
los datos revelan que el principal volumen <strong>de</strong> trabajadores extranjeros no comunitarios,<br />
tanto hombres como mujeres, es reclutado para activida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong>l segmento<br />
secundario.<br />
En base a los resultados obtenidos por CARRASCO CARPIO (1999), en su encuesta<br />
Inserción en el mercado laboral 1996, el segmento secundario <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
no es homogéneo, por lo que es posible distinguir subsegmentos concretos. Por un lado,<br />
se encuentra el mercado laboral <strong>de</strong> la economía sumergida, con una fuerte presencia <strong>de</strong><br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante. Dentro <strong>de</strong> la economía sumergida se incluyen: (1) las<br />
ramas <strong>de</strong> actividad ya clásicas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sector informal (como el servicio doméstico, la<br />
venta ambulante o la agricultura); (2) las ramas segmentadas por la vía <strong>de</strong> la<br />
subcontratación (por ejemplo, la construcción) y (3) el subgrupo <strong>de</strong> profesionales que,<br />
por no tener su situación regularizada en el país, se ven forzados a ofrecer sus servicios<br />
como una reacción ante la rígida etnoestratificación a la que se relega a los inmigrantes en las socieda<strong>de</strong>s<br />
receptoras. Ante los obstáculos a la inserción laboral <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante, aflora el potencial<br />
económico <strong>de</strong> la solidaridad étnica como estrategia <strong>de</strong> movilidad laboral ascen<strong>de</strong>nte. Los negocios<br />
regentados por los inmigrantes disponen <strong>de</strong> una ventaja <strong>de</strong> competitividad <strong>de</strong> partida, por cuanto las<br />
propias comunida<strong>de</strong>s étnicas les permiten la conexión entre las organizaciones y los individuos; se trata<br />
<strong>de</strong> negocios que se nutren principalmente <strong>de</strong> clientes connacionales. Uno <strong>de</strong> los casos que més se ha<br />
analizado son los enclaves económicos <strong>de</strong> la comunidad cubana en Miami. En el caso <strong>de</strong> España, los<br />
principales “enclaves étnicos” son los restaurantes y los talleres <strong>de</strong> confección chinos, así como los<br />
comercios regentados por ciudadanos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la India o Pakistán. Un interesante artículo <strong>de</strong><br />
203
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
en el sector informal. Por el otro lado, existe el mercado <strong>de</strong> trabajo propiamente<br />
secundario, constituido por activida<strong>de</strong>s enmarcadas en la economía formal (servicio<br />
doméstico formal, hostelería, servicios a domicilio, puestos <strong>de</strong> trabajo poco cualificados<br />
en la industria manufacturera, etc.) y caracterizadas por las malas condiciones laborales<br />
y una escasa posibilidad <strong>de</strong> movilidad ascen<strong>de</strong>nte. En este subsegmento coexisten en<br />
mayor medida trabajadores autóctonos e inmigrantes.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, y a modo <strong>de</strong> simplificación-, se produce una marcada polarización que<br />
ubica a los trabajadores <strong>de</strong> los países ricos (Centro) en los niveles altos –muchas veces<br />
con una mejor inserción laboral que los propios autóctonos- y concentra a los<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países pobres (Periferia) en las categorías más bajas. En el caso concreto<br />
<strong>de</strong> la migración femenina no comunitaria, las características <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción”<br />
<strong>de</strong> la sociedad española dan forma a un tipo <strong>de</strong> “incorporación laboral” que se restringe<br />
a prácticamente una sola actividad, el servicio doméstico, que presenta características<br />
propias <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo secundario –con la excepción <strong>de</strong> las mujeres argentinas<br />
o chilenas, que se insertan mayormente como técnicos y profesionales-. Por lo tanto, si<br />
bien toda inmigración se caracteriza por ocupar los huecos laborales rechazados por la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona, este proceso tiene una especificidad <strong>de</strong> género. Mientras<br />
que el empleo masculino <strong>de</strong> los inmigrantes está segmentado según la nacionalidad y se<br />
distribuye entre diversos sectores <strong>de</strong> actividad, ramas y ocupaciones 356 , la distribución<br />
<strong>de</strong> las mujeres inmigrantes en el mercado <strong>de</strong> trabajo es mucho más homogénea y se<br />
restringe a las tareas vinculadas a la reproducción social, tradicionalmente asignadas a<br />
las mujeres, <strong>de</strong> modo que para ellas cuenta más la variable sexo que la nacionalidad<br />
(OSO 1998). Se trata, pues, <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo segmentado según la etnia y el<br />
sexo <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo, que ubica a las mujeres inmigrantes en el estrato más bajo<br />
<strong>de</strong> la estructura ocupacional, en las tareas <strong>de</strong> menor prestigio social y más bajos<br />
ingresos, rechazadas por las mujeres autóctonas (JULIANO 2000). Veamos, a<br />
continuación, con más <strong>de</strong>talle, las dos dimensiones <strong>de</strong> la segmentación que afectan a las<br />
trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante: la etnicidad y el género.<br />
HERRANZ (2000) recoge los puntos principales <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l enclave étnico, así como las críticas más<br />
<strong>de</strong>stacadas.<br />
356 Véanse al respecto las Tablas 5.9, 5.10 y 5.11., en el anexo al final <strong>de</strong>l capítulo.<br />
204
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
De acuerdo con CACHÓN (1995), para enten<strong>de</strong>r la posición <strong>de</strong> los inmigrantes en el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo español hay que partir <strong>de</strong> que se trata, al igual que ocurre con todos<br />
los mercados <strong>de</strong> trabajo en el capitalismo avanzado, <strong>de</strong> un mercado segmentado 357 . Los<br />
procesos <strong>de</strong> reestructuración económica, la incorporación <strong>de</strong> nuevas tecnologías y<br />
formas <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> la producción, así como la globalización económica y los<br />
cambios en la división internacional <strong>de</strong>l trabajo, han tenido un impacto consi<strong>de</strong>rable en<br />
los niveles y en las condiciones <strong>de</strong>l empleo. La creciente <strong>de</strong>sregulación neoliberal <strong>de</strong>l<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo conlleva una intensificación <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> segmentación,<br />
polarización y precarización, lo que explica la importante coexistencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo y<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante para ocuparse en <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s<br />
(COLECTIVO IOÉ 2000b). No se trata <strong>de</strong> un proceso en absoluto nuevo, puesto que ya<br />
durante la década <strong>de</strong> los 30 y 40, autoras como BONACICH (1976) parten <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong><br />
la segmentación <strong>de</strong>l mercado laboral para <strong>de</strong>mostrar que, en los Estados Unidos, los<br />
trabajadores <strong>de</strong> “color” están expuestos a una mayor explotación y discriminación que<br />
los colectivos <strong>de</strong> trabajadores blancos, como resultado <strong>de</strong> estrategias empresariales<br />
encaminadas a dividir y <strong>de</strong>bilitar la clase obrera.<br />
De los datos para el caso español se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que, en la actualidad, existen segmentos<br />
específicos para los trabajadores inmigrantes en el mercado <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong> modo que ven<br />
reducidas sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inserción laboral a activida<strong>de</strong>s muy concretas, “nichos<br />
laborales”, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su nivel <strong>de</strong> estudios y cualificación 358 . En general, las<br />
ramas <strong>de</strong> actividad en las que se concentran los trabajadores inmigrantes (agricultura,<br />
servicio doméstico, hostelería, comercio al por menor y construcción) presentan unas<br />
condiciones <strong>de</strong> trabajo notablemente peores que la media <strong>de</strong>l mercado laboral español,<br />
por lo que constituyen las salidas laborales menos <strong>de</strong>seables para la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
autóctona 359 . En este sentido, po<strong>de</strong>mos afirmar que el mercado laboral español presenta<br />
357 Para un estudio más pormenorizado <strong>de</strong> la segmentación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo en España, véase<br />
RECIO (1991, 1999).<br />
358 Si bien el nivel educativo <strong>de</strong> los inmigrantes presenta importantes diferencias según colectivos, las<br />
situaciones <strong>de</strong> sobrecualificación son muy habituales entre la población trabajadora inmigrante.<br />
Resultados <strong>de</strong> investigaciones efectuadas en el ámbito español (CARRASCO CARPIO 1999) y catalán (SOLÉ<br />
1995), confirman que la población inmigrante está constituida por individuos con formación y con<br />
experiencia laboral. En la misma línea, IZQUIERDO ESCRIBANO (1992), a partir <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> los<br />
solicitantes <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> regularización <strong>de</strong> 1991, constata que una buena proporción <strong>de</strong> la inmigración<br />
irregular cuenta con estudios medios y proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> las capas sociales medias <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> origen.<br />
359 Así lo corrobora un estudio elaborado por CACHÓN (1997a), a partir <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> siete<br />
indicadores seleccionados: capital humano, inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l trabajo atípico, relaciones laborales,<br />
condiciones <strong>de</strong> trabajo en el sentido estricto y salarios.<br />
205
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
un proceso <strong>de</strong> “etnoestratificación”, “etnización <strong>de</strong>l mercado laboral” o “división étnica<br />
<strong>de</strong>l trabajo”, en virtud <strong>de</strong>l cual los inmigrantes se ocupan en las posiciones laborales<br />
inferiores y se concentran en un abanico <strong>de</strong> ocupaciones muy reducido, <strong>de</strong>bido a las<br />
prácticas discriminatorias <strong>de</strong> los empleadores y <strong>de</strong>l propio Estado, sin olvidar el papel<br />
que juegan las re<strong>de</strong>s étnicas en su perpetuación 360 (SOLÉ 1995).<br />
Según SOLÉ (1995) y MARTINELLO (1992), este proceso <strong>de</strong> “etnoestratificación” toma<br />
dos formas distintas. En primer lugar, los inmigrantes están <strong>de</strong>stinados a aceptar<br />
aquellas activida<strong>de</strong>s rechazadas por una fuerza <strong>de</strong> trabajo española cada vez más<br />
exigente en sus apetencias y menos proclive a realizar trabajos manuales socialmente<br />
<strong>de</strong>nostados, no cualificados, arriesgados, sucios y mal pagados. En segundo lugar, la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante tiene acceso a ocupaciones en las que los autóctonos<br />
también concurren, pero los inmigrantes son discriminados positivamente por el hecho<br />
<strong>de</strong> aceptar peores condiciones <strong>de</strong> trabajo –muchas veces bajo formas <strong>de</strong> economía<br />
informal-, lo que permite el abaratamiento <strong>de</strong> costes, alcanzar mayor flexibilidad y<br />
frenar la inflación (SOLÉ 1995). Esta discriminación positiva en el acceso se<br />
complementa con una discriminación negativa en el puesto trabajo, en especial en<br />
relación al salario, al tipo <strong>de</strong> actividad y a las condiciones <strong>de</strong> trabajo. Las prácticas<br />
discriminatorias más frecuentes con los inmigrantes son la no formalización <strong>de</strong> la<br />
relación salarial, los recortes salariales y las jornadas laborales más largas (CACHÓN<br />
1997a). Muchas empresas correrían el riesgo <strong>de</strong> quebrar si no pudieran recurrir a la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante irregular, ya que ésta permite contener el coste laboral y,<br />
por tanto, mantener vivas activida<strong>de</strong>s que, <strong>de</strong> otro modo, no podrían subsistir. Su<br />
<strong>de</strong>saparición conllevaría pérdidas <strong>de</strong> empleo incluso entre las filas <strong>de</strong> los trabajadores<br />
autóctonos (PIORE 1979; AMBROSINI 1998). Este es el caso <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s<br />
intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo y no en capital, como los servicios personales o la<br />
recolección en la agricultura, con un escaso margen para el incremento <strong>de</strong> la<br />
productividad.<br />
Las alternativas a la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s es, según MINGIONE, «(...) una<br />
creciente informalización <strong>de</strong>l trabajo, la violación <strong>de</strong> las regulaciones legales o, en<br />
algunos casos, apelar a la explotación <strong>de</strong> recursos familiares o <strong>de</strong> la solidaridad étnica»<br />
360 Véase el apartado 5.4.<br />
206
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
(1994:307). Es aquí don<strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante <strong>de</strong>sempeña un papel<br />
fundamental, al aumentar la oferta <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo barata en los estratos más bajos<br />
<strong>de</strong> la estructura ocupacional y, al mismo tiempo, presionar a la baja sobre los salarios y<br />
las condiciones laborales <strong>de</strong> la clase trabajadora autóctona 361 (PORTES 1983a, 1983b;<br />
CASTLES, KOSACK 1973). Una vez los trabajadores inmigrantes penetran en una<br />
ocupación en una proporción consi<strong>de</strong>rable, ésta pasa a ser etiquetada como “ocupación<br />
<strong>de</strong> inmigrantes” (immigrant job), <strong>de</strong> manera que es cada vez más difícil que los<br />
trabajadores autóctonos se ocupen en ellas (HOLLIFIELD 1992). En este sentido, la<br />
etnificación <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra implica la estigmatización y racialización <strong>de</strong> dicha<br />
actividad. A su vez, el bajo estatus <strong>de</strong> una actividad económica <strong>de</strong>terminada se hace<br />
extensible al colectivo que la <strong>de</strong>sempeña, a través <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> racismo y<br />
discriminación en la vida cotidiana, lo que genera un círculo vicioso que se<br />
retroalimenta (MILES 1989).<br />
Para enten<strong>de</strong>r la posición <strong>de</strong> inferioridad que ocupan los inmigrantes en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo <strong>de</strong>be introducirse, a<strong>de</strong>más, el concepto <strong>de</strong> “po<strong>de</strong>r social <strong>de</strong> negociación <strong>de</strong><br />
mercado”, expresión introducida por VIL<strong>LA</strong> (1990) y que aglutina los capitales<br />
económico, educativo y social –en el sentido bourdieano- que poseen los individuos a la<br />
hora <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r al mercado <strong>de</strong> trabajo; es <strong>de</strong>cir, tanto sus oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empleo<br />
como su “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> unas <strong>de</strong>terminadas condiciones <strong>de</strong> trabajo. CACHÓN<br />
(1997a) complementa este concepto con el término “carrera <strong>de</strong> trabajo”, tal como lo<br />
acuña SABEL (1985), para expresar la i<strong>de</strong>a que cada trabajador discrepa en cuanto a las<br />
características que <strong>de</strong>finen la dignidad <strong>de</strong> un puesto <strong>de</strong> trabajo; es <strong>de</strong>cir, se pronuncia <strong>de</strong><br />
manera distinta acerca <strong>de</strong> lo que es aceptable y lo que es inaceptable. De todo lo<br />
anteriormente comentado se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que los inmigrantes disponen <strong>de</strong> un débil “po<strong>de</strong>r<br />
social <strong>de</strong> negociación” en la sociedad receptora, lo que les obliga a consi<strong>de</strong>rar cualquier<br />
oferta <strong>de</strong> trabajo, así como <strong>de</strong> una percepción <strong>de</strong> “carrera <strong>de</strong> trabajo” que <strong>de</strong>fine como<br />
aceptables una serie <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s remuneradas que, en muchos casos, nunca<br />
361 Los distintos mo<strong>de</strong>los econométricos que han servido para medir el impacto real <strong>de</strong> la inmigración<br />
sobre los salarios y el empleo se han realizado principalmente en los Estados Unidos y la mayor parte<br />
concluyen que su influencia es prácticamente inapreciable. GRENWOOD y MCDOWELL (1986) ofrecen una<br />
revisión <strong>de</strong> la literatura norteamericana al respecto y GONZÁLEZ FERRER (2001) recopila, a<strong>de</strong>más, las<br />
principales aportaciones empíricas en Europa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva crítica. En el caso <strong>de</strong> España, la<br />
inexistencia <strong>de</strong> los datos sobre los niveles salariales <strong>de</strong> los autóctonos y <strong>de</strong> los inmigrantes impi<strong>de</strong> realizar<br />
investigaciones empíricas fiables. Sin embargo, es <strong>de</strong> prever que, ante el reducido porcentaje <strong>de</strong> población<br />
207
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
<strong>de</strong>sempeñarían en su país <strong>de</strong> origen. Sin lugar a dudas, es la urgencia <strong>de</strong> ganar dinero lo<br />
que les impi<strong>de</strong> esperar mejores oportunida<strong>de</strong>s laborales, acor<strong>de</strong>s con su nivel <strong>de</strong><br />
cualificación académica y/o profesional.<br />
Llegados a este punto cabe preguntarse si la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante compite con la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona o, por el contrario, la sustituye. Existe “competencia” si<br />
ambos colectivos concurren por los mismos puestos <strong>de</strong> trabajo; por contra, se produce<br />
una relación <strong>de</strong> “sustitución” siempre que los inmigrantes ocupen puestos <strong>de</strong> trabajo<br />
para los que no hay oferta <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra autóctona disponible (SOLÉ 1995;<br />
MARTÍNEZ VEIGA 1997, 1998). Debe señalarse que la escasa relevancia numérica <strong>de</strong> los<br />
trabajadores inmigrantes no permite i<strong>de</strong>ntificar una modificación global <strong>de</strong> la dinámica<br />
<strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo. Sin embargo, <strong>de</strong>bido a la concentración <strong>de</strong> los inmigrantes en<br />
<strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s y en zonas geográficas concretas, sí es posible señalar indicios<br />
<strong>de</strong> competencia o <strong>de</strong> sustitución entre autóctonos e inmigrantes mediante la realización<br />
<strong>de</strong> estudios específicos. Por el momento, las situaciones <strong>de</strong> competencia en el mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo se <strong>de</strong>tectan más bien entre las propias minorías étnicas (entre los inmigrantes<br />
recién llegados y los asentados o entre grupos nacionales concretos que compiten por<br />
una misma actividad). A medida que vaya asentándose el colectivo <strong>de</strong> inmigrantes en la<br />
sociedad receptora -mejor conocimiento <strong>de</strong> los métodos formales <strong>de</strong> acceso al empleo,<br />
<strong>de</strong>l idioma, aumento <strong>de</strong>l capital social, etc.- , es previsible que se acreciente el proceso<br />
<strong>de</strong> competitividad entre autóctonos e inmigrantes, puesto que estos últimos van a querer<br />
mejorar su posición en el mercado laboral y acce<strong>de</strong>r a los segmentos <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo que actualmente ocupan los autóctonos 362 .<br />
<strong>de</strong> origen inmigrante en nuestro país (cerca <strong>de</strong>l 2%), el impacto sea, por el momento, poco sustancial a<br />
escala nacional.<br />
362 En el caso <strong>de</strong> Cataluña, SOLÉ (1995) <strong>de</strong>staca que empieza a percibirse una relación <strong>de</strong> competencia<br />
entre los inmigrantes interiores (trabajadores que llegaron a Cataluña proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l territorio<br />
español durante las décadas <strong>de</strong> los 50 y 60, atraídos por una economía expansiva, con necesidad <strong>de</strong> mano<br />
<strong>de</strong> obra en muchos sectores económicos) y los inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Tercer Mundo, en lo que se<br />
refiere a una franja <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s semi especializadas o poco cualificadas (peones en la construcción,<br />
servicio doméstico, etc.) en la que ambos colectivos concurren. Los resultados obtenidos por la autora en<br />
una encuesta <strong>de</strong> opinión y actitu<strong>de</strong>s ante el racismo, realizada en el ámbito <strong>de</strong> Cataluña en 1991, concluye<br />
que los inmigrantes interiores menos integrados socioculturalmente en Cataluña, son los que más se<br />
resisten a aceptar la competencia <strong>de</strong> los extranjeros en el mercado <strong>de</strong> trabajo y, en consecuencia, los que<br />
manifiestan más abiertamente el rechazo hacia la inmigración (SOLÉ 1995) En este sentido, es previsible<br />
que los inmigrantes no comunitarios experimenten a medio plazo procesos <strong>de</strong> movilidad ocupacional<br />
análogos a los que experimentaron los inmigrantes interiores en su momento (SOLÉ 1981).<br />
208
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
El aumento <strong>de</strong>l nivel educativo <strong>de</strong> la población autóctona, con el consiguiente<br />
incremento en sus expectativas laborales, unido al rápido <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong><br />
bienestar y al mantenimiento <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s familiares, ha producido un acusado<br />
<strong>de</strong>splazamiento hacia arriba <strong>de</strong>l “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo por parte <strong>de</strong> los<br />
trabajadores y las trabajadoras autóctonas, a pesar <strong>de</strong>l paro <strong>de</strong> larga duración y <strong>de</strong> la<br />
creciente precarización laboral (VIL<strong>LA</strong> 1990). Los niveles <strong>de</strong> protección social, las re<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> cobertura sociales y familiares, así como la preeminencia <strong>de</strong> nuevos estilos <strong>de</strong> vida<br />
basados en la capacidad <strong>de</strong> consumo, convierten en “inapropiados” e “inaceptables”<br />
para los <strong>de</strong>sempleados autóctonos <strong>de</strong>terminados empleos 363 (COLECTIVO IOÉ 2000a).<br />
Pero la inserción laboral <strong>de</strong> los inmigrantes no sólo viene <strong>de</strong>terminada por el aumento<br />
<strong>de</strong>l “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> los trabajadores autóctonos, sino que el estancamiento<br />
<strong>de</strong>mográfico y el envejecimiento <strong>de</strong> la población conducen también a una insuficiencia<br />
<strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo nativa 364 (FERNÁNDEZ CORDÓN 2001). En <strong>de</strong>finitiva,<br />
mientras los trabajadores inmigrantes no consigan mayor po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> negociación y<br />
estabilidad jurídica, y los trabajadores autóctonos sigan contando con mecanismos <strong>de</strong><br />
protección a nivel familiar e institucional (protecciones por <strong>de</strong>sempleo, por ejemplo),<br />
que les permita rechazar <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s, la función <strong>de</strong> los inmigrantes no<br />
<strong>de</strong>jará <strong>de</strong> ser estructuralmente complementaria a la posición laboral <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo autóctona (GONZÁLEZ FERRER 2001).<br />
Sin embargo, <strong>de</strong> todo lo anterior no <strong>de</strong>be concluirse que las ramas <strong>de</strong> actividad en las<br />
que mayormente se concentran los trabajadores inmigrantes estén monopolizadas por<br />
ellos; salvo en el caso <strong>de</strong>l servicio doméstico, don<strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante<br />
supone alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 20% <strong>de</strong> la ocupación total (tanto formal como informal) en dicha<br />
rama 365 , en el resto <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s la proporción <strong>de</strong> inmigrantes no llega a alcanzar el<br />
2%. Por lo tanto, no se trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s “vaciadas” por los trabajadores autóctonos,<br />
sino <strong>de</strong> escaseces <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra en <strong>de</strong>terminados sectores/segmentos/áreas<br />
363<br />
A<strong>de</strong>más, los trabajadores poco cualificados autóctonos no son tan móviles y son más<br />
reivindicativos que los trabajadores inmigrantes (CROSS 1993).<br />
364 En el caso <strong>de</strong> España, lograr el ritmo <strong>de</strong> crecimiento <strong>de</strong> empleo que persigue la UE, a pesar <strong>de</strong> la<br />
existencia <strong>de</strong> un volumen importante <strong>de</strong> mujeres inactivas mayores <strong>de</strong> 40 años, plantea la posible<br />
insuficiencia <strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> trabajo en un plazo relativamente breve. Según FERNÁNDEZ CORDÓN (2001),<br />
<strong>de</strong>be tenerse en cuenta que la inserción laboral <strong>de</strong> estas mujeres <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> los medios que se ponga a<br />
su alcance para conciliar trabajo remunerado y familia, así como <strong>de</strong> su motivación y nivel formativo.<br />
365 Según estimaciones <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (2001).<br />
209
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
geográficas <strong>de</strong>l mercado, aún con tasas <strong>de</strong> paro muy por encima <strong>de</strong>l pleno empleo 366<br />
(CACHÓN 1997a; FERNÁNDEZ CORDÓN 2001). Al mismo tiempo, cuando se habla <strong>de</strong><br />
relaciones <strong>de</strong> competencia y <strong>de</strong> sustitución entre la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona e<br />
inmigrante, <strong>de</strong>be superarse la falacia <strong>de</strong> pensar que los inmigrantes acce<strong>de</strong>n a los<br />
puestos <strong>de</strong> trabajo que antes ocupaban los trabajadores nativos, como si existiera un<br />
<strong>de</strong>terminado número fijo y establecido <strong>de</strong> empleos a ocupar. Bien al contrario, la<br />
estructura ocupacional es algo dinámico, por lo que el volumen <strong>de</strong> ocupación está en<br />
función, entre otros factores, <strong>de</strong>l crecimiento <strong>de</strong>mográfico, <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda y<br />
<strong>de</strong> una mayor disposición <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra inmigrante (BROCHMANN 1996; MARTÍNEZ<br />
VEIGA 1997a, 1998). Si nos centramos específicamente en la ampliación <strong>de</strong> la oferta,<br />
ésta produce una re<strong>de</strong>finición o creación <strong>de</strong> nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo, con la finalidad<br />
<strong>de</strong> aprovecharse <strong>de</strong> los trabajadores inmigrantes disponibles, dispuestos a aceptar<br />
salarios más bajos y peores condiciones <strong>de</strong> trabajo (MARTÍNEZ VEIGA 1997a:219).<br />
Tal como sostiene MARTÍNEZ VEIGA (1997a, 1998), aunque los trabajadores inmigrantes<br />
extracomunitarios estén situados en el mercado secundario <strong>de</strong> trabajo, ello no implica<br />
que no compitan con <strong>de</strong>terminados grupos <strong>de</strong> trabajadores nativos, especialmente los<br />
que presentan peores situaciones económicas, a escala local o sectorial. La<br />
disponibilidad <strong>de</strong>l trabajador inmigrante a aceptar condiciones laborales inferiores<br />
genera “condiciones laborales especiales” para este colectivo, que se traducen en un<br />
proceso <strong>de</strong> etnoestratificación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada esfera <strong>de</strong> actividad; es ahí<br />
don<strong>de</strong> muchos trabajadores autóctonos se percatan <strong>de</strong> la competencia, puesto que el<br />
empresario prefiere al trabajador inmigrante al permitirle el abaratimiento <strong>de</strong> costes y<br />
por su escasa capacidad reivindicativa, lo que lleva consigo una bajada <strong>de</strong> los salarios<br />
<strong>de</strong> los trabajadores nativos y un retroceso en las condiciones laborales y <strong>de</strong>rechos<br />
conquistados.<br />
Si el empleo <strong>de</strong> los inmigrantes pue<strong>de</strong> dar lugar a una situación <strong>de</strong> competencia con<br />
<strong>de</strong>terminados segmentos <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona, generalmente situados en los<br />
estratos inferiores <strong>de</strong> la estructura ocupacional, es más que probable que los criterios <strong>de</strong><br />
diferenciación y discriminación ante el mercado pongan el acento en los factores <strong>de</strong><br />
ciudadanía o <strong>de</strong> etnia y cultura. Así pues, el tipo <strong>de</strong> discriminación en el mercado <strong>de</strong><br />
366<br />
En este sentido, la observación <strong>de</strong> PIORE (1979) <strong>de</strong> que los inmigrantes aceptan los trabajos que la<br />
210
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
trabajo condiciona fuertemente la discriminación social. Esta es una manifestación <strong>de</strong> la<br />
contradicción <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la clase obrera autóctona hacia personas<br />
que, objetivamente, se encuentran sometidas a las mismas condiciones <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong><br />
trabajo que ellos. Autores como CUMMINGS (1980) para el caso norteamericano y SOLÉ<br />
(1995) más recientemente, para el caso español, concluyen que la actitud <strong>de</strong> los<br />
autóctonos hacia los colectivos <strong>de</strong> inmigrantes (rechazo intergrupal) <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n<br />
directamente <strong>de</strong> los conflictos <strong>de</strong> tipo económico. Estos conflictos <strong>de</strong> base material se<br />
sitúan en la base <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los prejuicios intergrupales (ALLPORT 1989). Así lo<br />
corrobora el hecho <strong>de</strong> que los colectivos más tolerantes con los trabajadores <strong>de</strong> “color”<br />
norteamericanos sean aquellos grupos <strong>de</strong> nativos “blancos” que se insertan en las<br />
mejores posiciones <strong>de</strong> la estructura ocupacional, puesto que no compiten con las<br />
personas <strong>de</strong> “color” en el mercado <strong>de</strong> trabajo secundario 367 (CUMMINGS 1980). Al<br />
mismo razonamiento llega SOLÉ (1995) cuando constata que, en el caso concreto <strong>de</strong><br />
Catalunya, son los inmigrantes interiores, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> España, los que<br />
manifiestan una actitud más hostil ante la presencia <strong>de</strong> inmigración extracomunitaria,<br />
puesto que se sienten amenazados por ellos tanto en lo referente a la ocupación como a<br />
los recursos <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l bienestar.<br />
Si se aña<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> género al fenómeno <strong>de</strong> la estratificación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo a partir <strong>de</strong> la etnia, se constata que, aunque el conjunto <strong>de</strong> la población<br />
inmigrada se vea abocada a las ocupaciones <strong>de</strong> menor estatus social, menor<br />
remuneración y peores condiciones laborales, son las mujeres inmigrantes las que<br />
ocupan el último escalafón: el servicio doméstico –con excepción <strong>de</strong> las chinas, que se<br />
emplean en la hostelería- 368 . Las mujeres inmigrantes constituyen una especie <strong>de</strong><br />
“subsegmento” <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo femenino, ya <strong>de</strong> por sí más restringido que el <strong>de</strong><br />
los hombres. Sobradamente se ha <strong>de</strong>mostrado a partir <strong>de</strong> los datos que, a<strong>de</strong>más, el<br />
abanico <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes es mucho más reducido que el que<br />
se ofrece a sus homólogos masculinos: los trabajadores inmigrantes. La confinación <strong>de</strong><br />
mano <strong>de</strong> obra nativa rehúsa aceptar, <strong>de</strong>bería ser matizada y analizada en cada caso concreto.<br />
367 El término WASP (white, anglosaxon, protestant) se utiliza para <strong>de</strong>nominar a estos colectivos <strong>de</strong><br />
“blancos privilegiados”, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en el caso <strong>de</strong> los protestantes irlan<strong>de</strong>ses o <strong>de</strong> los<br />
italianos.<br />
368 Aunque no se dispone <strong>de</strong> datos al respecto, son muchas las mujeres inmigrantes que encuentran el<br />
servicio doméstico como una opción <strong>de</strong>sagradable, difícilo mal pagada, sobre todo entre las mujeres<br />
dominicanas, ecuatorianas o nigerianas, y que optan por la industria sexual como una opción más<br />
“interesante”.<br />
211
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
la mujer inmigrante en el servicio doméstico se fundamenta en la confluencia <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, clase y etnia, responsables <strong>de</strong> que se las reciba en la sociedad<br />
receptora con el prejuicio <strong>de</strong> que sólo están capacitadas para realizar estas tareas, en<br />
base a que su condición <strong>de</strong> mujeres les confiere este tipo <strong>de</strong> cualificaciones tácitas o<br />
informales, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su nivel <strong>de</strong> estudios y cualificación 369 .<br />
Paradójicamente, en base a los resultados obtenidos en una encuesta realizada en el año<br />
1998 por el <strong>Instituto</strong> Universitario <strong>de</strong> Estudios sobre <strong>Migraciones</strong> 370 , buena parte <strong>de</strong> las<br />
mujeres inmigrantes no habían tenido experiencia laboral previa en sus países <strong>de</strong> origen<br />
(amas <strong>de</strong> casa o estudiantes) y sólo una proporción ínfima se <strong>de</strong>dicaba al servicio<br />
doméstico, actividad sumamente <strong>de</strong>sprestigiada (ANGUIANO 2001). Por el hecho <strong>de</strong> ser<br />
inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países pobres y, a<strong>de</strong>más, mujeres, se les supone un bagaje<br />
cultural que contrapone su carácter tradicional y sub<strong>de</strong>sarrollado, profundamente<br />
<strong>de</strong>svalorizado, al <strong>de</strong> la mujer occi<strong>de</strong>ntal, más mo<strong>de</strong>rna y emancipada (OSO 1998). Estos<br />
estereotipos y prejuicios, como parte <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> creencias dominante, refuerza<br />
todavía más la discriminación <strong>de</strong> la mujer inmigrante en el mercado <strong>de</strong> trabajo y la<br />
convierte en candidata idónea para <strong>de</strong>sempeñar los trabajos vinculados a la<br />
reproducción social, por su docilidad, paciencia, disciplina y subordinación. Es así<br />
como se asiste a un proceso <strong>de</strong> progresiva etnización <strong>de</strong> los servicios reproductivos más<br />
<strong>de</strong>svalorados socialmente, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> un “ejército <strong>de</strong> servidoras” integrado por las<br />
mujeres <strong>de</strong> origen inmigrante (CATARINO, OSO 2000).<br />
Ciertamente, a partir <strong>de</strong> los datos presentados, es difícil concluir cuál <strong>de</strong> los dos<br />
colectivos, hombres o mujeres inmigrantes, presentan una situación <strong>de</strong> mayor<br />
subordinación en el mercado <strong>de</strong> trabajo. Deberían analizarse las condiciones <strong>de</strong> trabajo<br />
369 A pesar <strong>de</strong> esta constatación, tal como se analizará en los siguientes capítulos, no es menos cierto<br />
que aunque todas las mujeres inmigrantes se inserten, <strong>de</strong> entrada, en el servicio doméstico, sea cual sea<br />
su nivel formativo, la posesión <strong>de</strong> formación condiciona las distintas trayectorias laborales a medio y a<br />
largo plazo. El nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres y el conocimiento <strong>de</strong>l idioma influyen en el tipo <strong>de</strong><br />
inserción laboral, en el sentido <strong>de</strong> que muchas mujeres latinoamericanas con formación como enfermeras<br />
o maestras se emplean preferentemente en el cuidado <strong>de</strong> las personas y no tanto en la realización <strong>de</strong> las<br />
tareas <strong>de</strong> limpieza (ESCRIVÁ 2000).<br />
370<br />
Encuesta realizada por el <strong>Instituto</strong> Universitario <strong>de</strong> Estudios sobre <strong>Migraciones</strong> (Universidad<br />
Pontificia <strong>de</strong> Comillas). La muestra por cuotas recoge los patrones <strong>de</strong> concentración <strong>de</strong> los inmigrantes en<br />
el territorio español y los colectivos <strong>de</strong> ecuatorianos, peruanos, marroquíes, subsaharianos y chinos. Para<br />
más <strong>de</strong>talles sobre el estudio y características <strong>de</strong> la muestra véase: Estrategias y dificulta<strong>de</strong>s<br />
características en la integración social <strong>de</strong> los distintos colectivos <strong>de</strong> inmigrantes llegados a España, en<br />
prensa para publicación por el <strong>Instituto</strong> <strong>de</strong> <strong>Migraciones</strong> y Servicios Sociales <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Trabajo y<br />
Asuntos Sociales.<br />
212
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
en mayor profundidad para po<strong>de</strong>r extraer resultados más fehacientes. Sin embargo,<br />
salvando la heterogeneidad <strong>de</strong> situaciones, sólo por el hecho <strong>de</strong> que el servicio<br />
doméstico esté regulado a través <strong>de</strong> una relación contractual débil, <strong>de</strong>l imaginario servil<br />
que le acompaña, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>svalorización i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong>l trabajo doméstico, así como <strong>de</strong> la<br />
fuerte inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la informalidad en la relación contractual, son razones suficientes<br />
para concluir que dicha actividad facilita especialmente la invisibilidad y la in<strong>de</strong>fensión<br />
<strong>de</strong>l colectivo que se ocupa en ella. Aunque el trabajo doméstico-familiar se haya<br />
elevado a la categoría <strong>de</strong> trabajo asalariado, con su regulación en 1985, las condiciones<br />
que este régimen especial reglamenta son discriminatorias y subalternas en relación al<br />
resto <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s y le sitúa en el segmento secundario <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo 371 .<br />
Lejos <strong>de</strong> haberse conseguido su regulación, sigue tratándose <strong>de</strong> una actividad en la que<br />
prima la personalización <strong>de</strong> las relaciones laborales, por lo que las condiciones laborales<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n fundamentalmente <strong>de</strong> las características personales <strong>de</strong> los empleadores<br />
(COLECTIVO IOÉ 2001c). Por consiguiente, aunque se conciba el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
como dual y se asuma que la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante se inserta principalmente en<br />
el secundario, éste presenta muchas formas y ejes <strong>de</strong> diferenciación, que se entrecruzan<br />
a través <strong>de</strong> la división según género (MARTÍNEZ VEIGA 1997a).<br />
Las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> movilidad ocupacional son bastante reducidas para las mujeres <strong>de</strong><br />
origen inmigrante 372 . Tal como reconoce ROMERO (1988), el servicio doméstico, lejos<br />
<strong>de</strong> constituir para ellas un instrumento para lograr la movilidad, se erige en un ghetto<br />
ocupacional. La mencionada encuesta realizada por el <strong>Instituto</strong> Universitario <strong>de</strong><br />
Estudios sobre <strong>Migraciones</strong> constata un ligero <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> las<br />
mujeres inmigrantes en el servicio doméstico a lo largo <strong>de</strong> su trayectoria laboral, lo que<br />
sugiere una incipiente movilidad hacia otros empleos (ANGUIANO 2001). Este<br />
<strong>de</strong>splazamiento hacia otros sectores <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong> factores, entre los<br />
que <strong>de</strong>be <strong>de</strong>stacarse el nivel educativo <strong>de</strong> la mujer inmigrante, su proyecto migratorio y<br />
el tiempo <strong>de</strong> asentamiento en la sociedad receptora, las re<strong>de</strong>s familiares, el<br />
371 Se pue<strong>de</strong> objetar que los trabajadores temporeros agrarios, básicamente hombres, tampoco están<br />
exentos <strong>de</strong> la explotación, la informalidad y la precariedad; pero aunque sólo sea apelando a criterios<br />
meramente cuantitativos, no <strong>de</strong>be olvidarse que el sector agrario afecta a alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 30% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong><br />
trabajadores inmigrantes masculinos, frente a casi dos tercios <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes empleadas como<br />
domésticas (véanse Tablas 5.10 y 5.11, en el anexo al final <strong>de</strong>l capítulo).<br />
372 Según los datos <strong>de</strong> un estudio realizado por el COLECTIVO IOÉ (2001c), casi el 82% <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras cotizantes en el Régimen Especial <strong>de</strong> Empleadas <strong>de</strong> Hogar a finales <strong>de</strong> 1999 no había<br />
213
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
conocimiento <strong>de</strong>l idioma y la posición que ocupa en la estructura familiar. En el caso <strong>de</strong><br />
la sociedad española, sólo aparece otra vía <strong>de</strong> empleo significativa: la hostelería. Sin<br />
embargo, las tareas que las mujeres inmigrantes <strong>de</strong>sempeñan están relacionadas con las<br />
activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> limpieza y <strong>de</strong> cocina y son pocas las que trabajan <strong>de</strong> camareras, a<br />
diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre cuando se trata <strong>de</strong> trabajadoras autóctonas. A pesar <strong>de</strong> que<br />
en la hostelería no existen las connotaciones <strong>de</strong> arbitrariedad y servidumbre que se<br />
atribuye al servicio doméstico, en la práctica, según el COLECTIVO IOÉ (1998a, 1999a,<br />
1999b, 2001c), también predominan las condiciones <strong>de</strong> trabajo precarias y los abusos<br />
patronales, así como la reproducción <strong>de</strong> los roles femeninos tradicionales. Aún así, por<br />
el hecho <strong>de</strong> realizarse en un espacio público, los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> las mujeres trabajadoras<br />
son más fácilmente <strong>de</strong>fendibles.<br />
El sector <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s industriales <strong>de</strong> limpiezas es otra <strong>de</strong> las ocupaciones a la que<br />
también recurren las mujeres inmigrantes que quieren abandonar el servicio doméstico;<br />
aunque se estima que, por ahora, sólo suponen alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 2% <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
femenina <strong>de</strong>l sector <strong>de</strong> limpiezas (COLECTIVO IOÉ 2001c). La razón <strong>de</strong> esta escasa<br />
presencia <strong>de</strong> mujeres inmigrantes estriba en que esta ocupación requiere estar ya en<br />
posesión <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> trabajo, por cuanto las políticas <strong>de</strong> contingentes permiten la<br />
regulación <strong>de</strong> empleadas <strong>de</strong> hogar, pero no la <strong>de</strong> limpiadoras. Aunque tiene como<br />
principal ventaja la posibilidad <strong>de</strong> cotizar en la Seguridad Social, la precariedad <strong>de</strong>l<br />
sector (contratos <strong>de</strong> muy poca duración) y unos salarios más bajos que los que se<br />
percibe como asistenta por horas, a menudo no compensan a una trabajadora inmigrante<br />
que requiere una cierta estabilidad laboral para po<strong>de</strong>r mantener su situación regular y<br />
máximos beneficios económicos para po<strong>de</strong>r regresar cuanto antes a su país <strong>de</strong> origen<br />
(CATARINO, OSO 2000).<br />
La escasez <strong>de</strong> “otras” oportunida<strong>de</strong>s laborales para las mujeres inmigrantes es un<br />
<strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> que muchas <strong>de</strong> ellas, entre las que se plantean el asentamiento<br />
<strong>de</strong>finitivo en la sociedad receptora, manifiesten la autoocupación como proyecto <strong>de</strong><br />
movilidad laboral a medio plazo, una vez reúnan los suficientes ingresos para establecer<br />
su propio negocio (SOLÉ, PAREL<strong>LA</strong> 2001). Es común que los inmigrantes<br />
extracomunitarios recurran mayormente a la estrategia <strong>de</strong> establecer negocios étnicos<br />
cambiado jamás <strong>de</strong> régimen ocupacional. Ello constituye un claro indicador <strong>de</strong> la escasa movilidad<br />
214
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
cuando se insertan en mercados <strong>de</strong> trabajo altamente etnoestratificados, que reducen sus<br />
oportunida<strong>de</strong>s laborales a aquellas activida<strong>de</strong>s rechazadas por los autóctonos, así como<br />
cuando existe una política migratoria que establece rígidas barreras <strong>de</strong> acceso al<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo formal <strong>de</strong> la sociedad receptora. Ante las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante pueda <strong>de</strong>sarrollar activida<strong>de</strong>s laborales acor<strong>de</strong>s con su<br />
nivel formativo, establecer un negocio propio se configura como la única vía <strong>de</strong><br />
movilidad social ascen<strong>de</strong>nte (PORTES 1995; RATH 2000; KLOOSTERMAN, RATH 2001ª,<br />
2001b). Según los datos para 1999, sólo un 5% <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo femeninos<br />
son por cuenta propia (3.629) 373 . Sin embargo, qué duda cabe que este porcentaje se<br />
incrementará consi<strong>de</strong>rablemente en los próximos años, puesto que la mayor parte <strong>de</strong><br />
mujeres inmigrantes se plantean el autoempleo a medio y a largo plazo (SOLÉ, PAREL<strong>LA</strong><br />
2001). Los resultados <strong>de</strong> una encuesta a mujeres inmigrantes que trabajan por cuenta<br />
propia en España <strong>de</strong>muestran que se trata <strong>de</strong> una opción que constituye un final <strong>de</strong><br />
trayecto laboral, dada la elevada edad <strong>de</strong> estas mujeres y la relativa antigüedad <strong>de</strong> su<br />
asentamiento (COLÉCTIVO IOÉ 2001c) 374 . Los principales negocios que se establecen<br />
son mini-empresas, entre las que <strong>de</strong>staca el comercio y la hostelería (tiendas <strong>de</strong><br />
comestibles, peluquerías, cafeterías, locutorios, etc.), cuyo origen son los ahorros<br />
acumulados en años anteriores en España.<br />
Por todo lo apuntado, a pesar <strong>de</strong> la pluralidad <strong>de</strong> cronologías, circunstancias y orígenes<br />
geográficos, económicos, sociales y culturales que presentan las mujeres inmigrantes en<br />
España, así como la heterogeneidad en sus trayectorias laborales, tiene sentido estudiar<br />
la mujer inmigrante como colectivo, puesto que existen factores estructurales que<br />
influyen en todas ellas y que las relegan a un “nicho laboral” muy concreto <strong>de</strong>l mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo: el servicio doméstico. La mujer inmigrante acepta esta posición en la<br />
estructura ocupacional <strong>de</strong>bido a su “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> condiciones <strong>de</strong> trabajo<br />
inferior al <strong>de</strong> la mujer autóctona. Este nivel viene <strong>de</strong>finido básicamente por la posición<br />
que ocupan los trabajadores en el sistema <strong>de</strong> reproducción social, tanto en la familia<br />
ocupacional que experimentan las mujeres inmigrantes.<br />
373 La proporción <strong>de</strong> mujeres extranjeras que trabaja por cuenta propia es <strong>de</strong> casi el 20% para el año<br />
2000, según los datos <strong>de</strong> las estadísticas <strong>de</strong> afiliación en la Seguridad Social. Tal diferencial se <strong>de</strong>be a<br />
que las estadísticas <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo a extranjeros no recogen a los ciudadanos comunitarios. Esta<br />
distancia <strong>de</strong> 15 puntos pone <strong>de</strong> manifiesto que el trabajo por cuenta propia es una opción factible<br />
principalmente para las extranjeras comunitarias<br />
215
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
como en la estructura <strong>de</strong> clases (VIL<strong>LA</strong> 1990). En el caso <strong>de</strong> la mujer trabajadora<br />
inmigrante, la necesidad imperiosa <strong>de</strong> percibir ingresos con los que po<strong>de</strong>r ahorrar y<br />
mantener a sus familiares <strong>de</strong>pendientes, la falta <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> apoyo económico en la<br />
sociedad receptora –a diferencia <strong>de</strong> las mujeres autóctonas, que cuentan con sus<br />
familias-, un proyecto migratorio <strong>de</strong> retorno, la influencia <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s étnicas en el<br />
proceso <strong>de</strong> reclutamiento y la percepción <strong>de</strong> enfrentarse a un mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
segmentado según la etnia y el género, las conduce a rebajar el nivel por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cual<br />
consi<strong>de</strong>rarían sus oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empleo como “socialmente” inaceptables,<br />
in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su cualificación. Pero ello no <strong>de</strong>be conducirnos a pensar que la<br />
situación <strong>de</strong> segregación y subordinación que afecta a las mujeres inmigrantes en el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad receptora sea el resultado <strong>de</strong> su predisposición a<br />
aceptar dicha situación, como si fueran ellas las responsables o las “víctimas” pasivas,<br />
sino que a lo largo <strong>de</strong> estos capítulos ha quedado patente que las trayectorias laborales<br />
<strong>de</strong> las mujeres inmigrantes son el resultado <strong>de</strong> la interacción entre los condicionantes<br />
estructurales <strong>de</strong> la sociedad receptora y los factores relacionados con las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
origen (SOLÉ 1999).<br />
Lógicamente, el “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> origen<br />
inmigrante en la sociedad española es inferior al que experimentan en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
origen, especialmente cuando se trata <strong>de</strong> mujeres cualificadas y/o <strong>de</strong> clase media. El<br />
servicio doméstico constituye una ocupación profundamente <strong>de</strong>svalorizada en el<br />
imaginario social <strong>de</strong> estos países, muchas veces no consi<strong>de</strong>rada empleo, <strong>de</strong> manera que<br />
la mayor parte <strong>de</strong> estas mujeres lo rechazarían 375 . Por todo ello, es habitual que<br />
emplearse en el servicio doméstico en la sociedad receptora les comporte, en algunos<br />
casos, graves problemas <strong>de</strong> autoestima y <strong>de</strong> inconsistencia <strong>de</strong> estatus. Esto es así<br />
especialmente para las mujeres inmigrantes que, según el COLECTIVO IOÉ (1998a:24),<br />
presentan “experiencias <strong>de</strong> movilidad <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte”, en el sentido <strong>de</strong> que son mujeres<br />
que pasan <strong>de</strong> cumplir una función cualificada en sus países <strong>de</strong> origen –maestras,<br />
enfermeras, etc.- , a quedar recluidas y aisladas en el ámbito privado <strong>de</strong>l hogar en el que<br />
374 Encuesta a 200 mujeres, aplicada durante los meses <strong>de</strong> mayo y junio <strong>de</strong> 2000, en las provincias <strong>de</strong><br />
Madrid, Barcelona y Málaga, que es don<strong>de</strong> se concentra el 42% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> mujeres extranjeras que están<br />
dadas <strong>de</strong> alta en la Seguridad Social en ocupaciones por “cuenta propia” (COLÉCTIVO IOÉ 2001c).<br />
375 Lo mismo ocurre en el caso <strong>de</strong> la prostitución. Generalmente, las mujeres <strong>de</strong> origen inmigrante que<br />
ejercen la prostitución en el lugar <strong>de</strong> acogida no tienen la misma <strong>de</strong>svalorización social que tendrían si<br />
practicasen dicha actividad en la sociedad <strong>de</strong> origen.<br />
216
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
están empleadas –especialmente en el caso <strong>de</strong> las empleadas internas-, y a “ser<br />
mandadas por todo el mundo”. En estos casos, el servicio doméstico se asume como<br />
obligación y como medida transitoria y, a menudo, es realizado con cierto<br />
resentimiento. En cambio, cuando se trata <strong>de</strong> mujeres que ya <strong>de</strong>sempeñaban tareas<br />
domésticas remuneradas en el lugar <strong>de</strong> origen, no se producen cambios significativos al<br />
llegar a España, salvo en el nivel salarial, que aumenta <strong>de</strong> manera espectacular 376 .<br />
El carácter temporal o permanente <strong>de</strong> la inmigración, tal como ya señalaba PIORE<br />
(1979), es una variable esencial a la hora <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r por qué se aceptan y <strong>de</strong> qué<br />
manera se toleran <strong>de</strong>terminadas condiciones laborales. Otro aspecto a tener en cuenta es<br />
la distinción entre las mujeres cuyo principal objetivo es la supervivencia <strong>de</strong>l grupo<br />
familiar y las que preten<strong>de</strong>n elevar su estatus individual/familiar y emular modos <strong>de</strong><br />
vida mo<strong>de</strong>rnos. Mientras que para las primeras el servicio doméstico facilita la<br />
consecución <strong>de</strong> sus objetivos, para las segundas es vivido <strong>de</strong> manera más traumática y<br />
permanentemente se buscan fórmulas para acce<strong>de</strong>r a otra actividad (ESCRIVÁ 2000). Por<br />
todo ello, pue<strong>de</strong> concluirse que la estratificación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo por razones <strong>de</strong><br />
sexo y etnia comporta que, para las mujeres inmigrantes, la opción <strong>de</strong> emigrar no haya<br />
supuesto un progreso consi<strong>de</strong>rable respecto a su situación en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> partida,<br />
sino todo lo contrario, un proceso <strong>de</strong> movilidad <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte.<br />
Sin embargo, <strong>de</strong> acuerdo con CATARINO y OSO (1999), también <strong>de</strong>be señalarse que el<br />
servicio doméstico es la ocupación con más ventajas para las mujeres inmigrantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la acumulación monetaria, puesto que las que trabajan como<br />
internas tienen asegurado el alojamiento y la manutención, pue<strong>de</strong>n maximizar su<br />
capacidad <strong>de</strong> ahorro, enviar remesas a la familia y retornar a sus países <strong>de</strong> origen con<br />
una autonomía mayor (negocio propio, compra <strong>de</strong> vivienda, etc.) 377 . De ese modo, la<br />
sobrecualificación y la pérdida <strong>de</strong> autoestima se compensa en términos <strong>de</strong> mayores<br />
376 Cuando se trata <strong>de</strong> mujeres que eran inactivas en su país <strong>de</strong> origen, como ocurre en el caso <strong>de</strong><br />
muchas <strong>de</strong> las inmigrantes marroquíes, el empleo en el servicio doméstico les confiere un “ascenso<br />
relativo”, puesto que les ofrece la oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar una trayectoria económica autónoma<br />
respecto a la familia; a<strong>de</strong>más, la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> los lazos <strong>de</strong> control y prestigio social les permite aceptar<br />
empleos que en su propio país no aceptarían <strong>de</strong>bido a su baja consi<strong>de</strong>ración social (COLECTIVO IOÉ<br />
1998a).<br />
377 En el caso <strong>de</strong> la mujer marroquí, RAMÍREZ (1997) argumenta que el hecho <strong>de</strong> emplearse en el<br />
servicio doméstico supone una ganancia <strong>de</strong> autonomía y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia, puesto que su empleo<br />
genera más recursos económicos que los que obtenía en el país <strong>de</strong> origen. Sin embargo, <strong>de</strong> ello no se<br />
<strong>de</strong>riva una ruptura con los roles tradicionales asignados a las mujeres en el país <strong>de</strong> origen.<br />
217
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
ingresos 378 , sobre todo cuando se mantiene la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> retorno a corto plazo, lo que se<br />
traduce en una mejora <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> la mujer en la familia y en la comunidad <strong>de</strong><br />
origen, gracias al prestigio social ganado a través <strong>de</strong> la emigración. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la<br />
acumulación monetaria, el servicio doméstico favorece la llegada y la inserción a la<br />
sociedad <strong>de</strong> acogida <strong>de</strong> las extranjeras recién llegadas, <strong>de</strong> manera que la mujer<br />
inmigrante encuentra con más facilidad empleo que el varón. Otro aspecto positivo a<br />
tener en cuenta es que el servicio doméstico no sólo ofrece mayores posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
empleo a las mujeres inmigrantes que a sus homólogos masculinos, sino también<br />
mayores oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> obtener una situación jurídica regular, puesto que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
establecimiento <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> contingentes en 1993, buena parte <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong><br />
trabajo otorgados anualmente son para el servicio doméstico. Aún así, el volumen <strong>de</strong><br />
mujeres inmigrantes que trabajan como empleadas domésticas en la irregularidad sigue<br />
siendo en absoluto <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable, a tenor <strong>de</strong> la débil regulación legal <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico en España.<br />
378 Esta disparidad salarial se hace claramente patente en el caso <strong>de</strong> las mujeres filipinas: el salario <strong>de</strong><br />
una empleada doméstica en Cataluña es 23 veces superior al que percibirían en Filipinas por <strong>de</strong>sempeñar<br />
la misma actividad. La única razón por la que aceptan el trabajo es por la diferencia salarial. Pese a que<br />
esté bien visto que las jóvenes con estudios emigren para trabajar como domésticas, estas mujeres no<br />
trabajarían en el servicio doméstico en su país <strong>de</strong> origen, puesto que esta actividad se asocia a la pobreza<br />
y a la falta <strong>de</strong> estudios en Filipinas (RIBAS 1994).<br />
218
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
5.4. ANEXO. Tablas estadísticas.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.1. PRINCIPALES NACIONALIDADES DE LOS RESIDENTES EXTRANJEROS EN<br />
ESPAÑA 2000<br />
País <strong>de</strong> origen 2000 %<br />
Marruecos 199.782 22.3<br />
G. Bretaña 73.983 8.2<br />
Alemania 60.575 6.8<br />
Francia 42.316 4.7<br />
Portugal 41.997 4.7<br />
Ecuador 30.878 3.5<br />
Italia 30.862 3.4<br />
China 28.693 3.2<br />
Perú 27.888 3.1<br />
R. Dominicana 26.481 3.0<br />
Colombia 24.702 2.8<br />
Cuba 19.165 2.1<br />
Países Bajos 16.711 1.9<br />
Argentina 16.610 1.9<br />
Argelia 13.847 1.5<br />
EE.UU 13.714 1.5<br />
Filipinas 13.160 1.4<br />
Resto 214.356 24.0<br />
Total 895.720 100<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA<br />
(2001), Anuario Estadística <strong>de</strong> Extranjería 2000.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.2. RESIDENTES EXTRANJEROS SEGÚN SEXO Y CONTINENTE DE<br />
PROCEDENCIA (1992* Y 2000)<br />
Continente Varones Mujeres<br />
<strong>de</strong> origen 1992 2000 1992 % 2000 %<br />
Europa 96.684 183.262 98.011 50.3 172.586 47.7<br />
América 37.926 76.302 49.482 56.6 121.674 60.8<br />
Iberoamérica 68.642 114.316 61.9<br />
África 50.493 177.209 17.932 26.2 81.396 31.1<br />
Asia 17.282 39.318 15.704 47.6 31.057 43.7<br />
eanía 345 452 386 52.8 437 48.4<br />
Total 203.273 477.155 181.882 47.2 407.423 46.0<br />
* En 1992 no se explotan estadísticamente 8.855 permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia don<strong>de</strong> no consta el sexo y/o el continente<br />
Fuente: Los datos referentes al año 1992 son <strong>de</strong> elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos citados en<br />
COLECTIVO IOÉ (1998a:18). Los datos referentes al año 2000 son <strong>de</strong> elaboración propia, a partir <strong>de</strong> los<br />
datos <strong>de</strong> la COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA (2001), Anuario Estadística <strong>de</strong> Extranjería<br />
2000.<br />
219
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.3. NACIONALIDADES SEGÚN RE<strong>LA</strong>CIÓN DE MASCULINIDAD* (1993 Y 2000)<br />
1993 2000<br />
Nacionalidad R.M. más alta Nacionalidad R.M. más alta<br />
Senegal 1.025 Malí 928<br />
Argelia 702 Mauritania 726<br />
Gambia 517 Pakistán 677<br />
Pakistán 357 Senegal 485<br />
Marruecos 282 Bangla<strong>de</strong>sh 454<br />
Grecia 203 Argelia 441<br />
Polonia 194 Nigeria 223<br />
Italia 171 Gambia 210<br />
Marruecos 203<br />
1993 2000<br />
Nacionalidad R.M. más baja Nacionalidad R.M. más baja<br />
Rep. Dominicana 22 Rep. Dominicana 37<br />
Honduras 35 Colombia 43<br />
El Salvador 38 Guinea Ecuatorial 50<br />
Colombia 51 Méjico 55<br />
Guinea Ecuatorial 51 Filipinas 61<br />
Finlandia 53 Perú 62<br />
Filipinas 54 Cabo Ver<strong>de</strong> 64<br />
Cabo Ver<strong>de</strong> 63 Bolivia 64<br />
* Número <strong>de</strong> hombres por 100 mujeres<br />
Fuente: La Tabla <strong>de</strong> 1993 ha sido elaborada por IZQUIERDO ESCRIBANO (1996:76), a partir <strong>de</strong> los datos<br />
<strong>de</strong> la COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA. La Tabla <strong>de</strong>l año 2000 es <strong>de</strong> elaboración propia, a<br />
partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA (2001), Anuario Estadística <strong>de</strong><br />
Extranjería 2000.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.4. PRINCIPALES NACIONALIDADES DE <strong>LA</strong>S MUJERES EXTRACOMUNITARIAS<br />
RESIDENTES EN ESPAÑA. 2000<br />
País <strong>de</strong> origen Número %<br />
Marruecos 65.250 16.0<br />
Rep. Dominicana 18.996 4.7<br />
Ecuador 17.144 4.2<br />
Colombia 17.114 4.2<br />
Perú 17.050 4.2<br />
China 12.475 3.1<br />
Cuba 11.262 2.8<br />
Argentina 8.351 2.0<br />
Filipinas 8.110 2.0<br />
Total* 407.423 100<br />
*Total <strong>de</strong> mujeres con permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia vigentes a 31/12/2000 incluidos en el Régimen General y Comunitario<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la COMISIÓN INTERMINISTERIAL DE EXTRANJERÍA<br />
(2001), Anuario Estadístico <strong>de</strong> Extranjería 2000.<br />
220
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.5. POB<strong>LA</strong>CIÓN FEMENINA DE NACIONALIDAD EXTRANJERA, POR<br />
MUNICIPIOS. PROVINCIA DE BARCELONA, 1996.<br />
Municipio Mujeres % prov.<br />
Barcelona 15.285 44.2<br />
L’Hospitalet <strong>de</strong> Ll. 1.419 4.1<br />
Terrassa 886 2.6<br />
Castell<strong>de</strong>fels 862 2.5<br />
Mataró 854 2.5<br />
Badalona 834 2.4<br />
Sant Cugat <strong>de</strong>l Vallès 801 2.3<br />
Saba<strong>de</strong>ll 667 1.9<br />
Total provincia Barcelona 34.611 100.0<br />
Fuente: (DOMINGO, BRANCÓS 2000:311)<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.6. STOCK DE PERMISOS DE TRABAJO EN VIGOR POR SEXO (1990-1999)<br />
Año Mujeres % Hombres % Total<br />
1990 29.828 34.9 55.544 65.1 85.372<br />
1991 57.578 33.7 113.455 66.3 171.033<br />
1992 40.147 28.8 99.274 71.2 139.421<br />
1993 34.642 30.0 80.795 70.0 115.437<br />
1994 37.550 31.5 81.771 68.5 119.321<br />
1995 46.133 33.2 92.905 66.8 139.038<br />
1996 57.473 34.5 109.017 65.5 166.490<br />
1997 60.938 34.6 115.084 65.4 176.022<br />
1998 71.293 36.2 125.781 63.8 197.074<br />
1999 69.413 34.7 130.340 65.3 199.753<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> Permisos <strong>de</strong> Trabajo a Extranjeros<br />
(MTSS).<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.7. PERMISOS DE TRABAJO CONCEDIDOS SEGÚN SEXO Y C<strong>LA</strong>SE DE PERMISO.<br />
1999<br />
Tipo <strong>de</strong> permiso Ambos sexos Hombres Mujeres<br />
CUENTA AJENA 111.516 71.030 40.486<br />
Permiso A 1.127 737 390<br />
Permiso b inicial 47.537 27.535 20.002<br />
Permiso B renovado 24.669 14.738 9.931<br />
Permiso C 18.980 12.735 6.245<br />
Permiso F 1.069 643 426<br />
Permiso Permanente 18.133 14.641 3.492<br />
CUENTA PROPIA 7.022 5.445 1.577<br />
Permiso Permanente 3.286 2.828 458<br />
Permiso d, D o E 3.737 2.617 1.119<br />
Total 118.538 76.475 42.063<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> Permisos <strong>de</strong> Trabajo a Extranjeros<br />
MTSS).<br />
221
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.8. EVOLUCIÓN DE LOS TRABAJADORES EXTRANJEROS NO COMUNITARIOS<br />
POR SEXO Y PRINCIPALES NACIONALIDADES. 1992 Y 1999.<br />
1992 1999<br />
Nacionalidad TOTAL %MUJERES TOTAL %MUJERES<br />
Marruecos 52.501 14.6 80.441 17.9<br />
Perú 6.238 55.0 14.650 64.7<br />
China 5.712 26.2 12.394 36.7<br />
R. Dominicana 5.481 84.9 10.994 83.4<br />
Ecuador 585 53.3 9.375 66.3<br />
Filipinas 6.580 66.1 7.480 65.4<br />
Colombia 2.873 55.8 4.795 69.0<br />
Senegal 3.237 4.1 4.564 9.9<br />
Argelia 2.877 3.9 4.186 11.0<br />
Argentina 11.456 33.0 3.949 38.8<br />
Resto países 41.881 46.925<br />
Total 139.421 199.753<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> Permisos <strong>de</strong> Trabajo a Extranjeros<br />
(MTSS).<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.9. TRABAJADORES EXTRANJEROS CON PERMISOS DE TRABAJO EN VIGOR<br />
SEGÚN SEXO Y SECTORES DE ACTIVIDAD. 1999<br />
Sector Total % Hombres % Mujeres %<br />
Agrario 42.256 21.2 39.151 30.0 3.105 4.5<br />
Industria 14.809 7.4 12.567 9.6 2.242 3.2<br />
Construcción 18.699 9.4 17.894 13.7 805 1.2<br />
Servicios 116.814 58.5 55.258 42.4 61.556 88.7<br />
No clasificables 7.175 3.5 5.470 4.3 1.705 2.4<br />
Total 199.753 100 130.340 100 69.413 100<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> Permisos <strong>de</strong> Trabajo a Extranjeros<br />
(MTSS).<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.10. TRABAJADORES EXTRANJEROS CON PERMISOS DE TRABAJO EN VIGOR<br />
SEGÚN SEXO Y PRINCIPALES RAMAS DE ACTIVIDAD. 1999.<br />
TRABAJADORAS EXTRANJERAS<br />
Rama Número % % acum.<br />
Servicio doméstico 42.543 61.3 61.3<br />
Hostelería 8.100 11.7 73.0<br />
Comercio al por menor. 2.457 3.5 76.5<br />
Otras activida<strong>de</strong>s empresariales 2.375 3.4 79.9<br />
Sanidad y servicios sociales 1.339 1.9 81.8<br />
Otras activida<strong>de</strong>s 12.599 18.2 100<br />
Total 69.413 100<br />
222
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
TRABAJADORES EXTRANJEROS<br />
Rama Número % % acum.<br />
Agricultura, gana<strong>de</strong>ría y caza 39.151 30.0 30.0<br />
Construcción 17.894 13.7 43.7<br />
Hostelería 15.229 11.7 55.4<br />
Comercio al por menor 12.393 9.5 64.9<br />
Servicio doméstico 10.279 7.9 72.8<br />
Otras activida<strong>de</strong>s empresariales 4.076 3.1 75.9<br />
Otras activida<strong>de</strong>s 31.318 24.1 100<br />
Total 130.340 100<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> Permisos <strong>de</strong> Trabajo a Extranjeros<br />
(MTSS).<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.11. TRABAJADORES EXTRANJEROS CON PERMISOS DE TRABAJO EN VIGOR<br />
SEGÚN SEXO Y OCUPACIÓN. 1999<br />
Ocupación Total Hombres Mujeres<br />
1 19.140 13.482 5.658<br />
2 29.531 17.368 12.163<br />
3 17.325 15.761 1.564<br />
4 55.001 11.905 43.096<br />
5 8.790 8.009 781<br />
6 41.434 38.380 3.054<br />
7 7.942 6.041 1.901<br />
Total 179.163 110.946 68.217<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> Permisos <strong>de</strong> Trabajo a Extranjeros<br />
(MTSS). 1) Directores <strong>de</strong> empresas y <strong>de</strong> Adm. Públicas, técnicos, profesionales y afines. 2) Empleados<br />
administrativos, trabajadores <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> restauración, personales y <strong>de</strong> protección y seguridad,<br />
<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> comercio. 3) Trabajadores cualificados en la agricultura, pesca, industria y construcción,<br />
operadores <strong>de</strong> instalaciones y maquinaria, montadores y conductores. 4) Empleados domésticos y otro<br />
personal <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong> interior <strong>de</strong> edificios. 5) Ven<strong>de</strong>dores ambulantes, conserjes y otros trabajadores no<br />
cualificados <strong>de</strong> los servicios. 6) Peones <strong>de</strong> la agricultura, pesca, construcción, industria, minería y<br />
transporte. 7) Trabajadores no clasificables.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.12. NACIONALIDADES CON UN PORCENTAJE MAYOR DE MUJERES ENTRE<br />
<strong>LA</strong>S SOLICITUDES DE REGU<strong>LA</strong>RIZACIÓN 1985-86<br />
País<br />
% mujeres<br />
R. Dominicana 89<br />
C. Ver<strong>de</strong> 76<br />
Filipinas 71<br />
Francia 62<br />
Brasil 61<br />
Guinea 59<br />
RFA 58<br />
Fuente: IZQUIERDO ESCRIBANO (1991:24).<br />
223
C5: La “incorporación laboral” <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad española.<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.13. DATOS SOBRE <strong>LA</strong> REGU<strong>LA</strong>RIZACIÓN DE 1991 SEGÚN SEXO,<br />
NACIONALIDAD Y ACTIVIDAD ECONÓMICA.<br />
Sexo<br />
Regularización % Regularización %<br />
Nacionalidad<br />
Hombres 78.808 71.6 Marruecos 49.155 44.6<br />
Mujeres 31.305 28.4 Argentina 7.474 6.8<br />
TOTAL 110.113 100 Perú 5.708 5.2<br />
Rep. Dominicana 5.548 5.0<br />
Act. Econ. China 4.153 3.8<br />
Polonia 3.339 3.0<br />
Servicio doméstico 23.289 21.2 Otras 34.736 31.6<br />
Construcción 16.784 15.2 TOTAL 110.113 100<br />
Producción agrícola 15.719 14.3<br />
Hostelería 13.437 12.2<br />
Comercio menor 8.685 7.9<br />
Servicios a empresas 8.997 8.2<br />
Otros 23.202 21.0<br />
TOTAL 110.113 100<br />
Fuente: Dirección General <strong>de</strong> <strong>Migraciones</strong>. Citado en: IZQUIERDO ESCRIBANO (1996:114).<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.14. DATOS SOBRE <strong>LA</strong> REGU<strong>LA</strong>RIZACIÓN DE 1991 Y SOBRE <strong>LA</strong> RENOVACIÓN<br />
A 31/12/1993, SEGÚN ACTIVIDAD ECONÓMICA.<br />
Act. Econ. Regularización % Renovación %<br />
Servicio doméstico 23.289 21.2 16.254 19.8<br />
Construcción 16.784 15.2 13.303 16.2<br />
Producción agrícola 15.719 14.3 9.977 12.2<br />
Hostelería 13.437 12.2 11.124 13.6<br />
Comercio menor 8.685 7.9 5.389 6.6<br />
Servicios a empresas 8.997 8.2 6.950 8.5<br />
Otros 23.202 21.0 18.909 23.1<br />
Total 110.113 100 81.906 100<br />
Fuente: Dirección General <strong>de</strong> <strong>Migraciones</strong>. Citado en: IZQUIERDO ESCRIBANO (1996:114).<br />
TAB<strong>LA</strong> 5.15. DISTRIBUCIÓN DE LOS CONTINGENTES SEGÚN SECTORES DE<br />
ACTIVIDAD. RESOLUCIONES FAVORABLES (1993-1999).<br />
1993 1994 1995 1997 1998 1999<br />
Agricultura 160 8.453 7.867 7.335 8.700 9.018<br />
Construcción - 737 - 494 941 1.644<br />
Servicio doméstico 4.386 13.728 12.086* 14.296 14.662 14.076<br />
Otros servicios 714 2.686 2.522 3.287 3.508<br />
TOTAL 5.220 25.604 19.953 24.647 28.095 29.368<br />
* Se incluyen empleados <strong>de</strong> hogar y otros servicios<br />
Fuente: Dirección General <strong>de</strong> <strong>Migraciones</strong>. Citado en: IZQUIERDO (2001).<br />
224
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
6. El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en<br />
España.<br />
La posición que las mujeres inmigrantes ocupan en el mercado <strong>de</strong> trabajo español,<br />
siguiendo la propuesta teórica <strong>de</strong> PORTES y sus colaboradores, pue<strong>de</strong> ser explicada a partir<br />
<strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> factores contextuales, <strong>de</strong>nominados el “contexto <strong>de</strong> recepción” (PORTES<br />
1983a, PORTES, BÖRÖCK 1989; PORTES, RUMBAUT 1990). A lo largo <strong>de</strong> este capítulo van a<br />
abordarse cuatro factores claves <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción”, que permiten <strong>de</strong>sentrañar<br />
cuáles son los principales mecanismos <strong>de</strong>l reclutamiento <strong>de</strong> mujeres inmigrantes para<br />
<strong>de</strong>sarrollar las tareas <strong>de</strong> la reproducción social. En primer lugar, las re<strong>de</strong>s migratorias<br />
constituyen un factor fundamental en la configuración <strong>de</strong> los “nichos laborales” para los<br />
inmigrantes, en general, y para las mujeres inmigrantes en particular. A tal efecto, el<br />
capítulo se inicia con una breve incursión en las características más relevantes <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s<br />
sociales en las que se ven implicadas las mujeres inmigrantes y cómo éstas favorecen su<br />
acceso al servicio doméstico. Otro pilar no menos importante <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción”<br />
es la política migratoria, cuyos contenidos sirven para canalizar la entrada <strong>de</strong> las mujeres<br />
inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países periféricos y relegarlas a los puestos <strong>de</strong> trabajo para<br />
los que no existe una suficiente fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina autóctona: el servicio<br />
doméstico. Pero el diseño <strong>de</strong> la política migratoria no sólo favorece la etnización <strong>de</strong> dicha<br />
actividad, sino que, a<strong>de</strong>más, obstaculiza a las trabajadoras inmigrantes la obtención <strong>de</strong>l<br />
estatus <strong>de</strong> ciudadanas. Ello resulta paradójico si se tiene en cuenta, tal como se ha apuntado<br />
con anterioridad, que es justamente gracias al papel que <strong>de</strong>sempeñan las mujeres<br />
inmigrantes en la realización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> la reproducción social que, otras mujeres, las<br />
mujeres autóctonas <strong>de</strong> clase media, pue<strong>de</strong>n incorporarse al mercado <strong>de</strong> trabajo y ejercer así<br />
sus <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía.<br />
En tercer lugar se aborda el incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad, como resultado <strong>de</strong> la creciente dificultad que experimentan las<br />
familias –especialmente las mujeres- para gestionar la vida cotidiana, <strong>de</strong>bido a una serie <strong>de</strong><br />
transformaciones acontecidas en las últimas décadas que afectan a la familia, entre las que<br />
225
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong>stacan la incorporación sin prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo, el<br />
envejecimiento <strong>de</strong> la población y una nueva gestión <strong>de</strong>l tiempo en el núcleo familiar. Todos<br />
estos cambios provocan el <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>alizada complementariedad <strong>de</strong> los roles<br />
conyugales segregados y sacan a la luz la importancia <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar o<br />
reproductivo, cuyas exigencias diarias son cada vez más difíciles <strong>de</strong> compatibilizar con un<br />
empleo remunerado por parte <strong>de</strong> las mujeres. Finalmente, el capítulo recoge el insuficiente<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y laboral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado<br />
español, como factor explicativo <strong>de</strong> la necesidad que tienen las familias –léase mujeres- <strong>de</strong><br />
recurrir al mercado para hacer frente a las necesida<strong>de</strong>s cotidianas <strong>de</strong> la reproducción social.<br />
Optar por emplear a una trabajadora <strong>de</strong> origen inmigrante, tal como se analizará en<br />
posteriores capítulos, constituye la opción más económica para las familias. De ese modo,<br />
en ausencia <strong>de</strong> una política familiar a<strong>de</strong>cuada, favorecer el reclutamiento <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes supone para el Estado una medida alternativa y “barata” con la que procurar<br />
satisfacer la creciente necesidad que manifiestan <strong>de</strong>terminados grupos sociales <strong>de</strong><br />
externalizar parte <strong>de</strong> su trabajo reproductivo.<br />
6.1. La influencia <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales en la incorporación laboral <strong>de</strong> la<br />
mujer inmigrante.<br />
En este apartado se proce<strong>de</strong> al estudio <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales en la incorporación<br />
laboral <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, a partir <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> algunas investigaciones que<br />
han abordado esta cuestión para distintos colectivos <strong>de</strong> mujeres. La conexión entre oferta y<br />
<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajo no se establece <strong>de</strong> forma automática, sino que entran en juego las<br />
estrategias <strong>de</strong> los agentes implicados (COLECTIVO IOÉ 2001c). La relación entre re<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
inmigrantes y re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empleadores, mediada por la intervención <strong>de</strong> instituciones que<br />
facilitan la inserción laboral –servicios públicos, asociaciones, instituciones religiosascontribuye<br />
a explicar, junto al resto <strong>de</strong> factores contextuales que configuran el “contexto <strong>de</strong><br />
recepción”, por qué <strong>de</strong>terminados colectivos <strong>de</strong> mujeres están fuertemente concentrados en<br />
el servicio doméstico y otras activida<strong>de</strong>s poco cualificadas <strong>de</strong>l sector servicios (AMBROSINI<br />
1998). La <strong>de</strong>manda laboral <strong>de</strong> empleadas domésticas en la sociedad receptora, por sí sola,<br />
226
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
no <strong>de</strong>termina la migración femenina ni el acceso al empleo. Es menester que la mujer<br />
inmigrante tenga acceso a la información a través <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s migratorias. Estas re<strong>de</strong>s, tal<br />
como se verá a continuación, otorgan a las mujeres inmigrantes un capital social importante<br />
a la hora <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r al empleo y <strong>de</strong> diseñar estrategias <strong>de</strong> movilidad laboral.<br />
El proceso migratorio se inserta socialmente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una red <strong>de</strong> relaciones que<br />
constituyen las microestructuras <strong>de</strong> la emigración (PORTES 1983a, 1983b). En este sentido,<br />
la “red social migratoria” se <strong>de</strong>fine como el conjunto <strong>de</strong> relaciones informales, entre los<br />
migrantes y los potenciales migrantes, que vinculan las socieda<strong>de</strong>s emisora y receptora<br />
(HERRANZ 2000). Las re<strong>de</strong>s migratorias no sólo intervienen en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar, sino<br />
también en la conexión entre la oferta <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en el país <strong>de</strong> origen y la<br />
<strong>de</strong>manda en la sociedad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. Las re<strong>de</strong>s sociales siempre han sido un método eficaz<br />
para acce<strong>de</strong>r al empleo 379 ; sin embargo, en el caso <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante,<br />
adquieren si cabe mayor importancia, <strong>de</strong>bido al <strong>de</strong>sconocimiento que los inmigrantes tienen<br />
<strong>de</strong> los métodos formales o institucionalizados y <strong>de</strong>l idioma, así como a la hostilidad a la que<br />
se enfrentan en la sociedad receptora. Tanto la concentración espacial como sectorial <strong>de</strong> los<br />
inmigrantes no sólo fortalece las relaciones intraétnicas, sino que, a<strong>de</strong>más, facilita la<br />
transmisión <strong>de</strong> información sobre el mercado laboral.<br />
MARTÍNEZ VEIGA constata que el mercado <strong>de</strong> trabajo se estructura, en buena parte, «como<br />
una búsqueda y cambio <strong>de</strong> empleo a través <strong>de</strong> una red <strong>de</strong> relaciones que pone en relación<br />
unos trabajadores con otros, y a través <strong>de</strong> ellos con el empleador» (1997a:173). A través <strong>de</strong><br />
las re<strong>de</strong>s fluye gran cantidad <strong>de</strong> información sobre salarios y sobre los puestos <strong>de</strong> trabajo<br />
disponibles. De ese modo, la incorporación <strong>de</strong> los inmigrantes en los puestos más bajos <strong>de</strong><br />
la estructura ocupacional no respon<strong>de</strong> sólo a factores externos -consecuencia <strong>de</strong> la política<br />
migratoria o <strong>de</strong> la propia estructura <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo-, sino que es la<br />
propia concentración <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante en <strong>de</strong>terminados “nichos laborales”<br />
la que atrae a otros inmigrantes <strong>de</strong>l mismo grupo étnico –a través <strong>de</strong> mecanismos<br />
informales-. Esto provoca que, a medio o a largo plazo, una <strong>de</strong>terminada actividad sea<br />
ocupada, preferentemente, por inmigrantes <strong>de</strong> un mismo lugar <strong>de</strong> origen. En otras palabras,<br />
227
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
se produce una “concentración étnica” en una misma ocupación, en el sentido <strong>de</strong> que los<br />
recién llegados son canalizados hacia posiciones laborales en las que ya se encuentran<br />
insertos otros inmigrantes que han llegado con anterioridad (LIGHT, BONACICH 1988).<br />
Según MARTÍNEZ VEIGA (1997a), la concentración <strong>de</strong> trabajadores connacionales en una<br />
misma actividad genera mercados “pseudointernos”, que pue<strong>de</strong>n llegar a excluir a<br />
trabajadores inmigrantes <strong>de</strong> otros orígenes e, incluso, a los trabajadores nativos. Si bien las<br />
re<strong>de</strong>s sociales tienen como efecto positivo proporcionar información y trabajo remunerado<br />
a los recién llegados, así como un acceso más fácil a la seguridad jurídica (contingentes,<br />
permisos <strong>de</strong> trabajo, etc.); como contrapartida, los procesos <strong>de</strong> movilidad social o laboral se<br />
encuentran frenados por la existencia <strong>de</strong> las propias re<strong>de</strong>s y, a veces, incluso dificultan el<br />
contacto con la sociedad autóctona. Pero no únicamente existen re<strong>de</strong>s sociales integradas<br />
por la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante, sino que éstas interaccionan con las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
reclutamiento utilizadas por los empleadores. Ambas se articulan y tien<strong>de</strong>n a reproducirse a<br />
sí mismas, <strong>de</strong> manera que, muchas veces, algunos rasgos característicos <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s<br />
étnicas, en realidad, son fruto <strong>de</strong> la conjunción con las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reclutamiento.<br />
Para el caso <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, <strong>de</strong> acuerdo con el COLECTIVO IOÉ (1998a:29),<br />
pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificarse tres tipos <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s: 1) red con predominio masculino, integrada por<br />
mujeres que emigran a instancias <strong>de</strong>l marido o <strong>de</strong> varones <strong>de</strong> la familia ya instalados en el<br />
país <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino; 2) red con predominio femenino, con base en el país <strong>de</strong> origen o en el <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>stino y formada por mujeres connacionales que facilitan la información, los contactos<br />
laborales e incluso los medios materiales para emigrar; 3) red <strong>de</strong> los empleadores, integrada<br />
por personas <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> acogida, básicamente mujeres, que reclutan a las mujeres<br />
inmigrantes para <strong>de</strong>sempeñar una <strong>de</strong>terminada actividad y que también favorecen la<br />
migración <strong>de</strong> mujeres hacia España. En la inserción laboral <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes<br />
juegan un papel <strong>de</strong>terminante las re<strong>de</strong>s con predominio femenino y las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
empleadores.<br />
379 Con el fin <strong>de</strong> profundizar más en el concepto <strong>de</strong> "red social" como estrategia <strong>de</strong> acceso al empleo,<br />
véanse los estudios <strong>de</strong> REQUENA (1990/1991).<br />
228
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
A pesar <strong>de</strong> que, por lo general, los estudios sobre re<strong>de</strong>s sociales tienen poco en cuenta la<br />
dimensión <strong>de</strong> género, algunos sí constatan que la participación <strong>de</strong> hombres y mujeres en<br />
dichas re<strong>de</strong>s es un reflejo <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> género, <strong>de</strong> modo que cuando existe una rígida<br />
separación <strong>de</strong> roles entre hombres y mujeres en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen, las re<strong>de</strong>s sociales<br />
tien<strong>de</strong>n a diferenciarse y viceversa (OSO 1998). Para el caso <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que<br />
trabajan en el servicio doméstico, las re<strong>de</strong>s informales <strong>de</strong> contacto son <strong>de</strong> triple entrada. Por<br />
un lado, actúan las re<strong>de</strong>s con predominio femenino establecidas por la propia comunidad<br />
inmigrante, a través <strong>de</strong> las cuales la mujer inmigrante tiene noticia sobre las ofertas <strong>de</strong><br />
empleo y obtiene apoyo. Estas re<strong>de</strong>s van afianzando un flujo migratorio específicamente<br />
femenino. Por ello no es <strong>de</strong> extrañar que las mujeres inmigrantes que ya están trabajando en<br />
la sociedad receptora, opten por reagrupar a otras mujeres <strong>de</strong> la familia (hermanas, primas,<br />
hijas mayores, etc.) antes que a su propio cónyuge o a sus hijos pequeños, con el fin <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r facilitarles empleo en el servicio doméstico (COLECTIVO IOÉ 2001c). De ese modo,<br />
la propia familia se erige como el principal motor <strong>de</strong> los <strong>de</strong>splazamientos femeninos. En<br />
segundo lugar, intervienen las re<strong>de</strong>s establecidas por las empleadoras, a las que recurren las<br />
mujeres autóctonas cuando necesitan una empleada <strong>de</strong> hogar. Finalmente, también existen<br />
las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> contratación o agencias <strong>de</strong> empleo, que engloban gran heterogeneidad <strong>de</strong><br />
situaciones, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> re<strong>de</strong>s ilegales que organizan el viaje a cambio <strong>de</strong> dinero, hasta agencias<br />
<strong>de</strong> empleo e instituciones religiosas que facilitan el contacto entre empleadoras y empleadas<br />
(OSO 1998: 291-294).<br />
El caso <strong>de</strong>l reclutamiento <strong>de</strong> mujeres dominicanas para trabajar como empleadas <strong>de</strong> hogar<br />
internas en la zona noroeste <strong>de</strong> Madrid, especialmente en Pozuelo y Aravaca 380 , constituye<br />
un claro ejemplo <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s migratorias integradas por mujeres, basadas en una red <strong>de</strong><br />
relaciones generada a partir <strong>de</strong> la matrifocalidad. Las corrientes migratorias hacia España se<br />
inician gracias a las religiosas españolas que trabajan en el suroeste <strong>de</strong> la República<br />
Dominicana y que alentan el proceso migratorio hacia España, a través <strong>de</strong> contactos con las<br />
clases más pudientes <strong>de</strong> Madrid. El rápido <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> estos flujos consolida muy pronto<br />
un fuerte entramado <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s sociales <strong>de</strong> oferta, que son una parte integrante <strong>de</strong>l capital<br />
380 Aravaca y Pozuelo son centros urbanos situados alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l municipio <strong>de</strong> Madrid, que en los últimos<br />
20 años se han convertido en zonas resi<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> las clases medias-altas, gracias a la proliferación <strong>de</strong><br />
chalets unifamiliares y adosados (HERRANZ 1997).<br />
229
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
social <strong>de</strong> las recién llegadas. Las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reclutamiento en España se producen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
momento en que las empleadoras se ponen en relación unas con otras para buscar a las<br />
futuras empleadas. Entre ambas re<strong>de</strong>s existen “intermediarios <strong>de</strong> confianza”, que son las<br />
propias mujeres dominicanas que ya estaban trabajando previamente en las casas como<br />
empleadas domésticas. Son justamente estas mujeres ya instaladas las que ponen en<br />
relación la oferta y la <strong>de</strong>manda y las que ofrecen apoyo comunitario a las recién llegadas.<br />
En este sentido, la concentración <strong>de</strong> mujeres dominicanas en un mismo espacio geográfico<br />
permite la comunicación entre los miembros <strong>de</strong>l colectivo, lo que favorece la movilidad<br />
laboral y la búsqueda <strong>de</strong> mejores empleos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l servicio doméstico. Una vez se ha<br />
producido el contacto entre empleadoras y empleadas, con el paso <strong>de</strong>l tiempo se van<br />
rompiendo las barreras y prejuicios ante la contratación <strong>de</strong> trabajadoras <strong>de</strong> esta<br />
nacionalidad, <strong>de</strong> manera que se empieza a pensar en este colectivo como el i<strong>de</strong>al para<br />
<strong>de</strong>sempeñar las activida<strong>de</strong>s domésticas. La <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajo trascien<strong>de</strong> la zona y viaja, a<br />
través <strong>de</strong> la red, a la República Dominicana. Es así como los flujos migratorios <strong>de</strong> mujeres<br />
dominicanas a España no pue<strong>de</strong>n interpretarse sólo a partir <strong>de</strong> la interacción entre factores<br />
push y pull, sino que la red laboral que existe entre ambos países es también un factor<br />
explicativo clave (HERRANZ 1996, 1997, 1998, 2000).<br />
Una situación análoga ocurre con las re<strong>de</strong>s integradas por mujeres filipinas, el primer<br />
colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes que empieza a ocupar el “nicho laboral” <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico a finales <strong>de</strong> los años setenta (RIBAS 1994). Las re<strong>de</strong>s se inician con la llegada <strong>de</strong><br />
mujeres pioneras a España, que habían sido traídas por mujeres españolas <strong>de</strong> clase alta para<br />
trabajar como internas (OSO 1998). A partir <strong>de</strong> estos primeros contactos se <strong>de</strong>sarrollan las<br />
re<strong>de</strong>s sociales propias <strong>de</strong> la comunidad. Se trata <strong>de</strong> unas re<strong>de</strong>s sociales más estructuradas y<br />
cerradas que las <strong>de</strong> las dominicanas, con lazos <strong>de</strong> solidaridad muy fuertes. Ello facilita<br />
enormemente la inserción <strong>de</strong> las recién llegadas como empleadas <strong>de</strong> hogar, aunque, al<br />
mismo tiempo, favorece su enclaustramiento y dificulta la movilidad ocupacional hacia<br />
otros sectores.<br />
Aunque en ambos ejemplos se constata que las re<strong>de</strong>s sociales contribuyen a explicar el tipo<br />
<strong>de</strong> empleos a los que tienen acceso las mujeres inmigrantes, no <strong>de</strong>be olvidarse que los<br />
230
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
trabajadores inmigrantes son relegados, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s, a un estrecho<br />
“nicho laboral” en el mercado <strong>de</strong> trabajo, resultado <strong>de</strong> un “contexto <strong>de</strong> recepción” que<br />
favorece la etnoestratificación y que es cruzado por las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. Esta<br />
estratificación a partir <strong>de</strong>l género y la etnia, al mismo tiempo, condiciona las propias re<strong>de</strong>s.<br />
Sólo así pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse el papel central que juegan las mujeres dominicanas en las<br />
re<strong>de</strong>s migratorias hacia España, iniciando ellas el proceso migratorio, en claro contraste con<br />
el sistema migratorio dominicano clásico, en el que tradicionalmente han sido los varones<br />
padres <strong>de</strong> familia los que han emigrado primero y las mujeres les han seguido una vez<br />
iniciada la red migratoria. Este patrón migratorio y el predominio <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s sociales con<br />
predominio masculino se sustenta en la mayor facilidad <strong>de</strong> los hombres para encontrar<br />
empleo (fundamentalmente en la agricultura) y pone claramente <strong>de</strong> manifiesto la i<strong>de</strong>ología<br />
patriarcal, según la cual el padre y esposo tiene la obligación básica <strong>de</strong> sustentar<br />
económicamente a la unidad doméstica. El carácter singular <strong>de</strong> la inmigración dominicana<br />
<strong>de</strong> mujeres hacia España se explica, fundamentalmente, a partir <strong>de</strong> los factores pull; es<br />
<strong>de</strong>cir, la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mujeres inmigrantes para ser empleadas en el servicio doméstico<br />
ejerce un efecto “atracción” en la sociedad <strong>de</strong> origen y provoca cambios tanto en las<br />
estrategias <strong>de</strong> la unidad doméstica como en la configuración <strong>de</strong> las propias re<strong>de</strong>s<br />
migratorias (MARTÍNEZ VEIGA 1997a).<br />
6.2. La política migratoria en España como marco favorable a la<br />
inmigración laboral <strong>de</strong> mujeres.<br />
Las actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los gobiernos receptores hacia la inmigración y las medidas legales<br />
adoptadas son un eje esencial <strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong> acogida, por cuanto organizan las<br />
oportunida<strong>de</strong>s vitales <strong>de</strong> los y las inmigrantes. En este sentido, qué duda cabe que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante, la posición en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo viene condicionada –aparte <strong>de</strong> por los factores generales que producen la<br />
segmentación <strong>de</strong>l mismo y por la discriminación hacia la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante- por<br />
la propia política migratoria (COLECTIVO IOÉ 1999a). Puesto que el ámbito legal regula la<br />
entrada <strong>de</strong> inmigrantes y el abanico <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s remuneradas a las que éstos tienen<br />
231
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
legalmente acceso, la política migratoria constituye un <strong>de</strong>terminante esencial <strong>de</strong>l “campo <strong>de</strong><br />
posibilida<strong>de</strong>s” <strong>de</strong> los y las inmigrantes en el mercado <strong>de</strong> trabajo, en el sentido que permite<br />
concretar tanto el tipo <strong>de</strong> entrada a la sociedad receptora como, una vez <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella, las<br />
condiciones en que tiene lugar su inserción laboral (ocupación, estatus <strong>de</strong> asalariado o <strong>de</strong><br />
autónomo, <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ntro o fuera <strong>de</strong> la economía formal, etc.)<br />
(CACHÓN 1995). En los mo<strong>de</strong>rnos Estados <strong>de</strong>l Bienestar, la eficiencia <strong>de</strong> la política<br />
migratoria es una cuestión <strong>de</strong> habilidad <strong>de</strong> supervisión estratégica <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo,<br />
más que <strong>de</strong> estricto control <strong>de</strong> fronteras, ya que la presencia <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo irregular<br />
es necesaria para po<strong>de</strong>r maximizar los beneficios y reforzar los procesos <strong>de</strong> segmentación<br />
<strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo (HOLLIFIELD 1992, OVERBEEK 1995).<br />
Consi<strong>de</strong>rando al Estado como principal <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> las oportunida<strong>de</strong>s laborales <strong>de</strong> los<br />
y las inmigrantes, son especialmente a<strong>de</strong>cuadas las aportaciones <strong>de</strong> CA<strong>LA</strong>VITA (1996).<br />
Según la autora, el Estado actúa movido por intereses contradictorios, puesto que, por un<br />
lado, <strong>de</strong>be servir a los requerimientos <strong>de</strong> una economía que precisa fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
flexible y, por el otro, precisa buscar la legitimidad ante la ciudadanía y amortiguar las<br />
situaciones <strong>de</strong> conflicto social que se generarían si existiera una excesiva competitivad<br />
entre trabajadores autóctonos e inmigrantes por el recurso trabajo. Estos intereses dispares<br />
que el Estado <strong>de</strong>be conciliar, permiten hablar <strong>de</strong> una evi<strong>de</strong>nte contradicción. CASTLES<br />
(1993), en la misma línea, evi<strong>de</strong>ncia el carácter irreconciliable <strong>de</strong> los objetivos <strong>de</strong> la<br />
política migratoria, al constatar que el Estado <strong>de</strong>be proporcionar fuerza <strong>de</strong> trabajo barata<br />
para <strong>de</strong>terminados sectores <strong>de</strong> actividad, controlar los flujos migratorios, mantener el or<strong>de</strong>n<br />
público y, a la vez, combatir las manifestaciones racistas que la propia política migratoria<br />
contribuye a alimentar. En este sentido, se constata que las actuales políticas migratorias<br />
establecen medidas restrictivas que dificultan al máximo la entrada legal <strong>de</strong> migración<br />
laboral, a la vez que se plantean como objetivo evitar y perseguir la inmigración ilegal.<br />
Paradójicamente, tal como sostiene PAJARES (2001b), puesto que se cierra la entrada legal<br />
<strong>de</strong> migrantes, es la inmigración ilegal la que acaba resolviendo las necesida<strong>de</strong>s existentes<br />
<strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra <strong>de</strong> estos países, cuya in<strong>de</strong>fensión jurídica es aprovechada por los<br />
empresarios para ofrecerles más bajos salarios e inferiores condiciones laborales. De ese<br />
modo, la entrada ilegal prácticamente se convierte en el mecanismo ordinario <strong>de</strong> entrada,<br />
232
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
salvo en el caso <strong>de</strong> los inmigrantes cualificados proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países ricos 381 . Tal como<br />
apunta BALIBAR, «El Estado mo<strong>de</strong>rno (...) abre las puertas a la circulación clan<strong>de</strong>stina <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera y, al mismo tiempo, la reprime» (1991:16).<br />
Si se aplican todas estas reflexiones al objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la presente investigación, se<br />
constata que las políticas migratorias no son ajenas a la triple discriminación <strong>de</strong> la que es<br />
protagonista la mujer inmigrante. Es el propio Estado, a través <strong>de</strong> la política migratoria<br />
como instrumento, el que canaliza la entrada <strong>de</strong> mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los<br />
países periféricos y el que contrapone los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> estas personas a los <strong>de</strong> las mujeres<br />
ciudadanas, con el fin <strong>de</strong> que ocupen <strong>de</strong>terminados “nichos laborales” para los que son<br />
necesarias (STASIULIS, BAKAN 1994:123). De ese modo, el hecho <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
empleadas domésticas sea cubierta fundamentalmente por mujeres inmigrantes no pone<br />
sólo en evi<strong>de</strong>ncia la etnización <strong>de</strong> esta actividad, sino que supone, a<strong>de</strong>más, emplear a<br />
mujeres sin el estatus <strong>de</strong> ciudadanas. Por lo tanto, <strong>de</strong> acuerdo con ANDERSON (2000), la<br />
política migratoria favorece la etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, al tiempo que<br />
sitúa a este segmento <strong>de</strong> trabajadoras en una <strong>de</strong>terminada posición <strong>de</strong> inferioridad en<br />
relación al Estado y a la ciudadanía. En consecuencia, pue<strong>de</strong> concluirse que la política<br />
migratoria es un instrumento cargado <strong>de</strong> connotaciones <strong>de</strong> género, que trata <strong>de</strong> manera<br />
distinta a hombres y a mujeres, con las consiguientes repercusiones en su integración<br />
laboral y social.<br />
381 Las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> japoneses en España no pasan por el análisis <strong>de</strong> la “situación<br />
nacional <strong>de</strong> empleo”. Lo mismo ocurre en el caso francés, con el personal con categorías altas <strong>de</strong> empresas<br />
extranjeras establecidas en Francia, ya que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1996, consiguen su permiso <strong>de</strong> trabajo y resi<strong>de</strong>ncia con<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la situación nacional <strong>de</strong> empleo. Países como Francia, Holanda y Alemania, a pesar <strong>de</strong> sus<br />
políticas migratorias restrictivas, han favorecido la entrada <strong>de</strong> técnicos, sobre todo informáticos,<br />
norteamericanos, polacos, japoneses y rusos. Esta misma situación <strong>de</strong> escasez <strong>de</strong> trabajadores <strong>de</strong> alta<br />
cualificación también se da en otros países occi<strong>de</strong>ntales fuera <strong>de</strong> la UE, como por ejemplo Estados Unidos,<br />
Canadá, Australia o Suiza (PAJARES 2001b).<br />
233
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
6.2.1. Breve aproximación a las principales líneas <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> inmigración en la<br />
UE.<br />
Sin lugar a dudas, no es posible analizar la política migratoria española <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
perspectiva <strong>de</strong> género sin hacer referencia, aunque sea muy brevemente y a modo <strong>de</strong><br />
contextualización, al marco <strong>de</strong> la política migratoria europea 382 . Ciertamente, pue<strong>de</strong>n<br />
distinguirse claramente distintos mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> inmigración practicadas en<br />
Europa, cuyas diferencias tienen mucho que ver, entre otros factores, con las tradiciones<br />
cívicas <strong>de</strong> cada país, la estructura económica, así como el volumen y la composición <strong>de</strong> los<br />
flujos migratorios 383 . Sin embargo, la normativa europea es otro <strong>de</strong>terminante básico que<br />
juega un papel crucial y permite explicar la ten<strong>de</strong>cia hacia la convergencia <strong>de</strong> las respuestas<br />
<strong>de</strong> la política respecto a la inmigración durante los últimos dos <strong>de</strong>cenios. Des<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la legislación comunitaria, existen dos regímenes claramente diferenciados:<br />
por un lado, el régimen jurídico para los nacionales <strong>de</strong> los países miembros <strong>de</strong> la UE y, por<br />
otro lado, el régimen jurídico <strong>de</strong> los nacionales <strong>de</strong> terceros países que, por el momento, es<br />
competencia <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los Estados miembros.<br />
Sin negar el importante avance que suponen las conclusiones adoptadas en la Cumbre <strong>de</strong><br />
Tampere, celebrada en octubre <strong>de</strong> 1999, que apuntan hacia el diseño <strong>de</strong> una política<br />
migratoria común que favorezca la plena integración <strong>de</strong> los inmigrantes y su equiparación<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos con la población autóctona, hoy por hoy pue<strong>de</strong> afirmarse que el objetivo <strong>de</strong> la<br />
política migratoria europea sigue siendo confinar a la inmigración extracomunitaria a un rol<br />
estrictamente económico y productivo, a base <strong>de</strong> reforzar la barrera que les separa <strong>de</strong> la<br />
ciudadanía europea y <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir quién entra, bajo qué condiciones y por cuánto tiempo. De<br />
ese modo, se crea una categoría <strong>de</strong> ciudadanos inferiores, con menos <strong>de</strong>rechos,<br />
subordinados a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la estructura económica <strong>de</strong> cada país. Como veremos<br />
más a<strong>de</strong>lante, esta brecha que separa la ciudadanía europea <strong>de</strong> la ciudadanía no europea<br />
tiene consecuencias específicas para las mujeres.<br />
382 Para una aproximación a la política migratoria <strong>de</strong> la UE, véanse: DE <strong>LA</strong>RY (1994); BROCHMANN (1996);<br />
PAPADEMETRIOU (1996); GEDDES (2000); PAJARES (2001a). Las transformaciones en el contexto legislativo<br />
europeo en materia <strong>de</strong> asilo, se abordan en : GIL BAZO (1997); PAJARES (2001a).<br />
234
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Tanto el Tratado constitutivo <strong>de</strong> la Comunidad Económica Europea, el Tratado <strong>de</strong> Roma<br />
(1957) 384 , como su revisión, el Acta Única Europea (AUE) -firmada el 29 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong><br />
1986-, establecen la libre circulación <strong>de</strong> los nacionales <strong>de</strong> los países miembros <strong>de</strong> la UE y<br />
no contienen referencias respecto a la libre circulación <strong>de</strong> los nacionales <strong>de</strong> terceros<br />
Estados, asumiendo que se trata <strong>de</strong> un asunto que es competencia <strong>de</strong> los Estados miembros.<br />
En esta línea, el 14 <strong>de</strong> junio 1985, Alemania, Francia y los países <strong>de</strong>l Benelux –Países<br />
Bajos, Bélgica y Luxemburgo- firman el Acuerdo <strong>de</strong> Schengen 385 , acuerdo gubernamental<br />
relativo a la supresión gradual <strong>de</strong> controles en las fronteras comunes, con la finalidad, entre<br />
otras, <strong>de</strong> anticipar el <strong>de</strong>recho a la libre circulación <strong>de</strong> personas, servicios y mercancías en<br />
sus respectivos territorios, a la vez que reforzar las fronteras exteriores como contrapartida<br />
a la supresión <strong>de</strong> fronteras interiores 386 . En consecuencia, el Convenio <strong>de</strong> Schengen no<br />
aporta nada nuevo al libre movimiento <strong>de</strong> las personas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países terceros, sino<br />
que su principal objetivo es hacer efectiva la libertad <strong>de</strong> circulación mediante el<br />
reforzamiento <strong>de</strong> control en las fronteras exteriores, apartándose <strong>de</strong> todo planteamiento<br />
acerca <strong>de</strong> la atribución <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos o el establecimiento <strong>de</strong> un estatuto jurídico para los<br />
extranjeros (KORNO 1997:162; TARABINI-CASTEL<strong>LA</strong>NI 1998:162-163). El convenio <strong>de</strong><br />
Schengen constituye el acuerdo europeo más notorio en materia <strong>de</strong> inmigración, pero<br />
únicamente se centra en el control <strong>de</strong> las entradas, <strong>de</strong>jando al margen todo lo referente a los<br />
tipos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia, el acceso a la resi<strong>de</strong>ncia y al trabajo, las renovaciones <strong>de</strong> los permisos,<br />
la reagrupación familiar, los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los inmigrantes, etc.<br />
383 Para una visión <strong>de</strong> conjunto y comparativa <strong>de</strong> las políticas migratorias por países, véanse: KUBAT<br />
(1993); CASTLES, MILLER (1993); CORNELIUS, MARTÍN, HOLLIFIELD (1995); BROCHMANN (1996); MAHNIG,<br />
WIMMER (2000).<br />
384 España se adhiere en virtud <strong>de</strong>l Tratado firmado en Madrid el 12 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1985.<br />
385 Entre 1990 y 1992 se adhieren al Acuerdo <strong>de</strong> Schengen los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa -Italia, España,<br />
Portugal y Grecia- y entre 1995 y 1996 lo hacen Austria, Dinamarca, Finlandia y Suecia. La entrada en vigor<br />
<strong>de</strong>l Acuerdo <strong>de</strong> Schengen se produce el 26 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1995, aunque sólo para los cinco países que<br />
inicialmente lo habían suscrito, así como para España y Portugal. Al tratarse <strong>de</strong> un acuerdo gubernamental, no<br />
pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado normativa comunitaria.<br />
386 Los Estados integrantes <strong>de</strong>l territorio Schengen se comprometen a exigir una serie <strong>de</strong> requisitos a las<br />
personas extranjeras que pretendan entrar, tales como documentos i<strong>de</strong>ntificativos y visado, así como<br />
documentación que justifique el objeto <strong>de</strong>l viaje y la disponibilidad <strong>de</strong> medios económicos. También se<br />
introducen sanciones contra las compañías aéreas que transporten individuos sin documentación y criterios<br />
comunes a la hora <strong>de</strong> otorgar el asilo, así como también un sistema <strong>de</strong> intercambio <strong>de</strong> información -Sistema<br />
<strong>de</strong> Información <strong>de</strong> Schengen (SIS)-, mediante una base <strong>de</strong> datos unificada que permite saber si un individuo<br />
figura en la lista común <strong>de</strong> personas no admisibles (activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lictivas, <strong>de</strong>negación <strong>de</strong> la entrada,<br />
expulsión, <strong>de</strong>portación, etc.).<br />
235
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
El Tratado <strong>de</strong> Maastricht (Tratado <strong>de</strong> la Unión Europea TUE) <strong>de</strong> 1991, aunque representa<br />
la más importante reconstrucción <strong>de</strong> la estructura europea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Tratado <strong>de</strong> Roma,<br />
tampoco logra romper la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> tratar las cuestiones migratorias en el nivel<br />
gubernamental, salvo las relativas a la concesión <strong>de</strong> visados. Ello es así por cuanto sitúa la<br />
inmigración en el Tercer Pilar <strong>de</strong> la Unión Europea, en los ámbitos <strong>de</strong> Justicia e Interior, en<br />
el que las competencias se mantienen a nivel <strong>de</strong> cooperación entre los gobiernos <strong>de</strong> los<br />
Estados miembros, pero sin ser transferidas a las instituciones comunitarias (TARABINI-<br />
CASTEL<strong>LA</strong>NI 1998:163). Es gracias al Tratado <strong>de</strong> Amsterdam, firmado el 17 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong><br />
1997 y en vigor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 1 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1999, que se conce<strong>de</strong> competencias a la Comunidad<br />
en materia migratoria y <strong>de</strong> asilo, puesto que traslada <strong>de</strong>terminadas materias que conciernen<br />
a los nacionales <strong>de</strong> terceros Estados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el llamado Tercer Pilar 387 hasta el Primer<br />
Pilar 388 , en el que las <strong>de</strong>cisiones se toman por la Comisión Europea, aún en contra el<br />
parecer <strong>de</strong> los Gobiernos.<br />
El Tratado <strong>de</strong> Amsterdam supone la integración <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Unión <strong>de</strong>l Convenio <strong>de</strong><br />
Schengen (si bien se respeta la no adhesión <strong>de</strong> Gran Bretaña e Irlanda), que hasta el<br />
momento no era un acuerdo <strong>de</strong> ámbito comunitario. Sin embargo, a pesar <strong>de</strong>l avance que<br />
supone el Tratado <strong>de</strong> Amsterdam en materia migratoria, sigue sin po<strong>de</strong>r hablarse <strong>de</strong> un<br />
estatuto jurídico <strong>de</strong>l trabajador extranjero no comunitario, puesto que el Convenio <strong>de</strong><br />
Schengen, tal como ya se ha avanzado, no constituye una normativa global sobre<br />
inmigración. Dicho Tratado incluye tan sólo normas aisladas referidas a condiciones <strong>de</strong><br />
entrada y <strong>de</strong> circulación, pero no al <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> ejercicio <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s<br />
económicas, cuya competencia permanece todavía en manos <strong>de</strong> los Estados miembros<br />
(TARABINI-CASTEL<strong>LA</strong>NI 1998). Aún así, un <strong>de</strong>stacado aspecto a tener en cuenta es que con<br />
la entrada en vigor <strong>de</strong> este Tratado se inicia el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> futuras leyes<br />
comunitarias <strong>de</strong> inmigración, por cuanto la Comisión Europea establece el compromiso <strong>de</strong><br />
disponer <strong>de</strong> una normativa europea en cinco años (abril <strong>de</strong>l año 2004 es la fecha fijada)<br />
(PAJARES 1998, 2001b).<br />
387 Título VI, referente a la “Cooperación en las cuestiones <strong>de</strong> Justicia e Interior”.<br />
236
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Ante la persistencia <strong>de</strong> fuertes presiones migratorias hacia los países <strong>de</strong> la UE y la<br />
constatación <strong>de</strong> que Europa precisa cubrir necesida<strong>de</strong>s urgentes <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo (tanto<br />
<strong>de</strong> trabajadores cualificados como no cualificados), la UE admite la necesidad <strong>de</strong> planificar<br />
cómo cubrir tales necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> forma gradual y controlada, mediante el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una<br />
política común y global en materia <strong>de</strong> asilo y migración. Se llega a la conclusión que la<br />
diversidad <strong>de</strong> políticas migratorias diseñadas por los Estados miembros hasta el momento,<br />
tienen en común la inoperatividad, tanto a la hora <strong>de</strong> regular los flujos como <strong>de</strong> integrar a la<br />
población inmigrada, puesto que se basan en la errónea asunción <strong>de</strong> que Europa no precisa<br />
mano <strong>de</strong> obra poco cualificada 389 . Es así como muchos emigrantes económicos, al no<br />
disponer <strong>de</strong> cauces legales accesibles para la entrada, se han visto forzados a buscar un<br />
subterfugio mediante procedimientos <strong>de</strong> asilo, o bien <strong>de</strong> manera ilegal, lo que beneficia a<br />
los traficantes y a los empresarios sin escrúpulos. Al mismo tiempo, se reconoce el<br />
beneficio económico y social que supone para Europa la inmigración y se vaticina una<br />
perspectiva <strong>de</strong> cada vez mayores necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inmigración laboral. Sin embargo, a la<br />
hora <strong>de</strong> elaborar una política global y equilibrada <strong>de</strong> los flujos migratorios, la UE tendrá<br />
que enfrentarse a legislaciones nacionales que, aunque comparten su carácter restrictivo,<br />
cuentan con planteamientos y niveles <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo muy diversos 390 .<br />
A estas conclusiones llega el Consejo Europeo, en su cumbre <strong>de</strong> Tampere (Finlandia) en<br />
octubre <strong>de</strong> 1999, aunque no <strong>de</strong>talla cuáles <strong>de</strong>berían ser los contenidos <strong>de</strong> una política<br />
migratoria común. Dichas resoluciones <strong>de</strong>l Consejo Europeo <strong>de</strong> Tampere constituyen la<br />
base <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> propuestas que se están formulando 391 con el objetivo <strong>de</strong> crear un<br />
388 Título IV, relativo a “Visados, asilo, inmigración y otras políticas relacionadas con la Libre circulación<br />
<strong>de</strong> personas”<br />
389 Más <strong>de</strong> 13 millones <strong>de</strong> inmigrantes no comunitarios viven en países <strong>de</strong> la UE, lo que representa un<br />
3.6% <strong>de</strong> su población, según datos <strong>de</strong>l EUROSTAT.<br />
390 Mientras que Francia, Italia y España son los únicos países <strong>de</strong> la UE que cuentan con un catálogo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>rechos legales en materia <strong>de</strong> inmigración (sanidad, enseñanza, tutela judicial, etc.), estos <strong>de</strong>rechos no se<br />
contemplan legalmente –aunque sí a efectos prácticos- en países como Alemania o el Reino Unido, a pesar <strong>de</strong><br />
su larga tradición como países receptores <strong>de</strong> inmigrantes.<br />
391 Tal como reconoce PAJARES (2001a) (experto –propuesto por CC.OO- en la elaboración <strong>de</strong> los<br />
dictámenes <strong>de</strong>l Comité Económico y Social europeo sobre las propuestas <strong>de</strong> la Comisión Europea en materia<br />
<strong>de</strong> inmigración y asilo), uno <strong>de</strong> los principales obstáculos a los que <strong>de</strong>be enfrentarse la futura normativa<br />
europea es el momento <strong>de</strong> su aprobación, puesto que ésta correspon<strong>de</strong> en exclusiva al Consejo (integrado por<br />
Ministros <strong>de</strong> Justicia e Interior <strong>de</strong> todos los Estados miembros). Es previsible que los gobiernos <strong>de</strong> los<br />
distintos países, más preocupados por satisfacer a una opinión pública favorable a las restricciones a la<br />
237
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
sistema europeo común <strong>de</strong> asilo y aproximar las legislaciones nacionales sobre las<br />
condiciones <strong>de</strong> admisión y <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los nacionales <strong>de</strong> terceros países 392 –gestión <strong>de</strong><br />
los flujos migratorios-, así como potenciar el <strong>de</strong>sarrollo en los países <strong>de</strong> origen; sin olvidar<br />
el refuerzo <strong>de</strong>l otro pilar básico sobre el que se asienta una política <strong>de</strong> inmigración, las<br />
políticas <strong>de</strong> integración, que <strong>de</strong>ben orientarse a facilitar el reagrupamiento familiar y a<br />
conce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>rechos y obligaciones a los resi<strong>de</strong>ntes legales que sean equiparables a los <strong>de</strong> los<br />
ciudadanos <strong>de</strong> la UE 393 (ALVAREZ 2000). Las propuestas <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Tampere son<br />
claramente restrictivas, sobre todo en lo referente a la admisión <strong>de</strong> nuevos inmigrantes y en<br />
materia <strong>de</strong> asilo, aunque poco concretas 394 . Nada <strong>de</strong> lo acordado en dicha reunión<br />
constituye un compromiso específico que obligue a modificar las normativas nacionales<br />
sobre inmigración. A pesar <strong>de</strong> que se aborda la integración y los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los resi<strong>de</strong>ntes,<br />
sólo se concreta para el caso <strong>de</strong> aquéllos que dispongan <strong>de</strong>l estatuto <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> larga<br />
duración 395 (PAJARES 2001b).<br />
Tras la cumbre <strong>de</strong> Tampere, un primer paso hacia la concreción <strong>de</strong> una normativa<br />
comunitaria común lo constituye la Comunicación sobre política comunitaria <strong>de</strong><br />
inmigración, COM(2000) 757 <strong>de</strong> 22 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 2000, don<strong>de</strong> se recoge la necesidad<br />
<strong>de</strong> dar un nuevo enfoque a la política migratoria en base a las conclusiones <strong>de</strong> Tampere.<br />
Medio año <strong>de</strong>spués, en julio <strong>de</strong> 2001, la Comisión Europea presenta la propuesta <strong>de</strong><br />
inmigración que por los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los inmigrantes y la racionalidad global <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> inmigración,<br />
presenten resistencias a la aprobación <strong>de</strong> las directivas.<br />
392 Los flujos migratorios <strong>de</strong>ben gestionarse en función <strong>de</strong> la evolución económica y <strong>de</strong>mográfica <strong>de</strong> la<br />
UE. La responsabilidad para <strong>de</strong>cidir sobre las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las diversas categorías <strong>de</strong> trabajadores migrantes<br />
<strong>de</strong>be seguir correspondiendo a los Estados miembros. También se tendrá en cuenta la situación en los países<br />
<strong>de</strong> origen, así como los acuerdos existentes con ellos, la aceptación pública <strong>de</strong> más trabajadores migrantes en<br />
el país en cuestión, los recursos disponibles para la acogida y la integración, las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> adaptación<br />
social y cultural, etc.<br />
393 A tal efecto, la Carta <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos fundamentales <strong>de</strong> la UE podría constituir una referencia para el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> ciudadanía cívica en un Estado miembro concreto para los nacionales <strong>de</strong> terceros<br />
países.<br />
394 Para un estudio más <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong> las resoluciones, véase PAJARES (2001b).<br />
395 Estatuto equiparable al que en distintas legislaciones <strong>de</strong> los Estados miembros correspon<strong>de</strong> a la<br />
resi<strong>de</strong>ncia permanente, que se recoge en la propuesta <strong>de</strong> directiva sobre <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los resi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> larga<br />
duración, COM(2001) 127 <strong>de</strong> 13 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 2001. Dicha directiva establece el estatuto <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>nte<br />
permanente que se otorga al resi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> larga duración y le otorga libertad <strong>de</strong> circulación para trabajar y<br />
establecerse en otro Estado miembro <strong>de</strong> la UE. Si bien la directiva recoge una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos que son<br />
equiparables a los <strong>de</strong> los nacionales (entre los que cabe <strong>de</strong>stacar la educación, el trabajo, la seguridad social,<br />
la asistencia sanitaria, libre circulación, libertad <strong>de</strong> asociación y sindicación), no incluye en su articulado el<br />
<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> voto en elecciones municipales (aunque sí es mencionado en el preámbulo), lo que sigue<br />
suponiendo el no reconocimiento <strong>de</strong> la ciudadanía europea a los resi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> larga duración.<br />
238
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
directiva sobre las condiciones <strong>de</strong> entrada y resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> nacionales <strong>de</strong> terceros países<br />
por razones <strong>de</strong> trabajo por cuenta propia y por cuenta ajena, COM(2001) 386, que recoge<br />
las vías a través <strong>de</strong> las cuales pue<strong>de</strong>n entrar legalmente los nacionales <strong>de</strong> terceros países<br />
que quieran venir a trabajar a la UE, así como la comunicación relativa al método abierto<br />
<strong>de</strong> coordinación <strong>de</strong> la política comunitaria <strong>de</strong> inmigración, COM(2001) 387, cuyo objetivo<br />
es sentar las bases para hacer efectiva la coordinación europea <strong>de</strong> las distintas legislaciones.<br />
La cuestión clave es si el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las normativas comunitarias que se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> estos<br />
documentos políticos estarán listas antes <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 2004, <strong>de</strong>bido a la exigencia <strong>de</strong><br />
unanimidad en el Consejo a la hora <strong>de</strong> aprobar las propuestas <strong>de</strong> la Comisión (PAJARES<br />
2001c).<br />
6.2.2. Evolución <strong>de</strong> la política migratoria en España.<br />
La política migratoria en España aparece como tal a partir <strong>de</strong> la Ley Orgánica 7/1985 396<br />
sobre los <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los extranjeros en España (LOE) 397 . España, al igual que<br />
el resto <strong>de</strong> países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Sur, pasa a ser sociedad receptora <strong>de</strong> inmigrantes sin<br />
contar con el diseño <strong>de</strong> una política migratoria. El proceso <strong>de</strong> integración europea y la<br />
incorporación <strong>de</strong> España a la Comunidad Europea es uno <strong>de</strong> los componentes que influye<br />
<strong>de</strong> manera más <strong>de</strong>cisiva sobre la necesidad <strong>de</strong> contar con una política española <strong>de</strong><br />
inmigración. Tal como se ha expuesto anteriormente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1974 se instauran políticas<br />
sumamente restrictivas en los países <strong>de</strong> la Europa Occi<strong>de</strong>ntal. CARRILLO y DELGADO<br />
(1998:7) <strong>de</strong>stacan el hecho que la Comisión Europea critica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio la ausencia<br />
<strong>de</strong> una política migratoria en España y ejerce presión para que se introduzca el tema en la<br />
agenda institucional <strong>de</strong>l gobierno español. De hecho, la LOE, punto <strong>de</strong> arranque <strong>de</strong> la<br />
política <strong>de</strong> inmigración en España, se promulga tan sólo seis meses antes <strong>de</strong> la integración<br />
<strong>de</strong> España a la Comunidad Europea, justamente cuando el volumen <strong>de</strong> inmigrantes es<br />
particularmente reducido y la sociedad española no consi<strong>de</strong>ra que esta materia requiera la<br />
396 Ley Orgánica 7/85 <strong>de</strong> 1.07.1985, B.O.E. <strong>de</strong> 3.07.1985.<br />
397 En OCHOA DE MICHELENA (1993), SANTOS (1993), ALONSO (1995), PAJARES (1998) y RUIZ DE<br />
HUIDOBRO (1998, 2000 y 2001) se recogen los principales contenidos <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Extranjería.<br />
239
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
intervención gubernamental 398 . Por lo tanto, si bien en la mayoría <strong>de</strong> países europeos las<br />
políticas <strong>de</strong> control se plantean como preventivas <strong>de</strong> las expresiones <strong>de</strong> rechazo hacia el<br />
colectivo inmigrante, la articulación <strong>de</strong> los dispositivos institucionales (legislativos y<br />
policiales) en España se produce en un momento –a mediados <strong>de</strong> los ochenta- en que<br />
todavía no existe el “inmigrante” en el imaginario social, dado el reducido volumen <strong>de</strong><br />
población extranjera. Según ALVITE (1995), la falta <strong>de</strong> legitimación social <strong>de</strong> estas medidas<br />
restrictivas conlleva la necesidad <strong>de</strong> construir, paralelamente, la figura <strong>de</strong>l “inmigrante”<br />
cargada <strong>de</strong> problematización y <strong>de</strong> criminalización.<br />
La LOE y su Reglamento 399 establecen el procedimiento que el extranjero(a) <strong>de</strong>be cumplir<br />
para la entrada, la resi<strong>de</strong>ncia (permiso) y el trabajo (permiso) en España, así como las<br />
sanciones para quien no lo cumpla 400 . El objetivo <strong>de</strong> esta ley es configurar un marco <strong>de</strong><br />
referencia legal que permita diferenciar la situación <strong>de</strong> la inmigración en situación regular<br />
<strong>de</strong> la irregular. Se trata <strong>de</strong> un sistema legal muy restrictivo, centrado en el empleo y en el<br />
or<strong>de</strong>n público, cuyo objetivo central es reducir al mínimo la llegada <strong>de</strong> trabajadores y<br />
admitirlos siempre en base al principio <strong>de</strong> la temporalidad y <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad española, sin contar con instrumentos para la integración <strong>de</strong> estos<br />
inmigrantes una vez en la sociedad receptora. La resi<strong>de</strong>ncia legal se conce<strong>de</strong> por medio <strong>de</strong><br />
diferentes permisos renovables (permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia sin trabajo), siempre que el<br />
solicitante <strong>de</strong>muestre tener medios económicos que le permitan subsistir en España durante<br />
la estancia prevista, una cualificación académica o profesional y posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
398 A esta misma conclusión llega MARTINELLO (1992) para el caso <strong>de</strong> la sociedad italiana.<br />
399<br />
El Real Decreto 119/1986 y el Real Decreto 1099/1986, <strong>de</strong> 26 <strong>de</strong> mayo, por los que se aprueba el<br />
reglamento <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong> la Ley Orgánica 7/1985, <strong>de</strong> 1 <strong>de</strong> julio, sobre <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
extranjeros en España.<br />
400 La expulsión supone la salida <strong>de</strong>l territorio nacional en virtud <strong>de</strong> una or<strong>de</strong>n gubernativa o judicial a<br />
aquellos extranjeros que hubieran entrado ilegalmente. El artículo 26 <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Extranjería establece una<br />
serie <strong>de</strong> causas que pue<strong>de</strong>n dar lugar a la expulsión: no haber obtenido permiso <strong>de</strong> trabajo y encontrarse<br />
trabajando; incurrir en <strong>de</strong>mora, u ocultación dolosa, o falsedad grave en la obligación <strong>de</strong> poner en<br />
conocimiento <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s las circunstancias relativas a su situación; haber sido con<strong>de</strong>nado <strong>de</strong>ntro o<br />
fuera <strong>de</strong> España por una conducta dolosa que constituya en nuestro país <strong>de</strong>lito sancionado con pena privativa<br />
<strong>de</strong> libertad superior a un año; encontrarse ilegalmente en territorio español por no haber obtenido la prórroga<br />
<strong>de</strong> estancia o el permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia.<br />
240
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
adaptación a la sociedad española 401 . El permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia sin trabajo es renovable y no<br />
habilita para po<strong>de</strong>r trabajar en España.<br />
Para po<strong>de</strong>r trabajar con el estatus <strong>de</strong> regular, el extranjero <strong>de</strong>be proveerse <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong><br />
permisos <strong>de</strong> trabajo (permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia unificados al permiso <strong>de</strong> trabajo) 402 <strong>de</strong><br />
duración limitada, cuya solicitud es simultánea a la solicitud <strong>de</strong> permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. Los<br />
criterios para la concesión <strong>de</strong> estos permisos se condicionan al cumplimiento <strong>de</strong> requisitos<br />
tales como haber entrado legalmente en España con visado para resi<strong>de</strong>ncia y trabajo, así<br />
como contar con una oferta <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo por parte <strong>de</strong> un empresario español. Para<br />
que la propuesta <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo sea válida, se tiene inexorablemente en cuenta la<br />
“situación nacional <strong>de</strong> empleo”; es <strong>de</strong>cir, la existencia <strong>de</strong> trabajadores y trabajadoras<br />
españoles en paro en la actividad propuesta y si hay o no escasez <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra española<br />
en la actividad y en la zona geográfica en la que se preten<strong>de</strong> trabajar. Por lo tanto, a partir<br />
<strong>de</strong> la LOE, se configura una política <strong>de</strong> inmigración que bloquea las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
circulación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera y la relega a posiciones no queridas o, por lo<br />
menos, no ocupadas por los nacionales; a posiciones que caen fuera <strong>de</strong>l “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo española (VIL<strong>LA</strong> 1990). Al margen <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s<br />
que se acaban <strong>de</strong> comentar, la llamada Ley <strong>de</strong> Extranjería no contempla ninguna otra vía<br />
ordinaria para la legalización <strong>de</strong> una persona inmigrada, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l tiempo que<br />
lleve residiendo en España.<br />
401 Existen tres tipos <strong>de</strong> permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia: el Inicial (<strong>de</strong> 3 meses a 2 años); el Ordinario (máximo 5<br />
años), que se conce<strong>de</strong> cuando el solicitante acredita la permanencia legal y continuada durante más <strong>de</strong> 2 años;<br />
y el Especial (máximo 10 años), que se otorga cuando el solicitante acredita permanencia legal y continuada<br />
durante más <strong>de</strong> 2 años y evi<strong>de</strong>ncia especial arraigo en España.<br />
402 La estructura legal <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo es la siguiente:<br />
1)Permisos <strong>de</strong> trabajo por cuenta ajena<br />
-Permiso “A”: Duración máxima <strong>de</strong> 9 meses. Para realizar acitivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> temporada o<br />
estacionales. No renovable<br />
-Permiso “B”: Duración máxima 1 año. Para trabajar en una profesión, actividad y ámbito<br />
geográfico <strong>de</strong>terminado. Renovable.<br />
-Permiso “C”: 5 años <strong>de</strong> duración. Para trabajar en cualquier actividad y ámbito geográfico.<br />
Renovable<br />
2)Permisos <strong>de</strong> trabajo por cuenta propia<br />
-Permiso “D”: Duración máxima 1 año. Pue<strong>de</strong> otorgarse para una actividad <strong>de</strong>terminada<br />
-Permiso “E”: 5 años <strong>de</strong> duración. Sin limitaciones geográficas. Renovable.<br />
241
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
A finales <strong>de</strong> los ochenta, el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la LOE empieza a fallar, ya que lejos <strong>de</strong> controlarse<br />
la entrada <strong>de</strong> inmigrantes, suce<strong>de</strong> todo lo contrario. Las presiones migratorias aumentan y<br />
todos los obstáculos jurídicos y administrativos <strong>de</strong> la LOE contribuyen a estimular la<br />
inmigración ilegal. Los inmigrantes no optan por conseguir una oferta <strong>de</strong> trabajo en su país<br />
<strong>de</strong> origen y, posteriormente, trasladarse a España con un permiso <strong>de</strong> trabajo, tal como prevé<br />
la LOE, sino por una vía alternativa: entrar <strong>de</strong> forma irregular o ilegal (como turistas, en<br />
patera), buscar <strong>de</strong>spués trabajo (su situación irregular les conduce ineludiblemente a la<br />
economía sumergida) e intentar <strong>de</strong>spués regularizar su situación. Esta bolsa <strong>de</strong> inmigrantes<br />
irregulares es utilizada por los empresarios españoles para disponer <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra barata<br />
y <strong>de</strong>sprotegida. Incluso cuando un inmigrante consigue legalizar su situación en España, la<br />
pérdida <strong>de</strong>l contrato <strong>de</strong> trabajo (y, por consiguiente, la posterior <strong>de</strong>negación <strong>de</strong> la<br />
renovación <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> trabajo) le supone, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> ingresos económicos,<br />
caer <strong>de</strong> nuevo en la irregularidad y la posibilidad real <strong>de</strong> ser expulsado <strong>de</strong>l país 403 .<br />
Para la persona inmigrada que no se halla en situación legal no existe ningún cauce legal<br />
ordinario que permita obtener la resi<strong>de</strong>ncia, lo que es un rasgo más o menos común a la<br />
mayor parte <strong>de</strong> países europeos. Por ello, el sistema implantado por la LOE va generando<br />
