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Revista de Arquitectura, Urbanismo y Ciencias Sociales
Centro de Estudios de América del Norte, El Colegio de Sonora
Vol. II Número 1, Agosto del 2010
Turismo y desarrollo regional en el corredor costero san Felipe - Luis Gonzaga, Baja
California, México
Tonatiuh Amorós Zavala
Javier Pérez Corona
Resumen
La reflexión y la discusión del desarrollo regional en México a través de la actividad
turística adquiere otras perspectivas a partir de que no solo persiste concentración
económica y centralidad política, sino también, con la inscripción de regiones singulares en
áreas emergentes de acumulación de capital y sus profundas contradicciones sociales y
territoriales, expresadas en inequidad, polarización y fragmentación. En ese contexto, el
enfoque regional estratégico Escalera Náutica abre el debate de los escenarios de incursión
a la globalización económica. La forma y mecanismos de integración de la región del Mar
de Cortés permite, con la incorporación de sus recursos naturales y sociales para el turismo,
confrontar la lógica de intereses contrapuestos en la disyunción de qué modelo seguir, ante
la pugna de megaproyectos turísticos de alta rentabilidad frente a alternativas locales.
Por ello, el propósito del trabajo consiste en analizar el desarrollo regional en el
corredor costero San Felipe-Luis Gonzaga, desde la perspectiva del turismo, con el fin de
*Arquitecto y Candidato a Maestro en Ingeniería Civil en el área de Planeación Territorial del IPN, México,
av. Politécnico Nacional 2126 19 Q-102, 57522786, México, D.F.; arq.amoros@gmail.com Mesa Temática:
uno. Lugares del Turismo.
** Doctor en Ciencias Sociales, Profesor Investigador del Posgrado en Ingeniería Civil, en el área de
Planeación Territorial del IPN; japerezc@ipn.mx; jpcorona88@hotmail.com tel. 53919959. México.

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identificar las contradicciones subyacentes a la política turística, a partir de la idea de que
los problemas de la desigualdad regional se inscriben en la lógica de intereses globales que
subsumen los espacios locales antaño excluidos, pero ahora revalorados con mecanismos de
integración desigual. En esa perspectiva, las asimetrías que dice resolver la planeación
regional con fomento al turismo internacional en el noreste de México, con la Escalera
Náutica, son propuestas contradictorias con la apertura de nuevos espacios por el
aprovechamiento de ventajas de riquezas en recursos naturales y paisajísticos que no se
reflejan en el bienestar de la población.
Palabras Clave: Turismo, Desarrollo Regional, Planeación, Corredor Costero
Introducción
México cuenta con una amplia diversidad de recursos naturales y climas que de
alguna manera ha despertado el interés para la creación de importantes desarrollos turísticos
hasta constituir una política turística enmarcada en la estrategia de polos turísticos. Sin
embargo, no obstante que este sector es uno los que generan mayor cantidad de divisas, no
se ha consolidado una perspectiva que integre las poblaciones locales al desarrollo con un
énfasis de sustentabilidad, y que marque distancia de los criterios utilitaristas de
competitividad.
En esa perspectiva se inscribe el estudio del corredor turístico San Felipe-Luis
Gonzaga BC, concebido a partir de un proyecto gubernamental más amplio denominado
Escalera Náutica, que comprende aprovechar las ventajas comparativas de lugares
atractivos para ofertar servicios turísticos, como alternativa de desarrollo regional por

