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20.03.2015 Views

fueron igualmente elegidos por un 23% de la población. Resalta que no es entonces el placer del ocio y el juego privatizado, sino la percepción al referirse a ellos, pues la mayor parte de los habitantes no utilizan las áreas comunes (para lectura o paseo, por ejemplo), pero gusta que no se llene de gente extraña, y a la vez, pensar que todos los que allí se encuentran forman parte de la comunidad selecta. En ciertos casos, la privatización común del fraccionamiento no ha sido suficiente, y se empeñan en imponer algún tipo de distintivo en materiales y plantas. De esta manera, se puede vislumbrar, desde el ingreso, el inicio y fin de esas residencias, ya sea por el tipo de pisos, por ejemplo en las cocheras, o por alguna planta o arbusto colocado en los límites colindantes con la propiedad adjunta. Existen quienes han cambiado los colores en alguno de los muros exteriores. Igualmente, se ha visto que, dado que los patios traseros coinciden y son separados por muros de alturas estándar, se han colocado mallas ciclónicas, frecuentemente entrelazadas con guías para impedir las visuales entre casas. Para ilustrar el ehcho, Remy y Voyé (1976) explican que al buscar, por ejemplo, mayor convivencia entre familias holandesas, se diseñaron jardines traseros sin división en algunas zonas residenciales, con lo que, contrariamente, se perdieron los usos de dichos espacios. Resulta poco probable que los individuos respondan a las sugerencias de comunicación implementadas por un diseño o sector; por el contrario se “provocara un repliegue de la familia y agudizara la percepción de los antagonismos, en lugar de contribuir a acrecentar la comprensión y la búsqueda de comunicación.” (1976, p.129) El individuo postmoderno desea ser dueño y guía del tiempo de comunicación y socialización. Además, si bien es cierto que estos habitantes han adquirido un contexto preidentificado, el cual se adapta a ellos en un 80% promedio, según encuestas, también es verdad que la observación denota constantes cambios tanto en estructura, concepto y decoración dentro de cada vivienda, seguidos por el “afán de cambio y novedad” (Cortina, 2002) Así, un 56% admiten haber cambiado o proyectan reemplazar los 276

jardines de las viviendas por algún terminado material, y un 44% han añadido, aumentado o modificado algún aspecto estructural de la vivienda. Los principales cambios han sido crecimiento de recámaras, techado de jardín para patio de reuniones o servicio, o añadido una recámara donde hubo balcones o terrazas. 5.3.1.1.Identidad y apropiación de acuerdo al tipo de interés social en las residencias. Gran parte de las materializaciones encontradas en las viviendas, si bien responden a los tipos de intereses sociales ya explicados, se comprenden mejor por medio del número de participación en grupos sociales, los cuales forjan ideas distintivas a las que se trata de seguir o dar respuesta dentro de las residencias. El número grupos de participación es determinado por factores de tipo cultural, económico y laboral, lo que ocasiona que las personas con poca o nula participación en cualquiera de estos ámbitos, se vean menos influenciadas por otras maneras y gustos, y por lo tanto, responde en menor grado a un estilo de vida. De acuerdo a los modelos de interés, se consiguió construir tres patrones los cuales son adoptados con o sin una intención de estilo de vida, pero que son la raíz con que se construyen los mundos materiales con lo que se hacen cuantificables los estilos de vida. El primer patrón es de tipo aspiracional, el segundo de tipo patrimonial y el tercero se fundamenta en un interés de proyecto final. Dentro de la estructura de organización tradicional, explicada en el capítulo IV, se encontraron dos vertientes de acción, la aspiracional y por proyecto final; mientras que en la estructura activa, existen igualmente dos vertientes, patrimoniales y por proyecto final. En un inicio, la segunda vertiente de ambos modelos, es decir, por proyecto final, no fue considerada ya que contaba con muchas coincidencias en cuanto a la estructura con los grupos tradicionales. Sin embargo, la toma de decisiones y fines reales no concordaban unos con otros. De igual manera, una pequeña parte del grupo 277

fueron igualm<strong>en</strong>te elegidos por un 23% <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción. Resalta que no es <strong>en</strong>tonces el<br />

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En ciertos casos, <strong>la</strong> privatización común <strong>de</strong>l fraccionami<strong>en</strong>to no ha sido<br />

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sea por el tipo <strong>de</strong> pisos, por ejemplo <strong>en</strong> <strong>la</strong>s cocheras, o por alguna p<strong>la</strong>nta o arbusto<br />

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dado que <strong>los</strong> patios traseros coinci<strong>de</strong>n y son separados por muros <strong>de</strong> alturas estándar, se<br />

han colocado mal<strong>la</strong>s ciclónicas, frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre<strong>la</strong>zadas con guías para impedir <strong>la</strong>s<br />

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por ejemplo, mayor conviv<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre familias ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sas, se diseñaron jardines<br />

traseros sin división <strong>en</strong> algunas zonas resi<strong>de</strong>nciales, con lo que, contrariam<strong>en</strong>te, se<br />

perdieron <strong>los</strong> usos <strong>de</strong> dichos espacios. Resulta poco probable que <strong>los</strong> individuos<br />

respondan a <strong>la</strong>s suger<strong>en</strong>cias <strong>de</strong> comunicación implem<strong>en</strong>tadas por un diseño o sector;<br />

por el contrario se “provocara un repliegue <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia y agudizara <strong>la</strong> percepción <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> antagonismos, <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> contribuir a acrec<strong>en</strong>tar <strong>la</strong> compr<strong>en</strong>sión y <strong>la</strong> búsqueda <strong>de</strong><br />

comunicación.” (1976, p.129) <strong>El</strong> individuo postmo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>sea ser dueño y guía <strong>de</strong>l<br />

tiempo <strong>de</strong> comunicación y socialización.<br />

A<strong>de</strong>más, si bi<strong>en</strong> es cierto que estos habitantes han adquirido un contexto prei<strong>de</strong>ntificado,<br />

el cual se adapta a el<strong>los</strong> <strong>en</strong> un 80% promedio, según <strong>en</strong>cuestas, también es<br />

verdad que <strong>la</strong> observación <strong>de</strong>nota constantes cambios tanto <strong>en</strong> estructura, concepto y<br />

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(Cortina, 2002) Así, un 56% admit<strong>en</strong> haber cambiado o proyectan reemp<strong>la</strong>zar <strong>los</strong><br />

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