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Manejo del Paciente Politraumatizado AVEPA Ibiza 2013

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<strong>Manejo</strong> <strong>del</strong> paciente politraumatizado<br />

Lluis Bosch Lozano, Servei d’emergències i cures intensives,<br />

Fundació Hospital Clínic Veterinari UAB. <strong>AVEPA</strong>- COVIB <strong>Ibiza</strong> <strong>2013</strong>.<br />

1. Introducción<br />

El traumatismo se define como el daño tisular que sucede de manera más o menos repentina e incluye<br />

cualquier daño físico en el cuerpo causado por un acto violento o un accidente.<br />

Clasificaremos a un paciente como politraumatizado cuando éste haya sufrido un episodio traumático en<br />

el cual potencialmente dos o más sistemas orgánicos puedan verse comprometidos.<br />

El politraumatismo es una de las urgencias más frecuentes en la clínica diaria. Los traumatismos severos<br />

conlleva generalmente una pérdida de sangre, un daño en tejidos blandos y en estructuras óseas extenso,<br />

afectando normalmente a órganos vitales. No obstante la presentación clínica y las lesiones varían entre<br />

perros y gatos.<br />

El grado de compensación a nivel fisiológico que experimenta cada animal va en la relación al daño que<br />

éste ha sufrido. Un animal puede aparentemente presentar tan solo leves heridas superficiales mientras<br />

que quizás internamente estas mismas heridas le están provocando un cuadro de descompensación que<br />

puede desembocar en el fallecimiento <strong>del</strong> animal.<br />

Por lo tanto toda evaluación y tratamiento en pacientes politraumatizados debe realizarse<br />

sistemáticamente y de manera exhaustiva para poder a<strong>del</strong>antarnos a cualquier situación que ponga en<br />

peligro la vida <strong>del</strong> animal.<br />

En orden de importancia, encontramos que los accidentes de tráfico, las agresiones por mordedura y los<br />

accidentes de caza suelen ser más frecuentes en perros. En estos casos habitualmente el dueño suele ser<br />

testigo de lo ocurrido.<br />

En la especie felina los accidentes de tráfico, el síndrome <strong>del</strong> gato paracaidista y las lesiones por peleas,<br />

suelen ser el origen más frecuente de politraumatismo. El propietario <strong>del</strong> animal en estos casos raramente<br />

es testigo de lo ocurrido.<br />

El abordaje inicial en la clínica de urgencias a menudo resulta complicado, porque debemos afrontar a un<br />

propietario en un estado emocional muy alterado que puede dificultar la labor veterinaria. Es por ello, que<br />

debemos tener muy claro cuales son nuestras prioridades en el tratamiento de estos pacientes, ponerlas en<br />

práctica y asimismo ser capaces de transmitir una sensación de seguridad y tranquilidad al dueño <strong>del</strong><br />

animal.<br />

Diferentes autores han tratado el tema a lo largo de la historia, en medicina humana y veterinaria y todos<br />

ellos coinciden en ciertos puntos: “Imagina siempre lo peor, piensa en las lesiones secundarias, recuerda<br />

que es mejor prevenir que curar y asegura una buena monitorización <strong>del</strong> paciente”.<br />

El pronóstico de pacientes politraumatizados siempre va a depender de la extensión en las heridas<br />

sufridas, pero también de la capacidad, profesionalidad y experiencia <strong>del</strong> equipo médico, así como de la<br />

posibilidad de contar con un cirujano experimentado cuando su acción resulte imperativa.<br />

2. Respuesta fisiológica<br />

Cualquier traumatismo desencadena una serie mecanismos con repercusión sistémica. La reacción<br />

inflamatoria generada será siempre proporcional a la magnitud y extensión de las lesiones sufridas.<br />

Tras el episodio traumático el organismo libera hormonas de estrés, proteínas inflamatorias y otros<br />

mediadores inflamatorios con el objetivo de mantener la presión arterial y la entrega y distribución de<br />

oxígeno a nivel tisular. No obstante si el traumatismo sufrido es muy grave y tienen lugar complicaciones<br />

como hemorragias incontroladas y disfunción pulmonar o cardíaca, se produce un déficit de perfusión que<br />

conlleva una hipoxia celular, entrando el organismo en estado de shock.


La hipoxia celular genera un acumulo de calcio intracelular, modificación de la función de los leucocitos<br />

y una producción de radicales libres, que desencadenan un estado de muerte celular por apoptosis. A su<br />

vez la hipoxia celular, puede provocar alteraciones en la permeabilidad endotelial y afectar al sistema<br />

hemostático, generando un estado de hipercoagulación.<br />

3. <strong>Manejo</strong> <strong>del</strong> paciente politraumatizado<br />

El manejo <strong>del</strong> paciente politraumatizado puede dividirse en cuatro grandes fases:<br />

1. Evaluación primaria; ABCD<br />

2. Estabilización<br />

3. Evaluación secundaria<br />

4. Monitorización<br />

1. Evaluación primaria – ABCD<br />

Tras la llegada <strong>del</strong> paciente debemos realizar una valoración general en un tiempo aproximado de 30-60<br />

segundos. En este tiempo debemos ser capaces de saber el estado <strong>del</strong> sistema respiratorio, circulatorio,<br />

grado de dolor y nivel de consciencia <strong>del</strong> paciente politraumatizado. Una vez tenemos esto, podemos<br />

iniciar las medidas oportunas.<br />

Es importante recordar esto y no considerar a todos los pacientes iguales y administrarles la misma<br />

terapia, ya que lo que para uno pudo ser beneficioso en otro puede ser fatal.<br />

Las diferencias interespecíficas que existen entre perros y gatos, en la manifestación <strong>del</strong> dolor, los signos<br />

clínicos asociados a un estado de shock descompensado y de compromiso respiratorio deben tenerse muy<br />

en cuenta en el momento de priorizar nuestro tratamiento.<br />

A continuación se resume el método de evaluación y actuación inicial frente a un paciente<br />

politraumatizado:<br />

1.1 Valoración <strong>del</strong> sistema respiratorio y manejo<br />

1. Administrar oxigenoterapia mediante flujo libre o mascarilla mientras se realiza la evaluación<br />

inicial de la mecánica ventilatoria <strong>del</strong> paciente. El flujo de administración en flujo libre varía<br />

entre 100-200 ml/kg. Siempre debemos tratar de minimizar el estrés <strong>del</strong> paciente y recurrir a la<br />

técnica de sujeción y oxigenación que mejor tolere. La regla es “ adáptate a él hasta que él se<br />

pueda adaptar a ti”.<br />

2. Valorar si el paciente puede respirar por si mismo:<br />

a) Si no, asegurar que la vía aérea está libre de obstrucciones. Sino es así eliminar las posibles<br />

obstrucciones, intubar y ventilar con oxígeno al 100% .<br />

b) Si no es posible intubar, realizar una traqueostomía de urgencia<br />

c) Valorar la posibilidad de lesión neurológica central o periférica, ya que la apnea puede<br />

reflejar un problema en el eje neuromuscular.<br />

3. El animal respira, ¿son efectivas dichas respiraciones?. Valorar el grado de expansión de la<br />

caja torácica.<br />

a) Continuar administrando oxigenoterapia y valorar otras formas de suplementación de<br />

oxígeno (sonda nasal, campana de oxígeno, mascarilla).


