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MÉRIDA SEMANA SANTA 2015<br />

101<br />

de nosotros con el ritmo suave y acompasado que<br />

saben imprimirle nuestros costaleros de Mérida.<br />

Y así esta ceremonia se renueva año tras año sin<br />

que el paso de los años transforme el sentido<br />

religioso de la Semana Santa. Una Semana Santa<br />

que expresa el fervor y la religión popular. Una<br />

Semana Santa que convierte a Mérida en una<br />

sucesión de imágenes, sentimientos, sensaciones,<br />

olores y colorido; en lugares y momentos únicos e<br />

irrepetibles que quedarán grabados en las mentes<br />

de las personas.<br />

Mérida se convertirá en estos días en una<br />

nueva Jerusalén. Desde el barrio del Calvario<br />

hasta el Barrio de la Antigua, de San Juan a<br />

Nueva Ciudad, de la Argentina al Barrio de la<br />

Paz. Todas las cofradías de los barrios de Mérida<br />

se unirán a las Cofradías del Casco Histórico.<br />

Mérida de cofradías, Mérida de costaleros y<br />

capataces, de saetas y alboreás, de levantás y<br />

chicotás, de alpargatas y capirotes, de lirios y<br />

claveles, de calles y monumentos, de bullicio y<br />

silencio, de tambores y cornetas. Cristo de la O,<br />

Cristo de las Tres Caídas, Ntra. Sra. de la Paz,<br />

Ntra. Sra. del Patrocinio, Cristo de las Injurias,<br />

Jesús de la Humildad, Jesús Nazareno, Stmo.<br />

Cristo del Calvario, Cristo de los Remedios,<br />

María Stma. de Nazaret.... Viva la Semana Santa<br />

de Mérida. Mérida eterna.<br />

LOS COSTALEROS...<br />

Mérida cuenta con un grupo de costaleros que<br />

debe rondar entre las mil y las mil doscientas<br />

personas. La palabra COSTALERO los engloba<br />

a todos ya sean costaleros, cargadores, portadores,<br />

hombres o mujeres pero, al fin y al cabo,<br />

costaleros y costaleras emeritenses. Sin lugar a<br />

dudas, una gran comunidad cristiana con vida<br />

propia que hay que tener en cuenta y cuidar<br />

porque ellos son el alma de los pasos de nuestra<br />

Semana Santa. Sin ellos, nuestros pasos quedarían<br />

vacíos, no cobrarían vida como realmente lo<br />

hacen en las estaciones de penitencia.<br />

Ser Costalero es sacrificio y coraje, es entrega<br />

y compañerismo, es cariño por lo que se hace y<br />

por lo que se lleva encima. El peso que llevamos<br />

durante unas horas ha de ser el compromiso<br />

verdadero con Jesús y con María durante todo el<br />

año, durante toda la vida. En caso contrario, esta<br />

carga solo habrá servido para producirnos dolor<br />

en el cuerpo, un dolor de hombros pasajero,<br />

habrá sido una carga de peso sin sentido.<br />

Disponer de tantos costaleros y costaleras es<br />

una bendición divina que engalana, realza y<br />

exalta nuestras estaciones de penitencia y da un<br />

aire humano al caminar de nuestras imágenes. El<br />

costalero encumbra nuestra Semana Santa con su<br />

ilusión, con su compromiso y responsabilidad. Y<br />

es por ello que desde aquí animo a todas las<br />

Hermandades y Cofradías a “mimar” a su gente.<br />

Corren malos tiempos para todo lo que requiera<br />

compromiso y solidaridad y el mundo del costal<br />

también lo viene sufriendo desde hace años. Es<br />

por ello que las Hermandades y Cofradías de<br />

nuestra ciudad no deben desfallecer en esta ardua<br />

tarea.<br />

Como costalero he tenido la suerte de vivir<br />

experiencias inolvidables. Recuerdo, como si fuera<br />

ayer, cómo mi madre me transmitió el nacimiento<br />

de una nueva Cofradía en el barrio. En enero de<br />

1994 mis padres nos hacen cofrades a los tres<br />

hermanos. Poco tiempo después mi madre nos<br />

comenta que un rumor corre por el barrio y la<br />

cofradía busca costaleros para su próxima<br />

estación de penitencia. En ese momento y sin<br />

saber muy bien por qué salta un resorte en mi<br />

interior y me dice que tengo que ser uno de los<br />

pies que lleve al paso de esa hermandad por las<br />

calles de Mérida.<br />

Y ahí me planté yo, en el primer ensayo (verdad<br />

Guillermo). Sin saber muy bien a qué iba, ni<br />

quiénes eran los capataces, ni qué imagen iba a<br />

portar. Sin conocer nada del mundo del varal. Y<br />

como yo casi todos. Gente del barrio que acudíamos<br />

a la llamada del Cristo de las Tres Caídas.<br />

Gente del barrio que todavía no conocía al titular<br />

de la Hermandad. Pero algo tiraba de nosotros. Y<br />

comenzamos a ensayar, con ilusión, con responsabilidad<br />

y con la enorme ayuda del que hasta<br />

ahora ha sido nuestro Capataz: Guillermo González<br />

Cáceres. Un capataz de enero a diciembre,<br />

un hombre implicado con su hermandad todos los<br />

días del año. Que nos ha enseñado todo lo que<br />

sabe sin quedar nada para él. Un hombre que ha<br />

instaurado una nueva forma de llevar el paso, en<br />

el que deja todo el protagonismo a los costaleros,<br />

quedando su persona completamente al margen.<br />

Anteriormente con Diego Picarzo y ahora con<br />

Paqui López llevan esta filosofía a su forma de trabajar<br />

con nosotros. Y esto los hace grandes, muy<br />

grandes. Seguid así. Desde aquí mi reconocimiento.

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