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MÉRIDA SEMANA SANTA 2015<br />
93<br />
solemos caer es el de creer que tenemos la<br />
exclusividad de Jesús y de todo lo que, en torno a<br />
su imagen, o sobre su imagen, pueda decirse (¡Y<br />
más si es la de nuestra cofradía!). Vivimos la teoría<br />
de los Cristos contrarios, es decir, mi Cristo es<br />
mejor que el tuyo, olvidando lo evidente, la<br />
esencia. Ya no los advierte el Evangelio de Lucas<br />
sobre el encuentro de Jesús con Zaqueo 8 Jesús no<br />
es patrimonio de nadie.<br />
También nos animaba el Papa, en la última<br />
JMJ, a dar un “giro copernicano” a nuestras vidas<br />
para que pusiéramos a Cristo en el centro 9 . Somos<br />
cofradecéntricos, nosotros en el centro de todo, en<br />
el punto más importante. Lo demás es secundario,<br />
nos viene dado y, si viene así, por algo será. Y nos<br />
equivocamos, tenemos que pasar de ese cofradecentrismo,<br />
de mirarnos a nuestro propio ombligo,<br />
a practicar el cristocentrismo.<br />
Así, decimos “yo saco pasos en tres cofradías...”<br />
olvidamos a quien llevamos, y lo mejor, qué<br />
representa la imagen que llevamos. Debemos<br />
colocar a Cristo en el centro del paso, y de<br />
nuestra vida. Debemos ser sus pies, debemos<br />
hablar por Él. Esa es nuestra misión como<br />
cristianos y como cofrades, pero siempre con<br />
Cristo en el centro. Una cuestión que, como dijo<br />
Francisco a los jóvenes, “Aparentemente no cambia<br />
nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, todo<br />
cambia 10 ”.<br />
Cristo en el centro, como el que perfuma<br />
nuestras calles de incienso cada Jueves Santo.<br />
Ese que viene expirando su lenta agonía y que<br />
deja su aliento a los pies del Padre Panero en la<br />
Avenida Juan Carlos I. El Cristo de la Vera Cruz,<br />
tan emeritense que hasta es de La Antigua. Me<br />
vuelvo al jardín de la adolescencia, el de mis<br />
primeros pasos cofrades, para reencontrarme con<br />
aquel grupo de jóvenes que fundaron la<br />
Hermandad de la Vera Cruz. Venían rompiendo,<br />
como los jóvenes de ahora, innovando, como los<br />
jóvenes de ahora, con la cruz como centro nos<br />
espetaban “Toma tu cruz y sígueme” ¿Cómo los<br />
jóvenes de ahora? Ahí es donde está la siembra<br />
para volver a recoger una buena cosecha.<br />
Por eso brillan mis ojos llenos de melancolía al<br />
8<br />
Lc 19, 1-10 .<br />
9<br />
Homilía de S.S. Francisco en la Playa de Copacabana<br />
en la JMJ de Brasil.28 de julio de 2013.<br />
10<br />
Homilía de S.S. Francisco en la Playa de Copacabana<br />
en la JMJ de Brasil.28 de julio de 2013.<br />
volver la vista atrás, a esa adolescencia en la que<br />
nacían los sueños cofrades y yo me embelesaba<br />
mirando a esa niña de los ojos verdes que, ante el<br />
madero vacío y vestida de hebrea, rompía con la<br />
suntuosidad de los pasos de palio en una escena<br />
que nos mostraba a María en estado puro.<br />
Mientras el Cristo de la Vera Cruz se nos<br />
muere por las esquinas, expirando el perdón en su<br />
patíbulo de muerte en el aire del cielo emeritense<br />
unos ojos verdes tiñen de color la oscuridad de la<br />
noche.<br />
Y ella siempre allí.<br />
Sin separarse de la cruz ni un momento,<br />
inasequible al desaliento, imperturbable.<br />
María, siempre en pié.<br />
Te podremos poner mil caras,<br />
te podremos poner mil nombres,<br />
te podrán tallar miles de imagineros,<br />
te podrán vestir cientos de vestidores.<br />
María de Nazaret,<br />
madre de los cristianos y de tu cofradía,<br />
primer sagrario y cobijo,<br />
del hijo de Dios soberano<br />
Quiero perderme en tus ojos,<br />
faros de luz divina, de consuelo y calma,<br />
quiero ser apóstol que acompañe,<br />
los andares costaleros de tu alma<br />
Taller de bordados andante,<br />
de manos angelicales,<br />
que cada tarde se convierten,<br />
en costureras celestiales<br />
Resucitas las esencias que perviven en mi alma.<br />
Dejas en las esquinas del tiempo,<br />
páginas inolvidables que se transforman cada Jueves<br />
Santo,<br />
Al ver la luz de tus ojos, Nazaret, bendita madre.<br />
UN TRONO EN FORMA DE CRUZ<br />
Cada primavera se repite la historia. La de una<br />
victoria en un madero. Cristo reinó desde la cruz,<br />
desde un árbol denigrante para todos. Una cruz<br />
que sólo se destinaba a esclavos, maleantes y<br />
criminales más bajos. Y asumió su destino. Fue<br />
perseguido por presentar el rostro generoso de