) Valorar el color de las mucosas<br />

c) Clasificar el patrón respiratorio<br />

d) La frecuencia respiratoria normal es entre 15-35 rpm.<br />

e) Valorar rápidamente el estado de las venas yugulares. Unas yugulares distendidas pueden<br />

deberse a un aumento de presión intratorácica (neumotórax, tamponamiento cardíaco, masa<br />

intratorácica) o bien obstrucción venosa.<br />

f) Auscultar y palpar la caja torácica cuidadosamente. La auscultación debe comprender desde<br />

la tráquea hasta ambos campos pulmonares, así como las diferentes zonas de proyección<br />

cardíaca.<br />

g) La hemoptisis en este tipo de paciente suele asociarse a graves contusiones pulmonares por<br />

lo cual el colapso respiratorio puede ser inminente y el clínico debe estar preparado para<br />

intubar y ventilar mecánicamente al paciente si fuera necesario.<br />

h) Si la respiración es dificultosa, la frecuencia se encuentra aumentada, con dificultad en la<br />

expansión de la caja torácica y los ruidos pulmonares o cardíacos son inaudibles, realizar<br />

una toracocentesis de urgencia a nivel dorsal si no se auscultan los campos pulmonares o a<br />

nivel ventral si no se auscultan los sonidos cardíacos.<br />

i) Si los ruidos pulmonares están aumentados o ausentes y/o bien el paciente está cianótico y<br />

muy taquipneico, éste debe ser intubado e iniciarse ventilación mecánica asistida.<br />

j) Una insuficiencia respiratoria que comprometa la vida <strong>del</strong> paciente se puede mostrar con<br />

cualquiera de los siguientes signos:<br />

1. Posición ortopneica (perro)<br />

2. Apnea (perro y gato)<br />

3. Ansiedad e imposibilidad de tumbarse (perro y gato)<br />

4. Respiración con boca abierta (gato)<br />

5. Inmovilidad (gato)<br />

6. Cianosis (perro y gato)<br />

7. Saturación parcial de oxígeno inferior a 90% o PaO 2 < 60 mmHg (perro y gato)<br />

8. Capnografía superior a 50 mmHg o PaCO 2 > 80 mmHg (perro y gato)<br />

9. Ratio PaO 2 /FiO 2 , inferior a 300 (perro y gato)<br />

4. Cuando no sea posible controlar el patrón respiratorio y si el paciente no mejora con la terapia<br />

establecida, estará indicado realizar una inducción anestésica <strong>del</strong> mismo, proceder a la<br />

intubación y ventilación manual/mecánica con oxígeno al 100%, mientras se investiga con<br />

mayor profundidad la etiología <strong>del</strong> cuadro presentado.<br />

Cabe prestar especial atención en pacientes felinos a su patrón respiratorio. En ellos el aumento en la<br />

frecuencia respiratoria puede ser indicativo de un serio compromiso respiratorio, mientras que una<br />

respiración con la boca abierta implica el fallo respiratorio inminente, obligando al clínico a tomar<br />

medidas al respecto inmediatamente.


1.2 Valoración <strong>del</strong> sistema cardiovascular-perfusión y manejo<br />

1. Identificar y ligar cualquier vaso que pueda sangrar activamente, aplicar un vendaje compresivo o bien<br />

clampar el vaso directamente hasta poder suturarlo posteriormente.<br />

2. Valorar el estado mental de paciente<br />

a) Comatoso: compatible con perfusión cerebral afectada, traumatismo craneoencefálico severo.<br />

b)Deprimido: compatible con descompensación <strong>del</strong> estado de shock, perfusión cerebral disminuida,<br />

traumatismo craneoencefálico.<br />

c) Alerta: compatible con buena perfusión cerebral, shock compensado.<br />

3. Valorar el color de las mucosas. En animales politraumatizados los hallazgos más frecuentes son:<br />

a) Mucosas pálidas: compatible con anemia, dolor, shock, mala perfusión.<br />

b) Mucosas cianóticas: compatible con mala oxigenación. Se recomienda reevaluar la valoración <strong>del</strong><br />

sistema respiratorio.<br />

c) Mucosas hiperémicas: compatible con shock hiperdinámico, dolor, sepsis y fiebre o hipertermia.<br />

4. Valorar el tiempo de rellenado capilar (TRC).<br />

a) Mucosa oral o genital: aplicar presión sobre la encía en lugar de sobre el labio, ya que la tensión sobre<br />

éste puede afectar a la interpretación <strong>del</strong> TRC.<br />

b) El TRC normal debe situarse sobre 1-1.5 segundos<br />

c) Un TRC < 1 segundo puede ser indicativo de shock hiperdinámico, dolor, fiebre, sepsis, hipertermia,<br />

excitación, ansiedad, miedo o estrés.<br />

d) Un TRC > 1.5 segundos puede ser indicativo de vasoconstricción, hipovolemia, hipotermia, dolor,<br />

hipoxia, patología cardíaca, deshidratación o shock.<br />

e) Un TRC > 3 segundos o ausente puede ser indicativo de una perfusión gravemente alterada y una<br />

vasoconstricción periférica muy potente.<br />

6. Valorar la calidad <strong>del</strong> pulso<br />

a) La presencia de un pulso femoral palpable se asocia a una presión arterial sistólica (PAS) en torno a 50<br />

mmHg, mientras que el pulso metatarsiano palpable se asocia a una PAS en torno a 80 mmHg. No<br />

obstante esto tan solo debe tomarse como guía, y considerar que no siempre será así, por lo que la<br />

valoración de la presión arterial mediante un sistema no invasivo (p. Ej: doppler), es preferible.<br />

b) Pulso débil: compatible con hipovolemia, pneumotórax, efusión pericárdica.<br />

c) Pulso fuerte o saltón: compatible con shock hiperdinámico, fase temprana <strong>del</strong> shock, dolor, aumento de<br />

presión intracraneal y sepsis.<br />

d) Déficits de pulso: se recomienda colocar un electrocardiograma para valorar posibles arritmias. En<br />

pacientes politraumatizados es frecuente encontrar arritmias como taquicardia ventricular, complejos<br />

ventriculares prematuros fruto de contusiones miocárdicas o generadas por la liberación de sustancias<br />

pro-inflamatorias.<br />

7. Medir la frecuencia cardíaca (lpm)<br />

a) Taquicardia: compatible con hipovolemia, dolor, hipoxemia, hipercapnia, anemia, sepsis, estrés, fallo<br />

cardíaco, tamponamiento cardíaco, hipertermia, alteraciones electrolíticas y alteraciones ácido-base.


