El Estilo de vida en los fraccionamientos privados de la ... - Topofilia

McKendrick explica diversas categorías de manipulación social con el fin de
lograr la superación de los individuos quienes adquieren los productos. Entre las
categorías están los agentes de promoción y ventas a quienes adjudica la responsiva de
la adquisición y requerimientos de objetos lujosos donde antes no se requerían, cuyo
gasto fue sustituido de objetos que antes eran delicadezas, y éstas a su vez de objetos que
antes eran solo necesarios (Mckendrick, 1983, p.98).
El estilo en este siglo, se forma sin responder a una tendencia general, es más
bien llamada la “edad sin estilo” (Simmel, 1977, p.3). La producción entonces es
flexible pues permite tantos cambios como sean necesarios y de aquí hecho del
desarrollo de productos de consumo diseñados para satisfacer diversos estilos de vida al
tiempo de aumentar el número de los ya existentes. Para lograr este efecto, Baudrillard
(1987, p.177) explica como los promotores juegan un papel importante como consejeros
quienes dan el significado deseado e incluso explican el objeto, por lo que se merece
invertir en ellos, tomando en cuenta el contenido simbólico de los bienes, donde se
promulga el placer. Por lo tanto, los promotores serán quienes guíen y aconsejen al
individuo, mostrando los beneficios e importancia de un bien o servicio, ya sea de
manera particular o bien, haciendo uso de los medios masivos que logran, tras un
intenso filtro en cuanto a estilos de vida, llegar a aquellos quienes comprenderán los
mensajes y desean aprender de ellos, dejándose tutorar para obtener mayores alcances
en su vida.
Baudrillard considera que la gente, por lo general, no cree en la publicidad, pero
se deja llevar por lo que ésta lo quiera hacer creer. Habla en sí de una especie de
seducción al ocuparse “personalmente” de los individuos, ponerles atención, hacerles
sentir importantes, acogidos. Este autor afirma que mediante la publicidad los objetos
se personalizan al grado de parecer tomar afecto por uno mismo, “quererlo”, y saber que
se quiere. (Baudrillard, 1987, pp.189, 192 y 193). La creación de imágenes dentro de la
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