una bolsa creciente <strong>de</strong> inmigración ilegal. La Administración intenta mitigar esta situación<br />
<strong>de</strong> fracaso <strong>de</strong> las vías ordinarias <strong>de</strong> canalización <strong>de</strong> los flujos migratorios, mediante la<br />
introducción <strong>de</strong> medidas no contenidas en la ley <strong>de</strong> inmigración: por un lado, realización <strong>de</strong><br />
dos procesos extraordinarios <strong>de</strong> regularización (1986 y 1991) 404 ; por el otro, la estipulación<br />
<strong>de</strong> contingentes anuales <strong>de</strong> trabajadores extranjeros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993, en base a las ofertas <strong>de</strong><br />
empleo no atendidas por el mercado <strong>de</strong> trabajo nacional (básicamente, servicio doméstico,<br />
construcción y agricultura), que, aunque teóricamente van dirigidos a regular la entrada<br />
legal <strong>de</strong> nuevos inmigrantes, en la práctica se acogen a ellos los que ya resi<strong>de</strong>n en el país en<br />
403<br />
Por todo ello, TARABINI-CASTEL<strong>LA</strong>NI (1998:169) concluye que la equiparación <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong>rechos en<br />
la legislación española –salvo los políticos- entre los titulares <strong>de</strong> permiso <strong>de</strong> trabajo y la población autóctona<br />
queda minimizada ante la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la renovación <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> carácter administrativo.<br />
404 En algunos países se han llevado a cabo procesos especiales <strong>de</strong> regularización. Las primeras se<br />
producen en Holanda (1975), Reino Unido (1977), Bélgica (1975 y 1980), Francia (1982) e Italia (1987).<br />
Después <strong>de</strong> éstas, las más importantes han sido las <strong>de</strong> Italia (1990), España (1991) y Portugal (1992), con<br />
217.000, 108.000 y 40.000 inmigrantes regularizados, respectivamente. Las más recientes han sido en<br />
Portugal (una primera entre 1996 y 1997, con 50.000 regularizaciones, y una segunda a principios <strong>de</strong>l 2000,<br />
que incluye a las personas que se hallan en Portugal antes <strong>de</strong>l 31.12.1999), Francia (en 1997, con 80.000<br />
242
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
situación irregular 405 . De ese modo, la política <strong>de</strong> contingentes acaba siendo un proceso<br />
encubierto <strong>de</strong> regularización, aunque inicialmente fuera concebida como instrumento <strong>de</strong><br />
control y regulación <strong>de</strong> las entradas <strong>de</strong> nuevos inmigrantes (IZQUIERDO ESCRIBANO 1996).<br />
La interrelación entre el sistema <strong>de</strong> contingentes y esa <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra no<br />
cubierta contribuyen a consolidar la concentración <strong>de</strong> trabajadores extranjeros en<br />
<strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s económicas (CES 2000b). En lo que concierne a los dos procesos<br />
<strong>de</strong> regularización, como medida para combatir la inmigración irregular resultan inefectivos,<br />
puesto que estas “amnistías” no eliminan la dificultad que tienen los y las inmigrantes para<br />
po<strong>de</strong>r renovar anualmente su permiso <strong>de</strong> trabajo: presentar un contrato <strong>de</strong> trabajo en toda<br />
regla. Es así como sólo un 64% <strong>de</strong> los regularizados en 1991 mantienen su estatus dos años<br />
<strong>de</strong>spués (IZQUIERDO ESCRIBANO 1996).<br />
Ante las carencias <strong>de</strong> la LOE y ante la necesidad <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuar la normativa española al<br />
Tratado <strong>de</strong> Schengen, el Gobierno español <strong>de</strong>l PSOE opta por reformar la LOE, mediante el<br />
Reglamento <strong>de</strong> 1996 406 , con el cometido <strong>de</strong> intentar corregir sus principales <strong>de</strong>fectos 407 . A<br />
través <strong>de</strong> este Reglamento, por ver primera, se acepta implícitamente la existencia <strong>de</strong> una<br />
inmigración estable, que requiere contar con instrumentos eficaces para su integración. Las<br />
noveda<strong>de</strong>s más importantes que introduce dicha reforma son, por un lado, la adopción <strong>de</strong><br />
un nuevo sistema <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> trabajo 408 , con la incorporación <strong>de</strong> un<br />
regularizaciones), Grecia (entre 1998 y 1999, con alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 220.000 solicitu<strong>de</strong>s), Italia (en 1999, con unas<br />
250.000 regularizaciones) y España (una en 1996 y otra en el año 2000) (PAJARES 2001b).<br />
405 Son pocos los Estados <strong>de</strong> la UE que están aplicando la política <strong>de</strong> contingentes. Lo habitual es que el<br />
contingente regule exclusivamente la migración laboral (en Austria, por el contrario, incluye la reagrupación<br />
familiar). El mo<strong>de</strong>lo español es el que se ha establecido recientemente en Italia, con la entrada en vigor <strong>de</strong> la<br />
ley Napolitano <strong>de</strong> 1998. Como novedad, a<strong>de</strong>más, la ley italiana contempla la posibilidad <strong>de</strong> autorizar la<br />
entrada <strong>de</strong> inmigrantes al país para un período <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> empleo (a partir <strong>de</strong>l cual, si han encontrado<br />
trabajo, pue<strong>de</strong>n solicitar la resi<strong>de</strong>ncia), que ha empezado a aplicarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el contingente <strong>de</strong>l año 2000.<br />
406 Reglamento <strong>de</strong> la Ley Orgánica sobre Derechos y Liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Real Decreto 119/1986, <strong>de</strong> 26 <strong>de</strong><br />
mayo e los extranjeros en España (Real Decreto 155/96).<br />
407 Esta reforma se inspira claramente en las líneas maestras <strong>de</strong> la política diseñada por la Proposición no<br />
<strong>de</strong> Ley <strong>de</strong> 9 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1991, punto <strong>de</strong> inflexión en la perspectiva con la que afrontan los po<strong>de</strong>res públicos la<br />
extranjería y el fenómeno <strong>de</strong> la inmigración y que constituye la primera <strong>de</strong>claración institucional sobre la<br />
filosofía que <strong>de</strong>bería regir una política migratoria española en sentido amplio y global. En dicha Proposición<br />
se insta al Gobierno a diseñar una política migratoria que tenga en cuenta la imbricación <strong>de</strong> tres ejes: el<br />
control <strong>de</strong> los flujos migratorios, la integración social <strong>de</strong> los inmigrantes y la ayuda al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los países<br />
<strong>de</strong> origen.<br />
408 Con el nuevo Reglamento, se establecen los siguientes permisos:<br />
1)Permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia:<br />
-Inicial: Vali<strong>de</strong>z inicial <strong>de</strong> 1 año, pudiendo ser renovado por un período máximo <strong>de</strong> 2 años.<br />
243
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
“permiso <strong>de</strong> trabajo permanente” 409 , <strong>de</strong> carácter in<strong>de</strong>finido, para aquellos extranjeros que<br />
hayan residido legalmente en España durante seis años 410 . Este nuevo permiso intenta<br />
superar la concepción <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l inmigrante como trabajador que está sólo <strong>de</strong> paso,<br />
totalmente supeditado a la vigencia <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo y a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
coyuntura económica. Por el otro lado, el Reglamento <strong>de</strong> 1996 también regula el <strong>de</strong>recho a<br />
la reagrupación familiar para aquellos extranjeros titulares <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia ya<br />
renovado, que dispongan <strong>de</strong> medios <strong>de</strong> vida, garantías <strong>de</strong> asistencia sanitaria y vivienda<br />
suficiente para él y sus familiares 411 (EZQUERRA 1997). Ante la necesidad <strong>de</strong> combatir la<br />
irregularidad “sobrevenida”, el Reglamento permite abrir un nuevo proceso extraordinario<br />
<strong>de</strong> regularización en 1996, que otorga el permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia a aquellos extranjeros que<br />
hubieran gozado <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> trabajo con anterioridad.<br />
Las mejoras <strong>de</strong>l Reglamento <strong>de</strong> 1996 ponen <strong>de</strong> relieve la necesidad unánime <strong>de</strong> modificar<br />
la LOE 412 . Es justamente por el hecho <strong>de</strong> que el citado Reglamento supone un avance<br />
substancial en la mejora <strong>de</strong> la situación legal <strong>de</strong>l inmigrante, que la LOE resulta todavía<br />
más rígida e inapropiada, ante el <strong>de</strong>sajuste técnico-jurídico entre dicha ley y su Reglamento<br />
(RUIZ DE HUIDOBRO 2001). Todo ello conduce a la presentación <strong>de</strong> varias proposiciones <strong>de</strong><br />
ley en el Congreso <strong>de</strong> los Diputados durante el año 1998, a iniciativa <strong>de</strong> varios Grupos<br />
parlamentarios (Izquierdo Unida, Convergència i Unió y Grupo Mixto), que culminan,<br />
-Ordinario: Duración máxima <strong>de</strong> 3 años. Debe acreditarse resi<strong>de</strong>ncia legal y continuada en el<br />
territorio español durante 3 años.<br />
-Permanente: In<strong>de</strong>finido, con renovación <strong>de</strong> la tarjeta cada 5 años. Debe acreditarse resi<strong>de</strong>ncia<br />
legal y continuada en el territorio español durante 6 años.<br />
2)Permisos <strong>de</strong> trabajo ermisos <strong>de</strong> trabajo (véase la nota a pie <strong>de</strong> página 331, en el capítulo 5).<br />
409 En el Reino Unido se acce<strong>de</strong> a un permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia permanente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber residido<br />
legalmente durante cuatro años. En Bélgica se consigue a los cinco años <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia legal ininterrumpida si<br />
se dispone <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo, o a los diez años en cualquier caso. Italia introduce dicho permiso con la<br />
entrada en vigor <strong>de</strong> la Ley Napolitano (marzo <strong>de</strong> 1998), pudiéndose obtener <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cinco años <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>ncia legal.<br />
410 El nuevo Reglamento también establece un nuevo sistema <strong>de</strong> visados conforme a las obligaciones<br />
<strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l Convenio <strong>de</strong> Schengen –que entra en vigor el 26 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1995-, Otra novedad importante<br />
es que el criterio <strong>de</strong> la concesión <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> trabajo en base a la “situación nacional <strong>de</strong> empleo” –es<br />
<strong>de</strong>cir, siempre que no haya población española en paro en la actividad que se preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar- sólo se<br />
aplica a la concesión inicial <strong>de</strong> los permisos y no a las renovaciones.<br />
411 Véase el artículo 54 <strong>de</strong>l Reglamento <strong>de</strong> la Ley Orgánica sobre Derechos y Liberta<strong>de</strong>s d el Real Decreto<br />
119/1986, <strong>de</strong> 26 <strong>de</strong> mayo e los extranjeros en España (Real Decreto 155/96).<br />
412 En los años noventa, casi todos los países europeos reforman sus leyes <strong>de</strong> inmigración y <strong>de</strong> asilo.<br />
Alemania aprueba su nueva ley <strong>de</strong> extranjería en 1990; Holanda la reforma en 1992 y en 1995; Austria y<br />
Portugal aprueban una ley en 1993 y su respectiva reforma en 1997 y 1998; Italia lo hace en 1998 y Francia la<br />
modifica en 1993, 1997 y 1998 (PAJARES 2001b).<br />
244
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un largo proceso impregnado <strong>de</strong> avatares políticos 413 , en la LO 4/2000, <strong>de</strong> 11<br />
<strong>de</strong> enero, sobre <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los extranjeros en España y su integración<br />
social 414 . La LO 4/2000 entra en vigor a pesar <strong>de</strong> la oposición <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong>l PP,<br />
alegando que el texto que se preten<strong>de</strong> aprobar contradice las directrices comunitarias y que<br />
las concesiones legales que introduce causarán un “efecto llamada” <strong>de</strong> nuevos<br />
inmigrantes 415 . Es por ello que el Ejecutivo promete modificar la ley en caso <strong>de</strong> conseguir<br />
la mayoría absoluta en las elecciones <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 2000.<br />
Los contenidos <strong>de</strong> la LO 4/2000 suponen un importante avance, cuyo eje vertebrador son la<br />
integración <strong>de</strong> los inmigrantes y la máxima equiparación posible entre nacionales y<br />
extranjeros en el goce <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos, <strong>de</strong>jando en un segundo plano las técnicas y<br />
mecanismos <strong>de</strong> control <strong>de</strong> los flujos migratorios. Se erige claramente como una <strong>de</strong> las leyes<br />
europeas más progresistas en materia <strong>de</strong> migración. Las reformas con un mayor impacto<br />
pue<strong>de</strong>n sintetizarse en cuatro gran<strong>de</strong>s líneas. En primer lugar, en cuanto a <strong>de</strong>rechos y<br />
liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los inmigrantes, la LO 4/2000 incorpora una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos para los<br />
extranjeros irregulares (documentación, reunión y manifestación, <strong>de</strong>recho a asociarse,<br />
sindicación y huelga, asistencia sanitaria, <strong>de</strong>recho a los servicios y prestaciones sociales<br />
413 El conjunto <strong>de</strong> las proposiciones es estudiado en una Ponencia <strong>de</strong> la Comisión Constitucional <strong>de</strong>l<br />
Congreso, que presenta, el 7 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1999 y por consenso <strong>de</strong> todas las fuerzas políticas, el<br />
perceptivo Informe que constituye la Proposición <strong>de</strong> Ley Orgánica. Puesto que dicha Proposición se presenta<br />
en período pre-electoral (las elecciones generales están previstas para marzo <strong>de</strong> 2000), la Mesa <strong>de</strong>l Congreso<br />
acuerda, a solicitud <strong>de</strong> los Grupos Socialista, IU y Mixto, la tramitación por el procedimiento <strong>de</strong> urgencia <strong>de</strong>l<br />
texto <strong>de</strong> la LO 4/2000, <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> enero, sobre <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los extranjeros en España su<br />
integración social. Des<strong>de</strong> el gobierno <strong>de</strong>l PP se presentan serias objeciones a la Proposición <strong>de</strong> Ley. El texto<br />
original es ratificado por el Congreso <strong>de</strong> los Diputados, con la abstención <strong>de</strong>l Grupo Parlamentario Popular.<br />
Remitida la Proposición <strong>de</strong> Ley al Senado, el Grupo Parlamentario Popular presenta 112 enmiendas, que<br />
suponen una “relectura” completa <strong>de</strong>l texto. Dada la correlación <strong>de</strong> fuerzas políticas en el Senado –se<br />
establece un acuerdo entre el PP y Convergència i Unió (CiU)-, son aprobadas prácticamente la totalidad <strong>de</strong><br />
las enmiendas. Sin embargo, para ganar la votación <strong>de</strong>finitiva en el Congreso son necesarios nuevos apoyos.<br />
Al no lograrse estos apoyos, CiU opta por cambiar el sentido <strong>de</strong> su voto en el Congreso y sólo el PP acaba<br />
votando a favor <strong>de</strong> las enmiendas, por lo que la LO 4/2000 es aprobada <strong>de</strong>finitivamente por el Pleno <strong>de</strong>l<br />
Congreso <strong>de</strong> los Diputados el día 22 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1999, sin incluir las enmiendas introducidas en el<br />
Senado.<br />
414 El <strong>de</strong>bate en torno al texto <strong>de</strong> dicha ley es amplificado por el <strong>de</strong>bate político coyuntural y por los<br />
medios <strong>de</strong> comunicación, coincidiendo con los casos <strong>de</strong> conflicto social <strong>de</strong> trasfondo xenófobo y racista<br />
acontecidos en distintas localida<strong>de</strong>s (en el Ejido –municipio <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Almería- y en la localidad<br />
barcelonense <strong>de</strong> Terrassa, por ejemplo), así como con el aumento espectacular <strong>de</strong> los cadáveres <strong>de</strong><br />
inmigrantes cruzando en pateras el Estrecho <strong>de</strong> Gibraltar.<br />
415 Sin embargo, a tenor <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> concreción <strong>de</strong> los compromisos tomados en el Consejo Europeo <strong>de</strong><br />
Tampere, celebrado en octubre <strong>de</strong> 1999, dichos acuerdos no pue<strong>de</strong>n ser utilizados como excusa para frenar<br />
modificaciones legislativas como las que plantea la Ley 4/2000 española (PAJARES 2001b).<br />
245
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
básicas), ignorados en la anterior normativa. A tal efecto, se introduce la figura <strong>de</strong>l<br />
empadronamiento <strong>de</strong> los irregulares como requisito suficiente para po<strong>de</strong>r ejercitar estos<br />
<strong>de</strong>rechos en condiciones <strong>de</strong> igualdad con los nacionales, puesto que se parte <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a<br />
subyacente <strong>de</strong> que el empadronamiento manifiesta el “arraigo” <strong>de</strong>l extranjero irregular en<br />
España. A<strong>de</strong>más, se establece el principio general <strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los<br />
extranjeros que disponen <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia legal con respecto a los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los nacionales,<br />
aunque algo tan básico como el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> voto en elecciones municipales sigue sin ser<br />
reconocido.<br />
En segundo lugar, la LO 4/2000 flexibiliza el acceso a la regularidad, puesto que contempla<br />
una vía <strong>de</strong> regularización singular permanente, que será concedida a cualquier extranjero<br />
que pueda acreditar una estancia ininterrumpida <strong>de</strong> dos años en territorio español, que esté<br />
empadronado en algún municipio y cuente con alguna oferta <strong>de</strong> empleo. Se abre así un<br />
sistema ordinario <strong>de</strong> regularización por arraigo, que ya no requiere la apertura <strong>de</strong> procesos<br />
especiales 416 . De ese modo, no sólo se <strong>de</strong>spenaliza la situación <strong>de</strong> irregularidad<br />
–encontrarse trabajando en situación irregular ya no es motivo <strong>de</strong> expulsión-, sino que se<br />
abre una vía para salir <strong>de</strong> ella. Esta situación <strong>de</strong> regularización permanente implica<br />
reconocer el <strong>de</strong>recho a la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia fáctica, al margen <strong>de</strong>l<br />
sistema legal <strong>de</strong> control <strong>de</strong> los flujos (RUIZ DE HUIDOBRO 2000). Con el fin <strong>de</strong> ofrecer una<br />
solución a la importante bolsa <strong>de</strong> inmigrantes irregulares acumulada en el país, la LO<br />
4/2000 establece un nuevo procedimiento para la regularización <strong>de</strong> los extranjeros que se<br />
encuentren en territorio español <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong>l día 1 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1999 y puedan acreditar<br />
haber solicitado o haber tenido algún permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia o trabajo con anterioridad 417 .<br />
416 Francia introduce, con la nueva ley <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1998 (conocida como ley Chevènement), un<br />
procedimiento ordinario <strong>de</strong> regularización sustentado sobre la base <strong>de</strong>l arraigo, que otorga un permiso <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>ncia a quien <strong>de</strong>muestre que lleva diez años viviendo en el país.<br />
417 El Real Decreto que regula este proceso es el 239/2000, <strong>de</strong> 18 <strong>de</strong> febrero, por el que se establece el<br />
procedimiento para la regularización <strong>de</strong> extranjeros prevista en la disposición transitoria primera <strong>de</strong> la LO<br />
4/2000. El plazo para la presentación <strong>de</strong> solicitu<strong>de</strong>s transcurre entre el 21 <strong>de</strong> marzo y el 31 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2000.<br />
Este proceso <strong>de</strong> regularización es el que menos requisitos ha exigido <strong>de</strong> todos los producidos en Europa en los<br />
últimos años. Del total <strong>de</strong> 226.570 solicitu<strong>de</strong>s presentadas, 137.454 son aprobadas a finales <strong>de</strong>l año 2000. A<br />
consecuencia <strong>de</strong>l encierro <strong>de</strong> inmigrantes irregulares en distintas iglesias españolas, el gobierno español<br />
<strong>de</strong>ci<strong>de</strong>, en fecha 7 <strong>de</strong> junio, regularizar a todos los extranjeros que puedan probar que vivían en España antes<br />
<strong>de</strong>l 23 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong>l 2001 –fecha en la que entra en vigor la LO 8/2000, <strong>de</strong> 22 <strong>de</strong> febrero, <strong>de</strong> Reforma <strong>de</strong> la<br />
Ley Orgánica 4/2000, <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> enero-. La regularización se instrumentaliza a través <strong>de</strong>l artículo 31.4 <strong>de</strong> la LO<br />
8/2000, que prevé la documentación por arraigo y motivos humanitarios Las solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>negadas por no<br />
cumplir el requisito <strong>de</strong> encontrarse en España antes <strong>de</strong>l 1 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1999 son revisadas <strong>de</strong> oficio. Los<br />
246
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
En tercer lugar, la LO 4/2000 consagra el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> la reagrupación familiar como<br />
incondicionado –fundamental en un sistema que tiene como objetivo la integración <strong>de</strong> la<br />
inmigración-, a partir <strong>de</strong>l primer año <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia, y resulta novedosa en tanto que lo<br />
reconoce tanto al extranjero en condición <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia regular, como a los familiares <strong>de</strong>l<br />
mismo. En este sentido, la Ley prevé la concesión <strong>de</strong> un permiso in<strong>de</strong>pendiente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
primer momento, para los familiares reagrupados, que permite superar los problemas <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l cónyuge (normalmente mujer) respecto <strong>de</strong>l reagrupante 418 . Lo que no<br />
cambia la ley es la necesidad <strong>de</strong> contar con un permiso <strong>de</strong> trabajo para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>sarrollar<br />
una actividad laboral –al igual que establecen la mayoría <strong>de</strong> leyes <strong>de</strong> inmigración<br />
extranjera-, manteniéndose así los permisos <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia que no dan <strong>de</strong>recho a trabajar y,<br />
en consecuencia, no modificándose el estatus <strong>de</strong> irregular para los que trabajan con permiso<br />
<strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia pero sin permiso <strong>de</strong> trabajo. El <strong>de</strong>recho al trabajo sigue siendo limitado por la<br />
<strong>de</strong>nominada “preferencia nacional en el empleo”, análogamente a lo que ocurre en las<br />
legislaciones <strong>de</strong> los principales países europeos.<br />
Tal como sostiene RUIZ DE HUIDOBRO (2000, 2001), es dudosa la viabilidad a medio plazo<br />
<strong>de</strong>l régimen legal que introduce la LO 4/2000, puesto que no se precisa convenientemente<br />
quiénes han <strong>de</strong> ser los extranjeros <strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos sociales y, a<strong>de</strong>más, la<br />
posibilidad <strong>de</strong> acceso a la regularidad permanente pone en cuestión el control <strong>de</strong> los flujos<br />
migratorios y favorece el “efecto llamada”. Sin embargo, no ha habido la oportunidad <strong>de</strong><br />
comprobar sus efectos, al producirse su reforma antes <strong>de</strong> cumplirse un año <strong>de</strong> vigencia y sin<br />
contar con un Reglamento propio 419 . Con la obtención <strong>de</strong> la mayoría absoluta por parte <strong>de</strong>l<br />
Partido Popular en las elecciones <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 2000, el 23 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2001 entra en vigor<br />
la reforma <strong>de</strong> dicha Ley, en la redacción dada por la LO 8/2000, <strong>de</strong> 22 <strong>de</strong> diciembre,<br />
requisitos <strong>de</strong> esta nueva revisión se han recogido en el Real Decreto 142/2001, <strong>de</strong> 16 <strong>de</strong> febrero y, tras ella,<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 60.000 personas han visto revisado su caso, <strong>de</strong> modo que, finalmente, el proceso <strong>de</strong><br />
regularización ha conseguido legalizar aproximadamente a unas 200.000 personas.<br />
418 El artículo 16.2 establece que los familiares <strong>de</strong> los extranjeros que residan legalmente en España tienen<br />
<strong>de</strong>recho a la situación <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia en España para reagruparse con el resi<strong>de</strong>nte. El artículo 17 estipula<br />
quiénes serán consi<strong>de</strong>rados miembros <strong>de</strong> la familia reagrupables y no introduce modificación alguna con<br />
respecto al artículo 54 <strong>de</strong>l Reglamento <strong>de</strong> 1996. El artículo 29.2 recoge la concesión <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>ncia in<strong>de</strong>pendiente para los familiares reagrupados.<br />
247
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
tramitada por el procedimiento <strong>de</strong> urgencia 420 . Las primeras valoraciones técnicas <strong>de</strong> la<br />
LO8/2000 son bastante negativas, principalmente <strong>de</strong>bido a su carácter precipitado y poco<br />
consensuado, así como al hecho <strong>de</strong> que la revisión <strong>de</strong> los artículos supone un cambio <strong>de</strong><br />
orientación <strong>de</strong> carácter regresivo, en el sentido <strong>de</strong> trasladar el énfasis <strong>de</strong> la integración<br />
social hacia el control <strong>de</strong> los flujos 421 (RUIZ DE HUIDOBRO 2001).<br />
Una <strong>de</strong> las modificaciones más <strong>de</strong>stacadas que introduce la LO 8/2000 422 es la recuperación<br />
<strong>de</strong>l criterio <strong>de</strong> la resi<strong>de</strong>ncia legal como <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la atribución <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados<br />
<strong>de</strong>rechos, por lo que el empadronamiento en el municipio <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser requisito <strong>de</strong> acceso a<br />
los mismos –excepto en el caso <strong>de</strong> la asistencia sanitaria- 423 . En cuanto a la posibilidad <strong>de</strong><br />
acce<strong>de</strong>r a la resi<strong>de</strong>ncia temporal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una resi<strong>de</strong>ncia fáctica o <strong>de</strong> hecho, como alternativa<br />
al sistema legal ordinario, la LO 8/2000 endurece esta vía al formular la concesión <strong>de</strong> este<br />
permiso como discrecional y ampliar <strong>de</strong> dos a cinco años el período <strong>de</strong> permanencia<br />
continuada en territorio español. En tercer lugar, en lo referente al <strong>de</strong>recho a la<br />
reagrupación familiar, si bien sigue reconociéndose el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l extranjero resi<strong>de</strong>nte a<br />
reagrupar a su familia 424 , se suprime el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l familiar a obtener la condición <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>nte, por lo que la situación administrativa <strong>de</strong>l “reagrupable” –y, en consecuencia, sus<br />
419 La LO 4/2000 se ha aplicado a partir <strong>de</strong>l RD 155/1996, reglamento <strong>de</strong> la anterior LO 7/1985. Tal como<br />
manifiesta RUIZ DE HUIDOBRO (2001), un buen Reglamento hubiera podido subsanar las <strong>de</strong>ficiencias técnicas<br />
<strong>de</strong> la LO 4/2000.<br />
420 Un primer análisis <strong>de</strong> la LO 8/2000, a los pocos meses <strong>de</strong> su entrada en vigor, es realizado por RUIZ DE<br />
HUIDOBRO (2001),.<br />
421 RUIZ DE HUIDOBRO (2001) sostiene que hubiera sido preferible redactar una Ley enteramente nueva, en<br />
lugar <strong>de</strong> reformar artículo por artículo <strong>de</strong> la ley anterior, siguiendo el ejemplo <strong>de</strong> la ley italiana que <strong>de</strong>dica una<br />
primera parte <strong>de</strong>l texto a la extranjería y una segunda parte a la integración social.<br />
422 Véase el Real Decreto 864/2001, <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> julio, por el que se aprueba el Reglamento <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong> la<br />
Ley Orgánica 4/2000, <strong>de</strong> 11 <strong>de</strong> enero, sobre <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los extranjeros y su integración social,<br />
reformada por la Ley Orgánica 8/2000, <strong>de</strong> 22 <strong>de</strong> diciembre.<br />
423 Sólo se mantienen las referencias al empadronamiento en lo referente a la participación en la vida<br />
pública municipal y en el <strong>de</strong>recho a la asistencia sanitaria. La ley 8/2000 ha sido objeto <strong>de</strong> diversos recursos<br />
<strong>de</strong> inconstitucionalidad por vincular la regularidad al ejercicio <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos como la libertad <strong>de</strong> manifestación<br />
y reunión, <strong>de</strong> asociación, <strong>de</strong> sindicación y huelga, a la asistencia jurídica gratuita y a la tutela judicial efectiva.<br />
La falta <strong>de</strong> reconocimiento <strong>de</strong> vías <strong>de</strong> participación social a los inmigrantes que no tienen regularizada<br />
legalmente su estancia o resi<strong>de</strong>ncia en España plantea la carencia <strong>de</strong> vías <strong>de</strong> interlocución válidas para la<br />
solución <strong>de</strong> conflictos sociales, como por ejemplo los lamentales sucesos que tuvieron lugar en la localidad <strong>de</strong><br />
El Ejido (Almeria) en el año 2000 o los encierros <strong>de</strong> inmigrantes irregulares en iglesias (CES 2000b).<br />
424 Cuando los extranjeros hayan vivido legalmente un año en España y estén autorizados a hacerlo al<br />
menos durante un año más, pue<strong>de</strong>n solicitar la reagrupación <strong>de</strong> su cónyuge y <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> ambos menores<br />
<strong>de</strong> 18 años, así como <strong>de</strong> sus ascendientes si están a su cargo.<br />
248
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong>rechos- seguirá <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l “reagrupante” 425 . A<strong>de</strong>más, se aña<strong>de</strong> la exigencia<br />
<strong>de</strong> que el extranjero que ejerce la reagrupación a favor <strong>de</strong> sus familiares haya residido<br />
legalmente un año y tenga autorización para residir al menos otro año. Otro eje <strong>de</strong> reformas<br />
pasa por introducir una mayor severidad sancionadora para las infracciones <strong>de</strong> tráfico ilegal<br />
<strong>de</strong> inmigrantes o <strong>de</strong> contratación <strong>de</strong> trabajadores extranjeros sin el oportuno permiso 426 .<br />
Siguiendo la tipología <strong>de</strong> sistemas y políticas migratorios que propone MOULIER-BOUTANG<br />
(1994), pue<strong>de</strong>n diferenciarse dos etapas claramente diferenciadas en la política migratoria<br />
española. Una primera etapa, en plena vigencia <strong>de</strong> la LO 7/1985, fundamentada en el<br />
sistema <strong>de</strong> “migraciones laborales”, don<strong>de</strong> el imperativo <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
es el único factor dominante. En este sentido, la mano <strong>de</strong> obra extranjera carece <strong>de</strong> todo<br />
<strong>de</strong>recho a colocarse libremente en el mercado <strong>de</strong> trabajo y sólo es admitida en función <strong>de</strong> su<br />
condición <strong>de</strong> activa o <strong>de</strong> su vinculación familiar directa con un activo. Según MOULIER-<br />
BOUNTANG (1994:9), en estos casos la integración es secundaria y está subordinada a la<br />
inserción activa, <strong>de</strong> modo que no constituye una prioridad real. Sin embargo, los cuatro<br />
procesos <strong>de</strong> regularización llevados a cabo durante el período 1985-2000, la introducción<br />
<strong>de</strong>l “permiso <strong>de</strong> trabajo permanente”, así como la reforma <strong>de</strong> la LOE y su reconocimiento<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a la reagrupación familiar o <strong>de</strong>l acceso automático a la resi<strong>de</strong>ncia temporal,<br />
vaticinan tal vez un punto <strong>de</strong> inflexión y una ten<strong>de</strong>ncia todavía incipiente hacia un mo<strong>de</strong>lo<br />
que incorpora elementos <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> “inmigración <strong>de</strong> poblamiento”, en el que la<br />
integración <strong>de</strong> la población extranjera adquiere un papel más prioritario 427 (MOULIER-<br />
BOUNTANG 1994:8).<br />
425 Esta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia no es igual en todos los países. En Alemania, por ejemplo, dura cuatro años, aunque<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> abril <strong>de</strong>l año 2000 se reduce a dos si las esposas <strong>de</strong>nuncian a sus maridos por malos tratos.<br />
426 Paralelamente, el Delegado <strong>de</strong>l Gobierno para la Extranjería y la Inmigración presenta, en el año 2000,<br />
un plan <strong>de</strong> actuación en materia <strong>de</strong> inmigración para el período 2000-2004: el Plan GRECO (Programa Global<br />
<strong>de</strong> Regulación y Coordinación <strong>de</strong> la Extranjería y la Inmigración en España). El Plan Greco <strong>de</strong>fine las líneas<br />
<strong>de</strong> la nueva política <strong>de</strong> inmigración, en términos <strong>de</strong> concebir la inmigración como un fenómeno <strong>de</strong>seable, en<br />
el marco <strong>de</strong> la UE, integrar los resi<strong>de</strong>ntes extranjeros y sus familias, regular los flujos migratorios y mantener<br />
el sistema <strong>de</strong> protección para los refugiados y <strong>de</strong>splazados. Aunque se configura como un plan <strong>de</strong> actuación<br />
global sobre el fenómeno <strong>de</strong> la inmigración, en realidad, sus medidas y acciones se centran preferentemente<br />
en la regulación y control <strong>de</strong> los flujos migratorios y <strong>de</strong>jan en un plano secundario los contenidos sobre lo que<br />
<strong>de</strong>biera ser la integración social <strong>de</strong> los mismos (B<strong>LA</strong>NCO 2001).<br />
427 Los Estados Unidos, Canadá y Australia constituyen los ejemplos más paradigmáticos <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo.<br />
249
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
En síntesis, el análisis <strong>de</strong> la política migratoria en en España pone <strong>de</strong> relieve, según<br />
CACHÓN, «que el simple hecho <strong>de</strong> ser extranjero (no comunitario) hace que las posiciones<br />
que pue<strong>de</strong>n ocupar estos trabajadores en el mercado <strong>de</strong> trabajo estén <strong>de</strong>terminadas<br />
negativamente» (1995:116). La política migratoria tiene como efecto la reclusión <strong>de</strong> los<br />
trabajadores extranjeros en unos sectores <strong>de</strong> actividad concretos, caracterizados por<br />
presentar escaseces <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona y malas condiciones <strong>de</strong> trabajo. Por un<br />
lado, el “marco institucional” fija el campo <strong>de</strong> no-circulación <strong>de</strong> los inmigrantes –a través<br />
<strong>de</strong> la “situación nacional <strong>de</strong> empleo”- y, en otros casos, el Estado ratifica lo que el mercado<br />
ya ha fijado como campo <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s laborales –a través <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong><br />
contingentes-. En <strong>de</strong>finitiva, los contenidos <strong>de</strong> la política migratoria española constituyen<br />
un claro instrumento <strong>de</strong> flexibilización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo.<br />
6.2.3. Las consecuencias <strong>de</strong> la política migratoria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género.<br />
El “marco institucional <strong>de</strong> la discriminación” actúa <strong>de</strong> distinta manera según se trate <strong>de</strong><br />
hombres inmigrantes o <strong>de</strong> mujeres inmigrantes, en conjunción con factores propios <strong>de</strong> las<br />
relaciones <strong>de</strong> género y con la existencia <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo claramente sexuado. En<br />
principio, por el hecho <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> una política migratoria basada en el sistema <strong>de</strong><br />
“migraciones laborales”, los requisitos <strong>de</strong> permanencia legal adquieren una lógica<br />
claramente productivista, que afecta al conjunto <strong>de</strong> la población inmigrante, pero que<br />
perjudica especialmente a la migración femenina 428 . Tal como veremos a continuación, la<br />
“discriminación institucional” o bien con<strong>de</strong>na a la mujer a <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su marido por el<br />
hecho <strong>de</strong> haber sido reagrupada por él, o bien la empuja a trabajar en los puestos <strong>de</strong> trabajo<br />
“feminizados” menos valorados por la sociedad receptora: el servicio doméstico 429 .<br />
A falta <strong>de</strong> una oferta <strong>de</strong> trabajo con la que po<strong>de</strong>r legalizar su situación en España, la<br />
reagrupación familiar se erige como la única alternativa para las mujeres, aparte <strong>de</strong> la<br />
428 Es por este motivo que en los países caracterizados por el sistema migratorio “<strong>de</strong> poblamiento”, como<br />
es el caso norteamericano, se favorece más la entrada <strong>de</strong> mujeres que en el <strong>de</strong> “migraciones laborales”, tal<br />
como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los datos sobre la acusada feminización <strong>de</strong> la migración instalada en USA, que han sido<br />
presentados en el capítulo 4.<br />
250
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
entrada ilegal o subterfugios que conducen a la ilegalidad. Teniendo en cuenta que el<br />
<strong>de</strong>recho a la reagrupación familiar apenas queda recogido en la legislación española,<br />
supone una opción muy costosa. A<strong>de</strong>más, el estatus <strong>de</strong> mujer reagrupada implica la<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia legal hacia la figura <strong>de</strong>l esposo y la imposibilidad <strong>de</strong> trabajar en la sociedad<br />
receptora con contrato <strong>de</strong> trabajo, por lo que la persona que se reagrupa carece <strong>de</strong> estatuto<br />
jurídico propio (ni tarjeta <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia in<strong>de</strong>pendiente ni permiso <strong>de</strong> trabajo) 430 . El<br />
reconocimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a la reagrupación familiar que incorpora tanto la Ley 4/2000<br />
como su reforma, en sintonía con las recomendaciones <strong>de</strong> la política migratoria en Europa,<br />
en el fondo apela al papel estabilizador <strong>de</strong> la mujer como pieza esencial en los procesos <strong>de</strong><br />
integración <strong>de</strong> los grupos, presuponiendo que «se necesita que la mujer que<strong>de</strong> en lo privado<br />
para que el hombre salga a lo público» (MESTRE 1999:29) 431 . De ese modo, siguiendo a<br />
SOLÉ (1994), es más probable que las mujeres inmigrantes sólo gocen <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos<br />
<strong>de</strong>rivados, <strong>de</strong>bido a la mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la reagrupación familiar y <strong>de</strong> la inactividad en<br />
este colectivo, o bien porque se ocupan en la economía sumergida y/o en negocios<br />
familiares en los que no perciben sueldo directo. Esta situación implica una gran<br />
<strong>de</strong>sprotección y contribuye a reforzar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género tanto en el ámbito<br />
público como en el privado.<br />
Pero al margen <strong>de</strong> favorecer la figura <strong>de</strong> la mujer reagrupada <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l migrante<br />
varón, la política migratoria en España también promueve la migración femenina <strong>de</strong><br />
carácter laboral, como respuesta a la <strong>de</strong>manda en el mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> trabajadoras para<br />
429 Una forma <strong>de</strong> superar parte <strong>de</strong> las barreras (al menos, las formales) que se imponen a la inserción<br />
laboral <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes es la obtención <strong>de</strong> la nacionalidad española.<br />
430 A pesar <strong>de</strong> que el texto <strong>de</strong> la LO 4/2000 prevé la concesión <strong>de</strong> un permiso in<strong>de</strong>pendiente para los<br />
familiares reagrupados, su reforma, la LO 8/2000, no lo contempla. Sin embargo, en diciembre <strong>de</strong> 1999, la<br />
Comisión Europea presenta una propuesta <strong>de</strong> directiva sobre reagrupación familiar muy avanzada: Directiva<br />
sobre el <strong>de</strong>recho a la reagrupación familiar. COM (2000) 624 <strong>de</strong> 10 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 2000. Las principales<br />
aportaciones <strong>de</strong> dicha directiva son el establecimiento <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia para po<strong>de</strong>r ejercer el <strong>de</strong>recho a<br />
reagrupar la familia; permitir reagrupar la pareja aunque no se esté casado o sea <strong>de</strong>l mismo sexo y, lo más<br />
importante, introducir el hecho <strong>de</strong> que el permiso que se otorga al cónyuge reagrupado sea con <strong>de</strong>recho a<br />
trabajo. Esta directiva está muy lejos <strong>de</strong> las normativas vigentes en los Estados miembros y todavía no ha sido<br />
aprobada (diciembre 2001). En el supuesto caso <strong>de</strong> que finalmente sea aprobada, los Estados estarán<br />
obligados a adaptar sus legislaciones a lo que dispone la normativa.<br />
431 Otra peculiaridad más <strong>de</strong> la regulación <strong>de</strong> la reagrupación familiar en los distintos Estados miembros<br />
<strong>de</strong> la UE es que se basan en el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la familia nuclear, integrada por el esposo, la esposa y los hijos<br />
biológicos. Para algunos grupos <strong>de</strong> inmigrantes, este criterio supone el aislamiento <strong>de</strong> muchas mujeres que<br />
forman parte <strong>de</strong> familias extensas, integradas por abuelos, parientes colaterales, parientes políticos o, incluso,<br />
varias esposas 431 (LUTZ 1997:104).<br />
251
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad o “servicios a la vida<br />
diaria”. El papel activo <strong>de</strong>l Estado en el reclutamiento <strong>de</strong> mujeres inmigrantes trabajadoras<br />
en el sector formal es <strong>de</strong> enorme relevancia para los objetivos <strong>de</strong> este estudio. El<br />
establecimiento <strong>de</strong> los contingentes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 inaugura esta lógica, tal y como lo<br />
<strong>de</strong>muestran los datos presentados en el capítulo 5. Según OSO, «la política <strong>de</strong> cupos es <strong>de</strong><br />
especial interés para el estudio <strong>de</strong> la migración femenina, puesto que supone la aceptación a<br />
nivel institucional <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> una <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra para el servicio<br />
doméstico que será cubierta principalmente por mujeres» (1998:118). Así pues, la política<br />
<strong>de</strong> contingentes no sólo selecciona a los inmigrantes en función <strong>de</strong> la nacionalidad, la<br />
actividad que van a <strong>de</strong>sempeñar y la zona geográfica don<strong>de</strong> la llevarán a cabo, sino también<br />
–aunque <strong>de</strong> manera indirecta- en base al sexo 432 . Esta situación repercute tanto en la<br />
composición <strong>de</strong> los flujos como en las estrategias migratorias, ejerciendo un efecto <strong>de</strong><br />
atracción (pull) que sirve <strong>de</strong> estímulo para las migraciones femeninas <strong>de</strong> carácter<br />
“in<strong>de</strong>pendiente”.<br />
Ciertamente, aunque los cupos relegan a las mujeres inmigrantes a los sectores <strong>de</strong> actividad<br />
más proclives a la invisibilidad y a la explotación –el servicio doméstico-, con<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su nivel formativo, les ofrece, como contrapartida, una vía legal <strong>de</strong><br />
entrada y la posibilidad <strong>de</strong> regularizar su situación in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong>l estatus legal <strong>de</strong><br />
su esposo 433 . Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> que las mujeres inmigrantes estén en posesión <strong>de</strong> la<br />
432 Esta selección en base al sexo se produce también <strong>de</strong> manera directa, puesto que el contingente <strong>de</strong> 1995<br />
establece que sólo pue<strong>de</strong>n entrar inmigrantes <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados países, seleccionados preferentemente por el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo para las distintas ramas <strong>de</strong> actividad. De esta manera, se aceptan básicamente marroquíes<br />
(varones) para la construcción y (mujeres) dominicanas, peruanas o filipinas para el servicio doméstico<br />
(CACHÓN 1997a).<br />
433 Este “contexto <strong>de</strong> recepción” al que se enfrentan las mujeres inmigrantes tiene poco que ver con el que<br />
había con anterioridad a 1985, tal como constata HERRANZ (1998), lo que pone <strong>de</strong> manifiesto la importancia<br />
crucial que las políticas migratorias tienen en la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
inmigrante en el mercado laboral <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> acogida. Si nos centramos en los flujos <strong>de</strong> inmigrantes<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Cono Sur que llegaron a España durante la década <strong>de</strong> los setenta, éstos se encuentran con la<br />
ausencia <strong>de</strong> una política migratoria restrictiva y con una legislación basada en los vínculos históricos entre<br />
España y los países hispanoamericanos. Ello, junto a un mercado <strong>de</strong> trabajo en expansión, configura un<br />
contexto receptor claramente favorable a la inserción laboral, puesto que la legalidad <strong>de</strong> los inmigrantes en el<br />
país no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> su regularidad en el empleo. La mayor parte <strong>de</strong> las mujeres –al igual que los hombres- que<br />
llegan durante este período, se ocupan en las mismas activida<strong>de</strong>s que la población autóctona cualificada,<br />
como respuesta a la necesidad <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra cualificada en el sector servicios (psicólogas, odontólogas,<br />
etc.), tanto en el mercado formal como en el informal. En cualquier caso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista legal, estas<br />
mujeres podían <strong>de</strong>sarrollar cualquier tipo <strong>de</strong> estrategia en la sociedad receptora, sin estar sujetas al temor a ser<br />
expulsadas <strong>de</strong>l país o a la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia respecto <strong>de</strong>l status legal <strong>de</strong> otro inmigrante –léase esposo-.<br />
252
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
mayoría <strong>de</strong> contratos en el servicio doméstico no es sinónimo <strong>de</strong> integración laboral y<br />
reconocimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos, sino todo lo contrario, <strong>de</strong> precariedad y vulnerabilidad. Según<br />
MESTRE (1999), resulta discriminatorio para las mujeres que trabajan como empleadas<br />
domésticas exigirles estar en posesión <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo para ser sujetos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>rechos, puesto que la regulación <strong>de</strong> esta relación laboral no se rige por los mismos<br />
principios que el mercado “masculino”, al favorecer las situaciones <strong>de</strong> abusos y<br />
<strong>de</strong>sprotección por parte <strong>de</strong> los empleadores y permitir la no existencia <strong>de</strong> contrato<br />
escrito 434 . La autora concluye al respecto que «en el ámbito <strong>de</strong> lo privado, <strong>de</strong> lo doméstico,<br />
no hay <strong>de</strong>rechos» (1999:30). Puesto que el ámbito privado se atribuye a las mujeres, esta<br />
situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad es común tanto para las mujeres inmigrantes como para las<br />
mujeres autóctonas que se ocupan en activida<strong>de</strong>s remuneradas realizadas en el hogar; sin<br />
embargo, para las primeras las consecuencias son mucho más graves, puesto que su vínculo<br />
social <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> exclusivamente <strong>de</strong> su participación en la esfera productiva 435 .<br />
El análisis <strong>de</strong> la política migratoria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva feminista permite <strong>de</strong>senmascarar<br />
dos sistemas <strong>de</strong> exclusión sobrepuestos para la mujer inmigrante, resultado <strong>de</strong> su doble<br />
condición <strong>de</strong> nacional <strong>de</strong> un país tercero a la vez que mujer. Por un lado, el vínculo social<br />
–entendido en términos <strong>de</strong> ciudadanía- <strong>de</strong> la población inmigrante <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la tenencia<br />
<strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo; es <strong>de</strong>cir, la inmigración se concibe en términos básicamente<br />
económicos. Cuando no se posee un contrato <strong>de</strong> trabajo, no se es titular <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos. En<br />
este sentido, a pesar <strong>de</strong> que los contenidos <strong>de</strong> la Ley 4/2000 constituyen un paso a<strong>de</strong>lante<br />
sin prece<strong>de</strong>ntes en la equiparación <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos entre inmigrantes regulares e irregulares, la<br />
reforma <strong>de</strong> dicha ley supone un retroceso y sigue poniendo el acento en el contrato <strong>de</strong><br />
trabajo como principal vínculo. Pero, a<strong>de</strong>más, el contrato social que se ofrece a los<br />
inmigrantes es parcial, puesto que no incluye todos los <strong>de</strong>rechos –el <strong>de</strong>recho a voto, por<br />
ejemplo, no aparece en ninguno <strong>de</strong> los textos legales- y es temporal, <strong>de</strong> modo que o bien lo<br />
434 El análisis <strong>de</strong>l Real Decreto 1421/85, que regula la relación laboral <strong>de</strong>l Servicio <strong>de</strong>l hogar familiar, se<br />
llevará a cabo en el capítulo 8.<br />
435 Aunque hay muchas mujeres irregulares que quieren regularizarse y no pue<strong>de</strong>n, no es menos cierto que<br />
muchas <strong>de</strong> ellas, sobre todo las latinoamericanas, vienen a España con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> trabajar unos cuantos años,<br />
ganar dinero y volver a su país, por lo que no les compensa recorrer el largo camino hacia la regularización,<br />
cuando, a<strong>de</strong>más, su condición <strong>de</strong> empleadas domésticas las convierte en prácticamente “invisibles”. Para estas<br />
mujeres, exigir un contrato <strong>de</strong> trabajo, les supone tener que pagar el alta en la Seguridad Social y, en<br />
253
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
pier<strong>de</strong>n en cuanto no se les renueva su contrato <strong>de</strong> trabajo 436 , o bien constituye un tránsito<br />
hacia la ciudadanía plena (siempre que se esté dispuesto y se pueda conseguir la<br />
nacionalidad española).<br />
Aunque las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s que experimentan las mujeres inmigrantes en el terreno legal son<br />
las más explícitas e intensas, no son algo aislado, sino que constituyen la punta <strong>de</strong>l iceberg<br />
<strong>de</strong> un contrato social que discrimina fuertemente al colectivo <strong>de</strong> mujeres en general. El<br />
trabajo asalariado es el pasaporte directo hacia el disfrute <strong>de</strong> la ciudadanía mo<strong>de</strong>rna.<br />
PATEMAN (1988) es una <strong>de</strong> las primeras voces que pone <strong>de</strong> manifiesto las bases patriarcales<br />
<strong>de</strong>l contrato social entre hombres y mujeres, en el sentido <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> un pacto sexualsocial<br />
437 . Ciertamente, los <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s públicas <strong>de</strong> los individuos se garantizan en<br />
la esfera pública mediante el contrato social; pero <strong>de</strong> la misma manera que el ámbito<br />
público no pue<strong>de</strong> ser entendido sin referencia a la esfera privada, el contrato social y el<br />
contrato sexual aparecen como irrevocablemente contrapuestos. Tal como mantiene<br />
PATEMAN (1988), los hombres pactan el dominio <strong>de</strong> las mujeres mediante el contrato sexual<br />
y, posteriormente, el contrato entre individuos (léase “hombres”) libres e iguales. La autora<br />
concluye que puesto que el contrato social es sexuado, también lo es la ciudadanía, una<br />
ciudadanía que no sólo es sexuada sino que, a<strong>de</strong>más, según ANDERSON (2000:187),<br />
«pertenecer o estar excluido <strong>de</strong> un particular estado-nación es una cuestión <strong>de</strong> raza o etnia».<br />
En anteriores capítulos ha quedado <strong>de</strong>mostrado que las responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres en<br />
la esfera reproductiva dificultan su participación en el mercado <strong>de</strong> trabajo, lo que<br />
incrementa el riesgo <strong>de</strong> que trabajen a tiempo parcial o <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>sempeñen ningún<br />
trabajo remunerado. De acuerdo con PATEMAN (1988), la construcción <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l<br />
“trabajador” presupone que es un hombre, proveedor <strong>de</strong> soporte económico y protección a<br />
la familia, que cuenta con una mujer (su esposa) que, a cambio, atien<strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s<br />
reproductivas diarias. Es en este sentido que pue<strong>de</strong> hablarse <strong>de</strong> una “ciudadanía <strong>de</strong><br />
consecuencia, percibir menos ingresos. En algunos casos, si la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> retorno a su país <strong>de</strong> origen está patente,<br />
estas mujeres están dispuestas a asumir los riesgos <strong>de</strong> la irregularidad (MESTRE 1999).<br />
436 La introducción <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia y trabajo permanente, con el Reglamento <strong>de</strong> 1996, elimina<br />
esta temporalidad.<br />
437 Véase el capítulo 2.<br />
254
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
segunda” o <strong>de</strong> una “ciudadanía mediada” 438 para el caso <strong>de</strong> las mujeres, aunque dispongan<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho cívico al voto, resultado <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que la relación <strong>de</strong> las mujeres con el<br />
estado es mucho más compleja que la <strong>de</strong> los hombres y ello se traduce en mayores<br />
dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acceso a los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía. A pesar <strong>de</strong> los cambios que el<br />
colectivo <strong>de</strong> mujeres ha protagonizado en la sociedad española en las últimas décadas,<br />
sigue perviviendo la tradicional asignación <strong>de</strong> roles entre hombres y mujeres, siendo<br />
mayormente ellas quienes asumen las responsabilida<strong>de</strong>s familiares, cada vez más como<br />
extensión <strong>de</strong> la jornada laboral. Esta “doble presencia”, junto a la escasez <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el Estado dirigidas a superarla, repercute negativamente en su integración laboral y social.<br />
Las responsabilida<strong>de</strong>s familiares y, en concreto, la maternidad, constituyen un obstáculo<br />
para la integración y para la permanencia <strong>de</strong> las mujeres en el mercado laboral, por lo que<br />
muchas veces presentan trayectorias laborales discontinuas.<br />
El papel subsidiario al varón “cabeza <strong>de</strong> familia” que se atribuye a la mujer, explica por<br />
qué, aunque se haya modificado radicalmente su patrón <strong>de</strong> incorporación al mercado <strong>de</strong><br />
trabajo en los últimos años –a consecuencia <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong> sus niveles formativos y <strong>de</strong><br />
la adopción <strong>de</strong> estrategias individuales para conciliar empleo y familia-, sigue presentando<br />
mayor precariedad laboral (temporalidad, tiempo parcial, <strong>de</strong>sempleo, economía sumergida,<br />
etc.), segregación ocupacional y menores niveles salariales en relación a sus homólogos<br />
masculinos 439 . A esta situación <strong>de</strong>be añadírsele un sistema <strong>de</strong> protección social cuyo<br />
núcleo básico lo constituye el nivel contributivo <strong>de</strong> base profesional, lo que se traduce en<br />
una serie <strong>de</strong> prestaciones y <strong>de</strong>rechos sociales diseñados en base al mo<strong>de</strong>lo “masculino” <strong>de</strong><br />
integración laboral, que refuerzan todavía más la subordinación <strong>de</strong> las mujeres. En<br />
<strong>de</strong>finitiva, las mujeres, a tenor <strong>de</strong> las pautas <strong>de</strong> inserción laboral presentadas más arriba, se<br />
enfrentan a situaciones <strong>de</strong> discriminación indirecta que se traducen, en términos globales,<br />
en niveles más bajos <strong>de</strong> protección social que los hombres 440 . Ello sin olvidar el colectivo<br />
<strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong>dicadas en exclusiva a las tareas domésticas (las “amas <strong>de</strong> casa”), cuya<br />
438 Las mujeres alcanzan la ciudadanía en tanto que esposas o futuras esposas, por lo tanto, <strong>de</strong> manera<br />
medidada. No es necesario que tengan una actividad laboral, por lo que el empleo se les reconoce como<br />
<strong>de</strong>recho social y no como <strong>de</strong>recho cívico (TORNS 2000b).<br />
439 Las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género en el mercado <strong>de</strong> trabajo serán abordadas en mayor profundidad en el<br />
capítulo 7, apartado 7.2.<br />
255
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
“inactividad” les niega el <strong>de</strong>recho propio a ser incluidas en el sistema <strong>de</strong> la Seguridad<br />
Social y sólo pue<strong>de</strong>n acce<strong>de</strong>r a <strong>de</strong>terminadas prestaciones a través <strong>de</strong>l vínculo conyugal 441 .<br />
En este sentido, tal como ya se ha comentado, se produce la curiosa paradoja <strong>de</strong> que<br />
mientras a las mujeres inmigrantes se les niega sus <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía, son ellas<br />
quienes contribuyen, mediante la realización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> la reproducción social, a que<br />
otras mujeres, principalmente las mujeres autóctonas <strong>de</strong> clase media, puedan acce<strong>de</strong>r a la<br />
esfera pública (incorporarse al mercado <strong>de</strong> trabajo remunerado, participar activamente en la<br />
vida política) en condiciones parecidas a las <strong>de</strong> sus homólogos masculinos y ejercer así sus<br />
<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía. Por lo que el conflicto entre los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía <strong>de</strong> los<br />
hombres y las mujeres autóctonos se resuelve, en parte, gracias al reclutamiento <strong>de</strong> fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo inmigrante, sin tener que recurrir a una reestructuración <strong>de</strong> las pautas <strong>de</strong><br />
incorporación <strong>de</strong> los hombres y las mujeres a la esfera reproductiva (ANDERSON 2000). Sin<br />
embargo, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre con las mujeres autóctonas, el trabajo remunerado,<br />
en sí mismo, no es condición necesaria para que las mujeres inmigrantes accedan a la<br />
ciudadanía.<br />
En síntesis, la existencia <strong>de</strong> un contrato social específico según el sexo tiene consecuencias<br />
especialmente negativas para las mujeres inmigrantes. Tal como concluye MESTRE (1999),<br />
<strong>de</strong>l análisis feminista <strong>de</strong> la construcción jurídica <strong>de</strong> la mujer inmigrada en el estado español<br />
se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que ésta se erige como sujeto subordinado y como no-sujeto, lo que resulta<br />
totalmente incompatible con los valores que presi<strong>de</strong>n un sistema <strong>de</strong>mocrático y un Estado<br />
<strong>de</strong> Derecho. Por un lado, la política migratoria promueve una reagrupación familiar que<br />
relega a la mujer inmigrante a la esfera privada y le niega los <strong>de</strong>rechos fundamentales; por<br />
el otro lado, favorece directamente su acceso a activida<strong>de</strong>s remuneradas (el servicio<br />
doméstico) que se rigen por una lógica diferente a la <strong>de</strong> la esfera pública, <strong>de</strong> modo que o<br />
bien tienen mayor dificultad para conseguir un contrato <strong>de</strong> trabajo y regularizar su<br />
440 Véase al respecto un interesante estudio realizado por el Consejo Económico y Social (CES 2000a)<br />
sobre la realidad <strong>de</strong> la protección social <strong>de</strong> las mujeres y su evolución en los últimos años.<br />
441 En 1999, según datos <strong>de</strong> la EPA, 3 <strong>de</strong> cada 10 mujeres (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 5 millones) se <strong>de</strong>dican en<br />
exclusiva a las tareas domésticas como “amas <strong>de</strong> casa” (CES 2000a:205).<br />
256
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
situación, o bien <strong>de</strong> la obtención <strong>de</strong> este contrato <strong>de</strong> trabajo no se <strong>de</strong>rivan los mismos<br />
<strong>de</strong>rechos ni niveles <strong>de</strong> protección (MESTRE 1999).<br />
6.3. La emancipación <strong>de</strong> la mujer, la crisis <strong>de</strong> la familia patriarcal y las<br />
dificulta<strong>de</strong>s para gestionar la esfera productiva y la reproductiva en la<br />
vida cotidiana.<br />
Una serie <strong>de</strong> cambios políticos, sociales y económicos, acontecidos en los últimos años, han<br />
provocado fulgurantes transformaciones en la familia española y en la gestión <strong>de</strong> la vida<br />
cotidiana, sobre la base, principalmente, <strong>de</strong> la emancipación <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres. Este<br />
proceso <strong>de</strong> transformación en curso es <strong>de</strong>nominado por CASTELLS (1998) “crisis <strong>de</strong> la<br />
familia patriarcal”. En España el cambio familiar ha seguido las pautas europeas en sus<br />
rasgos principales, aunque se ha producido más tardíamente. La doble posición <strong>de</strong> las<br />
mujeres en la familia y en el mercado permite por vez primera visibilizar la importancia <strong>de</strong>l<br />
trabajo reproductivo y lo convierte en un problema social. Las mujeres se enfrentan a las<br />
dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> conciliar su trabajo remunerado con las responsabilida<strong>de</strong>s familiares, sin<br />
que, paralelamente, se haya producido un reparto equitativo <strong>de</strong>l trabajo doméstico-familiar<br />
entre hombres y mujeres. De ese modo, tal como ya se ha mencionado, las mujeres <strong>de</strong> clase<br />
media optan por la estrategia <strong>de</strong> mantener la responsabilidad <strong>de</strong> la organización familiar,<br />
mientras pagan a otras mujeres, muchas veces mujeres inmigrantes, para que éstas realicen<br />
las tareas más arduas <strong>de</strong>l hogar 442 .<br />
Los fundamentos <strong>de</strong> la familia conyugal mo<strong>de</strong>rna, que ha predominado durante el siglo<br />
XX, empiezan a <strong>de</strong>svanecerse y producen importantes cambios en las relaciones<br />
familiares 443 . La creciente mayor incorporación <strong>de</strong> las mujeres al trabajo remunerado ha<br />
modificado las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que se daban en la familia tradicional, <strong>de</strong> modo que el<br />
442 Según datos <strong>de</strong>l Reino Unido, el trabajo doméstico remunerado es una opción vital para la vida<br />
cotidiana <strong>de</strong> las familias <strong>de</strong> clase media: casi el 75% <strong>de</strong> las familias en las que trabajan ambos cónyuges<br />
pagan a una tercera persona para que realice las tareas <strong>de</strong> limpieza; alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 40% <strong>de</strong> los que tienen hijos<br />
en edad preescolar emplean a una nanny (GREGSON, LOWE 1994:50).<br />
443 Expresión utilizada por DURKHEIM (1895) cuando se refiere a la familia que será dominante a lo largo<br />
<strong>de</strong>l siglo XX.<br />
257
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
igualitarismo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la pareja reemplaza los mo<strong>de</strong>los patriarcales asimétricos 444 . Las<br />
nuevas formas familiares reflejan el <strong>de</strong>clive <strong>de</strong>l ethos <strong>de</strong> la domesticidad, en tanto que la<br />
figura <strong>de</strong>l “ama <strong>de</strong> casa” ya no tiene credibilidad para las mujeres más jóvenes y, al mismo<br />
tiempo, se asiste a una <strong>de</strong>sinstitucionalización <strong>de</strong> la paternidad, “la estrella menguante <strong>de</strong>l<br />
padre” a la que se refiere F<strong>LA</strong>QUER (1999), que es el resultado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>spatriarcalización <strong>de</strong><br />
la vida familiar y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las bases <strong>de</strong> la jerarquía que confiere el po<strong>de</strong>r y la<br />
autoridad a los varones. Al mismo tiempo, el sentimiento <strong>de</strong> privacidad, lejos <strong>de</strong> estar<br />
circunscrito a un espacio alejado <strong>de</strong>l mundo público y don<strong>de</strong> rige el or<strong>de</strong>n ”natural”,<br />
aparece hoy en día vinculado a una nueva legitimidad social que permite a los individuos<br />
escoger y gestionar el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> vida doméstico-privado en función <strong>de</strong> sus intereses<br />
afectivos y/o económicos 445 (ALBERDI 1999b, 2000; BRULLET 2002). En <strong>de</strong>finitiva, se asiste<br />
a un cambio <strong>de</strong> mentalida<strong>de</strong>s en cuanto a los proyectos <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> hombres y mujeres<br />
(relaciones <strong>de</strong> pareja, estilos <strong>de</strong> vida, etc.), en los que valores tales como la libertad, la<br />
autonomía y la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia adquieren una importancia creciente.<br />
El mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> familia <strong>de</strong>l “varón sustentador” (breadwinner mo<strong>de</strong>l), en su forma pura,<br />
establecía como organización familiar que el hombre ganara dinero y que la mujer se casara<br />
y se quedara en casa, ejerciendo <strong>de</strong> esposa y madre. Este mo<strong>de</strong>lo, que impuso el ethos <strong>de</strong> la<br />
familia burguesa y <strong>de</strong> la mujer ama <strong>de</strong> casa, predominó en el imaginario social durante la<br />
“Época Dorada” <strong>de</strong>l capitalismo <strong>de</strong>l bienestar 446 (MORENO 2001). Mientras tanto, las<br />
mujeres <strong>de</strong> las clases trabajadoras se enfrentaban al reto <strong>de</strong> tener que hacer compatible el<br />
trabajo remunerado (básicamente en las fábricas o como empleadas domésticas) con el<br />
cuidado <strong>de</strong>l hogar. La precariedad <strong>de</strong> los ingresos maritales las obligaba a permanecer en el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo para, con su salario, contribuir al sustento económico <strong>de</strong> la familia.<br />
Posteriormente, a partir <strong>de</strong> los años sesenta, se ha pasado a una generalización <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong><br />
444 En este sentido, el incremento <strong>de</strong> la violencia doméstica contra las mujeres muestra que algunos<br />
hombres viven <strong>de</strong> forma conflictiva la crisis <strong>de</strong> los valores patriarcales. Con la llegada <strong>de</strong> la emancipación <strong>de</strong><br />
las mujeres y la capacidad <strong>de</strong> éstas <strong>de</strong> tomar sus propias <strong>de</strong>cisiones, el sentimiento <strong>de</strong> dominación y posesión<br />
con el que han sido educados muchos hombres se traduce en violencia.<br />
445 Según ALBERDI, «los cambios más importantes <strong>de</strong> este final <strong>de</strong> siglo en el seno <strong>de</strong> las familias<br />
españolas han venido con las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> igualdad entre los sexos, las <strong>de</strong> libertad <strong>de</strong> elección y la tolerancia ante<br />
formas alternativas <strong>de</strong> conveniencia» (1999b:32).<br />
446 A menudo se asocia esta época, conocida también como las “tres décadas gloriosas” (<strong>de</strong> 1945 a 1975)<br />
<strong>de</strong>l capitalismo, al término “pleno empleo”. Sin embargo, este término es una falacia, puesto que se refería<br />
sólo a los trabajadores masculinos y presuponía que las mujeres eran exclusivamente “amas <strong>de</strong> casa”.<br />
258
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
“familia <strong>de</strong> los dos sueldos” (dual earner family), gracias a la incorporación masiva <strong>de</strong> la<br />
mujer <strong>de</strong> las clases medias en el mercado <strong>de</strong> trabajo. Pero esta incorporación no es en<br />
absoluto un fenómeno nuevo, ya que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio <strong>de</strong> la revolución industrial un<br />
importante segmento <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina “siempre ha trabajado”. Lo que sí es<br />
novedoso es el cambio cultural profundo que ha hecho que las mujeres pasen <strong>de</strong> trabajar<br />
por necesidad a hacerlo básicamente por elección, aunque no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser menos cierto que<br />
las familias nucleares necesitan cada vez más dos salarios para sobrevivir o mantener un<br />
nivel estándar <strong>de</strong> consumo (TOBÍO 2001) 447 . A medida que estas mujeres han ido<br />
accediendo al mercado <strong>de</strong> trabajo, gracias principalmente al aumento <strong>de</strong> las oportunida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> alcanzar niveles altos <strong>de</strong> educación 448 y al crecimiento económico, han experimentado<br />
los retos <strong>de</strong> la “doble presencia”, que había sido la experiencia común <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong><br />
clase obrera (PÉREZ-DÍAZ ET AL. 2000).<br />
El aumento <strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> actividad femenina en España ha sido espectacular en los<br />
últimos años, pasando <strong>de</strong>l 30.9% en 1987 al 39.8% en el año 2000. Este comportamiento,<br />
que se observa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo en los países nórdicos y <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> Europa, ha<br />
empezado a implantarse recientemente (años ochenta) en los países mediterráneos –así<br />
como también en Irlanda-. Sin embargo, la tasa <strong>de</strong> actividad femenina en España está<br />
todavía muy alejada <strong>de</strong> la media <strong>de</strong> la UE, que es casi el doble (59.2% en el año 1999) 449 .<br />
De hecho, la tasa <strong>de</strong> actividad femenina presenta una gran variabilidad por eda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> modo<br />
que mientras que un 74.5% <strong>de</strong> las mujeres entre 25 y 29 años son activas, las que tienen<br />
entre 50 y 54 años no alcanzan el 36% (frente a un 88.1% <strong>de</strong> tasa <strong>de</strong> actividad masculina en<br />
este tramo <strong>de</strong> edad), según datos <strong>de</strong> la EPA <strong>de</strong> 2000 450 . Se asiste, pues, a una clara ruptura<br />
generacional. Ha sido la generación <strong>de</strong> mujeres españolas <strong>de</strong> menos <strong>de</strong> 40 años las que han<br />
protagonizado una verda<strong>de</strong>ra revolución, tanto en el terreno laboral como en el<br />
447 Tal como se pregunta PRIETO, «¿No hay todavía en el día <strong>de</strong> hoy mujeres activas y trabajadoras a las<br />
que ‘les encantaría’ <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> trabajar? » (1999:148).<br />
448 El acceso <strong>de</strong> la mujer a la educación ha sido espectacular. Según datos <strong>de</strong> la EPA para el segundo<br />
trimestre <strong>de</strong>l año 2001, más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> la población mayor <strong>de</strong> 16 años que ha terminado estudios<br />
universitarios <strong>de</strong> primer ciclo son mujeres (56.52%). Asimismo, el 47.15% <strong>de</strong> los licenciados son mujeres.<br />
449 Al igual que ocurre en España, las tasas <strong>de</strong> actividad femenina en la UE varían según la edad. Según<br />
datos <strong>de</strong>l EUROSTAT (1999), mientras las mujeres entre 25 y 49 años tienen una tasa actitividad <strong>de</strong> 73.5%, sólo<br />
son activas un 40.9% <strong>de</strong> las mujeres mayores <strong>de</strong> 50 años.<br />
450 La tasa <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong> las mujeres entre 25 y 34 años ha experimentado un crecimiento <strong>de</strong> casi el<br />
200% en los últimos años<br />
259
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
reproductivo (GARRIDO 1992) 451 . Sin lugar a dudas, el crecimiento <strong>de</strong>l sistema educativo<br />
constituye uno <strong>de</strong> los elementos más <strong>de</strong>terminantes 452 , puesto que el auge <strong>de</strong> la enseñanza<br />
formal entre las mujeres es el instrumento clave para enten<strong>de</strong>r su inserción activa en la<br />
producción extradoméstica 453 . Como señalan autores como CARRASCO (1998) e IGLESIAS<br />
DE USSEL (1998a), la novedad no resi<strong>de</strong> en que las mujeres jóvenes se incorporen al<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo (pues muchas ya lo hacían hasta antes <strong>de</strong> contraer matrimonio), sino en<br />
el hecho <strong>de</strong> que no estén dispuestas a abandonar sus empleos en el momento <strong>de</strong> formar una<br />
familia. Estas mujeres, a diferencia <strong>de</strong> sus prece<strong>de</strong>soras, <strong>de</strong>sean compatibilizar sus<br />
aspiraciones familiares con sus aspiraciones profesionales, y ya no <strong>de</strong> forma secuencial,<br />
sino simultáneamente, a sabiendas <strong>de</strong> que las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reincorporación al mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo tras una ruptura <strong>de</strong> la biografía laboral son limitadas (MEIL 1995a).<br />
Una <strong>de</strong> las cuestiones estratégicas que aparece con la incorporación masiva <strong>de</strong> la mujer al<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo es la forma como ésta compatibiliza la <strong>de</strong>dicación al trabajo<br />
remunerado y a las tareas reproductivas. La expansión <strong>de</strong> la actividad femenina remunerada<br />
apenas ha ido acompañada <strong>de</strong> nuevos repartos en las tareas domésticas entre hombres y<br />
mujeres. Mientras las mujeres invierten su tiempo entre familia y trabajo remunerado, con<br />
una percepción <strong>de</strong>l tiempo circular, el hombre sigue manteniendo su participación exclusiva<br />
en el mercado laboral, alternándola con los momentos <strong>de</strong> ocio. Aunque entre las<br />
generaciones más jóvenes y con mayor nivel educativo se observan mayores cotas <strong>de</strong><br />
igualdad entre hombres y mujeres en la esfera reproductiva y una separación <strong>de</strong> roles<br />
menos rígida, todavía queda mucho camino por recorrer. Las nuevas generaciones<br />
masculinas son conscientes <strong>de</strong> que <strong>de</strong>ben colaborar en el hogar, pero el problema resi<strong>de</strong> en<br />
que esta predisposición, muy a menudo, o bien forma parte <strong>de</strong> una actitud con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte<br />
que no cuestiona la división sexual <strong>de</strong>l trabajo, o bien se limita a ofrecer una “ayuda”<br />
451 La completa investigación <strong>de</strong> GARRIDO (1992), Las dos biografías <strong>de</strong> la mujer en España, recoge los<br />
cambios en la vida laboral y social <strong>de</strong> las mujeres españolas en los últimos 30-40 años.<br />
452 Según datos <strong>de</strong> la Estadística <strong>de</strong> la Enseñanza Superior en España, <strong>de</strong>l <strong>Instituto</strong> Nacional <strong>de</strong><br />
Estadística (INE), para el curso 1998-99, un 53.9% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong>l alumnado universitario son mujeres,<br />
concentrándose especialmente en las ramas <strong>de</strong> Ciencias <strong>de</strong> la Salud y <strong>de</strong> Humanida<strong>de</strong>s, con un 71.4% y un<br />
63.6% <strong>de</strong> mujeres, respectivamente. Según datos <strong>de</strong> la OECD para el año 2000, un 24% <strong>de</strong> las mujeres entre<br />
25 y 34 años ha completado estudios universitarios superiores, frente al 18% <strong>de</strong> los hombres (citado en:<br />
PÉREZ-DÍAZ ET AL. 2000:79).<br />
260
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
puntual, <strong>de</strong> modo que es la mujer la que organiza y señala cuáles son las tareas a<br />
<strong>de</strong>sempeñar y cómo <strong>de</strong>ben realizarse.<br />
Los datos estadísticos (CIS Estudio 2194, 1995) evi<strong>de</strong>ncian que cada vez más personas<br />
comparten la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el trabajo reproductivo no es un menester que las mujeres <strong>de</strong>ban<br />
asumir en solitario, sino que ha <strong>de</strong> ser compartido por hombres y mujeres. Es entre los más<br />
jóvenes don<strong>de</strong> aparecen las opiniones más favorables al equilibrio <strong>de</strong> tareas y<br />
responsabilida<strong>de</strong>s. Sin embargo, aunque el discurso políticamente correcto sea romper con<br />
la división sexual <strong>de</strong>l trabajo y a pesar <strong>de</strong> que existe una nueva generación <strong>de</strong> hombres que<br />
se solidarizan con la causa <strong>de</strong> la emancipación <strong>de</strong> las mujeres, la práctica cotidiana lo pone<br />
en entredicho, probablemente <strong>de</strong>bido a la inercia <strong>de</strong> los comportamientos masculinos que se<br />
han ido forjando durante generaciones. Ciertamente, los varones no tienen incentivos ni<br />
sienten la necesidad <strong>de</strong> colaborar mientras haya mujeres dispuestas a seguir asumiendo las<br />
responsabilida<strong>de</strong>s domésticas, en un pulso <strong>de</strong> intereses en el que sigue cediendo la mujer.<br />
Las investigaciones en las que se estudia la participación <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> ambos sexos en<br />
las tareas reproductivas, muestran que la mayor implicación masculina se ha producido sólo<br />
en <strong>de</strong>terminadas tareas (reparaciones y bricolaje en el hogar, hacer los <strong>de</strong>beres con los<br />
niños, llevarles y traerles <strong>de</strong>l colegio, llevar las cuentas <strong>de</strong>l hogar, etc.) Por el contrario, la<br />
participación masculina en las tareas relacionadas con la limpieza <strong>de</strong> la casa y <strong>de</strong> la ropa es<br />
mucho más reducida, así como a la hora <strong>de</strong> hacer la compra o <strong>de</strong>cidir qué va a comerse el<br />
día siguiente (CIS 1995). En el año 1990, sólo un 19% <strong>de</strong> las mujeres que viven en pareja o<br />
están casadas manifestaban “recibir ayuda habitual” por parte <strong>de</strong> sus parejas en la<br />
realización <strong>de</strong> las tareas reproductivas, frente a casi un 40% que respondieron “nunca”<br />
(ALBERDI, F<strong>LA</strong>QUER, IGLESIAS DE USSEL 1994).<br />
Diversos estudios sobre usos <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong>sigualdad entre hombres y mujeres, realizados<br />
a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta y noventa en España, confirman que la norma social<br />
que establece que las mujeres realicen el trabajo familiar prácticamente no se ha alterado a<br />
453 Sin embargo, las mujeres con estudios no alcanzan los mismos niveles que sus homólogos masculinos<br />
en el mercado <strong>de</strong> trabajo, lo que constituye una fuente <strong>de</strong> gran frustración, tal como recogen ALBERDI ET AL.<br />
(2000) en un estudio sobre las mujeres jóvenes en España.<br />
261
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
lo largo <strong>de</strong> los años, aunque la distancia entre ellos y ellas se haya reducido 454 (DURÁN<br />
1988; IZQUIERDO 1988; RAMOS 1990; CARRASCO 1991; BRULLET 1996; COLECTIVO IOÉ<br />
1996; PAGE 1996; IMU 2002). Si bien dichas pautas no se alejan <strong>de</strong> las constatadas en otros<br />
países occi<strong>de</strong>ntales, el aumento <strong>de</strong> la implicación masculina en los quehaceres domésticos<br />
se ha producido en menor medida en España (VALIENTE 1997a). Las diferentes<br />
investigaciones concluyen al unísono que, sea cual sea la clase social <strong>de</strong> las mujeres,<br />
existen una serie <strong>de</strong> tareas doméstico-familiares que <strong>de</strong>sarrollan las mujeres casi en<br />
exclusiva y que siguen siendo ellas las que <strong>de</strong>dican mucho más tiempo al trabajo<br />
reproductivo que sus cónyuges 455 . La socialización diferencial según género es responsable<br />
<strong>de</strong> que sólo las mujeres sean educadas para adquirir las habilida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>strezas y<br />
conocimientos necesarios para realizar las tareas domésticas.<br />
CARRASQUER y TORNS (1998) 456 señalan que la presencia <strong>de</strong> las mujeres es prácticamente<br />
exclusiva en todas las dimensiones <strong>de</strong>l trabajo reproductivo y que las únicas activida<strong>de</strong>s<br />
compartidas entre ambos sexos son aquéllas vinculadas a gestiones administrativas y<br />
bancarias, así como al ocio familiar 457 . Tal como también <strong>de</strong>svela un reciente estudio sobre<br />
las jóvenes españolas (ALBERDI ET AL. 2000), aunque los hombres <strong>de</strong>sempeñan un rol más<br />
activo en la atención y cuidado <strong>de</strong> los hijos y se están implicando más en la paternidad, <strong>de</strong><br />
manera que el rol <strong>de</strong> padre es cada vez más cercano y “maternal” (sobre todo entre las<br />
nuevas familias urbanas), se constata que, en términos generales, todavía no han asumido<br />
454 Estos estudios normalmente consisten en encuestas en las que se pregunta a la población cuántos<br />
minutos u horas empleó en diversas activida<strong>de</strong>s uno o varios días en el pasado. Estos análisis muestran no<br />
sólo si los hombres y las mujeres participan en la realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas tareas, sino también el tiempo<br />
que <strong>de</strong>dican a su realización. RALDÚA (2001) sintetiza en un interesante artículo las diferencias y semejanzas<br />
el uso <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> 22 países y las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. Sin embargo, tal como se recoge en el capítulo<br />
2, autoras como TORNS (2001b) ponen <strong>de</strong> manifiesto los graves inconvenientes que existen a la hora <strong>de</strong> medir<br />
el tiempo en relación al trabajo doméstico/familiar. La lógica temporal <strong>de</strong>l trabajo productivo, fácilmente<br />
objetivable mediante la cuantificación <strong>de</strong> la jornada laboral, no tiene nada que ver con la lógica que rige el<br />
trabajo doméstico/familiar. Mientras el tiempo <strong>de</strong> trabajo productivo respon<strong>de</strong> a una lógica diacrónica y lineal<br />
(medible a través <strong>de</strong>l horario), el trabajo reproductivo se mueve por una lógica sincrónica y discontinua, sólo<br />
visible a través <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> vida femenino.<br />
455 El informe europeo titulado The future of work in Europe, coordinado por DURÁN (1998), es una<br />
excelente muestra comparativa <strong>de</strong>l alcance actual <strong>de</strong> los estudios sobre el tiempo en relación al trabajo y a las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género.<br />
456 En el marco <strong>de</strong> la investigación sobre las transformaciones <strong>de</strong>l trabajo y su inci<strong>de</strong>ncia en la vida<br />
contidiana <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> la Regió Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona.<br />
457 En el caso <strong>de</strong> Catalunya, véase el interesante estudio <strong>de</strong> BRULLET (1996) sobre la organización y<br />
reparto <strong>de</strong>l trabajo familiar y el trabajo remunerado entre las parejas jóvenes con hijos, o los resultados <strong>de</strong><br />
262
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
las mismas responsabilida<strong>de</strong>s que la madre (MEIL 1997, 1999). Por otra parte, son las tareas<br />
domésticas que requieren una planificación y <strong>de</strong>dicación diaria las que corren a cargo<br />
habitualmente <strong>de</strong> las mujeres, mientras que el varón realiza en mayor medida las tareas<br />
puntuales y, en muchos casos, sólo si le son previamente encomendadas por su pareja. En<br />
otras palabras, el hombre se “especializa” en las labores poco frecuentes, escasamente<br />
comprometidas para la marcha <strong>de</strong>l hogar y la familia, en aquellas tareas que no exigen tener<br />
que pensar por uno mismo (TOBÍO 2001).<br />
Por lo tanto, son las mujeres las que se hacen cargo <strong>de</strong> la parte fundamental y más rutinaria<br />
<strong>de</strong>l trabajo reproductivo, a la vez que asumen ellas todo el peso <strong>de</strong> la gestión doméstica, <strong>de</strong><br />
manera que el trabajo reproductivo sigue estando fuertemente segmentado por el género.<br />
A<strong>de</strong>más, la mujer es consciente <strong>de</strong> que socialmente se asocia el trabajo reproductivo a la<br />
condición femenina, por lo que en el caso <strong>de</strong> no realizarse las tareas reproductivas –o <strong>de</strong><br />
llevarse a cabo <strong>de</strong> forma insuficiente- es la mujer y no el hombre la que será criticada por la<br />
censura social –casi siempre por parte <strong>de</strong> otras mujeres- (GREGSON, LOWE 1994). Aunque<br />
algunas <strong>de</strong> estas carencias parece ser que se están subsanando entre las generaciones más<br />
jóvenes, siguen siendo sólo las mujeres las que tienen una visión global <strong>de</strong> todas las<br />
dimensiones que engloba el trabajo reproductivo, lo que dificulta todavía más la posibilidad<br />
<strong>de</strong> que ambos cónyuges compartan el trabajo reproductivo en condiciones <strong>de</strong> plena<br />
igualdad 458 (GREGSON, LOWE 1994). En este sentido, el hecho <strong>de</strong> que hombres y mujeres<br />
conceptualicen <strong>de</strong> distinta manera el trabajo reproductivo es una <strong>de</strong>stacada fuente <strong>de</strong><br />
conflicto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la pareja, especialmente en los casos en que existe la voluntad <strong>de</strong><br />
compartir las tareas domésticas por ambas partes.<br />
En la misma línea, el informe Mujeres en cifras 1996-2000, elaborado por el <strong>Instituto</strong> <strong>de</strong> la<br />
Mujer (IMU), muestra que mientras la mujer <strong>de</strong>dicó en el año 2001 cuatro horas diarias a<br />
las tareas domésticas (3 horas y 58 minutos), el hombre ha invertido en estos menesteres<br />
MIGUÉLEZ y TORNS (1992), en la Enquesta <strong>de</strong> la Regió Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona, 1990. Treball,<br />
condicions econòmiques i formes <strong>de</strong> consum, vol. 2.<br />
458<br />
Tareas tales como cambiar las sábanas, planificar la comida <strong>de</strong>l día siguiente o llevar un traje a la<br />
tintorería difícilmente son tenidas en cuenta por los hombres, a no ser que la mujer las gestione y dé<br />
instrucciones al hombres en el momento en que <strong>de</strong>ba realizarlas.<br />
263
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
cinco veces menos (44 minutos) 459 . Este <strong>de</strong>sequilibrio también queda confirmado por los<br />
resultados <strong>de</strong> una encuesta, realizada por Analistas Socio-Políticos en febrero <strong>de</strong>l 2000 460 ,<br />
que revela que las mujeres emplean cuatro veces más tiempo que los hombres a los<br />
quehaceres domésticos: ellas, una media <strong>de</strong> 12.7 horas semanales, frente a las 3.2 horas<br />
semanales <strong>de</strong> ellos. La encuesta pone <strong>de</strong> manifiesto, asimismo, que son los hombres más<br />
jóvenes y <strong>de</strong> ámbito urbano los que <strong>de</strong>sempeñan un rol más activo en la realización <strong>de</strong> las<br />
tareas reproductivas; aunque todavía es muy limitado, a tenor <strong>de</strong>l dato que las mujeres <strong>de</strong><br />
entre 18 y 34 años les <strong>de</strong>dican casi cinco horas semanales más (8.2 frente a 3.3. horas,<br />
respectivamente).<br />
Para las mujeres españolas, la duplicidad <strong>de</strong> funciones domésticas y profesionales que han<br />
tenido que asumir en los últimos <strong>de</strong>cenios, en ausencia <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuados servicios sociales<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el estado que permitan conciliar ambas esferas 461 , se sostiene gracias a las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
parentesco, integradas básicamente por otras mujeres (las “abuelas-madres”) que asumen<br />
las responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cuidado doméstico 462 . A diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en otras<br />
socieda<strong>de</strong>s europeas, el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> “solidaridad familiar y <strong>de</strong> parentela” es un pilar<br />
distintivo <strong>de</strong>l régimen mediterráneo 463 (MORENO 2001). Con toda probabilidad, tanto las<br />
tasas <strong>de</strong> actividad femenina como las tasas <strong>de</strong> fecundidad serían todavía más bajas si las<br />
madres <strong>de</strong> hoy no pudieran contar con la ayuda <strong>de</strong> sus abuelas 464 . Sin lugar a dudas, la<br />
proximidad espacial <strong>de</strong>l núcleo familiar es un requisito indispensable para que estas<br />
estrategias puedan llevarse a cabo. Es así como la transferencia <strong>de</strong> tareas y <strong>de</strong><br />
responsabilida<strong>de</strong>s reproductivas se efectúa entre las propias mujeres <strong>de</strong> la familia o, lo que<br />
459 Si se comparan estos datos con los <strong>de</strong> 1996, se observa que las diferencias no son muy notables: la<br />
mujer <strong>de</strong>dicaba a las tareas reproductivas una media <strong>de</strong> 4 horas y 24 minutos, frente a los 37 minutos <strong>de</strong> los<br />
varones. En <strong>de</strong>finitiva, el hombre sólo ha aumentado en 7 minutos su <strong>de</strong>dicación a este menester a lo largo <strong>de</strong><br />
6 años (IMU 2002).<br />
460 Citado en: PÉREZ-DÍAZ ET AL. (2000:155-156).<br />
461 Véase al respecto el siguiente apartado.<br />
462 La importancia <strong>de</strong> las relaciones familiares en España se pue<strong>de</strong> observar a partir <strong>de</strong> otros indicadores.<br />
La tasa <strong>de</strong> camas hospitalarias por persona es inferior a la media europea, <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que las<br />
camas hospitalarias están <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los hogares y que son las mujeres “amas <strong>de</strong> casa” las que cuidan a muchos<br />
enfermos y ancianos.<br />
463 En los páises latinos “familistas” los po<strong>de</strong>res públicos han hecho un esfuerzo <strong>de</strong> gasto público mucho<br />
menor respecto a la familia que en los países <strong>de</strong> la Europa central y septentrional (MORENO 2001).<br />
464 Según DAUNE-RICHARD (1988:271), el hecho <strong>de</strong> que el trabajo reproductivo que no pue<strong>de</strong>n asumir las<br />
mujeres emancipadas no sea mercantilizado, sino transferido a otras mujeres <strong>de</strong> la misma familia, les hace<br />
“tener la ilusión” <strong>de</strong> que no elu<strong>de</strong>n sus responsabilida<strong>de</strong>s familiares.<br />
264
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
es lo mismo, entre mujeres <strong>de</strong> distintas generaciones, ya que son las mayores <strong>de</strong> 40 años<br />
–inactivas, jubiladas, etc.- las que se hacen cargo <strong>de</strong> las tareas reproductivas que sus hijas<br />
no pue<strong>de</strong>n realizar por falta <strong>de</strong> tiempo. Tal como mantiene FOUGEYROL<strong>LA</strong>S-SCHWEBEL, se<br />
traza una «especie <strong>de</strong> división <strong>de</strong>l trabajo entre las mujeres a lo largo <strong>de</strong>l ciclo vital»<br />
(1995:94) 465 . Sin embargo, si bien las hijas <strong>de</strong> la explosión <strong>de</strong>mográfica <strong>de</strong> los años 1965-<br />
1976 (baby boom) pue<strong>de</strong>n contar con el apoyo <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s familiares, no parece probable<br />
que tal estrategia pueda sostenerse a medio plazo, una vez se agote la generación <strong>de</strong><br />
“abuelas-amas <strong>de</strong> casa”. Cuando las mujeres ahora jóvenes y activas tengan nietos, o bien<br />
van a estar trabajando fuera <strong>de</strong> casa, o bien no van a estar dispuestas a renunciar a su<br />
autonomía e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong>searán <strong>de</strong>dicar su tiempo libre a activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ocio, a<br />
formación, etc. 466<br />
El conflicto entre aspiraciones profesionales <strong>de</strong> la mujer y la <strong>de</strong>sigual distribución <strong>de</strong>l<br />
trabajo doméstico han incidido en la caída <strong>de</strong> la fecundidad 467 . Los medios anticonceptivos<br />
disponibles han trasladado íntegramente a la mujer la capacidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir cuándo tener<br />
hijos. La maternidad no sólo tiene una fuerte inci<strong>de</strong>ncia en la vida laboral, económica y<br />
personal <strong>de</strong> las mujeres, sino que, a<strong>de</strong>más, ya no se trata <strong>de</strong> un hecho impuesto, lo que le<br />
aña<strong>de</strong> a la <strong>de</strong>cisión un elemento <strong>de</strong> responsabilidad 468 . Las mujeres que se i<strong>de</strong>ntifican con el<br />
mo<strong>de</strong>lo tradicional <strong>de</strong> familia (mo<strong>de</strong>lo breadwinner) tienen más hijos que las que han<br />
adoptado el mo<strong>de</strong>lo igualitario (varón y mujer contribuyen a los ingresos familiares)<br />
(MARÍ-CLOSE, NOS 1999). Mientras que en el año 1976 España ocupaba el segundo lugar<br />
<strong>de</strong> la Unión Europea (tras Irlanda), con un ISF (Índice Sintético <strong>de</strong> Fecundidad) <strong>de</strong> 2.8, el<br />
índice ha ido bajando hasta situarse en 1.07 en toda España, según la Encuesta <strong>de</strong><br />
Fecundidad <strong>de</strong>l año 1999, convirtiéndose en uno <strong>de</strong> los más bajos <strong>de</strong>l mundo.<br />
465 Traducción propia.<br />
466<br />
El número <strong>de</strong> sexagenarios que estudian en las llamadas “universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mayores” es cada vez<br />
mayor. Unos 20.000 alumnos <strong>de</strong> entre 50 y 85 años están matriculados en más <strong>de</strong> 50 “carreras” para mayores<br />
(El País, 21<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2002).<br />
467 Sin lugar a dudas, la reducción <strong>de</strong> la fecundidad es un fenómeno social <strong>de</strong> gran complejidad, que<br />
obe<strong>de</strong>ce no sólo a la falta <strong>de</strong> servicios para las familias, sino a un gran número <strong>de</strong> factores que aquí no se van<br />
a abordar (orientación hacia el individualismo, el retardo en la edad <strong>de</strong> emancipación, la precariedad laboral,<br />
falta <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> vivienda <strong>de</strong> alquiler, etc.).<br />
468 Según el citado estudio <strong>de</strong> ALBERDI ET AL. (2000) sobre las mujeres jóvenes en España, la maternidad<br />
constituye su “auténtico problema”.<br />
265
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Sin lugar a dudas, los logros conseguidos por las mujeres en el terreno educativo y laboral<br />
han aumentado el coste <strong>de</strong> oportunidad <strong>de</strong> la maternidad y han supuesto un <strong>de</strong>splazamiento<br />
hacia arriba <strong>de</strong> la edad en la que las mujeres <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n tener su primer hijo. Pero no todo se<br />
explica a partir <strong>de</strong> los cambios en la posición económica y social <strong>de</strong> las mujeres. De hecho,<br />
hay países con elevadas tasas <strong>de</strong> actividad femenina y, al mismo tiempo, con índices <strong>de</strong><br />
fecundidad relativamente altos (como por ejemplo Suecia), mientras que países con bajas<br />
tasas <strong>de</strong> actividad femenina (como los <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa o Holanda), presentan índices <strong>de</strong><br />
fecundidad más bajos. Según ESPING-ANDERSEN (1999), la caída <strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong><br />
fecundidad, observable <strong>de</strong> manera especialmente aguda en España, pue<strong>de</strong> atribuirse a la<br />
escasez <strong>de</strong> una oferta <strong>de</strong> servicios sociales, tanto públicos como privados, que sustituya a<br />
los servicios tradicionalmente prestados por las familias –léase mujeres- y que facilite la<br />
conciliación <strong>de</strong> la vida laboral y familiar <strong>de</strong> las personas con cargas familiares. En ausencia<br />
<strong>de</strong> estos servicios, las mujeres que abogan por <strong>de</strong>sarrollar una carrera profesional adoptan<br />
como estrategia retardar su maternidad, aunque, en realidad, las generaciones más jóvenes<br />
<strong>de</strong> mujeres siguen manifestando un alto <strong>de</strong>seo por ser madres (INE 1999; ALBERDI ET AL.<br />
2000) 469 . Por consiguiente, <strong>de</strong>bemos preguntarnos cuántas <strong>de</strong> estas mujeres jóvenes van a<br />
tener que renunciar a la gratificación <strong>de</strong> la maternidad, muy a pesar suyo, si quieren llevar a<br />
cabo su carrera profesional y <strong>de</strong>dicar el máximo tiempo posible al trabajo fuera <strong>de</strong>l hogar,<br />
en un mercado <strong>de</strong> trabajo cada vez más competitivo y “masculinizado”.<br />
En este contexto <strong>de</strong> creciente dificultad <strong>de</strong> las mujeres para conciliar familia y ocupación,<br />
las mujeres trabajadoras <strong>de</strong> clase media se plantean la mercantilización o externalización <strong>de</strong><br />
lo que hasta ahora había sido simplemente trabajo no remunerado. La falta <strong>de</strong> un reparto<br />
equitativo <strong>de</strong> las tareas reproductivas provoca el <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>alizada<br />
complementariedad <strong>de</strong> los roles conyugales segregados y visibiliza la importancia <strong>de</strong>l<br />
trabajo doméstico-familiar o reproductivo. Dado que el hombre no se incorpora a la esfera<br />
reproductiva, resulta más práctico para las familias recurrir al trabajo externo para llevar a<br />
cabo las tareas reproductivas, en lugar <strong>de</strong> tener que afrontar la <strong>de</strong>sigual implicación <strong>de</strong><br />
hombres y mujeres en las tareas doméstico-familiares. De ese modo, el recurso a<br />
externalizar parte <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> reproducción social no sólo contribuye a suavizar la<br />
469 En el siguiente apartado se ilustrará la exigua implicación <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res públicos en el apoyo <strong>de</strong> la<br />
266
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
sobrecarga <strong>de</strong> la mujer, sino que también es una vía <strong>de</strong> escape que permite paliar los<br />
conflictos en la pareja en torno al trabajo reproductivo. En <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong>terminadas labores<br />
reproductivas son rechazadas también por las mujeres, a consecuencia <strong>de</strong> su escasa<br />
valoración y falta <strong>de</strong> tiempo, y son transferidas, aunque sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> supervisarlas, a otras<br />
mujeres con menos recursos económicos (progresivamente a mujeres inmigrantes<br />
extracomunitarias). Es <strong>de</strong>cir, se asiste a la creación <strong>de</strong> empleos asalariados para las labores<br />
<strong>de</strong> la reproducción social, a la vez que no se modifican substancialmente los patrones <strong>de</strong><br />
conducta tradicionales según género. En cualquier caso, tanto si la mujer recurre a un<br />
familiar (generalmente la abuela materna 470 ) como si opta por emplear a alguien que realice<br />
el trabajo reproductivo a cambio <strong>de</strong> un salario, ambas estrategias indican que el conjunto <strong>de</strong><br />
la sociedad sigue sin asumir el nuevo rol laboral <strong>de</strong> la mujer y la importancia <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo. De acuerdo con TOBÍO, ello constituye «(...) la solución perfecta para la<br />
organización social, para los hombres y para el estado: los nuevos problemas se arreglan<br />
entre mujeres y por tanto no les conciernen» (2001:136).<br />
Pero la cada vez más extendida pauta <strong>de</strong> externalizar parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo no se<br />
explica únicamente por la ausencia <strong>de</strong> los hombres en la esfera reproductiva. Entre los<br />
sectores <strong>de</strong> la población con más nivel educativo se asiste, paralelamente, al proceso <strong>de</strong><br />
mercantilización <strong>de</strong> la cultura y el ocio, a una nueva gestión <strong>de</strong>l tiempo en el interior <strong>de</strong>l<br />
núcleo familiar y a un nuevo concepto <strong>de</strong> “calidad <strong>de</strong> vida”, basado en una valoración sin<br />
prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l tiempo para el ocio y el tiempo para uno/a mismo/a, al que ni hombres ni<br />
mujeres están dispuestos a renunciar (GREGSON, LOWE 1994). Las tareas reproductivas,<br />
sobre todo las más rutinarias e intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo (limpiar, planchar, etc.), no<br />
susceptibles <strong>de</strong> ser realizadas por maquinaria, constituyen un obstáculo. Es en este sentido<br />
que externalizar el trabajo reproductivo supone una estrategia con la que las parejas<br />
“compran” tiempo, que invierten en gratificación afectiva, en la relación <strong>de</strong> pareja, etc. En<br />
palabras <strong>de</strong> una mujer británica entrevistada por GREGSON y LOWE, «si tú quieres tener el<br />
maternidad.<br />
470 Entre las familias <strong>de</strong> clase media, cuando se trata <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los niños, se prefiere el recurso a la<br />
abuela antes que <strong>de</strong>jarlos con “extraños” o en una guar<strong>de</strong>ría; entre las clases altas, en cambio, lo más habitual<br />
es contratar una trabajadora doméstica o llevar a los niños a una guar<strong>de</strong>ría privada, <strong>de</strong> modo que sólo se<br />
recurre a las abuelas en casos excepcionales (enfermeda<strong>de</strong>s, vacaciones escolares, llevar y recoger al niño a la<br />
guar<strong>de</strong>ría, etc.) (TOBÍO 2001:137).<br />
267
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
fin <strong>de</strong> semana libre para hacer lo que quieras, entonces <strong>de</strong>bes encontrar a alguien que te<br />
haga el trabajo sucio» (1994:107-108). La disponibilidad y esfuerzos que requiere una<br />
carrera profesional provoca que el tiempo sea un recurso cada vez más valorado y que su<br />
“compra” sea una ten<strong>de</strong>ncia al alza. En algunos casos, la externalización <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l<br />
trabajo reproductivo (las tareas <strong>de</strong> limpieza, por ejemplo) persigue no sólo la obtención <strong>de</strong><br />
mayor tiempo libre o una mayor <strong>de</strong>dicación a la profesión, sino po<strong>de</strong>r invertir más tiempo a<br />
otras tareas reproductivas especialmente valoradas, como ocuparse <strong>de</strong> los hijos.<br />
Otro aspecto a tener en cuenta es la proliferación <strong>de</strong> familias monoparentales (adulto que<br />
vive solo con hijos) que, a pesar <strong>de</strong> su heterogeneidad, es el tipo <strong>de</strong> estructura familiar en el<br />
que se hace especialmente necesaria la compatibilidad entre el rol familiar y el rol<br />
profesional 471 . En España, en el año 1991, las familias monoparentales suponen el 10% <strong>de</strong>l<br />
total <strong>de</strong> hogares. El <strong>de</strong>sequilibrio entre sexos es muy acusado, puesto que casi el 90% <strong>de</strong>l<br />
total <strong>de</strong> las familias monoparentales están encabezadas por mujeres y el 57% correspon<strong>de</strong> a<br />
mujeres menores <strong>de</strong> 45 años, según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2000. En España, al igual<br />
que ocurre en el resto <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Sur, las razones <strong>de</strong> la<br />
monoparentalidad son habitualmente involuntarias (a causa <strong>de</strong> separaciones, divorcios o<br />
viu<strong>de</strong>dad) y, por lo general, se asocian a dificulta<strong>de</strong>s económicas importantes, <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l<br />
menor grado <strong>de</strong> participación <strong>de</strong> la mujer en el mundo laboral. Este perfil <strong>de</strong> la<br />
monoparentalidad se aleja, por el momento, <strong>de</strong>l panorama que ofrece esta realidad en los<br />
países nórdicos, en los que la ausencia <strong>de</strong> la figura masculina no constituye una situación <strong>de</strong><br />
“riesgo” en la misma medida y don<strong>de</strong>, a<strong>de</strong>más, está surgiendo con fuerza la figura <strong>de</strong> la<br />
madre soltera voluntaria, paradigma <strong>de</strong> un nuevo estilo <strong>de</strong> vida que conjuga el valor en<br />
auge <strong>de</strong>l individualismo con una elevada natalidad. Sin lugar a dudas, la evolución<br />
ascen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las familias monoparentales, la mayoría encabezadas por mujeres en edad<br />
activa, plantea un <strong>de</strong>safío a la política social y necesariamente comporta el diseño <strong>de</strong><br />
medidas específicas para este colectivo, puesto que las dificulta<strong>de</strong>s ya <strong>de</strong>scritas para<br />
conciliar ocupación y familia se incrementan tanto en términos cuantitativos como<br />
cualitativos cuando se trata <strong>de</strong> mujeres solas con cargas familiares.<br />
268
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Pero las tareas <strong>de</strong> reproducción no se limitan a la infraestructura <strong>de</strong>l hogar y al cuidado <strong>de</strong><br />
los hijos, sino que el proceso acelerado <strong>de</strong> envejecimiento <strong>de</strong> la población, que atenaza a<br />
todas las socieda<strong>de</strong>s industrializadas a consecuencia <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> la esperanza <strong>de</strong> vida,<br />
plantea el dilema <strong>de</strong> quién <strong>de</strong>be proporcionar los cuidados que las personas ancianas<br />
precisan. Si en 1970 las personas mayores <strong>de</strong> 65 años representaban el 12% <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong><br />
la población <strong>de</strong> la UE, a finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa este porcentaje se sitúa en torno<br />
al 16%, siendo los mayores <strong>de</strong> 79 años el colectivo que más ha crecido. En base a cifras<br />
aproximadas <strong>de</strong>l censo <strong>de</strong> población <strong>de</strong> 1991, las personas mayores <strong>de</strong> 65 años suponen<br />
prácticamente el 14% <strong>de</strong> la población española y un total <strong>de</strong> 5.5 millones <strong>de</strong> individuos 472<br />
(INSERSO 1995a:31). Según datos <strong>de</strong> una encuesta realizada por el CIS en 1997 473 ,<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 27% <strong>de</strong> las personas mayores requieren <strong>de</strong> algún tipo <strong>de</strong> ayuda <strong>de</strong> otra<br />
persona para po<strong>de</strong>r realizar alguna <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su vida cotidiana (vestirse, lavarse,<br />
ir al servicio, tomar medicación, andar, realizar las tareas domésticas, etc.). Datos más<br />
recientes señalan que <strong>de</strong> los seis millones y medio <strong>de</strong> personas mayores que hay hoy en<br />
España, una tercera parte muestra algún tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; el 21% en un grado leve, el<br />
9% en grado mo<strong>de</strong>rado y el 4% en grado severo (CASADO, LÓPEZ 2001). Estos porcentajes<br />
constituyen una clara aproximación a la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este colectivo 474 . De hecho, la<br />
inmensa mayoría <strong>de</strong> las personas que necesitan cuidados los reciben fundamentalmente en<br />
el seno <strong>de</strong> la propia familia.<br />
Los resultados <strong>de</strong> una investigación sobre la ayuda informal a la tercera edad revelan que<br />
en un 12% <strong>de</strong> los hogares españoles hay alguna persona que presta apoyo informal a<br />
471 Existen diversos estudios sobre la monoparentalidad en España: ROLL (1992); ALMEDA, F<strong>LA</strong>QUER<br />
(1995); IGLESIAS DE USSEL (1998b); FERNÁNDEZ CORDÓN, TOBÍO (1999); MORENO (2000).<br />
472 Si se cumplen los pronósticos <strong>de</strong> la UE, en el horizonte 2020 es muy probable que el porcentaje <strong>de</strong><br />
personas mayores <strong>de</strong> 65 años alcance el 21%, según datos <strong>de</strong>l EUROSTAT. En lo que se refiere a España y a<br />
Catalunya, las previsiones <strong>de</strong>mográficas apuntan también hacia el aumento espectacular <strong>de</strong> las personas<br />
mayores <strong>de</strong> 65 años, tanto en términos absolutos como relativos. Aunque el proceso <strong>de</strong> envejecimiento se ha<br />
iniciado más tar<strong>de</strong> que en el resto <strong>de</strong> países europeos, se está <strong>de</strong>sarrollando en la actualidad a un ritmo<br />
vertiginoso. Estudios <strong>de</strong>mográficos prospectivos relativos a España, realizados por el INE, vaticinan que, en<br />
el año 2020, un 17% <strong>de</strong> la población superará los 65 años, un 25.2% <strong>de</strong> la cual contará con más <strong>de</strong> 80 años.<br />
473 Citada en: CES (1997).<br />
474 Según datos <strong>de</strong> un análisis internacional comparado <strong>de</strong> la evolución <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> cuidados en los<br />
países <strong>de</strong> la UE, <strong>de</strong> acuerdo con las predicciones hechas para el año 2050, España tendrá un 40% <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> cuidados proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las personas mayores (DURÁN 2000). Aunque es previsible que los avances<br />
médicos permitan reducir las tasas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en los próximos años, dichas reducciones no serán<br />
suficientes para compensar el aumento esperado en el número total <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>pendientes.<br />
269
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
personas mayores (Estudio CIS 2117, octubre-noviembre <strong>de</strong> 1994). Según los resultados <strong>de</strong><br />
la citada investigación, las personas que ahora realizan estos cuidados en el seno <strong>de</strong> la<br />
familia y <strong>de</strong> manera gratuita son básicamente mujeres –en el 83% <strong>de</strong> los casos-, ya sean <strong>de</strong><br />
la misma generación (cónyuge) o <strong>de</strong> la siguiente (básicamente hijas y nueras) 475 . Un 52%<br />
<strong>de</strong> las cuidadoras son las hijas, sin estudios o con estudios primarios, con eda<strong>de</strong>s que<br />
oscilan entre los 45 y los 64 años y que <strong>de</strong>dican más <strong>de</strong> 5 horas diarias al cuidado <strong>de</strong> la<br />
persona mayor. Asimismo, se observa que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este colectivo <strong>de</strong> cuidadores<br />
informales predominan las amas <strong>de</strong> casa (casi el 50%). Aunque casi el 60% afirma que está<br />
prestando la ayuda por propia voluntad, lo cierto es que más <strong>de</strong> un 80% reconoce sufrir un<br />
intenso <strong>de</strong>terioro en su calidad <strong>de</strong> vida (reducción <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> ocio, cansancio físico,<br />
imposibilidad <strong>de</strong> tener vacaciones o <strong>de</strong> frecuentar amista<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>presión, etc.), así como<br />
también limitaciones en sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> integración laboral extradoméstica (acceso al<br />
empleo, carrera profesional, etc.).<br />
La atención <strong>de</strong> una persona mayor <strong>de</strong>pendiente requiere un volumen tal <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicación –y,<br />
a<strong>de</strong>más, continuidad-, que resulta muy difícil compatibilizar esta tarea con el trabajo<br />
remunerado. Según los datos <strong>de</strong> la encuesta EDSA (Encuesta <strong>de</strong> <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> salud <strong>de</strong> la<br />
población anciana), realizada en Madrid en 1993 por el Consejo Superior <strong>de</strong><br />
Investigaciones Científicas (CSIC) 476 , el tipo <strong>de</strong> ayuda no monetarizada que los ancianos<br />
<strong>de</strong>claran recibir con más frecuencia es la <strong>de</strong>dicada a relacionarse con las instituciones<br />
sanitarias y las referidas a activida<strong>de</strong>s cotidianas (aseo, ayuda en las comidas, compañía,<br />
vigilancia, etc.). Estas últimas necesida<strong>de</strong>s no se ajustan a los esquemas organizativos <strong>de</strong>l<br />
trabajo remunerado <strong>de</strong> las personas cuidadoras, no admiten periodos vacacionales y entran<br />
en conflicto con otras necesida<strong>de</strong>s reproductivas igualmente necesarias o urgentes (aten<strong>de</strong>r<br />
a los hijos, por ejemplo). Por el momento, el apoyo familiar a la vejez sigue siendo intenso,<br />
a pesar <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> nuclearización <strong>de</strong> las familias. Sin embargo, en un Estado <strong>de</strong>l<br />
475 Las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género no sólo se manifiestan por el hecho <strong>de</strong> ser o no cuidador, sino también en<br />
la propia distribución <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> las personas que ejercen los cuidados según el sexo. Mientras las tareas<br />
“feminizadas” son las que suponen mayor tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicación y las que no pue<strong>de</strong>n planificarse (tareas<br />
domésticas y <strong>de</strong> cuidado personal <strong>de</strong> la persona mayor), las más “masculinizadas” acostumbran a ser las más<br />
esporádicas, las que tienen lugar fuera <strong>de</strong>l hogar y las que exigen un menor nivel <strong>de</strong> implicación (gestiones<br />
bancarias, encargos, ir <strong>de</strong> paseo, visitas al médico, etc.) (INSERSO 1995b).<br />
270
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Bienestar como el español, en el que las tareas <strong>de</strong> cuidado no han sido asumidas por los<br />
servicios sociales públicos y don<strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong> actividad femenina aumenta aceleradamente,<br />
a corto plazo pue<strong>de</strong> producirse una escasez <strong>de</strong> mujeres “disponibles” para ocuparse <strong>de</strong> las<br />
personas ancianas. Las mujeres actualmente jóvenes asalariadas, con un elevado nivel<br />
educativo, difícilmente van a po<strong>de</strong>r asumir el rol <strong>de</strong> cuidadoras cuando sus progenitores<br />
alcancen la vejez 477 .<br />
Pero no es sólo la mayor participación <strong>de</strong> las mujeres en el mercado <strong>de</strong> trabajo la que<br />
amenaza el status quo, sino que los cambios en los valores y proyectos <strong>de</strong> vida también se<br />
han traducido en una re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la solidaridad familiar entre las generaciones. Cada<br />
vez impera más el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> relación entre padres/madres e hijos que se conoce como<br />
“intimidad a distancia”, en virtud <strong>de</strong>l cual se mantienen relaciones intensas, pero con<br />
separación <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. Ello conlleva un fulgurante crecimiento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> hogares<br />
unipersonales integrados por ancianos, y en mayor medida ancianas, que viven solos. La<br />
separación física <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia entre padres e hijos y la re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la solidaridad<br />
intergeneracional tiene como consecuencia la dificultad <strong>de</strong> asunción directa, por parte <strong>de</strong><br />
las familias –léase mujeres-, <strong>de</strong> los cuidados diarios <strong>de</strong> las personas. El incremento <strong>de</strong>l<br />
número <strong>de</strong> separaciones y divorcios, los frecuentes cambios <strong>de</strong> pareja a lo largo <strong>de</strong>l ciclo<br />
vital, las reducidas dimensiones <strong>de</strong> la vivienda urbana y la movilidad geográfica dificultan<br />
todavía más, si cabe, las relaciones entre padres e hijos. Por todo lo anterior, es cada vez<br />
más frecuente que las familias <strong>de</strong> las clases medias urbanas, con ambos cónyuges<br />
trabajando en el mercado <strong>de</strong> trabajo, precisen <strong>de</strong> trabajadoras domésticas para aten<strong>de</strong>r a las<br />
personas mayores, asistiéndose a una creciente “mercantilización” <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong><br />
cuidado 478 .<br />
476 Los resultados <strong>de</strong> dicha encuesta son ampliamente analizados en un interesante artículo <strong>de</strong> HERRERA y<br />
DURÁN (1995), que forma parte <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> investigación titulado “Demandas Sociales Vinculadas al<br />
Cuidado <strong>de</strong> la Salud”, financiado por la CICYT y dirigido por Mª Ángeles Durán.<br />
477 El familismo también se ve amenazado por constricciones <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong>mográfico. Las proyecciones que<br />
recoge EUROSTAT para el conjunto <strong>de</strong> la UE indican que en el año 2025 sólo habrá 1.2 mujeres entre 40 y<br />
59 años por cada persona mayor <strong>de</strong> 75 años, mientras esta ratio era casi cinco veces mayor en el año 1950.<br />
478 Según datos <strong>de</strong>l INSERSO (1995b), alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 6% <strong>de</strong> las personas mayores <strong>de</strong>pendientes recibe<br />
ayuda remunerada proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> una trabajadora doméstica.<br />
271
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
6.4. Las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y la<br />
vida laboral en España.<br />
Por política familiar, en base a la <strong>de</strong>finición propuesta por MEIL, se entien<strong>de</strong> «el conjunto<br />
<strong>de</strong> medidas o instrumentos <strong>de</strong> política pública más o menos articulados para reconocer y<br />
apoyar las funciones sociales que cumplen las familias, teniendo siempre como base unos<br />
objetivos y unos valores explicitados en relación a la familia» (1995a:67-68). En función <strong>de</strong><br />
cómo se articulen los valores y objetivos (“i<strong>de</strong>ología familiar”) con las medidas políticas, la<br />
política familiar estará más o menos <strong>de</strong>sarrollada 479 . La política familiar, como tal, es un<br />
dispositivo que, por acción u omisión, regula las funciones <strong>de</strong> la familia como recurso <strong>de</strong>l<br />
Estado <strong>de</strong>l Bienestar, que cuenta con tres gran<strong>de</strong>s dimensiones <strong>de</strong> intervención en la<br />
dinámica familiar 480 . En primer lugar, la intervención legal, mediante la cual se estipula<br />
cómo y quién forma la familia, así como los <strong>de</strong>rechos y obligaciones <strong>de</strong> sus miembros; en<br />
segundo lugar, la intervención económica, <strong>de</strong>stinada a modificar los recursos económicos<br />
disponibles <strong>de</strong> las familias en función <strong>de</strong> las cargas familiares a las que tiene que hacer<br />
frente (prestaciones por hijo a cargo 481 , prestaciones <strong>de</strong> natalidad 482 , beneficios fiscales,<br />
tales como la unidad <strong>de</strong> imposición y las <strong>de</strong>sgravaciones, etc.) y, por último, las políticas <strong>de</strong><br />
conciliación <strong>de</strong> la vida profesional y familiar, que tratan <strong>de</strong> ofrecer recursos públicos con el<br />
fin <strong>de</strong> que el cuidado <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>pendientes pueda ser compartido entre la familia, el<br />
Estado y el mercado.<br />
Las políticas <strong>de</strong> conciliación tienen como objetivo lograr un mayor bienestar en la vida<br />
cotidiana <strong>de</strong> las familias y grupos domésticos –<strong>de</strong> manera especial en la vida <strong>de</strong> los niños y<br />
ancianos-, al tiempo que conseguir una mayor equidad en el acceso a los recursos sociales<br />
479 Bajo su etiqueta tienen cabida estrategias sociopolíticas opuestas, tanto relegar a las mujeres al hogar<br />
como armonizar familia y aspiraciones profesionales, tanto integrar a los hombres en el ámbito reproductivo<br />
como no hacerl; todo es política familiar. Sus fines y motivaciones, a los cuales <strong>de</strong>nominaremos, siguiendo a<br />
SAINSBURY (1994), “i<strong>de</strong>ología familiar”, constituyen otro or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> análisis (PAREL<strong>LA</strong> 2000).<br />
480 Los rasgos principales <strong>de</strong> la política social en España se recogen en RODRÍGUEZ CABRERO (1995) y<br />
ADE<strong>LA</strong>NTADO y NOGUERA (2000). Para el lector interesado en la evolución <strong>de</strong> la política familiar en España<br />
véase: IGLESIAS DE USSEL (1994); MEIL (1992, 1995ª, 1995b); IGLESIAS DE USSEL, M EIL (2001). Des<strong>de</strong> una<br />
perspectiva comparada, a nivel <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la UE, véase el reciente estudio <strong>de</strong> F<strong>LA</strong>QUER (2000). El<br />
análisis <strong>de</strong> las políticas familiares a nivel <strong>de</strong> la Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Catalunya se recoge en una<br />
interesante investigación <strong>de</strong> F<strong>LA</strong>QUER y BRULLET (1999).<br />
481 Pagos periódicos en metálico según el número y edad <strong>de</strong> los hijos. A la hora <strong>de</strong> analizarse estas<br />
prestaciones <strong>de</strong>be tenerse en cuenta a quién van dirigidas y cuál es su cobertura .<br />
272
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
entre mujeres y hombres y permitir que ambos miembros <strong>de</strong> la pareja puedan compaginar<br />
<strong>de</strong> la mejor manera posible la actividad laboral con las responsabilida<strong>de</strong>s familiares durante<br />
todo su ciclo vital (BRULLET 2000, 2002; BRULLET, PAREL<strong>LA</strong> 2001). A lo largo <strong>de</strong> este<br />
apartado sólo se recogerán las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida profesional y familiar en<br />
España, puesto que el insuficiente <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> estas políticas en la sociedad española<br />
constituye uno <strong>de</strong> los principales <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> que las mujeres autóctonas <strong>de</strong> clase<br />
media <strong>de</strong>ban reclutar trabajadoras extranjeras que se hagan cargo <strong>de</strong> una parte <strong>de</strong> sus<br />
responsabilida<strong>de</strong>s familiares.<br />
Las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida profesional y familiar, también conocidas como<br />
políticas familiares <strong>de</strong> segunda generación 483 , preten<strong>de</strong>n resolver el cada vez más acuciante<br />
<strong>de</strong>sajuste y superposición entre el tiempo que las mujeres <strong>de</strong>dican al trabajo remunerado y<br />
el tiempo que <strong>de</strong>stinan –o querrían <strong>de</strong>stinar- a otros miembros <strong>de</strong> la familia. Los orígenes<br />
<strong>de</strong> estas políticas se remontan al año 1974 y surgen en el contexto <strong>de</strong> la Comunidad<br />
Europea, con el propósito <strong>de</strong> hallar soluciones ante una serie <strong>de</strong> cambios <strong>de</strong>mográficos,<br />
culturales y sociales, entre los que <strong>de</strong>staca la mayor participación <strong>de</strong> las mujeres europeas<br />
en el trabajo remunerado –aunque las tasas <strong>de</strong> actividad femeninas varíen según países-, las<br />
bajas tasas <strong>de</strong> fecundidad y el envejecimiento <strong>de</strong>mográfico, junto a otras transformaciones<br />
en los estilos <strong>de</strong> vida tanto <strong>de</strong> los hombres como <strong>de</strong> las mujeres 484 . Sin lugar a dudas, estos<br />
cambios han contribuido a visibilizar el trabajo reproductivo que hasta ahora habían<br />
<strong>de</strong>sarrollado las mujeres en el ámbito <strong>de</strong>l hogar, <strong>de</strong> manera no remunerada, y a situarlo en<br />
las agendas políticas <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales. Por vez primera se asume que el<br />
bienestar <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>pendientes es una cuestión que afecta y compete al conjunto <strong>de</strong><br />
482 Prestaciones <strong>de</strong> pago único que se conce<strong>de</strong>n con el nacimiento <strong>de</strong> cada hijo.<br />
483 Las políticas familiares <strong>de</strong> primera generación son aquellas medidas vinculadas a la protección<br />
económica <strong>de</strong> la familia (subsidios familiares, <strong>de</strong>sgravaciones fiscales, etc.).<br />
484 Una resolución <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Ministros <strong>de</strong> la Comunidad Europea expresa la voluntad <strong>de</strong> que los<br />
países miembros adopten medidas para asegurar la conciliación <strong>de</strong> las responsabilida<strong>de</strong>s familiares y las<br />
aspiraciones profesionales (Diario Oficial <strong>de</strong> las Comunida<strong>de</strong>s Europeas, C 13, 12/2/1974). Tanto la Carta<br />
Comunitaria como el Libro Blanco <strong>de</strong> 1994 sobre la política social a Europa (COM (94)333) recogen el<br />
mismo principio. Una <strong>de</strong> las medidas más recientes, encaminada a promover la armonización entre la vida<br />
familiar y laboral, es la Resolución 2000/C218/02 <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> la UE, <strong>de</strong>l pasado 29/06/2000, relativa a la<br />
participación equilibrada <strong>de</strong> hombres y mujeres en la actividad profesional y en la vida familiar (Diario<br />
Oficial <strong>de</strong> las Comunida<strong>de</strong>s Europeas 31/07/2000). La citada Resolución invita a las instituciones a adoptar<br />
medidas para favorecer la contratación y la promoción profesional equilibradas entre hombres y mujeres, así<br />
como a estimular la participación equilibrada <strong>de</strong> ambos en la vida familiar.<br />
273
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
la sociedad y no exclusivamente a las familias –léase mujeres-. Las políticas <strong>de</strong><br />
conciliación cuentan con cinco programas o conjuntos <strong>de</strong> medidas principales: las medidas<br />
en relación a la flexibilización <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo asalariado, las licencias parentales, los<br />
servicios <strong>de</strong> atención a la primera infancia y a las personas mayores, medidas para<br />
reorganizar el tiempo en las ciuda<strong>de</strong>s y, por último, medidas para incrementar la<br />
incorporación <strong>de</strong> los hombres en el trabajo doméstico-familiar 485 . En un contexto en el que<br />
las políticas comunitarias centran su atención en el aumento <strong>de</strong> la ocupación femenina en<br />
los próximos años (la UE preten<strong>de</strong> lograr una tasa <strong>de</strong> ocupación femenina <strong>de</strong> 60% en el<br />
horizonte 2010), las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong>berían erigirse como elemento central.<br />
En tanto que las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y la vida laboral no son sino<br />
una dimensión <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar, para po<strong>de</strong>r analizar las ofertas <strong>de</strong> medidas <strong>de</strong><br />
soporte a las personas con responsabilida<strong>de</strong>s familiares es menester, previamente,<br />
caracterizar los distintos mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> bienestar vigentes en Europa. Un “régimen <strong>de</strong><br />
bienestar” engloba el entramado institucional en el que se combinan recursos legales,<br />
materiales y organizativos entre las tres principales agencias proveedoras <strong>de</strong> bienestar<br />
(estado, mercado –altruista o lucrativo- y familia), así como sus efectos en el sistema <strong>de</strong><br />
estratificación social 486 (ESPING-ANDERSEN 1990, 1999; F<strong>LA</strong>QUER 2000; KNIJN 2000;<br />
MORENO 2001). Por consiguiente, el bienestar no está únicamente suministrado por el<br />
Estado o el mercado, sino que <strong>de</strong>be hablarse <strong>de</strong> un pluralismo en su provisión. La conocida<br />
tipología <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> bienestar <strong>de</strong> ESPING-ANDERSEN (1990) parte <strong>de</strong>l reparto <strong>de</strong><br />
responsabilida<strong>de</strong>s y funciones entre las distintas agencias, lo que le permite distinguir tres<br />
regímenes distintos <strong>de</strong> Estados <strong>de</strong>l Bienestar en el mundo occi<strong>de</strong>ntal: el liberal, el<br />
corporatista y el socia<strong>de</strong>mócrata 487 . Esta tipología tiene clara vigencia a pesar <strong>de</strong> que,<br />
485 Por ahora, ningún país ha conseguido encontrar un medio para promover un reparto más a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong>l<br />
trabajo no remunerado entre los hombres y las mujeres o bien para valorizar dicho trabajo no remunerado<br />
(LEWIS 2000).<br />
486 Estas distintas agencias se refieren a la organización o división social <strong>de</strong> bienestar, lo que se conoce<br />
como “pluralismo <strong>de</strong> bienestar” (patchwork of care o welfare mix). Otros autores introducen el sector <strong>de</strong>l<br />
voluntariado, los sectores semi-públicos y las re<strong>de</strong>s vecinales como una cuarta agencia <strong>de</strong> provisión <strong>de</strong><br />
bienestar (ABRAHAMSON 1995). Las políticas públicas, <strong>de</strong>ntro las cuales se encuentran las políticas familiares,<br />
hacen referencia a las <strong>de</strong>cisiones estatales que “dan forma” concreta a la organización o división social <strong>de</strong><br />
bienestar en cada sociedad (ADE<strong>LA</strong>NTADO, NOGUERA 2000).<br />
487 Mientras que en el régimen liberal el Estado adopta un papel residual y la provisión <strong>de</strong> bienestar<br />
correspon<strong>de</strong> básicamente al mercado, en el régimen corporativo el principal foco <strong>de</strong> bienestar es la familia y<br />
el Estado sólo actúa con carácter subsidiario. Por contra, en el régimen social<strong>de</strong>mócrata, el Estado se erige<br />
274
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta, en la mayor parte <strong>de</strong> Estados <strong>de</strong>l Bienestar<br />
occi<strong>de</strong>ntales se asiste a procesos <strong>de</strong> mercantilización y/o <strong>de</strong> privatización/familiarización 488<br />
<strong>de</strong> la provisión <strong>de</strong> bienestar, a través <strong>de</strong> los cuales los Estados transfieren al mercado y/o a<br />
las familias la provisión <strong>de</strong> servicios 489 .<br />
Una <strong>de</strong> las principales críticas dirigidas a ESPING-ANDERSEN (1990) ha sido la omisión <strong>de</strong><br />
los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa en su tipología, aunque se <strong>de</strong>duce que forman parte <strong>de</strong>l<br />
régimen corporatista o continental 490 . Sin embargo, rescatando las tesis <strong>de</strong> SARACENO<br />
(1995), no es suficiente con señalar el principio <strong>de</strong> subsidiariedad 491 <strong>de</strong>l Estado o acentuar<br />
el papel crucial que juegan la familia y las re<strong>de</strong>s informales para explicar las peculiarida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> estos países. Las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l anterior<br />
apartado, presentan regímenes <strong>de</strong> bienestar fuertemente familistas 492 , con un Estado <strong>de</strong>l<br />
Bienestar escaso y tardíamente <strong>de</strong>sarrollado, en el que las familias, a través <strong>de</strong> su<br />
solidaridad intergeneracional y <strong>de</strong> su estructura <strong>de</strong> género, nunca han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser las<br />
proveedoras directas <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong> los servicios sociales. En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong><br />
países que podrían configurar un mo<strong>de</strong>lo propio, al que algunos autores han <strong>de</strong>nominado<br />
“mo<strong>de</strong>lo católico” o “mo<strong>de</strong>lo mediterráneo” 493 , que se distinguiría <strong>de</strong>l conservador por un<br />
importante matiz: el énfasis institucional en la regulación y en la organización <strong>de</strong> la<br />
cobertura <strong>de</strong> bienestar recae mucho más en la familia que en el mercado (ABRAHAMSON<br />
1995; MORENO 2001).<br />
como principal proveedor <strong>de</strong> bienestar social y adopta un carácter claramente universalista (ESPING-<br />
ANDERSEN 1991, 1999).<br />
488 Los procesos <strong>de</strong> privatización o familiarización suponen la sustitución <strong>de</strong> los servicios públicos por la<br />
familia o el voluntariado. El proceso contrario es la estatalización o politización <strong>de</strong> los servicios.<br />
489 Estas orientaciones claramente neoliberalizadoras, que suponen un cambio en las relaciones entre los<br />
tres pilares <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar –a saber, estado, familia y mercado-, son resultado, entre otros factores,<br />
<strong>de</strong>l intenso <strong>de</strong>bate acerca <strong>de</strong> la crisis fiscal <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar y <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> transformaciones<br />
<strong>de</strong>mográficas, entre las que cabe <strong>de</strong>stacar el acusado envejecimiento <strong>de</strong> la población.<br />
490 El único país estudiado por ESPING-ANDERSEN (1991) es Italia, al que clasifica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tradición<br />
corporativa continental.<br />
491 Dentro <strong>de</strong> la doctrina social católica, el principio <strong>de</strong> subsidiariedad significa que correspon<strong>de</strong> siempre a<br />
la instancia más cercana resolver un eventual problema (ABRAHAMSON 1995:123).<br />
492 El concepto <strong>de</strong> “familismo” se refiere a la existencia <strong>de</strong> una confianza permanente en la familia, en su<br />
solidaridad intergeneracional y en su estructura <strong>de</strong> género, como principal proveedora <strong>de</strong> soporte, cohesión y,<br />
en <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong> bienestar.<br />
493 Autores como LEIBFRIED (1993), FERRERA (1995, 1996) y LESSENICH (1995) han i<strong>de</strong>ntificado los<br />
rasgos comunes <strong>de</strong> los Estados <strong>de</strong>l Bienestar mediterráneos.<br />
275
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
En su obra posterior, ESPING-ANDERSEN (1999) se niega a aceptar la existencia <strong>de</strong> un<br />