) Bradicardia: muy frecuente en gatos en estado de shock hipovolémico y séptico en fase<br />

descompensada inicial o temprana. En perros la presencia de bradicardia está asociada a estados de shock<br />

descompensado tardío. No obstante en ambos pacientes debe descartarse: hiperpotasemia, hipotermia,<br />

hipoglucemia, obstrucción uretral por ruptura traumática de vías urinarias, sobredosis de fármacos<br />

opioides que puedan haberse administrado previamente a la llegada al hospital, traumatismo<br />

craneoencefálico, alteraciones en la conducción eléctrica cardíaca y excesivo tono vagal (estimulacióncompresión<br />

yugular).<br />

En pacientes que hayan sufrido un traumatismo craneoencefálico o sufran algún tipo de enfermedad<br />

intracraneal el clínico debe prestar especial atención a la posible presencia de una marcada bradicardia<br />

(FC 40-50 lpm) junto a un pulso extremadamente fuerte y depresión mental progresiva. La suma de estos<br />

signos clínicos es indicativa de un Reflejo de Cushing, que debe interpretarse como un signo tardío de<br />

aumento de presión intracraneal y que pone en riesgo la vida <strong>del</strong> paciente.<br />

7. Valorar las venas yugulares<br />

a) Sobredistensión: compatible con aumento de presión intratorácica (pneumotórax, efusión pericárdica,<br />

obstrucción venosa y tamponamiento cardíaco).<br />

b) No visualización o difícil expresión de venas yugulares: compatible con hipovolemia, trauma cervical<br />

con afectación yugular.<br />

8. Valorar la temperatura <strong>del</strong> paciente<br />

a) Hipertermia: frecuentemente asociada al estado de excitación de estos pacientes. Si la temperatura<br />

supera los 39.5ºC deben iniciarse maniobras activas para disminuir la temperatura corporal, ya que<br />

temperaturas superiores a 41ºC pueden llevar a fallo orgánico.<br />

En pacientes en los cuales el traumatismo ocurrió hace varios días puede ser signo de infección o sepsis.<br />

b) Hipotermia: Es un hallazgo frecuente en gatos en shock. Una diferencia de temperatura de 4ºC entre la<br />

medición rectal y entre las extremidades indica un serio compromiso circulatorio. Temperaturas muy<br />

bajas < 32 ºC pueden dar lugar a arritmias y coagulopatías.<br />

En gatos se asocia a colapso circulatorio y se aconseja reestablecer la volemia de estos pacientes junto al<br />

calentamiento activo y progresivo de los mismos, ya que en la especie felina se ha asociado a una falta de<br />

respuesta de los receptores adrenérgicos.<br />

9. Valora la zona umbilical<br />

El enrojecimiento <strong>del</strong> anillo umbilical puede ser indicativo de hemorragia activa abdominal.<br />

10. Colocar una vía endovenosa y tomar muestra sanguínea para obtener analítica básica de urgencia:<br />

HCT/PT, glucosa, BUN o Creatinina, Na, K, ácido – base, lactato y pruebas de coagulación.<br />

En animales politraumatizados debemos evitar tomar muestras realizando compresión en las venas<br />

yugulares, hasta asegurar que el estado mental <strong>del</strong> paciente es correcto. Esto es debido al posible<br />

traumatismo craneoencefálico que puede haber sufrido tras el accidente.<br />

Si el tamaño <strong>del</strong> paciente o bien su estado de shock impiden tomar muestras sanguíneas, pospondremos la<br />

obtención de muestras para análisis hasta su estabilización inicial. No obstante con la muestra de sangre<br />

obtenida a través <strong>del</strong> catéter podremos realizar un HCT/PT ,glucemia y lactato, que nos permitirán tener<br />

una aproximación al estado <strong>del</strong> paciente y tomar decisiones para su estabilización.<br />

11. Pruebas de imagen de urgencia: Actualmente se recomienda realizar de urgencia un examen<br />

ecográfico rápido de la cavidad abdominal y la cavidad torácica, conocido en lengua inglesa como FAST<br />

(focused abdominal sonography for trauma y thoracic FAST). El objetivo es hallar focos de sangrado<br />

activo que puedan dificultar la resucitación <strong>del</strong> paciente. No debemos entretenernos en realizar una<br />

ecografía completa de ambas cavidades, tan solo valorar si existe o no líquido libre.


2. Estabilización<br />

La intervención médica de urgencia en el paciente politraumatizado se basa en la valoración y manejo de<br />

los déficits de oxigenación y perfusión presentados.<br />

En pacientes politraumatizados siempre debemos tener en cuenta la posibilidad de la existencia de un<br />

sangrado activo interno - externo, o fácilmente reactivable. Es por ello la terapia de estabilización debe<br />

encaminarse para obtener el mayor éxito circulatorio sin agravar un posible sangrado.<br />

Si durante nuestra primera fase de valoración <strong>del</strong> sistema respiratorio y circulatorio, apreciamos<br />

hemoptisis, zonas de traumatismo tisular externo extensas, hemotórax (tras realizar toracocentesis),<br />

distensión abdominal marcada con ola ascítica positiva y proteínas totales con un valor inferior a 6.5 g/dl<br />

(con o sin anemia), consideraremos que el paciente puede sufrir o sufre un estado de hipovolemia por<br />

sangrado.<br />

Tras un traumatismo las catecolaminas liberadas en el sistema circulatorio promueven una contracción<br />

esplénica que libera glóbulos rojos al torrente sanguíneo en el perro y pueden así enmascarar los signos<br />

de hemorragia. En gatos, el grado de contracción esplénica producido suele ser mínimo. Por lo tanto el<br />

nivel de proteínas totales será un indicador útil en la valoración de una posible hemorragia en perros. En<br />

la especie felina deben valorarse conjuntamente el hematocrito y las proteínas totales.<br />

Los niveles de lactato también resultarán útiles al clínico para valorar el grado de hipovolemia <strong>del</strong><br />

paciente y su revaloración mientras administra la terapia será útil como guía para reconocer la efectividad<br />

en la terapia establecida.<br />

2.1 Resucitación cardiovascular <strong>del</strong> paciente politraumatizado<br />

Al aplicar una fluidoterapia de resucitación en animales politraumatizados nunca podemos olvidar varias<br />

cosas:<br />

a) Los gatos no son perros pequeños y por tanto tienen necesidades diferentes.<br />

b) El clínico debe ser extremadamente cuidadoso con la fluidoterapia administrada. No debemos olvidar<br />

que una terapia médica inadecuada puede reactivar un sangrado ya existente en el parénquima cerebral,<br />

pulmonar o intracavitario.<br />

Un exceso de fluidoterapia puede provocar desplazamiento de coágulos sanguíneos, dilución de factores<br />

de la coagulación y oxigenación, disminución en la viscosidad de la sangre y aumento excesivo de la<br />

presión hidrostática.<br />

Es por ello que varios estudios han propuesto diferentes mo<strong>del</strong>os de resucitación cardiovascular en<br />

pacientes con riesgo de sangrado (tratados más a<strong>del</strong>ante): sistema de resucitación a bajos volúmenes y<br />

sistema de resucitación hipotensivo.<br />

El objetivo <strong>del</strong> clínico será conseguir una presión arterial sistólica en torno a 100-120 mmHg o una<br />

presión arterial media en torno a 60-80 mmHg, garantizando así la perfusión y minimizando el riesgo de<br />

sangrado.<br />

c) En la Tabla Anexa, se recogen los objetivos o puntos de referencia a los cuales deberíamos llegar<br />

gracias a la reanimación - estabilización inicial de los pacientes politraumatizados, tras haber valorado su<br />

estado y aplicado la terapia correspondiente.<br />

d) Si el plan de estabilización y fluidoterapia inicial no tienen éxito, se aconseja considerar lo siguiente:<br />

compromiso respiratorio no resuelto, contusión pulmonar, contusión miocárdica, hemorragia no<br />

controlada, daño tisular extenso, hernia diafragmática, efusión pericárdica, pneumotórax no controlado,<br />

trauma craneoencefálico y dolor.<br />

Para reestablecer los déficits de perfusión el clínico cuenta con combinación de soluciones electrolíticas<br />

como cristaloides (isotónicos o hipertónicos), coloides, sangre entera, derivados sanguíneos (concentrado<br />

de eritrocitos, plasma fresco congelado, albúmina) y oxiglobina.


