PRODUCCION AVICOLA.pdf - sisman
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¿Qué es el ensilado?<br />
Figura 5. Almacenaje y conservación de los silos de tomate.<br />
El ensilado consiste en la conservación de forrajes frescos u otros alimentos con elevado<br />
contenido en humedad, en unos depósitos especiales denominados silos, al abrigo<br />
del aire, la luz y la humedad exterior (Cañeque y Sancha, 1998). Los objetivos de un<br />
ensilado óptimo son:<br />
• Conservar el alimento evitando la pérdida de materia seca y nutrientes.<br />
• Mantener la apetecibilidad por parte del ganado.<br />
• Evitar que se produzcan toxinas durante el periodo de conservación.<br />
El fundamento del ensilado es la conservación del forraje a largo plazo mediante la<br />
fermentación por bacterias epifitas, que actúan sobre los nutrientes contenidos en el<br />
vegetal, en particular sobre los carbohidratos solubles de la planta, produciendo rápidamente<br />
ácidos orgánicos, principalmente láctico, y en menor medida acético, como<br />
productos de la fermentación. La concentración de estos ácidos hace que el pH disminuya,<br />
alcanzando un nivel próximo a 4, lo que inhibe la acción de otras bacterias y<br />
permite la correcta conservación del forraje (Harris, 1993).<br />
Elaboración de los silos<br />
En este trabajo se plantearon como principales<br />
objetivos:<br />
valorar la utilización de la pulpa de<br />
tomate mediante ensilados “simples” o<br />
1<br />
mezclada con pajas para incrementar su<br />
estabilidad y facilitar su manejo,<br />
estudiar la evolución y estabilidad de<br />
los silos para evaluar esta estrategia de<br />
2<br />
3<br />
conservación, y<br />
conocer el valor nutritivo de la pulpa<br />
de tomate ensilada.<br />
Las referencias bibliográficas aconsejan,<br />
para un correcto ensilaje, un material<br />
vegetal con un 25% de materia<br />
seca (MS), por lo que se decidió reducir<br />
la cantidad de líquidos del tomate<br />
antes de embolsar las pulpas por dos<br />
métodos distintos: por un lado se utilizó<br />
un decantador centrífugo para<br />
extraer parte de los lixiviados, para lo<br />
que se contó con la colaboración de la<br />
empresa Albaida Recursos Naturales, y<br />
por otro se utilizó paja de cereal para<br />
absorberlos.<br />
Las diferentes pulpas se embolsaron<br />
en sacos de plástico hasta alcanzar aproximadamente<br />
35-40 kg de peso (figura<br />
5), y se almacenaron 40-60 días en condiciones<br />
anaeróbicas. Cada semana,<br />
durante este periodo, se abrieron dos<br />
bolsas y se valoró si la fermentación se<br />
producía en condiciones adecuadas. Para<br />
ello se utilizó como parámetro principal<br />
el pH, y como parámetros complementarios<br />
las características organolépticas<br />
(olor, color y textura).<br />
La pulpa de tomate no<br />
presentó problemas de<br />
conservación al ensilarla,<br />
ya que el pH evolucionó<br />
adecuadamente, sin<br />
importar la humedad inicial.<br />
Las distintas muestras se desecaron y<br />
molieron hasta un tamaño de 1 mm antes<br />
de determinar su contenido en materia<br />
seca (MS), proteína bruta (PB), fibra neutro<br />
detergente (FND), fibra ácido detergente<br />
(FAD) y cenizas. La digestibilidad<br />
in vitro se estimó según el método en dos<br />
etapas de la pepsina-celulasa, descrito por<br />
Aufrére (1982), para lo que se utilizó el<br />
incubador Daisy (ANKOM Technology<br />
Corporation, USA).<br />
Inicialmente, los datos fueron analizados<br />
con un ANOVA de una vía seguido<br />
por una comparación de medias (test de<br />
Tukey). Debido a que la varianza no fue<br />
homogénea en los diferentes grupos<br />
experimentales, se utilizó el test no-paramétrico<br />
de Kruskal-Wallis, que compara<br />
medianas en vez de medias (Sokal y<br />
Rohlf, 1981).<br />
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