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PRODUCCION AVICOLA.pdf - sisman

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Con la exposición de este caso real pretendíamos<br />

evidenciar que, con las nuevas<br />

herramientas de diagnóstico, no únicamente<br />

se puede determinar el origen del<br />

problema (en este caso el virus de Gumboro),<br />

sino también obtener información<br />

que ayude a los técnicos a tomar las decisiones<br />

adecuadas para solucionarlo (en<br />

este caso nos permite saber el tipo de<br />

virus que estaba causando la enfermedad<br />

y escoger la vacuna adecuada).<br />

En la actualidad, parece claro que el<br />

control eficaz de la enfermedad de Gumboro<br />

debe ir precedido por un diagnóstico<br />

preciso de la enfermedad que incluya<br />

la determinación del subtipo de virus que<br />

afecta a una granja, dado que el tipo de<br />

vacuna a utilizar debería ser diferente<br />

según el subtipo de virus circulante. Creemos,<br />

pues, esencial revisar en profundidad<br />

el abordaje diagnóstico frente a esta<br />

enfermedad.<br />

El diagnóstico presuntivo de un caso<br />

de IBD se realiza habitualmente en función<br />

del cuadro clínico y de las lesiones<br />

macroscópicas características del proceso.<br />

En la forma aguda de IBD, es decir la<br />

causada por vvIBDV, el cuadro clínico se<br />

caracteriza porque los animales se<br />

encuentran decaídos y presentan anorexia,<br />

erizamiento de las plumas y diarrea<br />

acuosa. Es frecuente observar que los<br />

animales se pican la zona pericloacal. A<br />

medida que avanza el curso de la enfermedad,<br />

los animales se encuentran cada<br />

vez más deprimidos, no se mueven y<br />

finalmente mueren.<br />

timo y palidez renal. Es importante remarcar<br />

que todas estas lesiones son secundarias,<br />

inespecíficas, y que no tienen valor<br />

como diagnósticas de IBD si no van asociadas<br />

a una lesión de la bolsa de Fabricio.<br />

Pero el diagnóstico de IBD basado únicamente<br />

en los hallazgos clínicos y en las<br />

lesiones macroscópicas no es siempre<br />

directo y claro. Son muchas las ocasiones<br />

en las que en una granja se observan animales<br />

que clínicamente parecen inmunosuprimidos<br />

y que presentan las bolsas<br />

atróficas, sin haberse visto las lesiones<br />

agudas típicas de la enfermedad de Gumboro.<br />

El poder confirmar o descartar la<br />

circulación de virus de Gumboro en<br />

estos lotes de animales y saber de qué<br />

tipo de virus de Gumboro se trata (cepa<br />

clásica o vvIBDV) es una cuestión compleja<br />

pero que con las técnicas diagnósticas<br />

de que disponemos en la actualidad<br />

es, afortunadamente, posible.<br />

En estos últimos años se han venido<br />

desarrollando técnicas moleculares que<br />

facilitan el diagnóstico de la IBD. Estas<br />

técnicas permiten, por un lado, detectar<br />

cantidades muy pequeñas de virus, incluso<br />

en las fases avanzadas de la enfermedad<br />

(bolsas atróficas) y por otro lado,<br />

una vez detectado, permiten identificar y<br />

clasificar de forma rápida y específica el<br />

virus de Gumboro que se encuentra circulando<br />

en una granja, mediante el estudio<br />

y comparación de parte de su secuencia<br />

génica. Este método presenta la gran<br />

ventaja que también puede detectar, en<br />

una fase inicial, la presencia de nuevas<br />

cepas víricas circulantes en el campo.<br />

Basándose en el uso de estas nuevas técnicas,<br />

el enfoque diagnóstico que proponemos<br />

ante una caso clínico de sospecha<br />

de enfermedad de Gumboro es el que a<br />

continuación detallamos (figura 1). La<br />

muestra óptima para diagnosticar Gumboro<br />

es, como ya hemos mencionado, la<br />

bolsa de Fabricio. Son necesarias aproximadamente<br />

unas cinco bolsas, que se pueden<br />

congelar o mantener en fresco, si el<br />

envío se hace inmediatamente. Una vez<br />

las bolsas llegan al laboratorio, con ellas<br />

realizamos la técnica de la transcriptasa<br />

reversa-reacción en cadena de la polimerasa<br />

(RT-PCR). Esta técnica nos permite la<br />

detección y amplificación específica de ➔<br />

EN LA ACTUALIDAD,PARECE CLARO<br />

QUE EL CONTROL EFICAZ DE LA<br />

ENFERMEDAD DE GUMBORO DEBE IR<br />

PRECEDIDO POR UN DIAGNÓSTICO<br />

PRECISO DE LA ENFERMEDAD QUE<br />

INCLUYA LA DETERMINACIÓN DEL<br />

SUBTIPO DEVIRUS QUE AFECTA<br />

A UNA GRANJA.<br />

En cuanto a las lesiones causadas por<br />

el IBDV, es importante destacar una vez<br />

más que el principal órgano afectado por<br />

este virus es la bolsa de Fabricio. Cualquier<br />

cepa de IBDV se replica en la bolsa<br />

de Fabricio y causa, en mayor o menor<br />

medida, lesiones en este órgano. Las<br />

lesiones observadas en la bolsa durante<br />

la infección se pueden dividir en dos<br />

fases claramente diferenciadas. En una<br />

primera fase, de las 24 horas a los cuatro<br />

días posinfección (p.i.) las lesiones observadas<br />

son de carácter inflamatorio, mientras<br />

que en una fase posterior, de los<br />

cinco a los ocho-diez días p.i. son de<br />

carácter degenerativo-atrófico. Macroscópicamente,<br />

a los tres días p.i. se empieza<br />

a observar un exudado gelatinoso en<br />

la serosa de la bolsa y a los cuatro días<br />

p.i. aparece edematosa y con un evidente<br />

aumento de tamaño, que puede llegar a<br />

alcanzar el doble de su tamaño habitual.<br />

En esta fase es frecuente observar petequias<br />

o equimosis en la mucosa de la<br />

bolsa. A los cinco días p.i. la bolsa<br />

empieza a disminuir de tamaño y hacia el<br />

octavo día p.i. puede llegar a ser hasta<br />

una tercera parte de su tamaño normal.<br />

Durante la fase aguda de la IBD es frecuente<br />

observar hemorragias en los músculos<br />

pectorales y del muslo, así como<br />

también en la unión entre el proventrículo<br />

y la molleja. Además, se puede observar<br />

también un cierto aumento de tamaño del<br />

bazo, una disminución del tamaño del<br />

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