El tipo de fluido seleccionado y la dosis dependerá <strong>del</strong> estado <strong>del</strong> paciente, posibles complicaciones y<br />

severidad <strong>del</strong> trauma. A continuación describiremos una guía para manejar diferentes situaciones. No<br />

obstante la clave <strong>del</strong> éxito es la correcta valoración <strong>del</strong> estado <strong>del</strong> paciente y la revaloración constante <strong>del</strong><br />

paciente mientras se administra la terapia con fluidos.<br />

1. Administración de cristaloides<br />

Su administración está indicada siempre y cuando no haya signos de hemorragia masiva.<br />

a) Isotónicos (NaCl 0.9%, Ringer Lactato):<br />

- Perro: Bolos de 10-30 ml/kg en 15 minutos<br />

- Gato: Bolos de 10 – 15 ml/kg en 15 minutos<br />

b) Hipertónicos (NaCl 7.5%)<br />

- Perro: Bolos de 4-6 ml/kg en 15 minutos<br />

- Gato: Bolos de 3-4 ml/kg en 15 minutos<br />

El NaCl 0.9% se considera el cristaloide isotónico de elección en pacientes politraumatizados ya que el<br />

uso de Ringer Lactato se ha asociado a una mayor activación en la función de los neutrófilos, provocando<br />

así un agravamiento de la respuesta inflamatoria. No obstante la elección final puede verse condicionada<br />

por los resultados analíticos iniciales (estado hidroelectrolítico y ácido-base <strong>del</strong> paciente).<br />

El uso de suero salino hipertónico ha sido defendido en los últimos años frente al uso de cristaloides<br />

isotónicos, en el paciente politraumatizado por varios motivos:<br />

- Los volúmenes necesarios para restablecer el volumen intravascular son significativamente<br />

menores comparados con los cristaloides isotónicos, disminuyendo así la posibilidad de un<br />

nuevo sangrado (fluidoterapia de resucitación a bajos volúmenes).<br />

- Su carácter hipertónico le confiere características para disminuir un posible aumento de presión<br />

intracraneal a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico.<br />

- Su combinación con coloides, especialmente dextranos, le confieren características de regulación<br />

a nivel inflamatorio, disminuyendo así la respuesta inflamatoria generada por el traumatismo.<br />

- Su uso está contraindicado en pacientes deshidratados, con problemas cardíacos y/o con<br />

patologías renales.<br />

Los bolos de cristaloides anteriormente indicados pueden repetirse de dos a tres veces, hasta normalizar<br />

los parámetros hemodinámicos <strong>del</strong> paciente. Para minimizar un posible sangrado y la aparición edemas<br />

por una excesiva fluidoterapia, se aconseja la asociación de un coloide al uso de cristaloides.<br />

2. Administración de coloides<br />

La solución de elección en este caso, es el hidroxietilalmidón.<br />

- Perros: Bolos de 5 -10 ml/kg en 5-10 minutos<br />

- Gatos : Bolos de 2-5 ml/kg en 20 minutos<br />

El clínico debe prestar atención al uso de coloides en gatos, ya que una administración muy rápida puede<br />

inducir el vómito. Asimismo, tanto en perros como en gatos, debemos procurar no exceder la dosis tóxica<br />

de coloides por encima de la cual puede ocasionarse alteraciones en el sistema hemostático <strong>del</strong> animal<br />

(dosis máxima: 20ml/kg/día).<br />

El uso conjunto de cristaloides y coloides aportará soporte tanto al mantenimiento de la presión<br />

hidrostática (cristaloides), como la presión oncótica (coloides). Si tras realizar estas maniobras de<br />

resucitación nuestro paciente no mejora sus parámetros hemodinámicos, deberemos reevaluar al paciente<br />

y sospechar en posibles sangrados activos, dolor, efusiones, etc.


3. Administración de sangre o derivados<br />

Debe considerarse siempre y cuando haya sospecha o evidencia de hemorragia. A menudo la decisión de<br />

realizar una transfusión sanguínea va correlacionada con el estado <strong>del</strong> paciente y no necesariamente con<br />

unos parámetros analíticos determinados. No obstante se considera que el paciente que sufra una<br />

disminución rápida <strong>del</strong> hematocrito hasta valores iguales o inferiores al 25% o bien una disminución de<br />

hemoglobina por debajo de 8 g/dl es susceptible de recibir una transfusión sanguínea.<br />

Si nuestro paciente muestra sangrados cavitarios: hemoabdomen o hemotórax, está falleciendo <strong>del</strong>ante de<br />

nosotros y no disponemos de sangre o donantes, podemos administrarle la sangre hallada en estas<br />

cavidades (autotransfusión) como medida para salvar su vida. En estos casos la infusión de sangre puede<br />

realizarse tan rápidamente como sea posible, a la vez que tratamos de controlar el sangrado.<br />

La decisión clínica para realizar una autotransfusión se realizará en base al estado <strong>del</strong> paciente y a la<br />

disponibilidad que el clínico tenga de productos sanguíneos. Habitualmente no se recomienda drenar la<br />

sangre acumulada en cavidad abdominal ya que ésta se reabsorbe rápidamente (un 40% en 24 horas). No<br />

obstante existen ciertas excepciones e indicaciones para realizar una autotransfusión con sangre<br />

procedente de cavidad abdominal:<br />

1. Dificultad respiratoria por compresión <strong>del</strong> contenido acumulado.<br />

2. Transfusión imperativa de urgencia y no disponibilidad de otra fuente sanguínea.<br />

3. Visualización de vísceras abdominales durante laparotomía exploratoria.<br />

¿Cómo realizar una autotransfusión de urgencia?<br />

En aquellos pacientes en los cuales la necesidad de transfusión sanguínea sea imperativa debido a que el<br />

paciente está falleciendo <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> clínico debido al sangrado, procederemos de la siguiente manera:<br />

a) Rasurado y limpieza de la piel en la zona a puncionar (tórax, abdomen)<br />

b) Equipo necesario: guantes estériles, palomilla, llave de tres vías, jeringa de 20 a 60 ml y<br />

conexión de la llave de tres vías a una vía endovenosa <strong>del</strong> paciente.<br />

La extracción sanguínea se realizará mediante succión directa con la jeringuilla y la<br />

administración se realizará gracias a la conexión <strong>del</strong> sistema con el paciente mediante la llave de<br />

tres vías.<br />

La velocidad de administración será aquella que permita mantener la estabilidad hemodinámica<br />

<strong>del</strong> paciente mientras se toman las medidas oportunas para frenar la hemorragia activa sufrida<br />

por el paciente. De esta forma el clínico podrá mantener al paciente hemodinámicamente estable<br />

mientras se lleva a cabo la resolución quirúrgica o no <strong>del</strong> sangrado activo.<br />

Si el paciente no consigue estabilizarse con la fluidoterapia administrada y su hematocrito continúa<br />

disminuyendo rápidamente, el clínico debe pensar en una posible hemorragia activa.<br />

La cantidad de sangre necesaria a trasfundir será aquella con la cual consigamos mantener el HCT en<br />

niveles superiores al 25-30%.<br />

4. Administración de Oxiglobina<br />

El uso de oxiglobina es una buena alternativa cuando no disponemos de productos sanguíneos o bien la<br />

situación no permite invertir un excesivo tiempo en su preparación. Su uso en gatos debe ser cuidadoso ya<br />

que pueden ocasionar fácilmente edema pulmonar y efusión pleural debido a su gran poder oncótico. No<br />

obstante su uso hoy en día no esta aprobado en la especie felina.<br />

La dosis recomendada es de 10-30 ml/kg/día.


