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20.03.2015 Views

niveles culturales o económicos, aunque los vincule indiscutiblemente sin conocerse ni contar con una historia de vida común, por lo menos durante algunos años. Chaney (1996) es quien ha organizado la documentación en su tratado llamado tal cual “lifestyles” y donde describe estos como los “modelos de acción que diferencian a la gente”. Profundizando un poco, se puede acordar que el concepto está compuesto de matices multitemáticos, que envuelven tanto objetos materiales como individuos, necesariamente relacionados mediante conductas cargadas de símbolos, de manera sistémica. Este autor asume que los estilos de vida tienen su origen en el mundo moderno, pues quienes viven en estas sociedades utilizan algunos conceptos de estilos de vida para describir los comportamientos mismos y de las otras personas. En sí, comenta que este concepto es un “conjunto de prácticas y actitudes” que describe lo que la gente hace, pero también el porqué y qué significa para ella hacerlo, lo cual es válido únicamente en determinados contextos. (Chaney, 1996, pp.4, 5 y 18) De la misma manera, Sobel (1981, p.3) distingue los estilos de vida como comportamientos expresivos los cuales tienen su sentir en servicios y productos de consumo, a lo que concluye de igual manera “respuestas funcionales a la modernidad”. Los productos y servicios entonces, se consumen con un fin de alcanzar el estilo deseado. Los productos toman la palabra al ser capaces de comunicar hacia dónde se va y quién se es como persona, sus logros y sus objetivos, por lo que son seleccionados de manera cautelosa por los individuos, evitando así transmitir una personalidad que no se tiene. Con base en varias teorías se puede establecer, empíricamente, que el estilo de vida consigue estudiarse con algunos componentes a considerar y su relación entre unos y otros: actitudes, objetos, proyectos 88

Estos elementos, nos dan pautas para determinar los significados buscados: las actitudes responden a ciertos proyectos tanto individuales como sociales y familiares, cuya realización requiere objetos que cumplan con la doble función de ser útiles además de aceptados por aquellos quienes también forman parte, directa o indirectamente, del proyecto a realizar. Featherstone defiende que el concepto de y sustituye al , (Featherstone, 2000, p.47) que define el camino a seguir y cómo conseguirse, incluso la satisfacción cuando se alcanza, y para este fin solo se cuenta con una vida por lo que habrá de disfrutarse al máximo. Propone que los estilos de vida en la ciudad contemporánea no provienen más de gustos, preferencias y actividades de ocio, sino son consecuencia de vivencias, experiencias y búsquedas en sentido recreativo y estético. Las experiencias visuales, táctiles y sonoras se convierten en tangibles del estilo; representaciones físicas que dicen más de uno e incluso, formarán parte del futuro, el bagaje cultural y social con el que se relacionan y abren las puertas de otros quienes son de “gustos similares”. Las experiencias, de acuerdo a nuestros tres elementos, tienen un componente psicológico, basado en las motivaciones, y un componente material, representado por los objetos y otros bienes tangibles que se pueden explicar mejor desde las formas de consumo. Al tomar en cuenta a Cortina y Featherstone, se puede apreciar un contraste sobre los estilos de vida y su relación con el mercado, es decir, qué es lo que el individuo está buscando al consumir. Cortina (2002) sostiene que el estilo de vida es un resultado de la mercadotecnia del siglo XX, pues crea productos de conceptos con los que los clientes pueden identificarse, dejando de lado antiguas prácticas relacionadas con la profesión o los ingresos. A lo que Featherstone afirma: “…individualidad, expresión personal y una autoconciencia estilística. El cuerpo, la vestimenta, el habla , los entretenimientos de tiempo libre, las 89

niveles culturales o económicos, aunque <strong>los</strong> vincule indiscutiblem<strong>en</strong>te sin conocerse ni<br />

contar con una historia <strong>de</strong> <strong>vida</strong> común, por lo m<strong>en</strong>os durante algunos años. Chaney<br />

(1996) es qui<strong>en</strong> ha organizado <strong>la</strong> docum<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> su tratado l<strong>la</strong>mado tal cual<br />

“lifestyles” y don<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribe estos como <strong>los</strong> “mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> acción que difer<strong>en</strong>cian a <strong>la</strong><br />

g<strong>en</strong>te”.<br />

Profundizando un poco, se pue<strong>de</strong> acordar que el concepto está compuesto <strong>de</strong><br />

matices multitemáticos, que <strong>en</strong>vuelv<strong>en</strong> tanto objetos materiales como individuos,<br />

necesariam<strong>en</strong>te re<strong>la</strong>cionados mediante conductas cargadas <strong>de</strong> símbo<strong>los</strong>, <strong>de</strong> manera<br />

sistémica. Este autor asume que <strong>los</strong> esti<strong>los</strong> <strong>de</strong> <strong>vida</strong> ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su orig<strong>en</strong> <strong>en</strong> el mundo<br />

mo<strong>de</strong>rno, pues qui<strong>en</strong>es viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> estas socieda<strong>de</strong>s utilizan algunos conceptos <strong>de</strong> esti<strong>los</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>vida</strong> para <strong>de</strong>scribir <strong>los</strong> comportami<strong>en</strong>tos mismos y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s otras personas. En sí,<br />

com<strong>en</strong>ta que este concepto es un “conjunto <strong>de</strong> prácticas y actitu<strong>de</strong>s” que <strong>de</strong>scribe lo<br />

que <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te hace, pero también el porqué y qué significa para el<strong>la</strong> hacerlo, lo cual es<br />

válido únicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>de</strong>terminados contextos. (Chaney, 1996, pp.4, 5 y 18)<br />

De <strong>la</strong> misma manera, Sobel (1981, p.3) distingue <strong>los</strong> esti<strong>los</strong> <strong>de</strong> <strong>vida</strong> como<br />

comportami<strong>en</strong>tos expresivos <strong>los</strong> cuales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su s<strong>en</strong>tir <strong>en</strong> servicios y productos <strong>de</strong><br />

consumo, a lo que concluye <strong>de</strong> igual manera “respuestas funcionales a <strong>la</strong> mo<strong>de</strong>rnidad”.<br />

Los productos y servicios <strong>en</strong>tonces, se consum<strong>en</strong> con un fin <strong>de</strong> alcanzar el estilo<br />

<strong>de</strong>seado. Los productos toman <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra al ser capaces <strong>de</strong> comunicar hacia dón<strong>de</strong> se<br />

va y quién se es como persona, sus logros y sus objetivos, por lo que son seleccionados<br />

<strong>de</strong> manera caute<strong>los</strong>a por <strong>los</strong> individuos, evitando así transmitir una personalidad que no<br />

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Con base <strong>en</strong> varias teorías se pue<strong>de</strong> establecer, empíricam<strong>en</strong>te, que el estilo <strong>de</strong><br />

<strong>vida</strong> consigue estudiarse con algunos compon<strong>en</strong>tes a consi<strong>de</strong>rar y su re<strong>la</strong>ción <strong>en</strong>tre unos<br />

y otros: actitu<strong>de</strong>s, objetos, proyectos<br />

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