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50<br />

SEMANA SANTA 2015<br />

Entre el hecho biológico (vida) y tanatológico<br />

(muerte) sólo existe una diferencia de matiz en el<br />

espacio, siendo insensible el paso de una fase vital<br />

a la de la supresión total de la existencia.<br />

No podemos, por lo tanto, establecer una<br />

definición correcta de la muerte. Algunos autores<br />

afirman que: “se muere por el cerebro, se muere<br />

por el corazón, se muere por el pulmón”. Por eso,<br />

desde el punto de vista didáctico, puede definírsela<br />

como la supresión total de todas las funciones<br />

imprescindibles para la vida sin posibilidad de<br />

hacerlas irreversibles.<br />

Conocido el hecho fatal de la cesación de la<br />

vida del hombre, cabe preguntarnos cómo los<br />

artistas, de las distintas épocas, supieron llevar al<br />

lienzo, o a la madera, o a la piedra, o al marfil,<br />

este momento supremo. Lo más frecuente es que<br />

la representación artística de la muerte. El cadáver<br />

está con los brazos semiflexionados, la boca<br />

entreabierta, los párpados semicerrados. La piel<br />

está descolorida y seca -hoy no es apreciable<br />

debido a los abundantes repintes que se le han<br />

realizado. La cara presenta con la muerte un<br />

aspecto característico, debido a la deshidratación<br />

general del cadáver, por la acción de la gravedad.<br />

Los rasgos faciales prominentes se acentúan y los<br />

ojos se hunden, las arrugas frontales aumentan y<br />

el color pardo amarillento-ahora difícil de notar.<br />

MÉRIDA<br />

De la piel imprimen al rostro un aspecto<br />

designado con el nombre de facies hipocrática, ya<br />

que fue hipócrates el que descubrió primeramente<br />

estos signos del éxitus.<br />

Todos los signos reseñados, y algunos otros, nos<br />

permiten saber el conocimiento que el artista<br />

tenía de las funciones vitales para poder plasmar<br />

con tanta exactitud y reflejar de un modo tan real<br />

el tránsito de la vida a la muerte, y sus primeras<br />

consecuencias o manifestaciones. En el Cristo de<br />

los Remedios puede verse, con total veracidad, el<br />

momento fatal de la pérdida de la vida: ese<br />

tránsito de la vida a la muerte.<br />

Si nos atenemos a la observación exclusiva de<br />

la cara del Cristo de los Remedios, en el supuesto<br />

de estar colocado en una superficie horizontal<br />

(por ejemplo: cama), sería muy difícil, a simple<br />

vista, discernir si la persona esta viva (dormida) o<br />

muerta. El artista consiguió reflejar ese momento<br />

tan complicado en el que poder decir si se está<br />

vivo o muerto. De alguna manera logró representar<br />

en el Cristo de los Remedios: la muerte y la vida;<br />

como se pasa de la vida a la muerte y decirnos<br />

que, a la vez, la muerte es vida (eterna)<br />

No podemos dejar de asombrarnos, permanentemente,<br />

cuando apreciamos estas plasmaciones<br />

tan reales de momentos tan trascendentales, o<br />

sea, de la vida a la muerte; de la muerte a la vida.<br />

Luis Manuel Pérez Colomo<br />

GERENTE<br />

Nueva Apertura<br />

en Cáceres<br />

Polígono Las Capellanías<br />

Telf. 927 26 90 34<br />

C/ Vespasiano, 41 Local - MÉRIDA - tiendazvmerida@gmail.com<br />

Teléfonos: 608 341 190 / 924 304 914

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