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medio de la atracción de inversiones y la generación de empleos que coadyuve a elevar el
nivel de vida de los lugareños. En ese contexto el propósito del trabajo consiste en analizar
la orientación de las políticas de desarrollo regional imperantes, con la estrategia de
impulso a la infraestructura en la zona de estudio, a partir de la idea central de que el
turismo se constituye en un medio de obtención de altas tasas de ganancia para el capital
transnacional a partir de la apropiación de los recursos naturales y paisajísticos de los sitios
que pertenecen a la nación y que el estado contribuye a su privatización.
Para tal fin el trabajo se estructura en tres partes. En la primera se dilucida la noción
de turismo y desarrollo regional que permite la orientación y el enfoque del estudio; en la
segunda parte se hace una descripción general de las características del corredor San
Felipe-Luis Gonzaga; y en la tercera se evalúa la política de desarrollo regional a través de
la infraestructura que apuntala el sector turístico en la zona de estudio.
Turismo y Desarrollo Regional: algunas nociones breves
La singularidad de la actividad económica del turismo de fuerte arraigo en la
globalización, le da un giro peculiar a los referentes conceptuales que desdibujan los
usuales límites y fronteras; junto con realidades específicas de la región latinoamericana, y
en especial las condiciones del lugar, que hacen necesario su constante reformulación a
partir de los flujos de inversión y de población viajera en el marco de la competitividad,
como estrategia de los gobiernos de las entidades interesadas en integrarse a los grandes
mercados de América del Norte y de la Cuenca del Pacífico, como corresponde a la
ubicación estratégica de Baja California.

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Se entiende la noción de turismo por la afición a viajar a lugares distintos a los
habituales y la actividad socio económica ligada al ocio y el tiempo libre que consume
singulares servicios para estancias cortas, con base en la organización de los medios para
facilitar esos viajes. Hiernaux (1991) identifica a los emplazamientos turísticos por: una
proporción considerable de población flotante con diferencias socioeconómicas y
culturales; el papel del Estado en el impulso a este tipo de desarrollo; las grandes
superficies de suelo que requiere para cubrir las expectativas de los visitantes; las
actividades desplegadas en estos lugares generan una renta del suelo superior a otros
lugares y una fuerte segregación social; y el impacto en el medio ambiente que generan
estos emplazamientos.
La génesis del turismo se inscribe en el momento que la asfixiante vida urbana de la
ciudad industrial hace necesario paliar algunas de sus patologías, con la creación de un
tiempo liberado para el recreo y la diversión, en contraste con la rutinización de la vida
cotidiana moderna. La necesidad de la búsqueda de un medio ambiente sano con clima
ideal, paisaje privilegiado y de áreas apartadas más allá de las fronteras de la producción;
lugares arquetípicos de homogeneidad social y sin conflictos de clase, bajo la utopía de la
evasión. En esa perspectiva, la dinámica de su propio proceso da lugar a una verdadera
organización empresarial y de servicios del mercado de las vacaciones, de negocios,
médicos, científicos, de la que deriva un sector del capital que ejerce un control económico
e ideológico, y que establece un modo de gastar el tiempo libre para sectores cada vez más
amplios de masas urbanas; estimulando acuerdos con los medios de transporte disponibles
y los alojamientos, al grado de constituir una red en expansión; junto con un emergente

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sector inmobiliario que controla el suelo y su valorización, así como el despliegue del
parque construido turístico. En ese contexto se conforma la industria del tiempo libre, de
acuerdo con Sica (1981).
Los antecedentes de la expansión del turismo de masas se ubican después de la
segunda guerra mundial, junto con el desarrollo de la transportación aérea y con la
evolución de la legislación laboral que incluyó el tiempo libre y los periodos vacacionales
pagados. Además, con la estrecha relación entre turismo y urbanización, la proliferación de
empresas y la infraestructura para apuntalar las actividades y necesidades de los usuarios de
los servicios; y con la transformación de regiones y el crecimiento urbano. El sector
turístico es uno de los más dinámicos en impulsar inversiones de infraestructura,
equipamiento y servicios.
En el turismo internacional se condensa la difusión de un modelo de consumo
definido en el exterior, de acuerdo con Massiah y Tribillon (1993). Las consecuencias son
múltiples en la estructura urbana y en la ideología por sus estilos de vida. Los
emplazamientos residenciales funcionan con normas de mantenimiento y consumo
altamente onerosos. Los hoteles se constituyen en fragmentos de ciudad, por sus elevados
consumos de agua para áreas verdes y albercas, junto con la habilitación de sus redes
excedidas, sumamente costosos para los presupuestos municipales; y para la producción y
el mantenimiento se requiere casi siempre recurrir a la importación. Sus consecuencias no
solo se perciben en el ámbito urbanístico, sino también y de manera más profunda en la
ideología. En este contexto, los que tienen éxito son los que aceptan las cualidades serviles
que desvalorizan el trabajo productivo.

