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PRODUCCION AVICOLA.pdf - sisman

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68<br />

Nutrición<br />

El potencial del ensilado de tomate<br />

en la alimentación de pequeños<br />

rumiantes<br />

En un momento en el que es necesario encontrar alternativas a las tradicionales materias primas empleadas en alimentación<br />

animal, este estudio ofrece la posibilidad de utilizar un subproducto vegetal de invernadero, cuya eliminación es un verdadero<br />

problema, como forraje para pequeños rumiantes.<br />

F.G. Barroso 1 *, T.F. Martínez 1 ,<br />

M.D. Megías 2 , A. Martínez-Teruel 2 ,<br />

M.J. Madrid 2 y F. Hernández 2<br />

1<br />

Departamento de Biología Aplicada,<br />

Universidad de Almería,<br />

04120 Almería, España<br />

2<br />

Departamento de Producción Animal,<br />

Universidad de Murcia,<br />

30071 Murcia, España<br />

*e-mail: fbarroso@ual.es<br />

Imágenes cedidas por los autores<br />

En los últimos años hemos asistido a<br />

una progresiva intensificación de las<br />

explotaciones ganaderas de ovino y<br />

caprino, cuya consecuencia más inmediata<br />

ha sido el abandono de miles de<br />

hectáreas de pastizales. Una de las principales<br />

razones por la que se da esta<br />

tendencia, es que la vida pastoral es<br />

demasiado sacrificada para nuestro<br />

actual contexto socioeconómico, y ello<br />

impide la renovación generacional en el<br />

sector.<br />

El abandono del pastoreo obliga a<br />

reorientar las estrategias a la hora de alimentar<br />

a los animales, y esto implica la<br />

absoluta dependencia externa de los<br />

piensos como fuente de nutrientes. Si<br />

los precios de las materias primas para<br />

elaborar piensos siguen su tendencia<br />

actual, resultará cada vez más difícil que<br />

las explotaciones puedan producir lo<br />

necesario para subsistir, y serán muchos<br />

Figuras 1 y 2. Subproductos eliminados directamente en el campo.<br />

Figuras 3 y 4. Ovejas comiendo a diente los residuos vegetales hortícolas.<br />

El cultivo intensivo en el sur de España<br />

La importancia que tiene la agricultura almeriense en la economía de Andalucía<br />

puede constatarse al consultar el “Informe anual del sector agrario en<br />

Andalucía 2006” (Fundación Unicaja, 2007). De este informe se infiere que<br />

Almería es la provincia que más valor aporta a la renta agraria andaluza, el<br />

18%, gracias al sector de frutas y hortalizas.<br />

En tan solo 30 años se ha observado un cambio en la fisonomía de la provincia<br />

(ver figura), que permite tomar conciencia de la magnitud del crecimiento<br />

del cultivo intensivo bajo plástico en esta provincia. Son casi 30.000 hectáreas<br />

de invernaderos que se concentran en nueve municipios del litoral almeriense,<br />

entre los que se encuentran El Ejido, Adra, Roquetas de Mar, Vícar, Níjar, Berja<br />

y La Mojonera.<br />

El problema que plantea este crecimiento productivo es, entre otros, el gran<br />

volumen de restos vegetales que se origina. Si tenemos en cuenta que cada<br />

hectárea puede generar 29,1 toneladas de biomasa residual (Escobar, 1998),<br />

se puede estimar que esta zona produce cerca de 1.000.000 de toneladas de<br />

restos vegetales anualmente.<br />

24 enero 1974 18 julio 2004<br />

Crecimiento del “mar de plástico” en el poniente almeriense.<br />

los que abandonen al no poder rentabilizar<br />

sus producciones.<br />

Por otro lado, en zonas con alta productividad<br />

hortícola se generan anualmente<br />

miles de toneladas de subproductos<br />

vegetales de invernadero, cuya incorrecta<br />

gestión crea graves problemas<br />

ecológicos y de salubridad (figuras 1 y<br />

2), ya que para eliminarlos son necesarios<br />

altos insumos (tiempo, mano de<br />

obra y energía).<br />

Al confrontar la difícil situación que<br />

están atravesando los ganaderos de<br />

pequeños rumiantes en zonas áridas,<br />

con la enorme cantidad de residuos de<br />

cultivos, potencialmente nutritivos, que<br />

se originan, resulta paradójico que no<br />

se utilicen en gran escala para paliar,<br />

siquiera parcialmente, las dificultades<br />

para alimentar a los animales a precios<br />

razonables. Por esta razón surgió la<br />

idea de utilizarlos para elaborar alimentos<br />

alternativos de bajo coste orientados<br />

a los pequeños rumiantes.<br />

Tanto la cantidad como la variedad de<br />

residuos hortícolas generados es enorme.<br />

En trabajos anteriores se ha demostrado<br />

que, en conjunto, los restos de cosecha<br />

presentan un valor nutritivo moderadamente<br />

alto, y llegan, en algunos casos, a<br />

contenidos proteicos superiores al 18%<br />

de proteína bruta en materia seca. Antes<br />

de entrar en vigor en 2001 el Plan a gran<br />

escala de retirada de residuos agrícolas<br />

para fomentar la sostenibilidad, el denominado<br />

“Barrido cero”, impulsado por la<br />

Consejería de Agricultura de Andalucía,<br />

el único aprovechamiento de estos residuos<br />

era el consumo a diente por los animales<br />

directamente en el campo (figuras<br />

3 y 4). Sin embargo, estas plantas exponen<br />

una serie de inconvenientes para su<br />

uso en alimentación animal. Uno de ellos<br />

es la presencia de las guías de plástico<br />

que conducen el crecimiento de las plantas<br />

desde el techo de los invernaderos<br />

(rafias) y trazas de pesticidas, factores<br />

que hacen difícil su empleo directo por<br />

el ganado.<br />

Debido a estas limitaciones, pareció<br />

oportuno centrarse en la posible utilización<br />

de los frutos desechados, y en concreto,<br />

en el tomate, ya que la cantidad<br />

rechazada para entrar en la cadena de<br />

consumo humano es en ocasiones muy<br />

grande, hasta 18.000 kg en un solo día.<br />

Las razones por las que los tomates son<br />

desechados son estrictamente parámetros<br />

de calidad comercial, por lo que<br />

son aptos para consumo humano directo<br />

y, por lo tanto, aptos para el consumo<br />

animal.<br />

El método más conveniente para la<br />

conservación de estos subproductos es<br />

el ensilado, ya que contiene algo menos<br />

del 6% de materia seca.<br />

’115

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