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20.03.2015 Views

preferencias en materia de comidas y bebidas, la casa, el automóvil, los lugares elegidos para las vacaciones, etc., pueden considerarse indicadores del carácter individual del gusto y el sentido del estilo del propietario o consumidor”. (2000, p.142) Implica una amplia gama de productos, servicios y mercados como fruto del desarrollo tecnológico, los medios de información y la reproducción de imágenes, donde la elección libre predomina sobre toda regla o estructura. (Featherstone, 2000, p.143). Así, todo lo que se pueda probar, vivir o experimentar formará una vivencia y son estas las principales motivaciones del disfrute del estilo de vida; ahora, si bien las vivencias son individuales, será el grupo de referencia con el que se pueda compartir y afirmar las satisfacciones de haber sido participe de dicha experiencia, otorgando entonces mayor placer repetidamente cada que las realimentaciones apoyan la vida merecida; el sentido de la vista, a palabras de (Cortina, 2002, p.15) es por donde ingresa la distracción y con ella, los estilos de vida. Si se retoman estos conceptos en cuestiones de estética, cabría preguntarnos primeramente ¿Cuál es el estilo actual? Sabemos que cada época de la humanidad ha dado origen a determinadas tendencias las cuales, más tarde y para su estudio, se ubican en tipos por características y tiempo que al agruparse toman nombre e incluso lo toma la misma época: Barroco, Neoclásico o Romántico. Entonces, la época contemporánea, de donde surge nuestro concepto en cuestión, ¿cómo se describe? Si bien podríamos encontrar diversos tratados que no únicamente hablan de arte, sino que mencionan incluso la moda como parte de este momento, también encontraremos que la necesidad de experiencias conforma tantos estilos que no responden a alguna directriz en particular, lo cual ha sido descrito por Simmel (1977) como toda una generación a la que llama “edad sin estilo”. Y es que la búsqueda de experiencias constante apenas permite el conocimiento básico de una y requiere enseguida otra más novedosa y de diferente intensidad, en todos los aspectos. Por ello, encontramos autores como 90

(Jameson, 1991, pp. 76-78), quien etiqueta a la sociedad actual como de . En los bienes, la falta de profundidad tiene que ver con la escasa devoción a ellos y, por tanto, a la pronta sustitución a que están sujetos. La búsqueda es externa, lejos de la introspección: el estatus y las fantasías son tanto vivencias como proyectos y competencia, frecuente en las pertenencias adquiridas sin esfuerzo o con él. Una de las maneras de abordar el tema, se deriva a partir de esta preocupación por estatus y fantasía, pues los estudios hechos sobre los fraccionamientos de lujo (Méndez, 2005; Blakely, 2002; Rodríguez, 2003) mencionan estos puntos como fundamentales, y en nuestro caso, particularmente en el vínculo de la conservación o modificación de los fraccionamientos clase media cerrados, serán determinantes dentro de un análisis de elección. Entre las propuestas del nuevo consumo se menciona también el lujo, lo extravagante, la ilusión, y cualquier otra que consiga rectificar el gusto original de quien lo acepte y lo desee obtener. Si esta sociedad consumista se muestra hedónica y por tanto, afirma Campbell (1987), individualista, se originan personas sin interés por la sociedad o por asuntos públicos. Tratando entonces con individualismos y búsqueda de experiencia, en núcleos donde coinciden miles de individuos tendremos que considerar hacia dónde y hasta dónde se puede llegar al ser el consumo un fin y con este el estilo de vida. La singularidad ansiada da la pauta para vivir para sí mismo; mostrar juventud y belleza desde cualquier elemento interior o exterior, cuando el alcance de cualquier lujo, comenta (Lipovestky, 2004, p.62) se encuentra al alcance de cada individuo y sus propias sensaciones. A lo que Cortina comenta, acertadamente que no existe respuesta atinada a un “”. Los núcleos de este estudio no solo tratan de coincidencia en un espacio, sino de convivencia y civismo: guardar el orden tanto en comportamiento como en la infraestructura adquirida, pues los fraccionamientos privados son edificados bajo un concepto general que no da pie a mucha individualidad, aunque desde la idea original, estos son diseñados con características acordes al consumidor “individual” quien será 91

(Jameson, 1991, pp. 76-78), qui<strong>en</strong> etiqueta a <strong>la</strong> sociedad actual como <strong>de</strong> . En <strong>los</strong> bi<strong>en</strong>es, <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> profundidad ti<strong>en</strong>e que ver con <strong>la</strong> escasa<br />

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proyectos y compet<strong>en</strong>cia, frecu<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>la</strong>s pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cias adquiridas sin esfuerzo o con él.<br />

Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s maneras <strong>de</strong> abordar el tema, se <strong>de</strong>riva a partir <strong>de</strong> esta preocupación<br />

por estatus y fantasía, pues <strong>los</strong> estudios hechos sobre <strong>los</strong> fraccionami<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> lujo<br />

(Mén<strong>de</strong>z, 2005; B<strong>la</strong>kely, 2002; Rodríguez, 2003) m<strong>en</strong>cionan estos puntos como<br />

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el lujo, lo extravagante, <strong>la</strong> ilusión, y cualquier otra que consiga rectificar el gusto<br />

original <strong>de</strong> qui<strong>en</strong> lo acepte y lo <strong>de</strong>see obt<strong>en</strong>er. Si esta sociedad consumista se muestra<br />

hedónica y por tanto, afirma Campbell (1987), individualista, se originan personas sin<br />

interés por <strong>la</strong> sociedad o por asuntos públicos. Tratando <strong>en</strong>tonces con individualismos y<br />

búsqueda <strong>de</strong> experi<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> núcleos don<strong>de</strong> coinci<strong>de</strong>n miles <strong>de</strong> individuos t<strong>en</strong>dremos que<br />

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el estilo <strong>de</strong> <strong>vida</strong>. La singu<strong>la</strong>ridad ansiada da <strong>la</strong> pauta para vivir para sí mismo; mostrar<br />

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cualquier lujo, com<strong>en</strong>ta (Lipovestky, 2004, p.62) se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra al alcance <strong>de</strong> cada<br />

individuo y sus propias s<strong>en</strong>saciones. A lo que Cortina com<strong>en</strong>ta, acertadam<strong>en</strong>te que no<br />

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Los núcleos <strong>de</strong> este estudio no solo tratan <strong>de</strong> coinci<strong>de</strong>ncia <strong>en</strong> un espacio, sino <strong>de</strong><br />

conviv<strong>en</strong>cia y civismo: guardar el or<strong>de</strong>n tanto <strong>en</strong> comportami<strong>en</strong>to como <strong>en</strong> <strong>la</strong><br />

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estos son diseñados con características acor<strong>de</strong>s al consumidor “individual” qui<strong>en</strong> será<br />

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