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Por su parte la noción de desarrollo regional está en estrecha relación con el papel
del estado y sus políticas territoriales en un contexto signado por la ortodoxia regionalista
neoliberal (ORN) sustentado en augurar a las regiones el protagonismo en la competitividad
en el escenario de la globalización, que para el ámbito latinoamericano la región se
singulariza por su mayor desigualdad, lo que hace más complicado su desarrollo; mismo
que se redefine en términos de desigualdad relacional. Con ello, el imaginario tradicional
de territorios delimitados que fundamentaba la noción de región del fordismo cambia por
otra de interacción de flujos y dinámicas en diferentes escalas y que se centra en espacios
transfronterizos, con un abandono de lo nacional.
En esa perspectiva de la ORN sobrepuesta al posicionamiento planificador y
estatista de matriz fordista, y junto con el enfoque neoclásico que adjudica a los
mecanismos del mercado la autorregulación y la autosuficiente capacidad de obtener
equilibrio y arrastrar a las regiones y localidades hacia la convergencia, en la perspectiva
neoliberal resalta que la lógica de la reproducción económica no es resultado de acciones
individuales en la maximización de sus intereses, sino en la asociación de distintos actores
con diverso grado de vinculación en formas de organización y reproducción histórica y
espacialmente específicas. Además, este complejo asociativo que potencia la lógica de
redes altamente entrelazadas y no un estado central que dictamina y ordena la construcción
de las trayectorias y dinámicas regionales del desarrollo. En síntesis para esa ORN el
escenario de la globalización ha abierto las puertas para posicionar a las regiones como
motores de la economía global, de acuerdo con Scott (1998). Sin embargo, en el marco de
este debate, ha derivado una alternativa de entender la noción de espacio en el nuevo

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contexto, bajo la perspectiva que sitúa el espacio en lo relacional con la consideración de
redes y flujos de conectividad y desconectividad, en la sugerente propuesta de Massey
(2004). Conectividad que tiene como actores y grupos que operan en la distancia en el
marco de una red crecientemente extendida de flujos y relaciones sociales que acompañan
la globalización para pensar las regiones sin fronteras. Para entenderlas como globales y
locales simultáneamente.
El Corredor Turístico San Felipe-Luis Gonzaga BC en Contexto
En el proceso de desarrollo regional de BC desde los años veinte el turismo ha
participado de una manera importante, debido a diversos factores entre los que destaca su
condición fronteriza. BC es el estado que registra el mayor número de cruces extranjeros
que en promedio ascienden al 35% del total nacional. De acuerdo con la Sectur (2000) la
estancia promedio en el estado es de 55 horas, con un mayor porcentaje de visitantes de
playas; con un gasto promedio de 120 dólares. La base de la economía de BC es la industria
maquiladora, el comercio y el turismo. Sin embargo, el sector turístico no ha logrado
despegar adecuadamente, a pasar de su cercanía a EU, el principal mercado de servicios
turísticos en el mundo.
La urbanización de la región fronteriza de BC y su consolidación ha estado
determinada por los intereses de los EU hasta la actualidad (Alegría, 1992). Entre 1919 y
1933 la prohibición de bebidas alcohólicas en los EU favoreció la proliferación de bares y
locales para el esparcimiento del lado mexicano. En materia turística la participación del

