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MÉRIDA SEMANA SANTA 2015<br />

53<br />

Pecado, Penitencia y Gracia<br />

MANOLI GALLEGO ÁLVAREZ. FRANCISCANA HDAD. DE LA VERA CRUZ<br />

Así dice el Señor: “El que peca, ese morirá; el<br />

hijo no cargará con la culpa del padre, el padre<br />

con cargará con la culpa del hijo; sobre el justo<br />

recaerá su justicia, sobre el malvado recaerá su maldad”.<br />

(Ezq 18,25)<br />

El pecado es personal y Dios quiere que el<br />

pecador se convierta y viva.<br />

San Juan Pablo II: “El pecado, es siempre un acto<br />

de la persona, porque es un acto libre de la persona individual”.<br />

(Exhortación Apostólica ‘Reconciliatio et<br />

Paenitentia’, 2-XII-1984)<br />

Por eso es una gracia del<br />

Señor no dejar de arrepentirse de<br />

nuestros pecados pasados, ni enmascarar<br />

los presentes, aunque<br />

sólo sean imperfecciones, faltas de<br />

amor… Aunque el Señor nos<br />

dice en la Confesión: “Anda, vete y<br />

no peques más”. (Jn. 8, 11), aún así<br />

los pecados dejan una huella en el<br />

alma, además de faltas inadvertidas,<br />

por falta de delicadeza, de<br />

conciencia, son como malas raíces<br />

que es necesario arrancar mediante<br />

la Penitencia. Ahora<br />

tenemos esa ocasión en este<br />

tiempo de Cuaresma, para hacer<br />

pequeñas penitencias, ya que, estamos<br />

en un tiempo para reparar<br />

y de Gracia.<br />

Por otra parte, aunque el<br />

pecado es una ofensa personal a<br />

Dios, no deja de tener sus<br />

efectos en el prójimo. Siempre<br />

estamos influyendo en quienes<br />

nos rodean, sea para bien o mal.<br />

“De este modo, hay una Comunión<br />

del pecado por el que un alma que<br />

se abaja por el pecado, abaja consigo a<br />

la Iglesia y en cierto modo, al mundo<br />

entero. Todo pecado repercute, con<br />

mayor o menor daño, en todo el<br />

conjunto eclesial y en toda la familia<br />

humana”. (San Juan Pablo II).<br />

La penitencia que nos pide el Señor, como<br />

cristianos en medio del mundo, ha de ser<br />

discreta, alegre, que pase inadvertida, pero<br />

basada en hechos concretos.<br />

Aunque no importa, dice San José María Escrivá<br />

de Balaguer en Camino núm. 548: “Si han<br />

sido testigos de tus debilidades y miserias, ¿qué importa que<br />

lo sean de tu penitencia?”. Si nos han visto con mal<br />

genio, perezosos, soberbios, envidiosos …, no<br />

debe importarnos que sepan y vean que estamos<br />

reparando esas faltas.<br />

(*)<br />

Francisco Fernández-Carvajal. Hablar con Dios.

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