régimen <strong>de</strong> bienestar mediterráneo, aduciendo que las socieda<strong>de</strong>s mediterráneas no son sino<br />
casos extremos <strong>de</strong>l régimen corporatista. Sin embargo, al margen <strong>de</strong> las tipologías y<br />
clasificaciones, el autor coinci<strong>de</strong> en <strong>de</strong>stacar el rasgo <strong>de</strong>l familismo como característico <strong>de</strong><br />
estas socieda<strong>de</strong>s -<strong>de</strong>rivado, entre otros factores, <strong>de</strong> las doctrinas <strong>de</strong> la Iglesia católica y <strong>de</strong>l<br />
principio <strong>de</strong> subsidiariedad que rige sus Estados <strong>de</strong>l Bienestar-, en el sentido <strong>de</strong> que las<br />
políticas públicas trasladan a los hogares la responsabilidad principal <strong>de</strong> la provisión <strong>de</strong><br />
bienestar <strong>de</strong> sus miembros 494 . Este proceso es conocido como “familiarización” y tiene<br />
gran<strong>de</strong>s repercusiones en la estructura social. Bajo un régimen <strong>de</strong> bienestar familista, las<br />
políticas familiares se caracterizan por su pasividad y escaso <strong>de</strong>sarrollo, mediante<br />
prestaciones familiares poco generosas e insuficientes servicios <strong>de</strong> atención a las familias,<br />
<strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>riva el incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los individuos con respecto a la<br />
familia y a las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> parentesco (ESPING-ANDERSEN 1999; F<strong>LA</strong>QUER 2000; MORENO<br />
2001).<br />
Otra <strong>de</strong> las críticas que ha recibido la obra <strong>de</strong> ESPING-ANDERSEN (1990) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo<br />
es el hecho <strong>de</strong> no haber integrado la cuestión <strong>de</strong>l género en sus esquemas analíticos, al<br />
utilizar exclusivamente el concepto <strong>de</strong> <strong>de</strong>smercantilización para valorar el nivel <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los diversos Estados <strong>de</strong>l Bienestar 495 . Aún cuando el autor apunta que existen<br />
diferencias en la posición <strong>de</strong> las mujeres en los distintos regímenes, no consigue explicar<br />
las causas (MONTAGUT 1996:407). La <strong>de</strong>smercantilización supone el grado en que los<br />
ciudadanos gozan <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos sociales, reconocidos por el Estado, que les permiten<br />
emanciparse <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l mercado (prestaciones por <strong>de</strong>sempleo, jubilaciones,<br />
sanidad, educación, etc.). Esta concepción ha sido duramente criticada por no tener en<br />
cuenta el trabajo no remunerado y su relación con el remunerado, profundamente<br />
494 Hablar <strong>de</strong> hogares o <strong>de</strong> familia en este contexto resulta un eufemismo, en tanto que existe en su seno<br />
una rígida separación <strong>de</strong> los roles <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> las mujeres y son ellas las que llevan siempre a cabo el<br />
trabajo reproductivo<br />
495 ESPING-ANDERSEN (1999), en su reciente obra Social Foundation of Postindustrial Economies, recoge<br />
muchas <strong>de</strong> las críticas formuladas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo.<br />
276
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
atravesada por las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s entre los sexos. Hombres y mujeres se relacionan <strong>de</strong><br />
manera distinta con los procesos <strong>de</strong> mercantilización y <strong>de</strong> <strong>de</strong>smercantilización 496 .<br />
Por un lado, el concepto <strong>de</strong> mercantilización es ciego en cuanto al género, por cuanto<br />
hombres y mujeres afrontan el mercado <strong>de</strong> trabajo con múltiples niveles <strong>de</strong> discriminación<br />
y el tipo <strong>de</strong> participación laboral <strong>de</strong> las mujeres no está cubierta por los mismos <strong>de</strong>rechos<br />
que las ocupaciones a tiempo completo y plenamente reguladas. Es sin duda el rol <strong>de</strong> la<br />
mujer en la esfera reproductiva lo que repercute en la posibilidad <strong>de</strong> que las mujeres<br />
accedan a un trabajo remunerado en las mismas condiciones que sus homólogos<br />
masculinos. Otro aspecto a consi<strong>de</strong>rar son las variaciones <strong>de</strong> género en cuanto a los<br />
<strong>de</strong>rechos sociales, cuyo acceso se basa principalmente en la participación en el mercado<br />
laboral y es ajeno a la realidad material y social <strong>de</strong> las mujeres. Las políticas sociales<br />
confieren in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l mercado a los hombres y les confieren beneficios basados en<br />
<strong>de</strong>rechos vinculados a su condición <strong>de</strong> sujetos “trabajadores”. Sin embargo, no ocurre lo<br />
mismo en el caso <strong>de</strong> las mujeres, predominantemente receptoras <strong>de</strong> asistencia social y cuya<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l mercado está condicionada, a<strong>de</strong>más, por su posición <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia.<br />
De ese modo, la <strong>de</strong>smercantilización sólo sirve para caracterizar el estándar <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> los<br />
hombres –en su calidad <strong>de</strong> trabajadores y ciudadanos- y no para enfocar los diversos planos<br />
en los que se mueven las mujeres –como madres, como asalariadas y como ciudadanas-<br />
(<strong>LA</strong>NGAN, OSTNER 1991; TAYLOR-GOOBY 1991; LEWIS 1992, 2000; SAINSBURY 1994;<br />
O’CONNOR 1996). A diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en el caso <strong>de</strong> los hombres, para las mujeres<br />
la “<strong>de</strong>smercantilización” pue<strong>de</strong> suponer ampliar todavía más el volumen <strong>de</strong> trabajo<br />
doméstico. Ello plantea la necesidad <strong>de</strong> estudiar <strong>de</strong> qué manera el Estado <strong>de</strong>l Bienestar<br />
afecta directamente la situación <strong>de</strong> las mujeres en tanto trabajadoras, consumidoras y<br />
madres y, por consiguiente, inci<strong>de</strong> <strong>de</strong> forma clara en las relaciones <strong>de</strong> género.<br />
A tal efecto, según LEWIS (1992, 2000), a la hora <strong>de</strong> estudiar los regímenes <strong>de</strong> bienestar es<br />
absolutamente imprescindible incorporar al análisis la relación entre trabajo remunerado y<br />
no remunerado, esencial para las mujeres, y cómo este último contribuye al bienestar <strong>de</strong> las<br />
496 Los hombres se mercantilizan –ven<strong>de</strong>n su fuerza <strong>de</strong> trabajo en el mercado <strong>de</strong> trabajo- gracias al trabajo<br />
no remunerado que realizan las mujeres en el seno <strong>de</strong> la familia (<strong>LA</strong>NGAN, OSTNER 1991).<br />
277
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
familias 497 . Tener en cuenta las condiciones en que las personas participan en la vida<br />
familiar es imprescindible para enfocar la relación compleja que mantienen las mujeres con<br />
el trabajo remunerado, el trabajo no remunerado y el sistema <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos sociales. La<br />
autora postula por incluir el concepto <strong>de</strong> “<strong>de</strong>sfamiliarización” en lugar <strong>de</strong> utilizar sólo el<br />
concepto <strong>de</strong> “<strong>de</strong>smercantilización” tal como lo acuña ESPING-ANDERSEN (1990), en el<br />
sentido <strong>de</strong> integrar en la explicación el grado en que las personas pue<strong>de</strong>n alcanzar un nivel<br />
<strong>de</strong> vida aceptable in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> las responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> cuidados<br />
familiares 498 . Por consiguiente, <strong>de</strong>be valorarse si un Estado <strong>de</strong>l Bienestar recoge tanto el<br />
<strong>de</strong>recho a realizar un trabajo remunerado como el <strong>de</strong>recho a no realizarlo<br />
(“<strong>de</strong>smercantilización”) y, por el otro lado, tanto el <strong>de</strong>recho a no asumir el trabajo <strong>de</strong><br />
cuidado como el <strong>de</strong>recho contrario. Según LEWIS (2000:221), no <strong>de</strong>be partirse <strong>de</strong> la premisa<br />
<strong>de</strong> que la “<strong>de</strong>sfamiliarización”, en sí misma, sea necesariamente <strong>de</strong>seable, a diferencia <strong>de</strong><br />
lo que ocurre con la “<strong>de</strong>smercantilización”, sino que este concepto tiene el cometido <strong>de</strong><br />
valorar hasta qué punto la política social ofrece una posibilidad real <strong>de</strong> elección. Si la<br />
“<strong>de</strong>smercantilización” permite a hombres y a mujeres no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l empleo remunerado,<br />
para el caso <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong>be analizarse, por extensión, su <strong>de</strong>recho tanto a realizar como<br />
a no ejecutar el trabajo no remunerado. Es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> un concepto que no sólo<br />
comprenda la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica, sino también la posibilidad real <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir entre el<br />
acceso al trabajo pagado o al trabajo <strong>de</strong> cuidados, con igual reconocimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos<br />
(MONTAGUT 1996).<br />
ESPING-ANDERSEN<br />
(1999:45-46) introduce en su obra posterior el concepto <strong>de</strong><br />
“<strong>de</strong>sfamiliarización” acuñado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el feminismo, al reconocer que, efectivamente, en las<br />
socieda<strong>de</strong>s conservadoras-católicas la “<strong>de</strong>smercantilización” sólo beneficia al hombre<br />
“cabeza <strong>de</strong> familia”, por lo que pue<strong>de</strong> conllevar el reforzamiento <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong><br />
subordinación propias <strong>de</strong> la familia tradicional patriarcal, tales como la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
económica <strong>de</strong> la mujer con respecto al varón y, a su vez, la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia masculina <strong>de</strong> la<br />
figura femenina en lo que se refiere a la reproducción social. En base a la incursión <strong>de</strong> la<br />
497 En palabras <strong>de</strong> LEWIS, «La posición <strong>de</strong> la mujer en cada uno <strong>de</strong> los distintos regímenes <strong>de</strong> bienestar<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> dos dimensiones relacionadas entre sí, el valor <strong>de</strong>l trabajo no remunerado y el grado en que éste<br />
sea compartido» (1992:170) (Traducción propia).<br />
498 El concepto “<strong>de</strong>sfamiliarización” es acuñado por MC<strong>LA</strong>UGHLIN, GLENDINNING (1994). Citado en<br />
LEWIS (2000).<br />
278
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
“<strong>de</strong>sfamiliarización” como nueva dimensión <strong>de</strong> análisis, pue<strong>de</strong>n distinguirse diferentes<br />
tipos <strong>de</strong> Estados <strong>de</strong>l Bienestar según el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> “i<strong>de</strong>ología familiar” en el que se<br />
sustenten y con lógicas radicalmente distintas en cuanto a las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. Es<br />
así como aquellos Estados <strong>de</strong>l Bienestar como el español, movidos por principios<br />
claramente “familiarizadores”, ten<strong>de</strong>rán a reforzar el mo<strong>de</strong>lo breadwinner (varón<br />
sustentador) a través <strong>de</strong> sus políticas familiares. Tal como ya se ha apuntado, este mo<strong>de</strong>lo,<br />
en su estado puro, supone contar con un hombre sustentador económicamente <strong>de</strong> la familia,<br />
titular <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la unidad familiar, a la vez que relega a las mujeres<br />
todo lo concerniente a la provisión <strong>de</strong> cuidados para los miembros <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la<br />
familia.<br />
Llegados a este punto y haciendo extensivas a todas las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa las<br />
tesis <strong>de</strong> SARACENO (1995:280) sobre el caso italiano, es preciso aclarar que gracias a las<br />
transformaciones sociales y culturales protagonizadas por la mujer en los últimos años, con<br />
una importante generalización <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> “familia <strong>de</strong> los dos sueldos” (dual-earner family),<br />
el régimen <strong>de</strong> bienestar familista ya no se basa prioritariamente en una fuerte figura <strong>de</strong>l<br />
varón sustentador y en la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica <strong>de</strong> mujeres inactivas; sino en una familia<br />
percibida como unidad <strong>de</strong> ingresos y recursos, en la que se da por supuesta la solidaridad<br />
familiar y la responsabilidad prioritaria <strong>de</strong> las mujeres –casadas y madres- en el suministro<br />
<strong>de</strong> asistencia 499 . Por consiguiente, el principal eje diferenciador gira en torno al significado<br />
que se da al concepto <strong>de</strong> “cuidado” (care), ya que mientras en las socieda<strong>de</strong>s no familistas<br />
(los países nórdicos, por ejemplo) es el Estado quien asume buena parte <strong>de</strong> la<br />
responsabilidad <strong>de</strong> dispensar cuidados al conjunto <strong>de</strong> la ciudadanía, en los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong><br />
Europa el término “cuidado” es sinónimo <strong>de</strong> “cuidado familiar”, atribuido, básicamente y<br />
<strong>de</strong> manera ineludible, a las mujeres <strong>de</strong> la familia (HANTRAIS, LETABLIER 1996).<br />
Aplicando estas reflexiones al tema que nos ocupa, las políticas <strong>de</strong> conciliación entre<br />
ocupación y familia, en función <strong>de</strong>l peso relativo que estas medidas –ya sea por acción u<br />
499<br />
Sin embargo, lógicamente, la propia autora (SARACENO 1995) admite que tanto la presencia <strong>de</strong> la mujer<br />
en la esfera reproductiva como la segregación sexual que existe en el mercado <strong>de</strong> trabajo influyen<br />
negativamente en el tipo <strong>de</strong> participación laboral <strong>de</strong> la mujer –jornada parcial, paro, etc.-, por lo que en<br />
muchos casos sigue comportando la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la mujer con respecto a la figura masculina, tanto a nivel<br />
<strong>de</strong> ingresos como <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos sociales.<br />
279
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
omisión- concedan al estado, al mercado o a la institución familiar en la provisión <strong>de</strong><br />
bienestar, pue<strong>de</strong>n tener distintos efectos sobre las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. En otras<br />
palabras, en función <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología que oriente el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> familia que quiere<br />
promoverse, así como <strong>de</strong> los recursos que se le <strong>de</strong>stinen, se <strong>de</strong>rivan distintas modalida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong>l trabajo remunerado y <strong>de</strong>l trabajo familiar, así como distintos niveles <strong>de</strong><br />
actividad femenina y <strong>de</strong> fecundidad (HANTRAIS, LETABLIER 1996). Es por ello que muchas<br />
veces estas políticas <strong>de</strong> conciliación se incorporan <strong>de</strong> manera retórica en la agenda política,<br />
por lo que, lejos <strong>de</strong> atajar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, pue<strong>de</strong>n contribuir claramente a<br />
potenciarlas. Esto es así a pesar <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> una legislación comunitaria que<br />
promueve las políticas <strong>de</strong> conciliación en los Estados miembros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una orientación<br />
progresista, que preten<strong>de</strong> combatir la división sexual <strong>de</strong>l trabajo.<br />
Del análisis comparado <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación ocupación-familia en los países <strong>de</strong><br />
la UE se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n gran<strong>de</strong>s diferencias. BRULLET (2000), partiendo <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong><br />
LOHKAMP-HIMMIGHOFEN (1993) 500 , recoge la existencia <strong>de</strong> tres modalida<strong>de</strong>s claramente<br />
i<strong>de</strong>ntificables. En primer lugar, se perfila un grupo <strong>de</strong> países –países nórdicos, Francia y<br />
Bélgica- fomentadores <strong>de</strong> la yuxtaposición <strong>de</strong> ocupación y familia en la vida cotidiana tanto<br />
<strong>de</strong> los hombres como <strong>de</strong> las mujeres, mediante la existencia <strong>de</strong> importantes ayudas públicas<br />
<strong>de</strong>stinadas a facilitar la libre elección entre la interrupción temporal <strong>de</strong> la biografía laboral y<br />
la voluntad <strong>de</strong> simultanear las obligaciones laborales y familiares. Esta primera modalidad<br />
favorece a la vez que legitima la continuidad <strong>de</strong>l empleo a lo largo <strong>de</strong>l ciclo vital, mediante<br />
el <strong>de</strong>sarrollo tanto <strong>de</strong> los permisos parentales como <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> guarda, con<br />
reducción <strong>de</strong> los costes económicos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> ambas opciones para las familias. Una<br />
segunda modalidad la constituyen los países cuyas políticas promueven que ocupación y<br />
familia se sucedan en secuencias temporales alternativas, por lo que priman la institución<br />
familiar por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos individuales <strong>de</strong> las personas (estrategias<br />
“familiarizadoras”). Este es el caso <strong>de</strong> Alemania, Austria, Países Bajos, Italia y<br />
Luxemburgo, cuyas medidas <strong>de</strong> conciliación pasan por promover el cuidado <strong>de</strong> los niños en<br />
el hogar por parte <strong>de</strong> la madre, mediante el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> permisos parentales y la<br />
promoción <strong>de</strong> la jornada a tiempo parcial, junto a la ausencia <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> guarda para<br />
500 Citada en: HANTRAIS, LETABLIER (1996:125-135) y BRULLET (2000).<br />
280
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
los niños. En consecuencia, en esta modalidad, las tareas <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los hijos,<br />
lejos <strong>de</strong> ser concebidas como competencia que pue<strong>de</strong> o <strong>de</strong>be asumir el Estado, se atribuyen<br />
a las familias, concretamente a las mujeres.<br />
Finalmente, un tercer grupo está integrado por países en los que el gobierno interviene muy<br />
poco en las dinámicas familiares, ya sea por cuestiones <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología liberal –Reino Unido e<br />
Irlanda-, ya sea porque el escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar cuenta con la familia<br />
como principal agente proveedor <strong>de</strong> bienestar –Grecia, España y Portugal- 501 . En ambos<br />
casos se promueve que sigan siendo las mujeres las principales protagonistas <strong>de</strong>l cuidado<br />
<strong>de</strong> las personas <strong>de</strong>pendientes y se asiste a escasas medidas <strong>de</strong> conciliación, que se limitan al<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> maternidad y el impulso <strong>de</strong> la jornada a tiempo parcial para<br />
facilitar el cuidado <strong>de</strong> los niños en casa (aunque, a diferencia <strong>de</strong>l segundo mo<strong>de</strong>lo, con<br />
privatización <strong>de</strong> los costes <strong>de</strong> dicha opción), así como a una escasa oferta pública <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> guarda para niños y <strong>de</strong> atención a las personas mayores 502 . Esta orientación<br />
claramente “familiarizadora”, reforzadora <strong>de</strong> la reproducción <strong>de</strong> la estructura patriarcal, es<br />
la que <strong>de</strong>fine las políticas <strong>de</strong> conciliación ocupación-familia en la sociedad española, tal<br />
como se verá a continuación. Las estrategias basadas en la acentuación <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> las<br />
familias como proveedoras <strong>de</strong>l bienestar no están en sintonía con las transformaciones<br />
sociales, económicas y culturales que ha experimentado la sociedad española en los últimos<br />
años, entre las que <strong>de</strong>stacan la emancipación <strong>de</strong> la mujer, su participación en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo y el envejecimiento acelerado <strong>de</strong> la población. F<strong>LA</strong>QUER (2002a) atribuye esta<br />
situación <strong>de</strong> retraso a la escasa participación <strong>de</strong> las mujeres en los sindicatos y al efecto<br />
perverso <strong>de</strong>l franquismo en los partidos políticos –sobre todo <strong>de</strong> izquierda- y en el<br />
feminismo, por cuanto el régimen franquista convirtió la familia en un emblema <strong>de</strong> su<br />
política social y, durante muchos años, se ha consi<strong>de</strong>rado reaccionario <strong>de</strong>stinar gastos<br />
sociales a la familia. Esta situación no se ha dado en las izquierdas <strong>de</strong>l centro y norte <strong>de</strong><br />
Europa, don<strong>de</strong> la social<strong>de</strong>mocracia se ha caracterizado por ser la tradición política que más<br />
apoyo ha ofrecido a las familias, tanto a nivel <strong>de</strong> servicios como <strong>de</strong> prestaciones<br />
501 F<strong>LA</strong>QUER (2001) i<strong>de</strong>ntifica en un interesante artículo los principales rasgos <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> política<br />
familiar <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa.<br />
502 Los países <strong>de</strong> la UE <strong>de</strong>stinan 5.5 veces más ayudas a la familia y a la infancia que España, que es el<br />
país que menos invierte en este apartado: un 0.4% <strong>de</strong>l PIB frente a un 2.2% <strong>de</strong> media en la UE (F<strong>LA</strong>QUER<br />
2000).<br />
281
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
económicas (NAVARRO 2002). La principal consecuencia <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo es el recurso a las<br />
re<strong>de</strong>s familiares –léase a “otras” mujeres-, así como a la proliferación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo privado e informal en el suministro <strong>de</strong> servicios domiciliarios para las madres<br />
trabajadoras, especialmente entre los sectores <strong>de</strong> población con ingresos medios o altos.<br />
6.4.1. Las licencias parentales.<br />
Las licencias parentales son formas reguladas <strong>de</strong> ausencia <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> trabajo o <strong>de</strong><br />
interrupción <strong>de</strong> las prestaciones laborales habituales, con el objetivo <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r el<br />
nacimiento y la crianza <strong>de</strong> los hijos o <strong>de</strong> otros familiares <strong>de</strong>pendientes (ESCOBEDO 2000). A<br />
la hora <strong>de</strong> referirse a los distintos tipos <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la tenencia <strong>de</strong> hijos o<br />
familiares a cargo, se usan distintos términos que conducen a la confusión. En el contexto<br />
<strong>de</strong>l presente capítulo se utiliza la clasificación comúnmente utilizada por el Observatorio <strong>de</strong><br />
Políticas Familiares, en la que se distingue entre permiso <strong>de</strong> maternidad (semanas antes y/o<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l parto), permiso <strong>de</strong> paternidad (días libres reconocidos al padre varón para<br />
aten<strong>de</strong>r el cuidado <strong>de</strong> los niños), permisos parentales (exce<strong>de</strong>ncias laborales utilizables por<br />
ambos padres para el cuidado <strong>de</strong> hijos pre-escolares) y permisos por razones familiares<br />
(para hijos o familiares enfermos u otros casos) (ESCOBEDO 2000; IGLESIAS DE USSEL, MEIL<br />
2001).<br />
En cuanto a la licencia por maternidad 503 , España ofrece un nivel <strong>de</strong> protección que se sitúa<br />
en la media europea, con dieciséis semanas <strong>de</strong> permiso retribuidas por la Seguridad Social<br />
–el 100% <strong>de</strong> la base reguladora-, a las que tienen acceso aquellas madres que hayan<br />
cotizado al menos 180 días durante los cinco años anteriores al nacimiento <strong>de</strong>l hijo 504 . La<br />
licencia por paternidad, en cambio, sólo contempla dos días <strong>de</strong> permiso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l parto a<br />
cargo <strong>de</strong>l empresario, lo que contrasta con países como Dinamarca, don<strong>de</strong> se han estipulado<br />
503<br />
En lo que se refiere a permisos <strong>de</strong> maternidad, en términos generales, son los países nórdicos los que<br />
ofrecen prestaciones más generosas, tanto en términos <strong>de</strong> duración como <strong>de</strong> retribución económica, que se<br />
sitúan en torno a las 28 y 38 semanas plenamente retribuidas. Les siguen un segundo grupo, integrado por<br />
Portugal, Italia, Reino Unido, Austria, Luxemburgo, España y Grecia, con una media en torno a las 16-18<br />
semanas retribuidas. El resto <strong>de</strong> países, entre los que se encuentran Francia, Alemania, Bélgica e Irlanda, son<br />
los que ofrecen menor protección, con valores que van <strong>de</strong> las 10 a las 14 semanas retribuidas.<br />
282
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
cuatro semanas pagadas por la Seguridad Social exclusivas para el padre 505 . Sin embargo,<br />
España se encuentra muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la media europea en materia <strong>de</strong> permisos<br />
parentales, sobre todo en cuanto a su duración y a las prestaciones. La Ley 3/89 <strong>de</strong> 3 <strong>de</strong><br />
marzo reconoce la baja <strong>de</strong> paternidad, <strong>de</strong> forma que, en casos en que ambos progenitores<br />
trabajen, la madre pue<strong>de</strong> transferir al padre hasta un máximo <strong>de</strong> las cuatro últimas semanas<br />
<strong>de</strong> su licencia por maternidad. Sin embargo, sólo el 3% <strong>de</strong> los acogidos al permiso <strong>de</strong><br />
maternidad son hombres, según datos <strong>de</strong> la EPA <strong>de</strong>l último trimestre <strong>de</strong> 1998. Con la Ley<br />
39/99 <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> noviembre, <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y laboral <strong>de</strong> las personas<br />
trabajadoras, se permite a los padres disfrutar <strong>de</strong> hasta diez semanas <strong>de</strong> la baja <strong>de</strong><br />
maternidad, <strong>de</strong> forma simultánea o sucesiva a la madre 506 .<br />
Por otra parte, los trabajadores <strong>de</strong> ambos sexos cuentan con la posibilidad <strong>de</strong> acogerse a<br />
otros permisos laborales para cuidar a sus familiares. Tanto el padre como la madre pue<strong>de</strong>n<br />
optar por una exce<strong>de</strong>ncia no remunerada para aten<strong>de</strong>r a un hijo, durante un período no<br />
superior a los tres años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su nacimiento. Dicha exce<strong>de</strong>ncia contempla el <strong>de</strong>recho a<br />
reserva <strong>de</strong>l puesto <strong>de</strong> trabajo durante el primer año y, si bien todo el período es computable<br />
a efectos <strong>de</strong> antigüedad, sólo el primer año se asimila al alta en la Seguridad Social, lo que<br />
supone un claro <strong>de</strong>sincentivo a acogerse a las exce<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> más <strong>de</strong> un año. También se<br />
contempla la posibilidad <strong>de</strong> reducir la jornada laboral entre un tercio y la mitad por guarda<br />
<strong>de</strong> un hijo menor <strong>de</strong> seis años –o con discapacidad-, con disminución proporcional <strong>de</strong>l<br />
salario 507 . El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una política <strong>de</strong>stinada a facilitar permisos laborales cada vez<br />
504 Sin embargo, en al año 1998, sólo el 41% <strong>de</strong> las mujeres que dan a luz tiene <strong>de</strong>recho a dicho permiso<br />
(ESCOBEDO 1998).<br />
505 En el caso <strong>de</strong> Francia, a partir <strong>de</strong>l 2002, los varones franceses pue<strong>de</strong>n disponer <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> dos<br />
semanas para compartir con su pareja la llegada <strong>de</strong> un hijo (El País, 12 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 2001, p. 38).<br />
506 Las legislaciones laborales europeas establecen dos modalida<strong>de</strong>s: o bien unos cuantos días <strong>de</strong> licencia<br />
para el padre en el momento <strong>de</strong>l nacimiento –si no los utiliza, se pier<strong>de</strong>n-, o bien la posibilidad <strong>de</strong> acogerse a<br />
una parte <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> maternidad (como es el caso <strong>de</strong> España, don<strong>de</strong> el padre pue<strong>de</strong> disfrutar <strong>de</strong> hasta 10<br />
semanas <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> maternidad). Sin embargo, cuando se trata <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> carácter optativo,<br />
difícilmente es utilizado por el hombre, no sólo por una cuestión cultural que estigmatiza al padre que se<br />
acoge a él, sino también a causa <strong>de</strong> la penalización <strong>de</strong> la que es víctima por parte <strong>de</strong> los empresarios. En<br />
Noruega, por ejemplo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 se reservan cuatro semanas <strong>de</strong> la exce<strong>de</strong>ncia parental para uso exclusivo<br />
<strong>de</strong>l padre –este período se pier<strong>de</strong> si él no lo utiliza. Ello ha significado pasar <strong>de</strong> un 2-3% a un 70% <strong>de</strong> padres<br />
varones que la utilizan (F<strong>LA</strong>QUER 2001).<br />
507 Las políticas que fomentan la permanencia <strong>de</strong> las madres en el hogar con sus hijos, mediante la<br />
subvención económica, tienen la repercusión <strong>de</strong> que sólo se acogen a ellas las trabajadoras con los salarios<br />
más bajos. Para el resto <strong>de</strong> mujeres, dicha elección perjudicaría sus proyectos <strong>de</strong> carrera profesional (MAHÓN<br />
1995).<br />
283
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
más largos se ha centrado en el cuidado <strong>de</strong> los niños, pero en mucha menor medida en el<br />
cuidado <strong>de</strong> ancianos, a pesar <strong>de</strong>l aumento espectacular <strong>de</strong> las personas ancianas que<br />
presentan algún tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. La citada Ley <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y<br />
laboral incorpora algunas innovaciones legislativas al respecto que, a pesar <strong>de</strong>l avance que<br />
suponen, siguen sin reconocer suficientemente el papel fundamental que <strong>de</strong>terminadas<br />
familias –mayormente mujeres- juegan en la provisión <strong>de</strong> bienestar social cuando cuidan <strong>de</strong><br />
familiares ancianos y enfermos 508 .<br />
Puesto que los permisos parentales son medidas legales ofrecidas tanto a los padres como a<br />
las madres, uno <strong>de</strong> sus objetivos principales es fomentar la incorporación <strong>de</strong> los hombres a<br />
la esfera reproductiva. Pero el hecho <strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong> exce<strong>de</strong>ncias no retribuidas, tiene<br />
como resultado el efecto contrario. Ciertamente, en España se han producido <strong>de</strong>stacados<br />
avances legislativos en términos <strong>de</strong> duración <strong>de</strong> los permisos, pero los costes <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong><br />
su utilización siguen privatizándose, al no existir compensación económica alguna por la<br />
pérdida <strong>de</strong> ingresos, lo que favorece la vulnerabilidad en el empleo y repercute<br />
negativamente en la promoción profesional 509 . En consecuencia, las oportunida<strong>de</strong>s que<br />
ofrecen estas exce<strong>de</strong>ncias las aprovechan prácticamente siempre sólo las mujeres y,<br />
a<strong>de</strong>más, en escaso número, ya que acogerse a ellas constituye “estímulos negativos” para<br />
508 La Ley <strong>de</strong> Conciliación <strong>de</strong> Vida Familiar y Vida Laboral (Ley 39/1999, <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> noviembre), ha<br />
introducido permisos para el cuidado <strong>de</strong> familiares: dos días retribuidos por enfermedad grave, acci<strong>de</strong>nte,<br />
hospitalización y fallecimiento <strong>de</strong> parientes hasta segundo grado; posibilidad <strong>de</strong> acogerse a la reducción <strong>de</strong><br />
entre un tercio y la mitad <strong>de</strong> la jornada laboral, con disminución proporcional <strong>de</strong>l salario y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />
sociales; exce<strong>de</strong>ncia en los mismos términos que para el cuidado <strong>de</strong> niños, pero con un período máximo <strong>de</strong> un<br />
año.<br />
509 La Ley <strong>de</strong> Conciliación <strong>de</strong> Vida Familiar y Vida Laboral (Ley 39/1999, <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> noviembre), a pesar <strong>de</strong><br />
las noveda<strong>de</strong>s que introduce (véase: F<strong>LA</strong>QUER 2001; ESCOBEDO 2002), evi<strong>de</strong>ncia claramente la voluntad <strong>de</strong><br />
que las medidas <strong>de</strong> conciliación se apliquen casi sin coste alguno para el presupuesto público. No se han<br />
modificado las lagunas en los <strong>de</strong>rechos sociales <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> los permisos parentales, <strong>de</strong> forma que<br />
sólo se computará un año como efectivamente cotizado en lugar <strong>de</strong> los tres <strong>de</strong> exce<strong>de</strong>ncia que prevé la<br />
legislación. Esta limitación también afecta al nuevo permiso (exce<strong>de</strong>ncia) por cuidados familiares, que si bien<br />
se computa a efectos <strong>de</strong> antigüedad, no es consi<strong>de</strong>rado como período <strong>de</strong> cotización efectiva. En este sentido,<br />
el Consejo <strong>de</strong> Ministros, con la aprobación <strong>de</strong>l Plan Integral <strong>de</strong> Apoyo a la Familia el pasado mes <strong>de</strong><br />
noviembre <strong>de</strong>l año 2001, ha introducido algunas medidas facilitadoras <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer,<br />
tales como la posibilidad <strong>de</strong> ampliar el permiso <strong>de</strong> maternidad en diez semanas más si la madre <strong>de</strong>ci<strong>de</strong><br />
trabajar media jornada <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las 4 primeras semanas posteriores al parto. También establece una<br />
bonificación <strong>de</strong>l 100% en la aportación empresarial a la Seguridad Social en caso <strong>de</strong> mujeres en paro que sean<br />
contratadas tras haber tenido un hijo o que se reincorporen al trabajo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber gozado <strong>de</strong> un permiso<br />
por maternidad, con el fin <strong>de</strong> eliminar las reticencias a contratar mujeres en edad fértil (La Vanguardia,<br />
28.11.2001).<br />
284
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
sus trayectorias profesionales (PÉREZ-DÍAZ ET. AL. 2000) 510 . El hecho que el Estado <strong>de</strong>l<br />
Bienestar español promueva permisos parentales con privatización <strong>de</strong> los costes, provoca,<br />
por un lado, que el hombre no se los plantee como una opción real y, por el otro, que las<br />
mujeres con salarios altos tengan incentivos para contratar a una tercera persona –léase otra<br />
mujer <strong>de</strong> clase social y/o etnia distinta-; por lo que sólo acaban “apuntándose” a esta<br />
medida las mujeres menos cualificadas, con bajos ingresos, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l salario<br />
“principal” <strong>de</strong> su cónyuge. De hecho, a juzgar por los datos estadísticos, los permisos<br />
parentales <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la UE no parecen constituir una solución para<br />
las madres que tienen que hacer frente a la conciliación 511 ; sin embargo, no es menos cierto<br />
que los porcentajes más altos <strong>de</strong> mujeres y hombres que sí los utilizan se dan en aquellos<br />
países que potencian el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> exce<strong>de</strong>ncias retribuidas (como es el caso <strong>de</strong> Suecia,<br />
Dinamarca, Finlandia, Noruega Alemania, Francia, Bélgica, Finlandia y Luxemburgo) 512 .<br />
6.4.2. Los servicios <strong>de</strong> atención a la infancia (0-3 años).<br />
En los últimos veinte años, los po<strong>de</strong>res públicos han expandido notablemente la cobertura<br />
<strong>de</strong> los programas educativos para niños, aunque este incremento ha afectado sobre todo a<br />
los niños <strong>de</strong> 4 y 5 años y las plazas en centros públicos para menores <strong>de</strong> 3 años siguen<br />
siendo insuficientes. Tal escasa provisión <strong>de</strong> servicios para los niños <strong>de</strong> 0 a 3 años en<br />
España se explica por distintos factores, según VALIENTE (1997b), entre los que <strong>de</strong>staca la<br />
510 En España, según datos <strong>de</strong> 1995, sólo un 6% <strong>de</strong> las mujeres ocupadas con hijos menores <strong>de</strong> 3 años hace<br />
uso <strong>de</strong> estos permisos, mientras que, en el caso <strong>de</strong> los hombres, el porcentaje es testimonial (IGLESIAS DE<br />
USSEL, MEIL 2001:194).<br />
511<br />
El porcentaje <strong>de</strong> mujeres que se acogen a ellos oscila entre un 6% y un 10% en países como Austria,<br />
Bélgica y Holanda, y entre un 20% y un 24% en Filandia o Alemania (IGLESIAS DE USSEL, MEIL 2001:195).<br />
512 En Alemania, todos los padres, tanto si están empleados como si no, pue<strong>de</strong>n coger una exce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
hasta 3 años, con <strong>de</strong>recho a percibir una prestación económica –<strong>de</strong> hasta 600 marcos mensuales- sometida a<br />
condición <strong>de</strong> recursos. En Francia también existe, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1985, el subsidio <strong>de</strong>nominado Allocation Parentale<br />
Education (APE), que consiste en una prestación que se paga al padre o a la madre cuando <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> trabajar<br />
para aten<strong>de</strong>r a dos niños como mínimo, uno <strong>de</strong> los cuales <strong>de</strong>be ser menor <strong>de</strong> 3 años. En países nórdicos como<br />
Dinamarca, Finlandia y Noruega existen permisos parentales similares a los <strong>de</strong> Alemania y Francia. Así, en<br />
Dinamarca, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la licencia por maternidad (<strong>de</strong> 28 semanas) existe un permiso parental <strong>de</strong> 10 semanas,<br />
que tanto lo pue<strong>de</strong> utilizar el padre como la madre, con los mismos requisitos y condiciones económicas que<br />
la licencia por maternidad. Una vez concluido este permiso, existe la opción <strong>de</strong> optar por otra exce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
26 semanas, extensible a 52 con el consentimiento <strong>de</strong>l empresario, con una prestación económica equivalente<br />
al 60% <strong>de</strong>l subsidio máximo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo. En Noruega, los progenitores que trabajan tienen <strong>de</strong>recho a una<br />
licencia <strong>de</strong> 42 semanas, con una compensación salarial <strong>de</strong>l 100%, o bien a una licencia <strong>de</strong> 52 semanas, con<br />
una compensación salarial <strong>de</strong>l 80%, con garantía <strong>de</strong>l puesto <strong>de</strong> trabajo y con <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> seguridad social<br />
(F<strong>LA</strong>QUER 2000).<br />
285
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
baja participación laboral <strong>de</strong> las mujeres, el <strong>de</strong>sarrollo tardío <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar<br />
español, así como la arraigada creencia <strong>de</strong> que es la madre quien mejor pue<strong>de</strong> ofrecer una<br />
atención <strong>de</strong> calidad a los menores <strong>de</strong> 3 años. Esta concepción está empezando a cambiar y,<br />
hoy en día, tien<strong>de</strong> a verse claro que la atención <strong>de</strong> la acción educativa y <strong>de</strong> crianza <strong>de</strong> los<br />
niños va a ser necesariamente más compartida por la familia, la escuela y la comunidad<br />
(BRULLET, PAREL<strong>LA</strong> 2001). Si bien los servicios <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría, en sus inicios, fueron<br />
<strong>de</strong>stinados a los hijos <strong>de</strong> las clases más <strong>de</strong>sfavorecidas –sobre todo huérfanos e hijos <strong>de</strong><br />
mujeres obreras-, con el incremento <strong>de</strong> la participación laboral <strong>de</strong> las mujeres y la<br />
afirmación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los niños a recibir educación en igualdad <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s,<br />
empieza a ampliarse su oferta <strong>de</strong> manera sustantiva.<br />
Los servicios <strong>de</strong> atención a la infancia pue<strong>de</strong>n ser concebidos como etapa <strong>de</strong> preparación<br />
para el ingreso escolar y, en consecuencia, respon<strong>de</strong>r a criterios meramente pedagógicos, o<br />
bien tener como objetivo facilitar la incorporación <strong>de</strong> las madres –y también <strong>de</strong> los padresen<br />
el mercado <strong>de</strong> trabajo. La política que en este sentido se sigue en España se ha inspirado<br />
fundamentalmente en la perspectiva educativa 513 . Sólo muy recientemente se ha formulado<br />
la cuestión <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría como un servicio público ofrecido tanto a los<br />
padres como a las madres para facilitar la conciliación, en sintonía con la emergente<br />
política social europea <strong>de</strong> promoción <strong>de</strong> la compatibilidad <strong>de</strong> vida laboral y familiar<br />
-concretamente la recomendación sobre el cuidado <strong>de</strong> niños 92/421 , adoptada por el<br />
Consejo <strong>de</strong> Ministros <strong>de</strong> la UE- (F<strong>LA</strong>QUER 2001).<br />
En España existe una insuficiente oferta <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> guarda públicamente financiados<br />
en el tramo <strong>de</strong> 0 a 3 años, a pesar <strong>de</strong> que la tasa <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong> las mujeres españolas, sobre<br />
todo <strong>de</strong> la más jóvenes, crece sin cesar 514 . Según datos <strong>de</strong> 1996, el porcentaje <strong>de</strong> niños <strong>de</strong><br />
este tramo <strong>de</strong> edad que están escolarizados en centros públicos es <strong>de</strong>l 2%, frente al 23% en<br />
Francia, el 30% en Bélgica, el 33% en Suecia y el 50% en Alemania Oriental, países que<br />
513 De hecho, la Ley Orgánica 1/1990, <strong>de</strong> 3 <strong>de</strong> octubre (Ley Orgánica <strong>de</strong> Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l Sistema<br />
Educativo, LOGSE), establece que el período 0-6 años <strong>de</strong> edad forma parte <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong>l sistema educativo.<br />
514 En la ciudad <strong>de</strong> Barcelona, por ejemplo, existe una <strong>de</strong>manda no satisfecha <strong>de</strong> 1917 plazas públicas en<br />
guar<strong>de</strong>rías en el año 2000. A pesar <strong>de</strong> que el Ayuntamiento <strong>de</strong> Barcelona ha pactado con La Generalitat <strong>de</strong><br />
Catalunya la creación <strong>de</strong> 1000 nuevas plazas públicas para antes <strong>de</strong>l 2003, en el optimista caso <strong>de</strong> que se<br />
llevaran a término, seguirían faltando 1000 plazas para respon<strong>de</strong>r a la <strong>de</strong>manda actual (BRULLET 2002).<br />
286
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
han optado claramente por la colectivización <strong>de</strong> la atención a los niños menores <strong>de</strong> 3 años.<br />
Por contra, Reino Unido 515 , Alemania Occi<strong>de</strong>ntal, Irlanda y Grecia presentan porcentajes<br />
<strong>de</strong> escolarización similares a los <strong>de</strong> España, puesto que en todos estos países predomina la<br />
concepción <strong>de</strong> que las madres con hijos pequeños no <strong>de</strong>berían trabajar fuera <strong>de</strong> casa<br />
(F<strong>LA</strong>QUER 2000:86). Tal escasez <strong>de</strong> plazas públicas para el cuidado <strong>de</strong> la primera infancia,<br />
sin olvidar la incompatibilidad <strong>de</strong> los calendarios escolares con los horarios laborales, se<br />
sostiene gracias a la existencia <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong> abuelas inactivas, que resi<strong>de</strong>n cerca<br />
<strong>de</strong>l domicilio <strong>de</strong> sus hijas, y que están dispuestas a cuidar <strong>de</strong> sus nietos mientras é A la<br />
escasez <strong>de</strong> oferta pública <strong>de</strong> plazas <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría <strong>de</strong>be añadírsele el hecho <strong>de</strong> que el sector<br />
privado está poco regulado y que existe una total ausencia <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong>l sector<br />
domiciliario, don<strong>de</strong> es habitual que trabajen mujeres inmigrantes <strong>de</strong> forma sumergida 516<br />
éstas últimas trabajan fuera <strong>de</strong> casa. Sin embargo, tales estrategias basadas en el soporte <strong>de</strong><br />
las re<strong>de</strong>s familiares difícilmente pue<strong>de</strong>n sostenerse a corto plazo, por lo que es cada vez<br />
más habitual, entre las clases medias con recursos, recurrir a los servicios <strong>de</strong>l mercado, ya<br />
sean guar<strong>de</strong>rías privadas o niñeras y “canguros” (ESCOBEDO 1998, 2000; CARRASCO ET AL.<br />
1997; DELGADO ET AL. 1997).<br />
A la insuficiente oferta pública <strong>de</strong> plazas <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría <strong>de</strong>be añadírsele el hecho que el<br />
sector privado está poco regulado y que existe una total ausencia <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong>l sector<br />
domiciliario, don<strong>de</strong> es habitual que trabajen mujeres inmigrantes <strong>de</strong> forma sumergida 517 . En<br />
el caso <strong>de</strong> las cuidadoras <strong>de</strong> niños a domicilio, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en otros países,<br />
esta ocupación está poco regulada y su coste no está subvencionado por la<br />
515 El gobierno <strong>de</strong> Thatcher manifestó explícitamente su no voluntad <strong>de</strong> subvencionar los servicios <strong>de</strong><br />
guarda infantil. Sin embargo, las reformas propuestas por el gobierno <strong>de</strong> Tony Blair intentan invertir<br />
totalmente esta ten<strong>de</strong>ncia. Des<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1999, el Childcare Tax Credit ofrece soporte a las familias con<br />
rentas medias o bajas, a través <strong>de</strong>l sistema fiscal, <strong>de</strong> modo que pue<strong>de</strong> llegar a cubrir hasta el 70% <strong>de</strong>l coste <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría. A la vez, este programa procura garantizar el acceso a servicios <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría <strong>de</strong><br />
calidad. En la misma línea, el gobierno <strong>de</strong> Blair está <strong>de</strong>cidido a realizar importantes inversiones en los<br />
próximos cinco años que permitan aten<strong>de</strong>r a los niños fuera <strong>de</strong>l horario escolar mientras los padres trabajan<br />
(F<strong>LA</strong>QUER 2000).<br />
516 Significativo al respecto es que un responsable <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Educación reconociera que la licencia<br />
<strong>de</strong> apertura <strong>de</strong> una guar<strong>de</strong>ría fuera menos restrictiva y sujeta a menos controles que la apertura <strong>de</strong> un bar o un<br />
establecimiento cualquiera <strong>de</strong> alimentación (IGLESIAS DE USSEL, MEIL 2001:190).<br />
517 Significativo al respecto es que un responsable <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Educación reconociera que la licencia<br />
<strong>de</strong> apertura <strong>de</strong> una guar<strong>de</strong>ría fuera menos restrictiva y sujeta a menos controles que la apertura <strong>de</strong> un bar o un<br />
establecimiento cualquiera <strong>de</strong> alimentación (IGLESIAS DE USSEL, MEIL 2001:190).<br />
287
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Administración 518 , lo que favorece que las familias recurran a otras mujeres –cada vez más<br />
a mujeres inmigrantes-, a menudo bajo formas <strong>de</strong> empleo mal remunerado en la economía<br />
informal, sin <strong>de</strong>recho para las trabajadoras a recibir ningún tipo <strong>de</strong> prestaciones sociales.<br />
Esta situación no potencia la creación <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> calidad, sino todo lo<br />
contrario 519 . La ausencia <strong>de</strong> regulación contrasta con las experiencias que se impulsan en<br />
países como Francia, don<strong>de</strong> existen importantes ayudas a las familias para contratar a<br />
puericultoras en el domicilio familiar 520 . El resultado, para el caso francés es que muchos<br />
servicios <strong>de</strong> cuidado y atención <strong>de</strong> los hijos han emergido a la economía formal y se ha<br />
integrado a muchas mujeres en el mercado <strong>de</strong> trabajo a tiempo completo (MAHÓN 1995).<br />
Aunque la protección económica <strong>de</strong> las familias no forma parte <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong><br />
conciliación, qué duda cabe que inci<strong>de</strong> <strong>de</strong> manera directa, por cuanto los subsidios<br />
familiares, si van acompañados <strong>de</strong> una oferta suficiente <strong>de</strong> servicios públicos, pue<strong>de</strong>n<br />
facilitar la compaginación <strong>de</strong> la vida laboral y familiar <strong>de</strong> hombres y mujeres y, a su vez,<br />
favorecer la natalidad. En el caso español, en virtud <strong>de</strong>l Real Decreto 1/2000, <strong>de</strong> 14 <strong>de</strong><br />
enero, sobre <strong>de</strong>terminadas medidas <strong>de</strong> mejora <strong>de</strong> la protección familiar en la Seguridad<br />
Social, la asignación económica para cada uno <strong>de</strong> los hijos menores <strong>de</strong> 18 años es <strong>de</strong> sólo<br />
48.420 pts. anuales 521 . Estas ínfimas ayudas contrastan con las vigentes en el resto <strong>de</strong><br />
518<br />
Con anterioridad a la nueva ley <strong>de</strong>l IRPF <strong>de</strong> 1998, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1991 hasta 1998, el sistema fiscal español<br />
establecía una <strong>de</strong>ducción <strong>de</strong> la cuota <strong>de</strong>l 15% <strong>de</strong> los gastos <strong>de</strong> custodia <strong>de</strong> niños menores <strong>de</strong> 3 años, en los<br />
casos en que ambos progenitores trabajaran fuera <strong>de</strong> casa y sus rendimientos netos no superaran los 2<br />
millones <strong>de</strong> pesetas anuales. Con la entrada en vigor <strong>de</strong> la nueva ley esta <strong>de</strong>ducción se ha suprimido. Sin<br />
embargo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ejercicio fiscal <strong>de</strong> 1998, las comunida<strong>de</strong>s autónomas tienen la potestad <strong>de</strong> añadir<br />
<strong>de</strong>ducciones <strong>de</strong>l IRPF. En Catalunya, por ejemplo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1999 el gobierno <strong>de</strong> La Generalitat ha aprobado una<br />
ayuda para las familias con hijos menores <strong>de</strong> 3 años que vayan a la guar<strong>de</strong>ría y cuyos padres tengan rentas<br />
inferiores a los 2.4 millones <strong>de</strong> pesetas. Se trata <strong>de</strong> una ayuda a fondo perdido <strong>de</strong> 55.000 pesetas anuales por<br />
hijo.<br />
519 En algunos países <strong>de</strong> la UE, particularmente en Francia, Alemania y los países escandinavos, se ha<br />
<strong>de</strong>sarrollado como alternativa a los centros <strong>de</strong> educación infantil el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> “cuidado en familia” (family<br />
child care en inglés), por el que una madre o ama <strong>de</strong> casa cuida en su hogar a varios niños, previa acreditación<br />
<strong>de</strong> una cualificación profesional, y actuando los servicios sociales como intermediarios. En España este<br />
mo<strong>de</strong>lo no ha llegado a cristalizar y ha sido profundamente cuestionado, tanto a nivel pedagógico como <strong>de</strong><br />
infraestructuras.<br />
520 Francia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1995, ha aumentado el complemento <strong>de</strong> ayuda a la familia para la contratación<br />
<strong>de</strong> una puericultora registrada en el domicio familiar (Ai<strong>de</strong> a la famille pour l’emploi d’une assistante<br />
maternelle agée, AFEAMA). Se trata <strong>de</strong> una ayuda universal, no sujeta a condiciones <strong>de</strong> recursos, que cubre<br />
aproximadamente el 70% <strong>de</strong>l coste bruto <strong>de</strong>l servicio. Por otro lado, también existe otro subsidio para<br />
atenciones infantiles a domicilio (Allocation <strong>de</strong> gar<strong>de</strong> d’enfant à domicile, AGED), que consiste en el pago <strong>de</strong><br />
las cotizaciones sociales correspondientes al salario mínimo <strong>de</strong> las empleadas domésticas (F<strong>LA</strong>QUER 2001).<br />
521 A pesar <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> una cifra baja, supone un consi<strong>de</strong>rable incremento (prácticamente el 35%)<br />
con respecto a la situación anterior, regulada mediante la Ley 26/1990 y el Real Decreto 356/1991).<br />
288
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
países <strong>de</strong> la UE, como por ejemplo Alemania, don<strong>de</strong> el llamado Kin<strong>de</strong>rgeld (ayudas para<br />
niños) establece que una familia <strong>de</strong> tres hijos cobre 71.400 pts. mensuales, o el <strong>de</strong> Suecia,<br />
don<strong>de</strong> las familias con un hijo recibían, en el año 2000, 140.000 pts. anuales (F<strong>LA</strong>QUER<br />
2000). El Plan Integral <strong>de</strong> Apoyo a la Familia que ha aprobado el Gobierno el pasado mes<br />
<strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>l año 2001, introduce reformas positivas en cuanto a la conciliación entre<br />
la vida familiar y laboral, tales como el establecimiento <strong>de</strong> una única ayuda <strong>de</strong> 112.000 pts.<br />
(673,1 ) para algunas <strong>de</strong> las familias que tengan el tercer hijo, la posibilidad <strong>de</strong> que la<br />
factura <strong>de</strong> las guar<strong>de</strong>rías o el sueldo <strong>de</strong> la persona contratada para cuidar a los niños o a los<br />
mayores <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>sgrave en Hacienda, o una rebaja <strong>de</strong> 50.000 pts. (300,5 ) en el<br />
IRPF a partir <strong>de</strong>l primer hijo –hasta el momento sólo era a partir <strong>de</strong>l segundo- 522 . Sin<br />
embargo, a pesar <strong>de</strong> todos estos avances, las ayudas a las familias en España todavía <strong>de</strong>ben<br />
recorrer un largo trecho hasta alcanzar la media <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más países <strong>de</strong> la Unión Europea.<br />
6.4.3. Los servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> las personas ancianas <strong>de</strong>pendientes.<br />
Contrastando con las alarmantes cifras sobre el envejecimiento y <strong>de</strong>l consiguiente aumento<br />
<strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> cuidados 523 , el tímido e insuficiente avance <strong>de</strong> la oferta pública <strong>de</strong><br />
servicios para las personas ancianas es un fiel reflejo <strong>de</strong> que las estrategias<br />
“familiarizadoras” van ganando cada vez más espacio. En la sociedad española, como ya se<br />
ha avanzado, la atención que requieren las personas ancianas <strong>de</strong>pendientes es<br />
proporcionada, en primer término, por sus familias o, superando el eufemismo, por las<br />
mujeres. Esta es una opción profundamente arraigada, puesto que existen imperativos<br />
sociales, reflejo <strong>de</strong>l imaginario patriarcal que rige nuestra sociedad, que hacen que las<br />
mujeres asuman que son las proveedoras “naturales” <strong>de</strong> los cuidados (BAZO ET AL. 1994).<br />
Los cuidados familiares siguen siendo la opción preferida por un amplio porcentaje <strong>de</strong> la<br />
522 Por su parte, el Govern <strong>de</strong> la Generalitat <strong>de</strong> Catalunya aumentará, en el año 2002, <strong>de</strong> 62.500 pts. (390,6<br />
) a 80.000 pts. (480,8 ) anuales por cada hijo hasta que cumpla tres años, siempre que la renta familiar sea<br />
inferior a 6 millones <strong>de</strong> pts. (36.060,7 ) –hasta ahora el límite se situaba en los 3.5 millones <strong>de</strong> pts. (21.033,7<br />
)-. Para las familias numerosas, se estipula una ayuda <strong>de</strong> 80.000 pts. (480,8 ) por cada hijo hasta los seis<br />
años, siempre que la unidad familiar no supere los ingresos <strong>de</strong> 6 millones <strong>de</strong> pts. (36.060,7 ). Las familias<br />
con rentas inferiores a 6 millones <strong>de</strong> pts. (36.060,7 ) que tengan a su cargo a un anciano <strong>de</strong>pendiente o a una<br />
persona disminuida recibirán 40.000 pts. (240,4 ) mensuales (La Vanguardia, 28-11-2001).<br />
523 Para calcular el volumen <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> cuidados generada por la vejez, el indicador más relevante no<br />
es la esperanza <strong>de</strong> vida, sino la EVLI (esperanza <strong>de</strong> vida libre <strong>de</strong> incapacidad). Según datos <strong>de</strong> 1995, la EVLI,<br />
en España, es <strong>de</strong> 60.8 años para los varones y <strong>de</strong> 62.6 para las mujeres (HERRERA, DURÁN 1995).<br />
289
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
sociedad española 524 . Se pone <strong>de</strong> manifiesto, pues, la importancia que la contribución<br />
femenina está teniendo en la provisión social <strong>de</strong> bienestar y el carácter subsidiario <strong>de</strong>l<br />
estado. Sin embargo, este mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> atención, en el que la carga recae sobre las hijas y<br />
nueras mayores <strong>de</strong> 40 años, va a ser inviable en un futuro no muy lejano, <strong>de</strong>bido al aumento<br />
<strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong> ocupación femenina en estos tramos <strong>de</strong> edad 525 . Según datos <strong>de</strong>l INE para el<br />
año 1999, casi el 81% <strong>de</strong> los jubilados <strong>de</strong>pendientes reciben ayuda familiar o proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />
otras re<strong>de</strong>s personales, un 42% <strong>de</strong> los cuales precisan más <strong>de</strong> 40 horas semanales <strong>de</strong><br />
atención; sólo un 5% tiene acceso a ayuda <strong>de</strong> carácter público asistencial (el 51% recibe<br />
menos <strong>de</strong> 7 horas semanales) y únicamente un 8.7% recurre a la contratación <strong>de</strong> servicios<br />
domiciliarios privados 526 . Puesto que las personas mayores necesitan “comprar” gran<strong>de</strong>s<br />
cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tiempo <strong>de</strong> atención y sus pensiones les proporcionan unos ingresos medios<br />
inferiores a los que perciben los trabajadores en activo, en ausencia <strong>de</strong> una suficiente oferta<br />
<strong>de</strong> servicios públicos, este colectivo <strong>de</strong> población es un firme candidato a optar por el<br />
mercado subterráneo (HERRERA, DURÁN 1995).<br />
En cuanto a las resi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> ancianos, la oferta conjunta <strong>de</strong> establecimientos públicos y<br />
privados es bastante inferior a la que presentan los países <strong>de</strong> nuestro entorno. Con 3.2<br />
plazas por cada 100 mayores en 1999, España ocupa uno <strong>de</strong> los últimos lugares en la UE,<br />
proporción sólo superada por Grecia (por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l 1%), Italia y Portugal (ambos por<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l 2%). A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que sólo un 35% <strong>de</strong> estas plazas proce<strong>de</strong><br />
524 Cuatro <strong>de</strong> cada cinco entrevistados <strong>de</strong> una muestra representativa <strong>de</strong> españoles adultos <strong>de</strong> ambos sexos<br />
(Estudio CIS 2244, abril <strong>de</strong> 1997).<br />
525 Incluso en los momentos <strong>de</strong> internamiento en centros hospitalarios, el sistema sanitario se sirve <strong>de</strong> una<br />
red eficiente <strong>de</strong> apoyo familiar que mantiene la conexión con los centros sanitarios, les transporta y atien<strong>de</strong><br />
las necesida<strong>de</strong>s personales <strong>de</strong> los enfermos (limpieza, comida, gestión, etc.) (HERRERA, DURÁN 1995).<br />
526<br />
Ante este <strong>de</strong>salentador panorama, CASADO y LÓPEZ (2001) proponen la obligatoriedad <strong>de</strong> diseñar una<br />
póliza <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia para garantizar la atención a los mayores, en la que la financiación pública varíe según<br />
los ingresos <strong>de</strong> los ciudadanos y en la que la atención sea tanto pública como privada, aunque regulada por el<br />
Estado. El aseguramiento obligatorio constituye una buena alternativa al mo<strong>de</strong>lo estadouni<strong>de</strong>nse, basado en la<br />
contratación voluntaria <strong>de</strong> pólizas privadas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Este mo<strong>de</strong>lo resulta ina<strong>de</strong>cuado, puesto que sólo<br />
se han acogido a ellas el 10% <strong>de</strong> las personas mayores, justamente las que presentan mayor po<strong>de</strong>r adquisitivo<br />
(CASADO, LÓPEZ 2001). En los países <strong>de</strong> la UE, sólo en Alemania se ha intentado buscar una solución<br />
colectiva al problema <strong>de</strong> las personas mayores <strong>de</strong>pendientes mediante el establecimiento <strong>de</strong> un “seguro <strong>de</strong><br />
cuidados”, que se introduce en 1995 y que obliga a los individuos a asegurarse contra el riesgo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. El caso alemán constituye un ejemplo <strong>de</strong> solución mixta, puesto que los ciudadanos pue<strong>de</strong>n<br />
elegir entre compañías privadas <strong>de</strong> seguros o consorcios públicos <strong>de</strong> aseguramiento. Dentro <strong>de</strong> una línea<br />
totalmente “mercantilizadora”, la Consejera <strong>de</strong> Bienestar Social <strong>de</strong> la Generalitat <strong>de</strong> Catalunya, Irene Rigau,<br />
ha recomendado a los ciudadanos la suscripción <strong>de</strong> un seguro <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia privado para garantizarse la<br />
290
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong> la administración pública (gestión directa o concertada) 527 . La escasez <strong>de</strong> plazas en<br />
resi<strong>de</strong>ncias públicas está siendo amortiguada a partir <strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> plazas en centros<br />
privados 528 . Sin embargo, el coste directo medio <strong>de</strong> las resi<strong>de</strong>ncias privadas se sitúa<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las 150.000 pts. mensuales (901,4 ), por lo que las familias con bajos<br />
ingresos económicos quedan excluidas. Sin lugar a dudas, las dificulta<strong>de</strong>s económicas <strong>de</strong><br />
muchas personas mayores para cubrir tales costes han contribuido al florecimiento <strong>de</strong> una<br />
oferta paralela, y más barata, <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncias ilegales (PÉREZ-DÍAZ ET AL. 2000).<br />
Otra importante línea <strong>de</strong> actuación que se <strong>de</strong>sarrolla en Europa a partir <strong>de</strong> los años ochenta<br />
son los servicios <strong>de</strong> ayuda a domicilio y los centros <strong>de</strong> día. Este cambio <strong>de</strong> orientación<br />
hacia las políticas <strong>de</strong> mantenimiento a domicilio se ha justificado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la geriatría, en<br />
términos <strong>de</strong> contribuir a retrasar la ruptura <strong>de</strong> los mayores con el entorno y la pérdida <strong>de</strong><br />
autonomía. Sin embargo, tal como sostiene GUILLEMARD (1992), qué duda cabe que<br />
también juega un papel <strong>de</strong>stacado la preocupación <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res públicos en materia <strong>de</strong><br />
racionalización <strong>de</strong> los capítulos presupuestarios, en el sentido <strong>de</strong> reducir los elevados costes<br />
que supone la institucionalización <strong>de</strong> las personas ancianas. Este cambio <strong>de</strong> orientación<br />
coinci<strong>de</strong> con la revisión <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar que está teniendo lugar en toda Europa y<br />
que tiene como principal consecuencia la disminución <strong>de</strong> la oferta pública <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> cuidado 529 . Paralelamente al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los servicios a domicilio, en toda la<br />
UE se está asistiendo a una potenciación <strong>de</strong> formas <strong>de</strong> intervención que se apoyan en la<br />
solidaridad <strong>de</strong> la familia y la colaboración voluntaria, con la finalidad <strong>de</strong> fomentar el<br />
mantenimiento a domicilio <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> edad avanzada, a partir <strong>de</strong> una base<br />
atención geriátrica que uno <strong>de</strong>sese en el futuro, lo que supondría un gran negocio para la resi<strong>de</strong>ncias<br />
geriátricas privadas y para las aseguradoras (El País, 19 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2002).<br />
527 En el caso <strong>de</strong> Cataluña, la ratio <strong>de</strong> plazas por cada 100 personas mayores <strong>de</strong> 65 años se eleva a 3.68 y el<br />
porcentaje <strong>de</strong> plazas <strong>de</strong> titularizad pública (gestión directa o concertada) es <strong>de</strong> casi el 40%, según datos <strong>de</strong>l<br />
IMSERSO <strong>de</strong> 1999. El Departament <strong>de</strong> Benestar Social <strong>de</strong> la Generalitat <strong>de</strong> Catalunya ha firmado<br />
recientemente un convenio con tres entida<strong>de</strong>s y dos sindicatos, en el que se compromete a contar con un 45%<br />
más <strong>de</strong> plazas resi<strong>de</strong>nciales (<strong>de</strong> 15.000 a 22.000) antes <strong>de</strong> que finalice la presente legislatura (2003). (La<br />
Vanguardia, 27 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2001).<br />
528 Dada la falta <strong>de</strong> plazas públicas, uno <strong>de</strong> los primeros cambios entre las entida<strong>de</strong>s gestoras <strong>de</strong> los<br />
servicios sociales ha sido llevar a cabo una política <strong>de</strong> concertaciones con el mundo privado mercantil. Este<br />
aumento <strong>de</strong>l sector privado, en muchos casos, no reúne la suficiente calidad en cuanto a objetivos geriátricos,<br />
ratio <strong>de</strong> recursos humanos, servicios, etc. (CABALLERO 1997).<br />
529 Tanto Gran Bretaña como Finlandia, a finales <strong>de</strong> los ochenta, empieza a insistir en la externalización <strong>de</strong><br />
los servicios <strong>de</strong> cuidado a las personas mayores y su transferencia al sector privado (mercado y voluntariado).<br />
La oferta pública <strong>de</strong> cuidado también ha disminuido en Suecia (LEWIS 2000).<br />
291
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
<strong>de</strong>scentralizada y muchas veces informal 530 . Se trata, ciertamente, <strong>de</strong> un<br />
“re<strong>de</strong>scubrimiento” <strong>de</strong> la familia como alternativa menos costosa y más eficaz para aten<strong>de</strong>r<br />
a los que requieren recursos y cuidados, <strong>de</strong> modo que el estado <strong>de</strong>vuelve a las familias<br />
aquel conjunto <strong>de</strong> tareas que la sociedad había ido encomendando poco a poco a las<br />
instituciones. En un Estado <strong>de</strong>l Bienestar poco <strong>de</strong>sarrollado como el español, las actuales<br />
ten<strong>de</strong>ncias a la “familiarización” tienen consecuencias alarmantes para las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
género.<br />
Los servicios públicos <strong>de</strong> asistencia a domicilio, aunque son los que más eficazmente<br />
pue<strong>de</strong>n servir <strong>de</strong> apoyo a las familias cuidadoras, están escasamente <strong>de</strong>sarrollados en<br />
España 531 . En base a los datos <strong>de</strong>l IMSERSO (2000), a finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa<br />
sólo recibe esta clase <strong>de</strong> servicios el 1.82% <strong>de</strong> la población mayor <strong>de</strong> 65 años 532 . Por el<br />
contrario, se estima que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 10% <strong>de</strong> los ancianos pue<strong>de</strong>n y <strong>de</strong>bieran ser<br />
subsidiarios <strong>de</strong> programas <strong>de</strong> asistencia social domiciliaria (CABALLERO 1997:209). Esta<br />
cobertura es irrisoria si tenemos en cuenta el envejecimiento <strong>de</strong> la población y el<br />
consiguiente aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> cuidados –especialmente por parte <strong>de</strong> los mayores<br />
<strong>de</strong> 75 años- y está muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la que registran otros países como Francia (11%) o<br />
Bélgica (20%) (PÉREZ-DÍAZ ET AL. 2000). Puesto que la <strong>de</strong>manda es claramente superior a<br />
la oferta, los servicios públicos adquieren una lógica claramente asistencial y subsidiaria, en<br />
el sentido <strong>de</strong> que sólo se ofrecen a aquellas personas sin ingresos económicos y con<br />
ausencia <strong>de</strong> familiares que puedan cuidarlos (FELIU 1993). En consecuencia, las familias<br />
con mayores a su cargo no reciben ningún tipo <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Administración, puesto<br />
que se trata <strong>de</strong> servicios que sólo ofrecen recursos cuando la familia “quiebra” y elu<strong>de</strong> sus<br />
responsabilida<strong>de</strong>s (PAREL<strong>LA</strong> 2000). Para las familias <strong>de</strong> clase media, que no pue<strong>de</strong>n<br />
sufragar los costes <strong>de</strong> la institucionalización, emplear a mujeres inmigrantes, pésimamente<br />
530 Esta orientación “familiarizadora” se concreta, a nivel general, en ayudas <strong>de</strong> índole fiscal para contratar<br />
directamente en el domicilio a personal para cuidar <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> edad avanzada, ayudas <strong>de</strong> “<strong>de</strong>scanso”<br />
para las familias cuidadoras, financiación <strong>de</strong> aquellas familias que se ocupan <strong>de</strong> alojar y cuidar a las personas<br />
<strong>de</strong> edad avanzada, etc. En <strong>de</strong>finitiva se trata <strong>de</strong> medidas inspiradas en el community care thatcheriano, cuyo<br />
principal objetivo es transferir los cuidados prestados por instituciones a la comunidad (GUILLEMARD 1991).<br />
531 Para cumplir con las recomendaciones <strong>de</strong> la Organización Mundial <strong>de</strong> la Salud, haría falta, según el<br />
sindicato Comisiones Obreras (CCOO) crear 5.000 plazas en centros <strong>de</strong> día y unas 18.000 plazas resi<strong>de</strong>nciales<br />
con financiación pública (El País, 19 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2002).<br />
532 Esta propoción se reduce al 1.23 para el caso <strong>de</strong> la Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Catalunya (IMSERSO<br />
2000).<br />
292
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
pagadas y sin contrato <strong>de</strong> trabajo, constituye la alternativa más barata para po<strong>de</strong>r aten<strong>de</strong>r a<br />
los ancianos en su domicilio.<br />
6.4.4. La flexibilidad laboral y la reducción <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo remunerado.<br />
Una <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación consiste en introducir la flexibilidad<br />
en la rígida organización <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo remunerado, <strong>de</strong> tal modo que hombres y<br />
mujeres puedan compatibilizar <strong>de</strong> la mejor manera posible sus responsabilida<strong>de</strong>s<br />
profesionales y laborales a lo largo <strong>de</strong> su ciclo vital, sin ningún tipo <strong>de</strong> penalización laboral<br />
(BRULLET 2000). Bajo esta perspectiva, la ocupación a tiempo parcial <strong>de</strong>bería constituir una<br />
estrategia para reconciliar la vida laboral con la familiar. Sin embargo, la realidad en todos<br />
los países <strong>de</strong> la UE y, en especial, en la sociedad española, dista mucho <strong>de</strong> ser así. En el<br />
modo <strong>de</strong> producción posfordista, la flexibilidad, tal como se abordará en el siguiente<br />
capítulo, es sinónimo <strong>de</strong> disponibilidad total <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo para las exigencias no<br />
programables <strong>de</strong> la producción (disponibilidad horaria, <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamientos, <strong>de</strong> tiempo, <strong>de</strong><br />
dislocación en el espacio, etc.). Tras el uso <strong>de</strong>l término flexibilidad, como <strong>de</strong>muestra<br />
MEULDERS (2000), se oculta la segregación tanto social como laboral, que afecta en<br />
especial a las mujeres.<br />
Aunque las pautas que sigue la jornada a tiempo parcial en los países <strong>de</strong> la UE es muy<br />
heterogénea, las estadísticas muestran que son prácticamente sólo las mujeres las que se<br />
acogen a esta modalidad, lo que significa que el peso <strong>de</strong>l trabajo reproductivo sigue<br />
recayendo mayormente en ellas 533 . Es <strong>de</strong>cir, la ocupación a tiempo parcial sirve para<br />
aumentar las tasas <strong>de</strong> actividad <strong>de</strong> las mujeres, pero a la vez supone un freno a otro <strong>de</strong> los<br />
pilares fundamentales <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación, que es el reparto equitativo <strong>de</strong>l<br />
trabajo productivo y reproductivo entre ambos sexos. Tal como señala TORNS (2001a), los<br />
hombres elu<strong>de</strong>n la ocupación a tiempo parcial simplemente por el hecho <strong>de</strong> que no han<br />
533 Según datos <strong>de</strong> 1996, un 80.5% <strong>de</strong> las ocupaciones a tiempo parcial están ocupadas por mujeres y un<br />
31.5% <strong>de</strong> las mujeres trabajadoras está empleada a tiempo parcial. Debe añadirse a<strong>de</strong>más que el 85% <strong>de</strong> la<br />
nueva ocupación femenina creada en la UE es a tiempo parcial (TORNS 1999a; F<strong>LA</strong>QUER 2000:100). De<br />
hecho, muchos autores sostienen que cualquier incremento en la participación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
femenina se explica en términos <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres en el empleo a tiempo<br />
parcial (MAHÓN 1995).<br />
293
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
interiorizado la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar una vida familiar y emocional <strong>de</strong> mayor calidad, ni<br />
el significado <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicar tiempo <strong>de</strong> cuidado a los <strong>de</strong>más. Pero la ocupación a tiempo parcial<br />
no sólo plantea el problema <strong>de</strong> su feminización, sino que, especialmente en España y en las<br />
socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, aparece otro elemento a tener en cuenta: la vinculación <strong>de</strong><br />
esta modalidad <strong>de</strong> empleo con la precariedad laboral y con la pérdida <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos y<br />
beneficios reconocidos al trabajador a tiempo completo 534 . La mayoría <strong>de</strong> los contratos a<br />
tiempo parcial son temporales, con bajos salarios y concentrados en <strong>de</strong>terminadas<br />
activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sector servicios, caracterizadas por su feminización y <strong>de</strong>scualificación.<br />
En España, la oferta <strong>de</strong> empleos a tiempo parcial es todavía muy escasa, con un 8% <strong>de</strong>l<br />
total <strong>de</strong> empleados acogidos a esta modalidad, y se caracteriza por una marcada<br />
feminización, ya que el 78% son mujeres y se acogen a este tipo <strong>de</strong> jornada un 16.9% <strong>de</strong>l<br />
total <strong>de</strong> las mujeres trabajadoras, según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2000. Este porcentaje<br />
es muy inferior al registrado en Irlanda, Francia, Bélgica, Alemania o Reino Unido (entre<br />
30% y 35% <strong>de</strong> las mujeres trabajadoras), así como en Holanda (67.5%) (EUROSTAT<br />
2000:105). La escasez <strong>de</strong>l empleo a tiempo parcial en España significa que el trabajo<br />
remunerado femenino se ejerce, en lo esencial, en condiciones horarias similares a la <strong>de</strong> los<br />
hombres. Por si esto no fuera poco, las encuestas <strong>de</strong> la EPA <strong>de</strong>l año 2000 ponen <strong>de</strong><br />
manifiesto que la mayor parte <strong>de</strong> las mujeres con empleo a tiempo parcial no han escogido<br />
esta modalidad por motivos familiares o por no querer un empleo a tiempo completo, sino<br />
que les ha sido impuesta como exigencia <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> actividad que <strong>de</strong>sarrollan (en casi un<br />
40% <strong>de</strong> los casos), o bien por no encontrar un empleo a tiempo completo (en un 22.4% <strong>de</strong><br />
los casos). Es más, a menudo este tipo <strong>de</strong> contratación supone incluso jornadas laborales<br />
discontinuas, que todavía dificultan más si cabe la asunción <strong>de</strong> las responsabilida<strong>de</strong>s<br />
familiares. La ocupación a tiempo parcial constituye en realidad un instrumento <strong>de</strong><br />
flexibilización y <strong>de</strong>sregulación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en pro <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> la<br />
productividad empresarial, que tiene poco que ver con la reducción horaria para la<br />
conciliación ocupación-familia y sí con el refuerzo <strong>de</strong> la dualización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo. Por consiguiente, en lo referente a la calidad <strong>de</strong> las condiciones laborales y a la<br />
regulación, el actual <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la ocupación a tiempo parcial en España se asemeja<br />
534 La marginalidad <strong>de</strong> estos trabajadores se acrecienta por la oposición <strong>de</strong> muchos sindicatos a este tipo <strong>de</strong><br />
294
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
mucho más al mo<strong>de</strong>lo británico que al holandés o al nórdico, si bien la regulación <strong>de</strong>l<br />
contrato a tiempo parcial establecida en 1998, con el objeto <strong>de</strong> promover esta modalidad <strong>de</strong><br />
empleo a tiempo in<strong>de</strong>finido, ha supuesto un avance consi<strong>de</strong>rable 535 .<br />
Tal como señala MARUANI, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l empleo a tiempo parcial acentúa la lógica<br />
segregativa <strong>de</strong> la actividad femenina, puesto que «se ha <strong>de</strong>sarrollado allí don<strong>de</strong> hay muchas<br />
mujeres, en aquellos sectores que constituyen los bastiones <strong>de</strong>l empleo femenino»<br />
(1991:134). Así lo certifica el hecho <strong>de</strong> que, según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2000, un<br />
62.3% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> ocupados a tiempo parcial lo está en el sector servicios. Bajo estas<br />
condiciones y <strong>de</strong> acuerdo con BEECHEY (1987), fomentar la contratación a tiempo parcial<br />
para las mujeres, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> potenciar su segregación laboral, supone hacer el juego a la<br />
división sexual <strong>de</strong>l trabajo. Se asume que es a los hombres a quienes correspon<strong>de</strong> una<br />
presencia laboral “completa”, mientras que la ocupación a tiempo parcial está pensada para<br />
una mujer que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> económicamente <strong>de</strong> una figura masculina y que, en consecuencia,<br />
pue<strong>de</strong> percibir menores salarios y tener menos <strong>de</strong>rechos sociales 536 . En el fondo, tal como<br />
mantienen FAGAN ET AL. (2000), el trabajo a tiempo parcial no cuestiona el contrato social<br />
entre hombres y mujeres basado en el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l “varón sustentador” (bread-winner) 537 .<br />
trabajo, lo que conlleva que se excluyan sus <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> las mesas <strong>de</strong> negociación (MAHÓN 1995).<br />
535 FAGAN ET AL. (2000) i<strong>de</strong>ntifican tres mo<strong>de</strong>los claramente diferenciados <strong>de</strong> ocupación a tiempo parcial.<br />
Por un lado, el mo<strong>de</strong>lo británico, caracterizado por una acusada <strong>de</strong>sregulación y por una fuerte concentración<br />
<strong>de</strong> trabajadores a tiempo parcial en una pequeña franja <strong>de</strong> empleos mal remunerados y precarios. En el otro<br />
extremo se sitúa el caso holandés, con un crecimiento espectacular <strong>de</strong> la ocupación a tiempo parcial tanto para<br />
hombres como para mujeres en los últimos años, mediante una regulación y protección similar a la <strong>de</strong> la<br />
ocupación a tiempo completo (en los Países Bajos es don<strong>de</strong> existe una tasa <strong>de</strong> empleo masculino a jornada<br />
completa más baja <strong>de</strong> Europa). Un tercer mo<strong>de</strong>lo lo ejemplifican los países nórdicos, don<strong>de</strong> la ocupación a<br />
tiempo parcial es concebida como forma <strong>de</strong> transición intergeneracional <strong>de</strong> las mujeres hacia una<br />
participación en el mercado <strong>de</strong> trabajo a jornada completa (es así como la tasa <strong>de</strong> empleo femenino a tiempo<br />
parcial en Dinamarca ha disminuido entre 1983 y 1995 <strong>de</strong>l 45% a un 35%).<br />
536<br />
Según TORNS (2000b, 2001c), este imaginario social que asocia la ocupación a tiempo parcial con la<br />
condición femenina, explicaría también la elevada tolerancia social que existe hacia el paro femenino. La<br />
gravedad <strong>de</strong>l paro sólo aparece en el imaginario colectivo si el sujeto parado es un hombre, ya que se trata <strong>de</strong><br />
un “cabeza <strong>de</strong> familia” o <strong>de</strong> un futuro “cabeza <strong>de</strong> familia”. Se asume que si un varón está en paro no sólo ha<br />
perdido su empleo, sino también la base <strong>de</strong>l vínculo social que lo convierte en ciudadano <strong>de</strong> pleno <strong>de</strong>recho.<br />
Curiosamente, son los países con menor contratación a tiempo parcial (los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa) los que<br />
presentan una mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l paro femenino, mientras que en países como Suecia y el Reino Unido, con<br />
una importante proporción <strong>de</strong> trabajo a tiempo parcial, las tasas <strong>de</strong> paro masculinas son más elevadas que las<br />
femeninas. Ante esta constatación, la autora concluye que el paro femenino y el contrato a tiempo parcial son<br />
dos caras <strong>de</strong> la misma moneda.<br />
537 El teletrabajo adolece <strong>de</strong>l mismo problema, ya que a menudo se plantea explícitamente como vía <strong>de</strong><br />
inserción laboral para las mujeres con responsabilida<strong>de</strong>s familiares. Una <strong>de</strong> las ventajas que se le atribuye es<br />
precisamente la posibilidad <strong>de</strong> conciliar o compatibilizar a<strong>de</strong>cuadamente las responsabilida<strong>de</strong>s familiares<br />
295
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
Por todo ello, en lugar <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> jornada a tiempo parcial, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género constituye una mejor alternativa optar por medidas que conlleven la reducción<br />
generalizada <strong>de</strong> la jornada <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong> una manera flexible y negociada, adaptada al<br />
ciclo vital <strong>de</strong> hombre y mujeres. Sin embargo, por ahora, tanto el <strong>de</strong>bate teórico como los<br />
mecanismos que se están adoptando en torno a la reducción <strong>de</strong> la jornada laboral, en<br />
términos generales, se plantean <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una lógica productivista, ajena al tiempo <strong>de</strong> trabajo<br />
doméstico/familiar 538 . Tal como concluye TORNS (2001ª, 2001c), si estas medidas <strong>de</strong><br />
redistribución <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo no van acompañadas <strong>de</strong> una revalorización <strong>de</strong> las<br />
tareas reproductivas y <strong>de</strong> una transformación <strong>de</strong>l modo masculino <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la vida<br />
cotidiana, difícilmente favorecerán que la mujer <strong>de</strong>je <strong>de</strong> asumir en exclusiva el trabajo<br />
reproductivo, ya que para el hombre el tiempo <strong>de</strong> no trabajo remunerado es concebido<br />
como tiempo libre o vacío <strong>de</strong> contenido 539 (TORNS 2001a). La constatación <strong>de</strong> que la<br />
reducción <strong>de</strong> la jornada laboral se está planteando en términos <strong>de</strong> ocultar el trabajo<br />
reproductivo y el conflicto <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la división sexual <strong>de</strong>l trabajo, pue<strong>de</strong> hacerse<br />
extensible al conjunto <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida laboral y familiar 540 .<br />
En este sentido, sea cuál sea el grado <strong>de</strong> “familiarización/<strong>de</strong>sfamiliarización” que persiguen<br />
estas medidas <strong>de</strong> conciliación en las distintas socieda<strong>de</strong>s, diversas especialistas han<br />
constatado que en el fondo son concebidas como instrumentos <strong>de</strong>stinados a las mujeres,<br />
dándose por supuesto que los hombres no tienen vida familiar que conciliar e incidiendo<br />
escasamente en las relaciones sociales entre géneros 541 (SINGLY 1999; JUNTER-LOISEAU,<br />
(cuidado <strong>de</strong> menores, enfermos o ancianos) con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una actividad laboral. Al igual que ocurre con<br />
la jornada a tiempo parcial, uno <strong>de</strong> los principales riesgos <strong>de</strong>l teletrabajo a domicilio es que se erija como un<br />
ghetto para mujeres.<br />
538 Así lo ilustra el hecho <strong>de</strong> que los sindicatos europeos <strong>de</strong> la CES lleguen a pactar jornadas laborales<br />
reducidas, pero concentradas en 4 días laborales a la semana. Ciertamente, estas medidas están pensadas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una lógica productivista y no toman en cuenta que la lógica <strong>de</strong>l trabajo reproductivo no permite la<br />
concentración <strong>de</strong> la jornada (TORNS 2001c).<br />
539 Así lo ejemplifica el caso holandés, don<strong>de</strong> a pesar <strong>de</strong> contar con una <strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> empleo a jornada<br />
completa masculino más bajas <strong>de</strong> Europa (mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>nominado <strong>de</strong>l “doble tiempo corto”), todavía está por<br />
<strong>de</strong>mostrar si ello conlleva un reparto más equitativo <strong>de</strong> las responsabilida<strong>de</strong>s familiares entre hombres y<br />
mujeres (FAGAN ET AL. 2000).<br />
540 De hecho, la propia expresión “conciliación” lleva en sí misma implícita una connotación <strong>de</strong> equilibrio<br />
(SINGLY 1999; JOUNTER-LOISEAU, TOBLER 1999).<br />
541 Así lo certifica que en todos los países en los que se están aplicando medidas <strong>de</strong> conciliación entre la<br />
vida familiar y la laboral, apenas se hayan <strong>de</strong>dicado recursos a una <strong>de</strong> sus dimensiones: fomentar la<br />
participación masculina a la esfera reproductiva (BRULLET 2000).<br />
296
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
TOBLER 1999, TORNS 2001a). La alternativa parece ser el traspaso las tareas domésticofamiliares<br />
hacia el mercado, pero ésta no es una estrategia suficiente para po<strong>de</strong>r hacer<br />
frente a la problemática <strong>de</strong> conciliar la vida laboral y familiar, y menos aún si <strong>de</strong> lo que se<br />
trata es <strong>de</strong> eliminar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género. Debe avanzarse hacia el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
políticas familiarmente responsables y <strong>de</strong> una legislación que no sólo contemple la igualdad<br />
<strong>de</strong> hombres y mujeres en el terreno laboral, sino que vaya más allá y sea capaz <strong>de</strong> revisar el<br />
contrato social entre hombres y mujeres, así como las relaciones sociales entre géneros. ).<br />
La experiencia <strong>de</strong> los países nórdicos <strong>de</strong>muestra que el logro <strong>de</strong> la igualdad entre hombres<br />
y mujeres en el terreno legal y jurídico es condición sine quan non, aunque no suficiente<br />
para superar unas diferencias <strong>de</strong> género que tienen una raíz sociocultural muy profunda. En<br />
este sentido, parece que cada vez existe una mayor sensibilización por estas cuestiones en<br />
las agendas políticas, tal como lo <strong>de</strong>muestra el Cuarto Programa <strong>de</strong> Acción Comunitario<br />
para la Igualdad <strong>de</strong> Oportunida<strong>de</strong>s entre Hombres y Mujeres, o la ya mencionada ley<br />
española 39/1999, <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> noviembre, para promover “la conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y<br />
laboral <strong>de</strong> las personas trabajadoras", a pesar <strong>de</strong> sus limitaciones.<br />
Para que la reorganización y el reparto <strong>de</strong>l trabajo puedan contribuir a superar la división<br />
sexual <strong>de</strong>l trabajo, es preciso ir más allá <strong>de</strong> la reducción <strong>de</strong> la jornada laboral o reparto <strong>de</strong>l<br />
empleo e incluir todos los trabajos que se realizan en la sociedad –reparto <strong>de</strong>l trabajo-, tanto<br />
el productivo como el reproductivo, tanto el remunerado como el no remunerado. Sólo así<br />
podrá lograrse, por un lado, una organización <strong>de</strong>l trabajo y <strong>de</strong> los horarios <strong>de</strong> la sociedad<br />
que mejore la calidad <strong>de</strong> vida tanto para los hombres como para las mujeres y que resulte<br />
más gratificante y humana; por el otro, que las mujeres <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> ser vistas como un<br />
colectivo “problemático” a la hora <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a un empleo remunerado, superándose así su<br />
discriminación en el mercado <strong>de</strong> trabajo y, por en<strong>de</strong>, en los sistemas <strong>de</strong> protección social.<br />
En este sentido, <strong>de</strong>be aspirarse a que las políticas favorezcan que tanto los hombres como<br />
las mujeres compartan y se repartan la carga total <strong>de</strong> trabajo, tanto el productivo como el<br />
reproductivo.<br />
El <strong>de</strong>bate alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las <strong>de</strong>nominadas políticas <strong>de</strong>l tiempo europeas (reducción <strong>de</strong> la<br />
jornada laboral, ley francesa <strong>de</strong> las 35 horas) y la flexibilización <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo, así<br />
297
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
como las diversas iniciativas que se están llevando a cado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diferentes ciuda<strong>de</strong>s<br />
europeas con el fin <strong>de</strong> repensar los tiempos, los horarios y los servicios <strong>de</strong> la ciudad, son<br />
líneas <strong>de</strong> actuación que se irán <strong>de</strong>sarrollando en los próximos años y que pue<strong>de</strong>n conducir a<br />
un escenario optimista, capaz <strong>de</strong> acercarnos progresivamente hacia la efectiva<br />
conciliación 542 . La reorientación <strong>de</strong> las acciones políticas, unida a un cambio <strong>de</strong> actitu<strong>de</strong>s y<br />
mentalida<strong>de</strong>s que ya empieza a percibirse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la sociedad, permitirá, en un futuro,<br />
valorar las tareas doméstico-familiares y exten<strong>de</strong>r la corresponsabilidad también a los<br />
hombres, haciéndoles partícipes <strong>de</strong>l placer y la satisfacción que comportan. En <strong>de</strong>finitiva,<br />
en palabras <strong>de</strong> TORNS, «el futuro <strong>de</strong>seable es que la doble presencia no <strong>de</strong>saparezca sino<br />
que se extienda a todos los adultos no <strong>de</strong>pendientes. (...) Porque doble presencia supone que<br />
todos los adultos asumen la carga total <strong>de</strong> trabajo necesaria para que esta sociedad subsista»<br />
(2001b:11).<br />
En línea con estas propuestas alternativas <strong>de</strong> flexibilización, mujeres <strong>de</strong> la izquierda italiana<br />
impulsan en octubre <strong>de</strong> 1990 un ante-proyecto <strong>de</strong> ley, conocido bajo el lema “las mujeres<br />
cambian los tiempos”, cuyo objetivo es hacer frente a las políticas “familiarizadoras” <strong>de</strong> la<br />
década <strong>de</strong> los ochenta, a través <strong>de</strong> reducir el tiempo <strong>de</strong> trabajo productivo e introducir el<br />
time to care 543 , en una sociedad dominada por el productivismo, el consumismo y la<br />
<strong>de</strong>sigualdad <strong>de</strong> géneros (BALBO 1990; CORDONI 1993). En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> reclamar<br />
“tiempo <strong>de</strong> vida” tanto para los hombres como para las mujeres, un tiempo en el que sea<br />
posible simultanear la actividad laboral y el trabajo doméstico/familiar, sin olvidar un<br />
tiempo <strong>de</strong> no trabajo en el que exista un espacio para el tiempo libre y para el tiempo para<br />
uno mismo (BALBO 1991). Por lo que respecta a las actuaciones concretas que se han<br />
<strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> dicha ley, merece <strong>de</strong>stacarse el reajuste en la or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong><br />
algunas ciuda<strong>de</strong>s (especialmente <strong>de</strong> los horarios <strong>de</strong> los servicios y <strong>de</strong> los servicios<br />
personales, <strong>de</strong> los transportes, comercios, etc.), así como la creación <strong>de</strong> “bancos <strong>de</strong> tiempo”<br />
don<strong>de</strong> las personas tienen la posibilidad <strong>de</strong> intercambiar servicios con el tiempo y no con el<br />
542 Un estudio realizado por el grupo QUIT, <strong>de</strong>l Dpto <strong>de</strong> Sociología <strong>de</strong> la UAB, contiene una breve<br />
compilación <strong>de</strong> las actuales líneas <strong>de</strong> estudio y actuación existentes en torno a las <strong>de</strong>nominadas políticas <strong>de</strong>l<br />
tiempo europeas (reducción <strong>de</strong> jornada laboral, ley francesa <strong>de</strong> 35 horas, 6x6 finlandés, bancos <strong>de</strong> tiempo,<br />
etc.) (TORNS, MIGUÉLEZ 2000).<br />
298
C6: El “contexto <strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes en España<br />
dinero (TORNS 1998, 1999b; BELLONI ET AL. 2000). Tal como recogen AMOREVOLE (2000),<br />
DOMÍNGUEZ (2001) y BRULLET (2002), <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Ayuntamiento <strong>de</strong> Barcelona se han puesto<br />
en marcha los primeros “Bancos <strong>de</strong>l Tiempo Comunitario” en la ciudad <strong>de</strong> Barcelona, que<br />
ya funcionan en otros países <strong>de</strong> Europa, que son un fondo <strong>de</strong> tiempo solidario con el<br />
objetivo <strong>de</strong> promover los intercambios en las tareas <strong>de</strong> cuidado (niños, personas mayores y<br />
enfermas) y favorecer la redistribución <strong>de</strong> los tiempos entre hombres y mujeres.<br />
Los efectos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la dificultad <strong>de</strong> conciliación entre la vida laboral y familiar<br />
también afectan al sector empresarial. En un contexto que se encamina hacia la plena<br />
ocupación, las empresas se verán obligadas a implantar ventajas competitivas para su<br />
plantilla, sobre todo en los sectores <strong>de</strong> actividad con fuerza <strong>de</strong> trabajo escasa<br />
(telecomunicaciones, servicios cualificados, etc.). De ese modo, la conciliación se convierte<br />
en una medida necesaria no sólo para permitir la incorporación al mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong><br />
nuevos colectivos (especialmente mujeres), sino también para mantener a medio y a largo<br />
plazo una fuerza <strong>de</strong> trabajo que ya empieza a valorar la disponibilidad <strong>de</strong> tiempo libre por<br />
encima <strong>de</strong> la retribución. Uno <strong>de</strong> los ejes básicos <strong>de</strong> intervención será el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
medidas tales como la flexibilización <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo (exce<strong>de</strong>ncias, sabáticos,<br />
reducción <strong>de</strong> jornada, permisos <strong>de</strong> paternidad y <strong>de</strong> maternidad más largos <strong>de</strong> los que<br />
estipula la ley, establecimiento <strong>de</strong> semanas comprimidas, etc.) o las políticas <strong>de</strong> servicios<br />
(servicios <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría, servicios a domicilio, compensación económica para “canguros”,<br />
etc.). Este tipo <strong>de</strong> medidas son hoy por hoy todavía excepcionales y sólo se recogen en los<br />
convenios internos <strong>de</strong> algunas multinacionales 544 .<br />
543 Expresión inglesa que significa “tiempo <strong>de</strong> cuidado” o “tiempo para la asistencia”, tomada <strong>de</strong> un<br />
estudio sueco <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta que aborda problemas relativos a la nueva<br />
configuración <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar, mediante políticas que operen precisamente sobre los tiempos.<br />
544 Tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l estudio “Políticas Familiarmente Responsables”, (realizado por los<br />
profesores <strong>de</strong>l IESE, Mª Nuria Chinchilla y Steven Poelmans), existen programas <strong>de</strong> conciliación entre<br />
familia y ocupación en aproximadamente sólo un 10% <strong>de</strong> las empresas españolas (CHINCHIL<strong>LA</strong> 2001). Sin<br />
embargo, a pesar <strong>de</strong> su escasa implantación, la conciliación <strong>de</strong> la vida laboral y familiar es un tema que<br />
empieza a <strong>de</strong>batirse con fuerza <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sector empresarial, tanto a nivel legal como <strong>de</strong> negociación<br />
colectiva (PIMEC-SEFES 2001).<br />
299
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
7. El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género.<br />
El <strong>de</strong>clive <strong>de</strong>l empleo industrial tradicional que se inicia a principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los<br />
ochenta viene acompañado por el crecimiento espectacular <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo tanto<br />
en la industria <strong>de</strong> alta tecnología como, principalmente, en el sector servicios. Las<br />
proyecciones sobre la evolución <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo en los próximos años apuntan<br />
hacia una importante terciarización <strong>de</strong>l empleo durante la próxima década. Es en este<br />
contexto que aparece en la UE el <strong>de</strong>bate sobre los “nuevos yacimientos <strong>de</strong> ocupación”,<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los cuales se encuentran los servicios <strong>de</strong> proximidad, con el doble objetivo <strong>de</strong><br />
impulsar la creación <strong>de</strong> empleo y, a la vez, dar respuesta a las “nuevas” necesida<strong>de</strong>s que<br />
aparecen en las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales. Tal como se recoge en la primera parte <strong>de</strong>l<br />
capítulo, los datos revelan que los servicios <strong>de</strong> proximidad son uno <strong>de</strong> los yacimientos<br />
<strong>de</strong> empleo con mayor potencial <strong>de</strong> generar nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo, gracias a la<br />
generalización <strong>de</strong> las familias <strong>de</strong> dos perceptores. Sin embargo, el dilema que plantea la<br />
expansión <strong>de</strong> estos servicios no es tanto la cantidad <strong>de</strong> empleo creado, sino sobre todo<br />
su calidad. Una serie <strong>de</strong> condicionantes y limitaciones a su <strong>de</strong>sarrollo –algunas <strong>de</strong> ellas<br />
extensibles también a otros “yacimientos <strong>de</strong> empleo”- favorecen que estos puestos <strong>de</strong><br />
trabajo, intensivos en mano <strong>de</strong> obra, se caractericen por su <strong>de</strong>scualificación, precariedad<br />
y <strong>de</strong>svalorización social y económica.<br />
El hecho <strong>de</strong> que los servicios <strong>de</strong> proximidad constituyan activida<strong>de</strong>s remuneradas<br />
realizadas fundamentalmente por mujeres, obliga a repensarlos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong><br />
género. Por un lado, aunque, ciertamente, los últimos 25 años hayan sido testigos <strong>de</strong> la<br />
masiva incorporación <strong>de</strong> la mujer al mercado laboral, ello no es razón suficiente para<br />
interpretar la feminización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y es preciso buscar otras<br />
explicaciones. Con este cometido, la segunda parte <strong>de</strong>l capítulo analiza los principales<br />
rasgos <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo que se estructura alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigual presencia <strong>de</strong><br />
la mujer, en el sentido <strong>de</strong> una mayor virulencia <strong>de</strong>l paro y <strong>de</strong> las distintas formas <strong>de</strong> la<br />
precariedad laboral entre las mujeres, una menor retribución salarial femenina y, en<br />
<strong>de</strong>finitiva, una marcada segregación laboral por razones <strong>de</strong> género que las sitúa en los<br />
estratos más bajos <strong>de</strong> la estructura ocupacional. Por el otro lado, tal como regoce la<br />
301
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
tercera y última parte <strong>de</strong>l capítulo, el hecho <strong>de</strong> que muchos <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, lejos <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> nuevas ocupaciones, supongan simplemente la<br />
externalización <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre se han realizado –y siguen<br />
realizándose- en la esfera reproductiva o bien <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong> criado(a)s,<br />
siempre a cargo <strong>de</strong> mujeres, las vincula directamente al imaginario <strong>de</strong> la “servidumbre”<br />
y la “<strong>de</strong>svalorización” y convierte a <strong>de</strong>terminados colectivos <strong>de</strong> mujeres, las menos<br />
“empleables”, en las más firmes candidatas a insertarse en ellas.<br />
Ante este panorama, la ocupación en los servicios <strong>de</strong> proximidad corre el riesgo <strong>de</strong><br />
erigirse en un ghetto para mujeres. Pero, ¿<strong>de</strong> qué mujeres estamos hablando? El acceso<br />
<strong>de</strong> las mujeres a niveles educativos superiores, sobre todo entre las más jóvenes, ha<br />
significado el aumento <strong>de</strong> sus expectativas laborales y <strong>de</strong> su “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un<br />
empleo (VIL<strong>LA</strong> 1990). Aunque su inserción laboral siga estando marcada por la<br />
discriminación por razones <strong>de</strong> género, sus oportunida<strong>de</strong>s laborales han mejorado<br />
sustancialmente respecto a décadas anteriores. Son justamente estas mujeres las<br />
principales <strong>de</strong>mandantes y consumidoras <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad. En el otro<br />
extremo, para las mujeres sin cualificación y con dificulta<strong>de</strong>s económicas, el espectro<br />
<strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s laborales es mucho más reducido: los servicios <strong>de</strong> proximidad<br />
constituyen la única opción si quieren abandonar el paro o la inactividad y pasar a<br />
engrosar las filas <strong>de</strong> las mujeres asalariadas. Pero la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> estos servicios es tan<br />
elevada y su ritmo <strong>de</strong> crecimiento tan rápido, que la oferta actualmente disponible <strong>de</strong><br />
mujeres no es suficiente y se genera un vacío laboral. La mujer inmigrante<br />
extracomunitaria constituye el complemento “i<strong>de</strong>al” a esta escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo.<br />
7.1. Los servicios <strong>de</strong> proximidad como exponente <strong>de</strong> los “nuevos<br />
yacimientos <strong>de</strong> empleo”.<br />
A pesar <strong>de</strong> que algunos analistas sociales, como SCHAFF (1985), GORZ (1995), RIFKIN<br />
(1996) y BECK (2000), preconizan la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “fin <strong>de</strong>l trabajo” 545 como consecuencia <strong>de</strong><br />
las innovaciones tecnológicas, lo cierto es que, tal como señalan autores como<br />
545 RIFKIN, con su obra El fin <strong>de</strong>l trabajo, utiliza el concepto trabajo como sinónimo <strong>de</strong> ocupación y<br />
<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado la importante contribución económica <strong>de</strong> las personas –léase mujeres- que realizan el trabajo<br />
302
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
CASTELLS (1997), NAVARRO (1998) o CARNOY (2000), por el momento, los datos<br />
evi<strong>de</strong>ncian que los mercados <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas se transforman y<br />
están creando nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo tanto en la industria <strong>de</strong> alta tecnología como, en<br />
especial, en el sector servicios 546 . La competencia global y la difusión <strong>de</strong> la tecnología<br />
<strong>de</strong> la información, lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir el trabajo remunerado, están reorganizandolo en<br />
torno a la gestión <strong>de</strong>scentralizada, la individualización y la flexibilización (empleo a<br />
corto plazo y a tiempo parcial) (CARNOY 2000). En las últimas décadas, los servicios<br />
han aumentado sustancialmente su peso en la estructura laboral, a la vez que <strong>de</strong>saparece<br />
progresivamente el empleo agrícola y <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> el empleo industrial tradicional 547 .<br />
Como consecuencia <strong>de</strong> todo ello, el pleno empleo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en la actualidad <strong>de</strong> los<br />
servicios, tanto para absorber la mano <strong>de</strong> obra industrial exce<strong>de</strong>nte, como para<br />
proporcionar un puesto <strong>de</strong> trabajo a las mujeres que se incorporan al mercado <strong>de</strong><br />
trabajo.<br />
La creación <strong>de</strong> ocupación es un tema central en los países <strong>de</strong> la UE, con unas elevadas<br />
tasas <strong>de</strong> paro que, en conjunto, alcanzan a casi el 9% <strong>de</strong> la población activa <strong>de</strong> la UE a<br />
finales <strong>de</strong> los noventa y que contrastan con las <strong>de</strong> los Estados Unidos (4.9%) o Japón<br />
(3.4%), según las estadísticas <strong>de</strong> la OCDE. Este diferencial en las tasas se explica en<br />
buena parte por la mayor capacidad <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo en el sector servicios en los<br />
Estados Unidos. Sin embargo, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que la opción americana se ha<br />
fundamentado en la mayor “flexibilidad” <strong>de</strong> la reglamentación laboral y en el<br />
consiguiente <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> mayores <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s sociales e “inframercados”, basados<br />
en la expansión <strong>de</strong> empleos <strong>de</strong> poca calidad y bajos salarios (empleos “basura” o<br />
empleos McDonald) (BURTLES 1990). En el caso <strong>de</strong> Europa, en cambio, la existencia <strong>de</strong><br />
criterios más estrictos <strong>de</strong> regulación socio-laboral y los elevados costes laborales fijos<br />
(resultado <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>l Bienestar) han provocado que la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> empleos<br />
industriales haya conducido a un aumento <strong>de</strong>l paro <strong>de</strong> larga duración y no haya sido<br />
posible consolidar una estrategia basada en la creación <strong>de</strong> nuevos empleos con bajos<br />
reproductivo. En este sentido, el viejo eslogan feminista <strong>de</strong> “¡Trabajo nos sobra, queremos empleo!”,<br />
ilustra claramente esta paradoja (RODRÍGUEZ 1998).<br />
546 CASTELLS (1997) constata que se asiste a un proceso parecido al que <strong>de</strong>splazó el trabajo <strong>de</strong> la<br />
agricultura durante el siglo XX. El autor señala que son justamente las economías industriales más<br />
avanzadas en cuanto a tecnología –Estados Unidos y Japón- las que han sido capaces <strong>de</strong> crear más<br />
puestos <strong>de</strong> trabajo durante los años ochenta y noventa.<br />
547 Los resultados <strong>de</strong> una proyección sobre las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo catalán durante el<br />
período 2000-2010, señalan que el sector servicios generará el 71% <strong>de</strong> la nueva ocupación. El resto <strong>de</strong>l<br />
303
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
salarios (ESPING-ANDERSEN 1993; TEZANOS 2001). Si bien, aparentemente, el mo<strong>de</strong>lo<br />
norteamericano contribuye en mayor medida a la dualización social, diversos autores<br />
afirman que en aquellos países en los que no crece un volumen importante <strong>de</strong> nuevo<br />
proletariado <strong>de</strong> servicios, pue<strong>de</strong> aparecer una nueva forma <strong>de</strong> polarización entre los que<br />
gozan <strong>de</strong>l privilegio <strong>de</strong> “poseer” un puesto <strong>de</strong> trabajo y las masas <strong>de</strong>sempleadas que<br />
constituyen el exce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l mercado laboral (ESPING-ANDERSEN 1993; VAN PARIJS<br />
1993) 548 .<br />
La previsión para una parte significativa <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> la OCDE es que las<br />
ocupaciones en las que más crecerá el empleo son los servicios personales –en concreto<br />
los servicios <strong>de</strong> atención domiciliaria-, las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gestión administrativa alta e<br />
intermedia (ejecutivos, asesores legales, etc.) y los servicios relacionados con las<br />
tecnologías <strong>de</strong> la información (ingenieros, programadores, analistas <strong>de</strong> sistema, etc.).<br />
Ello es el resultado <strong>de</strong> una nueva economía vinculada, por una parte, a la aparición <strong>de</strong><br />
“nuevas” necesida<strong>de</strong>s que tienen que ver con la externalización <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> las teareas<br />
reproductivas y, por otra, a la capacidad <strong>de</strong> las nuevas tecnologías <strong>de</strong> la información y<br />
comunicación <strong>de</strong> crear empleo. Este proceso genera, en base a las tesis <strong>de</strong> la socióloga<br />
SASKIA SASSEN (1984, 1993, 1994, 1998) 549 , una estructura ocupacional cada vez más<br />
polarizada, entre unos servicios <strong>de</strong> alto contenido tecnológico, que incluyen un número<br />
relativamente pequeño <strong>de</strong> ocupaciones <strong>de</strong> alta cualificación (ejecutivos, profesionales y<br />
técnicos), y el resto <strong>de</strong> servicios, don<strong>de</strong> se ubican buena parte <strong>de</strong> los servicios<br />
personales, caracterizados por generar puestos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> baja cualificacion y bajos<br />
salarios, con una relación inestable con el mercado <strong>de</strong> trabajo (“canguros”, porteros,<br />
limpiadores, personal doméstico, cocineros, jardineros, guardas <strong>de</strong> seguridad, personal<br />
<strong>de</strong> mantenimiento y reparación, etc.).<br />
Aprovechando la emergencia tanto <strong>de</strong> “nuevas” necesida<strong>de</strong>s como <strong>de</strong> nuevas formas <strong>de</strong><br />
satisfacer las necesida<strong>de</strong>s antiguas, el Libro Blanco Crecimiento, competitividad y<br />
ocupación. Retos y pistas para entrar en el siglo XXI <strong>de</strong> la UE (COMISIÓN EUROPEA<br />
empleo será fundamentalmente industrial (maquinaria y equipo mecánico, industrias alimentarias,<br />
industrias manufactureras, metalurgia, papel y artes gráficas) y en la construcción (PIMEC-SEFES 2001).<br />
548 La respuesta estratégica <strong>de</strong> los países <strong>de</strong> Europa Continental al paro se ha basado en las<br />
transferencias (sostenimiento <strong>de</strong> rentas, seguros <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo, incapacidad y pensiones, fomento <strong>de</strong> las<br />
jubilaciones), al tiempo que se ha <strong>de</strong>sincentivado la oferta <strong>de</strong> trabajo femenina o se <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> facilitar los<br />
a<strong>de</strong>cuados servicios <strong>de</strong> asistencia infantil (ESPING ANDERSEN 1996b:359).<br />
549 Ampliamente <strong>de</strong>sarrolladas en el capítulo 4.<br />
304
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
1993) recoge las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> crecimiento <strong>de</strong> ocupación que generan dichas<br />
transformaciones y propone potenciar “nuevos yacimientos <strong>de</strong> empleo” como política<br />
activa <strong>de</strong> ocupación para lograr crear más puestos <strong>de</strong> trabajo, a partir <strong>de</strong>l incremento <strong>de</strong><br />
la calidad <strong>de</strong> vida para todos y todas (COMISIÓN EUROPEA 1993; LEBRUN 1995,<br />
FUNDACIÓ CIREM 1999). Las activida<strong>de</strong>s que son consi<strong>de</strong>radas actualmente por las<br />
instituciones europeas como las más características <strong>de</strong> los nuevos yacimientos <strong>de</strong><br />
empleo son muy heterogéneas y la mayoría pertenece al sector servicios. Dichas<br />
ocupaciones pue<strong>de</strong>n ser clasificadas en cuatro gran<strong>de</strong>s apartados: servicios a la vida<br />
diaria o servicios <strong>de</strong> proximidad 550 , servicios <strong>de</strong> mejora <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> vida 551 ,<br />
servicios <strong>de</strong> ocio 552 y servicios medioambientales 553 .<br />
De todas las áreas que propone la COMISIÓN EUROPEA (1995), <strong>de</strong>staca el rápido<br />
crecimiento que han experimentado los “servicios a la vida diaria” o “servicios <strong>de</strong><br />
proximidad”, con un crecimiento anual que se sitúa entre el 4% y el 7%, claramente<br />
superior al crecimiento medio <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l sector terciario para el conjunto <strong>de</strong> la UE<br />
(alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 2.5% anual) 554 . Las razones que explican su crecimiento se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong>l<br />
incremento <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicios, encuadrables bajo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
“proximidad”, en el sentido <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> “cuidado” prestadas a personas y no a<br />
empresas 555 . Debe precisarse que algunas <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s sociales vinculadas a los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad son nuevas –como, por ejemplo, querer ganar tiempo libre en<br />
casos <strong>de</strong> “doble presencia”-; sin embargo, otras son una reorientación <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s<br />
antiguas, resultado <strong>de</strong> que los mecanismos tradicionales para satisfacerlas han pasado a<br />
550 Los servicios <strong>de</strong> proximidad se <strong>de</strong>finen como aquellas activida<strong>de</strong>s remuneradas <strong>de</strong>stinadas a<br />
satisfacer las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las personas y <strong>de</strong> las familias, que aparecen, en la actualidad, en la vida<br />
cotidiana <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales (TORNS 1995b, 1996).<br />
551 Mejora <strong>de</strong> la vivienda, seguridad, transportes colectivos, revaloración <strong>de</strong> espacios públicos<br />
urbanos, comercios <strong>de</strong> proximidad.<br />
552 Turismo, sector audio-visual, valorización <strong>de</strong>l patrimonio cultural, <strong>de</strong>sarrollo cultural.<br />
553 Gestión <strong>de</strong> residuos, gestión <strong>de</strong>l agua, protección y mantenimiento <strong>de</strong> las zonas naturales,<br />
normativa y control <strong>de</strong> la contaminación y las instalaciones correspondientes.<br />
554 Diversos estudios realizados en España confirman el potencial <strong>de</strong> los servicios, y concretamente <strong>de</strong><br />
los “servicios <strong>de</strong> proximidad”, como yacimiento <strong>de</strong> empleo, coincidiendo con la ten<strong>de</strong>ncia a la<br />
terciarización <strong>de</strong> los mercados <strong>de</strong> trabajo. Véanse al respecto los interesantes artículos <strong>de</strong> CACHÓN<br />
(1997a, 1997b). Un estudio elaborado por la FUNDACIÓN ENCUENTRO, a partir <strong>de</strong> datos <strong>de</strong> la EPA, <strong>de</strong>l<br />
Banco <strong>de</strong> España y <strong>de</strong>l EUROSTAT durante el período 1993-1996, constata que se han creado 710.000<br />
empleos en el sector servicios –frente a sólo 44.000 en la industria-, <strong>de</strong> los que casi 200.000 son empleos<br />
en el subsector <strong>de</strong> los servicios sociales y <strong>de</strong> la salud (citado en: TORNS 1997).<br />
555 Estas necesida<strong>de</strong>s, que ya han sido abordadas en el capítulo anterior, obe<strong>de</strong>cen a una serie <strong>de</strong><br />
transformaciones políticas, sociales, <strong>de</strong>mográficas y económicas, vinculadas principalmente al<br />
envejecimiento <strong>de</strong> la población, la modificación <strong>de</strong> las estructuras familiares y al crecimiento <strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong><br />
actividad femenina en el mercado <strong>de</strong> trabajo.<br />
305
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
ser insuficientes o bien han <strong>de</strong>saparecido, como es el caso <strong>de</strong> aquellas activida<strong>de</strong>s que<br />
tradicionalmente se han realizado en el marco <strong>de</strong> la familia y <strong>de</strong> la comunidad (cuidado<br />
<strong>de</strong> la infancia y <strong>de</strong> las personas ancianas). En base a la clasificación <strong>de</strong> la UE, los<br />
“servicios <strong>de</strong> proximidad” o “servicios a la vida diaria” compren<strong>de</strong>n seis ámbitos<br />
claramente diferenciados 556 (COMISIÓN EUROPEA 1993; GENERALITAT DE CATALUNYA<br />
2001). En esta investigación nos ocuparemos <strong>de</strong> los ámbitos 1 y 2, servicios a domicilio<br />
y servicios <strong>de</strong> atención a la infancia, respectivamente; en concreto, <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> limpieza a domicilio, <strong>de</strong> la atención a domicilio <strong>de</strong> personas ancianas o con<br />
discapacida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> la atención infantil domiciliaria (habitual u ocasional).<br />
Los servicios <strong>de</strong> proximidad comparten con el resto <strong>de</strong> nuevos yacimientos <strong>de</strong> empleo<br />
una serie <strong>de</strong> especificida<strong>de</strong>s que se traducen en importantes obstáculos para su<br />
<strong>de</strong>sarrollo, tal como recoge la FUNDACIÓ CIREM (1999) en un interesante estudio sobre<br />
estas nuevas fuentes <strong>de</strong> ocupación. Una primera problemática se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> las<br />
dificulta<strong>de</strong>s y/o insuficiencia en la especificación <strong>de</strong>l servicio. Se trata <strong>de</strong> mercados<br />
incompletos, en el sentido que la oferta y/o la <strong>de</strong>manda están insuficientemente<br />
estructuradas o bien aparecen <strong>de</strong> manera fragmentada (COL<strong>LA</strong>DO, MARTÍNEZ 1995). A<br />
diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre con los mercados <strong>de</strong> productos manufacturados, en los que<br />
las especificaciones son cada vez más precisas (manuales <strong>de</strong> instrucciones,<br />
características técnicas), la falta <strong>de</strong> especificación <strong>de</strong> los servicios, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda como <strong>de</strong> la oferta, es muy habitual en activida<strong>de</strong>s como el<br />
cuidado <strong>de</strong> niños o <strong>de</strong> ancianos, o bien en los servicios <strong>de</strong> limpieza en el hogar, al<br />
tratarse <strong>de</strong> servicios personales valorables subjetivamente a discreción <strong>de</strong> quien los<br />
requiere y <strong>de</strong> quien los proporciona.<br />
Los principales obstáculos a los que se enfrentan los nuevos yacimientos <strong>de</strong> empleo<br />
tienen que ver con la existencia <strong>de</strong> una <strong>de</strong>manda implícita e inespecífica. A pesar <strong>de</strong> que<br />
la población es consciente <strong>de</strong> cuáles son sus necesida<strong>de</strong>s, muchas veces resulta difícil<br />
trasladarlas y objetivarlas a niveles concretos <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> un servicio o actividad, ya<br />
sea por motivos económicos o por limitaciones y arbitrarieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tipo cultural. En el<br />
Libro blanco <strong>de</strong> los nuevos yacimientos <strong>de</strong> empleo en Catalunya, encargado por el<br />
556 (1) los servicios a domicilio, (2) la atención a la infancia, (3) las nuevas tecnologías <strong>de</strong> la información y <strong>de</strong> la<br />
comunicación, (4) ayuda a los jóvenes con dificulta<strong>de</strong>s, (5) servicios <strong>de</strong> mediación y asesoramiento en la resolución<br />
<strong>de</strong> conflictos y (6) la prevención <strong>de</strong> riesgos laborales (COMISIÓN EUROPEA 1993; GENERALITAT DE CATALUNYA 2001).<br />
306
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
Departament <strong>de</strong> Treball <strong>de</strong> la Generalitat <strong>de</strong> Catalunya (2001), se lleva a cabo una<br />
aproximación a la perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, a través <strong>de</strong> la “Enquesta a les llars <strong>de</strong><br />
Catalunya” 557 , con el objetivo <strong>de</strong> analizar cómo se resuelven las necesida<strong>de</strong>s sociales<br />
vinculadas a los servicios <strong>de</strong> proximidad y cuál es el grado <strong>de</strong> satisfacción. En conjunto,<br />
<strong>de</strong> dichos resultados se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la mayor parte <strong>de</strong> estas necesida<strong>de</strong>s se cubren a<br />
través <strong>de</strong> la autoproducción en más <strong>de</strong> un 75%, salvo en el caso <strong>de</strong> las reparaciones <strong>de</strong>l<br />
hogar (sólo el 12.5%). Sin embargo, a tenor <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong> insatisfacción, se estima que<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 20% <strong>de</strong> los hogares catalanes encuestados pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>mandantes<br />
potenciales <strong>de</strong> servicios a las personas y a los hogares, en especial en todo lo que se<br />
refiere al cuidado <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>pendientes y a la limpieza y cuidado <strong>de</strong>l hogar, con<br />
niveles <strong>de</strong> insatisfacción que sobrepasan el 10%. A partir <strong>de</strong>l cálculo <strong>de</strong>l impacto <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>manda efectiva insatisfecha futura <strong>de</strong> estos servicios (la <strong>de</strong>manda insatisfecha no<br />
incluye la cubierta por el trabajo no <strong>de</strong>clarado), el estudio estima que podrán crearse<br />
más <strong>de</strong> 200.000 puestos <strong>de</strong> trabajo a tiempo completo (véase Tabla 7.1.).<br />
TAB<strong>LA</strong> 7.1. POTENCIAL DE CREACIÓN DE OCUPACIÓN EN LOS SERVICIOS<br />
HABITUALES A <strong>LA</strong>S PERSONAS Y HOGARES<br />
Demanda efectiva insatisfecha<br />
futura para servicios habituales<br />
a personas y hogares (% sobre<br />
el total <strong>de</strong> hogares pertinente)<br />
Estimación <strong>de</strong> ocupación<br />
en ETC* <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda<br />
efectiva insatisfecha<br />
Atención a personas <strong>de</strong>pendientes 43.2 11.780<br />
Limpieza y cuidado <strong>de</strong>l hogar 32.9 67.212<br />
Limpieza y cuidado <strong>de</strong> la ropa 26.0 23.620<br />
Compra diaria 21.4 19.429<br />
Reparaciones <strong>de</strong>l hogar 7.1 1.285<br />
Traslado <strong>de</strong> los niños a la escuela 19.1 6.561<br />
Atención <strong>de</strong> los niños mediodía 17.2 8.872<br />
Guarda niños en horario laboral 22.3 67.023<br />
TOTAL 205.782<br />
*Para el cálculo <strong>de</strong>l Equivalente a Tiempo Completo (ETC) se ha estimado un número <strong>de</strong> horas anuales<br />
para servicio y hogar que oscila entre las 16 horas para reparaciones y las 975 para guarda habitual <strong>de</strong><br />
niños, así como una jornada laboral <strong>de</strong> 1.848 horas.<br />
Fuente: Fundació CIREM, “Enquesta a les llars”. Citado en: GENERALITAT DE CATALUNYA (2001: 41).<br />
557 Dicho estudio ha sido elaborado por la FUNDACIÓ CIREM.<br />
307
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> que exista una importante <strong>de</strong>manda potencial <strong>de</strong> servicios no<br />
significa que se traduzca automáticamente en <strong>de</strong>manda efectiva, puesto que el grado <strong>de</strong><br />
insatisfacción convive con otras limitaciones. Los resultados <strong>de</strong> la encuesta señalan que<br />
el principal motivo esgrimido para no hacer uso <strong>de</strong> los servicios a la vida diaria es una<br />
dimensión cultural, la conciencia <strong>de</strong> la autoresponsabilidad; lo que explicaría por qué en<br />
muchas ocasiones estos servicios son percibidos como un lujo <strong>de</strong>smedido o como una<br />
mercantilización <strong>de</strong> las relaciones afectivas. El elevado coste económico <strong>de</strong> dichos<br />
servicios se menciona en segundo lugar y permite compren<strong>de</strong>r por qué el consumo <strong>de</strong><br />
estos servicios, a pesar <strong>de</strong> estar vinculado a necesida<strong>de</strong>s sociales básicas, se comporte<br />
<strong>de</strong> manera similar a la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> bienes <strong>de</strong> lujo, en el sentido <strong>de</strong> que sólo se consumen<br />
a partir <strong>de</strong> cierta renta. Al mismo tiempo, se trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que presentan<br />
problemas <strong>de</strong> solvencia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, puesto que muchos <strong>de</strong> sus usuarios potenciales<br />
no están en condiciones <strong>de</strong> hacer frente a la totalidad o a una parte importante <strong>de</strong> su<br />
coste en términos monetarios. En la encuesta también aflora un notable<br />
<strong>de</strong>sconocimiento sobre estas activida<strong>de</strong>s, en el sentido <strong>de</strong> no disponer <strong>de</strong> suficiente<br />
información sobre cuáles son las características <strong>de</strong> la oferta.<br />
Otro grupo <strong>de</strong> obstáculos a la articulación <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad tiene que ver<br />
con una oferta fragmentaria, <strong>de</strong> baja calidad y con sustitutos fuera <strong>de</strong>l mercado<br />
(FUNDACIÓ CIREM 1999). Buena parte <strong>de</strong> estos servicios presentan la característica <strong>de</strong><br />
la invisibilidad <strong>de</strong>l coste o <strong>de</strong> ausencia <strong>de</strong> unicidad <strong>de</strong> precio. En el caso <strong>de</strong> los<br />
“servicios a la vida diaria”, la invisibilidad <strong>de</strong>l coste se manifiesta por el hecho <strong>de</strong><br />
tratarse, en algunos casos, <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que tradicionalmente se han <strong>de</strong>sarrollado en el<br />
hogar <strong>de</strong> manera gratuita por parte <strong>de</strong> las mujeres, con la consiguiente falta <strong>de</strong><br />
reconocimiento social y profesional una vez se convierten en activida<strong>de</strong>s remuneradas.<br />
La posibilidad <strong>de</strong> que muchas <strong>de</strong> estas tareas puedan autoproducirse en el hogar,<br />
presuntamente gratis, dificulta la valorización <strong>de</strong> su coste cuando éstas se realizan a<br />
través <strong>de</strong>l mercado 558 . En otros casos, el problema radica en el hecho <strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong><br />
servicios que se han ofrecido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una oferta pública sin información <strong>de</strong>l coste, como<br />
es el caso <strong>de</strong> la educación y la salud, lo que no favorece que el usuario tenga conciencia<br />
sobre su precio real una vez recurre al mercado. Todo ello tiene como consecuencia la<br />
estructuración <strong>de</strong> una oferta con precios ampliamente diferenciados entre sí. Los<br />
308
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
consumidores, en general, al no valorar suficientemente la profesionalización y calidad<br />
<strong>de</strong> dichos servicios, tien<strong>de</strong>n a buscar la opción menos cara. En el caso <strong>de</strong> los servicios<br />
<strong>de</strong> limpieza a domicilio o <strong>de</strong> cuidado, por ejemplo, existe una mayor propensión a<br />
consumir el servicio en su prestación informal –mediante el recurso a una trabajadora<br />
inmigrante sin contrato <strong>de</strong> trabajo, por ejemplo-, antes que contratarlo a una empresa<br />
formal <strong>de</strong> servicios, a un precio más elevado 559 .<br />
Un segundo obstáculo vinculado a la oferta es el hecho <strong>de</strong> que muchas <strong>de</strong> estas<br />
activida<strong>de</strong>s se caracterizan por ser intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo (generalmente no<br />
sustituibles por elementos tecnológicos) y por precisar mucho tiempo para su<br />
realización, por lo que la viabilidad <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> exclusivamente <strong>de</strong>l coste y<br />
gestión <strong>de</strong>l factor trabajo y <strong>de</strong> la capacidad adquisitiva <strong>de</strong> los potenciales clientes. Se<br />
trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s poco productivas y poco rentables, con costes laborales muy<br />
elevados, por lo que difícilmente resultan atractivas para el sector privado. Por ello,<br />
buena parte <strong>de</strong> estos servicios se dispensan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la economía social, que engloba<br />
activida<strong>de</strong>s económicas ejercidas por entida<strong>de</strong>s no lucrativas, a menudo cofinanciadas<br />
con recursos públicos y con autonomía <strong>de</strong> gestión (DREZE 1995:57).<br />
Los elevados costes laborales (y, en consecuencia, el alto precio/hora establecido),<br />
pue<strong>de</strong>n crear <strong>de</strong>sincentivos para las personas con rentas bajas a consumirlos y, al mismo<br />
tiempo, promover que se utilicen otras alternativas más baratas (economía sumergida 560<br />
o sustitutos fuera <strong>de</strong>l mercado, como las re<strong>de</strong>s familiares), lo que presiona a la baja el<br />
precio/hora. Esta situación favorece la alta fragmentación y segmentación <strong>de</strong>l mercado y<br />
la existencia <strong>de</strong> mercados paralelos con poca o ninguna interrelación, generalmente <strong>de</strong><br />
menor calidad, que contribuyen a <strong>de</strong>teriorar la imagen <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> sector. La<br />
mencionada encuesta a los hogares realizada en Cataluña permite obtener datos<br />
558 No ocurre lo mismo cuando se trata <strong>de</strong> valorar el precio <strong>de</strong> una hora <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>l técnico<br />
informático que arregla nuestra computadora o <strong>de</strong>l mecánico <strong>de</strong> coches que revisa nuestro vehículo.<br />
559 Sin embargo, esta constatación <strong>de</strong>be matizarse, puesto que la voluntad <strong>de</strong> “ahorrar” al máximo los<br />
costes económicos sólo se da en <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s que tienen lugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l hogar (cuidado <strong>de</strong><br />
ancianos, “canguros”, etc.), ya que cuando son empresas las que ofrecen los mismos servicios fuera <strong>de</strong>l<br />
hogar (resi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> ancianos, guar<strong>de</strong>rías, etc.), prima la exigencia <strong>de</strong> calidad <strong>de</strong>l servicio ofrecido y ésta<br />
se consi<strong>de</strong>ra directamente proporcional a su valor económico. Pocas personas tolerarían que una<br />
resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ancianos tuviera personal sin titulación específica; sin embargo, cuando se trata <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a<br />
personas ancianas en el hogar, la cualificación <strong>de</strong> la empleada queda, generalmente, en un segundo plano.<br />
En este segundo caso, se consi<strong>de</strong>ra que la empleada simplemente sustituye la tareas <strong>de</strong> cuidado que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
siempre han realizado la esposa o la hija, sin cualificación específica y sin percibir remuneración alguna.<br />
309
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
<strong>de</strong>tallados sobre la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios al hogar satisfecha mediante trabajo no<br />
<strong>de</strong>clarado. Los resultados revelan que, hoy en día, más <strong>de</strong> 100.000 personas están<br />
trabajando en la economía informal realizando estas activida<strong>de</strong>s, lo que podría<br />
convertirse en casi 40.000 puestos <strong>de</strong> trabajo a tiempo completo (véase Tabla 7.2.).<br />
Des<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> las empresas privadas que ofrecen estos servicios y buscan la<br />
competitividad, los servicios <strong>de</strong> proximidad reúnen las características <strong>de</strong> los “mercados<br />
irregulares”, ya que tien<strong>de</strong>n a <strong>de</strong>sregular las condiciones <strong>de</strong> ocupación <strong>de</strong> las personas<br />
empleadas con el fin <strong>de</strong> rebajar el precio <strong>de</strong>l servicio y po<strong>de</strong>r ampliar el espectro <strong>de</strong><br />
consumidores (COL<strong>LA</strong>DO, MARTÍNEZ 1995).<br />
TAB<strong>LA</strong> 7.2. DIMENSIÓN DEL TRABAJO NO DEC<strong>LA</strong>RADO EN <strong>LA</strong> PRESTACIÓN DE<br />
SERVICIOS HABITUALES A <strong>LA</strong>S PERSONAS Y AL HOGAR<br />
Uso <strong>de</strong> trabajo no <strong>de</strong>clarado<br />
sobre total uso servicios<br />
externos remunerados %<br />
Estimación <strong>de</strong> ocupación<br />
en ETC* <strong>de</strong>l trabajo<br />
remunerado no <strong>de</strong>clarado<br />
Atención a personas <strong>de</strong>pendientes 68.9 1.936<br />
Limpieza y cuidado <strong>de</strong>l hogar 72.5 22.069<br />
Limpieza y cuidado <strong>de</strong> la ropa 46.2 545<br />
Compra diaria 20.0 91<br />
Reparaciones <strong>de</strong>l hogar 24.9 3.778<br />
Traslado <strong>de</strong> los niños a la escuela 7.4 241<br />
Atención <strong>de</strong> los niños mediodía 4.8 772<br />
Guarda niños en horario laboral 29.1 9.620<br />
TOTAL 39.002<br />
*Para el cálculo <strong>de</strong>l Equivalente a Tiempo Completo (ETC) se ha estimado un númeroe estimado <strong>de</strong><br />
horas anuales para servicio y hogar que oscila entre las 16 horas para reparaciones y las 975 para guarda<br />
habitual <strong>de</strong> niños y una jornada laboral <strong>de</strong> 1.848 horas.<br />
Fuente: Fundació CIREM, “Enquesta a les llars”. Citado en: GENERALITAT DE CATALUNYA (2001: 41).<br />