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turista de EU es casi absoluta, lo que determina la estructura de los asentamientos de la
región.
El corredor turístico San Felipe-Luis Gonzaga, BC, se caracteriza por sus atributos
de ubicación en el mar patrimonial del Golfo de California, por su regulación en la
protección de especies marinas únicas y de atractivo al turismo; y que se complementan con
otras ofertas en la región para la captación de turistas: espectáculos y cultura, negocios,
avistamiento de ballenas, ruta del vino, turismo cinegético, pesca deportiva, aventura. Su
población es de alrededor del 8% del total de BC, de 2.8 millones de habitantes (Inegi,
2005), y con un bajo nivel de urbanización a lo largo de casi 200 km, con asentamientos en
ranchos, campos turísticos, zonas de aparcamiento de tráileres, fraccionamientos. Carece de
suficiente infraestructura. Según estudios gubernamentales el puerto cuenta con agua
suficiente, sin embargo las fuentes de captación tienen problemas de intrusión salina o
contaminación con flúor. En el área urbana de San Felipe la cobertura de redes de agua
potable es de menos del 50%. La dotación de agua a campos turísticos en el corredor se
realiza por pipas y pozos. Y la red de drenaje sanitario cubre sólo el 30%, el resto utiliza
fosas sépticas y letrinas; y en la zona hotelera pequeñas plantas de tratamiento. La misma
situación se presenta con el abasto de energía, si bien en la franja turística se cubre entre el
80 y 90% la demanda. Aunque sí cuenta con un eje carretero y dos aeropuertos.
BC padece la mayor falta de agua potable en México, pese a estar rodeado su
territorio de mar, sus habitantes son los que menor disponibilidad de agua tienen del país,
con tan sólo 900 millones de metros cúbicos al año, cuando el promedio nacional es de 4
200. Es la más árida del país, con un tercio de la media nacional. Según la Conagua, sus

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únicas fuentes de abastecimiento están en el subsuelo, en cuatro regiones hidrológicas y 39
cuencas. La escasez de agua se ha agudizado por el aumento de la población,
principalmente en los polos turísticos de La Paz, Los Cabos y Loreto.
La génesis del emplazamiento de San Felipe se deriva de dos momentos; el primero,
en 1876 con los intentos de colonización de esta zona desértica cercana a la desembocadura
al Río Colorado; y con la construcción, a principios de la década de los veinte, del primer
camino de terracería que favoreció la consolidación de un campamento de pescadores
dedicados a la captura de totoaba, especie de gran demanda en EU, lo que permitió el
desarrollo de una incipiente industria pesquera local que subsiste hasta hoy. Y años después
se construyó la carretera desde Mexicali, que facilitó el acceso de visitantes; además que
familiares del expresidente Abelardo Rodríguez eran propietarios de gran parte de esas
tierras, e identificaron el potencial turístico, lo que derivó en la construcción del puerto;
Además, en los sesenta se hace la red de agua potable y electricidad, con lo que se concibió
el desarrollo de un corredor turístico y que en la actualidad cobra mayor fuerza.
Si bien en la actualidad en México los soportes de la balanza de pagos lo
constituyen cuatro sectores claves por sus ingresos, no son sólidos: en primer lugar, la
exportación de crudo con 25 mil 655 millones de dólares; en segundo lugar, las remesas de
trabajadores en el extranjero, 21 mil 181 millones de dólares; en tercer lugar, la inversión
extranjera directa, 11 mil 417 millones de dólares; y en cuarto sitio, el turismo con 11 mil
275 millones de dólares, de acuerdo con la Secretaría de Economía (2009). El turismo en la
última década tuvo un crecimiento económico importante al contribuir en 2009 hasta con el
8.5% del PIB y con una cobertura cercana a 2.5 millones de empleos directos. Situación