2.2 <strong>Manejo</strong> <strong>del</strong> dolor<br />

Si la terapia hasta este punto resulta infructuosa o solo parcialmente resolutiva, el clínico debe prestar<br />

especial atención a la temperatura <strong>del</strong> paciente y el grado de dolor que pueda tener.<br />

Especialmente en gatos la normalización de la temperatura conlleva un reflejo en los diferentes<br />

parámetros hemodinámicos evaluados (color de las mucosas, TRC, calidad <strong>del</strong> pulso, frecuencia cardíaca,<br />

etc..).<br />

No obstante el tratamiento <strong>del</strong> dolor, en pacientes politraumatizados es algo que frecuentemente pasa por<br />

alto y puede suponer un tanto por ciento muy alto para observar una recuperación hemodinámica <strong>del</strong><br />

paciente. El dolor estimula de forma muy potente al sistema simpático, magnificando así la respuesta <strong>del</strong><br />

shock.<br />

El grado de dolor se puede valorar observando la postura <strong>del</strong> paciente, el alcance de las lesiones,<br />

frecuencia cardíaca, respiratoria y respuesta a la palpación.<br />

Una buena alternativa es la administración de opioides puros agonistas mu (ej; fentanilo, morfina,<br />

hidromorfona). Éstos, cuentan con un gran poder analgésico y puede repetirse su dosis según sea<br />

necesario hasta obtener respuesta. Habitualmente, es poco frecuente tener efectos adversos con el uso de<br />

opioides puros mu agonistas, no obstantes presentan además la ventaja de poder ser revertidos (naloxona<br />

0.02 mg/kg IV). La combinación de opioides puros con benzodiazepinas (midazolam 0.1mg/kg IV,<br />

diazepam 0.2 mg/kg IV) ofrecen un buen grado de relajación y permiten disminuir la dosis de opioides<br />

utilizada. Asimismo, las benzodiazepinas pueden ser revertidas rápidamente (flumazenilo 0.1 mg/kg IV).<br />

Una vez, y solo cuando hayamos asegurado el correcto funcionamiento <strong>del</strong> sistema respiratorio,<br />

circulatorio y neurológico intracraneal iniciaremos la evaluación secundaria <strong>del</strong> paciente.<br />

3. Evaluación secundaria <strong>del</strong> paciente politraumatizado<br />

La evaluación secundaria se inicia tras la resucitación y estabilización <strong>del</strong> paciente. Esta incluye la<br />

reevaluación mediante un examen físico más completo, la obtención de una historia más detallada y la<br />

realización de pruebas diagnósticas complementarias.<br />

Para prevenir que diferentes áreas <strong>del</strong> paciente puedan ser obviadas, evitar el gasto de recursos humanos o<br />

materiales innecesarios y priorizar una evaluación sistemática priorizada se ha sugerido la utilización de<br />

diferentes reglas nemotécnicas (ej; A CRASH PLAN).<br />

Tras la evaluación secundaria, el clínico debe ser capaz de tomar decisiones por lo que respecta al plan<br />

terapéutico, pronóstico y opciones <strong>del</strong> manejo <strong>del</strong> paciente politraumatizado.<br />

La evaluación secundaria comprende la valoración de los sistemas o tejidos cuya afectación pueda<br />

condicionar el pronóstico <strong>del</strong> paciente:<br />

- Valoración neurológica-espinal<br />

- Valoración musculoesquelética<br />

- Valoración de la integridad tisular (manejo de heridas)<br />

- Valoración abdominal<br />

3.1. Valoración y manejo neurológico – espinal<br />

a) Valorar evidencias claras de trauma craneoencefálico<br />

- Epistaxis, sangre en canal auditivo


- Ladeo de la cabeza hacia un lado, nistagmo, estrabismos<br />

- Estado mental deprimido o alterado<br />

- Anisocoria<br />

- Exoftalmia, proptosis globo ocular<br />

- Reflejos pupilares ausentes o disminuidos<br />

- Ausencia o disminución de respuesta de amenaza, reflejo palpebral, corneal o nasal<br />

b) Valorar el nivel de consciencia<br />

- A: alerta<br />

- D: deprimido. Responde a estímulos visuales y sonoros<br />

- E: estuporoso. Responde tan solo a estímulos dolorosos<br />

- C: coma. No respuesta a ningún estímulo<br />

Si existen evidencias de traumatismo craneoencefálico la atención <strong>del</strong> clínico deberá centrarse en<br />

mantener una buena perfusión a nivel cerebral, tratando de mantener una presión arterial sistólica en torno<br />

a 100-120 mmHg o una presión arterial media en torno a 80-100 mmHg. Si existen signos de un posible<br />

aumento de presión intracraneal (midriasis de uno o ambas pupilas, estado mental muy deprimido,<br />

bradicardia, hipertensión,…) entonces debe considerarse la inmediata administración de una solución<br />

hipertónica como el manitol a dosis de 0,5-1g/kg en infusión en 20 minutos. El manitol tan solo debe<br />

administrarse si el paciente se encuentra estable a nivel hemodinámico, estando contraindicado en<br />

pacientes hipovolémicos.<br />

Tomar medidas extras para evitar aumentos de presión intracraneal (PIC) como la elevación de la cabeza<br />

unos 30 grados, la no manipulación <strong>del</strong> cuello o compresión de las venas yugulares, monitorización de los<br />

niveles de glucemia (evita hipo e hiperglucemia) y evitar estados de agitación en el paciente ayudarán a<br />

favorecer la perfusión cerebral.<br />

Los hallazgos hechos durante nuestra valoración neurológica nos permitirán valorar el alcance de las<br />

lesiones y emitir un pronóstico. A continuación se resumen los hallazgos más frecuentes, ordenados de<br />

mejor a peor pronóstico:<br />

1. Tamaño pupilar normal y reflejos pupilares intactos<br />

2. Reflejos pupilares presentes pero disminuidos<br />

3. Miosis bilateral con respuesta a la luz<br />

4. Pupilas en forma de aguja de alfiler sin respuesta a la luz<br />

5. Midriasis bilateral sin respuesta a la luz<br />

A todo ello, puede sumarse una afectación a nivel <strong>del</strong> tronco encefálico. Si esto ocurre el pronóstico será<br />

muy grave, y se caracteriza por lo siguiente:<br />

1. Inconsciencia<br />

2. Midriasis o miosis bilateral sin respuesta a la luz<br />

3. Ausencia de reflejo de deglución y reflejos laríngeos<br />

4. Estrabismo<br />

5. Ausencia de nistagmo fisiológico y/o nistagmo posicional o espontáneo<br />

6. Respiración irregular/Apnea


7. Rigidez por decerebración<br />

Ciertas pruebas auxiliares como la resonancia magnética o la tomografía computerizada nos serán útiles<br />

para caracterizar el alcance y tipo de lesión, e incluso decidir si la lesión <strong>del</strong> paciente puede ser aliviada<br />

mediante cirugía.<br />

c) Valorar la columna vertebral y nervios periféricos<br />

−<br />

−<br />

−<br />

−<br />

−<br />

−<br />

−<br />

Antes de iniciar el examen clínico se recomienda colocar un bozal al paciente como medio de<br />

protección <strong>del</strong> clínico.<br />

Siempre que se manipule al paciente se debe asegurar la estabilidad de la columna vertebral<br />

