El Estilo de vida en los fraccionamientos privados de la ... - Topofilia

confianza de no quedar fuera, y habrá de comprarse todo lo necesario para seguir dentro.
Esto es en una breve referencia de Ritzer (2002, p.48) “You simply know what you are
going to get before you depart on your vacation”, tal como cuando se adquiere una
promoción a Disney World o un paquete de Mc Donald´s.
El ciudadano actual, el habitante del coto se compra para sí los entornos, el
ambiente, los vecinos y los modos. Aquello, que antes pensó solo para altas clases
sociales, ahora se adquiere como uno de los muchos nuevos bienes de la sociedad
contemporánea. De este modo el sentido de lo público pierde intensidad, pues cambia
según la manera en que pueda ser adquirido por algunos: es decir, comprado. Lo
público, entonces, lo es tanto menos si el poder adquisitivo y su valor son mayores
(Giglia, 2003, p.1-3). Concientes de esto y añadida a la oferta, un coto es presentado
desde la perspectiva de consumo como un concepto ideal el cual, de obtenerse, puede
convertirse en realidad. Al efectuar la compra de una vivienda, se posee también el estilo
de vida esperado: “La imagen simbólica de la seguridad constituye el centro del
marketing inmobiliario con el que se venden dentro de la idea de la vivienda como
producto de consumo”. (Rodríguez, 2003, p.6). La vivienda entonces forma parte de un
todo más amplio, no solo satisface la necesidad de habitación y protección contra los
fenómenos naturales y desfortunas sociales, sino también el sentido de pertenencia a
cierto grupo y estilo que habrá de ser conservado si se desea formar parte del mismo. Se
delatan aquí nuevos grupos aspiracionales representantes de la sociedad postmoderna:
“la nueva pequeña burguesía” nombrada por Bordieu (1994).
1.1.4 El discurso urbano de los fraccionamientos privados
Las agrupaciones formadas por la urbanización tienen funciones especializadas y con
códigos propios, los cuales separan “lo exterior” a manera de aislamiento de los no
afiliados. (Remy y Voyé, 1976, p.97). La nueva agrupación - identidad-consumo y
vivienda cerrada- forma su “nuevo código identitario” basado en un “consumo
formador de identidades” Méndez y Rodríguez (2005) y consiste, efectivamente, en
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