Revista2015.pdf
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
MÉRIDA SEMANA SANTA 2015<br />
87<br />
Triduo Pascual. Semana Santa en la Iglesia, en la<br />
calle, en el interior de cada uno. Tres dimensiones<br />
de nuestra celebración cristiana; paralelas,<br />
inseparables en la concepción, en la imagen de un<br />
buen cofrade.<br />
Es Cristo el que viene a buscarnos; es Cristo el<br />
que nos muestra las consecuencias de los<br />
desprecios que le hacemos a diario, de nuestros<br />
pecados. Es Cristo el que nos enseña en su Pasión<br />
palabras tan trascendentales como la Redención,<br />
la Traición, el Amor, el Arrepentimiento, la<br />
Justicia, la Desigualdad, la Soledad, que tienen<br />
que ver mucho más con lo humano que con lo<br />
divino. Palabras y actitudes que parece que nos<br />
duelen en los labios... y en el corazón. Es Cristo<br />
el que, en Semana Santa, nos recuerda que en el<br />
silencio de la soledad, se puede llegar hasta la<br />
serenidad del Padre, aunque te encuentres solo y<br />
abandonado.<br />
LA CONVERSIÓN DE LA CIUDAD<br />
Mérida se transforma cada Cuaresma. Es<br />
curioso. Hasta hace unos años, no tantos, el<br />
símbolo de espera para los cofrades era el<br />
Miércoles de Ceniza. Ahora la espera se alarga<br />
más. Así, el día de Año Nuevo, un amigo me decía<br />
por whatsapp: “faltan 103 días para el Domingo de<br />
Ramos”. ¡Madre mía!<br />
Cuando era un niño, la proximidad de la<br />
Semana Santa la marcaba la instalación de aquel<br />
cobertizo con palos de madera de Serafín Molina<br />
cubierto con unas lonas amarillas que se usaban<br />
también para la feria, (como la caseta blanca de<br />
ahora) y en la que se leía (mejor en unas que en<br />
otras) “Toldos Juan Giralt Miró”.<br />
También la llegada de los pasos al atrio, los de<br />
los Castillos estaban en un pequeño almacén<br />
ubicado detrás de su capilla, justo en el rincón de<br />
la entrada a la izquierda de la parroquia y donde,<br />
como un “Tetris”, se encajaban los tres pasos, los<br />
enseres y las cruces de penitentes.<br />
¡Aquellos carros de los pasos! Con los que<br />
aprendíamos a conducir y que dejábamos “aparcaos”<br />
en cualquier rincón del atrio. ¡Anda que no<br />
se dieron maña Miranda, Calvo y compañía en<br />
impedir que los volviéramos a coger! Quitaron volantes,<br />
manivelas, hasta que…los encadenaron.<br />
Otro símbolo inequívoco era el coche blanco<br />
de Joaquín Rapestre aparcado en la Puerta de la<br />
Concatedral el Viernes de Dolores Y, por último,<br />
como no, el cartel en la panadería de Delgado<br />
Valencia…”se necesitan costaleros para el Santo<br />
Entierro”, sin duda, los días grandes se acercaban.<br />
Pero ahora todo es distinto. Contamos los días<br />
que quedan desde el mismo Domingo de<br />
Resurrección. Es un contar constante, que se<br />
acelera con las convivencias de las Hermandades<br />
y el corazón nos palpita cuando visualizamos el<br />
palio de María Santísima de Nazaret desde la<br />
Avenida Reina Sofía, ahí ya sí que sí, ahí ya<br />
quedan 21 días para que comience la Semana<br />
Santa.<br />
Mérida se hace Cuaresma en sus cofradías<br />
en sus triduos, quinarios y septenarios.<br />
Mientras lloran las cornetas melodías<br />
de un ensayo costalero por sus barrios.<br />
Mérida, tantas veces conquistada, se deja seducir<br />
por las cofradías que conforman sus puntos cardinales<br />
Al norte, las Lágrimas y La Paz,<br />
al Sur la Cena,<br />
al Este la Vera Cruz<br />
y al oeste las Tres Caídas.<br />
Y se deja acariciar por la brisa bella del Calvario,<br />
el suspiro leve de los castillos,<br />
sueña con capas verdes y negras ferroviarias<br />
mientras en su corazón laten a borbotones los infantiles.<br />
Mérida, ¡tantas veces conquistada!<br />
Mérida, ¡tantas veces deseada!<br />
Mérida se desparrama en esencias<br />
Cuando Dios pisa sus calles<br />
Haciendo notar su presencia,<br />
se convierte en precioso escenario<br />
por el que pasan a diario<br />
capirotes y promesas.<br />
En Cuaresma, olvidando muchas veces que<br />
es tiempo de conversión y preparación, se<br />
intensifican las idas y venidas a la Casa<br />
Hermandad y visitamos más que de costumbre<br />
la parroquia. Cometemos el error de entender la<br />
Cuaresma como un tiempo frenético, de prisas.<br />
Cuando se nos pide calma, reflexión y paz<br />
interior. Nos embriagamos con el olor a incienso<br />
que se desparrama desde cada templo donde se<br />
rinden culto de Reglas a los titulares y<br />
agudizamos el oído con el ronco redoblar de los