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PRODUCCION AVICOLA.pdf - sisman

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69<br />

¿Qué es el ensilado?<br />

Figura 5. Almacenaje y conservación de los silos de tomate.<br />

El ensilado consiste en la conservación de forrajes frescos u otros alimentos con elevado<br />

contenido en humedad, en unos depósitos especiales denominados silos, al abrigo<br />

del aire, la luz y la humedad exterior (Cañeque y Sancha, 1998). Los objetivos de un<br />

ensilado óptimo son:<br />

• Conservar el alimento evitando la pérdida de materia seca y nutrientes.<br />

• Mantener la apetecibilidad por parte del ganado.<br />

• Evitar que se produzcan toxinas durante el periodo de conservación.<br />

El fundamento del ensilado es la conservación del forraje a largo plazo mediante la<br />

fermentación por bacterias epifitas, que actúan sobre los nutrientes contenidos en el<br />

vegetal, en particular sobre los carbohidratos solubles de la planta, produciendo rápidamente<br />

ácidos orgánicos, principalmente láctico, y en menor medida acético, como<br />

productos de la fermentación. La concentración de estos ácidos hace que el pH disminuya,<br />

alcanzando un nivel próximo a 4, lo que inhibe la acción de otras bacterias y<br />

permite la correcta conservación del forraje (Harris, 1993).<br />

Elaboración de los silos<br />

En este trabajo se plantearon como principales<br />

objetivos:<br />

valorar la utilización de la pulpa de<br />

tomate mediante ensilados “simples” o<br />

1<br />

mezclada con pajas para incrementar su<br />

estabilidad y facilitar su manejo,<br />

estudiar la evolución y estabilidad de<br />

los silos para evaluar esta estrategia de<br />

2<br />

3<br />

conservación, y<br />

conocer el valor nutritivo de la pulpa<br />

de tomate ensilada.<br />

Las referencias bibliográficas aconsejan,<br />

para un correcto ensilaje, un material<br />

vegetal con un 25% de materia<br />

seca (MS), por lo que se decidió reducir<br />

la cantidad de líquidos del tomate<br />

antes de embolsar las pulpas por dos<br />

métodos distintos: por un lado se utilizó<br />

un decantador centrífugo para<br />

extraer parte de los lixiviados, para lo<br />

que se contó con la colaboración de la<br />

empresa Albaida Recursos Naturales, y<br />

por otro se utilizó paja de cereal para<br />

absorberlos.<br />

Las diferentes pulpas se embolsaron<br />

en sacos de plástico hasta alcanzar aproximadamente<br />

35-40 kg de peso (figura<br />

5), y se almacenaron 40-60 días en condiciones<br />

anaeróbicas. Cada semana,<br />

durante este periodo, se abrieron dos<br />

bolsas y se valoró si la fermentación se<br />

producía en condiciones adecuadas. Para<br />

ello se utilizó como parámetro principal<br />

el pH, y como parámetros complementarios<br />

las características organolépticas<br />

(olor, color y textura).<br />

La pulpa de tomate no<br />

presentó problemas de<br />

conservación al ensilarla,<br />

ya que el pH evolucionó<br />

adecuadamente, sin<br />

importar la humedad inicial.<br />

Las distintas muestras se desecaron y<br />

molieron hasta un tamaño de 1 mm antes<br />

de determinar su contenido en materia<br />

seca (MS), proteína bruta (PB), fibra neutro<br />

detergente (FND), fibra ácido detergente<br />

(FAD) y cenizas. La digestibilidad<br />

in vitro se estimó según el método en dos<br />

etapas de la pepsina-celulasa, descrito por<br />

Aufrére (1982), para lo que se utilizó el<br />

incubador Daisy (ANKOM Technology<br />

Corporation, USA).<br />

Inicialmente, los datos fueron analizados<br />

con un ANOVA de una vía seguido<br />

por una comparación de medias (test de<br />

Tukey). Debido a que la varianza no fue<br />

homogénea en los diferentes grupos<br />

experimentales, se utilizó el test no-paramétrico<br />

de Kruskal-Wallis, que compara<br />

medianas en vez de medias (Sokal y<br />

Rohlf, 1981).<br />

➔<br />

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