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que se debe en parte a la ampliación de la oferta turística a otros campos. Pero, en 2010,
cayó la inversión en este sector en un 65% con respecto al 2009; además que se ha
concentrado en el noroeste: Mazatlán, Sonora y BC. Varios factores han influido en esta
caída, entre ellos destaca la crisis financiera en EU a finales del 2008, y por la contingencia
sanitaria de mayo en México que detuvo el flujo de turistas extranjeros.
No obstante que la Sectur asegura que existe recuperación en la actividad turística,
el flujo de inversiones privadas en dicho periodo es de los más bajos en los últimos dos
años. BC y Quintana Roo concentran 23.3%, con 93 millones de dólares, en Tijuana y
Playas de Rosarito, y en Cancún, para desarrollos inmobiliarios y construcción de hoteles.
De ellos, según Sectur, 84 dólares de cada 100 provienen de inversionistas
nacionales y el resto de extranjeros. Esas inversiones generaron 9 mil 697 empleos
temporales y 6 mil 266 permanentes, cuando el actual gobierno fijó como uno de sus
objetivos alcanzar la cifra de inversión privada de 20 mil millones de dólares para el
periodo de 2006-2012. Cifra muy lejos de alcanzarse.
Perspectivas de la Planeación del Turismo Regional
Las políticas actuales de desarrollo regional integran un principio básico de
competitividad a partir de ofertar las condiciones generales óptimas para la atracción de
inversiones y la garantía de altas tasas de rentabilidad, consistentes en ofrecer costos de
mano de obra más baratos, la disposición y apertura al capital privado en territorio,
infraestructura, equipamiento y servicios que apuntalan las expectativas del crecimiento

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económico; desregulación laboral, económica y ambiental; con la idea de la integración al
mercado mundial.
En el contexto de la competitividad global la inscripción de México con el
Programa Nacional de Infraestructura 2006-2012 lo sitúa actualmente en un lugar
intermedio (60º), de acuerdo con el Reporte de Competitividad Global 2009- 2010 del Foro
Económico Mundial, en el concierto de 134 naciones, con un ligero deslizamiento de dos
lugares, después de haber ocupado en el año 2006, el 58º. Las condiciones imperantes son
de fuerte contracción económica desde el 2009 al grado de crisis mundial con serias
repercusiones para México y que limitan el desarrollo de su infraestructura.
Es en ese contexto que despunta el turismo en el corredor de San Felipe-Luis
Gonzaga, BC, lugar estratégico fuertemente integrado a la economía de Estados Unidos.
Este corredor forma parte del megaproyecto Escalera Náutica que pretende integrar varios
puertos marítimos y aéreos en una red de transportes en la zona de Mar de Cortés que
vincula estados del noreste mexicano y la región oeste de los EU. En BC se establecen tres
Escaleras Náuticas: San Felipe, Luis Gonzaga y Bahía del Ángel.
El interés que ha despertado el desarrollo de un proyecto de esta índole deriva de la
situación de saturación de las marinas de la costa oeste de los EU, en particular de
California, e insuficientes para atender el crecimiento del mercado, demanda que puede ser
atendida por México, de contar con la infraestructura requerida. El proyecto se integra en
tres etapas. En la primera la creación de la infraestructura para la actividad náutica; en la
segunda, impulsar la inversión pública y privada; y en la tercera, la consolidación del

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proyecto. Con este proyecto se espera atraer más de 5 millones de turistas náuticos al año,
lo que significa elevar la afluencia de 100 mil turistas al inicio del proyecto a 860 mil al
final del periodo; con una captación de divisas de 11,250 millones de dólares e inducir
inversiones en hoteles y marinas. De esas inversiones se espera la creación de 53 mil
empleos (Sectur, 2006).
Las primeras intervenciones en turismo por parte del Estado se pueden ubicar hacia
finales de los años cuarenta, con la modernización de centros turísticos: Acapulco, Vallarta
y Cozumel. Pero, en los setenta las políticas turísticas se ampliaron a partir del interés en
otras fuentes de divisas por medio de la creación de polos de desarrollo turísticos con la
estrategia de difundir a las regiones los beneficios del turismo en sectores complementarios,
como industria, artesanía y producción agropecuaria. A partir de 1988 las políticas
turísticas fueron sustituidas por la apertura del sector a la inversión privada, con la venta de
cadenas hoteleras y la concesión de la infraestructura aeroportuaria y carretera; la creación
de megaproyectos turísticos, que en el Programa Nacional de Turismo 1984-88, buscaba su
inserción en los centros existentes para aprovechar la infraestructura disponible. En ese
contexto, Fonatur y los gobiernos federal y estatal, junto con organismos públicos y
privados definen en el año 2000 los megaproyectos Escalera Náutica del Mar de Cortés y la
Riviera Maya, como ejes del desarrollo turístico del país.
Conclusiones
Los enfoques teóricos dentro de la vertiente de la ORN que han influenciado
fuertemente a los países latinoamericanos, presentan el atractivo de recuperar el territorio

