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MÉRIDA SEMANA SANTA 2015<br />
103<br />
clara seguidor de Cristo, intentando ser el Cirineo<br />
que ayuda a todo el que lo necesita.<br />
El costalero desea todo el año la llegada de su<br />
estación de penitencia. Acercarse por la mañana<br />
a su parroquia, ver y ayudar en lo posible en los<br />
quehaceres de su hermandad. De dirigir su<br />
primera mirada a su imagen, a su cristo, a su<br />
virgen e irse con esas primeras sensaciones a su<br />
casa esperando ansiosos la llegada de meterse bajo<br />
del varal.<br />
LA ESTACIÓN DE PENITENCIA...<br />
Y llega la tarde. Comienza la misa. Suenan los<br />
primeros sones de las bandas y agrupaciones que<br />
pondrán música celestial al recorrido procesional.<br />
Y ahí comienzan los nervios, los primeros<br />
intercambios de opiniones sobre la apariencia del<br />
paso con sus hermanos costaleros y cuando menos<br />
te lo esperas nos llama el capataz para ocupar<br />
nuestro sitio. Un escalofrío atraviesa tu cuerpo,<br />
suenan ordenes por doquier, se escuchan los<br />
primeros suspiros y cuando te das cuenta, tienes<br />
puesto el verduguillo, escuchas la campana,<br />
levantas y suena el primer Padre Nuestro. Un<br />
padre nuestro único y diferente con el peso de la<br />
cruz sobre tus hombros. Una oración que se siente<br />
en el corazón y que será la encargada de darnos<br />
custodia durante todo nuestro camino.<br />
Antes de abandonar el templo, es el momento<br />
de pararnos y acordarnos de todos los compañeros<br />
costaleros que ya no están con nosotros, de los<br />
que han fallecido, de los que no podrán salir por<br />
alguna enfermedad, por todos aquellos que ya se<br />
han jubilado de tan ardua tarea, que por diferentes<br />
causas y con el dolor de su corazón han tenido<br />
que dejar el paso. Pidámosle a Dios por ellos y<br />
compartamos con todos la alegría que en ese momento<br />
nos inunda sabiendo que lo darían todo<br />
por volver a estar con nosotros.<br />
Se abren las puertas. Unas puertas muy especiales<br />
para nuestra hermandad. Unas puertas que<br />
marcaron un antes y un después en nuestro barrio.<br />
Unas puertas que permiten al Cristo de las Tres<br />
Caídas y Ntra. Sra. de la Misericordia salir de su<br />
templo, de su bendita casa. La luz del día entra<br />
por los aberturas del verduguillo y escuchas el<br />
murmullo de la gente. Comienza a desfilar la<br />
cruz de guía, salen los más pequeños. Y tras los<br />
primeros pasos de la cofradía pisamos el dintel de<br />
la puerta. Suena el himno y este es un momento<br />
muy especial para todos los costaleros. Ruedan<br />
las primeras lágrimas, suenan los primeros sollozos<br />
bajo del paso. Los pensamientos se agolpan en<br />
nuestras mentes. Nuestros abuelos, padres, hermanos,<br />
familiares enfermos vienen a nuestras<br />
mentes. Las promesas de algunos de los costaleros<br />
cobran sentido. La FE en Cristo de estas personas<br />
mueven montañas y por que no... curan enfermedades.<br />
Es momento de rezos, de emociones,<br />
de alegría para otros y se hace el silencio en la<br />
calle. Suena el himno y ya estamos fuera. A partir<br />
de ahí se sucederán aplausos, vivas a los costaleros,<br />
suena la música, la hermandad está en la calle...<br />
Nazareno, coge la vela.<br />
Costalero, hunde el hombro,<br />
Que la noche es larga<br />
Y los pasos cortos.<br />
Por una pena, peno.<br />
Por un lamento, duelo.<br />
Por una promesa, sangro.<br />
Por una saeta, lloro y siento.<br />
Nazareno, sigue<br />
Que la cera quema.<br />
Costalero, calma<br />
Que el Señor descansa<br />
Y la Madre espera,<br />
Que le duele el alma,<br />
Que su hijo sufra,<br />
Y llora, sola… Y calla.<br />
Generoso costalero.<br />
Anónimo nazareno.<br />
Alfombras de sandalias juntas,<br />
Capirotes apuntando al cielo.<br />
Camina, aguanta,<br />
Que ya es tarde,<br />
Que la marcha suena<br />
Y tu paso baila, se mece,<br />
Sueña, Avanza…<br />
Ramos de azahar, lirios y alelíes.<br />
Claveles, rosas rosas, verdes mantos.<br />
Cirios, varales, palios…<br />
Magia envolvente, arte supremo.<br />
Nazareno, ¡vuelve! Costalero, ¡para!<br />
Autor: Vitaliano de la Cruz