Palpar la columna vertebral en busca de puntos de dolor o luxación<br />

Comprobar los reflejos espinales, reflejo panicular, función motora de las extremidades y<br />

percepción <strong>del</strong> dolor en todas las extremidades<br />

Realizar un examen rectal en busca de fracturas pélvicas y comprobar el tono anal y de la cola<br />

Valorar el dolor profundo <strong>del</strong> paciente y la posible presencia de reflejo extensor cruzado<br />

Recordar valorar los nervios periférico antes de aplicar vendajes en las extremidades afectadas<br />

Las siguientes lesiones, conllevan un pronóstico reservado o grave:<br />

1. Rigidez por descerebración: paciente inconsciente y con rigidez de las cuatro extremidades. Esta<br />

lesión se asocia con trauma cerebral grave y habitualmente es irreversible. No debemos<br />

confundirlo con daño cereberal en el cual el paciente presenta rigidez de las cuatro extremidades<br />

pero permanece consciente. Siendo el pronóstico mejor en este caso<br />

2. Síndrome Shiff-Sherrington: rigidez de las extremidades anteriores y parálisis flácida de las<br />

extremidades posteriores. Esta postura nos indica una lesión severa en la columna vertebral entre<br />

T3 y L3<br />

3. Pupilas fijas y dilatadas o medianamente dilatadas, sin respuesta a la luz. En estos casos la lesión<br />

se asocia a un daño severo a nivel <strong>del</strong> mesencéfalo<br />

4. Ausencia de dolor profundo y/o presencia de reflejo extensor cruzado: daño espinal grave<br />

5. Hipertermia o insuficiencia respiratoria (apnea) tras traumatismo: posible hematomielia<br />

6. Pérdida de tono anal o vesical<br />

Si durante el examen neurológico se detectan lesiones con un pronóstico reservado o grave, deberemos<br />

comunicárselo al propietario lo antes posible, con el objetivo de que sean ellos quienes decidan, sabiendo<br />

a lo que se enfrentan, si desean o no invertir dinero en pruebas diagnósticas o terapéuticas más invasivas.<br />

3.2. Valoración y manejo <strong>del</strong> sistema musculoesquelético<br />

El manejo en particular <strong>del</strong> daño musculoesquelético debe tener una baja prioridad clínica en el manejo y<br />

estabilización inicial <strong>del</strong> paciente politraumatizado. Por ello los cuidados iniciales deben encaminarse<br />

hacia el daño sistémico que pueda sufrir el paciente o las consecuencias que el daño musculoesquelético<br />

puedan tener a nivel sistémico (sangrado, infección, etc).<br />

Inicialmente el clínico debe identificar, valorar, proteger y planificar un tratamiento a corto – medio plazo<br />

de la zona afectada.<br />

Si el paciente se encuentra estable hemodinámicamente, recordar administrarle analgesia. Una buena<br />

combinación suele ser un opioide puro (fentanilo a dosis 3-5 mcg/kg) junto a un relajante muscular como<br />

una benzodiazepina (diazepam 0.5 mg/kg)


A continuación trataremos diferentes aspectos acerca <strong>del</strong> manejo de urgencia de heridas y fracturas:<br />

a) Evaluación de heridas - fracturas abiertas - luxaciones<br />

−<br />

−<br />

Antes de iniciar el examen clínico colocar un bozal al paciente como protección para el clínico.<br />

Controlar sangrados (si son activos esto debe haberse realizado en la evaluación y estabilización<br />

inicial <strong>del</strong> paciente): el mejor método es aplicando compresión directa sobre la zona de la herida.<br />

Debe evitarse realizar torniquetes y si la situación no permite al clínico ligar el vaso causante <strong>del</strong><br />

sangrado una mejor opción es clamparlo mediante una pinza hemostática hasta que el paciente<br />

esté lo suficientemente estable para poder invertir tiempo en suturarlo adecuadamente.<br />

- Signos clínicos: inflamación, dolor, deformidades, crepitaciones e inestabilidad.<br />

- La hemorragia óseo-fascial en fracturas cerradas de húmero y fémur pueden suponer hasta un 30%<br />

<strong>del</strong> volumen sanguíneo circulante.<br />

- Evaluación de la posición (radiografía), relación con estructuras vitales y si es herida/fractura<br />

abierta o cerrada.<br />

- Valoración <strong>del</strong> pulso, estado neurológico y presencia de heridas en la extremidad afectada.<br />

- Las luxaciones traumáticas requieren atención temprana (tras estabilización sistémica) para<br />

minimizar la destrucción de cartílago, fibrosis periarticular y la contracción muscular. Su<br />

valoración requiere de la realización de radiografías bajo anestesia.<br />

En base a la información recogida, el clínico podrá clasificar las fracturas/luxaciones de la siguiente<br />

manera:<br />

- Fracturas/Luxaciones de atención inmediata: son aquellas que conllevan consecuencias a nivel<br />

sistémico graves, como por ejemplo fracturas de cráneo, fracturas de columna vertebral y fracturas<br />

abiertas que afectan a estructuras u órganos vitales.<br />

- Fracturas/Luxaciones que mejorarán rápidamente con atención inmediata: son aquellas en las<br />

cuales el paciente se encuentra estable como para ser sometido a un procedimiento anestésico de<br />

media-larga duración y la lesión ofrece un buen pronóstico (fracturas abiertas-luxaciones).<br />

- Fracturas que deben ser tratadas en 24-48 horas para ofrecer un buen pronóstico: fracturas<br />

epifisarias y articulares.<br />

- Fracturas que pueden ser resueltas en un plazo de 5 días desde el momento en que ocurrieron.<br />

- Fracturas abiertas: se caracterizan por la exposición directa de un fragmento óseo. La correcta<br />

evaluación y clasificación permite aplicar el tratamiento más adecuado y así ofrecer un mejor<br />

pronóstico:<br />

• Grado 1: fragmento óseo penetrante en la piel procedente de la zona de fractura. El<br />

fragmento a menudo se retrae por debajo de la piel. Se debe realizar un vendaje estéril y<br />

una fijación temprana de la fractura. El pronóstico es bueno.<br />

• Grado 2: la fractura se produce por la aplicación de una fuerza externa que a su vez causa<br />

la herida. El hueso no se encuentra externamente expuesto pero se produce una pérdida<br />

significativa de piel. El pronóstico depende de la cantidad de tejido blando afectado y la<br />

contaminación de la misma.<br />

• Grado 3: fracturas muy graves relacionadas con un traumatismo muy severo. La fractura<br />

es conminuta y existe una gran pérdida de tejido blando, contaminación y desvitalización<br />

de la herida. La unión ósea suele verse retrasada y con múltiples complicaciones durante<br />

el proceso de osificación. El pronóstico es muy variable.<br />

- Luxaciones que requieren tratamiento quirúrgico:<br />

• Luxación que no puede ser reducida por técnica cerrada


• Luxación que recidiva tras reducción cerrada<br />

• Fracturas articulares o periarticulares<br />

• Evaluación de nervios que puedan verse dañados/comprometidos<br />

• Deformidades que causen inestabilidad<br />

b) Limpiar y desinfectar la zona afectada<br />

c) Estabilizar fracturas - luxaciones de extremidades<br />

El manejo de fracturas y luxaciones tienen el objetivo de :<br />

- Limitar la inflamación<br />

- Evitar o disminuir el riesgo de zonas con compromiso vascular<br />

- Limitar el daño tisular debido a la inestabilidad de la fractura<br />

- Mejorar el confort <strong>del</strong> paciente y limitar el movimiento de la zona afectada<br />