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como medio nodal para el desarrollo, superando las posturas centralistas prevalecientes en
la etapa fordista; que sin duda dieron lugar al crecimiento económico y a la innovación ante
situaciones de crisis y de cambios macroeconómicos de fuerte impacto local y de otras
formas de inserción en el entramado global dentro de procesos de reproductivos del
capitalismo. Sin embargo, en esa perspectiva la condición de las regiones periféricas, como
es el caso de América Latina, es cada vez más desventajosa, como se puede constatar con
los resultados de participar en los tratados del tipo TLCAN.
Basar las políticas de desarrollo regional de manera acrítica en la competitividad a
través de la infraestructura con altos montos de inversión en obras, sin ubicar al usuario y
sus necesidades sociales en un país como de México de profundos contrastes, sólo lleva a
una mayor polarización social; además de su subutilización e ineficiencia al carecer de una
visión en red de las distintas infraestructuras, que pierde de vista su alto costo social, que en
un contexto de crisis y la caída de la inversión en este sector mayor al del PIB .
Además si esa infraestructura se concentra en apuntalar rubros como el turismo, por
su alta rentabilidad, donde sus inmuebles se convierten en hoteles; las tiendas del pueblo
en locales de venta de souvenirs y franquicias; sus lugares públicos en meros decorados
para la fotografía del visitante; las playas y paisajes marítimos para recorridos itinerantes
pagados; es evidente que la vida cotidiana cambia y se encarece. No se trata mantener los
lugares inalterables en un conservadurismo irreflexivo y un ambientalismo dogmático; sino,
asumir una postura abierta al cambio, pero con equidad, porque el turismo per se no
determina la exclusión social, sino, carecer de formas alternativas de inclusión social que
contrarresten su apropiación privada y dependencia exclusiva en ese rubro económico.

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En el contexto del estudio de la región donde se inscribe el corredor turístico de San
Felipe-Luis Gonzaga, BC, se plantea la necesidad de reformular la actuación de los
protagonistas del desarrollo con formas alternativas de organización en programas,
competencias y recursos en un nivel de integración, que identifique sus potencialidades y
limitaciones en ámbitos productivos locales, junto con la revisión y evaluación de los
vínculos globales en términos de si han aportado beneficios para la población lugareña; Así
como, consolidar su base productiva regional con la articulación del sector financiero y la
participación del Estado. Porque hasta ahora el balance del modelo turístico es desfavorable
a México, en diversos aspectos: por la diferencia en la calidad e ingresos salariales de los
empleos, la escasa derrama económica debido a que la mayoría de la empresas son
trasnacionales y se llevan las ganancias; y lo que gasta la población de EU es menor al de
mexicanos en EU.
La frontera norte de México es un mundo por explorar, de riqueza humana y de
intercambio cultural, pero también de profundas contradicciones y desigualdades, donde la
potencialidad de la aglomeración despliega grandes posibilidades, así como limitaciones.
Sin embargo, el reto es tener la capacidad de enfrentarlas con una amplia participación
social y alternativas.

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(2006), Escalera Náutica del Mar de Cortés: el megaproyecto turístico del siglo
XXI, documento básico, Presidencia de la República
Sica, Paolo, (1981). Historia del Urbanismo, Madrid, Instituto de Estudios de
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