Con el fin <strong>de</strong> evitar que la <strong>de</strong>sregulación excesiva pueda afectar a la calidad <strong>de</strong>l servicio<br />
ofrecido, la COMISIÓN EUROPEA (1995) recomienda que las administraciones<br />
subvencionen estos servicios y potencien la corresponsabilidad entre el sector público y<br />
560 Por “economía sumergida” nos referimos únicamente al trabajo retribuido y no <strong>de</strong>clarado que tiene<br />
un equivalente en el mercado o en las prestaciones públicas.<br />
310
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
el privado 561 . En España, sin embargo, tal como se mostrará en los siguientes capítulos,<br />
pue<strong>de</strong> concluirse que los servicios <strong>de</strong> proximidad se caracterizan por su escasa<br />
regulación, tanto <strong>de</strong> las condiciones laborales como <strong>de</strong> la profesionalización <strong>de</strong> las<br />
personas que los prestan, por la no corresponsabilidad pública en su financiación y por<br />
una escasa intervención en la creación <strong>de</strong> empleo <strong>de</strong> “calidad” en torno a estas<br />
activida<strong>de</strong>s. Todo ello estimula tanto la oferta como la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mercados paralelos,<br />
<strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s más baratas <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, <strong>de</strong> modo que la<br />
precariedad y el empleo irregular son las fórmulas más extendidas.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, en base a los postulados <strong>de</strong> ESPING-ANDERSEN (1993), el potencial <strong>de</strong><br />
creación <strong>de</strong> nuevo empleo <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad en la UE pue<strong>de</strong> concretarse<br />
en dos estrategias distintas. O bien se sigue el mo<strong>de</strong>lo norteamericano y se potencia a<br />
gran escala el sector privado <strong>de</strong> consumo, a través <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo<br />
mal remunerados e inestables que permitan hacer frente a los obstáculos arriba<br />
mencionados; o bien el sector público interviene <strong>de</strong> forma directa, por medio <strong>de</strong> un<br />
Estado <strong>de</strong>l Bienestar (ya sea ofreciendo directamente servicios públicos o financiando<br />
servicios privados) que compense el <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l empleo en la industria y que permita<br />
configurar puestos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> mayor calidad, tal como ha ocurrido en el norte <strong>de</strong><br />
Europa (en los países escandinavos). Tanto en un mo<strong>de</strong>lo como en el otro, los puestos<br />
<strong>de</strong> trabajo tien<strong>de</strong>n a estar <strong>de</strong>sproporcionadamente ocupados por mujeres (sobre todo<br />
cuando se trata <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> edad y sin cualificación, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la inactividad o<br />
que vuelven a incorporarse al mercado <strong>de</strong> trabajo tras un período <strong>de</strong> interrupción) e<br />
inmigrantes (estos últimos, están especialmente representados en los Estados<br />
Unidos) 562 . Si se opta por el mo<strong>de</strong>lo norteamericano, allí don<strong>de</strong> los costes salariales<br />
sean elevados, el sector <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad crecerá principalmente sobre la<br />
base <strong>de</strong>l trabajo por cuenta propia o <strong>de</strong>l empleo irregular, tal como es el caso <strong>de</strong> España<br />
y <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa (ESPING ANDERSEN 1996a).<br />
561 Pero tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> servicios en España, el tradicional mo<strong>de</strong>lo<br />
escandinavo, en el que la intervención pública asegura simultáneamente buenos servicios a la población y<br />
empleo protegido para producirlos, está muy lejos <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>rse.<br />
562 Otros empleos no cualificados <strong>de</strong>l sector servicios reclutan también a los jóvenes y a los<br />
trabajadores industriales masculinos en paro (restaurantes, bares, guardias <strong>de</strong> seguridad, jardinería, salas<br />
<strong>de</strong> diversión, lavan<strong>de</strong>rías y similares).<br />
311
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
7.2. Los servicios <strong>de</strong> proximidad en el contexto <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong><br />
trabajo atravesado por las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género.<br />
Buena parte <strong>de</strong>l crecimiento <strong>de</strong> empleo no manual se produce mediante la incorporación<br />
<strong>de</strong> la mujer al mundo laboral 563 . Según datos <strong>de</strong> la OIT, <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> empleos creados en<br />
las dos últimas décadas <strong>de</strong>l siglo XX en seis <strong>de</strong> los países más industrializados <strong>de</strong><br />
Occi<strong>de</strong>nte (Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Inglaterra y Suecia), casi un<br />
75% han sido ocupados por mujeres. Mientras que la tasa <strong>de</strong> actividad femenina<br />
muestra una persistente ten<strong>de</strong>ncia ascen<strong>de</strong>nte en los países <strong>de</strong> la OCDE, la tasa<br />
masculina asiste, paralelamente, a un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>clive. Pero las mujeres no se<br />
incorporan en la misma medida en todas las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los servicios. Curiosamente,<br />
los nuevos yacimientos <strong>de</strong> empleo con una mayor tasa <strong>de</strong> feminización son los servicios<br />
a domicilio y el cuidado <strong>de</strong> los niños, mientras que la concentración <strong>de</strong> mujeres no es<br />
tan <strong>de</strong>stacada en los servicios vinculados directamente a las empresas y a las nuevas<br />
tecnologías (CACHÓN 1997b:131). Del anterior apartado se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que los servicios<br />
<strong>de</strong> proximidad, a pesar <strong>de</strong> su enorme potencial <strong>de</strong> generar puestos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
óptica meramente cuantitativa, entrañan enormes riesgos <strong>de</strong> generar empleo <strong>de</strong> baja<br />
calidad y <strong>de</strong>scualificado y, en consecuencia, <strong>de</strong> erigirse como ghetto femenino para los<br />
colectivos <strong>de</strong> mujeres con mayores dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> “empleabilidad” 564 .<br />
Muchas <strong>de</strong> las investigaciones que se efectúan a partir <strong>de</strong> datos sobre ocupación<br />
femenina, si bien constatan la feminización <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra en los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, omiten la perspectiva <strong>de</strong> género en su interpretación y la atribuyen a la<br />
coinci<strong>de</strong>ncia entre el fenómeno <strong>de</strong> la participación masiva <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo y el hecho <strong>de</strong> que sean justamente estas activida<strong>de</strong>s las que generan puestos <strong>de</strong><br />
trabajo en la actualidad (COMISIÓN EUROPEA 1995:16). Sin embargo, esta afirmación no<br />
va más alla <strong>de</strong> la constatación e impi<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las razones subyacentes a tal<br />
563 Según datos proporcionados por NAVARRO (1997), la tasa <strong>de</strong> participación <strong>de</strong> la mujer en el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo para las eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> 15-64 años pasa, entre 1979 y 1996, <strong>de</strong> 47.5% al 56% en los<br />
Estados Unidos; <strong>de</strong>l 45.7% al 47.7% en Japón; <strong>de</strong>l 45.3% al 52.1% en Gran Bretaña; <strong>de</strong>l 29.2% al 44.9%<br />
en Holanda y <strong>de</strong>l 28.6% al 37.2% en España.<br />
564 El incremento <strong>de</strong>l empleo femenino y el receso <strong>de</strong>l masculino es consi<strong>de</strong>rado por BRAVERMAN<br />
(1974) como indicador que avala su tesis <strong>de</strong>l proceso general <strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación y <strong>de</strong>scualificación <strong>de</strong>l<br />
trabajo que tiene lugar en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> capitalismo avanzado. Sin embargo, <strong>de</strong> acuerdo con BEECHEY<br />
(1988) y otros autores, BRAVERMAN ignora el hecho <strong>de</strong> que las cualificaciones tienen mucho que ver con<br />
construcciones i<strong>de</strong>ológicas y sociales, por lo que la asociación entre mujeres y ocupaciones<br />
<strong>de</strong>scualificadas <strong>de</strong>biera ser revisada.<br />
312
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
feminización. Ciertamente, todo análisis sobre la participación <strong>de</strong> hombres y mujeres en<br />
el mercado <strong>de</strong> trabajo requiere un enfoque <strong>de</strong> género. En este sentido, el crecimiento<br />
masivo <strong>de</strong>l empleo femenino pone <strong>de</strong> relieve que la mujer sigue siendo víctima <strong>de</strong> la<br />
discriminación <strong>de</strong> género en el mercado <strong>de</strong> trabajo, situándose en las activida<strong>de</strong>s más<br />
precarizadas, menos remuneradas y menos valoradas socialmente. La concentración <strong>de</strong><br />
las mujeres en segmentos específicos <strong>de</strong>l mercado laboral <strong>de</strong>muestra cómo el mercado<br />
excluye y segrega en función <strong>de</strong>l género, a partir <strong>de</strong> diferencias en las disponibilida<strong>de</strong>s<br />
masculina y femenina en el mercado laboral, <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> la doble adscripción<br />
(productiva y reproductiva) <strong>de</strong> las mujeres 565 (RODRÍGUEZ 1998).<br />
Para po<strong>de</strong>r compren<strong>de</strong>r las causas <strong>de</strong> la feminización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad es<br />
indispensable, en primer lugar, <strong>de</strong>tenerse en el análisis <strong>de</strong>l contexto global en el que<br />
tiene lugar la inserción laboral femenina: la nueva economía <strong>de</strong> servicios. Para ello, el<br />
presente apartado tiene como cometido ofrecer una panorámica <strong>de</strong> las principales<br />
características <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo en la actualidad, tomando como caso concreto la<br />
estructura laboral española. Una vez perfilados sus principales rasgos, va a ser posible<br />
enmarcar los parámetros en los que tiene lugar el empleo femenino. Tal como se verá a<br />
continuación, la incorporación masiva <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo va<br />
acompañada <strong>de</strong> una segmentación laboral 566 que la confina a aquellas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
sector servicios típicamente femeninas, intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo y caracterizadas<br />
por presentar una precariedad superior y unas retribuciones salariales por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l<br />
resto <strong>de</strong> ocupaciones 567 . Sin olvidar que la aparente elevada creación <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong><br />
trabajo para mujeres todavía no ha conseguido corregir la distancia que separa el paro<br />
femenino <strong>de</strong>l masculino.<br />
En lo que se refiere al mercado <strong>de</strong> trabajo español, las ten<strong>de</strong>ncias no difieren en lo<br />
sustancial <strong>de</strong> los procesos que acontecen en los países más avanzados, bajo el influjo <strong>de</strong><br />
la globalización y el cambio tecnológico. Sin embargo, España atraviesa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tres<br />
décadas una fase <strong>de</strong> profundas transformaciones a todos los niveles, promovidas,<br />
565 Este proceso, tal como se ha justificado en capítulos anteriores, tiene su raíz en la socialización,<br />
que construye i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género (masculinas y femeninas), capacitando a hombres y a mujeres para<br />
distintas habilida<strong>de</strong>s, y les sitúa <strong>de</strong>sigualmente en la esfera pública.<br />
566 Para un estudio más pormenorizado <strong>de</strong> la segmentación <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo en España, véase:<br />
RECIO (1991, 1999).<br />
567 Los servicios <strong>de</strong> proximidad, sin lugar a dudas, encajan perfectamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este perfil.<br />
313
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
principalmente, por su reubicación en el marco <strong>de</strong> la economía-mundo capitalista; su<br />
ingreso en la Unión Europea; las transformaciones <strong>de</strong> su estructura económica; las<br />
modificaciones normativas introducidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong> la Constitución <strong>de</strong><br />
1978; los cambios en las instituciones <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> relaciones industriales, etc.<br />
(CACHÓN 1995:109). Sin ánimo <strong>de</strong> analizar <strong>de</strong> manera exhaustiva las principales<br />
características <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo español, a continuación van a exponerse,<br />
siguiendo a PRIETO (1994), aquellas coor<strong>de</strong>nadas que mejor le <strong>de</strong>finen en la actualidad y<br />
que permiten compren<strong>de</strong>r el marco estructurador <strong>de</strong>l crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad y <strong>de</strong> la inserción laboral femenina.<br />
Uno <strong>de</strong> los primeros rasgos <strong>de</strong>finitorios es, según PRIETO (1994), el profundo cambio<br />
que ha sufrido el mercado <strong>de</strong> trabajo español <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1977, coincidiendo con el paso <strong>de</strong>l<br />
período keynesiano-fordista al neoliberal, con la adopción <strong>de</strong> un nuevo mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
acumulación basado en la “flexibilidad” 568 (BOYER 1986; MARTÍN ARTILES 1995). Entre<br />
estos cambios cabe <strong>de</strong>stacar la profunda transformación <strong>de</strong> la composición sectorial <strong>de</strong><br />
la población ocupada, pasándose <strong>de</strong>l predominio <strong>de</strong> la industria y la agricultura a una<br />
clara preeminencia <strong>de</strong>l sector terciario, así como el crecimiento vertiginoso <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong><br />
instrucción medio <strong>de</strong> la población ocupada y la feminización <strong>de</strong> la misma 569 . De ese<br />
modo, mientras que a principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta las mujeres trabajadoras<br />
representan casi el 29% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> personas ocupadas, suponen el 37.2% en el año<br />
2000. Según los resultados <strong>de</strong> un estudio prospectivo, Estudio DELPHI 570 , los expertos<br />
señalan que en la próxima década los servicios podrían llegar a ocupar a dos tercios <strong>de</strong><br />
la población activa española y que es probable que en torno al 70% <strong>de</strong>l empleo no<br />
manual se produzca mediante la llegada <strong>de</strong> mujeres al mercado <strong>de</strong> trabajo (DÍAZ 2000;<br />
TEZANOS 2000). La baja tasa <strong>de</strong> actividad femenina que España tiene en la actualidad<br />
pone <strong>de</strong> manifiesto el gran potencial que existe para una eventual incorporación <strong>de</strong><br />
mujeres españolas al trabajo remunerado, que permita contrarrestar la disminución <strong>de</strong>l<br />
568 Este proceso <strong>de</strong> flexibilización <strong>de</strong> los mercados laborales pue<strong>de</strong> alcanzarse a través <strong>de</strong> tres formas<br />
básicas <strong>de</strong> flexibilidad: flexibilidad externa (facilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> contratación y <strong>de</strong>spido <strong>de</strong> personal);<br />
flexibilidad interna o funcional (flexibilización <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> trabajo, etc.); flexibilidad salarial<br />
(retribución variable en función <strong>de</strong> varios índices) (CABEZAS 2000).<br />
569 Para un estudio <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo español teniendo en cuenta la formación y los procesos<br />
educativos, véase: FERNÁNDEZ ENGUITA (1990).<br />
570 Estudio realizado en el Departamento <strong>de</strong> Sociología III <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Políticas y<br />
Sociología <strong>de</strong> la UNED, que recoge los resultados <strong>de</strong> entrevistas a 37 expertos <strong>de</strong>l mundo académico y<br />
empresarial<br />
314
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
volumen total <strong>de</strong> efectivos <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo como consecuencia <strong>de</strong>l envejecimiento<br />
<strong>de</strong> la población.<br />
Un segundo rasgo en absoluto <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable es la estructura “en<strong>de</strong>ble y frágil” <strong>de</strong>l<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo español, que tiene como principal efecto la incapacidad <strong>de</strong> generar<br />
un nivel <strong>de</strong> empleo a<strong>de</strong>cuado y una tasa <strong>de</strong> paro que supera con creces la media <strong>de</strong>l<br />
conjunto <strong>de</strong> la Unión Europea (según datos <strong>de</strong> la EPA, la tasa <strong>de</strong> paro española ha<br />
aumentado <strong>de</strong> 5.2% en 1977 a 20.8% en 1997, <strong>de</strong>scendiendo hasta el 14.1% en el año<br />
2000), con una importancia relevante <strong>de</strong>l paro juvenil (que en términos absolutos<br />
representan más <strong>de</strong> un tercio <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleados) 571 y <strong>de</strong>l paro femenino 572 , sin<br />
olvidar el paro estructural <strong>de</strong> larga duración (más <strong>de</strong> 12 meses) que afecta sobre todo a<br />
las mujeres así como a algunos trabajadores maduros, sin cualificaciones, que han<br />
pa<strong>de</strong>cido procesos <strong>de</strong> reestructuración 573 . Esta fuerte exclusión laboral <strong>de</strong> los jóvenes y<br />
<strong>de</strong> las mujeres es socialmente sostenible gracias a la fuerte <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las familias<br />
<strong>de</strong>l estándar <strong>de</strong> vida proporcionado por la figura <strong>de</strong>l padre-sostenedor. Ante este<br />
panorama, no es nada casual que España sufra actualmente una <strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> fertilidad<br />
más bajas <strong>de</strong>l mundo, por cuanto los jóvenes en general y los jóvenes parados en<br />
concreto se ven obligados a posponer el matrimonio y la fertilidad. Tal como sostiene<br />
ESPING-ANDERSEN<br />
(1996a), cualquier <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> importancia hacia la<br />
<strong>de</strong>sregulación y la <strong>de</strong>sigualdad salarial <strong>de</strong> los que actualmente cuentan con un empleo,<br />
supondrá evi<strong>de</strong>ntemente una importante amenaza para el conjunto <strong>de</strong> la población.<br />
Otra característica no menos importante <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo español es la<br />
precarización <strong>de</strong>l empleo, consecuencia directa <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> la flexibilidad que ha<br />
guiado el proceso <strong>de</strong> reestructuración <strong>de</strong> las economías mo<strong>de</strong>rnas. En todos los países<br />
<strong>de</strong> la OCDE se está dando el fenómeno <strong>de</strong> la precarización <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong><br />
empleo por medio <strong>de</strong> la proliferación <strong>de</strong> contratos temporales o a tiempo parcial (no<br />
571 Según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2000, la tasa <strong>de</strong> paro <strong>de</strong> los jóvenes es <strong>de</strong> 34.3% para los<br />
menores <strong>de</strong> 19 años, 23.8% para los jóvenes entre 20 y 24 años y <strong>de</strong> 17.6% para los jóvenes entre 25 y 29<br />
años.<br />
572 La tasa <strong>de</strong> paro femenina en el año 2000 es <strong>de</strong> 20.5%, frente a una tasa <strong>de</strong> paro masculina <strong>de</strong> 9.7%.<br />
573 Si este elevado nivel <strong>de</strong> paro no provoca grados significativos <strong>de</strong> conflictividad social es por la<br />
fuerte “solidaridad familiar” que caracteriza a las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Sur y por el <strong>de</strong>sarrollo<br />
reciente <strong>de</strong> distintos programas <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Bienestar, como por ejemplo los subsidios por <strong>de</strong>sempleo.<br />
315
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
voluntario), <strong>de</strong>l autoempleo “aparente” 574 , <strong>de</strong> la subcontratación, etc. La forma<br />
tradicional <strong>de</strong> trabajo remunerado, basada en un empleo in<strong>de</strong>finido a tiempo completo y<br />
único a lo largo <strong>de</strong>l ciclo vital, está quedando obsoleta, mientras crece sin cesar la<br />
proporción <strong>de</strong> “empleados contingentes” y, por consiguiente, las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
salariales, la diferenciación <strong>de</strong> las condiciones laborales y la dualización social. De ese<br />
modo, no sólo una parte importante <strong>de</strong> la población activa <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>sarrollados se<br />
encuentra en paro, sino que también crece el número <strong>de</strong> personas que trabaja en<br />
condiciones que hasta hace poco se consi<strong>de</strong>raban “atípicas”, traduciéndose en una<br />
quiebra <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> pautas laborales predominantes hasta hace pocos años<br />
(TEZANOS 2001:31) 575 .<br />
El nivel <strong>de</strong> precarización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo español es muy superior al <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>más países y su evolución ha sido muy rápida, impulsada por las reformas laborales<br />
que se han llevado a cabo a partir <strong>de</strong> 1984 y por la expansión <strong>de</strong> las agencias privadas<br />
<strong>de</strong> colocación 576 . Se observa un marcado proceso <strong>de</strong> sustitución <strong>de</strong> trabajo fijo por<br />
trabajo temporal, puesto que, entre 1982 y el año 2000, el porcentaje <strong>de</strong> personas<br />
asalariadas con contrato temporal ha pasado <strong>de</strong>l 15.6% a casi el 32%, lo que supone una<br />
inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la temporalidad muy superior a la <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> países <strong>de</strong> la UE (los<br />
contratos temporales representan un 13% <strong>de</strong> media para el conjunto <strong>de</strong> la UE). A<strong>de</strong>más,<br />
esta situación <strong>de</strong> temporalidad, lejos <strong>de</strong> ser transitoria, tien<strong>de</strong> a reproducirse a lo largo<br />
<strong>de</strong> la trayectoria laboral, con la proliferación <strong>de</strong> “trabajadores permanentemente<br />
temporales” (PRIETO 1994; TEZANOS 2001).<br />
Pero la flexibilización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo también comporta un aumento <strong>de</strong> la<br />
importancia <strong>de</strong>l trabajo informal y <strong>de</strong> los ocupados marginales (sin contrato <strong>de</strong> trabajo),<br />
como estrategia <strong>de</strong> eliminación <strong>de</strong> las rigi<strong>de</strong>ces <strong>de</strong>l proceso productivo. Si bien la<br />
economía informal ha estado profundamente arraigada en nuestra sociedad, al igual que<br />
en el resto <strong>de</strong> países <strong>de</strong> la Europa meridional, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la crisis económica <strong>de</strong> 1973 se<br />
574 Según el citado Estudio DELPHI, en el horizonte 2010, un 25% <strong>de</strong>l aumento total <strong>de</strong> los puestos <strong>de</strong><br />
trabajo se producirá en el empleo por cuenta propia (DÍAZ 2000; TEZANOS 2000).<br />
575 BECK (2000) <strong>de</strong>nomina esta ten<strong>de</strong>ncia “brasileñización <strong>de</strong> la sociedad”, por cuanto la difusión <strong>de</strong> la<br />
precariedad, la inseguridad y la flexibilidad, hasta hace poco monopolio <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Sur, se extien<strong>de</strong><br />
también a las economías <strong>de</strong>l mundo occi<strong>de</strong>ntal.<br />
576 Según un informe elaborado por la patronal europa UNICE, el índice <strong>de</strong> eventualidad <strong>de</strong> los<br />
trabajadores/as en España es más <strong>de</strong> dos veces superior a la cifra media <strong>de</strong> la UE (su valor es 140,<br />
tomando como base el índice 100 adjudicado a los Estados Unidos). Citado en: OTEGUI (2001).<br />
316
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
ha extendido también, aunque en menor medida, a todos los países occi<strong>de</strong>ntales, como<br />
consecuencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>clive <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> acumulación fordista (MARTÍN ARTILES 1997).<br />
El proceso <strong>de</strong> crecimiento <strong>de</strong> la economía sumergida <strong>de</strong>be interpretarse como un<br />
aspecto <strong>de</strong>l ensanchamiento <strong>de</strong>l segmento marginal <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo. Incluye<br />
activida<strong>de</strong>s que se caracterizan por ser marginales y por actuar en los segmentos menos<br />
competitivos <strong>de</strong>l sistema productivo, pero necesarios e irreversibles para mantener el<br />
nivel <strong>de</strong> competitividad <strong>de</strong> las empresas que se ubican esencialmente en el segmento<br />
primario 577 (RUESGA 1991). Tanto la precarización <strong>de</strong>l empleo como el trabajo informal<br />
afectan, al igual que el <strong>de</strong>sempleo, principalmente a los recién entrados en el mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo; a saber, a los jóvenes y a las mujeres. Esta división entre los que están <strong>de</strong>ntro<br />
(insi<strong>de</strong>rs) y los que están fuera (outsi<strong>de</strong>rs), en un mercado <strong>de</strong> trabajo segmentado por el<br />
sexo y la edad, supone que los “cabeza <strong>de</strong> familia” mantienen su puesto <strong>de</strong> trabajo<br />
estable a costa <strong>de</strong> excluir a las mujeres y a los jóvenes que buscan su primer empleo.<br />
A pesar <strong>de</strong>l acelerado aumento <strong>de</strong> la participación femenina en el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1985, con una tasa <strong>de</strong> actividad que ha crecido <strong>de</strong>l 30.9% en 1987 a casi el 40%<br />
en el año 2000 578 , según datos <strong>de</strong> la EPA, las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género siguen presentes,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que nos encontramos ante una <strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> actividad femeninas<br />
más bajas <strong>de</strong> la UE 579 . Otra razón es que buena parte <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> esta actividad<br />
femenina ha ido directamente a engrosar las filas <strong>de</strong>l paro, con un 52.8% <strong>de</strong> mujeres<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la población en paro y con una tasa <strong>de</strong> paro femenina <strong>de</strong> 20.5%, que dobla a la<br />
masculina (9.7%), según datos <strong>de</strong> la EPA a finales <strong>de</strong>l 2000 580 . Si bien es cierto que<br />
conforme avanza la formación <strong>de</strong> las mujeres sus oportunida<strong>de</strong>s laborales se<br />
incrementan, el paro siempre presenta una mayor inci<strong>de</strong>ncia femenina con<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l nivel educativo, tal como recoge la Tabla 7.3. Así lo certifica el<br />
hecho <strong>de</strong> que la tasa <strong>de</strong> paro <strong>de</strong> las mujeres analfabetas sea <strong>de</strong>l 38.2%, frente al 21.4%<br />
577<br />
Según datos <strong>de</strong>l informe <strong>de</strong>l CIS (1986) sobre Condiciones <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong> trabajo en España, el<br />
empleo irregular en España representa casi el 22% <strong>de</strong> la población económicamente activa. En base al<br />
citado estudio, el mercado <strong>de</strong> trabajo irregular se caracteriza por presentar una mayor proporción <strong>de</strong><br />
empleo juvenil y femenino y un menor nivel educativo y <strong>de</strong> cualificación profesional que el empleo<br />
regular.<br />
578 La tasa <strong>de</strong> actividad masculina, en cambio, ha <strong>de</strong>scendido progresivamente <strong>de</strong> 70.9% en 1982 a<br />
63.2% en el año 2000.<br />
579 La tasa <strong>de</strong> actividad femenina española contrasta claramente con la media europea en 1999<br />
(59.2%) y dista 27 puntos <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Dinamarca, la más alta <strong>de</strong> la UE.<br />
580 Durante los años <strong>de</strong> crisis económica, esas distancias se agudizaron y el paro femenino llegó a<br />
alcanzar casi el 32% en el año 1994; es <strong>de</strong>cir, una <strong>de</strong> cada tres mujeres que quería trabajar no podía<br />
hacerlo.<br />
317
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
para el caso <strong>de</strong> los hombres analfabetos, y que casi el 22% <strong>de</strong> las mujeres con estudios<br />
universitarios <strong>de</strong> segundo y tercer ciclo (<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las que se encuentran principalmente<br />
mujeres jóvenes) se enfrenten al paro, frente a sólo el 7.1% <strong>de</strong> sus homólogos<br />
masculinos con el mismo nivel educativo. Y no <strong>de</strong>be olvidarse que aquí no están<br />
contabilizadas ni las paradas “<strong>de</strong>sanimadas”, que constan como mujeres inactivas, ni las<br />
amas <strong>de</strong> casa que estarían dispuestas a trabajar fuera <strong>de</strong>l hogar si les ofreciera un<br />
empleo 581 . En <strong>de</strong>finitiva, a la vez que crece la proporción <strong>de</strong> mujeres que quieren<br />
trabajar fuera <strong>de</strong>l hogar, también crece el <strong>de</strong>sempleo.<br />
TAB<strong>LA</strong> 7.3. TASAS DE PARO POR SEXO Y NIVEL DE ESTUDIOS TERMINADOS. 2000<br />
Tasas <strong>de</strong> paro<br />
Nivel <strong>de</strong> estudios terminado Hombres Mujeres<br />
Analfabetos 21.4 38.2<br />
Estudios primarios incompletos 16.3 22.7<br />
Estudios primarios completos 10.2 20.3<br />
Estudios secundarios 9.8 23.1<br />
Programas formación profesional 9.9 24.6<br />
Educación general 9.8 22.8<br />
Estudios postsecundarios 7.3 16.1<br />
Técnico-profesionales superiores 7.3 20.2<br />
Primer ciclo 7.6 14.6<br />
Segundo y tercer ciclo 7.1 14.4<br />
Otros 8.8 21.8<br />
Fuente: EPA (2000)<br />
Al margen <strong>de</strong> la fuerte inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l paro femenino, ya se ha apuntado que una <strong>de</strong> las<br />
transformaciones más notorias <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo español es su feminización. Ello<br />
permite evi<strong>de</strong>nciar todavía más la segregación ocupacional y la persistencia <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, a la vez que genera un proceso <strong>de</strong> dualización <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
propio colectivo <strong>de</strong> mujeres. Según GARRIDO (1992), las mujeres que se incorporan al<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo durante el período <strong>de</strong>nominado <strong>de</strong>l “<strong>de</strong>sarrollo” (1964-1974), se<br />
insertan en los peores puestos <strong>de</strong> trabajo (agricultura, confección, comercio,<br />
alimentación, textil, limpieza y servicio doméstico) y constituyen una fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
secundaria. Des<strong>de</strong> 1985, en cambio, el mayor nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres les permite<br />
581 En este sentido, TORNS ET AL. (1995) explican el paro femenino no sólo en términos <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s<br />
productivas (estudios, edad, experiencia laboral, etc.), al igual que los estudios convencionales, sino<br />
318
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
optar por estrategias <strong>de</strong> inserción más cualificadas y profesionalizadas que las <strong>de</strong> la<br />
época anterior 582 . El avance en la formación es especialmente relevante en los niveles<br />
superiores, sobre todo el universitario, protagonizado por las mujeres jóvenes<br />
españolas 583 . A pesar <strong>de</strong> que las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s entre trabajos remunerados masculinos y<br />
femeninos se mantienen, se asiste a una creciente diferenciación entre las propias<br />
mujeres, puesto que se consolida un reducido grupo <strong>de</strong> mujeres, con alto nivel <strong>de</strong><br />
estudios y cualificación, que se integra en puestos <strong>de</strong> trabajo estables y con elevado<br />
prestigio social 584 , frente a un grupo <strong>de</strong> asalariadas con bajo nivel educativo, que<br />
acce<strong>de</strong>n a empleos <strong>de</strong> baja calidad y tradicionalmente femeninos, muchos <strong>de</strong> ellos<br />
disponibles para la mujer justamente por el hecho <strong>de</strong> encontrarse ya <strong>de</strong>sprestigiados<br />
(CARRASCO, MAYORDOMO 1999). En <strong>de</strong>finitiva, pues, se asiste a una brecha educativa y<br />
generacional <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres, que da lugar a una polarización <strong>de</strong> la<br />
estructura ocupacional femenina.<br />
Los estudios <strong>de</strong> CASAS (1987) sobre la estructura interna <strong>de</strong> la población femenina<br />
ocupada <strong>de</strong> 1985, advierten la fuerte concentración <strong>de</strong> las mujeres en un reducido<br />
número <strong>de</strong> ramas <strong>de</strong> actividad –comercio, agricultura, servicios personales y<br />
domésticos-, que acogen al 63.5% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> ocupadas y sólo al 33.7% <strong>de</strong> los hombres.<br />
Por ocupaciones, CASAS (1987) constata que sólo cinco <strong>de</strong> ellas engloban a un total <strong>de</strong>l<br />
60% <strong>de</strong> la población femenina ocupada: “otro personal <strong>de</strong> servidumbre”, “personal<br />
administrativo”, “obreros agrarios”, “otros ven<strong>de</strong>dores” y “profesionales técnicos y<br />
superiores”. Un análisis más actualizado <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo español evi<strong>de</strong>ncia que<br />
la segregación ocupacional <strong>de</strong> las mujeres se mantiene estable. Por un lado, se asiste a<br />
un proceso <strong>de</strong> segregación horizonal, que relega a las mujeres a <strong>de</strong>terminados sectores<br />
teniendo también en cuenta las cargas reproductivas <strong>de</strong> las mujeres.<br />
582 Aunque los efectos <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong>l nivel educativo <strong>de</strong> las mujeres sobre sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
inserción laboral están claramente constreñidos por la discriminación en base al género. Autores como<br />
GARCÍA SERRANO y MALO (1997) -citado en: CASTAÑO (1999)- se preguntan si las mujeres españolas no<br />
están recurriendo a la educación como mecanismo para superar las dificulta<strong>de</strong>s que, posteriormente, se<br />
encuentran en el mercado <strong>de</strong> trabajo. Dichos autores estiman el <strong>de</strong>sajuste medio educativo <strong>de</strong> la población<br />
española en un 30% <strong>de</strong> sobreeducados y éste afecta en gran medida a las mujeres.<br />
583 En 1990, el número <strong>de</strong> mujeres universitarias ya supera en proporción al <strong>de</strong> varones y en 1999 casi<br />
un 14% <strong>de</strong> las mujeres mayores <strong>de</strong> 16 años ha alcanzado la enseñanza universitaria. Sin embargo, las<br />
mujeres se concentran mayoritariamente en las carreras <strong>de</strong> ciencias jurídicas y sociales, ciencias <strong>de</strong> la<br />
salud y humanida<strong>de</strong>s (dos <strong>de</strong> cada tres alumnos son mujeres), mientras que en las carreras técnicas sólo<br />
uno <strong>de</strong> cada cuatro estudiantes es mujer (CES 1999).<br />
584 Sobre todo en la Administración Pública y, en menor medida, en la empresa privada. Casi un 21%<br />
<strong>de</strong> las mujeres ocupadas son asalariadas en el sector público, frente a sólo el 13.4% <strong>de</strong> los hombres<br />
ocupados. Las mujeres funcionarias prestan servicios, principalmente, en el sector <strong>de</strong> la salud y <strong>de</strong> la<br />
enseñanza.<br />
319
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
<strong>de</strong> actividad consi<strong>de</strong>rados “femeninos” en el imaginario social, puesto que en ellos las<br />
mujeres pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sarrollar sus habilida<strong>de</strong>s como madres y esposas (enseñanza, sanidad,<br />
limpieza, confección, etc.), aprendidas durante la socialización diferencial <strong>de</strong> género<br />
(TORNS 1999a). La segregación horizontal queda claramente reflejada en la Tabla 7.4.:<br />
TAB<strong>LA</strong> 7.4. SECTORES DE ACTIVIDAD FEMENINA. 2000<br />
Sector Actividad % ocupación % acumulado T. feminización*<br />
Comercio y reparaciones 18.8 18.8 50.5<br />
Sanidad/Servicios Sociales 10.4 29.2 66.9<br />
Educación 9.2 38.4 61.7<br />
Hostelería 7.9 46.3 47.2<br />
Administración Pública 6.6 52.9 38.2<br />
Servicio doméstico 6.4 59.3 88.4<br />
Agricultura/gana<strong>de</strong>ría 4.8 64.1 27.7<br />
Textil y confección 3.1 69.8 64.9<br />
Servicios Personales 2.6 72.4 77.1<br />
Instituciones financieras y seguros 2.6 75.0 36.5<br />
Act. Recreativas, asociativas y culturales 2.5 77.5 42.0<br />
Alimentación, bebidas y tabaco 2.4 79.9 32.8<br />
Resto activida<strong>de</strong>s 20.1 100<br />
* Tasa <strong>de</strong> Feminización = Mujeres que trabajan en el sector/ Total personas que trabajan sector<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la EPA <strong>de</strong> 2000, media anual.<br />
Tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> la tabla, casi el 60% <strong>de</strong> las mujeres ocupadas se<br />
concentran en 6 sectores <strong>de</strong> actividad: comercio y reparaciones, sanidad y servicios<br />
sociales, educación, hostelería, la Administración Pública y el servicio doméstico. La<br />
mujer autóctona es víctima <strong>de</strong> una segregación ocupacional distinta a la que<br />
experimentan las mujeres inmigrantes 585 . En primer lugar, a pesar <strong>de</strong> que ambos<br />
colectivos <strong>de</strong> mujeres son relegados a activida<strong>de</strong>s típicamente “femeninas”, las mujeres<br />
autóctonas, a diferencia <strong>de</strong> las inmigrantes, gozan <strong>de</strong> un abanico más amplio <strong>de</strong> elección<br />
y están también presentes en sectores que requieren niveles educativos medios o<br />
superiores, como ocurre con <strong>de</strong>terminados servicios sociales y con la enseñanza<br />
-aunque se trate <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s menos remuneradas y menos valoradas que las<br />
activida<strong>de</strong>s cualificadas que <strong>de</strong>sempeñan sus homólogos masculinos-. En segundo<br />
lugar, el servicio doméstico sólo ocupa a casi un 6.5% <strong>de</strong> las mujeres autóctonas, frente<br />
a casi un 50% <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes. Por lo tanto, se constata que el servicio<br />
doméstico ya no es la principal ocupación para las mujeres autóctonas, sino que pasa a<br />
585 Véase al respecto el capítulo 5, apartados 5.2 y 5.3.<br />
320
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
situarse en sexta posición, por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> otras ramas <strong>de</strong> actividad. Este dato es <strong>de</strong>cisivo<br />
para compren<strong>de</strong>r el reclutamiento <strong>de</strong> la mujer inmigrante como empleada doméstica,<br />
aunque no es menos cierto que el servicio doméstico sigue siendo un no <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable<br />
bastión <strong>de</strong>l empleo femenino.<br />
En lo que concierne a la tasa <strong>de</strong> feminización <strong>de</strong> los sectores <strong>de</strong> actividad, la Tabla 7.3.<br />
<strong>de</strong>staca la escasa proporción <strong>de</strong> trabajadores masculinos en el servicio doméstico, los<br />
servicios personales y los servicios sociales, seguidos <strong>de</strong> la enseñanza, la industria textil<br />
y la confección. En la mayoría <strong>de</strong> casos, se trata <strong>de</strong> tareas profundamente vinculadas a<br />
la esfera reproductiva y, por lo tanto, atribuidas a las mujeres, puesto que<br />
tradicionalmente han sido ellas las que se han ocupado <strong>de</strong>l hogar y <strong>de</strong> la familia. Pero,<br />
a<strong>de</strong>más, la mujer autóctona trabajadora también pa<strong>de</strong>ce la “segregación ocupacional<br />
vertical”, lo que dificulta enormemente su promoción laboral y la sitúa en las posiciones<br />
más bajas <strong>de</strong> la estructura ocupacional. Dicho <strong>de</strong> otro modo, en base a los datos <strong>de</strong> la<br />
EPA para el año 2000, las mujeres se concentran en los trabajos poco cualificados en los<br />
servicios (un 14.3% frente a un 3.2% <strong>de</strong> los hombres) o como empleadas<br />
administrativas (un 15.9% frente a un 6.2% <strong>de</strong> los hombres) y tienen escasa presencia<br />
en los puestos <strong>de</strong> dirección o gerencia (6.8% frente a un 8.6% <strong>de</strong> los hombres) 586 .<br />
Curiosamente, sólo un 3.2% <strong>de</strong> los hombres se emplean en profesiones asociadas a<br />
titulaciones <strong>de</strong> primer ciclo universitario (diplomaturas), frente a casi el 7.5% <strong>de</strong> las<br />
mujeres, según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2000. Esta diferencia es un signo evi<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong> la fuerte feminización que caracteriza a muchas <strong>de</strong> estas profesiones (maestra,<br />
enfermera, asistente social, etc.), asociadas a la enseñanza y a las tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>más y, por consiguiente, al género “femenino”.<br />
Otro rasgo que caracteriza la mayor presencia femenina en el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
español es el aumento <strong>de</strong> las discriminaciones laborales indirectas, tanto la<br />
discriminación salarial 587 , como el acoso sexual. Según datos <strong>de</strong> la Encuesta <strong>de</strong> Salarios<br />
en la Industria y los Servicios, para el año 2000, el salario medio <strong>de</strong> las mujeres<br />
españolas en relación al <strong>de</strong> los hombres es <strong>de</strong>l 75.4% y la diferencia afecta<br />
especialmente a las mujeres con salarios altos y es mucho más elevada en el sector<br />
586 Sólo el 32% <strong>de</strong> los puestos <strong>de</strong> dirección o gerencia están ocupado por mujeres, según datos <strong>de</strong> la<br />
EPA para el año 2000.<br />
587 PEINADO (1991) ha realizado un estudio sobre las diferencias salariales por sexo en España.<br />
321
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
privado que en el público 588 . Este porcentaje no es muy distinto al que impera en el<br />
resto <strong>de</strong> la UE. Mientras que la discriminación salarial afecta especialmente al colectivo<br />
<strong>de</strong> mujeres mejor situado en el mercado <strong>de</strong> trabajo, el acoso sexual es una <strong>de</strong> las<br />
discriminaciones más ocultas y a la vez más antiguas, e inci<strong>de</strong> más directamente en las<br />
mujeres peor ubicadas, especialmente en las mujeres no cualificadas y enmarcadas en<br />
relaciones laborales <strong>de</strong> fuerte subordinación 589 (TORNS ET AL. 1996). En este sentido,<br />
diversos estudios señalan que una <strong>de</strong> las principales formas no conscientes <strong>de</strong> acoso<br />
sexual, tanto a nivel vertical como horizontal, viene <strong>de</strong>terminada por la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong><br />
que a las mujeres no les correspon<strong>de</strong> el empleo remunerado y, en consecuencia, son<br />
susceptibles <strong>de</strong> ser agredidas (OTEGUI 2001).<br />
En lo que concierne a las formas <strong>de</strong> contratación, las mujeres están claramente<br />
sobrerrepresentadas en las diversas formas <strong>de</strong> precarización <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo o<br />
contratos <strong>de</strong> trabajo “atípicos” (temporalidad y tiempo parcial 590 ), especialmente<br />
aquéllas que se incorporan al mercado <strong>de</strong> trabajo tras un largo período <strong>de</strong> ausencia.<br />
Mientras que el empleo masculino que se <strong>de</strong>struye es a tiempo completo, el empleo neto<br />
creado, al que concurren las mujeres, presenta una mayor eventualidad (RODRÍGUEZ<br />
1998). Por consiguiente, la temporalidad es uno <strong>de</strong> los rasgos <strong>de</strong>finitorios <strong>de</strong> nuestro<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo y aunque no la pa<strong>de</strong>cen sólo las mujeres, sí la sufren en mayor<br />
medida. Según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2000, mientras un 30.6% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong><br />
hombres asalariados cuenta con un contrato <strong>de</strong> duración <strong>de</strong>terminada, éste afecta a un<br />
34.2% <strong>de</strong> las mujeres, <strong>de</strong> las cuales alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 40% dispone <strong>de</strong> contratos inferiores a<br />
los seis meses <strong>de</strong> duración. La distancia que separa a hombres y a mujeres se acrecienta<br />
si nos referimos sólo al sector privado, especialmente en los subsectores <strong>de</strong> los servicios<br />
(hostelería, servicios personales, servicio doméstico) (TORNS 1999a).<br />
Finalmente, otro aspecto a <strong>de</strong>stacar es la fulgurante presencia <strong>de</strong> la mujer en la<br />
economía informal, profundamente arraigada en ocupaciones fuertemente feminizadas<br />
como el servicio doméstico o algunos servicios personales. RUESGA (1991), a partir <strong>de</strong><br />
588 Estudio realizado por J. GARCÍA VIL<strong>LA</strong>R (Universitat Pompeu Fabra) para el <strong>Instituto</strong> <strong>de</strong> la Mujer<br />
(IMU).<br />
589 Un intento <strong>de</strong> visualización <strong>de</strong>l acoso sexual en nuestra sociedad se recoge en: TORNS ET AL.<br />
(1996).<br />
590<br />
A pesar <strong>de</strong>l impulso que se ha dado a la contratacion a tiempo parcial <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las distintas reformas<br />
laborales <strong>de</strong> los últimos años, esta forma <strong>de</strong> contratación es poco importante en nuestro país, al igual que<br />
en el resto <strong>de</strong> países <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Europa, tal como se ha visto en el anterior capítulo.<br />
322
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
un estudio elaborado por el Ministerio <strong>de</strong> Economía y Hacienda y el Centro <strong>de</strong><br />
Investigaciones Sociológicas en 1985 591 , analiza el empleo irregular <strong>de</strong> las mujeres. De<br />
sus conclusiones se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que el 36% <strong>de</strong> las mujeres que realizan un trabajo<br />
remunerado lo hacen bajo condiciones <strong>de</strong> irregularidad, frente a sólo el 16% <strong>de</strong> la<br />
población ocupada masculina. El trabajo informal afecta especialmente a las mujeres<br />
más jóvenes, sobre todo si carecen <strong>de</strong> estudios y si su estado civil es el <strong>de</strong> casadas. El<br />
empleo irregular <strong>de</strong>l colectivo femenino se sitúa fundamentalmente en los sectores <strong>de</strong><br />
servicios (para las empresas, hostelería, para las familias, etc.)<br />
En suma, las transformaciones <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo que hemos comentado dibujan un<br />
escenario en el que, según TORNS, «la imagen <strong>de</strong>l obrero fordista-taylorista <strong>de</strong>saparece y<br />
va siendo substituida por un empleado <strong>de</strong> los servicios (...) ese empleado es en su<br />
mayoría una empleada que, dado el cambio <strong>de</strong> género, siempre tiene peores salarios y<br />
peores condiciones <strong>de</strong> trabajo» (1998:42). En consecuencia, no es que la mujer, como<br />
grupo subordinado que intenta acce<strong>de</strong>r al mercado <strong>de</strong> trabajo –al igual que los y las<br />
jóvenes-, sea reclutada para aquellas ocupaciones menos valoradas, existentes a priori,<br />
sino que es el propio mercado <strong>de</strong> trabajo el que se estructura a partir <strong>de</strong> las relaciones<br />
patriarcales, <strong>de</strong> manera que tanto las relaciones laborales (contratos a tiempo parcial,<br />
temporalidad, etc.), como las condiciones <strong>de</strong> trabajo (salarios, posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
promoción, etc.) se <strong>de</strong>finen y re<strong>de</strong>finen constantemente en función <strong>de</strong>l género.<br />
7.3. Los riesgos que entrañan los servicios <strong>de</strong> proximidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
perspectiva <strong>de</strong> género.<br />
Los servicios <strong>de</strong> proximidad, que son una nueva <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong>l servicio doméstico,<br />
se han convertido en una ocupación con futuro para las mujeres y constituyen uno <strong>de</strong> los<br />
principales focos <strong>de</strong> interés en los <strong>de</strong>bates sobre las nuevas profesiones y la promoción<br />
<strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> empleo (FRAISE 2000). Autores como ESPING-ANDERSEN (1999)<br />
postulan por el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> estos servicios, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
mercado, no sólo para impulsar la oferta <strong>de</strong> empleo, sino también como estrategia<br />
“<strong>de</strong>sfamiliarizadora”, que permita reducir la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia funcional entre los miembros<br />
591 CIS (1986).<br />
323
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
<strong>de</strong> la familia y, <strong>de</strong> ese modo, favorecer la natalidad y la carrera profesional <strong>de</strong> las<br />
mujeres. Sin embargo, tal como se ha apuntado, una primera mirada a los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, concretamente <strong>de</strong> los ámbitos<br />
<strong>de</strong>nominados “servicios a domicilio” y “cuidado <strong>de</strong> niños”, revela que es cuestionable<br />
que la mera creación <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo garantice que éstos sean <strong>de</strong> calidad. Tal<br />
como concluye TEZANOS (2001:158), el <strong>de</strong>bate ya no <strong>de</strong>be situarse exclusivamente en<br />
torno a si hay o no hay empleo, sino en analizar si los nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo creados<br />
son capaces <strong>de</strong> garantizar condiciones mínimas <strong>de</strong> bienestar social, <strong>de</strong> calidad <strong>de</strong> vida y<br />
<strong>de</strong> expectativas favorables <strong>de</strong> futuro. Lejos <strong>de</strong> ser así, el crecimiento <strong>de</strong> estas<br />
ocupaciones eminentemente femeninas pue<strong>de</strong> traducirse en el reforzamiento <strong>de</strong> la<br />
situación <strong>de</strong> discriminación y <strong>de</strong> segregación laboral <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo, <strong>de</strong> modo que se conviertan en un ghetto femenino -para mujeres inmigrantes y<br />
mujeres con bajos niveles educativos y escasos recursos económicos- y se refuerce<br />
todavía más la repartición sexuada <strong>de</strong> la ocupación y las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase y <strong>de</strong><br />
etnia (TORNS 1997, 1999b). Por ello, es menester analizar la regularización <strong>de</strong> estas<br />
activida<strong>de</strong>s, los imaginarios sociales en los que se sustentan, así como las condiciones<br />
<strong>de</strong> trabajo bajo las que se <strong>de</strong>sarrollan.<br />
Tradicionalmente y también en la actualidad, este tipo <strong>de</strong> servicios han sido y son<br />
dispensados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el servicio doméstico, ya sea mediante una relación formalizada, ya<br />
sea bajo formas <strong>de</strong> economía sumergida. Des<strong>de</strong> el momento que estas activida<strong>de</strong>s pasan<br />
a engrosar los “nuevos yacimientos <strong>de</strong> empleo”, se supone que se asiste a un cambio en<br />
la relación laboral que vincula a quien presta el servicio con el usuario; <strong>de</strong> modo que se<br />
pasa <strong>de</strong>l régimen <strong>de</strong> laboralidad “especial” <strong>de</strong>l servicio doméstico, en el que el usuario<br />
ejerce <strong>de</strong> empleador directo, a una laboralidad “común” entre una empresa <strong>de</strong><br />
“servicios” y la persona que realiza el servicio, convirtiéndose el usuario en un mero<br />
cliente <strong>de</strong> la empresa. Este cambio jurídico tiene importantes repercusiones para las<br />
personas que prestan los servicios, puesto que les permite acce<strong>de</strong>r a todas las<br />
prestaciones sociales que entraña el régimen general <strong>de</strong> la Seguridad Social (PÉREZ DEL<br />
RÍO 1998).<br />
Sin embargo, según TORNS (1997, 1999b), no es suficiente convertir estas activida<strong>de</strong>s<br />
en una relación laboral “común” para que estos servicios generen empleos <strong>de</strong> calidad,<br />
324
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
sean valorados y prestigiados socialmente y superen los imaginarios <strong>de</strong> servilismo<br />
asociados a los tradicionales “servidores domésticos”. Ciertamente, estas nuevas<br />
activida<strong>de</strong>s surgen a finales <strong>de</strong>l siglo XX, en un contexto que tiene aparentemente poco<br />
que ver con el servicio doméstico feudal o burgués. Son las “nuevas <strong>de</strong>mandas” <strong>de</strong> las<br />
familias las que se utilizan para potenciar nuevas ocupaciones. Sin embargo, en el<br />
informe <strong>de</strong> la COMISIÓN EUROPEA (1995) se <strong>de</strong>staca que, a pesar <strong>de</strong> la enorme<br />
potencialidad <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una óptica<br />
cuantitativa), la realidad <strong>de</strong>muestra que la calidad <strong>de</strong> las ocupaciones creadas es baja, el<br />
estatus profesional y el reconocimiento jurídico in<strong>de</strong>finido y el empleo inestable<br />
(CACHÓN 1997b). Recogiendo las palabras <strong>de</strong> FRAISE, estas activida<strong>de</strong>s se mueven en la<br />
ambivalencia, al <strong>de</strong>signar «(...) el lugar <strong>de</strong> una mutación <strong>de</strong> la organización <strong>de</strong>l trabajo<br />
entre la gratuidad y el salario, entre la intimidad y la publicidad, entre la emancipación<br />
<strong>de</strong> las mujeres y la tradición <strong>de</strong> la función femenina...» (2000:229).<br />
Los obstáculos inherentes a la insolvencia <strong>de</strong> la mercantilización <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s,<br />
ya <strong>de</strong>sarrolladas en el apartado 7.1. –a saber, mercados incompletos e irregularesfavorece<br />
que sólo se ocupe a los grupos actualmente excluidos <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
–léase mujeres e inmigrantes-, bajo formas <strong>de</strong> ocupación “atípicas” (contratos<br />
temporales, a tiempo parcial, etc.) y con un salario reducido. Se trata <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong><br />
trabajo que, como ya se ha señalado anteriormente, presentan características propias <strong>de</strong>l<br />
mercado secundario y consolidan la asociación entre empleo femenino y precariedad.<br />
Por el otro lado, puesto que se trata <strong>de</strong> servicios caros, son máximamente proclives a la<br />
informalidad. Sin la intervención <strong>de</strong>l sistema público, el mercado sólo pue<strong>de</strong> ofrecer<br />
estos servicios a cambio <strong>de</strong> que se matengan unos costes directos e indirectos<br />
marcadamente bajos y una elevada flexibilidad (AMBROSINI 1998). Para muchas<br />
familias <strong>de</strong> clase media, mercantilizar parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo sólo les resulta<br />
viable si pagan un bajo precio por las prestaciones. El recurso a la informalidad y al<br />
empleo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes dispuestas a trabajar a cambio <strong>de</strong> menos salario y con<br />
pocas reivindicaciones laborales, constituye su única salida 592 .<br />
592 Un tercer inconveniente añadido, según TORNS (1997, 1999b) es que los empleos en los servicios<br />
<strong>de</strong> proximidad <strong>de</strong>ben afrontar la competencia <strong>de</strong>l voluntariado, que <strong>de</strong>sarrolla las mismas activida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> organizaciones religiosas o benéfico-asistenciales, aunque su volumen es insignificante en términos<br />
globlales. Esta concurrencia, según la autora, contribuye a aumentar la <strong>de</strong>sprofesionalización y la<br />
precarización <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> ocupaciones.<br />
325
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
Otro aspecto no menos importante es el hecho <strong>de</strong> que muchos <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, lejos <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> nuevas ocupaciones, suponen simplemente la<br />
externalización <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre se han realizado –y siguen<br />
realizándose- en la esfera reproductiva, <strong>de</strong> manera invisible y en absoluto valorada ni<br />
económica ni socialmente, o bien <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong> criado(a)s (TORNS 1995b,<br />
1997, 1999b). La servidumbre <strong>de</strong>l siglo XIX ya sufría las ambigüeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la doble<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia mercantil y doméstica y los actuales servicios <strong>de</strong> proximidad no se han<br />
<strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> ella. Justamente por este motivo, los servicios asociados a la vida<br />
cotidiana (tareas domésticas, atención <strong>de</strong> ancianos y personas <strong>de</strong>pendientes, cuidado <strong>de</strong><br />
niños) están con<strong>de</strong>nados a una fuerte connotación “servil” y al mismo <strong>de</strong>sprestigio<br />
social <strong>de</strong>l que es objeto el trabajo reproductivo. De esta manera, mientras el imaginario<br />
“servil” predomina en las activida<strong>de</strong>s que realiza una empleada <strong>de</strong>l hogar, afecta en<br />
menor medida al repartidor <strong>de</strong> pizzas que trabaja en una empresa que sirve comida a<br />
domicilio, aunque en ambos casos se trate <strong>de</strong> externalización <strong>de</strong> trabajo reproductivo. Es<br />
en este punto don<strong>de</strong> confluyen los problemas laborales <strong>de</strong> estas empleadas con los <strong>de</strong>l<br />
“ama <strong>de</strong> casa”, puesto que lo que caracteriza fundamentalmente al trabajo reproductivo<br />
no es sólo el hecho <strong>de</strong> estar excluido <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo, sino su carácter privado,<br />
familiar y doméstico. Sin embargo, a diferencia <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l “ama <strong>de</strong> casa”, que sí<br />
goza <strong>de</strong> una cierta legitimidad social, el empleo en estos servicios se construye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
base <strong>de</strong> que es “<strong>de</strong>gradante”, fruto <strong>de</strong> una necesidad económica que no ofrece<br />
recompensas sociales (COLECTIVO IOÉ 2001c:161) 593 .<br />
Tal como sostiene <strong>LA</strong>LLEMENT, la lógica que sigue predominando en los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad y que <strong>de</strong>be intentar superarse, es la <strong>de</strong> un «ajuste flexible entre las<br />
expectativas y las aportaciones recíprocas, basado en un sentimiento <strong>de</strong> confianza<br />
mutua, más <strong>de</strong>sarrollado cuanto más prevalece la personalización <strong>de</strong> las relaciones sobre<br />
las condiciones estipuladas por el contrato laboral» (2000:237). En <strong>de</strong>finitiva, el riesgo<br />
<strong>de</strong> una neoservidumbre acecha a los servicios <strong>de</strong> proximidad y ésta se acentúa todavía<br />
más si cabe por el hecho <strong>de</strong> que muchas <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s remuneradas tienen lugar<br />
en régimen <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia persona a persona (servicio doméstico), <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la esfera<br />
593 De hecho, el paso <strong>de</strong>l servicio doméstico a la situación <strong>de</strong> “ama <strong>de</strong> casa” es un signo <strong>de</strong> movilidad<br />
social ascen<strong>de</strong>nte, por cuanto el matrimonio les ofrece una serie <strong>de</strong> ventajas sociales (COLECTIVO IOÉ<br />
2001c).<br />
326
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
privada <strong>de</strong>l hogar, lo que establece una relación laboral empresario-trabajador menos<br />
objetivable <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista jurídico. Siguiendo las reflexiones <strong>de</strong> TORNS<br />
(1999b:12), incluso el propio colectivo feminista, al reclamar el reconocimiento <strong>de</strong>l<br />
trabajo doméstico-familiar <strong>de</strong> las mujeres, no ha prestado suficiente atención a las<br />
profesionales <strong>de</strong>l servicio doméstico en sus propuestas.<br />
De ese modo, la autoridad <strong>de</strong>l empleador pue<strong>de</strong> convertirse fácilmente en una relación<br />
<strong>de</strong> dominación, con la consiguiente propensión a ejercer acciones <strong>de</strong> subordinación, <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sprecio y <strong>de</strong> humillación, que han soportado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre generaciones <strong>de</strong><br />
empleados domésticos (FOUGEYROL<strong>LA</strong>S-SCHEWEL 1996). ANDERSON (2000) admite que<br />
el trabajo doméstico remunerado pue<strong>de</strong> tener como finalidad no únicamente externalizar<br />
aquellas tareas reproductivas para las que no se dispone <strong>de</strong> tiempo, sino, a<strong>de</strong>más,<br />
reproducir las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género y las divisiones sociales entre mujeres que se dan<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la esfera reproductiva. El rol <strong>de</strong> las mujeres empleadas permite enfatizar la<br />
i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> la propia empleadora, como mujer <strong>de</strong> clase media, gracias a la relación<br />
antagónica que se establece entre ambas. Quien contrata no se limita a “comprar” fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo, sino que “adquiere” una persona (personhood) a la que dominar. Ello<br />
permite explicar, según la autora, por qué se prefiere a las mujeres inmigrantes y por<br />
qué, en algunas ocasiones, durante el ejercicio <strong>de</strong> dicho po<strong>de</strong>r, se les exige la realización<br />
<strong>de</strong> tareas que, por ser consi<strong>de</strong>radas “sucias” y <strong>de</strong>gradantes, no realizaría la persona<br />
empleadora aunque dispusiera <strong>de</strong> tiempo.<br />
La propia revisión <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> la palabra “servicio” permite enten<strong>de</strong>r la<br />
ambivalencia <strong>de</strong>l concepto “servicios <strong>de</strong> proximidad” (TORNS 1999b:12). El origen latín<br />
<strong>de</strong> la palabra “servicio” es servitium, que significa esclavitud. En este sentido, existe<br />
una gran distancia entre “dar un servicio” o “servir”. De este último imaginario social,<br />
íntimamente vinculado a la servidumbre, se <strong>de</strong>rivan los servicios <strong>de</strong> proximidad, al<br />
tratarse <strong>de</strong> la conversión en oficio <strong>de</strong> la antigua sirvienta o “muchacha para todo”<br />
(FRAISSE 2000). De hecho, el mismo concepto <strong>de</strong> “proximidad” (personal y familiar)<br />
presenta una connotación alejada <strong>de</strong> la relación mercantil (TORNS 1999b). De ese modo,<br />
la noción <strong>de</strong> “servicio <strong>de</strong> proximidad”, en palabras <strong>de</strong> TORNS, «nace <strong>de</strong>masiado lejos <strong>de</strong>l<br />
imaginario laboral y <strong>de</strong>masiado cerca <strong>de</strong>l imaginario servil» (1997:49). La imagen<br />
<strong>de</strong>svalorizada que tienen los servicios <strong>de</strong> proximidad en comparación con los puestos <strong>de</strong><br />
327
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
trabajo en la industria o en los servicios que tienen que ver con las nuevas tecnologías,<br />
por ejemplo, es consecuencia, por un lado, <strong>de</strong> la sobrevaloración <strong>de</strong> la máquina y la<br />
<strong>de</strong>svaloración <strong>de</strong> la persona y, por el otro, <strong>de</strong> la diferencia <strong>de</strong> estatus <strong>de</strong> los actores que<br />
los ejecutan o, lo que es lo mismo, <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> género.<br />
Autores como GORZ (1995) introducen el servilismo como una dimensión inherente a<br />
los servicios <strong>de</strong> proximidad. Según el autor, partiendo <strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> crisis en el<br />
empleo, se potencia la satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las clases medias urbanas a<br />
partir <strong>de</strong> la transferencia <strong>de</strong>l “trabajo para uno mismo” –o trabajo reproductivo- a la<br />
esfera mercantil, favoreciéndose la mercantilización <strong>de</strong> las relaciones personales. Los<br />
potenciales clientes son personas –léase mujeres- que trabajan en el mercado laboral y<br />
que no tienen tiempo <strong>de</strong> ocuparse <strong>de</strong> las tareas reproductivas; <strong>de</strong> manera que sólo<br />
pue<strong>de</strong>n incrementar su tiempo <strong>de</strong> trabajo remunerado y <strong>de</strong> ocio encargando a terceros<br />
que les ahorren trabajo. En <strong>de</strong>finitiva, siguiendo a GORZ (1995), <strong>de</strong> lo que se trata es <strong>de</strong><br />
satisfacer a bajo coste unas necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las clases medias que la prestación social<br />
pública no pue<strong>de</strong> cubrir. Por lo tanto, en base a los planteamientos <strong>de</strong>l autor, «el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los servicios personales no es, pues, posible más que en un contexto <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sigualdad creciente, en el que una parte <strong>de</strong> la población acapara las activida<strong>de</strong>s bien<br />
remuneradas y obliga a la otra parte a <strong>de</strong>sempeñar el papel <strong>de</strong> servidor» (1995:201),<br />
transfiriéndole el trabajo atribuido tradicionalmente al ama <strong>de</strong> casa. En consecuencia,<br />
los servicios <strong>de</strong> proximidad están muy lejos <strong>de</strong> la metáfora “yacimientos <strong>de</strong> empleos”,<br />
cargada <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología, ya que en el fondo no son más que una transferencia <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico tradicional (<strong>LA</strong>LLEMENT 2000). Estas activida<strong>de</strong>s “serviles” <strong>de</strong> nuevo cuño<br />
configuran empleos inestables, precarios y mal remunerados, ocupados por un colectivo<br />
<strong>de</strong> trabajadores subordinados y <strong>de</strong>pendientes, en el marco <strong>de</strong> una sociedad cada vez más<br />
dual (TEZANOS 2001:164).<br />
GORZ (1995) atribuye los bajos salarios y las malas condiciones <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las<br />
personas empleadas en los servicios <strong>de</strong> proximidad –a las que <strong>de</strong>nomina “servidoras”- al<br />
hecho <strong>de</strong> que las activida<strong>de</strong>s que realizan carezcan <strong>de</strong> “valor <strong>de</strong> uso social” 594 , por lo<br />
que consi<strong>de</strong>ra que no <strong>de</strong>berían ser mercantilizadas. En base a esta constatación, el autor<br />
594 Para GORZ (1995), un trabajo remunerado tendrá valor <strong>de</strong> uso social si sus servicios superan en<br />
calidad y cantidad a lo que las personas podrían proporcionarse a sí mismas a través <strong>de</strong> su propio trabajo<br />
328
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
no es partidario <strong>de</strong> atribuir racionalidad económica al trabajo reproductivo y a las<br />
relaciones personales y proclama que cada individuo asuma sus propias tareas<br />
domésticas a cambio <strong>de</strong> renunciar a una parte <strong>de</strong> su tiempo productivo. Los<br />
planteamientos <strong>de</strong> GORZ (1995) conducen a una sociedad <strong>de</strong>l “tiempo liberado”, basada<br />
en el pluriempleo, en la que el trabajo voluntario se convierta en un aspecto esencial <strong>de</strong><br />
la vida <strong>de</strong> los individuos 595 . En la misma línea, BUBECK (1995) distingue entre care<br />
(cuidado) y servicing (servilismo), en el sentido <strong>de</strong> que el primer término implica<br />
realizar activida<strong>de</strong>s reproductivas para alguien que no pue<strong>de</strong> hacerlas (por incapacidad<br />
física, por ejemplo), mientras que se trata <strong>de</strong> servilismo cuando la misma actividad se<br />
hace para alguien que no quiere hacerla (por falta <strong>de</strong> tiempo, por ejemplo) 596 .<br />
Sin embargo, este planteamiento es totalmente ajeno a la perspectiva <strong>de</strong> género, puesto<br />
que parte <strong>de</strong> una concepción utópica <strong>de</strong> la familia, basada en un reparto equitativo y<br />
voluntario <strong>de</strong> las tareas, tanto en la esfera pública como en la privada, en la que no<br />
existe la división sexual <strong>de</strong>l trabajo. GORZ (1995) no tiene en cuenta las relaciones <strong>de</strong><br />
género que establecen la adjudicación en exclusiva <strong>de</strong> las tareas reproductivas a las<br />
mujeres, así como las asimetrías <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que ello implica. Por lo tanto, no pue<strong>de</strong><br />
criticarse la mercantilización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo si no se valora al mismo tiempo el<br />
trabajo reproductivo no remunerado, ya que <strong>de</strong> lo contrario va a seguir siendo realizado<br />
por las mujeres y permaneciendo en la invisibilidad tanto social como económica. En<br />
este sentido, la lucha contra la neo-domesticidad escon<strong>de</strong> la perversidad <strong>de</strong>l<br />
fortalecimiento <strong>de</strong> las antiguas formas <strong>de</strong> domesticidad 597 (<strong>LA</strong>LLEMENT 2000).<br />
no remunerado. Según GORZ (1995), el trabajo servil tiene lugar cuando se realizan prestaciones que no<br />
crean valor <strong>de</strong> uso social, aunque sean objeto <strong>de</strong> un intercambio mercantil público.<br />
595 Existen propuestas no mercantiles, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, para reducir el riesgo <strong>de</strong><br />
segregación y ghettización que los servicios <strong>de</strong> proximidad conllevan para <strong>de</strong>terminados colectivos <strong>de</strong><br />
mujeres. En este sentido, autores como <strong>LA</strong>VILLE (1992) proponen la creación <strong>de</strong> “espacios públicos <strong>de</strong><br />
proximidad”, que permitan colectivizar tales servicios y acercarlos a la comunidad, <strong>de</strong> manera que se<br />
alejen <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> individualización y mercantilización <strong>de</strong> las relaciones persona a persona. Se trata <strong>de</strong><br />
una “economía solidaria”, alternativa a la economía <strong>de</strong> mercado, basada en procesos <strong>de</strong> interacción entre<br />
personas que están voluntariamente implicadas, sin perseguir ninguna finalidad económica.<br />
596<br />
Las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género <strong>de</strong> las mujeres victorianas <strong>de</strong> la clase media eran reproducidas gracias al<br />
rol <strong>de</strong> las mujeres empleadas. Sin lugar a dudas, el hogar era el lugar por excelencia <strong>de</strong> la mujer. Las<br />
mujeres <strong>de</strong> clase media se reservan las tareas <strong>de</strong> planificación y la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones y las normas<br />
sociales. Para las mujeres <strong>de</strong> clase trabajadora, en cambio, el hogar supone duro trabajo físico. Existe una<br />
división muy clara entre el espacio <strong>de</strong> la sirvienta y el espacio <strong>de</strong>l hogar (DAVIDOFF 1974). Según esta<br />
conceptualización <strong>de</strong>l trabajo doméstico remunerado, las divisiones sociales son todavía más visibles<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la esfera reproductiva.<br />
597<br />
Las críticas que autores como CARRASCO (1998), TORNS (1999b), <strong>LA</strong>LLEMENT (2000) realizan al<br />
“sexismo inconsciente” que encierra las propuestas <strong>de</strong> GORZ, quedan perfectamente ilustradas en la<br />
siguiente frase: “¿Quién asumiría ‘voluntariamente’ <strong>de</strong>terminados trabajos, particularmente los <strong>de</strong><br />
329
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
Por consiguiente, la postura <strong>de</strong> GORZ (1995) no resulta operativa, puesto que elimina<br />
toda posibilidad <strong>de</strong> crear empleos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> estas “nuevas necesida<strong>de</strong>s”, bajo la<br />
consigna <strong>de</strong> que son serviles y que alivian a los individuos <strong>de</strong> unas cargas que podrían<br />
asumir ellos mismos (<strong>LA</strong>LLEMENT 2000). Es por ello que, a pesar <strong>de</strong> los peligros que<br />
comporta la proliferación <strong>de</strong> estos servicios, <strong>de</strong>bería aprovecharse su emergencia para<br />
mostrar a la sociedad la importancia socio-económica <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> la reproducción y<br />
concienciar a hombres y a mujeres sobre las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género y la necesidad <strong>de</strong><br />
compartir equitativamente las exigencias diarias <strong>de</strong>l trabajo reproductivo. De ese modo,<br />
se conferiría prestigio social tanto al trabajo reproductivo <strong>de</strong>l hogar como a los servicios<br />
<strong>de</strong> proximidad. Para conseguir este objetivo, existen dos instrumentos: por un lado, la<br />
reivindicación <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad como portadores <strong>de</strong> bienestar y calidad <strong>de</strong><br />
vida y, por el otro, su profesionalización. Es necesario vincular el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> estos<br />
servicios con el aumento <strong>de</strong>l bienestar, más allá <strong>de</strong> una visión meramente productivista.<br />
Se trata <strong>de</strong>, contrariamente a las tesis <strong>de</strong> GORZ (1995), potenciar la utilidad social <strong>de</strong><br />
estas activida<strong>de</strong>s, como proporcionadoras <strong>de</strong> calidad <strong>de</strong> vida para el conjunto <strong>de</strong> la<br />
sociedad y, al mismo tiempo, proclamar que sus beneficios no son susceptibles <strong>de</strong> ser<br />
calculados a partir <strong>de</strong> la racionalidad económica y, a menudo, son inversamente<br />
proporcionales a su rentabilidad económica.<br />
Puesto que la mayor parte <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad son concebidos como una<br />
prolongación <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong> “madre” y “esposa” en la esfera reproductiva, se consi<strong>de</strong>ra que<br />
las habilida<strong>de</strong>s “innatas” <strong>de</strong> las mujeres son suficientes para llevar a cabo estas tareas y<br />
que no es necesario profesionalizarlos 598 . Se trata <strong>de</strong> un exponente más <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>sigualdad <strong>de</strong> género en la construcción <strong>de</strong> las categorías profesionales 599 , puesto que<br />
no se reconocen las “cualificaciones informales”, transmitidas <strong>de</strong> madres a hijas a través<br />
<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> socialización, que las mujeres aportan a las ocupaciones tradicionalmente<br />
consi<strong>de</strong>radas como femeninas. Es justamente la falta <strong>de</strong> reconocimiento <strong>de</strong> las<br />
cualificaciones lo que refuerza el <strong>de</strong>sprestigio <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s y la intensidad <strong>de</strong>l<br />
‘cuidados’? Si se supone que todas y todos los compartiremos equitativamente, ¿por qué no lo hacemos<br />
ya hoy?” (CARRASCO 1998:69).<br />
598 De hecho, el trabajo reproductivo no es consi<strong>de</strong>rado un trabajo ni siquiera por gran parte <strong>de</strong> las<br />
mujeres, que lo <strong>de</strong>signan como “faena”, “tarea” o “labor”, que no merece un estatuto similar al <strong>de</strong> los<br />
empleo remunerados (FERNÁNDEZ ENGUITA 1989).<br />
599 Véase: MARUANI (1991).<br />
330
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
criterio <strong>de</strong> “<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia” en la relación laboral, promoviéndose que las trabajadoras <strong>de</strong><br />
estos servicios sean consi<strong>de</strong>radas meras servidoras en lugar <strong>de</strong> “profesionales que<br />
prestan servicios” 600 . Por lo tanto, sólo a través <strong>de</strong> la profesionalización <strong>de</strong> estas<br />
activida<strong>de</strong>s, alejándolas <strong>de</strong> los referentes doméstico-serviles y acercándolas a las<br />
actuales profesiones en vigor, podrá superarse su ghettización (TORNS 1995b, 1997,<br />
1998, 1999b). Es indispensable que la sociedad reconozca la necesidad <strong>de</strong> aprendizaje<br />
que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> estos servicios cuando se realizan en condiciones <strong>de</strong> “proximidad”,<br />
puesto que cuando se prestan para las empresas, su profesionalización sí está reconocida<br />
(guar<strong>de</strong>rías, resi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> ancianos, hospitales, peluquerías, restaurantes, etc.).<br />
Algunos intentos pue<strong>de</strong>n encontrarse en el caso <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> niños, por ejemplo, ya<br />
que la figura <strong>de</strong> la nurse se ha erigido como la profesionalización <strong>de</strong> la capacidad<br />
humana <strong>de</strong> cuidar a través <strong>de</strong> la adquisición <strong>de</strong> los conocimientos, actitu<strong>de</strong>s y<br />
habilida<strong>de</strong>s requeridas para <strong>de</strong>sarrollar este rol. Un proceso análogo han seguido las<br />
tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> ancianos, con la introducción <strong>de</strong> las titulaciones <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong><br />
geriatría y <strong>de</strong> trabajadora familiar. Sin embargo, en todo lo referente a las tareas <strong>de</strong><br />
infraestructura <strong>de</strong>l hogar, por el momento, no existen cualificaciones formales y este<br />
tipo <strong>de</strong> trabajo sigue siendo construido como absolutamente <strong>de</strong>scualificado.<br />
Plantearse la profesionalización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad requiere analizar<br />
pormenorizadamente la propia cualificación 601 <strong>de</strong>l trabajo reproductivo y superar la<br />
imagen que lo asocia a actividad que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar cualquier persona –básicamente<br />
mujeres-, sin necesidad <strong>de</strong> una preparación especial 602 . Para ello es menester aumentar<br />
600 Según los resultados obtenidos por el COLECTIVO IOÉ (1990), a partir <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> la Encuesta<br />
<strong>de</strong> Condiciones <strong>de</strong> Vida y Trabajo (ECVT) <strong>de</strong> 1985, un 95% <strong>de</strong> las mujeres empleadas domésticas<br />
consi<strong>de</strong>ra que no se requiere ningún tipo <strong>de</strong> preparación para llevar a cabo su trabajo, por lo que las<br />
cualificaciones informales que requiere la realización <strong>de</strong> estas tareas no son reconocidas ni por el propio<br />
colectivo <strong>de</strong> trabajadoras. Para el 91% <strong>de</strong> estas mujeres son sólo necesarios tres meses para <strong>de</strong>sempeñar<br />
estas tareas correctamente.<br />
601 Por cualificación <strong>de</strong> un puesto <strong>de</strong> trabajo se entien<strong>de</strong> el grado <strong>de</strong> complejidad que presenta la<br />
realización <strong>de</strong> las tareas que compren<strong>de</strong> y ésta pue<strong>de</strong> ser medida a partir <strong>de</strong> distintos indicadores: tiempo<br />
<strong>de</strong> aprendizaje, exigencias físicas, complejidad <strong>de</strong> las relaciones con las personas y los datos, faculta<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> razonamiento general, verbal y numérico, aptitu<strong>de</strong>s necesarias, etc. (FERNÁNDEZ ENGUITA 1989)<br />
602 De hecho, no se trata <strong>de</strong> algo nuevo. Los manuales <strong>de</strong> “Economía Doméstica” <strong>de</strong> los años cuarenta,<br />
cincuenta y sesenta, se hacían eco <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r una serie <strong>de</strong> aptitu<strong>de</strong>s, conocimientos y<br />
cualida<strong>de</strong>s para lograr ser una buena “ama <strong>de</strong> casa”. Ciertamente, dichos manuales eran absolutamente<br />
discriminatorios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género, por cuanto sus contenidos iban dirigidos a una mujer<br />
sólo circunscrita al ámbito <strong>de</strong>l hogar y totalmente subordinada a la figura masculina <strong>de</strong> su cónyuge.<br />
Véamos un ejemplo extraído <strong>de</strong>l prefacio <strong>de</strong> un manual editado en el año 1940: «El ama <strong>de</strong> casa es el<br />
centro <strong>de</strong>l hogar (...). Para ocupar un cargo tan lleno <strong>de</strong> responsabilida<strong>de</strong>s y que exige una gran variedad<br />
<strong>de</strong> aptitu<strong>de</strong>s, es preciso, como para todo, una preparación y un estudio previo» (ESTRADA 1940). Un buen<br />
ejemplo en la actualidad lo encontramos en la proliferación <strong>de</strong> cursos que enseñan cómo hacer las tareas<br />
331
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
el conocimiento sobre el contenido material, simbólico y relacional que presenta el<br />
trabajo reproductivo, así como dar cuenta <strong>de</strong> la complejidad, la simultaneidad y la<br />
heterogeneidad <strong>de</strong> tareas que <strong>de</strong>ben realizarse, gestionarse, planificarse y mediar 603 . El<br />
trabajo doméstico es más que la suma <strong>de</strong> tareas; no es sólo actividad física (que ya en sí<br />
misma requiere conocimientos técnicos), sino que también incluye trabajo mental y<br />
emocional, que precisa planificación y visión <strong>de</strong> conjunto (ANDERSON 2000:12). Tanto<br />
el “factor relacional” como los aspectos “comportamentales” son elementos cruciales a<br />
la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar buena parte <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad –excepto los trabajos<br />
<strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar-, puesto que el trabajo reproductivo ha estado <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
siempre fuertemente vinculado a las emociones y a los sentimientos. El “saber estar”, la<br />
empatía, la iniciativa, el sentido <strong>de</strong> la responsabilidad, la capacidad <strong>de</strong> reacción ante<br />
imprevistos, la mediación interpersonal, el multi-tasking, etc., son aptitu<strong>de</strong>s<br />
indispensables que requieren las tareas reproductivas y que otras profesiones, con<br />
elevado estatus social y prestigio (recursos humanos, management, etc.), ya han sabido<br />
incorporar con éxito en sus perfiles 604 (TORNS, 1996, 1999b). En la medida en que estos<br />
empleos se socialicen y dignifiquen, ocurrirá lo mismo que les ha sucedido a otras<br />
ocupaciones tradicionalmente femeninas –educación, sanidad, etc.-; a saber, se crearán<br />
empleos <strong>de</strong> calidad –aunque persistiendo las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s con respecto a las<br />
ocupaciones tradicionalmente masculinas- y se incorporarán paulatinamente a ellas los<br />
trabajadores masculinos 605 . Todo lo anterior pone en evi<strong>de</strong>ncia la necesidad <strong>de</strong> diseñar<br />
domésticas y que se están llevando a cabo en algunas localida<strong>de</strong>s españolas, como por ejemplo<br />
Alcobendas (Madrid), Basauri, Iurre y Miravelles (Vizcaya) o Terrassa (Barcelona). La mayor parte <strong>de</strong>l<br />
alumnado son varones, jóvenes y menos jóvenes. Aunque muchos <strong>de</strong> los alumnos simplemente se lo<br />
plantean como un curso <strong>de</strong> “supervivencia” ante la eventualidad <strong>de</strong> vivir solos, otros sí presentan una<br />
clara voluntad <strong>de</strong> compartir las tareas domésticas con sus parejas y <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r una serie <strong>de</strong><br />
conocimientos que no han adquirido a través <strong>de</strong> la socialización que han recibido.<br />
603 La existencia <strong>de</strong> una clasificación profesional <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad sí existe en Francia y<br />
queda recogida en el sistema <strong>de</strong> formación reglada: Certificado <strong>de</strong> Empleado Familiar Polivalente,<br />
Certificados <strong>de</strong> Cualificación profesional en “ayuda familiar “ (encargados <strong>de</strong> ancianos y discapacitados),<br />
o “cuidador <strong>de</strong> niños a domicilio” (COLECTIVO IOÉ 2001c).<br />
604 Los resultados <strong>de</strong> una encuesta a empresarios catalanes pone <strong>de</strong> manifiesto que los conocimientos<br />
y habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los trabajadores más valorados son la adaptación a entornos cambiantes, la toma <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cisiones y la comunicación (PIMEC-SEFES 2001).<br />
605 Otra propuesta esgrimida en pro <strong>de</strong> la profesionalización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo es ofrecer un<br />
“salario” a las amas <strong>de</strong> casa. Aunque aparentemente esta medida contribuya a valorar el trabajo<br />
reproductivo y a aumentar el estatus social <strong>de</strong> la persona que lo <strong>de</strong>sempeña, tiene como contrapartida la<br />
perpetuación <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> la mujer en la esfera reproductiva y no evita que el trabajo doméstico siga<br />
siendo consi<strong>de</strong>rado una “actividad <strong>de</strong> segunda”.<br />
332
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
una formación profesional <strong>de</strong> los trabajadores que prestan este tipo <strong>de</strong> servicios y crear<br />
nuevos curricula que sean capaces <strong>de</strong> valorizar y profesionalizar estas tareas 606 .<br />
Hasta que esto no ocurra, adoptando las conclusiones <strong>de</strong> TORNS, (1995b, 1997, 1999b),<br />
los empleos en los servicios <strong>de</strong> proximidad no sólo refuerzan la segregación<br />
ocupacional <strong>de</strong> las mujeres en el mercado <strong>de</strong> trabajo a nivel horizontal, sino que,<br />
a<strong>de</strong>más, a nivel vertical, sitúan a las nuevas empleadas en las categorías profesionales<br />
más bajas, por lo que se refuerza una estructura ocupacional cada vez más dual. La<br />
pregunta clave es saber quién va a realizar estas tareas <strong>de</strong> “servidor”. Las principales<br />
candidatas van a ser los colectivos <strong>de</strong> mujeres inactivas o en paro y con menores niveles<br />
educativos, en situación marginal en el mercado <strong>de</strong> trabajo por ser difícilmente<br />
“empleables”. El aumento <strong>de</strong>l nivel educativo y <strong>de</strong> las expectativas laborales <strong>de</strong> las<br />
mujeres autóctonas conlleva una insuficiente oferta <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina para<br />
prestar estos servicios, cuya <strong>de</strong>manda crece exponencialmente. La llegada <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes se erige como la solución factible para rellenar este vacío en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo.<br />
A modo <strong>de</strong> conclusión, la internacionalización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo 607 , <strong>de</strong> la mano<br />
<strong>de</strong>l reclutamiento <strong>de</strong> mujeres inmigrantes extracomunitarias, no sólo tiene efectos en el<br />
reforzamiento <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, clase y etnia, sino que también<br />
contribuye a la minusvalorización <strong>de</strong> las tareas reproductivas y entraña un enorme<br />
riesgo <strong>de</strong> neo-domesticidad (TORNS 1995b, 1997, 1998). Es cierto que la externalización<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas tareas reproductivas contribuye a su visibilización y da cuenta <strong>de</strong> su<br />
importancia e indispensabilidad, ante la menor disponibilidad <strong>de</strong> las mujeres a seguir<br />
realizándolas “por amor”, <strong>de</strong> manera gratuita y en exclusiva. Pero estos cambios no han<br />
sido suficientes para mostrar la importancia social y económica <strong>de</strong> las tareas<br />
reproductivas, puesto que las “nuevas” necesida<strong>de</strong>s se inscriben en una lógica<br />
productivista-mercantilista que mantiene la subordinación <strong>de</strong> la esfera reproductiva. De<br />
esta manera, los servicios <strong>de</strong> proximidad no son ajenos a las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género y<br />
606 De hecho, el propio trabajo doméstico no remunerado también ha aumentado su complejidad, <strong>de</strong><br />
modo que ya no es posible adquirir todas las <strong>de</strong>strezas y capacida<strong>de</strong>s sólo por la vía familiar. Hoy en día<br />
hay que ser capaz <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r qué es un colorante, cómo programar el aparato <strong>de</strong> ví<strong>de</strong>o, qué cuidados<br />
precisa un enfermo, cómo reparar un enchufe, sin olvidar que las tareas <strong>de</strong> mediación con las instituciones<br />
(escuela, Administración) son mucho más complicadas (FERNÁNDEZ ENGUITA 1989).<br />
607 RIBAS (2001) utiliza el término “domesticidad globalizada”.<br />
333
C7: El crecimiento <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad y sus riesgos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género<br />
no se han <strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong>l imaginario <strong>de</strong> criado(a) o servidor(a); es así como se<br />
convierten en ghetto femenino para mujeres <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados estratos sociales y<br />
orígenes étnicos 608 (TORNS 1995b, 1997). Aquí justamente yace el riesgo <strong>de</strong> neodomesticidad<br />
<strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, que tiene como efecto el reforzamiento <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>sigual presencia <strong>de</strong> hombres y mujeres en la esfera productiva y reproductiva, así<br />
como la <strong>de</strong>svalorización <strong>de</strong> las tareas reproductivas, en especial, las que resultan más<br />
ingratas y <strong>de</strong>sagradables (limpiar, fregar, planchar, etc.) y las que mujeres con elevados<br />
recursos económicos han traspasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre a la servidumbre.<br />
608 Dicha connotación servil se hace menos patente en las empresas <strong>de</strong> servicios que en el servicio<br />
doméstico tradicional, por cuanto en las empresas existen mediaciones entre “servidor” y empleador o<br />
cliente.<br />
334
Tercera Parte:<br />
<strong>LA</strong> ETNIZACIÓN DE LOS SERVICIOS DE PROXIMIDAD<br />
EN ESPAÑA. ANÁLISIS DE RESULTADOS.
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
8. El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España.<br />
El servicio doméstico tradicional, tanto formal como informal, constituye, hoy por hoy,<br />
la modalidad <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad a la que en mayor medida recurren los<br />
usuarios, mucho más extendida que las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio 609 . El servicio<br />
doméstico merece ser analizado como entidad propia, a tenor <strong>de</strong> las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
relación laboral que lo rige, <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que sean personas particulares las que asumen<br />
la condición jurídica <strong>de</strong> empleadores, así como <strong>de</strong> sus antece<strong>de</strong>ntes como actividad<br />
servil. El presente capítulo tiene como principal objetivo aproximarse al servicio<br />
doméstico tradicional <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la oferta. El análisis hace especial<br />
hincapié en los distintos subsectores que engloba esta actividad y compara las pautas <strong>de</strong><br />
inserción laboral y las condiciones laborales a las que se enfrentan las empleadas<br />
domésticas autóctonas e inmigrantes, con el fin <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar hasta qué punto se<br />
establece una relación <strong>de</strong> sustitución entre ambos colectivos. Con este fin, el capítulo<br />
recoge los datos obtenidos en las fuentes estadísticas y en las escasas investigaciones <strong>de</strong><br />
ámbito nacional que han abordado esta temática.<br />
8.1. El régimen laboral <strong>de</strong>l servicio doméstico en España y Europa.<br />
El análisis <strong>de</strong> las normas que han afectado sucesivamente al servicio doméstico muestra<br />
un tránsito inacabado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la servidumbre, hasta la relación laboral formalmente libre<br />
característica <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas (COLECTIVO IOÉ 1990:39). La crisis <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIX parece marcar el fin <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong><br />
esta actividad como servil, como indicadora <strong>de</strong> posición social y como medio <strong>de</strong><br />
sobreexplotación privada. El siglo XX, con la llegada <strong>de</strong> la era <strong>de</strong>mocrática y <strong>de</strong>l trabajo<br />
asalariado, ha intentado alejar al servicio doméstico <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> servidumbre y<br />
aproximarlo a la laboralidad “común”. Este proceso se ha llevado a cabo tanto mediante<br />
el cambio <strong>de</strong> <strong>de</strong>nominación (se pasa <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> la “criada” a la <strong>de</strong> “empleada <strong>de</strong><br />
hogar”), como <strong>de</strong> <strong>de</strong>signación jurídica (FRAISE 2000). Sin embargo, tanto los vestigios<br />
<strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre empleador y empleado como la reclusión <strong>de</strong> esta<br />
337
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
actividad en el contexto privado <strong>de</strong>l hogar siguen dificultando la consecución <strong>de</strong> la<br />
categoría <strong>de</strong> trabajador asalariado y <strong>de</strong>terminando la regulación <strong>de</strong>l servicio doméstico.<br />
Dado que la característica principal <strong>de</strong>l trabajador <strong>de</strong>l servicio doméstico es la<br />
convivencia con el <strong>de</strong>stinatario <strong>de</strong> sus servicios, las distintas normativas que se han<br />
<strong>de</strong>sarrollado en España tratan <strong>de</strong> mantener el ámbito familiar al margen <strong>de</strong> las<br />
injerencias <strong>de</strong>l Derecho en cualquiera <strong>de</strong> sus manifestaciones y <strong>de</strong> preservar su<br />
intimidad (LUJÁN 2000). El reconocimiento expreso <strong>de</strong>l carácter laboral <strong>de</strong> esta<br />
actividad por parte <strong>de</strong>l Estado llega con la Ley <strong>de</strong> Contrato <strong>de</strong> Trabajo, <strong>de</strong> 21 <strong>de</strong><br />
noviembre <strong>de</strong> 1931. Sin embargo, hasta el año 1985, con el Real Decreto 1421/85,<br />
todavía hoy vigente, las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los trabajadores <strong>de</strong>l servicio doméstico siguen<br />
sometidas a las disposiciones <strong>de</strong> la jurisdicción civil –y, por lo tanto, al paternalismo <strong>de</strong><br />
la persona que paga-; si bien durante el franquismo se crean, aunque tardíamente,<br />
disposiciones sociales que incluyen a los servidores domésticos en el sistema <strong>de</strong><br />
provisión social, tales como la puesta en funcionamiento <strong>de</strong>l Montepío Nacional <strong>de</strong>l<br />
Servicio Doméstico, el 17 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1959 610 .<br />
El Real Decreto <strong>de</strong> 1985 regula la relación laboral <strong>de</strong>l Servicio <strong>de</strong>l Hogar Familiar,<br />
aunque con carácter especial, incluyendo aquellas activida<strong>de</strong>s en las que un empleado o<br />
trabajador presta servicios retribuidos en un hogar familiar, realizando todo tipo <strong>de</strong><br />
tareas domésticas –dirección o cuidado <strong>de</strong>l hogar, atención <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la<br />
familia o <strong>de</strong> las personas que conviven en el domicilio, trabajos <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría, jardinería,<br />
conducción <strong>de</strong> vehículos- 611 . No se trata <strong>de</strong> un convenio colectivo, por lo que la<br />
normativa que regula el servicio doméstico es una norma gubernativa y no el resultado<br />
<strong>de</strong> un pacto entre los distintos agentes sociales implicados. Las peculiarida<strong>de</strong>s<br />
normativas <strong>de</strong> este régimen especial se justifican por el hecho <strong>de</strong> que el servicio<br />
doméstico es una prestación <strong>de</strong> trabajo que se realiza en el hogar, lo que le confiere una<br />
609 De acuerdo con los datos <strong>de</strong> una reciente encuesta realizada en la Comunidad Autónoma <strong>de</strong><br />
Madrid, el 11% <strong>de</strong> los hogares emplea a alguien para realizar las tareas domésticas (CCOO 2001).<br />
610 Véanse SALLÉ (1985) y LUJÁN (2000) para aproximarse a la evolución legal <strong>de</strong>l servicio doméstico,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Código Civil <strong>de</strong> 1889 hasta el Real Decreto <strong>de</strong> 1985, pasando por el franquismo y la regulación<br />
durante la IIª República.<br />
611 La legislación española es mucho más amplia que la que establece la Organización Internacional<br />
<strong>de</strong>l Trabajo (OIT), que no incluye ni las tareas <strong>de</strong> cuidado a personas ni las tareas <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría, jardinería<br />
y conducción <strong>de</strong> vehículos. En cualquier caso, las distintas <strong>de</strong>finiciones sobre el servicio doméstico tienen<br />
en común que restringen el ámbito <strong>de</strong> realización <strong>de</strong> la actividad al hogar y consi<strong>de</strong>ran jurídicamente a los<br />
empleadores como personas particulares y no empresas.<br />
338
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
serie <strong>de</strong> peculiarida<strong>de</strong>s a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar las condiciones <strong>de</strong> la prestación <strong>de</strong><br />
servicios, que se traducen en la necesidad <strong>de</strong> que la relación se base en la mutua<br />
confianza entre las partes, la flexibilidad, así como en la autonomía individual<br />
(QUESADA 1991:245). Según la normativa que recoge el <strong>de</strong>creto, las partes pue<strong>de</strong>n<br />
escoger cualquiera <strong>de</strong> las variantes <strong>de</strong> contratación, en cuanto a duración, que admite el<br />
Estatuto <strong>de</strong> los Trabajadores. Sin embargo, no es obligatoria la existencia <strong>de</strong> contrato<br />
escrito y se consi<strong>de</strong>ra que la vigencia <strong>de</strong>l compromiso verbal es anual. En lo referente a<br />
las retribuciones, éstas en ningún caso pue<strong>de</strong>n ser inferiores al Salario Mínimo<br />
Interprofesional. Hay que tener en cuenta que la totalidad <strong>de</strong>l salario no necesariamente<br />
<strong>de</strong>be abonarse en metálico, por lo que la normativa prevé que el empleador pueda<br />
<strong>de</strong>scontar hasta un 45% en concepto <strong>de</strong> manutención y alojamiento 612 .<br />
El empleado <strong>de</strong> hogar tiene <strong>de</strong>recho a dos gratificaciones extraordinarias al año,<br />
equivalentes al salario en metálico <strong>de</strong> 15 días cada una. Por otra parte, las retribuciones<br />
en concepto <strong>de</strong> antigüedad sólo empiezan a contar a partir <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1986<br />
-ignorándose los <strong>de</strong>rechos adquiridos anteriormente- y suponen un aumento <strong>de</strong>l 3% <strong>de</strong>l<br />
salario por cada tres años naturales <strong>de</strong> vinculación con el empleador. La duración<br />
máxima <strong>de</strong> la jornada se fija en 40 horas semanales y 9 diarias y no se autoriza a realizar<br />
más <strong>de</strong> 80 horas extraordinarias al año. Sin embargo, la normativa prevé la posibilidad<br />
<strong>de</strong> que empleado y empleador acuer<strong>de</strong>n tiempos <strong>de</strong> presencia o <strong>de</strong> disponibilidad en el<br />
hogar, no computables como horas extraordinarias. El trabajador tiene <strong>de</strong>recho a un<br />
<strong>de</strong>scanso semanal <strong>de</strong> 36 horas –24 horas, como mínimo, <strong>de</strong>ben ser consecutivas- y a<br />
disfrutar <strong>de</strong> las mismas fiestas laborales, período vacacional y permisos retribuidos que<br />
conce<strong>de</strong> el Régimen General. En lo que concierne a la extinción <strong>de</strong> la relación laboral,<br />
la normativa <strong>de</strong>sprotege claramente al trabajador. Si la extinción se da por “finalización<br />
<strong>de</strong>l período”, lo que da pie a todo tipo <strong>de</strong> arbitrarieda<strong>de</strong>s, sólo se requiere un preaviso <strong>de</strong><br />
7 días y una in<strong>de</strong>mnización <strong>de</strong> 7 días por año trabajado, con un límite máximo <strong>de</strong> 6<br />
mensualida<strong>de</strong>s.<br />
No sólo la relación laboral <strong>de</strong>l servicio doméstico es <strong>de</strong> carácter especial, sino que<br />
también existe un régimen especial en el sistema <strong>de</strong> la seguridad social para estos<br />
612 No tiene en cuenta la recomendación <strong>de</strong> la OIT, que sugiere un margen <strong>de</strong>l 20% (COLECTIVO IOÉ<br />
1990). Según la ley, en el año 2000, una empleada interna podría llegar a cobrar sólo 38.099 pesetas<br />
(unos 230 ), el 55% <strong>de</strong>l SMI.<br />
339
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
empleados, <strong>de</strong>nominado Régimen Especial <strong>de</strong> las Empleadas <strong>de</strong> Hogar (REEH), con<br />
una cobertura claramente discriminatoria, inferior a la garantizada por el Régimen<br />
General 613 . Para percibir la pensión <strong>de</strong> jubilación se precisa estar al corriente en el pago<br />
<strong>de</strong> las cuotas, haber cumplido sesenta y cinco años <strong>de</strong> edad y tener cubierto un período<br />
mínimo <strong>de</strong> cotización <strong>de</strong> quince años. La base reguladora <strong>de</strong> la pensión <strong>de</strong> jubilación se<br />
calcula, al igual que en el resto <strong>de</strong> régimenes <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> pensiones, a partir <strong>de</strong><br />
dividir por 210 las bases <strong>de</strong> cotización durante los 180 meses (15 años) inmediatamente<br />
anteriores 614 ; sin embargo, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en el Régimen General <strong>de</strong> la<br />
Seguridad Social (RGSS), las lagunas <strong>de</strong> cotización no se integran y se computan por<br />
importe cero, lo que constituye un trato <strong>de</strong>sigual totalmente injustificado 615 . Aunque las<br />
pensiones <strong>de</strong>l Régimen General y las <strong>de</strong>l REEH estén prácticamente equiparadas, en la<br />
práctica, las pensiones para el servicio doméstico son inferiores en cerca <strong>de</strong> un 40% a<br />
las <strong>de</strong>l Régimen General, por cuanto el salario <strong>de</strong> referencia es el Salario Mínimo<br />
Interprofesional. El REEH también excluye por completo las prestaciones en concepto<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo, las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> jubilación parcial o anticipada, así como las<br />
contingencias profesionales. En el caso <strong>de</strong> las bajas por enfermedad o acci<strong>de</strong>nte, el<br />
cobro <strong>de</strong>l salario se percibe a partir <strong>de</strong>l vigésimo noveno día <strong>de</strong> baja, mientras los<br />
trabajadores y trabajadoras <strong>de</strong>l régimen general cobran a partir <strong>de</strong>l tercer día. Por contra,<br />
el goce <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos a asistencia sanitaria, invali<strong>de</strong>z, muerte y supervivencia se rige<br />
bajo las mismas condiciones que en el Régimen General (LUJÁN 2000).<br />
Es el empleador quien tiene el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> solicitar la afiliación y el alta <strong>de</strong> los empleados<br />
<strong>de</strong> hogar contratados a su servicio, siempre que el contrato <strong>de</strong> trabajo se concierte a<br />
tiempo completo; es <strong>de</strong>cir, cuando el empleado <strong>de</strong> hogar preste sus servicios para un<br />
único empleador y la duración <strong>de</strong> los mismos sobrepase la mitad <strong>de</strong> la jornada habitual,<br />
in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> que el contrato <strong>de</strong> trabajo sea temporal o in<strong>de</strong>finido. Cuando se<br />
trata <strong>de</strong> empleados que trabajan “por horas, en régimen externo” (contratación a tiempo<br />
parcial), el empleador queda exonerado <strong>de</strong> este <strong>de</strong>ber y correspon<strong>de</strong> al trabajador la<br />
obligación <strong>de</strong> cotizar a este Régimen Especial. La base <strong>de</strong> cotización al REEH es única<br />
613 En 1969 se crea el Régimen Especial <strong>de</strong> la Seguridad Social para el servicio doméstico, gestionado<br />
por el Ministerio <strong>de</strong> Trabajo a través <strong>de</strong> una Mutualidad Nacional (COLECTIVO IOÉ 1990).<br />
614 La plena aplicación <strong>de</strong> este precepto se producirá a partir <strong>de</strong>l 1 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong>l 2002.<br />
615 La equiparación <strong>de</strong> las pensiones <strong>de</strong> jubilación entre el Régimen General y el Régimen Especial <strong>de</strong><br />
Empleadas <strong>de</strong> Hogar se produce con la entrada en vigor <strong>de</strong>l Real Decreto 1609/1987, <strong>de</strong> 23 <strong>de</strong> diciembre.<br />
Tanto el Decreto 2.346 <strong>de</strong> 1969 como el Real Decreto 1.424 <strong>de</strong> 1985 imponían un tope máximo <strong>de</strong>l 70%<br />
<strong>de</strong>l salario base.<br />
340
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
para todas las contingencias y situaciones en las que exista obligación <strong>de</strong> cotizar y se<br />
fija anualmente en la Ley <strong>de</strong> Presupuestos Generales <strong>de</strong>l Estado 616 . A pesar <strong>de</strong> que se ha<br />
equiparado la base <strong>de</strong> cotización a las más bajas <strong>de</strong>l Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad<br />
Social (RGSS), se está muy lejos <strong>de</strong> producirse una paralela equiparación <strong>de</strong> la acción<br />
protectora. Tal como concluye LUJÁN (2000), nada justifica que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Derecho <strong>de</strong> la<br />
Seguridad Social los empleados domésticos no sean consi<strong>de</strong>rados trabajadores<br />
asalariados y no se incluyan en el RGSS 617 .<br />
En síntesis, nos encontramos ante una normativa que favorece una relación contractual<br />
débil, favorecedora <strong>de</strong>l “servilismo”, puesto que sólo fija unos mínimos que sitúan a las<br />
personas empleadas a merced <strong>de</strong>l empleador, y que goza <strong>de</strong> un gran margen <strong>de</strong><br />
discrecionalidad a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir las condiciones laborales y <strong>de</strong> rescindir la relación<br />
laboral. A<strong>de</strong>más, puesto que el servicio doméstico se presta en el propio hogar, favorece<br />
la invisibilidad <strong>de</strong> quien lo realiza, <strong>de</strong> modo que se convierte en un marco idóneo para el<br />
incumplimiento <strong>de</strong> los mínimos que la normativa establece y para las situaciones <strong>de</strong><br />
explotación. Si bien se otorga a este sector el estatuto jurídico <strong>de</strong> relación laboral, sus<br />
empleados son consi<strong>de</strong>rados “trabajadores <strong>de</strong> segunda”, ya que están más <strong>de</strong>sprotegidos<br />
y reciben muchas menos prestaciones que las que recoge el Estatuto <strong>de</strong> Trabajadores. La<br />
protección <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos civiles <strong>de</strong> los empleadores se produce a costa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<br />
laborales <strong>de</strong> las personas que trabajan en el servicio doméstico (COLECTIVO IOÉ 2001c).<br />
La falta <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> esta ocupación, con la consiguiente expansión <strong>de</strong> la economía<br />
sumergida, y la ausencia <strong>de</strong> protección <strong>de</strong> los empleados domésticos en cuanto a<br />
condiciones <strong>de</strong> trabajo y goce <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos sociales, aunque no es exclusiva <strong>de</strong> España,<br />
sí es aquí más acusada que en la mayor parte <strong>de</strong> países <strong>de</strong>l entorno. En Italia, por<br />
ejemplo, la ley que regula el estatuto <strong>de</strong>l empleado doméstico en Italia (Ley nº339 <strong>de</strong> 2<br />
<strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1858) y la Ley <strong>de</strong> 24 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1992, que introduce por vez primera un<br />
616 Para el año 2000, la base ha quedado fijada en 86.250 pts., mientras que el tipo es <strong>de</strong>l 22%. La<br />
cuota resultante es <strong>de</strong> 18.975 pts./mes, <strong>de</strong> las que se hará cargo en su totalidad el propio empleado <strong>de</strong><br />
hogar, conviertiéndose en “autónomo”, cuando preste sus servicios con carácter parcial o discontinuo a<br />
uno o más empleadores. En cambio, la cuota se distribuirá entre empleador (18.3%) y empleado <strong>de</strong> hogar<br />
(3.7%), en los casos en que el primero sea sujeto <strong>de</strong> la obligación <strong>de</strong> cotizar; esto es, cuando se le presten<br />
los servicios <strong>de</strong> manera exclusiva y permanente (LUJÁN 2000:77).<br />
617 Esta afirmación está en la línea <strong>de</strong> la Recomendación Sexta <strong>de</strong>l Pacto <strong>de</strong> Toledo (Informe para el<br />
análisis <strong>de</strong> los problemas estructurales <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> la Seguridad Social y <strong>de</strong> las principales reformas<br />
que <strong>de</strong>berán acometerse, aprobado por el Congreso <strong>de</strong> los Diputados el 6 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1995), don<strong>de</strong> se<br />
341
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
régimen jurídico específico para el trabajo doméstico, respon<strong>de</strong>n al mismo espíritu que<br />
la legislación española. Sin embargo, en Italia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1996, el sector está regulado por<br />
un convenio colectivo <strong>de</strong> ámbito nacional, que establece, como aspectos más<br />
<strong>de</strong>stacados, la formalización <strong>de</strong> categorías profesionales y la obligatoriedad <strong>de</strong> que el<br />
empleador asegure al empleado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong> inicio <strong>de</strong> la relación laboral, con<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> horas <strong>de</strong> trabajo. En Portugal, en cambio, no existe<br />
convenio colectivo; si bien, a diferencia <strong>de</strong>l caso español, es indispensable realizar un<br />
contrato escrito y entregar una nómina mensual, lo que pue<strong>de</strong> contribuir a reducir los<br />
eventuales abusos por parte <strong>de</strong> los empleadores.<br />
En Francia también se han introducido medidas encaminadas a equiparar el estatuto<br />
jurídico <strong>de</strong> los empleados domésticos con el resto <strong>de</strong> trabajadores, con el fin <strong>de</strong> reducir<br />
el atractivo <strong>de</strong>l mercado sumergido por parte <strong>de</strong>l empleador, <strong>de</strong> profesionalizar el sector<br />
y <strong>de</strong> crear empleos <strong>de</strong> calidad 618 . El sector <strong>de</strong> “asalariados <strong>de</strong> empleadores particulares”<br />
está regulado por un convenio colectivo (Convention Collective Nationale du 24<br />
novembre 1999. Salariés du Particulier Employer), cuyas principales noveda<strong>de</strong>s son el<br />
establecimiento <strong>de</strong> una clasificación profesional <strong>de</strong> trabajadores domésticos, el acceso a<br />
un seguro <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo y la introducción <strong>de</strong> un sistema colectivo <strong>de</strong> previsión,<br />
complementario al <strong>de</strong> la Seguridad Social y financiado en base a cotizaciones <strong>de</strong><br />
empleadores y empleados, que supone una garantía colectiva ante casos <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />
trabajo, enfermedad o invali<strong>de</strong>z (COLECTIVO IOÉ 2001c). Otra medida <strong>de</strong>stacada es la<br />
creación <strong>de</strong> un cheque <strong>de</strong> empleo servicio en el año 1992 (en 1992 se introduce sólo<br />
para asociaciones no lucrativas y se extien<strong>de</strong> a las empresas privadas en 1996),<br />
<strong>de</strong>stinado a cualquier servicio domiciliario <strong>de</strong> carácter familiar o doméstico (limpieza,<br />
jardinería, cuidado <strong>de</strong> personas, clases particulares, etc.), que permite pagar los servicios<br />
prestados en domicilios particulares y aligerar los trámites <strong>de</strong> la contratación. Mientras<br />
el empleador se beneficia <strong>de</strong> una reducción fiscal <strong>de</strong> impuestos equivalente al 50% <strong>de</strong>l<br />
importe total <strong>de</strong>l salario y <strong>de</strong> las cotizaciones sociales pagadas durante un año, la<br />
propugna la conveniencia <strong>de</strong> converger hacia dos únicos regímenes, uno para los asalariados y otro para<br />
los que realicen su actividad por cuenta propia.<br />
618 El número <strong>de</strong> empleados <strong>de</strong> este sector ha pasado <strong>de</strong> 467.000 a 837.000 entre 1991 y 1997. La<br />
mayor parte <strong>de</strong> estos nuevos empleos (cerca <strong>de</strong>l 90%) correspon<strong>de</strong> a mujeres <strong>de</strong> limpieza, a menudo mal<br />
pagadas y con contratos a tiempo parcial bajo condiciones <strong>de</strong> trabajo precarias (PAR<strong>LA</strong>MENTO EUROPEO<br />
2000).<br />
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C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
persona empleada se convierte en un trabajador <strong>de</strong> pleno <strong>de</strong>recho y con un salario no<br />
inferior a los mínimos legales.<br />
Bélgica, por su parte, cuenta con Agencias Locales <strong>de</strong> Empleo (ALE), que ofrecen un<br />
contrato <strong>de</strong> trabajo específico a todos los <strong>de</strong>sempleados <strong>de</strong> larga duración. Dicho<br />
contrato les otorga un subsidio <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo, la posibilidad <strong>de</strong> trabajar 45 horas<br />
mensuales remuneradas y el <strong>de</strong>recho a gozar <strong>de</strong> plena cobertura en materia <strong>de</strong> seguridad<br />
social. Si las personas que precisan personal doméstico recurren a trabajadores <strong>de</strong> las<br />
ALEs (mediante la adquisición <strong>de</strong> cheques servicio ALE), podrán beneficiarse <strong>de</strong> una<br />
<strong>de</strong>sgravación fiscal que oscila entre el 30% y el 40% <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> los cheques<br />
comprados. El sistema <strong>de</strong> cheques <strong>de</strong> empleo alemán 619 , introducido en 1997, es<br />
bastante parecido, por cuanto conce<strong>de</strong> incentivos fiscales a las personas que recurran a<br />
trabajadores a domicilio <strong>de</strong>clarados, mediante una <strong>de</strong>ducción fiscal proporcional a la<br />
renta, condicionada a que los importes totales superen un <strong>de</strong>terminado umbral y<br />
supongan más <strong>de</strong> 10 horas semanales.<br />
Ante tal disparidad <strong>de</strong> situaciones, el Parlamento Europeu ha recogido la necesidad <strong>de</strong><br />
unificar las distintas reglamentaciones en cuanto al trabajo doméstico en los Estados<br />
miembros, <strong>de</strong> modo que pueda lograrse un marco jurídico que establezca las<br />
condiciones necesarias para la creación <strong>de</strong> empleos <strong>de</strong> calidad: <strong>de</strong>finición clara <strong>de</strong> las<br />
tareas que esta actividad engloba así como <strong>de</strong> las condiciones laborales bajo las que<br />
<strong>de</strong>be realizarse; cobertura social general que confiera al trabajador el <strong>de</strong>recho a<br />
beneficiarse <strong>de</strong> cobertura <strong>de</strong> seguro social y <strong>de</strong> otros <strong>de</strong>rechos sociales, tales como una<br />
pensión <strong>de</strong> jubilación; el establecimiento <strong>de</strong> acciones <strong>de</strong> formación profesional;<br />
sensibilización y campañas <strong>de</strong> información tanto para los empleadores como para los<br />
trabajadores (SMET 2000). A<strong>de</strong>más, el Parlamento recomienda potenciar las empresas<br />
<strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> servicios domiciliarios (tanto mercantiles, como organizaciones no<br />
gubernamentales y agencias locales <strong>de</strong> empleo) e introducir <strong>de</strong>ducciones fiscales a los<br />
empleadores (usuarios/consumidores, cuando se trata <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios<br />
domiciliarios), con el objetivo <strong>de</strong> estructurar la oferta <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo doméstico<br />
619 Según estimaciones realizadas en 1994, 2.8 millones <strong>de</strong> hogares recurren a una empleada<br />
doméstica <strong>de</strong> forma regular, cifra a la que <strong>de</strong>berían añadirse los 1.4 millones <strong>de</strong> hogares que utilizan<br />
personal doméstico sin <strong>de</strong>clarar (SMET 2000).<br />
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C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
remunerado y combatir la economía sumergida en este sector mediante la reducción <strong>de</strong><br />
la disparidad <strong>de</strong> costes entre la fuerza <strong>de</strong> trabajo no <strong>de</strong>clarada y la <strong>de</strong>clarada.<br />
8.2. Características <strong>de</strong> la oferta en el servicio doméstico.<br />
El empleo <strong>de</strong> trabajadoras domésticas ha sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre una práctica distintiva <strong>de</strong><br />
las familias adineradas, utilizada como indicadora <strong>de</strong> estatus social y prestigio. Durante<br />
la época preindustrial, el servicio doméstico es la vía laboral mayoritariamente adoptada<br />
por las mujeres y constituye el mejor ejemplo <strong>de</strong> terciarización <strong>de</strong> la estructura<br />
ocupacional femenina (RIAL 1996). El servicio doméstico interno era un trabajo<br />
extendido entre las mujeres autóctonas <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia rural que trabajaban como<br />
domésticas en las ciuda<strong>de</strong>s hasta que se casaban o encontraban trabajo en otro sector <strong>de</strong><br />
actividad 620 . Las mujeres jóvenes, solteras, que “iban a servir” a gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s como<br />
Madrid o Barcelona, eran originarias <strong>de</strong> familias con medios económicos precarios y <strong>de</strong><br />
contextos socioeconómicos rurales que ofrecían escasas oportunida<strong>de</strong>s laborales a las<br />
mujeres y que difícilmente aseguraban su supervivencia antes <strong>de</strong>l matrimonio<br />
(BORDERÍAS 1991).<br />
Sin embargo, a lo largo <strong>de</strong>l siglo XX, la figura <strong>de</strong> la criada ha sido cuestionada en las<br />
socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, <strong>de</strong>bido a la progresiva mecanización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas tareas<br />
domésticas y al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la privacidad en el hogar. Dicha i<strong>de</strong>ología<br />
se basa en el papel central <strong>de</strong>l ama <strong>de</strong> casa para llevar a cabo la totalidad <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo y pone en cuestión el rol y función <strong>de</strong> la “esposa” aristocrática <strong>de</strong>dicada<br />
sólo al arte, al ocio y a la gestión <strong>de</strong> una tropa <strong>de</strong> sirvientes a los que relegar las tareas<br />
reproductivas (SICHTERMANN 1988). De ese modo, el servicio doméstico <strong>de</strong>saparece<br />
como ocupación proletaria y son las mujeres <strong>de</strong> clase media las que asumen las tareas<br />
cotidianas que hasta entonces habían <strong>de</strong>sempeñado las criadas (cocinar, llevar a los<br />
620 GARCÍA ALÓS (2001) ha publicado una obra pionera sobre el servicio doméstico en los años veinte,<br />
bajo el título Servicio doméstico. Galería <strong>de</strong> tatas. En sus páginas se recogen reflexiones sobre 55 chicas<br />
que procedían <strong>de</strong> medios humil<strong>de</strong>s y que servían en familias con medios -aunque no necesariamente ricas,<br />
puesto que estas trabajadoras prácticamente no cobraban nada y sólo se les proporcionaba cama y<br />
comida-. Las experiencias narradas por estas chicas ponen <strong>de</strong> manifiesto que trabajaban como “esclavas”,<br />
con horarios <strong>de</strong> 24 horas al día y sólo una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> fiesta. Los domingos el trabajo era todavía mayor,<br />
puesto que habitualmente había invitados a la hora <strong>de</strong> comer. A la hora <strong>de</strong> contratar a una sirvienta, se<br />
utilizaban las referencias proporcionadas por la parroquia o por las porteras.<br />
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C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
niños a la escuela, comprar, etc.). A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> acuerdo con HERRANZ (1998), durante los<br />
años sesenta y setenta, en plena transformación política <strong>de</strong> la sociedad española, se<br />
i<strong>de</strong>ntifica cada vez más el servicio doméstico con el servilismo, con el consumo<br />
suntuario y con los estilos <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las clases más altas <strong>de</strong> la etapa franquista,<br />
conservadoras tanto i<strong>de</strong>ológica como políticamente, por lo que disminuye la <strong>de</strong>manda,<br />
especialmente en Barcelona y en menor medida en Madrid. Sin embargo, tal como se<br />
ha argumentado anteriormente, actualmente, al empleo tradicional <strong>de</strong> “servicio<br />
doméstico”, <strong>de</strong>be añadírsele la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadoras domésticas generada por<br />
mujeres <strong>de</strong> clase media que han accedido <strong>de</strong> manera cualificada al mercado laboral<br />
(OSO 1998). Estas mujeres optan por el servicio doméstico no tanto por una cuestión<br />
i<strong>de</strong>ológica (signo <strong>de</strong> estatus), sino para hacer frente a situaciones <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s<br />
ineludibles (atención <strong>de</strong> una persona mayor <strong>de</strong>pendiente, hogares monoparentales, etc.).<br />
El análisis <strong>de</strong>l servicio doméstico en España <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la oferta se enfrenta<br />
a graves dificulta<strong>de</strong>s. Por un lado, las investigaciones empíricas que se han <strong>de</strong>sarrollado<br />
antes <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los ochenta han sido numerosas, pero muchas <strong>de</strong> ellas muestran<br />
importantes <strong>de</strong>ficiencias (SALLÉ 1985) 621 . En lo que se refiere a los datos estadísticos<br />
disponibles, las actuales fuentes no permiten aislar sin ambigüeda<strong>de</strong>s la categoría<br />
“servicio doméstico”, lo que obliga a los investigadores a realizar inferencias y<br />
estimaciones tentativas 622 . A<strong>de</strong>más, los criterios <strong>de</strong> clasificación utilizados no<br />
distinguen si el trabajador resi<strong>de</strong> en el hogar <strong>de</strong>l empleador (servicio domésico interno)<br />
o fuera <strong>de</strong>l mismo (servicio doméstico externo fijo o por horas). Teniendo en cuenta<br />
todas estas limitaciones, pue<strong>de</strong> concluirse que los más recientes y completos estudios<br />
sobre el servicio doméstico son los realizados por SALLÉ (1985), DURÁN (1988) y el<br />
621 La metodología, estructura y resultados más relevantes <strong>de</strong> los estudios más significativos se<br />
recogen en SALLÉ (1985). La autora (1985:86-88) resume <strong>de</strong>l siguiente modo sus principales <strong>de</strong>ficiencias:<br />
1) un importante sesgo i<strong>de</strong>ológico, puesto que estos trabajos o bien son <strong>de</strong>sarrollados por núcleos afines a<br />
la i<strong>de</strong>ología franquista y a la Iglesia tradicional (perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda), o bien han sido realizados<br />
por grupos cristianos reivindicativos que persiguen la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> esta relación laboral; 2) falta <strong>de</strong><br />
rigor metodológico, especialmente en lo que concierne a la selección muestral; 3) excesiva parcialidad,<br />
puesto que sólo analizan el colectivo <strong>de</strong> las empleadas <strong>de</strong> hogar “internas” y el universo estudiado se<br />
limita a las empleadas <strong>de</strong> una sola localidad; 4) excesiva antigüedad <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> estos estudios.<br />
622 Ni el Censo <strong>de</strong> Población ni la Encuesta <strong>de</strong> Población Activa son un buen instrumento para<br />
estudiar el servicio doméstico, puesto que agrupa los servicios domésticos con los servicios personales.<br />
Por contra, si bien la Estadística <strong>de</strong> Afiliados al Régimen Especial <strong>de</strong> Empleados <strong>de</strong>l Hogar <strong>de</strong>l <strong>Instituto</strong><br />
Nacional <strong>de</strong> la Seguridad Social (INSS) permite aislar a los empleados domésticos, ignora a los<br />
trabajadores no dados <strong>de</strong> alta en la Seguridad Social, lo que subestima su importancia cuantitativa.<br />
345
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
COLECTIVO IOÉ (1990, 2001c) 623 . En líneas generales, estos estudios constatan que los<br />
contratos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las empleadas domésticas son la excepción más que la norma,<br />
que sus condiciones laborales se caracterizan por las largas jornadas laborales, por el<br />
aislamiento en el lugar <strong>de</strong> trabajo, los bajos salarios y unas relaciones entre empleador y<br />
empleado profundamente paternalistas.<br />
El COLECTIVO IOÉ (2001c:450) estima que las personas empleadas en el servicio<br />
doméstico rondan las 600.000 personas, cifra muy por encima <strong>de</strong> las casi 387.000 que<br />
cifra la EPA para el primer trimestre <strong>de</strong> 2001. Se trata <strong>de</strong> una ocupación<br />
característicamente femenina, con una tasa <strong>de</strong> feminización <strong>de</strong> 89% según datos <strong>de</strong> la<br />
EPA para el año 2001 624 , lo que supone un 7.5% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong>l empleo femenino 625 . Esta<br />
proporción <strong>de</strong> empleadas <strong>de</strong> hogar sobre el total <strong>de</strong> mujeres asalariadas es superior al<br />
existente en Portugal (6.9%), Luxemburgo (6%), Francia (5.5%) y Grecia (5%) 626 .<br />
Según la información proporcionada por las estadísticas <strong>de</strong> afiliación a la Seguridad<br />
Social para el año 2000, son 151.100 las personas afiliadas al régimen especial <strong>de</strong><br />
empleados <strong>de</strong> hogar (<strong>de</strong> las cuales, sólo el 5.9% son varones), lo que evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
forma fehaciente la magnitud <strong>de</strong>l empleo sumergido 627 . Esta cifra (151.100) se ha<br />
reducido en relación a años anteriores (176.200 afiliados en el año 1991, por ejemplo).<br />
Tal reducción pone <strong>de</strong> manifiesto una mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la informalidad, puesto que<br />
los datos <strong>de</strong> la EPA señalan un aumento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> empleados durante este período.<br />
623 Mientras que el primero se basa en los datos <strong>de</strong> la Encuesta <strong>de</strong> Presupuestos Familiares (EPF) <strong>de</strong><br />
1980-81 y en una encuesta a 500 empleadas domésticas, DURÁN utiliza también la EPF, complementada<br />
con la información <strong>de</strong> un estudio dirigido por ella misma en 1984, Informe sobre Desigualdad Familiar y<br />
Doméstica. El COLECTIVO IOÉ utiliza los resultados <strong>de</strong> ambas autoras, aunque toma como aproximación<br />
más exacta los datos <strong>de</strong> la Encuesta <strong>de</strong> Condiciones <strong>de</strong> Vida y Trabajo (ECVT) <strong>de</strong> 1985, puesto que ésta<br />
recoge información más precisa acerca <strong>de</strong> la economía informal en España y ofrece una posibilidad más<br />
amplia <strong>de</strong> conocer la realidad <strong>de</strong>l servicio doméstico. A lo largo <strong>de</strong> estas páginas se aportarán datos <strong>de</strong> los<br />
tres estudios, aunque se dará mayor peso a los resultados presentados por el COLECTIVO IOÉ (1990).<br />
624 Por lo que a partir <strong>de</strong> ahora se utilizará el sexo femenino para referirnos a quienes <strong>de</strong>sempeñan<br />
estas tareas<br />
625 En el año 1988, la EPA recogía 260.000 personas empleadas <strong>de</strong> hogar en sus estadísticas. Sin<br />
embargo, a pesar <strong>de</strong>l incremento que han experimentado entre 1988 y el año 2001 (<strong>de</strong> 260.000 a<br />
386.300), el porcentaje <strong>de</strong> empleadas <strong>de</strong> hogar sobre el total <strong>de</strong> asalariadas ha disminuido a la mitad<br />
(pasando <strong>de</strong>l 15% al 7.5%), <strong>de</strong>bido, principalmente, al aumento espectacular <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> asalariadas<br />
(<strong>de</strong> 2.446.600 a 4.552.800).<br />
626 Datos <strong>de</strong>l EUROSTAT. Citados en: MORILLO (2001).<br />
627 Cerca <strong>de</strong>l 60% si relacionamos el número <strong>de</strong> afiliados con el número <strong>de</strong> empleados registrados por<br />
la EPA. Es <strong>de</strong>cir, unas 200.000 personas trabajan en esta rama <strong>de</strong> actividad y no están cotizando a la<br />
Seguridad Social.<br />
346
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
TAB<strong>LA</strong> 8.1. ESTIMACIÓN DEL NÚMERO DE PERSONAS EMPLEADAS EN EL SERVICIO<br />
DOMÉSTICO SEGÚN DISTINTAS FUENTES Y AÑOS<br />
Fuente<br />
Número empleados<br />
Durán (1988) 462.600<br />
IOÉ (1990) 600.000<br />
EPA (1988) 260.000<br />
EPA (2000) 386.300<br />
INSS (1991) 176.200<br />
INSS (2000) 151.200<br />
Fuente: Elaboración propia.<br />
El servicio doméstico engloba tareas y condiciones laborales muy heterogéneas. A tenor<br />
<strong>de</strong> la dificultad <strong>de</strong> estudiar sus diferencias internas en función <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> las<br />
tareas <strong>de</strong>sempeñadas (en la práctica, prima la realización conjunta <strong>de</strong> varias <strong>de</strong> estas<br />
tareas), sin lugar a dudas, el tiempo <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong> la trabajadora en el hogar y la<br />
intensidad <strong>de</strong>l vínculo con los empleadores constituyen indicadores esenciales. En base<br />
a estos criterios, pue<strong>de</strong>n distinguirse tres figuras básicas: la empleada interna (con<br />
resi<strong>de</strong>ncia en casa <strong>de</strong> los empleadores), la empleada externa fija o interina (trabaja a<br />
jornada completa para un único empleador, pero sin residir en su domicilio) y la<br />
asistenta por horas (combina el trabajo en varios hogares); or<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> menos a más<br />
autonomía, <strong>de</strong> mayor a menor implicación personal y <strong>de</strong> menor a mayor proximidad con<br />
la relación laboral formal.<br />
Puesto que ninguna <strong>de</strong> las fuentes estadísticas introduce la distinción según tiempo <strong>de</strong><br />
presencia, existen distintas estimaciones <strong>de</strong>l servicio doméstico según modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
trabajo. La Tabla 8.2. nos ofrece las estimaciones que recogen DURÁN (1988), el<br />
COLECTIVO IOÉ (1990, 2001c) y el MINISTERIO DE TRABAJO (1991) 628 . De los datos se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que el subsector <strong>de</strong> “internas” es el más reducido, lo que supone una<br />
ostensible variación con respecto a la estructura <strong>de</strong> hace algunas décadas, en la que<br />
predominaban las empleadas “internas” 629 . En cuanto a los datos <strong>de</strong> la EPA, la<br />
información proporcionada por esta encuesta no permite saber si las empleadas <strong>de</strong> hogar<br />
628 Estudio encargado por el Ministerio <strong>de</strong> Trabajo y Asuntos Sociales a la empresa Sigma Dos, no<br />
publicado. Citado en: COLECTIVO IOÉ (2001c:235).<br />
629 El registro <strong>de</strong> cotizantes a la Seguridad Social tampoco permite distinguir por subsectores, por<br />
cuanto sólo diferencia dos modalida<strong>de</strong>s: trabajadores fijos y discontinuos. Mientras que para los primeros<br />
la cotización a la Seguridad Social correspon<strong>de</strong> al empleador, en la segunda, correspon<strong>de</strong> a los<br />
empleados. En consecuencia, la figura <strong>de</strong> “trabajadores fijos” engloba tanto a los empleados internos<br />
como a los externos fijos, mientras que la figura <strong>de</strong> los “trabajadores discontinuos” incluye a los<br />
trabajadores por horas.<br />
347
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
resi<strong>de</strong>n o no en el hogar <strong>de</strong> la persona empleadora. Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> que un<br />
57% <strong>de</strong> las empleadas domésticas trabaje a jornada parcial, así como que casi un 80%<br />
admita no trabajar los fines <strong>de</strong> semana y que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 90% nunca lo haga al final<br />
<strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> o por las noches, permite afirmar, con cierta seguridad, que la inmensa<br />
mayoría <strong>de</strong> las empleadas son externas fijas o bien trabajan por horas 630 . Los resultados<br />
<strong>de</strong> una reciente encuesta <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (2001c) <strong>de</strong> ámbito español, realizada a<br />
empleadas domésticas autóctonas, confirman esta constatación, al concluir que el sector<br />
<strong>de</strong> internas afecta al 7.3% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> empleadas, mientras que la proporción <strong>de</strong><br />
externas fijas y <strong>de</strong> asistentas por horas es <strong>de</strong> 43.8% y 49%, respectivamente.<br />
TAB<strong>LA</strong> 8.2. EL SECTOR DE <strong>LA</strong>S TRABAJADORAS DEL SERVICIO DOMÉSTICO SEGÚN<br />
MODALIDADES DE TRABAJO<br />
Fuente %Internas %Externas fijas % Externas por horas<br />
DURÁN (1984) 5.0 25.0 70.0<br />
IOÉ (1990)* 7.0 46.0 47.0<br />
MINISTERIO DE TRABAJO (1991) 6.0 25.8 62.8<br />
IOÉ (2001)** 7.3 43.8 49.0<br />
* Estimación <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ a partir <strong>de</strong> la ECVT realizada por el Centro <strong>de</strong> Investigaciones<br />
Sociológicas (CIS) en 1985.<br />
** Estimación <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ a partir <strong>de</strong> una encuesta realizada a empleadas domésticas autóctonas<br />
Fuente: Elaboración propia a partir <strong>de</strong> datos <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1990:61-62, 2001c:235).<br />
Las características personales <strong>de</strong> las trabajadoras domésticas presentan rasgos<br />
diferenciales respecto al conjunto <strong>de</strong> las mujeres ocupadas, en base a los datos aportados<br />