Al valorar este tipo de lesiones debemos tener en cuenta que existen diferentes técnicas de manejo que<br />

dependerán de la zona afectada y <strong>del</strong> alcance de la lesión. Las fracturas abiertas deben ser consideradas<br />

como heridas que rodean a un área con fractura o luxación y deben ser manejadas como tal.<br />

Selección de vendajes<br />

En situaciones de urgencia, el clínico, debe plantearse realizar un vendaje en las siguientes situaciones:<br />

- Estabilizar áreas traumatizadas.<br />

- Mantener apósitos que ayuden en la cicatrización de las heridas formadas.<br />

- Las articulaciones por debajo <strong>del</strong> codo y de la rodilla son susceptibles de ser vendadas para su<br />

estabilización.<br />

- Las fracturas de pelvis, escápula, húmero y fémur generalmente no necesitan de un vendaje para<br />

su estabilización ya que la masa muscular que rodea a la zona afectada es suficiente como para<br />

ofrecer una buena estabilización.<br />

- Las fracturas espinales deben ser tratadas quirúrgicamente inmediatamente<br />

Al considerar el realizar un vendaje de urgencias se deben valorar los beneficios frente a los riesgos de<br />

realizarlos, ya que algunos vendajes requieren de la anestesia <strong>del</strong> paciente y su complejidad puede hacer<br />

que no se realicen correctamente si el paciente no puede ser manejado adecuadamente.<br />

En ciertas ocasiones será preferible administrar analgesia, reposo en jaula y sedación para limitar el daño<br />

de la zona afectada hasta que el paciente se encuentre en condiciones para ser vendado. Esto ocurre<br />

especialmente en la especie felina, en la cual la tolerancia a los vendajes que inmovilicen la extremidad<br />

son mal tolerados.<br />

El vendaje más utilizado en la clínica de urgencias, se conoce con el nombre de vendaje de soporte. Este<br />

tipo de vendaje debe siempre realizarse situando la extremidad en su posición anatómica. Ayuda a<br />

minimizar la inflamación y el edema, soporte a la hemostasia y aumenta el confort <strong>del</strong> paciente. El<br />

vendaje (por orden) debe constar de:<br />

- Capa de gasas húmedas o apósito aplicado directamente sobre la piel en la zona de la herida.<br />

- Capa de algodón que protege la extremidad.<br />

- Capa de venda que permite reforzar el algodón aplicado anteriormente. Tras esta capa, si es<br />

necesario, puede aplicarse un férula o tablilla para estabilizar la extremidad.


- Capa de venda elástica impermeable y transpirable que permita mantener las capas anteriores en<br />

su lugar.<br />

d) Valora la cavidad oral: fracturas mandibulares, paladar, fístulas orales, etc.<br />

e) Complicaciones: Una de las complicaciones más frecuentes en pacientes politraumatizados es el<br />

desarrollo de síndrome compartimental en las extremidades afectadas (De Haan y Beal, 1993). El<br />

sangrado y la inflamación generada en la fascia muscular, tras el traumatismo, pueden provocar un<br />

aumento de presión en el compartimento óseo-fascial que es el causante <strong>del</strong> problema. Este aumento de<br />

presión provoca un colapso venoso, disminución <strong>del</strong> gradiente arteriovenoso, flujo sanguíneo y perfusión<br />

tisular dando lugar a necrosis e isquemia. La hipoxia tisular también daña los nervios periféricos<br />

pudiendo provocar una alteración en la función neuromuscular.<br />

El único método fiable para reconocer este síndrome es la medición de la presión en el compartimento<br />

óseo-fascial mediante un sistema idéntico al utilizado para la medición de la presión venosa central<br />

conectado a una aguja que debe ser introducida en el compartimento óseo-fascial. El valor normal debe<br />

situarse entre 0-8 mmHg. Cuando la presión supera los 26 mmHg se debe realizar una descompresión de<br />

urgencia. Para ello el clínico debe optar por realizar varios cortes en la piel, fascia o epimisio liberando<br />

así parte de la presión.<br />

3.3. Valoración y manejo de tracto urinario, heridas abdominales,…<br />

a) Palpar el abdomen: El clínico debe tomar precauciones y ser cuidadoso, en busca de posibles puntos<br />

de dolor. Un traumatismo renal o ureteral se manifestará con dolor lumbar. Asimismo una ruptura vesical<br />

o una contusión en cualquier órgano abdominal causará dolor abdominal al paciente y el alcance <strong>del</strong><br />

mismo deberá ser valorado mediante ecografía abdominal.<br />

b) Valorar la zona umbilical: un enrojecimiento marcado puede ser indicativo de hemorragia abdominal<br />

c) Valorar un posible edema de extremidades posteriores y zona pélvica: puede indicar una posible<br />

ruptura uretral que deberá confirmarse con pruebas de imagen (uretrografía de contraste positivo).<br />

d) Comprobar la integridad de la pared vesical mediante palpación o mediante métodos auxiliares<br />

(pruebas de imagen) si existen dudas.<br />

e) Monitorizar la producción de orina: Para ello la colocación de una sonda de orina tipo Folley y un<br />

sistema de recogida estéril cerrado será fundamental.<br />

Si la producción de orina es inferior a 0.5 ml/kg/h deberemos tratar de determinar la causa (hipotensión,<br />

hipovolemia, ruptura vesical, fallo renal agudo, mal posicionamiento de la sonda)<br />

f) Realizar una abdominocentesis ecoguiada o mediante la técnica de los cuatro cuadrantes, si:<br />

1. Dolor abdominal muy marcado o paciente en shock con distensión abdominal: una citología<br />

compatible con peritonitis mostrará abundantes neutrófilos, bacterias intracelulares y quizás fibras<br />

vegetales. En este caso muy probablemente será necesario una laparotomía exploratoria.<br />

