Revista2015.pdf
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SEMANA SANTA 2015<br />
Miramos para otro lado cuando nos encontramos<br />
cara a cara con Él en el rostro del desfavorecido,<br />
del que no llega a fin de mes, del que sufre<br />
el desahucio de su vivienda y se ve con toda su<br />
prole en la calle. No queremos ver a Cristo en el<br />
que busca desesperadamente empleo, en el enfermo,<br />
en el que nos tiende una mano solicitando<br />
nuestro auxilio.<br />
¡Lo que nos cuesta tender la mano!<br />
Volvemos la cara a esos Cristos que, como el<br />
pueblo Hebreo, llegan a nuestras costas<br />
buscando la Tierra Prometida y nos removemos<br />
cuando Su Santidad el Papa nos llama la<br />
atención ante la muerte de tantos y tantos<br />
inmigrantes en Lampedusa, que bien pudiera<br />
ser cualquiera de nuestras costas, cualquiera de<br />
los metros de la valla de Ceuta, con una sola<br />
palabra: VERGÜENZA, VERGÜENZA Y<br />
VERGÜENZA 4 .<br />
DIOS TOMA LA INICIATIVA<br />
Cada Semana Santa es el mismo Dios el que<br />
toma la iniciativa. Es Cristo el que nos tiende la<br />
mano, en San Juan y en Nueva Ciudad. Es Cristo<br />
el que se siente atado de manos en Santa María<br />
ante tanta injusticia. Es Cristo el que mira hacia<br />
el cielo en la Antigua y resignado proclama:<br />
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que se<br />
hacen”.<br />
Mientras tanto, preferimos guardar silencio,<br />
un prolongado silencio. Pero en ese silencio, en<br />
la escandalera que a veces provoca el silencio,<br />
entendemos y captamos las necesidades de<br />
nuestros hermanos, silencio humilde, sereno,<br />
silencio de Lunes Santo ante Cristo Cautivo e<br />
Injuriado.<br />
Silencio ante este Cristo, rescatado, con cuyo<br />
cabello juguetea la brisa de la primavera. Avanza,<br />
pausado, en medio de un mar de capas<br />
aterciopeladas, mostrándose al mundo tal como<br />
es, el mejor de los nacidos. Miramos su tez<br />
morena, en silencio, porque es en el silencio donde<br />
se oye mejor la voz de Dios. Porque cuando el<br />
Cristo de Medinaceli se asoma a la Puerta de<br />
Santa María todos callan.<br />
4<br />
Declaraciones del Papa Francisco realizadas el 3 de<br />
octubre de 2013ante la muerte de 359 inmigrantes<br />
tras el naufragio de la costa de Lampedusa.<br />
MÉRIDA<br />
Son los contrastes de una Cofradía que es, de<br />
por sí, puro contraste. De la algarabía del<br />
Domingo a la solemnidad del Lunes. Del silencio<br />
de Jesús de Medinaceli, a la fuerza arrolladora del<br />
Cristo de las Injurias, que busca al Padre en el<br />
cielo emeritense, a punto de cargar con el peso de<br />
nuestras faltas y nuestros propios desprecios.<br />
Y entre los contrastes, la luz.<br />
Esa Luz del Lunes Santo.<br />
Dios te salve Reina y madre,<br />
piropo blanco en un palio blanco.<br />
Manto blanco de luna,<br />
palio de espuma blanca,<br />
que en la noche navega<br />
entre mares de bendita infancia.<br />
Quiero asirme a tu mano,<br />
quiero estar contigo, a tu vera,<br />
quiero seguir tu camino,<br />
quiero soñar primaveras.<br />
Quiero buscarte en la esquina<br />
de la Plaza que gobiernas,<br />
y quiero soltarte piropos,<br />
oraciones y promesas<br />
Quiero volver a sentir celos<br />
de ese palio que al sonar<br />
va robando corazones<br />
y nos devuelve poemas.<br />
Dios te salve, Reina del Lunes Santo,<br />
palio con cuentas de nácar.<br />
Que no hay mejor altar de Plata,<br />
‘Pa’ mi Virgen del Rosario.<br />
LÁGRIMAS DE ESPERANZA<br />
Vamos a encontrarnos frente a frente con la<br />
Humildad. Subir por la calle Santa Ramona<br />
supone comprobar todo un ejercicio de esfuerzo<br />
y superación. Es ver cómo un barrio se ha hecho<br />
Cofradía. Como aparcan los problemas de la vida<br />
diaria, cómo el mismo Cristo y su Santísima<br />
Madre les llevan ese aliento de esperanza.<br />
No hay pérdida, todas las calles nos llevan al<br />
mismo sitio: a la calle Jerte. Desde allí es el mismo<br />
Cristo el que nos ofrece la Cruz de su pasión.<br />
Desde su humildad nos recuerda aquellas<br />
palabras recogidas por Juan “Pues si yo, el Señor