por el COLECTIVO IOÉ (1990). El nivel educativo <strong>de</strong> estas mujeres es muy bajo, ya que<br />
más <strong>de</strong>l 90% no ha superado la Enseñanza General Básica (EGB). La situación familiar<br />
<strong>de</strong> las empleadas domésticas señala que sólo un 35% convive en una “familia nuclear<br />
normalizada” (pareja con hijos <strong>de</strong>pendientes), con una elevada proporción <strong>de</strong> cónyuges<br />
parados, jubilados o inválidos. El resto son mujeres al frente <strong>de</strong> hogares<br />
monoparentales, o bien solteras. De hecho, en un 43.9% <strong>de</strong> los casos se trata <strong>de</strong> mujeres<br />
que constituyen el único miembro <strong>de</strong>l grupo familiar que trabaja. En cuanto a las<br />
eda<strong>de</strong>s, el colectivo más numeroso <strong>de</strong> empleadas domésticas es el <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> más<br />
<strong>de</strong> 50 años (un 30.6%) que, a su vez, constituyen en torno al 35% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> “internas”.<br />
630 Una reciente encuesta realizada por CCOO en la provincia <strong>de</strong> Málaga revela que el 13% <strong>de</strong> las<br />
empleadas domésticas son internas, que el 53% son externas y, el resto (34%), asistentas por horas<br />
(MORILLO 2000).<br />
348
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
Esta circunstancia refleja, según los autores, que el servicio doméstico «es una (y casi la<br />
única) “salida <strong>de</strong> emergencia” laboral para la mujer cuando necesita un empleo en su<br />
edad madura» (1990:63). La estructura por eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las mujeres afiliadas al régimen<br />
especial <strong>de</strong> empleadas <strong>de</strong> hogar revela, diez años <strong>de</strong>spués, un perfil todavía más<br />
envejecido, por cuanto la edad media <strong>de</strong> las trabajadoras es <strong>de</strong> 44 años y un 40% cuenta<br />
con más <strong>de</strong> 49 años 631 .<br />
El análisis <strong>de</strong> las condiciones laborales <strong>de</strong>muestra que las trabajadoras <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico se encuentran en una situación todavía más precaria que la <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina. Según los datos <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1990), los ingresos <strong>de</strong><br />
las trabajadoras domésticas son unos <strong>de</strong> los más bajos <strong>de</strong>l mercado laboral: un 89.9% <strong>de</strong><br />
mujeres perciben un salario inferior a las 50.000 pts. (unos 300 ) mensuales. Si se<br />
tiene en cuenta que casi el 48% <strong>de</strong> los núcleos familiares <strong>de</strong> estas trabajadoras perciben<br />
ingresos inferiores a dicha cantidad, no es en absoluto menospreciable la proporción <strong>de</strong><br />
empleadas <strong>de</strong> hogar que ejercen <strong>de</strong> “cabeza <strong>de</strong> familia” y que se sitúan por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la<br />
”línea <strong>de</strong> pobreza” 632 . En base a los datos <strong>de</strong> una reciente encuesta realizada en la<br />
provincia <strong>de</strong> Málaga por CC.OO, el precio/hora oscila entre las 650 pts. y las 1000 pts.<br />
(entre 4 y 6 ) y las empleadas domésticas internas perciben, por lo general, salarios<br />
situados por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l salario mínimo (71.500 pts. - 430 - en el año 2000) (MORILLO<br />
2000).<br />
Según datos <strong>de</strong> la EPA para el primer trimestre <strong>de</strong>l año 2001, un 57% <strong>de</strong> las empleadas<br />
domésticas trabaja a tiempo parcial -frente a casi el 17% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> mujeres ocupadas y<br />
frente a sólo el 3% <strong>de</strong> los hombres- y únicamente el 5% admite haber escogido esta<br />
modalidad por no querer un empleo a jornada completa. Un 33% <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> las<br />
empleadas trabaja más <strong>de</strong> 40 horas semanales y un 30% menos <strong>de</strong> 19 horas. En base a<br />
los datos <strong>de</strong> SALLÉ (1985), el 84% <strong>de</strong> las “internas” admite tener jornadas laborales<br />
semanales <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 40 horas -con un 16.5% que sobrepasa las 81 horas- y, para un<br />
631 Sin embargo, los datos <strong>de</strong> la EPA para el primer trimestre <strong>de</strong>l 2001 contradicen los <strong>de</strong> las<br />
estadísticas <strong>de</strong> afiliados al Sistema <strong>de</strong> la Seguridad Social, ya que sólo un 19% <strong>de</strong> las empleadas<br />
domésticas encuestadas tiene más <strong>de</strong> 50 años y el porcentaje <strong>de</strong> trabajadoras con educación primaria se<br />
reduce al 45%.<br />
632 Según la Encuesta <strong>de</strong> Presupuestos Familiares <strong>de</strong> 1985, los ingresos medios por hogar se sitúan en<br />
torno a las 104.000 pts./mes. Si medimos la pobreza a partir <strong>de</strong> los criterios utilizados en el ámbito <strong>de</strong> la<br />
349
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
55.6% <strong>de</strong> los casos, con un horario variable, en función <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s que surjan.<br />
Las “externas” fijas presentan un promedio <strong>de</strong> jornada laboral más reducida, aunque en<br />
el 47% <strong>de</strong> los casos se sitúa entre las 41 y las 70 horas. Por último, son las asistentas las<br />
que trabajan menos horas, con casi el 42% con una jornada laboral inferior a las 20<br />
horas semanales. En lo que concierne al disfrute <strong>de</strong>l período <strong>de</strong> vacaciones, un 22.3% <strong>de</strong><br />
las mujeres no tiene vacaciones y un 33% tiene vaciones pero no percibe remuneración.<br />
En cuanto al tipo <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong>sempeñadas según modalidad <strong>de</strong> trabajo, tal como recoge<br />
la tabla 8.3., el contenido <strong>de</strong>l trabajo no difiere sustancialmente según se trate <strong>de</strong><br />
empleadas internas, externas o asistentas, si bien se observa que éstas últimas realizan<br />
aquellas activida<strong>de</strong>s menos integradas en la vida cotidiana <strong>de</strong>l hogar, en consonancia<br />
con su jornada laboral más reducida. La proporción <strong>de</strong> empleadas que cubren también el<br />
cuidado <strong>de</strong> las personas es consi<strong>de</strong>rable en las tres modalida<strong>de</strong>s (SALLÉ 1985).<br />
TAB<strong>LA</strong> 8.3. TRABAJADORAS DEL SERVICIO DOMÉSICO SEGÚN TIPO DE TAREAS Y<br />
MODALIDAD DE TRABAJO (en % <strong>de</strong> las que sí realizan cada tarea).<br />
Tareas %Internas % Externas %Asistentas<br />
Limpieza 96.61 94.77 91.06<br />
Lavado 96.61 90.85 76.54<br />
Preparación comida 87.29 73.20 36.31<br />
Cuidado personas 71.19 60.78 37.43<br />
Otras tareas 44.92 32.03 22.35<br />
Fuente: (SALLÉ 1985:199)<br />
La movilidad laboral <strong>de</strong> las trabajadoras domésticas es escasa y sus trayectorias<br />
laborales están marcadas por una gran permeabilidad con la situación <strong>de</strong> ama <strong>de</strong> casa,<br />
puesto que ésta es la actividad anterior y posterior <strong>de</strong> la gran mayoría <strong>de</strong> empleadas <strong>de</strong><br />
hogar. A<strong>de</strong>más, los datos reflejan un fuerte auto-reclutamiento en este sector <strong>de</strong><br />
actividad, dado que un 61.8% <strong>de</strong> trabajadoras no ha trabajado jamás en otra ocupación,<br />
lo que convierte en obsoleta la imagen <strong>de</strong> la empleada <strong>de</strong> hogar que viene a trabajar a la<br />
ciudad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mundo rural (COLECTIVO IOÉ 1990). Entre las pocas mujeres que sí<br />
logran cambiar <strong>de</strong> rama <strong>de</strong> actividad (11%), mayoritariamente acce<strong>de</strong>n a trabajos poco<br />
cualificados, típicos <strong>de</strong>l mercado laboral secundario (otros servicios, hostelería,<br />
agrogana<strong>de</strong>ría, etc.). En general, no se produce movilidad laboral hacia otros sectores y<br />
UE –menos <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> la renta media-, los ingresos inferiores a las 50.000 pts. no permiten salir <strong>de</strong> la<br />
pobreza.<br />
350
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
parece existir una relativa facilidad para encontrar <strong>de</strong> nuevo empleo en el servicio<br />
doméstico, ya que un 34.9% <strong>de</strong> las personas que han perdido o han abandonado su<br />
trabajo remunerado no pasa por ningún período <strong>de</strong> paro y el 28.6% lo sufre sólo durante<br />
menos <strong>de</strong> un año (COLECTIVO IOÉ 1990). Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 60% <strong>de</strong> las empleadas<br />
domésticas se ocupan en la economía sumergida, especialmente las jóvenes casadas que<br />
trabajan ocasionalmente y que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n económicamente <strong>de</strong> sus cónyuges. Casi la<br />
mitad (49%) están en la situación <strong>de</strong> ocupadas sin estar dadas <strong>de</strong> alta en la Seguridad<br />
Social y sólo el 36.4% cotizan como asalariadas 633 (COLECTIVO IOÉ 1990).<br />
Los datos <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1990) ponen también <strong>de</strong> manifiesto la elevada<br />
estabilidad laboral <strong>de</strong> las empleadas <strong>de</strong> hogar, medida a través <strong>de</strong> la antigüedad en el<br />
empleo actual, con un 36.8% <strong>de</strong> mujeres que lleva más <strong>de</strong> 5 años en el mismo<br />
empleo 634 . En la misma línea, los datos <strong>de</strong> la EPA para el primer trimestre <strong>de</strong>l 2001<br />
señalan que el 31% <strong>de</strong> las empleadas domésticas encuestadas cuenta con más <strong>de</strong> 6 años<br />
<strong>de</strong> antigüedad en su empleo actual. Para MARTÍNEZ VEIGA (1997a), la estabilidad<br />
laboral es, aparentemente, un rasgo que entra en contradicción con la ubicación <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico en el mercado secundario. Sin embargo, la permanencia prolongada<br />
en un mismo puesto <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>be interpretarse con cautela, puesto que, a tenor <strong>de</strong>l<br />
resto <strong>de</strong> condiciones laborales expuestas, el servicio doméstico se sitúa claramente en<br />
los estratos más bajos <strong>de</strong>l segmento secundario: bajos ingresos, malas condiciones <strong>de</strong><br />
trabajo, bajo grado <strong>de</strong> organización colectiva, altos índices <strong>de</strong> economía irregular y <strong>de</strong><br />
empleo precario, nulas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> promoción laboral, etc. En realidad, la<br />
estabilidad laboral que caracteriza a esta actividad escon<strong>de</strong>, en muchos casos,<br />
situaciones <strong>de</strong> importantes abusos, camuflados bajo las relaciones <strong>de</strong>nominadas <strong>de</strong><br />
“familiaridad” y “patronaje”, inherentes al trabajo doméstico estable, que <strong>de</strong>scribe<br />
AMBROSINI (1998:126). Las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l servicio doméstico suponen una<br />
combinación <strong>de</strong> trabajo y relaciones interpersonales que pue<strong>de</strong> conducir a relaciones<br />
sociales premo<strong>de</strong>rnas, don<strong>de</strong> los empleadores se aprovechan <strong>de</strong> la confianza y<br />
retribuyen menos <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>bido, a la vez que adoptan actitu<strong>de</strong>s paternalistas, <strong>de</strong> modo<br />
633 Esta situación no es <strong>de</strong> extrañar, si tenemos en cuenta que, a consecuencia <strong>de</strong> la normativa, no llega<br />
a un 40% la proporción <strong>de</strong> empleadas domésticas con <strong>de</strong>recho a exigir el pago <strong>de</strong> las cotizaciones a su<br />
empleador, puesto que el resto <strong>de</strong>ben pagárselas por su cuenta -a cambio <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> protección<br />
social que les ofrece muy pocas prestaciones-<br />
634 En el otro extremo, un 25% experimenta una fuerte movilidad y ha cambiado cuatro o más veces<br />
<strong>de</strong> empleo, coincidiendo con la modalidad <strong>de</strong> asistenta (COLECTIVO IOÉ 1990).<br />
351
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
que a menudo prestan asistencia y protección a sus empleadas <strong>de</strong> hogar. En cualquier<br />
caso, estas relaciones favorecen la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y sumisión <strong>de</strong> la empleada con respecto<br />
a la persona empleadora.<br />
En síntesis, los estudios hasta aquí presentados evi<strong>de</strong>ncian que, a pesar <strong>de</strong> la<br />
heterogeneidad <strong>de</strong> situaciones que se dan en el seno <strong>de</strong>l servicio doméstico y <strong>de</strong>l hecho<br />
<strong>de</strong> que exista una normativa que lo regula como relación laboral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1985, esta<br />
actividad ofrece unas precarias condiciones laborales y una flagrante in<strong>de</strong>fensión<br />
jurídica, lo que sigue emparentádola con formas <strong>de</strong> servidumbre que se suponía que<br />
habían sido ya superadas. Sin lugar a dudas, el hecho <strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong> una relación<br />
laboral que tiene lugar en el ámbito privado <strong>de</strong>l hogar, sin control social externo,<br />
favorece el establecimiento <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia personal respecto al<br />
empleador, así como la sujeción <strong>de</strong> las trabajadoras a la discrecionalidad <strong>de</strong> quien<br />
emplea. Habitualmente son las propias empleadas las que no conocen sus <strong>de</strong>rechos, por<br />
cuanto se trata <strong>de</strong> mujeres que trabajan <strong>de</strong> forma aislada, con escasas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
organizarse colectivamente y <strong>de</strong> socializarse en el mundo <strong>de</strong>l trabajo. La falta <strong>de</strong> cifras<br />
estadísticas que permitan una cuantificación precisa <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> empleadas<br />
domésticas no es una cuestión baladí, sino un fiel reflejo <strong>de</strong> la invisibilidad social <strong>de</strong><br />
este colectivo.<br />
Es por todo lo expuesto que, al tiempo que en la actualidad aumenta la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
empleadas domésticas, se reduce la oferta <strong>de</strong> mujeres autóctonas dispuestas a trabajar en<br />
el servicio doméstico, ya que a la disminución <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia<br />
rural se le une el crecimiento <strong>de</strong> otros sectores <strong>de</strong> actividad más atractivos para las<br />
mujeres nativas que se insertan en el mercado <strong>de</strong> trabajo -comercio, hostelería, empresas<br />
<strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad, etc.-. De hecho, la mayor parte <strong>de</strong> las empleadas domésticas<br />
autóctonas han logrado que sus hijas, incluso las que cuentan con una dotación escolar<br />
muy débil y carecen <strong>de</strong> oficio o cualificación, realicen otros trabajos remunerados<br />
(BORDERÍAS 1991:112). Las trabajadoras extranjeras aparecen como recurso para llenar<br />
este vacío en el mercado laboral. Este proceso <strong>de</strong> sustitución no <strong>de</strong>be ser entendido en<br />
términos <strong>de</strong> que unas mujeres (las inmigrantes) ocupen los puestos <strong>de</strong> trabajo que antes<br />
<strong>de</strong>sempeñaban otras mujeres (las autóctonas), sino que los mercados laborales son algo<br />
dinámico (COLECTIVO IOÉ 2001c). En el caso <strong>de</strong>l servicio doméstico, tal relación <strong>de</strong><br />
352
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
sustitución <strong>de</strong>be ser contextualizada a la luz <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> transformaciones<br />
(<strong>de</strong>mográficas, sociales y económicas) acontecidas en la sociedad receptora, que han<br />
aumentado <strong>de</strong> manera exponencial el volumen <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, a las que se une el<br />
consi<strong>de</strong>rable incremento <strong>de</strong> oferta <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra inmigrante, con un menor “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> un empleo (VIL<strong>LA</strong> 1990). La conjunción <strong>de</strong> ambos elementos se traduce<br />
en una reestructuración <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l sector.<br />
Sin embargo, la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona no afecta a la totalidad <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad, sino en especial al servicio doméstico interno, <strong>de</strong>bido a su bajo<br />
prestigio social, sus malas condiciones laborales y su fuerte connotación servil. Las<br />
mujeres autóctonas <strong>de</strong> mayor edad, que respon<strong>de</strong>n al perfil <strong>de</strong> la doméstica tradicional<br />
<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia rural, han ido abandonando el servicio doméstico interno <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
contraer matrimonio, con el fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r articular mejor los horarios laborales y sus<br />
responsabilida<strong>de</strong>s familiares. Estas mujeres, o bien se emplean en otros sectores <strong>de</strong><br />
actividad (obreras en talleres o fábricas, servicios, etc.), o bien optan por trabajar como<br />
externas fijas (interinas) o como asistentas por horas. De ese modo, se genera un<br />
segmento laboral vacío (el servicio doméstico interno), al no ser renovado por las<br />
nuevas generaciones <strong>de</strong> mujeres españolas. Es justamente en ese subsector <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> in<strong>de</strong>ntificarse una relación <strong>de</strong> sustitución más fehaciente entre<br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona y la inmigrante. En el servicio doméstico externo y en<br />
<strong>de</strong>terminadas empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, en cambio, conviven mujeres<br />
españolas (aunque cada vez menos) y mujeres inmigrantes, <strong>de</strong> manera que, por el<br />
momento, ambos colectivos compiten por los mismos puestos <strong>de</strong> trabajo.<br />
8.3. El servicio doméstico y la mujer inmigrante.<br />
Desgraciadamente, en Europa se han realizado pocos estudios sobre la relación entre el<br />
trabajo doméstico remunerado y la inmigración o etnicidad, <strong>de</strong> modo que muy poco se<br />
sabe sobre las condiciones <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que se emplean en este<br />
sector. A<strong>de</strong>más, los escasos análisis sobre esta temática son <strong>de</strong> ámbito local y no<br />
comparativos (ANDERSON 2000). A estas alturas <strong>de</strong> nuestra investigación, ya no cabe<br />
ninguna duda <strong>de</strong> que el servicio doméstico constituye el principal ámbito <strong>de</strong> actividad<br />
353
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
para las mujeres inmigrantes que llegan a España 635 . Dentro <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> personas<br />
afiliadas al régimen especial <strong>de</strong> empleadas <strong>de</strong> hogar, las personas inmigrantes<br />
representan casi un 32% <strong>de</strong> las mismas en el año 2000, con 48.048 efectivos. Las cifras<br />
oficiales indican que la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante empleada en el servicio doméstico<br />
está integrada básicamente por mujeres, si bien en los últimos años se observa un<br />
crecimiento <strong>de</strong>l peso relativo <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> obra masculina, sobre todo entre los<br />
colectivos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Filipinas y Latinoamérica (dominicanos, peruanos, etc.), así<br />
como entre los europeos no comunitarios. De ese modo, casi un 20% <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong><br />
trabajo en vigor a 31/12/1999 para el servicio doméstico pertenecen a hombres, lo que<br />
contrasta con la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona empleada en este sector, que ofrece una tasa<br />
<strong>de</strong> feminización <strong>de</strong> casi el 90%, según datos <strong>de</strong> la EPA para el año 2001 636 . Al stock <strong>de</strong><br />
42.543 mujeres inmigrantes con permiso <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong>ben añadirse las que trabajan en<br />
situación irregular y las que están dadas <strong>de</strong> alta pero figuran como españolas por<br />
haberse nacionalizado. El COLECTIVO IOÉ (2001c:114) estima, partiendo <strong>de</strong> las altas<br />
laborales en el Régimen Especial <strong>de</strong> Empleados <strong>de</strong> Hogar <strong>de</strong> 1999 y en base a los<br />
resultados <strong>de</strong> su encuesta, que las empleadas domésticas inmigrantes (incluyendo tanto<br />
a las cotizantes, a las nacionalizadas como a las no cotizantes) son cerca <strong>de</strong> 73.143<br />
efectivos, lo que supone cerca <strong>de</strong>l 20% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> empleadas domésticas estimadas por<br />
la EPA en el año 2000 (386.300 efectivos). Por lo tanto, por el momento, la mano <strong>de</strong><br />
obra <strong>de</strong> origen inmigrante está todavía lejos <strong>de</strong> ser mayoritaria en el servicio doméstico.<br />
La presencia <strong>de</strong> trabajadores masculinos <strong>de</strong> origen inmigrante en el servicio doméstico<br />
(un 20% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo), obe<strong>de</strong>ce, básicamente, al actual diseño <strong>de</strong> la<br />
política migratoria, que establece que la obtención <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo como<br />
empleado <strong>de</strong>l hogar sea una <strong>de</strong> las pocas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acceso legal para trabajar en<br />
España también para los varones –vía contingentes anuales para el servicio<br />
635 En Italia, casi el 50% <strong>de</strong>l millón <strong>de</strong> trabajadores domésticos son inmigrantes. En el año 1995, las<br />
trabajadoras domésticas representan casi un tercio <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> permisos <strong>de</strong> trabajo concedidos a<br />
extranjeros. En Francia, ya en el año 1984 el 54% <strong>de</strong> los trabajadores innmigrantes en situación irregular<br />
eran empleados domésticos (PAR<strong>LA</strong>MENTO EUROPEO 2000).<br />
636 Por nacionalida<strong>de</strong>s, el perfil predominante <strong>de</strong> empleada doméstica <strong>de</strong> origen inmigrante es el <strong>de</strong><br />
una mujer latinoamericana (ecuatoriana, peruana, dominicana y colombiana, por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> importancia) o<br />
filipina, a tenor <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> las estadísticas <strong>de</strong> trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social<br />
<strong>de</strong>l año 2000.<br />
354
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
doméstico- 637 . El hecho <strong>de</strong> que la tasa <strong>de</strong> masculinidad <strong>de</strong>l servicio doméstico se<br />
reduzca al 11% en las estadísticas <strong>de</strong> trabajadores extranjeros afiliados al régimen<br />
especial <strong>de</strong>l servicio doméstico, <strong>de</strong>mostraría que muchos <strong>de</strong> estos permisos <strong>de</strong> trabajo<br />
son “contratos falsos”, cuyo único fin es conseguir la regularización <strong>de</strong>l trabajador. Sin<br />
embargo, la no <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable presencia <strong>de</strong> trabajadores inmigrantes masculinos en el<br />
servicio doméstico también pue<strong>de</strong> indicar la posibilidad <strong>de</strong> un incipiente traspaso <strong>de</strong><br />
esta ocupación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mujer autóctona hacia el hombre inmigrante (principalmente<br />
filipinos y peruanos); por lo que, en algunos casos, el género quedaría subsumido a la<br />
clase y a la etnia. Este fenómeno podría contribuir a <strong>de</strong>bilitar el imaginario social <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico como actividad exclusivamente femenina. Aún así, se <strong>de</strong>tecta una<br />
división sexual <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sector, ya que el hombre acostumbra a <strong>de</strong>sempeñar<br />
sólo aquellas tareas que requieren habilida<strong>de</strong>s típicamente masculinas, vinculadas a la<br />
fuerza física –jardinería, cuidado <strong>de</strong> enfermos, etc.- y raramente se ocupa <strong>de</strong> la limpieza<br />
o <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los niños 638 .<br />
El volumen <strong>de</strong> mujeres inmigrantes que trabajan en el servicio doméstico difícilmente<br />
pue<strong>de</strong> estimarse a partir <strong>de</strong> la contabilización <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo, puesto que<br />
existe un importante colectivo <strong>de</strong> inmigrantes irregulares que trabajan en el sector. En<br />
base a estimaciones <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1991:17) para 1986, por cada trabajador<br />
extranjero regular en el servicio doméstico, 4.5 eran irregulares; <strong>de</strong> manera que los<br />
regulares representaban sólo el 18% <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l sector. Diez años <strong>de</strong>spués, la<br />
proporción <strong>de</strong> trabajadoras extranjeras sin contrato <strong>de</strong> trabajo en el servicio doméstico<br />
se reduce al 40%, según los resultados <strong>de</strong> la encuesta realizada por el COLECTIVO IOÉ<br />
637 De ese modo, los hombres que cuentan con permisos <strong>de</strong> trabajo para el servicio doméstico cuentan<br />
muchas veces con “falsos contratos”, que sirven para legalizar su situación y, mientras tanto, se emplean<br />
informalmente en otros sectores <strong>de</strong> actividad (ANDERSON 2000).<br />
638 La división sexual <strong>de</strong>l trabajo en este sector no es en absoluto nueva, sino que ha existido también<br />
en el servicio doméstico tradicional, don<strong>de</strong> convivían, por ejemplo, hombres mayordomos con criadas o<br />
doncellas, <strong>de</strong>sempeñando ambos activida<strong>de</strong>s claramente diferenciadas y jerarquizadas. Entre la amplia<br />
variedad <strong>de</strong> criados domésticos <strong>de</strong> la aristocracia ya se combinaban tareas específicamente reservadas a<br />
los hombres con otras propias <strong>de</strong> mujeres, según la mayor o menor cercanía a los miembros <strong>de</strong> la familia<br />
y el carácter más o menos especializado <strong>de</strong> la función <strong>de</strong>sempeñada. Se observa una mayor presencia <strong>de</strong><br />
personal <strong>de</strong> sexo femenino en las tareas <strong>de</strong> escasa cualificación. Dentro <strong>de</strong> los empleos más consi<strong>de</strong>rados,<br />
los <strong>de</strong>nominados criados mayores (los más cercanos a los señores), las mujeres sólo tenían cabida como<br />
damas <strong>de</strong> compañía o dueñas, mientras que en labores propiamente domésticas que <strong>de</strong>sempeñan criados<br />
menores, el empleo <strong>de</strong> mujeres es más abundante (mozas <strong>de</strong> cocina, lavan<strong>de</strong>ras, limpiadoras,<br />
planchadoras y peinadoras). En cuanto a la remuneración, los <strong>de</strong>sequilibrios salariales se hacen<br />
claramente patentes, no sólo porque las ocupaciones masculinas están más valoradas que las femeninas,<br />
tanto socialmente como laboralmente, sino también porque las mujeres reciben por su trabajo la mitad<br />
<strong>de</strong>l sueldo <strong>de</strong> sus correspondientes masculinos (CARRASCO MARTÍNEZ 1996).<br />
355
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
(2001c). Ciertamente, la fuerte preeminencia <strong>de</strong> la economía sumergida entre las<br />
empleadas domésticas <strong>de</strong> origen inmigrante y el hecho <strong>de</strong> que la legislación que regula<br />
el servicio doméstico no ponga suficiente énfasis en la necesidad <strong>de</strong> firmar un contrato y<br />
en el pago <strong>de</strong> las cotizaciones, contrasta con una política migratoria que exige a los<br />
inmigrantes contar con un contrato <strong>de</strong> trabajo y tener los pagos a la Seguridad Social al<br />
día, a la hora <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>r un permiso <strong>de</strong> trabajo o <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. Sin embargo, tanto los<br />
procesos <strong>de</strong> regularización como las políticas <strong>de</strong> contingentes anuales establecidas<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 han contribuido a regularizar un porcentaje elevado <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
extranjeras que trabajan en el servicio doméstico. El análisis <strong>de</strong> las solicitu<strong>de</strong>s a dichos<br />
procesos sugiere que esta actividad es la principal fuente <strong>de</strong> empleo para las mujeres<br />
indocumentadas que llegan a España 639 .<br />
La afiliación al Régimen Especial para Empleadas <strong>de</strong> Hogar <strong>de</strong> la Seguridad Social es<br />
más habitual entre las mujeres inmigrantes que entre las autóctonas. En este sentido, se<br />
estima que cerca <strong>de</strong>l 80% <strong>de</strong> las empleadas domésticas españolas no están dadas <strong>de</strong> alta<br />
en la Seguridad Social (COLECTIVO IOÉ 2001c:741). La mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la<br />
economía sumergida entre las empleadas domésticas autóctonas se <strong>de</strong>be a su<br />
concentración en el servicio doméstico externo por horas, lo que implica que<br />
correspon<strong>de</strong> a ellas el pago <strong>de</strong> sus cotizaciones y muchas veces ello no les compensa en<br />
términos económicos (máxime cuando sus ingresos son complementarios a los <strong>de</strong> su<br />
cónyuge). Por contra, las mujeres inmigrantes tienen la obligación <strong>de</strong> cotizar si quieren<br />
renovar su permiso <strong>de</strong> trabajo, traduciéndose en un mayor interés para darse <strong>de</strong> alta,<br />
especialmente durante los primeros años <strong>de</strong> estancia 640 .<br />
Las condiciones <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la mujer inmigrante <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n, sin lugar a dudas, <strong>de</strong> su<br />
estatuto jurídico. La falta <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong>l servicio doméstico favorece las situaciones<br />
<strong>de</strong> explotación económica, sobre todo cuando se trata <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en<br />
situación irregular. A diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre con la trabajadora autóctona que<br />
trabaja sin contrato, el temor <strong>de</strong> la mujer inmigrante sin permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia a ser<br />
639 En España no es inusual que las propias mujeres inmigrantes preparen “falsos” contratos para<br />
favorecer la entrada en situación legal <strong>de</strong> familiares o amigos connacionales. El procedimiento utilizado<br />
es buscar personas autóctonas que accedan a contratar a una empleada doméstica, aunque bajo la<br />
condición <strong>de</strong> que una vez la persona “contratada” llegue a España <strong>de</strong>berá buscarse trabajo por su cuenta<br />
(ANDERSON 2000).<br />
640 Así lo corrobora el hecho <strong>de</strong> que la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la economía sumergida sea mayor entre las<br />
mujeres inmigrantes naturalizadas (COLECTIVO IOÉ 2001c:456).<br />
356
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
expulsada <strong>de</strong>l país la convierte en una fuerza <strong>de</strong> trabajo especialmente “sumisa”,<br />
dispuesta a ganar menos y a trabajar más, <strong>de</strong>biendo soportar duras condiciones laborales<br />
e incluso abusos. Tal como bien <strong>de</strong>scribe el COLECTIVO IOÉ, «(...) el conseguir los<br />
papeles <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> también <strong>de</strong>l azar, <strong>de</strong> una “gracia” <strong>de</strong>l empleador, no <strong>de</strong> un <strong>de</strong>recho<br />
exigible (y <strong>de</strong>fendible). (...) Para ser persona, para ser sujeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho, el inmigrante<br />
es <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l amo, el inmigrante precisa <strong>de</strong>l amo para ser» (1991:54). Pero no sólo<br />
las empleadas extranjeras en situación irregular son víctimas <strong>de</strong> mayores abusos, sino<br />
que las que cuentan con contrato <strong>de</strong> trabajo también están sometidas a la renovación <strong>de</strong><br />
la documentación para po<strong>de</strong>r continuar residiendo legalmente en España, por lo que<br />
también <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la arbitrariedad <strong>de</strong> sus empleadores. En consecuencia, la situación<br />
<strong>de</strong> invisibilidad y <strong>de</strong>sprotección que ya <strong>de</strong> por sí caracteriza al servicio doméstico, se<br />
recru<strong>de</strong>ce enormemente para el caso <strong>de</strong> la mujer inmigrante 641 .<br />
Dado que el servicio doméstico se <strong>de</strong>sempeña en la esfera privada <strong>de</strong>l hogar<br />
(difícilmente controlable por la inspección laboral) y los riesgos <strong>de</strong> contratar a una<br />
mujer ilegal no son muy elevados, se emplea a trabajadoras en situación irregular con<br />
bastante frecuencia. En estos casos, muchas veces los empleadores prometen a la mujer<br />
inmigrante que van a tramitarle su documentación y a ofrecerle un contrato. En<br />
consecuencia, mientras dura el proceso se ahorran el pago <strong>de</strong> la seguridad social y, a<br />
menudo, una vez arreglados los papeles, optan por finalizar la relación laboral con la<br />
mujer inmigrante en cuestión (CATARINO, OSO 1999). Por lo tanto, la falta <strong>de</strong> papeles no<br />
supone un grave inconveniente para la inserción laboral <strong>de</strong> estas mujeres, si bien las<br />
expone abiertamente a situaciones <strong>de</strong> explotación y las convierte en una fueza <strong>de</strong> trabajo<br />
extremadamente vulnerable 642 . En otros casos, el empleador contrata a la mujer<br />
inmigrante, pero elu<strong>de</strong> el pago <strong>de</strong> las cuotas <strong>de</strong> la Seguridad Social que le correspon<strong>de</strong>n,<br />
sin que muchas veces la trabajadora se percate <strong>de</strong> ello hasta el momento <strong>de</strong>l cese <strong>de</strong> la<br />
relación laboral.<br />
641 Esta situación <strong>de</strong> in<strong>de</strong>fensión se manifiesta en el momento <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> trabajo, puesto que las<br />
empleadas <strong>de</strong> hogar precisan un informe <strong>de</strong> buena conducta <strong>de</strong> la empleadora anterior para po<strong>de</strong>r entrar a<br />
trabajar en otra casa, siendo éste el principal mecanismo <strong>de</strong> reclutamiento que utilizan las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
mujeres empleadoras.<br />
642 Esta situación contrasta con lo que ocurre en otros sectores <strong>de</strong> actividad -como la agricultura o la<br />
hostelería, por ejemplo-, en los que la economía sumergida y el empleo <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo ilegal está<br />
muy perseguida por el Estado y los empresarios no están tan dispuestos a arriesgarse.<br />
357
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
La mayoría <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes empleadas <strong>de</strong> hogar se concentra en los tramos<br />
<strong>de</strong> edad media (un 70.7% <strong>de</strong> las mujeres con permiso <strong>de</strong> trabajo para el servicio<br />
doméstico tiene entre 25 y 44 años <strong>de</strong> edad, según cifras oficiales a 31/12/1999), a<br />
diferencia <strong>de</strong> la estructura por eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas, que se distribuye<br />
<strong>de</strong> manera más homogénea y con un importante efectivo <strong>de</strong> mujeres mayores <strong>de</strong> 50<br />
años. Según datos <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (1991) para la Comunidad <strong>de</strong> Madrid, en base a<br />
la explotación <strong>de</strong>l Padrón <strong>de</strong> Habitantes <strong>de</strong> 1986, una tercera parte <strong>de</strong> las inmigrantes<br />
que trabajan como empleadas domésticas carece <strong>de</strong> estudios; casi un 50% no ha<br />
terminado la educación primaria; un 17% cuenta con estudios secundarios y sólo el 5%<br />
ha adquirido un título medio o universitario 643 . Aunque el nivel formativo <strong>de</strong> este<br />
colectivo pueda parecer bajo a nivel global, es claramente superior al que presentan las<br />
mujeres autóctonas que trabajan en este sector.<br />
Los mismos datos <strong>de</strong>l Padrón señalan que más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes<br />
empleadas como domésticas trabajan como “internas” (54.6%) y esta proporción varía<br />
según nacionalida<strong>de</strong>s 644 . Este porcentaje contrasta claramente con la escasa proporción<br />
<strong>de</strong> mujeres autóctonas que optan por este subsector <strong>de</strong>l servicio doméstico<br />
(aproximadamente un 7%), lo que señala, una vez más, que las extranjeras cubren<br />
justamente el hueco <strong>de</strong>jado por las trabajadoras españolas 645 . Por lo tanto, no todas las<br />
mujeres inmigrantes que trabajan en el servicio doméstico son “internas”, pero sí pue<strong>de</strong><br />
afirmarse que una parte consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> las mujeres empleadas en el subsector <strong>de</strong><br />
“internas” son inmigrantes. De ese modo, se establece una relación <strong>de</strong> sustitución entre<br />
empleadas autóctonas e inmigrantes en esta modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico, <strong>de</strong><br />
manera que las últimas reemplazan a las primeras en el mercado <strong>de</strong> trabajo. A diferencia<br />
<strong>de</strong> las empleadas autóctonas “internas”, que venían <strong>de</strong> las zonas rurales y abandonaban<br />
el servicio doméstico interno en cuanto se casaban, las empleadas extranjeras “internas”<br />
son muchas veces mujeres casadas, para quienes el servicio doméstico a menudo se<br />
convierte en una ocupación permanente. Los mayores índices <strong>de</strong> mujeres inmigrantes<br />
643 Lógicamente, estos niveles <strong>de</strong> instrucción difieren en función <strong>de</strong> cuál sea el país <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> la<br />
mujer inmigrante.<br />
644 G REGORIO (1997a:167), en una encuesta aplicada a mujeres dominicanas que han emigrado a la<br />
Comunidad <strong>de</strong> Madrid, constata que casi el 93% ha encontrado trabajo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l servicio doméstico en la<br />
modalidad <strong>de</strong> interna.<br />
645 Según los resultados <strong>de</strong> la encuesta <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ (2001c) a trabajadores <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico, un 7.3% <strong>de</strong> las trabajadoras cuya nacionalidad <strong>de</strong> origen es la española trabajan como<br />
internas.<br />
358
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
empleadas como internas se registran entre las recién llegadas. A medida que aumenta<br />
el tiempo <strong>de</strong> permanencia en España existen mayores posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> emplearse en<br />
subsectores <strong>de</strong>l servicio doméstico que ofrezcan una mayor autonomía a la trabajadora<br />
(servicio doméstico externo fijo o por horas).<br />
En contraposición con la fuerte inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la economía sumergida, el análisis <strong>de</strong>l<br />
grado <strong>de</strong> temporalidad <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo concedidos para trabajar en el servicio<br />
doméstico muestra una fuerte estabilidad en comparación con otras activida<strong>de</strong>s, con un<br />
35.9% <strong>de</strong> permisos B renovado (2 años <strong>de</strong> duración) y casi un 40% con un permiso C (3<br />
años <strong>de</strong> duración) en el año 1999 646 . A<strong>de</strong>más, se observa que 1.862 personas ya cuentan<br />
con un permiso <strong>de</strong> trabajo “permanente” en el servicio doméstico (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un 4%),<br />
lo que significa que a algunas empleadas <strong>de</strong> hogar les ha resultado factible <strong>de</strong>mostrar<br />
una trayectoria legal continua en los últimos diez años. Sin lugar a dudas, esta situación<br />
tiene mucho que ver con la enorme estabilidad laboral que caracteriza al servicio<br />
doméstico interno, que es justamente el segmento don<strong>de</strong> se ubica en mayor medida la<br />
población inmigrante femenina.<br />
A partir <strong>de</strong> los resultados obtenidos en una serie <strong>de</strong> entrevistas realizadas durante 1997<br />
a empleadas domésticas extracomunitarias en la ciudad <strong>de</strong> Barcelona, es posible superar<br />
las carencias que presentan los datos estadísticos y aproximarse <strong>de</strong> manera más<br />
intensiva a la situación sociolaboral <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes empleadas en<br />
el servicio doméstico 647 (SOLÉ, PAREL<strong>LA</strong> 2001). Son dos los principales factores que<br />
inci<strong>de</strong>n en las condiciones <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> las empleadas domésticas: por un<br />
lado, el tipo <strong>de</strong> relación con la persona empleadora (“internas”, “externas fijas” o<br />
“asistentas por horas”); por el otro, la relación con el Estado, a saber, el estatus legal <strong>de</strong><br />
la trabajadora. En lo que concierne al subsector <strong>de</strong> “internas”, en base a los resultados<br />
que proporcionan dichas entrevistas, el sueldo mensual <strong>de</strong> las trabajadoras oscila entre<br />
las 60.000 pts. y las 90.000 pts. (entre 360 y 540 ) mensuales (según cifras para el<br />
año 1997), con los gastos <strong>de</strong> alojamiento y manutención cubiertos. En bastantes<br />
646 La estructura <strong>de</strong> los permisos <strong>de</strong> trabajo se <strong>de</strong>talla en la nota 331, en el capítulo 5.<br />
647 Estas entrevistas se enmarcan en el estudio Migrant Insertion in the Informal Economy, Deviant<br />
Behaviour and the Impact of Receiving Societies, financiado por la UE-DGXII (1996-1999). En dicho<br />
estudio, coordinado por E. REINERY (UNIVERSIDAD <strong>de</strong> Milán), participaron equipos investigadores <strong>de</strong><br />
cinco países: Alemania, España, Francia, Grecia, Italia y Portugal. El equipo español fue dirigido por C.<br />
SOLÉ (UAB).<br />
359
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
ocasiones el empleador tiene dadas <strong>de</strong> alta en la seguridad social a las empleadas<br />
“internas”, pero o bien no está al corriente <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> las cotizaciones, o bien obliga a<br />
las empleadas a pagarse íntegramente las cuotas, <strong>de</strong>scontándoselas <strong>de</strong> su sueldo.<br />
Cuando se trata <strong>de</strong> mujeres en situación irregular, habitualmente cuentan con un seguro<br />
médico particular a cargo <strong>de</strong>l empleador. La estabilidad en el empleo es un rasgo<br />
<strong>de</strong>finitorio <strong>de</strong>l servicio doméstico bajo la modalidad “interna”, sobre todo si se trata <strong>de</strong><br />
empleo regular, por cuanto las trabajadoras entrevistadas llevan largo tiempo trabajando<br />
para la misma familia (SOLÉ, PAREL<strong>LA</strong> 2001). El cambio <strong>de</strong> empleo se produce<br />
básicamente en aquellos casos en los que la mujer inmigrante se enfrenta a abusos<br />
insostenibles por parte <strong>de</strong> sus empleadores, o bien cuando prefiere pernoctar fuera <strong>de</strong>l<br />
hogar y trabajar como “externa”, ya sea porque abandona la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> retorno a corto<br />
plazo, o bien porque consigue reagrupar a su familia.<br />
Las quejas más frecuentemente formuladas por las trabajadoras “internas” entrevistadas,<br />
son el exceso <strong>de</strong> trabajo (muchas empleadas acostumbran a simultanear la realización <strong>de</strong><br />
las tareas propias <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar con el cuidado <strong>de</strong> ancianos o la atención<br />
<strong>de</strong> los niños), así como el incumplimiento <strong>de</strong>l volumen <strong>de</strong> trabajo pactado (con la<br />
llegada <strong>de</strong> invitados, por ejemplo, aumenta la cantidad <strong>de</strong> trabajo y el número <strong>de</strong> horas<br />
necesarias para realizarlo y no se recompensa económicamente), o <strong>de</strong>l horario laboral<br />
convenido (todo el día se está a disposición <strong>de</strong>l empleador, con jornadas laborales<br />
diarias que, en algunos casos, pue<strong>de</strong>n llegar a alcanzar las 20 horas sin interrupción,<br />
hasta avanzada la noche), sin que ello suponga una variación <strong>de</strong> las retribuciones 648 .<br />
Otro aspecto que es <strong>de</strong>stacado por las entrevistadas es la falta <strong>de</strong> privacidad y la total<br />
ausencia <strong>de</strong> tiempo para sí mismas. De acuerdo con ANDERSON (2000), las trabajadoras<br />
que trabajan bajo esta modalidad se enfrentan a dos formas <strong>de</strong> subordinación con<br />
respecto a la persona empleadora: por un lado, quien las contrata ejerce po<strong>de</strong>r material<br />
sobre las empleadas, por cuanto les paga un salario; por el otro, el hecho <strong>de</strong><br />
proporcionarles, a<strong>de</strong>más, comida y alojamiento en el propio domicilio, confiere a la<br />
empleadora una fuerte dosis <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r personal.<br />
648 Este aumento <strong>de</strong>smesurado <strong>de</strong> las horas <strong>de</strong>l trabajo no constituye horas extraordinarias, sino lo que<br />
la legislación recoge como “tiempo <strong>de</strong> presencia”, <strong>de</strong>finido como tiempos acordados entre el empleador y<br />
la trabajadora y que se <strong>de</strong>dican a la realización <strong>de</strong> tareas domésticas no habituales, que exijan poco<br />
esfuerzo -como por ejemplo abrir la puerta, coger el teléfono, etc.- Sin embargo, al final, según las<br />
propias trabajadoras, muchas veces el “tiempo <strong>de</strong> presencia” es un tiempo más, por lo que la jornada<br />
laboral pue<strong>de</strong> llegar a durar hasta 16 horas.<br />
360
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
En este sentido, el servicio doméstico supone no sólo la contratación <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo en el sentido estricto <strong>de</strong>l término, sino también <strong>de</strong> su personalidad, lo que genera<br />
vínculos <strong>de</strong> servidumbre que se escapan <strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong> la normativa laboral<br />
(COLECTIVO IOÉ 2001c). A menudo, las empleadas internas son consi<strong>de</strong>radas “parte <strong>de</strong><br />
la familia”, lo que lejos <strong>de</strong> reducir la asimetría en la relación laboral, persigue la<br />
<strong>de</strong>spersonalización, como si la empleada careciera <strong>de</strong> vida propia más allá <strong>de</strong> su rol<br />
como trabajadora doméstica, a la vez que respon<strong>de</strong> a un elemento encubierto <strong>de</strong><br />
coerción que “ayu<strong>de</strong>” a la trabajadora a tolerar las condiciones laborales <strong>de</strong> explotación<br />
(ROLLINS 1985; GREGSON, LOWE 1994; ANDERSON 2000). Tras el supuesto <strong>de</strong> la<br />
familiaridad persiste la realidad <strong>de</strong>l vínculo asimétrico y se refuerzan los lazos <strong>de</strong><br />
superioridad e inferioridad. En este sentido, PATEMAN (1988) argumenta que existe una<br />
clara analogía entre el “ama <strong>de</strong> casa” que realiza gratuitamente el trabajo doméstico<br />
para obtener la protección <strong>de</strong> su cónyuge (contrato matrimonial) y el tipo <strong>de</strong> contrato<br />
que se establece entre empleadora y empleada doméstica interna, a la que se ofrece<br />
protección (alojamiento, por ejemplo) a cambio <strong>de</strong> obediencia.<br />
El servicio doméstico externo significa una promoción laboral y personal para las<br />
mujeres inmigrantes, aunque no una mejora económica, <strong>de</strong>bido a los nuevos gastos que<br />
se generan y a la disminución <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> ahorro. Las experiencias <strong>de</strong> las<br />
empleadas domésticas entrevistadas en Barcelona indican que suele tratarse <strong>de</strong> madres<br />
<strong>de</strong> familia que resi<strong>de</strong>n con marido e hijos. Las “externas” perciben aproximadamente<br />
entre 80.000 y 160.000 pts. (entre 480 y 960 ) mensuales por jornada completa (<strong>de</strong> 9 a<br />
17 horas), según datos obtenidos en el año 1997. A pesar <strong>de</strong> que este subsector <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico también crea lazos <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia personal, el hecho <strong>de</strong> pernoctar<br />
fuera <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> trabajo ofrece a las mujeres la posibilidad <strong>de</strong> generar una vida<br />
autónoma, disponer <strong>de</strong> sus propios espacios relacionales y una relación más cercana a la<br />
laboral-formal, con un menor control personal por parte <strong>de</strong>l empleador. En lo que se<br />
refiere a la figura <strong>de</strong>l trabajo doméstico por horas, esta modalidad es poco frecuente<br />
entre las mujeres inmigrantes, aunque empieza a incrementarse entre las mujeres más<br />
asentadas o las que viven con sus familias. Las mujeres con mayor estabilidad jurídica<br />
prefieren emplearse como externas fijas o como asistentas por horas, puesto que les<br />
permite ganar más dinero que trabajando como “internas” e incluso que si estuvieran<br />
361
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
ocupadas en otros sectores <strong>de</strong> actividad como la hostelería, por ejemplo. A<strong>de</strong>más, el<br />
hecho <strong>de</strong> trabajar “por horas” les ofrece mayor libertad horaria y una mayor autonomía,<br />
lo que las aleja <strong>de</strong>l “servilismo” que entraña el servicio doméstico interno, ya que<br />
muchas veces la relación personal con su empleadora es mínima y se restringe al pago<br />
<strong>de</strong> honorarios (en ocasiones los empleadores no se encuentran presentes durante el<br />
horario <strong>de</strong> trabajo). Estas trabajadoras suelen percibir entre 700 y 1.500 pts. (entre 4,2 y<br />
9 ) por hora (según cifras <strong>de</strong>l año 1997). En ambos subsectores (“externas” fijas y<br />
asistentas por horas) confluyen las mujeres inmigrantes y las mujeres autóctonas, si bien<br />
la presencia <strong>de</strong> trabajadoras inmigrantes todavía es poco notoria. En este sentido, se<br />
i<strong>de</strong>ntifica claramente una situación <strong>de</strong> competencia entre ambas fuerzas <strong>de</strong> trabajo, que<br />
irá incrementándose a medida que el colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes vaya<br />
asentándose.<br />
Si comparamos las condiciones laborales <strong>de</strong> las empleadas domésticas autóctonas e<br />
inmigrantes, las mujeres inmigrantes entrevistadas admiten que <strong>de</strong>ben asumir más carga<br />
laboral (mayor número <strong>de</strong> tareas habituales) y que, a<strong>de</strong>más, el precio/hora que perciben<br />
es más bajo que el <strong>de</strong> las mujeres autóctonas, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong>l subsector en el<br />
que se trabaje. Estas apreciaciones coinci<strong>de</strong>n con los resultados <strong>de</strong> la encuesta realizada<br />
por el COLECTIVO IOÉ (2001c) a empleadas domésticas autóctonas e inmigrantes.<br />
Según la encuesta, sea cual sea el subsector <strong>de</strong>l servicio doméstico, el ingreso medio por<br />
hora trabajada es más elevado cuando se trata <strong>de</strong> mujeres autóctonas. Sin embargo,<br />
aunque las trabajadoras inmigrantes estén más expuestas a la explotación, sus ingresos<br />
mensuales medios superan a los <strong>de</strong> las empleadas autóctonas, como consecuencia <strong>de</strong> la<br />
mayor duración <strong>de</strong> sus jornadas <strong>de</strong> trabajo. Para muchas mujeres autóctonas casadas, el<br />
empleo en el servicio doméstico constituye simplemente una fuente <strong>de</strong> ingresos “extras”<br />
para la economía familiar, por lo que prefieren no exce<strong>de</strong>rse en horas <strong>de</strong> trabajo<br />
remunerado a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r seguir atendiendo sus responsabilida<strong>de</strong>s familiares.<br />
Pero la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante no pue<strong>de</strong> ser analizada <strong>de</strong> manera<br />
estática, como si se tratara <strong>de</strong> un colectivo homogéneo, sujeto únicamente a los<br />
condicionantes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> la política migratoria.<br />
Ciertamente, las estadísticas certifican que las oportunida<strong>de</strong>s laborales para la mujer<br />
inmigrante en España se restringen al servicio doméstico -a excepción <strong>de</strong> la migración<br />
362
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
<strong>de</strong> mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l cono sur americano, vinculado al exilio político-; pero no es<br />
menos cierto que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este reducido abanico <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s al que se la relega,<br />
se producen trayectorias laborales distintas en función <strong>de</strong> múltiples factores que<br />
condicionan pautas <strong>de</strong> inserción específicas, tales como el país <strong>de</strong> origen o nacionalidad,<br />
la situación familiar, la magnitud <strong>de</strong>l colectivo, la antigüedad <strong>de</strong>l asentamiento o el<br />
nivel educativo (COLECTIVO IOÉ 1990, 2001c) 649 . Veamos a continuación, a modo <strong>de</strong><br />
breve panorámica, cómo se concreta la influencia <strong>de</strong> estos factores.<br />
En cuanto a nacionalida<strong>de</strong>s, el estudio empírico <strong>de</strong> ANDERSON (2000), realizado en la<br />
ciudad <strong>de</strong> Barcelona durante los años 1995 y 1996, muestra que los colectivos más<br />
<strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> empleadas domésticas asentadas en Barcelona son las filipinas, las<br />
dominicanas, las peruanas y las marroquíes 650 . La comunidad filipina es una <strong>de</strong> las<br />
primeras que se instala en Barcelona (década <strong>de</strong> los ochenta) y tanto los varones como<br />
las mujeres se concentran principalmente en el servicio doméstico interno, lo que<br />
contradice la pauta <strong>de</strong> que a medida que pasa el tiempo <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia se abandona este<br />
subsector 651 . Las diferencias idiomáticas constituyen un importante obstáculo a la<br />
movilidad laboral, a pesar <strong>de</strong> contar con un elevado nivel educativo. La comunidad<br />
peruana llega a Barcelona a lo largo <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los noventa y se especializa<br />
básicamente en el cuidado <strong>de</strong> personas mayores (a menudo bajo la modalidad<br />
“interna”), dado su conocimiento <strong>de</strong>l idioma y las afinida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tipo cultural. En lo que<br />
se refiere a las tareas <strong>de</strong> cuidado, existe una creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadores<br />
masculinos. Finalmente, las mujeres dominicanas y marroquíes se caracterizan por su<br />
menor nivel educativo 652 y por ser reclutadas para la realización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong><br />
limpieza e infraestructura <strong>de</strong>l hogar 653 .<br />
649 Información obtenida en un estudio sobre la situación <strong>de</strong> las trabajadoras extranjeras en la<br />
Comunidad Autónoma <strong>de</strong> Madrid, elaborado por el COLECTIVO IOÉ en 1991, a partir <strong>de</strong> entrevistas<br />
personales con informantes cualificados en centros <strong>de</strong> acogida y atención a extranjeros y en asociaciones<br />
<strong>de</strong> inmigrantes en Madrid.<br />
650 Nótese que este estudio, a tenor <strong>de</strong> las fechas en las que ha sido realizado (1995 y 1996), no<br />
incluye los recientes flujos <strong>de</strong> mujeres colombianas y ecuatorianas que han llegado a Barcelona para<br />
emplearse como domésticas.<br />
651 Es habitual que los dos miembros <strong>de</strong> la pareja trabajen como “internos” en un mismo domicilio.<br />
652 A excepción <strong>de</strong> las mujeres marroquíes <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia urbana, jóvenes, que empiezan a emigrar<br />
solas durante la década <strong>de</strong> los noventa, con niveles <strong>de</strong> estudios secundarios y superiores<br />
653 Los resultados <strong>de</strong> la encuesta realizada por el COLECTIVO IOÉ (2001c) a empleadas domésticas<br />
españolas, marroquíes, ecuatorianas, filipinas, dominicanas y peruanas, permite diferenciar las<br />
características <strong>de</strong> las empleadas y sus pautas <strong>de</strong> inserción laboral en el servicio doméstico según<br />
nacionalidad.<br />
363
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
La situación familiar es otro factor clave para compren<strong>de</strong>r las distintas trayectorias<br />
laborales que siguen las mujeres inmigrantes. La trayectoria laboral “i<strong>de</strong>al” <strong>de</strong> las<br />
mujeres inmigrantes que llegan solas a España, sin su familia, es trabajar como<br />
“internas” para po<strong>de</strong>r ahorrar la máxima cantidad <strong>de</strong> dinero en el mínimo tiempo<br />
posible y regresar cuanto antes a su país <strong>de</strong> origen. Cuando el objetivo <strong>de</strong> estas mujeres<br />
es reagrupar a su familia a corto o a medio plazo, su estrategia pasa por empezar<br />
trabajando como “internas”, viviendo en casa <strong>de</strong>l empleador, y, a medida que van<br />
asentándose en la sociedad receptora, lograr trabajar como “externas” y alquilar un piso<br />
con otras mujeres o bien con su familia. En <strong>de</strong>finitiva, la reagrupación familiar respalda<br />
la posibilidad <strong>de</strong> la propia movilidad laboral. En cuanto consiguen regularizar su<br />
situación legal <strong>de</strong> manera más o menos estable, las trabajadoras que abandonan la i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> retorno procuran <strong>de</strong>jar el servicio doméstico y encontrar empleo en otras activida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l sector servicios (resi<strong>de</strong>ncias, geriátricas, empresas <strong>de</strong> limpieza, hostelería, etc.) o<br />
bien montar su propio negocio (peluquerías, locutorios, etc.) (ANDERSON 2000). Este<br />
perfil no es aplicable a aquellos colectivos en los que la inmigración haya sido<br />
previamente <strong>de</strong> hombres solos que, posteriormente, han traído a su mujer y a sus hijos.<br />
En este caso, las mujeres, entre las cuales encontramos a buena parte <strong>de</strong> la migración<br />
femenina marroquí, optan directamente por ocuparse en el subsector <strong>de</strong> “externas”, para<br />
po<strong>de</strong>r compatibilizar así su vida familiar con su trabajo remunerado. En cambio, es más<br />
habitual encontrar a mujeres marroquíes empleadas como “internas” en la reciente<br />
oleada <strong>de</strong> mujeres jóvenes que emigran solas y cuentan con un nivel <strong>de</strong> formación más<br />
elevado que las <strong>de</strong> la primera emigración.<br />
La magnitud <strong>de</strong>l colectivo y la antigüedad <strong>de</strong> su asentamiento en la sociedad receptora<br />
son también dimensiones importantes. El volumen <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> un mismo país <strong>de</strong><br />
origen en un momento <strong>de</strong>terminado está íntimamente vinculado a la constitución <strong>de</strong> las<br />
re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> migrantes. Son las re<strong>de</strong>s las que favorecen que las mujeres recién llegadas<br />
tengan una inserción laboral más rápida –muchas veces ya han sido contratadas en el<br />
país <strong>de</strong> origen y tienen un empleo convenido al llegar- y unas mejores condiciones<br />
laborales que las que tendrían si tuvieran que insertarse en el mercado <strong>de</strong> trabajo por su<br />
cuenta. En la misma línea, entre las trabajadoras extranjeras que consiguen un contrato<br />
<strong>de</strong> trabajo existe una mayor proporción <strong>de</strong> mujeres que pertenecen a las colonias más<br />
asentadas (filipinas, dominicanas, marroquíes y, cada vez más, peruanas), mientras que<br />
364
C8: El servicio doméstico y la mujer inmigrante en España<br />
las mujeres inmigrantes que están llegando en los últimos años (peruanas, ecuatorianas,<br />
colombianas) trabajan prácticamente todas en el servicio doméstico interno, con tal<br />
elevado índice <strong>de</strong> irregularidad que les imposibilita otra salida laboral.<br />
Para terminar, el nivel <strong>de</strong> estudios y la extracción social <strong>de</strong> la mujer inmigrante también<br />
son variables a tener en cuenta a la hora <strong>de</strong> explicar las trayectorias laborales seguidas y<br />
las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> movilidad hacia otras activida<strong>de</strong>s. Cuando se trata <strong>de</strong> empleos en<br />
el servicio doméstico cuya actividad principal es la atención a algún miembro <strong>de</strong> la<br />
familia enfermo o bien para el cuidado <strong>de</strong> niños, se valora, para su reclutamiento, una<br />
formación mínima (enfermería, puericultura), así como el conocimiento <strong>de</strong>l idioma, lo<br />
que se traduce, aunque no siempre, en unas mejores condiciones laborales y en salarios<br />
más elevados. En el caso <strong>de</strong> las filipinas, por ejemplo, sus conocimientos <strong>de</strong> inglés<br />
suponen un elemento discriminante para las mujeres empleadoras, ya que se las prefiere<br />
a las mujeres <strong>de</strong> otros colectivos por el hecho <strong>de</strong> facilitar a sus hijos el aprendizaje <strong>de</strong>l<br />
idioma. Sin embargo, algunas veces la mejor preparación <strong>de</strong> la empleada <strong>de</strong> hogar<br />
pue<strong>de</strong> convertirse en un inconveniente para <strong>de</strong>terminados empleadores, ya que el<br />
elevado nivel cultural conlleva una menor docilidad y sumisión 654 .<br />
654 Este es el caso <strong>de</strong> las empleadas <strong>de</strong> hogar polacas en Madrid, que han pasado <strong>de</strong> haber sido<br />
claramente preferidas por las clases altas madrileñas, a ver disminuir sus ofertas <strong>de</strong> empleo a<br />
consecuencia <strong>de</strong> sus reivindicaciones laborales y <strong>de</strong> sus frecuentes cambios <strong>de</strong> empleadora (OSO 1998).<br />
365
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
9. Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área<br />
Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona.<br />
Una vez estudiada la situación <strong>de</strong> las mujeres autóctonas e inmigrantes que trabajan en<br />
el servicio doméstico tradicional, es hora <strong>de</strong> analizar y comparar su posición y sus<br />
pautas <strong>de</strong> inserción laboral en la otra cara <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad: las empresas<br />
<strong>de</strong> servicios a domicilio. La práctica ausencia <strong>de</strong> investigaciones que hayan tomado<br />
dichas empresas como objeto <strong>de</strong> estudio específico en el ámbito español, obliga a<br />
contextualizar previamente los principales rasgos <strong>de</strong> este sector en auge: su normativa y<br />
regulación, <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la oferta, grado <strong>de</strong> profesionalización, etc. Los resultados <strong>de</strong>l<br />
trabajo <strong>de</strong> campo que, como se recordará, ha consistido en la realización <strong>de</strong> entrevistas y<br />
grupos <strong>de</strong> discusión a gerentes y a trabajadoras <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio,<br />
han permitido rellenar este vacío y aproximarse a la problemática <strong>de</strong> este sector <strong>de</strong> tan<br />
incipiente <strong>de</strong>sarrollo en España, caracterizado por una fuerte heterogeneidad y por la<br />
falta <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> los servicios.<br />
El capítulo se inicia con un apartado que recoge, <strong>de</strong> manera sintética, la perspectiva<br />
metodológica que ha guiado el diseño <strong>de</strong> la investigación. En dicho apartado se<br />
justifican las técnicas escogidas (a saber, la entrevista semiestructurada y los grupos <strong>de</strong><br />
discusión), las <strong>de</strong>cisiones muestrales adoptadas y el proceso seguido para la obtención y<br />
análisis <strong>de</strong> los datos. A continuación se proce<strong>de</strong> a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la oferta y <strong>de</strong> la<br />
estructura empresarial, a partir <strong>de</strong> los resultados obtenidos en las entrevistas<br />
semiestructuradas realizadas a una muestra <strong>de</strong> gerentes <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios a<br />
domicilio. El análisis permite i<strong>de</strong>ntificar tres segmentos <strong>de</strong> empresas claramente<br />
diferenciados, cuyas características son <strong>de</strong>sarrolladas a lo largo <strong>de</strong>l capítulo.<br />
9.1. Metodología<br />
9.1.1. Metodología y Técnicas<br />
Esta investigación se ha <strong>de</strong>sarrollado a partir <strong>de</strong> la perspectiva metodológica cualitativa.<br />
Según RUIZ O<strong>LA</strong>BUÉNAGA (1996), esta etiqueta engloba una serie <strong>de</strong> técnicas<br />
367
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
interpretativas que preten<strong>de</strong>n captar el significado (procesos, comportamientos, actos),<br />
no la frecuencia, <strong>de</strong> los hechos sociales. Los métodos cualitativos parten <strong>de</strong>l supuesto<br />
básico <strong>de</strong> que el mundo social es un mundo construido a partir <strong>de</strong> significados y<br />
símbolos, por lo que las técnicas cualitativas persiguen la búsqueda <strong>de</strong> dicha<br />
construcción y <strong>de</strong> sus significados. Se trata <strong>de</strong> un modo <strong>de</strong> investigar los fenómenos<br />
sociales que está <strong>de</strong>terminado por las características <strong>de</strong>l problema sociológico que se<br />
plantea la investigación. Pero no sólo son los objetivos <strong>de</strong>l estudio los que señalan como<br />
más a<strong>de</strong>cuada la perspectiva cualitativa, sino también el hecho <strong>de</strong> que las empresas <strong>de</strong><br />
servicios a domicilio y su relación con la fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina constituyen un<br />
objeto <strong>de</strong> estudio novedoso, don<strong>de</strong> los conceptos todavía están por construir 655 . Es<br />
conveniente un diseño cualitativo, emergente y con un cierto grado <strong>de</strong> flexibilidad, que<br />
posibilite la exploración <strong>de</strong>l fenómeno en profundidad y <strong>de</strong> manera intensiva, a partir <strong>de</strong><br />
los discursos y prácticas que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los relatos <strong>de</strong> las personas<br />
entrevistadas 656 .<br />
La perspectiva <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio es abordada mediante el uso <strong>de</strong><br />
entrevistas semiestructuradas, realizadas cara a cara, basadas en un guión flexible, <strong>de</strong><br />
carácter orientativo, sin un esquema preestablecido <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong> respuesta 657 . El<br />
objetivo <strong>de</strong> las entrevistas es conocer tanto las prácticas, como los intereses y las<br />
representaciones sociales <strong>de</strong> las empresas en cuanto al objeto <strong>de</strong> estudio, tomando como<br />
referencia el discurso manifestado por sus gerentes. Ante la alternativa <strong>de</strong> conseguir<br />
información sobre las empresas a partir <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> cuestionarios, la entrevista constituye<br />
un instrumento más a<strong>de</strong>cuado, puesto que su estilo abierto y flexible permite obtener<br />
una gran riqueza informativa, a la vez que posibilita clarificar y realizar un seguimiento<br />
<strong>de</strong> las respuestas en el marco <strong>de</strong> la interacción entre entrevistador y entrevistado, así<br />
como incorporar nuevas dimensiones en el mismo momento en el que se realiza la<br />
entrevista.<br />
Las entrevistas a gerentes son una buena herramienta para acce<strong>de</strong>r a las prácticas y<br />
estrategias <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. Ello es <strong>de</strong> gran utilidad, teniendo<br />
655 Los objetivos <strong>de</strong> la presente Tesis Doctoral se recogen en el capítulo 1.<br />
656 Para una aproximación a la metodología cualitativa, véanse: SCHWART, JACOBS (1984); TAYLOR,<br />
BOGDAN (1992); VALLÉS (1997).<br />
657 Sobre la entrevista como técnica cualitativa véanse: ORTÍ (1986); B<strong>LA</strong>NCHET (1989); ALONSO<br />
(1994).<br />
368
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
en cuenta la imposibilidad <strong>de</strong> aplicar técnicas cualitativas <strong>de</strong> observación que permitan<br />
observar directamente los escenarios naturales <strong>de</strong> las empresas, así como la ausencia <strong>de</strong><br />
estudios previos y <strong>de</strong> datos estadísticos sobre esta temática. Esta parcialidad pue<strong>de</strong><br />
cuestionar la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la información obtenida a través <strong>de</strong> las entrevistas, dado que<br />
impi<strong>de</strong> su contrastación a partir <strong>de</strong> otras fuentes. Es lícito suponer que sean justamente<br />
los gerentes los principales interesados en “falsear” la información, en la medida que<br />
sus prácticas puedan dañar o perjudicar la imagen <strong>de</strong> la entidad que dirigen. Pero las<br />
entrevistas no sólo permiten la obtención <strong>de</strong> datos acerca <strong>de</strong> lo que las empresas hacen,<br />
sino que, al mismo tiempo, posibilitan el estudio <strong>de</strong> las actitu<strong>de</strong>s y las representaciones<br />
sociales personalizadas <strong>de</strong> los gerentes ante la problemática que nos ocupa y que<br />
subyacen, latentes, tras las prácticas cotidianas <strong>de</strong> las empresas.<br />
La perspectiva <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas y <strong>de</strong> las trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante<br />
es indagada mediante la técnica <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión 658 . Se entien<strong>de</strong> por grupos <strong>de</strong><br />
discusión la reunión <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> personas, con unas características <strong>de</strong>terminadas,<br />
que ofrecen datos <strong>de</strong> naturaleza cualitativa a lo largo <strong>de</strong> una conversación guiada. A<br />
través <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> esta técnica se preten<strong>de</strong>n recoger datos relativos al imaginario social<br />
<strong>de</strong> las trabajadoras en cuanto a la actividad remunerada que realizan en la empresa,<br />
especialmente en aspectos vinculados a su valoración social, los requerimientos <strong>de</strong><br />
profesionalización, las condiciones laborales, la movilidad social, la relación con las<br />
personas consumidoras, así como la relación que se establece entre las trabajadoras<br />
autóctonas y las <strong>de</strong> origen inmigrante. La principal ventaja <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la técnica <strong>de</strong> los<br />
grupos <strong>de</strong> discusión es su enorme flexibilidad a la hora <strong>de</strong> abordar una gran variedad <strong>de</strong><br />
temas en un espacio relativamente corto <strong>de</strong> tiempo, en un contexto grupal <strong>de</strong><br />
interacción. El grupo <strong>de</strong> discusión, a diferencia <strong>de</strong> la entrevista, permite obtener<br />
información no <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> la relación entrevistador-entrevistado, sino <strong>de</strong> la interacción<br />
grupal, <strong>de</strong> modo que favorece la emergencia <strong>de</strong> un discurso propio <strong>de</strong>l escenario grupal;<br />
es <strong>de</strong>cir, hace posible la re-construcción <strong>de</strong>l sentido social en el seno <strong>de</strong> una situación<br />
grupal <strong>de</strong> carácter discursivo. La situación <strong>de</strong> grupo es el marco idóneo para que las<br />
respuestas <strong>de</strong> los participantes surjan como reacción a las intervenciones <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong><br />
participantes, lo que produce un tipo <strong>de</strong> información que probablemente no surgiría en<br />
el transcurso <strong>de</strong> entrevistas individuales.<br />
369
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
Ciertamente, a lo largo <strong>de</strong> las fases <strong>de</strong> diseño, <strong>de</strong> recogida y <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> la<br />
información se asume que los discursos obtenidos a través <strong>de</strong> las entrevistas y los<br />
grupos <strong>de</strong> discusión no son preexistentes. La información que se produce en la relación<br />
dual entrevistador-entrevistado o <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto grupal <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> discusión,<br />
constituye un constructo <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> la entrevista o <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> discusión, por lo<br />
que la construcción discursiva es siempre singular y no reproducible. De ahí se <strong>de</strong>duce,<br />
según B<strong>LA</strong>NCHET ET AL. (1989:94), «que todo análisis <strong>de</strong> contenido, incluso el más<br />
riguroso, que ignore este aspecto fundamental <strong>de</strong> todo discurso, supone el riesgo <strong>de</strong><br />
imputar a un individuo o a un grupo social unas características que han sido<br />
introducidas con ocasión <strong>de</strong> la entrevista». En <strong>de</strong>finitiva, tanto la entrevista como los<br />
grupos <strong>de</strong> discusión no constituyen un intercambio social espontáneo, sino que<br />
compren<strong>de</strong>n un proceso artificial que, lejos <strong>de</strong> ser neutral, supone una situación única.<br />
9.1.2. Decisiones muestrales: las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio seleccionadas<br />
Sin lugar a dudas, el contexto relevante para la investigación es el ámbito urbano,<br />
puesto que la todavía incipiente oferta <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio se está<br />
impulsando preferentemente en los lugares en los que se concentra un importante<br />
volumen <strong>de</strong> población. El espacio geográfico escogido para el análisis ha sido el Área<br />
Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona. Si bien en la selección ha primado el criterio <strong>de</strong> que se<br />
tratara <strong>de</strong> empresas con se<strong>de</strong> en la ciudad <strong>de</strong> Barcelona, en realidad, el ámbito <strong>de</strong><br />
intervención <strong>de</strong> todas ellas no pue<strong>de</strong> circunscribirse a una localidad <strong>de</strong>terminada, sino<br />
que engloba el conjunto <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona.<br />
Durante el proceso <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> las empresas se han tenido en cuenta dos<br />
consi<strong>de</strong>raciones fundamentales: la heterogeneidad y la accesibilidad. La confección <strong>de</strong><br />
una muestra heterogénea se ha conseguido tomando como universo las empresas <strong>de</strong><br />
asistencia a domicilio que se anuncian en una Guía Comercial privada <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong><br />
Barcelona, en la edición 2000-2001. Dentro <strong>de</strong> la gran variedad existente <strong>de</strong> empresas<br />
<strong>de</strong> servicios a domicilio <strong>de</strong> todo tipo (comida, tintorería, reparaciones, etc.), se han<br />
658 Sobre la técnica cualitativa <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión véanse: KRUEGER (1991); CANALES,<br />
PEINADO (1994); ALONSO (1994); MARTÍN CRIADO (1997); CALLEJO (2001).<br />
370
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
escogido aquellas empresas que ofrecen servicios <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l hogar (sobre todo<br />
servicio <strong>de</strong> limpieza a domicilio); servicios <strong>de</strong> atención a domicilio <strong>de</strong> personas<br />
ancianas, enfermas o con discapacida<strong>de</strong>s, tanto en el ámbito asistencial como en el más<br />
estrictamente sanitario y, por último, servicios <strong>de</strong> atención infantil domiciliaria, tanto<br />
habitual como ocasional. La presencia o no <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en la plantilla no ha<br />
sido una variable que haya intervenido en la selección, puesto que para los objetivos <strong>de</strong><br />
la investigación resulta conveniente estudiar tanto las empresas que han reclutado a<br />
personal <strong>de</strong> origen inmigrante como aquéllas que sólo cuentan con personal autóctono o<br />
nativo.<br />
El segundo criterio, la accesibilidad, tiene que ver con el pragmatismo y con la<br />
posibilidad real <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r estudiar las empresas. En este sentido, se ha procedido a un<br />
primer contacto telefónico con la persona que ostenta el cargo <strong>de</strong> gerente en todas y<br />
cada una <strong>de</strong> las empresas seleccionadas, a la que se han presentado los objetivos <strong>de</strong>l<br />
estudio y se ha solicitado su colaboración. Sólo 19 gerentes han accedido a ser<br />
entrevistados (E1-E9, E11-E18 y E20-E21) y sus empresas son las que conforman la<br />
muestra final; el resto ha alegado tener “exceso <strong>de</strong> trabajo” o, simplemente, “no estar<br />
interesados”. Uno <strong>de</strong> los principales inconvenientes, ya previstos <strong>de</strong> antemano, es la<br />
reticencia <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> aceptar colaborar en el estudio, a menos que se trate <strong>de</strong><br />
entida<strong>de</strong>s con voluntad <strong>de</strong> promocionarse o interesadas en la reflexión académica sobre<br />
su campo <strong>de</strong> acción.<br />
Ciertamente, este procedimiento <strong>de</strong> obtención <strong>de</strong> la muestra pone en entredicho su<br />
representatividad, una representatividad no entendida en términos probabilísticos sino<br />
tipológicos, <strong>de</strong> calidad y riqueza <strong>de</strong> la información obtenida, en el sentido <strong>de</strong> que la<br />
muestra final refleje perfiles <strong>de</strong> empresas máximamente diferenciados, característicos <strong>de</strong><br />
la población. Es presumible que aquellas empresas cuya situación legal no está “en toda<br />
regla” han tenido claros incentivos para no colaborar en el estudio. Sin embargo, a tenor<br />
<strong>de</strong> la heterogeneidad <strong>de</strong> los resultados que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l análisis, pue<strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantarse<br />
que la selección <strong>de</strong> informantes sí consigue garantizar la heterogeneidad en aquellas<br />
variables consi<strong>de</strong>radas analíticamente más relevantes.<br />
371
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
Finalmente, otras dos empresas (E10 y E19) fueron incluidas en la muestra final, al<br />
tratarse <strong>de</strong> entida<strong>de</strong>s que, a pesar <strong>de</strong> ubicarse fuera <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Barcelona (en<br />
localida<strong>de</strong>s que distan unos 20 kilómetros <strong>de</strong> Barcelona), ofrecían garantías <strong>de</strong> autorizar<br />
la realización <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión con trabajadoras <strong>de</strong> sus respectivas plantillas.<br />
El CUADRO 1 recoge una ficha <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las empresas entrevistadas, en la que<br />
aparece el código, el sexo <strong>de</strong> la persona que ostenta el cargo <strong>de</strong> gerente (a la que se<br />
realizó la entrevista), el tipo <strong>de</strong> servicios que ofrece la empresa, el perfil <strong>de</strong> usuarios al<br />
que van dirigidos los servicios y, finalmente, la localidad don<strong>de</strong> la empresa tiene<br />
ubicada su se<strong>de</strong>. Debe señalarse que todas las entida<strong>de</strong>s seleccionadas cuentan con una<br />
parte <strong>de</strong> su plantilla <strong>de</strong> origen inmigrante, <strong>de</strong> proporción variable, salvo el caso <strong>de</strong> dos<br />
(E2 y E4), cuya plantilla es exclusivamente autóctona.<br />
CUADRO 1<br />
ENTREV. SEXO TIPO DE SERVICIOS PERFIL<br />
USUARIOS<br />
E1 H Atención <strong>de</strong> la persona<br />
In<strong>de</strong>terminado<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención infantil<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E2 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
In<strong>de</strong>terminado<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
E3 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
Ancianos<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E4 H Atención <strong>de</strong> la persona<br />
Persona con<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
E5 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Atención infantil<br />
E6 H Atención <strong>de</strong> la persona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E7 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Atención infantil<br />
E8 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E9 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E10 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E11 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E12 H Atención <strong>de</strong> la persona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
domiciliaria<br />
In<strong>de</strong>terminado<br />
Ancianos<br />
In<strong>de</strong>terminado<br />
Persona con<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
domiciliaria<br />
Ancianos<br />
Ancianos<br />
Ancianos<br />
Ancianos<br />
LOCALIDAD<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
St. Cugat <strong>de</strong>l<br />
Vallès<br />
Barcelona<br />
Barcelona<br />
372
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
E13 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona Ancianos Barcelona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E14 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona In<strong>de</strong>terminado Barcelona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E15 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
In<strong>de</strong>terminado Barcelona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Atención infantil<br />
E16 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
Persona con Barcelona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Atención infantil<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
domiciliaria<br />
E17 M Atención <strong>de</strong> la persona<br />
Ancianos Barcelona<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
E18 M Atención <strong>de</strong>l hogar In<strong>de</strong>terminado Barcelona<br />
E19 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona In<strong>de</strong>terminado Granollers<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Atención infantil<br />
E20 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona In<strong>de</strong>terminado Barcelona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
E21 M Atención asistencial <strong>de</strong> la persona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
In<strong>de</strong>terminado Barcelona<br />
9.1.3. Decisiones muestrales: las trabajadoras autóctonas e inmigrantes<br />
participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión<br />
En una segunda fase <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo se ha procedido a realizar grupos <strong>de</strong><br />
discusión con las trabajadoras <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El número <strong>de</strong><br />
grupos y su composición, al igual que ha ocurrido en el caso <strong>de</strong> las entrevistas en<br />
profundidad, perseguía inicialmente una representación tipológica, aunque, finalmente,<br />
se ha visto <strong>de</strong>terminado por el criterio <strong>de</strong> accesibilidad. Los grupos <strong>de</strong> discusión buscan<br />
la comparación <strong>de</strong> discursos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> posiciones sociales más o menos<br />
contrapuestas. Ciertamente, las prácticas y discursos empresariales manifestadas a lo<br />
largo <strong>de</strong> las entrevistas van a permitir el diseño <strong>de</strong> una tipología <strong>de</strong> empresas que se<br />
distinguen, principalmente, a partir <strong>de</strong> las condiciones laborales que ofrecen a las<br />
trabajadoras que se emplean en ellas 659 . Por consiguiente, sería enormemente valioso<br />
que la composición <strong>de</strong> los distintos grupos <strong>de</strong> discusión reflejara tal heterogeneidad <strong>de</strong><br />
empresas, en el sentido <strong>de</strong> contar con participantes con experiencias laborales distintas<br />
(<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> empresa en el que trabajen) y po<strong>de</strong>r comprobar hasta qué<br />
punto estas posiciones condicionan o no los discursos <strong>de</strong> las trabajadoras.<br />
659 Véanse los siguientes apartados <strong>de</strong>l presente capítulo.<br />
373
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
A tenor <strong>de</strong> lo apuntado, para la realización <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión es menester<br />
contar con la activa colaboración <strong>de</strong> las distintas empresas, por cuanto la selección <strong>de</strong><br />
participantes sólo pue<strong>de</strong> efectuarse si éstas facilitan los datos y el acceso a su plantilla.<br />
Tan sólo dos <strong>de</strong> las empresas entrevistadas (E10 y E19), con parte <strong>de</strong> su plantilla <strong>de</strong><br />
origen inmigrante, han accedido a este requerimiento, a las que <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>nominaremos A y B, respectivamente. Por consiguiente, en esta investigación no ha<br />
sido posible que el tipo <strong>de</strong> empresa <strong>de</strong>terminara las <strong>de</strong>cisiones muestrales, lo que,<br />
aparentemente, dificulta la obtención <strong>de</strong> los discursos sociales más representativos<br />
respecto al tema <strong>de</strong> la investigación. Ante esta dificultad, la composición interna <strong>de</strong><br />
cada grupo <strong>de</strong> discusión se ha configurado, finalmente, a partir <strong>de</strong> un único eje, el<br />
origen étnico, en el sentido <strong>de</strong> comparar trabajadoras autóctonas con trabajadoras<br />
inmigrantes. A tal efecto, en esta investigación se han diseñado cuatro grupos <strong>de</strong><br />
discusión, dos en cada una <strong>de</strong> las empresas colaboradoras, uno integrado por<br />
trabajadoras autóctonas y otro por trabajadoras inmigrantes.<br />
CUADRO 2<br />
GD1: Trabajadoras autóctonas en la empresa A<br />
GD2: Trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante en la empresa A<br />
GD3: Trabajadoras autóctonas en la empresa B<br />
GD4: Trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante en la empresa B<br />
Partiendo <strong>de</strong> este perfil, son las propias empresas colaboradoras las que se han ocupado<br />
<strong>de</strong> la selección <strong>de</strong> las participantes, bajo la supervisión <strong>de</strong> la investigadora. En el caso<br />
<strong>de</strong> las trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante, no se ha llevado a cabo ningún proceso <strong>de</strong><br />
selección, puesto que su escaso número en cada una <strong>de</strong> las empresas ha obligado a<br />
convocarlas a todas. El proceso <strong>de</strong> reclutamiento se ha realizado a través <strong>de</strong> una<br />
convocatoria escrita, enviada por correo, en la que el equipo investigador presentaba los<br />
objetivos <strong>de</strong>l estudio en términos muy generales y las emplazaba a celebrar la reunión<br />
en un día y hora <strong>de</strong>terminados, garantizándoles que su duración no iba a ser superior a<br />
una hora y media. Se informaba también que los costes económicos <strong>de</strong> la participación<br />
serían abonados y, a<strong>de</strong>más, se les adjuntaba una carta en la que la propia empresa hacía<br />
constar la importancia <strong>de</strong>l estudio y animaba a las trabajadoras a participar en él.<br />
374
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
A continuación, se presenta un cuadro con los principales datos <strong>de</strong> las participantes en<br />
los cuatro grupos <strong>de</strong> discusión: nombre, edad, lugar <strong>de</strong> nacimiento, nivel <strong>de</strong> estudios,<br />
situación familiar y categoría profesional en la empresa 660 . Cuando se trata <strong>de</strong><br />
trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante, se recoge a<strong>de</strong>más su estatuto jurídico y su año <strong>de</strong><br />
llegada a España.<br />
CUADRO 3<br />
GRUPO DE DISCUSIÓN 1<br />
EMPRESA A. TRABAJADORAS DE ORIGEN INMIGRANTE<br />
Nombre Edad Año<br />
llegada<br />
Status<br />
Legal<br />
País origen Nivel<br />
estudios<br />
Situación<br />
familiar<br />
EMILIA 38 1982 PT Colombia Medios Soltera con dos<br />
hijos<br />
PAULINA 45 1976 Nac. Colombia Medios Viuda con 1<br />
hijo<br />
REMEDIOS 50 1980 Nac. Guinea Primarios Viuda con 3<br />
Ecuatorial<br />
hijos<br />
OLIVIA 46 1996 Nac. Perú Superiores Casada con 3<br />
hijos<br />
Categoría<br />
profesional<br />
Aux. geriatría<br />
Aux. geriatría<br />
Trab. familiar<br />
Trab. familiar<br />
GRUPO DE DISCUSIÓN 2<br />
EMPRESA A. TRABAJADORAS AUTÓCTONAS<br />
Nombre Edad Lugar nacimiento Nivel estudios Situación<br />
familiar<br />
Categoría<br />
profesional<br />
CONXITA 37 Lérida Primarios Soltera Aux. hogar<br />
NÚRIA 46 St. Cugat <strong>de</strong>l Vallès Primarios Separada con 1 Trab. familiar<br />
hijo<br />
ARANTZAZU 36 Barcelona Primarios Casada con 2 Aux. geriatría<br />
hijos<br />
LUCÍA 39 Barcelona Medios Casada sin Aux. geriatría<br />
hijos<br />
MARI 35 Barcelona Primarios Casada con 2 Aux. hogar<br />
hijos<br />
DOLORS 55 Tarragona Primarios Casada con 2<br />
hijos<br />
Aux. geriatría<br />
660 A fin <strong>de</strong> garantizar el anonimato <strong>de</strong> las informantes y la confi<strong>de</strong>ncialidad <strong>de</strong> sus respuestas a las<br />
preguntas que se les ha formulado, los nombres que a continuación figuran son totalmente ficticios.<br />
375
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
GRUPO DE DISCUSIÓN 3<br />
EMPRESA B. TRABAJADORAS DE ORIGEN INMIGRANTE<br />
Nombre Edad Año Status País Nivel Situación Categoría profesional<br />
llegada legal origen estudios familiar<br />
AMINA 27 1998 PT en Marruecos Primarios Soltera Limpieza hogar<br />
trámite<br />
ROSALINDA 24 2000 PT en Ecuador Superiores Casada sin Limpieza hogar<br />
trámite<br />
hijos<br />
AISSA 28 1996 PT en Senegal Primarios Casada con 4 Limpieza hogar<br />
trámite<br />
hijos<br />
MÓNICA 43 1994 PT Colombia Medios Casada con 3<br />
hijos<br />
Limpieza hogar<br />
Atención infantil<br />
LEI<strong>LA</strong> 32 1985 PT Marruecos Primarios Casada con 2<br />
hijos<br />
Limpieza hogar<br />
GRUPO DE DISCUSIÓN 4<br />
EMPRESA B. TRABAJADORAS AUTÓCTONAS<br />
Nombre Edad Lugar nacimiento Nivel estudios Situación<br />
familiar<br />
AURORA 42 Barcelona Medios Casada con 2<br />
hijos<br />
JOSEFA 49 Granollers Medios Separada con 1<br />
hijo<br />
PURI 48 Fuera <strong>de</strong> Cataluña Primarios Casada con 3<br />
hijos<br />
ROSA 35 Fuera <strong>de</strong> Cataluña Primarios Soltera con 1<br />
hijo<br />
MERCHE 51 Fuera <strong>de</strong> Cataluña Primarios Casada con 2<br />
hijos<br />
Categoría<br />
profesional<br />
Aux. geriatría<br />
Atención infantil<br />
Limpieza hogar<br />
Limpieza hogar<br />
Limpieza hogar<br />
9.1.4. Obtención y análisis <strong>de</strong> los datos<br />
Una vez hechas las apreciaciones pertinentes sobre las <strong>de</strong>cisiones muestrales, es el<br />
momento <strong>de</strong> plantearse las cuestiones referentes a la realización <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo.<br />
En cuanto a las entrevistas, éstas se han celebrado en la propia se<strong>de</strong> <strong>de</strong> las empresas,<br />
previa concertación telefónica, durante los meses <strong>de</strong> junio, julio y agosto <strong>de</strong>l año 2000.<br />
Antes <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong> cada entrevista, se ha presentado al entrevistado el objetivo <strong>de</strong>l<br />
estudio, <strong>de</strong> forma muy genérica con el fin <strong>de</strong> favorecer la “espontaneidad” <strong>de</strong> sus<br />
respuestas, garantizándose el anonimato y la total confi<strong>de</strong>ncialidad <strong>de</strong> la información.<br />
Las entrevistas han durado entre 30 minutos y una hora y media. En el ANEXO I se<br />
adjunta el guión o esquema <strong>de</strong> la entrevista. Como pue<strong>de</strong> observarse, el guión incluye<br />
los puntos a tratar, estructurados a partir <strong>de</strong> áreas temáticas, <strong>de</strong>sglosadas a su vez en<br />
subtemas y líneas <strong>de</strong> indagación específicas, que preten<strong>de</strong>n obtener información acerca<br />
376
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
<strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong> las empresas y <strong>de</strong> las estrategias seguidas por los gerentes para<br />
gestionarlas. En ningún caso se trata <strong>de</strong> un guión cerrado y el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los temas se ha<br />
seguido con total flexibilidad.<br />
Los grupos <strong>de</strong> discusión, por su parte, se han <strong>de</strong>sarrollado entre los meses <strong>de</strong> octubre,<br />
noviembre y diciembre <strong>de</strong>l año 2000. El lugar <strong>de</strong> reunión han sido los locales <strong>de</strong> las<br />
empresas colaboradoras, <strong>de</strong>bidamente dispuesto el espacio y sus componentes (mesa,<br />
sillas, etc.) para favorecer la comunicación grupal. A pesar <strong>de</strong> que no se trate <strong>de</strong> un<br />
lugar neutral, el hecho <strong>de</strong> que la se<strong>de</strong> <strong>de</strong> la empresa no sea el lugar habitual <strong>de</strong> trabajo<br />
<strong>de</strong> las trabajadoras -puesto que los servicios los prestan en el domicilio <strong>de</strong>l cliente y sólo<br />
acu<strong>de</strong>n eventualmente a la empresa-, consi<strong>de</strong>ramos que no ha supuesto inhibiciones o<br />
reacciones estereotipadas por parte <strong>de</strong> las participantes a lo largo <strong>de</strong> la sesión. Por<br />
contra, el hecho <strong>de</strong> ubicar el lugar <strong>de</strong> reunión en la propia empresa, sí ha contribuido a<br />
afianzar ante las trabajadoras la estrecha colaboración <strong>de</strong> la empresa con la<br />
investigación, lo que ha permitido superar cualquier atisbo <strong>de</strong> recelo y ha aumentado su<br />
grado <strong>de</strong> implicación y motivación durante la reunión. Así lo certifica el hecho <strong>de</strong> que<br />
ninguna <strong>de</strong> las trabajadoras convocadas haya eludido su asistencia en el día y hora<br />
indicadas.<br />
Al igual que en el caso <strong>de</strong> las entrevistas en profundidad, antes <strong>de</strong> iniciarse la discusión<br />
grupal se ha procedido a presentar el tema <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> modo muy general, evitando<br />
introducir la i<strong>de</strong>a explícita o implícita <strong>de</strong>l “problema”, y se han garantizado las<br />
condiciones <strong>de</strong> privacidad y <strong>de</strong> anonimato. Las cuatro reuniones han tenido una<br />
duración <strong>de</strong> aproximadamente una hora y media. El ANEXO II recoge los dos guiones<br />
que se han seguido para la realización <strong>de</strong> los grupos, uno diseñado específicamente para<br />
las participantes autóctonas y otro para las trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante. Tanto en<br />
las entrevistas en profundidad como en los grupos <strong>de</strong> discusión se ha efectuado la<br />
grabación sonora en cinta magnetofónica y la posterior transcripción literal <strong>de</strong> los<br />
componentes lingüísticos. Este tipo <strong>de</strong> registro recoge el texto en toda su extensión, <strong>de</strong><br />
modo que el análisis que se <strong>de</strong>riva pue<strong>de</strong> operar sobre este material bruto, sin ningún<br />
tipo <strong>de</strong> filtraciones intermedias.<br />
377
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
El análisis e interpretación <strong>de</strong> los datos ha consistido, durante una primera fase, en la<br />
i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los fragmentos <strong>de</strong> discurso relevantes y en la búsqueda <strong>de</strong> la posición<br />
o posiciones <strong>de</strong> los entrevistados respecto a los principales temas que configuran la<br />
investigación. A continuación, se ha procedido a la validación o refutación <strong>de</strong> las<br />
hipótesis, mediante el diseño <strong>de</strong> categorías para la clasificación <strong>de</strong>l discurso, que<br />
permitan simplificarlo y captar mejor su contenido. A lo largo <strong>de</strong>l análisis se ha<br />
profundizado más allá <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> interacción <strong>de</strong> la entrevista o <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong><br />
discusión o <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong>l texto en sí mismo, puesto que se ha analizado el discurso<br />
en función <strong>de</strong> las condiciones materiales <strong>de</strong> producción que lo han hecho posible; es<br />
<strong>de</strong>cir, a la luz <strong>de</strong> las variables sociológicas que configuran las estructuras <strong>de</strong><br />
significación <strong>de</strong> los sujetos que lo emiten. En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> partir <strong>de</strong>l contenido<br />
<strong>de</strong>l texto para llegar a inferir información relativa a su contexto, a las características<br />
sociales <strong>de</strong> su autor. En otras palabras, se ha procurado llevar a cabo un análisis<br />
contextual, que dé sentido al discurso en relación con los autores que lo enuncian, bajo<br />
la constricción <strong>de</strong> los <strong>de</strong>terminantes sociales.<br />
9.2. Análisis <strong>de</strong> resultados. Descripción <strong>de</strong> los principales rasgos <strong>de</strong> las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios<br />
9.2.1. Algunas cuestiones generales<br />
Estudiar la situación laboral <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio exige, previamente, contextualizar el marco en el que<br />
se <strong>de</strong>sarrolla esta actividad empresarial y aproximarse al estudio <strong>de</strong> su normativa, <strong>de</strong> la<br />
oferta y estructura empresarial, así como <strong>de</strong> los principales obstáculos a los que se<br />
enfrenta su <strong>de</strong>sarrollo. La posibilidad que ofrecen las entrevistas a los gerentes <strong>de</strong><br />
acce<strong>de</strong>r a las características <strong>de</strong> este sector empresarial es <strong>de</strong> vital importancia, puesto<br />
que apenas existen estudios en España que hayan abordado con anterioridad el estado <strong>de</strong><br />
la cuestión en torno a este sector empresarial tan novedoso y en constante expansión 661 .<br />
661 Véanse al respecto, para el ámbito <strong>de</strong> Catalunya, los estudios <strong>de</strong> la FUNDACIÓ CIREM (1999) y <strong>de</strong><br />
la GENERALITAT DE CATALUNYA (2001).<br />
378
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
El análisis <strong>de</strong> las entrevistas permite i<strong>de</strong>ntificar tres segmentos o tipos <strong>de</strong> empresas<br />
claramente diferenciados, cuyos rasgos <strong>de</strong>finitorios van a ser perfilados a lo largo <strong>de</strong>l<br />
presente apartado. Estos segmentos se distinguen, principalmente, en función <strong>de</strong> una<br />
serie <strong>de</strong> variables tales como la estructura empresarial, el grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia con<br />
respecto a la financiación pública, el tipo <strong>de</strong> relación laboral que la empresa establece<br />
con la plantilla, las condiciones laborales, la oferta <strong>de</strong> servicios, las estrategias <strong>de</strong><br />
profesionalización <strong>de</strong> la oferta, la adaptación a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, etc. En<br />
base a dichos criterios pue<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarse un primer tipo, el TIPO 1, formado por un<br />
número importante <strong>de</strong> empresas en términos cuantitativos, que se caracterizan por no<br />
contratar directamente a su plantilla y ejercer una función <strong>de</strong> intermediarias entre la<br />
oferta y la <strong>de</strong>manda, a las que <strong>de</strong>nominaremos “empresas intermediarias”. En<br />
contraposición, un segundo gran grupo, las “empresas no intermediarias”, lo configuran<br />
entida<strong>de</strong>s cuyo personal sí mantiene relación laboral con la empresa y que, a su vez,<br />
pue<strong>de</strong>n ser subdivididas en dos segmentos: por un lado, aquellas empresas que sólo<br />
ofertan servicios privados, no financiados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Administración (TIPO 2) y, por el<br />
otro, las empresas que cuentan con un importante volumen <strong>de</strong> servicios financiados por<br />
la Administración (TIPO 3).<br />
CUADRO 4. TIPOLOGÍA DE EMPRESAS DE SERVICIOS DOMICILIARIOS<br />
TIPO 1. INTERMEDIARIAS<br />
E1<br />
E3<br />
E5<br />
E6<br />
E7<br />
E9<br />
E14<br />
E15<br />
E17<br />
TIPO 2.<br />
Sin financiación pública<br />
E2<br />
E4<br />
E8<br />
E12<br />
E16<br />
E18<br />
E19<br />
E21<br />
P<strong>LA</strong>NTIL<strong>LA</strong> CONTRATADA<br />
TIPO 3.<br />
Con financiación pública<br />
E10<br />
E11<br />
E13<br />
E20<br />
Antes <strong>de</strong> iniciar el análisis, <strong>de</strong>ben tenerse en cuenta algunas observaciones generales<br />
sobre las características <strong>de</strong> las empresas estudiadas. El sector más representativo está<br />
formado por un tejido <strong>de</strong> microempresas (con menos <strong>de</strong> 10 trabajadores) y pequeñas<br />
empresas (entre diez y cien trabajadores), que se constituyen habitualmente como<br />
empresa mercantil, en el sentido <strong>de</strong> asociación voluntaria <strong>de</strong> personas con ánimo <strong>de</strong><br />
379
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
obtener un beneficio individual. Se observa que el tipo <strong>de</strong> servicios a domicilio que<br />
ofrecen las empresas estudiadas –recogidos en el CUADRO 1-, apuntan hacia el claro<br />
predominio <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> atención a las personas mayores, salvando todos los<br />
sesgos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l diseño muestral. Son muchas las empresas especializadas en la<br />
prestación <strong>de</strong> soporte personal a domicilio a las personas <strong>de</strong>pendientes, tanto en la<br />
vertiente sanitaria como asistencial, mientras que los servicios <strong>de</strong> limpieza a domicilio o<br />
<strong>de</strong> atención infantil domiciliaria se ofertan en menor medida. En consecuencia, pue<strong>de</strong><br />
concluirse que la actual oferta <strong>de</strong> servicios domiciliarios se dirige preferentemente a<br />
satisfacer las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> los usuarios con problemas <strong>de</strong> salud y/o <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong><br />
autonomía, mientras que no se atien<strong>de</strong>n en la misma medida las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>rivadas<br />
<strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> tiempo disponible para realizar las tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar<br />
(limpieza a domicilio, por ejemplo), o todo lo concerniente al cuidado <strong>de</strong> los niños.<br />
Esta ten<strong>de</strong>ncia a la especialización <strong>de</strong> la oferta en <strong>de</strong>terminados servicios, sin lugar a<br />
dudas, se explica a partir <strong>de</strong>l incremento exponencial <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> cuidados <strong>de</strong> las<br />
personas mayores, consecuencia directa <strong>de</strong>l envejecimiento <strong>de</strong> la población y <strong>de</strong>l<br />
aumento <strong>de</strong> las situaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y falta <strong>de</strong> autonomía. Sin embargo, no sólo<br />
<strong>de</strong>be atribuirse a una cuestión <strong>de</strong> volumen <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda, sino también al hecho <strong>de</strong> que<br />
tanto los servicios <strong>de</strong> limpieza como la atención infantil se resuelven preferentemente a<br />
través <strong>de</strong> otras vías que resultan económicamente más rentables para el consumidor<br />
(servicio doméstico tradicional, empleadas domésticas no <strong>de</strong>claradas, “canguros”<br />
informales, etc.) y se satisfacen principalmente a través <strong>de</strong> contactos informales (una<br />
vecina que quiere trabajar unas horas, las referencias <strong>de</strong> una amiga, etc.). Esta situación,<br />
por ahora, obstaculiza el <strong>de</strong>sarrollo e implantación <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio<br />
que oferten estos servicios.<br />
Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio estudiadas ponen <strong>de</strong> manifiesto, sin ningún<br />
género <strong>de</strong> dudas, que se trata <strong>de</strong> un sector <strong>de</strong> actividad eminentemente feminizado a lo<br />
largo <strong>de</strong> toda la jerarquía laboral. Por un lado, <strong>de</strong> los veinte gerentes entrevistados, sólo<br />
4 son varones (un 20%), por lo que pue<strong>de</strong> concluirse que el campo <strong>de</strong> la atención a<br />
domicilio está siendo impulsado y gestionado principalmente por mujeres. Este dato<br />
revela que son las mujeres las que más se percatan <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r<br />
iniciativas empresariales y <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> ocupación alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la nueva <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
380
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
externalización <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> tareas cotidianas, surgida, fundamentalmente, a<br />
consecuencia <strong>de</strong> la mayor participación <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> la<br />
dificultad <strong>de</strong> compatibilizar la vida laboral y la vida familiar.<br />
Pero esta feminización no sólo afecta a los cargos directivos, sino que se extien<strong>de</strong> al<br />
conjunto <strong>de</strong> la plantilla. El perfil <strong>de</strong> la persona que presta los servicios es claramente el<br />
<strong>de</strong> una mujer, ya sea autóctona o <strong>de</strong> origen inmigrante. Los trabajadores <strong>de</strong> sexo<br />
masculino constituyen una clara excepción y, por lo general, los escasos varones que<br />
<strong>de</strong>sarrollan estas activida<strong>de</strong>s son <strong>de</strong> origen inmigrante. Esta flagrante feminización,<br />
según los gerentes entrevistados, no obe<strong>de</strong>ce a una política <strong>de</strong> empresa, sino que tiene<br />
mucho que ver con las rígidas preferencias <strong>de</strong>l usuario. Todos los gerentes señalan la<br />
negativa <strong>de</strong> los clientes a recibir un trabajador masculino en la privacidad <strong>de</strong> su hogar,<br />
al presuponer que no van a saber <strong>de</strong>sempeñar el servicio correctamente, sobre todo si las<br />
<strong>de</strong>stinatarias <strong>de</strong>l mismo son mujeres. Sólo se solicitan los servicios <strong>de</strong> un hombre en el<br />
caso <strong>de</strong> ancianos varones que se sienten intimidados si es una mujer quien realiza su<br />
higiene personal, o bien cuando se trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> personas con<br />
problemas <strong>de</strong> movilidad que, por sus características físicas, <strong>de</strong>ben ser atendidas por<br />
alguien que tenga una consi<strong>de</strong>rable fuerza física.<br />
“Sólo en el caso <strong>de</strong> que el enfermo sea un hombre y sea alto y fuerte, luego es evi<strong>de</strong>nte<br />
que sólo pue<strong>de</strong> aten<strong>de</strong>rle un hombre, porque tiene fuerza; si no, no lo aceptan” (E5).<br />
“Los hombres tienen problemas para encontrar trabajo. Si es un matrimonio, aunque<br />
se tenga que aten<strong>de</strong>r al señor, prefieren siempre que sea una mujer para que así ayu<strong>de</strong><br />
a la señora a prepara la comida. Se imaginan que un hombre no sabrá hacerlo” (E11).<br />
“Las abuelas no quieren hombres. Yo tengo currícula <strong>de</strong> hombres, pero el problema es<br />
que los acepten (...). Una mujer limpia a un hombre y no pasa nada, porque la mujer<br />
siempre lo ha hecho. Pero al revés no se acepta” (E11).<br />
Aún así, parece ser que empieza a <strong>de</strong>tectarse una mayor predisposición entre los<br />
usuarios a aceptar un trabajador varón cuando se trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> carácter sanitario<br />
(higiene personal, medicación, compañía, etc.), mientras que el rechazo sigue siendo<br />
muy acusado para las tareas <strong>de</strong> limpieza o <strong>de</strong> logística <strong>de</strong>l hogar (preparar la comida o<br />
realizar la compra), todavía fuertemente asociadas a la figura femenina.<br />
“En cambio, en Barcelona ya va cambiando la mentalidad y los hombres son más<br />
aceptados. Les cuesta menos aceptar que un hombre pueda hacer la higiene igual que<br />
381
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
una mujer, pero no acaban <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que un trabajador pueda hacer la compra igual<br />
que una mujer” (E10).<br />
“En temas <strong>de</strong> limpieza ni tan solo pue<strong>de</strong> plantearse tener a hombres” (E5).<br />
A pesar <strong>de</strong> la heterogeneidad <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio, la mayor parte <strong>de</strong><br />
gerentes entrevistados coinci<strong>de</strong>n a la hora <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar las ventajas que esta modalidad<br />
ofrece a los usuarios con respecto al servicio doméstico tradicional o a la economía<br />
sumergida. Potenciar estos elementos diferenciadores constituye la principal estrategia<br />
<strong>de</strong> captación <strong>de</strong> clientes para las empresas y, a su vez, justifica el mayor coste <strong>de</strong> los<br />
servicios que ofrecen. Es habitual que los usuarios que optan por los servicios <strong>de</strong> una<br />
empresa, con anterioridad hayan vivido experiencias negativas en el servicio doméstico<br />
tradicional (al que los gerentes <strong>de</strong>nominan “particular”), o que carezcan <strong>de</strong> canales<br />
informales (contactos personales) que les proporcionen personas con buenas referencias<br />
y <strong>de</strong> suficiente “confianza” como para tener acceso a la privacidad <strong>de</strong> su domicilio.<br />
“Las personas que <strong>de</strong>mandan el servicio cada vez tienen más confianza si lo hacen a<br />
través <strong>de</strong> una empresa y no con un particular. Ven que hay muchas ventajas. Pero lo<br />
que pasa es que se dan cuenta <strong>de</strong> que los precios son más caros que contratando a un<br />
particular. Pero lo que ocurre es que a la larga no es que sean más caros, porque una<br />
empresa ofrece más prestaciones que un particular” (E20).<br />
“Cuando llaman a la agencia es porque ya han probado normalmente a un particular.<br />
Y cuando el particular no ha funcionado...” (E19).<br />
El hecho <strong>de</strong> que cuando se recurre a una empresa el cliente o usuario contrata un<br />
servicio y no a una persona (es la empresa y no el particular quien posee la condición<br />
jurídica <strong>de</strong> empleador) es una <strong>de</strong> las ventajas más esgrimida por los directores<br />
entrevistados; por cuanto ello ofrece al cliente la garantía y seguridad <strong>de</strong> que siempre va<br />
a contar con alguien que cubra el servicio, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las circunstancias<br />
personales <strong>de</strong> la trabajadora (enfermedad, baja laboral, período vacacional, cambio <strong>de</strong><br />
horario, cese, etc.). Des<strong>de</strong> esta perspectiva, se asume que es la empresa la que adquiere<br />
un compromiso con el usuario y no la persona que ejecuta el servicio.<br />
“Porque da una garantía <strong>de</strong> servicio, <strong>de</strong> siempre tener gente disponible y <strong>de</strong> tener gente<br />
seleccionada (...) Una empresa como la nuestra, a diferencia <strong>de</strong>l servicio doméstico<br />
tradicional, supone una importante diferencia: cuando la trabajadora enferma hay<br />
automáticamente una suplencia” (E6).<br />
382
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Otra es la disponibilidad, si una mujer se pone enferma automáticamente tienen otra,<br />
no se quedan nunca sin mujer” (E18).<br />
“Si la familia quiere cubrir los servicios por su cuenta, sin ir a una empresa, eso<br />
normalmente no se hace y va a tener problemas si un día la trabajadora no va. En<br />
cambio, si está en una empresa y la trabajadora no pue<strong>de</strong> ir un día, siempre tiene<br />
cobertura” (E8).<br />
“Si el personal por algo enferma, tienen la substitución inmediata. Siempre queda<br />
cubierto el servicio y eso es una garantía. Si una persona quiere contratar el servicio<br />
por su cuenta, si esta persona se pone enferma se queda sin servicio” (E2).<br />
“Por otro lado, el hecho que nunca les va a faltar personal. Si tú tienes una persona<br />
que cuida a otra persona y se pone enferma, se le va a enviar otra. Por lo tanto, no les<br />
va a faltar jamás el personal que necesitan” (E5).<br />
“La seguridad, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> que la persona que nosotros le<br />
enviamos sabemos quién es y damos un respaldo, como el hecho <strong>de</strong> que si esta persona<br />
se pone enferma nosotros le enviamos otra, <strong>de</strong> modo que el servicio siempre está<br />
cubierto. En el momento en que una persona quiere hacer vacaciones o una variación<br />
<strong>de</strong> horario, nosotros siempre estamos para mantener el servicio, cosa que en el caso<br />
particular no siempre ocurre” (E1).<br />
Otras <strong>de</strong> las ventajas a favor, según los gerentes entrevistados, es la responsabilidad<br />
legal que asume la empresa ante los riesgos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la relación laboral, tales como<br />
acci<strong>de</strong>ntes laborales o negligencias por parte <strong>de</strong> la persona que presta el servicio.<br />
Muchos clientes valoran esta “tranquilidad” <strong>de</strong> manera muy positiva, ya que son<br />
conscientes <strong>de</strong> que cuando se opta por recurrir a un ”particular” en la economía<br />
informal, todas estas eventualida<strong>de</strong>s corren a cargo únicamente <strong>de</strong>l usuario.<br />
“Las ventajas para los clientes son que nosotros tenemos un seguro <strong>de</strong> responsabilidad<br />
civil” (E18)<br />
“Porque tendrá una póliza <strong>de</strong> responsabilidad civil que le va a cubrir cualquier cosa<br />
que pueda suce<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se caiga la trabajadora en el domicilio o bien que se<br />
rompa alguna cosa. La seguridad que le da la empresa no la tiene cuando se contrata a<br />
alguien a través <strong>de</strong> otras vías” (E10)<br />
“Supongamos que una chica ha robado algo o lo que sea, nosotros nos hacemos<br />
responsables” (E14).<br />
383
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
9.2.2. TIPO 1. Las empresas intermediarias<br />
Este segmento está constituido por empresas con ánimo <strong>de</strong> lucro, caracterizadas por<br />
ofrecer servicios a domicilio con carácter <strong>de</strong> intermediarias, en el sentido <strong>de</strong> que se<br />
ocupan <strong>de</strong> todo el proceso relativo a la selección <strong>de</strong> la persona a<strong>de</strong>cuada para realizar<br />
un servicio que solicite un cliente (y, en algunos casos, también asumen el seguimiento<br />
<strong>de</strong>l mismo), pero sin establecer relación laboral con los trabajadores. Se trata <strong>de</strong> una<br />
vinculación laboral externa, que para la persona que presta el servicio supone carecer <strong>de</strong><br />
contrato <strong>de</strong> trabajo ordinario y no cotizar en el Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad Social.<br />
Tal como se verá a continuación, las condiciones laborales que ofrecen estas empresas<br />
no se alejan substancialmente <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional,<br />
aunque los trabajadores gozan <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> ventajas <strong>de</strong> las que carecerían si<br />
trabajaran por su cuenta.<br />
La ausencia <strong>de</strong> relación laboral con la empresa se concreta <strong>de</strong> dos formas distintas. En<br />
algunos casos, es la empresa la que se ocupa <strong>de</strong> pagar a sus empleados y establece con<br />
ellos contratos mercantiles. La entidad no tiene obligación <strong>de</strong> dar <strong>de</strong> alta en la Seguridad<br />
Social, ni tiene gasto alguno por este concepto; es el propio trabajador quien <strong>de</strong>be cursar<br />
su alta en el Régimen Especial <strong>de</strong> la Seguridad Social para el servicio doméstico e<br />
ingresar las correspondientes cotizaciones. Dado que el pago <strong>de</strong> las cuotas supone una<br />
ostensible disminución <strong>de</strong> los ingresos, es habitual que las personas empleadas eludan<br />
hacerlo, por lo que estas empresas contribuyen claramente a potenciar la economía<br />
sumergida en este sector.<br />
“Nosotros ejercemos <strong>de</strong> intermediarios, seleccionamos el personal. Nuestros<br />
trabajadores son autónomos” (E17)<br />
“Nuestra plantilla la contrata directamente la persona que <strong>de</strong>manda el servicio, o bien<br />
son trabajadoras autónomas. Nosotros supervisamos el servicio y tenemos una<br />
comisión” (E6).<br />
“La Seguridad Social <strong>de</strong>be pagársela el propio trabajador si quiere. Ahí nosotros no<br />
entramos. Es como el electricista que viene a casa, él viene y si no se está pagando la<br />
Seguridad Social no tienes ningún tipo <strong>de</strong> obligación <strong>de</strong> comprobarlo (...)Si la gente se<br />
está pagando sus autonómos o no, no lo sé, no lo comprobamos, la verdad, porque<br />
tampoco tenemos obligación <strong>de</strong> comprobarlo. No entramos ni salimos” (E1).<br />
384
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Las trabajadoras son autónomas. Nosotros hacemos <strong>de</strong> intermediarios. Algunas se<br />
pagan el seguro <strong>de</strong> autónomas <strong>de</strong>l servicio doméstico, hagan lo que hagan (...). Pero la<br />
mayoría no lo hace” (E6).<br />
En estos casos, las empresas cuentan con unas tarifas <strong>de</strong> precios prefijadas,<br />
innegociables, a las que <strong>de</strong>be atenerse el cliente. Es la empresa la que cobra<br />
directamente los servicios. Del total percibido, la empresa se queda con una comisión<br />
mensual y, el resto, lo recibe la persona que presta el servicio, que queda eximida <strong>de</strong> la<br />
ardua tarea <strong>de</strong> negociar directamente los precios y los contenidos <strong>de</strong> las tareas. En<br />
algunos casos, a<strong>de</strong>más, la empresa realiza un seguimiento <strong>de</strong>l servicio prestado, lo que<br />
justifica su comisión y garantiza a ambas partes, trabajador y usuario, la correcta<br />
evolución <strong>de</strong>l servicio.<br />
“El cliente nos paga a nosotros. Hay más seguridad por ambas partes. El cliente tiene<br />
la tarifa a su alcance y tiene la seguridad <strong>de</strong> que todos los servicios se tratan por igual<br />
y que seguimos las mismas normas para todo el mundo. Y nosotros nos quedamos una<br />
comisión. Lo que hacemos nosotros es una labor <strong>de</strong> intermediación. No sólo <strong>de</strong><br />
intermediario en el sentido <strong>de</strong> me ocupo y me olvido. Le damos una continuidad y un<br />
seguimiento a ese servicio que nosotros hemos resuelto” (E1).<br />
“Para la trabajadora le da mucha tranquilidad. No tiene que negociar precios. Ella va<br />
a una casa, que tú ya le has explicado con qué se encontrará, y ella sabe que tantas<br />
horas trabaja, con una lista <strong>de</strong> precios, tanto cobrará. Es mucho más fácil que tener<br />
que ir a la casa y empezar a regatear, ya que siempre saldrá perdiendo” (E9).<br />
Pero lo más habitual es que la empresa simplemente actúe como intermediaria (como<br />
una agencia <strong>de</strong> servicio doméstico tradicional) entre la oferta y la <strong>de</strong>manda, <strong>de</strong> manera<br />
que sólo se ocupe <strong>de</strong> seleccionar a la trabajadora y ponerla en contacto con el cliente,<br />
para <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>senten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> relación laboral que ambos establezcan, así<br />
como <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo futuro <strong>de</strong>l servicio; correspon<strong>de</strong> al trabajador y al cliente negociar<br />
las condiciones <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong>l servicio y fijar los precios. Esta situación favorece<br />
enormemente la asimetría en las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r entre empleador y empleada y, por<br />
consiguiente, las situaciones <strong>de</strong> abuso, no sólo a nivel salarial, sino también a la hora <strong>de</strong><br />
concretar las tareas que incluye el servicio. En estos casos, la empresa factura al cliente<br />
un único pago o comisión a cuenta <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> selección y percibe una cuota<br />
mensual o trimestral fija, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la trabajadora que quiere formar parte <strong>de</strong> su<br />
385
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
bolsa <strong>de</strong> trabajo. Es habitual que las trabajadoras se inscriban simultáneamente en más<br />
<strong>de</strong> una agencia, con el fin <strong>de</strong> tener mayores probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> encontrar trabajo 662 .<br />
“Nosotros intentamos poner el precio <strong>de</strong>l servicio, aunque <strong>de</strong>spués lo negocian con la<br />
trabajadora (...) Intentamos incidir pero, al final, quien tiene la última palabra es el<br />
cliente y la persona que va a trabajar” (E17).<br />
“Normalmente recomendamos los precios <strong>de</strong> mercado, pero luego lo cierran (el precio)<br />
las trabajadoras con el cliente” (E5).<br />
“Nosotros no intervenimos. Sólo somos intermediarios. Le cobramos la comisión al<br />
cliente, las mujeres nos pagan una cuota mensual, <strong>de</strong> 500 pts. [3 ], <strong>de</strong> gastos <strong>de</strong><br />
papeles” (E14).<br />
Cuando se trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>mandas específicas para el servicio doméstico interno, la empresa,<br />
tanto si es intermediaria (TIPO 1) como si contrata a su plantilla (TIPO 2 y TIPO 3),<br />
actúa como una agencia <strong>de</strong> servicio doméstico tradicional y simplemente se ocupa <strong>de</strong> la<br />
selección <strong>de</strong> la trabajadora candidata, por lo que es el cliente quien <strong>de</strong>be contratar a la<br />
trabajadora bajo el régimen especial <strong>de</strong>l servicio doméstico y pagar las oportunas cuotas<br />
<strong>de</strong> su Seguridad Social. Por lo general, la propia empresa supervisa que se concrete un<br />
contrato entre cliente y trabajadora y que éste tenga lugar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la legalidad, aunque<br />
algunos gerentes reconocen que raramente los usuarios cumplen la normativa.<br />
“Nosotros ofrecemos también gente que pueda ir <strong>de</strong> interna y esto entraría <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico (...). En este caso nosotros exigimos que se cumplan estrictamente<br />
las condiciones <strong>de</strong>l convenio <strong>de</strong>l servicio doméstico, totalmente: el pago <strong>de</strong> la<br />
Seguridad Social a cuenta <strong>de</strong>l empleador, su mes <strong>de</strong> vacaciones, dos medias pagas al<br />
año, las 36 horas libres a la semana...” (E1).<br />
“Nosotros mayormente pedimos a las señoras que hagan su contrato <strong>de</strong> trabajo (...).<br />
Muchas clientas no tienen consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> que tienen que pagar la Seguridad Social y<br />
no lo hacen o, si lo hacen, <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> pagar las cuotas al cabo <strong>de</strong> poco tiempo” (E14).<br />
“No contratamos a la persona. Al cliente la mandamos la persona más idónea. La casa<br />
es la que se hace cargo <strong>de</strong> la persona que tiene, la contrata la casa directamente. Se<br />
hace un contrato <strong>de</strong> servicio doméstico cuando son muchas horas y si no son suficientes<br />
horas trabajan como autónomas” (E7).<br />
662 Las agencias <strong>de</strong> empleo para el servicio doméstico siempre han existido, oscilando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las más<br />
profesionales y elitistas hasta las que operan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ilegalidad. Barcelona es una <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s<br />
europeas en la que existe un mayor número <strong>de</strong> agencias (ANDERSON 1999).<br />
386
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Cuando se trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> 24 horas, la familia se encarga <strong>de</strong> contratar a la<br />
trabajadora y nosotros hacemos el seguimiento (...) Al cliente le sale más barato<br />
contratar directamente a alguien a través <strong>de</strong>l servicio doméstico” (E3).<br />
Excepcionalmente, algunas empresas intermediarias prestan servicios domiciliarios que<br />
son financiados a través <strong>de</strong> compañías aseguradoras, lo que les exige contratar a las<br />
trabajadoras que los realizan. En estos casos, la empresa opta por la modalidad <strong>de</strong><br />
contratos <strong>de</strong> obra o servicio <strong>de</strong>terminado 663 , cuya vigencia está totalmente supeditada a<br />
la duración <strong>de</strong>l servicio financiado a través <strong>de</strong> la compañía aseguradora.<br />
“También tenemos unas 7 u 8 trabajadoras contratadas por obra y servicio que<br />
trabajan para compañías <strong>de</strong> seguros. Sólo las tenemos contratadas mientras dura el<br />
servicio. Si un enfermo sólo dura dos días, el contrato sólo dura dos días” (E6).<br />
En lo que concierne al precio <strong>de</strong> los servicios que se ofertan, los gerentes entrevistados<br />
coinci<strong>de</strong>n en señalar que existen unos precios <strong>de</strong> mercado que varían muy poco <strong>de</strong> una<br />
empresa a otra. Se trata <strong>de</strong> tarifas más o menos compartidas, que se sitúan muy por<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los precios medios <strong>de</strong> las empresas que contratan a su plantilla, tal como se<br />
verá en los siguientes apartados.<br />
“Existen unos precios <strong>de</strong> mercado (...) No somos nosotros directamente, son unos<br />
precios <strong>de</strong> mercado. Todo el mundo, más o menos, paga lo mismo” (E7).<br />
De hecho, las empresas intermediarias “ven<strong>de</strong>n” servicios <strong>de</strong> mayor duración diaria que<br />
el resto <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios analizadas, fluctuando, generalmente,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las 3 horas hasta las 24 horas diarias, en el caso <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico interno. Puesto que las empresas intermediarias cuentan con costes laborales<br />
fijos inferiores, ello posibilita que estén en disposición <strong>de</strong> ofertar a los clientes un mayor<br />
número <strong>de</strong> horas <strong>de</strong> servicio por el mismo precio. Si el cliente se rige por una lógica<br />
estrictamente económica y no valora otras dimensiones, como la calidad <strong>de</strong>l servicio<br />
prestado o la profesionalización <strong>de</strong>l mismo, es natural que prefiera recurrir a las<br />
empresas que le resultan más baratas.<br />
663 Esta modalidad contractual está regulada por el artículo 15 <strong>de</strong>l Estatuto <strong>de</strong> los Trabajadores, el Real<br />
Decreto 2720/1998, regulación que se ha visto modificada por el RDL 5/2001. El contrato <strong>de</strong> obra o<br />
servicio <strong>de</strong>terminado se concierta para la realización <strong>de</strong> una obra o servicio <strong>de</strong>terminado, con autonomía y<br />
sustantividad propia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> la empresa y cuya ejecución es, en principio, <strong>de</strong> duración<br />
incierta, aunque limitada en el tiempo. Tiene que celebrarse necesariamente por escrito y en el contrato<br />
<strong>de</strong>berá especificarse con precisión y calidad el carácter <strong>de</strong> la contratación, así como la obra o servicio que<br />
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C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
En cuanto a los ingresos <strong>de</strong> la plantilla, pue<strong>de</strong> estimarse que una persona que preste<br />
servicios durante 4 horas diarias percibe un salario <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 60.000 pts. (360 )<br />
mensuales, mientras que la que realiza jornadas <strong>de</strong> 8 horas diarias llega a alcanzar las<br />
90.000 pts. (540 ). En cualquier caso, el po<strong>de</strong>r adquisitivo <strong>de</strong> las trabajadoras se<br />
reduce ostensiblemente si se dan <strong>de</strong> alta en la Seguridad Social, por lo que muchas<br />
veces prefieren trabajar <strong>de</strong> forma no <strong>de</strong>clarada. En el servicio doméstico interno, con<br />
jornadas laborales que a menudo requieren una disponibilidad <strong>de</strong> 24 horas diarias, los<br />
salarios son más elevados, oscilando entre las 100.000 pts. (600 ) y las 120.000 pts.<br />
(720 ) mensuales.<br />
Según los gerentes entrevistados, el precio/hora <strong>de</strong> los servicios prestados <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
tipo <strong>de</strong> servicio y <strong>de</strong> su duración. Los servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> niños y <strong>de</strong> personas<br />
mayores están peor remunerados que los <strong>de</strong> limpieza. Mientras que las personas<br />
cuidadoras <strong>de</strong> niños o ancianos perciben una media <strong>de</strong> entre 800 pts. (4,8 ) y las 1.200<br />
pts. (7,2 ) por hora, los servicios <strong>de</strong> limpieza se pagan entre 1.200 pts. (7,2 ) y 1.600<br />
pts. (9,6 ) por hora. Esta diferencia apenas es perceptible en el volumen total <strong>de</strong><br />
ingresos <strong>de</strong> las trabajadoras, puesto que, por término medio, las que se ocupan en las<br />
tareas <strong>de</strong> limpieza acostumbran a prestar servicios durante menos horas diarias que las<br />
cuidadoras.<br />
“Las canguros cobran menos y las asistentas más. Una persona que tenga que cuidar a<br />
personas ancianas, si sólo tienen que vigilarlas, ir a paseo o al médico, se consi<strong>de</strong>ra<br />
que son canguros y cobran menos; si <strong>de</strong>ben hacer las tareas <strong>de</strong> limpieza cobran más”<br />
(E7).<br />
Uno <strong>de</strong> los gerentes señala que los ingresos <strong>de</strong> las mujeres cuidadoras <strong>de</strong> ancianos y<br />
enfermos son más variables a lo largo <strong>de</strong>l año y están sujetos a mayores riesgos, puesto<br />
que no pue<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cirse la duración <strong>de</strong>l servicio. De ese modo, el fallecimiento <strong>de</strong> la<br />
persona a la que se cuida, por ejemplo, pue<strong>de</strong> conllevar para la trabajadora un periodo<br />
<strong>de</strong> inactividad más o menos largo, antes que la empresa le asigne un nuevo servicio. Los<br />
servicios <strong>de</strong> limpieza, en cambio, son más constantes y conllevan menos fluctuaciones a<br />
lo largo <strong>de</strong>l año.<br />
constituya su objeto. La duración <strong>de</strong>l contrato será la <strong>de</strong>l tiempo exigido para la realización <strong>de</strong> la obra o<br />
servicio en cuestión.<br />
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C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“El sueldo <strong>de</strong> las cuidadoras es muy variable. Durante un mes pue<strong>de</strong>n ganar 300.000<br />
pts. [1802,8 ], durante otro mes no tener ningún servicio y durante otro mes sólo<br />
ganar 40.000 pts. [240,3 ]. Tienen mucho riesgo. Es por eso que es difícil que se<br />
paguen las 37.000 pts. [222,3 ] <strong>de</strong>l autónomo. No saben cuántos días trabajarán. Las<br />
trabajadoras <strong>de</strong> la limpieza tienen unos ingresos más constantes y les resulta más fácil<br />
pagarse el autónomo” (E6).<br />
En cuanto a la duración <strong>de</strong>l servicio, se parte <strong>de</strong>l presupuesto <strong>de</strong> que cuantas más horas<br />
diarias <strong>de</strong> servicio <strong>de</strong>man<strong>de</strong> el cliente, más se reduce el precio/hora. Tal directriz <strong>de</strong> las<br />
empresas se sustenta en el hecho <strong>de</strong> que el precio <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong>be cubrir los costes y el<br />
tiempo que la trabajadora invierte en el <strong>de</strong>splazamiento. Estos costes fijos, en términos<br />
económicos, reducen el precio/hora <strong>de</strong>l servicio para el cliente o usuario <strong>de</strong> manera<br />
inversamente proporcional a su duración. En general, a tenor <strong>de</strong> las tarifas recogidas en<br />
las empresas intermediarias entrevistadas, el precio hora medio <strong>de</strong> un servicio se sitúa<br />
aproximadamente en las 800 pts. (4,8 ); esta cifra oscila entre las 1.300 pts. (7,8 ) por<br />
un servicio <strong>de</strong> sólo una hora diaria, hasta las 700 pts. (4,2 ) si se trata <strong>de</strong> tareas cuya<br />
duración es <strong>de</strong> 7 horas o más.<br />
“Los precios son muy movibles. No es lo mismo tres horas que seis horas, ir a limpiar<br />
un día a la semana o cada día. Cuantas más horas se trabajan el precio hora baja”<br />
(E5).<br />
Puesto que se trata <strong>de</strong> trabajadores que tienen una vinculación laboral externa con la<br />
empresa, su salario <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> exclusivamente <strong>de</strong> las horas trabajadas, por lo que no<br />
perciben vacaciones ni pagas extras, las bajas laborales sólo quedan cubiertas si se han<br />
dado <strong>de</strong> alta en la Seguridad Social y <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> percibir ingresos en el momento en que<br />
un servicio concluye. Hasta aquí, se <strong>de</strong>scribe una situación que es compartida por las<br />
empleadas domésticas que trabajan por su cuenta. Sin embargo, pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>tectarse una<br />
serie <strong>de</strong> diferencias. Según los gerentes entrevistados, una <strong>de</strong> las principales ventajas<br />
que estas empresas ofrecen a las trabajadoras, a diferencia <strong>de</strong>l servicio doméstico<br />
tradicional, es la seguridad <strong>de</strong> que van a tener siempre empleo, al margen <strong>de</strong> las<br />
eventualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los clientes o usuarios, en el sentido <strong>de</strong> garantizarles que los períodos<br />
<strong>de</strong> inactividad entre un servicio y otro serán inferiores a los que pa<strong>de</strong>cerían si trabajaran<br />
por su cuenta. Lógicamente, dichos períodos varían en función <strong>de</strong>l volumen <strong>de</strong> la<br />
cartera <strong>de</strong> clientes que disponga la empresa y <strong>de</strong> la temporada <strong>de</strong>l año (es habitual que<br />
durante el verano la <strong>de</strong>manda disminuya).<br />
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“Nosotros garantizamos a la persona trabajadora que si pier<strong>de</strong> su trabajo le vamos a<br />
encontrar otro. Hay veces que se está esperando a que una trabajadora acabe un<br />
trabajo para empezar el siguiente; otras veces tardan tres, cuatro o cinco días, a lo<br />
mejor; hay meses <strong>de</strong>l año que pue<strong>de</strong>n tardar más tiempo, porque el trabajo es muy<br />
discontinuo” (E17).<br />
“Nuestra empresa les asegura siempre servicios” (E6).<br />
“Nosotros les damos la seguridad <strong>de</strong> que cuando se acaba un servicio inmediatamente<br />
les vamos a dar otro” (E1).<br />
“Las ventajas para la trabajadora es que si nosotros estamos contentos con ella y<br />
vemos que respon<strong>de</strong> bien al trabajo, pues, a ver, en un plazo breve se la pue<strong>de</strong> colocar<br />
