Document - Revista Virtual de Redesma

pues resuelven sólo una de las variables que es la cantidad de lluvia, pero no la baja
de temperatura ni la humedad, ni mucho menos la nubosidad. Creo que más bien
debemos enfocarnos en la infraestructura turística de Chacaltaya en lugar de aplicar
tecnologías que no se aplican a nuestro medio. Sería importante identificar otras
alternativas en lugares aptos tanto para el deporte como para la investigación y el
turismo, como es el caso del Mururata, de tal manera que optimicemos nuestos
recursos.
2. Juan Pablo Asbún, Guía de Montaña, Club Andino Boliviano
Pregunta: Quisiera refutar un poco tu teoría (Edson Ramírez) sobre la ocurrencia de
grandes tormentas en la Cordillera Real. En invierno también ocurren tormentas y
generalmente la cantidad de nieve depositada llega a ser de veinte a treinta
centímetros de espesor, misma que permanece durante dos semanas debido al frío y
el ambiente seco. Por eso se cree que las condiciones son ideales para la cobertura
de nieve artificial. Mi sugerencia es de que se haga proyectos piloto de nieve artificial
para ver cuán factible es en la época de invierno y en las condiciones adecuadas. La
última tormenta de junio ha permitido que la superficie de la cordillera mantenga el
espesor de la nieve entre los veinte y treinta centímetros. Si se puede generar esta
cantidad de nieve artificial, se podría atenuar el impacto del cambio climático sobre
los espacios de esquí.
Uno de los impactos del cambio climático sobre el turismo, ha sido la desaparición de
rutas el deslizamiento de paredes. Ello implica un mayor peligro para los guías de
montaña; muchas veces hemos tenido que cambiar de rutas o retornar con los
turistas sin haber logrado nuestros objetivos.
Aprovechando la presencia del Instituto Boliviano de la Montaña y autoridades de
gobierno y la gente que quiere la montaña, quiero mencionar que otro peligro es la
cantidad de basura y nadie dice nada al respecto. Basta ir al Huayna Potosí por la
ruta normal y ver las pésimas condiciones de higiene.
En una oportunidad experimenté la subida a tres montañas en el mes de octubre y
es impresionante la cantidad de agua que baja del glaciar. Mientras uno intenta
subir, entonces todo ese caudal de agua arrastra también esa basura. Tengo un
refugio en el Illimani y ya hay reportes de que han aparecido epidemias que no
habían antes en los valles bajos.
Otra cosa que habría que analizar es hasta qué punto las represas van a mitigar el
problema del agua. Hay que darse un paseo entre octubre y noviembre, antes de
que empiecen las lluvias, y los niveles de agua de las represas son realmente bajos;
una situación que no se ha visto en mucho tiempo, y eso no solamente afecta al
agua potable sino a la generación hidroeléctrica. Lastimosamente a mucha gente no
le interesa, no hay difusión, como decía alguien, no hay concientización de lo que
está pasando con el cambio climático.
Y por último, quería hacer un aporte sobre las plagas. En el refugio del Illimani he
sufrido la picadura en dos ocasiones de mosquitos, o sea que hay plagas que están
viniendo con los vientos del valle, con los vientos calientes. Entre noviembre y marzo
se ven ocasionalmente tábanos, cosa que no se veía antes y eso no es algo normal.
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