Fernando González, Vestidor de María Santísima de Nazaret, fallecido el pasado mes de noviembre.
MÉRIDA SEMANA SANTA 2015 75 Franciscana Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de Nazaret Un año duro JUAN FRANCISCO SALGUERO MARTÍNEZ. HERMANO MAYOR Corría el año mil novecientos y cinco, cuando con un grupo de personas me vi envuelto en el proyecto de poner en marcha una Cofradía, la Hermandad de la Vera Cruz. Éramos un puñado de muchachos con mucha ilusión y entusiasmo, pero algunos se fueron cansando y se fueron quedando por el camino. Otros ya fueron llamados a la casa del Padre y disfrutan de su presencia, María Teresa, Adolfo, Filo, Luis, Nati, Manolo, Maxi, Pepe, Pili y algunos más, que no me vienen ahora a la memoria y que me quedo en el tintero. Del aquel puñado de intrépidos hombres y mujeres, seguimos un buen número de ellos al pie del cañón, con la misma ilusión y entusiasmo que el primer día gracias al empuje de la savia nueva, de nuevas generaciones de hombres y mujeres comprometidos en la Fe, que se acercan a nosotros. Y todo ello a pesar de las muchas dificultades cotidianas y de que si en esta etapa se han recorrido treinta años, aún quedan muchos por recorrer y dotar de contenido. Y todo ello a pesar de las pruebas duras a que nos somete la vida. Nuestra Hermandad, hace unos meses ha sufrido una dura prueba, el inesperado fallecimiento de nuestro amigo y hermano Fernando González Guillén. Fernando, hombre bueno y noble, amigo de sus amigos, cofrade de pro, “capillita” de alma, vida y corazón, amante de la Semana Santa como pocos, artista del bordado, la filigrana, de la aguja y el hilo de oro. Fernando, fundador de esta Franciscana Hermandad, Hermano Mayor que fue de la misma, Prioste y vestidor de María Stma. de Nazaret, “su niña de los ojos verdes”. Fernando, hombre de Fe, de arraigadas creencias, esas que aportan la religiosidad popular de las cofradías y hermandades, por las que se desvivía. ¡Que difícil nos va resultar seguir adelante si ti! El hueco que dejas entre nosotros será imposible de cubrir. Damos gracias a Dios nuestro Señor por haber permitido disfrutar de ti durante todos estos años y le pedimos que, juntos desde el Cielo, nos echéis una mano a los que continuamos en este “valle de lágrimas”. Hasta siempre Fernando.