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90<br />

SEMANA SANTA 2015<br />

Miramos para otro lado cuando nos encontramos<br />

cara a cara con Él en el rostro del desfavorecido,<br />

del que no llega a fin de mes, del que sufre<br />

el desahucio de su vivienda y se ve con toda su<br />

prole en la calle. No queremos ver a Cristo en el<br />

que busca desesperadamente empleo, en el enfermo,<br />

en el que nos tiende una mano solicitando<br />

nuestro auxilio.<br />

¡Lo que nos cuesta tender la mano!<br />

Volvemos la cara a esos Cristos que, como el<br />

pueblo Hebreo, llegan a nuestras costas<br />

buscando la Tierra Prometida y nos removemos<br />

cuando Su Santidad el Papa nos llama la<br />

atención ante la muerte de tantos y tantos<br />

inmigrantes en Lampedusa, que bien pudiera<br />

ser cualquiera de nuestras costas, cualquiera de<br />

los metros de la valla de Ceuta, con una sola<br />

palabra: VERGÜENZA, VERGÜENZA Y<br />

VERGÜENZA 4 .<br />

DIOS TOMA LA INICIATIVA<br />

Cada Semana Santa es el mismo Dios el que<br />

toma la iniciativa. Es Cristo el que nos tiende la<br />

mano, en San Juan y en Nueva Ciudad. Es Cristo<br />

el que se siente atado de manos en Santa María<br />

ante tanta injusticia. Es Cristo el que mira hacia<br />

el cielo en la Antigua y resignado proclama:<br />

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que se<br />

hacen”.<br />

Mientras tanto, preferimos guardar silencio,<br />

un prolongado silencio. Pero en ese silencio, en<br />

la escandalera que a veces provoca el silencio,<br />

entendemos y captamos las necesidades de<br />

nuestros hermanos, silencio humilde, sereno,<br />

silencio de Lunes Santo ante Cristo Cautivo e<br />

Injuriado.<br />

Silencio ante este Cristo, rescatado, con cuyo<br />

cabello juguetea la brisa de la primavera. Avanza,<br />

pausado, en medio de un mar de capas<br />

aterciopeladas, mostrándose al mundo tal como<br />

es, el mejor de los nacidos. Miramos su tez<br />

morena, en silencio, porque es en el silencio donde<br />

se oye mejor la voz de Dios. Porque cuando el<br />

Cristo de Medinaceli se asoma a la Puerta de<br />

Santa María todos callan.<br />

4<br />

Declaraciones del Papa Francisco realizadas el 3 de<br />

octubre de 2013ante la muerte de 359 inmigrantes<br />

tras el naufragio de la costa de Lampedusa.<br />

MÉRIDA<br />

Son los contrastes de una Cofradía que es, de<br />

por sí, puro contraste. De la algarabía del<br />

Domingo a la solemnidad del Lunes. Del silencio<br />

de Jesús de Medinaceli, a la fuerza arrolladora del<br />

Cristo de las Injurias, que busca al Padre en el<br />

cielo emeritense, a punto de cargar con el peso de<br />

nuestras faltas y nuestros propios desprecios.<br />

Y entre los contrastes, la luz.<br />

Esa Luz del Lunes Santo.<br />

Dios te salve Reina y madre,<br />

piropo blanco en un palio blanco.<br />

Manto blanco de luna,<br />

palio de espuma blanca,<br />

que en la noche navega<br />

entre mares de bendita infancia.<br />

Quiero asirme a tu mano,<br />

quiero estar contigo, a tu vera,<br />

quiero seguir tu camino,<br />

quiero soñar primaveras.<br />

Quiero buscarte en la esquina<br />

de la Plaza que gobiernas,<br />

y quiero soltarte piropos,<br />

oraciones y promesas<br />

Quiero volver a sentir celos<br />

de ese palio que al sonar<br />

va robando corazones<br />

y nos devuelve poemas.<br />

Dios te salve, Reina del Lunes Santo,<br />

palio con cuentas de nácar.<br />

Que no hay mejor altar de Plata,<br />

‘Pa’ mi Virgen del Rosario.<br />

LÁGRIMAS DE ESPERANZA<br />

Vamos a encontrarnos frente a frente con la<br />

Humildad. Subir por la calle Santa Ramona<br />

supone comprobar todo un ejercicio de esfuerzo<br />

y superación. Es ver cómo un barrio se ha hecho<br />

Cofradía. Como aparcan los problemas de la vida<br />

diaria, cómo el mismo Cristo y su Santísima<br />

Madre les llevan ese aliento de esperanza.<br />

No hay pérdida, todas las calles nos llevan al<br />

mismo sitio: a la calle Jerte. Desde allí es el mismo<br />

Cristo el que nos ofrece la Cruz de su pasión.<br />

Desde su humildad nos recuerda aquellas<br />

palabras recogidas por Juan “Pues si yo, el Señor

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