en otro trabajo. A lo mejor por cuenta <strong>de</strong> ella tardaría mucho más tiempo” (E3).<br />
Otra <strong>de</strong> las ventajas esgrimidas es que la empresa ofrece a sus trabajadoras una total<br />
flexibilidad horaria. Es la trabajadora la que conviene con la empresa los días que le<br />
interesa trabajar, el número <strong>de</strong> horas diarias y el horario que más le interesa (mañanas,<br />
tar<strong>de</strong>s, noches, fines <strong>de</strong> semana, etc.). La empresa se adapta a su disponibilidad a la hora<br />
<strong>de</strong> asignar los servicios. Según los gerentes, tal flexibilidad no sería posible si las<br />
trabajadoras estuvieran contratadas directamente por la empresa.<br />
“Con nosotros las trabajadoras saben que, más o menos, siempre tienen trabajo. Si está<br />
muy cansada por estos trabajos que ha hecho ahora y nos dice que en cinco días no las<br />
llamemos, nosotros lo respetamos” (E17).<br />
“Cada trabajadora trabaja las horas que quiere y hace vacaciones cuando quiere”<br />
(E6).<br />
“Nos adaptamos a la disponibilidad horaria <strong>de</strong> la trabajadora” (E3).<br />
“La trabajadora nos dice cuál es su horario, entre las 9 y las 6 <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, por ejemplo,<br />
e intentas buscar eso. Nunca le darás noches a esta persona (...).Ella te pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que<br />
ahora sólo le interesa un servicio <strong>de</strong> 4 horas, porque su situación ha cambiado o por lo<br />
que sea. O bien, mira, ahora preferiría hacer noches. Es un trabajo muy flexible” (E9).<br />
Cuando es la empresa la que se ocupa directamente <strong>de</strong>l cobro <strong>de</strong> los servicios al cliente,<br />
la trabajadora tiene mayor seguridad en el terreno económico, ya que ésta le garantiza el<br />
cobro haya o no haya pago <strong>de</strong>l servicio por parte <strong>de</strong>l usuario. En cambio, si la<br />
trabajadora trabaja por su cuenta, especialmente si lo hace en la economía sumergida,<br />
está in<strong>de</strong>fensa ante la posibilidad <strong>de</strong> que la persona para la que trabaja se niegue a pagar<br />
la cifra estipulada o bien se <strong>de</strong>more en el pago.<br />
390
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“De cara al auxiliar, nosotros le garantizamos el cobro, haya o no haya pago por parte<br />
<strong>de</strong>l cliente en el momento en que el auxiliar cobra el servicio. Y nosotros nos quedamos<br />
con una comisión” (E1).<br />
Otro <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong>stacados por los gerentes se menciona en los casos <strong>de</strong> empresas<br />
que no se limitan a la selección <strong>de</strong> personal, sino que también se responsabilizan <strong>de</strong><br />
realizar un seguimiento <strong>de</strong> los servicios. De ese modo, la trabajadora es respaldada en<br />
aquellas situaciones en las que el cliente le exige o le pi<strong>de</strong> realizar tareas que no habían<br />
sido acordadas previamente o que no se correspon<strong>de</strong>n con su categoría profesional.<br />
Lamentablemente, son pocas las empresas intermediarias que ofrecen este tipo <strong>de</strong><br />
protección.<br />
“Nosotros les damos la seguridad <strong>de</strong> que hay unas condiciones marcadas por el<br />
servicio. Por <strong>de</strong>cir algo, es que me han pedido esto, es que me han dicho que me suba a<br />
la escalera y <strong>de</strong>scuelgue las cortinas. Si lo quieres hacer hazlo, pero no es tu<br />
obligación. Nosotros marcamos el mínimo. Hasta aquí nuestra obligación. De aquí en<br />
a<strong>de</strong>lante si quieres lo haces, si no quieres no lo haces. No te lo pue<strong>de</strong>n exigir. Y<br />
estamos un poco también para dar la cara y <strong>de</strong>cir al cliente que <strong>de</strong>scolgar las cortinas<br />
no entra en el servicio <strong>de</strong> cuidado, que no es un profesional <strong>de</strong> la limpieza (...) Nosotros<br />
tratamos <strong>de</strong> mantener a cada uno en su sitio” (E1).<br />
“Nosotros controlamos los servicios un poco. Haces un poco <strong>de</strong> árbitro. Ey, que con<br />
eso no habíamos quedado. Siempre procuro aclararlo antes. Porque, por ejemplo, un<br />
auxiliar <strong>de</strong> geriatría se ocupa <strong>de</strong> la higiene <strong>de</strong> la persona anciana, no <strong>de</strong> la limpieza <strong>de</strong><br />
la casa” (E5).<br />
La mayor parte <strong>de</strong> los gerentes entrevistados intentan justificarse ante el hecho <strong>de</strong> no<br />
contratar directamente a su plantilla, aduciendo que es resultado <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
adquisitivo <strong>de</strong> los clientes, por lo general insolventes a la hora <strong>de</strong> asumir el pago <strong>de</strong> las<br />
tarifas que permitirían a las empresas cubrir el salario y la Seguridad Social <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras.<br />
“Muchas veces tú no pue<strong>de</strong>s contratar a las trabajadoras, porque realmente el cliente<br />
no pue<strong>de</strong> pagar el servicio para tú po<strong>de</strong>r cubrir el salario y la Seguridad Social <strong>de</strong> la<br />
trabajadora y tú realmente quedarte con algún beneficio” (E3).<br />
Otro <strong>de</strong> los motivos por los que la empresa no pue<strong>de</strong> contar con personal contratado,<br />
según algunos <strong>de</strong> los gerentes, es por el hecho <strong>de</strong> contar con un volumen inestable <strong>de</strong><br />
servicios a lo largo <strong>de</strong>l año (extremadamente bajo durante los meses <strong>de</strong> verano), sujeto a<br />
la inestabilidad <strong>de</strong>l mercado. La contratación <strong>de</strong> la plantilla, ante la incertidumbre <strong>de</strong> la<br />
391
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
duración <strong>de</strong> los servicios y la discontinuidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, supone correr un riesgo<br />
excesivo 664 .<br />
“Tendríamos que estar haciendo altas <strong>de</strong> dos y tres días, como hacen las ETT ahora.<br />
¿Cómo pue<strong>de</strong>s hacer un contrato si no sabes si una persona va a vivir 3 horas o cinco<br />
semanas? ¿Cómo una empresa va a dar <strong>de</strong> alta a una persona por 3 horas? Si tienes la<br />
seguridad <strong>de</strong> que el 40% lo vas a tener cubierto, entonces sí pue<strong>de</strong>s tener personal fijo<br />
(...) Nosotros podríamos contratar a 2 personas, pero una empresa <strong>de</strong> este tipo no<br />
pue<strong>de</strong> funcionar con 2 personas asalariadas” (E17).<br />
Uno <strong>de</strong> los gerentes entrevistados consi<strong>de</strong>ra que la discontinuidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda sólo<br />
podría subsanarse mediante una financiación pública, ya sea <strong>de</strong> la oferta o <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>manda, que permita garantizar a las empresas un volumen estable <strong>de</strong> servicios.<br />
“Nosotros pensamos que una empresa con personal fijo tiene que estar completamente<br />
segura <strong>de</strong> que va a tener trabajo para todas las personas que tenga contratadas,<br />
durante todo el año. Si no tiene esta seguridad, yo creo que no se pue<strong>de</strong> hacer este tipo<br />
<strong>de</strong> empresa, a no ser que esté subvencionada. No es que estén subvencionadas, tienen<br />
que tener contratos con la administración” (E17).<br />
Una <strong>de</strong> las gerentes entrevistadas, que a su vez había estado empleada en distintas<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio intermediarias con anterioridad, menciona el hecho <strong>de</strong><br />
que muchas <strong>de</strong> las trabajadoras prefieren estar sin contrato <strong>de</strong> trabajo y cobrar un<br />
precio/hora más elevado que el que percibirían si la empresa tuviera que asumir el pago<br />
<strong>de</strong> la Seguridad Social. Se trata, por lo general, <strong>de</strong> mujeres casadas, que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>rechos sociales <strong>de</strong> su cónyuge y que no se plantean los beneficios que entraña, tanto a<br />
corto como a medio y a largo plazo, cotizar en la Seguridad Social.<br />
“Yo fui a dos empresas que te contrataban, pero me resultaba el precio hora muy bajo,<br />
a 400 ó 500 pts. [2,4 ó 3 ] Ellos pagan lo mínimo y eso a mí no me interesaba.<br />
Después trabajé en una agencia que no me contrataba y me salía más bien la hora. Yo<br />
no me pagaba el seguro. Ahora yo hago lo mismo con mis trabajadoras, porque a mí<br />
también me interesa que la gente que trabaja conmigo esté contenta y les resulte bien la<br />
hora” (E15).<br />
664 Los gerentes no mencionan en las entrevistas el hecho <strong>de</strong> que este riesgo podría ser perfectamente<br />
cubierto mediante el uso <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong> contratación por obra o servicio <strong>de</strong>terminado.<br />
392
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
9.2.3. TIPO 2. Las empresas con contratación <strong>de</strong> la plantilla sin financiación<br />
pública<br />
Este segundo grupo está integrado por un tejido <strong>de</strong> microempresas, tanto lucrativas<br />
como no lucrativas, que ofrecen servicios <strong>de</strong> carácter privado (sin financiación <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>manda) y que conciertan contratos <strong>de</strong> trabajo con todos sus trabajadores (la empresa<br />
asume la condición jurídica <strong>de</strong> empleadora). Se trata <strong>de</strong> un segmento <strong>de</strong> empresas con<br />
una fuerte heterogeneidad en lo que concierne a tamaño, condiciones laborales, oferta<br />
<strong>de</strong> servicios y grado <strong>de</strong> profesionalización. Dentro <strong>de</strong> este grupo se incluyen tanto<br />
empresas <strong>de</strong> carácter generalista, con una oferta <strong>de</strong> servicios a domicilio dirigida a la<br />
satisfacción <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> todos los miembros <strong>de</strong> la familia (“canguros”, limpieza,<br />
atención a la tercera edad, hacer la compra, peluquería, etc.), como empresas<br />
especializadas en un segmento concreto <strong>de</strong> la población (personas ancianas) o en un tipo<br />
<strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s (tales como las tareas <strong>de</strong> limpieza y plancha o los servicios <strong>de</strong> carácter<br />
sanitario). Su cartera <strong>de</strong> clientes suele configurarse a partir <strong>de</strong> personas con un nivel<br />
adquisitivo elevado; aunque son cada vez más habituales los usuarios con menos<br />
recursos, especialmente cuando se trata <strong>de</strong> servicios esporádicos o <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong><br />
atención al hogar.<br />
En la actualidad existe un inmenso vacío legal en Catalunya a la hora <strong>de</strong> regular las<br />
condiciones laborales <strong>de</strong> este sector. El único prece<strong>de</strong>nte es el Convenio colectivo <strong>de</strong><br />
trabajo para el sector Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña para los años 1999-2000,<br />
publicado en el DOGC el 16 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1999 y que fue impugnado antes <strong>de</strong><br />
finalizar su primer año <strong>de</strong> vigencia. Quedaban afectadas por este convenio todas las<br />
empresas <strong>de</strong> carácter privado y <strong>de</strong> iniciativa social que prestaran el Servicio <strong>de</strong> Atención<br />
Domiciliaria (SAD) en Catalunya 665 . Mientras no concluya la negociación <strong>de</strong> un nuevo<br />
texto legal, el mencionado convenio sirve <strong>de</strong> orientación a las empresas a la hora <strong>de</strong> fijar<br />
las condiciones que <strong>de</strong>ben regir las relaciones laborales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sector domiciliario.<br />
665 Subprograma <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> atención primaria, que compren<strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> servicios<br />
que se realizan en el propio domicilio <strong>de</strong> la persona o familia que los solicita, con la finalidad <strong>de</strong> prevenir<br />
o aminorar el <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> las condiciones y la calidad <strong>de</strong> vida habitual. La mayor parte <strong>de</strong> sus usuarios<br />
son personas mayores, cerca <strong>de</strong>l 80%. Paralelamente a la prestación <strong>de</strong>l SAD <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la atención primaria,<br />
existen otros servicios domiciliarios <strong>de</strong> diversa titularidad: la prestación <strong>de</strong>l SAD <strong>de</strong>l Institut Català<br />
d’Assistència i Serveis Socials (ICASS), <strong>de</strong>stinado exclusivamente a mayores <strong>de</strong> 60 años, y el PADES,<br />
modalidad iniciada en 1990, que consiste en equipos sociosanitarios <strong>de</strong> atención domiciliaria <strong>de</strong> ancianos<br />
393
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
El artículo 8 <strong>de</strong>l convenio establece un precio/hora <strong>de</strong> 840 pts. (5 ), incluidas pagas<br />
extras. En general, los gerentes entrevistados coinci<strong>de</strong>n en señalar que se tien<strong>de</strong> a<br />
cumplir el convenio y que las trabajadoras perciben un precio/hora que se sitúa<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las 800 pts. (4,8 ), lo que se traduce en ingresos mensuales que oscilan<br />
entre las 80.000 pts. (480 ) y las 100.000 pts. (601 ), con jornadas laborales <strong>de</strong> una<br />
media <strong>de</strong> unas seis horas diarias. En comparación con el precio/hora <strong>de</strong> otros sectores <strong>de</strong><br />
actividad, buena parte <strong>de</strong> los gerentes entrevistados consi<strong>de</strong>ran que estos sueldos no<br />
son en absoluto bajos.<br />
“Las trabajadoras, en general, cobran unas 100.000 pts. [601 ] al mes netas” (E8).<br />
“Se sacan unas 85.000 pts. [510,8 ] al mes por 4 horas diarias. En una fábrica, a<br />
tiempo parcial, ganarían la mitad” (E19).<br />
Sin embargo, los gerentes <strong>de</strong>nuncian que el convenio colectivo establece un precio/hora<br />
excesivamente elevado para la empresa, ya que el salario y la Seguridad Social <strong>de</strong> la<br />
trabajadora supone alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1.200 pts. (7,2 ) por hora <strong>de</strong> servicio, cantidad a la<br />
que <strong>de</strong>be añadirse el margen empresarial. Los gerentes afirman que se trata <strong>de</strong> un<br />
convenio pensado para aquellas empresas financiadas por las corporaciones locales para<br />
llevar a cabo el Servicio <strong>de</strong> Atención Domiciliaria (SAD), por lo que <strong>de</strong>bería ser<br />
adaptado a las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio que no prestan el SAD y que se han<br />
especializado en servicios <strong>de</strong> carácter privado. Por todo ello, aseguran que cuando es el<br />
usuario quien <strong>de</strong>be sufragar el 100% <strong>de</strong>l coste, los precios que estipula el convenio no<br />
son asequibles y el cliente opta por otras alternativas más económicas, tales como las<br />
empresas intermediarias o la economía sumergida.<br />
“Con el convenio sale muy caro el precio hora <strong>de</strong> los servicios domiciliarios (...). El<br />
convenio está contribuyendo a crear ocupaciones <strong>de</strong> calidad, pero el problema es que<br />
eso encarece <strong>de</strong>masiado el precio” (E8).<br />
“Con este convenio las tarifas se disparan. Está pensado para las empresas que<br />
trabajan para el Ayuntamiento. (...) Nosotros pagamos el pato en el sentido <strong>de</strong> que el<br />
margen que nos llevamos es muy bajo” (E12).<br />
Según los gerentes entrevistados, el volumen <strong>de</strong> servicios acostumbra a ser fluctuante y<br />
su evolución incierta, por lo que las empresas se ven obligadas a eludir la contratación<br />
enfermos, enfermos crónicos con <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y enfermos terminales. En el capítulo 6, apartado 6.4.3., ya<br />
se ha señalado la lógica claramente asistencial y subsidiaria <strong>de</strong> dichos servicios (CRESPO, RIMBAU 1998).<br />
394
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
in<strong>de</strong>finida 666 , o bien a optar por contratar bajo esta modalidad sólo a un pequeño núcleo<br />
<strong>de</strong> personal (generalmente no alcanza el 10%), por lo que se acoge a alguna <strong>de</strong> las<br />
modalida<strong>de</strong>s previstas <strong>de</strong> contratación temporal para el resto <strong>de</strong> la plantilla (tales como<br />
contratos eventuales 667 , contratos en prácticas 668 o contratos <strong>de</strong> obra o servicio<br />
<strong>de</strong>terminado).<br />
“Nosotros hacemos contratos <strong>de</strong> prácticas y contratos temporales” (E12).<br />
“Tenemos un par <strong>de</strong> trabajadoras fijas que nos sirven para ir tapando agujeros, pero<br />
no po<strong>de</strong>mos tener más porque sale muy caro y no siempre tenemos un volumen<br />
suficiente <strong>de</strong> servicios. Si una persona que tiene un contrato fijo, durante un mes no<br />
trabaja porque no hay trabajo, para nosotros el coste es muy elevado, ya que aquella<br />
persona es totalmente improductiva” (E4).<br />
“Tenemos seis trabajadoras fijas y otras por obra y servicio, las contratamos por unas<br />
horas <strong>de</strong>terminadas” (E18).<br />
“Sólo tenemos 15 trabajadoras fijas, que son las que siempre están trabajando. El resto<br />
lo contratamos según los servicios que tengamos, con contratos <strong>de</strong> obra y servicio. No<br />
po<strong>de</strong>mos tener un personal fijo establecido. No po<strong>de</strong>mos porque a lo mejor sólo<br />
trabajaría 4 días al mes. No pue<strong>de</strong>s tener una plantilla muy gran<strong>de</strong>, <strong>de</strong> 100 personas<br />
in<strong>de</strong>finidas, si no sabes si tendrá servicios” (E2).<br />
Esta situación está muy alejada <strong>de</strong> lo que estipula el Convenio colectivo <strong>de</strong> trabajo para<br />
el sector <strong>de</strong> Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña, en su artículo 9, don<strong>de</strong> se exige que<br />
un 30% <strong>de</strong> los componentes disfruten <strong>de</strong> contratos con carácter in<strong>de</strong>finido. Sólo dos <strong>de</strong><br />
los gerentes entrevistados mantienen que, a corto plazo, la política <strong>de</strong> la empresa prevé<br />
convertir todos los contratos eventuales en in<strong>de</strong>finidos, bajo el argumento <strong>de</strong> que una<br />
empresa que quiera ofrecer una imagen <strong>de</strong> calidad <strong>de</strong>be contar con una plantilla<br />
profesional y estable.<br />
666 De no acogerse a alguna <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s previstas <strong>de</strong> contratación temporal, existe la<br />
presunción <strong>de</strong> que el contrato <strong>de</strong> trabajo se suscribe por tiempo in<strong>de</strong>finido. El contrato in<strong>de</strong>finido es el<br />
que se concierta sin que las partes pacten un término final, <strong>de</strong> modo que las prestaciones <strong>de</strong> ambas partes<br />
se prolongan <strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>finida.<br />
667 Los contratos eventuales están regulados en los artículos 8.2. y 15 <strong>de</strong>l Estatuto <strong>de</strong> los Trabajadores,<br />
Real Decreto 2720/1998, regulación que se ha visto modificada por el RDL 5/2001. Se concierta para<br />
aten<strong>de</strong>r exigencias circunstanciales <strong>de</strong>l mercado. La duración máxima <strong>de</strong> este contrato será <strong>de</strong> seis meses,<br />
salvo que por Convenio Colectivo se establezca otra duración <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites legales.<br />
668 El contrato en prácticas se regula por lo dispuesto en el Real Decreto 488/1998 y el artículo 11 <strong>de</strong>l<br />
Estatuto <strong>de</strong> los Trabajadores según Ley 63/1997. Tiene por objeto la obtención <strong>de</strong> la práctica profesional<br />
a<strong>de</strong>cuada a nivel <strong>de</strong> estudios cursados por los trabajadores que estén en posesión <strong>de</strong> un título universitario<br />
o <strong>de</strong> formación profesional <strong>de</strong> grado medio o superior. Es necesario que no haya transcurrido un período<br />
<strong>de</strong> cuatro años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la finalización <strong>de</strong> los estudios correspondientes a la titulación <strong>de</strong> que se trate. La<br />
duración <strong>de</strong>l contrato no podrá ser inferior a seis meses ni exce<strong>de</strong>r los dos años.<br />
395
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Aquí en la empresa todos los que po<strong>de</strong>mos los pasamos a contratos in<strong>de</strong>finidos <strong>de</strong> 6<br />
horas <strong>de</strong> jornada” (E8).<br />
“Iremos evaluando a este trabajador y cuando ya sepamos que funciona, si nosotros<br />
po<strong>de</strong>mos, le daremos una estabilidad, ya no será un contrato por horas sino un<br />
contrato temporal y, finalmente, in<strong>de</strong>finido (...) Pensamos que si el trabajador está<br />
bien en su puesto <strong>de</strong> trabajo, eso repercute en un servicio <strong>de</strong> calidad y, por lo tanto, en<br />
una satisfacción <strong>de</strong>l usuario” (E16).<br />
En la mayoría <strong>de</strong> casos, la contratación, sea cual sea su modalidad, se concierta a tiempo<br />
parcial 669 , con jornadas que oscilan entre las 4 y las 6 horas diarias. Se trata <strong>de</strong> jornadas<br />
laborales que están por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la jornada máxima que estipula el convenio, que en su<br />
artículo 7 establece las 37 horas semanales.<br />
“Tenemos 6 ó 7 mujeres trabajando con contrato y trabajan a media jornada, hacen 80<br />
horas al mes” (E19).<br />
Una <strong>de</strong> las empresas opta por contratar a sus trabajadoras a través <strong>de</strong> contratos <strong>de</strong><br />
trabajo en prácticas, ya que le resultan más rentables en relación con otras modalida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> contratación. Dicha empresa sigue la política <strong>de</strong> sólo reclutar a personas que tengan<br />
el título <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> clínica, dado que las titulaciones <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> geriatría y <strong>de</strong><br />
trabajadora familiar no habilitan para po<strong>de</strong>r contratar en prácticas (se requiere como<br />
mínimo un título <strong>de</strong> técnico medio <strong>de</strong> formación profesional). La empresa prefiere<br />
renovar constantemente a su plantilla antes que transformar los contratos en prácticas en<br />
contratos in<strong>de</strong>finidos (la duración máxima <strong>de</strong> un contrato en prácticas es <strong>de</strong> dos años).<br />
“Nosotros cobramos 1.350 pts. [8,1 ] por hora, por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l convenio colectivo.<br />
¿Cómo lo hacemos? Muy fácil, con contratos en prácticas (...) Yo no puedo coger a una<br />
trabajadora familiar en prácticas porque no es un título académico. Por eso me<br />
<strong>de</strong>canto más hacia las auxiliares <strong>de</strong> clínica, porque con ellas sí puedo hacer un<br />
contrato en prácticas” (E12).<br />
Los contratos <strong>de</strong> obra o servicio <strong>de</strong>terminado son la modalidad más extendida. En estos<br />
casos, la trabajadora es contratada justo en el momento en que se <strong>de</strong>manda un servicio y<br />
669 Los contratos a tiempo parcial vienen regulados en el artículo 12 <strong>de</strong>l Estatuto <strong>de</strong> Trabajadores,<br />
modificado por el RDL 15/1998, regulación que se ha visto modificada por el RD 5/2001. Un contrato <strong>de</strong><br />
trabajo podrá ser a tiempo parcial cuando se haya acordado la prestación <strong>de</strong> servicios durante un número<br />
<strong>de</strong> horas al día, a la semana, al mes o al año inferior a la jornada <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> un trabajador a tiempo<br />
completo comparable. Los trabajadores a tiempo parcial tienen los mismos <strong>de</strong>rechos que los trabajadores<br />
a tiempo completo, pero sus <strong>de</strong>rechos se reconocerán <strong>de</strong> manera proporcional en función <strong>de</strong>l tiempo<br />
trabajado. El contrato a tiempo parcial podrá concertarse por tiempo in<strong>de</strong>finido o por duración<br />
<strong>de</strong>terminada, en los supuestos que legalmente se permita la utilización <strong>de</strong> esta modalidad <strong>de</strong> contratación.<br />
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C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
la relación laboral con la empresa finaliza en cuanto éste concluye. Según los gerentes,<br />
puesto que la empresa <strong>de</strong>sconoce si va a tener un volumen estable <strong>de</strong> servicios, esta<br />
modalidad proporciona la flexibilidad que precisan. A<strong>de</strong>más, el hecho <strong>de</strong> no tener que<br />
restringirse a una plantilla más o menos estable a la hora <strong>de</strong> distribuir los servicios<br />
encomendados, les garantiza la rotación <strong>de</strong>l personal y, en consecuencia, po<strong>de</strong>r escoger<br />
en cada caso a la persona más idónea.<br />
“Nosotros hacemos contrato <strong>de</strong> obra y servicio. Las condiciones <strong>de</strong>l último convenio<br />
son muy duras y por eso <strong>de</strong>bes mirar muy bien a quién contratas y <strong>de</strong> qué manera.<br />
Debes tenerlo muy claro a la hora <strong>de</strong> incluir a alguien en tu plantilla(...). Los contratos<br />
son por hora y servicio y están en función <strong>de</strong> un servicio concreto” (E4).<br />
Muchos gerentes reconocen que incumplen la normativa por el hecho <strong>de</strong> no estar<br />
dispuestos a asumir el riesgo <strong>de</strong> contratar a una persona tan pronto como se inicia el<br />
servicio. Es una práctica frecuente que el cliente, por los motivos que sean, rechace<br />
durante los primeros días a la persona seleccionada que le ha sido proporcionada (sobre<br />
todo en el caso <strong>de</strong> ancianos que <strong>de</strong>mandan tareas <strong>de</strong> cuidado); cuando esto ocurre, es la<br />
empresa quien <strong>de</strong>be asumir todos los gastos burocráticos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la sustitución <strong>de</strong><br />
la persona. Por ello, es habitual que durante los primeros días <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> un<br />
servicio la empleada carezca <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo.<br />
“El problema que tienen estos servicios es que el cliente tiene el <strong>de</strong>recho a pedir que se<br />
le cambie la trabajadora en cualquier momento. Entonces nos encontramos que si<br />
contratamos a la persona antes que empiece a realizar el servicio, aunque nosotros<br />
tengamos total certeza <strong>de</strong> que es una buena profesional, el cliente pue<strong>de</strong> rechazarla y<br />
nosotros tenemos que correr con todos los gastos. Puesto que habitualmente<br />
trabajamos con personas <strong>de</strong>mentes, a lo mejor porque es una mujer gruesa nos pue<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>cir que no la quieren y tenemos que contratar a otra y <strong>de</strong>spedir a la primera. Lo que<br />
prima por encima <strong>de</strong> todo es que el cliente se encuentre a gusto con la persona que se<br />
le envía. Por lo tanto, nosotros no po<strong>de</strong>mos contratar a la trabajadora antes <strong>de</strong> que el<br />
cliente no la haya aceptado (...). La Administración sabe que es así, pero la ley no lo<br />
contempla y obliga a contratar a la persona antes <strong>de</strong> iniciar un servicio” (E4).<br />
En algunos casos, la práctica <strong>de</strong> no contratar a la persona que realiza un servicio <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el momento en que éste se inicia, se justifica por la falta <strong>de</strong> tiempo, al tratarse <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>mandas esporádicas y muy urgentes, que <strong>de</strong>ben satisfacerse en cuestión <strong>de</strong> minutos o<br />
<strong>de</strong> unas pocas horas.<br />
“Los servicios esporádicos los hacemos sin contrato, porque no siempre hay tiempo <strong>de</strong><br />
hacerlo. Si una mujer te dice que quiere una mujer para esta tar<strong>de</strong> durante tres horas,<br />
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C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
es evi<strong>de</strong>nte que yo no puedo ampliar el contrato <strong>de</strong> una trabajadora. Ella cobrará las<br />
tres horas, pero no quedarán reflejadas en su contrato” (E18).<br />
“Si es para una hora o dos y es <strong>de</strong> urgencia, por ejemplo, un niño que se pone enfermo,<br />
no tienes tiempo <strong>de</strong> hacer contrato ni <strong>de</strong> hacer nada. Si te avisan un jueves para el<br />
sábado por la noche cinco horas, haces contrato y haces seguro. Si es un viernes por la<br />
noche para el domingo, lo pasamos por fax y también se hace. Siempre que se pue<strong>de</strong> se<br />
hace” (E19).<br />
Este segmento <strong>de</strong> empresas, a tenor <strong>de</strong> sus tarifas <strong>de</strong> precios más elevadas en<br />
comparación con las empresas intermediarias, suele especializarse en servicios <strong>de</strong> poca<br />
duración (1-2 horas diarias por término medio), <strong>de</strong> modo que el traslado <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras <strong>de</strong> un domicilio a otro y las jornadas laborales partidas son muy habituales.<br />
El citado convenio colectivo, en su artículo 7, consi<strong>de</strong>ra como tiempo efectivo <strong>de</strong><br />
trabajo los <strong>de</strong>splazamientos entre servicio y servicio. Cuando se trata <strong>de</strong> trabajadores<br />
con contratos in<strong>de</strong>finidos, el tiempo invertido en el <strong>de</strong>splazamiento hacia los domicilios<br />
acostumbra a reflejarse en los ingresos que percibe la trabajadora. Sin embargo, en otros<br />
casos, sobre todo cuando se contrata a la persona por obra o servicio <strong>de</strong>terminado, esta<br />
normativa no se cumple. En consecuencia, las trabajadoras realizan jornadas laborales<br />
mucho más largas que las que en realidad refleja su contrato.<br />
“Hay trabajadoras que trabajan dos horas y media diarias, <strong>de</strong> lunes a domingo, no<br />
seguidas, y pue<strong>de</strong>n llegar a ganar unas 80.000 pts. [480,7 ] al mes, casi lo mismo que<br />
gana un trabajadora que trabaje 30 horas a la semana, pero más seguidas. En el<br />
primer caso, la persona <strong>de</strong>be <strong>de</strong>splazarse muchas veces al domicilio diariamente y no<br />
dispone <strong>de</strong> tiempo para hacer otras cosas. Nosotros lo tenemos en cuenta” (E4).<br />
“Los servicios que estamos haciendo son entre 1 hora y 2 horas diarias” (E12).<br />
Según los gerentes, la principal ventaja que ofrece la empresa a las trabajadoras es la<br />
posibilidad <strong>de</strong> cotizar en el Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad Social, lo que les supone<br />
el <strong>de</strong>recho a goce <strong>de</strong> periodo vacacional, a pagas extras y a bajas laborales remuneradas<br />
cuando procedan; al mismo tiempo, les asegura una pensión para su jubilación.<br />
Ciertamente, todos coinci<strong>de</strong>n en afirmar que para la trabajadora supone una disminución<br />
en sus ingresos mensuales directos, en comparación con lo que percibirían si trabajaran<br />
por su cuenta en la economía sumergida o a través <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las empresas<br />
intermediarias, puesto que una parte <strong>de</strong> sus ingresos se convierten en “salario diferido”.<br />
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C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Las trabajadoras cobran menos, les compensa porque tienen las vacaciones y la<br />
Seguridad Social. Pero ellas por su cuenta cobrarían mucho más. Muchas no son<br />
conscientes <strong>de</strong> la mejora que supone tener la seguridad social pagada, pero las<br />
trabajadoras que tenemos están muy contentas” (E18).<br />
“Nosotros les damos, primero, seguridad y estabilidad. Y, luego, la Seguridad Social,<br />
porque la gran mayoría que trabaja para particulares no se paga un seguro, no se paga<br />
nada. No pue<strong>de</strong> coger la baja, ir al médico, lo que sea” (E19).<br />
Una <strong>de</strong> las ventajas más esgrimida es la flexibilidad horaria que este tipo <strong>de</strong> servicios<br />
ofrece a la trabajadora. Puesto que, en general, las distintas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> servicios no se<br />
concentran en unas <strong>de</strong>terminadas franjas horarias, sino que cubren las 24 horas <strong>de</strong>l día,<br />
siempre que la empresa cuente con un volumen importante <strong>de</strong> clientes/usuarios es<br />
posible distribuir los servicios procurando adaptarlos al máximo a las distintas<br />
disponibilida<strong>de</strong>s horarias <strong>de</strong> las empleadas. Esta flexibilidad, según los gerentes, no la<br />
ofrecen otro tipo <strong>de</strong> ocupaciones, don<strong>de</strong> la jornada laboral es mucho más rígida y resulta<br />
más difícilmente compatible con las responsabilida<strong>de</strong>s familiares.<br />
“La trabajadora nos dice <strong>de</strong> cuánto tiempo dispone. Sobre esto nosotros vamos<br />
adaptando los servicios. Este trabajo tiene la ventaja <strong>de</strong> que permite adaptar horarios,<br />
en otros servicios no ocurre. Al cubrir 24 horas, 7 días a la semana, po<strong>de</strong>mos admitir<br />
distintos horarios” (E2).<br />
“Nosotros pactamos siempre el horario con el trabajador en función <strong>de</strong> su<br />
disponibilidad” (E16).<br />
Otras ventaja para la trabajadora es el hecho <strong>de</strong> que la morosidad <strong>de</strong>l cliente sea<br />
asumida por la empresa, que es la que se ocupa directamente <strong>de</strong>l cobro <strong>de</strong> los servicios.<br />
A<strong>de</strong>más, es en todo momento la empresa quien negocia con el usuario los contenidos<br />
<strong>de</strong>l servicio, lo que protege al personal que presta el servicio ante toda clase <strong>de</strong> abusos<br />
mientras trabaja en el domicilio <strong>de</strong>l cliente o usuario, en el sentido que se incumpla el<br />
horario o que se le exija la realización <strong>de</strong> tareas más allá <strong>de</strong> lo convenido inicialmente.<br />
“Si nosotros recibimos una queja, tanto por parte <strong>de</strong> la trabajadora como <strong>de</strong> cliente,<br />
nosotros explicamos exactamente en qué consiste el servicio, qué tiene que hacer y qué<br />
no tiene que hacer. Si se hace a través <strong>de</strong>l servicio doméstico, no se sabe dón<strong>de</strong><br />
empieza y dón<strong>de</strong> acaba” (E2).<br />
Cuando se trata <strong>de</strong> trabajadoras contratadas por obra o servicio <strong>de</strong>terminado, a pesar <strong>de</strong><br />
la inestabilidad laboral que esta modalidad <strong>de</strong> contratación supone, los gerentes<br />
399
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
entrevistados manifiestan que la empleada tiene la seguridad <strong>de</strong> que siempre va a contar<br />
con algún servicio, cosa que no ocurre cuando trabaja por su cuenta.<br />
“Si ella está trabajando en un sitio y éste le falla, al día siguiente tiene otro. Nunca se<br />
queda sin faena. O sea, que es más difícil encontrar trabajo por un particular que por<br />
nosotras. Tienen más o menos trabajo seguro siempre” (E19).<br />
Los gerentes entrevistados coinci<strong>de</strong>n plenamente a la hora <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar los principales<br />
obstáculos a los que se enfrentan las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. Las entida<strong>de</strong>s se<br />
enfrentan al dilema <strong>de</strong> ofrecer unas condiciones laborales dignas a sus empleados y, al<br />
mismo tiempo, hacer frente a la inestabilidad e insolvencia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, así como a<br />
la competencia “<strong>de</strong>sleal” <strong>de</strong> precios que se ejerce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el servicio doméstico<br />
tradicional, tanto formal como sobre todo informal, o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las empresas intermediarias,<br />
que, al no contratar a su plantilla, pue<strong>de</strong>n ofrecer precios muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los que<br />
establece el convenio. Esta situación obliga a las empresas no intermediarias a reducir<br />
sus tarifas al máximo, lo que sólo se consigue en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> los salarios y a través <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>sregulación <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> empleo.<br />
“Un problema es que lo poco que se conocen estos servicios son <strong>de</strong> tipo informal, ya<br />
sea una vecina o empresas que ofrecen pseudo-contratos a los trabajadores. Empresas<br />
que ofrezcan todo el proceso correcto, tanto el contrato con el usuario como con el<br />
trabajador, no las hay. Eso hace que nuestros precios sean más altos (...) El precio se<br />
dispara y la gente no entien<strong>de</strong> muy bien por qué pagar un precio x si en todas partes se<br />
ofrecen otros precios” (E16).<br />
“Al final tú, como empresa, <strong>de</strong>bes pensar en el personal y en el usuario, porque, si no,<br />
no trabajarías. El problema es que el usuario no lo quiere pagar, pero quiere pagar las<br />
6.000 pts. [36,1 ] que le cobran por el Audi a la hora <strong>de</strong> reparar el retrovisor <strong>de</strong> un<br />
coche. El problema es que tú llevas el coche cada seis meses al mecánico, pero los<br />
servicios sanitarios los pagas a diario. Si cobráramos 1.600 pts. [9,6 ] la hora, lo que<br />
dice la ley, y trabajáramos 8 horas diarias en un domicilio, le tendríamos que cobrar<br />
casi 300.000 pts. [1803 ] mensuales. ¿Qué usuario pue<strong>de</strong> pagar eso?” (E4).<br />
Ante esta situación, algunas <strong>de</strong> las empresas abandonan la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> competir en precios<br />
con el sector informal o con el servicio doméstico tradicional y se plantean la<br />
competencia en cuanto a calidad, credibilidad y profesionalización. Sin embargo, se<br />
lamentan que, a menudo, el usuario no entien<strong>de</strong> cuáles son las diferencias que<br />
distinguen la oferta <strong>de</strong> ambos tipos <strong>de</strong> empresa. El problema, según los gerentes, radica<br />
en que muchas veces el cliente no está dispuesto a pagar más por lo que él cree que es<br />
“un mismo servicio". Por este motivo, las empresas no intermediarias acaban<br />
400
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
especializándose en clientes con po<strong>de</strong>r adquisitivo elevado o que precisen pocas horas<br />
diarias <strong>de</strong> servicio (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1-2 horas). Ante este futuro tan poco prometedor e<br />
incierto que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> las entrevistas, dos <strong>de</strong> las entida<strong>de</strong>s se están planteando<br />
muy seriamente abandonar la asistencia a domicilio a corto plazo. Parece ser que este<br />
subsector <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad se enfrenta a graves dificulta<strong>de</strong>s para<br />
expandirse.<br />
“Nosotros no nos hemos planteado entrar en el mercado en competencia con los<br />
precios. Es absurdo. No queremos competir en precios porque no po<strong>de</strong>mos, queremos<br />
competir en calidad” (E19).<br />
“Tal vez seamos más caros, o no, porque a veces yo he visto precios <strong>de</strong> empresas que<br />
son caros y trabajan con personal sin preparar, que antes limpiaban suelos, como dicen<br />
ellas, y ahora limpian culos, y sólo te atien<strong>de</strong>n por teléfono y no van a visitar a la<br />
persona” (E4).<br />
“Nos estamos planteando <strong>de</strong>jar la asistencia domiciliaria” (...)Si la situación no<br />
cambia, el futuro <strong>de</strong> estas empresas es muy complicado. De hecho, nosotros nos<br />
estamos planteando <strong>de</strong>jar estos servicios” (E8).<br />
La solución, según algunos <strong>de</strong> los gerentes estriba en una mayor implicación por parte<br />
<strong>de</strong> la Administración, en términos <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong> financiación, que permita<br />
estimular una <strong>de</strong>manda con mayor solvencia económica. Sólo así se pue<strong>de</strong> garantizar a<br />
las empresas un volumen estable <strong>de</strong> servicios.<br />
“La gente está dispuesta a pagar si hay una parte que la cubre la Administración. La<br />
gente sí quiere estos servicios, pero lo que no quiere es pagar lo que tiene que pagar<br />
ahora, trabajar para pagar” (E8).<br />
“A nosotros la ganancia nos viene por el volumen. Si a mí el Ayuntamiento me diera<br />
1.300 pts. [7,9 ] por hora, yo ya lo tendría muy asegurado. Nosotros no tenemos<br />
mucho capital <strong>de</strong>trás y eso hace difícil po<strong>de</strong>r recibir subvenciones. Primero preferirán<br />
a las empresas fuertes y gran<strong>de</strong>s” (E19).<br />
Sin embargo, algunos gerentes se lamentan <strong>de</strong> que cuando la Administración sólo actúa<br />
financiando a la oferta, como en el caso <strong>de</strong> los concursos públicos para prestar el<br />
Servicio <strong>de</strong> Atención Domiciliaria (SAD) 670 , las pequeñas empresas compiten en<br />
inferioridad <strong>de</strong> condiciones. Por ello, se aboga por los “cheques-servicio”, con carácter<br />
670 La Administración financia parcialmente (en función <strong>de</strong> la renta <strong>de</strong>l usuario) los servicios a<br />
domicilio. Pero los servicios son adjudicados a una empresa concreta –mediante un concurso público-,<br />
por lo que el usuario no pue<strong>de</strong> escoger la entidad que <strong>de</strong>be prestárselos.<br />
401
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
universal e ilimitado en el tiempo, que sufraguen, como mínimo, el 50% <strong>de</strong>l coste real<br />
<strong>de</strong>l servicio y que permitan que el cliente escoja libremente la empresa que prefiera. Los<br />
“cheques-servicio” incrementan la renta disponible necesaria para aumentar la <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> los servicios y, al mismo tiempo, no intervienen en su provisión, <strong>de</strong> manera que la<br />
oferta sigue actuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong> la competencia (COL<strong>LA</strong>DO, MARTÍNEZ 1995).<br />
“La solución <strong>de</strong> cara al futuro pasa por la Administración. Pero la solución no es que<br />
la prestación <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados servicios se ponga a concurso público, ya que <strong>de</strong>spués<br />
competimos con empresas con características muy distintas. La solución pasa por<br />
ofrecer cheques-servicio a los usuarios y que ellos puedan escoger qué empresa les<br />
tiene que ofrecer el servicio. Pero los cheques-servicio no tienen que ser como los que<br />
hay ahora, <strong>de</strong> 400 pts. [2,4 ] y con una duración <strong>de</strong> tiempo que nunca sobrepasa los<br />
seis meses, <strong>de</strong>berían sufragar como mínimo el 50% <strong>de</strong>l servicio” (E4).<br />
Pero no todas las empresas <strong>de</strong> este segmento juzgan la situación <strong>de</strong>l sector domiciliario<br />
<strong>de</strong> forma tan pesimista y <strong>de</strong>salentadora, ni todas consi<strong>de</strong>ran que la solución<br />
obligatoriamente <strong>de</strong>ba pasar por la actuación <strong>de</strong>l sector público. Una <strong>de</strong> las empresas<br />
(E19) está totalmente convencida <strong>de</strong> que los servicios a domicilio son rentables, tanto<br />
para el sector lucrativo como el no lucrativo, y que, a medio plazo, pue<strong>de</strong>n llegar a<br />
aportar gran<strong>de</strong>s beneficios empresariales. De hecho, dicha empresa ha sido creada por<br />
una multinacional con una fuerte tradición en el sector <strong>de</strong> la limpieza industrial y que,<br />
en estos momentos, está apostando <strong>de</strong>cididamente por invertir en el sector domiciliario,<br />
convencida <strong>de</strong> su inmenso potencial económico. Según su gerente, la clave está en<br />
conseguir un volumen <strong>de</strong> servicios estable que elimine los riesgos <strong>de</strong> contratar a la<br />
plantilla <strong>de</strong> manera in<strong>de</strong>finida y permita invertir en un personal cualificado y estable,<br />
con condiciones laborales dignas. En su opinión, contar con personal satisfecho es<br />
condición indispensable para mejorar la calidad <strong>de</strong> los servicios y la imagen <strong>de</strong> la<br />
empresa, lo que repercute positivamente en la captación <strong>de</strong> nuevos clientes.<br />
“Nosotros nos planteamos tener un volumen muy importante <strong>de</strong> contratación y así los<br />
números salen. Si no lo tienes, las fluctuaciones <strong>de</strong>l mercado te afectan más, pue<strong>de</strong>s<br />
pasar <strong>de</strong> 52 clientes a 2 (...) También hay pequeñas cooperativas que, sin ningún<br />
interés por crecer, con 10 ó 15 trabajadores, se están manteniendo. Hay gran<strong>de</strong>s<br />
multinacionales que están buscando mercado, que están dispuestas a invertir mucho<br />
dinero, porque es un mercado que dará dinero. El mercado da cabida a las empresas<br />
no lucrativas, pero también es factible obtener elevados beneficios económicos, sobre<br />
todo en un futuro. Es un proyecto a largo plazo” (E19).<br />
402
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
9.2.4. TIPO 3. Las empresas con contratación <strong>de</strong> la plantilla y con financiación<br />
pública<br />
Este segmento está formado por gran<strong>de</strong>s empresas, tanto mercantiles como no<br />
lucrativas, que consiguen un volumen estable <strong>de</strong> servicios y <strong>de</strong> plantilla gracias a la<br />
financiación proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Administración y que, a<strong>de</strong>más, disponen <strong>de</strong> una clientela<br />
privada propia en expansión. Generalmente, se trata <strong>de</strong> empresas a las que se les ha<br />
adjudicado el Servicio <strong>de</strong> Ayuda Domiciliaria (SAD) en distintos Ayuntamientos <strong>de</strong><br />
Cataluña o en otras instituciones (Cáritas, Asociación Española contra el Cáncer), por lo<br />
que la mayor parte <strong>de</strong> su facturación proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> los convenios establecidos con la<br />
Administración Local.<br />
Los servicios que ofrecen estas empresas, tanto si son públicos como privados, tien<strong>de</strong>n<br />
a especializarse en el campo <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las personas ancianas y <strong>de</strong>pendientes.<br />
El perfil <strong>de</strong> los usuarios <strong>de</strong>l SAD es, principalmente, el <strong>de</strong> personas mayores o<br />
discapacitadas con un nivel adquisitivo muy bajo y un entorno familiar <strong>de</strong>sfavorecedor.<br />
A diferencia <strong>de</strong> la oferta pública <strong>de</strong> los servicios, que es muy concreta y estandarizada,<br />
la oferta <strong>de</strong> servicios privados es mucho más variada e integral (servicios <strong>de</strong> ayuda en el<br />
hogar, servicios personales, servicios <strong>de</strong> enfermería, servicios <strong>de</strong> transporte, etc.). Estos<br />
servicios privados se dirigen preferentemente a personas con recursos económicos<br />
elevados, generalmente a ancianos o a personas que pa<strong>de</strong>cen alguna situación <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />
Algunas <strong>de</strong> estas empresas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n excesivamente <strong>de</strong> la clientela proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las<br />
administraciones públicas y no cuentan con estrategias propias <strong>de</strong> captación directa <strong>de</strong><br />
clientes; aunque no es menos cierto que la facturación <strong>de</strong> servicios privados está en<br />
clara expansión, a consecuencia <strong>de</strong>l aumento espectacular <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda y <strong>de</strong> la imagen<br />
<strong>de</strong> calidad y profesionalización que ofrecen estas empresas. El hecho <strong>de</strong> que estas<br />
entida<strong>de</strong>s hayan ganado un concurso público, garantiza el cumplimiento <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong><br />
requisitos, tales como el respeto a la normativa y a la regulación <strong>de</strong> las condiciones<br />
laborales que se recoge en el Convenio colectivo <strong>de</strong> trabajo para el sector <strong>de</strong><br />
Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña.<br />
“Nosotros contratamos al personal. Trabajando con la Administración es imposible no<br />
contratar a las trabajadoras” (E11).<br />
403
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Cuando son empresas que realizan servicios privados pue<strong>de</strong> haber irregularida<strong>de</strong>s en<br />
la contratación, pero estas prácticas <strong>de</strong> economía sumergida no son posibles en<br />
empresas que trabajan con la Administración” (E13).<br />
A pesar <strong>de</strong> que estas empresas <strong>de</strong>sconocen si van a po<strong>de</strong>r renovar sus convenios con la<br />
Administración, la posibilidad <strong>de</strong> contar con un volumen elevado y estable <strong>de</strong> servicios<br />
<strong>de</strong>bería traducirse en estrategias que apuesten <strong>de</strong>cididamente por la contratación<br />
in<strong>de</strong>finida. Sin embargo, la contratación por obra y servicio <strong>de</strong>terminado sigue siendo la<br />
modalidad más extendida y parece ser que algunas <strong>de</strong> las empresas ignoran una <strong>de</strong> las<br />
prerrogativas <strong>de</strong>l convenio que estipula que un 30% <strong>de</strong> la plantilla <strong>de</strong>be contar con<br />
contratación in<strong>de</strong>finida.<br />
“Todo mi personal está contratado por obra y servicios” (E11).<br />
“Nosotros tenemos a todo el personal contratado, con contratos laborales normales, <strong>de</strong><br />
obra y servicio. Nuestra política es pasar los contratos a in<strong>de</strong>finidos” (E10).<br />
Según los gerentes entrevistados, la reticencia a aumentar el porcentaje <strong>de</strong> plantilla con<br />
contratos in<strong>de</strong>finidos se explica por la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> estas empresas <strong>de</strong> los concursos<br />
públicos. La fuerte competencia entre las empresas candidatas dificulta pronosticar si un<br />
convenio con la Administración va a po<strong>de</strong>r ser renovado o no. De hecho, una <strong>de</strong> las<br />
empresas estudiadas acababa <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r dos convenios con la Administración pocos días<br />
antes <strong>de</strong> la realización <strong>de</strong> la entrevista, lo que suponía una grave amenaza para la<br />
continuidad <strong>de</strong> dicha empresa.<br />
“Nosotros llevábamos cinco años ganando el concurso <strong>de</strong> Barcelona. Ahora lo hemos<br />
perdido. Siempre estás en la cuerda floja. No sé como hacen los baremos para los<br />
concursos. Ahora hay empresas muy gran<strong>de</strong>s y muy metidas en el Ayuntamiento. Es<br />
muy difícil competir con ellas. También estábamos en el Ayuntamiento <strong>de</strong>l Hospitalet <strong>de</strong><br />
Llobregat y el convenio finaliza el próximo octubre; no nos volveremos a presentar<br />
porque exigen <strong>de</strong>masiadas cosas” (E11).<br />
Sin embargo, con la inclusión <strong>de</strong> la cláusula <strong>de</strong> subrogación en el convenio, recogida en<br />
su artículo 10, el riesgo a la contratación in<strong>de</strong>finida ha disminuido objetivamente,<br />
puesto que en el caso que una entidad finalice sus servicios en una zona o distrito (a<br />
consecuencia <strong>de</strong> la no renovación <strong>de</strong> un concurso público, por ejemplo) y otra entidad<br />
empiece a realizarlos en su lugar, ésta última <strong>de</strong>berá asumir los contratos adscritos por<br />
la primera empresa, sea cual sea la modalidad <strong>de</strong> contratación.<br />
404
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Es cierto que en este sector había antes reticencia a contratar in<strong>de</strong>finidamente,<br />
porque una empresa no sabe hasta cuándo durarán los convenios con la<br />
Administración. Des<strong>de</strong> que entra en vigor el convenio colectivo y establece la<br />
subrogación, se rompen mitos y se promueve la contratación in<strong>de</strong>finida” (E13).<br />
Al igual que ocurre en las empresas sin financiación pública, las trabajadoras<br />
acostumbran a estar contratadas a tiempo parcial, aunque se <strong>de</strong>tecta que los conciertos<br />
con la Administración favorecen cada vez más las jornadas laborales a tiempo<br />
completo, <strong>de</strong> 37 horas semanales.<br />
“En general se trata <strong>de</strong> mujeres que trabajan a tiempo parcial” (E20).<br />
“Tenemos trabajadoras que hacen el tope <strong>de</strong> 37 horas semanales” (E11).<br />
Puesto que la Administración exige a estas empresas pagar a su plantilla 840 pts. (5 )<br />
por hora <strong>de</strong> trabajo, tal como establece el convenio, los precio/hora en los servicios<br />
privados se sitúan entre las 1.300 pts. (7,8 ) y las 1.800 pts. (10,8 ). Existe disenso<br />
entre los gerentes entrevistados a la hora <strong>de</strong> opinar sobre la retribución salarial recogida<br />
en el convenio valora suficientemente, en términos económicos, el trabajo que las<br />
trabajadoras realizan.<br />
“No es el convenio más bonito y maravilloso <strong>de</strong>l mundo, pero sí es un paso hacia<br />
a<strong>de</strong>lante. Pienso que la retribución salarial <strong>de</strong>bería ser más alta. Si comparo esta<br />
retribución con el precio <strong>de</strong> una clase particular <strong>de</strong> inglés, que me cobran 3.000 pts.<br />
[18 ] y valoro qué me aporta más (...) Si lo comparo doy más importancia al SAD que<br />
a las clases <strong>de</strong> inglés” (E13).<br />
“Suena muy mal este precio hora si sólo trabajas una hora, pero si haces una jornada<br />
normal, <strong>de</strong> 37 horas semanales, alcanzan las 137.000 pts. [823,3 ] netas al mes. Es el<br />
sueldo que pue<strong>de</strong> tener una persona que trabaje en una oficina. Tampoco es un sueldo<br />
muy bajo” (E11).<br />
A lo largo <strong>de</strong> las entrevistas aflora con vehemencia la competencia <strong>de</strong> precios que se<br />
ejerce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la economía sumergida, así como su directa contribución al <strong>de</strong>sprestigio <strong>de</strong><br />
la imagen profesional <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l sector. Se acusa a las empresas intermediarias <strong>de</strong><br />
no contratar a su plantilla y <strong>de</strong> pagar salarios irrisorios que no permiten a las<br />
trabajadoras hacer frente a las cuotas <strong>de</strong> la Seguridad Social. Por ello, los gerentes<br />
entrevistados son conscientes <strong>de</strong> que aquellas empresas que contratan a su plantilla y<br />
405
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
sólo realizan servicios privados (TIPO 2), difícilmente pue<strong>de</strong>n ofrecer contratos<br />
in<strong>de</strong>finidos a su plantilla, ya que su precio/hora es poco competitivo frente a las<br />
alternativas más baratas que existen en la economía informal.<br />
“El sector privado siempre revienta los precios. Normalmente, una empresa cobrará al<br />
cliente 100.000 pts. [601 ] y la trabajadora se llevará 80.000 pts. [480,8 ] y la<br />
empresa ya tiene ganancia. Son empresas que no aseguran a la gente. Conozco una<br />
mujer que trabajaba en una <strong>de</strong> estas empresas, 6 horas diarias, no la tenían asegurada<br />
y cobraba 70.000 pts. [420,7 ] al mes. Si cobras 70.000 pts. [420,7 ], ¿cómo pue<strong>de</strong>s<br />
pagarte el seguro <strong>de</strong> autónomo si tienes que mantener la casa y vivir?” (E11).<br />
“El hecho <strong>de</strong> que un profesional venga a tu casa para realizar estas tareas y cobre 500<br />
pts. [3 ] esta <strong>de</strong>svirtuando y <strong>de</strong>sprestigiando este servicio” (E13).<br />
“Para una empresa que no cuente con el soporte <strong>de</strong> la Administración, es difícil po<strong>de</strong>r<br />
ofrecer estabilidad, porque tampoco hay tanta <strong>de</strong>manda... No es que haya poca<br />
<strong>de</strong>manda, sino que hay mucha gente dispuesta a satisfacerla a un precio más<br />
económico. Si a mí me pi<strong>de</strong>n un servicio y yo lo cobro a 1.600 pts. [9,6 ] la hora, se<br />
van a buscar a la vecina y le pagarán a 1.000 ó 1.200 pts. [6 ó 7,2 ]. Cuando una<br />
empresa sólo hace servicios privados lo tiene más complicado” (E10).<br />
Ante esta situación, los gerentes proponen que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Administración se persigan las<br />
irregularida<strong>de</strong>s y se garantice que todas las empresas que realicen servicios privados<br />
cumplan la normativa, análogamente a lo que ya ocurre con las empresas que compiten<br />
en los concursos públicos. En <strong>de</strong>finitiva, se reclama a la Administración que regule y<br />
haga cumplir los requerimientos mínimos para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
prestación <strong>de</strong> servicios domiciliarios.<br />
“Sería conveniente que las empresas que hacen servicios privados y cumplen toda la<br />
normativa <strong>de</strong>l convenio, tengan garantías <strong>de</strong> que el resto <strong>de</strong> competidores también<br />
cumplen los mismos requisitos y que lo que les distingue es la calidad y no el hecho <strong>de</strong><br />
que haya empresas que no contratan a su personal. Entre las empresas que se<br />
presentan a concursos públicos ya existe esta garantía” (E13).<br />
Una <strong>de</strong> las quejas manifestadas por buena parte <strong>de</strong> los gerentes entrevistados va dirigida<br />
a la Administración, puesto que muchos <strong>de</strong> los contratos que se establecen con las<br />
empresas (mediante la adjudicación <strong>de</strong> concursos) no permiten que éstas puedan pagar a<br />
su plantilla el salario que marca el convenio, a pesar <strong>de</strong> que, paradójicamente, se les<br />
exige cumplirlo. Se <strong>de</strong>nuncia que algunas corporaciones locales siguen pagando a la<br />
empresa un precio hora por el servicio <strong>de</strong> SAD que está por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su coste real, lo<br />
que obliga a la entidad a asumir la diferencia.<br />
406
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“En Barcelona, el Ayuntamiento paga el precio hora bastante bien, a 1.800 pts. [10,9 ]<br />
(...) Pero yo estoy trabajando fuera <strong>de</strong> Barcelona y el precio hora es mucho más bajo.<br />
Yo estoy cobrando la hora a 1.300 pts. [7,8 ] en Terrassa. Me parece que en Sant<br />
Cugat también es <strong>de</strong> 1.300 pts. [7,8 ]” (E11).<br />
“Creo que lo más importante sería mejorar los contratos con la Administración para<br />
po<strong>de</strong>r mejorar el salario <strong>de</strong> las trabajadoras, que puedan tener un salario más digno.<br />
Cuando pagan por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l convenio colectivo el margen lo tiene que cubrir la<br />
empresa. Es necesario que intenten mejorar las ofertas si queremos que la mujer se<br />
incorpore al mercado <strong>de</strong> trabajo” (E10).<br />
Dentro <strong>de</strong> este tercer segmento <strong>de</strong> empresas, TIPO 3, también se encuentran entida<strong>de</strong>s<br />
que reciben financiación exterior <strong>de</strong> manera indirecta, a modo <strong>de</strong> empresas<br />
homologadas para prestar servicios a domicilio que son financiados a través <strong>de</strong><br />
“cheques-servicio”, ya sean proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Administración o bien <strong>de</strong> grupos<br />
empresariales, tales como entida<strong>de</strong>s financieras, mutualida<strong>de</strong>s, entida<strong>de</strong>s<br />
aseguradoras 671 , etc. En estos casos, se trata generalmente <strong>de</strong> servicios dirigidos al<br />
conjunto <strong>de</strong> la familia, no exclusivamente a personas mayores o con alguna<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, que incluyen la satisfacción <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s cotidianas 672 . Una<br />
<strong>de</strong> las empresas entrevistada, la E20, está participando en una experiencia pionera en<br />
Catalunya, impulsada por el Ayuntamiento <strong>de</strong> Sant Feliu <strong>de</strong> Llobregat (Barcelona), a<br />
través <strong>de</strong> la Fundació Domicilia, entidad no lucrativa que inicia su actividad en<br />
diciembre <strong>de</strong>l año 2000 673 . Esta iniciativa preten<strong>de</strong> combatir la insolvencia <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>manda mediante el reparto <strong>de</strong> un nombre <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> “cheques-servicio” (títulos<br />
<strong>de</strong> pago con valor nominal) a todos los ciudadanos que lo soliciten, con carácter<br />
universal e in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> la renta, que suponen una bonificación <strong>de</strong>l 25% <strong>de</strong>l<br />
precio/hora <strong>de</strong> servicio consumido. Los servicios domiciliarios que pue<strong>de</strong>n ser objeto <strong>de</strong><br />
esta prestación son básicamente los servicios <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong>l hogar, la guarda <strong>de</strong> los<br />
671 Asistencia Sanitaria Colegial, por ejemplo, pone a disposición <strong>de</strong> sus asegurados los Servicios<br />
Complementarios a la Asistencia (SCA), <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los cuales se encuentran servicios a domicilio <strong>de</strong> todo<br />
tipo (tintorería, peluquería, servicio doméstico, teleasistencia, vigilancia y compañía, encargos y gestiones<br />
personalizados, etc.). Asistencia Sanitaria Colegial dispone <strong>de</strong> un listado <strong>de</strong> empresas seleccionadas que<br />
el usuario o cliente pue<strong>de</strong> escoger a la hora <strong>de</strong> recibir un servicio.<br />
672 Francia ha sido pionera en el impulso <strong>de</strong> los cheques-servicio. El “Titre Emploi Service” es un<br />
cheque o título <strong>de</strong> pago con valor nominal, que pue<strong>de</strong> ser usado exclusivamente para pagar servicios<br />
domésticos y <strong>de</strong> atención domiciliaria en empresas homologadas para esta finalidad. A<strong>de</strong>más, este cheque<br />
confiere a su beneficiario la posibilidad <strong>de</strong> obtener una <strong>de</strong>sgravación fiscal (DEPARTAMENT DE TREBALL).<br />
673 Actualmente participan en esta iniciativa los siguientes municipios <strong>de</strong> la comarca <strong>de</strong>l Baix<br />
Llobregat: Sant Feliu <strong>de</strong> Llobregat, Sant Boi <strong>de</strong> Llobregat, Sant Andreu <strong>de</strong> la Barca, Martorell, Cornellà,<br />
el Prat <strong>de</strong> Llobregat, Gavà, Vila<strong>de</strong>cans, Molins <strong>de</strong> Rei, Sant Just Desvern i Sant Joan Despí. Se espera que<br />
a medida que se <strong>de</strong>sarrolle el programa se vayan incorporando otros municipios <strong>de</strong> la comarca.<br />
407
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
niños en el domicilio y la atención <strong>de</strong> ancianos y personas enfermas. Des<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la oferta, la Fundació Domicília gestiona una bolsa <strong>de</strong> empresas<br />
proveedoras <strong>de</strong> estos servicios, tanto lucrativas como no lucrativas, a la que sólo<br />
acce<strong>de</strong>n aquellas entida<strong>de</strong>s que cumplan toda la normativa legal que recoge el convenio<br />
ya mencionado (la E20 forma parte <strong>de</strong> esta bolsa <strong>de</strong> trabajo) 674 . Es la persona<br />
beneficiaria <strong>de</strong>l cheque la que acuerda con la empresa escogida las condiciones <strong>de</strong> la<br />
prestación y las formas <strong>de</strong> pago <strong>de</strong> la parte que le correspon<strong>de</strong>. Sin lugar a dudas,<br />
iniciativas como ésta no sólo se limitan a financiar la <strong>de</strong>manda, sino que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> la oferta, garantizan el acceso a servicios regulados y acreditados por el<br />
sector público, promueven la mejora <strong>de</strong> la calidad en el sector, fortalecen la estructura<br />
<strong>de</strong> oferta privada y contribuyen a potenciar la creación <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong><br />
calidad 675 (COL<strong>LA</strong>DO, MARTÍNEZ 1995). En <strong>de</strong>finitiva, se <strong>de</strong>sarrolla un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
calidad propio al que <strong>de</strong>berán acogerse a largo plazo todas las empresas y que resulta<br />
beneficioso tanto para los usuarios como para los mismos prestadores <strong>de</strong> los servicios.<br />
9.3. Las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios y la profesionalización <strong>de</strong><br />
la oferta<br />
Para la mayoría <strong>de</strong> los gerentes entrevistados, los usuarios/clientes <strong>de</strong> los servicios a<br />
domicilio exigen cada vez más la profesionalización <strong>de</strong>l personal, especialmente cuando<br />
se trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> atención a la persona. Atribuyen esta evolución al hecho <strong>de</strong> que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> algunas empresas se apueste abiertamente por la fragmentación y<br />
compartimentalización <strong>de</strong> los servicios a domicilio y por la especialización <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras, <strong>de</strong> manera que se supere la imagen <strong>de</strong> “sirvienta” o “chica para todo”. De<br />
ese modo, se preten<strong>de</strong> distinguir la figura <strong>de</strong> la trabajadora que se <strong>de</strong>dica a cuidar a otras<br />
674<br />
La Fundació Domicilia estipula cuál <strong>de</strong>be ser salario mínimo que perciban las trabajadoras que<br />
prestan los servicios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las empresas. A modo <strong>de</strong> ejemplo, para las trabajadoras familiares, auxiliares<br />
<strong>de</strong> geriatría, auxiliares <strong>de</strong> clínica y auxiliares <strong>de</strong> enfermería se establece el que recoge el Convenio<br />
Colectivo <strong>de</strong> trabajo para el sector Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña para los años 1999-2000: 840<br />
pts./hora (5.048 ). Para las auxiliares <strong>de</strong> hogar que se <strong>de</strong>dican a servicios <strong>de</strong> limpieza, el precio hora<br />
<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a 710 pts. (3.66 ). Si estas mismas auxiliares realizan servicios <strong>de</strong> acompañamiento o si se trata<br />
<strong>de</strong> canguros habituales, el salario mínimo asociado es <strong>de</strong> 610 pts./hora (3.66 ).<br />
675 La experiencia ha sido un éxito, en el sentido <strong>de</strong> que cada millón <strong>de</strong> pesetas que ha invertido el<br />
Ayuntamiento <strong>de</strong> Sant Feliu <strong>de</strong> LLobregat ha generado 1.4 puestos <strong>de</strong> trabajo, tal como reconoce su<br />
coordiandora, Mª Jesús Bono, en el transcurso <strong>de</strong> una entrevista. Parece ser que esta experiencia catalana<br />
se exten<strong>de</strong>rá a otros municipios <strong>de</strong> la comarca <strong>de</strong>l Baix Llobregat próximamente.<br />
408
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
personas <strong>de</strong> la que se ocupa <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> atención al hogar, asumiendo que ambas<br />
ocupaciones requieren habilida<strong>de</strong>s, conocimientos y titulaciones distintas.<br />
“Yo pienso que cada vez se van valorando más. Se empiezan a valorar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
momento que se separa la figura <strong>de</strong> la mujer que va a hacer la faena <strong>de</strong> la mujer que va<br />
a hacer una tarea <strong>de</strong> higiene, algo más profesional. Cada vez se va avanzando hacia el<br />
terreno <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que una cosa es la persona que va a limpiar y otra cosa es la<br />
asistencia a domicilio. Es cierto que los usuarios lo mezclan todo, pero este es el<br />
discurso <strong>de</strong> las empresas. Se les repite que la chica que va a sus casas no va a fregar.<br />
Nosotros insistimos mucho. Si contratan a una persona para la limpieza es para la<br />
limpieza y, si no, es otra cosa” (E10).<br />
“Sí que se valoran. Es muy raro que no nos valoren, porque nosotros ya explicamos<br />
antes <strong>de</strong> entrar cuáles son nuestras tareas y qué es lo que tenemos que hacer. Ya está<br />
todo pactado” (E12).<br />
“Sí exigen profesionalización. También sabemos que hay otras empresas que son más<br />
baratas o que ofrecen más servicios. Tú tienes que <strong>de</strong>jar muy claro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio lo<br />
que vas a hacer y lo que no; si les dices que harás <strong>de</strong> todo ya no te valorarán, porque<br />
ya no eres especialista en nada. Pero tú, como gestor <strong>de</strong> la empresa, tienes que <strong>de</strong>jar<br />
claras una serie <strong>de</strong> cosas. Si yo hablo contigo y te propongo realizar un curso<br />
formativo y, <strong>de</strong>spués, a la hora <strong>de</strong> trabajar no te <strong>de</strong>fiendo y te hago fregar suelos y<br />
limpiar cocinas, como gestor yo te estoy tirando por los suelos; y ¿qué quieres que<br />
piense el cliente <strong>de</strong> ti?” (E4).<br />
“A menudo tenemos que explicar que la cuidadora no es una criada, sobre todo si el<br />
interlocutor es una persona mayor (...) Intentamos explicar cuáles son las tareas <strong>de</strong> una<br />
cuidadora y cuáles no” (E9).<br />
A pesar <strong>de</strong> haberse <strong>de</strong>tectado un incremento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> profesionalización por<br />
parte <strong>de</strong> los usuarios, los gerentes entrevistados constatan que, en general, los clientes<br />
están dispuestos a pagar por estos servicios precios muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su coste real.<br />
Ciertamente, la falta <strong>de</strong> solvencia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda es el factor <strong>de</strong>terminante, pero no el<br />
único. Curiosamente, esta reticencia no se produce cuando se trata <strong>de</strong> otros servicios,<br />
tales como la reparación <strong>de</strong>l coche o el precio <strong>de</strong> una comida en un buen restaurante.<br />
Tras ello hallamos la falta <strong>de</strong> costumbre a externalizar <strong>de</strong>terminadas tareas<br />
reproductivas, sin olvidar que, al haber sido realizadas tradicionalmente <strong>de</strong> manera<br />
gratuita por parte <strong>de</strong> las mujeres, todavía resulta más difícil su reconocimiento social y<br />
la cuantificación <strong>de</strong> su valor económico 676 .<br />
676 Véase al respecto el capítulo 2, el apartado 2.3.<br />
409
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“La verdad es que es muy difícil, muy difícil, porque es un servicio muy caro que la<br />
gente no está acostumbrada a pagar. Pagamos 5.000 pts. [30 ] por tener el coche<br />
todo el día en zona azul o para ir a buen restaurante, pero en los servicios a la persona<br />
no pasa. ¿Cómo pue<strong>de</strong> ser que se paguen estas cantida<strong>de</strong>s y no se acepte pagar 1.600<br />
pts. [9,6 ] por un personal cualificado que cui<strong>de</strong> a una persona mayor?” (E16).<br />
“La profesionalización la <strong>de</strong>mandan, que por pedir no que<strong>de</strong>. Pero a la hora <strong>de</strong> la<br />
verdad no la valoran, no tienen conciencia <strong>de</strong> que eso conlleva un trabajo <strong>de</strong>trás.<br />
Entonces ellos no compren<strong>de</strong>n los precios hora, normalmente las familias encuentran<br />
los servicios caros, sea lo que sea. Yo creo que es <strong>de</strong>bido a la <strong>de</strong>svaloración general <strong>de</strong><br />
este tipo <strong>de</strong> servicios (...) Lo que ven es a una persona en casa cuidando y ya está, no<br />
ven más allá tampoco” (E8).<br />
“En el fondo hay una <strong>de</strong>svaloración hacia aquello que ellos piensan que <strong>de</strong>berían<br />
hacer las mujeres como obligación. La gente está dispuesta a pagar una guar<strong>de</strong>ría<br />
igual que lo está a pagar una resi<strong>de</strong>ncia. Saben que una resi<strong>de</strong>ncia cuesta tanto y que<br />
por menos no van a encontrar resi<strong>de</strong>ncias que valgan la pena. En cambio, cuando se<br />
trata <strong>de</strong> servicios a domicilio pasa lo contrario. En el caso <strong>de</strong> las canguros tengo<br />
entendido que ocurre algo bastante similar. A menudo cogen a niñas <strong>de</strong> 15 ó 16 años,<br />
porque les pagan poco” (E8).<br />
“Es una profesión <strong>de</strong>sconocida y parece que cualquier persona con vocación pueda<br />
realizarla” (E13).<br />
“Influye el hecho <strong>de</strong> que estas tareas se hayan realizado siempre sin remuneración en el<br />
hogar” (E4).<br />
“No son trabajos valorados. La gente piensa que es lo mismo cuidar abuelos que hacer<br />
las tareas <strong>de</strong> limpieza. Yo creo que es por el hecho que lo hacen en casa. Estas tareas<br />
antes las han hecho las mujeres <strong>de</strong> manera gratuita y ahora se hacen pagando, pero<br />
sigue siendo en casa (...). Sin embargo, cuando la gente llega aquí tiene muy claro que<br />
lo que quieren es necesario y que lo tienen que pagar y no lo discuten” (E5).<br />
La actitud <strong>de</strong> las empresas ante la profesionalización <strong>de</strong> los servicios domiciliarios<br />
difiere según activida<strong>de</strong>s y, especialmente, según el tipo <strong>de</strong> empresa <strong>de</strong> que se trate<br />
(TIPO A, TIPO B o TIPO C).<br />
9.3.1. La profesionalización según el tipo <strong>de</strong> empresa.<br />
Una vez más, existe una clara ruptura entre las empresas intermediarias y las empresas<br />
que contratan a su plantilla, en cuanto a las estrategias que adoptan ante el<br />
reconocimiento social y profesional <strong>de</strong> los servicios. En términos generales, <strong>de</strong>l discurso<br />
<strong>de</strong> los gerentes <strong>de</strong> las empresas intermediarias (TIPO A) se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que la condición<br />
410
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
<strong>de</strong> mujer, gracias al proceso <strong>de</strong> socialización diferencial <strong>de</strong> género, garantiza todas las<br />
actitu<strong>de</strong>s, aptitu<strong>de</strong>s y conocimientos técnicos que se precisan para llevar a cabo los<br />
servicios. Para estas empresas, las buenas referencias <strong>de</strong> las candidatas y factores<br />
actitudinales tales como la honra<strong>de</strong>z o la afectividad, son el único elemento<br />
discriminante positivo y no suelen exigir ningún tipo <strong>de</strong> titulación a las trabajadoras. En<br />
este tipo <strong>de</strong> agencias sigue vigente el imaginario <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional.<br />
“Y, <strong>de</strong> preferencia, buscamos que tengan ya una experiencia a la hora <strong>de</strong> cuidar a<br />
alguien, ya sea en una resi<strong>de</strong>ncia, bien porque a nivel particular estuvo cuidando a un<br />
vecino o a sus abuelos” (E1).<br />
“Lo que más se les pi<strong>de</strong> es honra<strong>de</strong>z y experiencia. Si tienen título o no, es más entre<br />
comillas. Tengo muchas que están tituladas y muchas que no, pero que tienen gran<br />
experiencia. Se les hace una entrevista personal y se les pi<strong>de</strong> unos datos, su<br />
experiencia, que tengan informes. Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> para qué prima la humanidad <strong>de</strong> la<br />
persona y la experiencia y para según qué se requiere un título” (E5).<br />
“En esta agencia la ventaja es que seleccionamos al personal. Tenemos garantías<br />
porque comprobamos las referencias <strong>de</strong> las chicas. No pedimos título. Miramos que<br />
tenga un poco <strong>de</strong> instrucción cultural. Si es para niños, que tenga paciencia con los<br />
niños y que sea muy cariñosa. Si es para personas mayores, pues una chica que tenga<br />
paciencia con las señoras mayores o que haya trabajado anteriormente con este tipo <strong>de</strong><br />
señoras. Valoramos la experiencia. A<strong>de</strong>más, pedimos referencias <strong>de</strong> las chicas y<br />
nosotros llamamos a las señoras con las que han trabajado ellas y pedimos informes <strong>de</strong><br />
las chicas para comprobar que realmente son buenas personas y que no ha habido<br />
ningún problema con ellas” (E14).<br />
Este tipo <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s son vitales para el usuario, puesto que se trata <strong>de</strong> servicios que<br />
se realizan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l domicilio privado, muchas veces en su ausencia. Es habitual que<br />
el cliente solicite los servicios <strong>de</strong> una <strong>de</strong> estas empresas simplemente por el hecho <strong>de</strong> no<br />
conocer a nadie en quien <strong>de</strong>positar su confianza. De no ser así, probablemente se habría<br />
ahorrado la intermediación <strong>de</strong> la empresa y habría optado por buscarse por su cuenta a<br />
la persona “candidata”, en la economía informal, a través <strong>de</strong> sus contactos personales.<br />
Según los gerentes <strong>de</strong> las empresas intermediarias, su función principal es ofrecer a sus<br />
clientes una bolsa <strong>de</strong> trabajo integrada por personas cuyas “buenas” referencias hayan<br />
sido contrastadas. La titulación <strong>de</strong> los trabajadores queda en un segundo plano.<br />
“Hay dos cosas que la gente tiene en cuenta: primero la calidad <strong>de</strong> la empresa y <strong>de</strong> la<br />
gente que envías, que se han comprobado sus informes, que son gente honrada, etc. La<br />
tranquilidad que tienen, bueno, que saben que se les ha enviado esta persona porque la<br />
conocen y es honrada” (E5).<br />
411
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
A diferencia <strong>de</strong> las empresas intermediarias, las empresas que cuentan con una plantilla<br />
contratada (TIPO B y TIPO C), tanto si son mercantiles como no lucrativas, apuestan<br />
abiertamente por la exigencia <strong>de</strong> una titulación <strong>de</strong>terminada a la hora <strong>de</strong> contratar al<br />
personal. En consecuencia, asumen que los conocimientos adquiridos durante el proceso<br />
<strong>de</strong> socialización <strong>de</strong>l género femenino no son suficientes para <strong>de</strong>sempeñar los servicios<br />
domiciliarios y que es menester recibir una formación específica.<br />
“Somos bastante estrictos. Pedimos que todo el mundo tenga una titulación” (E8).<br />
“Partimos que sea gente con titulación, pero trabajamos con distintos perfiles.<br />
Principalmente con trabajadoras familiares y auxiliares <strong>de</strong> geriatría. También hay<br />
personas que son auxiliares <strong>de</strong> clínica o diplomadas en enfermería” (E16).<br />
“Trabajamos con auxiliares <strong>de</strong> geriatría y sobre todo con trabajadoras familiares”<br />
(E11).<br />
“La titulación es indispensable: o son auxiliares <strong>de</strong> geriatría, o auxiliares <strong>de</strong> clínica o<br />
trabajadoras familiares” (E10).<br />
“Como mínimo les exigimos el curso <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> clínica o <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> geriatría”<br />
(E4).<br />
“Trabajamos con un perfil <strong>de</strong> auxiliares <strong>de</strong> clínica” (E12).<br />
Sin embargo, la titulación, aunque condición indispensable, no es el único requisito que<br />
toman en cuenta estas empresas. Las habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tipo vocacional y actitudinal<br />
también son valoradas y, lejos <strong>de</strong> atribuirse <strong>de</strong> manera automática a la condición<br />
femenina, no son dadas por <strong>de</strong>scontado, sino que se evalúan mediante entrevistas cara a<br />
cara, o bien mediante tests <strong>de</strong> personalidad cuya ejecución e interpretación se <strong>de</strong>lega a<br />
gabinetes psicológicos. A diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en otras ocupaciones, la correcta<br />
realización <strong>de</strong> los servicios a las personas no sólo está en función <strong>de</strong> los conocimientos<br />
técnicos <strong>de</strong> quien los <strong>de</strong>sarrolla, sino que es necesario disponer <strong>de</strong> otras cualida<strong>de</strong>s<br />
profesionales <strong>de</strong> tipo relacional y afectivo (empatía, paciencia, sentido <strong>de</strong> la<br />
responsabilidad), sin olvidar que la calidad <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> directamente <strong>de</strong>l grado<br />
<strong>de</strong> implicación y motivación por parte <strong>de</strong> la persona que lo presta.<br />
“Intentamos que sea gente a quien le guste el trabajo que realiza” (E8).<br />
“Con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la titulación y la experiencia, la persona <strong>de</strong>be ser vocacional;<br />
no nos sirve una persona que está buscando trabajo y se lo plantee como un trabajo<br />
ocasional hasta que encuentre otro” (E16).<br />
412
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Aparte tenemos dos psicólogas que son las que las entrevistan y les pasan unos tests”<br />
(E19).<br />
La evaluación ad hoc <strong>de</strong> las habilida<strong>de</strong>s vocacionales y actitudinales es una estrategia<br />
seguida también por una <strong>de</strong> las empresas intermediarias analizadas, aunque, en nuestro<br />
balance, constituye un caso aislado.<br />
“Les pasamos un test que prepararon unas psicólogas, que dura un par <strong>de</strong> horas y ellas<br />
los revisan y nos dan una i<strong>de</strong>a sobre cómo es el carácter <strong>de</strong> esa persona. Porque<br />
aunque tengan titulación, sin el test <strong>de</strong> personalidad pue<strong>de</strong>n ser personas que quieran<br />
trabajar en este campo porque saben que tiene salida laboral, pero que carezcan <strong>de</strong><br />
predisposición humana a realizar este trabajo. Pensamos que es un trabajo que<br />
requiere predisposición personal y un carácter especial, <strong>de</strong> tranquilidad, <strong>de</strong> no ponerse<br />
nervioso, <strong>de</strong> saber compren<strong>de</strong>r y escuchar. La titulación no es un requisito<br />
indispensable. Hay personas con muchos años <strong>de</strong> experiencia y que aunque no tengan<br />
ningún curso son personas que saben mucho y se entregan y pasan el test que nosotros<br />
les exigimos” (E9).<br />
En algunos casos, las empresas <strong>de</strong>l TIPO B y TIPO C consi<strong>de</strong>ran que la titulación, la<br />
vocación y la experiencia no es garantía suficiente para trabajar en a nivel domiciliario,<br />
puesto que es frecuente que las personas candidatas posean una trayectoria laboral<br />
orientada hacia fuera <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong>l domicilio, ya sea en resi<strong>de</strong>ncias geriátricas u<br />
hospitales. Por ello, algunas empresas ofrecen formación específica a las personas que<br />
contratan, con la finalidad <strong>de</strong> que aprendan cuáles son las especificida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
servicios domiciliarios y las dificulta<strong>de</strong>s con las que se van a enfrentar. Estas empresas<br />
son conscientes <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> impulsar acciones <strong>de</strong> formación ocupacional en<br />
especialida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicios domiciliarios que contribuyan a cualificar el sector.<br />
“Nosotros nos planteamos ofrecerles un curso a todas porque nos encontrábamos con<br />
que estaban acostumbradas a trabajar en hospitales y resi<strong>de</strong>ncias y no sabían que<br />
trabajar en un domicilio es algo muy distinto, que disponen <strong>de</strong> menos recursos, que<br />
precisan higiene postural, psicología aplicada a la familia.” (E4).<br />
Muchas <strong>de</strong> las empresas con la plantilla contratada disponen <strong>de</strong> una oferta rígida y<br />
estandarizada <strong>de</strong> servicios, que se va configurando a partir <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> los<br />
usuarios. Sin embargo, otras van más allá y se diferencian <strong>de</strong>l resto por el hecho <strong>de</strong><br />
contar con personal capacitado que valora <strong>de</strong> manera individualizada la necesidad <strong>de</strong>l<br />
usuario y adapta el servicio a sus circunstancias personales. Esto es así especialmente en<br />
el caso <strong>de</strong> empresas que perciben financiación pública, a las que las Administraciones<br />
413
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
exigen como requisito indispensable disponer <strong>de</strong> personal especializado que supervise<br />
los servicios. Esta infraestructura es aprovechada por la empresa para lograr una mayor<br />
calidad en la oferta <strong>de</strong> servicios privados.<br />
“Pues el hecho <strong>de</strong> contratarlo a través <strong>de</strong> una empresa tiene la ventaja que en el caso<br />
que haya cualquier problema la empresa siempre respon<strong>de</strong>, porque tiene una<br />
infraestructura alre<strong>de</strong>dor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los problemas con la trabajadora hasta los problemas<br />
con el mismo usuario. Existe una figura intermediaria, la coordinadora, a la que las<br />
familias se dirigen al margen <strong>de</strong> las trabajadoras. Esta figura es la que transmite los<br />
mensajes <strong>de</strong> la familia a la trabajadora. Quieras que no, siempre es mucho más<br />
profesional que no que la familia establezca una relación <strong>de</strong> tú a tú, para enten<strong>de</strong>rnos.<br />
Cuando las familias tienen algún problema siempre tienen el soporte <strong>de</strong> la profesional”<br />
(E10).<br />
En estos casos, el compromiso <strong>de</strong> la empresa con el cliente no se reduce a la selección<br />
<strong>de</strong> una persona para prestar un servicio que ha sido <strong>de</strong>mandado, sino que, previamente,<br />
se asiste al usuario a lo largo <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> estructuración <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda y, a partir <strong>de</strong><br />
aquí, se diseña un plan <strong>de</strong> intervención a medida. Para algunas <strong>de</strong> estas empresas, po<strong>de</strong>r<br />
acreditar personal con titulación y contar con equipos <strong>de</strong> profesionales que realizan el<br />
asesoramiento y el seguimiento <strong>de</strong> los servicios es su tarjeta <strong>de</strong> presentación y<br />
constituye su principal baza a la hora <strong>de</strong> diferenciarse <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> empresas. Una vez<br />
iniciado el servicio, la empresa realiza una supervisión continuada <strong>de</strong>l mismo, a través<br />
<strong>de</strong> profesionales que planifican y evalúan las tareas que <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>sempeñar los<br />
trabajadores, así como la evolución <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l usuario y su grado <strong>de</strong><br />
satisfacción.<br />
“Otro aspecto que les pue<strong>de</strong> llevar a recurrir a nosotros es la ansiedad, la<br />
inespecificidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda, mucha gente no sabe exactamente qué es lo que<br />
necesita. Sale su madre o su esposo <strong>de</strong>l hospital y no sabe exactamente qué pue<strong>de</strong><br />
necesitar, no tiene clara la <strong>de</strong>manda. Si esta persona se encuentra con alguien que ha<br />
recurrido a una inmigrante o a una persona <strong>de</strong> aquí, probablemente lo haga; pero si<br />
no tiene ninguna referencia cercana sobre cómo solucionar la situación, si esta<br />
referencia se la da un profesional le va a enviar a una empresa. Esto hace que mucha<br />
gente venga a vernos y nos acabe contratando” (E16).<br />
“Nuestra i<strong>de</strong>a es que sea un servicio integral a la persona, por eso le damos mucha<br />
importancia a la entrevista previa, para ver qué necesida<strong>de</strong>s tiene, porque a veces<br />
vienen con necesida<strong>de</strong>s muy <strong>de</strong>sestructuradas y no saben cómo darles forma (...)<br />
Nosotros hacemos un plan <strong>de</strong> intervención a medida” (E16).<br />
“Nosotros damos al cliente garantías, garantías <strong>de</strong> que la persona que va a ir es una<br />
profesional, garantías <strong>de</strong> que <strong>de</strong>trás siempre hay un plan <strong>de</strong> trabajo, que se lleva <strong>de</strong><br />
414
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
manera muy estricta y con un protocolo. Normalmente se atien<strong>de</strong> al cliente en todo lo<br />
que necesita, tanto la <strong>de</strong>manda explícita como la implícita. Se prepara un plan <strong>de</strong><br />
trabajo y se presenta a la familia. Entonces se busca a la persona a<strong>de</strong>cuada para llevar<br />
a cabo la tarea y se va haciendo un seguimiento y una avaluación en el domicilio y se<br />
van supervisando las trabajadoras” (E8).<br />
“El motivo básicamente es que nosotros hacemos un seguimiento <strong>de</strong>l caso. Partimos <strong>de</strong><br />
una visita domiciliaria, enviamos a la persona que nosotros pensamos que es a<strong>de</strong>cuada<br />
para el caso y hay un seguimiento permanente. O sea, se va al domicilio, se hace una<br />
valoración <strong>de</strong>l anciano (...) se establece un plan <strong>de</strong> actuación, se marcan unos<br />
objetivos” (E3).<br />
Los gerentes <strong>de</strong> las empresas no intermediarias (TIPO B y TIPO C) <strong>de</strong>nuncian que<br />
todavía no se ha avanzado lo suficiente en la profesionalización <strong>de</strong> los servicios a<br />
domicilio y que los usuarios siguen consi<strong>de</strong>rando a la persona que los realiza como una<br />
“criada”, no reconociendo ni su titulación ni los conocimientos y aptitu<strong>de</strong>s que estas<br />
tareas precisan.<br />
“Lo que ocurre es que muchas veces las personas mayores creen que una auxiliar <strong>de</strong><br />
geriatría les tiene que hacer la limpieza <strong>de</strong> la casa. Confun<strong>de</strong>n las tareas, puesto que<br />
estas trabajadoras se ocupan <strong>de</strong> prepararles la comida y <strong>de</strong> hacer la compra. Tienen en<br />
la mente el servicio doméstico tradicional” (E6).<br />
“Nada valorados. En primer lugar porque es un servicio que está poco divulgado. Tal<br />
vez ahora empieza a estarlo más. Lo que pasa es que cuando la trabajadora familiar<br />
entra en un domicilio lo primero que te dicen es que eres la mujer <strong>de</strong> hacer las faenas.<br />
La tarea <strong>de</strong> la trabajadora familiar es hacer enten<strong>de</strong>r a la persona mayor que tú no<br />
estás ahí para hacerle la faena” (E11).<br />
“Y también <strong>de</strong>svalorizan la tarea <strong>de</strong> la trabajadora a domicilio, piensan que para<br />
cuidar a un anciano no hace falta nada. Cuando oyen la palabra médico piensan en un<br />
Dios, pero si oyen la palabra enfermera o auxiliar <strong>de</strong> clínica les parece una chacha”<br />
(E8).<br />
Sin lugar a dudas, no <strong>de</strong>be olvidarse que la mayor parte <strong>de</strong> los actuales usuarios <strong>de</strong> estos<br />
servicios son personas mayores. Según los gerentes, una importante “brecha”<br />
generacional permite diferenciar los imaginarios respecto a los servicios a domicilio.<br />
Mientras las personas <strong>de</strong> edad avanzada siguen confundiendo la figura <strong>de</strong>l profesional<br />
<strong>de</strong> los servicios a domicilio con la <strong>de</strong> una “criada” a la que pue<strong>de</strong>n exigir que realice<br />
todas las tareas reproductivas <strong>de</strong>l hogar, sea cual sea su titulación, las generaciones más<br />
jóvenes son mucho más conscientes <strong>de</strong> que existe una fragmentación <strong>de</strong> los servicios y<br />
que cada categoría profesional implica la especialización en unas tareas <strong>de</strong>terminadas.<br />
415
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Conforme vaya pasando el tiempo, la mentalidad <strong>de</strong> la gente irá cambiando. La<br />
persona que nos pi<strong>de</strong> el servicio hoy, con ochenta años, tiene la mentalidad <strong>de</strong> una<br />
persona <strong>de</strong> ochenta años. Entonces un poco, entre comillas, vamos a <strong>de</strong>cir que tiene<br />
una cierta mentalidad <strong>de</strong> esclavista. Yo pago, y como pago, pues quiero que haga esto,<br />
esto y esto. Con la gente más joven se nota que el cambio <strong>de</strong> mentalidad existe. Cuando<br />
llama una persona mayor notas que espera que la persona que presta el servicio lo<br />
cubra todo y, sin embargo, la generación siguiente tiene muy claro que el que es<br />
profesional <strong>de</strong> esto es profesional <strong>de</strong> esto y hace esto y no limpia. Tienen mucho más<br />
clara la compartimentación <strong>de</strong> los servicios” (E1).<br />
Por otro lado, es la competencia “<strong>de</strong>sleal” <strong>de</strong> precios que se ejerce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la economía<br />
sumergida lo que impi<strong>de</strong>, según alguno <strong>de</strong> los gerentes entrevistados, que el cliente<br />
valore los servicios a domicilio en su justa medida.<br />
“A la gente le cuesta pagar este precio hora, porque todavía existe bastante mercado<br />
negro entre comillas” (E10).<br />
9.3.2. La profesionalización según el contenido <strong>de</strong> los servicios.<br />
Pero las distintas prácticas en cuanto a la profesionalización <strong>de</strong> los servicios<br />
domiciliarios no sólo vienen <strong>de</strong>terminadas por el tipo <strong>de</strong> empresa, sino que también<br />
difieren en función <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> los servicios. En este sentido, las empresas<br />
intermediarias exigen la titulación <strong>de</strong>l personal sólo para <strong>de</strong>terminados servicios que<br />
consi<strong>de</strong>ran que requieren conocimientos técnicos, en especial cuando se trata <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> carácter sanitario. En este sentido, la tenencia <strong>de</strong> una titulación es<br />
consi<strong>de</strong>rada indispensable por buena parte <strong>de</strong> los gerentes <strong>de</strong> empresas especializadas<br />
en servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> ancianos y personas <strong>de</strong>pendientes.<br />
“Nosotros lo que tratamos <strong>de</strong> buscar siempre es personal que, por supuesto, tenga la<br />
titulación, sea auxiliar <strong>de</strong> clínica o auxiliar <strong>de</strong> geriatría. Lo único que marcamos es la<br />
obligatoriedad que tengan el título” (E1).<br />
“Nuestro personal tiene la titulación como auxiliar <strong>de</strong> geriatría o, en el caso <strong>de</strong><br />
profesionales con titulación universitaria, tiene que ser un título universitario” (E3).<br />
“Trabajamos con auxiliares <strong>de</strong> geriatría, auxiliares <strong>de</strong> clínica y enfermeras. Pedimos<br />
que tengan título y experiencia” (E6).<br />
“Preferentemente busco a personas que tengan el título <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> clínica o algún<br />
tipo <strong>de</strong> curso que haya ofrecido la Generalitat <strong>de</strong> geriatría” (E15).<br />
416
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
“Les pedimos la titulación, alguna titulación <strong>de</strong> la Generalitat o <strong>de</strong> Formación<br />
Profesional, auxiliares <strong>de</strong> clínica o <strong>de</strong> geriatría. Todos estos títulos que hay ahora”<br />
(E17).<br />
Son los propios usuarios <strong>de</strong> estos servicios los que exigen la cualificación <strong>de</strong> las<br />
personas que prestan servicios <strong>de</strong> carácter sanitario. Los gerentes atribuyen este<br />
fenómeno al exponencial incremento <strong>de</strong> las personas que pa<strong>de</strong>cen enfermeda<strong>de</strong>s<br />
relacionadas con el envejecimiento (<strong>de</strong>mencias, alzheimer, inmovilidad física) y a los<br />
conocimientos técnicos que su correcta atención precisa.<br />
“Nosotros, puesto que tenemos a gente profesional, los usuarios valoran mucho su<br />
trabajo. El tema <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mencias ha hecho cambiar mucho la valoración <strong>de</strong> esta faena.<br />
Una persona formada para tratar las <strong>de</strong>mencias es una cosa y una persona no formada<br />
para tratarla es otra cosa. Una profesional siempre tiene más conocimientos y eso se<br />
valora mucho” (E10).<br />
“El cliente cada vez pi<strong>de</strong> más que la persona extranjera tenga experiencia, ya no sólo<br />
que le guste cuidar a ancianos. Porque los ancianos cada vez más requieren<br />
<strong>de</strong>terminados cuidados profesionales, <strong>de</strong>terminadas medicinas, inyecciones, curar<br />
llagas” (E3).<br />
“Nuestros clientes <strong>de</strong>mandan profesionalización. Cuando nos conocen valoran nuestro<br />
trabajo” (E2).<br />
“Nosotros nos hemos dado cuenta <strong>de</strong> que con el paso <strong>de</strong>l tiempo la gente pi<strong>de</strong> cada vez<br />
más personal profesional. Ya no le vale la persona que, por <strong>de</strong>cir algo muy<br />
estereotipado, no sabe qué hacer y se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a cuidar abuelos. La gente cada vez más<br />
quiere una profesionalización, un saber hacer (...) Esta profesión se valorará cada vez<br />
más conforme la profesionalización que se dé avance” (E1).<br />
En cambio, cuando se trata <strong>de</strong> realizar servicios <strong>de</strong> compañía a ancianos que no pue<strong>de</strong>n<br />
estar solos, pero que no precisan una asistencia sanitaria específica, los usuarios no<br />
consi<strong>de</strong>ran crucial que se acrediten conocimientos específicos.<br />
“Pi<strong>de</strong>n calidad humana, más que nada. Sí que puntualmente hay alguien que quiere<br />
que le man<strong>de</strong>n a una titulada. Depen<strong>de</strong> mucho <strong>de</strong>l tema, porque si sólo es para cuidar a<br />
un abuelo no te van a pedir un título, pero si tienes que aten<strong>de</strong>r un cáncer terminal sí<br />
que te dirán que les man<strong>de</strong>s a una auxiliar. Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo que se pida prima la<br />
humanidad <strong>de</strong> la persona y la experiencia, o bien un título” (E5).<br />
“Cada vez exigen más profesionalización. Para recién nacidos siempre lo han exigido,<br />
tener un título <strong>de</strong> puericultora. Para enfermos, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la enfermedad. Aten<strong>de</strong>r a un<br />
417
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
matrimonio mayor durante cinco horas diarias mientras los hijos trabajan, lo que sería<br />
un canguro <strong>de</strong> ancianos, es en lo que se exige menos profesionalización” (E15).<br />
Los conocimientos técnicos también quedan totalmente al margen cuando se trata <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l hogar (limpieza, plancha, etc.). Para la realización <strong>de</strong> estas<br />
activida<strong>de</strong>s, la experiencia y las buenas referencias son los únicos requisitos que los<br />
gerentes entrevistados valoran, tanto si se trata <strong>de</strong> empresas intermediarias como <strong>de</strong><br />
empresas que conciertan contratos <strong>de</strong> trabajo con su plantilla.<br />
“Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> para lo que sea. Si es para limpieza pedimos experiencia y referencias<br />
(...). No siempre exigimos titulación; para el servicio doméstico no se necesita” (E7).<br />
“Cuando se trata <strong>de</strong> servicio doméstico sólo miro la experiencia” (E15).<br />
“Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> cada trabajo. A veces se pi<strong>de</strong> titulación, otras que tengas mucha<br />
experiencia. Cuando son tareas <strong>de</strong> limpieza sólo pedimos la experiencia” (E19).<br />
En cualquier caso, la profesionalización <strong>de</strong> la plantilla suele estar garantizada cuando se<br />
trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> atención a la persona, mientras que tien<strong>de</strong> a no ser tenida tan en<br />
cuenta en los servicios <strong>de</strong> atención al hogar. A tal efecto, algunas empresas están<br />
apostando por profesionalizar también las tareas domésticas <strong>de</strong> atención al hogar y<br />
po<strong>de</strong>r proporcionar una vía <strong>de</strong> inserción laboral más “digna” para aquellas mujeres que<br />
han estado trabajando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre en el servicio doméstico, habitualmente no<br />
<strong>de</strong>clarado, y que carecen <strong>de</strong> toda titulación reconocida por el mercado <strong>de</strong> trabajo. Es en<br />
este contexto que surge la figura <strong>de</strong> “auxiliar <strong>de</strong>l hogar” y que preten<strong>de</strong> erigirse como<br />
un nuevo certificado <strong>de</strong> profesionalidad.<br />
“Nosotras tenemos programada una formación para las mujeres que realicen servicios<br />
<strong>de</strong> auxiliares <strong>de</strong>l hogar. Si nos dirigimos a un perfil <strong>de</strong> mujeres que ya tienen una<br />
experiencia que han ido adquiriendo a lo largo <strong>de</strong> su vida, cuidando a enfermos, lo que<br />
preten<strong>de</strong>mos es que esta experiencia se trasla<strong>de</strong> al mundo laboral y se reconozca, con<br />
una formación muy corta, que les dé seguridad y un poco <strong>de</strong> contenidos” (E20).<br />
Algunos gerentes entrevistados constatan que los usuarios están más dispuestos a pagar<br />
un precio/hora más elevado por la realización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar<br />
(limpieza, lavado) que por las <strong>de</strong> atención <strong>de</strong> la persona (canguros, cuidado <strong>de</strong><br />
ancianos). Una posible interpretación <strong>de</strong> este fenómeno es el hecho <strong>de</strong> que, en general,<br />
los servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> las personas requieren un número mayor <strong>de</strong> horas semanales<br />
que las tareas <strong>de</strong> limpieza, por lo que resultan más caros y requieren un mayor po<strong>de</strong>r<br />
418
C9: Las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona<br />
adquisitivo por parte <strong>de</strong>l usuario. También <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que, por el momento,<br />
existen mayores barreras culturales a la externalización <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> las personas.<br />
“De hecho valoran más a la mujer <strong>de</strong> la limpieza y están más dispuestos a pagar por<br />
una mujer <strong>de</strong> la limpieza que por una auxiliar” (E8).<br />
“Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> qué. La limpieza sí que está valorada porque se usa muchísimo, como que<br />
se hace más. Aunque a la gente le choca que una agencia te preste una señora <strong>de</strong> la<br />
limpieza. En cambio, para las canguros y el cuidado <strong>de</strong> ancianos no están dispuestos a<br />
pagar tanto” (E19).<br />
419
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
10. Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio. El caso <strong>de</strong>l Área<br />
Metropolitana <strong>de</strong> Barcelona.<br />
Una vez i<strong>de</strong>ntificados los principales rasgos <strong>de</strong> los distintos segmentos <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong><br />
servicios a domicilio, <strong>de</strong>be completarse el análisis con el estudio <strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong><br />
dichas empresas en relación con la fuerza <strong>de</strong> trabajo. En primer lugar, como elemento<br />
común a todas ellas, se <strong>de</strong>tecta un proceso <strong>de</strong> marcada feminización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo. El predominio <strong>de</strong> mujeres en los servicios <strong>de</strong> proximidad se explica,<br />
principalmente, por el hecho <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s económica y socialmente<br />
<strong>de</strong>valuadas, máximamente precarizadas, cuyas tareas han sido atribuidas<br />
tradicionalmente al género femenino y, a<strong>de</strong>más, por la coinci<strong>de</strong>ncia entre su gran<br />
potencial <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo y la incorporación masiva <strong>de</strong> la mujer en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo. Esta flagrante feminización se corta transversalmente por un proceso <strong>de</strong><br />
segmentación en función <strong>de</strong> la etnia, por cuanto las mujeres inmigrantes son<br />
positivamente discriminadas en el acceso a las empresas “intermediarias”, que son las<br />
que carecen <strong>de</strong> relación laboral con sus empleadas y las que ofrecen las peores<br />
condiciones laborales; mientras, por el contrario, tien<strong>de</strong>n a ser negativamente<br />
discriminadas cuando intentan acce<strong>de</strong>r a una empresa “no intermediaria”, a pesar <strong>de</strong> la<br />
creciente dificultad <strong>de</strong> reclutar fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona. El capítulo intenta indagar<br />
cuáles son las causas que provocan dicha progresiva etnización, directamente<br />
vinculadas a las características <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante y autóctona, así como<br />
a los estereotipos, preferencias y actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los clientes/usuarios y <strong>de</strong> los propios<br />
gerentes.<br />
En la segunda parte <strong>de</strong>l capítulo se aborda la temática <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro ángulo, la perspectiva<br />
<strong>de</strong> las trabajadoras <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, a partir <strong>de</strong> los resultados<br />
obtenidos en los grupos <strong>de</strong> discusión con participantes autóctonas e inmigrantes,<br />
empleadas en dos <strong>de</strong> las empresas no intermediarias que integran la muestra <strong>de</strong><br />
entida<strong>de</strong>s entrevistadas. En el análisis se toma en cuenta la actitud y el grado <strong>de</strong><br />
satisfacción <strong>de</strong> las trabajadoras ante el trabajo remunerado que realizan en la empresa,<br />
así como sus estrategias <strong>de</strong> movilidad laboral, en función <strong>de</strong> su trayectoria laboral<br />
421
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
previa, su nivel educativo, sus condiciones <strong>de</strong> trabajo en la empresa, su situación<br />
familiar y económica, así como su proyecto migratorio en el caso <strong>de</strong> las participantes <strong>de</strong><br />
origen inmigrante. En segundo lugar, el estudio se aproxima a los imaginarios sociales<br />
que subyacen tras los servicios <strong>de</strong> proximidad, en concreto, en todo lo referente a su<br />
prestigio social y profesionalización. Se preten<strong>de</strong> observar si a la hora <strong>de</strong> manifiestar<br />
dichos imaginarios, las trabajadoras no discriminan entre las distintas activida<strong>de</strong>s<br />
(limpieza, cuidado <strong>de</strong> personas mayores) o, por el contrario, las distinguen e i<strong>de</strong>ntifican<br />
una jerarquía <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad en función <strong>de</strong> su<br />
valoración social y económica. Finalmente, el apartado concluye con una aproximación<br />
al discurso <strong>de</strong> las trabajadoras en lo referente a la coexistencia <strong>de</strong> empleadas autóctonas<br />
e inmigrantes en los servicios <strong>de</strong> proximidad, así como al tipo <strong>de</strong> relaciones que se<br />
configuran entre ambos colectivos, en términos <strong>de</strong> competencia o sustitución por el<br />
recurso trabajo, <strong>de</strong> las diferencias culturales, <strong>de</strong> los distintos “niveles <strong>de</strong> aceptación <strong>de</strong><br />
un empleo”, así como <strong>de</strong> la influencia <strong>de</strong> los prejuicios y estereotipos en la construcción<br />
<strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l “otro”.<br />
10.1. Las trabajadoras autóctonas y las trabajadoras inmigrantes en<br />
las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios. Acción y discurso <strong>de</strong> las<br />
empresas.<br />
10.1.1. El perfil <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas.<br />
El perfil <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas que trabajan en las empresas <strong>de</strong> servicios a<br />
domicilio es bastante homogéneo, a tenor <strong>de</strong> las <strong>de</strong>scripciones ofrecidas por los gerentes<br />
entrevistados, si bien es posible i<strong>de</strong>ntificar distintos tipos <strong>de</strong> trabajadoras. En primer<br />
lugar, y por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> importancia, el principal colectivo <strong>de</strong> trabajadoras autóctonas está<br />
integrado, principalmente, por mujeres mayores <strong>de</strong> 35 años, la mayoría casadas y con un<br />
nivel educativo bajo, que se incorporan al mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber criado a<br />
sus hijos. Algunas nunca se habían empleado con anterioridad; otras, por el contrario,<br />
habían trabajado principalmente como <strong>de</strong>pendientas o administrativas e interrumpieron<br />
su actividad laboral <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> casarse, para ejercer <strong>de</strong> “amas <strong>de</strong> casa”. Para todas ellas,<br />
emplearse en los servicios a domicilio constituye una <strong>de</strong> las pocas oportunida<strong>de</strong>s<br />
laborales a las que tienen acceso y, a<strong>de</strong>más, en algunos casos, les ofrece la posibilidad<br />
422
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
<strong>de</strong> conseguir una titulación específica, <strong>de</strong> la que antes carecían. La oferta <strong>de</strong> cursos<br />
formativos como auxiliares <strong>de</strong> geriatría o trabajadoras familiares es muy amplia y les<br />
permite, en poco tiempo, obtener un título que facilite su inserción laboral.<br />
Generalmente, el hecho <strong>de</strong> que estos servicios impliquen a menudo una jornada a<br />
tiempo parcial no es valorado como sinónimo <strong>de</strong> precariedad laboral por este primer<br />
grupo <strong>de</strong> trabajadoras, sino como algo positivo que les permite seguir atendiendo sus<br />
cargas familiares. La mayoría <strong>de</strong> ellas no estarían dispuestas a realizar jornadas<br />
laborales <strong>de</strong> ocho horas diarias en una fábrica o en una resi<strong>de</strong>ncia geriátrica, por<br />
ejemplo, aunque ello suponga percibir mayores ingresos y, en muchos casos, lograr<br />
mayor estabilidad laboral. Se plantean el salario como un ingreso complementario al <strong>de</strong><br />
su cónyuge, con el que conseguir una cierta autonomía económica y contribuir a la<br />
economía familiar; por lo que, según los gerentes, la actitud <strong>de</strong> este colectivo <strong>de</strong><br />
trabajadoras es, en general, poco reivindicativa. Puesto que trabajan por elección y no<br />
por necesidad, viven su trabajo remunerado <strong>de</strong> manera totalmente vocacional. En<br />
<strong>de</strong>finitiva, estamos ante mujeres cuyo proyecto <strong>de</strong> vida está en función <strong>de</strong>l <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más<br />
(esposo e hijos) y que han recibido una escasa socialización hacia el trabajo productivo.<br />
“Las cogemos con más <strong>de</strong> 25 años, ya que las <strong>de</strong> 20 no son responsables. Son mujeres<br />
que han trabajado en otros sectores <strong>de</strong> actividad y que ahora quieren incorporarse al<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo y no encuentran trabajo. También tenemos mujeres que no han<br />
trabajado nunca antes o que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> trabajar durante unos años para tener<br />
hijos. En sólo un año pue<strong>de</strong>n hacer un curso <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> geriatría y, a<strong>de</strong>más, está<br />
subvencionado” (E6).<br />
“Tenemos dos tipos <strong>de</strong> trabajadoras: por un lado, mujeres jóvenes que han estudiado<br />
<strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> clínica y hacen este trabajo por vocación; por el otro, mujeres entre 35 y<br />
45 años que vienen proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otros sectores <strong>de</strong> actividad, como trabajar en un<br />
<strong>de</strong>spacho o en una tienda, y que o bien se han quedado sin trabajo o bien lo han <strong>de</strong>jado<br />
para ocuparse <strong>de</strong> sus hijos. Cuando quieren volver a trabajar se encuentran con que no<br />
las quieren en ninguna parte. Realizan un curso <strong>de</strong> geriatría y rápidamente encuentran<br />
trabajo” (E5).<br />
“Nosotros no cogemos a personas <strong>de</strong>masiado jóvenes. Entre 30 y 60 años. Son mujeres<br />
que trabajan por vocación, aunque muchas veces se lo han planteado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
criado a los hijos y buscan una ocupación que les permita continuar ocupándose <strong>de</strong> la<br />
casa y ganar unas pesetas” (E9).<br />
423
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“La mayoría son casadas y con familia. Yo diría que la mayoría han tenido un espacio<br />
<strong>de</strong> tiempo para criar a los hijos y <strong>de</strong>spués se han querido incorporar al mundo <strong>de</strong>l<br />
trabajo y no han encontrado el trabajo que hacían antes” (E11).<br />
“Son mujeres <strong>de</strong> una media <strong>de</strong> 45 años y con estudios poco elevados. Muchas vuelven a<br />
trabajar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber criado a sus hijos” (E13).<br />
“Son mujeres que habían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> trabajar para tener hijos y que, ahora, a sus<br />
cuarenta años, quieren volver a trabajar y consiguen este trabajo a través <strong>de</strong> los<br />
cursos” (E10).<br />
Otro subgrupo importante <strong>de</strong> trabajadoras autóctonas está formado por mujeres<br />
separadas, divorciadas o viudas, con cargas familiares, que se ven obligadas a trabajar<br />
fuera <strong>de</strong> casa para po<strong>de</strong>r sostener económicamente a su familia. La falta <strong>de</strong> experiencia<br />
laboral previa y/o su escaso nivel educativo les proporciona un reducido abanico <strong>de</strong><br />
oportunida<strong>de</strong>s laborales. Es la fuerte <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> personal en los servicios domiciliarios<br />
la que las conduce hacia este sector, por lo que el factor motivacional queda relegado a<br />
un segundo plano. Estas mujeres son, generalmente, mucho más reivindicativas que las<br />
casadas; su principal objetivo es po<strong>de</strong>r trabajar cuantas más horas mejor. Abandonar los<br />
servicios domiciliarios y lograr un puesto <strong>de</strong> trabajo en una resi<strong>de</strong>ncia geriátrica<br />
constituye, para muchas <strong>de</strong> ellas, un objetivo a perseguir, por cuanto ello supone<br />
disfrutar <strong>de</strong> horarios laborales más concentrados, mayor estabilidad laboral y unos<br />
ingresos mensuales más elevados. Las largas jornadas laborales dificultan enormemente<br />
la conciliación <strong>de</strong> la vida familiar y laboral para estas trabajadoras, problemática que<br />
comparten con el resto <strong>de</strong> mujeres que encabezan familias monoparentales.<br />
“En segundo lugar están las que han accedido a planes <strong>de</strong> ocupación o a cursos <strong>de</strong>l<br />
INEM y son mujeres que no se lo planteaban como algo vocacional. Normalmente son<br />
mujeres separadas, viudas (...)” (E10).<br />
“Tengo trabajadoras muy integradas en su trabajo, que hacen muchos cursos y se<br />
reciclan constantemente, y tengo la típica trabajadora que trabaja porque quiere ganar<br />
dinero y a la que le dan igual los cursos. No tienen vocación, porque trabajan por<br />
necesidad, porque son mujeres separadas o viudas, con hijos. Estas son las más<br />
problemáticas. Las casadas, como tienen el apoyo <strong>de</strong> otro sueldo, no están tan<br />
pendientes <strong>de</strong>l salario o <strong>de</strong> las hojas que trabajan, porque trabajan como suplemento.<br />
En cambio hay muchas que viven <strong>de</strong> lo que trabajan” (E11).<br />
“Muchas son separadas y se han visto obligados a volver a trabajar. Al no tener<br />
ninguna preparación específica, empiezan a especializarse en el cuidado <strong>de</strong> personas”<br />
(E13).<br />
424
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
En algunos casos, las trabajadoras autóctonas acce<strong>de</strong>n a las empresas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
<strong>de</strong>sempeñado tareas <strong>de</strong> cuidado y/o <strong>de</strong> limpieza con anterioridad, bajo la modalidad <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico tradicional y, por lo general, <strong>de</strong> forma no <strong>de</strong>clarada. Muchas veces<br />
se trata <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia rural y originarias <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> Catalunya, que<br />
emigraron <strong>de</strong>l pueblo jóvenes para trabajar como internas en Barcelona y que, tras el<br />
matrimonio, abandonaron la modalidad <strong>de</strong> internas y han seguido trabajando como<br />
externas fijas, o bien por horas en más <strong>de</strong> un domicilio. El acceso a una empresa <strong>de</strong><br />
servicios a domicilio <strong>de</strong>l tipo B o C es valorado como un proceso <strong>de</strong> movilidad laboral<br />
ascen<strong>de</strong>nte, puesto que les da la oportunidad <strong>de</strong> obtener una cualificación laboral en la<br />
formación no reglada (auxiliar <strong>de</strong> geriatría, trabajadora familiar 677 , auxiliar <strong>de</strong>l hogar),<br />
así como <strong>de</strong> cotizar a la Seguridad Social y asegurarse una pensión durante la vejez.<br />
Para este tipo <strong>de</strong> trabajadoras, el componente motivacional es muy importante, ya que<br />
siempre han <strong>de</strong>sempeñado el mismo tipo <strong>de</strong> trabajo remunerado y, en general, están<br />
plenamente convencidas <strong>de</strong> que lo realizan por elección personal.<br />
“Todas tienen unos 40 años. Hay que ya están trabajando y quieren cubrir más horas,<br />
otras que han estado trabajando sin contrato en este sector, otras que quieren volver a<br />
trabajar y otras que no han trabajado nunca. Suelen ser mujeres con maridos que<br />
trabajan y que quieren un poquito <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. El dinero les hace falta para<br />
comprarse sus cosas” (E19).<br />
“Después hay las mujeres <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 35 años que han accedido a esta profesión (...)<br />
porque lo han estado haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, sin contrato <strong>de</strong> trabajo, y les gusta, y se<br />
han ido reciclando y formando” (E10).<br />
Finalmente, existe otro perfil <strong>de</strong> trabajadora autóctona que es diametralmente opuesto a<br />
los anteriormente <strong>de</strong>scritos. Se trata <strong>de</strong> mujeres jóvenes, menores <strong>de</strong> 25 años, con<br />
mejores oportunida<strong>de</strong>s laborales que el resto <strong>de</strong> trabajadoras, que han concluido<br />
estudios <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> clínica. Se plantean trabajar en el sector domiciliario como una<br />
salida profesional temporal, que les permita adquirir profesionalidad y experiencia, a la<br />
espera <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r encontrar un empleo en un hospital o, en menor medida, en una<br />
resi<strong>de</strong>ncia geriátrica. Para estas chicas, los bajos salarios o la ausencia <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong><br />
677 La titulación <strong>de</strong> “trabajador familiar”, que hasta ahora era un curso <strong>de</strong> formación ocupacional que<br />
pertenecía a la formación no reglada, se ha integrado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la formación reglada con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
la nueva Formación Profesional, concretamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l módulo profesional <strong>de</strong> Grado Superior <strong>de</strong><br />
“Técnico superior en Integración social”. Se trata <strong>de</strong> un título <strong>de</strong> dos años <strong>de</strong> duración, cuya vía <strong>de</strong> acceso<br />
exige contar con el título <strong>de</strong> Bachiller o el COU. Si bien este cambio contribuye a aumentar la<br />
425
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
trabajo no suponen ningún impedimento, ya que su objetivo es abandonar los servicios<br />
domiciliarios a corto plazo. Este perfil <strong>de</strong> trabajadoras se encuentra exclusivamente en<br />
aquellas empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio especializadas en servicios sanitarios.<br />
“La mayor parte son mujeres. No siempre son las mismas, va variando. Muchas se van<br />
a trabajar a resi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> ancianos, en una clínica. Son esporádicas. Trabajan aquí<br />
un tiempo hasta que encuentran un trabajo fijo con el sueldo que ellas quieren” (E17)<br />
“Trabajamos con gente joven, entre 18 y 26 años. Es difícil encontrar personal porque<br />
la gente prefiere un hospital. Es como un lugar <strong>de</strong> paso” (E12).<br />
“Las trabajadoras trabajan aquí <strong>de</strong> paso. Es un trabajo duro y poco reconocido. Para<br />
ellas es un paso para coger experiencia y <strong>de</strong>spués po<strong>de</strong>r ir a las resi<strong>de</strong>ncias o a un<br />
hospital. Quieren un trabajo más estable, con horarios menos variables. Se acaban<br />
cansando” (E8)<br />
“Tenemos trabajadoras entre 25 y 45 años. Las más jóvenes han escogido esta<br />
profesión. Muchas son auxiliares <strong>de</strong> clínica” (E10).<br />
10.1.2. Las trabajadoras inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios.<br />
La mayoría <strong>de</strong> las empresas con contratación <strong>de</strong> la plantilla (TIPO B y TIPO C) cuentan<br />
mayormente con personal autóctono. En algunas conviven, a<strong>de</strong>más, un pequeño grupo<br />
<strong>de</strong> trabajadoras extranjeras que cuentan con un período <strong>de</strong> larga estancia en Catalunya<br />
(muchas <strong>de</strong> ellas incluso han accedido ya a la nacionalidad española), con mucha<br />
experiencia en el sector y con una titulación (auxiliar <strong>de</strong> geriatría, trabajadora familiar,<br />
etc.) obtenida en la sociedad receptora. En estos casos, los gerentes manifiestan que no<br />
existe ningún tipo <strong>de</strong> discriminación laboral por razones <strong>de</strong> etnia a la hora <strong>de</strong><br />
seleccionar al personal, siempre que se trate <strong>de</strong> candidatas inmigrantes tituladas, que no<br />
sean recién llegadas y que estén en situación regular, preferentemente naturalizadas.<br />
“La mayoría son gente <strong>de</strong>l país. También tenemos a inmigrantes nacionalizados, que<br />
han trabajado durante muchos años en el sector y que tienen formación, sobre todo<br />
latinoamericanas” (E16)<br />
“Tenemos pocas mujeres extranjeras porque cada vez les exigimos más. Les exigimos<br />
permiso <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. Las que tenemos nosotros ya llevan tiempo en<br />
España y casi todas ya tienen la nacionalidad española” (E17)<br />
profesionalización y la valoración social <strong>de</strong> esta profesión, excluye a buena parte <strong>de</strong> las personas que se<br />
<strong>de</strong>dican a ella, las mujeres sin estudios.<br />
426
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Tenemos trabajadoras extranjeras, pero con la titulación obtenida aquí” (E8)<br />
“Tenemos unas 6 trabajadoras inmigrantes. Las mujeres extranjeras que están<br />
formadas tienen las mismas oportunida<strong>de</strong>s que las autóctonas en este sector, pero,<br />
claro, hay un volumen importante <strong>de</strong> inmigrantes que no están formadas. Una mujer<br />
inmigrante que trabaje en el servicio doméstico coge experiencia y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>be<br />
plantearse hacer cursos y adquirir una titulación. Es entonces cuando pue<strong>de</strong> empezar a<br />
pensar en hacer el salto hacia una empresa como la nuestra. Si no hace algunos años<br />
que están en el país no valoran las ventajas que supone estar en una empresa” (E10).<br />
“A veces me llaman [las extranjeras] para ofrecerse y nunca tienen título. Sólo dicen<br />
que tienen experiencia pero a mí no me sirve. La Administración sólo acepta personas<br />
con título, me obligan a ello” (E11).<br />
“Lo que ocurre es que muchas son recién llegadas, ilegales, y tú no las pue<strong>de</strong>s<br />
contratar” (E21).<br />
“No tenemos mujeres inmigrantes. Ya me gustaría, porque trabajan muy bien. Pero las<br />
que vienen aquí, que son casi siempre ecuatorianas, no tienen papeles y si no tienen<br />
papeles no las puedo contratar” (E18).<br />
El hecho <strong>de</strong> que las mujeres inmigrantes hayan residido durante muy poco tiempo en la<br />
sociedad receptora es valorado negativamente por las empresas, puesto que muy a<br />
menudo significa no compartir las mismas pautas culturales en cuanto a la higiene, las<br />
costumbres culinarias, etc. Para muchas <strong>de</strong> estas empresas, el requisito <strong>de</strong> exigir una<br />
titulación obtenida en la sociedad receptora no sólo sirve para excluir a las candidatas<br />
recién llegadas, sino que garantiza que la trabajadora inmigrante haya adquirido los<br />
mismos referentes culturales <strong>de</strong>l usuario.<br />
“Ahora ya no cogemos a personas extranjeras, a no ser que vengan con el título <strong>de</strong><br />
auxiliares formadas aquí. Si vienen sin título y hace poco tiempo que están en España,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que no. No saben cocinar, no saben limpiar. No saben ni hacer una cama<br />
con sábanas, hasta este punto llegan. No las po<strong>de</strong>mos coger en esta situación. Nosotros<br />
lo que hacemos es mandarlas a un centro <strong>de</strong> estudios y cuando tienen el título vuelven”<br />
“Tenemos personal extranjero, sudamericanas, marroquíes. Pero con titulación. Son<br />
mujeres que ya llevan bastante tiempo aquí, que ya tienen una trayectoria legal<br />
normalizada. Para este trabajo es necesario compartir el mismo referente cultural que<br />
el usuario, por lo que una mujer inmigrante que acaba <strong>de</strong> llegar no pue<strong>de</strong> realizar este<br />
trabajo” (E13).<br />
“No exigimos una cualificación profesional, pero si está el tema <strong>de</strong> que hay una<br />
diferencia cultural, la manera que nosotros consi<strong>de</strong>ramos que es normal hacer aquí<br />
427
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
una limpieza <strong>de</strong> la casa, por ejemplo, no es lo mismo que en Ecuador, sobre todo si<br />
proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> ámbito rural” (E21).<br />
Sólo en dos <strong>de</strong> las empresas entrevistadas que contratan directamente a su plantilla<br />
(TIPO B y TIPO C) se ha <strong>de</strong>tectado la estricta norma <strong>de</strong> no proporcionar empleo, en<br />
ningún caso, a personal extranjero. Uno <strong>de</strong> los gerentes justifica tal <strong>de</strong>cisión por las<br />
malas experiencias anteriores que parece ser que ha vivido su empresa con este tipo <strong>de</strong><br />
trabajadoras, a las que <strong>de</strong>fine como no cualificadas, manipuladoras y extremadamente<br />
conflictivas.<br />
“Mujeres inmigrantes no tenemos, porque nuestra experiencia nos ha dado resultados<br />
muy negativos. Preferimos trabajadoras nacionales. Acostumbran a tener títulos no<br />
homologables. Pero no es sólo un problema <strong>de</strong> cualificación. Es un personal muy<br />
conflictivo. Primero lo aceptan todo y <strong>de</strong>spués cogen unas costumbres que no son las<br />
que nosotros aprobamos. No es lo mismo ser educado que empalagoso. Se traen visitas<br />
a la casa <strong>de</strong>l enfermo. Alguna <strong>de</strong> ellas ha intentado pactar con el cliente para que<br />
<strong>de</strong>spida a la trabajadora española. No quiero <strong>de</strong>cir que todas sean iguales, pero mi<br />
experiencia no ha sido positiva. Incluso hay trabajadoras autóctonas que se niegan a<br />
hacer turnos con extranjeras. Siempre quieren dominar el servicio” (E2)<br />
En las empresas intermediarias, en cambio, se produce el fenómeno contrario, la<br />
selección preferente <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante, por cuanto la mayor parte <strong>de</strong> la<br />
plantilla está constituida por mujeres inmigrantes. Algunas <strong>de</strong> estas empresas<br />
intermediarias sí toman en cuenta el estatuto jurídico y la formación <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
a la hora <strong>de</strong> admitirlas, aunque ésta no sea la práctica más habitual.<br />
“Hay muchas mujeres extranjeras. Son todas sudamericanas. Lo único que marcamos<br />
es la obligatoriedad que tengan el título y sus papeles <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia en España<br />
totalmente en regla. La titulación, que esté convalidada en España. Y si no tienen,<br />
tenemos contactos con gente que da cursos <strong>de</strong> formación. Haz el curso y cuando acabes<br />
vuelve. No te cerramos la puerta, pero ahora no tenemos mercado para ti” (E1).<br />
La mayor parte <strong>de</strong> empresas intermediarias, por lo general, no “pue<strong>de</strong>n” ser selectivas.<br />
Muchas admiten a mujeres indocumentadas que necesitan con urgencia ganar dinero, ya<br />
que <strong>de</strong> otro modo no encontrarían fuerza <strong>de</strong> trabajo dispuesta a aceptar las pésimas<br />
condiciones laborales que ofrecen. Las empresas intermediarias optan por emplear a<br />
mujeres inmigrantes (y, en menor medida, también a hombres inmigrantes) <strong>de</strong> origen<br />
latinoamericano, magrebí o proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Europa <strong>de</strong>l Este. En el caso <strong>de</strong>l servicio<br />
428
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
doméstico interno, todos los gerentes entrevistados coinci<strong>de</strong>n en señalar que se trata <strong>de</strong><br />
una modalidad ocupada exclusivamente por personal extranjero.<br />
“La mayor parte <strong>de</strong> los trabajadores que tenemos son mujeres inmigrantes. La mayoría<br />
son indocumentadas, no pue<strong>de</strong>n ir a una empresa <strong>de</strong> servicios que contrate al personal<br />
porque están indocumentadas. Trabajan en el servicio doméstico porque no se les da<br />
otra oportunidad. Las que van a regresar a su país no quieren cotizar a la Seguridad<br />
Social. La mayoría quieren regresar. También hay hombres ilegales. Hacen todo lo que<br />
hace una señora en casa: cocinar, planchar, lavar.... Los que yo tengo colocados hacen<br />
todo lo que es <strong>de</strong> casa, también tengo a jardineros y chóferes. Se cogen a lo que hay: el<br />
servicio doméstico. Lo hacen porque tienen que comer” (E14).<br />
“Para ir <strong>de</strong> internas sólo tenemos a extranjeras. Ganan un sueldo y ahorran, porque no<br />
pagan los gastos <strong>de</strong> una casa. Igual se han <strong>de</strong>jado a su familia en el país <strong>de</strong> origen y<br />
necesitan enviar una parte importante <strong>de</strong> su sueldo a su país” (E1)<br />
“Tenemos muchas trabajadoras latinas, en mayor proporción que mujeres españolas.<br />
Un latino se coloca muy rápido como cuidador, no tarda más <strong>de</strong> un mes en encontrar<br />
trabajo cuando llegan, si tienen los papeles en regla. Todos los servicios <strong>de</strong> 24 horas<br />
los cubre personal latino” (E3)<br />
“Tenemos muchas extranjeras. Básicamente son peruanas, aunque también tenemos<br />
alguna cubana, ecuatoriana, chilena. También tenemos hombres cuidadores, pero todos<br />
son inmigrantes. Son arquitectos, ingenieros, abogados, médicos. Son hombres que se<br />
han ocupado <strong>de</strong> cuidar a alguien en su país <strong>de</strong> origen” (E9).<br />
Tales prácticas <strong>de</strong> las empresas intermediarias favorecen la presencia <strong>de</strong> mujeres<br />
inmigrantes en la economía sumergida y son juzgadas muy críticamente por parte <strong>de</strong> los<br />
gerentes <strong>de</strong> las entida<strong>de</strong>s que contratan directamente a su plantilla. Por un lado, acusan a<br />
estas empresas (y, por extensión, a las trabajadoras que aceptan sus condiciones) <strong>de</strong><br />
acentuar, con sus bajas tarifas, la poca valoración tanto social como económica <strong>de</strong> los<br />
servicios domiciliarios y, en consecuencia, <strong>de</strong> <strong>de</strong>valuar las condiciones <strong>de</strong> empleo <strong>de</strong>l<br />
resto <strong>de</strong> trabajadores. Por el otro, <strong>de</strong>nuncian el hecho <strong>de</strong> que se sirvan <strong>de</strong> personal poco<br />
cualificado, cuyas negligencias en los domicilios en los que trabajan inci<strong>de</strong>n<br />
negativamente en la percepción <strong>de</strong>l usuario sobre la profesionalidad <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l<br />
sector.<br />
“El hecho <strong>de</strong> que la profesión no esté valorada y el hecho <strong>de</strong> que se recurra a la<br />
economía sumergida con mujeres sudamericanas explica que este trabajo esté mal<br />
pagado” (E17).<br />
429
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“No se pue<strong>de</strong> competir con las otras empresas, porque están todas estas mujeres<br />
extranjeras colombianas, que vienen <strong>de</strong> fuera. Les pagan 60.000 ó 70.000 pesetas al<br />
mes y para ellas es mucha cantidad, porque en su país cobraban cuatro duros. Hay<br />
empresas que ofrecen servicios a 500 pesetas la hora. En estas empresas van a parar<br />
muchas mujeres extranjeras” (E11).<br />
“Deberían <strong>de</strong>finirse y asumir lo que les toca. No <strong>de</strong>berían explotar precios ni trabajar<br />
más horas <strong>de</strong> las que <strong>de</strong>ben, ni asumir tareas que no pue<strong>de</strong>n asumir. Están<br />
contribuyendo totalmente a <strong>de</strong>valuar estos servicios, no porque sean extranjeras, sino<br />
por lo que hacen en los domicilios. La semana pasada fuimos a cambiar una sonda y el<br />
paciente había sido mal sondado por una mujer inmigrante. El cliente me dijo, ah, es la<br />
chica que tenemos” (E4).<br />
En <strong>de</strong>finitiva, la presencia <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante en las empresas <strong>de</strong> servicios<br />
a domicilio no se distribuye <strong>de</strong> manera homogénea a lo largo <strong>de</strong> los distintos tipos <strong>de</strong><br />
empresa que se han <strong>de</strong>tectado (A, B y C); lejos <strong>de</strong> ser así, el discurso <strong>de</strong> los gerentes<br />
entrevistados permite i<strong>de</strong>ntificar un proceso <strong>de</strong> etnoestratificación, por cuanto las<br />
mujeres inmigrantes son reclutadas principalmente en las empresas intermediarias (Tipo<br />
A), don<strong>de</strong> se ofrecen, por lo general, las peores condiciones laborales y salariales,<br />
mayor tiempo presencial (máxime en el caso <strong>de</strong>l servicio doméstico interno), la no<br />
diferenciación <strong>de</strong> tareas (cuidar <strong>de</strong> un niño o <strong>de</strong> un anciano a la vez que realizar las<br />
tareas <strong>de</strong> limpieza) y, a<strong>de</strong>más, la trabajadora carece <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo a través <strong>de</strong>l<br />
Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad Social. Este mercado, en estos momentos, está<br />
prácticamente saturado por personal extranjero y, por lo general, la empresa no exige<br />
ningún requisito a la trabajadora en el momento <strong>de</strong> admitirla, salvo -aunque sólo en<br />
algunos casos-, el <strong>de</strong> no ser irregular y contar con un permiso <strong>de</strong> trabajo en vigor. El<br />
hecho <strong>de</strong> que no existan candidatas autóctonas dispuestas a emplearse bajo estas<br />
condiciones <strong>de</strong> empleo ha acelerado enormemente este proceso <strong>de</strong> sustitución <strong>de</strong> fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo autóctona por inmigrante.<br />
En cambio, cuando se trata <strong>de</strong> empresas con la plantilla contratada (Tipo B y Tipo C),<br />
las candidatas extranjeras concurren con las autóctonas a la hora <strong>de</strong> obtener un puesto<br />
<strong>de</strong> trabajo; compiten en igualdad <strong>de</strong> condiciones en el mejor <strong>de</strong> los casos, o, en el peor,<br />
son directamente rechazadas por la empresa por razones <strong>de</strong> etnia. En estas entida<strong>de</strong>s,<br />
por lo general, las trabajadoras realizan activida<strong>de</strong>s que exigen algún tipo <strong>de</strong> titulación<br />
(ayudantes <strong>de</strong> geriatría, trabajadoras familiares, etc.) y que suponen la realización <strong>de</strong><br />
una tarea especializada. Los requisitos que se exigen en el proceso <strong>de</strong> selección reducen<br />
430
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
enormemente, hoy por hoy, el potencial <strong>de</strong> trabajadoras extranjeras con posibilida<strong>de</strong>s<br />
reales <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a estos puestos <strong>de</strong> trabajo, por cuanto <strong>de</strong>ben acreditar experiencia en el<br />
