El Estilo de vida en los fraccionamientos privados de la ... - Topofilia

El vínculo o la desarticulación de esta propuesta, se explica más en palabras de
Lipovestky (1970), quien coincide que el lujo para los seres humanos garantiza su
distinción, primeramente del mundo animal, y después de los demás. Distinción es
entonces la diferencia que marca nuestro discurso. Lipovesky al hablar de “Lujo” indica
su procedencia directamente de una necesidad de consumo, y no de la producción de
objetos caros, como podría creerse. De hecho, si conocemos su origen el cual atribuye a
reflexiones de carácter religioso cuando únicamente aquellos seleccionados podían gozar
de mayores prerrogativas, inclusive antes del intercambio de productos. Esto significa
que estamos añadiendo un componente más de selección y distinción, y otros perfiles
simbólicos de acuerdo a otros autores. Para Sombart , por ejemplo, se manifiesta como
expresión de erotismo, complacencia y estatus, reforzada por la teoría de Vleben para
quien las cosas, al ser deseos de consumo, no tienen valor por sí mismas (citado en
Lipovestky, 2004, p. 41)
Si bien los fraccionamientos de lujo cumplen con todos las características antes
señaladas, pues hasta se implica en su descripción la misma palabra “de lujo”, se tendrá
por lo tanto que definir si esta táctica se refiere también a las clases medias. Millar
(1987) explica la posibilidad, tras determinar que mientras se vive con la obsesión por
mantener apariencias y significados novedosos constantemente, se desarrollan objetos
efímeros pendientes de la moda y la diversión, con ello aparece también la arquitectura
ornamental donde las edificaciones no son vistas a futuro. Las generaciones parecen más
adaptables e individualistas de lo que antes se pudo ser. Dada la prontitud en que se
deben generar cambios, se abre camino a un lujo simulado, proveniente de plagios y
estandarización, al que pueden acceder las clases medias, más numerosas, de distintos
tipos y deseosas de consumir en mayor cantidad y frecuencia. Se exponen para ello los
escenarios espectaculares donde las mercancías no solo lucen radiantes, sino que
prometen también prosperidad, desahogo y, sobre todo, un mejor nivel de vida: como en
“un palacio de cuento de hadas”. (Michael B. Millar, Au bon marche, Paris 1987, citado
en Featherstone, p.50.). Si bien los fraccionamientos clase profesionista no son dignos
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