2. Traumatismo abdominal sin respuesta al tratamiento de estabilización y un hematocrito que<br />

disminuye con el paso de los minutos: la comparación <strong>del</strong> hematocrito <strong>del</strong> líquido abdominal con el<br />

sanguíneo (el hematocrito en el líquido abdominal será mayor o igual al sanguíneo si existe una<br />

hemorragia activa)permitirá la identificación de un sangrado activo. La aplicación de un vendaje<br />

compresivo y una transfusión sanguínea al paciente puede ser suficiente en ciertos pacientes, obviándose<br />

la necesidad de una cirugía de urgencia.<br />

3. Incapacidad de palpar la vejiga junto a una analítica que indica azotemia.<br />

Tras la obtención de cualquier muestra de líquido abdominal deberemos realizar un análisis <strong>del</strong> mismo en<br />

el que siempre debemos incluir:<br />

- Contaje celular y determinación de proteínas totales


- Densidad <strong>del</strong> líquido<br />

- Evaluación de hematocrito, creatinina, bilirrubina y potasio<br />

Una vez realizado esto podremos clasificar el líquido obtenido como trasudado, trasudado modificado,<br />

exudado o hemorragia. Comparando los valores sanguíneos con los obtenidos de líquido libre podremos<br />

determinar si existe un uroperitoneo, hemoperitoneo, ruptura biliar o peritonitis séptica que justifiquen<br />

una laparotomía exploratoria de urgencia.<br />

Una vez realizado todo este proceso y asegurado la estabilidad <strong>del</strong> paciente, podremos realizar pruebas<br />

diagnósticas complementarias tales como radiografía de tórax, ecografía abdominal, pruebas de imagen<br />

con contraste positivo, resonancia magnética, tomografía computerizada, etc. Aprovecharemos también<br />

en este momento para realizar pruebas sanguíneas más completas a las realizadas inicialmente<br />

(hemograma y bioquímica completa, perfil coagulativo y gasometría arterial o venosa).<br />

4. Monitorización<br />

Tras la estabilización inicial, deberemos tomar las medidas necesarias para garantizar la recuperación<br />

temprana y óptima <strong>del</strong> paciente. La monitorización debe ser intensiva, al menos durante las primeras 24-<br />

48 horas postraumatismo, para así asegurar una buena perfusión y oxigenación orgánica.<br />

Una evaluación continua inicialmente de los parámetros básicos <strong>del</strong> examen físico: frecuencia cardíaca,<br />

respiratoria, presión arterial o calidad <strong>del</strong> pulso, color de las mucosas, TRC, temperatura, se consideran<br />

claves y los más fiables indicadores de cambios en el estado de perfusión. La valoración a la vez <strong>del</strong><br />

estado respiratorio y neurológico nos ayudarán a determinar posibles causas no circulatorias que influyan<br />

o alteren al estado de perfusión <strong>del</strong> animal.<br />

Podemos utilizar herramientas extras para valorar el volumen intravascular de fluidos y el estado de<br />

perfusión, como la medición de la presión venosa central, la producción de orina, la presión arterial y la<br />

oximetría (arterial o venosa central). La clave <strong>del</strong> éxito y anticipación a posibles problemas será el<br />

registro y monitorización de las tendencias en los valores obtenidos en el paciente.<br />

En medicina humana se ha detectado que a pesar de la normalización de los parámetros físicos y medidos,<br />

un 85% de pacientes politraumatizados muestran una oxigenación tisular inadecuada ( Abou-<br />

Khalil,1994). Alteraciones como acidosis metabólica, lactatemia, aumento en el déficit de base y valores<br />

anormales en la saturación de oxígeno a nivel venoso central, nos indican isquemia tisular y la necesidad<br />

de tomar medidas adicionales para garantizar la perfusión y oxigenación orgánica.<br />

Una de las complicaciones más frecuentes, por las cuales no se consigue la estabilización <strong>del</strong> paciente<br />

suele ser el desarrollo o no control de hemorragias, síndrome compartimental o pérdidas de tercer<br />

espacio. Cuando esto ocurra, será necesario una intervención quirúrgica.<br />

Otras causas que contribuyen o dificultan un buen grado de perfusión son: hipoxia (contusión pulmonar,<br />

anemia), hipotermia, disfunción miocárdica (contusiones, arritmias, tamponamiento cardíaco) y<br />

traumatismo craneoencefálico.<br />

En ocasiones puede ser necesario utilizar un soporte vasopresor (dopamina 5-10 mcg/kg/min IV,<br />

vasopresina 0.5 mcg/kg/min en infusión continua, oxiglobina 3-5 ml/kg IV) o ionotrópico (dobutamina<br />

2.5-5 mcg/kg/min en infusión continua), pero solo si estamos seguros que el volumen intravascular es<br />

adecuado (PVC entre 5-10 cm H 2 0).<br />

Una vez, que la perfusión se encuentre garantizada la fluidoterapia de elección deberá ser de volumen<br />

restringido (mantenimiento) para garantizar la adecuada perfusión orgánica sin favorecer o exacerbar<br />

posibles sangrados. Para ello podremos administrar una combinación de cristaloides a volumen de<br />

mantenimiento ((30 * Peso vivo) + 70) y coloides a volumen de mantenimiento (10-20 ml/kg/día).<br />

Asimismo el soporte nutricional deberá iniciarse lo antes posible. Según el estado <strong>del</strong> paciente optaremos<br />

por la vía enteral o bien la parenteral.


DECÁLOGO DEL PACIENTE POLITRAUMATIZADO<br />

Diez cosas que no podemos olvidar para garantizar el éxito de nuestros pacientes politraumatizados<br />

1. Valorar las proteínas totales: un valor inferior a 6 g/dl junto a taquicardia persistente pueden ser<br />

indicadores de hemorragia activa, especialmente en perros.<br />

2. Aprender a realizar y utilizar el FAST y FAST torácico<br />

3. Valorar y aprender a interpretar el lactato como herramienta adicional en la valoración <strong>del</strong><br />

estado de perfusión y para guiar la terapia médica<br />

4. Realizar radiografías de tórax: La información que obtendremos nos será muy útil y nos<br />

permitirá evaluar contusiones pulmonares, hernias diafragmáticas, fracturas costales,<br />

neumotórax, etc. Por el contrario las radiografías abdominales no se consideran de elección ya<br />

que no pueden aportar mayor información que una ecografía abdominal, a no ser que<br />

consideremos estudios radiográficos con contraste positivo.<br />

5. Recordar valorar la función motora y la percepción <strong>del</strong> dolor profundo en las extremidades<br />

6. No tener miedo a trasfundir y/o trasfundir de manera anticipada<br />

7. Si el paciente presenta oliguria, ¿el volumen intravascular administrado es suficiente?<br />

8. Accidentes por atropello en los cuales el vehículo aplastó al paciente a baja velocidad, aumentan<br />

el riesgo de ruptura vesical y hernia diafragmática.<br />

−<br />

−<br />

Ruptura vesical: deberemos remitir al paciente a cirugía cuando esté estable (no hiperpotasémico<br />

ni en shock). Mientras el uroabdomen puede ser manejado mediante la colocación de un drenaje<br />

abdominal<br />

Hernia diafragmática: debe ser reparada lo antes posible<br />

9. Limpiar y revitalizar las zonas que presenten heridas<br />

10. Fracturas pélvicas complicadas y en extremo distal de extremidades mejoran rápidamente<br />

con reposo en jaula


BIBLIOGRAFÍA<br />

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4. Textbook of respiratory disorders in dogs and cats. Leslie G. King, Saunders 2003.<br />

5. Pneumothorax. Karl Maritato, José A. Colón and D.H. Kergosien. Vetlearn, Compendium:<br />

continuing veterinary education, May 2009.<br />

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7. Proceedings IVECCS (International Veterinary Emergency and Critical Care Society):<br />

- Ten tips for the successful outcome of the trauma patient. Elizabeth Rozanski<br />

- Pulmonary complications of trauma. Tim Hackett<br />

8. Lactated Ringer’s solution resuscitation causes neutrophil activation after hemorragic shock.<br />

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10. Echocardiographic Assessment of Hemodynamic Changes Produced by Two Methods of Inducing<br />

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