sector, una larga trayectoria en la sociedad receptora –mejor si ya han conseguido la<br />
nacionalidad española- y una titulación específica.<br />
Para las trabajadoras inmigrantes, acce<strong>de</strong>r a una empresa <strong>de</strong>l Tipo B o Tipo C<br />
constituye prácticamente la única estrategia <strong>de</strong> movilidad laboral ascen<strong>de</strong>nte a medio o<br />
a largo plazo que les permite la sociedad receptora (aparte <strong>de</strong> establecer un negocio por<br />
su cuenta). Aunque este tipo <strong>de</strong> movilidad no supone un cambio <strong>de</strong> actividad, sí<br />
conlleva abandonar el servicio doméstico tradicional, así como mejorar su status social<br />
y el tipo <strong>de</strong> relación que se mantiene con el usuario, más alejada <strong>de</strong>l servilismo y la<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Sin embargo, este proceso es apto sólo para aquellas mujeres inmigrantes<br />
cuyo proyecto migratorio sea establecerse <strong>de</strong> manera más o menos <strong>de</strong>finitiva en la<br />
sociedad receptora con su familia, ya que implica hacer frente a los gastos <strong>de</strong> la<br />
vivienda (a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en el caso <strong>de</strong>l servicio doméstico interno) y,<br />
muchas veces, ver menguar el salario <strong>de</strong>bido al pago <strong>de</strong> las cotizaciones en el Régimen<br />
General <strong>de</strong> la Seguridad Social. Cuando no es este el caso, para la trabajadora<br />
inmigrante pue<strong>de</strong>n resultar más atractivas otras modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inserción laboral, tales<br />
como el servicio doméstico interno o la economía sumergida. En <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
los servicios <strong>de</strong> proximidad, es posible para la mujer inmigrante ir escalando posiciones<br />
hacia mejores condiciones laborales, a base <strong>de</strong> realizar labores cada vez más<br />
especializadas y con horarios menos opresivos.<br />
10.1.3. Preferencias <strong>de</strong> los clientes/usuarios.<br />
En términos generales, las empresas que contratan a su plantilla (Tipo B y C) no suelen<br />
enfrentarse a clientes que rechacen abiertamente a las trabajadoras por razones <strong>de</strong> etnia.<br />
Aunque, no es menos cierto que, en un principio, todos los usuarios acostumbran a<br />
solicitar personal autóctono. Las reticencias iniciales son comprensibles, si se tiene en<br />
cuenta que para muchos sigue vigente el prototipo <strong>de</strong> empleada doméstica tradicional,<br />
creado a partir <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> la mujer autóctona que se ha <strong>de</strong>dicado al servicio<br />
doméstico durante toda su trayectoria laboral. Por otra parte, muchos clientes<br />
431
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
presuponen que, si emplean a una trabajadora extranjera, las diferencias culturales y/o<br />
idiomáticas van a ser un importante obstáculo para el entendimiento.<br />
“A veces hay clientes que no quieren extranjeras. Pero como nosotros tenemos buenas<br />
referencias <strong>de</strong> todas las trabajadoras extranjeras, en general no tenemos ningún<br />
problema con el cliente” (E6).<br />
“No hemos <strong>de</strong>tectado discriminación hacia las extranjeras. La gente mayor lo que sí<br />
pi<strong>de</strong> a menudo es que la trabajadora hable catalán, porque se sienten más cómodos”<br />
(E10)<br />
“No hemos observado ningún tipo <strong>de</strong> discriminación. Nos hemos encontrado con algún<br />
caso en el que no han querido a mujeres extranjeras, pero no es habitual” (E13).<br />
“No tenemos problemas con las extranjeras, aunque todo el mundo prefiere que sea una<br />
persona <strong>de</strong> aquí, lo que pasa es que no hay. Lo prefieren sobre todo porque tienen en<br />
mente la figura <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong> la limpieza <strong>de</strong> antes” (E21).<br />
Sin embargo, otros gerentes entrevistados manifiestan que es habitual que los clientes se<br />
nieguen rotundamente a que sea una trabajadora extranjera la que realice un servicio,<br />
partiendo <strong>de</strong> la premisa <strong>de</strong> que dicha trabajadora va a estar insuficientemente<br />
cualificada. Los usuarios justifican esta discriminación por el hecho <strong>de</strong> haber tenido<br />
malas experiencias con trabajadoras extranjeras con anterioridad, haciéndolas<br />
extensibles al conjunto <strong>de</strong>l colectivo. Este rechazo se dirige especialmente hacia el<br />
personal proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Latinoamérica, que realiza habitualmente este tipo <strong>de</strong><br />
activida<strong>de</strong>s en el servicio doméstico tradicional, tanto formal como informal. Puesto<br />
que, en muchas ocasiones, estos clientes recurren a una empresa tras un percance con<br />
alguna empleada extranjera, sólo están dispuestos a pagar un importe económico más<br />
elevado por el servicio, si ello significa que lo preste una trabajadora autóctona, a la que<br />
presuponen mayor profesionalidad.<br />
“Los clientes prefieren a españolas porque han tenido malas experiencias con<br />
extranjeras. Nosotros hemos tenido malas experiencias con latinoamericanas” (E17).<br />
“Hay clientes que están acostumbrados a extranjeras, a una persona <strong>de</strong> Ecuador, <strong>de</strong>l<br />
Perú o <strong>de</strong> Marruecos y les ha ido bien, les ha funcionado. Cuando alguien rechaza a a<br />
una trabajadora extranjera es porque no le ha ido bien con alguna <strong>de</strong> ellas. Entonces<br />
no quiere repetir la experiencia” (E7).<br />
“Normalmente suele <strong>de</strong>berse a una mala experiencia anterior con extranjeros. Tuvimos<br />
a una persona y nos pasó esto, esto y aquello y, claro, no queremos repetir. Y ellos no<br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
se dan cuenta, pero la mala prensa se la hacen ellos mismos. Porque llegan personas<br />
no profesionales y, claro, todos ten<strong>de</strong>mos a generalizar. Pues resulta que si un peruano<br />
o una peruana funcional mal, pues la persona ya no quiere más” (E1).<br />
“Algunas veces sí. Simplemente porque han tenido alguna experiencia negativa con<br />
alguna <strong>de</strong> ellas” (E8).<br />
“Nos hemos encontrado con algunos casos que no querías sudamericanas, porque han<br />
tenido mala experiencia con ellas, sobre todo con las peruanas” (E16).<br />
Ante esta mala imagen que algunos usuarios atribuyen a las mujeres inmigrantes, unos<br />
gerentes están convencidos <strong>de</strong> que la presencia <strong>de</strong> personal extranjero es<br />
contraproducente para la empresa, ya que favorece que los clientes no valoren sus<br />
servicios con suficiente seriedad y profesionalidad. Esta constatación pue<strong>de</strong> llegar a<br />
traducirse en el diseño <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> contratación basadas en la discriminación<br />
sistemática por razones <strong>de</strong> etnia a la hora <strong>de</strong> reclutar a una nueva trabajadora,<br />
in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> la formación y la experiencia que posea la candidata extranjera.<br />
En consecuencia, estas empresas reflejan los estereotipos y representaciones<br />
compartidas por los usuarios a la hora <strong>de</strong> seleccionar a su plantilla. Si bien ello obe<strong>de</strong>ce,<br />
en principio, a un criterio <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuación <strong>de</strong> los servicios a las exigencias <strong>de</strong>l cliente, qué<br />
duda cabe que estas prácticas no sólo contribuyen a perpetuar los estereotipos, sino que,<br />
en cierta medida, los generan (STASIULIS, BAKAN 1997).<br />
“Sí, somos conscientes que tener personal sudamericano pue<strong>de</strong> contribuir a ofrecer<br />
una mala imagen, no por el hecho <strong>de</strong> ser sudamericanas, sino porque la gente piensa<br />
que tal vez no contratamos legalmente a la plantilla y esto crea reticencias. Pue<strong>de</strong>n<br />
pensar que no todo está tan claro y limpio como <strong>de</strong>cimos. Por ello, si es necesario, lo<br />
que hacemos es mostrar el contrato <strong>de</strong> nuestras trabajadoras al cliente” (E16).<br />
“El sudamericano no está valorado. El cliente piensa que no es una persona<br />
cualificada. Por eso preferimos enviar a las sudamericanas a otras empresas, aunque<br />
las hayamos formado nosotros. No queremos fallar al cliente. Cuando se prefiere a<br />
personal extranjero es para ahorrarse dinero. Nadie nos ha dicho directamente que<br />
prefiere a alguien extranjero. Nos llegan muchas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> personas que antes<br />
tenían personal extranjero y que no han quedado satisfechos” (E4).<br />
Algunos gerentes se muestran abiertamente racistas. Lejos <strong>de</strong> atribuir el rechazo <strong>de</strong>l que<br />
son víctimas las trabajadoras inmigrantes a una cuestión <strong>de</strong> prejuicios, consi<strong>de</strong>ran que<br />
son las negligencias y las inapropiadas conductas <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
inmigrantes las que lo generan. Afirman que las actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los usuarios hacia las<br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
trabajadoras inmigrantes son positivas en un primer momento, pero acusan a las mujeres<br />
inmigrantes <strong>de</strong> provocar ellas mismas el rechazo, tan pronto como se inicia el servicio y<br />
el cliente constata su falta <strong>de</strong> preparación y su irresponsabilidad.<br />
“El cliente en principio se encuentra a gusto con ellas, <strong>de</strong>spués ya no. El propio cliente<br />
te dice que no quiere personal extranjero. No son personas responsables, no es sólo<br />
hablar, es llevar una medicación y una higiene. De entrada parece que lo saben hacer<br />
todo, pero <strong>de</strong>spués ya no” (E2).<br />
Sin embargo, el segmento <strong>de</strong> clientes que concurre a las empresas intermediarias (Tipo<br />
A) manifiesta actitu<strong>de</strong>s claramente opuestas ante la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante. Los<br />
gerentes <strong>de</strong> estas empresas <strong>de</strong>tectan que los usuarios prefieren explícitamente al<br />
colectivo <strong>de</strong> trabajadoras extranjeras antes que a las autóctonas. Atribuyen tal<br />
preferencia, principalmente, al hecho <strong>de</strong> que el cliente esté convencido <strong>de</strong> que va a<br />
ahorrar dinero si contrata sus servicios, al presuponer que una empresa con personal<br />
extranjero ofrecerá tarifas más bajas (salarios más bajos, impago <strong>de</strong> las cotizaciones a la<br />
Seguridad Social) y que las trabajadoras extranjeras van a ser menos exigentes y<br />
reivindicativas que las autóctonas en cuanto a la remuneración y a las condiciones<br />
laborales.<br />
“Prefieren a las extranjeras porque creen que les va a salir más barato” (E8).<br />
“La mayoría <strong>de</strong> señoras españolas prefieren a una extranjera. Creo que es <strong>de</strong>bido al<br />
sueldo y porque las trabajadoras españolas si hay mucha faena en la casa no van,<br />
porque dicen que les pagan poco” (E14).<br />
Pero en esta predilección hacia la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera no sólo interviene el<br />
ahorro económico, sino también una serie <strong>de</strong> razones vinculadas a su modo <strong>de</strong> ser, a su<br />
carácter, más que a su formación o preparación. Atributos como “ser cariñosa”, la<br />
“paciencia” o la “docilidad” son muy valorados a la hora <strong>de</strong> cuidar ancianos, por<br />
ejemplo.<br />
“Generalmente se prefiere a las trabajadoras latinas, porque las tienen como más<br />
cariñosas” (E3).<br />
“En el tema <strong>de</strong> los ancianos hay discriminación positiva <strong>de</strong> las extranjeras (...) Cuando<br />
se trata <strong>de</strong> personas mayores son muy valoradas, porque la tranquilidad y la lentitud sí<br />
es valorada para cuidar a una persona mayor. Tienen mucha paciencia, son muy<br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
cariñosas. Todo lo hacen <strong>de</strong>spacio, pero como se están en la casa muchísima horas, da<br />
lo mismo” (E5).<br />
“Si la persona sabe lo que hace, es cariñosa y amable, no tendrá ningún problema. De<br />
hecho, si la persona a cuidar tiene mal genio o es rebel<strong>de</strong>, incluso le aconsejamos una<br />
extranjera, ya que tienen más paciencia y ductilidad, se saben adaptar mejor a las<br />
cosas y no tienen el horario tan estricto como una <strong>de</strong> aquí” (E9).<br />
“Sin embargo, para el cuidado <strong>de</strong> personas mayores, por ejemplo, son, en general<br />
fantásticos. Tienen una cosa admirable, que es que les gustan las personas mayores,<br />
tienen respeto y cariños hacia la persona mayor, con lo cual hacen muy bien el trabajo<br />
y a gusto <strong>de</strong> otros” (E21).<br />
No ocurre lo mismo cuando se trata <strong>de</strong> llevar a cabo activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> limpieza por horas<br />
en el domicilio. En estos casos, estos mismos atributos influyen <strong>de</strong> manera negativa, por<br />
cuanto convierten a las mujeres inmigrantes en más lentas y menos productivas (sobre<br />
todo las latinoamericanas); sin olvidar la mención al distinto bagaje cultural <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras extranjeras, cuyas diferencias con respecto al modo occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> realizar<br />
el trabajo reproductivo (higiene <strong>de</strong> la casa, cocina, etc.) pue<strong>de</strong> obstaculizar su correcta<br />
realización.<br />
“En el tema <strong>de</strong> la limpieza hay discriminación negativa. Para limpiar se prefiere a<br />
españolas, porque las extranjeras son cariñosas y honradas, pero son lentas, ya sea por<br />
cuestión <strong>de</strong> costumbre, clima o raza. Cuando <strong>de</strong>ben realizar limpieza por horas, esta<br />
actitud las perjudica, aunque hagan el trabajo muy bien. También influye mucho la<br />
cocina. La mayoría no saben cocinar. Saben cocinar <strong>de</strong> su país. Yo les insisto en que<br />
aprendan a cocinar, que es muy fácil. Pero a ellas les cuesta mucho la cocina<br />
autóctona” (E5).<br />
“La gente se queja <strong>de</strong> que las latinoamericanas son mucho más lentas. La gente está<br />
acostumbrada a la mujer <strong>de</strong> la limpieza <strong>de</strong> aquí, que es un ciclón. Ellos hacen las cosas<br />
<strong>de</strong> otra manera” (E21).<br />
Curiosamente, los atributos que atribuyen los clientes a las mujeres inmigrantes como<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo varían según colectivos. La “lentitud”, la “baja eficiencia”, la<br />
“docilidad” y el “buen carácter” son características achacadas principalmente a las<br />
mujeres latinoamericanas, más afines por el hecho <strong>de</strong> compartir la lengua materna y<br />
unos patrones culturales similares. A las mujeres marroquíes, en cambio, se les atribuye<br />
“rapi<strong>de</strong>z” y “fuerza”, cualida<strong>de</strong>s enormemente valoradas para la ejecución <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong><br />
infraestructura <strong>de</strong>l hogar, aunque se las consi<strong>de</strong>ra más distantes por su lengua y cultura.<br />
En este sentido, las mujeres musulmanas se enfrentan a otro tipo <strong>de</strong> discriminación, por<br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
cuanto sus prácticas religiosas constituyen un hándicap para muchos <strong>de</strong> los usuarios<br />
(forma <strong>de</strong> vestir, no comer cerdo, etc.). Por lo tanto, las representaciones según la etnia<br />
o la nacionalidad generan una jerarquización <strong>de</strong> las empleadas domésticas a partir <strong>de</strong> la<br />
asociación <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los colectivos a una personalidad <strong>de</strong>terminada y, en<br />
consecuencia, a unas <strong>de</strong>terminadas tareas -a su vez, también jerarquizadas- <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico (PRATT 1999; COX 1999). Estas asociaciones se van convirtiendo en<br />
estereotipos a medida que se van generalizando al conjunto <strong>de</strong>l colectivo y actúan<br />
in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> las características individuales <strong>de</strong> cada mujer. En consecuencia,<br />
se parte <strong>de</strong> características naturales (personales) <strong>de</strong> las trabajadoras y <strong>de</strong> ellas se infieren<br />
rasgos culturales que se extien<strong>de</strong>n a todo el grupo.<br />
“Las marroquíes son muy buenas trabajadoras y más afines que las latinoamericanas<br />
en temas <strong>de</strong> comida, <strong>de</strong> limpieza y <strong>de</strong> organización <strong>de</strong>l hogar. Parece mentira pero es<br />
así, quizás porque en este país son las mujeres las que trabajan. Son mujeres <strong>de</strong> carga<br />
Sin embargo, la religión es un obstáculo. Hay gente a quien no les gusta que lleven un<br />
pañuelo. Luego hay gente sin prejuicios, que tienen problemas con ellas porque no<br />
pue<strong>de</strong>n ni manipular ni comer cerdo en las comidas y resulta muy pesado tener que<br />
hacer comida especial para ellas. Muchos clientes que han tenido a mujeres<br />
marroquíes no quieren volver a repetir la experiencia” (E21).<br />
A modo <strong>de</strong> síntesis, la actitud <strong>de</strong> los usuarios ante la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera difiere<br />
según la modalidad <strong>de</strong> empresa a la que concurren (Tipo A, B o C) y coinci<strong>de</strong> con la<br />
política <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> personal manifestada por los gerentes <strong>de</strong> cada tipo <strong>de</strong> empresa.<br />
Cuando el cliente opta por una empresa intermediaria (Tipo A), discrimina<br />
positivamente a la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera, al tener perfectamente asumido que<br />
podrá ahorrarse dinero y obtendrá una serie <strong>de</strong> ventajas <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l “modo <strong>de</strong> ser” <strong>de</strong><br />
estas trabajadoras; es <strong>de</strong>cir, los criterios <strong>de</strong> preferencia son <strong>de</strong> naturaleza personal y no<br />
tanto profesional. Estereotipos resultado <strong>de</strong> la interrelación entre género y etnia<br />
confluyen y convierten en más atractiva la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera para el usuario.<br />
Por el contrario, cuando el cliente da prioridad a la profesionalidad <strong>de</strong>l servicio y está<br />
dispuesto a pagar tarifas más elevadas (empresas Tipo B ó C), empiezan a aflorar las<br />
reticencias hacia la fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera. Aunque las experiencias narradas por<br />
los gerentes revelan que las prácticas <strong>de</strong> rechazo <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante no<br />
son en absoluto generalizables, sí se constata que el cliente, por lo general, espera ser<br />
atendido por una mujer autóctona y que asocia la condición <strong>de</strong> inmigrante a la falta <strong>de</strong><br />
profesionalidad y cualificación <strong>de</strong> la trabajadora.<br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
10.1.4. Trabajadoras autóctonas y trabajadoras inmigrantes en las empresas <strong>de</strong><br />
servicios domiciliarios: relaciones <strong>de</strong> competencia y <strong>de</strong> sustitución.<br />
El discurso en torno <strong>de</strong> la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona es una constante a lo<br />
largo <strong>de</strong> todas las entrevistas. La generación <strong>de</strong> mujeres autóctonas, generalmente <strong>de</strong><br />
proce<strong>de</strong>ncia rural y oriundas <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> España, que siempre habían <strong>de</strong>sarrollado estas<br />
activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong> “criadas”, está en claras vías <strong>de</strong> extinción y carece <strong>de</strong><br />
relevo generacional. El usuario/cliente, según los gerentes entrevistados, a menudo no<br />
es consciente <strong>de</strong> ello y sigue <strong>de</strong>mandando un perfil <strong>de</strong> trabajadora que ya “no existe”.<br />
“Hay que situarlo en el contexto actual. En otros tiempos, nuestros abuelos tenían las<br />
‘minyonas’ catalanas. Eran mujeres <strong>de</strong> ámbito rural y <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> Catalunya. Ahora<br />
estas mujeres ya no están para este tipo <strong>de</strong> labor. Ahora todas son extranjeras.<br />
Personal <strong>de</strong> limpieza como el <strong>de</strong> antes ya prácticamente no hay. Las señoras <strong>de</strong> la<br />
limpieza <strong>de</strong> antes, en plan artesanal, que van a domicilio, tienen una edad media entre<br />
los 45 y lo 65 años. Sus hijas ya no se <strong>de</strong>dican a eso” (E21).<br />
El hecho <strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s socialmente poco valoradas 678 es el principal<br />
factor que, según los gerentes, permite enten<strong>de</strong>r por qué el “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un<br />
empleo <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas se eleva y dirige sus expectativas laborales hacia<br />
otras activida<strong>de</strong>s remuneradas más prestigiosas y con mejores salarios (VIL<strong>LA</strong> 1990).<br />
“No hay mujeres españolas dispuestas a realizar este trabajo. Otra explicación es que a<br />
lo mejor la <strong>de</strong>manda que se pi<strong>de</strong> en cuanto a asistencia, en cuanto a nivel <strong>de</strong> horas,<br />
pues la mujer española tiene a su familia y no pue<strong>de</strong> hacerlo” (E3).<br />
“Hay problemas para encontrar gente para todos estos servicios, sobre todo para los<br />
servicios <strong>de</strong> limpieza. Las mujeres <strong>de</strong> aquí se han vuelto muy selectivas y no lo quieren<br />
hacer. Cuando haces limpieza te tienes que <strong>de</strong>splazar mucho” (E20).<br />
“Nosotros estamos teniendo problemas <strong>de</strong> personal por no querer coger a personas<br />
sudamericanas. A algunos clientes no po<strong>de</strong>mos ofrecerles una trabajadora española.<br />
No quieren hacerlo porque está poco valorado, está mal visto y encuentran otros<br />
trabajos que les gusta más. Sí, sabemos que cada vez hay menos mujeres (E17).<br />
“Españolas cada vez hay menos, porque buscan otros trabajos, a no ser que sea una<br />
limpiadora <strong>de</strong> toda la vida o mujeres que no tengan otra especialidad. Hay pocas<br />
españolas que quieran <strong>de</strong>dicarse a limpiar o a cuidar ancianos” (E7).<br />
678 Entendiendo por “valor” tanto el prestigio social conferido a una actividad dada, como los salarios <strong>de</strong><br />
los trabajadores que la realizan, en relación a los salarios percibidos en otras ocupaciones (CANCIAN<br />
2000).<br />
437
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
La impresión dominante es que la <strong>de</strong>sregulación “excesiva” <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong><br />
empleo que predomina en el conjunto <strong>de</strong>l sector <strong>de</strong> los servicios domiciliarios, sobre<br />
todo en lo que concierne a la ausencia <strong>de</strong> contratación laboral que se da en las empresas<br />
intermediarias, conduce a las mujeres autóctonas a rechazar los servicios domiciliarios y<br />
a preferir emplearse en hospitales y en resi<strong>de</strong>ncias geriátricas.<br />
“No es que falte personal, es que es necesario mejorar las condiciones laborales. Si<br />
tenemos que pagarles poco, prefieren antes la resi<strong>de</strong>ncia o un hospital. Es normal que<br />
las empresas que no aseguran no tengan personal” (E12).<br />
Algunos gerentes entrevistados han <strong>de</strong>tectado que, lejos <strong>de</strong> producirse la movilidad<br />
laboral <strong>de</strong> las mujeres autóctonas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los servicios domiciliarios hacia las resi<strong>de</strong>ncias<br />
geriátricas -en las que, por norma general, se consigue una mayor estabilidad laboral-,<br />
es cada vez más habitual el proceso contrario. No es insólito que las trabajadoras<br />
abandonen las resi<strong>de</strong>ncias geriátricas y opten por el servicio domiciliario, a pesar <strong>de</strong> que<br />
ello les suponga una disminución salarial, mayor precariedad y, en el caso <strong>de</strong> trabajar<br />
para empresas intermediarias (Tipo A) o en el servicio doméstico tradicional, incluso la<br />
pérdida <strong>de</strong>l contrato <strong>de</strong> trabajo. Las duras y estresantes condiciones laborales a las que<br />
se enfrentan en las resi<strong>de</strong>ncias, <strong>de</strong>biendo aten<strong>de</strong>r a muchos ancianos a la vez y más<br />
sujetas a la técnica, al rendimiento y al juicio racional <strong>de</strong> la productividad que no a la<br />
calidad <strong>de</strong>l cuidado y a sus componentes emocionales y espirituales (hablar con los<br />
ancianos, por ejemplo), son el principal <strong>de</strong>tonante <strong>de</strong>l abandono (STONE 2000).<br />
“Algunas vienen <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncias y están muy quemadas, ya que prefieren tratar con sólo<br />
una persona y no tener que cuidar a tantos. Prefieren una empresa como ésta, aunque<br />
pierdan la cotización a la Seguridad Social” (E6).<br />
“En principio las mujeres quieren trabajar en resi<strong>de</strong>ncias, porque es un trabajo fijo que<br />
cotiza en la Seguridad Social. Pero cuando lo encuentran, casi todas vuelven, ya que no<br />
les compensa ganar más. No es lo mismo cuidar a un anciano que cuidar a veinticinco.<br />
En las resi<strong>de</strong>ncias privadas el trabajo es muy duro y las condiciones laborales también.<br />
Trabajan tres veces más y muchas veces son maltratadas a nivel emocional. Incluso las<br />
mujeres que han hecho prácticas en resi<strong>de</strong>ncia no quieren volver” (E5).<br />
“Para las auxiliares <strong>de</strong> geriatría, el objetivo somos nosotros, no la resi<strong>de</strong>ncia. Las que<br />
han trabajado en una resi<strong>de</strong>ncia quieren <strong>de</strong>jarlo porque es un trabajo duro, tienen<br />
entre 25 y 30 pacientes a su cargo” (E2).<br />
“Nosotros tenemos muchas trabajadoras que trabajaban en una resi<strong>de</strong>ncia. Si tú tienes<br />
un sueldo <strong>de</strong> 90.000 pts., [541 ] asegurada y con pagas extras, en una resi<strong>de</strong>ncia<br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
geriátrica y tú tienes 25 abuelos para ti sola y te estás rompiendo la espalda, y yo te<br />
pago lo mismo o un poco menos, por cuidar a sólo un abuelo, las mismas horas. Las<br />
condiciones económicas son un poco más bajas, pero las condiciones laborales son<br />
abismalmente mejores” (E4).<br />
La reducción <strong>de</strong> las tasas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo en los últimos años, presumiblemente también<br />
pue<strong>de</strong> explicar por qué muchas <strong>de</strong> las mujeres autóctonas casadas <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n abandonar los<br />
servicios domiciliarios, a menudo para pasar a engrosar las filas <strong>de</strong> mujeres inactivas.<br />
La mejor situación económica o la mayor estabilidad laboral <strong>de</strong> sus cónyuges las anima<br />
a tomar la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> trabajar fuera <strong>de</strong> casa y volver a ocuparse<br />
exclusivamente <strong>de</strong> la familia. Ciertamente, para estas mujeres, su proyecto <strong>de</strong> vida está<br />
íntimamente vinculado al <strong>de</strong> su familia, <strong>de</strong> modo que el trabajo remunerado pier<strong>de</strong> toda<br />
su instrumentalidad y razón <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que lograr un salario<br />
complementario ya no es tan necesario para garantizar el sustento económico <strong>de</strong>l grupo<br />
familiar.<br />
“Cada vez cuesta más encontrar trabajadoras. Cada vez hay menos paro y esto se<br />
nota.” (E8).<br />
“Hay pocas mujeres. Si me encuentras a 15 personas, <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 40 años, dispuestas a<br />
trabajar, me las traes y yo les hago un curso gratuito y las coloco. Muchas mujeres nos<br />
han <strong>de</strong>jado no porque hayan encontrado otro trabajo, sino porque su marido, que es<br />
fontanero o albañil, realiza muchas horas extras y se gana bien la vida. Muchas<br />
jóvenes nos han <strong>de</strong>jado porque quieren tener hijos a medio plazo, no porque estén<br />
embarazadas. No tienen aspiraciones <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Son mujeres que lo<br />
necesitaban cuando su esposo estaba en el paro. Las condiciones económicas han<br />
cambiado y ahora no necesitan trabajar como hace unos años” (E4).<br />
Para otros gerentes entrevistados, pertenecientes a las empresas <strong>de</strong> Tipo B y Tipo C, el<br />
reto no es tanto hacer frente a la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo que quiera emplearse en<br />
los servicios domiciliarios, sino la falta <strong>de</strong> mujeres autóctonas con suficientemente<br />
cualificación para <strong>de</strong>sempeñar estas activida<strong>de</strong>s. La mayor parte <strong>de</strong> mujeres que<br />
regresan o se incorporan por vez primera al mercado <strong>de</strong> trabajo, carecen <strong>de</strong> titulación<br />
específica o experiencia laboral en este campo. La falta <strong>de</strong> cualificación las incapacita<br />
para “dar el salto” hacia los servicios domiciliarios, a no ser que antes pasen por un<br />
período previo <strong>de</strong> formación al que no todas las aspirantes están dispuestas.<br />
439
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Faltan mujeres <strong>de</strong> aquí que tengan la capacidad <strong>de</strong> hacerlo. No es un problema <strong>de</strong><br />
falta <strong>de</strong> ganas sino <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> capacidad. Quieren trabajar, pero les sería más fácil<br />
trabajar como <strong>de</strong>pendientas” (E9).<br />
“Actualmente po<strong>de</strong>mos constatar que no hay personal. Cuesta mucho encontrar gente.<br />
Crece más la <strong>de</strong>manda que la oferta <strong>de</strong> personas con titulación. Los cursos todavía no<br />
han absorbido la <strong>de</strong>manda. Faltan personas con titulación” (E13).<br />
La situación <strong>de</strong> escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo conlleva que sean las mujeres inmigrantes<br />
las que rellenen este vacío laboral, <strong>de</strong> modo que se asiste a un proceso <strong>de</strong> sustitución <strong>de</strong><br />
empleadas autóctonas por inmigrantes. En este aspecto, siguen vigentes los<br />
planteamientos <strong>de</strong> COSER (1973), según los cuales, la viabilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados<br />
servicios domiciliarios, (servicio doméstico tradicional, economía sumergida, etc.),<br />
exige la existencia <strong>de</strong> una un<strong>de</strong>rclass dispuesta a aceptar emplearse en ellos. En la<br />
actualidad, dicha un<strong>de</strong>rclass estaría integrada por las mujeres <strong>de</strong> origen inmigrante. De<br />
ese modo, la constatación <strong>de</strong> los gerentes <strong>de</strong> empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios<br />
corrobora lo que ya habían enunciado los datos estadísticos en capítulo anteriores: la<br />
“etnoestratificación” <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo –o, en palabras <strong>de</strong> ANDERSON (1999:121),<br />
“la racialización <strong>de</strong>l trabajo doméstico remunerado”-, en el sentido <strong>de</strong> que es la<br />
inmigración femenina proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> países periféricos la que es reclutada para<br />
emplearse en una serie <strong>de</strong> ocupaciones que han abandonado las mujeres autóctonas y<br />
para las que existe una creciente <strong>de</strong>manda.<br />
“Las inmigrantes son las únicas que quieren hacer servicios ahora” (E7).<br />
“Yo creo que las mujeres extranjeras están rellenando un vacío. No hay mujeres <strong>de</strong><br />
aquí dispuestas a entrar en un domicilio” (E15).<br />
“Hay que acudir a personas <strong>de</strong> otros países, sobretodo latinoamericanas y proce<strong>de</strong>ntes<br />
<strong>de</strong> la Europa <strong>de</strong>l Este” (E21).<br />
Esta relación <strong>de</strong> sustitución es especialmente fehaciente en el caso <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico interno. Por un lado, un escaso número <strong>de</strong> mujeres autóctonas aceptan esta<br />
modalidad <strong>de</strong> empleo, por cuanto se niegan a residir en el domicilio en el que trabajan y<br />
renunciar a la privacidad y a la vida familiar propia; en cambio, el servicio doméstico<br />
interno resulta una opción claramente ventajosa para aquellas mujeres inmigrantes que<br />
<strong>de</strong>ban mantener económicamente a su familia y enviar mensualmente remesas que<br />
440
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
suponen la práctica totalidad <strong>de</strong> su salario (gracias al ahorro en alojamiento y<br />
alimentación que conlleva).<br />
“Si buscas a una interina, no hay ninguna española que quiera hacerlo” (E8).<br />
“Existe un vacío que cubre la mujer extranjera” (E3).<br />
“En los servicios <strong>de</strong> limpieza hay <strong>de</strong> todo. Pero para el tema <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> interna,<br />
el 100% son extranjeras. Las españolas no quieren vivir con los ancianos” (E5).<br />
“Es muy difícil encontrar mujeres <strong>de</strong> aquí que quieran trabajar como asistentas todo el<br />
día. La única posibilidad es contratar a una extranjera” (E10).<br />
“En los servicios <strong>de</strong> limpieza hay <strong>de</strong> todo. Pero para el tema <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> interna,<br />
el 100% son extranjeras. Las españolas no quieren vivir con los ancianos” (E5).<br />
“Cuando se trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> 24 horas son todas extranjeras. Van llegando nuevas<br />
inmigrantes a través <strong>de</strong> las mujeres que ya están trabajando aquí” (E9).<br />
El discurso <strong>de</strong> los gerentes corrobora que las trabajadoras inmigrantes ejercen un<br />
dumping social. El “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes se<br />
sitúa claramente por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l <strong>de</strong> las mujeres autóctonas, por lo que están dispuestas a<br />
trabajar a cambio <strong>de</strong> menos salarios y sin contrato <strong>de</strong> trabajo, a la vez que su imperiosa<br />
necesidad <strong>de</strong> percibir ingresos las conduce a aceptar la realización <strong>de</strong> un mayor<br />
volumen <strong>de</strong> tareas por el mismo precio (VIL<strong>LA</strong> 1990).<br />
“La señora española mira mucho el salario, lo primero que preguntan es cuánto van a<br />
pagarle. Si les dices 1.100 pts., [6,6 ] para ellas es muy poco. Si hay mucha faena<br />
tampoco quieren. En cambio la persona <strong>de</strong> otro país no lo mira. Lo importante para<br />
ella es trabajar y ganar un dinero. No mira cuánto va a ganar. Si hay mucha faena y<br />
poco sueldo les da igual” (E14).<br />
“Hay mucha <strong>de</strong>manda y poca oferta. Las mujeres <strong>de</strong> aquí siempre se quejan, que si el<br />
sueldo es bajo, que si la casa está muy sucia. Yo creo que las mujeres inmigrantes<br />
acabarán quitando el trabajo a las <strong>de</strong> aquí. Son mujeres que trabajan todo el día,<br />
incluso los fines <strong>de</strong> semana, y que trabajan. Los clientes acabarán prefiriendo a las<br />
extranjeras. Las <strong>de</strong> aquí <strong>de</strong>berían quejarse menos y adaptarse a lo que hay” (E18).<br />
Ante la inevitable expansión <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios<br />
<strong>de</strong> proximidad, las empresas que apuestan por una plantilla contratada y<br />
profesionalizada (Tipo B y Tipo C) se quejan <strong>de</strong> la escasa preparación <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras inmigrantes que llegan a España, atraídas por la fuerte <strong>de</strong>manda que ejerce<br />
441
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
el sector domiciliario, pero generalmente sin titulación y sin la situación legal<br />
normalizada.<br />
“Este verano no hemos podido aten<strong>de</strong>r todos los pedidos porque no tenemos personal<br />
español ni personal extranjero cualificado” (E17).<br />
“Si el futuro son las mujeres extranjeras, la Administración <strong>de</strong>berá permitir la llegada<br />
<strong>de</strong> mujeres con preparación y dispuestas a formarse. Nosotros lo que no vamos a hacer<br />
es contratar a alguien ilegal” (E4).<br />
En estos casos, las empresas <strong>de</strong> servicios que cuentan con personal cualificado y que<br />
ofrecen contratos <strong>de</strong> trabajo a su plantilla, al no po<strong>de</strong>r competir directamente con la<br />
oferta <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo extranjera en el circuito <strong>de</strong> la economía sumergida (más<br />
rentable para el usuario), optan por buscar su “propio” mercado y erigirse como un<br />
servicio complementario para los hogares que ya cuentan con servicio doméstico<br />
tradicional. Estas empresas ofrecen los servicios <strong>de</strong> una trabajadora cualificada, durante<br />
sólo una o dos horas diarias, cuyo principal cometido es controlar y orientar a la<br />
empleada doméstica a la que la familia encomienda servicios <strong>de</strong> cuidado, generalmente<br />
interna, extranjera y, algunas veces, sin contrato <strong>de</strong> trabajo y sin la preparación<br />
a<strong>de</strong>cuada.<br />
“También nos encontramos con personas que son atendidas por sudamericanos y<br />
nosotros realizamos la higiene. Nos dicen que esta persona está para otras cosas.<br />
Tienen su mercado” (E4).<br />
“Es muy difícil encontrar mujeres <strong>de</strong> aquí que quieran trabajar como asistentas todo el<br />
día. La única posibilidad es contratar a una extranjera. En estos casos sí es<br />
conveniente que la extranjera esté supervisada por una profesional, una hora al día,<br />
que realice un seguimiento” (E10).<br />
442
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
10.2. Discursos <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas e inmigrantes<br />
empleadas en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
10.2.1. Características <strong>de</strong> las empresas en las que se realizan los grupos <strong>de</strong><br />
discusión.<br />
Las trabajadoras participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión pertenecen a dos <strong>de</strong> las<br />
empresas entrevistadas, E10 y E19, a las que <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>nominaremos<br />
Empresa A y Empresa B, respectivamente. Tal como ya se ha avanzado en el apartado<br />
metodológico 679 , estas dos empresas han sido seleccionadas, en primer lugar, por el<br />
hecho <strong>de</strong> contar tanto con trabajadoras autóctonas como extranjeras y, en segundo lugar,<br />
por haber sido las únicas, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la muestra <strong>de</strong> empresas entrevistadas, cuyos<br />
gerentes han autorizado la realización <strong>de</strong> grupos <strong>de</strong> discusión con trabajadoras <strong>de</strong> su<br />
plantilla 680 . Han sido los gerentes <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> ellas los que se han ocupado<br />
personalmente <strong>de</strong> la confección <strong>de</strong> la lista <strong>de</strong> participantes, atendiendo a los criterios <strong>de</strong><br />
disponibilidad horaria <strong>de</strong> las trabajadoras, así como <strong>de</strong> máxima heterogeneidad <strong>de</strong> sus<br />
perfiles, principalmente en cuanto a la categoría profesional.<br />
Ambas empresas tienen en común el hecho <strong>de</strong> contratar a todas las trabajadoras que<br />
prestan los servicios (no ejercen, pues, <strong>de</strong> intermediarias entre la trabajadora y el<br />
usuario/cliente). Ciertamente, esta selección revela la imposibilidad <strong>de</strong> que los grupos<br />
<strong>de</strong> discusión muestren la perspectiva <strong>de</strong> las trabajadoras que trabajan a través <strong>de</strong><br />
empresas intermediarias (TIPO 1). Esta omisión, más que un obstáculo al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
la investigación, resulta máximamente significativa. De hecho, no es sorpren<strong>de</strong>nte que<br />
no se haya conseguido acce<strong>de</strong>r a ninguna <strong>de</strong> las empresas que siguen la política <strong>de</strong> no<br />
concertar contratos <strong>de</strong> trabajo con su plantilla, por cuanto no les interesa que sean sus<br />
propias trabajadoras las que <strong>de</strong>n a conocer sus precarias condiciones laborales en la<br />
empresa, ya sea como autónomas en el régimen especial <strong>de</strong>l servicio doméstico en el<br />
mejor <strong>de</strong> los casos, o bien <strong>de</strong> manera totalmente sumergida y carentes <strong>de</strong> toda<br />
protección legal.<br />
679 Véase al respecto el apartado 9.1. <strong>de</strong>l capítulo 9.<br />
443
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
CUADRO 7. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE <strong>LA</strong>S EMPRESAS SELECCIONADAS.<br />
EMPRESA A Y EMPRESA B.<br />
ENT. EMPRESA TIPO DE SERVICIOS PERFIL<br />
USUARIOS<br />
LOCALIDAD TIPO<br />
EMPRESA<br />
E10 A Atención <strong>de</strong> la persona Ancianos St. Cugat <strong>de</strong>l TIPO 3<br />
(asistencial y sanitaria)<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Vallès<br />
E19 B Atención asistencial <strong>de</strong> la<br />
persona<br />
Atención <strong>de</strong>l hogar<br />
Atención infantil<br />
In<strong>de</strong>terminado Granollers TIPO 2<br />
La Empresa A está especializada en servicios <strong>de</strong> atención <strong>de</strong> la persona (tanto<br />
asistencial como sanitaria) y servicios <strong>de</strong> soporte al hogar, dirigidos, principalmente, a<br />
ancianos, aunque también son <strong>de</strong>mandados por personas enfermas o con alguna<br />
minusvalía. Una pequeña parte <strong>de</strong> sus servicios son privados (aproximadamente un<br />
tercio) y el resto correspon<strong>de</strong> a Servicios <strong>de</strong> Atención Domiciliaria, que han sido<br />
adjudicados a la empresa mediante concurso público <strong>de</strong>s<strong>de</strong> distintos Ayuntamientos <strong>de</strong><br />
la zona. La empresa tiene en su haber a 90 trabajadoras en el momento <strong>de</strong> realizar el<br />
trabajo <strong>de</strong> campo. Algunas <strong>de</strong> ellas están contratadas por obra y servicio<br />
(principalmente las que se han incorporado a la empresa más recientemente), aunque la<br />
mayoría cuenta con contratos in<strong>de</strong>finidos a tiempo parcial. La política que sigue la<br />
empresa es la conversión <strong>de</strong> todos los contratos en in<strong>de</strong>finidos a medio plazo, una vez la<br />
trabajadora se vaya asentando en la empresa y se compruebe su idoneidad para<br />
<strong>de</strong>sempeñar el trabajo. Las tarifas privadas que ofrece oscilan entre las 1.300 pts./hora<br />
(7,8 ) y las 1.800 pts./hora (10,8 ), lo que se traduce en un mínimo <strong>de</strong> casi unas 900<br />
pts./hora netas (5,4 ) para las trabajadoras, aproximadamente. Esta cifra sitúa a la<br />
empresa ligeramente por encima <strong>de</strong> la cifra <strong>de</strong> 840 pts. (5 ) que recoge el Convenio<br />
colectivo <strong>de</strong> trabajo para el sector Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña para los años<br />
1999-2000, en la actualidad impugnado y en proceso <strong>de</strong> revisión 681 .<br />
Las nueve participantes seleccionadas para participar en los grupos <strong>de</strong> discusión son<br />
cinco trabajadoras autóctonas y cuatro trabajadoras extranjeras. Son todas ellas mujeres<br />
entre 35 y 55 años, con contratos in<strong>de</strong>finidos a tiempo parcial. Entre las autóctonas<br />
680 En el apartado 9.1. <strong>de</strong>l capítulo 9 se recogen las principales características <strong>de</strong> las participantes.<br />
681 Las principales características <strong>de</strong> dicho convenio se recogen en el apartado 9.2. <strong>de</strong>l capítulo 9.<br />
444
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
predomina el perfil <strong>de</strong> mujer casada con hijos; sólo una <strong>de</strong> las participantes encabeza<br />
una familia monoparental <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se separó <strong>de</strong> su esposo. Mientras que las<br />
participantes autóctonas tienen estudios primarios, las participantes extranjeras han<br />
cursado estudios medios o superiores en su país <strong>de</strong> origen. Todas ellas, tanto las<br />
autóctonas como las inmigrantes, tienen en común el hecho <strong>de</strong> haber obtenido<br />
recientemente el título <strong>de</strong> trabajadoras familiares, auxiliares <strong>de</strong> geriatría o auxiliares <strong>de</strong>l<br />
hogar. La propia empresa ofrece cursos formativos para aquellas mujeres que quieran<br />
obtener estas titulaciones, requisito indispensable para ser contratadas por la empresa.<br />
Sólo cuatro trabajadoras <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> las noventa integrantes <strong>de</strong> la plantilla son <strong>de</strong> origen<br />
extranjero: tres latinoamericanas y una guineana. Son precisamente estas cuatro mujeres<br />
las que han integrado el grupo <strong>de</strong> discusión con trabajadoras extranjeras. Se trata <strong>de</strong><br />
mujeres inmigrantes que ya cuentan con una larga trayectoria en la sociedad receptora<br />
(<strong>de</strong> hecho, entien<strong>de</strong>n perfectamente el catalán y una <strong>de</strong> ellas, que asiste a cursos <strong>de</strong><br />
catalán, incluso habla esta lengua con flui<strong>de</strong>z) y que han abandonado la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> retorno.<br />
No ejemplifican el prototipo <strong>de</strong> mujeres solas, con cargas familiares en la sociedad <strong>de</strong><br />
origen, sino que las participantes <strong>de</strong> origen extranjero resi<strong>de</strong>n en una vivienda no<br />
compartida, con sus hijos y esposo (sólo una resi<strong>de</strong> con su esposo; el resto encabezan<br />
familias monoparentales: dos <strong>de</strong> ellas son viudas y una es soltera con hijos). El hecho <strong>de</strong><br />
que tres <strong>de</strong> las participantes extranjeras ya dispongan <strong>de</strong> la nacionalidad española<br />
constituye una buena prueba <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> mujeres inmigrantes ya asentadas<br />
permanentemente en la sociedad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino.<br />
La Empresa B es <strong>de</strong> creación reciente, a finales <strong>de</strong>l año 1999, y oferta tanto servicios <strong>de</strong><br />
atención asistencial <strong>de</strong> la persona mayor o enferma, como <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> niños (tanto<br />
esporádicos –“canguros”- como habituales) y servicios <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar<br />
(limpieza, plancha). En todos los casos se trata <strong>de</strong> servicios privados, dirigidos a un<br />
perfil <strong>de</strong> usuario genérico. Toda la plantilla dispone <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo: un pequeño<br />
núcleo <strong>de</strong> las trabajadoras (seis o siete mujeres) trabaja con contrato a tiempo parcial <strong>de</strong><br />
duración limitada, con jornadas laborales <strong>de</strong> 20 horas semanales, mientras que el resto<br />
<strong>de</strong> la plantilla está formado por trabajadoras periféricas, que cubren servicios<br />
esporádicos y que son contratadas bajo la modalidad <strong>de</strong> obra y servicio. Se trata, por<br />
consiguiente, <strong>de</strong> una empresa que pertenece al TIPO 2; a saber, con plantilla contratada<br />
445
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
y sin ningún tipo <strong>de</strong> financiación pública. Por el momento, la empresa no se plantea la<br />
contratación in<strong>de</strong>finida, puesto que no dispone <strong>de</strong> un volumen suficientemente estable<br />
<strong>de</strong> servicios. Las tarifas <strong>de</strong> la empresa se sitúan alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las 1.300 pts./hora (7,8 )<br />
para el cliente/usuario, sea cual sea el tipo <strong>de</strong> servicio solicitado. Esta cifra supone unos<br />
ingresos netos <strong>de</strong> 800 pts./hora (4,8 ) para la trabajadora, aproximadamente; lo que<br />
significa que la empresa no está muy lejos <strong>de</strong> cumplir el precio/hora <strong>de</strong> 840 pts. (5 )<br />
que estipula el citado Convenio colectivo <strong>de</strong> Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña.<br />
Son diez las trabajadoras <strong>de</strong> la Empresa B que han participado en los grupos <strong>de</strong><br />
discusión: cinco trabajadoras autóctonas y cinco trabajadoras extranjeras. Al igual que<br />
ha ocurrido con la Empresa A, las participantes extranjeras constituyen el volumen total<br />
<strong>de</strong> trabajadoras extranjeras que tiene la empresa, por lo que no ha habido proceso <strong>de</strong><br />
selección para la realización <strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> discusión. Las participantes autóctonas<br />
cuentan con eda<strong>de</strong>s que oscilan entre los 35 y los 51 años; las inmigrantes son más<br />
jóvenes, con eda<strong>de</strong>s comprendidas entre los 24 y los 43 años. En cuanto a la situación<br />
familiar, el perfil más habitual <strong>de</strong> las participantes <strong>de</strong> la Empresa B es el <strong>de</strong> mujeres<br />
casadas con hijos; en el caso <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes, todas ellas resi<strong>de</strong>n con sus<br />
familias (esposo e hijos) en la sociedad receptora (a excepción <strong>de</strong> una participante, que<br />
es soltera y sin hijos). Mientras que las mujeres autóctonas forman parte <strong>de</strong>l núcleo<br />
“estable” <strong>de</strong> la plantilla, las inmigrantes constituyen el segmento periférico y trabajan<br />
sólo ocasionalmente en la empresa (contratos <strong>de</strong> obra y servicio). De hecho, tres <strong>de</strong> las<br />
participantes extranjeras carecían <strong>de</strong> vinculación laboral en vigor con la empresa el día<br />
en que se realizó el grupo <strong>de</strong> discusión.<br />
El nivel formativo <strong>de</strong> las participantes autóctonas <strong>de</strong> la Empresa B es medio en el caso<br />
<strong>de</strong> las mujeres que se ocupan <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> personas y primario para las que se <strong>de</strong>dican<br />
a las tareas <strong>de</strong> limpieza. Las mujeres inmigrantes, en cambio, se ocupan todas en las<br />
tareas <strong>de</strong> limpieza y presentan una gran heterogeneidad en cuanto a su formación:<br />
mientras que las dos chicas latinoamericanas cuentan con estudios medios y superiores,<br />
las tres mujeres africanas (dos marroquíes y una guineana) tienen tan sólo estudios<br />
primarios y, a<strong>de</strong>más, presentan graves dificulta<strong>de</strong>s para expresarse en castellano.<br />
Lamentablemente, ninguna <strong>de</strong> las cinco ha cursado especialización alguna (auxiliares <strong>de</strong><br />
geriatría, trabajadora familiar) en la sociedad receptora, lo que explicaría por qué la<br />
446
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
empresa sólo las <strong>de</strong>stina a cubrir servicios <strong>de</strong> limpieza. Las participantes inmigrantes no<br />
son recién llegadas a la sociedad receptora (a excepción <strong>de</strong> una joven colombiana <strong>de</strong> 24<br />
años, que llegó a España en el año 2000 para contraer matrimonio con un chico<br />
español); sin embargo, por término medio, llevan menos tiempo residiendo en España<br />
que las participantes extranjeras <strong>de</strong> la Empresa A. Ninguna <strong>de</strong> ellas ha iniciado el<br />
proyecto migratorio, sino que se trata <strong>de</strong> mujeres que han seguido a sus esposos y que<br />
han llegado a España a través <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> reagrupación familiar. Si bien todas<br />
disponen <strong>de</strong> un permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia y trabajo en vigor (algunas todavía en trámite),<br />
ninguna ha obtenido, por el momento, la nacionalidad española.<br />
10.2.2. La actitud ante el trabajo. Razones para trabajar. Vocación frente a<br />
necesidad.<br />
El discurso <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas pone <strong>de</strong> relieve una actitud vocacional y<br />
expresiva ante el trabajo remunerado que realizan en la empresa, tanto entre las que<br />
ejercen <strong>de</strong> cuidadoras como entre las que <strong>de</strong>sempeñan tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l<br />
hogar; <strong>de</strong> ese modo, la necesidad instrumental <strong>de</strong> percibir ingresos, aunque se admita<br />
que es muy importante, se sitúa en un plano secundario. Las empleadas autóctonas<br />
manifiestan que, puesto que se trata <strong>de</strong> una profesión poco prestigiosa e<br />
insuficientemente remunerada, si sólo estuvieran movidas por una motivación<br />
económica habrían escogido otras ocupaciones. Se <strong>de</strong>stacan por encima <strong>de</strong> todo aquella<br />
motivaciones asociadas a la “realización personal” o a la “satisfacción que produce<br />
sentirse útil a los <strong>de</strong>más”. En <strong>de</strong>finitiva, las representaciones <strong>de</strong> las participantes<br />
autóctonas sobre el trabajo en la empresa pasan por la i<strong>de</strong>ntificación con el mismo.<br />
“Normalmente la gente no trabaja para pasar el rato. La gente trabaja pues porque es<br />
algo que te llena a nivel personal y si, a<strong>de</strong>más, está remunerado, pues perfecto, ¿me<br />
entien<strong>de</strong>s? Si no, estarías haciendo voluntariado” (AURORA, TA, Empresa B).<br />
“A mí también me gusta. Yo antes cosía” (MERCHE, TA, Empresa B).<br />
“Yo en mi caso, para mí es..., aparte <strong>de</strong> que m... no había estado nunca, y me gusta.<br />
A<strong>de</strong>más siento que ayudo a las otras personas” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
“Porque es un trabajo que si no te gusta, por la remuneración económica no lo harías.<br />
Yo pienso que te tiene que gustar, en principio te tiene que gustar y, luego,<br />
evi<strong>de</strong>ntemente, cobrar. Lo hago porque, en mi caso, priorizo más que me guste el<br />
trabajo que no lo que pueda tener <strong>de</strong> salario” (DOLORS, TA, Empresa A).<br />
447
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
Sólo una <strong>de</strong> las trabajadoras, <strong>de</strong> 42 años <strong>de</strong> edad, reconoce abiertamente que fue la falta<br />
<strong>de</strong> otras oportunida<strong>de</strong>s laborales y no una cuestión <strong>de</strong> elección personal lo que la<br />
condujo a emplearse en los servicios <strong>de</strong> proximidad, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber estado trabajando<br />
durante más <strong>de</strong> 20 años en una empresa familiar como administrativa y no haber<br />
encontrado otro trabajo remunerado más afín a su experiencia laboral y preparación.<br />
“No, por voluntad propia no. Fue una cosa <strong>de</strong> finalización <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 20<br />
años. Con 42 años, habiendo trabajado en un círculo familiar que luego se rompe,<br />
dón<strong>de</strong> encuentras trabajo. Si pi<strong>de</strong>n referencias no te las van a dar. Entonces, pues ahí<br />
está” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
Sin embargo, las actitu<strong>de</strong>s abiertamente vocacionales ante el trabajo remunerado<br />
contrastan con el discurso que las trabajadoras autóctonas mantienen ante la movilidad<br />
laboral. Admiten, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la resignación y la aceptación, que no quieren cambiar <strong>de</strong><br />
actividad laboral, no tanto porque no <strong>de</strong>seen hacerlo, sino por ser plenamente<br />
conscientes <strong>de</strong> que no van a encontrar un empleo en otro sector, especialmente las<br />
trabajadoras que tienen más edad. Sin lugar a dudas, son conscientes <strong>de</strong> que la falta <strong>de</strong><br />
formación las convierte en “difícilmente empleables”, en un mercado <strong>de</strong> trabajo ya <strong>de</strong><br />
por sí discriminatorio con las mujeres y con los colectivos <strong>de</strong> mayor edad.<br />
“Vosotras a lo mejor podéis conseguirlo [dirigiéndose hacia las más jóvenes], pero<br />
nosotras, ya...” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
“A mí me gustaría cambiar <strong>de</strong> sector <strong>de</strong> actividad, porque yo soy administrativa, pero<br />
una administrativa <strong>de</strong> 30 años con niños pequeños no la quiere nadie” (ARANTZAZU,<br />
TA, Empresa A).<br />
“Yo pienso seguir como hasta ahora. Porque para ir a pedir faena y que no te<br />
quieran...“ (MERCHE, TA, Empresa A).<br />
A diferencia <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas, en las respuestas <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
inmigrantes se <strong>de</strong>tecta un cierto alejamiento, una toma <strong>de</strong> distancia con respecto a su<br />
actividad remunerada. Entre ellas predomina una visión economicista, al afirmar que se<br />
<strong>de</strong>dican a los servicios a domicilio como una forma <strong>de</strong> ganar dinero para po<strong>de</strong>r vivir. En<br />
el caso <strong>de</strong> las mujeres cualificadas, otra razón esgrimida es la discriminación por razón<br />
<strong>de</strong> etnia, al <strong>de</strong>nunciar que no son aceptadas en ninguna actividad acor<strong>de</strong> con su nivel<br />
cualificativo. Esta situación genera para las inmigrantes con estudios una<br />
448
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“inconsistencia <strong>de</strong> estatus” con respecto al trabajo remunerado que realizaban en el país<br />
<strong>de</strong> origen. A pesar <strong>de</strong> que la mayor parte <strong>de</strong> mujeres inmigrantes llegan a España con<br />
pleno conocimiento <strong>de</strong> que el servicio doméstico va a ser prácticamente la única<br />
oportunidad laboral que les va a dispensar el mercado <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la sociedad<br />
receptora, para muchas <strong>de</strong> ellas resulta <strong>de</strong>sesperante y traumático comprobar in situ<br />
cómo, efectivamente, se las rechaza y discrimina en base a la etnia en cuanto intentan<br />
acce<strong>de</strong>r a otras activida<strong>de</strong>s, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cuáles sean su preparación y<br />
expectativas. En este sentido, muchas mujeres inmigrantes manifiestan su preferencia<br />
por las labores <strong>de</strong> cuidadoras <strong>de</strong> ancianos antes que por las <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar.<br />
Ello es así por tratarse <strong>de</strong> mujeres que han sido socializadas en su país <strong>de</strong> origen para<br />
ocuparse <strong>de</strong> las personas mayores, aunque <strong>de</strong> manera gratuita; el trabajo doméstico<br />
remunerado, en cambio, no comparte el mismo reconocimiento y es una actividad<br />
profundamente <strong>de</strong>valuada y <strong>de</strong>sprestigiada (ESCRIVÁ 2000).<br />
“Yo lo hago porque aquí no encuentro <strong>de</strong> lo mío. Yo soy <strong>de</strong>coradora. Sí, yo soy<br />
<strong>de</strong>coradora. Es duro, sí, es duro. Yo ya lo sabía antes <strong>de</strong> venir aquí... Yo no lo había<br />
hecho antes. Si yo con los estudios que tengo hago limpieza en mi país no está bien<br />
visto. Pero si lo hago aquí, sí. Yo pienso que no dan oportunidad. Si no es una cosa es<br />
otra, y si no el catalán. Se inventan que tengo que tener un título para po<strong>de</strong>r ven<strong>de</strong>r<br />
ropa. ¡Se inventan cada cosa! Quizás es para no hacerme sentir mal, o algo, pero lo<br />
dicen. De cara al público no quieren a extranjeras. Sólo te dan oportunida<strong>de</strong>s para la<br />
limpieza” (ROSALINDA, TE, Empresa B).<br />
“Pero lo que está muy claro es que aquí hay mucho racismo y a lo mejor por el color <strong>de</strong><br />
tu piel ya te niegan según qué faenas ¿sabes?. Tú estás capacitada para hacerlas, pero<br />
como eres negra y extranjera pues no, no te las dan. A mí no se me caen los anillos por<br />
limpiar por fregar” (EMILIA, TE, Empresa A).<br />
“Bueno, en mi caso personal, yo tengo que trabajar para mí. Yo estoy sola, soy viuda y<br />
no tengo pensión ninguna. Y yo tengo que trabajar para mantenerme yo solita, no<br />
puedo ir a trabajar como ayuda a mi familia” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
Sin embargo, las mujeres inmigrantes, lejos <strong>de</strong> resignarse a aceptar su situación laboral,<br />
la conciben como algo temporal y están completamente <strong>de</strong>cididas a hacer todo lo que<br />
esté en sus manos para cambiar <strong>de</strong> ocupación a medio o a largo plazo. Las que cuentan<br />
con un nivel educativo elevado dicen poseer un fuerte instinto <strong>de</strong> superación personal<br />
que las anima a seguir formándose (estudiando catalán, por ejemplo), con el fin <strong>de</strong><br />
abandonar los servicios <strong>de</strong> proximidad y lograr otro tipo <strong>de</strong> trabajo remunerado que les<br />
proporcione mayor estatus social y prestigio y, por en<strong>de</strong>, un salario más elevado.<br />
449
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Porque nosotros, y creo que también los <strong>de</strong> los otros países, tenemos ese instinto <strong>de</strong><br />
superación, ¿sabes?. Y entonces no nos quedamos y siempre queremos aprovechar. Y<br />
a<strong>de</strong>más si son jovencitas, pues yo misma les aconsejo, estudia catalán, verás que<br />
conseguirás mejor faena y no estarás haciendo las faenas <strong>de</strong> casa y todo porque esto es<br />
lo que te abre las puertas aquí y bueno y mejor remuneradas también” (OLIVIA, TE,<br />
Empresa A).<br />
“Yo estoy tratando <strong>de</strong> estudiar para superarme y conseguir algo mejor”<br />
(ROSALINDA, TE, Empresa B).<br />
El resto <strong>de</strong> participantes inmigrantes en los grupos <strong>de</strong> discusión también <strong>de</strong>sean cambiar<br />
<strong>de</strong> actividad laboral, aunque no tanto por una cuestión <strong>de</strong> “inconsistencia <strong>de</strong> estatus”,<br />
sino por razones meramente económicas. Se quejan <strong>de</strong> que los servicios domiciliarios<br />
requieren muchas horas <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicación y mucha implicación personal por parte <strong>de</strong> la<br />
trabajadora, máxime en el caso <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> cuidado, en las que la persona está<br />
expuesta a una constante transferencia <strong>de</strong> emociones y sentimientos. Tal <strong>de</strong>scomunal<br />
esfuerzo, según las trabajadoras, no se ve recompensado, por cuanto consi<strong>de</strong>ran que el<br />
salario que perciben es <strong>de</strong>masiado bajo.<br />
“Yo te digo una cosa. Yo me quedaría si ganara más dinero. Por eso busco otro trabajo<br />
que gane más y que tenga que <strong>de</strong>dicar menos vida a mi trabajo. Porque hay que<br />
<strong>de</strong>dicar, hay que <strong>de</strong>dicar... todo lo que una familia no aguanta tenemos nosotras que<br />
hacerlo. Aguantar no lo digo en relación mala, sino que es que hay veces que te dicen<br />
<strong>de</strong> todo, ¿no?. Cuando hay alguien con <strong>de</strong>mencia senil te dicen un montón <strong>de</strong> cosas. Te<br />
pegan, te hacen cosas fuertes, duras, que tienes que estar ahí, ser más fuerte... Pero a<br />
mí este trabajo me gusta, a mí me gusta, si me dan más” (EMILIA, TE, Empresa A).<br />
En cualquier caso, <strong>de</strong> acuerdo con ESCRIVÁ (2000), es preciso distinguir entre las<br />
mujeres inmigrantes cuyo primer y principal objetivo es la supervivencia <strong>de</strong>l grupo<br />
familiar que sigue en el país <strong>de</strong> origen, <strong>de</strong> las que se han asentado permanentemente en<br />
la sociedad receptora e intentan elevar el nivel <strong>de</strong> consumo no básico. Mientras que para<br />
las primeras el empleo en el servicio doméstico no supone ningún “trauma” -como<br />
máximo, pue<strong>de</strong>n plantearse pasar <strong>de</strong>l servicio doméstico interno al externo cuando<br />
consiguen reagrupar a su familia-, las segundas sí se proponen abandonarlo y acce<strong>de</strong>r a<br />
otras ocupaciones que les permitan obtener mayor estatus individual y familiar e<br />
ingresos más elevados. Desgraciadamente, a tenor <strong>de</strong> las experiencias narradas por las<br />
participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión, son muy pocas las que consiguen un empleo en<br />
450
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
sectores socialmente más valorizados; lo más habitual es lograr la promoción <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
los límites <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
10.2.3. Valoración <strong>de</strong> las trabajadoras acerca <strong>de</strong> su situación laboral en la empresa<br />
<strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
Una constante que se repite en el discurso <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas es el bajo nivel<br />
<strong>de</strong> recompensa salarial que perciben por su trabajo en la empresa. Las mujeres con una<br />
actitud más crítica son las que encabezan familias monoparentales, generalmente únicas<br />
responsables <strong>de</strong>l bienestar económico <strong>de</strong> su familia. Puesto que la empresa,<br />
habitualmente, las contrata sólo a tiempo parcial, las mujeres que no conciben su<br />
actividad económica como un “sueldo complementario”, únicamente pue<strong>de</strong>n ver<br />
aumentar sus ingresos si se pluriemplean en otras empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio<br />
(generalmente “intermediarias”), o bien si realizan servicios por su cuenta, no<br />
<strong>de</strong>clarados, en sus horas libres (muchas veces durante los fines <strong>de</strong> semana o por las<br />
noches).<br />
“Yo, si tuviera que vivir <strong>de</strong> sólo mi sueldo, no podría vivir” (DOLORS, TA, Empresa<br />
A).<br />
“Tienes que hacer entre 12 y 13 horas diarias para sacarte un sueldo normal. Yo junto<br />
lo <strong>de</strong> la empresa con los particulares que hago. A veces como a las 5 <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> o ceno<br />
a las 12 <strong>de</strong> la noche” (LUCÍA, TA, Empresa A).<br />
El pluriempleo también es muy frecuente entre las trabajadoras inmigrantes. Para las<br />
empleadas <strong>de</strong> la empresa A, a pesar <strong>de</strong> que su situación laboral en la empresa les aporta<br />
un volumen <strong>de</strong> ingresos fijos, éste no les alcanza para lograr la supervivencia económica<br />
<strong>de</strong> su familia. A diferencia <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que trabajan como internas y<br />
tienen a sus familias en el país <strong>de</strong> origen, estas trabajadoras <strong>de</strong>ben costearse la vivienda<br />
por su cuenta y mantener a sus hijos a partir <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> precios y los patrones <strong>de</strong><br />
consumo <strong>de</strong> la sociedad receptora, por lo que requieren ingresos más elevados para<br />
satisfacer sus necesida<strong>de</strong>s. Para las trabajadoras inmigrantes <strong>de</strong> la empresa B, que se<br />
encuentran en una situación laboral <strong>de</strong> máxima precariedad e inestabilidad (como ya se<br />
ha avanzado, la empresa sólo recurre a ellas cuando existe un exce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> servicios),<br />
451
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
los trabajos remunerados por su cuenta y no los servicios <strong>de</strong> la empresa son la base <strong>de</strong><br />
su sustento económico.<br />
“Yo aunque tengo gran parte <strong>de</strong> mi familia en Colombia, para mí lo más importante <strong>de</strong><br />
lo que me ocupo son mis hijas. Tengo dos hijas aquí conmigo. Tengo un piso <strong>de</strong><br />
propiedad. Des<strong>de</strong> luego que el sueldo que tengo con esta empresa, eh...., no me llega<br />
para vivir, ¿sí?. Pero... entonces lo que no hago es quedarme sentada, ¿sabes?,<br />
esperando la ayuda <strong>de</strong>l cielo. Me tengo que mover, ¿sí?. Porque la vida es muy dura,<br />
más aún para nosotras que venimos <strong>de</strong> fuera (...). Eso no me llega a mí para vivir. Y<br />
entonces yo hago horas por don<strong>de</strong> puedo, aparte <strong>de</strong> la empresa, limpiando, haciendo<br />
recados, lo que sea. Hago las horas que me pagan aquí y el tiempo libre me lo tengo<br />
que buscar, horas en un sitio, horas en otro. Porque con eso no puedo cubrir los<br />
gastos” (EMILIA, TE, Empresa A).<br />
“Entonces por esto me veo a veces que todo lo que yo doy con mi trabajo, que bueno,<br />
que a<strong>de</strong>más se lo ofrezco a Dios para que me siga ayudando, todo esto no está para<br />
po<strong>de</strong>r vivir con este sueldo ¿no?, no se pue<strong>de</strong> vivir con 60.000 pts., [360,5 ] ¿no?. Tú<br />
sola no. No pue<strong>de</strong>s pagar ni un alquiler ni un esto. Ni comer. Estas cosas tienes que<br />
pedirlas a alguien. Yo también hago horas aparte” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
“Yo también trabajo en otra empresa. Porque, como hemos dicho todas, con lo que nos<br />
dan no llega. Yo también soy viuda, tengo dos hijos que casi les he sacado yo sola y<br />
tengo una adoptada y trabajo <strong>de</strong> noche en un centro <strong>de</strong> drogo<strong>de</strong>pendientes. Soy<br />
educadora. Trabajo <strong>de</strong> noche. Tengo mi vida montada <strong>de</strong> esta manera porque con sólo<br />
lo que saco <strong>de</strong> aquí no alcanzo” (REMEDIOS, TE, Empresa A).<br />
“Generalmente todas tienen pluriempleo” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
Esta situación <strong>de</strong> pluriempleo repercute <strong>de</strong> manera muy negativa en las condiciones <strong>de</strong><br />
vida <strong>de</strong> las trabajadoras, puesto que se ven obligadas a trabajar durante muchas horas y<br />
a reducir su tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso. Cuando se trata <strong>de</strong> mujeres solas, con cargas<br />
familiares, resulta enormemente difícil la compatibilización <strong>de</strong> la atención <strong>de</strong> sus hijos<br />
con las largas jornadas laborales que <strong>de</strong>ben realizar para conseguir unos ingresos<br />
dignos.<br />
“Si tienes hijos los <strong>de</strong>scuidas. Porque yo en mi caso mi hijo me ayuda. Mi hija tiene 13<br />
años y sí, me ayuda, pero es muy relativo. Con un sueldo no te da. Y si haces más horas<br />
llegas a casa agotada” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
“Por eso yo <strong>de</strong>cía lo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scanso, por eso, porque bueno, porque a mí los dos días que<br />
se <strong>de</strong>scansa aquí me toca trabajar, porque como no gano lo suficiente... Entonces yo no<br />
<strong>de</strong>scanso ¿Me entien<strong>de</strong>s? Me gustaría eso, ganar más y tener un día a la<br />
semana...<strong>de</strong>scansado y relajado” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
452
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
Otro problema que se menciona reiteradamente en los grupos <strong>de</strong> discusión es el hecho<br />
<strong>de</strong> que los servicios a domicilio implican cansancio y <strong>de</strong>sgaste físico, tanto si se trata <strong>de</strong><br />
cuidadoras como <strong>de</strong> personal <strong>de</strong> limpieza. A<strong>de</strong>más, en ambos casos se trata <strong>de</strong><br />
activida<strong>de</strong>s que requieren invertir mucho tiempo para <strong>de</strong>splazarse <strong>de</strong> un domicilio a<br />
otro, por cuanto tanto la Empresa A como la Empresa B tien<strong>de</strong>n a recibir <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> escasa duración (entre 1 y 3 horas diarias, por término medio).<br />
“Es que es un trabajo pesado, que requiere mucho esfuerzo físico” (DOLORS, TA,<br />
Empresa A).<br />
“Aparte <strong>de</strong>l esfuerzo físico, es que cada hora tienes que estar en un sitio distinto Si<br />
incluyes los viajes, el metro y el tren, quien no tiene coche como yo, pues es muy<br />
pasado” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
Sin embargo, existe consenso, tanto entre las trabajadoras autóctonas como entre las<br />
extranjeras, en torno a las ventajas que supone trabajar a través <strong>de</strong> una empresa <strong>de</strong><br />
servicios a domicilio, en comparación con otras modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> estas<br />
activida<strong>de</strong>s (servicio doméstico tradicional, economía sumergida, etc.). Una <strong>de</strong> las más<br />
esgrimida es la seguridad <strong>de</strong> saber que se van a percibir unos ingresos fijos todos los<br />
meses (sólo es así para aquellas mujeres que cuenten con un contrato in<strong>de</strong>finido a<br />
tiempo parcial, no para el caso <strong>de</strong> las contratadas por obra y servicio) y po<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong>spreocuparse <strong>de</strong> la ardua tarea <strong>de</strong> tener que buscar directamente a los clientes o<br />
usuarios para los que se trabaja, tal como ocurre cuando “se hacen particulares”.<br />
“Si haces un particular, a lo mejor estás un tiempo y te dice, mira ya has terminado. En<br />
la empresa sabes que si haces 4 horas haces 4 horas. Tiene muchas ventajas”<br />
(ARANTZAZU, TA, Empresa A).<br />
“No tienes que buscarte los clientes” (ROSA, TA, Empresa B).<br />
“Es la seguridad <strong>de</strong> que te buscan trabajo” (PURI, TA, Empresa B)<br />
Cotizar en el Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad Social garantiza a las trabajadoras gozar<br />
<strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos socio-laborales, tales como percibir pagas extras, cubrir la<br />
eventualidad <strong>de</strong> una enfermedad o el cobro <strong>de</strong> una pensión <strong>de</strong> jubilación. Estas<br />
prestaciones son enormemente valoradas por las trabajadoras autóctonas, a pesar <strong>de</strong> que<br />
supongan una reducción <strong>de</strong> los ingresos directos en relación a si trabajaran por su cuenta<br />
(servicio doméstico tradicional).<br />
453
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“A través <strong>de</strong> un servicio privado [por cuenta <strong>de</strong> la trabajadora] no estás asegurada y<br />
cobras más, pero si un día no vas a trabajar te pue<strong>de</strong>n echar. En cambio, en una<br />
empresa, si estás enferma hay una suplencia, que pue<strong>de</strong>s estar enferma por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong><br />
alguna manera” (DOLORS, TA, Empresa A).<br />
“Y tienes la gran ventaja que si te pones enferma pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir, oye mira, que no puedo<br />
venir, mandad a otra, y ya está” (AURORA, TA, Empresa B).<br />
“Estoy hablando <strong>de</strong> seguridad y reconocimiento. Porque la seguridad es un<br />
reconocimiento. Porque si tú te pones mala cuando trabajas en una casa, tú no cobras<br />
esos días. Yo me ponía mala una semana y yo no cobraba. En cambio si tú estás en una<br />
empresa, y te dan la baja, sigues cobrando” (PURI, TA, Empresa B).<br />
“Yo trabajaba limpiando y tuve una operación y tuve que <strong>de</strong>jarlo todo. Y cuando estaba<br />
buena no tenía nada. Y si fuese una empresa te encuentran otra cosa” (MERCHE, TA,<br />
Empresa B).<br />
“Ganas menos pero a la vez ganas más. Por ejemplo, con lo que yo ganaba por mi<br />
cuenta trabajando en las casas yo no me podía permitir pagarme el seguro. Yo llegará<br />
un día que ya no podré trabajar más, ¿y entonces qué?. Ahora sé que algo tendré”<br />
(PURI, TA, Empresa B).<br />
Para las trabajadoras inmigrantes también resulta ventajoso po<strong>de</strong>r cotizar a la Seguridad<br />
Social. Debe tenerse en cuenta que esta apreciación no es muy habitual entre el<br />
colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes, por cuanto supone una reducción salarial que no<br />
siempre les conviene si tienen a sus familias en el país <strong>de</strong> origen. Sin embargo, esto no<br />
es así en el caso <strong>de</strong> las participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión, puesto que se trata <strong>de</strong><br />
trabajadoras con un proyecto <strong>de</strong> estancia en España a largo plazo y que son conscientes<br />
<strong>de</strong> la conveniencia <strong>de</strong> cotizar para po<strong>de</strong>r acce<strong>de</strong>r a una futura pensión.<br />
“De pronto, en otro sitio no nos aseguran. En una empresa sí te aseguran” (PAULINA,<br />
TE, Empresa A).<br />
“Yo creo que te dan ventajas, te pagan el transporte, pue<strong>de</strong>s elegir con quién trabajas y<br />
cuántas horas... Creo que es una gran ventaja. También es muy importante lo <strong>de</strong>l<br />
seguro” (ROSALINDA, TE, Empresa B).<br />
“Tiene muchas ventajas. Yo creo que es más importante tener Seguridad Social. A mí<br />
me va mejor la empresa porque quiero cotizar y tener una pensión” (MÓNICA, TE,<br />
Empresa B).<br />
El hecho <strong>de</strong> que el usuario contrate el servicio <strong>de</strong> una empresa y no directamente a una<br />
trabajadora es valorado <strong>de</strong> manera muy positiva por las participantes en los grupos <strong>de</strong><br />
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C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
discusión, por cuanto la empresa ofrece respaldo y protección a su empleada y, a su vez,<br />
contribuye a que el servicio prestado en el domicilio –y, por extensión, la persona que lo<br />
realiza- sea más valorado y reconocido por el usuario. Al ser la propia empresa la que<br />
<strong>de</strong>fine el contenido <strong>de</strong> los servicios, se evitan potenciales abusos por parte <strong>de</strong> los<br />
usuarios/clientes y exime a las trabajadoras <strong>de</strong> tener que enfrentarse a las exigencias <strong>de</strong><br />
los clientes una vez en el domicilio.<br />
“También tienes un respaldo, que si tienes algún problema sabes que hay alguien que te<br />
pue<strong>de</strong> respaldar” (ARANTZAZU, TA, Empresa A).<br />
“La que trabaja en una empresa tiene contrato <strong>de</strong> trabajo y es una trabajadora. Las<br />
que vamos a casas particulares sin contrato, que es como yo lo hacía antes, que no<br />
teníamos contrato, es un trabajo que tú lo haces unas horas y no tiene el mismo<br />
reconocimiento”. (PURI, TA, Empresa B).<br />
“Yo diría que te valoran más si vienes <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> una empresa” (MERCHE, TA,<br />
Empresa B).<br />
“Sí, sí. Luego tienes una <strong>de</strong>fensa que cuando tú estás sola no la tienes. Si no te gusta el<br />
sitio tú pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir, oye, mira, cámbiame que a mí eso no me gusta o aquello o lo otro,<br />
o por a o por be. En cambio, si estás sola tienes que irte y buscarte otro trabajo si lo<br />
encuentras. En una empresa siempre te pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> otra manera. O si tienes<br />
algún problema con el dueño” (PURI, TA, Empresa B).<br />
“Yo pienso <strong>de</strong> que es una posibilidad entre las pocas que al menos tienes un respaldo<br />
<strong>de</strong> gente que va <strong>de</strong>trás tuya, que va supervisando tu trabajo y, sobre todo, poniendo<br />
pautas. Aquí tú ya tienes tus funciones <strong>de</strong>limitadas, tú sabes qué es lo que vas a hacer.<br />
Y entonces tú, cuando tú vas a ir, ya antes el usuario ha hablado con las personas <strong>de</strong><br />
aquí. Entonces a ti cuando te dan el servicio te dicen, es para hacer tal y tal cosa,<br />
porque ellos ya se encargan <strong>de</strong> preguntar al familiar o al mismo usuario para qué<br />
quiere, ¿no?. Porque lo que ella dice, cuando vas a un sitio por cuenta propia, a veces<br />
la gente se aprovecha <strong>de</strong> eso (...). Si tú vas <strong>de</strong> libre, y encima que sepan que no estás<br />
legal, o que no tienes tus papeles en regla, peor, se aprovechan, te amenazan y todo”<br />
(OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“Siempre hay alguien que te respalda. Cuando tú llegas al domicilio... a ti te llaman,<br />
¿eh?, te dicen tienes que ir a tal dirección, a una persona que se llama fulano <strong>de</strong> tal a<br />
hacer, por ejemplo, higiene personal y <strong>de</strong>sayuno. Y entonces tú ya sabes lo que vas a<br />
hacer. Entonces si te dicen tú friégame aquí...” (EMILIA, TE, Empresa A).<br />
“También está la protección ante los abusos” (REMEDIOS, TE, Empresa A).<br />
“Claro, estamos más respaldadas. Si trabajamos por nuestra cuenta estamos más a la<br />
expectativa. Te pue<strong>de</strong>n acusar <strong>de</strong> ladrona...” (ROSALINDA, TE, Empresa B).<br />
455
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
Otra ventaja mencionada por las mujeres inmigrantes es la facilidad <strong>de</strong> encontrar trabajo<br />
cuando se recurre a una empresa <strong>de</strong> servicios domiciliarios, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> que<br />
se tenga o no un contrato <strong>de</strong> trabajo. Para las mujeres inmigrantes recién llegadas a<br />
España o recién instaladas en un municipio, pue<strong>de</strong> resultar complicado concertar<br />
servicios “particulares”, al tener que enfrentarse a la falta <strong>de</strong> contactos y a la<br />
<strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> los usuarios. Estos obstáculos no afectan en la misma medida a las<br />
mujeres inmigrantes que disponen <strong>de</strong> mecanismos informales, tales como otras<br />
inmigrantes connacionales que ya están trabajando en el servicio doméstico y que les<br />
facilitan el acceso a posibles empleadores. La dificultad <strong>de</strong> encontrar trabajo en los<br />
servicios domiciliarios “particulares” es esgrimida por las participantes <strong>de</strong> origen<br />
magrebí, que están poco conectadas con las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reclutamiento informales utilizadas<br />
por los empleadores en el servicio doméstico, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en el caso <strong>de</strong><br />
los colectivos <strong>de</strong> mujeres filipinas o latinoamericanas 682 . En consecuencia, las empresas<br />
intermediarias son una opción más propia <strong>de</strong> las trabajadoras que se mueven sin “red”<br />
(muchas veces con poca experiencia en el servicio doméstico) y que, por ello, <strong>de</strong>ben<br />
buscar trabajo en el mercado anónimo (COLECTIVO IOÉ 2001c).<br />
“Si eres inmigrante y buscas trabajo sola, si no te conocen no te van a coger si no<br />
quieres trabajar las 24 horas en una casa. Pero yo tengo niños y no puedo hacerlo. Con<br />
la empresa puedo encontrar trabajo. Si te manda la empresa entonces ya te conocen y<br />
creen que eres más profesional” (LEI<strong>LA</strong>, TE, Empresa B).<br />
Finalmente, la regulación <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional es abiertamente criticada<br />
por el conjunto <strong>de</strong> las trabajadoras, dado que, según ellas, conlleva una fuerte<br />
<strong>de</strong>sprotección legal y ofrece unos <strong>de</strong>rechos y prestaciones que están muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />
las que estipula el Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad Social.<br />
“Está claro que si aquí hay una cosa que está mal es la ley <strong>de</strong>l servicio doméstico. No<br />
hay una ley que nos proteja. Yo te lo digo porque yo he trabajado 9 años en el servicio<br />
doméstico. La señora te paga lo que le da la gana. Cuando tú quieres buscar otro<br />
trabajo que te conviene más, sólo tienes <strong>de</strong>recho a pedir un informe <strong>de</strong> vida laboral y<br />
cuando lo pi<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber estado trabajando 9 años, te dicen que has estado<br />
cotizando 7, porque la señora, cuando viene el verano o la primavera, te ha dado <strong>de</strong><br />
baja como le ha dado la gana y te ha hecho un baile <strong>de</strong> cotizaciones. Este seguro sólo<br />
te vale para una jubilación, pero para nada más” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
682 La influencia <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales en la incorporación laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante es abordada<br />
en el apartado 6.1. <strong>de</strong>l capítulo 6.<br />
456
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Claro, si vas por cuenta y riesgo, va por cuenta y riesgo todo, el horario, el sueldo, las<br />
cotizaciones, la responsabilidad, el hacerte daño” (ARANTZAZU, TA, Empresa A).<br />
10.2.4. La imagen social <strong>de</strong> los servicios a domicilio.<br />
Los servicios <strong>de</strong> proximidad, según las trabajadoras participantes en los grupos <strong>de</strong><br />
discusión, están profundamente <strong>de</strong>valuados por una sociedad que se resiste a<br />
reconocerlos como una profesión.<br />
“Sí, porque hay gente que dice, uy, si pue<strong>de</strong>s hacer otras cosas. ¿Por qué haces eso?”<br />
(CONXITA, TA, Empresa A).<br />
“Es que no se consi<strong>de</strong>ra ni siquiera una profesión, ¿no?, o sea, cuando te preguntan y<br />
les dices en qué trabajas te miran con cara <strong>de</strong> pena, diciendo: ay, algo hay que hacer<br />
en esta vida” (LUCÍA, TA, Empresa A).<br />
“Lo que pasa es que también esto es una profesión bastante novedosa y no se conoce...,<br />
porque hay gente que no sabe la labor que tiene” (NURIA, TA, Empresa A).<br />
Las causas <strong>de</strong> esta escasa valoración radican, como ya se ha comentado con<br />
anterioridad, en el hecho <strong>de</strong> que sean consi<strong>de</strong>radas tareas femeninas, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />
han sido realizadas en el hogar sin percibir remuneración a cambio y <strong>de</strong> manera<br />
invisible. Tanto el cuidado <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más como las tareas <strong>de</strong> infraestructura son<br />
consi<strong>de</strong>radas inherentes a los instintos maternales y a la condición femenina y no como<br />
una actividad que requiere una serie <strong>de</strong> conocimientos técnicos y una cierta<br />
especialización.<br />
“Que quieras <strong>de</strong>dicarte a estas cosas tan primarias, la gente no lo entien<strong>de</strong>. Las<br />
necesida<strong>de</strong>s básicas son las cosas que la sociedad no quiere ver” (AURORA, TA,<br />
Empresa B).<br />
“Hombre, es que ni en la casa lo valoran. Está en la categoría más baja que pueda<br />
haber” (MÓNICA, TE, Empresa B).<br />
“Yo pienso que ya empieza por casa, ¿no?. Nosotras trabajamos y no lo reconoce<br />
nadie. Y así sucesivamente. Porque el limpiar nunca ha sido reconocido” (AISSA, TE,<br />
Empresa B).<br />
La feminización <strong>de</strong> este sector <strong>de</strong> actividad explica, según las trabajadoras participantes,<br />
los bajos salarios que se perciben, puesto que se asume que son mujeres las que van a<br />
457
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
realizar estos trabajos y se parte <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> que su sueldo es complementario al <strong>de</strong> su<br />
cónyuge. Por lo tanto, sus discursos corroboran que los servicios a domicilio están<br />
doblemente <strong>de</strong>valuados económicamente: por un lado, por tratarse <strong>de</strong> tareas<br />
remuneradas realizadas por mujeres, en un mercado <strong>de</strong> trabajo segregado por el sexo;<br />
por el otro, porque su más directo referente, el trabajo reproductivo, es consi<strong>de</strong>rado una<br />
habilidad natural <strong>de</strong> las mujeres, que no requiere conocimientos especializados ni<br />
entrenamiento específico (CANCIAN 2000).<br />
“Los hombres no trabajan en estas tareas porque es un sueldo ridículo para un<br />
hombre” (LUCÍA, TA, Empresa A).<br />
“Lo que pasa que cuando el sueldo es para una mujer se piensa que es complementario.<br />
Aquí está la diferencia” (DOLORS, TA, Empresa B).<br />
“Los hombres prefieren hacer <strong>de</strong> paletas” (EMILIA, TE, Empresa A).<br />
Sin embargo, la feminización <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s no es la única causa <strong>de</strong> su falta <strong>de</strong><br />
valoración. Las trabajadoras autóctonas coinci<strong>de</strong>n en señalar que los servicios prestados<br />
en el hogar están todavía más <strong>de</strong>valuados que cuando los mismos servicios se realizan<br />
en una institución (guar<strong>de</strong>ría, hospital). También advierten que las titulaciones <strong>de</strong><br />
auxiliar <strong>de</strong> geriatría y <strong>de</strong> trabajadora familiar no reciben el mismo reconocimiento social<br />
que las titulaciones obtenidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la formación reglada (auxiliares <strong>de</strong> clínica,<br />
diplomadas en enfermería), aunque a menudo, en la práctica, realicen tareas similares.<br />
“Pero bueno, una persona que cuida críos en un jardín <strong>de</strong> infancia se valora <strong>de</strong> otra<br />
manera. Y es exactamente lo mismo” (DOLORS, TA, Empresa A).<br />
“Todo es cuestión <strong>de</strong> uniforme. Te pones la bata blanca y tienes protección <strong>de</strong>trás. En<br />
un domicilio no tienes esta protección” (AURORA, TA, Empresa B).<br />
“Pero ya no enfermera, di auxiliar <strong>de</strong> clínica en vez <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> geriatría, que es lo<br />
mismo, porque hacen el mismo trabajo que el nuestro. Pero ya se ve <strong>de</strong> otra manera.<br />
Pero dices auxiliar <strong>de</strong> clínica y ya es perfecto” (ARANTZAZU, TA, Empresa A).<br />
“Es el título y es muy absurdo” (NURIA, TA, Empresa A).<br />
Tanto las trabajadoras autóctonas como las inmigrantes <strong>de</strong>nuncian que la sociedad no<br />
valora los conocimientos técnicos y las actitu<strong>de</strong>s que son necesarias para po<strong>de</strong>r<br />
458
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
<strong>de</strong>sarrollar estas activida<strong>de</strong>s, entre las que se <strong>de</strong>staca la seriedad, la responsabilidad, la<br />
capacidad <strong>de</strong> improvisación y la iniciativa ante situaciones críticas.<br />
“Que tampoco necesita, según ellos [la sociedad], tener unos conocimientos, que creo<br />
que tenemos, y que los pones en práctica, y que no son valorados en la medida <strong>de</strong> la<br />
función que realizas, ¿no?” (DOLORS, TA, Empresa A).<br />
“Yo creo que hay que tener seriedad. Si yo voy a una casa y me dicen que tengo que<br />
limpiar aquí. A veces me han dicho tienes que limpiar <strong>de</strong> esta manera o <strong>de</strong> otra. Bueno,<br />
tú dime lo que quieres y luego yo ya veré cómo lo hago. Pero tener la seriedad que si tú<br />
te has comprometido a limpiar aquello, que, realmente, cuando luego venga la persona<br />
a mirar lo que has hecho, que realmente lo hayas hecho” (PURI, TA, Empresa B).<br />
“Si la madre me dice que allí está la cena y que yo la caliente, pues intentas que el niño<br />
se la coma toda. No tienes que hacerlo con apatía, en el sentido <strong>de</strong> pensar que si no<br />
quiere comer que no coma, que ya se lo dará su madre. A los niños pequeños les cuesta<br />
comer. Yo le cuento cuentos y el niño se lo acabado todo. La madre confía en ti”<br />
(JOSEFA, TA, Empresa B).<br />
“A nivel <strong>de</strong> enfermos, lógicamente necesitas una serie <strong>de</strong> estudios porque si no, no<br />
sabes reaccionar en un momento <strong>de</strong>terminado. Pero esto pasa con todas las<br />
profesiones, porque también sabes que el amoníaco con la lejía no lo pue<strong>de</strong>s mezclar”<br />
(AURORA, TA, Empresa B).<br />
“El trabajo <strong>de</strong> casa es improvisar constantemente: la lavadora, la nevera, la vieja que<br />
se cae. Nuestro trabajo también” (AURORA, TA, Empresa B).<br />
Las trabajadoras especializadas en tareas <strong>de</strong> cuidado ponen <strong>de</strong> manifiesto que no se<br />
tiene en cuenta que en su profesión intervienen también una serie <strong>de</strong> elementos que van<br />
más allá <strong>de</strong> la técnica, tales como los valores, sentimientos e interacciones que<br />
configuran la esencia relacional <strong>de</strong>l cuidado en la esfera privada, y que suponen un<br />
importante <strong>de</strong>sgaste emocional para la trabajadora. Las tareas <strong>de</strong> cuidado no son<br />
susceptibles <strong>de</strong> ser valoradas en términos <strong>de</strong> productividad o rendimiento, sino sólo <strong>de</strong><br />
calidad <strong>de</strong>l vínculo, <strong>de</strong> la relación persona a persona.<br />
“Porque es que tú no pue<strong>de</strong>s irte aquí fríamente, no es una máquina, es un ser humano.<br />
Entonces eso tú lo tienes que tener bien asumido. Entonces una persona a la que no le<br />
guste tratar este tipo <strong>de</strong> gente, pues no sirve para esto y se frustraría ella misma. Esto<br />
te mina, emocionalmente, te mina. Tú entras a un domicilio y tú llevas la alegría, llevas<br />
el aire, el oxígeno, pero tú sales chafada” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
Por todo lo anteriormente señalado, las trabajadoras se quejan <strong>de</strong> que las propias<br />
empresas para las que trabajan, a pesar <strong>de</strong> querer impulsar la profesionalización <strong>de</strong> los<br />
459
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
servicios a domicilio y ofrecer una imagen asociada a la calidad, sigan sin remunerar<br />
suficientemente el trabajo que ellas realizan.<br />
“O sea, una persona, mira, la trabajadora familiar es una trabajadora cien pero<br />
pagada como trabajadora diez, ¿eh?. Porque la trabajadora familiar es multifacética.<br />
Yo, que tengo formación profesional, o sea, académicamente me consi<strong>de</strong>ro bien<br />
capacitada porque he estudiado muchas cosas. Y a veces, tú, con el tipo <strong>de</strong> gente que te<br />
encuentras, <strong>de</strong>l usuario que tú vas y encuentras, tienes que echar mano <strong>de</strong> todo eso. Y<br />
entonces a ti te pagan se supone por ir a hacer sólo una actividad motora y sale que<br />
tienes que aplicar mucho conocimiento, formación, que eso no se valora. Te pagan<br />
todo por el mismo paquete. Y, sin embargo, tú haces <strong>de</strong> enfermera, limpias la casa, les<br />
das apoyo psicológico, le haces <strong>de</strong> fisioterapeuta” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“También, también <strong>de</strong>berían estimularnos [la empresa] porque hay muchas personas...<br />
yo tengo mucha voluntad, yo hago mi trabajo bien” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
Aún así, las participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión saben <strong>de</strong> primera mano que en las<br />
empresas intermediarias, por lo general, la situación es todavía mucho peor; puesto que,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> pagar bajos salarios a las trabajadoras, contribuyen directamente a <strong>de</strong>valuar<br />
la profesión, al no contratar a la plantilla y ofrecer empleos a mujeres que no poseen<br />
ningún tipo <strong>de</strong> cualificación.<br />
“Lo importante sería que trabajando a través <strong>de</strong> una empresa se cobre un sueldo<br />
razonable y que las personas que no estén cualificadas, que no tengan ninguna<br />
categoría profesional, no se puedan <strong>de</strong>dicar a este trabajo” (DOLORS, TA, Empresa<br />
A).<br />
“Sí, y luego hay otra cosa. Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la empresa en la que caes. La mayoría <strong>de</strong><br />
empresas pagan muy mal” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
Del discurso <strong>de</strong> las trabajadoras se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> una jerarquía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad, en la que las tareas <strong>de</strong> limpieza e infraestructura <strong>de</strong>l hogar se<br />
sitúan en el escalafón más bajo y se consi<strong>de</strong>ra que no requieren ningún tipo <strong>de</strong><br />
cualificación 683 . A la misma conclusión llegan GREGSON y LOWE (1994), al constatar<br />
que la limpieza es una ocupación socialmente estigmatizada y consi<strong>de</strong>rada, por parte <strong>de</strong><br />
las propias mujeres que se ocupan en ella, como la más <strong>de</strong>valuada <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />
servicios domiciliarios.<br />
683 De hecho, si bien existen diversas titulaciones alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> cuidado (auxiliares <strong>de</strong><br />
geriatría, trabajadoras familiares...), todavía no existe una titulación específica alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong><br />
infraestructura <strong>de</strong>l hogar. Los intentos <strong>de</strong> algunas empresas por <strong>de</strong>finir la categoría profesional <strong>de</strong><br />
“auxiliar <strong>de</strong>l hogar” son un primer paso hacia a<strong>de</strong>lante.<br />
460
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“En tu caso es diferente [dirigiéndose a una participante que trabaja como cuidadora]<br />
porque tú estás cuidando personas, pero nosotras que estamos limpiando, por<br />
ejemplo...Que la gente <strong>de</strong>be pensar que las personas que se <strong>de</strong>dican sólo a limpiar no<br />
han tenido estudios o son bajas. Se supone que si te <strong>de</strong>dicas a esto es porque no has<br />
podido encontrar otra cosa (...).En el caso concreto <strong>de</strong> la persona que te contrata, claro<br />
que te valora, pero yo digo en general, a nivel <strong>de</strong> la sociedad” (ROSA, TA, Empresa<br />
B).<br />
“Se escucha todos los días...Mira, está haciendo faenas” (MERCHE, TA, Empresa B).<br />
“Es como algo vulgar. Va más o menos por categorías y limpiar está en la más baja”<br />
(ROSALINDA, TE, Empresa B).<br />
“Para la limpieza siempre estás preparada, porque siempre tienes que limpiar. Te lo<br />
enseñan nada más entras en una casa, tienes que hacer esto, esto y esto” (AISSA, TE,<br />
Empresa B).<br />
Sin embargo, se da la paradoja <strong>de</strong> que las tareas <strong>de</strong> limpieza están mejor remuneradas<br />
que las <strong>de</strong> cuidado, por lo que, en este caso, el escaso prestigio social conferido a una<br />
actividad no se correspon<strong>de</strong> con el salario percibido. Las causas <strong>de</strong> esta falta <strong>de</strong><br />
correspon<strong>de</strong>ncia son diversas: el hecho <strong>de</strong> que los servicios <strong>de</strong> limpieza tengan, por lo<br />
general, una menor duración que los <strong>de</strong> cuidado, permite explicar la mejor disposición<br />
por parte <strong>de</strong> los usuarios a aceptar un precio/hora más elevado. A<strong>de</strong>más, en los casos en<br />
que la trabajadora está contratada por obra y servicio, las tareas <strong>de</strong> limpieza aportan<br />
mayor estabilidad laboral a la trabajadora que las <strong>de</strong> cuidado, puesto que la duración <strong>de</strong><br />
un servicio <strong>de</strong> atención a un anciano está condicionada al tiempo <strong>de</strong> vida que pueda<br />
tener a partir <strong>de</strong>l momento en que el servicio se inicia.<br />
“Aunque no lo creas, la gente prefiere trabajar <strong>de</strong> faenas porque gana 1500 pts. [9 ]<br />
la hora”” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“Claro, es que la limpieza se paga mejor que la trabajadora familiar” (PAULINA,<br />
Empresa A).<br />
Por su parte, las trabajadoras que ejercen <strong>de</strong> cuidadoras <strong>de</strong>nuncian el hecho <strong>de</strong> que el<br />
usuario no valora su especialización (título <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> geriatría o <strong>de</strong> trabajadora<br />
familiar) y las confun<strong>de</strong> con una “chacha”, <strong>de</strong> la que se espera que realice el volumen<br />
total <strong>de</strong> tareas <strong>de</strong>l hogar. Para estas mujeres, la distinción entre una cuidadora y una<br />
461
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“mujer <strong>de</strong> hacer faenas” no está bien <strong>de</strong>finida para el usuario y reivindican la necesidad<br />
<strong>de</strong> que se distingan ambas funciones.<br />
“Lo que <strong>de</strong>jo muy claro es que nosotras somos cuidadoras <strong>de</strong> personas mayores, no<br />
mujeres <strong>de</strong> hacer faenas. Porque un poco hay la opinión <strong>de</strong> que mientras estamos allí o<br />
mientras no sé qué, pues pue<strong>de</strong>s limpiar cristales, pue<strong>de</strong>s planchar o pue<strong>de</strong>s hacer no<br />
sé qué. Y entonces yo eso lo <strong>de</strong>jo muy claro, que no, que nuestra profesión precisamente<br />
es aten<strong>de</strong>r a la persona mayor que vamos a cuidar, física y psíquicamente. Quiero <strong>de</strong>cir<br />
que tu función es ir allí, lavarle el culo, ponerle el pañal si lo necesita y tal, ¿no? Y<br />
darle la comida si tienes que dársela y hablar con esa persona(...). Yo pienso que si<br />
tengo una persona que me viene a casa, me viene a ayudar a mí, a ayudar, no a<br />
hacerme <strong>de</strong> chacha. Ya el primer día que fui a una casa me dijeron: y, bueno, ¿usted<br />
friega? Y yo le digo: sí, digo, pero en mi casa. Aquí sólo vengo a cuidarla a usted.<br />
Porque la señora quería que lo primero que hiciera era coger el mocho” (DOLORS,<br />
TA, Empresa A).<br />
“Sí, yo lo tengo clarísimo. Y en mi caso, me encuentro que la situación <strong>de</strong> que, bueno,<br />
ahí viene la chacha, viene a fregar, viene a limpiar. Pero yo no sólo voy a limpiar. Sí<br />
necesitan ayuda, porque necesitan mucha [se refiere a personas mayores] pero<br />
necesitan más compañía que otra cosa. Pero yo mi servicio es limpiar, pero también<br />
que si necesitan hablar, la limpieza queda en segunda grado y eso está clarísimo. Y hay<br />
mucha gente que te trata <strong>de</strong>, bueno, viene la chacha, yo me siento... Y hay la típica<br />
gente que te trata como si el suelo estuviera más alto que la persona que va a hacer<br />
esta limpieza. Entonces pienso que nuestro trabajo no está valorado ni mucho menos y<br />
te sientes mal, muy mal, porque dices yo voy a hacer una ayuda, no voy a que me traten<br />
como a una chacha” (MARI, TA, Empresa A).<br />
“Sí, pero la picaresca, digo yo, empieza cuando, a lo mejor, eso lo ve el abuelo o la<br />
persona y te <strong>de</strong>ja lo <strong>de</strong>l mediodía, lo <strong>de</strong> la mañana o <strong>de</strong> la noche anterior. Y a lo mejor<br />
te dice: ¿usted friega platos?. Probar prueban” (LUCÍA, TA, Empresa A).<br />
“Lo primero que te esperan es con el mocho y la bayeta. Escuche señora, yo no he<br />
estudiado lo que he estudiado para venir a limpiarle la casa. Para eso voy <strong>de</strong> faenas y<br />
me pagan a 1500 pts. [9 ] la hora(...)”(OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
10.2.5. Trabajadoras autóctonas y trabajadoras inmigrantes en las empresas <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> proximidad: relaciones <strong>de</strong> competencia y <strong>de</strong> sustitución<br />
Al abordar la actitud <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas ante la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante<br />
se <strong>de</strong>tecta una situación <strong>de</strong> competencia por el recurso trabajo. El menor “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> un empleo permite a las mujeres inmigrantes aceptar puestos <strong>de</strong> trabajo a<br />
cambio <strong>de</strong> menores salarios, a menudo en la economía sumergida, y contribuye a<br />
<strong>de</strong>valuar los salarios y a <strong>de</strong>sregular las condiciones laborales para el conjunto <strong>de</strong>l sector.<br />
El núcleo <strong>de</strong>l rechazo se establece, secundando los resultados <strong>de</strong>l COLECTIVO IOÉ<br />
462
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
(2001c:418), en la imagen <strong>de</strong> una oferta abundante y barata que atenta contra las<br />
condiciones <strong>de</strong> trabajo logradas por las autóctonas. Esta percepción <strong>de</strong> competencia<br />
“<strong>de</strong>sleal”, lejos <strong>de</strong> manifestarse <strong>de</strong> manera explícita, se expresa mediante recurrentes<br />
críticas hacia las mujeres inmigrantes (referentes tanto a sus capacida<strong>de</strong>s como a su<br />
modo <strong>de</strong> ser), cuyo objetivo es <strong>de</strong>gradar la calidad <strong>de</strong> los servicios cuando son ellas las<br />
que los realizan. En cualquier caso, <strong>de</strong> su discurso se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> en todo momento una<br />
clara contraposición entre “ellas” y “nosotras”.<br />
Las mujeres autóctonas fundamentan sus valoraciones negativas sobre las mujeres<br />
inmigrantes a partir <strong>de</strong> casos particulares, que generalizan al conjunto <strong>de</strong>l colectivo. Una<br />
<strong>de</strong> las críticas más recurrentes es la falta <strong>de</strong> preparación técnica <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
inmigrantes que <strong>de</strong>sempeñan estas tareas, en especial en lo referente al cuidado <strong>de</strong> las<br />
personas (niños, ancianos y enfermos).<br />
“No están formadas (...). Porque yo me he encontrado, por ejemplo, pues ir a una casa,<br />
y sin menospreciar a nadie, tener a una chica peruana, que es lo que sale más<br />
económico porque la tienen 24 horas al día, y encontrártela con una llaga así, mal, que<br />
no le han curado, con un cambio <strong>de</strong> pañales <strong>de</strong> no sé cuántas horas que no se habían<br />
tocado. Y tienen una chica 24 horas al día, se están gastando un dinero para que la<br />
mujer no esté sola, pero esta señora no está atendida correctamente. Por 100.000 pts.<br />
[601 ] tienen el servicio <strong>de</strong> 24 horas y tal vez sepa cómo limpiar cristales, pero te<br />
aseguro que no tienen ni i<strong>de</strong>a sobre cómo cuidar a un anciano” (DOLORS, TA,<br />
Empresa A).<br />
“Mientras estén preparadas, a<strong>de</strong>lante. Pero hay muchas chicas dominicanas, que<br />
tienen buena fe, pero que no saben hacerlo a la hora <strong>de</strong> la verdad Para según qué<br />
servicios...., pues vale. Ponen muy buena fe, pero no saben” (AURORA, TA, Empresa<br />
B).<br />
“Pero es que estas mujeres no saben dar estos servicios” (PURI, TA, Empresa B).<br />
Según algunas trabajadoras autóctonas, las mujeres inmigrantes no sólo adolecen <strong>de</strong><br />
cualificación, sino que las diferencias culturales también constituyen un claro obstáculo<br />
a la hora <strong>de</strong> realizar correctamente las tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar y <strong>de</strong> cuidado.<br />
Lo atribuyen al hecho <strong>de</strong> que, algunas veces, las mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
socieda<strong>de</strong>s en las que las tareas domésticas difieren sustancialmente (pautas <strong>de</strong> limpieza<br />
y aseo <strong>de</strong> la vivienda, cuidado <strong>de</strong> menores, alimentación, etc.) <strong>de</strong> las <strong>de</strong> la sociedad<br />
receptora.<br />
463
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Yo pienso que la gente <strong>de</strong> fuera, incluso para limpiar, qué cualificación tienen. Si<br />
vienen <strong>de</strong> una capital pue<strong>de</strong>n tener unos elementos <strong>de</strong> conducta muy parecidos a los<br />
nuestros, pero si vienen <strong>de</strong>l Salvador, <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> no sé cuantos, resulta que no han<br />
visto jamás un plato. Si tú coges a esa persona tienes que empieza a enseñarla”<br />
(AURORA, TA, Empresa B).<br />
Una <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas ahonda en la atribución <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s negativas a las<br />
mujeres inmigrantes e incluso advierte que las trabajadoras inmigrantes son poco<br />
“transparentes” e insolidarias con las trabajadoras autóctonas, por lo que prefiere no<br />
compartir servicios con mujeres <strong>de</strong> origen extranjero.<br />
“Luego hay otra cosa, es una opinión personal. Cuando tienes que trabajar con una<br />
persona peruana, ecuatoriana, salvadoreña o <strong>de</strong> la quinta puñeta, cuando tienes que<br />
trabajar juntas, ellas tampoco te quieren ayudar, si pue<strong>de</strong>n darte la patada por la parte<br />
don<strong>de</strong> te sientas, te la darán. Siempre irán a hacerte la puñeta. Yo no tengo nada contra<br />
ellas, os lo juro. No van con franqueza” (CONXITA, TA, Empresa A).<br />
Las negligencias cometidas por las trabajadoras extranjeras no cualificadas, según las<br />
trabajadoras autóctonas, contribuyen a <strong>de</strong>valuar la imagen <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l sector.<br />
“Más que competencia, nos dan mala imagen a nosotras. La gente se piensa que un<br />
título <strong>de</strong> auxiliar <strong>de</strong> geriatría se olvida al cabo <strong>de</strong> dos días y que ellas van a hacer la<br />
misma faena que nosotras. ¿Y qué pasa? Que ellas lo hacen mal y luego piensan que<br />
nosotras también vamos a hacerlo mal. Nos dan muy mala imagen” (CONXITA, TA,<br />
Empresa A).<br />
Las trabajadoras autóctonas comentan con satisfacción el hecho <strong>de</strong> que los clientes que<br />
dan prioridad a la calidad <strong>de</strong> los servicios por encima <strong>de</strong>l precio prefieren, cada vez<br />
más, ser atendidos por una mujer autóctona.<br />
“Incluso me he encontrado anuncios en los que pedían a una chica y <strong>de</strong>cían,<br />
extranjeras no. A lo mejor es que estaban escarmentados” (LUCÍA, Empresa A).<br />
“Hay <strong>de</strong> todo. Nosotros hemos empezado un servicio <strong>de</strong> una ducha y lo primero que me<br />
dijo el señor es que no quería ni que fueran marroquíes, ni <strong>de</strong> color ni <strong>de</strong> nada. Él<br />
quería una <strong>de</strong>l país. Quiero <strong>de</strong>cirte que... Bueno, hasta cierto punto, cada uno tiene<br />
<strong>de</strong>recho a pedir lo que quiera” (DOLORS, Empresa A).<br />
“Muchas veces el rechazo es por el miedo <strong>de</strong> quién te va a venir a casa, cómo va a<br />
actuar” (ARANTZAZU, Empresa A).<br />
464
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
Por ello, en su opinión, resulta arriesgado para una empresa contar con personal<br />
extranjero, dado el riesgo <strong>de</strong> que éste sea rechazado por los clientes. Esta apreciación<br />
coinci<strong>de</strong> con la esgrimida por algunos gerentes entrevistados 684 .<br />
“Nuestra coordinadora no hace distinciones, pero yo sé que esta empresa tiene<br />
problemas cuando va X [una trabajadora <strong>de</strong> color], porque hay gente que no la quiere.<br />
Yo pienso que una empresa que no sea explotadora, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> los servicios que le<br />
pidan, no podrá tener personal <strong>de</strong> color. Si tengo una empresa <strong>de</strong> construcción podré<br />
coger a un marroquí, pero si tengo una empresa <strong>de</strong> servicios a domicilio y mando a una<br />
marroquí que no está preparada, seguramente me la <strong>de</strong>volverán. Si la empresa no tiene<br />
muy claro que no es racista, antes va a contratar a gente cualificada <strong>de</strong> aquí, porque<br />
es fácil que le <strong>de</strong>vuelvan a los extranjeros” (DOLORS, Empresa A).<br />
La reticencia <strong>de</strong> los usuarios hacia las trabajadoras extranjeras parece ser que se acentúa<br />
cuando se trata <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> los niños. Las participantes autóctonas lo<br />
atribuyen a la <strong>de</strong>sconfianza y al recelo.<br />
“Con los niños, <strong>de</strong> entrada, son un poco reacios a contratar a extranjeras. Las cogen<br />
sobre todo para los abuelos. De entrada, para los niños, no dan tanta confianza. Yo lo<br />
vi en un reportaje en la tele. La gente no quería a extranjeras por falta <strong>de</strong> confianza. Si<br />
son niños muy pequeños no se pue<strong>de</strong>n expresar, ¿y si los maltratan?” (JOSEFA, TA,<br />
Empresa B).<br />
“Yo busco trabajo para cuidar niños y me dicen, yo quiero a española para cuidar<br />
niños, chicas” (AISSA, TE, Empresa B).<br />
Como contrapartida, las trabajadoras autóctonas también <strong>de</strong>nuncian el hecho <strong>de</strong> que<br />
muchas personas optan por emplear a mujeres extranjeras sin cualificación, a menudo<br />
sin contrato <strong>de</strong> trabajo, como estrategia para ahorrarse dinero, ya sea contactando con<br />
ellas a través <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s informales o bien recurriendo a empresas intermediarias.<br />
“Cogen a las filipinas, las explotan y tienen que tragar (...). Te dicen que contratan a<br />
una peruana en lugar <strong>de</strong> ir a una empresa porque tú sales muy cara. Y <strong>de</strong>spués se<br />
encuentran con fracasos (...) Porque les sale más económico, porque las tienen muchas<br />
horas y les sacan más provecho. Cuando quieren salir <strong>de</strong> noche, necesitan un canguro.<br />
Pues ya la tienen a ella. Pero si llamas a una empresa.... uy, les sale muy caro”<br />
(CONXITA, TA, Empresa A).<br />
“Pero la responsabilidad es <strong>de</strong> la clienta, no <strong>de</strong> las chicas. Claro, así se ahorran<br />
dinero. En un servicio privado te dicen, cuánto cobras la hora, pues le dices a mil<br />
doscientas, y te dicen, ¿tanto?” (ARANTZAZU, TA, Empresa A).<br />
684 Véase el apartado 10.1.<br />
465
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Porque las pue<strong>de</strong>n explotar más, ni más ni menos. A la extranjera le sale a cuenta<br />
trabajar todo el día en una casa, se ahorran el alquiler” (LUCÍA, TA, Empresa A).<br />
“En la casa que estuve, estuvo una chica dominicana cuidándola. La querían a ella<br />
porque a las <strong>de</strong> aquí hay que pagarles el doble. Les pagan menos, ni Seguridad Social<br />
ni nada” (PURI, TA, Empresa B).<br />
“Cuando llegue el día en que una peruana coste 150.000 pts. [901 ], a lo mejor no<br />
tendrán tanto trabajo, porque pedirán lo mismo que yo pido” (DOLORS, TA, Empresa<br />
A).<br />
La preferencia por las trabajadoras extranjeras, según ellas, también pue<strong>de</strong> tener como<br />
propósito reforzar la relación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la empleadora sobre la empleada inmigrante.<br />
Esta situación confirmaría que las empleadas domésticas no sólo proporcionan “tiempo”<br />
a quien las contrata, sino que, al mismo tiempo, simbolizan estatus social. En este<br />
sentido, las mujeres empleadoras utilizan las diferencias <strong>de</strong> clase y <strong>de</strong> etnia para mitigar<br />
las diferencias <strong>de</strong> género (GREGSON, LOWE 1994).<br />
“Luego hay otra cuestión, la jerarquía. Si tú te pi<strong>de</strong>s un profesional <strong>de</strong> una empresa<br />
tienes que mirar cómo le hablas. Si te viene una chica filipina o <strong>de</strong> don<strong>de</strong> sea,<br />
ignorante, la pue<strong>de</strong>s mandar <strong>de</strong> paseo, la pue<strong>de</strong>s reñir, le pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> todo”<br />
(ARANTZAZU, Empresa A).<br />
Las propias experiencias <strong>de</strong> las participantes inmigrantes en el servicio doméstico<br />
corroboran las apreciaciones <strong>de</strong> las mujeres autóctonas. Todas ellas se han enfrentado -y<br />
algunas siguen pa<strong>de</strong>ciendo- situaciones <strong>de</strong> explotación, en las que la persona<br />
empleadora escoge a una mujer inmigrante para po<strong>de</strong>r asignarle inferiores condiciones<br />
salariales y laborales que a las trabajadoras nacionales y, una vez iniciado el servicio,<br />
exigirle toda clase <strong>de</strong> tareas que, inicialmente, no habían sido pactadas. Consi<strong>de</strong>ran que<br />
estos abusos no se dan cuando se trata <strong>de</strong> trabajadoras autóctonas, a las que les suponen<br />
un mayor “po<strong>de</strong>r social <strong>de</strong> negociación” a la hora <strong>de</strong> fijar las condiciones <strong>de</strong> empleo<br />
(VIL<strong>LA</strong> 1990).<br />
“Cogen a inmigrantes para pagar menos, sí” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
“Cuando eres extranjera te pi<strong>de</strong>n más. Se aprovechan <strong>de</strong> todo. Yo cuidaba a un niño y<br />
la madre había quedado conmigo a una hora <strong>de</strong>terminada. Pero siempre llegada dos o<br />
tres horas más tar<strong>de</strong> y no me quería pagar las horas extras” (ROSALINDA, TE,<br />
Empresa B).<br />
466
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Abusan más. Aquí mucha gente quiere chicas extranjeras para pagarles menos”<br />
(AMINA, TE, Empresa B).<br />
“Nos pagan menos que a una chica española. Yo he estado fija en Barcelona y lo sé.<br />
Han abusado mucho. La primera vez te dicen, cuidar a los niños, traerlos <strong>de</strong>l colegio.<br />
Pero luego te lo hacían hacer todo y yo no sabía hacer nada, ni cocinar. Y yo toda la<br />
casa. Después me marché yo, porque me he cabreado” (LEI<strong>LA</strong>, TE, Empresa B).<br />
“La gente tien<strong>de</strong> a aprovecharse <strong>de</strong>l extranjero” (MÓNICA, TE, Empresa B).<br />
“Si le subes el precio un poco se buscan a otra” (AISSA, TE, Empresa B).<br />
Estas prácticas abusivas, según las participantes inmigrantes, no sólo se cometen en la<br />
modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico tradicional, sino que se hacen extensivas a algunas<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio que ejercen <strong>de</strong> intermediarias. Se aprovechan <strong>de</strong> las<br />
mujeres inmigrantes sin permiso <strong>de</strong> trabajo y con flagrantes necesida<strong>de</strong>s económicas,<br />
cuya situación <strong>de</strong> vulnerabilidad no les permite reivindicar mejoras en sus condiciones<br />
laborales.<br />
“Sí, sobre todo si su condición <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong> legalidad, <strong>de</strong> papeles, <strong>de</strong> seguro. Las<br />
mismas empresas... Yo sé que hay empresas que saben que tú no tienes, este, papeles y<br />
te contratan por un día. Y tú no figuras allí. Y al día siguiente que tú has trabajado te<br />
rompen ese contrato y, o sea, tú nunca has trabajado allí. No constas. Es el contrato<br />
basura que le dicen” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“Yo cuando no tenía trabajo me leía La Vanguardia y me los recorría todos. Encontré<br />
una agencia que sólo me pedía el pasaporte, pasaporte y un teléfono en Colombia.<br />
Pero, ¿qué dicen? si yo ya tengo mis papeles... Pues como que era la única con papeles.<br />
Allí iban todas sin papeles” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
Las participantes inmigrantes también manifiestan cierta suspicacia hacia otras mujeres<br />
extranjeras que están dispuestas a aceptar salarios más bajos y cuyas prácticas <strong>de</strong>valúan<br />
los precios para el conjunto <strong>de</strong>l sector. El diferencial salarial es el principal factor<br />
explicativo <strong>de</strong> dicha situación. Es aquí don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>tecta una relación <strong>de</strong> competencia<br />
entre las propias mujeres inmigrantes; por un lado, entre una minoría, asentada<br />
permanentemente en la sociedad receptora y que ha conseguido un contrato <strong>de</strong> trabajo<br />
en una empresa <strong>de</strong> servicios domiciliaros (Tipo B o Tipo C) y, por el otro, entre las<br />
recién llegadas, que saturan las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trabajo sumergido <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> estos<br />
servicios a cambio <strong>de</strong> salarios muy bajos.<br />
467
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“Las filipinas y las ecuatorianas porque ellas... dicen, por qué te tengo que pagar yo a<br />
ti 1.000 pts. [6 ] la hora, por <strong>de</strong>cir, cuando la otra está fija todo el mes por 50.000<br />
pts. [300,4 ]. Las filipinas y las ecuatorianas generalmente son así. Para las filipinas<br />
muy poquito es mucho, porque su moneda está muy <strong>de</strong>valuada. Tiene que ver con la<br />
moneda. Entonces, para mí, 110.000 pts. [661 ] sería lo mínimo que yo podría ganar.<br />
En cambio las filipinas, su moneda está tan baja, ellas con 50.000 pts. [300,4 ] es la<br />
gloria” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“Yo perdí un trabajo por eso, <strong>de</strong> particular a particular. Porque me dijeron que la otra<br />
chica, una extranjera, iba a estar más horas e iba a cobrar menos” (PAULINA, TE,<br />
Empresa A).<br />
“Ellas [las otras mujeres inmigrantes] lo ven bien. Pero nosotras no” (EMILIA, TE,<br />
Empresa A).<br />
“Porque a lo mejor viven en un solo apartamento y todas pagan 10.000 pts. [60 ] ó<br />
5.000 pts. [30 ]” (PAULINA, TE, Empresa A).<br />
Las trabajadoras inmigrantes remarcan que las negligencias en el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> las<br />
tareas por parte <strong>de</strong> algunas mujeres inmigrantes se extien<strong>de</strong>n a todo el colectivo y<br />
contribuyen a aumentar la <strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> los usuarios/clientes hacia ellas. Es por ello<br />
que admiten que el papel <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales es fundamental a la hora <strong>de</strong> poner en<br />
relación las trabajadoras inmigrantes con las personas empleadoras, puesto que el<br />
usuario sólo acepta a una mujer extranjera si ésta cuenta con buenas referencias. Las<br />
referencias constituyen, sin lugar a dudas, el capital relacional <strong>de</strong>l que se dotan las<br />
mujeres inmigrantes ya asentadas en la sociedad receptora a la hora <strong>de</strong> optar por un<br />
puesto <strong>de</strong> trabajo, para distinguirse <strong>de</strong> las advenedizas o recién llegadas (COLECTIVO<br />
IOÉ 2001c).<br />
“Lamentablemente, por una que comete algún fallo, por regla general, ¿eh? te salpica<br />
a las que están haciendo bien su trabajo. Entonces la gente, venga, recomiéndame una.<br />
Ellos también ya no se fían <strong>de</strong> coger a cualquier gente. Entonces ya también saben que<br />
la persona que viene, si tú has sido buena en esa casa y tú la estás recomendando,<br />
entonces ya también, igualito, te <strong>de</strong>jan todo... bien, igualito, porque ya no estás con<br />
recelo” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“Hay mucha gente que te coge y te pone a prueba también, <strong>de</strong>jando dinero por ay,<br />
don<strong>de</strong> se lo veas, <strong>de</strong>jando joyas don<strong>de</strong> tú lo veas.. ¿Para qué me voy a llevar yo una<br />
ca<strong>de</strong>na si yo tengo un montón y no me pongo ninguna?” (EMILIA, TE, Empresa A).<br />
“Pero ahora veo que la gente como también tiene miedo, y tienen razón, porque van a<br />
<strong>de</strong>jar a una persona sola en su casa, entonces ya también ya tratan un poco <strong>de</strong><br />
468
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
protegerse y entonces dicen, uy, recomiéndame a una paisana, pero que tú la<br />
conozcas... ah, bueno, bueno... “(OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
Sin embargo, las participantes inmigrantes también se hacen eco <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que los<br />
usuarios prefieran a las mujeres extranjeras antes que a las mujeres autóctonas en todo<br />
lo referente al cuidado <strong>de</strong> personas ancianas o enfermas, por su “afabilidad” y “mejor<br />
carácter”, en contraposición a la “tosquedad” y “grosería” <strong>de</strong> algunas trabajadoras<br />
autóctonas. En consecuencia, el discurso <strong>de</strong> las propias mujeres inmigrantes también se<br />
rige a partir <strong>de</strong> representaciones sociales según la etnia o la nacionalidad, al asociar el<br />
colectivo <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas a una personalidad <strong>de</strong>terminada.<br />
“A veces sí escucho a mis amigas paisanas que dicen, ay, sí, <strong>de</strong> repente que las abuelas<br />
quieren peruanas, bueno, porque somos peruanas, ¿no?, porque dicen que, ay, les<br />
tratamos con más cariño. Cuando ven a una española dicen, ay no, porque es muy<br />
tosca. Para el cuidado <strong>de</strong> ancianos les gustan más las extranjeras por el carácter. Un<br />
poquito <strong>de</strong> ventaja tenemos, porque nosotros en la educación nuestra se nos inculca<br />
mucho. Y aparte <strong>de</strong> eso tenemos <strong>de</strong> que en verdad somos más <strong>de</strong>mostrativas, más<br />
afectuosas, no nos cuesta mucho <strong>de</strong> dar un poquito <strong>de</strong> cariño. Ellos se dan cuenta”<br />
(OLIVIA, TA, Empresa A).<br />
“Yo también he encontrado buena profesional española. Y también las he encontrado,<br />
como dije antes, así que... como tratan a la persona no les gusta a la persona mayor.<br />
Como la tratan es un poco grosero, así..., falta <strong>de</strong> respeto” (PAULINA, TE, Empresa<br />
A).<br />
Existe consenso entre ambos colectivos, autóctonas e inmigrantes, sobre la escasez <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona dispuesta a <strong>de</strong>sempeñar estos servicios. Este fenómeno se<br />
atribuye, principalmente, al incremento exponencial <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda. Sin embargo,<br />
afloran también otros factores a la hora <strong>de</strong> explicar la escasa predisposición <strong>de</strong> las<br />
mujeres autóctonas a optar por estas ocupaciones: la baja retribución económica y los<br />
horarios <strong>de</strong> trabajo que exigen algunos <strong>de</strong> estos servicios (como, por ejemplo, el<br />
cuidado <strong>de</strong> los niños), incompatibles para aquellas trabajadoras con cargas familiares.<br />
En este sentido, son las propias cargas reproductivas <strong>de</strong> las mujeres trabajadoras<br />
autóctonas las que obstaculizan po<strong>de</strong>r ocuparse <strong>de</strong> la satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s<br />
reproductivas <strong>de</strong> otras mujeres autóctonas.<br />
“Creo que hay más <strong>de</strong>manda que mujeres. Hay cada vez más ancianos y parejas<br />
jóvenes con hijos que los dos trabajan ” (AURORA, TA, Empresa B).<br />
469
C10: Las trabajadoras autóctonas e inmigrantes en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio.<br />
“No hay mujeres dispuestas a hacerlo a tan bajo precio” (PURI, TA, Empresa B).<br />
“No sé si hay suficientes mujeres <strong>de</strong> aquí para hacerlo. Porque si tú tienes que ir a<br />
cuidar un niño a las siete y media <strong>de</strong> la mañana, ¿quién va a levantar a tu hijo?. Es un<br />
poco complicado adaptar los horarios. Depen<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ti, <strong>de</strong> tu hijo, <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más... Las<br />
mujeres extranjeras, como están solas, trabajan cuando sea, sábados, domingos, o por<br />
la noche...” (JOSEFA, TA, Empresa B).<br />
Las trabajadoras inmigrantes constatan que las mujeres autóctonas rechazan las<br />
activida<strong>de</strong>s en los servicios domiciliarios y que sólo se emplean en ellas las mujeres <strong>de</strong><br />
más edad, con menores oportunida<strong>de</strong>s laborales, y/o con especiales dificulta<strong>de</strong>s<br />
económicas.<br />
“Ellas no quieren estos trabajos. Ellas buscan otros trabajos” (OLIVIA, TE, Empresa<br />
A).<br />
“Sólo quieren trabajar en esto las mayores. Las jóvenes más bien no” (PAULINA, TE,<br />
Empresa A).<br />
“Claro, las mayores porque no les queda otra” (OLIVIA, TE, Empresa A).<br />
“Yo tengo una amiga que es española y hace limpieza, bueno trabaja en una fábrica y<br />
hace limpieza, pero lo hace sólo porque tiene una <strong>de</strong>uda. Pero ella termina su <strong>de</strong>uda y<br />
<strong>de</strong>ja la limpieza” (ROSALINDA, TE, Empresa B).<br />
470
C11: Conclusiones<br />
11. Conclusiones<br />
A lo largo <strong>de</strong> todo el proceso <strong>de</strong> elaboración <strong>de</strong> la presente investigación se ha intentado<br />
plasmar la multicausalidad y la complejidad teórica que subyacen tras un fenómeno tan<br />
reciente, cotidiano y, aparentemente, poco trascen<strong>de</strong>nte, como es la externalización o<br />
mercantilización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo, así como la importante inserción laboral <strong>de</strong><br />
las mujeres inmigrantes en las activida<strong>de</strong>s remuneradas que dicho proceso<br />
mercantilizador genera. Una primera lectura nos permite concluir que esta situación se<br />
<strong>de</strong>be, principalmente, a las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a una población autóctona<br />
cada vez más envejecida y a los obstáculos inherentes al arduo cometido <strong>de</strong><br />
compatibilizar la vida laboral con la familiar a la que se enfrentan las mujeres que<br />
trabajan fuera <strong>de</strong>l hogar (por ahora, la mayoría <strong>de</strong> los hombres siguen inhibiéndose <strong>de</strong><br />
sus responsabilida<strong>de</strong>s reproductivas), máxime en el caso <strong>de</strong> ausencia <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el Estado <strong>de</strong>l Bienestar que faciliten tal conciliación. Ante la escasez estructural <strong>de</strong><br />
mujeres autóctonas dispuestas a emplearse en las activida<strong>de</strong>s remuneradas vinculadas a<br />
las tareas <strong>de</strong> reproducción social, son las mujeres inmigrantes, cuyo “nivel <strong>de</strong><br />
aceptación” <strong>de</strong> un empleo es menor, las que acce<strong>de</strong>n a ocupar estos vacíos en el<br />
mercado <strong>de</strong> trabajo (VIL<strong>LA</strong> 1990). Sin embargo, esta interpretación, aunque cierta, sólo<br />
permite entrever la superficie <strong>de</strong>l problema.<br />
Hemos visto cómo tras la externalización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> la reproducción social afloran<br />
con vehemencia las bases patriarcales <strong>de</strong> nuestra sociedad. La división sexual <strong>de</strong>l<br />
trabajo, totalmente inoperativa en una sociedad en la que se ha generalizado la familia<br />
<strong>de</strong> “doble ingreso” (los dos miembros <strong>de</strong> la pareja tienen una ocupación remunerada),<br />
tiene raíces socioculturales muy profundas. A pesar <strong>de</strong> los avances culturales y sociales,<br />
los datos constatan que el trabajo reproductivo sigue siendo prácticamente exclusivo <strong>de</strong><br />
las mujeres. Mientras el hombre no comparte sus responsabilida<strong>de</strong>s domésticofamiliares<br />
y el Estado no las incorpora como patrimonio <strong>de</strong> la vida pública, el conflicto<br />
está abierto. Las mujeres con suficientes ingresos económicos <strong>de</strong>legan en otras mujeres<br />
parte <strong>de</strong> las tareas reproductivas. Pero ¿<strong>de</strong> qué otras mujeres estamos hablando? La<br />
investigación ha revelado que se trata <strong>de</strong> unas activida<strong>de</strong>s (infraestructura <strong>de</strong>l hogar,<br />
cuidado <strong>de</strong> las personas) que se erigen como extensión <strong>de</strong> la invisibilidad y <strong>de</strong> la<br />
471
C11: Conclusiones<br />
<strong>de</strong>svalorización social, cultural y económica que pa<strong>de</strong>ce la esfera reproductiva. Se trata<br />
<strong>de</strong> tareas socialmente etiquetadas como femeninas, en el seno <strong>de</strong> una sociedad que se<br />
rige por parámetros <strong>de</strong> eficiencia económica totalmente ajenos a la fundamental<br />
aportación <strong>de</strong> dichas activida<strong>de</strong>s para el bienestar <strong>de</strong> las personas y para el crecimiento<br />
económico global.<br />
Las principales “aspirantes” van a ser las mujeres inmigrantes, cuya doble condición <strong>de</strong><br />
mujer y <strong>de</strong> inmigrante no les ofrece otras oportunida<strong>de</strong>s laborales. Es aquí don<strong>de</strong> la<br />
investigación precisa un enfoque más global y pone <strong>de</strong> manifiesto, a través <strong>de</strong> las teorías<br />
sobre migraciones y sobre el <strong>de</strong>sarrollo, que la mercantilización <strong>de</strong>l trabajo reproductivo<br />
es un exponente más <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s a escala planetaria, en el contexto <strong>de</strong> un<br />
proceso <strong>de</strong> globalización que aumenta sin cesar la brecha que separa los países ricos<br />
(Centro) <strong>de</strong> los pobres (Periferia). La interacción entre capitalismo y patriarcado permite<br />
explicar por qué un creciente volumen <strong>de</strong> mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países periféricos son<br />
impelidas a abandonar su lugar <strong>de</strong> origen y a dirigirse a los países <strong>de</strong>l Centro, atraídas<br />
por una fuerte <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina para llevar a cabo las tareas<br />
reproductivas. Este fenómeno se conoce como “internacionalización <strong>de</strong> la<br />
reproducción”. Por lo tanto, el estudio <strong>de</strong> la proliferación <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad<br />
nos remite ineludiblemente a uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>bates más centrales <strong>de</strong>l feminismo: el género<br />
no es una categoría universal, sino que el significado <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> mujer se<br />
re<strong>de</strong>fine en función <strong>de</strong> la etnia y la clase social.<br />
11.1. La mujer inmigrante en el capitalismo global y patriarcal.<br />
Sin lugar a dudas, una <strong>de</strong> las principales aportaciones <strong>de</strong> la presente investigación es<br />
mostrar la conveniencia <strong>de</strong> abordar su objeto <strong>de</strong> estudio a partir <strong>de</strong> la interpenetración<br />
<strong>de</strong> distintas contribuciones teóricas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las Ciencias Sociales. La complejidad<br />
inherente a las migraciones femeninas como fenómeno social no admite las<br />
explicaciones generalistas y, en exceso simplistas, que ofrecen los distintos enfoques<br />
clásicos sobre las migraciones, acríticamente basados en los patrones <strong>de</strong> la inmigración<br />
masculina; sino que requiere partir <strong>de</strong> dichos enfoques y repensarlos críticamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
una perspectiva <strong>de</strong> género. Para ello, en primer lugar, es menester aten<strong>de</strong>r a las bases <strong>de</strong>l<br />
472
C11: Conclusiones<br />
patriarcado y a su relación con el capitalismo, con el objetivo <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r el origen<br />
<strong>de</strong> la subordinación femenina. Seguidamente, se requiere abordar las bases teóricas que<br />
van a permitir el análisis <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> las mujeres, que culmina en el enfoque <strong>de</strong> la<br />
producción-reproducción. También es necesario a<strong>de</strong>ntrarse en las teorías sobre el<br />
<strong>de</strong>sarrollo y revisarlas, con el fin <strong>de</strong> plasmar el papel activo y específico <strong>de</strong> las mujeres<br />
como agentes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo en el marco <strong>de</strong> la Nueva División Internacional <strong>de</strong>l Trabajo<br />
(NDIT) y <strong>de</strong> la globalización (CASTELLS 1997). Con la imbricación <strong>de</strong> todo este armazón<br />
teórico es posible explicar las migraciones femeninas y enmarcarlas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proceso<br />
globalizador, empleando el concepto <strong>de</strong> género como categoría <strong>de</strong> análisis básica e<br />
indispensable. Esta Tesis Doctoral presenta el sustrato teórico que permite dar cuenta <strong>de</strong> la<br />
complejidad <strong>de</strong>l fenómeno y sentar las bases para un mo<strong>de</strong>lo teórico sobre migraciones<br />
femeninas.<br />
En contraste con la subestimación <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> la mujer inmigrante en el discurso<br />
científico y en las representaciones sociales sobre el fenómeno <strong>de</strong> las migraciones, se ha<br />
constatado que las mujeres han alcanzado actualmente mayor protagonismo que los<br />
hombres tanto en las migraciones internas como en los flujos migratorios<br />
internacionales Periferia-Centro 685 . Las causas y consecuencias <strong>de</strong> los movimientos<br />
migratorios femeninos tienen entidad propia, al jugar la mujer un papel social y<br />
económico distinto al <strong>de</strong>l sujeto varón, tanto en la esfera productiva como en la esfera<br />
reproductiva, tanto en la sociedad <strong>de</strong> origen como en la <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. Una lectura <strong>de</strong> las<br />
migraciones en clave <strong>de</strong> género nos permite concluir que la migración femenina ya no<br />
pue<strong>de</strong> atribuirse sólo al hecho <strong>de</strong> que las mujeres sigan a sus esposos <strong>de</strong> forma pasiva,<br />
sino que las mujeres emigran solas y siguen patrones migratorios distintos a los <strong>de</strong> sus<br />
homólogos masculinos (MOROKVASIC 1983; 1984, 1993; PHIZACKLEA 1993; LUTZ<br />
1997; COLETIVO IOÉ 1998a; PESSAR 1999; GREGORIO 1999). Se asiste, pues, a una<br />
feminización sin prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los flujos migratorios, que contrasta enormemente con<br />
la marginalidad <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los estudios realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las Ciencias<br />
Sociales. Paradójicamente, los mo<strong>de</strong>los teóricos predominantes en el estudio <strong>de</strong> las<br />
migraciones le siguen asignando un papel secundario, puesto que, o bien presuponen<br />
que hombres y mujeres emigran por las mismas causas (el incremento salarial), como es<br />
el caso <strong>de</strong> la perspectiva neoclásica; o bien reducen a la mujer a su rol en el ámbito<br />
685 Véanse los capítulo 3 y 4.<br />
473
C11: Conclusiones<br />
reproductivo e interpretan el <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> la mujer en calidad <strong>de</strong> esposa que sigue<br />
a su cónyuge por reagrupación familiar y no por razones laborales. Esta es la visión <strong>de</strong><br />
muchos <strong>de</strong> los enfoques histórico-estructurales.<br />
Tal ignorancia <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los enfoques sobre las migraciones es <strong>de</strong>bida,<br />
principalmente, al vacío teórico sobre la participación femenina en la economía y sobre<br />
el papel <strong>de</strong> la mujer como actora social <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, tal como se ha abordado en los<br />
capítulos 2 y 3. Hasta finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los setenta, las distintas aproximaciones al<br />
concepto “trabajo” se restringen a las activida<strong>de</strong>s realizadas en el ámbito <strong>de</strong> la<br />
producción asalariada. Con la aparición, en la década siguiente, <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong> la<br />
producción-reproducción es posible captar la complejidad <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> trabajo<br />
femeninas, gracias a la explicitación <strong>de</strong>l engarce entre trabajo doméstico-familiar o<br />
reproductivo y el trabajo realizado para el mercado, ambos indispensables para el buen<br />
funcionamiento <strong>de</strong> la sociedad, capitalista o no (BORDERÍAS, CARRASCO 1994). Así<br />
pues, la invisibilidad <strong>de</strong> la migración femenina está íntimamente relacionada con la no<br />
valorización <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> la mujer en la economía.<br />
En lo que concierne al rol <strong>de</strong> la mujer en el <strong>de</strong>sarrollo económico y social, <strong>de</strong> las teorías<br />
clásicas –enfoque <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnización y enfoque <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia- se <strong>de</strong>duce que, aún<br />
partiendo ambas <strong>de</strong> concepciones <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo totalmente opuestas, tienen en común el<br />
hecho <strong>de</strong> omitir las relaciones <strong>de</strong> género y promover los estereotipos <strong>de</strong> “pasividad” e<br />
“inactividad” sobre la mujer, tan abundantes en la literatura sobre migraciones. Ambos<br />
enfoques se encuadran en una visión productivista <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, ignorando que las<br />
tareas reproductivas son imprescindibles para que el modo <strong>de</strong> producción capitalista<br />
pueda disponer <strong>de</strong> una oferta a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo. Estas teorías asumen que la<br />
mujer, en general, está al margen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, por cuanto sólo le atribuyen la<br />
ejecución y responsabilidad <strong>de</strong> las tareas reproductivas. Con el fin <strong>de</strong> subsanar dicha<br />
marginalidad, proclaman la necesidad <strong>de</strong> potenciar la presencia <strong>de</strong> la mujer en la esfera<br />
productiva; pero en ningún momento tienen en cuenta el análisis <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong><br />
patriarcado subyacentes y su papel <strong>de</strong>terminante a la hora <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la<br />
participación <strong>de</strong> hombres y mujeres en el mercado <strong>de</strong> trabajo (AFSHAR 1999; MASSOLO<br />
1999; ZABA<strong>LA</strong> 1999).<br />
474
C11: Conclusiones<br />
Sin embargo, lejos <strong>de</strong> ser cierta la ausencia <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong> la esfera productiva, se ha<br />
<strong>de</strong>mostrado, a partir <strong>de</strong> la revisión bibliográfica, que existe una relación sistémica entre<br />
la globalización <strong>de</strong>l capitalismo y la feminización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en las<br />
empresas multinacionales <strong>de</strong> los países Periféricos (SASSEN 1984). Por lo tanto, no es<br />
que las mujeres estén excluidas <strong>de</strong> la producción, sino que se sitúan en los estratos<br />
inferiores <strong>de</strong> la estructura ocupacional. La transnacionalización <strong>de</strong> la producción se<br />
aprovecha <strong>de</strong> la fragmentación por sexos <strong>de</strong> la fuerza laboral en la Periferia y recluta a<br />
mujeres trabajadoras, puesto que la adscripción <strong>de</strong> inferioridad que las relaciones<br />
patriarcales confieren al colectivo femenino, permite que se les pague más bajos salarios<br />
y convierte a las mujeres en una fuerza <strong>de</strong> trabajo más controlable y sumisa. El<br />
capitalismo no construye las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género, sino que éstas son generadas por<br />
el patriarcado; el capitalismo las utiliza en beneficio propio, las reproduce y, a menudo,<br />
las agrava. Es así que la interrelación entre clase social y género es esencial para<br />
abordar el papel <strong>de</strong> la mujer en el <strong>de</strong>sarrollo, tal como lo corrobora el hecho <strong>de</strong> que sean<br />
la mujeres <strong>de</strong> los países pobres uno <strong>de</strong> los colectivos más oprimidos por el capitalismo<br />
(BENERÍA 1991; MOORE 1999).<br />
En consecuencia, todo análisis <strong>de</strong> las migraciones <strong>de</strong>be contextualizarse en los procesos<br />
transnacionales y globales que permiten interpretar la actual feminización <strong>de</strong> la<br />
migración hacia los países <strong>de</strong>l Centro, como resultado <strong>de</strong> una intensa y creciente<br />
<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina, junto a procesos específicos <strong>de</strong> expulsión en los<br />
países <strong>de</strong> origen, que tienen que ver con la penetración <strong>de</strong>l capitalismo y la consiguiente<br />
transformación <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> producción pre-capitalistas. La confluencia entre la<br />
<strong>de</strong>manda global <strong>de</strong> mujeres trabajadoras en las industrias periféricas y el <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> sus<br />
oportunida<strong>de</strong>s económicas en las zonas rurales, provoca intensos flujos migratorios<br />
rurales-urbanos <strong>de</strong> mujeres jóvenes que buscan trabajo en la industria que, posteriormente,<br />
se convierten en firmes candidatas a protagonizar las migraciones internacionales<br />
(SASSEN 1984, 1993; MOORE 1999; WILLIS, YEOH 1999). Por lo tanto, pue<strong>de</strong> concluirse<br />
que las migraciones internas y la asalarización <strong>de</strong> las mujeres en las industrias <strong>de</strong> los<br />
países <strong>de</strong> origen están estrechamente vinculadas con el empleo <strong>de</strong> las mujeres<br />
inmigrantes en los servicios mal pagados <strong>de</strong> los países centrales.<br />
475
C11: Conclusiones<br />
Sin embargo, no <strong>de</strong>be caerse en el error <strong>de</strong> subordinar la dimensión <strong>de</strong> género a la <strong>de</strong><br />
clase social y <strong>de</strong>jar en un segundo plano las relaciones <strong>de</strong> reproducción en las que<br />
hombres y mujeres están inmersos. En este sentido, <strong>de</strong> acuerdo con los postulados <strong>de</strong>l<br />
enfoque <strong>de</strong> la producción-reproducción, la organización <strong>de</strong> la reproducción es esencial<br />
para compren<strong>de</strong>r el tipo <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong> la mujer en la esfera productiva y, por<br />
consiguiente, en los flujos migratorios. La migración femenina no pue<strong>de</strong> explicarse<br />
simplemente como consecuencia <strong>de</strong> la introducción <strong>de</strong> las industrias para la exportación<br />
en sus respectivos países, <strong>de</strong> la segregación por sexo <strong>de</strong> los mercados <strong>de</strong> trabajo en las<br />
socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen o <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo en los países <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino; sino<br />
que también es necesario tener muy en cuenta las estructuras patriarcales y las<br />
jerarquías <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que se dan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la unidad doméstica. De ahí la necesidad <strong>de</strong><br />
incorporar el papel <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes como agentes sociales con estrategias<br />
autónomas, tales como huir <strong>de</strong> las estructuras patriarcales o satisfacer necesida<strong>de</strong>s<br />
económicas <strong>de</strong> la familia. De ese modo, los resultados <strong>de</strong> los estudios que han abordado<br />
la problemática <strong>de</strong> la mujer inmigrante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género corroboran que<br />
es la interacción entre las relaciones patriarcales y el sistema capitalista lo que<br />
<strong>de</strong>termina los <strong>de</strong>splazamientos <strong>de</strong> mujeres (GREGORIO 1997; ANTHIAS 2000; JULIANO<br />
2000).<br />
11.2. La incorporación laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en la sociedad<br />
receptora y su triple discriminación.<br />
Aunque esta Tesis Doctoral parte <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> un marco conceptual-teórico <strong>de</strong><br />
referencia sobre la migración femenina, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que centra su mirada en<br />
en los factores <strong>de</strong> “atracción” y no en los procesos migratorios femeninos en su<br />
globalidad; en otras palabras, la presente investigación aborda el análisis <strong>de</strong> cómo los<br />
condicionantes estructurales <strong>de</strong> la sociedad receptora <strong>de</strong>terminan la situación <strong>de</strong> la<br />
mujer inmigrante en términos <strong>de</strong> integración laboral. Tomar los factores estructurales<br />
referidos a la sociedad receptora como principal punto focal <strong>de</strong>l estudio supone el<br />
análisis <strong>de</strong> los factores <strong>de</strong> “atracción” <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes y <strong>de</strong> sus pautas <strong>de</strong><br />
incorporación a la sociedad receptora <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> género. Si bien toda<br />
inmigración proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> países periféricos se caracteriza por ocupar los espacios<br />
476
C11: Conclusiones<br />
laborales no cubiertos por la población autóctona, este proceso se produce, a su vez, con<br />
una especificidad <strong>de</strong> género; <strong>de</strong> modo que las mujeres inmigrantes son reclutadas para<br />
ocupar los nichos laborales que no interesan a las mujeres autóctonas, por tratarse <strong>de</strong><br />
tareas socialmente <strong>de</strong>nostadas, poco prestigiosas e insuficientemente remuneradas,<br />
emblemáticas <strong>de</strong> la discriminación por razones <strong>de</strong> género: los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
Esta situación explica que las mujeres tengan acceso a un abanico más limitado <strong>de</strong><br />
posiciones en el mercado <strong>de</strong> trabajo que sus homólogos masculinos, <strong>de</strong> modo que<br />
mayormente son confinadas en los servicios poco cualificados, vinculados a las tareas<br />
<strong>de</strong> reproducción social.<br />
El estudio <strong>de</strong> la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante se ha basado en la propuesta<br />
teórica <strong>de</strong> los modos <strong>de</strong> “incorporación laboral” <strong>de</strong> Alejandro Portes y sus<br />
colaboradores (PORTES 1983a, PORTES, BÖRÖCK 1989; PORTES, RUMBAUT 1990). La<br />
incorporación <strong>de</strong> los inmigrantes ha sido explicada, a lo largo <strong>de</strong> la segunda parte <strong>de</strong> la<br />
investigación, a partir <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> factores contextuales en la sociedad receptora, el<br />
“contexto <strong>de</strong> recepción”, que permiten interpretar cuáles son los mecanismos que utiliza<br />
la sociedad receptora para dar forma al proceso <strong>de</strong> triple discriminación laboral <strong>de</strong> la<br />
mujer inmigrante –por clase género y etnia- y cómo éste se traduce en su<br />
enclaustramiento en una actividad muy concreta: los servicios <strong>de</strong> proximidad<br />
(MOROKVASIC 1983; 1984). Estos tres ejes <strong>de</strong> discriminación no actúan <strong>de</strong> manera<br />
superpuesta, sino que se interrelacionan unos con otros y dan lugar a una gran<br />
complejidad. De ese modo, la mujer inmigrante, por su condición <strong>de</strong> mujer, <strong>de</strong>be<br />
enfrentarse a la lógica <strong>de</strong>l patriarcado que rige en la sociedad receptora; por el hecho <strong>de</strong><br />
ser inmigrante, tiene que hacer frente a una política migratoria discriminatoria y a los<br />
prejuicios i<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong> la población autóctona y, por último, dada su condición <strong>de</strong><br />
trabajadora, acce<strong>de</strong> a una posición socioeconómica subordinada en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo (COLECTIVO IOÉ 2001c).<br />
Tal como se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción” 686 , las re<strong>de</strong>s sociales<br />
tienen una gran importancia en la <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> los “nichos laborales” para la mujer<br />
inmigrante, en el sentido <strong>de</strong> proporcionarles capital social a la hora <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r al<br />
empleo y <strong>de</strong> diseñar sus estrategias <strong>de</strong> movilidad laboral (MARTÍNEZ VEIGA 1997a;<br />
686 Véase el capítulo 6.<br />
477
C11: Conclusiones<br />
AMBROSINI 1998; COLECTIVO IOÉ 1998a; OSO 1998; RAGHURAMM 1999; HERRANZ<br />
2000). Las re<strong>de</strong>s sociales constituyen uno <strong>de</strong> los factores que explica la fuerte<br />
concentración <strong>de</strong> mujeres inmigrantes en el servicio doméstico y otras activida<strong>de</strong>s poco<br />
cualificadas <strong>de</strong>l sector servicios. Por otra parte, hemos visto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una óptica feminista,<br />
cómo las acciones institucionales, a través <strong>de</strong> la política migratoria como instrumento y<br />
<strong>de</strong> la construcción jurídica <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> la mujer inmigrante, juegan un papel clave no<br />
sólo en la modulación <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong> los flujos <strong>de</strong> mujeres inmigrantes, sino también<br />
en su inserción laboral en <strong>de</strong>terminadas ocupaciones (caracterizadas por la falta <strong>de</strong><br />
regulación y la informalidad) y, por en<strong>de</strong>, en su posición <strong>de</strong> inferioridad en relación al<br />
Estado y a la condición <strong>de</strong> ciudadanía. El análisis <strong>de</strong> la política migratoria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
perspectiva feminista permite <strong>de</strong>senmascarar dos sistemas <strong>de</strong> exclusión sobrepuestos<br />
para la mujer inmigrante, resultado <strong>de</strong> su doble condición <strong>de</strong> nacional <strong>de</strong> un país tercero,<br />
a la vez que mujer (MESTRE 1999). La política <strong>de</strong> contingentes es el ejemplo más<br />
fehaciente <strong>de</strong> que la política migratoria española está regida únicamente por el<br />
imperativo <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo. En este sentido, las distintas medidas<br />
políticas promueven la migración femenina fundamentalmente <strong>de</strong> carácter laboral, como<br />
respuesta a la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> trabajadoras para llevar a cabo <strong>de</strong>terminadas activida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, ante la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona.<br />
Por consiguiente, el “marco institucional” no sólo <strong>de</strong>limita legalmente la <strong>de</strong>nominada<br />
“etnoestratificación” o segmentación en función <strong>de</strong> la etnia; a<strong>de</strong>más, es copartícipe en la<br />
configuración <strong>de</strong> un mercado laboral sexuado para la mano <strong>de</strong> obra inmigrante, que<br />
relega a las mujeres a las activida<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>radas socialmente como típicamente<br />
“femeninas”, justamente por ello más expuestas a la invisibilidad y a la explotación.<br />
Pero al margen <strong>de</strong>l reclutamiento “legal” <strong>de</strong> trabajadoras inmigrantes, no <strong>de</strong>be olvidarse<br />
la elevada presencia <strong>de</strong> mujeres en situación ilegal o irregular, cuya mera existencia,<br />
lejos <strong>de</strong> ser un efecto no <strong>de</strong>seado, es el resultado directo <strong>de</strong>l diseño <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong><br />
la política migratoria. Garantizar un monto suficiente <strong>de</strong> mujeres inmigrantes que<br />
trabajen <strong>de</strong> forma sumergida, constituye la estrategia menos costosa para hacer frente a<br />
la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad que el Estado no satisface, ante la ausencia <strong>de</strong><br />
servicios públicos <strong>de</strong> atención a la familia. En estos casos, a la vulnerabilidad propia <strong>de</strong><br />
la condición <strong>de</strong> inmigrante, <strong>de</strong>be añadirse su in<strong>de</strong>fensión jurídica, que es aprovechada<br />
por los empleadores particulares y por las empresas para ofrecerles inferiores salarios y<br />
478
C11: Conclusiones<br />
peores condiciones laborales. En la actualidad, la necesidad <strong>de</strong> incorporar en el mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo a mujeres inmigrantes es una realidad que irá incrementándose en los<br />
próximos años; por cuanto el <strong>de</strong>sajuste entre oferta <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona y<br />
<strong>de</strong>manda en los servicios <strong>de</strong> proximidad no parece ser coyuntural, sino que, a tenor <strong>de</strong><br />
los datos que se han presentado, tiene un carácter marcadamente estructural. El sistema<br />
<strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> las trabajadoras inmigrantes es resultado <strong>de</strong> la conjunción <strong>de</strong> los<br />
requerimientos <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> los estereotipos sobre género vigentes en la<br />
sociedad receptora, unos estereotipos que ignoran y <strong>de</strong>saprovechan el capital humano<br />
que aportan estas mujeres (principalmente adquirido en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen). A<br />
tenor <strong>de</strong> su doble condición <strong>de</strong> mujeres y <strong>de</strong> inmigrante, se las consi<strong>de</strong>ra capacitadas<br />
únicamente para <strong>de</strong>sempeñar las tareas vinculadas a la mercantilización <strong>de</strong> la<br />
reproducción social.<br />
Otro aspecto clave <strong>de</strong>l “contexto <strong>de</strong> recepción”, que permite explicar la ghettización<br />
laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante, es el proceso <strong>de</strong> externalización <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo por parte <strong>de</strong> las clases medias urbanas como motor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
empleadas <strong>de</strong> hogar. Ante la serie <strong>de</strong> cambios <strong>de</strong>mográficos, políticos, sociales y<br />
económicos, acontecidos en los últimos años (que han impulsado importantes<br />
transformaciones en la familia y en la gestión <strong>de</strong> la vida cotidiana, sobre la base,<br />
principalmente, <strong>de</strong> la emancipación <strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres), la mujer autóctona se<br />
enfrenta a gran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s para compatibilizar su doble adscripción a la esfera<br />
productiva y reproductiva, mientras el hombre sigue sin implicarse suficientemente en<br />
las tareas doméstico-familiares –<strong>de</strong> acuerdo con los datos presentados en el capítulo 6-.<br />
Es en este contexto que, por vez primera, se hace patente la importancia <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo y pasa a convertirse en un problema que trascien<strong>de</strong> el ámbito privado y<br />
afecta al conjunto <strong>de</strong> la sociedad. Sin embargo, aunque esta problemática empieza a<br />
incorporarse en la agenda política, el escaso <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la política familiar en España<br />
(en especial, <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> conciliación <strong>de</strong> la vida profesional y familiar) indica que<br />
la resolución <strong>de</strong>l “conflicto”, por el momento, sigue recayendo en las familias o, lo que<br />
es lo mismo, en las mujeres (HANTRAIS, LETABLIER 1996; ESPING-ANDERSEN 1999;<br />
F<strong>LA</strong>QUER 2000, BRULLET 2000; 2002).<br />
479
C11: Conclusiones<br />
Las estrategias individuales para lograr la conciliación son diversas y suponen un<br />
elevado coste, especialmente para las mujeres, tanto en el terreno emocional –estrés,<br />
disminución <strong>de</strong> la fecundidad, sentimiento <strong>de</strong> culpabilidad, etc.-, económico –pérdida <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r adquisitivo cuando se recurre al mercado-, como profesional –inactividad<br />
femenina, doble presencia, obstáculos a la promoción laboral <strong>de</strong> las mujeres, etc.-.<br />
Entre las distintas estrategias adoptadas ocupa un lugar <strong>de</strong>stacado, sobre todo entre las<br />
familias <strong>de</strong> clase media en la que ambos miembros <strong>de</strong> la pareja son laboralmente<br />
activos, la mercantilización <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s no remuneradas, realizadas por<br />
mujeres. Ante la exigencia <strong>de</strong> competencia profesional para hombres y mujeres y la no<br />
valoración social <strong>de</strong>l trabajo reproductivo, <strong>de</strong>terminadas labores reproductivas también<br />
son rechazadas por <strong>de</strong>terminadas mujeres autóctonas, las que cuentan con ingresos<br />
económicos suficientes para comprar el trabajo <strong>de</strong> otras personas. Sin embargo, tal<br />
externalización <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo está muy lejos <strong>de</strong> significar que la<br />
mujer que trabaja fuera <strong>de</strong>l hogar se <strong>de</strong>scargue totalmente <strong>de</strong> sus responsabilida<strong>de</strong>s<br />
doméstico-familiares, análogamente a lo que ocurre generalmente en el caso <strong>de</strong> los<br />
miembros varones <strong>de</strong>l hogar. Por el contrario, habitualmente sigue siendo ella la que<br />
supervisa las tareas que son <strong>de</strong>legadas, la que se ocupa <strong>de</strong> los quehaceres vinculados a la<br />
organización, gestión y responsabilidad <strong>de</strong>l hogar/familia, <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> mediación<br />
entre el hogar y las instituciones públicas y privadas <strong>de</strong>dicadas a la reproducción física y<br />
social <strong>de</strong> los individuos, así como <strong>de</strong> la gestión afectiva y relacional <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong><br />
la familia (fiestas <strong>de</strong> aniversario, visitar enfermos, etc.). En <strong>de</strong>finitiva, se asiste a un<br />
proceso <strong>de</strong> transferencia <strong>de</strong> las tareas reproductivas a “otras” mujeres, por lo que<br />
prácticamente no se alteran los patrones <strong>de</strong> conducta tradicionales según género en la<br />
esfera privada. Pue<strong>de</strong> concluirse que sigue existiendo una relación antagónica entre<br />
hombres y mujeres que ya no sólo es legitimada a través <strong>de</strong>l matrimonio (cuyo<br />
significado, sin duda, tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>spatriarcalizarse), sino también, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mercado, a<br />
través <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> clase y, cada vez más, <strong>de</strong> etnia.<br />
Es así como aparecen “nuevos” espacios para la ocupación <strong>de</strong> mujeres inmigrantes, que<br />
van afianzando una internacionalización <strong>de</strong> la reproducción que permite a las mujeres<br />
<strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Centro ascen<strong>de</strong>r en la escala ocupacional y social, gracias a que las<br />
mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países Periféricos se sitúan en la base <strong>de</strong> dicha escala. El<br />
empleo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes para realizar las tareas reproductivas preserva el hogar<br />
480
C11: Conclusiones<br />
tradicional patriarcal, amortigua el conflicto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la pareja, a la vez que tranquiliza<br />
la conciencia <strong>de</strong> la mujer empleadora y refuerza su i<strong>de</strong>ntidad como ama <strong>de</strong> casa<br />
competente (MOMSEN 1999; ANDERSON 2000). Esta situación permite i<strong>de</strong>ntificar un<br />
trasvase <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase y etnia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l propio colectivo <strong>de</strong> mujeres, <strong>de</strong><br />
modo que se configura una grieta creciente entre una minoría <strong>de</strong> mujeres cualificadas,<br />
que resi<strong>de</strong>n en los países <strong>de</strong>l Centro y una mayoría <strong>de</strong> trabajadoras proletarizadas,<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Periferia, <strong>de</strong> una clase social y <strong>de</strong> una etnia distintas, que ejercen <strong>de</strong><br />
“servidoras”.<br />
De ese modo, el género aña<strong>de</strong> otra dimensión a la estratificación en el mercado <strong>de</strong><br />
trabajo por razón <strong>de</strong> la etnia. Las mujeres autóctonas mejoran su posición laboral a<br />
expensas <strong>de</strong> unas mujeres inmigrantes que realizan parte <strong>de</strong>l trabajo reproductivo que<br />
ellas rechazan. La subordinación en términos <strong>de</strong> género, clase social y etnicidad<br />
constituye el marco <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> todo análisis <strong>de</strong> los procesos que producen y<br />
reproducen las formas <strong>de</strong> marginación y exclusión <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes<br />
(MOROKVASIC 1984). Este instrumento analítico permite <strong>de</strong>mostrar la inoperatividad <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong>finición genérica <strong>de</strong> la etiqueta universal <strong>de</strong> “mujer”, puesto que el uso <strong>de</strong> la<br />
categoría “género” <strong>de</strong>be interpretarse a la luz <strong>de</strong> otras divisiones sociales igualmente<br />
<strong>de</strong>terminantes. En consecuencia, plantea un enorme <strong>de</strong>safío para el movimiento<br />
feminista (a menudo <strong>de</strong>masiado inmerso en una concepción etnocéntrica <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género), en su intento <strong>de</strong> lograr la igualdad para todas las mujeres. En<br />
este sentido, la protección <strong>de</strong> la familia por parte <strong>de</strong> las mujeres autóctonas que se han<br />
emancipado, pasa por la negación <strong>de</strong> la vida familiar <strong>de</strong> otras mujeres, las mujeres<br />
inmigrantes, tanto si <strong>de</strong>jan a sus familias en su país <strong>de</strong> origen como -aunque en menor<br />
medida- si consiguen reagruparla, por cuanto la mayor parte <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad en los que se insertan –especialmente el servicio doméstico<br />
interno- son incompatibles con la vida familiar (HONDAGNEU-SOTELO, AVI<strong>LA</strong> 1999,<br />
HONDAGNEU-SOTELO 2000; ANDALL 2000; PARRENAS 2001).<br />
Los datos presentados a lo largo <strong>de</strong> estas páginas revelan que los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad son uno <strong>de</strong> los yacimientos <strong>de</strong> empleo con mayor potencial <strong>de</strong> generar<br />
nuevos puestos <strong>de</strong> trabajo. Sin embargo, se ha <strong>de</strong>mostrado que el principal dilema que<br />
plantea su expansión no recae en la cantidad <strong>de</strong> empleo creado, sino en su calidad<br />
481
C11: Conclusiones<br />
(TORNS 1997, 1999b). Se ha constatado que en España, a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en<br />
otros países europeos con Estados <strong>de</strong>l Bienestar más <strong>de</strong>sarrollados, los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad se caracterizan por su escasa regulación y por la ausencia <strong>de</strong> medidas<br />
encaminadas a su profesionalización; a<strong>de</strong>más, el Estado apenas interviene en la<br />
financiación <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s. La ya comentada falta <strong>de</strong> regularización y la ausencia<br />
<strong>de</strong> corresponsabilidad pública inci<strong>de</strong>n negativamente en los salarios y en las<br />
condiciones laborales <strong>de</strong> las personas que prestan estos servicios y, por consiguiente,<br />
refuerzan todavía más si cabe su <strong>de</strong>sprestigio social.<br />
Ante unos potenciales consumidores/usuarios que, o bien tienen problemas <strong>de</strong> solvencia<br />
económica (piénsese en los pensionistas jubilados), o bien, por motivos culturales, se<br />
muestran reticentes a pagar precios elevados por recibir prestaciones que están tan<br />
sumamente <strong>de</strong>valuadas, se potencia la expansión <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s más baratas <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad, cuyo menor coste se consigue mediante una <strong>de</strong>sregulación<br />
“excesiva” <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> empleo (FUNDACIÓ CIREM 1999). Al tratarse <strong>de</strong><br />
activida<strong>de</strong>s intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo, propias <strong>de</strong> los mercados “incompletos” e<br />
“irregulares”, que habitualmente se ejecutan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito privado <strong>de</strong>l hogar, la<br />
mayoría <strong>de</strong> estos nuevos empleos o bien adquieren la modalidad <strong>de</strong>l servicio doméstico<br />
tradicional (régimen <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia persona a persona), tanto <strong>de</strong>clarado como no<br />
<strong>de</strong>clarado; o bien <strong>de</strong> empleos “atípicos” en empresas privadas <strong>de</strong> servicios, a cambio <strong>de</strong><br />
ínfimos salarios y peores condiciones laborales, muy a menudo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la economía<br />
informal. El inmenso potencial <strong>de</strong> creación <strong>de</strong> empleo en torno a los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad se concreta en empleos <strong>de</strong> pésima calidad, lo que a la vez es causa y<br />
consecuencia <strong>de</strong> su flagrante feminización; en el contexto <strong>de</strong> un mercado <strong>de</strong> trabajo ya<br />
<strong>de</strong> por sí estructurado a partir <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género y en el que las<br />
ocupaciones <strong>de</strong>sempeñadas por las mujeres son menos valoradas, tanto económica<br />
como socialmente, que las ejecutadas por sus homólogos masculinos.<br />
Por lo tanto, la feminización <strong>de</strong> estos servicios no obe<strong>de</strong>ce únicamente a la proliferación<br />
<strong>de</strong> empleos precarios y <strong>de</strong> baja calidad, sino al hecho <strong>de</strong> que son activida<strong>de</strong>s que se<br />
<strong>de</strong>sarrollan en el ámbito privado <strong>de</strong>l hogar, con la consiguiente invisibilidad y<br />
<strong>de</strong>sprotección ante eventuales abusos que ello conlleva; que presentan una fuerte<br />
connotación servil, al estar íntimamente vinculadas a la figura <strong>de</strong>l criado/criada<br />
482
C11: Conclusiones<br />
tradicional y, por último, que han sido socialmente construidas como una mera<br />
extensión <strong>de</strong>l trabajo reproductivo, atribuido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre a las mujeres, sin percibir<br />
remuneración ni reconocimiento social a cambio. Por todo ello, estas activida<strong>de</strong>s, una<br />
vez traspasadas al mercado, no se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l imaginario <strong>de</strong> la “servidumbre”, <strong>de</strong>l<br />
estigma <strong>de</strong> “tareas propias <strong>de</strong> mujeres”, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scualificación (a las que cualquiera<br />
pue<strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r sin especial especialización) y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>svalorización social y económica.<br />
Constituyen, sin lugar a dudas, el último peldaño <strong>de</strong> la marginalidad en términos <strong>de</strong><br />
cualificación, estatus y salario (BORDERÍAS 1991). Si a todas estas especificida<strong>de</strong>s se les<br />
aña<strong>de</strong>n las asimetrías <strong>de</strong> género, clase y etnia ya comentadas, se acaban <strong>de</strong> perfilar los<br />
rasgos <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
Ante esta situación, son preferentemente mujeres sin estudios, con necesida<strong>de</strong>s<br />
económicas y, cada vez más, mujeres <strong>de</strong> otra etnia, las que, a falta <strong>de</strong> otra salida laboral,<br />
cubren estos empleos y suavizan la tensión entre oferta y <strong>de</strong>manda. Al tratarse<br />
mayormente <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> cuyo trabajo remunerado <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> la supervivencia<br />
económica <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> miembros <strong>de</strong> la familia (ello es así para las mujeres inmigrantes,<br />
aunque también para buena parte <strong>de</strong> las mujeres autóctonas que encabezan familias<br />
monoparentales), no tienen otra alternativa y <strong>de</strong>ben realizar largas jornadas laborales,<br />
con importantes repercusiones en su salud y en su vida familiar. Por todo ello, los<br />
empleos en los servicios <strong>de</strong> proximidad, bajo las actuales condiciones en las que se<br />
están <strong>de</strong>sarrollando en España, refuerzan la segregación ocupacional <strong>de</strong> las mujeres en<br />
el mercado <strong>de</strong> trabajo tanto a nivel horizontal como vertical (TORNS 1995b, 1997, 1998,<br />
1999b). Es así como se materializa la triple discriminación (a partir <strong>de</strong> la clase, el<br />
género y la etnia) <strong>de</strong> la mujer inmigrante, que llega a España atraída por la fuerte<br />
<strong>de</strong>manda en este sector y a la que no se brindan otras salidas laborales.<br />
11.3. La etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
Los resultados <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo y el análisis <strong>de</strong> las fuentes secundarias permiten<br />
concluir que la estructura <strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad, lejos <strong>de</strong> constituir un<br />
sector homogéneo, se configura a partir <strong>de</strong> distintas modalida<strong>de</strong>s, tal como refleja la<br />
Figura 11.1. Dichas modalida<strong>de</strong>s se distinguen entre sí, principalmente, en función <strong>de</strong>l<br />
483
C11: Conclusiones<br />
tipo <strong>de</strong> servicios ofertados y <strong>de</strong> su grado <strong>de</strong> profesionalización, así como <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong><br />
relación laboral que mantiene la persona que presta el servicio. Ambos elementos<br />
permiten diseñar una jerarquía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, que revela la<br />
existencia <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> segmentación en los términos <strong>de</strong> PIORE (1983a, 1983b).<br />
Una aproximación a las condiciones laborales <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los niveles y a la posición<br />
que ocupan las trabajadoras autóctonas e inmigrantes a lo largo <strong>de</strong> la jerarquía,<br />
constituye una <strong>de</strong> las principales aportaciones <strong>de</strong> la presente Tesis Doctoral.<br />
FIGURA 11.1. SEGMENTACIÓN DE LOS SERVICIOS DE PROXIMIDAD.<br />
Servicio doméstico tradicional<br />
externo<br />
(“fijas” y “asistentas por horas”)<br />
Servicio doméstico tradicional interno<br />
Fuente: elaboración propia<br />
Empresas no intermediarias<br />
con financiación pública<br />
(TIPO 3)<br />
Empresas no intermediarias<br />
sin financiación pública (TIPO 2)<br />
A través <strong>de</strong> empresas intermediarias<br />
(TIPO 1)<br />
Por “cuenta propia”<br />
A través <strong>de</strong> empresas intermediarias<br />
(TIPO 1)<br />
Por “cuenta propia”<br />
En la base <strong>de</strong> dicha estructura jerarquizada se sitúa el servicio doméstico tradicional, en<br />
concreto el subsector <strong>de</strong>l servicio doméstico interno, tanto si se <strong>de</strong>clara a la Seguridad<br />
Social como si se presta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la economía sumergida. Como principales puntos débiles<br />
<strong>de</strong> esta modalidad, merecen ser <strong>de</strong>stacados: (1) su débil regulación laboral, por cuanto<br />
se rige por el Régimen Especial <strong>de</strong> Empleadas <strong>de</strong> Hogar (REEH) y éste es claramente<br />
discriminatorio en relación al régimen general; (2) la informalidad y la irregularidad<br />
(ausencia <strong>de</strong> contrato <strong>de</strong> trabajo, incumplimiento <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> las cuotas a la Seguridad<br />
Social por parte <strong>de</strong>l empleador; uso frecuente <strong>de</strong> fuerza trabajo inmigrante en situación<br />
ilegal y/o irregular); (3) la falta <strong>de</strong> privacidad y el aislamiento <strong>de</strong> la trabajadora,<br />
inherentes al ámbito privado en el que se <strong>de</strong>sarrolla la actividad; (4) bajos salarios,<br />
largas jornadas <strong>de</strong> trabajo y otros “abusos”; (5) la no especialización <strong>de</strong> la trabajadora<br />
en un tipo <strong>de</strong> tareas (“chica para todo”); (6) por último, se trata <strong>de</strong> una actividad con una<br />
fuerte connotación servil y que favorece la <strong>de</strong>spersonalización <strong>de</strong> la trabajadora, que es<br />
484
C11: Conclusiones<br />
tratada como si careciera <strong>de</strong> vida propia más allá <strong>de</strong> su rol como empleada doméstica.<br />
Sin embargo, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que el servicio doméstico interno favorece el<br />
ahorro económico <strong>de</strong> las trabajadoras (gastos <strong>de</strong> alojamiento y <strong>de</strong> manutención), lo que<br />
pue<strong>de</strong> resultar ventajoso para las trabajadoras inmigrantes que han llegado solas, sin sus<br />
familias, y que quieren ahorrar la máxima cantidad <strong>de</strong> dinero para regresar cuanto antes<br />
a sus países <strong>de</strong> origen.<br />
El segundo nivel <strong>de</strong> la jerarquía está constituido por el resto <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico tradicional (empleadas externas “fijas” y asistentas “por horas”). Se<br />
trata <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> movilidad laboral ascen<strong>de</strong>nte con respecto al servicio doméstico<br />
interno, por cuanto reduce los lazos <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia personal y el servilismo, ya que la<br />
empleada <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> residir en el hogar <strong>de</strong> quien emplea y trabaja para uno o más hogares<br />
durante un número <strong>de</strong> horas pactado previamente. A<strong>de</strong>más, esta modalidad facilita la<br />
flexibilidad horaria, puesto que las trabajadoras pue<strong>de</strong>n escoger el número <strong>de</strong> horas que<br />
<strong>de</strong>sean trabajar y compaginar así su trabajo remunerado con sus responsabilida<strong>de</strong>s<br />
familiares, o con la asistencia a cursos formativos o la búsqueda <strong>de</strong> otro empleo, por<br />
ejemplo. No residir en el hogar <strong>de</strong>l empleador confiere mayor privacidad para la<br />
empleada y el establecimiento <strong>de</strong> una relación laboral formal. En este sentido, tal<br />
proceso podría <strong>de</strong>finirse como el tránsito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el estatus <strong>de</strong> servidora hacia el <strong>de</strong><br />
profesional <strong>de</strong>l servicio doméstico (COLECTIVO IOÉ 2001c:412).<br />
Por lo que respecta al contenido <strong>de</strong> las tareas, éste no difiere sustancialmente según se<br />
trate <strong>de</strong> empleadas internas, externas o asistentas, si bien se observa que las dos<br />
primeras cubren tanto la infraestructura <strong>de</strong>l hogar como el cuidado <strong>de</strong> las personas,<br />
mientras que las asistentas por horas realizan activida<strong>de</strong>s más especializadas y menos<br />
integradas en la vida cotidiana <strong>de</strong>l hogar (limpieza, plancha, etc.), a tenor <strong>de</strong> su jornada<br />
laboral más reducida. Por consiguiente, la modalidad <strong>de</strong> “asistenta por horas” facilita la<br />
posibilidad <strong>de</strong> que la trabajadora se especialice en el <strong>de</strong>sempeñado cualificado <strong>de</strong> tareas<br />
específicas (infraestructura <strong>de</strong>l hogar, cuidado <strong>de</strong> niños, cuidado <strong>de</strong> ancianos, etc.), lo<br />
que facilita que pueda utilizar su experiencia y especialización como activo (a través <strong>de</strong><br />
las “buenas” referencias) a la hora <strong>de</strong> negociar las condiciones laborales. A<strong>de</strong>más,<br />
aunque en términos globales el servicio doméstico externo signifique una disminución<br />
485
C11: Conclusiones<br />
<strong>de</strong> los ingresos con respecto al servicio doméstico interno (por cuanto no se cubren los<br />
gastos <strong>de</strong> alojamiento y manutención), el precio/hora, por lo general, es más elevado.<br />
Pero también hemos visto que no todo son ventajas. El servicio doméstico externo sigue<br />
tratándose <strong>de</strong> una actividad con una débil regulación laboral, por cuanto se le aplica el<br />
Real Decreto 1421/85 y un régimen especial en el sistema <strong>de</strong> la seguridad social (el<br />
REEH, con una cobertura claramente discriminatoria e inferior a la garantizada por el<br />
Régimen General 687 ). A<strong>de</strong>más, en este subsector <strong>de</strong>l servicio doméstico es muy habitual<br />
el trabajo no <strong>de</strong>clarado, tanto para las trabajadoras autóctonas como inmigrantes. Son<br />
contadas las ocasiones en las que la trabajadora opta por pagarse las cotizaciones al<br />
Régimen Especial <strong>de</strong> Empleadas <strong>de</strong>l Hogar, aún a sabiendas <strong>de</strong> que ello le impi<strong>de</strong> tener<br />
<strong>de</strong>recho a cualquier acción protectora (enfermedad, pensión <strong>de</strong> jubilación, etc.). La<br />
fuerte inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la economía sumergida entre las mujeres inmigrantes se explica, en<br />
algunos casos, porque su situación legal no les permite cotizar; en muchos otros,<br />
porque no les compensa la pérdida <strong>de</strong> ingresos <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> las cotizaciones,<br />
sobre todo cuando su proyecto migratorio no se basa en el asentamiento <strong>de</strong>finitivo, o<br />
cuando conciben su inserción laboral en el servicio doméstico como algo temporal.<br />
Algunas mujeres autóctonas también elu<strong>de</strong>n con frecuencia darse <strong>de</strong> alta a la Seguridad<br />
Social “voluntariamente”. En primer lugar, porque ya acce<strong>de</strong>n a los beneficios <strong>de</strong> la<br />
Seguridad Social a través <strong>de</strong> su cónyuge y conciben sus ingresos como<br />
“complementarios”. En segundo lugar, porque cotizar en el REEH podría suponer para<br />
ellas el reconocimiento social <strong>de</strong> un estatus, el <strong>de</strong> “cuidadora” o el <strong>de</strong> “mujer <strong>de</strong> la<br />
limpieza”, que, dada su escasa valorización social, se haría más visible que mientras<br />
trabajan en el servicio doméstico <strong>de</strong> manera informal (“sólo trabajo unas horas”) y<br />
podría comportarles la pérdida <strong>de</strong>l estatus social que les confiere la situación laboral <strong>de</strong><br />
su cónyuge.<br />
Alternativamente al servicio doméstico tradicional, otra modalidad <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, todavía incipiente en España aunque con un gran potencial <strong>de</strong> expansión,<br />
está constituida por las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios. Estas pue<strong>de</strong>n subdividirse,<br />
a su vez, entre, por un lado, empresas intermediarias (TIPO 1), caracterizadas por no<br />
contratar directamente a su plantilla y ejercer una función <strong>de</strong> intermediarias entre la<br />
687 Véase al respecto el apartado 8.1., en el capítulo 8.<br />
486
C11: Conclusiones<br />
oferta y la <strong>de</strong>manda y, por el otro, empresas no intermediarias, con cuyo personal sí se<br />
establece una relación laboral (TIPO 2 y TIPO 3). Las empresas intermediarias se sitúan<br />
en el mismo nivel que el servicio doméstico tradicional <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la jerarquía, por<br />
cuanto ofrecen una vinculación laboral externa con la plantilla (contrato mercantil o<br />
bien simplemente selección <strong>de</strong> personal), sin costes fijos laborales, lo que les permite<br />
contar con tarifas <strong>de</strong> precios muy bajas y competitivas. Este rol “intermediario” genera<br />
puestos <strong>de</strong> trabajo con condiciones laborales análogas a las que se dan en el servicio<br />
doméstico interno o en el servicio doméstico “externo” o “por horas” (economía<br />
informal, bajos salarios, largas jornadas laborales, etc.).<br />
Sin embargo, las empresas intermediarias ofrecen una serie <strong>de</strong> ventajas a sus empleadas<br />
<strong>de</strong> las que carecen si trabajan “por su cuenta”, tales como: (1) no tener que buscar<br />
directamente los servicios; (2) períodos <strong>de</strong> inactividad breves entre un servicio y otro,<br />
ya que las empresas cuentan con un gran volumen <strong>de</strong> servicios; (3) garantía <strong>de</strong> cobro<br />
cuando es la empresa la que se ocupa directamente <strong>de</strong> facturar los servicios a sus<br />
usuarios; (4) en algunas empresas, una supervisión externa <strong>de</strong> la relación entre<br />
trabajadora y cliente/usuario, lo que significa una mayor protección para la trabajadora<br />
ante eventuales situaciones <strong>de</strong> abusos y explotación; (5) salvo en el caso <strong>de</strong> <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
empleadas domésticas internas, el hecho <strong>de</strong> que el cliente recurra a los servicios <strong>de</strong> una<br />
empresa y no directamente a una trabajadora concreta (a diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en<br />
el servicio doméstico tradicional), pue<strong>de</strong> propiciar el establecimiento <strong>de</strong> una relación<br />
laboral más impersonal y alejada <strong>de</strong>l servilismo; y (6), por último, proporciona mayor<br />
flexibilidad horaria, lo que favorece a las mujeres con cargas familiares. La oferta <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> proximidad –salvo el servicio doméstico interno- cubre las veinticuatro<br />
horas <strong>de</strong>l día y todos los días <strong>de</strong> la semana, por lo que la empleada pue<strong>de</strong> escoger<br />
aquellos servicios cuyo horario mejor se adapte a su disponibilidad (limpieza sólo por<br />
las mañanas, cuidado <strong>de</strong> niños sólo por las tar<strong>de</strong>s, atención <strong>de</strong> ancianos sólo los fines <strong>de</strong><br />
semana, etc.), así como tomarse períodos <strong>de</strong> inactividad en función <strong>de</strong> sus<br />
circunstancias personales.<br />
Por último, en la cúspi<strong>de</strong> <strong>de</strong> la jerarquía <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad, se ubican las empresas no intermediarias, que conciertan contratos <strong>de</strong><br />
trabajo con la plantilla a partir <strong>de</strong>l Régimen General <strong>de</strong> la Seguridad Social y que, por<br />
487
C11: Conclusiones<br />
ahora, constituyen la modalidad menos extendida. En su conjunto, las condiciones<br />
laborales <strong>de</strong> las empresas no intermediarias resultan claramente ventajosas para las<br />
empleadas en relación al resto <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s. Tanto el sistema <strong>de</strong> reclutamiento, la<br />
naturaleza <strong>de</strong> la relación contractual, como la propia construcción <strong>de</strong> las categorías<br />
profesionales, se traducen en un proceso <strong>de</strong> movilidad laboral ascen<strong>de</strong>nte (aunque en<br />
algunas ocasiones pueda suponer una disminución <strong>de</strong>l salario directo en relación a las<br />
otras modalida<strong>de</strong>s), que proporciona una serie <strong>de</strong> mejoras en el terreno laboral y<br />
personal: (1) gozar <strong>de</strong> las prestaciones <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> la cotización al Régimen General <strong>de</strong><br />
la Seguridad Social (vacaciones, paro, pensión <strong>de</strong> jubilación, bajas por enfermedad); (2)<br />
una mayor valorización y profesionalización <strong>de</strong> los servicios y, por en<strong>de</strong>, <strong>de</strong> las<br />
personas que los prestan, mediante una oferta fragmentada, que distingue los servicios<br />
en función <strong>de</strong> sus contenidos y <strong>de</strong> la cualificación profesional requerida; (3) la empleada<br />
se siente respaldada ante posibles abusos una vez en el hogar (in<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong><br />
tareas, horarios ilimitados, etc.), por cuanto es la empresa quien ejerce <strong>de</strong> mediadora<br />
entre la trabajadora y el cliente/usuario, quien negocia los contenidos <strong>de</strong> las tareas y<br />
supervisa su evolución; (4) una relación más impersonal entre empleada y cliente,<br />
alejada <strong>de</strong>l imaginario <strong>de</strong> la servitud, ya que el usuario contrata el servicio <strong>de</strong> una<br />
empresa y no a una trabajadora concreta; (5) mayor estabilidad laboral, ya que al menos<br />
durante el período <strong>de</strong> vigencia <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo se garantizan unos ingresos<br />
fijos mensuales; (6) favorece la organización colectiva, ya que la trabajadora, aunque<br />
realice su actividad en el espacio físico <strong>de</strong>l hogar <strong>de</strong>l usuario/cliente, se siente miembro<br />
<strong>de</strong> una plantilla integrada por otros trabajadores que comparten sus mismas condiciones<br />
laborales, con los que coinci<strong>de</strong> físicamente en momentos puntuales (reuniones con el<br />
coordinador o coordinadora, cursos formativos, etc.).<br />
Pero <strong>de</strong> todas estas constataciones, que obviamente constituyen un importante avance<br />
para las trabajadoras en el terreno laboral, no se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> manera automática la<br />
creación <strong>de</strong> empleos <strong>de</strong> calidad. Las empresas no intermediarias que sólo ofrecen<br />
servicios privados (TIPO 2) <strong>de</strong>ben hacer frente a la ardua competencia <strong>de</strong> precios<br />
ejercida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las restantes modalida<strong>de</strong>s, lo que logran, salvo contadas excepciones, en<br />
<strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> las condiciones laborales (bajos salarios) y <strong>de</strong>l impulso <strong>de</strong> la precariedad<br />
laboral, mediante el recurso a la contratación eventual <strong>de</strong> obra o servicio (en función <strong>de</strong><br />
la duración <strong>de</strong> un servicio <strong>de</strong>terminado) y, a<strong>de</strong>más, a tiempo parcial. Estas prácticas se<br />
488
C11: Conclusiones<br />
agravan todavía más si cabe <strong>de</strong>bido a la ausencia <strong>de</strong> un convenio colectivo en vigor que<br />
regule los servicios domiciliarios. Puesto que la mayor parte <strong>de</strong> las trabajadoras<br />
empleadas en empresas no intermediarias están contratadas a tiempo parcial y su nivel<br />
<strong>de</strong> ingresos es bajo, <strong>de</strong> las entrevistas y grupos <strong>de</strong> discusión se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que es harto<br />
habitual que complementen su jornada laboral en la empresa con la prestación <strong>de</strong> otros<br />
servicios domiciliarios, generalmente no <strong>de</strong>clarados, que consiguen a través <strong>de</strong><br />
empresas intermediarias o bien “por su cuenta”.<br />
En los casos en que la empresa no intermediaria percibe financiación pública (TIPO 3)<br />
mejoran, en términos globales, las condiciones laborales <strong>de</strong> las empleadas, aunque,<br />
lamentablemente, no <strong>de</strong> forma sustancial. Ciertamente, por cuanto es una exigencia <strong>de</strong><br />
las administraciones locales a la hora <strong>de</strong> adjudicar los Servicios <strong>de</strong> Atención<br />
Domiciliaria (SAD), (1) se incrementa la estabilidad <strong>de</strong> la plantilla (aumenta la<br />
proporción <strong>de</strong> contratación <strong>de</strong> carácter in<strong>de</strong>finido); (2) se garantiza en mayor medida el<br />
cumplimiento <strong>de</strong> las condiciones laborales que recoge el Convenio colectivo <strong>de</strong> trabajo<br />
para el sector Trabajadoras Familiares <strong>de</strong> Cataluña para los años 1999-2000, a pesar <strong>de</strong><br />
haber sido impugnado y no estar actualmente en vigor, y (3) el sistema <strong>de</strong> reclutamiento<br />
<strong>de</strong> la plantilla se basa en la profesionalidad, <strong>de</strong> modo que la mayor parte <strong>de</strong>l personal<br />
está titulado.<br />
Sin embargo, las empresas TIPO 3 perciben recursos públicos previa adjudicación <strong>de</strong><br />
concursos <strong>de</strong> servicios sociales en corporaciones locales, cuya renovación es periódica y<br />
siempre “pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> un hilo”, estando supeditada a la concurrencia <strong>de</strong> otra empresa que<br />
ofrezca mejores prestaciones e infraestructuras. La incertidumbre <strong>de</strong> no saber si se va a<br />
seguir percibiendo financiación pública a corto plazo, comporta que la apuesta por la<br />
contratación in<strong>de</strong>finida <strong>de</strong> la plantilla se perciba como excesivamente arriesgada.<br />
A<strong>de</strong>más, la financiación pública sólo cubre los Servicios <strong>de</strong> Ayuda Domiciliaria para<br />
personas mayores, <strong>de</strong> carácter asistencial y circunscritos a una zona geográfica<br />
<strong>de</strong>terminada (un barrio, un distrito, un municipio, un grupo <strong>de</strong> municipios, etc.), por lo<br />
que el resto <strong>de</strong> los servicios que oferta la empresa siguen siendo privados. En<br />
consecuencia, sus tarifas están igualmente expuestas a la competencia “<strong>de</strong>slegítima” <strong>de</strong><br />
precios que se lleva a cabo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el resto <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s, así como a una <strong>de</strong>manda<br />
489
C11: Conclusiones<br />
insuficientemente solvente y con hábitos <strong>de</strong> consumo generalmente cubiertos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
economía informal, mucho más rentable.<br />
De la jerarquización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad se <strong>de</strong>riva un proceso <strong>de</strong><br />
segmentación en función <strong>de</strong> la etnia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios vinculados a la reproducción<br />
social. Es importante <strong>de</strong>stacar que, aunque <strong>de</strong> los datos estadísticos presentados en<br />
anteriores capítulos se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que <strong>de</strong>terminados perfiles <strong>de</strong> mujeres autóctonas<br />
(actualmente todavía representan cerca <strong>de</strong> un 80% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo en el<br />
servicio doméstico, aunque dicha proporción se va reduciendo) y las trabajadoras<br />
inmigrantes conviven en los servicios <strong>de</strong> proximidad, no se concentran en las mismas<br />
modalida<strong>de</strong>s, tal como reproduce la Figura 11.2.<br />
FIGURA 11.2. <strong>LA</strong> ETNIZACIÓN DE LOS SERVICIOS DE PROXIMIDAD.<br />
EMPRESAS SERVICIOS<br />
DOMICILIARIOS<br />
NO INTERMEDIARIAS<br />
SERV. DOMÉSTICO EXTERNO<br />
Predominio fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
autóctona<br />
Excepcionalmente,<br />
<strong>de</strong>terminados perfiles <strong>de</strong><br />
mujeres inmigrantes<br />
Concurre tanto fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
autóctona como inmigrante<br />
SERV. DOMÉSTICO INTERNO<br />
Concentración <strong>de</strong> mujeres inmigrantes<br />
Fuente: elaboración propia<br />
Las trabajadoras inmigrantes son confinadas en las modalida<strong>de</strong>s menos <strong>de</strong>seadas y<br />
valorizadas, eludibles por las trabajadoras autóctonas con mayores ingresos. Así lo<br />
certifica el hecho que la mujer inmigrante se concentre preferentemente en la modalidad<br />
<strong>de</strong>l servicio doméstico interno (tal como se ha señalado en el apartado 8.3., más <strong>de</strong> la<br />
mitad <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes empleadas como domésticas trabajan como<br />
“internas”), una modalidad cuya <strong>de</strong>manda crece en los últimos años (a consecuencia,<br />
principalmente, <strong>de</strong>l envejecimiento <strong>de</strong> la población) y que se enfrenta a la casi total<br />
ausencia <strong>de</strong> mujeres autóctonas dispuestas a emplearse en ella. Las trabajadoras<br />
490
C11: Conclusiones<br />
inmigrantes son reclutadas en el servicio doméstico interno tanto a través <strong>de</strong> contactos<br />
proporcionados por sus propias re<strong>de</strong>s migratorias, como a través <strong>de</strong> empresas<br />
intermediarias a las que se inscriben una vez en la sociedad receptora. Ya no existe<br />
reemplazo generacional para las empleadas autóctonas “internas”, que venían <strong>de</strong> las<br />
zonas rurales y que abandonaban el servicio doméstico interno en cuanto se casaban.<br />
Esta situación permite <strong>de</strong>mostrar la existencia <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> sustitución entre<br />
empleadas autóctonas e inmigrantes, <strong>de</strong> manera que las últimas son reemplazadas por<br />
las primeras.<br />
El “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo constituye un concepto clave para compren<strong>de</strong>r<br />
las estrategias <strong>de</strong> los distintos colectivos a la hora <strong>de</strong> aceptar una <strong>de</strong>terminada<br />
modalidad <strong>de</strong> empleo (VIL<strong>LA</strong> 1990). En lo que concierne a las mujeres inmigrantes,<br />
tanto sus imperiosas necesida<strong>de</strong>s económicas como el diferencial salarial con respecto a<br />
los países <strong>de</strong> origen favorece que acepten en la sociedad receptora salarios y<br />
condiciones laborales por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las que están dispuestas a suscribir las trabajadoras<br />
autóctonas o las propias inmigrantes en sus países <strong>de</strong> origen. En el caso <strong>de</strong>l servicio<br />
doméstico interno, en tanto favorece la estabilidad laboral y el ahorro económico, se<br />
amolda a las necesida<strong>de</strong>s y objetivos <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes que emigran solas,<br />
<strong>de</strong>jando a sus familias en el país <strong>de</strong> origen, con el firme propósito <strong>de</strong> mandarles la<br />
máxima cantidad <strong>de</strong> dinero en el mínimo tiempo posible y, posteriormente, retornar a su<br />
lugar <strong>de</strong> origen. Por lo tanto, el proyecto migratorio y la situación familiar son aspectos<br />
fundamentales a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar el tipo <strong>de</strong> inserción laboral <strong>de</strong> las mujeres<br />
inmigrantes, sus condiciones <strong>de</strong> trabajo y su “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo.<br />
En el servicio doméstico externo y en la modalidad <strong>de</strong> asistentas por horas, en cambio,<br />
concurren tanto las mujeres autóctonas como las inmigrantes, lo que configura una<br />
relación <strong>de</strong> competencia entre ambos colectivos <strong>de</strong> trabajadoras; al menos a corto plazo,<br />
puesto que las empleadas domésticas autóctonas son habitualmente mujeres mayores <strong>de</strong><br />
40 años 688 . Mientras la mujer inmigrante que abandona el servicio doméstico interno se<br />
concentra en mayor medida en la modalidad <strong>de</strong> empleada externa para un único<br />
empleador (a quien correspon<strong>de</strong> el pago <strong>de</strong> las cotizaciones a la Seguridad Social si la<br />
duración <strong>de</strong>l servicio sobrepasa la mitad <strong>de</strong> la jornada habitual), la figura <strong>de</strong> la<br />
491
C11: Conclusiones<br />
“asistenta por horas” es más recurrente entre las trabajadoras autóctonas. Para las<br />
mujeres inmigrantes, en el tránsito <strong>de</strong>l servicio doméstico interno hacia el externo<br />
influye la antigüedad en el asentamiento en la sociedad receptora; contar con un nivel<br />
educativo superior al requerido por la actividad que realizan (inconsistencia <strong>de</strong> estatus);<br />
el hecho que la familia resida en la sociedad receptora; así como disponer <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s<br />
sociales que faciliten los contactos. En este sentido, las mujeres inmigrantes que carecen<br />
<strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s sociales (a raíz <strong>de</strong> un cambio <strong>de</strong> municipio <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia, por<br />
ejemplo), compiten con <strong>de</strong>sventaja a la hora <strong>de</strong> encontrar “casas por su cuenta”, ya que<br />
su condición <strong>de</strong> extranjeras <strong>de</strong>spierta reticencias entre los potenciales clientes <strong>de</strong> un<br />
mercado anónimo. Para estas mujeres, el pago <strong>de</strong> una cuota a una empresa intermediaria<br />
les supone un respaldo y les garantiza po<strong>de</strong>r contar con servicios <strong>de</strong> forma rápida.<br />
En el nivel más alto <strong>de</strong> la jerarquía, las empresas no intermediarias, el trabajo <strong>de</strong> campo<br />
muestra que constituye un segmento integrado fundamentalmente por mujeres<br />
autóctonas, aunque no se dispone <strong>de</strong> datos estadísticos al respecto. Sus condiciones<br />
laborales más “atractivas” se traducen en una incipiente relación <strong>de</strong> competencia entre<br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona y la inmigrante, aunque, <strong>de</strong> momento, la presencia <strong>de</strong><br />
trabajadoras inmigrantes es muy reducida. En estas empresas se emplea a mujeres<br />
autóctonas que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> otras modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad<br />
(generalmente sumergidas) o bien <strong>de</strong> la inactividad, que cuentan con un bajo nivel<br />
educativo y que han obtenido, en muy poco tiempo, una cualificación profesional que<br />
las capacita para trabajar en los servicios domiciliarios (excepto cuando se trata <strong>de</strong><br />
servicios <strong>de</strong> limpieza). Se trata <strong>de</strong> trabajadoras <strong>de</strong> edad avanzada, a las que el mercado<br />
<strong>de</strong> trabajo no ofrece más que estas oportunida<strong>de</strong>s laborales, que viven su trabajo<br />
remunerado con una mezcla <strong>de</strong> vocación y resignación y, por lo general, tanto su salario<br />
como cotizar en la Seguridad Social es vital para sus economías familiares (a menudo<br />
son mujeres separadas, divorciadas o viudas, que encabezan familias monoparentales).<br />
Junto a ellas, se <strong>de</strong>tecta un pequeño grupo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes –que irá, sin lugar a<br />
dudas, creciendo en un futuro próximo-, con un nivel educativo elevado, con un tiempo<br />
consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> permanencia en la sociedad receptora y con voluntad <strong>de</strong> establecerse en<br />
ella <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva. Habitualmente se limitan a cubrir los servicios más periféricos<br />
688 Las generaciones <strong>de</strong> mujeres más jóvenes, sin lugar a dudas, van a tener expectativas laborales<br />
492
C11: Conclusiones<br />
e inestables, por lo que en raras ocasiones forman parte <strong>de</strong>l núcleo estable <strong>de</strong> la<br />
plantilla. Estamos ante mujeres inmigrantes, por lo general, más exigentes en su “nivel<br />
<strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> una ocupación, no movidas únicamente por una motivación<br />
económica, y con un acusado <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> superación personal. En consecuencia, su<br />
presencia en la empresa es resultado <strong>de</strong> una estrategia <strong>de</strong> inversión en capital humano:<br />
han obtenido una titulación en la sociedad receptora (auxiliar <strong>de</strong> geriatría, trabajadora<br />
familiar, etc.) que les permite acreditar cualificación profesional y dar el salto <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico tradicional hacia una empresa <strong>de</strong> servicios domiciliarios no<br />
intermediaria. Ello se traduce en un proceso <strong>de</strong> movilidad ocupacional ascen<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
Hasta el momento se han <strong>de</strong>stacado aquellos aspectos <strong>de</strong> las características personales<br />
<strong>de</strong>l colectivo <strong>de</strong> mujeres inmigrantes (capital cultural, diferencias culturales en torno al<br />
concepto “occi<strong>de</strong>ntal” <strong>de</strong> higiene, etc.) y <strong>de</strong> sus estrategias (nivel <strong>de</strong> aceptación,<br />
proyecto migratorio, tiempo <strong>de</strong> asentamiento en la sociedad receptora) que influyen en<br />
la progresiva etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad menos valorados. Es así como,<br />
si bien durante la primera y la segunda parte <strong>de</strong> la investigación se ha <strong>de</strong>mostrado que<br />
una serie <strong>de</strong> procesos <strong>de</strong> carácter estructural relegan a la mujer inmigrante a los<br />
servicios vinculados a la reproducción social, tal inserción laboral <strong>de</strong>be ser matizada a<br />
partir <strong>de</strong> las características y estrategias propias <strong>de</strong> las trabajadoras; lo que pue<strong>de</strong><br />
propiciar distintas pautas <strong>de</strong> movilidad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad o incluso<br />
hacia otras activida<strong>de</strong>s fuera <strong>de</strong>l sector 689 . Asimismo, la etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad también se explica en base a las configuraciones i<strong>de</strong>ológicas estereotipadas<br />
proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo, en el sentido <strong>de</strong> preferir a la mujer<br />
inmigrante para <strong>de</strong>terminadas tareas antes que a la mujer autóctona (selección<br />
preferente) y <strong>de</strong> rechazarla para <strong>de</strong>sempeñar otras activida<strong>de</strong>s (discriminación negativa).<br />
En este sentido, <strong>de</strong> las entrevistas se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> que las prácticas manifestadas por los<br />
gerentes <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios a la hora <strong>de</strong> reclutar personal,<br />
coinci<strong>de</strong>n perfectamente con las preferencias <strong>de</strong> sus clientes. Los usuarios que optan por<br />
el servicio doméstico tradicional o que contratan los servicios <strong>de</strong> las empresas<br />
distintas.<br />
493
C11: Conclusiones<br />
intermediarias, prefieren a las empleadas inmigrantes y las discriminan positivamente<br />
(sobre todo para llevar a cabo tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> personas ancianas), a tenor <strong>de</strong> una<br />
serie <strong>de</strong> factores que se basan en la interrelación entre el género y la etnia, y totalmente<br />
ajenos a la profesionalización <strong>de</strong> la oferta o a los <strong>de</strong>rechos sociales <strong>de</strong> las trabajadoras:<br />
(1) creen que les va a suponer mayor ahorro económico (salarios más bajos y, en<br />
muchos casos, ahorro <strong>de</strong> las cotizaciones sociales); (2) presuponen que la condición <strong>de</strong><br />
inmigrantes convierte a las trabajadoras en menos exigentes y menos reivindicativas, lo<br />
que incrementa la relación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que pue<strong>de</strong> ejercer el usuario (protección a cambio<br />
<strong>de</strong> obediencia); (3) atribuyen a la mujer inmigrante una serie <strong>de</strong> criterios estereotipados<br />
<strong>de</strong> naturaleza personal (modo <strong>de</strong> ser), no profesional, que varían según colectivo. En las<br />
empresas intermediarias, por lo general, no se exige titulación o formación específica a<br />
la plantilla a la hora <strong>de</strong> reclutarla (salvo cuando se trata <strong>de</strong> servicios sanitarios), por<br />
cuanto, si lo hicieran, se enfrentarían a graves dificulta<strong>de</strong>s para encontrar fuerza <strong>de</strong><br />
trabajo dispuesta a emplearse bajo las pésimas condiciones laborales que ofrecen.<br />
Tales estrategias <strong>de</strong> reclutamiento permiten enten<strong>de</strong>r por qué las trabajadoras autóctonas<br />
se sientan “amenazadas” por la presencia <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante, al consi<strong>de</strong>rar<br />
que su menor “nivel <strong>de</strong> aceptación” <strong>de</strong> un empleo origina un dumping social que<br />
<strong>de</strong>teriora las condiciones laborales <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l sector y obstaculiza su<br />
profesionalización. Es así como las empleadas autóctonas perciben que están perdiendo<br />
“posiciones” <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las preferencias <strong>de</strong> las personas empleadoras. A<strong>de</strong>más, las<br />
trabajadoras autóctonas responsabilizan a las mujeres inmigrantes <strong>de</strong> que se haya<br />
reducido su “po<strong>de</strong>r social <strong>de</strong> negociación” a la hora <strong>de</strong> fijar sus condiciones <strong>de</strong> empleo,<br />
<strong>de</strong> modo que sus exigencias y “conquistas” salariales han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser competitivas.<br />
Sin embargo, dicha relación <strong>de</strong> competencia entre ambos colectivos, lejos <strong>de</strong><br />
manifestarse <strong>de</strong> manera explícita, se expresa mediante recurrentes críticas hacia las<br />
mujeres inmigrantes (referentes tanto a sus capacida<strong>de</strong>s profesionales como a sus<br />
características personales), a partir <strong>de</strong> estereotipos cuya finalidad es <strong>de</strong>gradar la calidad<br />
<strong>de</strong> los servicios cuando son ellas las que los realizan. Efectivamente, la situación <strong>de</strong><br />
competencia entre las trabajadoras inmigrantes y <strong>de</strong>terminados segmentos <strong>de</strong> la fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo autóctona genera criterios <strong>de</strong> diferenciación, discriminación y exclusión que<br />
689 En futuras investigaciones, sería muy interesante retomar los procesos <strong>de</strong> movilidad que<br />
protagonizan las mujeres inmigrantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad hacia otros sectores <strong>de</strong> actividad:<br />
hostelería, autoempleo, etc. Véase al respecto: COLECTIVO IOÉ (2001c).<br />
494
C11: Conclusiones<br />
ponen el acento en los factores <strong>de</strong> etnia y <strong>de</strong> cultura (SOLÉ 1995). Un discurso análogo<br />
sostienen los gerentes <strong>de</strong> las empresas no intermediarias, plenamente conscientes <strong>de</strong> que<br />
muchas <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s más “rentables” <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad se<br />
sostienen gracias al reclutamiento <strong>de</strong> trabajadoras inmigrantes y a la connivencia <strong>de</strong> una<br />
Administración que no muestra ningún interés en la regulación <strong>de</strong> este sector tan<br />
sumamente diversificado.<br />
En las empresas <strong>de</strong> servicios no intermediarias, en cambio, a tenor <strong>de</strong> sus características,<br />
los mecanismos <strong>de</strong> asignación <strong>de</strong> los puestos <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> retribución siguen pautas<br />
más formalizadas, por lo que el componente étnico tiene menor peso en las realida<strong>de</strong>s<br />
laborales. Las estrategias <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> personal se basan principalmente en la<br />
cualificación profesional <strong>de</strong> las trabajadoras (experiencia y titulación). De ese modo,<br />
ateniéndonos a lo apuntado por los gerentes <strong>de</strong> las empresas que han sido entrevistados,<br />
las trabajadoras autóctonas y las inmigrantes teóricamente compiten en igualdad <strong>de</strong><br />
condiciones en las empresas no intermediarias, siempre que las candidatas inmigrantes<br />
reúnan una serie <strong>de</strong> requisitos: (1) un estatuto jurídico estable (mejor si tienen la<br />
nacionalidad española); (2) el asentamiento más o menos <strong>de</strong>finitivo en la sociedad<br />
receptora (lo que garantiza que posean las mismas pautas y referentes culturales que las<br />
trabajadoras autóctonas); (3) una titulación específica (auxiliar <strong>de</strong> geriatría, trabajadora<br />
familiar, auxiliar <strong>de</strong>l hogar, etc.) que acredite su cualificación para llevar a cabo<br />
servicios domiciliarios.<br />
Sin embargo, <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que el segmento <strong>de</strong> clientes que opta por las<br />
empresas no intermediarias está dispuesto a pagar un precio más elevado por los<br />
servicios a cambio <strong>de</strong> profesionalidad. Por ello, no es <strong>de</strong> extrañar que las preferencias <strong>de</strong><br />
estos usuarios se basen a menudo en la sistemática discriminación negativa <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras <strong>de</strong> origen inmigrante, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cuáles sean sus características<br />
personales, al asociar su presencia con las modalida<strong>de</strong>s menos cualificadas <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad. Esta situación incentiva la formulación <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong><br />
contratación discriminatorias en base a la etnia por parte <strong>de</strong> algunas empresas, lo que<br />
<strong>de</strong>splaza a las mujeres inmigrantes hacia otras modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong><br />
proximidad (empresas intermediarias y servicio doméstico tradicional) y agudiza aún<br />
más el proceso <strong>de</strong> etnización. Tales políticas <strong>de</strong> exclusión <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
495
C11: Conclusiones<br />
inmigrante son poco viables a corto plazo, ya que, paralelamente al crecimiento<br />
exponencial <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> estos servicios, se constata la escasez estructural <strong>de</strong><br />
mujeres autóctonas dispuestas a llevarlos a cabo y, menos aún, acreditadas con una<br />
titulación específica. Por lo tanto, es obvio que la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante<br />
constituye, sin lugar a dudas, el recurso humano por excelencia <strong>de</strong>l que se van a nutrir<br />
también las modalida<strong>de</strong>s más cualificadas <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad en el futuro.<br />
Si bien, en un inicio, la investigación se proponía estudiar la etnización <strong>de</strong> los servicios<br />
<strong>de</strong> proximidad en función <strong>de</strong> los contenidos <strong>de</strong> las tareas, los datos no han sido<br />
concluyentes al respecto. Aunque a tenor <strong>de</strong> las opiniones manifestadas por las<br />
participantes en los grupos <strong>de</strong> discusión, las tareas <strong>de</strong> limpieza e infraestructura <strong>de</strong>l<br />
hogar se sitúan en el nivel más bajo (al ser consi<strong>de</strong>radas quehaceres “sucios”, que no<br />
requieren ningún tipo <strong>de</strong> cualificación específica 690 ), son, paradójicamente, las mejor<br />
valoradas en términos económicos. En cambio, las tareas <strong>de</strong> cuidado, para las que<br />
empiezan a existir referentes profesionales reconocidos por el mercado <strong>de</strong> trabajo<br />
(auxiliares <strong>de</strong> geriatría, trabajadoras familiares, puericultoras), suponen menores<br />
ingresos para las personas que las prestan. Por ello, pue<strong>de</strong> afirmarse que el proceso <strong>de</strong><br />
etnización <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> tanto <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> tarea, sino <strong>de</strong> la<br />
modalidad en la que ésta se presta.<br />
En este sentido, las modalida<strong>de</strong>s en las que se fun<strong>de</strong>n ambas tareas (tal como ocurre con<br />
la empleada doméstica interna, que es generalmente concebida como “chica para todo”)<br />
experimentan una marcada etnización, siendo máximamente proclives a ser ocupadas<br />
por trabajadoras inmigrantes. Cuando se trata <strong>de</strong> modalida<strong>de</strong>s que fragmentan los<br />
servicios a domicilio según sus contenidos y que se basan en la especialización <strong>de</strong> la<br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo, la situación es distinta. Tanto en el servicio doméstico externo como<br />
en las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios, las tareas <strong>de</strong> limpieza e infraestructura <strong>de</strong>l<br />
hogar son realizadas en mayor medida por las mujeres autóctonas. Estas tareas están<br />
mejor remuneradas y, a<strong>de</strong>más, cuentan con una <strong>de</strong>manda específica que prefiere a las<br />
trabajadoras nativas antes que a las <strong>de</strong> origen inmigrante; a éstas últimas se les supone<br />
un inferior nivel <strong>de</strong> productividad y se las consi<strong>de</strong>ra alejadas <strong>de</strong>l concepto occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong><br />
690 Autoras como ANDERSON (2000) utilizan el eufemismo dirty work (trabajo sucio) para referirse a<br />
estas tareas.<br />
496
C11: Conclusiones<br />
higiene. Sin embargo, la dificultad <strong>de</strong> encontrar mujeres autóctonas dispuestas a<br />
realizarlas, apunta hacia la inminente etnización <strong>de</strong> las tareas <strong>de</strong> limpieza en los<br />
próximos años.<br />
Las tareas <strong>de</strong> cuidado <strong>de</strong> ancianos, por el contrario, no pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse en sí<br />
mismas activida<strong>de</strong>s “etnizadas”. Una vez más, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que se<br />
presten. Cuando se trata <strong>de</strong> empresas que ofrecen una imagen <strong>de</strong> profesionalidad y<br />
credibilidad y que cuentan con personal contratado y cualificado, el cliente/usuario –y,<br />
por en<strong>de</strong>, también las políticas <strong>de</strong> reclutamiento <strong>de</strong> la empresa- se <strong>de</strong>canta<br />
preferentemente por las mujeres autóctonas. En cambio, cuando prima el ahorro<br />
económico y la obtención <strong>de</strong>l máximo número <strong>de</strong> horas al mínimo precio (por ejemplo,<br />
en los servicios no específicamente sanitarios, sino <strong>de</strong> compañía <strong>de</strong> ancianos o<br />
enfermos), las trabajadoras inmigrantes, en su mayoría pésimamente pagadas y sin<br />
formación, se convierten en las más <strong>de</strong>mandadas, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los hogares (servicio<br />
doméstico tradicional) como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las empresas intermediarias. Los servicios <strong>de</strong><br />
cuidado <strong>de</strong> los niños siguen una lógica sui generis, distinta a la propia <strong>de</strong> la atención <strong>de</strong><br />
ancianos: a menos que estas tareas se integren <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l perfil <strong>de</strong> empleada doméstica<br />
interna (en este caso, son realizadas por trabajadoras inmigrantes), en el resto <strong>de</strong><br />
modalida<strong>de</strong>s no se observa tal proceso <strong>de</strong> etnización, por cuanto se prefiere<br />
abiertamente a las mujeres autóctonas, consi<strong>de</strong>radas más cualificadas y mejor<br />
<strong>de</strong>positarias <strong>de</strong> la confianza <strong>de</strong> los padres. Curiosamente, estos elementos no son<br />
tenidos tanto en cuenta a la hora <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a las personas mayores.<br />
11.4. Consi<strong>de</strong>raciones finales.<br />
A medida que avanza el proceso <strong>de</strong> globalización económica se consolida la<br />
transnacionalización <strong>de</strong>l capital y <strong>de</strong>l trabajo (BECK 1997; CASTELLS 1997). La<br />
fragmentación <strong>de</strong>l proceso productivo que tiene lugar en los países <strong>de</strong>l Centro se traduce<br />
en la “<strong>de</strong>slocalización industrial” <strong>de</strong> partes <strong>de</strong> dicho proceso hacia los países periféricos,<br />
en el contexto <strong>de</strong> la Nueva División Internacional <strong>de</strong>l Trabajo (NDIT), con el fin <strong>de</strong><br />
reducir los costes <strong>de</strong> producción (básicamente <strong>de</strong>l factor trabajo) y mejorar así la<br />
competitividad. Los empleos <strong>de</strong> baja calidad que generan las industrias para la<br />
exportación instaladas en la Periferia, se nutren principalmente <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
497
C11: Conclusiones<br />
joven, muchas veces <strong>de</strong> sexo femenino y <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia rural, cuya condición <strong>de</strong> mujer<br />
explica que se les ofrezcan salarios más bajos que a sus homólogos masculinos y<br />
condiciones laborales paupérrimas. Es justamente la explotación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
periférica la que proporciona productos a bajo precio que, posteriormente, son<br />
distribuidos y consumidos en los países <strong>de</strong>l Centro y que contribuyen directamente a la<br />
sostenibilidad <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> consumo.<br />
Pero, ¿cómo afecta este proceso <strong>de</strong> “<strong>de</strong>slocalización industrial” a las nuevas<br />
migraciones transnacionales <strong>de</strong> mujeres? Ciertamente, las transformaciones <strong>de</strong>l sistema<br />
productivo <strong>de</strong> los países industrializados, las sucesivas crisis económicas y la<br />
periferización generan, paralelamente, una recomposición <strong>de</strong> las economías centrales<br />
hacia la predominancia <strong>de</strong>l sector servicios y la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> empleos poco<br />
cualificados en las industrias. Ello convierte en obsoletos una serie <strong>de</strong> puestos <strong>de</strong> trabajo<br />
manuales que habían sido la base económica <strong>de</strong> una fuerte clase trabajadora,<br />
especialmente en los sectores en los que se empleaba la mano <strong>de</strong> obra inmigrante<br />
(CROSS 1993; KING 1996). Por lo tanto, po<strong>de</strong>mos concluir que los procesos <strong>de</strong><br />
“<strong>de</strong>slocalización” hacia las zonas periféricas transforman, al mismo tiempo, la oferta <strong>de</strong><br />
puestos <strong>de</strong> trabajo en los países <strong>de</strong>l Centro, a través <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> terciarización sin<br />
prece<strong>de</strong>ntes que es característico <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s postindustriales (SASSEN 1984, 1993,<br />
1994, 1998).<br />
Por un lado, se incrementan los servicios altamente especializados y cualificados,<br />
resultado <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> centralizar los aparatos <strong>de</strong> gestión y <strong>de</strong> servicios en las<br />
zonas <strong>de</strong>sarrolladas, que va consolidando un segmento <strong>de</strong> la población con rentas<br />
elevadas y pautas <strong>de</strong> consumo caras. Pero, simultáneamente, el rápido <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l<br />
sector servicios crea muchos puestos <strong>de</strong> trabajo con salarios bajos, especialmente en las<br />
gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, lo que refuerza la polarización <strong>de</strong> la estructura ocupacional. Este<br />
incremento no sólo es el resultado <strong>de</strong> la nueva economía <strong>de</strong>l conocimiento y <strong>de</strong> las<br />
transformaciones en las pautas <strong>de</strong> consumo y estilos <strong>de</strong> vida, sino que también obe<strong>de</strong>ce<br />
a la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> los hogares <strong>de</strong> los países Centrales para hacer frente a los efectos <strong>de</strong>l<br />
envejecimiento <strong>de</strong> la población, así como a las necesida<strong>de</strong>s reproductivas relacionadas<br />
con el nuevo estatus <strong>de</strong> las mujeres que se incorporan masivamente al mercado <strong>de</strong><br />
trabajo (SASSEN 1994). Tal como queda <strong>de</strong>mostrado en la presente investigación, se<br />
498
C11: Conclusiones<br />
trata <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s mal remuneradas, intensivas en fuerza <strong>de</strong> trabajo, que no pue<strong>de</strong>n<br />
“<strong>de</strong>slocalizarse” y que <strong>de</strong>ben ser realizadas in situ (cuidado <strong>de</strong> niños y ancianos, tareas<br />
<strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar, toda clase <strong>de</strong> servicios personales, etc), eludibles por una<br />
población autóctona que goza <strong>de</strong> mejores expectativas y aspiraciones.<br />
Es en este contexto en el que <strong>de</strong>ben situarse las nuevas migraciones laborales <strong>de</strong><br />
mujeres proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> países periféricos, que se dirigen al Centro para trabajar en el<br />
ámbito doméstico. Se trata <strong>de</strong> mujeres que, a pesar <strong>de</strong> que muchas <strong>de</strong> ellas cuentan con<br />
un nivel <strong>de</strong> formación elevado, carecen <strong>de</strong> pocas oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> conseguir la<br />
supervivencia económica en sus países <strong>de</strong> origen. En este sentido, la división<br />
internacional <strong>de</strong>l trabajo y la propia globalización ya no sólo afectan a las industrias y a<br />
las empresas, sino que penetran en el ámbito <strong>de</strong> los hogares, cuya <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> mano <strong>de</strong><br />
obra extranjera femenina coinci<strong>de</strong> con la existencia <strong>de</strong> un exce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> mujeres<br />
trabajadoras en los países periféricos. Oferta y <strong>de</strong>manda confluyen, pues, en el ámbito<br />
<strong>de</strong> la reproducción (HOCHSCHILD 2001; BECK-GERNSHEIM 2001). La centralidad<br />
progresiva <strong>de</strong> la mujer en las migraciones transnacionales permite explicar su<br />
emergencia en las teorías sobre migraciones en calidad <strong>de</strong> trabajadoras y agentes <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollo, así como su presencia en las socieda<strong>de</strong>s pertenecientes al <strong>de</strong>nominado<br />
Centro capitalista, como por ejemplo la española.<br />
La creciente brecha que separa las socieda<strong>de</strong>s ricas (centrales) <strong>de</strong> las pobres<br />
(periféricas) sigue alimentando los flujos migratorio, tanto masculinos como femeninos.<br />
Pero no es el único <strong>de</strong>terminante. La organización <strong>de</strong> la reproducción es tan esencial<br />
como las oportunida<strong>de</strong>s laborales para compren<strong>de</strong>r el tipo <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong> hombres y<br />
mujeres en la esfera productiva y, en consecuencia, también en los flujos migratorios.<br />
Por ello, <strong>de</strong>ben enfatizarse las relaciones que se dan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l núcleo doméstico y<br />
examinar cómo éstas se articulan con los requerimientos <strong>de</strong>l capitalismo (CHANT,<br />
RADCLIFFE 1992; WILLIS, YEOH 1999). Los estudios <strong>de</strong> SASSEN (1983, 1994) señalan el<br />
reclutamiento masivo <strong>de</strong> mujeres jóvenes para trabajar en las nuevas zonas industriales<br />
<strong>de</strong> los países periféricos como factor explicativo <strong>de</strong> los movimientos migratorios<br />
femeninos transnacionales. De ese modo, la migración femenina se explica a partir <strong>de</strong> la<br />
posición <strong>de</strong> las mujeres como grupo social en relación a la esfera reproductiva, al acceso<br />
a los medios <strong>de</strong> producción y a su posición en el sistema capitalista internacional. El<br />
499
C11: Conclusiones<br />
contexto <strong>de</strong> la globalización permite interpretar la actual feminización <strong>de</strong> la migración<br />
hacia los países <strong>de</strong>l Centro, como resultado <strong>de</strong> una intensa y creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong><br />
fuerza <strong>de</strong> trabajo femenina para llevar a cabo las tareas reproductivas, junto a una serie<br />
<strong>de</strong> procesos específicos <strong>de</strong> expulsión que actúan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen. Sin<br />
embargo, los factores <strong>de</strong> atracción y expulsión –<strong>de</strong> y hacia- <strong>de</strong>ben ser complementados<br />
con otras variables <strong>de</strong> análisis igualmente importantes, tales como las “re<strong>de</strong>s<br />
migratorias” y los “grupos domésticos”. Ambas variables constituyen un instrumento<br />
indispensable, un “puente” entre los condicionantes macrosociales y las conductas<br />
individuales. El papel <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s es crucial a la hora <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong><br />
emigrar <strong>de</strong> la mujer, así como sus pautas <strong>de</strong> incorporación laboral en la sociedad<br />
receptora 691 (BOYD 1989; LIM, OISHI 1996; GREGORIO 1999; PHIZACKLEA 1999; PESSAR<br />
1999). Por otra parte, es la división sexual <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo doméstico, la<br />
que <strong>de</strong>termina qué miembros <strong>de</strong>l grupo van a emigrar. La inclusión <strong>de</strong>l grupo doméstico<br />
permite incluir la esfera <strong>de</strong> la reproducción y abordar las relaciones <strong>de</strong> género.<br />
De ese modo, el propio capitalismo (global) interviene directamente en la génesis <strong>de</strong><br />
flujos migratorios femeninos constantes y se beneficia <strong>de</strong> la triple discriminación<br />
laboral por clase, género y etnia que afecta a las mujeres una vez en la sociedad<br />
receptora, tal como se ha probado en esta investigación. La imbricación <strong>de</strong>l sistema<br />
capitalista <strong>de</strong> producción con las estructuras patriarcales, que actúan tanto en las<br />
socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen como en las <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino, explica el bajo nivel <strong>de</strong> aceptación <strong>de</strong> un<br />
empleo <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes (VIL<strong>LA</strong> 1990). La progresiva etnización <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad es el resultado <strong>de</strong> dicho proceso. Las mujeres inmigrantes<br />
ocupan los puestos más bajos <strong>de</strong> la estructura ocupacional en la sociedad receptora. Se<br />
consigue abaratar el coste <strong>de</strong> los servicios vinculados a la reproducción social, a costa<br />
<strong>de</strong> recurrir a las mujeres inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los países periféricos. Tal como se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo, algunas <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
servicio doméstico tradicional y las empresas <strong>de</strong> servicios domiciliarios<br />
“intermediarias”, no podrían sobrevivir si no dispusieran <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante<br />
principalmente femenina –aunque, cada vez más, también masculina-, dispuesta a<br />
asumir unos ingresos y una <strong>de</strong>sregulación <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> empleo inaceptables<br />
691 El papel que juegan las “re<strong>de</strong>s migratorias” en la inserción laboral <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad en España ha quedado ampliamente <strong>de</strong>mostrada a lo largo <strong>de</strong> la investigación.<br />
(Véase apartado 6.1.)<br />
500
C11: Conclusiones<br />
para la mayor parte <strong>de</strong> mujeres autóctonas. Las mujeres inmigrantes aceptan emplearse<br />
como trabajadoras domésticas internas (pernoctando en el hogar y cobrando un menor<br />
salario), porque su prioridad, más que tener unas aceptables condiciones <strong>de</strong> trabajo, es<br />
ahorrar dinero y lograr el objetivo que se proponen inicialmente: regresar a su lugar <strong>de</strong><br />
origen tras una permanencia en el país <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino que les permita invertir en el futuro <strong>de</strong><br />
sus hijos.<br />
El sistema económico capitalista precisa para su supervivencia <strong>de</strong> una producción<br />
doméstica, gratuita, que ha sido asumida en exclusiva por la familia –eufemismo <strong>de</strong><br />
mujer- (CARRASCO 1989, 1991). Para que existan “trabajadores” en la esfera pública, es<br />
menester que alguien se ocupe <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s reproductivas. Este papel ha sido<br />
tradicionalmente asignado a las mujeres, lo que supone una carga que, por un lado,<br />
limita sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inserción laboral y, por el otro, una vez acce<strong>de</strong> al mercado <strong>de</strong><br />
trabajo, se traduce en la “doble presencia” (BALBO 1979). La participación masiva <strong>de</strong> la<br />
mujer occi<strong>de</strong>ntal en el mercado <strong>de</strong> trabajo pone en peligro la realización <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo, cuyo volumen crece sin cesar, a consecuencia, entre otros factores, <strong>de</strong>l<br />
envejecimiento <strong>de</strong> la población. La solución, por el momento, no parece ser que pase<br />
por la corresponsabilidad masculina en las tareas reproductivas; sino que, tal como se<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> campo, se producen nuevas formas <strong>de</strong> división <strong>de</strong>l trabajo entre<br />
las propias mujeres, ya sea mediante una redistribución generacional (las abuelas cuidan<br />
a los hijos <strong>de</strong> sus hijas), ya sea, en el caso <strong>de</strong> mujeres con recursos económicos y <strong>de</strong><br />
ámbito urbano, <strong>de</strong>legando parte <strong>de</strong> las tareas domésticas en otras mujeres con menor<br />
po<strong>de</strong>r adquisitivo y en las mujeres inmigrantes (FOUGEYROL<strong>LA</strong>S-SCHWEBEL 1995:94;<br />
BECK-GERNSHEIM 2001). Es así como las trabajadoras inmigrantes se erigen como un<br />
recurso idóneo, que actúa como “ejército <strong>de</strong> reserva” periférico y permite reducir el<br />
“coste” <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> reproducción social tanto para el capital como<br />
para el Estado, a costa <strong>de</strong> aumentar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s sociales entre las mujeres<br />
(HEYZER, WEE 1994; STASIULIS, BAKAN 1997; ANDERSON 1999). Por consiguiente,<br />
cuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diversos estudios económicos se argumenta que la globalización ahonda<br />
el <strong>de</strong>sequilibrio entre regiones centrales y periféricas, <strong>de</strong>ben tenerse en cuenta también<br />
las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s entre las mujeres pertenecientes al Centro y las mujeres pertenecientes<br />
a la Periferia; en otras palabras, la estructuración <strong>de</strong> relaciones asimétricas <strong>de</strong> clase y<br />
etnia entre las mujeres (ANDALL 2000; BECK-GERNSHEIM 2001).<br />
501
C11: Conclusiones<br />
Tal como sostiene HOCHSCHILD (2001), la mayor parte <strong>de</strong> la literatura sobre la<br />
globalización habla <strong>de</strong> abstracciones tales como el capital, los mercados y los flujos <strong>de</strong><br />
mano <strong>de</strong> obra, pero no se <strong>de</strong>tiene en el estudio <strong>de</strong> la relación entre tales ten<strong>de</strong>ncias<br />
mundiales y las vidas individuales. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, la globalización no sólo<br />
genera <strong>de</strong>sigualdad en el acceso a los recursos económicos, sino también en relación al<br />
trabajo reproductivo. El coste <strong>de</strong> mantener el estilo <strong>de</strong> vida patriarcal <strong>de</strong> la clase media<br />
<strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l Centro afecta a la empleada doméstica y, por extensión, también a toda<br />
su familia (ROMERO 1997). Se produce la paradoja <strong>de</strong> que las mujeres autóctonas<br />
emplean a otras mujeres (para aten<strong>de</strong>r a sus hijos y/o a sus padres, para realizar<br />
<strong>de</strong>terminadas tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar, etc.), a la vez que las mujeres<br />
inmigrantes <strong>de</strong>ben renunciar a educar presencialmente a sus propios hijos y acce<strong>de</strong>n a<br />
ocuparse <strong>de</strong>l trabajo reproductivo <strong>de</strong> otras mujeres, con el único fin <strong>de</strong> lograr una<br />
situación económica más próspera. De ese modo, las mujeres inmigrantes no tienen más<br />
remedio que traspasar a otras personas (generalmente a sus madres) el cuidado <strong>de</strong> sus<br />
hijos, durante el período en que éstos permanecen en la sociedad <strong>de</strong> origen en ausencia<br />
<strong>de</strong> la madre. Las mujeres inmigrantes están <strong>de</strong>sarrollando nuevas formas <strong>de</strong> maternidad,<br />
a las que se <strong>de</strong>nomina “maternidad transnacional” o “globalización <strong>de</strong> la maternidad”,<br />
como estrategia para lograr, en el contexto <strong>de</strong> un mundo globalizado, un mejor futuro<br />
para su grupo familiar (YEOH, HUANH 1999a, 1999b; HONDAGNEU-SOTELO, AVI<strong>LA</strong><br />
1999, 2000; PARRENAS 2001). Es así como se establecen ca<strong>de</strong>nas mundiales <strong>de</strong> afecto y<br />
asistencia con distintos vínculos y grados, siendo las mujeres más pobres las que se<br />
ocupan <strong>de</strong> los hijos o <strong>de</strong> los ancianos <strong>de</strong> otras mujeres más acomodadas (HOCHSCHILD<br />
2001).<br />
Sin embargo, <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse que la mujer inmigrante no constituye una víctima<br />
pasiva <strong>de</strong>l triple proceso <strong>de</strong> discriminación. Cuando una mujer <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> racionalmente<br />
emigrar, aunque su <strong>de</strong>cisión le conlleve gran<strong>de</strong>s costos, sacrificios y renuncias, con ello<br />
persigue mejorar su situación económica. En consecuencia, se trata <strong>de</strong> mujeres que<br />
construyen y dirigen sus proyectos <strong>de</strong> vida, <strong>de</strong>seosas <strong>de</strong> cambiar su propio <strong>de</strong>stino y el<br />
<strong>de</strong> sus familias, bajo el influjo <strong>de</strong> una globalización económica y cultural que cataliza<br />
las migraciones transnacionales (BECK-GERNSHEIM 2001). En este sentido, las mujeres<br />
inmigrantes son protagonistas centrales <strong>de</strong>l cambio social. Estas mujeres, una vez en la<br />
502
C11: Conclusiones<br />
sociedad receptora, aunque siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> posiciones <strong>de</strong> segregación en base al sexo y a<br />
la etnia en el mercado <strong>de</strong> trabajo, son capaces <strong>de</strong> adaptar sus trayectorias laborales a sus<br />
necesida<strong>de</strong>s y objetivos; algunas <strong>de</strong> ellas, incluso logran culminar procesos <strong>de</strong><br />
movilidad laboral ascen<strong>de</strong>nte (COLECTIVO IOÉ 2001c).<br />
11.5. Prospectiva.<br />
Pero ni la triple discriminación <strong>de</strong> la mujer inmigrante en los servicios <strong>de</strong> proximidad,<br />
ni la situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprestigio y falta <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> los puestos <strong>de</strong> trabajo que se<br />
generan en este sector, son algo irreversible. Existen alternativas. Los resultados <strong>de</strong>l<br />
trabajo <strong>de</strong> campo <strong>de</strong> la presente Tesis Doctoral revelan la necesidad <strong>de</strong> impulsar<br />
urgentemente un marco legal apropiado para los servicios <strong>de</strong> proximidad y <strong>de</strong> re<strong>de</strong>finir<br />
la implicación <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s públicas. Ciertamente, resulta difícil que, bajo las<br />
condiciones actuales, los servicios <strong>de</strong> proximidad tengan rentabilidad económica, por lo<br />
que se precisan modos específicos <strong>de</strong> financiación (COL<strong>LA</strong>DO, MARTÍNEZ 1995). Esta<br />
constatación es una cuestión <strong>de</strong> máximo interés social y sociológico<br />
Todas las transformaciones culturales, <strong>de</strong>mográficas y socioeconómicas que se han<br />
<strong>de</strong>scrito a lo largo <strong>de</strong> estas páginas y que afectan a las socieda<strong>de</strong>s occi<strong>de</strong>ntales, no<br />
permiten que la familia siga siendo, como hasta ahora, el único garante <strong>de</strong> bienestar<br />
social, lo que coloca a los servicios <strong>de</strong> proximidad en un lugar <strong>de</strong>stacado en la<br />
satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> los individuos, cuya importancia irá sin duda<br />
en aumento en los próximos años. Por consiguiente, el acceso <strong>de</strong> la ciudadanía a los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad no pue<strong>de</strong> verse mediatizado por los recursos económicos o por<br />
la participación en el mercado <strong>de</strong> trabajo, sino que <strong>de</strong>ben conceptualizarse como un<br />
<strong>de</strong>recho universal, en absoluto sujeto a lógicas mercantilistas. La situación actual <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad en la sociedad española está muy alejada <strong>de</strong> esta realidad. Por<br />
ello, sería conveniente que futuras investigaciones exploren con más <strong>de</strong>talle las distintas<br />
fórmulas <strong>de</strong> financiación <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad en pro <strong>de</strong> garantizar la<br />
universalidad, así como las ventajas e inconvenientes <strong>de</strong> los distintos instrumentos <strong>de</strong><br />
503
C11: Conclusiones<br />
corresponsabilidad entre el sector público y el privado, tanto lucrativo como no<br />
lucrativo (economía social) 692 .<br />
Otro frente a combatir que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los resultados es la economía sumergida.<br />
Una medida encaminada a frenar dicha oferta es fomentar que la Administración<br />
financie parte <strong>de</strong> las cuotas <strong>de</strong> la Seguridad Social para aquellas familias que quieran<br />
emplear a una persona en su domicilio (mediante subvenciones públicas,<br />
<strong>de</strong>sgravaciones fiscales, etc.). Paralelamente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Administración <strong>de</strong>ben activarse<br />
mecanismos <strong>de</strong> regulación <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad que permitan combatir las<br />
prácticas <strong>de</strong> competencia percibida como “<strong>de</strong>sleal” por parte <strong>de</strong> las empresas que no<br />
contratan a su plantilla y se ahorran los costes laborales fijos. Para ello, <strong>de</strong>be<br />
establecerse un marco jurídico que fije una <strong>de</strong>finición clara <strong>de</strong> las condiciones<br />
contractuales y <strong>de</strong> las figuras profesionales, hoy en día inexistente. Estos mecanismos<br />
protegerían los intereses <strong>de</strong> los usuarios/consumidores ante una oferta excesivamente<br />
fragmentada y no profesionalizada. Al mismo tiempo, garantizarían que las relaciones<br />
<strong>de</strong> competencia entre los distintos proveedores <strong>de</strong> servicios se produzcan en condiciones<br />
<strong>de</strong> igualdad, en función <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> los servicios y no únicamente atendiendo a la<br />
racionalidad económica (la reducción <strong>de</strong> las tarifas).<br />
Es también menester revisar con urgencia el régimen laboral <strong>de</strong>l servicio doméstico en<br />
España y equipararlo al régimen general en lo que se refiere a <strong>de</strong>rechos, no sólo porque<br />
resulta fehacientemente obsoleto y discriminatorio para las personas que a él se acogen,<br />
sino porque contribuye a ahondar todavía más en el ancestral <strong>de</strong>sprestigio y<br />
<strong>de</strong>svaloración social <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s. Aunque se trata <strong>de</strong> un sector poco organizado<br />
y con escasa presencia sindical, las experiencias <strong>de</strong> países como Francia o Italia<br />
<strong>de</strong>muestran que es posible el diseño <strong>de</strong> convenios colectivos que regulen esta actividad.<br />
692 A modo simplemente <strong>de</strong> ejemplo, el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> los cheques-servicio <strong>de</strong> carácter universal<br />
fuertemente consolidados en otros países <strong>de</strong> nuestro entorno pero todavía inauditos en España,<br />
constituyen un buen mecanismo para alcanzar dicha universalidad, al tiempo que permiten consolidar una<br />
oferta menos atomizada y más estructurada. Sólo favoreciendo una <strong>de</strong>manda solvente, con capacidad para<br />
escoger libremente la modalidad que mejor se adapte a sus necesida<strong>de</strong>s entre una serie <strong>de</strong> proveedores<br />
que acrediten unos requerimientos mínimos, se logrará una estructura <strong>de</strong> la oferta dinámica, capaz <strong>de</strong><br />
estimular la creación <strong>de</strong> empleo estable y bien remunerado, a la par que cualificado, con credibilidad y<br />
socialmente valorado. Para más información sobre los “cheques servicio”, véase el apartado 9.5. <strong>de</strong>l<br />
capítulo 9.<br />
504
C11: Conclusiones<br />
Asimismo, es apremiante garantizar, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sector público como privado, una<br />
oferta suficientemente amplia <strong>de</strong> cursos formativos que afiancen la profesionalización<br />
<strong>de</strong>l sector. Una mejora <strong>de</strong> la oferta formativa y la creación <strong>de</strong> titulaciones a<strong>de</strong>cuadas<br />
proporcionaría, tanto a las mujeres autóctonas que se han <strong>de</strong>dicado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre a<br />
estas activida<strong>de</strong>s (generalmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mercado laboral informal), como a las mujeres<br />
inmigrantes que llegan a España, una vía para acce<strong>de</strong>r a una cualificación que sea<br />
reconocida por el mercado <strong>de</strong> trabajo y que posibilite su inserción laboral en el sector<br />
formal <strong>de</strong> la economía, a la vez que beneficiarse <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos laborales y sociales que<br />
ello conlleva 693 .<br />
Al margen <strong>de</strong> las reformas que precisa el sector <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad, la<br />
situación específica <strong>de</strong> la mujer inmigrante en el mercado laboral exige medidas<br />
adicionales, encaminadas a eliminar la discriminación institucional respecto a los<br />
trabajadores en función <strong>de</strong> su nacionalidad. Entre ellas cabe <strong>de</strong>stacar la supresión <strong>de</strong>l<br />
criterio <strong>de</strong> “preferencia nacional” como eje <strong>de</strong> la política migratoria a la hora <strong>de</strong><br />
conce<strong>de</strong>r permisos <strong>de</strong> trabajo y <strong>de</strong> diseñar los contingentes, lo que permitiría ampliar su<br />
espacio ocupacional más allá <strong>de</strong>l servicio doméstico; la <strong>de</strong>svinculación <strong>de</strong>l estatuto<br />
jurídico <strong>de</strong> la tenencia o no <strong>de</strong> un contrato <strong>de</strong> trabajo y la eliminación <strong>de</strong> aquellos<br />
permisos <strong>de</strong> trabajo que están circunscritos únicamente a un sector <strong>de</strong> actividad y que<br />
frenan la movilidad laboral (permisos iniciales y primera renovación). Al mismo<br />
tiempo, puesto que muchas <strong>de</strong> las mujeres inmigrantes disponen <strong>de</strong> un nivel educativo<br />
relativamente elevado (primaria completa, secundaria), <strong>de</strong>bería avanzarse en el<br />
reconocimiento <strong>de</strong> sus cualificaciones específicas y conseguir reducir las tan frecuentes<br />
situaciones <strong>de</strong> “inconsistencia <strong>de</strong> estatus”.<br />
Pero <strong>de</strong> todo lo anterior no <strong>de</strong>bería concluirse que la triple discriminación laboral <strong>de</strong> la<br />
mujer inmigrante en los servicios <strong>de</strong> proximidad sea sólo el resultado <strong>de</strong> un “contexto<br />
<strong>de</strong> recepción” <strong>de</strong>sfavorable; es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona, <strong>de</strong> un<br />
mercado segmentado <strong>de</strong> trabajo a partir <strong>de</strong>l sexo y la etnia, <strong>de</strong> una política migratoria<br />
discriminatoria o <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> regulación y financiación pública <strong>de</strong> este sector. La base<br />
<strong>de</strong>l problema se sustenta en el propio patriarcado y en las relaciones entre géneros. Tal<br />
693 La alusión a la escasez <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo cualificada, tanto autóctona como inmigrante, ha sido<br />
manifestada por la mayor parte <strong>de</strong> los gerentes <strong>de</strong> las empresas no intermediarias entrevistados y, por ello,<br />
<strong>de</strong>bería ser subsanada.<br />
505
C11: Conclusiones<br />
como se ha mencionado en distintas ocasiones a lo largo <strong>de</strong> la investigación, el trabajo<br />
reproductivo, tanto el cuidado <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más como las tareas <strong>de</strong> infraestructura <strong>de</strong>l hogar,<br />
es consi<strong>de</strong>rado algo inherente a la condición femenina y, por ello, invisible y<br />
<strong>de</strong>sprestigiado. Su externalización hacia el mercado <strong>de</strong> trabajo reproduce este mismo<br />
imaginario social y se traduce en activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scualificadas, que no exigen<br />
conocimientos técnicos y, por lo tanto, escasamente remuneradas y no<br />
profesionalizadas. Ante este <strong>de</strong>salentador panorama, tanto los hombres, como las<br />
mujeres con recursos educativos, optarán racionalmente por no seguir trayectorias<br />
laborales <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios <strong>de</strong> proximidad. Es aquí don<strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
género y etnia convergen y convierten a la mujer inmigrante en la más firme candidata a<br />
llevar a cabo unas tareas que muy pocas personas <strong>de</strong>sean realizar.<br />
Mientras estas activida<strong>de</strong>s no se <strong>de</strong>sprendan <strong>de</strong> tan negativo imaginario social, <strong>de</strong> modo<br />
que la sociedad, en su conjunto, sea capaz <strong>de</strong> hacer visible la importancia <strong>de</strong>l trabajo<br />
reproductivo, así como los conocimientos, actitu<strong>de</strong>s y aptitu<strong>de</strong>s que su realización exige<br />
–la mayor parte todavía no reconocidos como cualificaciones formales-, los empleos<br />
remunerados que se creen en torno a los servicios <strong>de</strong> proximidad –y, por extensión,<br />
quien se ocupa en ellos- seguirán siendo exclusivamente femeninos y permanecerán en<br />
el escalafón más bajo <strong>de</strong> la estructura ocupacional. Por el momento, la falta <strong>de</strong><br />
implicación <strong>de</strong>l sector público comporta, por omisión, seguir consi<strong>de</strong>rando la<br />
conciliación entre la vida familiar y laboral como algo que sólo compete a las mujeres,<br />
en el ámbito privado; a la vez que promueve y legitima el reclutamiento <strong>de</strong> trabajadoras<br />
inmigrantes para satisfacer, <strong>de</strong> forma barata, una creciente <strong>de</strong>manda que recurre,<br />
preferentemente, a la economía informal, a falta <strong>de</strong> otra alternativa. Obviamente, el<br />
imparable aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad no pue<strong>de</strong> solucionarse a<br />
costa <strong>de</strong> aumentar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase y etnia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l propio colectivo <strong>de</strong><br />
mujeres, <strong>de</strong> modo que es preciso impulsar estos empleos y equiparar sus condiciones<br />
materiales y su estima social a las <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> ocupaciones. Sólo garantizando mejores<br />
condiciones laborales para el conjunto <strong>de</strong>l sector podrán superarse las manifestaciones<br />
<strong>de</strong> rechazo, tanto implícitas como explícitas, hacia la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante que<br />
se ha <strong>de</strong>tectado por parte <strong>de</strong> las trabajadoras autóctonas y que escon<strong>de</strong>n una relación <strong>de</strong><br />
competencia entre ambos colectivos por el recurso trabajo.<br />
506
C11: Conclusiones<br />
Sin embargo, en un intento <strong>de</strong> ser optimistas, qué duda cabe que las transformaciones<br />
que han conducido a la mercantilización <strong>de</strong> las tareas doméstico-familiares, como<br />
mínimo han contribuido, <strong>de</strong> forma fehaciente, a poner sobre la mesa una cuestión<br />
¿quién <strong>de</strong>be realizar el trabajo reproductivo?, que hasta el momento no se había<br />
planteado. Se trata <strong>de</strong> una problemática que hasta el momento había sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />
simplemente una cuestión privada y “cosa <strong>de</strong> mujeres” y que recientemente ha<br />
adquirido, por vez primera, una dimensión pública sin prece<strong>de</strong>ntes en nuestro país. Este<br />
paso a<strong>de</strong>lante, que sin duda lo es, hoy por hoy todavía no ha ido acompañado <strong>de</strong> la<br />
corresponsabilidad masculina en el trabajo reproductivo (a tenor <strong>de</strong> los <strong>de</strong>salentadores<br />
datos estadísticos que muestran el escaso tiempo que <strong>de</strong>dican los hombres españoles a<br />
los quehaceres doméstico-familiares), sino que se ha limitado a un traspaso <strong>de</strong> cargas<br />
reproductivas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l propio colectivo <strong>de</strong> mujeres en base a la etnia, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> la<br />
internacionalización <strong>de</strong> la reproducción.<br />
Pero la cuestión <strong>de</strong> fondo no está en que actualmente las mujeres “quieran” trabajar<br />
fuera <strong>de</strong>l hogar y, en consecuencia, sea necesario traspasar al mercado parte <strong>de</strong> las<br />
tareas que las mujeres habían hecho hasta ahora <strong>de</strong> forma gratuita 694 . Lejos <strong>de</strong> aspirar a<br />
generalizar los estándares masculinos para hombres y mujeres, <strong>de</strong>be aprovecharse la<br />
oportunidad que esta cuestión plantea para repensar una sociedad que hasta ahora se ha<br />
configurado únicamente en torno a la centralidad <strong>de</strong>l trabajo productivo. Se trata <strong>de</strong><br />
lograr un término medio, que incorpore el trabajo reproductivo como patrimonio <strong>de</strong> la<br />
vida pública y reestructure el tiempo <strong>de</strong> trabajo productivo. Ello haría posible que<br />
hombres y mujeres puedan percibir ingresos propios en condiciones <strong>de</strong> igualdad (tanto<br />
<strong>de</strong> partida como <strong>de</strong> resultados), realizarse en sus vidas profesionales y, al mismo<br />
tiempo, asumir sus responsabilida<strong>de</strong>s doméstico-familiares y beneficiarse <strong>de</strong>l goce que<br />
conlleva la gestión <strong>de</strong> los afectos y <strong>de</strong> las emociones. En otras palabras, la sociedad<br />
<strong>de</strong>be empezar a pensar también en femenino.<br />
694 Y, a<strong>de</strong>más, “<strong>de</strong>ban” trabajar fuera <strong>de</strong>l hogar, a juzgar por los distintos mensajes políticos que, tanto<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> posturas <strong>de</strong> centro-<strong>de</strong>recha como social<strong>de</strong>mócratas, proclaman, en base a planteamientos basados<br />
en la eficiencia y no en la equidad, que el aumento <strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong> ocupación femenina es la llave para<br />
lograr el crecimiento económico y el sostenimiento <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> pensiones.<br />
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536
ANEXOS<br />
ANEXOS<br />
i
ANEXOS<br />
ANEXO I. GUIÓN ENTREVISTA A LOS Y <strong>LA</strong>S GERENTES DE<br />
EMPRESAS DE SERVICIOS DOMICILIARIOS<br />
1. Descripción <strong>de</strong> los servicios que ofrece la empresa.<br />
2. Perspectiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda<br />
2.1. Evolución y causas <strong>de</strong> la creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
¿Quién solicita el servicio?<br />
2.2. Características socioeconómicas <strong>de</strong> los usuarios.<br />
2.3. Ventajas que ofrece la empresa al usuario/a respecto a otras modalida<strong>de</strong>s<br />
remuneradas <strong>de</strong> obtención <strong>de</strong> estos servicios (economía sumergida...)<br />
2.4. Valoración <strong>de</strong> los servicios a domicilio y <strong>de</strong> las personas que los realizan.<br />
Importancia <strong>de</strong> la profesionalización.<br />
2.5. Perfiles <strong>de</strong> trabajadores/as a domicilio que prefieren o rechazan los/as<br />
usuarios/as.<br />
3. Perspectiva <strong>de</strong> la oferta.<br />
3.1. Política <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> personal. ¿Cómo contribuye la empresa a la<br />
profesionalización <strong>de</strong> estos servicios?<br />
3.2. Características socioeconómicas <strong>de</strong> la plantilla<br />
3.3. Relación contractual trabajador-empresa. Rol <strong>de</strong> la empresa ante el usuario/a<br />
3.4. Condiciones laborales <strong>de</strong> la plantilla (salario, jornada laboral, vacaciones... )<br />
3.5. Ventajas que ofrece la empresa al trabajador/a respecto a otras modalida<strong>de</strong>s<br />
remuneradas <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> estos servicios (economía sumergida...)<br />
3.6. Tarifa <strong>de</strong> precios <strong>de</strong> la empresa y rentabilidad <strong>de</strong> estos servicios. Debate<br />
sobre la financiación <strong>de</strong> los servicios a domicilio. Competencia <strong>de</strong> precios entre el<br />
sector regulado y el sector no regulado.<br />
3.7. Sobre la necesidad <strong>de</strong> regular los servicios a domicilio y sus dificulta<strong>de</strong>s.<br />
Opinión sobre el nuevo convenio colectivo.<br />
ii
ANEXOS<br />
4- Sobre los/as trabajadores/as inmigrantes en la empresa.<br />
4.1. Características <strong>de</strong> los trabajadores/as inmigrantes que o bien trabajan en la<br />
empresa o bien se ofrecen a trabajar en ella.<br />
4.2. Política <strong>de</strong> selección <strong>de</strong> personal que sigue la empresa con los/as<br />
trabajadores/as inmigrantes. Valoración <strong>de</strong> la capacitación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
inmigrante en términos globales<br />
4.3. Prácticas discriminatorias (positivas o negativas) <strong>de</strong> los/as usuarios/as<br />
4.4. Sobre la existencia <strong>de</strong> etnoestratificación <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los servicios a domicilio<br />
4.5. Sobre si existe o no suficiente oferta <strong>de</strong> personal autóctono y el papel que<br />
juega la fuerza <strong>de</strong> trabajo inmigrante a nivel global (complementariedad,<br />
competencia, sustitución).<br />
iii
ANEXOS<br />
ANEXO II. GUIÓN GRUPOS DE DISCUSIÓN CON<br />
TRABAJADORAS INMIGRANTES EN EMPRESAS DE SERVICIOS<br />
DOMICILIARIOS<br />
1. Actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las trabajadoras ante la profesionalización <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
1.1. Importancia <strong>de</strong>l trabajo remunerado en su vida (vinculaciones instrumentales<br />
–ganar dinero...- vs. vinculaciones expresivas –realización personal....-).<br />
1.2. Reconocimiento social <strong>de</strong>l trabajo remunerado que realizan en la empresa. Ver<br />
si existe variabilidad según el tipo <strong>de</strong> tareas.<br />
1.3. Comparar las activida<strong>de</strong>s remuneradas que realizan en la empresa con el<br />
trabajo no remunerado que se realiza en el hogar (tareas <strong>de</strong> limpieza, cuidado <strong>de</strong> los<br />
hijos, <strong>de</strong> personas mayores...), en términos <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong> tareas, grado <strong>de</strong> satisfacción,<br />
valoración social, profesionalización...<br />
1.4. Cualificaciones, aptitu<strong>de</strong>s y actitu<strong>de</strong>s que consi<strong>de</strong>ran necesarias para<br />
<strong>de</strong>sarrollar estas tareas en la empresa. Grado <strong>de</strong> profesionalización <strong>de</strong> las distintas<br />
categorías profesionales.<br />
1.5. Teniendo en cuenta los servicios que ofrece la empresa, cuáles son los más<br />
valorados y cuáles los menos valorados, según las preferencias <strong>de</strong> las empleadas<br />
¿Existen servicios que no estarían dispuestas a realizar o que han rechazado por el<br />
hecho <strong>de</strong> no a<strong>de</strong>cuarse a su categoría profesional?<br />
2. Sobre la vivencia <strong>de</strong> la trayectoria laboral y migratoria <strong>de</strong> las<br />
trabajadoras en la sociedad receptora.<br />
2.1. Conocimiento que tenían sobre las oportunida<strong>de</strong>s laborales <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong><br />
trabajo español antes <strong>de</strong> abandonar el país <strong>de</strong> origen<br />
2.2.. Representaciones sociales <strong>de</strong>l servicio doméstico en el país <strong>de</strong> origen.<br />
¿Consumirían ellas mismas los servicios <strong>de</strong> la empresa, en el caso <strong>de</strong> disponer <strong>de</strong><br />
suficiente po<strong>de</strong>r adquisitivo?<br />
2.3. Vivencia <strong>de</strong> la sobrecualificación y la incosistencia <strong>de</strong> estatus (en caso <strong>de</strong><br />
darse), entre el trabajo remunerado que ahora realizan en la empresa y su nivel<br />
educativo<br />
iv
ANEXOS<br />
2.4. Proyecto migratorio a medio plazo (retorno al país <strong>de</strong> origen, instalarse<br />
<strong>de</strong>finitivamente en la sociedad receptora...) ¿Cómo influye en las expectativas<br />
laborales a medio y a largo plazo? (cambiar <strong>de</strong> sector <strong>de</strong> actividad, conseguir<br />
mayores cuotas <strong>de</strong> estabilidad laboral, autoocupación...).<br />
3. Percepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género en la esfera<br />
reproductiva y en la productiva.<br />
3.1. Distribución <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s en la empresa según el sexo.. ¿Hombres y<br />
mujeres realizan las mismas activida<strong>de</strong>s en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio?<br />
Feminización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas categorías profesionales.<br />
3.2. Comparar los imaginarios (valorización social) y las condiciones laborales <strong>de</strong><br />
los/as trabajadores/as en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio respecto a otros<br />
sectores <strong>de</strong> actividad poco cualificados en los que se insertan básicamente<br />
trabajadores masculinos, muchas veces inmigrantes (construcción, agricultura...)<br />
3.3. Comparar los imaginarios y las condiciones laborales <strong>de</strong> los/as trabajadores/as<br />
en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio respecto a otros sectores <strong>de</strong> actividad<br />
poco cualificados fuertemente feminizados (hostelería, industria textil...)<br />
3.4. Comparar los imaginarios y las condiciones laborales <strong>de</strong> los/as trabajadores/as<br />
en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio, respecto a otras activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sector<br />
servicios con contenidos similares, aunque más cualificadas y profesionalizadas<br />
(enfermería, enseñanza...).<br />
4. Percepción <strong>de</strong> las similitu<strong>de</strong>s y diferencias entre el servicio<br />
doméstico y los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
4.1. Experiencias <strong>de</strong> paso <strong>de</strong>l servicio doméstico a las empresas <strong>de</strong> servicios a<br />
domicilio (ver la importancia <strong>de</strong>l estatus legal..). Valorar si son vividas como<br />
pérdida <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r adquisitivo, aumento <strong>de</strong> autoestima, mayor protección social y<br />
jurídica, aumento <strong>de</strong> la visibilidad social como trabajadora...<br />
4.2. Comparar y valorar las condiciones laborales <strong>de</strong>l servicio doméstico con las<br />
<strong>de</strong> una empresa <strong>de</strong> servicios a domicilio. Ventajas e inconvenientes<br />
4.3. Comparar la figura <strong>de</strong> la trabajadora doméstica con la <strong>de</strong> la empleada en una<br />
empresa <strong>de</strong> servicios a domicilio, teniendo en cuenta los imaginarios sociales<br />
(reconocimiento social, profesionalización...).<br />
v
ANEXOS<br />
5. Relación con las personas que consumen los servicios o<br />
“empleadoras”. Percepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase social<br />
5.1. Opinión acerca <strong>de</strong> qué factores ayudan a explicar la creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> los<br />
servicios a domicilio en nuestra sociedad?<br />
5.2. ¿Qué características tienen en común las mujeres que trabajan en las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio? (Distinguir entre inmigrantes y autóctonas)<br />
5.3. ¿Quién contrata los servicios <strong>de</strong> proximidad? ¿Quién se ocupa <strong>de</strong> la gestión<br />
<strong>de</strong>l hogar, <strong>de</strong> dar las ór<strong>de</strong>nes a la empleada? (sexo, clase social...)<br />
5.4. Tipo <strong>de</strong> relación que establece la empleada con las personas que<br />
contratan/consumen los servicios <strong>de</strong> proximidad (autoridad, paternalismo, grado <strong>de</strong><br />
servilismo, abusos...)<br />
5.5. Comparar la relación que se establece entre la empleada y la persona que<br />
contrata/consume los servicios en una empresa, con la relación entre empleada y<br />
empleadora en el servicio doméstico.<br />
6. Percepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> etnia entre las mujeres.<br />
6.1. ¿Qué trabajos remunerados les son asignados a las mujeres inmigrantes, en<br />
general, en la sociedad receptora? Dentro <strong>de</strong> los servicios a domicilio, ¿son<br />
preferidas para <strong>de</strong>terminadas modalida<strong>de</strong>s?<br />
6.2. Opinión acerca <strong>de</strong> si existen suficientes mujeres autóctonas dispuestas a<br />
realizar estas activida<strong>de</strong>s (Discurso sobre el papel que juega la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
inmigrante en términos <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong> sustitución o <strong>de</strong> competencia con la fuerza<br />
<strong>de</strong> trabajo autóctona).<br />
6.3. Atributos que valoran las empresas <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad a la hora <strong>de</strong><br />
contratar a un/a trabajador/a. ¿El hecho <strong>de</strong> ser una mujer inmigrante influye <strong>de</strong><br />
alguna manera? (Detectar posibles discriminaciones en base a la etnia en el acceso,<br />
tanto positivas como negativas, según las distintas categorías profesionales).<br />
6.4. Atributos <strong>de</strong> la persona empleada que valoran los/as consumidoras a la hora <strong>de</strong><br />
solicitar un servicio, según el tipo <strong>de</strong> servicio o categoría profesional. ¿El hecho <strong>de</strong><br />
ser una mujer inmigrante influye <strong>de</strong> alguna manera? (Detectar posibles<br />
discriminaciones por razón <strong>de</strong> etnia, tanto positivas como negativas).<br />
vi
ANEXOS<br />
6.5. Criterios que utiliza la empresa a la hora <strong>de</strong> distribuir las activida<strong>de</strong>s entre la<br />
plantilla. (Detectar posibles discriminaciones por razón <strong>de</strong> etnia en las condiciones<br />
laborales y en las tareas <strong>de</strong>sempeñadas, tanto positivas como negativas).<br />
ANEXO III. GUIÓN GRUPOS DE DISCUSIÓN CON<br />
TRABAJADORAS AUTÓCTONAS EN EMPRESAS DE SERVICIOS<br />
DOMICILIARIOS<br />
1. Actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las trabajadoras ante la profesionalización <strong>de</strong> los<br />
servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
1.1. Importancia <strong>de</strong>l trabajo remunerado en su vida (vinculaciones instrumentales<br />
–ganar dinero...- vs. vinculaciones expresivas –realización personal....-).<br />
1.2. Reconocimiento social <strong>de</strong>l trabajo remunerado que realizan en la empresa. Ver<br />
si existe variabilidad según el tipo <strong>de</strong> tareas.<br />
1.3. Comparar las activida<strong>de</strong>s remuneradas que realizan en la empresa con el<br />
trabajo no remunerado que se realiza en el hogar (tareas <strong>de</strong> limpieza, cuidado <strong>de</strong> los<br />
hijos, <strong>de</strong> personas mayores...), en términos <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong> tareas, grado <strong>de</strong> satisfacción,<br />
valoración social, profesionalización...<br />
1.4. Cualificaciones, aptitu<strong>de</strong>s y actitu<strong>de</strong>s que consi<strong>de</strong>ran necesarias para<br />
<strong>de</strong>sarrollar estas tareas en la empresa. Grado <strong>de</strong> profesionalización <strong>de</strong> las distintas<br />
categorías profesionales.<br />
1.5. Teniendo en cuenta los servicios que ofrece la empresa, cuáles son los más<br />
valorados y cuáles los menos valorados, según las preferencias <strong>de</strong> las empleadas<br />
¿Existen servicios que no estarían dispuestas a realizar o que han rechazado por el<br />
hecho <strong>de</strong> no a<strong>de</strong>cuarse a su categoría profesional?<br />
2. Sobre la vivencia <strong>de</strong> la trayectoria laboral.<br />
2.1. Trayectoria laboral que han seguido en la sociedad receptora (servicio<br />
doméstico, fábrica, economía sumergida, inactividad...).<br />
2.2. Discurso sobre las oportunida<strong>de</strong>s laborales que el mercado <strong>de</strong> trabajo español<br />
ofrece a las mujeres.<br />
vii
ANEXOS<br />
2.3. Expectativas laborales a medio y a largo plazo (cambiar <strong>de</strong> sector <strong>de</strong><br />
actividad, regresar al país <strong>de</strong> origen, conseguir mayores cuotas <strong>de</strong> estabilidad<br />
laboral en el mismo empleo, autoocupación...).<br />
3. Percepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género en la esfera<br />
reproductiva y en la productiva.<br />
3.1. Distribución <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s en la empresa según el sexo.. ¿Hombres y<br />
mujeres realizan las mismas activida<strong>de</strong>s en la empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio?<br />
Feminización <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas categorías profesionales.<br />
3.2. Comparar los imaginarios (valorización social) y las condiciones laborales <strong>de</strong><br />
los/as trabajadores/as en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio respecto a otros<br />
sectores <strong>de</strong> actividad poco cualificados en los que se insertan básicamente<br />
trabajadores masculinos, muchas veces inmigrantes (construcción, agricultura...).<br />
3.3. Comparar los imaginarios y las condiciones laborales <strong>de</strong> los/as trabajadores/as<br />
en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio respecto a otros sectores <strong>de</strong> actividad<br />
poco cualificados fuertemente feminizados (hostelería, industria textil...).<br />
3.4. Comparar los imaginarios y las condiciones laborales <strong>de</strong> los/as trabajadores/as<br />
en las empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio, respecto a otras activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sector<br />
servicios con contenidos similares, aunque más cualificadas y profesionalizadas<br />
(enfermería, enseñanza...).<br />
4. Percepción <strong>de</strong> las similitu<strong>de</strong>s y diferencias entre el servicio<br />
doméstico y los servicios <strong>de</strong> proximidad.<br />
4.1. Experiencias <strong>de</strong> paso <strong>de</strong>l servicio doméstico a las empresas <strong>de</strong> servicios a<br />
domicilio. Valorar si son vividas como pérdida <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r adquisitivo, aumento <strong>de</strong><br />
autoestima, mayor protección social y jurídica, aumento <strong>de</strong> la visibilidad social<br />
como trabajadora...<br />
4.2. Comparar y valorar las condiciones laborales <strong>de</strong>l servicio doméstico con las<br />
<strong>de</strong> una empresa <strong>de</strong> servicios a domicilio. Ventajas e inconvenientes.<br />
4.3. Comparar la figura <strong>de</strong> la trabajadora doméstica con la <strong>de</strong> la empleada en una<br />
empresa <strong>de</strong> servicios a domicilio, teniendo en cuenta los imaginarios sociales<br />
(reconocimiento social, profesionalización...).<br />
viii
ANEXOS<br />
5. Relación con las personas que consumen los servicios o<br />
“empleadoras”. Percepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> clase social.<br />
5.1. Opinión acerca <strong>de</strong> qué factores ayudan a explicar la creciente <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> los<br />
servicios a domicilio en nuestra sociedad?<br />
5.2. ¿Qué características tienen en común las mujeres que trabajan en las<br />
empresas <strong>de</strong> servicios a domicilio? (Distinguir entre inmigrantes y autóctonas)<br />
5.3. ¿Quién contrata los servicios <strong>de</strong> proximidad? ¿Quién se ocupa <strong>de</strong> la gestión<br />
<strong>de</strong>l hogar, <strong>de</strong> dar las ór<strong>de</strong>nes a la empleada? (sexo, clase social...)<br />
5.4. Tipo <strong>de</strong> relación que establece la empleada con las personas que<br />
contratan/consumen los servicios <strong>de</strong> proximidad (autoridad, paternalismo, grado <strong>de</strong><br />
servilismo, abusos...)<br />
5.5. Comparar la relación que se establece entre la empleada y la persona que<br />
contrata/consume los servicios en una empresa, con la relación entre empleada y<br />
empleadora en el servicio doméstico.<br />
6- Percepción <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> etnia entre las mujeres.<br />
6.1. ¿Qué trabajos remunerados les son asignados a las mujeres inmigrantes, en<br />
general, en la sociedad receptora? Dentro <strong>de</strong> los servicios a domicilio, ¿son<br />
preferidas para <strong>de</strong>terminadas modalida<strong>de</strong>s?<br />
6.2. Opinión acerca <strong>de</strong> si existen suficientes mujeres autóctonas dispuestas a<br />
realizar estas activida<strong>de</strong>s (Discurso sobre el papel que juega la fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />
inmigrante en términos <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong> complementariedad o <strong>de</strong> competencia con<br />
la fuerza <strong>de</strong> trabajo autóctona).<br />
6.3. Atributos que valoran las empresas <strong>de</strong> servicios <strong>de</strong> proximidad a la hora <strong>de</strong><br />
contratar a un/a trabajador/a. ¿El hecho <strong>de</strong> ser una mujer inmigrante influye <strong>de</strong><br />
alguna manera? (Detectar posibles discriminaciones por razón <strong>de</strong> etnia en el<br />
acceso, tanto positivas como negativas, según las distintas categorías<br />
profesionales).<br />
6.4. Atributos <strong>de</strong> la persona empleada que valoran los/as consumidoras a la hora<br />
<strong>de</strong> solicitar un servicio, según el tipo <strong>de</strong> servicio o categoría profesional. ¿El hecho<br />
<strong>de</strong> ser una mujer inmigrante influye <strong>de</strong> alguna manera? (Detectar posibles<br />
discriminaciones por razón <strong>de</strong> etnia, tanto positivas como negativas).<br />
ix
ANEXOS<br />
6.5. Criterios que utiliza la empresa a la hora <strong>de</strong> distribuir las activida<strong>de</strong>s entre la<br />
plantilla. (Detectar posibles discriminaciones por razón <strong>de</strong> etnia en las condiciones<br />
laborales y en las tareas <strong>de</strong>sempeñadas, tanto positivas como negativas).<br />
x